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Todas las Empresas en México Necesitan de Sistemas Compliance para Enfrentar los Riesgos
Administrativos y Penales
Para entender cómo esto deja de ser una moda para convertirse en una realidad, Foro Jurídico
entrevistó al Maestro Sergio Martin Esquivel, Secretario Ejecutivo de la Contraloría Social
Empresarial y Comisión de Compras de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), y
Presidente del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Integridad y Compliance.
Estamos en la primera fase del compliance, efectivamente hay empresas que ya tienen un sistema
de cumplimiento implementado, éstas son los corporativos multinacionales, empresas que por la
misma globalización ya vienen con un sistema de normas por parte de las casas matrices de sus
países.
Por otra parte, tenemos a las empresas mexicanas que están teniendo relaciones de negocios en
el extranjero, y sus contrapartes y las leyes de los países donde están radicadas se los exigieron.
Si hacemos a un lado a esas empresas, México está muy verde en la materia. La reforma, tanto en
materia administrativa como en materia penal, obliga a las empresas a desarrollar su sistema de
compliance, lo que va hacer que México entre en el auge del cumplimiento.
¿Cuáles son las responsabilidades a las que obliga esta reforma a las empresas en cuestión de
compliance?
Te responsabiliza en materia penal como persona jurídica, ya te están tipificando ciertas conductas
en materia penal y en materia administrativa también. Entonces la norma te obliga a tener
esquemas de prevención, los cuales pueden ser tomados en cuenta dentro de una investigación
penal o administrativa.
Esto quiere decir que antes la autoridad no podía diluir una sociedad, ahora ya se puede hacer, y
se convierte en la sanción más grave. Ante eso, tener un esquema de compliance implementado
dentro de tu organización puede ayudar a eximir las responsabilidades, esto no quiere decir que te
quite la sanción, pero si puede diluirla o puede irse a una persona en específico, siempre y cuando
la empresa tenga un sistema de prevención y demostrando que la conducta fue atípica, y que la
empresa está trabajando en controlar los riesgos, ahí es en donde el compliance toma un gran
valor.
No, va muchísimo más allá, no comparto la idea de empezar el compliance con la instalación de un
código de ética o de conducta. Prefiero explicarles a las empresas que primero se debe de conocer
el contexto de la organización, posteriormente es necesario hacer mapeo de riesgos, para poder,
ahora sí, construir los controles adecuados y con el fin de prevención, y bajo esta lógica, el código
de ética y el código de conducta son controles que ayudan a la prevención de conductas.
¿Estamos hablando de un proceso que tiene que poner a las empresas desde una óptica normativa
legal y que va a tener una repercusión en el mercado externo?
Claro, el compliance es todo un proceso, no sólo es un tema documental. Por eso decimos:
primero conoce a tu organización y analiza cuáles son los riesgos que puedes tener, tanto
administrativos como jurídicos, lo que implica que se tienen que prevenir los riesgos, ahí es en
dónde entra el tema de la gestión de riesgos y la implementación de controles.
Como en todo estándar, se pueden implementar controles que a lo mejor no son tan efectivos en
un principio, pero la idea es ir perfeccionándolos para poco a poco disminuir los riesgos. En todo
negocio se da el caso de que nazcan nuevos riesgos ante las dinámicas del mercado. Por eso al
convertirse en un proceso hay que revisarlo periódicamente y convertirlo en una evaluación y
monitoreo del sistema, para que se convierta en un verdadero sistema de gestión de riesgos.
Frente al hecho de que el gobierno puede llegar a auditar las operaciones de la empresa por tener
negocios con instituciones públicas, eso ya se convierte en un riesgo. En un esquema de
compliance lo que haces es: primero, determinar a tu máximo responsable del cumplimiento y ese
máximo responsable de cumplimiento es responsable de gestionar el riesgo, por eso se vuelve
mucho más efectivo, porque ya no es potestativo llegar a revisar lo que quieras revisar y a lo mejor
a un riesgo donde puede haber un asunto delicado le doy la vuelta, no tienes que gestionar.
Sí, todas las empresas lo requieren, no importa el tamaño, no importa si es micro, pequeña,
mediana o grande empresa, todas de alguna u otra manera necesitan cumplir con la ley.
Muchos empresarios de una micro y pequeña empresa dicen no tener recursos para implementar
un esquema de prevención, pueden pensar que por ser una organización muy pequeña no lo
necesitan ya que el riesgo está en pocas personas, pero sí lo necesitan, ya que cualquiera puede
enfrentar una responsabilidad por alguna operación inadecuadamente realizada.
Ahora bien, si son empresas pequeñas, pueden empezar con un manual de prevención ya que el
riesgo no es tan alto, pero hay que recordar que, al tener clientes, tener que cumplir con leyes,
venderle algo al gobierno o ser proveedor de grandes empresas internacionales, se tienen riesgos
de muchas maneras.
¿Y todas las empresas tienen riesgos laborales con empleados y pueden tener algún problema con
algún cliente?
Efectivamente, el tema es que si analizamos el código penal, vamos a ver todos los diferentes tipos
penales de delitos que se establecieron para las empresas, en donde las personas jurídicas ya son
responsables, además de que existen responsabilidades por temas de defraudación fiscal y lavado
de dinero, que de hecho es uno de los impulsores del sistema de cumplimiento; también existen
los negocios con terceros, de los cuales no siempre conoces el origen de los recursos de esas
empresas o de las personas, técnicamente esos terceros te ponen en riesgo ante la autoridad.
Un sistema de cumplimiento ayuda a definir los riesgos y qué hacer en caso de que se presenten;
al mismo tiempo implica tener un procedimiento para los terceros, para hacer una relación de
negocio. A este procedimiento le llamamos Due Diligence y puedes hacer auditoría a ese tercero
para ver que efectivamente no te vayan a vulnerar.
“Un sistema de cumplimiento ayuda a definir los riesgos y qué hacer en caso de que se presenten;
al mismo tiempo implica tener un procedimiento para los terceros, para hacer una relación de
negocio. A este procedimiento le llamamos Due Diligence, para verificar a las empresas que se
tienen contratadas y asegurarte que ellos también cumplan con la ley.”
De esta manera la empresa puede hacer un Due Diligence al tercero, para verificar a las empresas
que se tienen contratadas y asegurarte que ellos también cumplan con la ley, y eso ya te deja
tranquilo de poder hacer negocios con esos terceros.
La Concamin acaba de lanzar una iniciativa sobre compliance, ¿nos podrías platicar de qué se
trata?
Es la primera política de integridad de una organización de este tipo y lo que busca es guiar a todos
sus agremiados en implementar el compliance con todos sus componentes, lo que pretende es un
marco de actuación que nos dé como resultado la integridad de las empresas, que sepan las
empresas que hay mecanismos, que se están construyendo, de denuncias, de consecuencias y que
hay componentes que se ponen el estándar mínimo para que ellos a su vez empiecen a
implementarlo inclusive en el tema de gobierno corporativo.
“Es la primera política de integridad de una organización de este tipo y busca guiar a todos sus
agremiados en implementar el compliance con todos sus componentes, lo que pretende es un
marco de actuación que nos dé como resultado la integridad de las empresas, que sepan las
empresas que hay mecanismos de denuncias, consecuencias y componentes que se ponen el
estándar mínimo para que ellos a su vez empiecen a implementarlo inclusive en el tema de
gobierno corporativo.”
¿Parte de esta política de la Concamin es aliarse con expertos, con quién es la alianza?
Parte de esta política incluye aliarnos con la Asociación Mexicana de Integridad y Compliance
(Amexicom), para que ellos nos ayuden a crear un mecanismo que pueda llevar a las empresas de
una manera fácil y didáctica para que, con ejemplos y formatos, se puedan implementar los
sistemas de compliance con la idea de crear una cultura empresarial.
La idea de la asociación es empezar a explicar de qué se trata el tema del cumplimiento y dotarlos
de herramientas para que puedan entender lo que significa implementar un sistema de
cumplimiento.
Los beneficios es tener la información sobre compliance de manera continua, el estar dentro de
una comunidad, como la asociación, permitirá a los miembros de la Concamin y a sus Cámaras
Industriales obtener información y herramientas a bajo costo para poder implementar un sistema
de cumplimiento.
“Es importante entender que las empresas mexicanas, al entrar a mercados internacionales,
pueden ser requeridas por empresas o por autoridades de otros países de un sistema de
cumplimiento para que puedan hacer negocios.
La SHCP especificó cuáles serán los contribuyentes que ameritarán prisión preventiva en caso de
violar las leyes tributarias que especifica la reforma penal fiscal, que entrará en vigor el próximo 1
de enero del 2020.
De acuerdo con la SHCP, las modificaciones avaladas permitirán continuar la persecución de los
delitos fiscales básicos, y aportará mayores herramientas para la persecución de aquellos que por
su configuración constituyan una amenaza a la Seguridad Nacional o sean cometidos por la
delincuencia organizada.
La dependencia señaló que los delincuentes fiscales peligrosos ameritarán prisión preventiva
oficiosa. Estos son los contribuyentes que cometen un delito que califique como delincuencia
organizada.
Los primeros son aquellos que incurren en alguno de los delitos calificados en el Código Fiscal de la
Federación, por ejemplo:
Son aquellos que cometen un delito de defraudación fiscal y defraudación fiscal equiparada cuyo
monto de lo defraudado no exceda los 7.8 millones de pesos
Diego Coto
Con la reforma penal fiscal, varios delitos fiscales pueden llevar prisión preventiva oficiosa. Pero el
procurador fiscal Carlos Romero Aranda explicó cómo se usará.
Uno de los cambios que más llamó la atención a los empresarios es el uso de la prisión preventiva
oficiosa. Con la reforma, varios delitos fiscales ameritarán prisión preventiva. El miedo para el
sector empresarial, es que esto se usara arbitrariamente o como terrorismo fiscal.
Ayer, Carlos Romero Aranda, titular de la Procuraduría Fiscal explicó las garantías que los
contribuyentes tendrán ante estos casos.
“El bloque de senadores está pensando en poder llevar este caso la Suprema Corte de Justica y
vamos a esperar, será el último escalón en donde nosotros pudiéramos encontrar alguna
respuesta distinta, porque consideramos que es absolutamente desproporcional incluirlo como
seguridad nacional, rebasa los planteamientos constitucionales”, indicó el coordinador del Grupo
Parlamentario del PRD, Miguel Ángel Mancera Espinosa.
Reiteró que las reformas hechas a la Ley Federal Contra del Delincuencia Organizada, Ley de
Seguridad Nacional, Código Nacional de Procedimientos Penales, Código Fiscal de la Federación y
el Código Penal Federal, son excesivas y ponen en riesgo a cualquier contribuyente, además de
que se manda un mensaje de “terrorismo fiscal.”
Por su parte, el partido Movimiento Ciudadano, afirmó que “hay un exceso y que se va a caer y
ayer lo dijimos, pero Morena no accedió. Es imposible, es incomparable la venta de una factura
con terrorismo, armas nucleares y genocidio. El primero de enero que entra en vigor esta reforma
nos vamos a ir a una acción de inconstitucionalidad para decirle a la corte dos cosas”.
El legislador aclaró que la ley aprobada ayer y de la cual es promovente, va firmemente contra los
factureros y empresas fantasma y rechazó “terrorismo fiscal” contra las empresas.
Asimismo, señaló que sería inconstitucional poner la tasa del IVA a servicios que no se dan en el
territorio nacional y violan tratados de doble tributación.
Además, se manifestó en contra del aumento al IESPS al tabaco, cerveza; los impuestos a las
tandas y a las ventas de mayoreo, y al ahorro, como proyecta la Secretaría de Hacienda en el
Presupuesto 2020.
SUMARIO: I. Introducción. II. El derecho penal fiscal. III. La responsabilidad en materia fiscal. IV.
Responsables fiscales. V. La capacidad en materia fiscal. VI. Obligaciones derivadas de la
responsabilidad fiscal. VII. La ilicitud. VIII. Responsabilidad penal fiscal. IX. Infracciones y delitos
fiscales. X. Calificación de los ilícitos fiscales. XI. Constitucionalidad de las penas en materia fiscal.
XII. La persecución de los delitos fiscales. XIII. Denuncia de probables delitos. XIV. Sobreseimiento,
libertad provisional y reducción de caución. XV. Responsabilidad penal fiscal de terceros. XVI.
Prescripción de la acción penal fiscal. XVII. Caducidad en materia penal fiscal.
I. INTRODUCCIÓN
No sólo para los estudiosos del derecho fiscal, sino para casi todo contribuyente y aún para
quienes en alguna forma se encuentran relacionados con éstos, es de gran interés el conocimiento
del derecho penal fiscal, pues frecuentemente, y sin que exista responsabilidad directa, se puede
ser involucrado en las molestias que trae aparejada la investigación de un ilícito de esta
naturaleza. Este estudio no pretende ser exahustivo de la materia que se apunta, cumple sólo el
propósito de hacer algunas reflexiones que no están de más para todas las personas a que se
alude en el inicio de este párrafo; asimismo, se ha originado en el deseo de proporcionar ciertas
orientaciones para quienes reiteradamente recurren al profesional de esta área del conocimiento
jurídico en busca de las mismas.
Se dice que el derecho penal es la rama del derecho público integrada por las leyes que tipifican la
conducta ilícita de las personas, establecen las consecuencias jurídicas de ellas derivadas, y el
procedimiento y órganos estatales para la aplicación de las penas que amerita dicha conducta.
Conviene aclarar que este concepto se apoya en un criterio tradicional genérico que tienen los
estudiosos del derecho penal.
El criterio anterior va cediendo su lugar a otro para definir esta rama jurídica como un derecho
rehabilitador o de readaptación de los sujetos de la conducta calificada de ilícita.
La ilicitud constituye, en sentido amplio, el calificativo de una conducta que en la materia fiscal se
manifiesta en infracciones o en delitos.
Las infracciones o los delitos fiscales pueden ser tanto de ejecución como de omisión; ambos
punibles.
En la materia que interesa a este desarrollo es muy frecuente la ilicitud por omisión, que
consituyen las infracciones; diríase que estas infracciones cubren la casi totalidad de las
violaciones a las leyes respectivas.
En el derecho penal fiscal más que la rehabilitación del delincuente interesa punir aflictiva o
represivamente, intimidar a los posibles futuros infractores y producir escarmiento.
El derecho penal fiscal se encuentra contenido en diversas leyes, si bien el Código Fiscal de la
Federación es la más importante de todas ellas.
En este derecho lo más importante es la protección del interés económico del Estado.
Entre el derecho penal común y el derecho penal fiscal encontramos diferencias que conviene
hacer notar; Emilio Margain Manautou nos indica al respecto:. Mucho se ha discutido sobre si el
derecho penal es uno solo o si debemos hablar de un derecho penal tributario, autónomo del
cerecho penal común. Sobre esto se coincide con aquellos que sostienen que el derecho penal es
uno, por cuanto que sus principios generales sobre los hechos a sancionar son comunes: penar
todo acto o hecho contrario a la ley.
Las diferencias o particularismos propios del derecho penal tributario sólo lo apartan del derecho
penal común en algunos aspectos; pero ambos parten de la misma base común. Las principales
diferencias que se observan son:
1a. El derecho penal tributario concibe la reparación civil y delictual; en cambio, el derecho penal
común sólo la delictual, pues cuando hay lugar a la reparación del daño, ésta se gradúa o
determina conforme al derecho privado.
2a. El derecho penal tributario sanciona no sólo hechos delictivos, sino también hechos u
omisiones no delictivas; en cambio, el derecho penal común sólo sanciona hechos delictuosos.
3a. El derecho penal tributario sanciona tanto a las personas físicas, como a las personas morales;
en cambio, el derecho penal común sólo a las personas físicas.
4a. El derecho penal tributario imputa responsabilidad al incapaz y lo sanciona con penas
pecuniarias; en cambio, para el derecho penal común el incapaz no es responsable.
5a. El derecho penal tributario puede sancionar a personas que no intervienen en la relación
jurídica tributaria, como a los agentes de control; en cambio, el derecho penal común sólo puede
sancionar a los que intervinieron en la comisión del delito y a los que encubren a éstos.
6a. En el derecho penal tributario, tratándose del delito, el dolo se presume, salvo prueba plena en
contrario; en cambio, para el derecho penal común, el dolo no se presume.
7a. El derecho penal tributario a veces sólo tiende a obtener la reparación del daño; en cambio, el
derecho penal común, tiende, principalmente, al castigo corporal y, secundariamente, a la
reparación del daño. 1
Margarita Lomelí Cerezo dice: "En términos generales, responsabilidad es la situación en que se
encuentra aquel que debe sufrir las consecuencias de un hecho que le es imputable y que causa
un daño." 2
Después de su concepto, la autora se refiere a otros autores que también tratan el tema y luego
alude a la responsabilidad en el terreno del derecho civil y del penal, para terminar hablando de la
responsabilidad en materia fiscal.
Me parece que los autores a que se refiere Margarita Lomelí Cerezo, y ella misma, lo hacen
atingentemente, pero para ser más preciso al respecto y con el propósito de generalizar, prefiero
decir que la responsabilidad es la obligación que tienen ciertas entidades de hacer frente a las
consecuencias de una circunstancia o conducta debidamente tipificada por la ley, que les es
atribuible.
Este concepto tiene la particularidad de que se ajusta tanto al campo del derecho penal como al
de cualquiera otro, y en este estudio considero prudente buscar mayor amplitud de criterio. Por
otra parte, este concepto no necesariamente hace referencia a actos, o sea que no implica
voluntad de parte del responsable para lo que sea; puede tratarse de una situación que la ley
prevea; esto último es frecuente; recuérdese, por ejemplo, el caso en que un dueño de un animal
debe pagar los destrozos que dicha bestia cause en un sembradío ajeno, o el del padre que debe
responder por la conducta de su hijo incapaz. Esta circunstancia siempre ha sido observada por el
derecho; en el derecho romano encontramos que el pater familias era responsable de la conducta
de sus esclavos y de otros alieni juris.
Con el propósito de establecer la diferencia entre los dos tipos de responsabilidades aludidas se
transcriben a continuación otros párrafos de la misma Margarita Lomelí Cerezo, que indica:. Las
diferencias principales entre la responsabilidad civil y la responsabilidad penal son las siguientes:
1. En el derecho civil no hay pena o sanción represiva, sino únicamente la reparación del daño, que
comprende el restablecimiento de la situación anterior a aquél, o la indemnización por daños y
perjuicios. En cambio, en el derecho penal, no sólo hay obligación de reparar el daño, sino que el
delincuente debe sufrir la pena, que es la principal consecuencia del delito.
2. En el derecho civil, para que exista responsabilidad no se requiere dolo o culpa, y ni siquiera
debe haber en todos los casos la violación de una norma legal, puesto que se admite la
responsabilidad objetiva, en la que los hechos en sí mismos son lícitos. Por el contrario, en el
derecho penal sólo se establece la responsabilidad cuando se ha violado la norma y existe dolo o
culpa, es decir, intención delictuosa, o bien imprudencia, negligencia o descuido del sujeto activo
del delito.
3. En la responsabilidad penal el daño que el derecho toma en cuenta como principal es el causado
a la sociedad, por el ataque a bienes jurídicos que se estiman fundamentales para la convivencia
social, y considera en segundo término el daño sufrido por la víctima. En la responsabilidad civil, el
daño lo resiente directamente el individuo, y sólo en forma indirecta la sociedad, por ser aquél,
parte de la colectividad.
Debe entenderse por responsable fiscal toda entidad a la que la ley señala una obligación.
Esta obligación puede ser de variada índole; de ahí que los responsables fiscales también son de
diversa índole; algunos serán sujetos pasivos, otros serán entidades que se coloquen en la
circunstancia que la ley prevea, sin que su responsabilidad sea de un sujeto pasivo.
También de lo dicho se sigue que no es necesario que exista la personalidad para que haya
responsabilidad en esta materia; más de una vez nos encontraremos que es suficiente la presencia
de un patrimonio afectación para que la responsabilidad se impute al mismo.
Para lo anterior, es necesario que se defina el patrimonio en el sentido que debe dársele en la
materia fiscal. En nuestra materia es de interés que se defina el patrimonio como conjunto de
bienes y obligaciones organizados recíprocamente para un fin determinado.
Es conocido de todos los estudiosos del derecho fiscal que la capacidad necesaria para ser sujeto
pasivo del impuesto es la "tributaria" que, como apunta Mario Pugliese, es una circunstancia
derivada de la realización del hecho generador.
Mucho se discute acerca de este tópico; pero tomando en cuenta nuestro derecho y, a pesar de
las reiteradas declaraciones iniciales de nuestras leyes fiscales (Código Fiscal de la Federación, Ley
del Impuesto sobre la Renta, Ley del Impuesto al Activo, etcétera), nos encontramos que no es
necesario ser persona física o moral para ser sujeto pasivo del impuesto, pues se acepta como tal
el patrimonio afectación.
Sergio Francisco de la Garza hace un estudio detallado en relación con este aspecto, y aunque no
es muy contundente, ni tampoco lo son los autores que cita, sí se inclina por el criterio de que no
es necesaria la personalidad jurídica para ser sujeto pasivo (y habría que agregar, ni para ser
responsable fiscal). 4
Tomando en cuenta la variedad de los objetos de las obligaciones, habrá que preguntarse si en la
materia fiscal se dan las obligaciones de dar, de hacer y de no hacer, como en cualquiera otra.
Por supuesto que sí se dan; el responsable fiscal puede ser un sujeto pasivo o puede ser otra
entidad; entonces, la obligación es no sólo la de pagar la contribución, sino tal vez la de hacer una
retención, o un entero del impuesto a cargo de un tercero; o bien, la de llevar una contabilidad
relativa a obligaciones fiscales propias o extrañas, o la de no realizar ciertas conductas.
Se concluye: las obligaciones derivadas de la responsabilidad fiscal pueden ser de dar o entregar al
fisco las cantidades que representan los créditos fiscales; de hacer, o cumplir aquellos actos o
conductas tipificadas por el texto legal; o de no hacer, o permitir que se lleven a cabo ciertos
actos. La ley será la medida de las obligaciones fiscales en cada caso.
VII. LA ILICITUD
La expresión "ilicitud" implica la existencia de algo no permitido (quod non licet) o contrario a lo
jurídico.
Así encontramos que la ilicitud se da en todos los campos de la ley; pues en todos pueden darse
infracciones o delitos.
Esta función estatal tendrá diversas manifestaciones, según la violación de la ley que haya llevado
a cabo el responsable.
Por lo anterior, la pena por la ilicitud será diversa, según se trate de una infracción o la misma
implique delito.
La responsabilidad penal implica que el sujeto de la misma debe sufrir la punión correspondiente y
reparar el daño causado.
Esta responsabilidad se da, propiamente hablando, en los delitos, pero también existe en las
infracciones, pues ambos, infracción y delito son ilícitos que la provocan.
No me interesa extenderme en ese aspecto, pues la materia fiscal sigue a la penal genérica, salvo
algunas excepciones.
¿Qué se entiende por infracción y qué por delito en materia fiscal? y ¿Qué responsabilidad se
sigue de unas y de otros? 5
Me interesa reiterar en este punto que nos encontramos en materia de derecho fiscal y que, en
buena parte, sólo tiene validez en esta disciplina lo que aquí se exprese.
Una infracción, como el vocablo, se interpreta gramaticalmente (y esto tiene el mismo sentido en
derecho fiscal): es la violación de una ley.
La expresión "infracción" con gran frecuencia se emplea erróneamente, sobre todo por personas
sin conocimientos jurídicos.
El Código Penal para el Distrito Federal en el artículo 7o. define el delito como "el acto u omisión
que sancionan las leyes penales".
Si hemos dicho que la infracción es la violación a una ley, el delito hemos de decir que es una
infracción que de acuerdo con el derecho, amerita una pena corporal.
Habrá que establecer diferencia entre infracción y delito fiscal, además de la que se expresa en las
ideas del párrafo anterior:
La infracción es el género de lo ilícito, el delito es una especie de ese género; la infracción fiscal,
según el artículo 70 del Código Fiscal de la Federación amerita una pena económica, en forma de
multa; el delito amerita pena corporal; la multa la aplica la autoridad fiscal, la pena corporal, la
autoridad judicial.
El mismo Código hace enunciado de las infracciones y de los delitos fiscales y señala en cada caso
la pena que los responsables de estos ilícitos han de sufrir.
b) Las relacionadas con la obligación del pago de contribuciones, con las declaraciones, con las
solicitudes, con los avisos, con los informes y con las constancias (artículo 81);
f) Las cometidas con motivo de cesión de créditos en virtud de contratos de factoraje (artículo 84-
E);
h) Las relativas a la obligación de adherir marbetes a envases de bebidas alcohólicas (artículo 86-
A);
Como se observa, la cita de los artículos del Código Fiscal no es continuada al aludir a las diversas
infracciones; los artículos que no aparecen tipificando estas violaciones señalan la multa que en
cada caso corresponde.
m) Cometidos por servidores públicos con motivo de visitas domiciliarias, embargos y revisión de
mercancías ilegalmente (artículo 114);
ñ) Operaciones con dinero obtenido por actividades ilícitas (artículo 115 Bis).
Los ilícitos fiscales se han dividido en simples y calificados. El delito o infracción son calificados
cuando en su ejecución han existido agravantes, atenuantes o excluyentes, en caso contrario se
consideran simples. Es frecuente hablar de ilícitos calificados sólo cuando en su ejecución
mediaron agravantes.
La calificación de las conductas ilícitas la señala la ley. En materia fiscal, las penas son económicas
o de otra naturaleza; si existiesen agravantes, la pena económica sería de mayor cuantía y la
corporal sería de mayor duración; si existiesen atenuantes, dichas penas serían menores; y se
eliminarían si hubiese excluyentes.
Nuestras leyes marcan ejemplos de las tres calificaciones; así el artículo 76 del Código Fiscal de la
Federación señala varios casos de atenuantes y de agravantes de infracciones, en tanto que el 73
señala un caso de excluyente.
Por lo que mira a delitos, el artículo 107 del mismo ordenamiento alude al contrabando que llama
calificado, o realizado con agravantes.
En esta forma, resulta sencillo saber cuándo se consideran simples los ilícitos fiscales, pues son los
no calificados.
Pero existe un problema adicional: se habla de infracciones o de delitos normales, leves y graves.
Esta forma de calificar a estas conductas es subjetiva, aunque en algunas leyes se hayan empleado
los adjetivos.
Para nosotros, aludiendo a la pena que en cada caso se establece, resulta sencillo saber cuándo la
ley considera incluidas las mencionadas violaciones en cada especie.
XI. CONSTITUCIONALIDAD DE LAS PENAS EN MATERIA FISCAL
La interpretación del citado precepto constitucional ha sido motivo de seria polémica entre
fiscalistas mexicanos; Servando J. Garza, Margarita Lomelí Cerezo, Emilio Margain Monautou,
Sergio Francisco de la Garza, Hugo Carrasco Iriarte, Ernesto Flores Zavala y otros han terciado en
una disputa que no puede eludirse.
Algunos de estos autores indican que resulta contraria a la Ley Fundamental la aplicación de las
penas económicas o multas que aplica la autoridad fiscal; otros, tratando de hacer extensivo el
significado de "autoridad administrativa" a la fiscal, defienden la constitucionalidad de esas penas
que aplica el fisco. El artículo 70 del Código Fiscal de la Federación señala que:. La aplicación de las
multas, por infracción a las disposiciones fiscales, se hará independientemente de que se exija el
pago de las contribuciones respectivas y sus demás accesorios, así como las penas que impongan
las autoridades judiciales cuando se incurra en responsabilidad fiscal.
Sabido es que las multas, que son penas económicas, las aplica la autoridad fiscal.
El artículo del Código Fiscal parece lógico; pero su contenido, por más que se pretenda justificar,
no se ajusta al 21 constitucional. Es explicable que la doctrina haya querido adecuar el Código
Fiscal a la Constitución en este aspecto; se entiende que es indispensable en nuestro sistema
jurídico que el fisco tenga la facultad punitiva económica; pero seguramente el constituyente no
tuvo el criterio de atribuírsela, y, reiterando lo que en otros escritos he sostenido, me parece que
no es lógico que se pretenda aseverar lo que el cuerpo constitucional no contiene, o se interprete
el artículo relativo en un sentido que no lo tiene.
¿Qué hacer al respecto, no sólo en este aspecto, sino en otros en que la Ley Fiscal es lógica,
aunque contradiga el texto constitucional? Seguramente buscar la modificación del texto supremo
para ajustarlo a una realidad que se vive; mientras tanto habrá oportunidad para que se siga
impugnando la facultad punitiva del fisco.
Por lo que mira a las penas que según el citado artículo 70 del Código Fiscal de la Federación ha de
aplicar la autoridad judicial, cuando se configuren los delitos en este campo, no existe discusión,
pues se ajustan al artículo 21 constitucional.
El artículo 21 de la Constitución copiado antes parcialmente, indica: "La persecución de los delitos
incumbe al ministerio público y a la Policía Judicial, la cual estará bajo la autoridad y mando
inmediato de aquél".
Por otra parte, el artículo 92 del Código Fiscal de la Federación dice:
. Para proceder penalmente por los delitos fiscales previstos en este capítulo, será necesario que
previamente la Secretaría de Hacienda y Crédito:
I. Formule querella, tratándose de los previstos en los artículos 105 (actos similares al
contrabando), 108 (defraudación fiscal), 109 (actos similares a la defraudación fiscal), 110
(relacionados con el registro federal de contribuyentes), 111 (relativos a declaraciones,
contabilidad y documentación), 112 (de depositarios e interventores fiscales), 113 (de alteración o
destrucción de aparatos de control, sellos o marcas oficiales), 114 (relativos a visitas domiciliarias
o embargos sin mandamiento escrito, y revisión de mercancías fuera de los recintos fiscales
cometidos por servidores del fisco), y 115 bis (operaciones con dinero obtenido por actividades
ilícitas).
II. Declare que el fisco federal ha sufrido o pudo sufrir perjuicio en los establecidos en los artículos
102 (contrabando) y 115 (robo de mercancías de recintos fiscalizados).
III. Formule la declaratoria correspondiente, en los casos de contrabando de mercancías por las
que no deban pagarse impuestos y requieran permiso de autoridad competente, o de mercancías
de tráfico prohibido.
En los demás casos no previstos en las fracciones anteriores bastará la denuncia de los hechos
ante el ministerio público federal.
Nos encontramos con delitos que, en general, son contra el patrimonio, por lo que resulta lógico el
modo de su persecución mediante la intervención del fisco.
La autoridad fiscal no sólo está facultada para denunciar y presentar querella por los delitos
fiscales cuya comisión le conste, sino que cuando tenga conocimiento de la probable existencia de
uno de los previstos en el Código Fiscal, que sea perseguible de oficio, lo deberá hacer del
conocimiento del Ministerio Público en forma inmediata para que se proceda a su investigación, y
persecución cuando proceda.
En el derecho penal fiscal es frecuente que se produzca el sobreseimiento del proceso cuando los
procesados pagan las contribuciones omitidas, juntamente con los accesorios correspondientes, o
los garanticen; en tales casos la Secretaría de Hacienda y Crédito Público podrá solicitar dicho
sobreseimiento antes de que el Ministerio Público Federal formule conclusiones.
Por otra parte, el mismo artículo 92 del Código Fiscal, tomando en cuenta que la libertad
provisional procede genéricamente en casos en que el término medio aritmético de la pena
correspondiente al delito no exceda de cinco años, indica: Cuando el término medio aritmético de
la pena privativa de la libertad que corresponda al delito imputado exceda de cinco años, para
conceder la libertad provisional, el monto de la caución que fije la autoridad judicial comprenderá,
en su caso, la suma de la cuantificación antes mencionada y las contribuciones adeudadas,
incluyendo actualización y recargos, que hubiere determinado la autoridad fiscal a la fecha en que
se promueva la libertad provisional.
Por otra parte, tomando en cuenta que en esta materia lo más interesante para el fisco es lograr el
cobro de sus créditos, el repetido artículo 92 señala: En caso de que el procesado hubiera pagado
o garantizado el interés fiscal, a entera satisfacción de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público,
la autoridad judicial, a solicitud del procesado, podrá reducir hasta el 20 por ciento el monto de la
caución, siempre que existan motivos o razones que justifiquen dicha reducción.
Como en el derecho penal común, en el derecho penal fiscal la responsabilidad de los delitos no se
circunscribe a sólo su ejecutor, o ejecutor principal, aquí sujeto pasivo, frecuentemente terceros
son responsables de estos ilícitos y como tales deben ser reprimidos.
De acuerdo con el artículo 95 del Código Fiscal de la Federación son responsables de los delitos
fiscales quienes:
Dentro de los responsables de los delitos se encuentran quienes (personas físicas) realizan dichos
ilícitos a nombre de personas morales.
En el caso previsto habrá que establecer distinción entre la pena económica y la de otra índole. En
cuanto a las penas económicas, en estos casos no cabe duda, corresponderán a la persona moral,
sin eludir a quien a nombre de la misma delinca, en las circunstancias que la ley lo prevea; pero las
penas corporales o de índole diversa a la económica se aplicarán a la persona física que intervenga
en el ilícito.
El artículo 100 del Código Fiscal de la Federación indica que: La acción penal por los delitos fiscales
perseguibles por querella (asimilados al contrabando; defraudación fiscal; asimilados al de
defraudación; en materia de Registro Federal de Contribuyentes; relacionados con declaraciones
fiscales; por realización de visitas domiciliarias y embargos sin mandamiento escrito de autoridad
fiscal competente; y por operaciones con dinero obtenido por actividades ilícitas) prescribirá en
tres años contados a partir del día en que dicha Secretaría tenga conocimiento del delito y del
delincuente; y si no tiene conocimiento, en cinco años que se computarán a partir de la fecha de la
comisión del delito. En los demás casos, se estará a las reglas del Código Penal aplicable en
materia federal.
Nosotros, para efectos de la materia que se trata, hemos de referirnos a la segunda de las
prescripciones, o sea a la liberatoria; concretamente diremos desde el punto de vista del ejecutor
del ilícito, que se libera de los efectos de su responsabilidad.
Dice Rafael García Valdés que por prescripción se extingue el "poder jurídico (del ofendido) de
promover la actuación jurisdiccional, con el fin de que el juzgador pronuncie acerca de la
punibilidad de hechos que aquella reputa como constitutivos del delito".6
Así la acción cambiaria del último tenedor de una letra de cambio, contra los obligados en vía de
regreso, caduca por no haberla presentado para aceptación o pago en los términos que fija la ley;
por no protestarla oportunamente; por no admitirse la aceptación o el pago de la misma por
intervención y, por no ejercitar oportunamente la acción derivada de la misma, después de su
protesta. (artículo 160 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito).
La caducidad en materia penal fiscal se encuentra contemplada en el artículo 67 del Código Fiscal
de la Federación, que en la parte que interesa indica: Art. 67. Las facultades de las autoridades
fiscales, para determinar las contribuciones omitidas y sus accesorios, así como para imponer
sanciones por infracciones a dichas disposiciones, se extinguen en el plazo de cinco años contados
a partir del día siguiente a aquél en que:
III. Se hubiere cometido la infracción a las disposiciones fiscales; pero si la infracción fuese de
carácter continuo o continuado, el término correrá a partir del día siguiente al que hubiese cesado
la consumación o se hubiese realizado la última conducta o hecho, respectivamente….
Las facultades de las autoridades fiscales para investigar hechos constitutivos de delitos en
materia fiscal, no se extinguirán conforme a este artículo.
Los contribuyentes, transcurridos los plazos a que se refiere este artículo, podrán solicitar se
declare que se han extinguido las facultades de las autoridades fiscales.
Esta caducidad no concuerda con la del derecho mercantil, pues significa la pérdida de la facultad
de aplicación de penas.
NOTAS:
2 Lomelí Cerezo, Margarita, Derecho fiscal represivo, México, Porrúa, 1979, p. 183.
4 Garza, Sergio Francisco de la, Derecho financiero mexicano, México, Porrúa, 1981, p. 498.
5 Véase al respecto Herach, Dino, Curso superior de derecho tributario, Buenos Aires, Liceo
Profesional Cima, t. I., pp. 193 y ss.
6 Cita de González Bustamante, Juan José, Principios de derecho procesal penal mexicano, México,
Porrúa, 1967, p. 39.
Agustín Gordillo
Las reformas contra la defraudación fiscal y la facturación falsa fueron aprobadas este martes en la
Cámara de Diputados.
De acuerdo con las consideraciones de los diputados, por la defraudación fiscal y la facturación
falsa, el Estado mexicano perdió un monto de 2 billones de pesos en los últimos cinco años. En la
iniciativa destacan los siguientes cambios:
Se impuso una sanción de dos a nueve años de prisión, al que por sí o por interpósita persona,
expida, enajene, compre o adquiera comprobantes fiscales que amparen operaciones inexistentes,
falsas o actos jurídicos simulados. La pena actual es de tres a seis años.
Consideran amenaza a la seguridad nacional los actos ilícitos en contra del fisco
[Adición de la fracción XIII, del artículo 5, de la Ley de Seguridad Nacional (LSN)]
Serán amenaza a la seguridad nacional los actos ilícitos en contra del fisco federal a los que hace
referencia el artículo 167 del Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP). Tomando en
cuenta que dicho artículo fue modificado, se está haciendo referencia a los actos ilícitos siguientes:
Contrabando y su equiparable
Defraudación fiscal y su equiparable
La expedición venta, enajenación, compra o adquisición de comprobantes que amparen
operaciones inexistentes, falsas, o actos jurídicos simulados
Actualmente no están considerados estos actos ilícitos como amenaza a la seguridad nacional.
Puedes revisar el Dictamen con proyecto de decreto en materia de defraudación fiscal que se
discutió y aprobó en la Cámara de Diputados aquí.
El “área de compliance” no es una función exclusiva del “área jurídica” de la empresa. Cada una
tiene su propia finalidad, pero ambas se complementan para lograr un debido control
organizacional frente a los desafíos regulatorios, riesgos diversos y una feroz competitividad.
En términos generales, el área jurídica se ocupa de la estructura legal interna y las relaciones
jurídicas de la empresa con el mundo exterior, ya sea para diseñar las condiciones legales óptimas
para la administración, operación, funcionamiento y cumplimiento normativo laboral, comercial y
fiscal, entre otras muchas materias, o, en su caso, para afrontar los problemas jurídicos derivados
de posibles conflictos y controversias (litigio legal), actividades que encuentran apoyo invaluable
en los sistemas de vigilancia, supervisión y control de información denominados compliance,
indispensables para las empresas en la creación y constante actualización de sus marcos
normativos internos y la atención de procesos regulatorios frente a los clientes y proveedores,
incluido el correcto manejo de cualquier procedimiento administrativo y judicial, con el fin ubicar y
cumplir los estándares regulatorios.
En síntesis
En los tres niveles regulatorios referidos es posible detectar ámbitos de confluencia de materias y
contenidos muy diversos, lo cual no significa que quienes llevan a cabo las funciones de
compliance officer deban dominar todas las materias de regulación aplicables a la empresa, sino
que su habilidad primordial consiste en hacerse llegar, ordenar y coordinar la información
necesaria para mantener la regulación vigente y actualizada, implementando medidas correctivas
y un estricto control de su cumplimiento con el fin de evitar defectos de organización. No es para
volverse locos, pero sí para ocuparse –sin dilación alguna y paso a paso– de estos temas.
Dependiendo de la naturaleza, administración, operación, especialización, número de empleados y
tamaño del negocio, el compliance integra la coordinación, entre otras muchas, de las siguientes
materias:
– Gobierno y derecho corporativo
– Protección de datos personales
– Regulación civil y mercantil
– Contabilidad y fianzas
– Leyes anticorrupción
– Derecho laboral
– Recursos humanos
– Derecho informático
– Derecho Penal
El compliance se convierte en excelente aliado para la supervivencia y éxito de las empresas que
deseen perdurar en el tiempo. En consecuencia, el compliance penal ayuda a prevenir la
responsabilidad penal de la empresa al adoptar mecanismos para un debido control
organizacional, el cual está sujeto, de modo general, al liderazgo empresarial. Sus costos de
implementación sí redundan en beneficios tangibles y una mejor posición de competitividad.
Recordemos que las “leyes son para tu Bien, o no son leyes”[4].
[1]Código Penal para el Distrito Federal, hoy Ciudad de México: Responsabilidad Penal de las
Personas Morales o Jurídicas, Artículo 27 bis y siguientes.
[2]La empresa adquiere una “autorregulación regulada”: autorregulación desde su interior, pero
regulada desde el exterior.
[3]Como la Ciudad de México (Código Penal Art 27 bis): cuando los empleados cometan un delito
por no haberse ejercido sobre ellos el debido control que corresponda a su ámbito organizacional
que deba atenderse según las circunstancias del caso, y la conducta delictiva se realice con motivo
de actividades sociales, por cuenta, provecho o exclusivo beneficio de la empresa.
[4]Requena, Leyes para tu Bien®.
Contacto:
Correo: cr@requena.org.mx
Las reformas fiscales, más que incrementar la recaudación, incrementarán la carga administrativa
Lee el siguiente artículo
Época: Décima Época, Registro: 2006530, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia,
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 6, Mayo de 2014, Tomo I, Materia(s):
Común, Tesis: 1a./J. 28/2014 (10a.), página: 527
Sin embargo, la solución planteada en la reforma, en primer lugar, carece de una correcta técnica
legislativa, pues utiliza indistintamente el término víctima u ofendido para la SHCP, no obstante
ser jurídicamente dos cosas distintas, pero también resulta absurda, pues en tratándose de delitos
fiscales no puede tener ni el carácter de víctima (por obvias razones) ni tampoco el de ofendido
por no ser el titular de los bienes jurídicos tutelados en dichos delitos.
En ese sentido, resulta evidente que las autoridades fiscales que colaboraron en la elaboración del
proyecto de reforma no entendieron la contradicción de tesis 451/2013 de la que deriva la
jurisprudencia señalada en primer término, pues en la misma la Primera Sala de la SCJN fue
enfática en señalar que el titular del bien jurídico tutelado en tratándose de dichos delitos fiscales
es el Estado y no la SHCP. Así lo señaló expresamente:
Por tanto, si bien la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ejerce la representación del Estado al
formular la querella correspondiente, tratándose de los delitos previstos en los artículos 105, 108,
109, 110, 111, 112 y 114 del Código Fiscal de la Federación, LO CIERTO ES QUE NO PUEDE
CONSIDERARSE QUE DICHA SECRETARÍA SEA EL OFENDIDO EN LA COMISIÓN DE TALES DELITOS,
DADO QUE EL PERJUICIO NO LO RESIENTE DICHA SECRETARÍA, SINO, COMO SE DIJO, EL ESTADO.”
(El énfasis es nuestro)
Luego entonces, no es factible a través de una reforma legislativa transmutar la naturaleza de los
delitos fiscales y mucho menos la titularidad de los bienes jurídicos protegidos. Si se quería
superar el obstáculo antes referido, lo correcto era establecer la facultad expresa de la SHCP para
representar al Estado en el ejercicio de sus derechos como ofendido de los delitos fiscales, lo cual
se deduce claramente del siguiente párrafo de la contradicción de tesis antes invocada:
En consecuencia, en los juicios de amparo promovidos en contra del auto de término
constitucional, no puede reconocérsele el carácter de tercero perjudicado, DADO QUE EL
ARTÍCULO 92 DEL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN SÓLO LE OTORGA LA REPRESENTACIÓN DEL
ESTADO PARA LAS ACTUACIONES EXPRESAMENTE SEÑALADAS EN ÉSTE, SIN QUE SE DEBA
CONSIDERAR QUE LA TIENE PARA CUALQUIER ACTO JURÍDICO RELATIVO AL PROCESO PENAL
RESPECTIVO; ASÍ, AL NO HABER ESTABLECIDO EL LEGISLADOR FEDERAL QUE DICHA SECRETARÍA
DEBE REPRESENTAR AL ESTADO TAMBIÉN EN LOS JUICIOS DE AMPARO RESPECTIVOS, ENTONCES,
NO SE PUEDE CONSIDERAR QUE LA OSTENTA EN TRATÁNDOSE DE DICHA ACTUACIÓN.
En conclusión, tomando en cuenta el criterio sostenido por la Primera Sala de la SCJN en las
jurisprudencias antes señaladas, el párrafo de la reforma que analizamos no superaría un juicio de
constitucionalidad.
b) Se establece que el contrabando presunto, previsto en el artículo 103 del CFF, se deberá
perseguir mediante declaratoria de perjuicio por parte de la SHCP
El artículo 103 del CFF establece diversas hipótesis normativas a las que les atribuye el carácter de
presuntivas del delito de contrabando (tipo penal previsto en el artículo 102 del CFF), las cuales
pugnan con el principio de presunción de inocencia; pero además, al estar desprovistas de sanción
alguna (como la tenía hasta antes de su reforma publicada en el DOF el 5 de enero de 2004),
incumplen con el apotegma nullum crimen nulla poena sine lege, inmerso en el principio de
legalidad contenido en el artículo 14 constitucional.1
Sobre esto, la Primera Sala de la SCJN ha determinado mediante jurisprudencia que dichas
hipótesis del artículo 103 constituyen tipos penales complementarios del tipo penal básico
contenido en el artículo 102 del CFF 2, de tal suerte que dichas hipótesis no son independientes,
sino que requieren la actualización del tipo penal básico al que se incorporan como un solo delito,
es decir, al tipo de contrabando previsto en el artículo 102 del CFF. Así lo señala:
Época: Novena Época, Registro: 161889, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia,
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXIII, Junio de 2011, Materia(s):
Penal, Tesis: 1ª./J. 56/2011, página: 95.
A pesar de que la Primera Sala de la SCJN le dio el carácter de delito complementario, tanto la
Procuraduría Fiscal de la Federación (PFF) como el SAT han venido presentando denuncias3 (por
considerarlo un delito que se perseguía de oficio) por las diversas hipótesis contenidas en el
artículo 103 del CFF, como si se tratara de un tipo penal autónomo, y además sin justificar o
probar la acreditación del delito básico, es decir, el contenido en el artículo 102 del CFF.
Por lo anterior, sorprende el que se haya establecido un requisito de procedibilidad para la
presuntiva de contrabando cuando ni siquiera tiene carácter de delito; e incluso, suponiendo sin
conceder que fuera un delito complementario como dice la SCJN, resulta ocioso el que se
establezca el requisito de procedibilidad para el complemento que no es autónomo, pues el
requisito de procedibilidad que debe de formularse es el relativo al delito básico: el de
contrabando previsto en el artículo 102 del CFF.
c) Se establece la facultad de la SHCP para allegarse de datos para la formulación del requisito de
procedibilidad ante el Ministerio Público
Dicha reforma se presentó como un intento para legitimar la ilegal solicitud y obtención de
información financiera que de facto han venido realizando servidores públicos de la PFF desde el
año de 2012, en flagrante violación del derecho a la privacidad (intimidad).
El artículo 16 constitucional establece el derecho humano a la privacidad, de tal suerte que
ninguna persona puede ser molestada en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino
es mediante un mandato escrito de autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento.
Por su parte, el artículo 142 de la Ley de Instituciones de Crédito (LIC) particulariza ese derecho a
la privacidad, en lo que se conoce como secreto bancario, que no es otra cosa más que una
restricción legal sancionada penalmente para las instituciones financieras con el objeto de que se
abstengan de dar información financiera a terceros distintos a sus propios clientes.
No obstante, existen algunas excepciones en las cuales las instituciones financieras pueden
proporcionar información financiera a determinadas autoridades.
En la fracción IV del artículo 142 de la LIC se establece la facultad de las autoridades fiscales para
solicitar información financiera de los contribuyentes, a fin de comprobar el cumplimiento de
obligaciones fiscales.
Y las facultades de comprobación fiscal son exclusivas del SAT, en términos de los artículos 2o, 7o y
Tercero Transitorio de la Ley del SAT.4
Por lo que resulta violatorio del derecho humano a la privacidad, la solicitud y obtención de
información financiera de los contribuyentes por parte de las autoridades de la PFF para la
formulación de denuncias y querellas, en virtud de que dichas autoridades carecen de facultades
de comprobación fiscal, las cuales son exclusivas del SAT. En consecuencia la información
financiera así obtenida directamente por la PFF resulta ser una prueba ilícita en los procedimientos
penales en que llegue a utilizarse.
La propuesta original del proyecto de reforma sobre este tópico implicaba diversas modificaciones
no solo al CFF sino también a la LIC; así se estableció textualmente:
ARTÍCULO NOVENO. - Se REFORMAN la fracción II y los párrafos tercero y quinto del artículo 92 y
la fracción II del artículo 96; se ADICIONAN los párrafos primero, quinto, séptimo y octavo al
artículo 92, recorriéndose en su numeración los vigentes, y un último párrafo al artículo 103, y se
DEROGAN la fracción VIII, del artículo 42 y el último párrafo del artículo 102, todos del Código
Fiscal de la Federación para quedar de la siguiente manera:
Artículo 42…
I. a VII.
VIII. Se deroga.
[…]
Artículo 92.- …
[…]
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con el fin de formular ante el Ministerio Público el
requisito de procedibilidad que corresponda, podrá allegarse de los datos necesarios para
documentar hechos probablemente constitutivos de delitos fiscales.
[…]
ARTÍCULO DÉCIMO. Se REFORMAN las fracciones I, II, III y IV del artículo 142 de la Ley de
Instituciones de Crédito, para quedar de la siguiente manera:
Artículo 142.- …
IV. Las autoridades hacendarias federales, para fines fiscales y para efectos del artículo 92 del
Código Fiscal de la Federación.
[…]
Como puede apreciarse, el proyecto de reforma tenía dos objetivos muy claros:
Por un lado, sustraer de las facultades de comprobación, exclusivas del SAT, la contenida en el
artículo 42 fracción VIII del CFF, relativa a allegarse de pruebas necesarias para la formulación del
requisito de procedibilidad, incorporando dicha facultad al artículo 92 del CFF, con lo cual ya no
sería exclusiva del SAT sino que también la podría ejercer la PFF y además sería una facultad
discrecional que ya no estaría sujeta a las formalidades ni a los procedimiento legales que rigen las
facultades de comprobación fiscal.
Simultáneamente, vincular esta facultad discrecional trasladada ahora al artículo 92 del CFF con la
pretendida (pero no lograda) excepción al secreto bancario contenida en la fracción IV del artículo
142 de la LIC, a fin de que la PFF pudiera allegarse de información financiera de los contribuyentes
fuera de cualquier procedimiento.
En suma, dicha reforma pretendía autorizar a los funcionarios de la PFF para allegarse, en forma
discrecional y fuera de cualquier procedimiento de fiscalización, información o documentación
bancaria de los cuentahabientes para utilizarla en su perjuicio, sin permitirle ejercer su derecho de
defensa.
Afortunadamente, el 28 de abril de 2016 la Cámara de Diputados, al aprobar el dictamen de
reformas de la llamada “Miscelánea Penal”, eliminó las modificaciones a la fracción IV del artículo
142 de la LIC, lo cual es totalmente acertado, pues no debe pasar desapercibido que en todos los
casos de excepción a que alude el artículo 142 de la LIC, la solicitud de información bancaria se
encuentra enmarcada en el contexto de procedimientos debidamente regulados en la Ley, que
garantizan el respeto del derecho humano de defensa del particular; sin embargo, la propuesta de
reforma a la LIC pretendía facultar a la PFF para obtener información financiera de los
contribuyentes fuera de procedimiento alguno.5
d) Se establece la imposición de una garantía económica como medida cautelar por el equivalente
a las contribuciones omitidas con sus actualizaciones y recargos
En la referida reforma se adicionó al artículo 92 del CFF un párrafo séptimo, a fin de establecer lo
siguiente: “Al resolver sobre las providencias precautorias la autoridad competente tomará como
base la cuantificación anterior (daños y perjuicios), adicionando la actualización y recargos que
haya determinado la autoridad fiscal a la fecha de que se ordene la providencia. En caso de que el
imputado no cuente con bienes suficientes para satisfacer la providencia precautoria, el juez fijará
en todos los casos una medida cautelar consistente en garantía económica por el mismo monto
que correspondería a la providencia precautoria. En el caso de que al imputado se le haya
impuesto como medida cautelar una garantía económica y, exhibida esta sea citada para
comparecer ante el juez e incumpla la cita, se requerirá al garante para que presente al imputado
en un plazo no mayor a ocho días, advertidos, el garante y el imputado, de que, si no lo hicieren o
no justificaren la incomparecencia, se hará efectiva a favor del Fisco Federal.”
Dicho párrafo viola, en primer lugar, el principio de seguridad jurídica, dada la obscuridad de su
redacción, ya que el legislador confundió las providencias precautorias con las medidas cautelares,
no obstante que dichas figuras tienen una naturaleza y objetivos distintos, pues mientras la
primera sujeta su temporalidad a un plazo específico y su objeto es procurar en lo posible el que
se garantice la reparación del daño, la segunda fija su temporalidad al objetivo que persigue, que
en este caso es garantizar la continuidad del proceso.
Por otro lado, dicho párrafo también viola los principios de progresividad y presunción de
inocencia contenidos en los artículos 1o. y 20 constitucionales, al obligar al Juez de la causa a
imponer como medida cautelar una garantía económica por el importe de los daños y perjuicios
causados, incluyendo las actualizaciones y recargos que determine la autoridad fiscal al momento
de imponer la medida.
El objetivo de dichas medidas, de acuerdo con los principios y fines establecidos en los artículos 19
de la Constitución y 153 a 182 del Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP), en torno al
nuevo Sistema Penal Acusatorio, es asegurar la presencia del imputado en el procedimiento,
garantizar la integridad de la víctima u ofendido y de los testigos y evitar la obstaculización del
procedimiento, pero no cubrir la reparación del daño, por lo que, al obligar al inculpado a ello, se
estaría anticipando en su perjuicio los efectos de la pena.
Además, el exigir al inculpado la exhibición de una garantía de ese tipo constituiría una regresión
al Sistema Penal Tradicional o Mixto, que condicionaba el derecho humano a la libertad del
inculpado a la exhibición de una caución económica que garantizara el daño o perjuicio.
Finalmente, no hay justificación alguna para haber mantenido el sexto párrafo del artículo 92 del
CFF, relativo a la libertad provisional bajo caución, pues dicha figura procesal quedó derogada en
toda la República a partir del 18 de junio de 2016 con la entrada en vigor del sistema penal
acusatorio y la concomitante abrogación del Código Federal de Procedimientos Penales que
establecía el sistema penal tradicional o mixto. Lo correcto debió haber sido derogar dicho párrafo
y establecer, en su caso, un artículo transitorio para regular los hechos suscitados con anterioridad
a la entrada en vigor del nuevo sistema.
En relación con estos temas, en su momento, dirigí diversos comentarios por escrito a los
diputados y senadores, como el que a continuación se muestra:
Más sobre: Política monetaria y fiscal Personas desaparecidas Juicios Juicios penales SHCP Cámara
de Representantes
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Ante los cambios impulsados en el Congreso por el Poder Ejecutivo para el 2020 resultará
imprescindible que los empresarios identifiquen a la luz de la legislación nacional e internacional el
significado del “debido control”, los beneficios de su implementación en el ámbito empresarial a
través de un sistema de gestión de compliance evitando colapsar la continuidad del negocio.
El término “debido control” en México surge en el año 2016 en la reforma al Código Nacional de
Procedimientos Penales y el Código Penal Federal
, donde señala que al observar el debido control o diligencia en las actividades, las empresas
podrán obtener la excluyente o atenuante de las consecuencias jurídicas en el ámbito penal.
En este contexto, se revela la interrogante, ¿qué se entiende por el debido control y cuáles son los
elementos que lo integran? Para los especialistas Ricardo Abia González y Guillermo Dorado
Herranz, el “debido control” en materia penal, no es un término simple, sino que se encuentra
integrado por diversos elementos:
1. Identificarán las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los delitos que deben ser
prevenidos;
2. Adoptarán protocolos o procedimientos que concreten el proceso de formación de la voluntad
de la persona jurídica, de adopción de decisiones y de ejecución de las mismas con relación a
aquéllos, todo esto para prevenir el delito;
3. Dispondrán de modelos de gestión de los recursos financieros adecuados para impedir la
comisión de los delitos que deben ser prevenidos, así como compromisos de los órganos directivos
o de administración para destinar recursos a la prevención de delitos;
4. Impondrán la obligación de informar de posibles riesgos e incumplimientos al organismo
encargado de vigilar el funcionamiento y observancia del modelo de prevención;
5. Establecerán un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el incumplimiento de las
medidas de prevención que establezca el modelo, y
6. Realizarán una verificación periódica del modelo y de su eventual modificación cuando se
pongan de manifiesto infracciones relevantes de sus disposiciones, o cuando se produzcan
cambios en la organización, en la estructura de control o en la actividad desarrollada que los hagan
necesarios.
Ahora bien, las empresas que en México pretendan implementar un sistema de gestión de
compliance o antisoborno, siempre y cuando lleven el “debido control” de sus actividades, tendrán
el beneficio de la excluyente o atenuante de las consecuencias jurídicas en materia penal.
Lo anterior, toma relevancia desde el 17 de junio de 2016 cuando fueron publicadas en el Diario
Oficial de la Federación las modificaciones al Código Nacional de Procedimientos Penales para
establecer la responsabilidad penal de las personas jurídicas o morales. En particular, los artículos
421 y 422 indican lo siguiente:
Las personas jurídicas serán penalmente responsables, de los delitos cometidos a su nombre, por
su cuenta, en su beneficio o a través de los medios que ellas proporcionen, cuando se haya
determinado que además existió inobservancia del debido control en su organización. Lo anterior
con independencia de la responsabilidad penal en que puedan incurrir sus representantes o
administradores de hecho o de derecho.
...”
A las personas jurídicas, con personalidad jurídica propia, se les podrá aplicar una o varias de las
siguientes sanciones:
Para los efectos de la individualización de las sanciones anteriores, el Órgano jurisdiccional deberá
tomar en consideración lo establecido en el artículo 410 de este ordenamiento y el grado de
culpabilidad correspondiente de conformidad con los aspectos siguientes:
...”
También, en la misma fecha se modificó el Código Penal Federal para adicionar el artículo 11Bis
donde quedaron incorporados los delitos que podrán ser atribuidos a las personas jurídicas,
además de incorporar las atenuantes cuando fueron implementados mecanismos de vigilancia en
la organización. A continuación, transcribo el dispositivo que señala lo siguiente:
“Artículo 11 Bis.- Para los efectos de lo previsto en el Título X, Capítulo II, del Código Nacional de
Procedimientos Penales, a las personas jurídicas podrán imponérseles algunas o varias de las
consecuencias jurídicas cuando hayan intervenido en la comisión de los siguientes delitos:
A. De los previstos en el presente Código:
...
XIV. Operaciones con recursos de procedencia ilícita, previsto en el artículo 400 Bis;
...
VII. Contrabando y su equiparable, previstos en los artículos 102 y 105 del Código Fiscal de la
Federación;
VIII. Defraudación Fiscal y su equiparable, previstos en los artículos 108 y 109, del Código Fiscal de
la Federación;
VIII Bis. Del Código Fiscal de la Federación, el delito previsto en el artículo 113 Bis; (Incluido en la
reforma penal y fiscal que tendrá vigencia el próximo 1 de enero de 2020);
...
Para los efectos del artículo 422 del Código Nacional de Procedimientos Penales, se estará a los
siguientes límites de punibilidad para las consecuencias jurídicas de las personas jurídicas:
Muchos podrían pensar que el vehículo para lograr el “debido cumplimiento” es exclusivo del
sistema de gestión de compliance, el cual, en la época moderna se remonta al siglo XX en la
década de los 70, cuando la URSS denuncia a nivel mundial las supuestas prácticas de corrupción
que utilizaban las multinacionales americanas, especialmente en los países en vías de desarrollo.
Ante los cambios que se perfilan para el 2020, es necesario dar el siguiente paso, evolucionar el
sistema de gestión de cumplimiento, incorporando la metodología de R al cubo (R3) realidad,
riesgo y rendimiento con el fin de proteger a las empresas de caer en supuestos de infracciones de
tipo fiscal, aduanero y de comercio exterior.
Esta metodología innovadora para que las empresas cumplan con diversas se basa en diferentes
estudios que se han implementado a nivel mundial. El sistema R3 consiste en analizar la realidad,
definir el riesgo y establecer los métricos de rendimiento para las empresas: en la primera parte se
rompe con los mitos del compliance, cuya existencia se remonta a 1906.
En la segunda fase se identifica el contexto de los cambios presentes, la relación con el negocio y
la organización empresarial; en la tercera fase se evalúan los riesgos de manera matemática con
distintos indicadores, todo ello en estricto cumplimiento de la ley de comercio exterior, aduanera
y fiscal.
En ocasiones las empresas dejan de lado aplicar este tipo medidas, por considerar que están
invirtiendo en algo que consideran no es tan necesario, sin embargo, “si te parece caro establecer
un proceso para cumplir, imagina cuánto te costará no cumplir, pues no es una opción, y cumplir
abarca una serie de cuestiones que no se limitan a presentar solo una declaración fiscal”.