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Implicaciones Educativas de La Reforma y La Contrareforma PDF
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resumen
aBstract
It was during the Renaissance when a new way of understanding the world and
education, helped, no doubt, by the exchange of ideas and conception of man and God.
However, it will be precisely the conception of God that changed the political map,
social, religious and education across Europe and their implications and consequences
are very important for the understanding of the Europe of the Modern Times and the pre-
sent. The Protestant Reformation cause of much changes on the political map of Europe.
216 miguel a. martín sánchez
Education never alien to human events, it also became the battlefield, sometimes being
very similar between the two sides to distance overwhelmingly in others. Throughout
the pages that compose this article, we will make a historical-educational in Renaissance
Europe, and the educational implications that had the breakdown of Luther.
Key words: Education, Europe, Implications, History, Reform.
La Europa del siglo XVI vivió en una continua lucha: política, social, eco-
nómica… y religiosa. Si debemos destacar un acontecimiento religioso relevan-
te en la Europa del Renacimiento, ése, sin duda, es El concilio de Trento, que
significó un movimiento de reforma dentro de la Iglesia católica determinante
para la Europa del XVI. Los teólogos, los prelados, los miembros de las órdenes
religiosas, los obispos y los gobernantes tuvieron un destacado papel y una fuer-
te influencia en el Concilio desde el inicio hasta el final.
España también se dejó sentir, y la presencia española en el Concilio fue
muy numerosa y muchos fueron los que tuvieron actuaciones y papeles impor-
tantes en las sesiones del Concilio1.
En España, la situación religiosa marcó el reinado de Felipe II quién no
se cansó de perseguir herejes y de ajusticiarlos en los llamados autos de fe. El
ambiente vivido en la España de Felipe II fue determinante, no sólo para la po-
blación sino también para la cultura y las universidades, que sufrieron un férreo
control ideológico por parte de la Corona.
En este ambiente político y social, y siempre con un interés político más
que religioso, la Inquisición, contando con el apoyo del rey, quien veía en ella
un instrumento útil a sus propios intereses políticos, se hizo fuerte y ostentó
el control de la religiosidad y de la cultura. Este control de la cultura frenó
el desarrollo humanista y chocó con varias personalidades del mundo cultural,
académico y religioso, quienes sufrieron presiones y, en algunos casos, procesos
contra ellos2.
1 Cf. C. gutiérrez, Españoles en Trento, Valladolid, 1951. En esta obra se presenta una lista
muy completa e interesante sobre los principales personajes españoles que participaron en las sesiones
del concilio.
2 Muchas fueron las personalidades académicas y eclesiásticas que por diversos motivos sufrie-
ron tales procesos. Algunos fueron muy sonados en la época, como el de Bartolomé de Carranza, arzobis-
po de Toledo acusado de herejía a raíz de algunas proposiciones que contenía su famosa obra Comenta-
rios sobre el catecismo cristiano; y también sonado resultó el proceso contra el teólogo agustino fray Luis
de León, catedrático renombrado de la Universidad de Salamanca que fue procesado por la Inquisición
por haber traducido del latín el Cantar de los Cantares y tras cinco años de cautiverio quedó absuelto.
6 Ib., 122.
7 Ib., 127.
elemental para todos, sin distinción de sexo ni condición social. Había que or-
ganizar una escuela pública y popular, siendo los municipios y el Estado los
encargados de sufragar los gastos derivados. Por lo tanto, plantea una educación
popular, democrática, obligatoria y gratuita. Todos deben tener el mismo acceso
a los estudios superiores, pero eso sí, distinguiendo claramente el tipo de estu-
dios útiles para las clases trabajadoras y para los señores nobles y adinerados.
A los magistrados pidió que estudiasen las lenguas clásicas, arte, historia,
música, matemáticas, formación de maestros y maestras, bibliotecas, escuelas
bien instaladas, horario escolar de dos horas para los niños y una hora para las
niñas, además de trabajo manual a domicilio8.
Con la supresión de las órdenes religiosas y la confiscación de todos sus
bienes por los príncipes más poderosos, una gran cantidad de escuelas de re-
ligiosos dejaron de funcionar. Con el principio de libertad de conciencia y del
sacerdocio universal, todos los creyentes debían leer e interpreta la Biblia. Era
necesaria pues una buena formación y enseñanza que permitiera a todo el pue-
blo conocer y comprender la Biblia. La necesidad de mantener la enseñanza y
las nuevas escuelas era primordial para el sostenimiento de la nueva Iglesia.
Al contrario que la mayoría de los hombres cultos de su tiempo, y contrario
también al movimiento humanista del momento, Lutero puso los valores religio-
sos en el centro de su sistema, basándose en un sentido social y de libertad. La
escuela para Lutero debía formar esencialmente en materia religiosa inspirada
en la Reforma.
Atacó la educación monacal y defendió la lengua materna frente al latín.
El pueblo debía leer e interpretar la Biblia, cosa harto difícil para gente que no
dominaba el latín. Lutero dio prioridad al habla del pueblo, puesto que sólo así
podrían leer e interpretar la Biblia. Para ello tradujo la Biblia al alemán, resol-
viendo así el problema de su difusión.
En su obra Instrucciones para los visitadores de escuelas Lutero organizó
los estudios a base de una escuela de tres grados, en la que se recomendaron los
estudios de cálculo e historia, bajo la formación religiosa, que era lo más impor-
tante. Escribió para la formación religiosa dos catecismos, inspirados ambos en
sus ideas reformistas.
Para Lutero la obediencia en la familia y en la escuela eran primordiales,
siendo necesarias para el sostenimiento del orden social y familiar. Contrario a
los métodos constrictivos y violentos, entendía que los niños debían encontrar
en los estudios el mismo placer que en sus juegos.
Fue Lutero un escritor prolijo, lleno de pasión por sus ideas que defendió
hasta la muerte. En sus obras se insertan reflexiones e ideas educativas. En las
siguientes obras y cartas privadas podemos observar ciertos valores pedagógi-
cos y escritos de carácter educativo9:
– Sermón sobre el estado casado.
– A la nobleza cristiana de la nación alemana sobre la mejora de la situa-
ción de los cristianos.
– Sobre la libertad del cristiano.
– Sobre la autoridad civil y la obediencia que se le debe.
– A los consejeros de todas las ciudades alemanas para exhortarles a
fundar y a sostener escuelas cristianas.
– Ordenación de la misa y funciones religiosas alemanas.
– Pequeño catecismo.
– Gran Catecismo.
– Sermón acerca de que los niños deben ser enviados a la escuela.
– Instrucciones para los visitadores de escuelas.
– Pensamientos sobre la música.
– Sobre la utilidad de la Historia.
– Carta al Príncipe Federico el Blanco.
– Carta al Duque Juan Federico de Sajonia.
– Carta al Príncipe Juan.
– Carta a Else von Kanitz.
– Carta al Conde Jorge de Brandenburgo.
– Carta a Hans Metsch.
– Carta a su hijo Juan.
– Carta a los traductores.
– Carta al Conde Jorge de Brandenburgo.
– Carta a Joaquín, Príncipe de Anhalt.
– Prólogo al primer volumen de los escritores alemanes.
En definitiva, podemos decir que Lutero fue un hombre de gran inteligen-
cia, trabajador incansable y ferviente cristiano. Hombre apasionado, se dejaba
llevar en multitud de ocasiones por su odio, especialmente hacia los católicos,
monjes y el papado. Socialmente triunfante, fracasó en su intento de reformar
10 Ib., 133.
11 Ib., 136.
12 V. FauBell zapata, “Felipe Melanchton”, en a. escolano Benito (coord.), Diccionario de
Ciencias de la Educación. Historia de la Educación I, o. c., 122.
13 Ib., 121.
14 B. delgado, La educación en la Reforma, o. c., 136.
15 V. FauBell zapata, “Felipe Melanchton”, o. c., 121.
Trotzendorf ejercía las funciones de director, lo cual demuestra las buenas con-
diciones que ostentaba. Los métodos de Trotzendorf pretendieron hacer del es-
tudio algo más atractivo y vivo que los juegos. Este educador humanista, unido
a Lutero y sobre todo a Melanchton, intentó con su pedagogía una maduración
social y crítica de los alumnos. Su pedagogía, basada en la autodisciplina y la
emulación, persiguió hacer el estudio atractivo y fácil16.
Juan Sturm (1507-1589), amigo de Erasmo y Melanchton, fue educado en-
tre católicos y se hizo calvinista. En 1538 organizó un Gimnasio en Estrasburgo,
en el que pretendía como objetivo principal educativo la piedad y la elocuencia,
usando el latín como estudio principal, junto a otros conocimientos como el
griego, alemán y otras ciencias. La educación física también tuvo su impor-
tancia, de modo que la gimnasia, la esgrima y el juego tuvieron su hueco en el
programa educativo de la escuela. El Gimnasio estaba organizado como una
escuela elemental y media al mismo tiempo, con lecciones de carácter obliga-
torio y continuas desde los seis a los dieciséis años. Las clases se dividían en
decurias, con un decurión al frente que cuidaba de los trabajos escritos, tomaba
las lecciones y fomentaba la emulación y la actividad de los alumnos. Sturm
se preocupó de la organización y graduación de las clases y horarios, cuidando
mucho esta cuestión, a pesar de contar en ocasiones con 1500 alumnos, cosa
que agradaba a Sturm, puesto que quería una escuela amplia, numerosa y con-
currida. Juan Sturm se mostró profundamente convencido del posible acuerdo
entre la educación humanística y el cristianismo, puesto que los estudios hu-
manísticos ayudan al hombre en la sabiduría y moral, ayudándole a mostrarse
naturalmente humano17.
Por último, para acabar con esta aproximación a los principales educadores
de la Reforma es justo hacer una pequeña referencia a los reformadores suizos.
El primero de ellos es Calvino (1509-1564), quien se preocupó por organizar la
educación popular y la clásico-humanística. En la región suiza de Ginebra insta-
ló varias escuelas. En colaboración con M. Cordier fundó el College de la Rive.
La pedagogía de Calvino se preocupó de formar buenas ciudadanos, anulando
la personalidad del individuo, atacando todo tipo de lujo, y permitiendo como
única manifestación del arte la música.
El otro gran reformador suizo es Ulrich zwinglio (1484-1531), próximo
al humanismo y de una gran sabiduría religiosa. Para zwinglio la revelación
de Dios no es un hecho histórico y limitado al cristianismo, sino una cuestión
mucho más universal: todo lo verdadero que se haya dicho proviene de la boca
18 Ib., 150.
19 v. FauBell zapata, “Reforma y educación”, en a. escolano Benito (coord.), Diccionario
de Ciencias de la Educación. Historia de la Educación I, o. c., 149.
20 J. vergara, “La aportación del Concilio de Trento”, en B. delgado criado (coord.), Histo-
ria de la Educación en España y América, Madrid, Ediciones Morata, 1992-94. 3 vols., vol. 2, 47-56.
21 Ib., 56.
22 B. delgado, La educación en la Reforma, o. c., 157.
23 a. capitán díaz, Historia de la educación en España. Vol. I. De los orígenes al Reglamen-
to General de Instrucción Pública (1821), Madrid, Dykinson, 1991, 333.
24 Ib., 330.
25 J. varela, Modos de educación en la España de la Contrarreforma, Madrid, La Piqueta,
1984, 157.
26 F. charmot, La pedagogía de los jesuitas, Madrid, Sapientia, 1952, 35.
27 v. FauBell zapata, “Jesuitas”, en a. escolano Benito (coord.), Diccionario de Ciencias
de la Educación. Historia de la Educación I, o. c., 104.
28 c. laBrador herráiz, “Estudio histórico-pedagógico”, en e. gil (ed.), El sistema educa-
tivo de la Compañía de Jesús. La “Ratio Studiorum”, Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 1992,
20-21.
29 Ib., 22.
30 a. capitán díaz, Historia de la educación en España, o. c., 333.
31 m. Batllori, “La pedagogía de la Ratio Studiorum”, en B. delgado criado (coord.), His-
toria de la Educación en España y América. Vol. 2, o. c., 64-73.
32 B. Bartolomé, “Los colegios de jesuitas y la educación de la juventud”, en id., (coord.),
Historia de la acción educadora de la Iglesia en España, Madrid, BAC, 1995, 2 vols. Vol. I. Edades
Antigua, Media y Moderna, 670.
Fueron los jesuitas del siglo XVI y XVII devotos pedagogos. Su entusias-
mo por la educación no era algo superficial, sino el resultado de una profunda
convicción. Estaban convencidos del poder de la educación, convencidos de que
aquel que ostentara la educación de los jóvenes tenía el porvenir de las naciones
en sus manos36.
Consiguieron los jesuitas unos niveles aceptables de educación, como lo
demuestra el hecho de ser reconocido por ilustres personajes como Montaigne,
Descartes, Bacon o Goethe37.
La Ratio Studiorum ha tenido en la historia numerosos detractores, defen-
sores e imitadores. A pesar de los ataques, después de la supresión de la orden
en el siglo XVIII la educación católica sufrió un importante vacío que los go-
biernos no supieron llenar38.
Por último, es preciso referirnos a un acontecimiento educativo de especial
incidencia y consecuencias. Cuando hablábamos de la educación en la Reforma,
vimos cómo se había planteado el principio de la universalidad de la educación.
La Contrarreforma también lo entendió así La Reforma protestante, con Lutero
al frente, formuló la universalidad y obligatoriedad de la instrucción elemental
gratuita a cargo de los municipios y el Estado. La Contrarreforma, sin apoyarse
en el Estado, promovió por su cuenta la organización de la enseñanza primaria
popular y gratuita.
A finales del siglo XVI y sobre todo durante el siglo XVII, numerosas ór-
denes religiosas, impulsadas por la caridad cristiana, fundaron multitud de ins-
tituciones escolares dedicadas a la enseñanza de las clases pobres. Entre estas
órdenes religiosas, destacan las Escuelas Pías de San José de Calasanz y las
Escuelas Cristianas de San Juan Bautista de la Salle.
Desde luego que la figura de José de Calasanz (1556-1648) brilla con luz
propia dentro de la Historia de la Educación. Llamado el “apóstol de la escuela
popular”, fue el verdadero iniciador y organizador de la enseñanza primaria po-
pular. La orden de las Escuelas Pías fundada por él en 1597 tiene como misión
principal educar a los pobres y humildes, fundamentando su ideal educativo en
la caridad, fe y trabajo, para conseguir la felicidad y la virtud.
San José de Calasanz nació en Peralta de la Sal (Huesca) de distinguida
familia. Estudio Humanidades en Estadilla, Filosofía en Lérida, y Teología en
Valencia y Alcalá de Henares. ordenado sacerdote en 1583 abandonó cargos
importantes para trasladarse a Roma, ciudad en la que se dedicó a la educación
39 v. FauBell zapata, “San José de Calasanz y los escolapios”, en B. delgado criado (co-
ord.), Historia de la Educación en España y América. Vol. 2, o. c., 439.
40 s. giner guerri, San José de Calasanz. Maestro y fundador, Madrid, BAC, 1992, 601-602.
41 v. FauBell zapata, “Los colegios de escolapios y la atención educativa a los pobres”, en B.
Bartolomé (coord.), Historia de la acción educadora de la Iglesia en España. Vol. I, o. c., 685.
42 v. FauBell zapata, “San José de Calasanz y los escolapios”, o. c., 440.
43 “Es en realidad, el ministerio de la enseñanza el más digno, el más noble, el más meritorio,
el más beneficioso, el más útil, el más necesario, el más natural, el más razonable, el más de agradecer,
el más agradable y el de mayor gloria [...]. Es también, la enseñanza, instituto agradabilísimo para
quien se siente llamado a trabajar en esta viña y a laborar en esta tan copiosa mies. Y es gloriosísimo
para los que lo practican y para los que lo fomentan y promueven en su autoridad y favores”. Memorial
al Cardenal Tonti.
44 v. FauBell zapata, “San José de Calasanz y los escolapios”, o. c., 440.
45 g. sántha, San José de Calasanz. Obra pedagógica, Madrid, BAC, 1984, 75.
que quiso inculcar Calasanz a sus religiosos sobresalen estas cinco: pobreza,
humildad, sencillez, paciencia y alegría46.
El proceso educativo de Calasanz abarca tres grados: purificar, iluminar y
perfeccionar, sintetizados en el gran medio que adoptó como elemento educador
de sus escuelas: la piedad. Ésta fue la nota y carácter predominante en sus escue-
las, a las que le dio el calificativo de “Pías”. Su lema A.M.P.I. (Ad majus pietatis
incrementum), para mayor aumento de la piedad, así lo reza. Para Calasanz la
piedad lo es todo, de tal modo que asocia toda felicidad que pueda lograrse en
este mundo a la piedad y a las letras. Piedad y letras, estos son los dos elementos
básicos de la obra educativa de las Escuelas Pías.
El lema Piedad y letras resume toda la filosofía y el carisma de San José de
Calasanz. Coloca en primer lugar la piedad, significando su preferencia por el
desarrollo de la virtud y de la ética humana sobre el de la pura instrucción, pero
situando ambas en un plano de igualdad. El desarrollo del hombre o es com-
pleto o el hombre no cumple con el mandamiento de “creced y multiplicaos”.
La educación propiamente dicha, el desarrollo moral del hombre, era lo que se
encontraba en la Piedad, además de lo estrictamente religioso47.
La educación moral y religiosa de la juventud fue el objeto y el principal
ministerio de las Escuelas Pías ya desde sus orígenes48. Con las Escuelas Pías
Calasanz se proponía la reforma de la sociedad. Para esta empresa se requería la
instrucción, además de una buena formación religiosa. Esto se conseguía de tres
maneras: con la praxis religiosa, el aprendizaje y la reflexión y exhortación49.
El otro representante de la educación popular europea es San Juan Bautis-
ta de la Salle (1651-1719), fundador de la Congregación de Hermanos de las
Escuelas Cristianas, fundada en 1684 y que hoy se halla extendida por todo el
mundo.
Nacido en Reims, se ordenó sacerdote y renunció a una brillante carrera
eclesiástica para dedicarse a la educación del pueblo. San Juan Bautista de la
Salle es la figura más representativa de la pedagogía popular francesa en los
siglos XVII y XVIII.
Comenzó su obra educativa alojando en su propia casa a los maestros de sus
escuelas para mejor orientarles en su cometido magisterial. Nació de esta forma
la Sociedad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas que impartiría desde
entonces enseñanza gratuita a los niños pobres.