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Cuanto más aumenta la intensidad y amplitud de las crisis, más se impone una
disciplina que permita preverlas y darles el tratamiento oportuno. Ante todas las
formas de globalización del entorno internacional, un Estado consciente de su
responsabilidad -y deseoso de asumir únicamente riesgos calculados- deberá
responder mediante una auténtica estrategia de mundialización-, abriendo y
encauzando sus iniciativas diplomáticas en función de sus intereses, de los
indicadores económicos, de las debidas solidaridades, y en la dirección de un
control negociado de las crisis. En la fase decisiva de los conflictos, la
diplomacia indudablemente puede ofrecer caminos de equilibrio y de seguridad,
con la condición de que intervengan protagonistas conscientes de su
responsabilidad, y naturalmente, que puedan contar con la adecuada
preparación para el ejercicio de tal función.
Uno de los grandes retos de la comunidad internacional es lograr por medios
pacíficos, -que incluyen los de carácter coercitivo-, la efectiva solución de los
conflictos o controversias que puedan poner en peligro la paz y seguridad
internacionales. Como se ha señalado, el abanico de posibilidades de los
métodos de arreglo pacífico abarca medios políticos-diplomáticos y jurídicos,
los que han sido establecidos fundamentándose en la práctica del derecho
internacional público y en la Carta de la ONU, pudiéndose utilizar más de un
método para la solución de un particular problema. Agotados tales métodos de
solución pacífica, se abre la posibilidad de recurrir a los medios coercitivos
Recuérdese, que de acuerdo al Artículo 39 de la Carta de la ONU, el Consejo
de Seguridad es el órgano encargado de adoptar las medidas conducentes a
eliminar las amenazas a la paz, el quebrantamiento de la misma, o calificar un
acto de agresión. Los Artículos 41 y 42 disponen que los acuerdos que puede
adoptar el Consejero de Seguridad comprenden tanto medidas de carácter
militar como acciones que no impliquen el uso de la fuerza, enmarcándose en
este contexto las de tipo coercitivo. De no solucionarse la controversia con
estas acciones, dicho Consejo podrá adoptar otras medidas más radicales que
impliquen incluso el uso de la fuerza. De otro lado, la Carta de la ONU
“reconoce la competencia de las organizaciones regionales en esta materia,
coordinando con ellas, cuanto es necesario, las medidas coercitivas que decida
el referido Consejo, que sólo pueden aplicarse con autorización de éste”
Los métodos que han sido establecidos como de naturaleza coercitiva y “de
decisión colectiva”, son: la Represalia, el Embargo, el Bloqueo Pacífico, el
Boicot, la Ruptura de Relaciones Diplomáticas, y la Retorsión, muchos de ellos
incluidos en la llamada “Guerra Sanción”
La Represalia es una reacción “limitada” de un Estado contra una determinada
conducta de otro que lo perjudica, que es contraria al derecho internacional,
pero que se justifica por la previa violación de ese mismo derecho por el otro
Estado. Para que se configure la Represalia, conforme a la doctrina, deben
darse los siguientes factores: un previo acto ilícito, la negativa del Estado
agresor a la reparación, la proporcionalidad de la respuesta; y finalmente, no se
debe recurrir, en general, al uso de la fuerza, salvo en el caso de legítima
defensa o cuando se está utilizando en servicio del interés común.
Existen también otros métodos, considerados formas de represalia, como son:
El Embargo (toma de buques o aeronaves, propiedades e incluso mercancías
del país en contra del cual se aplica); Bloqueo Pacífico (cortando toda
comunicación con el exterior); y el Boicot: motivado generalmente por factores
de seguridad, económicos, políticos o ideológicos, consiste en la renuncia a
comprar productos de un país o grupo de países. Puede estar patrocinado por
organismos internacionales, el Gobierno de un país o por grupos privados. El
Boicot es fundamentalmente la interrupción de relaciones comerciales y
financieras, que excluye medidas de carácter humanitario y de sanidad
Otros medios considerados igualmente de carácter coercitivo son la Ruptura de
Relaciones Diplomáticas y la Retorsión. La Ruptura de Relaciones
Diplomáticas está consagrada en la Carta de la ONU como una medida de
sanción y coerción, “en contra de Estados que incumplan las resoluciones y
recomendaciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, en determinadas
circunstancias. Esta interrupción indefinida de las relaciones diplomáticas
puede ser bilateral, o colectiva. Esta última tiene lugar cuando varios Estados o
todos los miembros de un organismo internacional toman la decisión de romper
con un determinado Estado.
Finalmente, la Retorsión (contramedida) es el acto por el cual el Estado
ofendido aplica al Estado ofensor las mismas medidas que empleó (o emplea)
contra éste, sin violar el derecho internacional. En tal sentido, la elevación de
tasas arancelarias puede ser contestada con una decisión similar. Igualmente,
sucede con la imposición de restricciones a los visados de entrada, la “llamada
a consulta” del Jefe de Misión Diplomática y la “declaración de persona non
grata” de agentes diplomáticos, entre otros.
ASILO:
Las guerras son un escenario que obliga a que cientos de personas soliciten la
figura del asilo en terceros países. Sin embargo, solo una minoría lo consigue.
Esto se debe a que cada país tiene la potestad de conceder el asilo a aquellas
personas que cumplan con las exigencias previamente fijadas. Sin embargo,
dichas exigencias varían de un Estado a otro; no existe unificación de criterios.