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Rómulo y Remo
Mito romano que cuenta la historia de la creación de Roma -fundada por los
gemelos Rómulo y Remo-, la cual fue considerada una ciudad divina dado que
sus fundadores también poseían una ascendencia divina que los conectaba
con Eneas (héroe de la epopeya de Virgilio).
En la historia de la humanidad han existido múltiples reinos de gran poderío,
pero el más grande de todos fue el romano, si pensamos en los mil años que
duró su imperio. Y un pueblo con tanto esplendor necesita una justificación
divina para emparentarse con las deidades, quienes parecen bendecir a la
nación en cuestión. Este es el caso del mito de Rómulo y Remo, dos jóvenes
que servirían como cimientos del imperio romano.
El origen divino de Roma
La tradición dice que la Antigua Roma fue fundada por Rómulo y Remo en el
año 753 a.C., año que determinaron los estudiosos del mundo antiguo como el
año cero o de referencia. Lo fascinante del mito es que los gemelos
fundadores poseen una ascendencia divina que los conecta directamente con
Eneas, héroe de la gran epopeya de Virgilio: La Eneida.
Como es bien sabido, la historia de Roma comienza con Numitor, rey de
la ciudad de Alba Longa, quien fue traicionado por su hermano Amulio. Sin
ningún remordimiento, este personaje destronó a su propio hermano y asesinó
a todos los hijos barones del rey legítimo. Al tener Numitor una única hija,
Amulio decidió condenarla a convertirse en sacerdotisa de Vesta porque las
doncellas consagradas a la diosa permanecían vírgenes y fuera del alcance de
todo hombre.
Aunque el plan de Amulio era perfecto, los hados habían dispuesto que la
descendencia de Numitor alcanzará la grandeza. En una ocasión, según
refieren escritos romanos, Rea Silva ―hija del rey― descansaba a la orilla del
Tíber, donde quedó profundamente dormida. El dios Marte, se percató de la
belleza de la joven y cayó dominado por sus pasiones: el dios de la guerra
poseyó a la indefensa sacerdotisa, dando como resultado el embazo de los
mellizos Rómulo y Remo.
Los hijos del dios de la guerra
Algunas versiones cuentan que Amulio se enteró del embarazo de Rea Silva,
mientras que otras fuentes afirman que ella lo ocultó de tal modo que el rey
usurpador nunca lo notó. A pesar de las diferencias anecdóticas, el mito dice
que, para salvar a los gemelos romanos, estos fueron depositados a la orilla del
río Tíber en un cesto donde la loba Luperca los encontró y luego los amantó en
una cueva del monte Palatino. Después del pasaje de la nodriza salvaje, la
historia continúa con el hallazgo de los niños por parte del pastor Faustulio,
quien los educaría hasta la edad adulta temprana.
Los gemelos hijos de Marte se enteraron de su verdadera prosapia y se
dispusieron a reinstaurar a Numitor en el trono de Alba Longa. Como prueba
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FONDOVILA, Julissa EDI 4to