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El mandala es un símbolo que mira al interior para poder transformar el universo interior de
nuestro cuerpo y mente. Una de las prácticas habituales de los mandalas es la meditación,
ya que pintar mandalas puede servir para transformar el sufrimiento y preocupaciones en
alegría y felicidad. De ahí que colorear mandalas esté muy interiorizado en el budismo e
hinduismo.
Para que un dibujo se considere un mandala, este debe mostrar una figura geométrica
compuesta por una estructura circular que comienzan en un centro definido. A partir de ese
punto inicial, el dibujo se va ampliando mediante patones que se repiten, como si fueran
anillos.
Respecto a la forma en la que podemos pintar o crear un mandala, existen dos técnicas
diferentes:
- Pintar desde fuera hacia dentro: este método significa que buscamos estar centrados y en
contacto con nosotros mismos.
- Pintar desde dentro hacia fuera: en este caso queremos exteriorizar nuestras emociones y
sentimientos.
“Una vez acabado el mandala, se debe analizar para explicárselo al residente o se lleva a
cabo un traspaso transdisciplinario si la persona tiene deterioro cognitivo. Por este motivo, es
muy importante respetar los colores y la proyección de éstos”
Jung llegó a utilizar el tradicional mandala de flor de loto para hacer psicoterapia a sus
pacientes. Además incluso a los que tenía sospechas de que padecían una enfermedad
psicológica, les hizo crear sus propios mandalas fáciles y sencillos para poder visualizar si
había una correlación entre estos y sus trastornos emocionales.
En estas sesiones llegó a interesantes conclusiones sobre los mandalas. Tanto es así que a
pesar de que ninguno de los pacientes había visualizado nunca un mandala circular o
ninguna de las fotos de mandalas de flores o de la flor de loto, la mayoría de ellos dibujaban
símbolos muy similares a los que estamos acostumbrados a ver hoy en día. Es por ello, que
Jung expuso que los mandalas eran claramente una representación del que él denominó
inconsciente colectivo.
Siguiendo las exposiciones de este conocido psicólogo, según sus interpretaciones, las
imágenes de mandalas tienen un diseño que está estrechamente relacionado con la
antigüedad y nuestra cultura. Según este suponía y supone hoy en día una manera de
restaurar la armonía de nuestro interior.
“Me resultó cada vez más claro que el mandala es el centro. Es el exponente de todos los
caminos. Es el camino hacia el centro, hacia la individualización." Carl Gustav Jung
Puedes colorear mandalas con lápices de colores, rotuladores, acuarelas o cualquier otro
material que se te ocurra.
Los dibujos de mandalas más grandes son perfectos para iniciarse y los pequeños para
potenciar la concentración y mejorar el estrés.
No pienses en los colores que vayas eligiendo ni dónde los aplicas, simplemente déjate llevar
por lo que te apetezca hacer en ese momento.
Lo hagas como lo hagas, estará bien hecho, porque simplemente es un reflejo de ti mismo en
ese momento. De todas formas, hay libros o webs sobre pintar mandalas que proponen
posibles interpretaciones de tus creaciones en función de los colores y las formas que has
empleado. Yo considero que uno mismo es quien mejor puede interpretar lo que hace. Para
alguien el color verde hierba puede ser símbolo de naturaleza y pureza y para otro puede ser
un color asociado a momentos desagradables de su vida personal. Así que mejor interpreta
lo que hayas hecho en función de tu criterio y no de una tabla.
Sólo cuando hayas acabado tu creación es cuando está bien analizarla. Valora lo que ves e
interpreta tus propias emociones. Piensa porqué has escogido colorear un mandala más
circular o con formas diferentes, con gran complejidad o sencillo, si usas muchos colores o
pocos, si los colores están bien distribuidos o son caóticos, etc.
A lo largo de los años cientos de hombres y mujeres han probado diferentes actividades para
concentrarse, relajarse y tranquilizarse. Por eso, no es sorpresa que hoy en día existan
amantes del sudoku, los rompecabezas, las sopas de letras y, por supuesto, de los hermosos
y asombrosos mandalas.
De acuerdo con la cultura budista, los mandalas son representaciones del macrocosmos en
forma de ruedas o círculos. Y se usan, principalmente, para practicar la meditación.
Aunque no lo creas, colorear mandalas puede ser tu nuevo hobby favorito para después de
una gran jornada laboral, largas horas de estudio en la escuela, el estrés causado por el día
a día y muchas otras cosas más. ¿Quieres saber por qué? Continúa leyendo.
Si al igual que otras personas no te has dado la oportunidad de hacer terapia con mandalas,
aquí te compartimos 8 asombrosas razones que, sin duda alguna, harán que quieras ir a una
librería y tener tu propio libro en casa:
1- La terapia con mandalas permite que las personas se desestresen, pues no necesitan
nada más que un par de colores, un sacapuntas, mucha paciencia y un espacio tranquilo
para estar.
2- A lo largo de los años se ha demostrado que los mandalas sirven para incrementar la
relajación en las personas, por ese motivo, son útiles para momentos de estrés y
preocupación excesiva.
5- El simple hecho de observar y colorear un mandala relaja y produce calma, pues una
persona deja de pensar en sus preocupaciones y mantiene su mente completamente
despejada.
7- Algunas personas que realizan terapia con mandalas tienen un amplio acercamiento con el
mindfulness, mejor conocido como “atención plena”, ya que al pintar se olvidan de sus tareas
pendientes y se desconectan de sus preocupaciones.
8- La terapia con mandalas ayuda a que las personas dejen descansar su parte racional del
cerebro, es decir, el hemisferio izquierdo. Al hacer esto, activan su hemisferio derecho, el que
está ampliamente relacionado con la creatividad y las emociones.