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Memorias de escuela:

En esta etapa solía ser un muchacho gregario


cuya timidez era mal vista por el resto, pero
me desenvolvía perfectamente con personas
que sabía encontraría una vibra adicional para
encajar en diversos grupos. Y surgió alguien
muy pícaro y vivaz, que con esas
características me cambiaba el día tan
monótono y tedioso que tenía en la escuela,
con sus puyas y su buen humor atraía al resto
de los alumnos, además tenía algo inefable
con respecto a que él le caía bien al resto de
personas de su entorno tanto escolar como
fuera de él.
Me estoy refiriendo a mi gran amigo Piero
Cornejo Carrión, cuya muerte es incrédula aún
y que la mayoría de la gente reclama por estar
con él desesperadamente, en efecto yo no me
quedo atrás de eso y quisiera haber podido
pasar más tiempo con él ya que el efímero
paso por la escuela fue insuficiente, ya que
quería pasar aún más tiempo con él, pero ahí
estaban sus mensajes por cumpleaños e
invitaciones los cuales eran el beneplácito
para mí, pero mi indisposición fue más y por
ende se molestaba conmigo, y tengo que
decirlo estaba en toda la razón de mostrar su
enfado hacia mí, la maldita tozudez pudo, mas
la amistad era dejada de lado.
Quisiera remontarme a la época dorada que le
conocí ya que estudié con él desde la
primaria, pero nuestra relación se basaba en
saludos y despedidas, no había tiempo para
contar nuestras historias más íntimas o esos
juegos con la pelota que se volverían
inalcanzables en la secundaria.
Durante mis estudios secundarios, se podría
decir que tuvimos mucho más comunicación
ahí se basó la recíproca fidelidad, además que
siempre estaba dispuesto por que saliera bien
en los estudios en especial Química, ese curso
tedioso para él pero que a la postre le
terminaría gustando, incluso me alentaba a
seguir la profesión de Ingeniero Químico,
aunque considero aún factible esa
recomendación y por qué no hacerla cumplir
en un futuro.
Cada Lunes a las 3 de la Tarde nos reuníamos
para comenzar con la enseñanza, además de
planear salidas para el fin de semana, las
cuales me permitía conocer diferentes
personalidades entre ellas a señoritas tan
bienhechoras ellas y cuyos modales eran
sobresalientes. Él como siempre atinaba a
sonreír a carcajadas al verme en esa
situación, ya que aún me considero medroso
ante una chica, pero eso cambiará ya que
aprendí del mejor.
Él como gran maestro en ese ámbito daba sus
enseñanzas infalibles para con las mujeres y
en efecto valió, ya que en mi etapa
universitaria fueron de gran utilidad y
fructíferas.
Después del agitado día en la escuela se
organizaban las fiestas del fin de semana u
otros eventos de mayor raigambre, como los
quinceañeros, aquellos eventos favoritos por
nosotros ya que no volveríamos a pisar a
posteriori dichos eventos, por la preocupación
de la universidad y el anhelo de satisfacer a
nuestras familias con un título que lo amerite.
En fin mi amigo Piero insistía en ir al
quinceañero, pero yo estaba en la zozobra
porque no sabía si la anfitriona del mismo me
invitaría o se enfadaría al decirle mi nombre,
ya que todas las invitaciones eran distribuidas
de acuerdo al antojo de la misma chica, pero
hubo un halo de esperanza al escuchar las
palabras de mi gran amigo: “No te preocupes
webón, yo la conozco, se lo diré de inmediato
y estarás ahí bailando con las chicas y
beberemos bastante”. Al escuchar eso me
sentí reconfortante y con la seguridad de que
lo haría sin problemas, ya que como lo dije
líneas arriba era tan cordial y confiable ante
cualquier persona. Y en efecto se dio esa
oportunidad tan valiosa, la chica aceptó sin
rodeos y el resto es cosa de lo que es típico en
una fiesta: se bailó, se tomó e inclusive conocí
nuevas personalidades gracias a este noble
muchacho que no me canso de engrandecer
sus actitudes altruistas para con el resto, en
conclusión fue la mejor noche que pasé con él
y le mostré que nuestra amistad iba a ser
sempiterna y que no se preocupara por el
tedioso curso de Química, que lo aprobaría
gracias a mí y que tras eso organizaríamos
una fiesta conmemorando tal proeza.
Tras disfrutar de ese evento, había que
regresar a la normalidad y en eso me refiero a
la escuela, luego de beber en demasía y estar
tirado en la cama como un trupajo, se tenía
que prestar atención a las clases tan tediosas
como un dolor de cabeza, pero no había de
otra. Al finalizar las clases él me dijo que
necesitaba ir a mi casa para practicar el curso
de Química de manera urgente y yo accedí en
apoyarlo. Así que llegó con exámenes pasados
y le expliqué como un buen compañero
debería hacerlo, el procedimiento de su
respectiva resolución y quedó satisfecho que
me dijo: “ Explicas mejor que el profesor,
tienes paciencia y lo que te recomendaría es
que estudies Ingeniería Industrial”.
Al escuchar eso me abrió la esperanza de
poder seguir esa carrera, pero mi pasión eran
las letras aunque en la actualidad estoy
pensando en retomarlo, ya que no es tarde
para empezar algo nuevo.
El día del examen le fue tan bien que hizo
pública la buena nueva que yo enseñaba para
dicho curso y gracias a él, pude conocer gente
la cual era imposible poder llegar a ella, ya
que tenían organizado su grupo y tenía el
presentimiento que no admitiera a más
personas, pero gracias a su carisma me fue de
maravillas con ellos, me relacioné bien e
incluso estábamos en constante contacto.
Una anécdota que agregar fue mi cumpleaños,
me considero una persona no tan jovial y por
ende arraigada a la soledad, como lo afirma
Carl Jung, es la manera para encontrarse a sí
mismo mas no una complicación mental ni
nada por el estilo. En fin durante mi
cumpleaños, recibí una llamada por parte de
Piero y decidí contestar en el acto, además me
estaba aburriendo en mi casa, la molicie
estaba haciendo de las suyas como diría Julio
Ramón Ribeyro, en ese instante sostuve una
amena conversación con él y le dije que:
Estaría con él para enseñarle lo que respecta
al curso.
Pero él insistía en reunirnos para tomar un par
de pomos y yo le dije que estaría en el acto.
Así que me puse mis mejores ropas y salí
presuroso de mi hogar para encontrarme con
mi amigo, era una especie de sorpresa sus
planes que terminaban por agradar a uno.
En ese momento que bajaba del transporte,
divisé a un grupo de muchachos que
destacaban chicas que estudiaban con
nosotros y de otros colegios, yo cortésmente
como se me caracteriza opté por saludar a
todos, en especial a mi querido amigo Piero,
quien me esperaba con un fuerte apretón de
manos y de por medio un abrazo fraterno,
como debería caracterizar a una amistad.
Luego de eso, fuimos a la casa de uno de los
chicos a disfrutar de mi onomástico, el cual
fue uno de los mejores tomamos cuan fiesta
de adulto se tratase y bailamos la música
actual, sin dejar de lado los éxitos antiguos
como: salsa, bachata, entre otros. Me sentía
muy bien recibido y respetado en ese
ambiente me gustaba congeniar con diversas
personas, por supuesto gracias a Piero y su
amable disposición para con todos nosotros.
Faltaba muy poco para finalizar este fecundo
año, lleno de nuevas amistades y de
obviamente tener una infranqueable como la
de Piero, quien se mantenía en contacto por
las redes sociales y hablábamos por horas
sobre: chicas, el fútbol y el futuro incierto que
nos depararía la universidad.
Recuerdo perfectamente que el profesor de
Historia, hizo una dinámica muy interesante al
llamarnos al frente de la clase y llamar a una
persona en especial para saludarse
fraternalmente. Llegó el momento, el profesor
llamó a Piero para realizar la dinámica, para
serles sinceros no pensaba que mi nombre
resonara en sus labios, ya que tenía más
amigos con quienes pasaba más tiempo, pero
se decantó por mí, podría decirse que en eso
la lógica es inútil, lo cual siempre se lo
agradecí y cuando pasé al frente le abracé y le
susurré al oído lo siguiente: “gracias por ser
mi amigo”, él se contuvo y continuó como si
no hubiera dicho nada, fue el mejor día de mi
vida podría decirlo sin rodeos.
Después de ese día, nada volvió a ser como
antes, no lo veía con frecuencia y era
momento de pensar en una universidad de
inmediato y una carrera correspondiente, ya
que eso estaba a la vuelta de la esquina.
Resultó que ese día mientras viajaba en el
bus, viendo a distintas personalidades como
siempre, preocupadas por cumplir con su
actividad o reencontrarse con alguien en
especial, yo viajaba en medio de ellas sin
ninguna posibilidad de encontrarme con
nadie. Así que me puse a leer un libro que
llevaba en mi mano, cuando en ese momento
vibró el celular escandalosamente y vi la
llamada de Piero, invitándome a una reunión
de una chica cuyo nombre era Ana Lucía, una
chica muy bella, la cual le enseñaba Química
también y por supuesto era amiga de Piero
desde el nido. Así que acepté en acudir
después de hacer mi diligencia con presteza,
para desocuparme y vestirme de la mejor
manera, ya que la ocasión lo ameritaba.
Llegué a la puerta de su casa y me recibió
ella, insisto sobre su belleza tan espectacular,
le saludé cordialmente y Piero estaba en la
sala principal, me saludó y sostuvimos una
conversación sobre la carrera escogida. Le dije
que estudiaría Derecho, lo cual él me deseó lo
mejor y me auguraba buena suerte, yo lo hice
también.
Mientras tanto en la fiesta la pasamos de
maravillas comimos demasiado, además de
tomar con los muchachos y desearnos suerte
para el futuro venidero.
2016:
Se acercó este fatídico año, lo digo de esta
manera por la pérdida de mi madre a manos
del cáncer, cuyo esparcimiento fue atroz y
generó congoja en nosotros, pero tuve que
continuar para que se cumplieran mis sueños
y anhelos propios que le prometí en vida.
Esa misma tarde que acaeció ese fatídico
hecho recibí mensajes de aliento y seguir para
adelante lo cual era factible para continuar.
Ahí estaba él, presente en el sepelio con su
madre, me abrazaron y me desearon lo mejor,
Piero me dijo que siguiera en lo que me había
propuesto y no dejar que nada me
amedrentara en mi vida adulta, lo cual hice
caso y le abracé fraternalmente, eso supuso
nuestra amistad más fuerte y arraigada
posible.
El resto del año lo tomé con tranquilidad, no
nos veíamos a diario pero sus mensajes
alentadores eran de lo mejor y auguraba
bienestar para uno mismo. Además me
llamaba para disputar torneos de fútbol con
otras personas, lo cual accedí, aunque jugara
mal, él siempre estaba ahí para aconsejar y
por qué no sacar una sonrisa a la adversidad.
Acabó ese año y siempre hablábamos sobre
cosas graciosas o rememorar algún evento
digno en la escuela como si fuera a vivirlo
nuevamente, era reconfortante hablar con él,
mitigaba bastante, lo cual era algo que
necesitaba en esta vida.
Pasó el tiempo y ya no podíamos conversar
mucho solo nos saludábamos o jugábamos
partidos de fútbol, para serles sincero se
quedó impresionado por mi faena como
arquero, la cual era bien vista por él y tenía
una responsabilidad mayor que el resto de
jugadores, pero ahí estaban las interminables
caminatas que hacíamos post-partido y que
eran muy amenas por cierto, hablando sobre
cosas de la universidad o recuerdos de la
escuela, siempre sacaba una sonrisa
socarrona al escuchar esos eventos y por
cierto yo también.
2019:
Estando en una etapa más avanzada y
maduro, sostenía pocas conversaciones con
mi querido amigo, quien me aconsejaba como
siempre y me llamaba para disputar un
partido de fútbol.
Pero aquel fatídico día nunca lo olvidaré está
impregnado a mí cuando escuché esa terrible
noticia que era incrédula por cierto para los
que se levantaban del letargo del amanecer,
tu triste deceso, sinceramente dejaste un gran
vacío en nosotros, pero como dicen al mal
tiempo buena cara, sí obviamente hay que
recordarte en tu mejor faceta, una persona
tan preocupada por todos y altruista para con
el resto, eso no se olvidará, tu recuerdo será
sempiterno como la deidad suprema.
Aún sigo con la esperanza de volverte a ver y
poder regocijarnos mutuamente en el Edén y
disfrutar de esas acciones tan buenas que
tenías para con el resto. Simplemente gracias
querido amigo, Piero Cornejo Carrión.

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