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Tomdo de: (Situación de los pueblos indígenas de Venezuela [article] sem-linkNalúa Rosa Silva Monterrey sem-linkAlexánder Mansutti Rodríguez Journal de la société des américanistes Année 1996 82 pp. 348-358) Consultado 09 de marzo de 2020.-
Título original
PROBLEMÁTICA DE LAS ETNIAS INDÍGENAS EN LAS ZONAS FRONTERIZAS DE VENEZUELA
Tomdo de: (Situación de los pueblos indígenas de Venezuela [article] sem-linkNalúa Rosa Silva Monterrey sem-linkAlexánder Mansutti Rodríguez Journal de la société des américanistes Année 1996 82 pp. 348-358) Consultado 09 de marzo de 2020.-
Tomdo de: (Situación de los pueblos indígenas de Venezuela [article] sem-linkNalúa Rosa Silva Monterrey sem-linkAlexánder Mansutti Rodríguez Journal de la société des américanistes Année 1996 82 pp. 348-358) Consultado 09 de marzo de 2020.-
PROBLEMÁTICA DE LAS ETNIAS INDÍGENAS EN LAS ZONAS FRONTERIZAS DE
VENEZUELA (Situación de los pueblos indígenas de Venezuela [article] sem-
linkNalúa Rosa Silva Monterrey sem-linkAlexánder Mansutti Rodríguez Journal de la société des américanistes Année 1996 82 pp. 348-358) Consultado marzo 09 2020.- Principales Pueblos Indígenas En Venezuela hay 51 Pueblos Indígenas, Se observa que el pueblo con mayor declaración para el 2011 es Wayúu/Guajiro (57,1%), siguiéndole Warao (6,7%), Kariña (4,7%), Pemón (4,1%), Jivi/Guajibo (3,3%), Kumanagoto (2,9%) y Añú/Paraujano (2,9%). El resto de los Pueblos Indígenas alcanza 16,2 % y 2,1 % representa a la población que sólo se declaró indígena sin especificar el pueblo de pertenencia. Cabe destacar que el pueblo Wayúu/Guajiro representa más de la mitad de la población indígena y que la mayoría de la población de dicho pueblo (97,9%) reside en el estado Zulia. Por otra parte, el Pueblo Indígena de mayor crecimiento en el período 2001-2011 fue Kumanagoto, con una Tasa de Crecimiento Geométrico de 43,8, lo cual se puede explicar a partir de los procesos de revitalización antes mencionados. Un poco más de un tercio habita en sus comunidades tradicionales, mientras que el resto, es decir 64,1%, en lugares no tradicionales, (zonas urbanas o rurales). En este trabajo de carácter investigativo trataremos de reflejar los conflictos generales y particulares más graves que debe enfrentar esta población. La legislación indigenista es deficiente a pesar de que el Estado reconoce e impone un tratamiento específico para los pueblos indígenas, a partir del proceso constituyente de 1999, Venezuela se define como un país multiétnico y pluricultural, que reconoce y garantiza la existencia de los pueblos y comunidades indígenas. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de 1999 y un conjunto de instrumentos legales garantizan un amplio marco de derechos específicos y representan innegables avances históricos en las luchas del movimiento indígena. Por primera vez en la historia nacional se impulsó la participación de representantes indígenas en espacios de poder y cargos de elección popular, las instituciones procuraron adaptarse a la nueva normativa, y se creó el Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas (MINPI), como órgano rector de la política pública en el ámbito indígena. Los derechos territoriales de los pueblos indígenas están plenamente reconocidos en el Capítulo VIII de la CRBV, donde el artículo 119 establece que: “El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y en la ley”. Esta disposición acentúa la importancia del territorio para el bienestar material, social, económico y espiritual de los pueblos indígenas, siendo el espacio físico y simbólico que le da sustento a las identidades étnicas. El artículo también establece el deber del Estado de demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de los hábitat y tierras. La demarcación es un imperativo constitucional que busca saldar la deuda histórica de la Nación venezolana con sus habitantes originarios, y obliga al Ejecutivo nacional a delimitar, junto a los pueblos indígenas, el espacio donde hacen vida, proceso que está regulado por la Ley de demarcación y garantía del hábitat y tierras de los pueblos indígenas (2000) y por la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (2005). El problema de la tenencia de la tierra, por ejemplo, se ve agravado por la inexistencia de un procedimiento claramente establecido, único y especial, que facilite la legalización de la propiedad de los territorios ancestrales a sus beneficiarios indígenas, quienes se ven perdidos en los vericuetos y costosas formalidades légales que son necesarios transitar y cumplir para lograr la A ello contribuyen varios factores entre los que destacan la ineficiencia del sistema jurídico venezolano, la debilidad política y económica de los movimientos indígenas, la fortaleza del orgullo mestizo del país y la existencia de una fuerte corriente política, bien incrustada en los órganos de poder, que boicotea eficientemente todos los intentos que se hacen por legalizar la tenencia de la tierra a los indígenas. Es como si, de acuerdo a los planes del gobierno, hubiese llegado el momento de explotar todos los recursos para salvar la crisis. Cabe señalar que las poblaciones indígenas de Venezuela se ubican en su inmensa mayoría en las denominadas zonas de los Estados Zulia, Apure, Amazonas y en la Guayana venezolana y presentan una serie de problemáticas en cuanto a:
Situación de las poblaciones indígenas del Estado Amazonas
De acuerdo al censo realizado en la zona del año 2011, la población total es de 146.480 habitantes, de los cuales 76.314 son indígenas, representando el 53,87 % de la población, lo que la convierte en la entidad federal con mayor proporción de población indígena del país, amén de su diversidad cultural, estando habitado por 20 pueblos indígenas, a saber: Baniva, Baré, E’ñepa, Inga, Jivi, Jodi, Kubeo, Kurripako, Mako, Mapoyo, Piapoko, Piaroa, Puinave, Sáliva, Sanema, Warekena, Yanomami, Yabarana, Ye’kuana y Yeral. Según la OCEI (1993), el 46% de la población indígena de Amazonas es menor de 15 años y el 50% de la población autóctona de la entidad se dedica a actividades de subsistencia. En cuanto a la tenencia de la tierra, el 71.48% de los asentamientos no tiene títulos de propiedad y en relación a la salud, el 86% no recibe visitas del médico о del enfermero. El estado Amazonas es el único del país donde la relación entre población mestiza y población indígena esta pareja 50/50. Ello les confiere importancia política por el peso de sus votos. Allí funciona una de las organizaciones indígenas más exitosas del país : ORPIA cuyas siglas significan “Organización Regional de Pueblos Indígenas del Amazonas “. El problema más importante que está enfrentando en los actuales momentos es la lucha por la derogación de una ley de división político-territorial aprobada por el parlamento del Estado Amazonas que de acuerdo con ORPIA es inconstitucional, pues obvió mecanismos de consulta obligatoria que hubieran obligado a una división en municipios y parroquias más respetuosa de las particularidades étnicas. Otro problema grave, compartido con los indígenas del Estado Bolívar es la explotación ilegal de oro y diamantes por pequeños mineros, muchos de ellos provenientes de Brasil y Colombia. Situation de las poblaciones indigenas del Estado Apure Esta región hace frontera con Colombia y es objeto de frecuentes incursiones de la guerrilla colombiana, en particular del Ejército de Liberación Nacional/ELN. En ella habitan mayoritariamente los yaruro (pumé, 99.3%) y la población indígena de la entidad representa el 1.9% de la del país. De ellos el 47% es menor de 15 años. En cuanto a las actividades productivas, el 51% se dedica a actividades de subsistencia. El 89% de las comunidades no posee títulos de propiedad de la tierra. En relación a la salud, el 79.4% no ha recibido la visita del médico ni del enfermero (OCEI, 1993) y sufre con relativa frecuencia los embates de epidemias. Los pobladores autóctonos de la entidad se encuentran en situación de constante zozobra debido a las acciones de los entes de seguridad del Estado enfrentados a la guerrilla colombiana y se mantienen en conflicto con los terratenientes locales, quienes hasta hace treinta años aún practicaban las denominadas cacerías de indios. Recientemente han sido reportadas invasiones a tierras yaruro al tiempo que la reglamentación del Parque Nacional Sinaruco-Capanaparo limita sus actividades en lo que hasta ahora eran considerados sus territorios de ocupación. Situación de las poblaciones indígenas del Estado Bolívar: En el Estado Bolívar habita el 11.07% de la población indígena del país repartida en 18 grupos. La mayoría de estas poblaciones se ubica en regiones aisladas о de difícil acceso (caso de los ye'kwana, hoti, sanema, uruak y sape) о en zonas que hasta hace poco estaban relativamente aisladas (panare, pemón). El grupo indígena mayoritario del Estado es el pemón. Algunos datos estadísticos (OCEI, 1993) nos indican las características de estos grupos: el 96.5% de la población indígena del Estado Bolívar se encuentra en el área rural. 40% son menores de 15 años. El 62% de las comunidades no dispone de escuela, de dispensario, ni de servicio de radio-comunicación. En cuanto a la tenencia de la tierra en el Estado Bolívar, el 77% de las comunidades no posee títulos sobre la tierra que ocupan. Esta situación resulta preocupante en virtud de las amenazas constantes de invasión y desalojo de los territorios ancestrales debido a la explotación ilegal de los recursos minerales y madereros y por la implementación de proyectos de desarrollo. En relación a la salud, el 85% de las comunidades indígenas de la entidad no dispone de dispensario y el 97.8% de las comunidades no ha recibido la visita del odontólogo. En lo que respecta a la economía, el 69% de la población autóctona mayor de 8 años es económicamente activa. El 31% se dedica a actividades de subsistencia. Todos estos datos nos hablan de pueblos desatendidos, marginalizados y empobrecidos. Además de lo señalado en párrafos anteriores, existen situaciones específicas que en la actualidad amenazan seriamente la supervivencia de los pueblos indígenas de la región, entre ellas contamos : 1) Contaminación mercurial y grave degradación de las cuencas de los ríos Caroní y Cuyuni, tierra ancestral de los pemón, akawaio y makushi, debido a la explotación de oro. En el rio Caroní, la situación se ha tornado tan grave que las autoridades sanitarias se han visto obligadas a reconocer públicamente el hecho y han recomendado a los pobladores consumir de manera controlada peces como la payara, el pavón y la aymara, pues el nivel de contaminación por metilmercurio encontrado en su masa muscular sobrepasa los límites permitidos para el consumo humano. Éstos se sitúan 2.7 ppm, cinco veces más que los 0.5 autorizados, lo cual representa una grave amenaza para el futuro de los pemón, akawaio y makushi además de la destrucción total del hábitat que les rodea. 2) Deforestación de la Sierra de Imataca y penetración en el área norte de la reserva forestal del Caura. Esta acción llevada a cabo por diferentes empresas madereras légales e ilegales está transformando rápidamente el ambiente efectivo de las comunidades de la zona, además de que promueve el establecimiento de poblaciones foráneas, lo que genera conflictos de tierra. 3) Explotación de bauxita en Los Pijiguaos, donde habitan los panare, piaroa, mapoyo y guajibo. La explotación de este recurso ha generado un importante polo de desarrollo y ha atraído a importantes contingentes de población mestiza. Las condiciones de acceso por tierra a la zona han mejorado notablemente y los indígenas se encuentran nuevamente en conflicto por la tenencia de la tierra. Aunada a esto, la rápida pauperización de los panare, quienes tratan de integrarse con escasas herramientas a un sistema que les es ajeno, es un hecho evidente: la prostitución, el alcoholismo y la mendicidad se han vuelto cotidianos entre sus comunidades más cercanas a los mineros y centros poblados mestizos. 4) Aunada a estos hechos, la planificación de nuevos proyectos de desarrollo, entre los que cabe destacar los hidroeléctricos, genera nuevas tensiones en la región. En relación a esto, tenemos que la realización de estudios de prefactibilidad para el posible desvío del río Caura al rio Paragua, en territorio de ocupación ye'kwana, sanema, pemón, hoti, guajibo, sapé y uruak provoca gran ansiedad y expectativa entre estos grupos cuyo hábitat pudiera cambiar radicalmente de ser llevado adelante el proyecto. Aparté de esto, existen en papel ocho nuevas represas, todas en о con influencia en zonas indígenas. 5) Conflictos graves y enfrentamientos entre indígenas y mestizos рог la tenencia de la tierra, cuyos casos más relevantes pueden encontrarse entre los pemón y los kari'na, como por ejemplo los de Santa Elena de Uairén y los del eje carretero Ciudad Bolivar-Maripa. En Santa Helena de Uairén tenemos los enfrentamientos entre los pemón y los descendientes mestizos de un antiguo ocupante criollo de la zona quien, casado con una pemón, dejó una larga progenie. Entre los kari'fia tenemos conflictos entre comunidades y hacendados o municipios como es el caso de Camurica, pueblo con títulos de propiedad sobre la tierra, cuyas parcelas fueron declaradas ejidos propios por el municipio del pueblo vecino de Moitaco. Situación de las poblaciones indígenas del Estado Delta Amacuro Esta región constituida por islas formadas en la desembocadura del Orinoco, esta habitada en un 99.32% por los warao quienes constituyen el 6.68% de la población indígena del país. De esta población 47.6% son menores de 15 años. Los warao se dedican en un 41% a actividades económicas de subsistencia y el 94% no posee títulos sobre la tierra. En relación a la salud, el 88.3% no ha recibido la visita ni del enfermero ni del médico (OCEI, 1993). Los problemas más importantes enfrentados por los warao tienen que ver con la proletarización creciente de sus efectivos en la industria procesadora del palmito, un sub-producto vegetal de la palma manaca usado como ingrediente de ensaladas, y con los impactos socio-ambientales generados por el cierre de uno de los canos más importantes del Delta, el Carlo Mánamo, hecho que produjo la pauperización de un importante sector de esta población. A ambos hechos parece estar asociada la intensa migración rural-urbana que ha convertido a un sector notable de miembros de este pueblo en marginales urbanos y mendigos. Situación de las poblaciones indigenas del Estado Zulia El Estado Zulia, región que comprende la Guajira venezolana, territorio de ocupación de las poblaciones wayuu (guajira), arm, bari e yukpa, se ubica también en región fronteriza. Su situación esta íntimamente ligada a la problemática fronteriza nacional y a las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela. Aparté de esto, los continuos conflictos por la presencia de personas ajenas a las poblaciones autóctonas, cultivadores de amapola, contrabandistas y guerrilleros, ocasionan zozobra entre los moradores del lugar quienes son continuamente requisados por la Guardia Nacional. En esta región habita el 62.4% de los indígenas del país, de los cuales 46.1% son menores de 15 años. La actividad productiva es diversa, principalmente son asalariados o comerciantes y sólo un 11% se dedica a actividades de subsistencia y el 56.7% de estas poblaciones no posee documentos de propiedad sobre la tierra. Como ya habíamos dicho, más del 60% de la población wayuu habita en ciudades. El 90.3% de la población no tiene asistencia ni del médico ni de enfermeros (OCEI, 1993). La explotación maderera produce aquí serios conflictos y la destrucción de un hábitat frágil como el de los yukpa. Por otra parte, continua la colonización de las tierras de los barí y los yukpa por campesinos en la Sierra de Perijá. Lo anterior aunado a la explotación de carbón mineral hace que la situación de la región sea delicada a pesar de que en 1993 las concesiones de explotación de carbón fueron suspendidas (no revocadas). Se terne la reapertura de estas minas en virtud de que se destruirían porciones importantes del territorio bari y yukpa cuya economía se basa tradicionalmente en la caza, pesca y agricultura. Conclusiones La situación de los pueblos indígenas venezolanos es extremadamente delicada. Los movimientos indígenas organizados están con frecuencia divididos y se caracterizan en todos los casos por la escasez de recursos humanos, materiales y financieros con los que se desempeñan, de manera que, la primera prioridad, es de índole organizativa y debe propender a aminorar el peso de las causas que generan divisiones, a facilitar los recursos requeridos para costear su funcionamiento y a formar los recursos humanos que se requieren para llevar adelante sus luchas. En segundo término, debe presionarse para que la Asamblea Nacional dicte leyes y reconozca tratados internacionales que generen un marco jurídico adecuado para la defensa de los derechos fundamentales de los pueblos indios. Todas estas acciones podrían complementarse con programas que incidieran en otros aspectos críticos de la realidad indígena venezolana como el proceso de estandarización lingüística, la educación intercultural bilingüe, los sistemas de salud, la articulación económica, la formación jurídica, etc., pero es importante destacar que estos programas sin el fortalecimiento de las organizaciones indígenas y una transformación tal del marco legal indigenista del país que garantice sus derechos territoriales, serian simples paliativos del etnocidio.