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Medidas Cautelares Personales y Reales
Medidas Cautelares Personales y Reales
MEDIDAS CAUTELARES
1. NOCIÓN.
Las medidas cautelares son instrumentos procesales que se imponen durante el curso de un proceso
penal, con el objeto de restringir el ejercicio de los derechos personales o patrimoniales del imputado
o de terceras personas.
Estas medidas son cautelares porque tienden a evitar los peligros de obstaculización del proceso y
buscan asegurar el efectivo cumplimiento de la posible condena. Si luego de comprobada la
culpabilidad del imputado en juicio éste pudiera sustraerse al cumplimiento de la sanción, la justicia
se vería burlada y la sociedad perdería la confianza en el derecho.
“Los actos coercitivos afectan por regla general al imputado, a quien se puede restringir en el
ejercicio de sus derechos personales (por ejemplo, allanando su domicilio, abriendo su
correspondencia, privándolo de su libertad de tránsito o locomoción, etc.) o patrimoniales (por
ejemplo, embargando sus bienes). Pero también puede afectar a terceros, como por ejemplo al
testigo que se ve obligado a comparecer a declarar, la víctima de lesiones que debe someterse a un
examen corporal o el propietario de la cosa hurtada que se ve privado temporalmente de su uso y
goce mientras permanece secuestrada con fines probatorios.” (José I. Cafferata Nores. Medidas de
Coerción en el nuevo código de procedimiento penal. Edic. Depalma, Bs.As. 1992, p. 4)
Existen dos clases de medidas cautelares; las de carácter personal y las de carácter real.
Las medidas cautelares de carácter personal, tienen como finalidad asegurar la presencia del
imputado en el juicio y evitar que obstaculice la averiguación de la verdad, mismas que serán
desarrolladas de manera más amplia en las próximas líneas (Código de Procedimiento Penal -NCPP-
Arts. 221 par. I y III, 225, 226, 227, 231, 233 inc.2, 240).
Las medidas cautelares de carácter real tienen como finalidad garantizar la reparación del daño y
el pago de costas o multas. (Art. 252 par. I). Las medidas cautelares sobre bienes sujetos a
confiscación o decomiso tienen como finalidad asegurar que dichos bienes queden a efectos de
prueba en el proceso. (Art. 54 inc. 7 y Art. 253).
“La coerción personal es una limitación a la libertad física de la persona; la coerción real importa una
restricción a la libre disposición de una parte del patrimonio. Ambas tienen en común la finalidad de
garantizar la consecución de los fines del proceso y pueden afectar… al imputado o a terceros.”
(José I. Cafferata Nores. Medidas de Coerción en el nuevo código de procedimiento penal. Edic.
Depalma, Bs.As. 1992, p. 4)
Las medidas cautelares reales que solicite el representante del Ministerio Público o querellante, que
fueren impuestas por el juez o tribunal, responden no sólo a la finalidad de garantizar el desarrollo
del proceso y el cumplimiento de la sentencia, sino la reparación del daño provocado y los perjuicios
emergentes, además del pago de costas y multas. Ahora bien, con relación al tercer párrafo del
citado artículo, cabe precisar que, es facultad del representante del Ministerio Público, dado que el
término “podrá”, implica que puede o no, efectuar directamente la hipoteca legal de los bienes del
imputado desde el primero momento de la investigación; es decir, que es facultativo o potestativo del
titular de la acción penal pública. Empero, ello no impide a que el querellante pueda solicitar dicha
medida al juez o tribunal que ejerza el control jurisdiccional de la causa a efectos de asegurar la
reparación del daño ocasionado, emergente de una eventual sentencia condenatoria. Otra medida a
ser adoptada con idéntica finalidad es la solicitud de parte del Fiscal, del embargo de la fianza
siempre que se trate de bienes propios del imputado.
Si bien, el Capítulo relativo a las medidas cautelares reales no las clasifica, no obstante, teniendo
presente que son de carácter patrimonial, se infiere que se trata de gravámenes, secuestros,
intervenciones, retención de depósitos, etc. Al igual que en la aplicación de medidas cautelares de
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carácter personal, para la imposición de una medida cautelar de carácter real, es requisito que
existan suficientes elementos que el imputado es con probabilidad autor o partícipe del hecho que se
le atribuye; además, es necesario que exista pedido fundamentado del fiscal o querellante y la no
renuncia de la acción civil o reserva de hacerla valer en un proceso civil -arts. 27 inc.5, 270, 292 y
380 del CPP-.
Dadas esas características, la adopción de una medida cautelar de carácter real, si bien, restringe un
determinado derecho; empero, es de manera temporal, con una determinada finalidad previamente
ponderada por el órgano jurisdiccional y sujeta a ser modificada o revocada en cualquier tiempo
cuando las causas que dieron origen a su imposición ya no existan.
Con relación a la hipoteca legal, secuestro y retención, el art. 90 del CP, establece, que: “Desde el
momento de la comisión de un delito, los bienes inmuebles de los responsables se tendrán por
hipotecados especialmente para la responsabilidad civil.
Podrá ordenarse también por el juez, el secuestro de los bienes muebles, y la retención en su caso”
y lo dispuesto por el artículo 252 del CPP, que “sin perjuicio de la hipoteca legal establecida por el
art. 90 del Código Penal…”, en una interpretación integral de ambas disposiciones legales, implica,
que la restricción temporal a un derecho patrimonial -como el derecho de propiedad- persigue la
misma finalidad que una medida cautelar de carácter real -asegurar el cumplimiento de la eventual
sentencia condenatoria o reparación del daño civil causado-, con la diferencia en lo atinente a que la
anotación preventiva -hipoteca legal- de los bienes del imputado podrá realizarse directamente por el
representante del Ministerio Público desde el primer momento de la investigación, sujeto a que el
juez de la causa ratifique, modifique o revoque la medida en el plazo de tres días de comunicada la
misma.
En ese orden: “La responsabilidad civil comprende: 1) La restitución de los bienes del ofendido, que
serán entregados aunque sea por un tercer poseedor. 2) La reparación del daño causado. 3) La
indemnización de todo perjuicio causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto
prudencialmente por el juez, en defecto de plena prueba. En toda indemnización se comprenderán
siempre los gastos ocasionados a la víctima, para su curación, restablecimiento y reeducación” (art.
91 del CP).
El artículo 252 ha sido objeto de modificación por la Ley Nº 007, en cuyo mérito el texto presenta la
siguiente regulación: “Sin perjuicio de la hipoteca legal establecida por el Artículo 90 del Código
Penal, las medidas cautelares de carácter real serán dispuestas por el juez del proceso a petición de
parte, para garantizar la reparación del daño y los perjuicios, así como el pago de costas o multas, a
cuyo efecto se podrá solicitar el embargo de la fianza siempre que se trate de bienes propios del
imputado. El trámite se regirá por el Código de Procedimiento Civil, sin exigir contracautela a la
víctima en ningún caso. La anotación preventiva de los bienes propios del imputado puede ser
dispuesta directamente por el fiscal desde el primer momento de la investigación, a través de
resolución fundamentada, la que deberá ser informada al juez que ejerce control jurisdiccional en el
plazo de veinticuatro (24) horas de haber sido efectivizada, debiendo el juez ratificar, modificar o
revocar la medida en el plazo de tres (3) días de comunicada la misma”.
Esta modificación es fundamental ya que de la norma trascrita queda claro la facultad que tiene el
Fiscal de Materia de poder disponer la anotación preventiva a través de una resolución
fundamentada, misma que puede realizarse desde el primer momento del proceso, es decir, desde
cualquier sindicación en sede judicial o administrativa (Art. 5 C.P.P.), teniendo como requisitos: se
trate de bienes propios del imputado, y que la misma sea puesta en conocimiento de la Autoridad
Jurisdiccional.
Es importante conocer las características generales de las medidas cautelares, porque esto ayuda a
entender mejor el sentido de las mismas y saber aplicarlas con mayores criterios de justicia. Además,
también es importante conocer cuáles son las características intrínsecas de las mismas, es decir, la
“camisa de fuerza” que impide que sean aplicadas arbitrariamente.
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Se pueden destacar como principios o características generales de las medidas cautelares los
siguientes:
Excepcionalidad, en vista del derecho a la libertad personal y al principio de presunción de
inocencia (que veremos con más detalle cuando analicemos la detención preventiva), la regla
sería la libertad y la excepción la aplicación de la medida cautelar, y ésta nunca procedería de
manera generalizada.
“La principal exigencia que deriva del principio de excepcionalidad es la de asegurar los fines
del proceso a través de medidas de coerción menos lesivas, distintas a la privación de
libertad.” (Alberto Bovino, Prisión Cautelar, El fallo Suárez Rosero, p. 671)
Proporcionalidad, porque deben estar en adecuada relación con el hecho que se imputa y
con lo que se busca garantizar.
“La violencia que se ejerce como medida de coerción nunca puede ser mayor que la violencia
que se podrá eventualmente ejercer mediante la aplicación de la pena, en caso de probarse
el delito en cuestión…si se trata de delitos que tienen previstas penas menores o penas de
multa leve, resulta claramente inadmisible la aplicación de la prisión preventiva. Si en el caso
concreto se espera una suspensión de la pena, tampoco existiría fundamento para encarcelar
preventivamente al imputado.” (A. Binder. Introducción al Derecho Procesal Penal. Edit. Alfa
Beta, Bs.As. 1993, p. 201).
Empleo de la fuerza pública, para imposición de una medida cautelar, que implica que se
puede hacer uso de ésta para detener a un ciudadano (detención preventiva) o puede
amenazarse con aplicar la fuerza para hacer cumplir el mandamiento respectivo (ejemplo,
citación bajo apercibimiento de ser conducido por la fuerza pública en caso de negativa a
hacerlo).
Instrumentalidad, ya que la medida cautelar no tiene una finalidad en sí misma.
“La característica principal de la coerción procesal es la de no tener un fin en sí misma. Es
siempre un medio para asegurar el logro de otros fines: los del proceso. Las medidas que la
integran no tienen naturaleza sancionatoria -no son penas- sino instrumental y cautelar: sólo
se conciben en cuanto sean necesarias para neutralizar los peligros que puedan cernirse
sobre el descubrimiento de la verdad o la actuación de la ley sustantiva.
Así por ejemplo, para evitar que el imputado intente amenazar o sobornar a testigos, alterar
los rastros del delito, etc. - lo que haría peligrar el descubrimiento de la verdad-, se permite
restringir su libertad de locomoción mediante la detención. Y si se temiera que, aún privado
de libertad, pueda intentar todavía entorpecer la investigación por medio de terceras
personas, se podrá disponer su incomunicación. Asimismo, cuando en el caso concreto sea
presumible que el imputado preferirá darse a la fuga antes que someterse a la pena que se le
pudiera imponer, frustrando así la efectiva aplicación de la ley sustantiva, se autoriza también
la imposición de restricciones a su libertad (detención preventiva).” (José I. Cafferata Nores.
Medidas de Coerción en el Nuevo Código de Procedimiento Penal. Edic. Depalma, Bs.As.
1992, p. 4)
Temporalidad.- La medida cautelar solo puede adoptarse estando pendiente el proceso
principal y tiene una duración limitada en el tiempo.
“Toda persona sometida a un proceso tiene derecho a que tal proceso termine dentro de un
lapso razonable. Con más razón aún, toda persona que está privada de libertad durante el
proceso, tiene el derecho a que ese proceso finalice cuanto antes; y si el Estado es moroso
en el desarrollo del proceso, tal encarcelamiento preventivo pierde legitimidad. Si el Estado
utiliza un recurso tan extremo como encarcelar a una persona para asegurar el desarrollo del
proceso, adquiere paralelamente la obligación de extremar todos los medios a su alcance
para concluir el proceso cuanto antes.” (A. Binder. Introducción al Derecho Procesal Penal.
Edit. Alfa Beta, Bs.As. 1993, p. 201).
Revisabilidad, porque su imposición responde a una determinada situación de hecho
existente al momento de adoptar la medida, que varía si las circunstancias que la motivaron
sufrieran modificaciones a lo largo del proceso, lo que obliga a su alteración o revocación.
“Artículo 250.- (Carácter de las decisiones). El auto que imponga una medida cautelar o la
rechace es revocable o modificable, aún de oficio”. (Código de Procedimiento Penal).
“Artículo 251.- (Apelación) La resolución que disponga, modifique o rechace las medidas
cautelares, será apelable, en el efecto no suspensivo, en el término de setenta y dos horas…”
(Código de Procedimiento Penal).
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“El principio de imputación deriva del derecho a la defensa, e implica que la imputación que realice
el Estado contra una persona debe estar correctamente formulada, para que el derecho a la defensa
pueda ser ejercido de manera adecuada. Para ello, de conformidad a la doctrina, la imputación debe
ser precisa, sustentada en un relato ordenado de los hechos, con todas las circunstancias de modo
tiempo y lugar, que le permitan al imputado afirmar o negar elementos concretos.
El Artículo 302 del CPP, en cuanto a la IMPUTACIÓN FORMAL, determina: “Cuando el fiscal
objetivamente identifique la existencia del hecho y la participación del imputado, formalizará la
imputación mediante resolución fundamentada, que deberá contener:
1. Los datos de identificación del imputado y de la víctima, o su individualización más precisa;
2. El buzón de notificaciones de ciudadanía digital del imputado, de la víctima y en su caso del
querellante;
Como ya hemos dicho, las medidas cautelares pueden ser de carácter personal o de carácter real,
es decir que pueden recaer sobre los derechos personales de los ciudadanos o sobre sus derechos
reales.
El Código de Procedimiento Penal reconoce entre las medidas cautelares de carácter personal el
arresto (Art. 225), la aprehensión (Art. 226, 227, 229), la incomunicación (Art. 231), la detención
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preventiva (Art. 232 al 239) así como las medidas sustitutivas a la detención preventiva
enumeradas en el Art. 240 (actualmente en el artículo 231 bis con la denominación de medidas
cautelares personales). Tanto la presentación espontánea como la citación no son medidas
cautelares propiamente dichas, sino más bien medidas preventivas. La presentación espontánea
(Art. 223) como medida preventiva, posibilita que el imputado mantenga su libertad y la citación trae
como consecuencia, si el imputado no se presenta a la misma, que se libre en su contra un
mandamiento de aprehensión (Art. 224).
Entre las medidas cautelares de carácter real tenemos las previstas en el Código de Procedimiento
Civil, que deben imponerse únicamente en los casos expresamente indicados en ese código, y
siempre que se trate de bienes propios del imputado. Entre ellas se consideran el embargo, la
fianza, la anotación preventiva, la hipoteca legal, el secuestro, la intervención, etc. (Art. 222 par.
II, 252 del CPP y Art. 156 del CPC.).
5.1. La presentación espontánea, (Art. 223) no es una medida cautelar propiamente dicha sino más
bien debe considerársele como una medida preventiva.
5.2. La citación, trae como consecuencia, si el imputado no se presenta a la misma, que se libre en
su contra un mandamiento de aprehensión (Art. 224).
5.3. El arresto, es la privación de libertad de un ciudadano, que puede ser ordenado por el Fiscal o
la Policía. El arresto debe aplicarse como última opción, únicamente de ser necesario.
Deben existir algunas circunstancias para que se pueda arrestar a un ciudadano, cuando sea
imposible individualizar a los autores, partícipes y testigos del hecho y cuando se deba proceder con
urgencia para no perjudicar la investigación,
En esos casos, la policía o el fiscal dispondrán: que los presentes no se alejen del lugar, no se
comuniquen entre sí antes de informar no se modifique el estado de las cosas y de los lugares.
Si todo esto no fuera posible porque los presentes incumplen las directrices impartidas, es que recién
se ordena el arresto de los presentes y puede conducírseles a las dependencias de la Fuerza
Especial de Lucha Contra el Crimen para efecto de tomarles sus generales de ley o incluso su
manifestación, en presencia de su abogado defensor.
El plazo del arresto no puede en ningún caso exceder el máximo de ocho horas y la policía deberá
comunicar este hecho a la fiscalía. (Art. 225 CPP). Si la persona no es puesta a disposición fiscal y
permanece en sede policial por más de ocho horas, puede interponer una Acción de Libertad.
Es importante aclarar que la citación no es requisito previo para la aprehensión de un imputado.
Basta que se configuren los requisitos de la aprehensión para que ésta pueda ordenarse, tanto por el
fiscal o en los casos de flagrancia donde policía y particulares pueden hacerlo. Esto significa que los
artículos 224 y 226 no son concurrentes y no dependen uno del otro. (Art. 226, 227 y 229 CPP).
Hasta antes del cumplimiento de las ocho horas, la policía está facultada también a otorgarle su
libertad al arrestado pero ni ella ni la fiscalía pueden otorgarle su libertad a las personas legalmente
aprehendidas, pues ésta es potestad únicamente de los jueces.
Para que el fiscal pueda ordenar la aprehensión de un ciudadano deben concurrir las siguientes
circunstancias: que existan suficientes indicios que es autor o partícipe de un delito de acción pública
sancionado con pena privativa de libertad cuyo mínimo legal sea igual o superior a dos años y que
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pueda ocultarse, fugarse o ausentarse del lugar del hecho u obstaculizar la averiguación de la
verdad.
La persona aprehendida por el fiscal, será puesta a disposición del juez, en el plazo máximo de
veinticuatro horas computados a partir de su privación de libertad, para que resuelva, dentro de las
siguientes veinticuatro horas, sobre la legalidad de la aprehensión, la aplicación de alguna medida
cautelar o decrete su libertad por falta de indicios. En todo caso, el imputado puede apelar la decisión
que dispone su detención preventiva.
Se fundará en los motivos señalados en el Art. 235 y esté de acuerdo con los criterios señalados en
los Arts. 7, 221 y 222 del CPP;
Tendrán que estar cumplidos los requisitos para la aprehensión, el arresto o la detención preventiva;
La incomunicación será comunicada inmediatamente al juez de la instrucción para que ratifique o
deje sin efecto la incomunicación;
En ningún caso la incomunicación excederá el plazo de 24 horas;
La incomunicación no impide que el imputado sea asistido por su abogado defensor antes de la
realización de cualquier acto que requiera su intervención personal.
Se permitirá al incomunicado el uso de libros y material de escribir. Podrá también realizar actos
civiles impostergables siempre que no perjudiquen la investigación.
El CPP no dice en ninguno de sus artículos que se necesite solicitar audiencia para la imposición de
una medida cautelar, sin embargo en la práctica se está haciendo. En realidad, la doctrina dice que
es importante escuchar al imputado en audiencia.
5.6 La Detención Preventiva, por determinación del artículo 233 CPP, la detención preventiva
únicamente será impuesta cuando las demás medidas cautelares personales sean insuficientes para
asegurar la presencia del imputado y el no entorpecimiento de la averiguación del hecho.
Será aplicable siempre previa imputación formal y a pedido del fiscal o víctima, aunque no se hubiera
constituido en querellante, quienes deberán fundamentar y acreditar en audiencia pública los
siguientes extremos:
1. La existencia de elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es, con
probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible;
2. La existencia de elementos de convicción suficientes de que el imputado no se someterá al
proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad;
3. El plazo de duración de la detención preventiva solicitada y los actos investigativos que
realizará en dicho término, para asegurar la averiguación de la verdad, el desarrollo del
proceso y la aplicación de la Ley. En caso que la medida sea solicitada por la víctima o el
querellante, únicamente deberá especificar de manera fundamentada el plazo de duración de
la medida.
En etapa de juicio y recursos, para que proceda la detención preventiva se deberá acreditar los
riesgos procesales previstos en el numeral 2 del presente Artículo.
El plazo de duración de la detención preventiva podrá ser ampliado a petición fundada del fiscal y
únicamente cuando responda a la complejidad del caso. La ampliación también podrá ser solicitada
por el querellante cuando existan actos pendientes de investigación solicitados oportunamente al
fiscal y no respondidos por éste.”
Tal como lo dice el art. 233, uno de los requisitos para imponer la detención preventiva implica ser
“con probabilidad autor o partícipe” del hecho punible. Es importante conocer el sentido estricto de la
palabra “probabilidad”, para poder saber si la persona puede ser considerada sospechosa o no.
Probabilidad significa, que existan suficientes indicios que lleven al fiscal a la convicción de vincular
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Con relación al peligro de fuga o de obstaculización del proceso, es importante tomar en cuenta las
siguientes circunstancias:
Por peligro de fuga se entiende a toda circunstancia que permita sostener fundadamente que el
imputado no se someterá al proceso buscando evadir la acción de la justicia.
Para decidir acerca de su concurrencia, se realizará una evaluación integral de las circunstancias
existentes, teniendo en cuenta las siguientes:
1. Que el imputado no tenga domicilio o residencia habitual, ni familia, negocios o trabajos
asentados en el país;
2. Las facilidades para abandonar el país o permanecer oculto;
3. La evidencia de que el imputado está realizando actos preparatorios de fuga;
4. El comportamiento del imputado durante el proceso o en otro anterior, en la medida que
indique su voluntad de no someterse al mismo;
5. Habérsele aplicado alguna salida alternativa por delito doloso;
6. La existencia de actividad delictiva reiterada o anterior, debidamente acreditada;
7. Peligro efectivo para la sociedad o para la víctima o el denunciante; y,
8. Cualquier otra circunstancia debidamente acreditada, que permita sostener fundadamente
que el imputado se encuentra en riesgo de fuga.
El peligro de fuga no se podrá fundar en meras presunciones abstractas sobre la concurrencia de los
numerales 1 al 8 del presente Artículo, sino que deberá surgir de la información precisa, confiable y
circunstanciada que el fiscal o querellante aporten en la audiencia y den razonabilidad suficiente del
por qué la circunstancia alegada permite concluir que el imputado eludirá la acción de la justicia.
Las circunstancias señaladas en el numeral 1 del presente Artículo, se valorarán siempre atendiendo
a la situación socio-económica de la persona imputada y en ningún caso la inexistencia de derecho
propietario, contrato de arrendamiento o anticresis en favor del imputado, será por sí misma
entendida como falta de domicilio o residencia habitual; tampoco la inexistencia de un contrato formal
de trabajo será entendida por sí misma como la falta de negocios o trabajo.”
El peligro de obstaculización no se podrá fundar en meras presunciones abstractas, sino que deberá
surgir de la información precisa y circunstanciada que el fiscal o querellante aporten en la audiencia y
den razonabilidad suficiente de que el imputado obstaculizará la averiguación de la verdad.”
Solamente si existen el peligro de fuga o el de obstaculización del proceso, además de considerar al
imputado con probabilidad autor o partícipe del hecho delictivo, el fiscal podrá requerir al juez que
ordene la detención preventiva.
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Sobre el particular es importante repetir, que todos los requerimientos de medida cautelar tienen que
estar fundamentados, es decir, explicar no solamente el porqué de la necesidad de la medida
cautelar sino también cada uno de los requisitos.
Muchos fiscales se limitan a indicar que la persona no tiene domicilio conocido, sin fundamentar si
además, es con probabilidad autor o partícipe del hecho punible y por qué lo es.
En caso que las solicitudes de detención preventiva no estén suficientemente fundamentadas por el
fiscal -quien como parte acusadora tiene esta obligación- , el juez instructor debe rechazarlas.
En los procesos penales regidos por el sistema acusatorio, la imposición de una medida cautelar
debe necesariamente proceder a pedido de parte (fiscal o querellante-víctima), es decir, no puede
ser ordenada de oficio, pues de lo contrario el juez estaría atentando contra los principios acusatorios
ne procedat judex ex oficio y nemo iudex sine actore.
Será el juez quien ordene la detención preventiva, que será notificada personalmente (Art. 163 inc. 3
CPP).
El mandamiento de detención preventiva emitido por el juez debe ser hecho por escrito y
fundamentado. Esto quiere decir que contendrá los motivos de hecho y de derecho en que basa tal
decisión. La fundamentación no podrá ser reemplazada por la simple mención del requerimiento
fiscal.
Un mandamiento de detención preventiva que no explica las razones por las cuales se priva de
libertad a una persona, atenta contra su derecho de libre locomoción y es por tanto ilegal.
“La presunción de inocencia se torna cada vez más vacía y finalmente se convierte en una burla,
cuando la detención previa al juicio es excesivamente prolongada, dado que a pesar de la
presunción, se está privando de libertad a una persona todavía inocente, castigo severo que
legítimamente se impone a los que han sido condenados”. (Comisión Interamericana de DD.HH.
Caso 11.245)
“Otra consecuencia grave de una detención preventiva prolongada es que puede afectar el derecho a
la defensa, porque en algunos casos aumenta la dificultad del acusado para organizar su defensa. A
medida que transcurre el tiempo, aumentan los límites de riesgos aceptables que se calculan en la
capacidad del acusado, para presentar pruebas y contra argumentos. Disminuye la posibilidad de
convocar a testigos y se debilitan dichos contra argumentos.” (Comisión Interamericana de DD.HH.
Caso 11.245)
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II. En los casos previstos en el Parágrafo precedente, y siempre que concurran los peligros de fuga u
obstaculización, únicamente se podrá aplicar las medidas previstas en los numerales 1 al 9 del
Artículo 231 bis del presente Código.
III. Los numerales 4, 6, 7, 8 y 9 del Parágrafo I del presente Artículo, no se aplicarán como causal de
improcedencia de la detención preventiva cuando se trate de alguno de los siguientes delitos:
1. De lesa humanidad, terrorismo, genocidio, traición a la patria y crímenes de guerra.
2. Contra la vida, integridad corporal o libertad sexual de niñas, niños, adolescentes, mujeres y
adultos mayores.
3. De contenido patrimonial que se ejerzan con violencia física sobre las personas.
4. De contenido patrimonial con afectación al Estado, de corrupción o vinculados.
5. De narcotráfico y sustancias controladas.”
IV. En delitos por violencia familiar o doméstica, podrá considerarse la aplicación de la detención
preventiva.
Las medidas cautelares personales cesarán por el cumplimiento de alguna de las siguientes
causales:
1. Cuando nuevos elementos demuestren que no concurren los motivos que la fundaron o tornen
conveniente que sea sustituida por otra medida;
2. Cuando haya vencido el plazo dispuesto respecto al cumplimiento de la detención preventiva,
siempre y cuando el fiscal no haya solicitado la ampliación del plazo de la detención;
3. Cuando la duración de la detención preventiva exceda el mínimo legal de la pena establecida para
el delito más grave que se juzga;
4. Cuando la duración de la detención preventiva exceda de doce (12) meses sin que se haya
dictado acusación o de vienticuatro (24) meses sin que se hubiera dictado sentencia, excepto en
delitos de corrupción, seguridad del Estado, feminicidio, trata y tráfico de personas, asesinato,
violación a niña, niño, adolescente e infanticidio, narcotráfico o sustancias controladas.
5. Cuando la persona privada de libertad acredite que se encuentra con enfermedad grave o en
estado terminal; o,
6. Cuando la persona privada de libertad acredite el cumplimiento de sesenta y cinco (65) años de
edad, salvo en delitos contra la vida, integridad corporal o libertad sexual de niñas, niños,
adolescentes, mujeres y adultos mayores, delitos de corrupción y vinculados, de lesa humanidad,
terrorismo, genocidio, traición a la patria, crímenes de guerra y narcotráfico o sustancias controladas.
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máximo de cuarenta y ocho (48) horas siguientes, declarando la procedencia, siempre que la demora
no sea atribuible a los actos dilatorios del imputado, o la improcedencia del beneficio, sin posibilidad
de suspensión de plazos.
En los casos previstos en los numerales 2 al 6 del presente Artículo, la jueza, el juez o tribunal
aplicará las medidas cautelares que correspondan, previstas en el Artículo 231 bis del presente
Código.
La cesación de la detención preventiva por las causas señaladas en los numerales 3 y 4 del presente
Artículo, dará lugar a la responsabilidad de la jueza, el juez, tribunal o fiscal negligente.
Cuando la cesación sea resuelta en audiencia pública y ante la ausencia de cualquiera de los sujetos
procesales, se seguirá en todo lo pertinente, lo establecido en el Artículo 113 de presente Código.”
Medidas Sustitutivas. Realmente el vocablo correcta debiera haber sido el de medidas alternativas.
I. Cuando existan suficientes elementos de convicción que permitan sostener que el imputado es con
probabilidad autor o partícipe de un hecho punible y además existan en su contra suficientes
elementos de convicción que no se someterá al proceso u obstaculizará la averiguación de la
verdad, la jueza, el juez o tribunal, únicamente a petición del fiscal o del querellante, podrá imponer
al imputado una o más de las medidas cautelares personales siguientes:
1. Fianza juratoria consistente en la promesa del imputado de someterse al procedimiento y no
obstaculizar la investigación;
2. Obligación de presentarse ante el juez o ante la autoridad que él designe;
3. Obligación de someterse al cuidado o vigilancia de una persona o institución determinada, en las
condiciones que fije la jueza, el juez o tribunal;
4. Prohibición de concurrir a determinados lugares;
5. Prohibición de comunicarse con personas determinadas;
6. Fianza personal o económica. La fianza económica podrá ser prestada por el imputado o por otra
persona mediante depósito de dinero, valores, o constitución de prenda o hipoteca;
7. Vigilancia del imputado mediante algún dispositivo electrónico de vigilancia, rastreo o
posicionamiento de su ubicación física, sin costo para éste;
8. Prohibición de salir del país o del ámbito territorial que se determine, sin autorización judicial
previa, a cuyo efecto se ordenará su arraigo a las autoridades competentes;
9. Detención domiciliaria en su propio domicilio o en el de otra persona, sin vigilancia o con la que
determine la jueza, el juez o tribunal. Si el imputado no puede proveer a sus necesidades
económicas o a las de su familia, la jueza, el juez o tribunal podrá autorizar que se ausente durante
la jornada laboral; y,
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II. Siempre que el peligro de fuga o de obstaculización pueda ser evitado razonablemente por la
aplicación de otra medida menos gravosa que la detención preventiva, la jueza, el juez o tribunal
deberá imponer alguna de las previstas en los numerales 1 al 9 del Parágrafo precedente.
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V. La carga de la prueba para acreditar los peligros de fuga u obstaculización corresponde a la parte
acusadora, no debiendo exigirse al imputado acreditar que no se fugará ni obstaculizará la
averiguación de la verdad.”
7. LA ACUSACIÓN.
Actualmente la acusación se ha trasformado en un acto formal que da origen a la etapa de juicio oral,
sin embargo, antes de las últimas modificaciones existía la posibilidad de efectuar un control de la
misma (en audiencia), ya que podían debatirse en audiencia varios aspectos relacionados al
requerimiento conclusivo de acusación, lo cual permitía un ejercicio pleno del derecho a la defensa y
del debido proceso.
En ese entendido para una mejor comprensión de esta situación les dejo la regulación del artículo
325 del CPP, con el texto introducido por la Ley Nº 007, y que de manera textual señalaba:
Artículo 325. (Audiencia Conclusiva). Presentado el requerimiento conclusivo en el caso de los numerales 1)
y 2) del Artículo 323 de este Código, el juez, dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes, convocará a las
partes a una audiencia oral y pública que deberá realizarse en un plazo no menor de seis (6) ni mayor de
veinte (20) días, computables a partir de la notificación con la convocatoria. Notificada la convocatoria, las
partes tendrán un plazo común de cinco (5) días para examinar el requerimiento conclusivo, las actuaciones y
evidencias reunidas en la investigación y para ofrecer los medios de prueba necesarios.
La audiencia será dirigida por el juez de instrucción y durante su realización no se admitirá la presentación ni
lectura de escritos. Instalada la audiencia, el juez de instrucción otorgará la palabra por un tiempo breve y por
su orden al fiscal, al acusador particular y a la defensa, los que debatirán sobre la procedencia o admisibilidad
de las cuestiones planteadas y la pertinencia de la prueba ofrecida. El fiscal en la misma audiencia, podrá
aclarar o corregir la acusación. Si la corrección requiere mayor análisis del Ministerio Público, el juez
dispondrá la devolución de la acusación y suspenderá la audiencia por cinco (5) días para su nuevo
requerimiento. Si no existen más observaciones, se tendrá por saneada.
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