El presente ensayo es sobre la importancia terapéutica de las mándalas, Si bien el
auge de los mándalas tiene algunos años, en realidad se trata de una técnica milenaria. Muchas civilizaciones han utilizado estos diagramas en sus rituales. Pero en particular el budismo y el hinduismo fueron los que encontraron ahí técnicas de meditación que resultaron terapéuticas.
Al expresarnos a través de un Mándala, en realidad estamos permitiendo a
nuestro interior que utilice el lenguaje de las formas y los colores para darnos su palabra. Pintar mándalas es un modo de dialogar con nuestro interior, una manera de reconocer aquello que deseamos, tememos, necesitamos y amamos.
Las emociones que se esconden muchas veces a causa de bloqueos en nuestra
alma, saltan a la vista, se evidencian plasmándolo en la mándala. Dibujar Mándalas es aprender a escuchar, y aprender a escuchar es dirigirnos con pasos firmes hacia la paz interior, la auto superación y la felicidad.
Los mándalas se han convertido sin duda en un fenómeno que acaparan la
atención de todo tipo de público, desde niños a mayores. Las formas y los colores utilizados de los mándalas expresan pensamientos, emociones e intuiciones de la persona que lo ha hecho. Según dicen, la elección no es casual. El mismo color, según el estado de ánimo de la persona, puede tener significados distintos.
En la actualidad, la técnica de la mándala está cada vez más presente en las
terapias artísticas de atención plena. De ahí que sea común que se combine este recurso con la meditación y el yoga. Es otro enfoque que siempre vale la pena considerar.
En conclusión, el crear o pintar mándalas es beneficioso para la salud mental pues
provocan una sensación de relajación, la posibilidad de dejar fluir tu sabiduría interna y encontrar tu centro. Mediante esta técnica se puede encontrar la paz mental, así como simplemente entretenerse y hacer un poco de salud ocupacional conllevando todo esto a un tipo de meditación activa