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El Pentecostalismo en el Ecuador: historia y prácticas

Jonathan Suárez Cantos1

Introducción

Este trabajo tiene como objetivo realizar una discusión sobre las principales
características del pentecostalismo ecuatoriano. Se divide en tres puntos. En el
primer punto se realizará una breve reseña histórica del protestantismo en el
Ecuador, poniendo énfasis en la llegada del pentecostalismo a partir de la
segunda mitad del siglo XX. El segundo punto busca abordar los principales
postulados teológicos del pentecostalismo ecuatoriano, enfocándose
principalmente en el impulso que recibe cada creyente a testificar el mensaje de
salvación y en la espiritualidad pentecostal direccionada por la vida de santidad.
El tercer punto busca encargarse de ciertas prácticas contemporáneas en las
iglesias pentecostales en el Ecuador. Específicamente se busca aportar en el
debate entre prosperidad económica, santidad y salvación.

1.- Llegada y desarrollo del Pentecostalismo en el Ecuador.

El pentecostalismo comenzó a asentarse en el Ecuador cerca de 60 años


después de la llegada de las primeras misiones evangélicas al país.

Las iglesias evangélicas2, al igual que la variada oferta religiosa que se conoce
en la actualidad en el Ecuador, y específicamente en la ciudad de Quito, pudieron
comenzar a llegar al país únicamente a partir de la llegada al poder del gobierno
liberal… Entre sus principales promulgaciones,… se encontraba la libertad de
culto, de asociación y de conciencia, así como la separación definitiva entre la
Iglesia Católica y el Estado nacional, poniendo de esa manera fin al Concordato3
garciano firmado el 1 de mayo de 1862. Solo a partir del hecho mencionado, se
logró registrar y conocer por primera vez en el Ecuador un tipo de religiosidad
diferente a la católico-romana, la cual había imperado en el país durante los 300
años que corresponden al periodo colonial y a los cerca de 100 años
correspondientes al periodo republicano. (Suárez, 2016, pág. 36)

1 Sociólogo con Mención en Política, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Master en
Estudios Latinoamericanos, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Maestrante en
Política Comparada, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Ecuador.
2 Por Iglesia evangélica se debe entender aquellas iglesias que tienen un énfasis especial en la

evangelización y las misiones, las cuales son principalmente de origen norteamericano. No se


debe confundir con las iglesias protestantes históricas como luteranas, calvinistas o anglicanas.
3 Este documento, firmado en Roma, otorgaba a la iglesia Católica injerencia en asuntos del

Estado ecuatoriano, especialmente en el área educativa, teniendo en cuenta la importancia del


área mencionada en el desarrollo de una sociedad. Dicho documento también otorgaba al
presidente la facultad de proponer el nombramiento de obispos y arzobispos. El Concordato fue
roto el 27 de junio de 1877 luego de la llegada al poder del gobierno liberal de Ignacio de
Veintimilla.

1
La iglesia católica tuvo completo dominio y exclusividad religiosa en el Ecuador
por cerca de 400 años. Durante este tiempo la mayor parte de la población
aceptó esta religiosidad como única y verdadera, siendo reacia y hostil hacia
credos diferentes. Los gobiernos liberales pensaron que la llegada de iglesias
evangélicas sería beneficioso para el país, porque contribuirían a propagar las
nuevas ideas progresistas y modernas, tanto en lo económico, social y político,
pero también en lo religioso, ayudando a liberar a la nación del conservadurismo
católico. Sin embargo, las misiones que arribaron al Ecuador poseían sus propios
fundamentalismos. El modernismo y las nuevas corrientes de pensamiento que
pretendían importar los liberales no fueron impulsados por el arribo de las
iglesias evangélicas, o por lo menos, no en la medida y rapidez en la que estos
gobiernos hubieran deseado.

Las primeras misiones que se establecieron en el Ecuador, la Unión Misionera


Evangélica (Gospel Missionary Union) y la Alianza Cristiana y Misionera
(Christian and Missionary Alliance), eran producto del énfasis del
fundamentalismo en la evangelización, y participaban del concepto individualista
de las Iglesias y de la vida cristiana. Con todo, es necesario advertir que a
diferencia del modernismo o liberalismo teológico, estas misiones no compartían
el optimismo general del protestantismo norteamericano respecto a los Estados
Unidos, aunque, como veremos posteriormente el individualismo implícito en su
mensaje y su supuesto apoliticismo les llevan a promover muchos de los valores
de la sociedad norteamericana. (Padilla, 1989, pág. 184)
Washington Padilla (1989) identifica cuatro etapas en el establecimiento de los
protestantes en el Ecuador: Percusores del siglo XIX (1822-1895),
establecimiento de las misiones extranjeras (1895-1912), años de lento avance
(1912-1945), los últimos cuarenta años (1945-1985) (Padilla, La iglesia y los
dioses modernos. Historia del protestantismo en el Ecuador, 1989). El último
periodo corresponde a la llegada y expansión de los movimientos pentecostales
en el Ecuador. Cómo bien lo señala Padilla, antes de 1950 el protestantismo
evangélico tuvo un avance muy lento en el Ecuador, siendo el pentecostalismo
el que inyectó dinamismo y aceleró la expansión, evidenciándose el rápido
crecimiento congregacional y el acceso a diferentes espacios de la esfera social.

Ecuador: El territorio había sido recorrido a principios de siglo (XIX) por algunos
repartidores de Biblias protestantes. Sin embargo, la llegada sistemática de sus
misioneros se hace solamente al amparo de las libertades concebidas al
protestantismo por la constitución de 1892, promulgada por el presidente Eloy
Alfaro. La Gospel Missionary Union se instaló en el país en 1896. Con el alborear
del nuevo siglo llegaron los metodistas episcopalianos; en 1904 los adventistas
y en 1922 la Christian and Missionary Alliance… En 1912 no había más que 12

2
sociedades misioneras empleadas en su suelo. En cambio, con la fundación de
la estación radiofónica de Quito, La Voz de los Andes [1930], el ritmo de los
recién llegados se acelera. Muchos de ellos vienen a reforzar el personal de la
radiodifusora. Otros se internan por aldeas y caseríos instalándose
principalmente en regiones donde no se deja sentir tanto la acción sacerdotal.
Después de la segunda guerra mundial, hacen acto de presencia numerosas
sectas pentecostales y escatológicas (Damboriena, 1963, pág. 90)
Las primeras misiones que arribaron al Ecuador a finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, llegaron movidas por el énfasis evangelizador. “En
Ecuador, los misioneros no eran propiamente protestantes (histórico-clásicos),
sino mayoritariamente evangélicos (línea evangelical). No tenían intención de
integrarse al tejido social sino que solo eran visitantes pasajeros con la misión
de evangelizar” (Guamán J. , 2011, pág. 27). Estas misiones estaban
convencidas que llegaban a evangelizar a una población que nunca había
escuchado el mensaje de salvación de Jesucristo. Consideraban que la
religiosidad católica que se practicaba en el país era pagana, idólatra y carente
de verdad. Este argumento les hacía suponer que tenían una amplia población
que necesitaba escuchar las buenas nuevas de salvación, la cual era articulada
a través de un mensaje sencillo y sin mayor sistematización teológica.

A partir de 1950 en el Ecuador se comienza a experimentar un crecimiento


importante de las expresiones religiosas diferentes al catolicismo. Esto se debe
a que una nueva fuerza religiosa llamada pentecostalismo ha comenzado a
crecer de forma acelerada. “En 1949 [los pentecostales] no alcanzaban ni
siquiera los 1500 miembros bautizados. Para 1973 llegan casi a 40.000” (Reed,
1982, pág. 3). En este proceso el pentecostalismo fue el que mayor expansión
experimentó. En alrededor de 20 años las iglesias de corte pentecostal
superaron en tasas de crecimiento a la iglesias evangélicas tradicionales que se
asentaron en el país durante la primera mitad del siglo XX.

“Por ejemplo, La Iglesia Cristiana y Misionera [de línea evangelicalista] se


asentó en el Ecuador desde 1898 y para 1973 registraba cerca de 3519
miembros, mientras que la Iglesia Pentecostal Unida que comenzó su
trabajo en 1958 para la fecha antes señalada registraba 8510 Miembros.
En la misma línea, la Iglesia Cuadrangular que comenzó su trabajo en la
década de los 60, registraba cerca de 5500 miembros para la segunda
mitad de la década de los 70”4 (Reed, 1982, pág. 3)

4Los datos mencionados fueron recopilados por Gerardo Reed, basados en las estadísticas de
Weld 1962 y en Estadísticas nacionales de las diferentes organizaciones religiosas entre abril y
diciembre de 1973.

3
El pentecostalismo en el Ecuador, al igual que en el resto de América Latina
irrumpió con un mensaje sencillo, promulgando: una lectura literal del texto
bíblico, una vida de santidad, mucha oración, ayuno y la idea de predicar el
verdadero mensaje de Jesucristo a todas las naciones. El último punto sería una
de las claves del crecimiento del pentecostalismo, pues el fuerte impulso que
ponen en la evangelización dinamizaría la experiencia religiosa, en la que cada
creyente se convierte en un emisario del mensaje de Cristo. “Las iglesias
pentecostales tuvieron una rápida expansión principalmente en los sectores
suburbanos, gracias a un fuerte mensaje anticatólico y anticlerical” (Suárez,
2016, pág. 38). La prédica pentecostal no solamente buscaba impulsar a sus
adeptos hacia prácticas espirituales concretas, sino que los empoderaba como
testificadores del cambio que habían experimentado en sus vidas gracias a la
misericordia de Dios. Al mismo tiempo, buscaban construir un enemigo, que eran
principalmente las corrientes católicas, acusándolos de idólatras, pecadores y de
haber predicado un mensaje erróneo y lleno de falsedades. En este proceso las
corrientes pentecostales se reconocían a sí mismos como enviados de Dios para
llevar a la población hacia la única verdad, Jesucristo.

El pentecostalismo en el Ecuador veía las diferentes problemáticas sociales:


pobreza, violencia, desnutrición, déficit de servicios básicos, falta de empleo,
entre otros, como consecuencias del pecado y no como problemas estructurales
de la sociedad, falta de atención de los gobiernos o un déficit en las políticas
públicas. Para el pentecostalismo ecuatoriano la solución a las problemáticas
mencionadas era una mayor y constante búsqueda de Dios, fomentando una
profundización de las prácticas espirituales de los creyentes. “Se debe
puntualizar que la religiosidad evangélica y la pentecostal tampoco se enfocaba
en solucionar las problemáticas sociales de los empobrecidos sectores
suburbanos5, pues estos grupos, pregonaban la idea de una mejor vida en el
más allá, es decir, después de la muerte, enfatizando que la verdadera felicidad
no se puede alcanzar en este mundo pecaminoso, sino que la dicha plena se

5 Se debe recordar que para la segunda mitad del siglo XX América Latina poseía índices
alarmantes de subdesarrollo, fruto de la gran expansión demográfica, las migraciones masivas
del campo a las ciudades y la poca inversión estatal en sectores estratégicos como salud,
educación e infraestructura. En este contexto se instauran en la región los mencionados grupos
religiosos, teniendo gran acogida en las poblaciones vulnerables de las diferentes ciudades de
los países latinoamericanos.

4
encuentra únicamente en la salvación del alma” (Suárez, 2016, págs. 38-39). El
pentecostalismo profundiza en las prácticas espirituales dejando de lado las
problemáticas terrenales, lo interesante es que este fenómeno ocurre, en un
primer momento, en los sectores menos favorecidos de la sociedad.

La aceptación y expansión que tuvo el pentecostalismo entre los estratos bajos


de la sociedad es muy significativo. “El profesor e historiador Walter Hollenweger
lo ve [al pentecostalismo] como un fenómeno típico de la cultura de las clases
populares: es una religión oral, que se expresa en símbolos -canto, danza- y
emoción, pre conceptual, de la que no puede esperarse una teología explicita y
sistematizada” (Bonino, 1955, pág. 61). El pentecostalismo vino a proveer a los
sectores populares de una esperanza de vida que no se concordaba con las
condiciones materiales en las que vivían. La promesa de una vida futura llena de
gozo, paz y prosperidad luego de la muerte resultaba un aliciente para poder
sobrellevar la vida en circunstancias adversas en el presente. El éxtasis que
proveía el pentecostalismo ayudaba, aunque sea de forma momentánea, a
olvidar la realidad en la que vivían los sectores populares, a la vez que
inyectaban esperanza para continuar viviendo en dicha realidad, con la
expectativa siempre latente del pronto e inminente retorno de Jesucristo.

Para los años sesenta, las dos clases de protestantismo habían sido superadas
por una tercera, el pentecostalismo. Los dos tercios de protestantes
latinoamericanos eran pentecostales y dicha proporción estaba aumentando a
tres cuartos para los años ochenta. Algunos de los cuerpos pentecostales más
exitosos eran misioneros en su origen -incluyendo a las Asambleas de Dios
(Springfield, Missouri), la Iglesia de Dios (Cleveland, Tennessee), la Iglesia del
Evangelio Cuadrangular (Los Ángeles, California). Pero la mayoría eran
desprendimientos de iglesias misioneras lideradas por latinoamericanos. El
protestantismo se estaba convirtiendo en latinoamericano en dos formas, señaló
Emilio Willems. La primera era organizacional, en la forma de revueltas contra el
control misionero. La segunda era litúrgica y en menor grado doctrinal, en un
cambio hacia las formas entusiastas de culto características de los
pentecostales, incluso entre los evangélicos que decían no serlo (Stoll, 1990,
págs. 127-128)
El pentecostalismo ecuatoriano experimentó los dos procesos señalados por
David Stoll (1990), es decir, tuvo la llegada de las grandes agencias misioneras
pentecostales norteamericanas, mismas que funcionan hasta la actualidad. Y
también el desprendimiento y crecimiento de iglesias independientes de corte
pentecostal, que en un primero momento fueron escisiones ocurridas dentro de
las iglesias fundadas por las agencias misioneras antes señaladas. Gerardo

5
Reed menciona que para “abril de 1973 hubo 13 diferentes grupos de
Pentecostales trabajando en el Ecuador” (Reed, 1982, pág. 6). Este número se
incrementó rápidamente en las décadas siguientes, al igual que la proliferación
de estructuras pentecostales nacionales sin filiación a las agencias misioneras
pentecostales internacionales.

A partir de la década de los 70 el pentecostalismo en el Ecuador comenzó a


influenciar en las prácticas litúrgicas de las iglesias evangélicas no
pentecostales, existiendo una suerte de pentecostalización del mundo
evangélico, proceso que no se ha detenido en la actualidad. La prédica sencilla
y efusiva, los cantos alegres y contemporáneos, la glosolalia, la danza y el
énfasis en una vida de santidad, comenzó a ganar terreno en el mundo
protestante ecuatoriano. El pentecostalismo y sus prácticas comenzó a ser
aceptado como la expresión religiosa que promueve una mayor relación con la
divinidad, fundamentalmente por el énfasis que colocan en la vida de santidad y
en la llenura del Espíritu Santo como consecuencia de una vida santa y llena de
obediencia a los preceptos divinos.

En una encuesta realizada por Gerardo Reed en 1970 a pastores de diferentes


iglesias pentecostales, se menciona que “los líderes de las iglesias
pentecostales manifestaron que su necesidad más grande era el tener más
poder del Espíritu Santo, y los miembros vivir santamente y tener más fe” (Reed,
1982, pág. 21) Luego de la fe y el poder del espíritu Santo se ubicaba, la
necesidad de “testificar y evangelizar” (Reed, 1982, pág. 21) lo cual es una de
las características básicas del pentecostalismo y otra de las posibles causas del
rápido crecimiento que viene experimentando este grupo religioso a partir de la
segunda mitad del siglo XX en el Ecuador. Este hecho le permitió ganar nuevos
adeptos y también que iglesias que un principio no se reconocían como
pentecostales vayan introduciendo prácticas del pentecostalismo en sus liturgias
dominicales.

Si bien es cierto que a partir de 1950 se experimenta una mayor llegada de


misiones de corte evangelicalista y pentecostal, en este periodo también se
experimenta la llegada de “las organizaciones no gubernamentales evangélicas
también conocidas como paraeclesiales que tenían como fin apoyar la
evangelización (Alas de Socorro, Servicio Radiofónico, Instituto lingüístico de
6
Verano) (Guamán J. , 2003, pág. 58). Estas organizaciones paraeclesiales
llegaron al Ecuador para contribuir en los procesos de evangelización,
trabajando muy de cerca con las iglesias locales. Varios de estos grupos llegaron
a trabajar en las zonas rurales y algunos de ellos, como el Instituto Lingüístico
de Verano tuvieron una fuerte relación con empresas petroleras para facilitar la
penetración de dichas compañías en la Amazonía ecuatoriana. Otro grupo de
organizaciones fueron aquellas destinadas a la “asistencia o acción social (Visión
Mundial, MAP Internacional y Compasión Internacional)” (Guamán J. , 2003, pág.
58). Estas organizaciones trabajaron en las zonas rurales pero
fundamentalmente, aunque no exclusivamente, en el área indígena del Ecuador.

A continuación se abordará los principales aspectos de la teología pentecostal


en el Ecuador. Se pondrá énfasis en cómo este tipo de teología parte de la
experiencia religiosa de los individuos. Este hecho busca afianzar o promover
prácticas concretas al interior de la feligresía de las diferentes iglesias
pentecostales.

2 Principales discusiones teológicas sobre el pentecostalismo en el


Ecuador.
El pentecostalismo urbano no ha sido un fenómeno ampliamente estudiado en
el Ecuador, sobre todo en los últimos 30 años. El movimiento pentecostal que ha
llamado la atención de los investigadores sociales6, en este último periodo, ha
sido el rápido e importante crecimiento que ha tenido el pentecostalismo en las
zonas indígenas del Ecuador, así como las dinámicas que existen dentro de las
iglesias indígenas pentecostales asentadas en los centros urbanos. En esta
sección nos centraremos en analizar los principales aspectos teológicos que
promueve el pentecostalismo ecuatoriano, poniendo énfasis únicamente en las
iglesias pentecostales de población mestiza urbana. Se abordan tres cuestiones
centrales que son: el empoderamiento de la feligresía como agentes del
evangelio, así como la espiritualidad y santidad dentro del pentecostalismo.

6 Antropólogos, sociólogos, politólogos, economistas y teólogos se han centrado en analizar las


causas del crecimiento del pentecostalismo en las comunidades indígenas del Ecuador,
fenómeno que comenzó a tener un amplio crecimiento a finales de la década de los 80. Los
análisis son variados, van desde la desestructuración de prácticas ancestrales, relación entre el
crecimiento económico entre indígenas pentecostales y aquellos que no lo son, sincretismo en
las prácticas rituales, alteración de la cosmovisión indígena, glosolalia y espiritualidad en culturas
hierofánicas, entre varios otros temas muy interesantes.

7
Las articulaciones teológicas y doctrinales del pentecostalismo ecuatoriano
comparten ciertos rasgos comunes con las diferentes expresiones pentecostales
de América Latina. El pentecostalismo tiene la capacidad y flexibilidad de adoptar
características particulares de la sociedad y cultura en la que se asienta. Pero
también, existen características que son generales a este movimiento religioso
como: el hablar en lenguas, la centralidad del Espíritu Santo en la liturgia, la
importancia de llevar una vida de santidad, la poca sistematización teológica de
las experiencias pentecostales, entre otros.

El pentecostalismo tiene la facultad de empoderar a sus feligreses en la


realización de la Gran Comisión7. El feligrés pentecostal no es un simple
espectador, sino un importante productor de significados y experiencias. “En el
pentecostalismo, todos son a la vez productores calificados y consumidores del
discurso religioso. Por lo tanto, ofrece a los sencillos una experiencia religiosa
en que pueden ser sujetos y no meros objetos” (Sepúlveda, 1992, pág. 86). Los
estratos bajos de la sociedad ecuatoriana fueron el lugar donde el
pentecostalismo tuvo su primera gran expansión. “La gran cantidad poblacional
que habitaba los sectores mencionados, junto a la apremiante necesidad
económica que existía, hizo que el mensaje pentecostal de sanidad sobrenatural
y liberación calara hondo, promoviendo de esa manera el crecimiento de dichas
congregaciones sobre todo en los años sesenta” (Suárez, 2016, págs. 39-40). Al
ser estratos sociales con poca educación formal, el medio idóneo para la difusión
de las ideas teológicas y doctrinales era a través de la oralidad.

El principal medio de difusión teológica del pentecostalismo ocurre al momento


de la homilía. La prédica pentecostal es parte esencial de la liturgia, porque es
en ese momento donde Dios revela, a través del predicador, cuáles son sus
requerimientos para la comunidad. Estas experiencias se incrementaban en las
campañas de sanidad y milagros, que en la década de los 90 eran muy
frecuentes y populares entre los grupos pentecostales de las principales
ciudades del Ecuador, sobre todo en Quito y Guayaquil.

La primera noche llegaron más o menos 1.000 personas; el predicador oró por
la sanidad de varios enfermos presentes; los medios de comunicación
difundieron la noticia de lo que había sucedido esa noche; la segunda noche

7 Hacer discípulos a todas las naciones. Mateo 28, 19-20.

8
aparecieron 5.000 personas y en las noches sucesivas las audiencias crecieron
hasta alcanzar un promedio de 20.000 personas que llenaron el estadio todas
las noches durante seis semanas. La campaña culminó el 16 de diciembre de
ese año con el bautismo masivo de más o menos 1.500 ante una audiencia de
30.000 personas que se agolparon para presenciar el evento (Padilla, La iglesia
y los dioses modernos. Historia del protestantismo en el Ecuador, 1989, págs.
399-400).
Padilla (1989) narra una de las campañas pentecostales que tuvo lugar en la
ciudad de Guayaquil en la década de los 80. Las campañas de sanidad y
milagros también servían para mostrar el poder de Dios a la población no
creyente. En estos eventos se empoderaba a cada feligrés como predicador del
mensaje de Jesucristo. La predicación y la teología eran sencillas para que
pueda ser entendida y replicada con facilidad por todos los asistentes, quienes
tenían la misión de ir y hablar a otros sobre lo que habían escuchado esa noche.
Peter Wagner8 “afirmaba que las iglesias pentecostales crecían tan rápidamente
no por su inspiración religiosa en el Espíritu Santo, sino por otras características
que las iglesias no pentecostales podían imitar, como el liderazgo seglar y la
expectativa de que cada miembro evangelice” (Stoll, 1990, pág. 99). Para la
formulación teológica pentecostal cada miembro era concebido como emisario
del Reino de Dios y su deber era predicar el evangelio en toda oportunidad
posible. Este fenómeno se encuentra muy asentado en la iglesia pentecostal
ecuatoriana y se viene desarrollando con mucha fuerza desde la década de los
70.

El empoderamiento y promoción de la feligresía contribuía a que los creyentes


sientan que forman parte importante de la estructura religiosa y en consecuencia
del Reino de Dios. En el pentecostalismo clásico no importaba el nivel
socioeconómico y la preparación académica, siempre y cuando estén dispuestos
a servir en el área que fueran ubicados. “El universo simbólico pentecostal se
centra en la magia de la palabra. La palabra ritual, no la palabra racional, en la
que tiene valor: se constituye de esta forma en la eficacia simbólica del discurso”
(Alvarez, 1992, pág. 93). El pentecostalismo ecuatoriano propiciaba una
construcción teológica que empoderaba y daba voz a los grupos más vulnerables
de la sociedad. Los formulados teológicos pentecostales9 no son sistemáticos.

8Famoso evangelista y misionero de corte pentecostal.


9Debe entenderse como la concepción que el creyente tiene de la divinidad. Esta creencia está
atravesada por una concepción simple de Dios y una base teológica basada en la experiencia.

9
La oralidad contribuyó en un enriquecimiento teológico a partir de las prácticas y
experiencias particulares de los creyentes, quienes en cada homilía o testimonio
enriquecían la concepción que tenían de la divinidad, a la vez que la adaptaban
a circunstancias concretas.

Otra de las características teológicas del pentecostalismo es la vida de santidad


que deben llevar sus feligreses. El considerar que todos los creyentes son una
gran comunidad de santos, es una construcción teológica que permite al
pentecostalismo interactuar de manera eficaz con todos sus adeptos. “Los
sociólogos Emilio Willems y Christian Lalive d´Epinay, Señalan que el
pentecostalismo funciona como una salida o una manera de responder a la crisis
personal y colectiva desencadenada por el paso de una cultura rural tradicional
a una urbana, industrial y democrática” (Bonino, 1955, pág. 62). En estas
condiciones la comunidad espiritual cobra relevancia. Sin embargo, para
pertenecer a dicha comunidad los feligreses deben cumplir con los rituales
espirituales y de santidad requeridos.

La espiritualidad y santidad pentecostal ecuatoriana no está atravesada por un


profundo proceso de asimilación de dogmas o estructuras teológicas complejas.
“El pentecostalismo es una espiritualidad cristiana donde el ser está más
relacionado con el saber que con el conocer, es decir, el o la pentecostal es una
persona que puede tener una profunda experiencia espiritual y existencial, que
marca su identidad cristiana, sin haber pasado por un proceso de adquisición de
un conocimiento racional de los dogmas y las tradiciones dominantes del
cristianismo” (Chiquete, 2007, pág. 29). En el mundo pentecostal ecuatoriano la
espiritualidad debe llevar a una vida de santidad de los creyentes, quienes en
todo momento deben buscar alejarse de los pecados del “mundo”10. Esta
premisa, en casos extremos, los lleva a querer alejarse completamente de la
materialidad de la existencia humana, porque todo ahí puede llegar a ser
considerado pecaminoso y corrupto.

La espiritualidad y santidad en el mundo pentecostal comienza con la llenura del


Espíritu Santo y la evidencia visible del hablar en lenguas celestiales o glosolalia.

10 Entiéndase por “mundo” la sociedad en general donde los seres humanos deben realizar su
vida cotidiana y conseguir los recursos para la reproducción material de la vida.

10
Este acontecimiento es central en el pentecostalismo ecuatoriano. Sin embargo,
es interesante como las iglesias pentecostales del Ecuador promueven este
hecho de forma permanente entre sus feligreses. “Si alguien, por algún motivo,
no logra experimentar dicho suceso podría verse aislado de las actividades
congregacionales, e inclusive su moralidad, fe y prácticas religiosas podrían ser
cuestionadas, experimentado una suerte de muerte simbólica 11 entre las
personas que profesan la misma religiosidad o creencia” (Suárez, 2016, pág. 48).
Solo una vida de santidad y una constante realización de prácticas espirituales12
llevan al creyente a experimentar hechos sobrenaturales. “El movimiento
pentecostal se caracteriza por enseñar a los fieles el hablar el lenguas, la
expulsión de demonios, la sanidad de los enfermos” (Guamán J. , 2003, pág. 48).
Ninguno de estos acontecimiento podría realizarse si el creyente no posee una
íntima relación con Dios, es decir una vida Santa.

El pentecostalismo en el Ecuador ha sido variado, al igual que en el resto de la


región. “El proceso que ha vivido el movimiento pentecostal en América Latina,
con todas sus variantes y pluralidades, ha sido visto como la expresión de un
movimiento religioso autóctono de gran crecimiento y con raíces en el
movimiento popular” (Alvarez, 1992, pág. 89). En el caso ecuatoriano se funden
las prácticas religiosas tradicionales con las prácticas del pentecostalismo
norteamericano. Esta fusión es la que contribuye a que las expresiones
teológicas sobre todo la vida espiritual y la visión de cada creyente como
emisario de Dios se promuevan con mucha fuerza.

En este punto se buscó dar ciertas características de las expresiones teológicas


del pentecostalismo en el Ecuador. Los puntos mencionados no difieren en
mucho de las prácticas pentecostales en el resto de América Latina,
principalmente porque el pentecostalismo ecuatoriano, al igual que en varios

11 Se pudo conversar con un seminarista, quien se prepara para ser ministro y pastor, el cual
experimentó una fuerte presión por parte de sus líderes religiosos porque no lograba hablar en
lenguas. Esta persona tenía fuertes interrogantes al respecto. Sin embargo, fue tanta la presión
ejercida que tuvo que fingir hablar dicha lenguas angelicales, lo cual resulta muy sencillo, pues
se trata de pronunciar palabras repetitivas, que con un poco de atención fácilmente podrían ser
emuladas.
12 Prácticas centrales en la vida espiritual del pentecostalismo ecuatoriano son: la oración, la

lectura de la biblia, el ayuno y el diezmo. El cumplimiento de estos cuatro aspectos en conjunto


determinan la espiritualidad del creyente y se consideran fundamentales para experimentar una
vida llena del Espíritu Santo

11
países de la región no es autóctono, sino que es fruto de las misiones
pentecostales norteamericanas, pero que una vez asentadas introducen
prácticas rituales propias del país. A continuación se analizará algunas de las
prácticas que promueve el pentecostalismo en el Ecuador, sobre todo en las
últimas dos décadas.

3.- Prácticas del pentecostalismo contemporáneo en el Ecuador

En este punto se realizará un acercamiento a las prácticas contemporáneas de


las iglesias pentecostales en el Ecuador. El principal interés será tratar de
proveer ciertas luces y contribuir en la discusión sobre la relación entre
prosperidad económica, santidad y salvación. Se trata de una investigación que
tiene por objeto de estudio un grupo de iglesias de clase media de la ciudad de
Quito. Se ha considerado únicamente a iglesias grandes, es decir aquellas que
poseen una feligresía superior a los 5000 miembros en los diferentes cultos
dominicales13. Esto se lo hace porque se ha identificado que estas iglesias sirven
como modelo a seguir por congregaciones que poseen menor asistencia a sus
celebraciones dominicales.

3.1.- Acercamiento Teórico.

Max Weber es uno de los primeros teóricos en tratar de encontrar una correlación
entre el protestantismo y los cambios económicos en la sociedad moderna. “Max
Weber y Ernesto Troeltsch fueron los primeros en poner en evidencia las
relaciones íntimas y directas entre la expansión de las ideas de Calvino a través
de Europa y la evolución económica” (Meunier, 1956, pág. 70). Se ha dicho que
Calvino fue el último de los escolásticos, lo cual está cargado de razón,
principalmente por todo el estudio que realizó sobre el trabajo, lo cual se puede
leer en sus epístolas de Ginebra de 1575. “Los sistemas filosóficos Ilustrados
surgieron de la pretensión de los intelectuales calvinistas de probar la existencia
y omnipotencia absoluta de Dios. A su vez, tales argumentos teológicos fueron
utilizados para explicar la evolución sociocultural humana, la vida cotidiana de
los grupos sociales y sus instituciones” (Monares, 2003, pág. 8). Todos los actos

13 Las iglesias estudiadas poseen una asistencia semanal igual o superior a 5000 personas en
los diferentes cultos que realizan. Estas congregaciones realizan entre dos y cuatro reuniones
dominicales, superando de esa manera el número de feligreses considerado mínimo para
seleccionar las iglesias que sirvieron de muestra para el estudio empírico.

12
de la vida cotidiana, de acuerdo a los postulados calvinistas, eran determinados
por Dios14, por lo tanto, se buscaba conocer ciertas leyes que permitieran
entender cuáles eran los designios divinos. Este pensamiento generó en los
ilustrados la idea que el universo y la sociedad se dirige por leyes únicas e
inmutables.

Los reformados, Calvino entre ellos, no concebían que Dios en su omnipotencia


creara el mundo y lo dejara expuesto a una suerte incierta. La idea de un Dios
gobernante y controlador de todo el orden social cobró fuerza entre los ilustrados
humanistas reformados, quienes ponían al hombre como el centro de la creación,
en la cual Dios tenía el dominio absoluto de los acontecimientos. El objetivo no
era cambiar los designios divinos, sino llegar a conocerlos y poder predecirlos,
siendo la salvación uno de los temas que concentraría la atención de Calvino y
sus seguidores.

Los teólogos calvinistas buscaban conocer cuáles eran las personas que habían
sido predestinadas por Dios para ser salvos. “El gran capitalista encontrará en
su enriquecimiento una prueba de su predestinación a la salvación; el pobre será
un pecador del cual la gracia estará ausente. Calvino sobreexcita el
individualismo. Para él, bajo su influencia el espíritu del capitalismo será un
espíritu de lucro y de injusticia teñido de fariseísmo. El hombre del capitalismo
será en adelante el puritano (Meunier, 1956, pág. 76). En esta perspectiva la
riqueza se asocia con el favor de Dios, evidenciando que un grupo de individuos
están predestinados para ser salvos.

El catolicismo del medioevo no había insistido en la idea de la acumulación de


dinero o de riquezas materiales. Para esta vertiente religiosa la idea fundamental
era llevar una vida piadosa con una moral ascética. “Calvino hace más que
colocarse enfrente de las posiciones católicas en lo que concierne a la moneda
y el crédito; mientras que la Iglesia romana consideraba la acumulación de los
capitales como un medio de concurrir al bien común general, Calvino va a

14 Se debe tener en cuenta que una de las principales doctrinas del calvinismo es la
predestinación, la cual da cuenta de un Dios en absoluto control del mundo. Para esta corriente
teológica el ser humano, desde su nacimiento, ha sido predestinado a la salvación o a la
perdición, pero éste, al no conocer cuál será su destino luego de la muerte debe buscar
evidencias visibles y objetivas que le permitan conocer su futuro luego de la muerte, siendo la
riqueza y la acumulación de capital, la muestra principal del favor divino y de la salvación de una
persona.

13
presentar la adquisición de las riquezas como un fin en sí agradable a Dios”
(Meunier, 1956, pág. 76). El catolicismo, a través de las enseñanzas de Tomas
de Aquino, mencionaba que para llegar a la bienaventuranza eterna se debía
rechazar totalmente los bienes de este mundo. El creyente debía preocuparse
de cultivar y desarrollar tres premisas básicas: pobreza, castidad y obediencia15,
quien cumplía con los tres aspectos mencionados estaba glorificando a Dios
según la moral medieval. La principal tarea era formar creyentes obedientes a
los designios elaborados e impuestos por la religiosidad católico-medieval. Una
sociedad obediente no se revela contra la estructura jerárquica constituida, sin
embargo la reforma cambió estos preceptos de control institucional.

La supresión de los consilia evangélica por la reforma luterana significó la ruina


de la doblez ética, de la distinción entre una moral que obliga a todos y otra de
índole particular y ventajosa. Con ello cesó también el ascetismo ultraterreno. La
naturaleza rígidamente religiosa que hasta entonces se habían refugiado en el
claustro tuvieron que laborar, en lo sucesivo, dentro del mundo. El
protestantismo, con sus denominaciones ascéticas, logró crear la ética
sacerdotal adecuada para esta ascesis mundanal. No se exige el celibato
sacerdotal; el matrimonio es sólo una institución que tiene por objeto la
procreación racional. No se recomienda la pobreza, pero la adquisición de
riquezas no debe inducir a un goce puramente animal (Weber, 1978).
La Reforma, y con ella la modernidad, tiene la particularidad de cambiar
drásticamente las concepciones de mundo que daban las directrices para el
normal desarrollo de la vida cotidiana. Durante la edad media el trabajo no era
visto como una forma ética de vida, no era un aspecto primordial para la
población y para la salvación, más bien, era todo lo contrario. Las personas que
dedicaban mucho tiempo de su vida a trabajar podrían ser juagazas como
avaras, principalmente porque dedicar más tiempo del necesario al trabajo no
era comprendido por el tipo de mentalidad católico-medieval. El trabajo debía
realizarse únicamente hasta conseguir o garantizar el sustento diario. Cuando
una persona trabajaba más tiempo del necesario para garantizar su sustento y
el de su parentela se pensaba que la avaricia se había apropiado de aquel
individuo. Se debe mencionar que en la época medieval solo los escolásticos
habían desarrollado un sistema de trabajo que rindiera frutos, básicamente por
el tipo de vida que llevaban.

15El detalle de estos temas se encuentra en la Consilia Evangélica y en la Suma Teológica de


Tomas de Aquino tomo II.

14
“…todo el sistema moral que los escolásticos habían construido para animar a
los fieles a entregarse al trabajo fructuoso, favorable a la acumulación de los
capitales, a dar prueba de moderación en los negocios, a no ocuparse más que
de cosas útiles y realizables; por ejemplo, a consagrarse exclusivamente y con
celo a las tareas profesionales, con el cuidado de no caer en las tentaciones del
juego, de las mascaradas y toda otra disipación. Pero Calvino Aporta algo nuevo:
considera el amor al trabajo como una vocación, en cierto modo, religiosa, y por
consiguiente, diferente de los teólogos católicos, justifica la búsqueda de la
ganancia por la ganancia misma. El enriquecimiento es legítimo, proceda de
inversiones de capitales o de intereses de préstamos recibidos en dinero. La
remuneración por el uso del dinero no es ilícita en sí (Meunier, 1956, pág. 72).
Para Weber, sin la ética del trabajo y la riqueza como un hecho visible del favor
y agrado de Dios hacia el individuo el capitalismo no se hubiera consolidado. La
idea de conocer si un individuo es salvo o no, llevó a que en determinado
momento de la historia, los puritanos, que según Weber son la personificación
del capitalista, se esforzaran mucho en su trabajo cotidiano con la finalidad de
tener evidencia visible que le den la certeza de estar agradando a Dios y de
poseer la salvación. Solo el trabajo esforzado permitiría la acumulación de un
capital creciente, el cual debía ir aumentando constantemente como un deber
moral, mas no como un medio para obtener placer y deleite en la vida. La
acumulación de dinero o capital era el fin en sí mismo y el dinero obtenido no era
para emplearlo en el deleite o en placeres mundanos, sino para guardarlo y
acumularlo.

3.2.- Economía familiar, santidad y prosperidad económica

Para los puritanos la prosperidad económica y la acumulación de dinero era


evidencia visible de la salvación. Sin embargo, estos recursos no debían ser
malgastados o empleados en placeres mundanos o banales, sino acumulados.
En las iglesias pentecostales contemporáneas de clase media en el Ecuador se
mantiene la idea puritana que relaciona prosperidad económica y salvación. Sin
embargo, en el pentecostalismo actual estos recursos sí son invertidos en
placeres mundanos, en buscar ascender socialmente aun cuando las
condiciones económicas concretas no lo permiten. Entre la prosperidad
económica y la salvación se encuentra la vida de santidad que debe llevar el
creyente. En la medida que el feligrés obedece y cumple los preceptos de Dios
la divinidad lo recompensará con abundancia económica.

15
En las iglesias pentecostales visitadas para la presente investigación se pudo
escuchar con mucha frecuencia la frase “Dios tiene el control de todo”16. El hecho
de creer que una divinidad está en absoluto control de todos los acontecimientos
ocurridos, e inclusive de los que ocurrirán, crea una suerte de tranquilidad en el
creyente, básicamente porque tienen fe, y sobre todo certeza, de que existe un
ser superior que tiene todo, lo bueno y lo malo, bajo su control. Si esto es así, no
habría necesidad de una intervención humana, pues qué sentido o utilidad
tendría el trabajo de un individuo o un grupo de personas, si un ser superior ha
dispuesto que los hechos ocurran de la manera como se han venido suscitado.
En este caso la intervención humana resulta estéril y totalmente innecesaria,
pues no existe acto humano que pueda modificar los designios y planes de la
divinidad.

En las iglesias evangélicas pentecostales de la ciudad de Quito, existe la idea


constante entre sus feligreses, de un Dios que solventará todas sus necesidades
económicas17. Los creyentes pentecostales conciben la prosperidad económica
de manera similar a la concepción puritana del siglo XIX, es decir, como una
bendición hacia el individuo por parte de la divinidad. Sin embargo, el
pentecostalismo contemporáneo tiene una marcada y sustancial diferencia con
los puritanos de antaño para quienes el dinero era una evidencia del favor de
Dios en sus vidas y no para el despilfarro y el deleite personal. Los pentecostales
contemporáneos, sobre todo los que se pudieron observar en las iglesias que
forman parte de la presente investigación, tienen un deseo de acumulación y
consumo muy semejante al que se evidencia en la sociedad contemporánea.
Son familias que generalmente utilizan el bienestar económico para deleitarse y
disfrutar. Para éstos, la prosperidad económica, al igual que para los puritanos
que estudia Weber, es considerada como una bendición divina, con la diferencia
que en la actualidad dicha riqueza no es para acumularla sino para disfrutarla.

Se pudo constatar, en varios de los servicios religiosos visitados, que el tema


económico era una constante. Estas iglesias realizan frecuentemente talleres,

16 Se debe aclarar que esta frese no era utilizada únicamente cuando se hablaba del aspecto
económico, también se la usaba en el aspecto familiar o de salud, lo cual muestra la total
dependencia y esperanza de los creyentes en una intervención divina de tipo sobrenatural.
17 La idea de un Dios proveedor, en constante preocupación por las necesidades de su creación,

es un tema constante en la religiosidad evangélica pentecostal, por lo tanto, no sería aventurado


decir que este pensamiento está presente en las iglesias evangélicas de América Latina.

16
seminarios y sermones para enseñar a sus feligreses a tener “finanzas
saludables”, lo que nos da un indicador, que al ser congregaciones con una
asistencia mayoritaria de personas pertenecientes a los estratos sociales medio
y medio alto, poseen deudas y compromisos financieros que superan sus
ingresos permanentes. Se evidenció que las finanzas de varias familias de estas
comunidades cristianas están atravesando problemas financieros, debido
básicamente a las excesivas deudas mantenidas en sus tarjetas de crédito18.
Este hecho se corroboró con las entrevistas realizadas a varios miembros de
estas congregaciones.

Las familias que asisten a estas comunidades religiosas tratan de llevar niveles
de vida y de consumo muy similares, identificándose una suerte de
homogenización en cuanto a modo de vestir, accesorios, automóviles etc. Sin
embargo, los ingresos económicos no son homogéneos. Se evidenció que varias
personas tratan de emular los estilos de vida de los feligreses que poseen
mayores recursos económicos, a quienes se los considera mayormente
bendecidos por Dios, radicando ahí la causa del endeudamiento de las personas
que asisten a estas ceremonias religiosas. A la par y como dato curioso, no se
pudo identificar personas con aspectos diferentes19, más bien al interior de estas
iglesias existe una estandarización en las formas culturales, entendido como
modo de reproducción de la vida social.

A medida que aumenta la distancia objetiva con respecto a la necesidad, el estilo


de vida se convierte cada vez más en el producto de lo que Weber denomina
una “estilización de la vida”, sistemático partido que orienta y organiza las
prácticas más diversas… Como afirmación de un poder sobre la necesidad
dominada, contiene siempre la reivindicación de una superioridad legítima sobre
los que, al no saber afirmar el desprecio de las contingencias en el lujo gratuito

18 Se pudo conversar con dos líderes eclesiales, uno de Iglesia Alianza República y otro de
Comunidad de Fe, quienes supieron indicar que el principal problema es la excesiva cantidad de
tarjetas de crédito que poseen los feligreses, quienes pueden llegar a poseer entre 2 a 6 tarjetas,
lo que implica que el consumo, si no se lo maneja con estricto cuidado y racionalización del gasto,
podría llevar a serios problemas financieros a la economía familiar. Durante la última década, el
Ecuador, al igual que América Latina, experimentó un importante auge económico. Este hecho
produjo que las instituciones financieras aumentaran las líneas de crédito, flexibilizando los
requisitos y otorgando tarjetas de crédito con cupos de 2000 a 3000 dólares, para personas con
un ingreso promedio de 700 dólares mensuales. Siendo este hecho el que facilitó la obtención
de las mencionadas tarjetas a los estratos medios de la sociedad ecuatoriana.
19 Se menciona esto porque al caminar por las calles de Quito es muy fácil observar personas

con diferentes tipos de look: vestimenta, peinado o apariencia, por ejemplo, rockeros,
reguetoneros, hypster, hipees etc. Sin embargo, al interior de las mencionadas iglesias todos
tratan de llevar una apariencia o look muy similar.

17
y el despilfarro ostentoso, continúan dominados por los intereses y las urgencias
ordinarias (Bourdieu, 2003, pág. 53).
Los altos niveles de consumo están dados por la idea de llevar o poseer un estilo
de vida que no se puede pagar. Se debe aclarar que este hecho ocurre en
sectores religiosos evangélicos, como en aquellos que no lo son. Sin embargo,
las personas que poseen esta creencia religiosa, o tienen fe en su divinidad, se
guían por la idea de un Dios quien tiene preparado lo mejor para sus hijos,
entendiendo lo mejor como una mayor acumulación de capital y bienes
materiales. Esto es posible solamente si el creyente lleva una vida de santidad y
acata los mandatos divinos y eclesiales. En las liturgias pentecostales se repiten
textos bíblicos como: el agua no nos ahogara, ni el fuego nos quemará20, lo que
muestra la absoluta confianza o certeza depositada en la divinidad.

El tipo de creencias mencionado ha llevado a que varias personas se vean


sumidas en problemas financieros o queden totalmente desfinanciadas. Habrá
personas que logran cubrir sus compromisos económicos, pero a la vez, existen
personas que no lo hacen. Sin embargo, cuando un creyente pentecostal se
encuentra sumido en problemas financieros, el pensamiento que predomina, es
que esa persona se involucró en temas o negocios que no eran dados por Dios
o no contaban con el respaldo de la divinidad. También se menciona que lo
ocurrido es una prueba de la divinidad para juzgar la fidelidad, fe y santidad del
creyente. En ninguno de los dos casos, tanto si la persona logra salir de las
problemáticas financieras o si no lo hace, la responsabilidad recaerá sobre el ser
humano, sino que lo hace sobre Dios. Este hecho resulta conveniente para el
individuo, debido a que en ningún caso el ser humano tiene responsabilidad, sino
que todo lo ocurrido se dirime en el ámbito divino, el cual forma parte de un plan
sobrenatural donde el creyente no debe preocuparse, pues todo forma parte de
un plan soberano, que en la mayoría de los casos no tiene una explicación
racional, al formar parte de los misterios de Dios.

El tema mencionado es un fenómeno que lleva desarrollándose por varios años


en las iglesias evangélicas pentecostales de clase media de Quito y del Ecuador,
pues como se lo mencionó, existe un endeudamiento que sobrepasa la
capacidad adquisitiva de las personas. Esto por sí solo no tendría nada de

20 Isaías 42, 3. Reina Valera 1960.

18
novedoso, básicamente porque los no creyentes también se endeudan de forma
desmedida. Lo que llama la atención en la convicción que tiene el creyente
pentecostal, o como ellos lo llaman, la fe en que Dios está de su lado y les
ayudará a salir de todo apuro financiero, personal o familiar.

El cristiano afirma que hay un Dios amante que es el Señor providente de la


creación. Esto parece sugerir que Dios ha de cuidar de sus criaturas y
preservarlas del dolor. Sin embargo, sus criaturas sufren y a veces en formas
que nada tienen que ver con el descuido [o] irresponsabilidad del hombre.
¿Cómo puede el cristiano continuar hablando del amor de Dios en vista de
hechos como éstos?... La conducta más apropiada del cristiano es la de aceptar
el sufrimiento y confiar que algún bien se derivará de él. Sin embargo, en este
análisis parece claro que quien cree en un Dios amante no debe esperar de los
hechos nada diferente de lo que podría esperar quien niega la existencia de un
Ser Supremo. La única diferencia posible es que el creyente puede adoptar una
actitud distinta respecto de los hechos. Sin duda que esto, por sí mismo, podría
ser de suma importancia, dado que la actitud de una persona condiciona
grandemente su comportamiento. (Ogletree, 1968, pág. 54)
Las problemáticas, de toda índole, son inherentes al ser humano. Las situaciones
o circunstancias no siempre son las deseadas. Se pudo constatar que muchas
familias han a travesado serias crisis económicas, sin embargo, la fe que
mantienen es impresionante, pues citan el ejemplo de Job21, a través de lo cual
se aferran a que la circunstancia es temporal, pues Dios está probando la fe del
creyente y al final de la tribulación serán recompensados, irónicamente, por el
mismo Dios que causó el sufrimiento. Está claro que el ser humano sufre, sobre
todo en la modernidad con la orfandad de mundo y con un sistema económico
excluyente. La actitud que los evangélicos toman ante la vida es depositar toda
la carga emocional y de sufrimiento en la divinidad. La confianza en que todo
mejorará les otorga esperanza en el diario vivir, hecho que a la par se convierte
en un impulso para continuar luchando.

Las comunidades religiosas pentecostales han logrado que sus creyentes


tengan una actitud diferente frente a los acontecimientos cotidianos adversos.
Cuando el ser humano enfrenta las dificultades con una mentalidad positiva, la
situación puede tornarse más llevadera para quien experimenta o vive el hecho
que ha causado sufrimiento, en este caso específico los problemas financieros.

21 En el texto bíblico de Job se narran los hechos de una persona adinerada que repentinamente
perdió toda su fortuna e incluso a su familia. Sin embargo, la fe de Job nunca mermó y al final
Dios lo recompensó otorgándole muchas más riquezas de las poseídas al comienzo de la
tribulación.

19
Las iglesias evangélicas pentecostales tienen la capacidad de generar en sus
feligreses la esperanza en que todo está en las manos de Dios22, y por lo tanto,
que todo saldrá bien y no hay razón para angustiarse. Esta actitud frente a
situaciones complejas permite al individuo continuar desarrollando su vida con
relativa normalidad aun a pesar de estar atravesando por circunstancias
desfavorables.

3.3.- Prosperidad económica y salvación

Todo lo mencionado hasta el momento, es decir, las deudas en las que incurren
ciertos estratos sociales, entre los cuales se encuentran los creyentes
evangélicos, es para afianzar la clase social a la que se pertenecen o quisieran
pertenecer, radicando ahí la causa del consumo desmedido que podría llegar a
producirse.

Es cada vez más frecuente y generalizada, la idea que Dios está de parte o mira
con mayor agrado a cierto grupo o estrato social, donde los bienes económicos
y la riqueza se han convertido en evidencia de las bendiciones recibidas por la
divinidad y garantía de la salvación. Este pensamiento va cobrando fuerza
debido a toda la enseñanza que existe en el mundo evangélico pentecostal sobre
las bendiciones recibidas de parte del ser supremo, entre las cuales, sobresale
las que son de carácter financiero. Las personas que ha logrado acumular cierta
cantidad de capital y bienes materiales se muestran como aquellas que mayores
favores o bendiciones han recibido por parte de la divinidad. En contraste,
quienes no han logrado poseer o alcanzar cierto nivel socioeconómico son vistos,
e inclusive, ellos mismo se perciben, como creyentes que no han alcanzado a
obtener la gracia de las bendiciones divinas, comenzando a cuestionar su
espiritualidad, santidad y forma de proceder. Los feligreses de estas iglesias
buscan demostrar absoluta confianza en que Dios al ser dueño de todas las
riquezas del mundo provee de lo mejor a quienes en él confían.

22 Estas iglesias cantan constante alabanzas con mensajes positivos y repetitivos, lo cual hace
que las personas interioricen y crean que las cosas siempre saldrán bien, enseñando que deben
depositar toda la confianza en Dios, canciones como: “mi esperanza está en ti, mi esperanza en
tú amor, mi esperanza en aquel, que es el verdadero Dios, Dios eterno”. Creando de esa forma
verdadera esperanza y confianza en que todo saldrá bien, independientemente del
acontecimiento suscitado. Aclarando que esto no es únicamente en el aspecto económico, sino
en todos los aspectos concernientes a la vida humana.

20
El pensamiento antes señalado ha generado que la religiosidad evangélica
centre su atención en el consumo y en el status de vida. Si se enseña o instruye
que Dios es un Dios proveedor y que él cuidará de sus hijos, siempre y cuando
estos cumplan su voluntad, se tiene la relación perfecta entre obediencia a la
divinidad a cambio de condiciones de vida favorables al creyente. La fe que
muestran estas comunidades pentecostales es lo que hace que sus creyentes
se esfuercen por mostrar, como lo hacían los puritanos en el siglo XVIII y XIX,
que Dios está de su lado, convirtiéndose en uno de los principales promotores
del consumismo moderno. Si Dios todo lo provee y quiere lo mejor para sus hijos,
éstos deben ser consecuentes con la voluntad de su Dios, en otras palabras, lo
que hacen es articularse con mucha fuerza a las dinámicas de consumo global,
convirtiéndose en uno de los principales guardianes y promotores del modelo
económico y de consumo vigente.

La comunidad religiosa pentecostal interpreta que los grupos menos favorecidos


de la sociedad, viven en la condición socioeconómica que lo hacen,
principalmente por sus pecados, perversiones y porque no han buscado a Dios23,
con lo cual dan una justificación teológica y religiosa a un problema de exclusión
social y al modelo de vida anhelado en el sistema social contemporáneo. A
diferencia de lo que ocurriría en una familia que posee un gasto racional y
medido, en ciertas familias de las comunidades evangélicas pentecostales
analizadas parecería ser que el gasto no se encuentra tan racionalizado. Se pudo
evidenciar que existen familias que no establecen un presupuesto en relación a
sus ingresos. Este tipo de familias ejercitan la práctica del diezmo24, la cual
consiste en que si el creyente diezma Dios multiplica lo entregado, por lo tanto,
la idea del presupuesto pierde sentido, pues si Dios multiplica los recursos, el
dinero nunca escaseará.

La enseñanza del diezmo en las iglesias evangélicas pentecostales de clase


media, se encuentra ampliamente difundida y es uno de los temas centrales en

23 La religiosidad pentecostal desconoce los procesos históricos y económicos excluyentes que


imperan en las sociedades latinoamericanas. No abordan las problemáticas desde la
desigualdad social o la falta de oportunidades que tienen los estratos sociales menos favorecidos
para acceder a educación, salud o trabajo en igualdad de condiciones que los estratos más
favorecidos de la sociedad.
24 El diezmo se establece como institución en el Antiguo Testamento, el cual enseña que de todo

lo ganado el 10% debe ser entregado al templo como ofrenda a Dios por la provisión recibida.

21
las liturgias dominicales, básicamente porque es, en la mayoría de los casos, la
principal fuente de ingresos para las finanzas eclesiales. El diezmo al ser la
fuente de ingresos que solventará los gastos administrativos, se torna en
primordial. Lo curioso es el mensaje que se encuentra detrás del diezmo, pues
en ninguno de los cultos visitados en las diferentes iglesias, se dijo que el dinero
serviría para pagar los servicio básicos o las remuneraciones mensuales del
personal que trabaja en las organizaciones eclesiásticas, sino que siempre se
manejó un lenguaje religioso, poniendo mucho énfasis en que el dinero
recaudado era para Dios; y como es para Dios, es un deber sagrado el entregarlo
de forma periódica y constante.

El dinero recaudado en las iglesias pentecostales, no es entregado de forma


desinteresada o sin esperar nada a cambio por parte del creyente. Se debe
enfatizar que los feligreses entregan, con absoluta libertad y de forma voluntaria
este dinero, pero siempre con la convicción y esperanza puesta en que la
divinidad multiplicará mil veces la cantidad monetaria entregada. En las
ceremonias religiosas se maneja la idea que Dios no necesita el dinero, pues es
soberano. Sin embargo, Dios necesita probar la fe, fidelidad, obediencia y
santidad del creyente para poder bendecirlo, radicando ahí la principal
motivación y justificación para pedir el diezmo por parte de los administradores
eclesiales. Al mismo tiempo, los feligreses consideran que su ofrenda es una
semilla que multiplicará los ingresos familiares y permitirá a toda la familia gozar
de una abundante cosecha, la cual es entendida como una mejor situación
económica en un futuro, donde Dios proveerá todos los anhelos de sus
corazones.

El pensamiento o creencia señalado impulsa a que varios creyentes ofrenden


una gran parte de sus ingresos mensuales, inclusive más allá del 10%
establecido. No se sabe con certeza si el creyente verdaderamente lo realiza con
una actitud piadosa o con el fin de esperar una mayor retribución o multiplicación
de lo ofrendado25, pues se debe recordar que el diezmo y la ofrenda, son

25 Es común escuchar en la sección destinada a la recolección de diezmos y ofrendas, que el


predicador o encargado de la oración en este periodo, mencione que Dios multiplica a las manos
generosas y que puede llegar a multiplicar 1000x1, es decir, que si alguien entrega un dólar como
ofrenda, Dios le dará mil dólares, lo cual resulta llamativo para cualquier persona. Este hecho ha
calado fuertemente en la mentalidad evangélica, sembrando de esperanza y confianza a la
población de una mayor retribución económica.

22
relacionados con la espiritualidad y santidad de la población evangélica
pentecostal contemporánea. Si Dios multiplica hasta mil veces el valor dado, no
habría la necesidad de preocuparse por dinero, y si el dinero ya no es una
preocupación, no existiría una razón para tener un gasto medido y racionalizado,
como sí lo haría una persona que no posee la fe antes mencionada y que debe
racionalmente administrar sus recursos. Este tipo de pensamiento no es del todo
irracional, pues varias de las personas con las que se pudo conversar aseguran
que efectivamente sus recursos se multiplican cada vez que diezman u ofrendan
en la iglesia, es decir, está práctica está respaldada por una evidencia empírica
favorable en cada una de las personas consultadas.

Este presunto respaldo empírico en la multiplicación de los recursos materiales


ha generado la esperanza en la población religiosa pentecostal de soñar con un
mejor nivel de vida y una mayor prosperidad económica en el menor tiempo
posible. Se pudo evidenciar que esto ocurre en los creyentes de todos los
estratos sociales, lo cual ha sido beneficioso, sobre todo en los sectores
marginales, quienes efectivamente han logrado acumular un capital primario que
les ha permitido acceder a mejores bienes y servicios, y en consecuencia, a
mejores condiciones de vida26. Sin embargo, este mismo pensamiento, en
estratos sociales que poseen mayores recursos, ha impulsado un mayor deseo
de acumulación y consumo, que en varios casos podría llegar a ser desmedido,
el cual se encuentra sustentado en la firme convicción de un Dios proveedor que
recompensa a sus hijos con mayores ingresos económicos, los cuales son
asimilados como bendiciones de la divinidad.

Puesto que el mensaje cristiano es el mensaje de la salud y salud significa


salvación, el mensaje de la salud en el sentido de salvación (en todas las
dimensiones que esta palabra posee) es el mensaje adecuado para nuestra
situación. Esta es la razón por la que frecuentemente tengan tanto éxito los
encuentros al margen de la Iglesia, movimiento de sectas y movimientos de
evangelización de carácter, las más de las veces, tan primitivo como poco
saludable. La angustia y la desesperación de su existencia empujan a millones

26 La religiosidad pentecostal impulsa a llevar una vida de santidad. Este hecho obliga a los
nuevos creyentes a dejar de realizar actividades consideradas pecaminosas, por ejemplo: el
consumo de bebidas alcohólicas, los juegos de azar, drogas, fiestas de fin de semana, relaciones
extramatrimoniales o el prostíbulo. Todos los recursos que antes se destinaban en los aspectos
antes mencionados ahora ingresan a la economía familiar. Este hecho conlleva a que las
finanzas familiares mejoren, con lo cual las condiciones económicas de los creyentes, junto con
el acceso a nuevos bienes y servicios, tienden a mejorar en relación con sus pares no creyentes.

23
de personas a buscar ansiosamente toda clase de salvación que prometa éxito.
(Tillich, 1970, pág. 77)
El éxito en la sociedad actual, en cierto aspecto, está relacionado con la
acumulación de capital financiero y de bienes27 que una persona pueda llegar a
poseer. La religiosidad evangélica pentecostal de las iglesias de clase media,
busca proyectar la idea de una vida exitosa y sin sufrimientos, inclusive los
pastores y líderes de las iglesias aquí mencionadas, llevan estilos de vida muy
similar a la de un gerente de cualquier empresa medianamente próspera. La
teología y el mensaje que se predica en estas iglesias es sencillo, claro y
superficial, no le interesa ahondar en las complejidades y contradicciones de la
existencia humana, por eso reducen la existencia a alcanzar un mediano éxito
económico que provea la certeza de la salvación eterna.

4.- Conclusiones

La prosperidad económica es un tema latente en la sociedad moderna. Las


iglesias pentecostales en el Ecuador han logrado capitalizar el deseo, totalmente
legítimo, de ascenso social de la población local para promover sus ideas
religiosas e incrementar su feligresía.

En sociedades altamente desiguales y excluyentes como la ecuatoriana la


promesa de un Dios que provee a quienes en él creen todo lo que desees ha
calado muy hondo entre la población religiosa. Disminuir la desigualdad social o
acortar la brecha económica entre los diferentes estratos sociales puede resultar
una tarea muy compleja para lo población ecuatoriana. La creencia que Dios lo
resolverá mágicamente cobra sentido cuando las condiciones económicas,
políticas y sociales proveen evidencia que estas problemáticas no se resolverán
en el corto tiempo. El pentecostalismo otorga fe y esperanza en que todas las
problemáticas, sobre todo las económicas, serán solucionadas inmediatamente,
pues para Dios nada es imposible, solo es necesario creer que si se cumple con
las demandas de la divinidad se podrá obtener su favor y bendición.

27 Se hace esta distinción para dejar a un lado los capitales simbólicos, culturales, sociales o
intelectuales que menciona Bourdieu y que en la sociedad actual tienen tanto peso como el
económico. En este punto nos estamos refiriendo únicamente a la cantidad monetaria o capital
económico que una persona posee.

24
Las iglesias pentecostales continúan incrementando su feligresía de forma
acelerada, lo que hace que este fenómeno se vuelva cada vez más interesante
para el análisis social. Este movimiento religioso necesita ser estudiado con
mayor detenimiento porque está logrando penetrar en varios ámbitos de la vida
social, sobre todo: económico y político. Esto hace prever que los próximos años
tendremos una mayor y más fuerte presencia de estos grupos religiosos y sus
creencias en la estructuración de la vida social.

25
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