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Flor de invierno

Había una vez una niña llamada Samay, ella era muy
solitaria la verdad no tenía amigos, pero le encantaba
dibujar y también ver las flores ella se podía quedar horas
viéndolas, sus padres no tenían mucha atención hacia ella.
Como todos los días Samay decidió ir a ver las rosas, pero
cuando salió se dio cuenta de que estaba nevando ella
corrió rápidamente para ver si quedaba alguna flor, pero
no encontró nada regreso a su casa para abrigarse en el
camino vio a unos niños jugando y haciendo un muñeco
de nieve, ella se apuro a abrigarse y dijo:
Samay: Vamos yo puedo, no debo perder esta oportunidad
de hacer amigos.
Fue donde y los niños y les pregunto:
Samay: ¿Quieren ser mis amigos?
Los niños estaban de acuerdo en ser su amiga, pero una
niña le grito a Luz:
Niña: ¡Fuera niña tu no puedes ser nuestra amiga así que
regresa de donde viniste por que nadie te quiere aquí!
Samay se fue llorando, los niños la empezaron a llamar
para pedirle disculpas del comportamiento de la niña, pero
Samay se alejó corriendo, pero en el trascurso se choco
con un niño parecía se su edad ella pidió perdón:
Samay: perdóname por favor ¿Cuáles tu nombre?
Uriel: mi nombre es Uriel y si acepto tus disculpas, pero
¿Por qué lloras?
Samay: Es que no tengo amigos y me siento muy sola...
Uriel: si quieres yo puedo ser tu amigo
Samay acepto y siempre se reunían los dos para jugar o
algo en un día de esos que se reunieron Uriel encontró una
rosa el se sorprendió por que en esa época era muy difícil
entrar una rosa, Uriel arranco la rosa y la guardo
delicadamente en su chaqueta y le dijo a Samay perdón me
tengo que ir, ellos se despidieron y se fueron.
Uriel llego a su casa y decidió poner la flor en una maceta
con un poco de tierra que él tenía.
Samay también llego a su casa, pero lo primero que
escucho fue que se irían del país en dos días, ella decidió
decirle a su amigo al día siguiente.
Samay llego al lugar donde ellos se reunían y le dijo a
Uriel, en unos días me iré del país mañana Uriel le dijo
que si la podía esperara en el aeropuerto Samay le dijo que
sí.
Al día siguiente, Uriel estaba en el aeropuerto y encontró a
Samay le dijo: ten esta rosa será nuestro recuerdo de
nuestra amistad que se llamara nuestra flor de invierno,
pero hagamos una promesa: la promesa será que pase lo
que pase nos volveremos a ver. Samay acepto la promesa.
Pero esa promesa no se cumplió por que ellos nunca se
volvieron a ver.

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