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Título: “La Reforma Protestante.

Siglo XVI”

Año académico: 2018

I. Cuestiones previas.

La Edad Moderna corresponde al periodo histórico comprendido desde el Siglo XV

hasta fines del Siglo XVIII. Se caracteriza por profundos cambios sociales,

religiosos, políticos y económicos, alentados por una nueva clase social en ascenso:

la burguesía. Dentro de esta etapa se produjeron fenómenos y hechos de gran

magnitud y repercusión, como el Renacimiento, la Reforma, el descubrimiento de

América, el inicio de la revolución industrial y la caída de la monarquía absoluta.

Es necesario subrayar, que durante los siglos XVI al XVIII la evolución del

pensamiento político se enriqueció de nuevos aportes y argumentos a favor de las

ideas democráticas, se presume que el puntapié inicial de dicha evolución partió del

pensamiento renacentista y de la reforma protestante de Martin Lutero. El hombre


como centro del universo, el espíritu individualista y la libertad de pensamiento se

trasformaron en las ideas centrales de la época.

Estas páginas pretenden desarrollar, cuestiones relativas a La reforma protestante,

comprendida como el conjunto de cambios realizados en la Iglesia a partir del

siglo XVI. El pensamiento reformista tuvo como principales exponentes a Martin

Lutero [1483-1546] y Juan Calvino [1509-1564] quienes no fueron considerados

filósofos, ni políticos, sino antes que nada, y después de todo, teólogos y estudiosos

del Verbo divino. Ellos consideraban que sus afirmaciones en materia política

derivaban de una misma fuente, las Sagradas Escrituras.

Tres son las cuestiones que voy a abordar: en primer término, el contexto político y

social que inspiró a los principales exponentes de la reforma protestante; en

segundo lugar, los principales postulados emanados de la reforma; y, finalmente la

importancia del pensamiento reformista.

II. Marco teórico. Contexto histórico

Desde el siglo XV hasta el siglo XVI se produjo una serie de trasformaciones que

convulsionaron Europa occidental en un periodo que se caracterizó por la

exaltación de la naturaleza donde la visión del mundo medieval que miraba hacia un

más allá, fue sustituida por una realidad que se debía explorar y dominar; un

redescubrimiento cultural de la antigüedad pagana y la renovación del pensamiento

religioso con la Reforma que, entre otras cuestiones negó la jerarquías de Roma.
A principios del siglo XVI, la situación interna de la Iglesia era de profunda crisis. La

relajación de las costumbres entre el clero afectaba hasta las más atas jerarquías,

incluidas el Papa. El alto clero vivía rodeado de lujo y fastuosidad, en contraste con

el nivel de vida muy inferior, del bajo clero y el pueblo llano. La corrupción en la

elección de obispos y abades llegaba incluso a la compra de estos cargos y a la venta

de indulgencias a cambio del perdón de los pecados (forma que tenía la Iglesia para

obtener dinero, el Papa lo necesitaba para adelantar las obras de la basílica de San

Pedro). A su vez, un gran número de fieles criticaba la vida poco piadosa de algunos

miembros de la Iglesia, frente a una sociedad empobrecida (cobro del diezmo).

En Febrero de 1517 un fraile agustino alemán, Martin Lutero clavó en la en la

puerta de la Iglesia del Castillo de Wittenberg, Alemania del Norte, un escrito que

contenía 95 tesis (criticas de índole moral a la iglesia católica y a su cabeza el

Papa). Lutero fue condenado hereje y excomulgado por el papa León X (1521) por

criticar los actos de corrupción de la Iglesia Romana.

Lutero elaboró una nueva doctrina cuya base será la salvación de la fe: el hombre

se salvará mediante la fe “solo fine”, independientemente de sus actos. Partiendo

de esta premisa, estructuró su doctrina en cuatro puntos principales: 1) Libre

interpretación de la Biblia (lo cual originó una multiplicidad de sectas religiosas).

2) Solo son validos dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía. 3) Se suprime el

culto a la Virgen y a los santos, así como la creencia en el purgatorio. 3) La liturgia

se simplifica al máximo: se suprime el celibato eclesiástico y toda ostentación en

los templos. Las doctrinas luteranas se extendieron rápidamente por los estados
alemanes, la biblia fue traducida al alemán y se utilizó la lengua popular para la

celebración del culto.

El movimiento religioso tomó un aspecto político, cuando Carlos V exigió a Lutero

que se retractara de las 95 tesis. El emperador Carlos V convocó asambleas de

representantes de los estados alemanes, tomó las armas y derrotó a los

protestantes en Mühlberg (1547). Sin embargo, dada la extensión fuerza del

protestantismo, se vio obligado a otorgar la libertad religiosa a los estados

alemanes en 1555 (Paz de Augsburgo).

La expansión de las doctrinas del francés Juan Calvino constituyó la segunda oleada

de la reforma protestante, que se extendería principalmente por Suiza, Francia

(hugonotes), Holanda, Hungría, Inglaterra (puritanos) y Escocia (presbiterianos).

Calvino llevo al extremo las ideas de Lutero, al considerar al hombre predestinado y

sin libertad para elegir su salvación.

En definitiva, Lutero y Calvino analizaron temas tales como el lugar del gobierno

secular en relación con el plan de salvación de Dios; el nexo entre el pecado y la

autoridad temporal; la relación de la ley divina, la ley natural y el derecho positivo;

las múltiples implicaciones de la doctrina cristiana del hombre; la Iglesia y el Estado;

los límites del poder político; los deberes mutuos del gobernante y de sus súbditos.

La reforma católica o Contrarreforma. Una vez surgido el luteranismo, en el seno de

la Iglesia católica se dictaron una serie de medidas para confirmación del dogma, la

reforma de la disciplina y la restauración del catolicismo en los países donde se


había difundido la reforma protestante. Los ataques al protestantismo constituyen,

en esencia, la Contrarreforma.

De 1545 a 1563 tuvo lugar el Concilio de Trento, en el cual se reafirmó la doctrina

tradicional: salvación mediante la gracia divina y las buenas obras; solo la Iglesia

puede interpretar la revelación; reafirmación de los siete sacramentos, del culto a la

Virgen y los santos, de la existencia del purgatorio y de la obligación del celibato

eclesiástico. También para luchar contra el protestantismo se fundó, en 1534, la

Compañía de Jesús, por Ignacio de Loyola (1491 -1556). Esta orden, organizada al

estilo militar, con una rígida disciplina y una selección de sus miembros muy purada,

se puso desde el primer momento al servicio del papa.

III. Conclusión

Para concluir, la reforma fue una gran revolución religiosa que rompió la unidad de

la Iglesia católica en el siglo XVI, separando de ella todos los que aceptaban las

nuevas doctrinas, conocidas con el nombre genérico de protestantismo.

Los primeros reformadores datan de la Baja Edad Media, entre ellos podemos

destacar a John Wiclif y Juan Huss, quienes prepararon el camino para la llegada de

Martín Lutero, Juan Calvino, Ulrico Zuinglio, entre otros.

La Iglesia Católica respondió la afirmación de su dogma tradicional: en el Concilio

de Trento (1545 – 1563). Esto condujo también en el año 1545, a la inauguración

del Concilio de Trento, ya que la Iglesia comprendió por fin la necesidad urgente de

una reforma interna, a fin de evitar mayor disgregación, y sirvió también para dejar
en claro cuáles serían las bases esenciales para todo católico que deseara formar parte

de esta institución.

El protestantismo dio lugar a la formación de diversas iglesias (luteranos,

calvinistas y anglicanos).

Esta situación asestó un golpe jamás imaginado, aunque predecible para la Iglesia;

pues a partir de ese momento surgieron varios movimientos reformistas que

dividieron a la cristiandad para siempre, y que desataron inclusive en años

posteriores verdaderas guerras de religión dentro y entre los Estados europeos.

Como consecuencia de lo aquí expuesto considero oportuno citar al historiador José

Luis Romero “Afirmar que el hombre, su razón y su experiencia son fuente de

conocimiento, constituye una revolución frente al principio de la verdad revelada:

una revolución mental (…) No ha dejado de ser creyente, pero ha dejado de respetar

todas las cosas que en la estructura tradicional se suponían respaldas por Dios”

(Romero 1987 p.54). En mi opinión, el Siglo XVI tuvo la virtualidad de desarrollar una

política cada vez mas secularizada, acompañada de críticas a la Iglesia de Roma, y

que tuvo su máxima expresión en la ruptura de la presunta unidad europea bajo la

hegemonía del papado.

IV. Bibliografía

 Strauss Leo y Cropsey Joseph “Historia de la Filosofía Política”, FCE México


1.996, ISBN 9668 (Duncan Forrester “Martin Lutero y Juan Calvino”.
 Lecciones de Historia de la Instituciones. Arturo D. Ponsati. Astrea 1976.
 Romero, José Luis 1987 Estudio de la mentalidad Burguesa.
 MARTÍNEZ MILLÁN, J y MORALES, Carlos; “Religión, Política y Tolerancia en
la Europa Moderna”. Polifemo, Madrid, 2011.
 INCAP. Participación Ciudadana.

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