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UNIDAD 2.

LOS ORÍGENES DE ROMA Y LA ÉPOCA MONÁRQUICA

2. 7. Leyenda y realidad histórica de los inicios de Roma

La guerra de Troya (1300 a.C.- 1100 a.C)

La guerra de Troya constituye una de las leyendas míticas más importantes dede la
Antigüedad. Por ello, cuando los romanos quisieron explicar la fundación de Roma, para prestigiar la
ciudad, se imaginaron que los fundadores de la urbe estaban emparentados con los troyanos.
Según la versión legendaria, la guerra se originó por una disputa cuando la diosa Eris, en
medio de un banquete, arrojó una manzana de oro en la que estaban inscritas las palabras “Para la más
bella”. En realidad, el enfrentamiento debió de originarse por el control de las rutas comerciales hacia
Oriente.

El juicio de Paris: Las diosas Afrodita, Atenea y Hera se disputaban la manzana. Para resolver la
discusión, Zeus pidió a Paris, el hijo del rey de Troya, que decidiera él cuál de las tres diosas era la
más bella. Paris entregó la manzana a Afrodita, quien le había prometido, a cambio, el amor de
Helena, la mujer más bella de Grecia.
El rapto de Helena: Paris partió hacia Grecia, raptó a Helena, esposa del rey griego Menelao, y se la
llevó consigo a Troya.
El ejército griego: Menelao reunió a guerreros de toda Grecia, al mando de su hermano Agamenón,
para acudir a Troya, rescatar a Helena y vengar la afrenta.
La guerra: Los griegos asediaron la ciudad de Troya durante diez años. La ciudad se fue debilitando,
pero a los griegos les costaba imponerse porque a menudo surgían disputas entre ellos.
La muerte de Aquiles: Un día Aquiles, enfadado con Agamenón (que había tomado a Briseida,
esclava de aquel), dejó de luchar. Héctor, el héroe troyano que defendía la ciudad, aprovechó la
situación para realizar una incursión en el campamento griego y matar a Patroclo, el gran amigo de
Aquiles. Fue entonces cuando Aquiles regresó a la contienda para vengar a Patroclo: mató a Héctor y
arrastró su cadáver en torno a las murallas de Troya. Pero Aquiles también murió en la batalla, cuando
Paris le lanzó una flecha que se le clavó en el talón, el único punto vulnerable de su cuerpo.
El caballo de Troya: Los griegos vencieron a los troyanos gracias a un ardid concebido por Ulises.
Escondieron a sus mejores guerreros en un gran caballo de madera, lo abandonaron en la playa e
hicieron correr el rumor de que desistían del asedio y dejaban el caballo como ofrenda a la diosa de la
ciudad. Los troyanos introdujeron el caballo en la ciudad y celebraron el fin del sitio. Pero, por la
noche, los guerreros griegos saquearon Troya y masacraron a sus habitantes.

Eneas y sus descendientes

Según el escritor romano Virgilio, Eneas era un héroe troyano hijo de Anquises y de la diosa
Afrodita que se salvó de la destrucción de Troya y emprendió un viaje lleno de peripecias que lo llevó
a la región del Lacio (donde, posteriormente, se fundaría la ciudad de Roma). Virgilio inventó esta
historia y la narró en la Eneida para mitificar los orígenes de Roma.
En el Lacio, Eneas se casó con Lavinia, hija del rey Latino, que gobernaba la zona. El hijo de
ambos, Ascanio, fundó la ciudad de Alba Longa, donde se sucedieron una serie de reyes. El
duodécimo rey Procas, tuvo dos hijos: Numitor y Amulio. A la muerte de Procas, Numitor subió al
trono, pero pronto su hermano Amulio lo destronó.
Amulio obligó a Rea Silvia, hija de Numitor, a hacerse sacerdotisa vestal, ya que las vestales
debían hacer voto de castidad y no podían tener hijos. De este modo Amulio se aseguraba de que
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nadie le disputaría el trono. Pero los planes de Numitor fallaron: el dios Marte se enamoró de Rea
Silvia, y fruto de esa relación amorosa, Rea Silvia dio a luz dos gemelos: Rómulo y Remo.

Rómulo y Remo

Amulio, furioso, ordenó que los dos recién nacidos fueran arrojados al río Tíber, pero
sobrevivieron, protegidos por los dioses. El cesto donde habían sido depositados encalló en el margen
del río y allí los recogió una loba, que los amamantó y los cobijó en la cueva del Lupercal. Después,
los acogieron el pastor Fáustulo y su esposa, y Rómulo y Remo crecieron en la casa del pastor.
Al alcanzar la edad adulta, Rómulo y Remo mataron a Amulio y restablecieron a Numitor en el trono
de Alba Longa. Los hermanos, por su parte, decidieron fundar una ciudad a orillas del Tíber, en el
lugar donde los había encontrado la loba.
Sin embargo, muy pronto surgió una disputa entre ellos, ya que ambos querían gobernar la
nueva ciudad y bautizarla con su nombre. Para resolver la desavenencia, decidieron consultar a los
dioses -mediante la observación del vuelo de las aves, o auspicio- quién debía gobernar. Remo, desde
el monte Aventino, vio primero seis buitres; Rómulo, desde el Palatino, vio después doce. Ambos se
consideraban ganadores: Remo por haber visto primero las aves y Rómulo, por haber visto más.
En tales circunstancias, Rómulo decidió trazar un surco al pie del Palatino para delimitar la
nueva ciudad. Esto sucedió, según la leyenda, en el año 753 a. C. Remo traspasó el límite para
burlarse de su hermano, quien, airado, echó mano de la espada y lo mató. A continuación, víctima de
los remordimientos, Rómulo enterró a Remo en la colina del Aventino.

El rapto de las Sabinas


Rómulo puso su nombre a la ciudad recién fundada, llamándola Roma, y la pobló con
fugitivos de los alrededores. Sin embargo, los primeros romanos debían afrontar un grave problema:
en la ciudad apenas había mujeres.
Para remediarlo, Rómulo tramó un engaño: organizar una fiesta en la ciudad con juegos y
representaciones teatrales para invitar a las poblaciones vecinas (entre ellas, la tribu de los sabinos),
con la intención de raptar a las esposas e hijas de sus huéspedes en el transcurso de la fiesta.
Las ciudades de los alrededores de Roma, encolerizadas por esta agresión, formaron una
coalición al mando de Tito Tacio, rey sabino, que declaró la guerra a los romanos. Pero las mujeres
sabinas evitaron el combate interponiéndose entre el ejército romano y el sabino, e intercediendo entre
sus esposos (romanos) y sus padres (sabinos).
De este modo, Rómulo y Tacio firmaron la paz y decidieron unir a los romanos y sabinos en
un solo pueblo, convertir Roma en la capital de ambas tribus y gobernar por turnos. Y así fue durante
años, hasta que Tito Tacio murió y quedó Rómulo como único rey de Roma. Durante su mandato,
luchó muchos años contra los pueblos vecinos más próximos, los etruscos de Veyes y de Fidenas.
Finalmente, acordaron la paz.
En el año 716 a. C., mientras Rómulo pasaba revista a sus tropas, se produjo una violenta
tormenta que envolvió al rey en una densa nube. Cuando la tormenta remitió, los soldados constataron
que Rómulo había desaparecido. Un senador declaró que el rey había sido arrebatado por una
tormenta y situado entre los dioses. Desde entonces, Rómulo se asimiló al dios de guerra Quirino.
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La monarquía (753-509 a. C.)

Según la leyenda, Rómulo es el primer rey de Roma e inicia el primer periodo de la historia
de la ciudad: la monarquía.

La continuidad de la monarquía

A la muerte del rey, se iniciaba un periodo llamado interregnum, durante el cual el poder
supremo del Estado recaía en el Senado.
En el interregnum, el Senado debía proponer un nuevo rey. El candidato a nuevo rey
convocaba los comicios curiados (o asamblea del pueblo), que podían aceptarlo o rechazarlo.
Si era aceptado, entraba en funciones no sin antes obtener el favor de los dioses por medio de
los auspicios.
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Los siete reyes de Roma

Según la leyenda, en Roma hubo siete reyes, divididos en dos dinastías: la latina y la etrusca.

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