Está en la página 1de 1

Cromatografía de afinidad

La presencia en las proteínas de diferentes grupos funcionales (cadenas


laterales de los aminoácidos y elementos que forman parte del enlace
peptídico) y su disposición tridimensional, determina que puedan
establecerse diferentes tipos de interacciones con otras moléculas
(puentes de hidrógeno, fuerzas hidrofóbicas, interacciones iónicas, etc.).
Cuanto mayor es el número de interacciones que pueden establecerse,
más fuerte es la unión con otras moléculas. Esta propiedad puede
utilizarse para purificar proteínas a través de la cromatografía de
afinidad (Figura 15.4). Dicha técnica se caracteriza por utilizar como
relleno una matriz porosa e inerte unida covalentemente a una sustancia
conocida como ligando que reconocerá específicamente la proteína de
interés. El ligando debe tener una afinidad elevada por la proteína, de
manera que se establezca un alto número de interacciones para poder
inmovilizarla, aunque no debe ser tan elevada como para no permitir su
liberación cambiando las condiciones de elución.

Al hacer pasar las moléculas de la muestra a través de la columna, las


proteínas que tienen afinidad por el relleno quedan retenidas, mientras
que las proteínas que no tienen afinidad son eluidas. La proteína unida
puede recuperarse cambiando las condiciones de elución, de manera que
la proteína unida se libere. Puede conseguirse, por ejemplo, añadiendo
una sustancia que presente una mayor afinidad por la columna,
aumentando la fuerza iónica del eluyente, etc. Este tipo de procesos es
muy útil a la hora de purificar una proteína concreta

También podría gustarte