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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………..……….… I

I. EL ACTO MÉDICO……………………………………………………………………..……….…... 1
1.1. Concepto………………………………………………………………….………………….….. 1
Principios……………………………………………………………………………………..…. 3
Características. Etapas………………………………………………………………….….…. 4
Limitaciones o Excepciones……………………………………………………….……….… 5
1.2. La Relación Médico–Paciente………………………………………………………….…….… 6
Cómo se establece………………………………………………………………….……….…. 7
Etapas. Clasificación……………………………………………………………….……….….. 8
Modelos. Importancia…………………………………………………………………….….… 9
1.3. Los Derechos y Deberes de los Pacientes y Médicos……………….......................... 9
1.4. El Secreto Médico………………………………………………………………………….…... 15
Fundamentos. ………………………..………………………………………………….……. 15
Tipos y Variantes. Excepciones………….................................................................. 16
Como condición necesaria para el correcto ejercicio de la actividad profesional….…. 16
1.5 La Historia Clínica como elemento fundamental en el Acto Médico………………….…… 17
1.6 El Acto Médico en la exigencia legal………………………………………………….……… 19
1.7 La Responsabilidad Médica…………………………………………………………..………. 21
Concepto…………………………………………………………………………………..……. 22
Tipos. …………………............................................................................................. 23
Excluyentes. Formas o Variantes de Culpa Médica………………………………………. 24
Iatrogenia y Dyspraxis Médica………………………………………………………………. 25

II. EL CONSENTIMIENTO INFORMADO………..…………………………………………………… 25


2.1. Concepto………………………………………………………………………………………… 26
Requisitos………………………………………………………………………………..……... 27
Características………………………………………………………………………………….. 28
Funciones………………………………………………………………………………………. 29
Tipos…………………………………………………………………………………….….….... 30
Beneficios. Argumentos en contra…………………………..………………………..….…. 32
Excepciones o Improcedencia……………………..….. …………………………….….…. 33
2.2. Porqué obtener el Consentimiento Informado……………………………………….…...... 34
2.3. El consentimiento de personas incompetentes o menores……………………………… 36
2.4. La instrumentación del Consentimiento Informado………………………………….…….. 38
2.5. El Consentimiento Informado en la práctica médica………………………………….….…. 40
2.6. Consideraciones éticas y jurídicas del Consentimiento Informado……………….…..…. 44

III. CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES…………….……………………………………..….. 48

V. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………..……………………...…… 51

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010.


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

“EL ACTO MÉDICO Y EL CONSENTIMIENTO INFORMADO”

RESUMEN

El presente trabajo monográfico da a conocer el resultado del estudio


bibliográfico detallado sobre el “Acto Médico” y el “Consentimiento Informado”,
donde se disertan sus conceptos, temas y fundamentos científicos, éticos y
legales vigentes en el Perú y el mundo. Trata de servir como un documento
básico de consulta y de referencia específica actualizada, donde principalmente
los neófitos en estos temas puedan conocer y construir las bases de estos
conocimientos tan interesantes, extensos y complicados.

Palabras claves: Acto Médico, Consentimiento Informado, Responsabilidad


Médica, Secreto Médico, Relación Médico-Paciente.

SUMMARY

The present monographic work presents the result the detailed


bibliographical study on the “Medical Act” and the “Informed Consent”,
where their scientific concepts, subjects and foundations are reasoned,
ethical and legal effective in Peru and the world. It tries to serve as a basic
document as consultation and up-to-date specific reference, where mainly the
neophytes in these subjects can know and construct the bases of these so
interesting knowledge, extensive and complicated.

Key words: Medical Act, Informed Consent, Responsibility Medical,


Secret Doctor, Doctor-Patient Relation.

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010.


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

“EL ACTO MÉDICO Y EL CONSENTIMIENTO INFORMADO”

INTRODUCCION

Se dice que la Medicina es una ciencia y un arte porque es un conjunto


ordenado de conocimientos  sobre la salud y la enfermedad de los seres humanos,
con normas e indicaciones para que se actúe dentro de determinados parámetros y
que el médico es aquella persona que asume la responsabilidad de beneficiar a sus
semejantes con el empleo correcto de esa ciencia que aprende durante su formación
profesional y con el permanente contacto con los adelantos científicos y de ese arte
que va ajustando en la medida de su experiencia y decisión a lo largo de su vida
profesional teniendo en cuenta las circunstancias cambiantes, la permanente
adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades y las experiencias vividas.
Pero para el médico no basta decir que actúa para curar o minimizar el efecto dañino
de la enfermedad o para prevenirla, sino que su compromiso se extiende a otro
aspecto que va más allá de la obligación que pueda adquirir un técnico o aun otro
profesional en sus actividades, ese aspecto es el  desempeño de la misión de ayudar
a aliviar el sufrimiento de las personas sirviéndose de sus conocimientos y de la
manera de aplicarlos, es decir desarrollando su ciencia y su arte. En ese sentido es
que nos animamos a analizar sobre la peculiar actividad de este profesional de la
salud; y lo haremos comenzando por conocer la milenaria actividad nacida de la
propia naturaleza contingente del hombre, aquella generada por el ancestral binomio
médico-paciente: El “Acto Médico”.

Desde Hipócrates el Acto Médico constituye, en esencia, una acción galénica


benéfica en la cual, el médico orienta su dinámica de acción hacia un objeto-persona
que lo solicita o necesita de su ayuda en su lucha por la preservación de dos valores
excelsos de la especie humana: la vida y la salud. Su delimitación precisa es tarea
más compleja de lo que se supone. Así que aquí pretendemos dar algunos elementos
de juicio con la esperanza de que sean útiles para resolver dudas que surgen durante
la práctica médica diaria, con la salvedad de que no hay una "fórmula mágica",
aplicable de manera genérica, puesto que se trata de situaciones difíciles que deben
ser evaluadas particularmente por el médico tratante e incluso con el paciente; ya que
el ejercicio médico se estructura a partir de dos principios fundamentales: capacidad
técnica del médico y consentimiento idóneo del paciente. Es preciso que el médico
valore todas las condiciones necesarias para que pueda existir un acto de
“Consentimiento Informado” válido y éticamente correcto. I

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

Hoy es comúnmente aceptado que el Consentimiento Informado es un proceso


gradual y verbal en el seno de la relación médico-paciente, en virtud del cual, el
paciente acepta, o no, someterse a un procedimiento diagnóstico o terapéutico,
después de que el médico le haya informado en calidad y cantidad suficientes sobre la
naturaleza, los riesgos y beneficios que el mismo conlleva, así como sus posibles
alternativas. Es por ésto que el Consentimiento Informado continúa siendo el tema
estrella de la mayoría de las reuniones de Derecho Médico por sus implicaciones
éticas y jurídicas en la práctica asistencial, porque no sólo facilita el incremento de los
conocimientos que del proceso terapéutico, intervención facultativa o investigativa que
deba poseer el enfermo, sino que se convierte en un medio de desarrollo de
habilidades comunicativa, personológicas y profesionales del equipo médico que
establece la relación con el paciente propiciando la posibilidad de trazarse metas
comunes para alcanzar estadios cualitativamente superiores dentro del proceso salud
enfermedad. Sin embargo, el médico puede cometer errores, los mismos que no serán
reprochables, ética y legalmente, si ha tratado al paciente con los medios adecuados,
con los conocimientos actuales y siguiendo las normas que su deber le imponen; ya
que durante el ejercicio de la Medicina, hay momentos en donde el Médico debe tomar
decisiones trascendentales, en especial en las situaciones de vida o muerte de un
paciente; en éstas circunstancias el médico no se detiene a preguntarse si lo que se
propone realizar pueda entrañar consecuencias legales, puesto que al hacerlo podría
convertirse en un letal freno, que en última circunstancia sólo perjudicaría al paciente.

El ejercicio de la profesión médica exige la observancia no solo de las


disposiciones de carácter general de su actividad, sino que debe cumplir un conjunto
de normas jurídicas, técnicas y metodológicas de carácter específico del ejercicio de
la Medicina; por lo tanto, la responsabilidad médica es una cuestión jurídica de gran
complejidad técnica y en pleno desarrollo teórico. El médico en su proceder como tal
asume no sólo una elevada responsabilidad ética y social, sino también una
insoslayable responsabilidad legal; porque la Medicina está indisolublemente ligada al
Derecho, por cuanto la vida y la salud de los ciudadanos son protegidas por la ley, y
ejercer un acto médico inadecuado trae consigo una responsabilidad jurídica; es por
eso, que como una reflexión final, resaltamos la importancia de la “información que el
médico debe dar a su paciente”, así como la confección de una correcta historia
clínica, además de establecer una buena relación médico-paciente para así prevenir
las demandas por presuntas malapraxis médicas.

II

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I.- EL ACTO MÉDICO.

A pesar de su larga existencia el concepto de ACTO MÉDICO, acorde con las


variaciones de su entorno temporal, cultural y social, se encuentra aún en un proceso
evolutivo. El acelerado avance científico y tecnológico de la medicina moderna y
las nuevas características de su práctica lo influencian desde varios ángulos.
Su delimitación precisa es tarea más compleja de lo que se supone; por lo que el
presente trabajo aspira a contribuir a tal logro, exponiendo algunas definiciones.

1.1 CONCEPTO.
“ACTO MÉDICO” es un término añejo, acuñado por el ejercicio profesional de la
medicina; y en la literatura nacional sobre el tema hemos encontrado escasas
propuestas de definición; por lo que consideramos de valor las derivadas de una
reunión específica organizada por el Colegio Médico del Perú, particularmente la
formulada por el Bioéticista y catedrático médico Dr. Alfredo Benavides Zúñiga en los
términos siguientes: "El ACTO MÉDICO es producido por los profesionales médicos y
encaminado a la conservación, fomento, restitución y rehabilitación física o psicosocial
de la colectividad que incluye a la prevención, diagnóstico, tratamiento de las
enfermedades, determinación de las causas de muerte, peritaje, asesoramiento
médico-forense, así como la investigación y la docencia clínica en los seres humanos".
Definición más adecuada pero aún muy amplia al incluir "la investigación y la docencia
clínica" como integrantes de la misma. Pero según el Ministerio de Salud del Perú,
el “ACTO MÉDICO”, definido en su norma Técnica Nº 022-MINSA/DGSP-V.02,
“es toda acción o disposición que realiza el médico en el ejercicio de la profesión
médica. Ello comprende los actos de diagnóstico, terapéutica y pronóstico que realiza
el médico en la atención integral de pacientes, así como los que se deriven
directamente de éstos. Los actos médicos mencionados son de exclusivo ejercicio del
profesional médico”.
El Dr. Alberto Perales Cabrera, Director de la Unidad de Investigación de la
Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en esta
perspectiva y como ejemplo consideró que pudiera ser de utilidad la definición
propuesta en un proyecto de decreto ley del Colegio Médico de Portugal, la cual
ligeramente modificada por el autor, diría así:
1). "Constituye ACTO MÉDICO una actividad de evaluación diagnóstica, pronóstica, o
de prescripción o ejecución de medidas terapéuticas relativa a la salud de las
personas, grupos o comunidades ejercida por un médico con libertad de decisión y con
el consentimiento del sujeto o de la población.

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2). Constituyen también Actos Médicos, los exámenes de pericia legal y sus
respectivos dictámenes así como los actos de certificación del estado de salud de
enfermedad o de defunción de una persona".
La definición Europea de Acto Médico, adoptada por la Unión Europea de
Médicos Especialista, es: “El acto médico engloba todas las actuaciones profesionales
como son la enseñanza, educación y formación, actuaciones clínicas y médico-
técnicas, todas ellas encaminadas a promover la salud, prevención de enfermedades,
aportar los cuidados terapéuticos o diagnósticos a los pacientes, grupos, comunidades
o individuos, siendo responsabilidad y debiéndose realizar siempre por un licenciado ó
doctor en medicina titulado o bajo su directa supervisión o prescripción”

Al definir “Actos Médicos” es oportuno hacer la diferencie entre el “ Acto Médico”,


del “Acto de Salud”. Para ello es conveniente delimitar ambos conceptos: Medicina,
como ciencia y arte de evitar y curar las enfermedades; y Salud, como disciplina
multisectorial y multiprofesional orientada a lograr el estado de completo bienestar
físico, mental y social de las personas. La primera, que sólo puede ser ejercida por
médicos, que es a su vez una profesión importante del Sistema de Salud. Y, la
segunda, las acciones de salud pueden ser realizadas tanto por el médico como por
muchos otros profesionales.
En el Perú; según la LEY DE TRABAJO MÉDICO en su Artículo Nº4 dice: “El Acto
Médico es lo fundamental del trabajo del Médico Cirujano, por el cual tiene la más alta
responsabilidad moral y legal de sus efectos ( ).”; y el Artículo 5º de su REGLAMENTO,
“Se reconoce como ACTO MÉDICO, toda acción o disposición que realiza el médico
en el ejercicio de la profesión médica. Ello comprende, los actos de diagnóstico,
terapéutica y pronóstico que realiza el médico en la atención integral de pacientes, así
como los que se deriven directamente de éstos. Los actos médicos mencionados son
de exclusivo ejercicio del profesional médico”. Y CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA
DEL COLEGIO MÉDICO DEL PERÚ del 2007, desde su Artículo 52 hasta el 62 se
refieren al Acto Médico, pero específicamente en su Artículo Nº 52 se define que, “El
ACTO MÉDICO es el proceso por el cual el médico diagnostica, trata y pronostica la
condición de enfermedad o de salud de una persona. El acto médico es de exclusiva
competencia y responsabilidad del médico”. Y en la LEY GENERAL DE SALUD DEL
PERÚ el concepto de Acto Médico no está muy bien precisado, ya que sólo en su
Artículo 24º determina que: “La expedición de recetas, certificados e informes
directamente relacionados con la atención de pacientes, la ejecución de
intervenciones quirúrgicas, la prescripción o experimentación de drogas,
medicamentos o cualquier producto, sustancia o agente destinado al diagnóstico,
prevención o tratamiento de enfermedades, se reputan actos del ejercicio profesional

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

de la medicina y están sujetos a la vigilancia de los Colegios Profesionales


correspondientes”.

Es por eso que, conociendo ya el concepto de “Acto Médico”, diremos que


didácticamente cuando se habla de ACTO MÉDICO DIRECTO, se refieren a aquellos
en los cuales mediante la intervención médica se trata de obtener la curación o alivio
del enfermo. Estos pueden ser preventivos, diagnósticos, terapéuticos o de
rehabilitación; donde la prevención hace referencia a la recomendación de medidas
para evitar la aparición de procesos patológicos; el diagnóstico es la opinión del
médico obtenida de la observación directa o de laboratorio del paciente; la terapéutica
se refiere a las diversas formas de tratamiento para la enfermedad; y la rehabilitación
es el conjunto de medidas encaminadas a completar la terapéutica para reincorporar al
individuo a su entorno personal y social. Los ACTO MÉDICO INDIRECTO y a los
denominados extracorpóreos se refieren a la investigación, experimentación, autopsia,
etc. que realiza el Médico en el ejercicio de su profesión. Y el ACTO MÉDICO
DOCUMENTAL incluyen el Certificado Médico, la Receta o fórmula médica y la
Historia Clínica (que es el acto documental más importante de todos); y es en realidad
complementario de los actos anteriores y su importancia legal radica en su validez
como prueba dentro de cualquier reclamación o proceso.

En síntesis, el acto Médico, está conformado por todas las conductas


desplegadas por un médico dentro del marco del desarrollo del ejercicio de su
profesión, lo cual incluye toda la relación médico–paciente desde las etapas
preliminares de conocimiento y análisis, hasta las etapas posteriores al tratamiento
como la evolución y rehabilitación del paciente.

PRINCIPIOS: El Acto Médico, como surge del ejercicio profesional de la medicina,


tradicionalmente se rige por cuatro principios que fueron definidos por Beauchamp y
Childress, y que son:
- Principio de Beneficencia: Que consiste en la búsqueda del bien para el paciente.
Es la obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos intereses
y suprimiendo prejuicios. Es el más viejo de los principios éticos y puede ser
rastreado entre los escritos más antiguos, dice que el interés del médico debe ser
perseguir el máximo bien para la vida o la salud del enfermo: la cura cuando es
posible, el alivio y el consuelo cuando sanar no es viable. Esto es reconocido por la
sociedad como parte de un contrato implícito entre el médico y el paciente.

- Principio de No Maleficencia (Primum Non Nocere): Que consiste en abstenerse


intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o perjudicar a

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otros., este principio se identifica con el primum non nocere hipocrático, fundamento
y raíz de todos los otros principios, obliga como deber perfecto, con carácter de
universalidad y de forma coactiva absoluta.

- Principio de Justicia: Que consiste en que las personas deben ser tratadas por
igual. Tratar a cada uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las
situaciones de desigualdad (ideológica, social, cultural, económica, etc.). Consiste en
la distribución equitativa de recursos insuficientes. Por eso se requiere alguien que
administre técnicamente estos recursos, respetando en la asignación de los mismos
el principio de justicia.

- Principio de Autonomía: Que consiste en la capacidad para darse normas o reglas


a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Se refiere al respeto
debido a los derechos fundamentales del ser humano, incluido el de
autodeterminación. Se inspira en la máxima de "no hacer a los demás lo que no
quieras que te hagan a ti", y por lo tanto, en el respeto mutuo. Es el respeto por las
decisiones del paciente competente. El principio de autonomía tiene un carácter
imperativo y debe respetarse como norma, excepto cuando se dan situaciones en
que las personas puedan ser no autónomas o presenten una autonomía disminuida
(personas en estado vegetativo o con daño cerebral, etc.), en cuyo caso será
necesario justificar por qué no existe autonomía o por qué ésta se encuentra
disminuida. En el ámbito médico, el consentimiento informado es la máxima
expresión de este principio de autonomía, constituyendo un derecho del paciente y
un deber del médico, pues las preferencias y los valores del enfermo son
primordiales desde el punto de vista ético y suponen que el objetivo del médico es
respetar esta autonomía porque se trata de la salud del paciente.

CARACTERÍSTICAS: Las características que distinguen al Acto Medico son:


1.- La profesionalidad: Solamente el profesional de la medicina puede efectuar el
acto médico.
2.- La ejecución típica: Es decir que su ejecución está conforme con la “Lex Artis”,
que significa que el acto que se ejecuta se ajusta a la excelencia del momento.
3.- El objetivo fundamental: Que es buscar prioritariamente la curación o
rehabilitación del paciente.
4.- La licitud: Ósea que el desarrollo de las acciones que ejecuta se hagan en
concordancia estricta con las normas legales.

ETAPAS: El Acto Médico tiene cuatro etapas que están completamente relacionadas
entre sí:

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A). Etapa de “empatía”: Que es la primera relación personal  que experimenta el


médico ante el paciente a quien debe comprender y  respetar por encima de la
simpatía o la antipatía que le despierte.
B). Etapa de “exploración”: En la cual el médico se adentra en todos los factores
hereditarios, ambientales y, lo que hace el acto médico único, ingresa a la intimidad
de una persona  para complementar el escenario de su desempeño.
C). Etapa “ética”: En la cual el médico ejecuta en forma completa, respetuosa y
cuidadosa los procedimientos necesarios para valorar el estado del paciente
aplicando todos sus conocimientos y experiencias con el fin de tratar de llegar a un
diagnóstico acertado y fijar, en consecuencia, el tratamiento adecuado.
D). Etapa “operativa”: En la cual se fija un plan de manejo o un programa terapéutico
en el cual debe participar el paciente  después de una información clara de su
estado de salud, las posibilidades terapéuticas, sus beneficios y posibles efectos
secundarios y lograr su consentimiento.

LIMITACIONES O EXCEPCIONES: A pesar de todos los principios y filosofía


sobre la reserva de la información obtenida durante un Acto Médico, la verdad es que
en algunos casos por las circunstancias y hechos dados durante este acto médico, en
nuestro país al igual que sucede en muchos otros países del mundo, se tiene que
faltar parcial o totalmente con este fundamento, siendo verdad que si existen
limitaciones al acto médico, como:
- Las establecidas por la ley;
- Las establecidas por los códigos de ética de los colegios profesionales;
- Las establecidas por la moralidad vigente y la cultura;
- Las establecidas por la voluntad del paciente; y
- Las establecidas por los recursos técnico - científicos disponibles.

Específicamente en nuestra LEY GENERAL DE SALUD del Perú, en su


Artículo Nº 25 se indica: “( ). Se exceptúan de la reserva de la información
relativa al Acto Médico en los casos siguientes: a) Cuando hubiere consentimiento
por escrito del paciente; b) Cuando sea requerida por la autoridad judicial competente;
c) Cuando fuere utilizada con fines académicos o de investigación científica, siempre
que la información obtenida de la historia clínica se consigne en forma anónima; d)
Cuando fuere proporcionada a familiares o allegados del paciente con el propósito de
beneficiarlo, siempre que éste no lo prohíba expresamente; e) Cuando versare sobre
enfermedades y daños de declaración y notificación obligatorias, siempre que sea
proporcionada a la Autoridad de Salud; f) Cuando fuere proporcionada a la entidad
aseguradora o administradora de financiamiento vinculada con la atención prestada al

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paciente siempre que fuere con fines de reembolso, pago de beneficios, fiscalización o
auditoría; y, g) Cuando fuere necesaria para mantener la continuidad de la atención
médica al paciente. La información sobre el diagnóstico de las lesiones o daños en los
casos a que se refiere el Artículo Nº 30 de esta ley, deberá ser proporcionada a la
autoridad policial o al Ministerio Público a su requerimiento”. Y donde el Artículo Nº 30,
dice: “El médico que brinda atención médica a una persona por herida de arma
blanca, herida de bala, accidente de tránsito o por causa de otro tipo de violencia que
constituya delito perseguible de oficio o cuando existan indicios de aborto criminal,
está obligado a poner el hecho en conocimiento de la autoridad competente”.

Las excepciones al Acto Médico también son también detalladas en el CÓDIGO


DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DEL COLEGIO MÉDICO DEL PERÚ, en sus Artículos
Nº 89 donde dice que: “El médico debe mantener el secreto profesional para proteger
el derecho del paciente a la confidencialidad de los datos que le ha proporcionado, no
debiendo divulgarlos, salvo expresa autorización del paciente”; y en su Artículo Nº
91 dice: “El médico tratante que tiene conocimiento de la condición patológica de un
paciente que pueda resultar en daño a terceras personas, queda eximido de la reserva
correspondiente en todo cuanto se refiera estrictamente a dicha condición, a fin de
evitar que el daño se produzca”; y en el CÓDIGO CIVIL PERUANO en su Artículo
Nº 14 dice: “La intimidad de la vida personal y familiar no puede ser puesta de
manifiesto sin el asentimiento de la persona o si esta ha muerto, sin el de su cónyuge,
descendientes, ascendientes o hermanos, excluyentemente y en este orden”.

1.2. LA RELACIÓN MÉDICO – PACIENTE.


Esta relación ha existido desde los albores de la historia y ha ido variando de
acuerdo con los cambios que ha experimentado a través de los tiempos la conciencia
entre los hombres, desde la mentalidad mágica dominante en las sociedades
primitivas hasta la mentalidad técnica que prevalece en los tiempos actuales.
Ahora se puede definir como una relación interpersonal con connotaciones éticas,
filosóficas y sociológicas de tipo profesional que sirve de base a la gestión de salud.
El fundamento de la relación médico-paciente, al decir de Laín Entralgo, es
la vinculación que inicialmente se establece entre el médico y el enfermo, por el
hecho de haberse encontrado como tales, entre sí; vinculación cuya índole propia
depende, ante todo, de los móviles que en el enfermo y en el médico han determinado
su mutuo encuentro.  Como todo encuentro interhumano, el que reúne al médico y
al enfermo se realiza y expresa de acuerdo con las modalidades cardinales de
la actividad humana, una de las cuales, la cognoscitiva, en el caso de la relación
médica toma forma específica como diagnóstico, es decir, como método para conocer

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

lo que aqueja al enfermo.  No se trata meramente de una relación dual entre dos
seres para obtener algo, como serían los beneficios de un negocio, sino de una
relación más estrecha, interpersonal.  El enfermo y el médico se reúnen para el logro
de algo que importa medularmente a la persona del paciente y que está inscrito en su
propia naturaleza: la salud. 

El binomio médico-paciente es fundamental en el Acto Médico, de manera que


esta relación debe ser respetuosa, prudente y muy cercana al sufrimiento de los
enfermos; dejando claro que el paciente debe ser el más respetado en la relación. Se
produce cada vez que un profesional a quien la estructura social y jurídica de un país
ha catalogado como idóneo para ejercer la Medicina, acepta la petición de otro
miembro de la sociedad que acude en búsqueda de su opinión, consejo y posible
tratamiento. En el Código de Ética y Deontología del Colegio Médico del Perú,
desde su Artículo 64º hasta el 78º trata sobre la relación médico-paciente, donde se
inicia diciendo que “El médico debe relacionarse con el paciente en igualdad de
condiciones respecto de su condición humana, en forma tal que supere el
paternalismo tradicional, lo cual no implica que abdique de su competencia
profesional”; ya que esto es la base fundamental para un buen Acto Médico.

La relación médico-paciente es una categoría compleja en la que


frecuentemente intervienen otros actores (personal no médico, familiares), pudiendo
incluso faltar el médico (actos diagnósticos o terapéuticos cumplidos por no médicos) o
un verdadero "paciente" (cuando se trata de consultas en salud). La experiencia
mundial muestra que las demandas por responsabilidad médica surgen ante el fracaso
o la ruptura de la relación médico-paciente, más que de un daño o de un error médico
inexcusable. El médico en su relación con el paciente debe actuar siempre en
beneficio de éste, tanto en lo personal como en lo referente a su salud y su vida.

CÓMO SE ESTABLECE: En la relación que se establece entre médico y paciente


es necesario tener en cuenta las características generales de los que participan y debe
establecerse una participación activa de ambos interlocutores donde se establezcan
medios idóneos que propicie la satisfacción y autorrealización de los mismos; por lo
que se cumple en los siguientes casos:

1.- Por decisión voluntaria y espontanea de ambas partes.


2.- Por acción unilateral del médico, en caso de emergencia.
3.- Por solicitud de terceras personas.
4.- Por haber adquirido el compromiso de atender a personas que están a cargo de
una entidad privada o pública.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

ETAPAS: El Dr. Ricardo González; Profesor Titular, Consultante y Principal de


Psiquiatría Facultad Universitaria “Calixto García” y Jefe del Hospital Psiquiátrico de la
Habana; propone diferentes etapas en el curso de la entrevista médica, utilizando
como modelo el encuentro en la consulta externa que puede ser extrapolada a
cualquier otro sitio donde se realice la primera relación médico-paciente, con las
variantes que requiere cada sitio (hospital, hogar, entre otros). Estas etapas son las
siguientes:
- Recepción: Esta etapa, no utilizada con frecuencia, alcanza una extraordinaria
significación, si se tiene en cuenta la angustia e inseguridad con la cual acude el
paciente a este primer encuentro.
- Identificación. La toma de los datos de identidad conducida hábilmente permite
conocer elementos muy útiles sobre la personalidad del paciente y características
socio-demográficas.
- Interrogatorio. Esta es la etapa más importante de la relación médico-paciente.
El interrogatorio constituye uno de los aspectos más difíciles de la historia clínica y el
que requiere más tiempo, capacidad y dedicación. Inicialmente el paciente expresará
libremente su sintomatología sin interrumpirlo, salvo que se salga del hilo conductor, y
siempre hacerlo con suavidad y delicadeza. En una segunda parte ya corresponde al
médico precisar las características de cada síntoma y ordenarlos cronológicamente.

CLASIFICACIÓN: La relación médico-paciente como una relación interpersonal con


connotaciones éticas, filosóficas y sociológicas de tipo profesional que sirve de base a
la gestión de salud, pueden ser clasificadas de diferentes formas pero la más utilizada
por su sentido práctico es aquella que establece:
- La Relación Activo-Pasiva es aquella que se establece con enfermos en estado
de coma, o que se encuentran en una situación que no les permite establecer
una relación más participativa, como es el caso del paciente con un edema agudo
del pulmón.
- La Relación Cooperativa Guiada es la que se establece con pacientes que están
en condiciones de cooperar en su diagnóstico y tratamiento, como ocurre en
algunas enfermedades agudas (neumonía, por ejemplo) y crónicas como la
hipertensión arterial.
- La Relación de Participación Mutua, no sólo contempla el cumplimiento del
tratamiento, sino el control en discusión frontal de situaciones y actitudes
relacionadas con la causa y evolución de la enfermedad.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

MODELOS: Así mismo; podemos decir que tradicionalmente se describen tres


modelos de la relación médico paciente, a saber:
1.-  Modelo paternalista: El tradicional donde el médico es la autoridad, el depositario
del conocimiento, actúa como un padre a veces afable y comprensivo y a veces
arbitrario e intolerante, siempre es el que  decide sin tener en cuenta la opinión del 
paciente o si ha dado o no  su consentimiento. Su argumento es que el paciente no
está capacitado  o no tiene criterios claros para escoger las mejores alternativas.
2.-   Modelo autónomo: Es cuando el paciente es quien toma la iniciativa presionando
al médico para que tome determinadas decisiones; ésta situación se debe al auge de
las políticas  en las que se exalta al individuo y su autonomía personal frente a la
sociedad o al sistema de salud. El paciente entonces exige determinados
procedimientos diagnósticos o terapéuticos al ser usuario de un servicio de salud  con
el argumento de que “pago luego exijo”, pero hay que diferenciar del exigir por
angustia o ansiedad del paciente ante su enfermedad, del que solo lo hace ejerciendo
su supuesta autonomía como tal.
3.-  Modelo responsable: Es el ideal, basado en la equidad, las dos partes asumen
responsabilidades que les son propias con mutuo respeto y en el que se cumplen tanto
los derechos del paciente como los derechos del médico.  Se debe buscar siempre
que el paciente participe y acepte las propuestas, para usar las mejores prácticas,
ofreciéndole permanentemente un dialogo amable  y la información veraz y oportuna
para ayudar  a llegar a consensos con explicaciones claras tanto del  proceso de su
enfermedad como el de su manejo con todas sus posibles consecuencias favorables o
desfavorables.

IMPORTANCIA: La calidad de la relación entre el médico y su paciente es


importante para ambas partes. Cuanto mejor sea la relación en términos de respeto
mutuo, conocimiento, confianza, valores compartidos y perspectivas sobre las
enfermedades y la vida, y el tiempo disponible, mejor será la cantidad y calidad de la
información sobre la enfermedad del paciente que se intercambiará en ambas
direcciones, mejorando la precisión del diagnóstico y aumentando el conocimiento del
paciente sobre la enfermedad o dolencia.

1.3. LOS DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES Y MÉDICOS.


El nexo que une una persona con otra, la cual implica para cada una de las
partes, una serie de derechos y obligaciones, debe entenderse como relación

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

jurídica. Y la relación jurídica medico paciente, puede entenderse desde dos enfoques:
uno vertical y otro de carácter horizontal.
- Desde la perspectiva vertical, existe una subordinación del paciente hacía el
médico, donde se considera al enfermo como incapaz de tomar decisiones; por lo que
el médico decide por él, aunque fuera en deterioro del bienestar del paciente.
- Desde la perspectiva horizontal, existe una relación de igualdad entre médico y
paciente, donde la libertad autónoma del paciente juega un papel preponderante en la
toma de decisiones en el ejercicio de su derecho de personalidad y de la información.

DERECHOS DEL PACIENTE: De acuerdo con la Asociación Médica Mundial,


estos incluyen: 1).- Derecho a escoger libremente el médico; 2).- Derecho a tomar
decisiones respecto de su organismo; 3).- Derecho a la información sobre su
enfermedad; 4).- Derecho a morir con dignidad; y 5).- Derecho a recibir o rehusar
apoyo espiritual.
En la CONSTITUCION POLITICA DEL PERÚ, en su Artículo 1º proclama: “La
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
sociedad y del Estado”; y en el CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DEL COLEGIO
MÉDICO DEL PERÚ, se considera “DEL RESPETO DE LOS DERECHOS DEL PACIENTE”,
en su Artículo Nº 63, donde dice: “El médico debe respetar y buscar los medios más
apropiados para asegurar el respeto de los derechos del paciente, o su
restablecimiento en caso que éstos hayan sido vulnerados. El paciente tiene
derecho a: a) Que se le atienda con consideración y pleno respeto de su intimidad
y privacidad. b) Elegir a su médico de manera autónoma. c) Ser tratado, sin
interferencia administrativa, por médicos que tengan la suficiente autonomía para
realizar juicios clínicos y éticos que respondan a su mejor interés. d) Obtener toda la
información que sea veraz, oportuna, comprensible, acerca de su diagnóstico,
tratamiento y pronóstico. e) Aceptar o rechazar un procedimiento o tratamiento
después de haber sido adecuadamente informado o a revocar su decisión en
cualquier momento, sin obligación de expresión de causa. f) Conocer el nombre
completo del médico responsable de su atención y de las demás personas a cargo de
la realización de los procedimientos y de la administración de los tratamientos. g) Que
se respete la confidencialidad del acto médico y del registro clínico. h) Que las
discusiones de su caso clínico, las consultas, los exámenes y el tratamiento sean
confidenciales y conducidos con la mayor discreción. i) Que se respete su intimidad y
pudor, teniendo la potestad de autorizar o no la presencia de quienes no estén
directamente implicados en su atención, sin perjuicio de la misma. j) Recibir una
explicación completa en caso que haya de ser referido a otro médico o
establecimiento de salud, así como a no ser trasladado sin su consentimiento, excepto

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

en caso de emergencia. k) Que se le entregue el informe de alta al finalizar su


estancia en el establecimiento de salud y, si lo solicita, copia de la Epicrisis y de su
historia clínica. l) No ser sujeto de investigación o ensayo clínico sin su previo
consentimiento informado, o del asentimiento del niño o adolescente. m) Que se
respete el proceso natural de su muerte, sin recurrir a una prolongación injustificada y
dolorosa de su vida. n) Recibir atención prioritaria de acuerdo a su estado gravedad.
o) En el caso de niños, a ser hospitalizado en compañía de su madre o familiar
responsable, siempre que sea posible; a ser protegidos contra maltrato físico, moral o
sexual y a que se garantice su alimentación con los controles adecuados. p) Ser
oportuna y debidamente informado sobre las medidas y prácticas concernientes a la
protección de su salud reproductiva”.
Y en la LEY GENERAL DE SALUD DEL PERÚ N° 26842 , específicamente en su Artículo
15°, que fue modificado (entre otros artículos) el 30 de Septiembre del 2009 con Ley
Nº 29414, dice: “Toda persona tiene derecho a lo siguiente: 15.1: Acceso a los
servicios de salud; 15.2: Acceso a la información; 15.3: Atención y Recuperación de la
Salud; y 15.4: Consentimiento informado.
Para algunos autores el DERECHOS DE LOS PACIENTES deben ser resumidos
en los siguientes: 1.- Recibir atención de salud integral sin discriminación; 2.- Conocer
al personal que atiende al paciente; 3.- Recibir información y orientación sobre el
funcionamiento y servicios del establecimiento donde se atiende; 4.- Formular
reclamos o sugerencias y recibir respuestas escritas; 5.- Acceso a la información y
resguardo de la confidencialidad de su ficha clínica; 6.- Recibir indicaciones claras y
por escrito sobre los medicamentos que se recetan; y 7.- Informarse sobre los riesgos
y beneficios de procedimientos diagnósticos y tratamientos que se indiquen para
decidir respecto de la alternativa propuesta.
Todos los derechos del paciente se podrían reconducir a dos que constituyen el
núcleo esencial de la personalidad: Derecho del paciente a ser debidamente
informado y Derecho a la confidencialidad de los datos sanitarios, especialmente
cuando son objeto de tratamiento informático. Estos dos derechos tienen una relación
directa con la historia clínica, documento sanitario en el que, cada día con más
intensidad, convergen intereses del paciente, de la Administración Sanitaria y del
médico o profesional de la sanidad.

DEBERES DEL PACIENTE: Según el Dr. Jaun Daniel Voltarel, Abogado Especialista
en Derecho Médico, dice que mucho se habla en la actualidad de los derechos de los
pacientes, como contracara de las obligaciones que pesan sobre el profesional de la
salud, es decir a cada derecho del paciente le corresponde una obligación del médico.
Pero de las obligaciones del paciente como tal, nada se dice, normalmente se habla

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11
“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

como que a este sujeto de la relación que surge del contrato médico no tuviera más
deberes que el económico, de abonar con dinero u orden de consulta la prestación del
profesional. Pero en realidad debemos decir que las obligaciones y deberes del
paciente no se limitan al pago del acto médico, existen y necesario determinan
claramente, obligaciones de sus partes que son esenciales para el cumplimiento de los
fines contrato y son las obligaciones:
1) De información. El paciente debe al médico lealtad y está obligado respecto al
mismo, en cuanto a la veracidad de sus dichos, que serán tenidos como antecedente
para la determinación del diagnóstico y del tratamiento a seguir. Es una obligación del
paciente informar al profesional sobre sus antecedentes y condiciones a fin de que el
médico tratante pueda producir un diagnostico y dar un tratamiento certero, para ello el
paciente obligado no debe guardarse información o distorsionar la realidad de su
condición, lo que quiere decir que debe contarle toda la verdad a su médico.

2) De cooperación. También pesa sobre el paciente, la obligación de su parte de


cumplir con el tratamiento indicado, cuando voluntariamente presto consentimiento
para ser tratado en la forma que se lo hace. Aclaremos que así como el paciente tiene
el "derecho" a rechazar el tratamiento propuesto, una vez aceptado este tratamiento,
tiene obligación de cumplirlo acabadamente, cumplimiento que es una condición
esencial para lograr los fines que son objeto del contrato entre el médico y el paciente.

El paciente, en los establecimientos de salud, en su condición de actor principal


del Acto Médico considerado como un contrato de servicios, tiene también una serie
de obligaciones: a).- Colaborar en el cumplimiento de las normas institucionales;
b).-Tratar con respeto al médico, a los paramédicos, a otros pacientes y a los
acompañantes; c).- Facilitar los datos sobre su estado físico o sobre su salud de
manera leal y verdadera, así como a colaborar en su obtención; d).- Cuidar las
instalaciones y de colaborar en el mantenimiento de la habitabilidad de las
Instituciones Sanitarias; e).- Firmar el documento de salida voluntaria o de no
aceptación de los tratamientos propuestos, cuando así lo decida; f).- Pagar honorarios
al médico. Es menester señalar que esta obligación procede, tratándose de
instituciones de salud privadas, pero si estas son públicas es una obligación del
Estado garantizar el derecho a la salud; y g).- De exigir que se cumplan sus derechos.

DERECHOS DEL MÉDICO: Frecuentemente, en el cotidiano ejercicio de la medicina,


tan sólo se toman en cuenta los derechos del pacientes y los deberes del médico, sin
poner mientes en que el principio de equidad, también toma en consideración los
derechos del médico, para establecer así un equilibrio justo y necesario en el
desempeño de tan importante y trascendental labor, sin que en ella se demerite el

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12
“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

beneficio del paciente. Y siguiendo los lineamientos de un contrato de prestación de


servicios profesionales, diremos que son obligaciones del médico: a).-Prestar el
servicio de atención medica de manera diligente, poniendo el profesionista todo
conocimiento científico y técnico, al servicio del paciente, durante el desempeño del
diagnostico y tratamiento indicado; b).- Informar al paciente sobre el diagnostico y
tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, el paciente puede renunciar a ese
derecho; c).-Guardar secreto sobre los asuntos que sus pacientes le confían, así como
de toda aquella información médica que se encuentren en el expediente clínico del
paciente; salvo que alguna autoridad judicial requieran de dicha información; y d).-
Erogar las expensas y gastos que sean necesarios para el desempeño del diagnostico
y tratamiento indicado, sin perjuicio de que le sean reembolsadas dichas cantidades
por el paciente o que se pacte lo contrario.

Algunos autores manifiestan que los médicos siempre deben tener derecho a:
- Ejercer su profesión una vez cumplidos los requisitos legales, - Recibir trato digno
por parte de los pacientes y sus familiares, - Recibir remuneración justa por su trabajo,
- Intervenir sin autorización en casos de urgencia o emergencias, - De no prestar
servicios en casos especificados por la ley y su respectivo Código de Ética y
Deontología del Colegio Profesional, - Solicitar Junta Médica en los casos que estime
pertinentes, - Propiedad intelectual sobre sus trabajos, - Al buen nombre y honra, y
- Al debido proceso y a la defensa.

DEBERES DEL MÉDICO: Los pacientes deben poder confiar sus vidas y bienestar a
sus médicos. Para justificar esa confianza, los médicos deben de mantener un buen
estándar de la práctica médica y mostrar respeto por la vida humana. En particular un
médico debe: 1)• Hacer del cuidado del paciente su primera preocupación; 2)• Tratar
a cada paciente gentil y consideradamente; 3)• Respetar la dignidad y privacidad de
los pacientes; 4)• Escuchar a los pacientes y respetar sus puntos de vista; 5)• Dar
información a los pacientes de una manera que puedan entenderla; 6)• Respetar el
derecho de los pacientes de involucrarse completamente en decisiones sobre su
atención; 7)• Ser honesto y confiable; 8)• Mantener actualizados su conocimiento
profesional y habilidades; 9)• Reconocer los límites de su competencia profesional;
10)• Respetar y proteger la información confidencial; 11)• Asegurarse que sus
creencias personales no afecten el cuidado del paciente; 12)• Actuar rápidamente para
proteger a los pacientes de riesgo, si tiene una buena razón para creer que Ud. o un
colega pueden no estar en condiciones adecuadas para ejercer; 13)• Evitar abusar de
su posición como médico; y 14)• Trabajar con colegas en la forma que mejor sirva a
los intereses del paciente. En todo esto nunca debe discriminar injustamente a sus

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

pacientes o colegas; y siempre debe estar preparado para justificar sus acciones ante
ellos.
El CÓDIGO INTERNACIONAL DE ÉTICA MÉDICA, en relación a los deberes
generales de los médicos dice:
- El médico mantendrá siempre el más alto nivel de conducta profesional. 13
- El médico no permitirá que el ejercicio libre e independiente de su juicio profesional
3
en favor de sus pacientes quede influido por motivos de ganancia.
- En todo tipo de práctica médica, el médico procurará prestar su servicio profesional
con competencia, con plena independencia técnica y moral, y con compasión y
respeto por la dignidad del hombre.
- El médico debe tratar con honradez a sus pacientes y colegas y se obliga a
denunciar a los médicos débiles de carácter o deficientes en competencia y a los que
incurran en fraude o engaño.

Y en relación a los deberes de los médicos hacia los enfermos dice:


- El médico tendrá siempre presente su deber de preservar la vida humana.
- El médico debe a su paciente una total lealtad y todos los recursos de su ciencia.
- Siempre que un médico vea que alguna exploración o tratamiento sobrepasan su
capacidad, deberá pedir la ayuda de otro médico que tenga la habilidad necesaria.
- El médico guardará secreto absoluto sobre todo lo que sabe acerca de su paciente,
aun después de la muerte de éste.
- El médico tiene la obligación humanitaria de prestar auxilios en caso de urgencia, a
no ser que esté seguro de que otros médicos pueden y quieren prestar esos auxilios.

EL CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DEL COLEGIO MÉDICO DEL PERÚ ,


manifiesta en sus Artículos: 1°: Es deber del médico desempeñar su profesión
competentemente, debiendo, para ello, perfeccionar sus conocimientos, destrezas y
actitudes en forma continua y ejercer su profesión integrándose a la comunidad, con
pleno respeto de la diversidad sociocultural del país; 2°: El médico no debe propiciar
modalidades de trabajo que atenten contra la relación médico-paciente y la
continuidad del cuidado, así como contra su propia salud; 3° El médico debe conocer y
acatar las normas administrativas de la institución donde labora; 4° El médico tiene
derecho a reclamar corporativamente las condiciones adecuadas para el desempeño
de sus funciones. Tales reclamos, incluyendo la suspensión de actividades, deben
realizarse siempre en el marco ético y respetando las disposiciones legales vigentes; y
5° El médico debe informarse permanentemente sobre los medicamentos, insumos,
dispositivos y otros materiales que usa o prescribe.

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Las obligaciones del médico, en opinión generalizada de los tratadistas son, con
algunas variaciones, las siguientes: a).- El Secreto Profesional; b).- La Información
adecuada y el consentimiento; c).- La Obligación de conocimiento; d).- La Obligación
de diligencia y técnica; e).- La Continuidad en el tratamiento; f).- La Asistencia y
consejo, y g).- La Certificación de la enfermedad y del tratamiento efectuado.

1.4. EL SECRETO MÉDICO. 14


Históricamente se ha considerado que los profesionales de la salud tienen la
obligación ética de mantener el secreto de todo aquello que conocen en el ejercicio de
su profesión. Este principio de la confidencialidad ha sido siempre uno de los grandes
valores éticos de la práctica médica. La regla general que se aplica es que un
profesional de la medicina debe guardar estricta reserva de todo lo que se entere,
tanto en el ejercicio de su profesión como fuera de ella.

El Secreto Profesional Médico se traduce en la obligación de mantener en


reserva la información que recibe de él o la paciente y en principio ésta sólo podrá
revelarse con el consentimiento de aquél o aquella; y el médico debe guardar reserva
sobre el acto médico practicado, este deber se extiende a cualquier otra información
que le hubiere sido confiada por el o la paciente o por su familia con motivo de su
atención. El secreto profesional médico cubre aquello que por razón del ejercicio de la
profesión se haya visto, oído o comprendido y que no es ético o lícito revelar, salvo
que exista una causa justa y en los casos contemplados por disposiciones legales.
Podemos decir, sin lugar a equivocarnos, que el Secreto Médico, va mucho más allá
de otros secretos profesionales, e incluso debería estar más protegido por las leyes
que dirimen estas cuestiones, por la simple razón, de que su objeto no se restringe ni
acaba exclusivamente por la confidencia que el paciente hace al médico, si no porque
también abarca todo aquello que el médico pueda deducir de la esfera íntima del
paciente, y que, la mayoría de las veces, incluso el mismo paciente, no desearía fuera
conocido ni siquiera por su propio médico.

FUNDAMENTOS: El análisis del secreto profesional se debe observar desde tres


ópticas interrelacionadas:

1).- El LEGAL: marcada por las disposiciones que hacen alusión a sanciones por
incumplimiento, excepciones, alcances de la obligación de mantener reserva, etc.;
2).- La ÉTICA: lo determinado por los Códigos de Ética y por planos morales y de
conciencia que debe respetar el profesional durante su ejercicio; y

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

3).- El MÉDICO – ASISTENCIAL: donde la problemática del secreto se vincula no solo


a exigencias que el paciente pueda formular sino también a garantizar un vínculo
más eficaz y una empatía que favorezca la relación médico paciente; es por eso
que se puede pensar que el secreto profesional nace, se sustenta y tiene su razón
de ser como un elemento más de la práctica profesional.

TIPOS Y VARIANTES: Según Uribe Cualla, existen tres tipos de Secreto


15
profesional médico:
- Secreto Médico Absoluto: Donde se da Negación inquebrantable de cualquier tipo
de revelación. El médico no podrá confiar un hecho conocido a través de su profesión
ni a sus colaboradores. Esta modalidad es utilizada en Inglaterra.

- Secreto Médico Relativo (intermedio o ecléctico): Aceptado por nuestra


legislación y la del resto de América del Sur, convalida la revelación a personas y
entidades correspondientes (con discreción y límites) del Secreto Médico siempre que
hubiera una razón suficiente: “justa causa”. En cierto modo, la revelación queda
supeditada a los dictados de la propia conciencia del profesional.
- Secreto Médico Compartido: Variante del anterior y utilizado por los franceses y
amplía el conocimiento a otro médico o auxiliar de un hecho de su profesión siempre
que redunde en el beneficio terapéutico del paciente.

EXCEPCIONES: Como el Secreto Profesional Médico es parte del Acto Médico,


entonces las excepciones que se dan para el Secreto Médico son las mismas del Acto
Médico, que no lo detallamos ahora ya que han sido descritas en párrafos anteriores.

EL SECRETO MÉDICO COMO CONDICIÓN NECESARIA PARA EL CORRECTO


EJERCICIO DE LA ACTIVIDAD PROFESIONAL: Como se aprecia, el alcance y
extensión del derecho a acceder a la información clínica no puede contemplarse en su
integridad si no se aborda, con el necesario rigor el secreto profesional de médico.
Entendido éste, no tanto como una concesión a un interés meramente corporativo,
privilegio de un grupo de profesionales, sino más bien como una exigencia
imprescindible de la correcta práctica médica. El reconocimiento del derecho al
secreto médico, en su justa medida, puede ayudar a que la documentación de las
historias clínicas se realice con el rigor y competencia debida. De lo contrario, el temor
del médico ante el desconocimiento de sus derechos puede repercutir negativamente
en la preparación, elaboración y eficacia de estos expedientes, generalizándose la
práctica, también en este terreno de la documentación clínica, de la denominada

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

«medicina defensiva». Se puede llegar a la conclusión, a nuestro juicio correcto, de


que la ausencia de una norma que regule el secreto médico repercutirá negativamente
en la calidad de la asistencia sanitaria.
EL COLEGIO MÉDICO DEL PERÚ EN SU CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA, con
el fín de que sus afiliados ejerzan una correcta labor profesional, ha incluido un
capítulo “Del Secreto Profesional”, donde determinan: Artículo Nº 89: “El médico debe
mantener el secreto profesional para proteger el derecho del paciente a la
confidencialidad de los datos que le ha proporcionado, no debiendo divulgarlos, salvo
expresa autorización del paciente”; Artículo Nº 90: “El médico debe guardar reserva
16 o
la confidencialidad sobre el acto médico practicado por él o del que hubiere podido
tomar conocimiento en su condición de médico consultor, auditor o médico legista.
Este deber se extiende a cualquier otra información que le hubiere sido confiada por el
paciente o por su familia con motivo de su atención o de su participación en una
investigación. La muerte del paciente no exime al médico del cumplimiento de este
deber”; y Artículo Nº 91: “El médico tratante que tiene conocimiento de la condición
patológica de un paciente que pueda resultar en daño a terceras personas, queda
17
eximido de la reserva correspondiente en todo cuanto se refiera estrictamente a dicha
condición, a fin de evitar que el daño se produzca”.

1.5 LA HISTORIA CLÍNICA COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL17EN


EL ACTO MÉDICO.
Uno de los elementos documentales de mayor trascendencia en la relación
médico paciente y parte esencial en la evaluación del Acto Médico es la “ HISTORIA
CLÍNICA”, como así lo resalta y determinan desde su Artículo 92 hasta el 95 el
CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DEL COLEGIO MÉDICO y la LEY GENERAL DE
SALUD DEL PERÚ en su Artículo Nº 29 y su modificatoria con Ley N° 29414.
Recordemos que a través de los siglos se ha venido utilizando en el ejercicio médico y
nada puede reemplazar su sitio de importancia científica, legal, profesional y personal.
Dentro del contexto médico-legal y deontológico del ejercicio de las profesiones
sanitarias, la Historia Clínica adquiere su máxima dimensión en el mundo jurídico,
porque es el documento donde se refleja no sólo la práctica médica o Acto Médico,
sino también el cumplimiento de algunos de los principales deberes del personal
sanitario respecto al paciente: deber de asistencia, deber de informar, etc.,
convirtiéndose en la prueba documental que evalúa el nivel de la calidad asistencial en
circunstancias de reclamaciones de responsabilidad a los profesionales sanitarios y/o
a las instituciones públicas.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

La Historia Clínica puede definirse desde diferentes perspectivas: desde el


punto de vista gramatical, desde el aspecto jurídico, concepto médico-asistencial, o
bien entendiéndose desde el área de la medicina legal, definiéndose en tal
circunstancia como el documento médico-legal donde queda registrada toda la
relación del personal sanitario con el paciente, todos los actos y actividades médico-
sanitarias realizados con él y todos los datos relativos a su salud, que se elabora con
la finalidad de facilitar su asistencia, desde su nacimiento hasta su muerte, y que
puede ser utilizada por todos los centros sanitarios donde el paciente acuda. Desde el
punto de vista de prestación de servicios la Historia Clínica hace referencia, más que a
un documento específico, a un componente fundamental de la relación Equipo 17 de
Salud-Paciente. La Historia Clínica es el más importante de los documentos que
realiza cualquier equipo de salud, especialmente el médico, y tiene un valor científico,
técnico y jurídico que resalta la prevalencia e importancia en el ejercicio de las
actividades en el sector salud.
Siguiendo a Laín Entralgo, quien conceptuara a la Historia Clínica como “el
18
documento fundamental y elemental del saber médico donde se recoge la información
confiada por el enfermo al médico, para obtener el diagnóstico, tratamiento y la posible
curación de su enfermedad”, decimos que se trata del documento médico-legal
donde queda registrada: 1).- Toda la relación del personal sanitario con el paciente;
2).- Todos los actos y actividades médico-sanitarios realizados; y 3).- Todos los datos
relativos a su salud. Se elabora con la finalidad de facilitar su asistencia y tiene
derecho a ella por ser poseedor al derecho de una asistencia médica de calidad.
La historia clínica es un documento médico legal complejo que refleja los cambios
acaecidos en las formas de la prestación asistencial y la relación médico-paciente y,
en su condición de medio de comunicación, constituye condición sine quanon para la
asistencia médica, criterio de lex artis y aspecto crítico de la responsabilidad médica.

La Historia Clínica tiene un gran valor jurídico en los casos de Responsabilidad


Profesional Médica al convertirse por orden judicial en la prueba material principal.
Es una prueba de primer orden en este tipo de procesos judiciales que tiene incluso
tanto valor como la prueba pericial, puesto que ésta se basa normalmente en la
Historia Clínica. Debemos recalcar en este momento el hecho de que la Historia
Clínica se elabora inicialmente con una finalidad asistencial y no como un instrumento
a utilizar como medio de defensa en un proceso judicial. Esto hace que se transforme
en un medio de prueba válido para demostrar la verdad en el proceso. Este valor
jurídico de la Historia Clínica tiene como consecuencia que el derecho del médico a la
realización de la misma se vea reforzado y a su vez se convierta, en caso de
reclamaciones, en la mejor protección o en la más eficaz pieza condenatoria para él,

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

por ejemplo en los casos que: a).- No existe o fue elaborada defectuosamente, b).- En
los que demuestra que el médico no se adecuó a la Lex Artis para el caso, ya que
constituye el testimonio más objetivo de la calidad o falta de calidad de la praxis
médica, y c).- Asimismo en los casos en que no cumplió con su deber de informar y
obtener el consentimiento del paciente. Por eso, un médico citado por Roberto
Vásquez Ferreyra ha dicho que: “la confección misma de la historia clínica es muy
importante, pues hay que tener en cuenta que otras personas que acceden a este
documento, no son médicos, más aún quien finalmente dictaminará, en una
controversia o investigación penal, es precisamente una persona no médica, por lo
tanto es necesario que, tengamos presente la posibilidad real del impacto subjetivo
que causará a dichas personas, quienes aún inconscientemente harán un primer
juzgamiento a priori de la posible personalidad de quienes hayan intervenido en su
confección (...)”
La existencia de una Historia Clínica completa, actualizada, ordenada,
respetuosa, inteligible y verdadera; como la que se trata de establecer en el Perú con
la Norma Técnica Nº 022-MINSA/DGSP-V.02: Norma Técnica de la Historia Clínica
de los Establecimientos del Sector Salud; es el instrumento de actuación más
preciado, para el médico en su labor asistencial y para el médico perito que interviene
en casos de responsabilidad médica y emite informes que se van a convertir en un
medio de prueba para la administración de Justicia cuando dictamine sobre la
existencia o inexistencia de responsabilidad profesional médica. Creemos válido en
este momento efectuar algunas sugerencias con respecto a la elaboración de la
Historia Clínica: A). Escribir en forma legible, B). Firmar todas las anotaciones con
aclaración de firma, C). Consignar fecha y hora de las actuaciones médicas, y D).
Consignar siempre el consentimiento informado. Si bien todas las anotaciones son
importantes, existen algunas en las que se debe prestar especial atención en no omitir
su documentación en la Historia Clínica, pues llegado el caso, hay que recurrir a otro
medios probatorios de menor jerarquía y en consecuencia más dificultoso será probar
lo actuado y no consignado. Nos estamos refiriendo a casos como por ejemplo, el no
dejar asentado en la Historia la negativa de antecedentes alérgicos por parte de un
paciente o no consignar la solicitud de exámenes debido a restricciones institucionales

1.6 EL ACTO MÉDICO EN LA EXIGENCIA LEGAL.

En las últimas décadas ha sido habitual, también en nuestro país, que muchas
decisiones médicas sean sometidas al escrutinio judicial por diversas causas. La
diversidad de motivaciones y la extensa temática que abarcan los problemas

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

abordados requieren que cualquier comentario sobre tales procesos judiciales se


refiera a la posibilidad de que se provoque un conflicto adicional al que los tribunales
teóricamente están llamados a resolver. Las dos motivaciones esenciales que
conducen a este nuevo escenario han sido, por un lado, el importante avance en el
conocimiento biológico y científico que incorporó a la medicina nuevas situaciones
especiales en el comienzo, transcurso y fin de la vida (tales como la fertilización in
vitro, los diagnósticos genéticos, el soporte vital, severas co-morbilidades, los estados
vegetativos, etc.) y, por otra parte, al mismo tiempo la incorporación a la medicina
del derecho de los pacientes a decidir autónomamente sobre sus vidas y su bienestar
ante las nuevas opciones que brinda el conocimiento científico. Debe señalarse
también, como circunstancia no menor, que en la actualidad todos estos hechos
ocurren dentro de una estructura sanitaria burocrática que interactúa, y a veces se
interpone, en la tradicional relación entre el médico y el paciente.
Cuando el médico actúa como tal, tiene que manipular técnicas y conocimientos
con miras a conseguir un resultado concreto; pero este fin buscado por el ejercicio
de la medicina puede o tiene implicaciones ante la ley. Es pues, el Acto Médico
(cualquiera que él sea) una fuente de la que emanan consecuencias jurídicas para
el profesional que lo realiza y para el paciente que ha sido objeto de esta
actividad, aunque no la única fuente. Por lo que del  Acto Médico pueden
desprenderse dos tipos de consecuencias en Derecho: las que resultan del acto
jurídico (“responsabilidad” por el acto) y las que resultan del hecho jurídico (“perjuicios”
indemnizables por el hecho antijurídico capaz de generar implicaciones en el
Derecho - el delito, por ejemplo-). Ambos tipos de consecuencias están contemplados
en la ley (en los códigos civil o penal) y tienen que ver con los derechos subjetivos
de las partes que intervienen en el acto médico: profesional de la medicina y paciente
(por sí o por sus allegados).
Se ha discutido ampliamente en el campo de la jurisprudencia qué tipo de
contrato es el que se establece entre el paciente y su médico. Varias teorías han sido
estudiadas y desechadas parcialmente. Ellas incluyen la del mandato, la de locación
de servicios, la de locación de obra, la de contrato innominado y otras muchas, para
terminar aceptando que el Acto Médico es una forma especial de contrato
denominado, precisamente, de “Asistencia Médica”. El Contrato de Servicios o
Asistencia Médica es de las llamadas “obligaciones de medio y no de resultado”.
El médico no promete curar al enfermo. Por lo tanto, el único resultado que se puede
anticipar es que pondrá todo el empeño, diligencia, pericia, conocimiento, prudencia
y cuidado para una correcta ejecución, sin prometer, asegurar ni garantizar nada.
Este contrato es bilateral, pues origina responsabilidades para ambas partes. Es

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

además un contrato de tipo consensual, es decir, que se perfecciona con el acuerdo


de voluntades de los contratantes (médico y paciente), sin que la ley exija solemnidad
alguna para su existencia y validez. Por lo tanto, todo documento que se suscriba
tiene un carácter “ad probationem”, que para este contrato específico es de gran
utilidad, si se presenta cualquier conflicto que en últimas genere responsabilidades
para las partes.
La responsabilidad médica es una cuestión jurídica de gran complejidad técnica
y en pleno desarrollo teórico; sin embargo, su prevención pasa ante todo por prestar la
debida atención a ciertos aspectos estrictamente médicos, íntimamente vinculados
entre sí e interdependientes, que giran en torno a la relación médico-paciente, la20lex
artis, el adecuado registro y el consentimiento. Entonces; conocer el debido concepto,
su clasificación, los elementos, la forma del Acto Médico contribuye a abordar con
precisión jurídica y científica la investigación de la responsabilidad de los profesionales
de la salud en todas sus dimensiones (sean estas éticas, penales, civiles, o
21
administrativas) en un contexto sereno como un instrumento garantista, de
mejoramiento del ejercicio profesional y de una atención adecuada a los pacientes.
Centrándonos en la legislación vigente actualmente en nuestro país, diremos
que en el Perú se protege el secreto profesional en los Artículos Nº 2 numeral 18
de la Constitución Política, Nº 165 del Código Penal, Nº 327 numeral 2 y Nº 165
numeral 2 del Código Procesal Penal, Nº 141 numeral 1 del Código de Procedimientos
Penales, y Nº 15 letra “a” y “b” de la Ley General de Salud. En relación al deber de
denunciar, el Artículo Nº 30 de la Ley General de Salud exige a los profesionales de la
salud que denuncien cuando asistan a una mujer que presente indicios de la comisión
de un aborto criminal, entre otros supuestos. Además, los Artículos Nº 17 numeral “4”
y “5” y Nº 18 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública regulan el
acceso a la información confidencial. Por otro lado, el Artículo Nº 407 del Código Penal
peruano castiga la omisión de denuncia. Conviene enfatizar que la defensa del Acto
Médico no se fundamenta en la protección de los intereses de nuestra profesión sino
en la preservación de la calidad de la atención en bien del paciente quién, como ser
humano, cuenta con derechos inalienables respecto a su salud.

1.7 LA RESPONSABILIDAD MÉDICA.


La Responsabilidad Médica es un tema de gran actualidad y uno de los tópicos
jurídicos de mayor desarrollo teórico, que tiene gran repercusión en la salud, tanto en
la práctica asistencial (a través de una medicina defensiva, orientada con mayor o
menor de acierto o ingenuidad a "prevenir" las demandas) como en las economías de
las instituciones (nuevos costos por concepto de pólizas de seguro o liquidaciones de

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

sentencias judiciales). Sus antecedentes históricos más remotos se encuentran en la


Antigüedad, pero es en las últimas décadas donde adquiere su mayor impulso, como
respuesta a complejos cambios sociales y culturales, entre los cuales puede
mencionarse: 1).- Avances de la medicina. Paradójicamente, los grandes logros de la
medicina, al aumentar la expectativa y resolver progresivamente una mayor cantidad
de situaciones críticas, instalaron la idea de que la muerte o la enfermedad deben
obedecer a una falla de la medicina y, en consecuencia, tener un responsable;
2).- Cambios en la forma de la prestación asistencial. La complejización y socialización
de la tarea asistencial modificó cualitativamente la relación médico-paciente,
despersonalizándola; y 3).- Cambio de paradigma: del paternalismo a la autonomía. El
cambio de paradigma en la relación médico-paciente favorece el cuestionamiento
del médico y estimula el reconocimiento de los derechos del paciente.
La responsabilidad profesional es un campo de singular complejidad y
dinamismo, tanto en lo doctrinario como en lo jurisprudencial. Sin embargo, el examen
de la casuística de los reclamos y juicios muestra que para el médico práctico la
cuestión de la prevención en este terreno se ve circunscrita a un reducido número de
“Aspectos Críticos”. Y se llaman Aspectos Críticos de la Responsabilidad Médica a un
grupo de categorías dependientes del acto médico y estrechamente vinculado entre sí,
cuya falla estimula la formulación de reclamos y demandas judiciales por
responsabilidad, independientemente de que resulten o no justificadas. La Relación
médico-paciente, la lex artis, la historia clínica y el consentimiento médico son los
aspectos críticos de mayor importancia práctica, sobre los que se realizarán algunas
consideraciones.
Los elementos constitutivos de la responsabilidad profesional son falta de
precaución, falta de previsión en el resultado, en los casos en que había obligación
de realizar una conducta diferente a la que se realizó, y relación causal entre el
acto realizado y el resultado obtenido. Entonces, la responsabilidad profesional
generalmente se ocasiona por dos circunstancias fundamentales: a).- Por omisión de
la práctica médica requerida para prevenir o evitar un daño, y b).- Por haber realizado
una práctica médica diferente a la requerida, siendo ésta la necesaria (por comisión).
La Responsabilidad Médica frente a terceros está contemplada en nuestra legislación
civil y penal, por un lado el Código Civil contempla en el Articulo Nº 1969 la
responsabilidad por daño estableciendo que aquél que por dolo o culpa causa un daño
a otro está obligado a indemnizarlo; y por otro lado si bien es cierto que nuestra
legislación penal no contempla específicamente el delito de negligencia médica, si
establece la responsabilidad penal culposa en quien ejerciendo una profesión u oficio
causa daño a otra persona; así en el Artículo Nº 124 del Código Penal, se dispone

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

pena privativa de la libertad no mayor de tres años para lesiones, y no mayor de cuatro
años para homicidio culposo.

CONCEPTO: La “Responsabilidad Médica”, es la obligación de los médicos de dar


cuenta ante la sociedad por los actos realizados en la práctica profesional, cuya
naturaleza y resultados sean contrarios a sus deberes, por incumplimiento de los
medios (examen del paciente, diagnóstico, tratamiento, materiales, medicamentos,
etc.) y/o cuidados adecuados en la asistencia del paciente; pudiendo adquirir a
veces, relevancia jurídica. En otras palabras; la Responsabilidad Médica significa la
obligación que tiene el médico de reparar y satisfacer las consecuencias de sus actos,
22
omisiones y errores voluntarios o involuntarios, dentro de ciertos límites y cometidos
en el ejercicio de su profesión. Es decir, el médico que en el curso del tratamiento
ocasiona por culpa un perjuicio al paciente, debe repararlo y tal responsabilidad tiene
su presupuesto en los principios generales de la Responsabilidad; según los cuales
todo hecho o acto realizado con discernimiento (capacidad), intención (voluntad) y
libertad genera obligaciones para su autor en la medida en que se provoque un daño a
otra persona.

TIPOS: Los supuestos de responsabilidad médica refieren a conductas típicas,


23
antijurídicas y culpables realizadas por un médico en el contexto de un acto médico,
que se pueden responsabilizar en:
A. DE ACUERDO AL FUERO:
1. Responsabilidad Civil: Deriva de la obligación de reparar económicamente los
daños ocasionados a la víctima.
2. Responsabilidad Penal: Surge del interés del estado y de los particulares,
interesados en sostener la armonía jurídica y el orden público; por lo que las
sanciones (penas) son las que impone el Código Penal (prisión, reclusión, multa,
inhabilitación).

La probable responsabilidad de una persona en la comisión de un delito se acredita


cuando existen indicios que hagan suponer su participación en el mismo, ya sea de
manera culposa (que tenga culpa, aunque no haya sido su intención causar daño) o
dolosa (que tenga culpa, y que si haya sido su intención causar daño), y que no
existan excluyentes de responsabilidad a su favor. En nuestro país, los regímenes de
la responsabilidad penal y civil son conceptualmente y procesalmente independientes,
de tal modo que un mismo hecho puede dar lugar a una acción civil, una acción penal
o a las dos.

B. DE ACUERDO A LA TÉCNICA JURÍDICA:

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

a). Responsabilidad Objetiva: Es la que surge del resultado dañoso, no esperado,


que el accionar del médico puede provocar, independientemente de la culpa que
le cabe.
b). Responsabilidad Subjetiva: Es la que surge de la subjetividad del médico,
puesta al servicio de una determinada acción penada por Ley, (por ejemplo:
abortos, certificados falsos, violación del secreto profesional).
c). Responsabilidad Contractual: Es la que surge de un contrato, que no
necesariamente debe ser escrito (puede ser tácito o consensual), cuyo
incumplimiento puede dar lugar a la acción legal. 23
d). Responsabilidad Extracontractual: Es la que no surge de contrato previo. Se le
conoce como Aquiliana (Lex-Aquilia). Su aplicación en el campo médico es
excepcional (por ejemplo: Asistencia médica inconsulta por estado de
inconsciencia o desmayo, alienación mental, accidente, shock).

EXCLUYENTES: No todos los casos en que se hubiera producido daño para el


paciente implican invariablemente Responsabilidad Médica. Existen condiciones
excluyentes de responsabilidad como:
• Cuando el daño al paciente sea atribuible a la idiosincrasia de éste, a incidentes o
accidentes no previsibles.
• Cuando el efecto adverso es imputable al padecimiento, del cual el usuario asumió el
riesgo a través de su consentimiento informado.
• Cuando el efecto adverso es causado al actuar para proteger la vida o la integridad
corporal del enfermo (principio del bien mayor).

FORMAS O VARIANTES DE CULPA MÉDICA: Por su importancia para la


valoración de una eventual Responsabilidad del Médico, vale la pena definir las
distintas formas o variantes de la culpa:
 IMPRUDENCIA: Es la acción u omisión involuntaria no maliciosa, de cumplimiento
inexcusable. Se la ha asociado con un obrar "en más". Es realizar un acto con
ligereza, sin las adecuadas precauciones; es decir la carencia de templanza o
moderación. Es la violación activa de las normas de cuidado o cautela que establece la
prudencia, actuando sin cordura, moderación, discernimiento, sensatez o buen juicio.
 IMPERICIA: Es la ineptitud o ignorancia grosera del saber medio exigible a un
médico, por la causa que fuera (defecto de formación, olvido, no actualización, etc.).
Es la falta total o parcial, de conocimientos técnicos, experiencia o habilidad en el
ejercicio de la medicina. Es decir, es la carencia de conocimientos mínimos o básicos
necesarios para el correcto desempeño de la profesión médica.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

 NEGLIGENCIA: Surge de una actuación descuidada y falta de diligencia, cuando


no media falta de conocimientos. Es un obrar "en menos" (contracara de la
imprudencia) por no tomar las precauciones debidas. Es decir, es la carencia de
atención durante el ejercicio médico. Puede configurar un defecto o una omisión o un
hacer menos, dejar de hacer o hacer lo que no se debe. Es no guardar la precaución
necesaria o tener indiferencia por el acto que se realiza. La Negligencia es sinónimo
de descuido y omisión. Es la forma pasiva de la imprudencia.
 VIOLACIÓN DE LEYES O REGLAMENTOS: Su significado es obvio. Es una forma
24
de acción culposa que se configura cuando, existiendo una exigencia u orden verbal o
escrita, dispuesta con fines de prevención de un daño y ordenado por un superior
responsable, el subalterno no le da cumplimiento, generando un daño al paciente.
Puede circunscribirse a la esfera administrativa sino ocasiona daño al paciente.

IATROGENIA Y DYSPRAXIS MÉDICA: Por “Dyspraxis Médica o Mala


Práctica”, entendemos un daño que el médico ocasiona como consecuencia de
su acción equivocada, mal empleo de su técnica, impericia o desconocimiento.
En tanto que, la “Iatrogenia” está referida a "la acción adversa o perjudicial que
resulta directa o indirectamente de la actividad diagnóstica o terapéutica del equipo
de salud”. Es decir, la iatrogenia es el resultado nocivo que no deriva de la voluntad
o culpa del médico en la producción del daño, sino es producto de un hecho imprevisto
(o mejor imprevisible) que escapa a toda posibilidad de ser evitado por los medios
habituales o normales de cuidado individual o colectivo; por lo tanto, el término no
debe confundirse con el de “Mala Práctica”, en donde a sabiendas que, lo que
se hace no es correcto, se realizan acciones que implican riesgos a los pacientes
y que están reñidas con la ética profesional y el código deontológico. Esto es, “puede
haber iatrogenia sin mal praxis, y mal praxis sin iatrogenia”.
Sin duda, en la malapraxis, hay actuaciones incorrectas que pueden provocar
efectos iatrogénicos. En este caso, es preferible hablar de daño estableciéndose
así una diferencia: La iatrogenia como consecuencia o efecto negativo de una
acción correcta, adecuada, incluso, la indicada; y el daño (“malapraxis”) como la
consecuencia negativa de un acto incorrecto, errático, negligente, imperito o impropio.
La iatrogenia se identifica en el paciente, a través de algún tipo de alteración. La mal
praxis, se identifica en el médico o el equipo de salud. La distinción que acabamos de
hacer nos conduce por caminos diferentes: La primera a la bioética y la segunda al
derecho. Por lo tanto; con actitudes honestas que se apartan de la iatrogenia y la mala
práctica, harán del profesional un digno representante de nuestra noble profesión.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

II. EL CONSENTIMIENTO INFORMADO.


Si bien en la actualidad se entiende la enorme importancia que reviste el
derecho que tiene todo paciente de ser adecuadamente informado a efectos de que
preste o no su consentimiento para ser sometido a un procedimiento diagnóstico o un
tratamiento médico o quirúrgico, ello no siempre fue así. En efecto, en la antigüedad
tal como lo expresa el distinguido jurista peruano, Dr. Fernández Sessarego: “en
tiempos que no pueden considerarse remotos, el médico imponía su decisión
personal, en cuanto al tratamiento a que debía ser sometido el paciente”; en tal
25
sentido, ante la actitud paternalista del médico, al paciente sólo le quedaba aceptar la
decisión o el tratamiento que éste le impartía, quedando muchas veces ignorante de
los detalles y posibles consecuencias que se podrían derivar.
Actualmente al paciente le asiste el derecho de estar informado sobre la
prescripción de medicamentos y las decisiones terapéuticas tomadas por el médico;
llamándosele a esta concepción como “Consentimiento Informado”.  Ésto ha hecho
que la relación médico-paciente haya sufrido cambios que han dejado obsoleto los
modelos clásicos paternalistas, donde era el médico quién tomaba la decisión por el
paciente. Ahora a las personas se les han reconocido derechos y valores en todos los
modos de la relación humana, lo que hace que los pacientes exijan que sean
respetados estos derechos a la hora de tomar decisiones que les implican, como un
corolario de la dignidad y autonomía de las personas, y por lo tanto, como una
obligación de esta relación médico-paciente.

2.1. CONCEPTO.
El “CONSENTIMIENTO INFORMADO” es un término nuevo que traduce un
derecho del paciente dentro de la neoética médica, siendo su principal objetivo
proteger la autonomía del paciente. Puede definirse como el “proceso cuya
materialización consiste en la declaración de voluntad realizada por una persona, a
través de la cual, luego de haberse considerado las circunstancias de autonomía,
evaluado su competencia y la comprensión de la información suministrada
previamente referida al plan diagnóstico, terapéutico, quirúrgico o ensayo de
investigación, otorga su consentimiento para la ejecución del procedimiento ofrecido”.
Y el Manual de Ética de la Asociación Médica Americana sostiene que “consistente
en la explicación, a un paciente atento y mentalmente competente, de la naturaleza
de la enfermedad, así como del balance entre los efectos de la misma y los riesgos y
beneficios de los procedimientos terapéuticos recomendados, para a continuación
solicitarle su consentimiento para ser sometido a esos procedimientos”. Entonces, el
Consentimiento Informado se origina y aplica en todo acto médico asistencial, ello es,

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

como todas sus definiciones, normas jurídicas y deontológicas establecen, de


ineludible observación en la relación médico-paciente.
Según el Ministerio de Salud del Perú, el “Consentimiento Informado” , definido
en su norma Técnica Nº 022-MINSA/DGSP-V.02, “es la conformidad expresa del
paciente o de su representante legal cuando el paciente está imposibilitado, con
respecto a una atención médica, quirúrgica o algún otro procedimiento, en forma libre,
voluntaria y consciente, después que el médico u otro profesional de salud competente
le ha informado de la naturaleza de la atención, incluyendo los riesgos reales y
potenciales, efectos colaterales y efectos adversos, así como los beneficios, lo 26
cual
debe ser registrado y firmado en un documento, por el paciente o su representante
legal y el profesional responsable. Se exceptúa de consentimiento informado en caso
de situación de emergencia, según Ley General de salud, Artículos Nº 4 y 40”.
En la investigación médica se puede definir como el compromiso conjunto que
establece el espacio comunicativo destinado a informar en forma oral o escrita la
naturaleza, los propósitos, la forma de aplicación de los instrumentos de recopilación
de información o aplicación de pruebas experimentales, presentando los beneficios,
los riesgos, alternativas y medios del proceso en el cual, quien recibe la información,
irá a convertirse en participante, objeto de experimentación o contribuyente al análisis
estadístico, constituyéndose el documento resultante en el testimonio escrito de quien
va a ser investigado (o su tercero responsable, autorizado por ley) para lograr una
autorización clara, competente, voluntaria y autónoma.
Legalmente el consentimiento legítimamente declarado, como lo denomina el
Dr. Rafael Aguiar Guevara es “Aquel acto expreso de voluntad, libremente
manifestado, específico y determinado, oportuna y cabalmente informado,
documentado y válido, mediante el cual un paciente (física y jurídicamente) capaz,
acepta los procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos a ser realizados por un
médico con quien, anticipadamente, ha convenido en establecer una relación médico-
paciente, en los términos establecidos en la ley, y que en ninguna forma o
circunstancia significa la renuncia del paciente a sus derechos ni tampoco exonera –
per se– la responsabilidad legal individual médica subjetiva o la institucional objetiva
en una forma general”. Es decir, el consentimiento informado se apoya en dos
principios básicos, la autonomía de la voluntad y la libertad de todo paciente. Por su
parte, el Dr. Julio César Galán Cortés, dice: “El consentimiento informado es, por
consiguiente, no sólo un derecho fundamental del paciente, sino también una
exigencia ética y legal para el médico, en tal forma que podemos sostener que la
voluntad sana de cada persona, es el sólo árbitro de toda intervención médica, aun
cuando negarse a esta conduzca a una muerte segura”.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

REQUISITOS: El consentimiento informado actúa sobre tres aspectos de la práctica


médica: la autonomía del paciente, la calidad de la información que se cruza entre
médico y paciente, y la defensa del buen proceder médico. Bien llevado adelante, el
proceso de consentimiento informado es un instrumento virtuoso que profundiza la
relación médico-paciente, la transparenta y la enriquece. Es útil para la delimitación de
las responsabilidades, para el esclarecimiento de los términos de esta relación y para
la demostración futura y eventual de un comportamiento serio y maduro por parte del
médico tratante. Donde los factores condicionantes para el cabal cumplimiento del
27
consentimiento informado son:

1. Competencia: Que es la capacidad del paciente de comprender la información


relevante. Sólo una persona competente puede dar un Consentimiento Informado
valido legalmente, ya sea el paciente y/o familiar. En el caso de menores de edad o
de enfermos mentales corresponde asumir esta competencia al familiar o tutor
responsable. 
2. Información.- La información debe ser previa a los procedimientos y/o tratamientos
que se deben efectuar al paciente. Las opciones deben ser comprensibles y deben
incluir el objetivo del tratamiento o del estudio, su procedimiento, los beneficios y
riesgos potenciales y que siempre existe la opción del paciente de rechazar el
tratamiento o estudio una vez iniciado en cualquier momento, sin que ello le pueda
perjudicar en otros tratamientos.
3. Voluntariedad.- Los sujetos deben decidir libremente someterse a un tratamiento
o participar en un estudio sin que haya persuasión, manipulación ni coerción. El
carácter voluntario del consentimiento es vulnerado cuando es solicitado por personas
en posición de autoridad o no se ofrece un tiempo suficiente al paciente para
reflexionar, consultar o decidir. Ejemplo un médico no puede solicitar el
consentimiento de su paciente planteándole la disyuntiva de firmar o no ser atendido. 

CARACTERÍSTICAS: El consentimiento informado presenta generalmente las


siguientes características:
- Es un proceso verbal: Los profesionales de la salud todos los días y a cada
momento al dialogar y desarrollar su labor diaria están desarrollando procesos de
consentimiento informado con los pacientes y no es necesario dejar constancia de
ellos por escrito. Esta necesidad surge en forma excepcional, por una cuestión de
seguridad o de certeza y en ese caso se debe recurrir al formulario del consentimiento
informado, por lo tanto, una cosa es el consentimiento y otra cosa es el formulario.
- Es un proceso voluntario: La decisión se debe tomar libremente, por tanto, no
resulta válida aquella voluntad que se manifiesta bajo coacción o manipulación. Se

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

permite el uso de la persuasión, es decir, el uso del razonamiento lógico para tratar de
convencer al paciente de que ésa es la mejor opción. Hay casos especiales como los
pacientes con problemas mentales, en niños y adultos mayores o ancianos que es
difícil lograr que el proceso sea voluntario, porque este grupo suele tener un grado
importante de dependencia económica, física, psicológica y emocional con respecto a
su grupo familiar, de modo que muchas veces toman decisiones, no para satisfacer
sus propios deseos, sino para no molestar a los otros.
- Es un proceso de información: La información debe ser adecuada, suficiente
comprensible y veraz. Excepcionalmente, se puede “dosificar” la información, cuando
por las características del paciente se presume que la entrega de toda la información
puede ser perjudicial para él (privilegio terapéutico). La información, en materia de
consentimiento informado, previamente debe siempre considerar: ¿A quién informar?,
¿Quién debe informar?, ¿Cómo se debe informar?, ¿Cuándo informar?, ¿Dónde
informar?, ¿Qué informar?, ¿Cuánto informar?
- Es un proceso que requiere capacidad de comprensión: Donde la aptitud
personal del paciente le permite comprender la información que se le está entregando,
valorarla, deliberar y emitir una decisión, asumiendo las consecuencias de la misma.
Se trata de un criterio no ligado a la edad de los individuos, sino a su madurez moral.
Es uno de los aspectos más difíciles, ya que determinar qué pacientes puede decidir
por sí mismo y quienes requieren de otros para decidir, no es una tarea fácil.
- Es un proceso que termina con una decisión: Si bien se habla de consentimiento
informado, se trata de un proceso que no necesariamente puede terminar con un
consentimiento, es decir, el paciente tiene la posibilidad de aceptar lo que se le ofrece,
o bien, rechazarlo.

FUNCIONES: El consentimiento informado cumple importantes funciones dentro del


proceso terapéutico, tanto en relación al especialista como al paciente. Estas
funciones pueden sintetizarse como sigue:
 Informativa: La información entregada de manera clara y oportuna permite a los
consultantes conocer el trastorno en particular, sus causas, implicancias y pronóstico.
También clarifica los fundamentos, propósitos y criterios éticos de los procedimientos a
ser utilizados en cualquier etapa del proceso.
 Declarativa: Se señalan y especifican las acciones seguidas en el proceso mismo
(entrevista, lectura conjunta, preguntas y respuestas durante el diálogo), las
actividades a realizar, los principios y valores que guían el proceso.
 Metodológica: Se señalan los procedimientos a ser utilizados, promoviendo la
protocolarización de la acción terapéutica. Se señalarán sólo los procedimientos

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

validados dentro de la comunidad profesional en particular. Otros procesos deberán


quedar registrados para especificar su pertinencia y uso específico para el caso.
 Compromisiva o conmitativa: En el caso de señalarse las acciones a seguir por
cada actor del proceso terapéutico, se expresa un compromiso para el cumplimiento
de tales propósitos.
Preactiva: Favorece la participación del paciente (o su grupo de apoyo) y de modo
activo en su proceso de recuperación de la calidad de vida. También obliga al clínico a
cumplir con las acciones estipuladas.

Como el Consentimiento Informado deriva del derecho que tiene todo ciudadano
29
a la libre autodeterminación; desde este punto de vista ejerce 07 funciones primarias:

1.- Promover la autonomía de los individuos.- Al ser un acto voluntario, y de índole


personal, el mismo que se encuentra estrechamente ligada con la propia dignidad,
tiene como finalidad ejercer efectivamente la toma de decisiones personales del
paciente.
2.- Fomentar la racionalidad en la toma de decisiones médicas.- La mejor
decisión a tomar es la que se toma teniendo una gana de posibilidades, pues
justamente esto es lo que persigue el consentimiento informado aplicar un la decisión
no solo razonable sino proporcional.
3.- Proteger a los enfermos y a los sujetos de experimentación.- Función ligada a
evitar excesos respecto al actuar profesional, ya que necesariamente el antes
mencionada debe ceñirse a aplicar sus conocimientos en pro del paciente
4.- Evitar el fraude y la coacción.- Toda persona informada no puede ser sujeta de
engaño, ni mucho menos obligada a someterse a determinado tratamiento, o
intervención médica.
5.- Alentar al auto evaluación y auto examen de los profesionales de la salud.-
El mismo clínico se beneficia al conocer las expectativas, dudas y temores del
paciente; permite desarrollar investigaciones en comunidades humanas, respetando
los aspectos éticos fundamentales.
6.- Disminuir recelos y aliviar temores. La información entregada debe ser clara y
suficiente para orientar la toma de decisiones. No debe recurrirse a interpretaciones
propias o subjetivas ni a creencias particulares del especialista y puede ser
comprobado por el consultante (en la literatura específica, u otros especialistas).
7.- Introducir en la medicina una mentalidad mas probabilística y más capaz de
hacer frente a la incertidumbre.

TIPOS: El Consentimiento Informado puede ser "implícito" o "expreso" .

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010.


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

1.- Consentimiento implícito: Es cuando un paciente no da su consentimiento


por escrito o en forma oral, pero comprendió las circunstancias que rodeaban el
procedimiento o tratamiento en cuestión. Por ejemplo, el consentimiento puede ser
implícito cuando un paciente se ofrece para un procedimiento relativamente simple y
no invasivo. Asimismo, un consentimiento a menudo es implícito para los
procedimientos necesarios que puede realizar un cirujano en el transcurso de un
procedimiento quirúrgico para el cual el paciente dio su consentimiento.
2.- El consentimiento expreso: Se da por escrito o en forma oral. Si el
consentimiento de un paciente es escrito, éste debe incluir el nombre del
profesional de atención de salud que analizó y propuso el tratamiento con el paciente,
30
el nombre del proveedor de atención de salud que va a llevar a cabo el procedimiento
y la fecha, hora y lugar donde se firmó el formulario de consentimiento.

Dependiendo de a quién se debería informar: El consentimiento informado


puede ser también de dos tipos:

- Consentimiento Directo: Es aquel evento donde se puede obtener directamente del


paciente afectado, su consentimiento para la realización de un determinado acto
médico. Para obtener la voluntad del paciente, él debe contar con autonomía, es decir,
estar consciente de lo que sucede en pleno uso de sus facultades, y deberá gozar
de capacidad, es decir, plena aptitud para autogobernarse.

- Consentimiento Diferido: Aunque hay quienes dicen que el consentimiento es un


acto indelegable, existen situaciones en las cuales resulta imposible que el paciente
ejerza autodeterminación para emitir un consentimiento directo, por lo cual se hace
necesario extender esta facultad a otras personas. Estos casos son:

a).- Menores de edad: Aunque los menores de edad son considerados incapaces por
la ley, como quiera que aún no cuentan con el suficiente criterio para diseñar su propio
plan de vida y decidir lo mejor para ellos, resulta conveniente informarles el
procedimiento que sobre ellos se llevará a cabo, aunque la decisión final compete a
sus padres o representantes legales, quienes deberán velar por la protección de sus
intereses y sus derechos fundamentales.

b).- Adulto carente de plenitud de sus facultades mentales: En este caso se


encuentran los incapaces dementes, y sordomudos que no pueden darse a entender
por escrito. Hacemos la salvedad que el sordomudo que sea capaz de entender por
algún tipo de lenguaje y que de la misma forma pueda expresar su voluntad, podrá
expresar su consentimiento directo el cual tendrá pleno valor.

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010.


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

c).- Paciente que a pesar de haber gozado de sus facultades mentales se encuentra
en estado de inconsciencia: Este es el caso de una persona adulta, capaz, que por
efecto de un accidente o cualquier patología llega al Hospital en estado de
inconsciencia y requiere ser intervenida inmediatamente, pero ella no puede recibir
información ni expresar su decisión frente al procedimiento.

En estos tres casos, los derechos al libre desarrollo de la personalidad, a la


libertad de cultos y de conciencia, están siempre en un segundo plano frente al
derecho a la vida que debe primar cuando las personas no puedan por sí mismas
expresar su consentimiento frente al acto médico.

BENEFICIOS: Es posible señalar que existen beneficios reales y determinables del


31
Consentimiento Informado. Tales beneficios son:
- Legales: Proteger al clínico en el sentido de que se especifican las acciones seguidas
y la conformidad del consultante con tales acciones. También protege al paciente al
serle comunicados sus derechos y obligaciones dentro del proceso.
- Calidad de la información compartida: Permite el acceso del consultante a una
información validada, coherente y específica para su condición, constituyendo la base
para la comprensión de su estado actual.
- Extensión del conocimiento disciplinario: Derivado de lo anterior, la calidad de
información que el paciente recibe permitirá la difusión de conceptos más correctos
dentro de su comunidad de relaciones.
- Propicia una mejor calidad de la intervención: La relación informada y la toma de
decisiones conjuntas permite un mayor compromiso del mismo paciente en la medida
que comprende el sentido de las acciones a realizar.
- Promueve la investigación clínica: El consentimiento informado es un instrumento
que permite desarrollar investigaciones en comunidades humanas, respetando los
aspectos éticos fundamentales.
- Objetivar acuerdo y compromiso: Al señalar de manera clara y objetiva las acciones
de los participantes, permite clarificar los puntos acordados, disminuyendo las
ambigüedades e incertidumbres que pudieran interferir con el proceso terapéutico.

ARGUMENTOS EN CONTRA: También existen argumentos contrarios utilizados


por quienes todavía se oponen a que el paciente tenga un papel primordial en la toma
de decisiones. Los argumentos tradicionales utilizados más frecuentemente son los
siguientes: 1).-El paciente no puede comprender adecuadamente la información;
2).- Los enfermos no desean ser informados de malas noticias; 3).- La información
suele asustar desproporcionadamente al paciente y puede inducirle a rechazar
intervenciones que solo con llevan un riesgo mínimo; 4).- El mismo médico rara vez

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010.


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

conoce los datos con la precisión y la certeza que requieren los pacientes;
5).- Conocer la verdad desnuda y las limitaciones que tiene el médico priva al
paciente del efecto placebo que suministran la esperanza y la confianza.

Todos estos argumentos encierran algunos elementos dignos de consideración


pero en su conjunto pueden verse como la expresión de un punto de vista tradicional.
Y desde un punto de vista lógico, parecen racionalizaciones y justificaciones de una
práctica preestablecida, más que razones objetivas para mantenerla. En el momento
presente puede decirse que el médico tiene el deber de informar suficientemente al
paciente y educarle para que sea capaz de tomar una decisión coherente con sus
propios valores. 32

EXCEPCIONES O IMPROCEDENCIA: Existen incluso ciertas situaciones en las


que se puede prescindir de la obtención del consentimiento informado. Los casos en
los cuales la obtención del consentimiento no es posible, o no es recomendable son
los siguientes:

1).- Grave peligro para la salud pública; Ejemplo vacunaciones nacionales como
parte de una política sectorial o en caso de epidemias o desastres naturales. 
2).- Situación de Emergencia: En los casos de emergencia, a veces no hay tiempo
para obtener el consentimiento informado de un paciente, o bien, el paciente
puede estar inconsciente e incapacitado para comunicarse. Si no permite demoras
por riesgo de fallecimiento o lesiones irreversibles;
3).- Pacientes incompetentes o sin capacidad para decidir: Los cuales, por
definición, no pueden otorgar un consentimiento válido. Todo adulto se considera
competente para tomar decisiones salvo declaración judicial de incompetencia;
4).- Privilegio terapéutico médico: Por Riesgo de Daño Emocional y Físico
Importante. El caso particular del privilegio terapéutico introducido en la
jurisprudencia americana y no reconocida por la legislación española, se refiere al
privilegio que capacita al médico para ocultar información al paciente respecto de
los riesgos del procedimiento al que va a ser sometido, en el caso que fuera
evidente que tal revelación supondría una grave amenaza para la integridad
psicológica del paciente, esta decisión debe estar sólidamente fundada y no
adoptarse por indicios especulativos;
5).- Imperativo legal: Si el procedimiento es dictado por orden judicial; por Pruebas
Obligatorias. El consentimiento no se requiere cuando un paciente debe
presentarse a un examen o tratamiento obligatorio, por ejemplo, en los casos de
problemas de salud mental o enfermedad contagiosa.

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010.


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

6).- Rechazo explicito de toda información por el paciente: Debe respetarse el


derecho del paciente a no saber. Situaciones en las que el paciente entrega su
autoridad de toma de decisión al médico o a terceros. En este caso debe existir
algún familiar o sustituto legal dispuesto a asumir la responsabilidad de las
decisiones.
7).- Posibilidad de corregir una alteración inesperada en el seno de otra
intervención programada: Por ejemplo, una malformación o un tumor que se
encuentra en el curso de una laparotomía que había sido indicada por otras
razones.
2.2. PORQUÉ OBTENER EL CONSENTIMIENTO INFORMADO. 33
La obtención de consentimiento informado es una oportunidad más para el
acercamiento entre los actores, posibilidad que puede ser muy reducida en los
hospitales. No hay nada que reemplace una conversación sincera y amable, con
mayor razón si se da alrededor de un tema de preocupación. La obtención del
consentimiento informado ayuda a reducir la ansiedad del grupo familiar por la
situación de salud existente, y que puede ser agravada por falta de información y poco
entendimiento del problema médico. Es una oportunidad para que el paciente y
familiares formulen preguntas sobre la situación, que podría no darse si resulta omitido
el proceso de información, con el consiguiente riesgo de que surja después algún
problema en la relación del paciente con el profesional de la salud. Por lo tanto, el
proceso permite una mejor preparación del paciente, tanto emocional como clínica. El
conocer y comprender su situación de salud, a partir de una clara, sencilla, oportuna,
amable y verdadera explicación, lo convierte en un colaborador del personal de salud.

El derecho de cada uno a la información y a dar, o a no dar, su consentimiento


antes de cada actuación sanitaria deriva del derecho básico a que se respete la
autonomía personal en la situación de enfermedad. Cuando nos referimos a la
obligación legal del médico de suministrar información al usuario sobre su enfermedad,
generalmente suele emplearse el término consentimiento informado. Sin embargo, el
deber médico de información al usuario, es un deber autónomo y previo al
consentimiento, ya que el incumplimiento de la obligación se produce antes de la
emisión del consentimiento: “Para consentir, primero hay que conocer”. Lo anterior a
su vez supone la obligación que recae sobre el galeno de brindarle toda la información
necesaria, veraz y suficiente al paciente sobre su estado de salud actual; el -o los-
procedimientos que conforme a la ciencia deban aplicarse para tratar la situación del
paciente; las consecuencias que el tratamiento traerá para el paciente; las
consecuencias que se producirían en caso de no someterse el paciente al tratamiento,
etc. Entonces; debemos anotar, es que en el acto médico, a diferencia de lo que

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

sucede dentro de otras relaciones de índole contractual, el deber de información por


parte del galeno se extiende más allá del momento de la perfección del negocio
jurídico, proyectándose aún en la ejecución del mismo y en los momentos posteriores.
Por ello a lo largo de la segunda mitad del siglo XX se ha ido configurando como
obligación legal en la mayoría de países.
En principio, el Consentimiento Informado es necesario siempre. Pero la
obligación ética y legal de obtenerlo explícitamente puede ser mayor o menor
dependiendo de las circunstancias del caso. De modo que un Consentimiento explícito
será tanto más aconsejable cuanto mayores sean los riesgos de la intervención y
cuanto menor, o más dudosa, sea la proporción entre el beneficio y el riesgo. Y en
general, el consentimiento será tanto más necesario cuanto menos urgente y 34 más
experimental sea el tratamiento. Es unánime la doctrina y jurisprudencia actual en
considerar que la información del paciente integra una de las obligaciones asumidas
por el equipo médico, y es requisito previo a todo consentimiento, al objeto de que el
paciente pueda emitir su conformidad al plan terapéutico de forma efectiva, y no
viciada por una información deformada o inexacta. El médico deberá entonces explicar
al paciente todo lo referente a su estado de salud, posibles tratamientos, como
también sus ventajas y desventajas. El consentimiento informado debe reposar sobre
una información comprensible. Ello implica que el lenguaje y la comunicación en
general deben acomodarse al entorno cultural del paciente, debe adaptarse a las
posibilidades propias de las personas asistidas. Es decir, si tenemos a un colega
enfrente el lenguaje podrá adoptar la terminología científica adecuada. De lo contrario,
deberá formularse de una manera simple y concreta, para que el enfermo pueda
comprender acabadamente el malestar que padece y sus posibilidades de curación.

De esta manera, la información como derecho autónomo del paciente se


configura como aquel derecho a conocer la información disponible, en términos
comprensibles y suficientes para su diagnóstico y tratamiento, sin estar orientado a
otra finalidad que el conocimiento por el paciente de su estado de salud. Dentro de
este último se encuentra lo que se denomina deber de información terapéutica, que no
es más que aquella explicación que brinda el médico al paciente como consecuencia
de un tratamiento a seguir. No obstante que la información, como presupuesto del
consentimiento informado, constituye el núcleo esencial de la información clínica, por
cuanto la información en el proceso clínico está orientado fundamentalmente a la toma
de decisiones en relación con el tratamiento, no debe menospreciarse el valor de la
información terapéutica para alcanzar la colaboración necesaria del paciente en miras
al éxito del tratamiento. La información terapéutica es un proceso continuado en el
tiempo, que no se agota con la obtención del consentimiento informado. Asimismo, en

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

cuanto al diagnóstico, se recuerda desde el punto de vista médico el fundamental


papel que juega la información para establecimiento de una relación médico-paciente
de calidad, en cuyo primer momento parece esencial que el paciente adopte y conozca
su enfermedad., lo que servirá a éste para organizar o adecuar su conducta durante el
período que dure la enfermedad, y al médico para fundar sobre ella el resto de sus
explicaciones y para justificar sus pedido de análisis complementarios y sus decisiones
terapéuticas.
En resumen; la relación del profesional con el paciente es un contrato tácito de
confianza y buena fe, existiendo entre ambos asimetría informativa de la que se
desprenden consecuencias jurídicas tales como la obligación del médico de informar y
35
de obtener autorización del paciente para llevar a cabo un determinado procedimiento
diagnóstico y/o terapéutico. Debe informarse de manera clara y precisa sobre el tipo
de intervención a efectuar y sus posibles variantes, beneficios y riesgos probables,
efectos secundarios, reacciones adversas, complicaciones y las consecuencias de no
realizarla. En ocasiones, es obligatorio hacerlo por escrito, dejando constancia de
haber informado debidamente, certificando el paciente haber comprendido la
información suministrada. Ante la dura respecto a la manera de informar y obtener la
autorización del paciente, se recomienda hacerlo de manera expresa. El
consentimiento informado firmado por el paciente no significa la convalidación del
tratamiento propuesto, quedando abierta la posibilidad de su revisión. Además, no
exime al profesional de incurrir en mala praxis si los procedimientos utilizados no son
los correctos. La omisión de este deber puede generar culpa por no haber informado o
por haberlo hecho defectuosamente, aún ante una correcta prestación. Bien llevado
adelante, el proceso de consentimiento informado es un instrumento virtuoso que
profundiza la relación médico-paciente, la transparenta y la enriquece. Es útil para la
delimitación de las responsabilidades, para el esclarecimiento de los términos de la
relación médico-paciente y para la demostración futura y eventual de un
comportamiento serio y maduro por parte del médico tratante.

2.3 EL CONSENTIMIENTO DE PERSONAS INCOMPETENTES O MENORES


En general, se consideran incompetentes a aquellas personas que no tienen la
capacidad de entender la información que se le suministra porque se encuentran en un
estado físico o psíquico (estado de inconsciencia) que no le permite hacerse cargo de
la situación (estado definido por el médico tratante); a los incapacitados judiciales, y a
los menores inmaduros. Es conveniente advertir que en estos casos el profesional no
está eximido de la elaboración del consentimiento informado, sólo se cambia los
destinatarios de este. En estos casos se dirigirá hacia los familiares o representantes

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

legales. Uno de los primeros criterios a tener en cuenta en la toma de decisiones en


casos de pacientes incompetentes es la consideración del mejor interés del paciente,
ya que en muchos casos se privilegian las necesidades de la familia, los argumentos
médicos e inclusive, a veces, razones de índole económica.

En la mayoría de los casos, los padres pueden dar el consentimiento informado


para el tratamiento de sus hijos menores. Sin embargo, algunos estados autorizan a
los jóvenes adultos, menores de dieciocho años, a que cumplan un rol más activo
en su cuidado y tratamiento médico, incluido el proceso de consentimiento informado.
No obstante, de conformidad con estas leyes, no todos los adolescentes están
capacitados para tomar decisiones de consentimiento informado. En su lugar, la
36
mayoría de los estados se concentran en los "menores maduros" con capacidad para
comprender la naturaleza y las consecuencias del tratamiento. En esos estados,
dichos jóvenes adultos pueden estar en condiciones de dar su consentimiento sin
consultar a sus padres. Por ejemplo, algunos estados han aprobado leyes específicas
para que los menores den consentimiento, sin el conocimiento o la aprobación de los
padres, para tratamientos de atención de salud relacionados con el abuso de
sustancias tóxicas, salud mental y actividad sexual.
Cuando un adulto competente busca un tratamiento médico, el proceso de
obtener el consentimiento informado parece ser relativamente fácil. Sin embargo, en
los casos de personas con discapacidad mental o niños que requieren de un
tratamiento, la capacidad de lograr el consentimiento informado se hace más difícil.
En los casos de personas con discapacidad mental o niños que requieren de un
tratamiento, la capacidad de lograr el consentimiento informado se hace más difícil.
En estas situaciones, surgen serias preguntas en relación con quién puede dar el
consentimiento informado para estas personas. Cuando el enfermo no esté en
condiciones físicas y/o psíquicas de prestar su consentimiento informado, los
profesionales de la salud deben obtenerlo de familiares o allegados, no empleando
nunca (ni consintiendo que otros lo empleen), medidas de fuerza física o moral para
obtener el consentimiento del paciente. Así las cosas, el médico responsable de este
tipo de pacientes deberá contar con el consentimiento diferido, el cual consiste en
informar y contar con la autorización previa de los representantes del paciente (padres,
tutor o curador), si ésto no fuere posible, tendrá que buscar la autorización de sus
parientes atendiendo al siguiente orden: 1).- Cónyuge no divorciado o separado de
cuerpos; 2).- Hijos legítimos o naturales mayores de edad; 3).- Padres legítimos o
naturales; 4).- Hermanos legítimos o naturales mayores de edad; 5).- Abuelos y nietos;
6).- Parientes consanguíneos en línea colateral hasta el tercer grado; y 7).- Parientes
afines hasta el segundo grado.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

Entonces queda claro que en el caso de las personas menores de edad o


incapacitadas de dar el consentimiento, éste será otorgado por su representante legal.
Siempre de manera escrita y tras haber recibido y comprendido la información
mencionada. Casi siempre, a una persona con discapacidad mental se le asigna un
cuidador con autorización para tomar decisiones médicas y dar el consentimiento
informado en su nombre. Sin embargo; cuando las condiciones del sujeto lo permitan,
éstos, también pueden dar su consentimiento o negarse a participar en el estudio,
después de haber recibido la información pertinente y adaptada a su entendimiento.
Los profesionales de la salud, en el ejercicio de sus funciones están obligados a
respetar la libertad del paciente, a elegir y controlar la atención que se le presta,
obteniendo el consentimiento del paciente, con carácter previo, ante cualquier 37

intervención (incluso si éste ha renunciado al derecho a ser informado). El participante


o su representante podrán revocar el Consentimiento Informado en cualquier momento
sin excepción de causa y sin que por ello se derive responsabilidad ni perjuicio alguno.

2.4 LA INSTRUMENTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO.


La única forma válida de obtener el consentimiento es mediante una
conversación; pero el documento de Consentimiento Informado constituye un medio
para transmitir información y, sobre todo, dejar evidencia documental de que ha
existido este proceso, a efectos legales. Sin embargo no debe ser nunca el centro ni la
finalidad del proceso de consentimiento informado y siempre debe ir precedido del
diálogo. No se debe confundir el proceso informativo y el concomitante ejercicio de
voluntad del paciente, con el documento de consentimiento informado, que es una
expresión con soporte escrito que resume dicho proceso, permite probar
fehacientemente que ha existido y permite advertir, también, cuáles han sido los
términos en que se lo ha expresado y en los que el paciente ha manifestado su
conformidad. “En principio, y salvo casos excepcionales, no existe obligación de
instrumentar por escrito el consentimiento informado. No obstante ello, la eventual
necesidad de acreditar el cumplimiento del mismo en un futuro juicio,hace aconsejable
que se lo documente por escrito, aún cuando no exista obligación legal al respecto”.
Debe tenerse en cuenta que “la carga de la prueba corresponde al médico, y ello de
acuerdo con el criterio establecido en materia de información, en el sentido de que
pesa sobre quien lo afirma la carga de la prueba de la prestación, por cuanto de
invertir tal carga y desplazarla sobre el paciente, se le impondría a éste una prueba
diabólica (probar un hecho negativo, esto es, que no se le dio la necesaria
información, ni otorgó el preceptivo consentimiento informado), mientras que para el
médico se trata de probar un hecho positivo, del que podría dejar buena constancia en

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

la historia clínica”. En sentido semejante se ha dicho que “en íntima relación con el
deber de informar, la historia clínica constituye un documento de gran trascendencia a
efectos probatorios, puesto que en él se refleja todo lo relativo a la enfermedad del
paciente”.
Ahora bien, la instrumentación del consentimiento informado no puede pasar por
esos formularios absurdos que generalmente se hacen firmar a todo paciente en el
mismo momento en que ingresa a un establecimiento asistencial. Para empezar
el consentimiento informado es un proceso prolongado que se va dando entre
profesional y paciente y que luego deberá instrumentarse en algún documento.
“El documento por excelencia para instrumentar el consentimiento informado es
38
la historia clínica o la ficha médica del paciente”. Siempre insistimos que valen
mucho más unas líneas manuscritas en la historia clínica confeccionadas por el
médico tratante en las que se deja constancia de haberse informado al paciente de los
riesgos y ventajas de un tratamiento y sus alternativas, que un formulario pre impreso
de varias hojas que el paciente tuvo que firmar al ingresar al establecimiento. El
pensamiento de la eximia jurista Elena Highton (titular de Derecho Civil de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, además de tratadista) es: “Se
consideran de mucha mayor utilidad las anotaciones efectuadas por el médico en la
historia clínica del paciente. Las Cortes suelen atribuir gran importancia a estas
anotaciones, especialmente cuando las mismas son progresivas y resulta claro que
fueron efectuadas contemporáneamente respecto de los hechos que registran.
Asimismo, se les da mucho crédito cuando identifican cuestiones o aspectos
especiales expresados por el paciente. Estas anotaciones no necesitan ser
voluminosas ni ocuparle mucho tiempo al profesional: si en la historia clínica del
hospital o consultorio se recogen elementos relevantes de la conversación con el
paciente, ello puede ser mucho más creíble que cualquier otra prueba aportada por las
partes involucradas en el juicio”. Pero en algunos países, para ciertos casos existe
obligación legal de obtener por escrito el consentimiento informado, como es por
40
ejemplo para realizarse algunos procedimientos quirúrgicos, la ablación e implantes de
órganos y tejidos, la participación de ensayos clínicos, etc.

Un verdadero especialista en estos temas como es el médico español Simón


Lorda, nos da algunas recomendaciones respecto a la elaboración de formularios
escritos de consentimiento informado: “En primer lugar, todo formulario debe asegurar
una cantidad inicial de información que sea adecuada y comprensible para el paciente.
También debe hacer saber al paciente que tiene del derecho de formular cuantas
preguntas quiera para despejar dudas. También tiene que establecer claramente la
libertad absoluta del paciente para reconsiderar cualquier decisión que vaya a tomar.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

El formulario debe dividirse en dos grandes partes. En la primera se vuelca toda la


información y en la segunda -de naturaleza más burocrática- los datos del paciente”.
Entonces; en la elaboración de estos formularios se recomienda usar frases cortas con
abundantes puntos y aparte. Utilizar palabras sencillas (deben redactarse en el
lenguaje y términos locales) evitando tecnicismos. En lo posible incluir dibujos por que
una imagen vale más que mil palabras. Propiciar una estructura iconográfica atractiva,
utilizando varios tipos de letra, cajas de texto, símbolos sombreados, negritas y
subrayados, todo ello para hacer que sea agradable la lectura del texto. En todos los
casos, los protocolos de consentimiento informado, que son de base genérica, deben
completarse en función de las circunstancias propias de cada caso. De lo contrario
no dejarían nunca de ser un simple contrato de adhesión, por lo cual recomendamos:
1).- Que se utilice un tiempo adecuado durante la consulta, para discutirlo con el
paciente; 2).- Que la presentación la formule el médico tratante, de modo personal,
pues él es el único realmente en posición de hacerlo; y 3).- Que la información debe
ser impartida de modo tal que sea comprendida por el paciente; es decir, con lenguaje
llano y un nivel de complejidad coherente con los alcances intelectuales del
interlocutor. Porque: “La instrumentalización del Consentimiento Informado en el Acto
Médico reivindica el derecho humano primordial y fundamental del individuo como
paciente, en la toma de decisiones de los procesos inherentes a estas, sobre la base
de su aceptación voluntaria, libre determinación y participación.”

Entonces; a modo de enunciación, podemos citar en consecuencia los


siguientes datos que debe contener todo formato de consentimiento informado:
 Nombre del paciente o representante legal si lo hubiere y médico que informa.
 Explicación de la naturaleza de la enfermedad y su evolución natural.
 Nombre del procedimiento a realizar: en qué consiste y como se llevará a cabo.
 Explicar los objetivos o beneficios que razonablemente se puede esperar de la
atención o cirugía y consecuencia de la denegación.
 Información sobre riesgos de la atención o cirugía, probables complicaciones,
mortalidad y secuelas. Planteo de alternativas de tratamiento comparadas con la
cirugía propuesta. Explicación sobre el tipo de tratamiento y sus riesgos.
 Autorización para obtener fotografías, videos o registros gráficos en el pre, intra y
postoperatorio y para difundirlas en Revistas Médicas o ámbitos científicos.
 Posibilidad de revocar el consentimiento en cualquier momento antes de la cirugía.
 Satisfacción del paciente por la información recibida y evacuación de sus dudas.
 Fecha, firma y nombre del médico, paciente y testigos, si la hubiere.

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

El paciente debe tener la potestad de establecer una segunda consulta con otro
profesional antes de firmar su autorización, esta autorización no debe ser inmediata,
sino luego de 72 horas de reflexión. Sobre el documento, es aconsejable entregar una
copia al paciente y preferible que la firme con un testigo.

2.5 EL CONSENTIMIENTO INFORMADO EN LA PRÁCTICA MÉDICA.


La relación entre el médico y el paciente es uno de los aspectos de la Medicina
que ha sufrido más cambios en los últimos años. Desde la época en que nuestros
antepasados acudían al médico con gran confianza, hasta nuestros días, las cosas
han variado mucho. Uno de los aspectos más innovadores lo constituye el
Consentimiento Informado. Ahora el médico ya no puede decidir libremente lo que es
40
bueno para su paciente sin contar con la opinión de éste. La comunicación entre
el médico y el paciente es una corriente constante de información, entre ambos y,
su continuidad expresa la aceptación y consentimiento por ambas partes. El
Consentimiento Informado es el pilar fundamental de la relación médico-paciente
moderna, aquella donde prima la autonomía del paciente, su libertad y el respeto por
sus derechos; es por eso que la práctica del consentimiento informado se ha
convertido en la clave de la relación clínica actual, donde el consentimiento informado
es mucho más que un permiso concedido por el paciente para realizarle un
determinado procedimiento; es más que un acto formal de carácter documental. Es un
proceso progresivo, gradual, de información y confianza, donde el médico da la
potestad al paciente de decidir, tras recibir toda la información necesaria el rumbo que
tomarán las decisiones diagnósticas y/o terapéuticas. En esta relación continuada en
el tiempo, en el paciente hospitalizado, y periódica en las consultas externas, el
médico plantea al paciente su estado de salud, y hace propuestas, y éste va
manifestando sus deseos respecto a las actuaciones que el médico tiene que poner en
práctica. La Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial de
España se ha manifestado sobre “El consentimiento informado en la práctica médica”
señalando, que este acto no puede tener la consideración de burocrático puesto que
exige una relación personal previa en la que se ha alcanzado un conocimiento del
paciente, de sus necesidades y circunstancias:"Es contrario a la Deontología Médica
entregar al paciente un documento estándar del consentimiento informado para que
lo lea y entregue firmado, antes de la intervención". Sobre cómo actuar en ciertos
casos como cuando el paciente es menor o presenta un trastorno mental, dice:
"El médico debe ser consciente de que cada paciente puede plantear un conflicto
distinto, por lo que, a menudo, tendrá que hacer frente al deber de conocer la
exigencia legal y aplicarla. Deberá además, desde su reflexión ética, poner en práctica

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

las medidas personalizadas y adaptadas a cada situación, poniendo siempre en


primer plano el ejercicio de la auténtica autonomía del paciente, cuando la pueda
ejercer, o el deber de beneficencia, garantizando lo que más y mejor". Sobre
“La actuación de los médicos en relación a los acompañantes de las personas
ingresadas en centros hospitalarios”, se subraya la importancia que supone para el
paciente la figura del acompañante: "No es una visita de cortesía, es necesario en
muchas ocasiones y un elemento fundamental en la recuperación del paciente. No
hay que olvidar que la familia es un elemento fundamental de apoyo en situaciones
graves del enfermo". Y sobre “la información a la familia de los pacientes” debe cumplir
los principios de la ética médica: "Se deberá proporcionar a los enfermos y al
acompañante la mejor y máxima información que proceda durante su asistencia,
así como se valorará la información que éstos puedan aportar para mejorar el curso
clínico del paciente. Es obligado hacer un esfuerzo de comunicación por todas las
personas implicadas en orden a conseguir dicho objetivo".
El fundamento del consentimiento se basa en aceptar o rechazar los actos
propuestos por el médico, son derechos personalísimos del paciente. Como se
desprende de esto el paciente deberá estar convenientemente informado antes de
tomar una decisión y esto involucra el "derecho a la verdad" sobre su enfermedad, que
forma parte de esa relación contractual que se establece desde el momento que el
paciente busca asistencia para su enfermedad. En los casos de enfermedades
terminales corresponde el mismo derecho y es patrimonio del médico no establecer
plazos de vida como así tampoco promesas de curación absoluta en función del
tratamiento propuesto. Corresponde al médico hacer conocer la verdad a su paciente
y tener en cuenta el impacto emocional que puede generar en el enfermo y en su
entorno familiar. Muchos pacientes suelen manifestar resistencia al conocimiento de la
verdad sobre su enfermedad pero el engaño a mediano plazo quebrantaría la relación
con el médico. En ocasiones podemos encontrarnos en la práctica diaria con familiares
que se oponen a poner de manifiesto la verdad ante el enfermo, el médico debe
mediar en esta circunstancia para poner en conocimiento que la verdad forma parte de
los derechos del paciente y es uno de los pilares de la relación establecida basado en
el principio de veracidad. Como ya se dijo, el principio de autonomía es el fundamento
del consentimiento informado que tiene gran importancia en la praxis médica actual. El
médico tiene la obligación de informar al paciente de una forma adecuada e inteligible
de los potenciales riesgos y beneficios de los tratamientos que se va a efectuar y de
los exámenes auxiliares de diagnóstico que va a utilizar.  Ahora, lo que es beneficio lo
decide el paciente a quién va dirigido ese beneficio, teniendo en cuenta los hechos
científicos que le transmite el médico, a los que él incorpora sus propios valores, sus

Dr. EDGAR E. CHEPE RAMOS. Médico Cirujano. Perú 2010. 41


“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

ideales de vida, para decidir qué es lo beneficioso para él, que puede incluso no ser lo
que la ciencia recomiende. Ya no se entiende el principio de Beneficencia si no va
acompañado del principio de Autonomía, y este es el fundamento ético de la doctrina
del Consentimiento Informado, que significa un rechazo a la concepción autoritaria y
paternalista tradicional de la relación médico-paciente. Beneficencia y autonomía no
pueden ir separadas de la medicina y comienza a tener alguna influencia en el modo
de actuación de los médicos. El uso adecuado de estos principios previene o
disminuye la posibilidad de errores, negligencia y coerción y promueve en el médico su
autocrítica. Pero el principal propósito es establecer la autonomía del paciente,
promover su derecho a la autodeterminación y proteger su condición como un ser
humano que se respeta a sí mismo. Lo importante es hacer del consentimiento
informado un instrumento para que el paciente sea dueño efectivo de su destino,
respetando su dignidad personal, brindándole información auténtica y clara acertada
de la enfermedad que padece, los posibles tratamientos a seguir y las consecuencias
positivas y negativas de los mismos. La presentación de la información al paciente
debe ser comprensible y no sesgada; la colaboración del paciente debe ser
conseguida sin coerción alguna, no pudiendo sacar el médico provecho de su
potencial dominio psicológico sobre el paciente. Obviamente que la exigencia del
consentimiento informado supone que alguien pueda negarse a ser sometido a un
tratamiento médico. Por ello se ha dicho que la exigencia del consentimiento
informado y la validez de la negativa del paciente a someterse a una práctica médica
son cara y contracara de un mismo fenómeno. El consentimiento es, por tanto, la
justificación misma de la legitimidad del acto médico, basado el derecho del paciente a
su autonomía y autodeterminación.

La información recibida por el paciente debe entenderse como un proceso


gradual y continuado a lo largo de todo el proceso asistencial, que se realiza en el
seno de la relación médico-enfermo durante todo el proceso, y que debe permitir que
el paciente participe activamente en la toma de decisiones respecto al diagnóstico y
tratamiento de su enfermedad.  El consentimiento informado será verbal por regla
general, y se prestará por escrito en intervenciones quirúrgicas, procedimientos
diagnósticos y terapéuticos invasores y, en general, en los procedimientos que
supongan riesgos o inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa sobre
la salud del paciente. El médico responsable deberá ponderar en cada caso que
cuanto más dudoso sea el resultado de una intervención más necesario resulta el
previo consentimiento por escrito del paciente. La interrupción voluntaria del
embarazo, la práctica de ensayos clínicos y la práctica de técnicas de reproducción
humana asistida se rigen por lo establecido con carácter general sobre la mayoría de

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

edad y por las disposiciones especiales de aplicación en cada país.El "Consentimiento


Informado" es, o debiera ser, la materialización efectiva de un equipo de trabajo
conformado por el paciente y/o su familia, y el/los médico/s, en donde todos son
activos protagonistas en relación con las decisiones relativas al padecimiento de uno
de ellos. El Consentimiento informado entonces, es más una implicancia en el proceso
de salud, que un acto administrativo-jurídico en sí mismo. Pero por sobre todo esto, el
Consentimiento Informado es un arma poderosa en el proceso salud-enfermedad;
tanto para el paciente, como para la optimización de la tarea del profesional, que así
"comparte activamente" con aquel la responsabilidad sobre su salud.

2.6 CONSIDERACIONES ÉTICAS Y JURÍDICAS DEL CONSENTIMIENTO


INFORMADO.
La medicina plantea problemas éticos y jurídicos complejos por cuanto en
muchas ocasiones las decisiones en este campo ponen en tensión principios
constitucionales y morales de gran importancia. Así, desde el juramento de Hipócrates,
los médicos orientan su práctica por el llamado Principio de Beneficencia, en su doble
dimensión: es deber de estos profesionales contribuir positivamente al bienestar del
paciente (Principio de Benevolencia), o al menos abstenerse de causarle cualquier
daño físico o síquico (Principio de No Maleficencia o Primun Non Nocere). De otro
lado, el perfeccionamiento de las técnicas médicas supone el desarrollo de la
experimentación y la investigación científica en este campo, en favor de la población y
de los futuros pacientes, pues es deber de la profesión médica producir la mayor
cantidad de bienestar posible para el mayor número de individuos (Principio de
Utilidad). En tercer término, los servicios de la medicina deben ser distribuidos de
manera equitativa a todas las personas, en desarrollo del mandato según el cual todos
deben tener igual acceso a los beneficios de la ciencia y de la cultura (Principio
de Justicia). Y, finalmente, en sociedades fundadas en la inviolabilidad, dignidad
y autonomía de las personas, toda intervención en el cuerpo de un individuo debe en
principio contar con la autorización del propio afectado (Principio de Autonomía).

Conforme a lo anterior, la reflexión ética ha concluido que la práctica médica se


encuentra sometida a varios principios esenciales, que tienen no sólo una evidente
base constitucional sino también un claro fundamento en las normas internacionales
de derechos humanos: los Principios de Benevolencia y de No Maleficencia,
englobados en muchas ocasiones bajo la denominación genérica de Principio de
Beneficencia, que encuentran sustento constitucional en el deber del Estado y de los
profesionales de la salud de cuidar la vida y la integridad de las personas, imperativo
que adquiere especial trascendencia en el caso de los menores. De otro lado, el

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

Principio Utilitario, que se enmarca en el deber del Estado de proteger el interés


general, contribuir al bienestar de la población y estimular el mejoramiento de la
técnica y la libre investigación científica. En tercer término, el Principio de Justicia, que
es una expresión específica del derecho de igualdad en el campo de la salud. Y,
finalmente, el Principio de Permiso o de Autonomía, que deriva del reconocimiento de
la dignidad, la inviolabilidad y la libertad de todas las personas.

En la actualidad, el proceso de información y toma de decisiones en el ámbito


asistencial tiene su fundamento en los derechos humanos y concretamente en el
derecho a la libertad de una persona para decidir sobre su propia salud. Constituye el
correlato jurídico del principio de autonomía: "Todo ser humano de edad adulta y juicio
44
sano tiene derecho a determinar lo que debe hacerse con su propio cuerpo; y un
médico que realiza una intervención sin el consentimiento de su paciente comete una
agresión por la que se le puede reclamar legalmente". El consentimiento es uno de los
derechos del paciente, y como tal aparece consagrado en las normas éticas y jurídicas
vigentes. Con el advenimiento de nuevos criterios sustentados en una consideración
amparada en el Derecho, la práctica de la asistencia médica se fundamenta en la
observación del consentimiento informado. Esto significa que el criterio de sustento
médico ha sido reemplazado por otro de sustento legal. En el terreno ético, la doctrina
del consentimiento informado se vincula a un proceso de cambio en el paradigma del
modelo hegemónico de la relación médico-paciente (del paternalismo a la autonomía)
de las últimas décadas. Como categoría jurídica, su origen es muy anterior y se ubica
en el derecho civil vinculado a la teoría de las obligaciones y de los contratos. Durante
largo tiempo no estuvo incorporado a la relación médico-paciente y se lo considera
una de las últimas aportaciones a la teoría de los derechos humanos. Es unánime la
doctrina y jurisprudencia actual en considerar que la información del paciente integra
una de las obligaciones asumidas por el equipo médico, y es requisito previo a todo
consentimiento, al objeto de que el paciente pueda emitir su conformidad al plan
terapéutico de forma efectiva, y no viciada por una información deformada o inexacta.

Desde el punto de vista jurídico, el consentimiento se estudia en la teoría general


del contrato, que es como lo regula el Código Civil al definirlo, establecer sus
requisitos y señalar los vicios que lo invalidan, entre ellos el error. Si se considera que
el tratamiento médico es el resultado de un contrato entre el médico y el paciente, la
legitimación para que el médico actúe en el cuerpo del paciente se encontraría en la
previa existencia de un contrato, que por tanto requiere como elemento indispensable
el consentimiento del paciente. Ahora bien, para que ese consentimiento sea válido
desde el punto de vista jurídico, se requiere que sea libre y consciente y ausente de
error, de donde, de forma análoga a la que sucede con el consentimiento prestado con

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

intimidación o miedo, también sería nulo el consentimiento prestado sin información


o por error. Para el Derecho penal, en cambio, el consentimiento no existe
legislativamente como institución general, aunque el Código lo menciona al tratar de
diversos delitos como causa que excluye o limita la responsabilidad profesional.
En concreto, en los delitos de lesiones, si ha mediado el consentimiento válido, libre,
espontáneo y expresamente emitido del ofendido, se impondrá la pena inferior en uno
o dos grados, de suerte que el consentimiento no excluye la responsabilidad penal,
pero la atenúa.
El consentimiento informado cuenta con aval ético moral que se sustenta en la
obligatoriedad del médico de informar con veracidad la condición de enfermedad así
como el diagnóstico y terapias que crea más adecuada. Aplica los Principios de
Beneficencia y actuar dentro de los límites de la justicia. La base del fundamento
jurídico en que se sustenta esta herramienta medica, es el respeto de los que asiste a
los pacientes en este contexto específico, es por ello necesario el poder conocer todo
aquello que deseen o necesiten con el fin de tomar libremente la decisión de continuar
adelante o no, con la propuesta diagnostica o terapéutica brindada por el médico. El
Consentimiento Informado es el instrumento jurídico que permite en situaciones
concretas de investigación, dar eficacia a estos derechos y hacer posibles su
protección. Es importante que el profesional de la salud no asuma el mismo como un
mero procedimiento administrativo, sino que sea consciente de sus fundamentos
filosóficos, jurídicos y pedagógicos. A nivel internacional, uno de los instrumentos
legales que regula este derecho del Consentimiento Informado es el “CONVENIO
SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS Y LA BIOMEDICINA”, el cual establece en su
“Artículo Nº 5” que: “No podrá llevarse a cabo intervención alguna en una persona - en
materia de salud- sin su consentimiento informado y libre. Dicha persona deberá ser
informada antes, y de manera adecuada, sobre el objetivo y naturaleza de la
intervención, así como de sus consecuencias y riesgos. Podrá revocar el
consentimiento en todo momento y con plena libertad”. Sin embargo, más que un
formalismo o un requisito ético-legal, el Consentimiento Informado es un derecho del
paciente y una responsabilidad del profesional médico. En nuestro país está
reconocido con la LEY GENERAL DE SALUD DEL PERÚ Nº 262842, en el “Artículo
4°”: “Ninguna persona puede ser sometida a tratamiento médico o quirúrgico, sin su
consentimiento previo o de la persona llamada legalmente a darlo, si correspondiere o
estuviese impedida de hacerlo. (..)”; así mismo, se determina en los: “Artículo 6°”: “(..).
Para la aplicación de cualquier método anticonceptivo se requiere del consentimiento
previo del paciente. En caso de métodos definitivos, la declaración del consentimiento
debe constar en documento escrito”; “Artículo 7°”: “(..). Para la aplicación de técnicas

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de reproducción asistida, se requiere del consentimiento previo y por escrito de los


padres biológicos. (..)”; “Artículo 8°”: “(..). La disposición de órganos y tejidos de seres
humanos vivos está sujeta a consentimiento expreso y escrito del donante. (..);
“Artículo 15°”: “Toda persona tiene derecho a lo siguiente: (..). 15.2 Acceso a la
Información. (..). 15.3 Atención y Recuperación de la Salud. (..). 15.4 Consentimiento
Informado. (..).”; “Artículo 25°”: “Toda información relativa al acto médico que se
realiza tiene carácter reservado. El profesional de la salud, el técnico o el auxiliar que
proporciona o divulga por cualquier medio, información relacionada al acto médico en
el que participa o del que tiene conocimiento incurre en responsabilidad civil o penal,
según el caso, sin perjuicio de las sanciones que corresponden en aplicación de los
respectivos Códigos de Ética Profesional. (..)."; y el “Artículo 27°”: “El médico tratante,
así como el cirujano-dentista y la obstetriz están obligados a informar al paciente
sobre el diagnóstico, pronóstico, tratamiento y manejo de su problema de salud, así
como sobre los riesgos y consecuencias de los mismos. Par aplicar tratamientos
especiales, realizar pruebas riesgosas o practicar intervenciones que puedan afectar
psíquica o físicamente al paciente, el médico está obligado a obtener por escrito su
consentimiento informado”. Y en el CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DEL
COLEGIO MÉDICO DEL PERÚ, plasma toda esta concepción, y en su “Sección
Primera, numeral 3, letra “b” dice: “(..) La autonomía de la persona obliga moralmente
al médico a solicitar su consentimiento informado y respetar su decisión, en
consonancia con sus valores personales y culturales. (..)”; así mismo, en sus
“Artículos 55°”: “En pacientes que requieren procedimientos diagnósticos o
terapéuticos que impliquen riesgos mayores que el mínimo, el médico debe solicitar
consentimiento informado por escrito, por medio del cual se les comunique en qué
consisten, así como las alternativas posibles, la probable duración, los límites de
confidencialidad, la relación beneficio/riesgo y beneficio/costo”; “Articulo 63°”: “(..) El
paciente tiene derecho a: (..) d) Obtener toda la información que sea veraz, oportuna,
comprensible, acerca de su diagnóstico, tratamiento y pronóstico. e) Aceptar o
rechazar un procedimiento o tratamiento después de haber sido adecuadamente
informado o a revocar su decisión en cualquier momento, sin obligación de expresión
de causa. (..). j) Recibir una explicación completa en caso que haya de ser referido
a otro médico o establecimiento de salud, así como a no ser trasladado sin su
consentimiento, excepto en caso de emergencia. l) No ser sujeto de investigación o
ensayo clínico sin su previo consentimiento informado, o del asentimiento del niño
o adolescente. p)Ser oportuna y debidamente informado sobre las medidas y prácticas
concernientes a la protección de su salud reproductiva.”; “Artículo 67°”: “(..). En caso
de que el paciente sufriera daño por la intervención deberá ser informado de

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

inmediato”; “Artículo 68°”: “El médico debe explicar al paciente sobre la naturaleza
de sus síntomas o su enfermedad, posible o probable, hasta que éste comprenda su
situación clínica, ponderando el principio del privilegio terapéutico, por el cual el
médico decide las restricciones pertinentes. En caso de incompetencia del paciente, la
información debe ser proporcionada a las personas legalmente responsables del
mismo.”; y en el “Artículo 75°”: “Es deber del médico tratante informar al paciente que
tiene derecho a solicitar una segunda opinión si lo considera conveniente”.

III. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES :


 Se reconoce como ACTO MÉDICO, toda acción o disposición que realiza el
médico en el ejercicio de la profesión médica. Ello comprende, los actos de
diagnóstico, terapéutica y pronóstico que realiza el médico en la atención
integral de pacientes, así como los que se deriven directamente de éstos.

 Todo médico debería ajustar su conducta y actuación a los deberes que le


imponen la Lex Artis, el Código de Deontología Médica, la Ley de Salud o de
Ejercicio de la Medicina y las leyes vigentes de su país.

 En las leyes, reglamentos y normas revisados y analizados en este trabajo, el


Acto Médico y el derecho al Consentimiento Informado se caracteriza por
respetar y propiciar una decisión libre, sin coacción, responsable e informada,
detallando la prohibición de obligar a las personas a utilizar un tratamiento sin
su voluntad.

 El Acto Médico es una forma especial de contrato denominado de “Asistencia


Médica”. El Contrato de Servicios o Asistencia Médica es de las llamadas
“obligaciones de medio y no de resultado”. El médico no promete curar el
enfermo; por lo tanto, el único resultado que se puede anticipar es que pondrá
todo el empeño, diligencia, pericia, conocimiento, prudencia y cuidado para una
correcta ejecución, sin prometer, asegurar ni garantizar nada. Este contrato es
bilateral, pues origina responsabilidades para ambas partes; es además un
contrato de tipo consensual, es decir, que se perfecciona con el acuerdo de
voluntades de los contratantes (médico y paciente), sin que la ley exija
solemnidad alguna para su existencia y validez.

 Ningún Acto Médico puede ser practicado sin el Consentimiento Informado del
paciente. Deberá además, desde su reflexión ética, poner en práctica las
medidas personalizadas y adaptadas a cada situación, poniendo siempre en
primer plano el ejercicio de la auténtica autonomía del paciente, cuando la

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

pueda ejercer, o el deber de beneficencia garantizando lo que más y mejor


favorezca los intereses del paciente.

 El Consentimiento Informando ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse


en una pieza clave de la relación entre el médico y el paciente. Los profundos
cambios acontecidos en esta relación, debidos fundamentalmente a una mayor
autonomía del paciente como consecuencia y expresión de su dignidad, han
permitido el desarrollo del concepto del Consentimiento Informado, ejemplo del
respeto a la libertad del paciente. Es una exigencia ética y legal.

 El Consentimiento Informado es la conformidad expresa del paciente o de su


representante legal cuando el paciente está imposibilitado, con respecto a48
una
atención médica, quirúrgica o algún otro procedimiento, en forma libre,
voluntaria y consciente, después que el médico u otro profesional de salud
competente le ha informado de la naturaleza de la atención, incluyendo los
riesgos reales y potenciales, efectos colaterales y efectos adversos, así como
los beneficios, lo cual debe ser registrado y firmado en un documento, por el
paciente o su representante legal y el profesional responsable.

 En principio, y salvo casos excepcionales, no existe obligación de instrumentar


por escrito el Consentimiento Informado. No obstante ello, la eventual
necesidad de acreditar el cumplimiento del mismo en un futuro juicio, hace
aconsejable que se lo documente por escrito, aún cuando no exista obligación
legal al respecto. Su instrumentación lo hace un documento legal, precepto de
naturaleza ética, instrumento jurídico en el que se reconocen derechos y
deberes tanto del paciente como del médico, con el que de alguna manera
se deslindan responsabilidades de sucesos previsibles, libera al profesional
de responsabilidad previsible, pero no de negligencia, imprudencia, impericia
o inobservancia de sus deberes y obligaciones. No es solamente una
herramienta de defensa legal sino también es un derecho del paciente.

 No basta como información que el paciente lea el “consentimiento". Es el


médico que va a realizar el procedimiento quien debe explicar al paciente y
familiares sobre los diferentes tópicos allí indicados. Supone la capacidad del
médico para ponerse en el lugar del paciente e informarle atendiendo a su nivel
cultural, adaptando y personalizando la información, de manera que transmita
la que sea relevante, suficiente y necesaria para que éste pueda tomar la
decisión de acuerdo con la situación real de la enfermedad y de él mismo.

 “El documento por excelencia para instrumentar el Consentimiento Informado


es la Historia Clínica o la ficha médica del paciente”. Valen mucho más unas

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

líneas manuscritas en la historia clínica confeccionadas por el médico tratante


en las que se deja constancia de haberse informado al paciente de los riesgos
y ventajas de un tratamiento y sus alternativas, que un formulario pre-impreso
de varias hojas que el paciente tuvo que firmar al ingresar al establecimiento.
En cualquier Acto Médico es muy importante registrar en la historia clínica el
momento en que se cumple con la información al paciente y su aceptación, su
rechazo o la imposibilidad de hacerlo, puesto que es la prueba de mayor
validez del hecho.
 El Secreto Profesional Médico implica obligación, deber y derecho inherente al
Médico de mantener bajo reserva los datos que obtuviere en virtud o en
ocasión del ejercicio profesional en la medida que no constituya justa causa.
Sólo el paciente, en su calidad de dueño del dato autoriza la divulgación total o
parcial de los datos exceptuando aquellas condiciones en la cuales la
obligación de información responde a una necesidad legal o ética. El derecho
al secreto médico no es absoluto sino relativo, pues existen otros derechos con
los que puede entrar en conflicto. Por ello, la ley permite excepciones, pero
sólo en beneficio del paciente o para garantizar la salud pública. El único caso
en el que resultaría justificada la obligación de los profesionales de la salud de
denunciar ante las autoridades competentes, sin autorización del paciente y
aún en el supuesto de que la denuncia pudiere conllevar su incriminación, sería
aquel que permitiera impedir un delito futuro, inminente y grave.

 El médico no promete curar al enfermo; el único resultado que puede anticipar


es que pondrá todo el empeño, diligencia, pericia, conocimiento, prudencia y
cuidado para una correcta ejecución, sin prometer, asegurar ni garantizar nada.
Los Médicos tienen la obligación de medios y no de resultados; pero los
resultados cuentan, pues su no obtención suele generar demandas. Los
médicos deben saber que no son punibles el error ni el fracaso, pero sí lo es la
irresponsabilidad y la negligencia. Frente a una demanda, su suerte dependerá
de un juez tan falible como nosotros, por lo tanto se debe extremar la
prevención. El desconocimiento del Derecho no sirve de excusa y nos hace
vulnerables.
 Los Médicos sometidos a juicio, son absueltos o condenados con las pruebas
que ellos mismos producen y aportan en la Historia Clínica. El Médico cirujano
se liberará de la responsabilidad si logra demostrar que hizo cuanto humana y
técnicamente estuvo a su alcance para impedir la producción del daño;
ofrezcamos pues la mejor atención: "Perdamos unos minutos en el enfermo y

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“ACTO MÉDICO y CONSENTIMIENTO INFORMADO”

no años y hasta la vida en Tribunales”. No es bueno que el médico no conozca


sus derechos; pero es grave que no conozca sus obligaciones.

 Es importante que los médicos además tengamos conocimiento detallado de


los conceptos, fundamentos y temas relacionados con el Acto médico y el
Consentimiento Informado; así mismo, que seamos participes de un sistema de
educación y perfeccionamiento continuo de calidad, de un sistema que tenga
un carácter preventivo del error médico y reparador del mismo, de orden no
penal y una instancia de mediación, conciliación y solución de conflictos que
puedan surgir en la relación médico – paciente y otros.
IV. BIBLIOGRAFÍA : 50

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Autor: EDGAR EDDY CHEPE RAMOS


Médico Cirujano
C.M.P. 29827
chepe_r26@hotmail.com

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