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SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA DE GUATEMALA

Curso: Historia de la Iglesia Cristiana II


Profesor: Lic. Waldemar Morales
Alumno: Brady Garcia González

APORTE DE LA IGLESIA BAUTISTA A LA REFORMA

Introducción: Habiendo tantos documentos sobre este tema, pero ninguno en especifico sobre el
aporte de la iglesia Bautista a la Reforma y aquí hay que marcar una diferencia entre reforma
magisterial1 (Lutero, Calvino, Zwinglio) y una reforma radical (Anabaptistas y grupos disidentes).
Mi intención es tratar de descubrir cual fue el aporte de la iglesia Bautista a la reforma magisterial.
Aunque de antemano se sabe que la Iglesia Bautista existió mucho años después de la reforma
magisterial. Sin embargo la iglesia Bautista se fundo bajo algunos de los principios de una iglesia
que sí existió en la misma época en que se suscito la reforma magisterial. A este movimiento se le
llamo la reforma radical, y muchos grupos separatistas tuvieron parte en esto, pero en especial un
grupo llamado “Anabaptistas”. En el desarrollo del tema espero no caer en la teoría de la sucesión
apostólica como lo es el libro “el rastro de la sangre: historia de la iglesia bautista” por el autor:
J.W. Porter. 2Así que sin mas preámbulo tratare de exponer el desarrollo de estos principios bajo
los cuales se estableció la iglesia bautista y luego los aporte de la iglesia bautista a la reforma
magisterial como se le conoce.

Bosquejo:
I. Breve análisis de la reforma magisterial y sus aportes al protestantismo.
II. Reforma radical (historia y principios anabaptistas).
III. Aporte de la iglesia bautista a la reforma magisterial.

I. Breve análisis de la reforma magisterial y sus aportes.

Martín Lutero (1483-1546)


 Fraile agustino católico quien soltó la Reforma con sus 95 Tesis en 1517
 Teología de la gracia, estudio de la Biblia como fuente de la fe cristiana
 Traducción de la Biblia al alemán, primera edición completa 1534, Nuevo Testamento
1522
 Catecismo Menor 1529
 Don para expresarse en lenguaje popular y así comunicar las verdades de la fe a la gente
común
Philipp Melanchthon (1497-1560)
 Catedrático en lengua griega y teología en la Universidad de Wittenburg
 Estudiante y colaborador de Lutero
 Colaboró en la redacción de las Confesiones de Augsburgo

1
T.M. Lindsay, History of the Reformation; R.H. Bainton, The Reformation of the Sixteenth
Century; W. Pauck, The Heritage of the Reformation; H.M. Gwatkin en Hastings’ Encyclopaedia of
Religion and Ethics A. Skevington Wood
2
http://infocatolica.com/blog/apologeticamundo.php/1312280816-el-rastro-de-la-sangre-histor
 Sistematización de la educación, organización de textos educativos
 Acomodación a las tradiciones católicas que no consideraba nocivas o contrarias a la
verdad bíblica
Ulrico Zuinglio (1484-1531)
 Fundador de la Iglesia Reformada Suiza, basada en Zúrich
 Llegó independientemente a una perspectiva parecida a la de Lutero
 Iconoclasia
Juan Calvino (1509-1564)
 Teólogo francés quien tuvo que escaparse de París tras su participación en la predicación
de un sermón protestante en la Universidad de la Sorbona
 Tuvo gran influencia en Ginebra, Suiza, en la formación de un gobierno evangélico
 Promovió cambios fuertes de doctrina dentro de la iglesia y para la sociedad, y tuvo que
pasar tres años exiliado en Estrasburgo, hasta que el Concilio de Ginebra le pide volver como
pastor, y él lucha diez meses con la decisión antes de aceptar
 La Institución de la Religión Cristiana

Reseña histórica: momentos claves y la respuesta de los reformadores


Dos cosas sumamente importantes para la emergencia de la Reforma Protestante:

Humanismo: movimiento intelectual ligado al Renacimiento con raíces en el siglo XIV,


representado por Erasmo de Róterdam (1466-1536)—a quien Lutero intentó persuadir unirse al
movimiento protestante. Erasmo y otros cristianos humanistas prepararon el camino para la
reforma educativa en Europa. Se dieron debates en las universidades acerca de los métodos del
aprendizaje y de la docencia. Del humanismo sale el lema “ad fontes” y el valor de investigar las
fuentes (de la fe, por ejemplo, en la Biblia) y no simplemente aceptar la tradición heredada.
La imprenta: tecnología desarrollada primero en China con piezas de porcelana en el sigo XI y
mejorada en Europa en el siglo XV con la innovación de la imprenta moderna con tipos móviles.
Los primeros ejemplares de la Biblia de la imprenta de Johannes Gutenberg salieron hacia el año
1454, y la tecnología comenzó su acenso y su rol transformador en las comunicaciones durante la
época de la Reforma. Fue un cambio sumamente importante, pero al momento de desarrollarse la
tecnología, la gran mayoría de la población todavía era analfabeta. El impulso de la Reforma hacia
la educación universal jugó un papel importante en la realización del beneficio de esa tecnología
de comunicación para todo el pueblo y no sólo los élites.

Uno de los principios fundamentales de la Reforma es el concepto del sacerdocio de todos


los creyentes. Ese concepto negaba la idea de que una clase especial de sacerdotes podía
preocuparse por la salvación del pueblo y afirmaba la necesidad de cultivar toda una sociedad
formada e instruida para promover la sana doctrina de la fe cristiana.

La Reforma abrió una corriente antiacadémica en la sociedad. El sacerdocio de todos los


creyentes fue malinterpretado como una negación del valor del estudio. Muchos decían, Si el
mensaje claro de las escrituras es sencillo y accesible para un simple campesino, ¿por qué sería
necesario hacer estudios avanzados? A su vez, con el crecimiento del comercio dado por la
exploración y contacto con pueblos en las Américas, muchas personas vieron mayores
posibilidades de mejorar sus condiciones de vida a través del negocio y no vieron la importancia
de la educación.
Sin embargo, para los reformadores era imprescindible contar con ciudadanos capaces de
leer las escrituras y comprender la importancia de la fe para la salvación, y apreciar el
comportamiento esperado de los elegidos de Dios. Para ellos la educación servía, principalmente,
para fortalecer el conocimiento de la sana doctrina en todos los sectores de la sociedad.

Los padres de familia, según el pensamiento de los reformadores, eran los primeros
responsables de la educación de sus hijos. Pero por diversas razones no siempre lograban educar
bien a sus niños (falta de tiempo para dedicar al esfuerzo, corriente antiacadémico, condición
analfabeta de la mayoría de la población). Ya que los padres de familia no estaban ni convencidos
ni capacitados para proveer esa instrucción directamente a sus hijos, Lutero se encargó de
estimular la creación de escuelas. En 1524 escribió una carta promoviendo su argumento a favor
de la formación de escuelas cristianas por los consejos municipales de cada ciudad en Alemania.

La Guerra del Campesinado (1524-1525) hizo que Lutero repensara su perspectiva acerca de la


libertad individual. La Guerra del Campesinado no fue un resultado de la Reforma Protestante, ya
que venía cultivándose durante un siglo o más a causa de las frustraciones del campesinado que
buscaba mayor libertad económica y un cambio del sistema feudal. Lutero y otros líderes
Reformados apoyaron a los campesinos en su causa, y el principio reformado del sacerdocio
universal de los creyentes, en ojos de los líderes campesinos, tuvo implicaciones no sólo religiosas
sino también sociales. Pero Lutero denunció la rebelión armada, temiendo que la sociedad se
conducía hacia el anarquismo. Acontecimientos como ése hicieron que los Reformadores viesen la
necesidad de limitar la libertad de interpretación de la Biblia y de doctrinas como el sacerdocio
universal. Había que definir la sana doctrina, pero basada sólo en el texto de la Biblia, no en los
decretos de la tradición romana. Elaboraron catecismos para orientar la instrucción religiosa, y
reconocieron la necesidad de formar ministros para interpretar correctamente y enseñar las
Escrituras a los fieles en las congregaciones. Vale la pena resaltar que para los reformadores, no
había separación de la iglesia y el estado. La educación servía los intereses de ambos, porque los
gobernantes representaban la autoridad de Dios, y para poder funcionar sanamente la sociedad
debía contar con ciudadanos fieles y responsables. La educación en la sociedad reformada estaba
organizada hacia cuatro metas para garantizar una sociedad devota:

1. La capacitación de los y las estudiantes con las herramientas necesarias para el


conocimiento verdadero de Dios y la vida digna para los cristianos dentro de la sociedad
2. El estudio de la Biblia para encontrar ese conocimiento
3. La preparación de ministros del evangelio
4. La preparación de gobernantes y administradores del derecho civil

Los gobernadores civiles, según el concepto bíblico de Lutero, recibían su autoridad de Dios,
entonces debían promover una sociedad con reverencia y temor a Dios. Lutero buscó persuadirles
que servía el interés tanto del gobierno como de la iglesia educar a todos y todas los residentes del
municipio. Dijo: “El principal bienestar, seguridad, y fuerza de una ciudad consiste en que tenga
gran número de ciudadanos capaces, inteligentes, sabios, honorables, y educados.”

Esfuerzos paralelos hacia la educación universal y obligatoria se dieron en Suiza y otras zonas
protestantes. Juan Calvino y Ulrico Zuinglio promovieron la educación y un plan estricto de lectura
bíblica para edificar a los ciudadanos. Calvino habló extensivamente de la importancia de la
educación y la cultivación del intelecto. Dijo que “una verdadera fe debe ser una fe inteligente.”
Los reformadores abrieron la educación para las mujeres, por lo menos en la escuela básica,
para aprender a leer en el vernáculo y cultivar su capacidad de administrar sus casas y criar a hijos
educados en la religión. Los reformadores no estaban preparados para tener a mujeres como
pastoras o líderes de la Reforma, pero sin embargo reconocieron que las mujeres figuraban dentro
del sacerdocio de todos los (y las) creyentes y como tal tenían que leer la Biblia, la fuente de la fe.

Otra innovación interesante de los reformadores fue la incorporación de más tiempo para
recreación en la jornada escolar. El plan elaborado por Felipe Melanchthon en 1529 para las
escuelas contó con una hora dedicada al descanso. Ulrico Zuinglio identificó la utilidad pedagógica
de los juegos, y opinó que tiempo en la escuela para “correr, brincar, lanzar, pelear, y luchar” en
moderación preparaba a los estudiantes para los retos de la vida común, y también ofreció un
descanso del estudio académico. Lutero promovió la incorporación de la música en las escuelas.
También reconoció la importancia de cultivar la curiosidad innata de los niños para motivar el
estudio, y no depender sólo de motivarles con el miedo o un sentido de obligación.

Conclusión: En todo esto nos damos cuenta que los reformadores hicieron grandes aportes a la
religión cristiana instituida. Ellos nunca tuvieron la intención de separarse de la iglesia Católica
Romana. Su reforma giro en torno a la teología, y la liturgia. Seguían utilizando el estado y nunca
vieron una independencia del estado y la iglesia. Aunque no se pusieron de acuerdo en muchos
aspectos doctrinales y teológicos, sus aportes a la sociedad, política, educación y religión fueron
en muchos aspectos de suma importancia para el cristianismo protestante.

II. REFORMA RADICAL (BREVE HISTORIA Y PRINCIPIOS ANABAPTISTAS)

Tanto Lutero como Zwinglio se quejaban de que a través de los siglos el cristianismo había
dejado de ser lo que había sido en tiempos del Nuevo Testamento. Lutero deseaba librarlo de todo
lo que contradijera las Escrituras. Zwinglio iba más lejos, y sostenía que sólo ha de practicarse o de
creerse lo que se encuentre en la Biblia. Pero pronto aparecieron otros que señalaban que el
propio Zwinglio no llevaba esas ideas a su conclusión lógica.

Los primeros anabaptistas

Según esas personas, Zwinglio y Lutero olvidaban que en el Nuevo Testamento hay un
contraste marcado entre la iglesia y la sociedad que la rodea. Ese contraste pronto resultó en
persecución, porque la sociedad romana no podía tolerar al cristianismo primitivo. Luego, la
avenencia entre la iglesia y el estado que tuvo lugar a partir de la conversión de Constantino
constituye en sí misma un abandono del cristianismo primitivo. Por tanto, la reforma iniciada por
Lutero debía ir más lejos si verdaderamente quería ser obediente al mandato bíblico. La iglesia no
debía confundirse con el resto de la sociedad. Y la diferencia fundamental entre ambas es que,
mientras se pertenece a una sociedad por el mero hecho de nacer en ella, y sin hacer decisión
alguna al respecto, para ser parte de la iglesia hay que hacer una decisión personal. La iglesia es
una comunidad voluntaria, y no una sociedad dentro de la cual nacemos.

La consecuencia inmediata de todo esto es que el bautismo de niños ha de ser rechazado.


Ese bautismo da a entender que se es cristiano sencillamente por haber nacido en una sociedad
supuestamente cristiana. Pero tal entendimiento oculta la verdadera naturaleza de la fe cristiana,
que requiere decisión propia. Además, estos reformadores más radicales sostenían que la fe
cristiana era en su esencia misma pacifista. El Sermón del Monte ha de ser obedecido al pie de la
letra, a pesar de las muchas objeciones sobre la imposibilidad de practicarlo, pues tales objeciones
se deben a la falta de fe. Los cristianos no han de tomar las armas para defenderse a sí mismos, ni
para defender su patria, aun cuando sea amenazada por los turcos. Como era de esperarse, tales
doctrinas no fueron bien recibidas en Alemania, donde la amenaza de los turcos era constante, ni
tampoco en Zurich y los demás cantones protestantes de Suiza, donde la fe protestante estaba en
peligro de ser aplastada por los católicos. Estas opiniones aparecieron en diversos lugares en el
siglo XVI, al parecer sin que hubiera conexión directa entre sus diversos focos. Pero fue en Zurich
donde primero surgieron a la luz. Había allí un grupo de creyentes, asiduos lectores de la Biblia, y
varios de ellos ilustrados, que instaban a Zwinglio a tomar medidas más radicales de reforma. En
particular, estas personas, que se daban el nombre de “hermanos”, sostenían que se debía fundar
una congregación o grupo de los verdaderos creyentes, en contraste con quienes se decían
cristianos por el hecho de haber nacido en un país cristiano y haber sido bautizados de niños.

Cuando por fin resultó evidente que Zwinglio no seguiría el camino que ellos propugnaban,
algunos de los “hermanos” decidieron fundar ellos mismos esa comunidad de verdaderos
creyentes. En señal de ello, el exsacerdote Jorge Blaurock le pidió a otro de los hermanos, Conrado
Grebel, que lo bautizara. El 21 de enero de 1525, junto a la fuente que se encontraba en medio de
la plaza de Zurich, Grebel bautizó a Blaurock, quien acto seguido hizo lo mismo con otros
hermanos. Aquel primer bautizo no fue todavía por inmersión, pues lo que preocupaba a Blaurock,
Grebel y los demás no era la forma en que se administraba el rito, sino la necesidad de que la
persona tuviera fe y la confesara antes de ser bautizada. Más tarde, en sus esfuerzos por ser
bíblicos en todas sus prácticas, empezaron a bautizar por inmersión. Pronto se les dio a estas
personas el nombre de “anabaptistas”, que quiere decir “rebautizadores”. Naturalmente, ese
nombre no era del todo exacto, porque lo que los supuestos rebautizadores decían no era que
fuese necesario bautizarse de nuevo, sino que el primer bautismo no era válido, y que por tanto el
que se recibía después de confesar la fe era el primero y único. Pero en todo caso la historia los
conoce como “anabaptistas”, y ése es el nombre que les daremos aquí a fin de evitar confusiones.

El movimiento anabaptista pronto atrajo gran oposición, tanto por parte de los católicos
como de los reformadores. Aunque esa oposición se expresaba comúnmente en términos
teológicos, el hecho es que los anabaptistas fueron perseguidos porque se les consideraba
subversivos. A pesar de todas sus reformas, Lutero y Zwinglio continuaron aceptando los términos
fundamentales de la relación entre el cristianismo y la sociedad que se habían desarrollado a partir
de Constantino. Ni el uno ni el otro interpretaban el evangelio de tal modo que fuera un reto
radical al orden social. Y eso fue, aun sin quererlo, lo que hicieron los anabaptistas. Su pacifismo
extremo les resultaba intolerable a los encargados de mantener el orden social y político,
particularmente en una época de gran incertidumbre, como fue el siglo XVI.

Además, al insistir en el contraste entre la iglesia y la sociedad natural, los anabaptistas


estaban implicando que las estructuras de poder en esa sociedad no han de transferirse a la
iglesia. Aun contra los propósitos iniciales de Lutero, el luteranismo se veía ahora sostenido por los
príncipes que lo habían abrazado, quienes gozaban de gran autoridad, no solamente en los
asuntos políticos, sino también en los eclesiásticos. En la Zurich de Zwinglio, el Concejo de
Gobierno era quien en fin de cuentas dictaba la política religiosa. Y lo mismo era cierto en los
territorios católicos donde se conservaba la tradición medieval. Aunque esto no quiere decir que la
iglesia y el estado concordaran en todos los puntos, sí había al menos un cuerpo de
presuposiciones comunes, y era dentro de ese contexto que se producían Los conflictos entre las
autoridades civiles y las eclesiásticas. Pero los anabaptistas echaban todo esto por tierra al insistir
en una iglesia de carácter voluntario, distinta de la sociedad civil. Además, muchos de los
anabaptistas eran igualitarios. Muchos se trataban entre sí de “hermanos”. En la mayoría de sus
grupos las mujeres tenían tantos derechos como los hombres. Al menos en teoría, los pobres y los
ignorantes eran tan importantes como los ricos y los sabios.

Todo esto resultaba ser altamente subversivo en la Europa del siglo XVI, y por tanto pronto
se comenzó a perseguir a los anabaptistas. En 1525 los cantones católicos de Suiza empezaron a
condenar a los anabaptistas a la pena capital. Al año siguiente el Concejo de Gobierno de Zurich
decretó también la pena de muerte para quien rebautizara o se hiciera rebautizar. A los pocos
meses todos los demás territorios protestantes de Suiza siguieron el ejemplo de Zurich. En
Alemania no existía una política uniforme, pues se aplicaban a los anabaptistas las viejas leyes
contra los herejes, y cada estado seguía el curso que le parecía. En 1528 Carlos V decretó la pena
de muerte para los anabaptistas, apelando a una vieja ley romana, creada para extirpar el
donatismo, según la cual quien se hiciera culpable de rebautizar o de rebautizarse debía ser
condenado a muerte. La dieta de Spira de 1529, la misma en que los príncipes luteranos
protestaron y recibieron por ello el nombre de “protestantes”, aprobó el decreto imperial contra
los anabaptistas. Y esta vez nadie protestó. El único príncipe alemán que, sin protestar
formalmente, se negó por razones de conciencia a aplicar el decreto imperial en sus territorios fue
el landgrave Felipe de Hesse.

En algunos lugares, como en la Sajonia electoral en que vivía Lutero, se acusó a los
anabaptistas tanto de herejes como de sediciosos. Puesto que lo primero era un crimen religioso,
y lo segundo civil, tanto las cortes eclesiásticas como las civiles tenían jurisdicción para castigar a
quien se atreviera a repetir el bautismo, y a quien se negara a presentar a sus hijos pequeños para
que lo recibieran. El número de los mártires fue enorme, probablemente mayor que el de todos
los que murieron durante los tres primeros siglos de la historia de la iglesia. El modo en que se les
aplicaba la pena de muerte variaba de lugar a lugar, y hasta de caso en caso. Con cruel ironía, en
algunos lugares se condenaba a los anabaptistas a morir ahogados. Otras veces eran quemados
vivos, siguiendo la costumbre establecida siglos antes. Pero no faltaron casos en los que fueron
muertos en medio de torturas increíbles, como la de ser descuartizados en vida. Las historias de
heroísmo en tales circunstancias llenarían volúmenes. Y tal parecía que, mientras más se le
perseguía, más crecía el movimiento.

Los anabaptistas revolucionarios

Aunque muchos de los primeros jefes del movimiento eran eruditos, y casi todos ellos
eran pacifistas, pronto aquella primera generación pereció víctima de la persecución. El
movimiento se fue haciendo entonces cada vez más radical, y se mezcló con el resentimiento
popular que había dado lugar a la rebelión de los campesinos. Poco a poco, el pacifismo original se
fue olvidando, y el movimiento tomó un giro violento. Aun antes de que surgiera el movimiento
anabaptista, Tomás Muntzer había unido algunas de las doctrinas que ese movimiento después
promulgaría con las ansias de justicia por parte de los campesinos. Ahora muchos anabaptistas
hicieron lo mismo. Entre ellos se contaba Melchor Hoffman, un talabartero que había sido
predicador laico luterano en Dinamarca, pero que más tarde había rechazado las teorías de Lutero
acerca de la comunión, para hacerse seguidor de Zwinglio. En Estrasburgo, donde el anabaptismo
era relativamente fuerte, y donde había cierta medida de tolerancia, Hoffman se hizo anabaptista.
Poco después empezó a anunciar que el día del Señor estaba cercano. Su predicación inflamó a las
multitudes, que acudieron a Estrasburgo, donde según él se establecería la Nueva Jerusalén. El
propio Hoffman predijo que sería encarcelado por seis meses, y que entonces vendría el fin.
Además, abandonó el pacifismo inicial de los anabaptistas, declarando que al aproximarse el fin
sería necesario que los hijos de Dios tomaran las armas contra los hijos de las tinieblas. Cuando fue
encarcelado, y se cumplió así la primera parte de su profecía, fueron muchos los que acudieron a
Estrasburgo en espera de la señal de lo alto para tomar las armas. Pero el hecho mismo de que
cada día eran más los anabaptistas que había en la ciudad obligó a las autoridades a tomar
medidas cada vez más represivas. Y Hoffman continuaba encarcelado.

Entonces alguien dijo que en realidad la Nueva Jerusalén seria establecida, no en


Estrasburgo, sino en Munster. En esa ciudad el equilibrio entre católicos y protestantes era tal que
existía una tregua entre todos los partidos, y en consecuencia no se perseguía a los anabaptistas.
Hacia allá acudieron los visionarios, y la gente cuya creciente opresión les había llevado a la
desesperación. El reino vendría pronto. Vendría en Munster. Y entonces los pobres recibirían la
tierra por heredad. Pronto el número de los anabaptistas en Munster fue tal que lograron
apoderarse de la ciudad. Sus jefes eran un panadero holandés, Juan Matthys, y su principal
discípulo, Juan de Leiden. Una de sus primeras medidas fue echar a los católicos de la ciudad. El
obispo, expulsado de su sede, reunió un ejército y sitió a la Nueva Jerusalén. Mientras tanto,
dentro de la ciudad, se insistía cada vez más en que todo se ajustara a la Biblia. Los protestantes
moderados fueron también echados por impíos. Constantemente se destruían las esculturas,
pinturas y demás artefactos del culto tradicional. Fuera de la ciudad, el obispo mataba a cuanto
anabaptista caía en sus manos. Los defensores se exaltaban más cuanto más desesperada se volvía
su situación, pues escaseaban los víveres. A diario había quienes creían recibir visiones de lo alto.
En una salida militar contra las fuerzas del obispo, Juan Matthys resultó muerto, y Juan de Leiden
lo sucedió.

Debido a la guerra constante, y al éxodo de muchos varones, la población femenina de la


ciudad era mucho mayor que la masculina, y Juan de Leiden decretó la poligamia, a la usanza de
los patriarcas del Antiguo Testamento. Por ley, toda mujer en la ciudad tenía que estar casada con
algún hombre. El sitio se prolongaba y, al mismo tiempo que los sitiados carecían de víveres, los
fondos del obispo comenzaban a escasear. En una acción desesperada, Juan de Leiden salió con un
puñado de hombres, y derrotó en una escaramuza a los soldados del obispo. Entonces, en
celebración de aquella victoria, fue proclamado rey de la Nueva Jerusalén.

Empero poco después un grupo de habitantes de la Nueva Jerusalén, quizá hastiados de


los excesos que se cometían, o quizá impulsados por el hambre y el miedo, le abrieron las puertas
de la ciudad al obispo, cuyas tropas arrasaron a los defensores del reducto apocalíptico. El Rey de
la Nueva Jerusalén fue hecho prisionero, y exhibido por toda la región, con sus dos principales
lugartenientes, en sendas jaulas de hierro. Poco después fueron torturados y ejecutados. Así
terminó el principal brote del anabaptismo revolucionario. Melchor Hoffman continuó encarcelado
y olvidado, al parecer hasta su muerte. Y hasta el día de hoy, en la iglesia de San Lamberto, en
Munster, pueden verse las tres jaulas en que fueron exhibidos el Rey y sus dos lugartenientes.

El anabaptismo posterior

La caída de Munster le puso fin al anabaptismo revolucionario. Pronto se comenzaron a


escuchar las voces de quienes decían que la tragedia de Munster se debía a que se había
abandonado el pacifismo original, que era parte de la verdadera fe. Al igual que los primeros
anabaptistas, estos nuevos jefes creían que la razón por la que los cristianos no están dispuestos a
cumplir los preceptos del Sermón del Monte no es que no sean factibles, sino que es más bien la
falta de fe. Quien de veras tiene fe, practica el amor que Jesús enseñó, y deja las consecuencias de
ello en manos de Dios. El más notable portavoz de esta nueva generación fue Menno Simons, un
sacerdote católico holandés que abrazó el anabaptismo en 1536, es decir, el mismo año en que
fueron ejecutados Juan de Leiden y sus compañeros. Simons se unió a un grupo de anabaptistas
holandeses cuyo jefe era Obbe Philips, pero pronto descolló entre ellos de tal manera que el grupo
recibió el nombre de “menonitas”.

Aunque los menonitas sufrieron las mismas persecuciones de que eran objeto los demás
anabaptistas, Menno Simons logró sobrevivir, y pasó el resto de su vida viajando por Holanda y el
norte de Alemania, y predicando su fe. Para él, el pacifismo era parte fundamental de la fe
cristiana, y por tanto repudiaba toda relación con el ala revolucionaria del anabaptismo. Los
cristianos, según creía Menno Simons, no han de prestar juramento alguno, y por tanto no han de
ocupar cargos públicos que requieran tales juramentos. Pero sí han de obedecer a las autoridades
civiles en todo, excepto en lo que las Escrituras prohíban. El bautismo, que Menno practicaba
echando agua sobre la cabeza, sólo ha de serles administrado a los adultos que confiesen su fe. Ni
ese rito ni la comunión confieren gracia alguna, sino que son señales externas de lo que sucede
internamente entre el cristiano y Dios. Además, siguiendo el ejemplo de Jesús, Menno y los suyos
practicaban el lavado mutuo de los pies. Aunque se abstenían de participar activamente en
cualquier acto de subversión, los menonitas pronto fueron considerados subversivos por muchos
gobiernos, pues se negaban a participar de la vida común de la sociedad, particularmente en lo
que a portar armas se refería. Esto a su vez los hizo esparcirse por toda Europa. Muchos emigraron
hacia Europa oriental, particularmente hacia Rusia.

Otros marcharon hacia Norteamérica, donde la tolerancia religiosa les prometía poder
vivir en paz. Pero también en Rusia y en Norteamérica tuvieron dificultades, pues en ambos casos
el estado quería que se ajustaran a sus leyes sujetándose al servicio militar obligatorio. Por esa
causa, en los siglos XIX y XX fuertes contingentes emigraron hacia Sudamérica, donde todavía
había territorios donde podían vivir en aislamiento relativo del resto de la sociedad. Hasta el día de
hoy, los menonitas son la principal rama del viejo movimiento anabaptista del siglo XVI, y
continúan insistiendo en su pacifismo, y dedicándose frecuentemente al servicio social. 3

Los siete artículos en los que el Espíritu les había unido son los siguientes:

(1) El bautismo. Sólo ha de administrarse a los que creen.

(2) La separación de los que caen en el error o el pecado. Aquí sencillamente siguen las
instrucciones de Mat. 18.

(3) El partimiento del pan. Aquí defienden lo que se conoce como «comunión cerrada», o sea que
sólo pueden participar los que son miembros comprometidos de la comunidad y viven en
santidad.

3
Textos escogidos de la reforma radical. Autor: John Howard Yoder
(4) Apartarse de todo tipo de pecado, maldad, idolatría y abominación. Los pecados proscritos
incluyen el frecuentar los bares y las iglesias, y el empleo de armas incluso en defensa propia.

(5) Los pastores. Sobre ellos se dice que deben gozar de buena reputación dentro y fuera de la
comunidad. Y que cuando uno es conducido a la cruz (o sea cuando muere mártir), esa misma hora
ha de ordenarse otro, con el fin de impedir la destrucción de la comunidad.

(6) La espada: La espada ha sido ordenada por Dios para las autoridades civiles, pero fuera de la
perfección de Cristo. En la perfección de Cristo sólo se emplea la separación. Así como Cristo no
permitió que le hicieran rey, el cristiano evitará servir como magistrado; el magistrado emplea las
armas de la carne, pero el cristiano las del Espíritu. Por todos estos motivos el cristiano no puede
portar armas en defensa del orden y de la sociedad.

(7) El juramento. Aquí siguen las instrucciones de Jesucristo en el Sermón del Monte: El cristiano
debe decir siempre la verdad y nunca jurar. 4

Algunos elementos sobresalientes de la fe anabaptista

A. Estilo de vida cristiana: seguir a Cristo


Espiritualidad personal, devoción sentida (derivada del misticismo medieval)
Discipulado y disciplina: santidad y moral personal (derivado de las corrientes más severas del
monaquismo medieval)
Ética de amor indefenso: objeción de conciencia, no violencia.
B. Eclesiología: separación del mundo
Comunidad de hermanos y hermanas: La iglesia es «libre» en 2 sentidos:
participación voluntaria; independencia del Estado.
Solidaridad en necesidades materiales (llegando en algunos grupos a poner en común sus
posesiones).
Inconformismo con el mundo; conformismo con las reglas de la comunidad (nótese otra vez cierta
influencia del monaquismo).
Células pequeñas, íntimas, de compromiso hasta la muerte (por persecución y clandestinidad).
Casi siempre carecían de estructuras más allá de la célula local (salvo predicadores itinerantes).
Visión por la evangelización de un mundo perdido (celo compartido con católicos españoles y
portugueses: los protestantes del Siglo XVI no mostraron ningún interés en este tema).
Sectarismo: certeza de poseer la verdad que ningún otro poseía.
C. Hermenéutica: el lugar de la Biblia en la iglesia
Apego radical a la Biblia: ni credos ni papas ni concilios ni teólogos universitarios, sino la Biblia
leída por ellos mismos, frecuentemente campesinos sencillos.
El lugar para estudio bíblico que pueda valer como autoridad: la comunidad de fieles (no la
universidad).
El principio cristológico en la lectura bíblica: la relación entre los testamentos es de promesa y
cumplimiento. Conocer a Jesús modifica todo lo demás: él determina nuestra aplicación de todo el
texto bíblico.
D. Pluralismo
Este pluralismo no es un ideal que ellos mantuvieran. Muchos grupos anabaptistas tenían una
mentalidad extremadamente sectaria: se creían los únicos poseedores de la verdad cristiana. Sin

4
https://www.menonitas.org/n3/historianab.html
embargo, la realidad del anabaptismo del Siglo XVI es una de impresionante variedad, desde las
comunidades de bienes de los huteritas, pasando por los revolucionarios apocalípticos de
Münster, hasta el pacifismo evangélico de Menno. 5

III. APORTE DE LA IGLESIA BAUTISTA A LA REFORMA MAGISTERIAL

El pueblo bautista tiene sus raíces hondamente arraigadas en la historia del cristianismo. La
historia, de una denominación dentro del protestantismo, que surgió del puritanismo inglés, sino
también de un movimiento que se ha caracterizado por un espíritu no conformista. Aunque el
vocablo “bautista” no se usó, refriéndose a una denominación de iglesias, hasta el siglo XVII, el
espíritu bautista y los principios bautistas han existido desde la época apostólica. Por eso, aquellos
primeros bautistas del siglo XVII preferían el nombre “creyentes neotestamentarios”. Entonces se
puede concluir: la denominación bautista ha existido desde el siglo XVII, pero el pueblo bautista
desde los mismos comienzos cristianos. Es imposible hablar de un solo origen de los bautistas,
porque el origen doctrinal se encuentra en la época apostólica. La continuación espiritual se ve en
todos aquellos individuos y grupos disidentes que procuraban mantener o restaurar los principios
neotestamentarios, a pesar de la corrupción y de la persecución de la religión oficial. Con éstos, los
bautistas tienen un parentesco espiritual. El origen histórico de la denominación bautista se
encuentra en el siglo XVII, relacionado con la revuelta de los puritanos separatistas ingleses contra
la tiranía de una iglesia establecida. Debido al énfasis sobre la lectura y el estudio del Nuevo
Testamento, en gran parte promulgados por los no conformistas ingleses por muchos años, estos
hombres reconocieron la falsedad de las pretensiones de la iglesia establecida (Anglicana) y
aprendieron los verdaderos principios neotestamentarios. Fue un movimiento espontáneo.
Emulando el ejemplo de los anabautistas del Continente, ansiaban poner los principios
neotestamentarios por obra. Así iniciaron, clandestinamente a veces, su esfuerzo por restaurar en
aquel entonces, el modelo neotestamentario, separándose de la Iglesia Anglicana y fundando sus
congregaciones.

De aquel fondo histórico surgió la denominación bautista. Fue nada más que la reaparición de
los principios neotestamentarios sobre la pantalla de la historia. Vemos, entonces, una base
apostólica, que viene del Nuevo Testamento, una sucesión esporádica de principios en grupos
disidentes y una restauración que resultó en una nueva denominación. 6

A la luz de esta breve historia de los movimientos reformadores. Podemos decir que la iglesia
Bautista adopto los principios que muchos grupos separatistas ya habían venido cultivando
durante siglos. Estos principios no pueden ser llamados: “principios bautistas” como dice Justo
Anderson. Deben ser llamados “principios bíblicos”. A continuación los principios bíblicos sobre los
cuales se estableció la iglesia bautista:

1- EL PRINCIPIO CRISTOLOGICO: El Señorío De Cristo.


2- EL PRINCIPIO BIBLICO: La autoridad del nuevo testamento.
3- EL PRINCIPIO ECLESIASTICO: Una membresía Regenerada.
4- EL PRINCIPIO SOCIOLOGICO: Un gobierno u orden democrático.
5- EL PRINCIPIO ESPIRITUAL: La libertad Religiosa.

5
https://www.menonitas.org/n3/legadanab.html
6
Historia y principios bautistas. Justo C. Anderson, capitulo 1
6- PRINCIPIO POLÍTICO: La separación entre la Iglesia y el Estado.
7- EL PRINCIPIO EVANGELÍSTICO: El Evangelismo Personal y la Obra Misionera.

Ya durante la reforma la iglesia Bautista fue cruelmente perseguida. Entre los artículos de
fe por los cuales se les perseguía eran los siguientes, que por cierto fueron algunos aportes de la
iglesia Bautista a la reforma.
1. Que en el sacramento del altar no se encuentra el cuerpo de Cristo, sino pan real.
2. Que el sacramento del bautismo y el de la confirmación no son necesarios ni provechosos para
el bienestar del alma humana.
3. Que la confesión de pecados no debe ser hecha ante un sacerdote.
4. Que Dios no ha dado más poder a un sacerdote que a un laico.
5. Que hacer del matrimonio un sacramento (mediante la intervención solemne de un sacerdote)
no era ni provechosa ni necesaria para el bienestar del alma humana.
6. Que el sacramento de la extremaunción no es ni necesario ni provechos para el alma humana.
7. Que el hacer peregrinación a los ‘lugares santos’ no era ni provechoso ni necesario para el alma
humana.
8. Que las imágenes de los santos no deben ser adoradas.
9. Que el hombre debe dirigir sus oraciones a Dios, no a los santos.
10. Que el agua bendita, y el pan de la comunión, no eran mejores después de haber sido
bendecidos por un sacerdote, que antes 7
Además de esto, desde un inicio la iglesia Bautista siempre mantuvo un espíritu
evangelista y misionero, reconocido por sus enemigos. 8 Los Bautistas tenían sus iglesias,
observaban los sacramentos, y vivían de una manera más estricta. Nadie, excepto los Bautistas,
sostenían puntos de vista tan peculiares como los de libertad de conciencia y la total
independencia del gobierno eclesiástico. Además de esto los Bautistas establecieron el bautismo
por inmersión y esta era la regla para pertenecer a una congregación regenerada.

Conclusión: Estos y otros aportes realizo la iglesia Bautista a la Reforma llamada Magisterial. Fue
un aporte mas activo en lo espiritual y misionero. Un aporte en la educación y en lo social. Un
aporte de una independencia total de la iglesia-estado. Cada iglesia era autónoma y no se debía a
un sistema clerical. Pero esta ultima lamentablemente no la imitaron las iglesias
congregacionalistas protestantes.

7
Burnet, History of the Reformation of the Church of England, I. 27
8
Whitgift, An Answer to a Certain Libel

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