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La mamá pintó las alas de su hijita de un lindo color azul, que enseguida salió a
lucir al jardín. Ah! Pero entonces vio una mariposa color naranja, y la historia se
repitió. Mariposita quiso tener alas de color naranja; la mamá la complació de
nuevo, pintando sus alas de color naranja.
Al otro día temprano, mariposita voló y voló, luciendo nuevo color en sus alas. Y
de esta vez más allá del jardín. Y se encontró con un grupo de mariposas blancas.
De inmediato voló a casa. 'Mami, mami. Ya no quiero este color, quiero ser blanca,
como unas mariposas que he visto hoy', rogó la mariposita.
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La mamá la dejó llorar, hasta que fue a ayudarla, le limpió las alas hasta que se
vió aquel amarillo que parecía oro. Desde entonces, mariposita no volvió a
tener caprichostan tontos, y aprendió a quererse a ella misma, fuera como fuera.
FIN