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CENS Nro 9
CRIMINALIZACIÓN
Y
ESTIGMATIZACIÓN DE LA
POBREZA
NEHUEN CHALIAN
Cuando un área ha sido muy estigmatizada,
las personas no se identifican con ella, no se
sienten ligadas a otras; quieren evitar el
estigma y se lo pasan unos a otros. Éste
fenómeno crea distancia social entre los
residentes, crea desconfianza social y socava
la posibilidad de la solidaridad, así como la
posibilidad de acción colectiva e incluso la
capacidad de protestar políticamente.
Loïc Wacquant
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Prefacio
En el presente ensayo se indagará sobre cómo ciertas prácti-
cas sociales, generadas a través de dispositivos de poder, van mol-
deando formatos de pensamiento. Es decir, construyen cómo se
piensa la realidad; concepto muchas veces entendido como: sentido
común.
El sentido común le otorga sentido in-mediato a la realidad, a
las cosas, al pensar; sentido que debe ser común para todos, por
ejemplo: cuando nos sentimos mal, el sentido común nos dice que
debemos tomar cierto medicamento; pero, también nos dice cómo se
vive, cómo se gobierna, cómo se conforma una familia, una pareja,
cómo se ama, cómo se desea, cómo uno se relaciona con el otro. En
síntesis, nos permite diferenciar dónde hay sentido y dónde no, dis-
tinguir qué es bueno o malo, discernir entre qué es lo normal y qué
no lo es. De esta manera, el sentido común pareciera ser un correlato
de la realidad. Sin embargo, la capacidad de otorgar significado o de
formar el modo en que se piensa la realidad no puede provenir de un
ente inerte, no pensante; es decir, tiene que responde a una concien-
cia – o conciencias – que otorga sentido.
Ahora bien, ¿Qué es esta conciencia generadora de sentido?
¿Quién fabrica el sentido común? ¿Es realmente común o responde a
ciertos intereses? Este saber se va conformando a lo largo de nuestra
vida a través de medios masivos, instituciones primarias o en el
intercambio con un otro. Estas ideas, que llamamos sentido común,
no son más consensos direccionados desde ciertos estratos de poder,
construcciones históricas e ideológicas, para establecer que determi-
nadas ideas se establezcan como si fuesen verdaderas, que áreas y
conceptos de nuestra vida se nos presenten como obvios, y nos ins-
tala categorías y criterios como si no pudieran ser de otra manera.
Este saber viene a solapar la contingencia del mundo, viene a mostrar
que las proposiciones que conforman nuestra cotidianeidad son taxa-
tivas, no admiten la posibilidad de ser pensadas de otra manera. En
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1 Cf. Foucault, Michel (1977), La voluntad del saber, México, Siglo Veintiuno.
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Y agrega:
3 Aquí material quiere decir las relaciones sociales de producción. Espíritu adopta el
significado que le ha dado la filosofía idealista, la cual afirma que el fundamento último
de la realidad es la Idea, aunque para Marx la situación aquí cambia, ya que para el
materialismo histórico el fundamento último no es solo ideal, meramente cognoscitivo,
sino que la realidad esta formada por una totalidad, una suma de relaciones de producción
y reproducción materiales e ideológicas.
4 Cf. Marx, Engels (1968), La ideología alemana, Montevideo, Pueblos Unidos.
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tando una carencia6, una falta. Tal es así, que de egenus proviene la
palabra indigente7.
De igual forma, podríamos hacer lo mismo con la palabra
delincuente, sin embargo, no pretendo hacer un análisis exhaustivo
del termino, ya que lo que aquí me interesa no es sumergirme en la
esfera del delito ni disertar sobre las teorías punitivas respecto del
delincuente, sino rescatar un aspecto del termino que considero fun-
damental. Delincuente proviene del latín delinquere, el cual significa
“no haber, faltar”. Lo curioso es que, en un principio delinquere se
utilizaba para “falta” en términos físicos, por ejemplo: si faltaba
aceite, se decía “delinquit óleum”. Ciertas prácticas sociales genera-
ron que la falta física devenga en falta moral, una moral siempre
sujeta a la normalidad de la época; esto encierra una paradoja de
capital importancia: el delincuente es considerado un sujeto que
comente una falta, pero la palabra nos dice que delincuente también
manifiesta una falta, no obstante, esto último parece estar soslayado,
y frente a la delincuencia la única propuesta que parece tener priori-
dad es el castigo. Si bien no pretendo cuestionar la teoría de la pena,
supónese que esta parte de una idea de ley y justicia igual para todos,
nadie estaría exento de esto, a pesar de ello, la delincuencia y la pena
son selectivas en la práctica, y su martillo tiene mayor o menor
fuerza dependiendo del sector social del que se trate.
Si buscamos la definición de pobreza podremos ver que no
obtenemos un resultado unívoco, esto de debe a que a lo largo de la
historia su significado no ha sido uniforme, y este ha estado sujeto a
variables económicas, sociales, políticas, militares, religiosas y
morales. Es decir, ha ido tomando diversas connotaciones, de allí la
vastedad y la dificultad para categorizar el concepto; aunque hay un
6 Del lat. carentia, que significa “cualidad del que no tiene algo”. Compuesta por carere, el
cual significa “estar privado de” o “estar apartado de”.
7 Del lat. idigens, que significa “carecer, tener falta de algo”. Formado por el verbo egere
(estar privado de algo).
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10 Este texto, inédito en español, fue leído en el curso de Filosofía Teorética que se llevó a
cabo en la Facultad de Artes y Diseño de Venecia entre 2006 y 2007. Traducción:
Verónica Nájera
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4. Epílogo
12 Juan Solá es un autor chaqueño , activista por los derechos humanos, escribe contra la
discriminación y la violencia.
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Esther que le dijo que para qué iba a tener otro hijo a los veintidós,
que mejor abortara, y el Ismael que cada tanto dice que tiene frío, y
la Brenda que se va quedando dormida, y la negra de mierda que le
pide al Ismael que diga las tablas más fuerte, para que escuche la
Brenda, para que no se duerma la Brenda, mientras que a ella le
arden los ojos de tanto aguantarse las ganas de llorar de miedo.
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Bibliografía:
AGAMBEN, Giorgio (2006), Homo sacer. El poder soberano y la
nuda vida, Valencia, Pre-Textos.
DÍAZ, Esther (2010), Las grietas del control, Buenos Aires, Biblos.
-(2017), Problemas filosóficos, Buenos Aires, Biblos.