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Contenido, Función y Composición del AT

1. Contenido y Función del AT

Contenido y Función de la Ley


Es la Torah. Narra la historia de los orígenes de Israel, que está
formada básicamente por la historia de los patriarcas y la historia del
Éxodo. Define quién es el que forma parte del Pueblo: descendiente de
Abraham que ha entrado en la Alianza del Sinaí, cuyo estatuto es la
Ley. Tiene la autoridad más elevada dentro del AT, debido a la
autoridad de Moisés (cf. Dt 34,10-12).
1. Moisés es más grande que otros profetas; su Ley es superior a otras
formas de revelación.
2. La superioridad de Moisés es por su “contacto directo” con Dios (lo
ve cara a cara).
3. Éxodo es acontecimiento fundamental de historia de Israel.

Contenido y Función de los Profetas


Hay profetas anteriores y posteriores. Su contenido es amplio,
cubriendo la historia de Israel desde la conquista de la tierra (Josué)
hasta el período post-exílico. La misión de los profetas es actualizar la
Alianza (y la Ley) en el hoy de cada época histórica. Encontramos
también el ministerio de Josué como continuidad de Moisés: no es sólo
un caudillo militar, sino que también es un cumplidor de la Ley.
También ha de meditar la Ley (elemento sapiencial). Josué se convierte
en un paradigma para todos los profetas anteriores y posteriores, al
comienzo de este conjunto de libros.
1. Sucesor de Moisés. Su misión es conquistar y distribuir la tierra
prometida.
2. Ministro de Moisés. Si Moisés se entiende en su relación con
Dios, Josué se entiende en su relación con Moisés. No toma su
puesto como siervo de Yahvé: Moisés (y, por ello, la Torah) tiene
preeminencia. La vocación de Josué no suplanta la de Moisés.
3. Continuidad Josué-Moisés. Conciencia de que el inicio y
fundamento de la historia de Israel está en Moisés.
4. Éxito de Josué depende de su fidelidad a la Ley de Moisés, escrita
ya en un libro.

Los profetas son como una segunda Ley. La fidelidad a la Ley busca
recordar lo que Dios ha hecho para poder comprender cómo se vive
hoy. La función de los profetas es hacer presente la Ley en medio de su
pueblo. El paradigma del profeta es Elías, con su misión de anunciar la
fidelidad a Yahvé.
1. Lectura de los profetas es un modo de acordarse de la Ley. La
actualiza y la mantiene viva en la memoria de Israel.
2. La Ley es revelada, forma parte de iniciativa divina, más que
mero fruto de la razón humana.
3. La Ley está sobre todo en el Deuteronomio. Yahvé aparece sobre
el Horeb. La Ley es el modo en que el hombre se vincula con Dios.
4. Elías resalta por su parecido con Moisés: ha subido al Horeb y ha
oído a Dios en la cueva. Cf. Ex 34: segunda subida al Monte;
Moisés escribe los mandamientos en las tablas. Moisés hace
ayuno en el Sinaí, Elías también en el desierto…y también Jesús.
Eso marca el inicio, el punto de inflexión en la historia de Israel
con un enviado especial de Dios. Estos tres (reunidos en el Tabor)
son personajes paradigmáticos de la salvación de Israel.

Contenido y Función de los Escritos


Son un grupo más heterogéneo. En general, reflexionan sobre la vida y
la relación con Dios desde ángulos diversos. Dimensión sapiencial y
poética. Su coordenada fundamental es relación personal o
comunitaria con Dios que da plenitud en distintas expresiones de la
existencia cotidiana. Están constituidos en estrecha vinculación con
Torah. El Salmo 1, que introduce esta tercera parte, contiene alusiones
sugerentes a la Ley: “…se complace en la Ley del Señor, su Ley susurra
día y noche”.

1. El criterio que distingue al justo del impío es la meditación de la Ley.


2. La Ley es también un criterio de juicio para el individuo en la vida
cotidiana.
3. Leer todos los salmos como una meditación de la Ley de Yahvé. Ese
es el sentido canónico de todos los Escritos.

Si los profetas hacen presente la Ley, los Salmos y los otros Escritos la
posicionan en una dimensión de permanencia en el corazón del
creyente que la medita día y noche. La sabiduría es un conocimiento
práctico que permite al fiel dirigir su vida por el camino de la felicidad
conforme a los mandamientos de Dios.

2. Composición de las tradiciones del AT

Distinción entre el mundo narrado por los textos bíblicos y el


mundo de los destinatarios de estos mismos relatos
La Biblia no es un libro de historiografía, ni siquiera en los relatos con
elementos históricos muy marcados. No se trata de excluir a priori la
historicidad del relato, sino de comparar los datos bíblicos con otros
documentos antiguos y con los datos aportados por la arqueología en
relación con aquel período histórico. Los textos bíblicos no sólo hablan
de un mundo relatado, sino también y principalmente nos ponen en
contacto con el mundo de los destinatarios y, en especial, con sus
necesidades vitales. No surgen como una crónica de los momentos
históricos, sino como un relato posterior que busca comprender la
historia del Pueblo a la luz de la salvación obrada por Dios.

Israel post-exílico, agente de la composición del Antiguo


Testamento
A veces se sigue la interpretación del Wellhausen para marcar la
historia de composición del AT (referido originalmente al Pentateuco).
Sería una compilación de cuatro escritos independientes y completos:
Yahvista (IX a.C.), Elohísta (VIII a.C.), Deuteronomista (622 a.C.) y
Sacerdotal (post-exilio). El resto del AT se dató siguiendo los mismos
principios. Pero esta hipótesis ha sido derrumbada. En la actualidad,
buscamos algún modelo o paradigma que explique la composición de
los libros del AT. Se impone, eso sí, una constatación: Israel puso por
escrito las tradiciones que daban sentido a su existencia en una época
donde esto no sólo fue materialmente posible, sino también necesario
para su subsistencia como nación: por ejemplo, (1) conservar su
identidad ante la pérdida del territorio y la institución de la monarquía
en el Exilio (587 a.C.); (2) crisis de la helenización (s. III a.C.).

Criterios para analizar la composición de los libros en particular


1. Es importante fijarse en las fechas presentes en el mismo libro,
siempre dentro de un contexto histórico (a veces se hacen pasar
escritos recientes como más antiguos).
2. Se debe consultar el estilo de los escritos y su temática para ver si
son congruentes con fechas (ej. Ester).
3. Muchos textos son reelaboraciones de materiales tradicionales
(orales o escritos); hay estratos de redacción. El ejemplo más grande es
el Pentateuco; otro es Isaías, que se presenta como un solo libro pero
vemos que podrían ser, más bien: Proto: 1-39, pre-exílico. Deutero: 40-
55, inicio del retorno del exilio. Trito: 56-66, posterior, pero con las
mismas temáticas. Un ejemplo distinto es Ageo: propone una fecha
exacta, su temática coincide con ésta y corrobora así la fecha de
redacción. Lo mismo ocurre con Sirácide: tiene una fecha de
traducción, alude a recuerdos personales sobre un sumo sacerdote…

Reelaboración constante de la Escritura e incorporación de


nuevos materiales
Hay dos modos de aproximarse al texto bíblico:
1. Sincrónico: mirada al texto en su conjunto, sin marcar los posibles
tiempos distintos de redacción. Es “atemporal”.
2. Diacrónico: toma en cuenta los procesos de redacción a lo largo
de la historia del texto.

El énfasis de lo sincrónico nos lleva a reducciones, que ven sólo un


análisis literario de los textos. Es necesario tomar en cuenta también
los procesos de redacción para acceder a la profundidad del texto. La
diacronía es importante porque permite descubrir cómo el mensaje del
texto obedece a ciertas necesidades vitales históricas a las que el texto
pretende dar respuesta. Es conocer la vida del pueblo de Israel, que va
encontrando las respuestas que le permiten acercarse a Dios. Para que
la relación con la Escritura sea un proceso vital para nosotros, hemos
de comprender cómo su misma redacción estuvo anclado en la vida del
pueblo e iba dando respuestas. Comprender cómo el texto puede seguir
siendo significativo en nuestro tiempo actual.

Grandes líneas teológicas armonizadas en el AT

El AT tiene textos que son reactualizados o reelaborados para dar


respuesta a una realidad actual. Hay veces en que corrientes e ideas
teológicas distintas conviven en un mismo libro, a veces en tensión,
pues no siempre son fáciles de aunar. No se deben minusvalorar estas
tensiones, pues expresan el diálogo entre las distintas líneas teológicas
y su enriquecimiento mutuo. Hay una gran tarea teológica que subyace
a la tarea literaria: la armonización de distintas líneas teológicas en una
sola tradición oficial común. Las tensiones también sugieren la
amplitud de criterio con la que nos debemos acercar al mensaje del AT.

1. Tradición Narrativa
En el Pentateuco, hay una tensión entre las narraciones que privilegian
a los patriarcas (la pertenencia al Pueblo viene de ser descendientes de
ellos) y otras que enfatizan el Éxodo y el desierto (la pertenencia viene
dada por aceptar la Alianza, la Ley). Las dos se armonizan en lugares
estratégicos del Pentateuco. Un gran ejemplo es la obra del Cronista (1-
2Cro, Esd-Ne): relectura de toda la historia de salvación con la
centralidad del Templo como elemento de unidad ante la dominación
persa.
2. Tradición legal
Los temas legales están principalmente en el Pentateuco. Diferencias
entre códigos mayores: Código de la Alianza (Ex), Deuteronómico (Dt),
Ley de Santidad (Lv). Hay reelaboraciones para dar respuestas a la
realidad actual de pueblo de Israel (ej. prescripciones sobre los
préstamos).
3. Tradición profética
Aunque la parte estrictamente profética se encuentran concentradas en
la segunda parte de la Biblia Hebrea, todo el AT tiene profetas y
oráculos, desde Balaam (Nm) hasta Ageo y Zacarías (Esd). Moisés es el
profeta por excelencia. Para entender la profecía: criterio distintivo es
cumplimiento de sus profetas. (Dt 18, 21: Si no se cumple, no lo ha
dicho Yahvé, sino que el profeta por presunción).
4. Tradición sapiencial
Especialmente Proverbios, Job, Qohelet, Sirácide y Sabiduría. Otros
ejemplos son el relato de la creación y la caída (Gn 1-3), el juicio de
Salomón, el apólogo de Jotán.
5. Tradición poética
Principalmente en los Salmos, pero también hay otros: cántico de
Débora, cántico de Ana, cántico de Miriam. Cantar de los Cantares. El
Salterio es una obra magistral de recopilación y reactualización de los
cánticos y poemas de Israel, sobre todo de uso litúrgico. Hay salmos
con origen diverso; lo que muestra su interrelación con otras partes de
la Biblia.

Contenido, Función y Composición del NT

1. Mensaje y disposición canónica del NT

NT es el corazón de la revelación: es el testimonio del mensaje que


recibieron los apóstoles de parte de Jesús. Da pleno valor al AT;
medimos también el valor de semillas de verdad en otras tradiciones
religiosas o culturales a partir del NT. Estudiar NT exige hacerlo norma
de la propia vida (“obediencia de la fe”).

Contenido y Función de los Evangelios


Distinción entre Evangelio (la buena noticia, el Reino, el llamado a la
conversión) y los cuatro evangelios canónicos (realidad literaria). El
Evangelio lo conocemos principalmente a partir de los cuatro escritos
canónicos. Ireneo: “existe un solo Evangelio en cuatro formas”. Los
cuatro son canónicos porque (1) están dentro de la lista de libros
sagrados y (2) transmiten un modo de vivir la fe, la regla de fe acerca
de Jesucristo.

Los 4 tienen una estructura general similar. Distinción entre sinópticos


y Jn (Griesbach en 1774). Diferencias especiales de Jn: vocabulario y
concepto, estilo, perspectiva temporal y geográfica.
1. Introducción más o menos larga, con acontecimientos y
enseñanzas de Jesús durante su ministerio público. Mt y Lc
añaden vida oculta de Jesús: infancia, genealogía. Jn tiene un
prólogo teológico. Lc tiene como complemento los Hechos (desde
la Ascensión hasta Pablo en Roma).
2. Narración de la pasión, muerte y resurrección (misterio Pascual).
Resumen del mensaje cristiano.

Contenido y Función de cartas paulinas y otros escritos


Las cartas paulinas forman un corpus tripartito: (1) cartas dirigidas a
comunidades, (2) a personas, (3) a los Hebreos (no es de Pablo, pero es
de inspiración paulina). Auténticas: Rm, 1-2Co, Ga, Flp, Col, Filemón.
También están las “Cartas católicas”: son 7. No van dirigidas a
comunidades o personas en particular, sino a los cristianos en general
(son universales). Ordenadas según extensión; atribuidas a los
apóstoles. Santiago, Pedro (3), Juan (3) y Judas. Apocalipsis: Es un
género en boga en ese tiempo. Aunque el autor se identifica como Juan,
hubo discusiones sobre la autoría del escrito y el reconocimiento de su
canonicidad. Hay que decir que que sí presenta parentescos innegables
con el resto de escritos joánicos, pero su estilo, lenguaje, y algunos
puntos teológicos (ej. Parusía: entendida como liberación de la
persecución) son distintos.

Según Dei Verbum, las cartas y otros escritos del NT tienen varias
funciones:
1. Dar testimonio de la verdad de la vida y el ministerio de Jesús
según lo que relatan los evangelios.
2. Declarar con más profundidad la genuina doctrina de Jesús, y
cómo se puede ir aplicando en la vida práctica.
3. Manifiestan el poder salvador de la obra divina de Cristo: dan
testimonio del ministerio y predicación de los apóstoles. Narran el
progreso de la obra de Jesús, su crecimiento a raíz del anuncio
del Evangelio.
4. Cuentan los principios de la Iglesia y su difusión, y anuncian su
“gloriosa consumación” (sentido escatológico).

2. Composición del NT

Causas de la redacción de los evangelios


¿Son un buen camino para acceder a Jesús? El estudio de la crítica
textual nos ayuda a revisar con bastante seguridad los XIX siglos
posteriores a Jesús. Su tarea es reconstruir la versión más antigua de
los evangelios, a través de una comparación minuciosa de las diversas
familias de papiros y códices. Esta reconstrucción del texto original es
la base de traducciones modernas. El problema más grande es
reconstruir esa época entre la muerte de Jesús (¿año 30?) y la
redacción del primer evangelio (circa 68).

Es necesario conocer cómo nacieron y se transmitieron los recuerdos


sobre Jesús en el grupo de sus discípulos y en las comunidades
cristianas. Hay tres fases en los orígenes del cristianismo: vida de Jesús
(6 a.C. – 30); generación apostólica (30-70); segunda generación
cristiana (70-110). El paso de la segunda a la tercera fase está marcado
por acontecimientos que gatillan la redacción de los Evangelios.
1. Antes de que los apóstoles murieran, surgió la necesidad de poner su
testimonio por escrito.
2. Era necesario dejar claro que la vida de Jesús (encarnación, vida
pública, misterio Pascual) como acontecimiento es parte de la
Revelación, es esencia de fe cristiana; no sólo sus enseñanzas. Los
evangelios se escriben en parte para dejar esto claro: son un lugar de
encuentro con una Persona.
3. La Iglesia se “independiza” de la sinagoga judía. Ante la destrucción
del templo, surge una cierta polémica entre judíos y cristianos.
Comunidades judeocristianas (Mateo, Juan) necesitaban orientaciones
para contrarrestar objeciones de judíos; necesitaban “manual de vida”
para independizarse del magisterio de las sinagogas.

Causas de la redacción de otros escritos del NT


Se desarrolla en las tres etapas nombradas anteriormente. La razón de
escribir cada texto debe buscarse en él. Generalmente son ocasionales:
se escriben ante un problema concreto que los autores intentan
solucionar, o ante una persona a quien se le dirige la carta. Ej. Galacia
(no ceder ante judaizantes), Filemón (la vuelta de su esclavo Onésimo).

Materialidad de la composición del NT


El modo concreto en que se redactaron los distintos escritos del NT es
un tema profuso y profundo. Siempre en el terreno de la hipótesis.
Abordaremos los evangelios a modo de ejemplo. Se estima que un
“libro” sobre los dichos de Jesús nació antes de la Pascua y se fue
consolidando, ante la necesidad de tener estos dichos para cuando los
apóstoles y discípulos fueron enviados a predicar. Algunos se van
agrupando por su semejanza en la forma o en el contenido. A otros se
les añade un escueto marco narrativo: adquieren la forma de anécdotas
ejemplares. Después de la Pascua se experimentan estas palabras como
tradición sagrada. Son comentadas y adaptadas según las técnicas que
en el judaísmo se usaban para comentar la Escritura. Nacen relatos de
milagros (ayudaban en el ámbito helenista); surge el núcleo de los
relatos de la Pasión y la Resurrección. Uso de citas y referencias AT
para fundamentar que en Jesús se cumplen las promesas de la Escritura
(ayudaban en ámbito hebreo). Se arman colecciones de parábolas,
controversias, milagros. Ante la dificultad de memorizarlo, surge la
necesidad de ponerlas por escrito. De todas las colecciones, la más
importante es la Fuente Q.

Necesidad de transmitir la palabra con una capacitación, para que otros


sigan transmitiendo la palabra. Hubo una preocupación explícita por la
fidelidad de la transmisión. Eran conscientes de transmitir una
tradición sagrada, que no podía alterarse arbitrariamente. Con el
cambio generacional: el garante de las tradiciones no es ya el Señor
sino los apóstoles, cuyos recuerdos adquieren un carácter de tradición
sagrada.

Contexto histórico: polémica con la sinagoga; diálogo e integración con


cultura helenística e imperio romano; desaparición de los apóstoles.
Surgen grandes tradiciones vinculadas a los apóstoles de la primera
generación (Pedro, Santiago, Juan y Pablo). La petrina y la paulina se
convierten en norma y medida de las demás (vs. apócrifas: ej. Tomás,
María Magdalena). En la redacción de los evangelios se integran
diversas tradiciones. Mt y Lc utilizan Mc y Q. Jn tiene una historia
distinta, pero se entrevé una tradición común, p.ej., en relato de la
Pasión.

Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo


algunas cosas de las muchas que ya se transmitían de palabra o por
escrito, sintetizando otras, o desarrollándolas atendiendo a la condición
de las Iglesias, reteniendo, en fin, la forma de anuncio, de manera que
siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús.
Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del
testimonio de quienes “desde el principio fueron testigos oculares y
ministros de la palabra” para que conozcamos “la verdad” de las
palabras que nos enseñan. (DV 19).

Proceso: Surge de la necesidad vital del encuentro con Cristo.


1. Hechos y enseñanzas de Jesús en su vida.
2. Predicación de los apóstoles de los hechos y dichos de Jesús a la luz
del misterio Pascual y del ES.
3. Transmisión de esa tradición de forma oral y escrita.
4. Autores sagrados escriben los evangelios: selección de experiencias,
sintetizando unas y desarrollando otras; conserva la forma de anuncio,
usando los recuerdos de testigos oculares y de los que escucharon la
primera predicación.

Interpretación de la Escritura

1. Exégesis y hermenéutica

La lectura de un texto enfrenta dos horizontes: el escritor y el lector. El


lector siempre parte de una pre-comprensión con la cual atraviesa el
texto rumbo al horizonte de la obra leída. Cuando ambos horizontes se
funden, se llega a la comprensión del texto. Mi horizonte es dinámico, y
siempre se puede profundizar o matizar el horizonte del escritor. Es
necesario conocer ambos horizontes para hacer una buena
interpretación de un texto: tengo que conocerme a mí mismo para
entrar en relación con la Palabra. ¿Qué significa lo que leo? ¿Cuándo
fue escrito, por quién, para quién? ¿Qué exigen de mí?

Hermenéutica deriva del verbo griego hermeneuein, que en el NT


significa “traducir”; del latín, llega a nosotros como “interpretar”. El
paradigma de la interpretación es Jesús en el camino de Emaús. Hacer
hermenéutica es “explicar lo que realmente significa ahora para quién
lo lee”; darle claridad a cómo lo puedo aplicar a mi vida concreta,
asimilarlo vitalmente. Es traducción (entenderlo en mis categorías,
decirlo en mis palabras más propias) e interpretación. Comentarlo a fin
de que se capte su sentido.

Exégesis viene de exegesthai: El Hijo, el que está en el seno del Padre,


Él nos lo ha contado, Él ha hecho la exégesis para nosotros, nos lo ha
dado a conocer. La Encarnación es un primer acto de exégesis.
Exégesis es el análisis detallado de un texto bíblico con el fin de
precisar bien lo que significan sus palabras, una a una y en conjunto.

La interpretación bíblica tiene dos etapas, dos momentos: mirar el árbol


con detalle (exégesis) y mirar el bosque (hermenéutica). El primero es
descubrir el sentido original del texto; el segundo, lograr la fusión de
horizontes, encontrar el sentido para el lector. La exégesis busca
descubrir primeramente el horizonte del escritor, con el mayor detalle
posible (qué quiso decir el autor). La hermenéutica busca descubrir qué
es lo que el texto me dice hoy a mí, a partir del conocimiento de mi
propia realidad. Conocerme a mí mismo es parte del proceso de entrar
en relación con Dios.

2. Presupuestos bíblicos de la interpretación de la


Escritura

Interpretación de la Biblia comienza en la Biblia misma.


Es un proceso que se ha venido haciendo a lo largo de la historia de
salvación. Comprender cómo otros lo han hecho antes que yo. En el
AT: hay textos posteriores que interpretan algunos que fueron escritos
antes. Hacen glosas (pequeña explicación); se relacionan textos
originalmente independientes; se agrupan en un solo libro diferentes
escritos (ej. Isaías); hay referencias explícitas que reinterpretan algo;
hay cambios de palabras en una traducción (ej. almah-parthenós). En el
NT: hay muchas citas directas. El principio es que la Palabra de Dios
permanece para siempre, y no se agota en las circunstancias
contingentes del profeta que lo dijo (y tampoco en las circunstancias de
hoy).

Técnicas judías de interpretación


Hay varias formas de judaísmo: fariseo, saduceo, esenio, helenístico,
que usan distintos métodos de actualización de la Escritura. Alegoría
(especialmente helenista): semejanza entre una realidad dada y una
verdad. Personas, acontecimientos, cosas y lugares se transforman en
símbolos de verdad filosófica o moral. Un tipo particular es la
tipología: prefiguración AT-NT-escatología. Midrash: técnica
interpretativa típica de rabinismo (interpretación, comentario). (1)
Halaká: exégesis del texto bíblico que buscaba la actualización de los
diversos preceptos de la ley. (2) Haggadá: exégesis que ilustra un texto
con un relato vinculado a la historia de la salvación. (3) Pesher: una
interpretación de un texto por una aplicación directa e inmediata del
mismo; p.ej.: Lc 4,21: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis
de oír” (cf. Is 61).

Novedad en la interpretación de Jesús


Jesús es más que un rabino judío: enseña de modo nuevo, como quien
tiene autoridad. Va mucho más allá que la mera actualización, pues
plenifica la revelación a partir de la autoridad propia. Por tanto, el
modo como Jesús interpreta la Escritura descubre su auténtico
significado. Jesús da perfección al AT: la lleva a efecto cabalmente y le
da su pleno sentido. Se aplica a sí mismo pasajes que se refieren al
Mesías. Cumple con sus acciones las profecías mesiánicas (ej. expulsa
espíritus inmundos; entra a Jerusalén en un burrito).

Novedad de la hermenéutica de los autores del NT


La novedad respecto a exégesis rabínica no está en los métodos. En san
Pablo encontramos las mismas técnicas (alegoría, pesher, etc.). La
novedad radica en el uso de un principio hermenéutico nuevo: la
resurrección del Señor y la actividad del Espíritu Santo en la Iglesia. El
gran problema hermenéutico es el valor que le atribuyen al AT: es
distinto en los diferentes autores. Algunos ven la Ley bajo el modelo
alegórico; otros bajo el tipológico, el pedagógico, el del acusador o del
cumplimiento. También se ve la Ley como modelo de los mandamientos,
aunque en ciertos aspectos estos mandamientos se vuelven más
radicales (“pero yo os digo…”). En la Ley también identifican algunos
un modelo histórico-salvífico: Dios no ha cambiado su manera de actuar
al llamar a los gentiles, sino que repite lo que había hecho
anteriormente. El AT es también una fuente de lenguaje teológico para
expresar ideas del NT, o fuente de alusiones para construir una visión
apocalíptica cristiana con el Resucitado en el centro (ej. hijo del
hombre).

3. Principios hermenéuticos de la patrística

1. Si el sentido literal es claro, no se debe buscar otro. Si hay dudas en


el sentido literal de una frase o un pasaje concreto, debe verse el
contexto inmediato (mirar el capítulo entero, p.ej.). Ejemplo: la
genealogía de Moisés y Aarón que se introduce para resaltar que ambos
tienen la misma dignidad como enviados de Dios, y que hay un interés
en vincular las castas sacerdotales con la persona de Moisés.

2. Continuidad de los dos Testamentos y unidad de la historia de


salvación (acción fiel y permanente de Dios que dispensa la salvación).
Justino lo plantea polémicamente porque sostiene que la Nueva Alianza
de Cristo anula la Antigua Ley. Sin embargo, enfatiza el carácter
profético de la Ley, recobrando así una unidad literaria y salvífica.
Consagra el criterio hermenéutico de la tipología: prefiguración AT-NT-
Escatología.

3. Regla de fe (san Ireneo). Surge ante las interpretaciones gnósticas de


la Escritura. Ireneo se dio cuenta que no podía resolver las divergencias
que tenía con ellos recurriendo a un principio hermenéutico interno de
la misma Escritura, sino a una regla externa que asegurara que la
interpretación de un pasaje bíblico fuera correcta. Esta norma no podía
ser otra sino la regla de la fe, esto es, la confesión de fe emitida en el
bautismo y transmitida por tradición. Así, surge un marco dentro del
cual tiene que mantenerse la exégesis para no errar en sus
conclusiones.

4. La analogía de la fe (san Ireneo). La Biblia tiene a un solo Dios como


autor; por tanto, no puede contradecirse a sí misma en el AT y en el NT.
Por eso, para interpretarla se debe partir de las páginas más claras
para interpretar las oscuras. Hay que respetar el misterio donde no
alcanza nuestra inteligencia, y no perderse en cuestiones inútiles.

Siguiendo a Ireneo, podríamos sintetizar tres principios de


interpretación.
a) Interpretar en el contexto literario (lo inmediatamente anterior y
posterior a un pasaje determinado).
b) Interpretar en el contexto de toda la Escritura, que tiene a un
mismo Dios por autor.
c) Interpretar en el contexto eclesial, según la regla de fe que la
Iglesia mantiene a través de los apóstoles y sus sucesores.

5. Caridad como fin del estudio de la Escritura. La Biblia es un medio


para llegar a la caridad. (Agustín siguiendo a Orígenes). Las escrituras
siempre deben aportar algo para vivir mejor. Todo texto debe mover a
la fe y la caridad. Si no lo hace, hay que recurrir a la alegoría, p.ej., que
plenifica sentido literal insatisfactorio

Consagración magisterial de la Regla de la fe


El paradigma de interpretación cambia cuando Lutero pone a la
“palabra” como centro de toda autoridad, desacreditando el
presupuesto de la regla de la fe, las interpretaciones de los Concilios,
etc. La “palabra”, en este contexto, es más amplia que la Biblia.

Lutero: no es la Iglesia la que hace auténtica la Biblia, sino la Biblia la


que hace auténtica a la Iglesia. La Iglesia indica la Biblia, pero está
sometida a ella (como J. Bautista a Jesús). Lutero cuestiona el modo de
aproximación alegórico de los padres de la Iglesia, su metodología
hermenéutica. El principio hermenéutico luterano es el
“cristocentricidad”, yendo más al “espíritu del autor” que a la alegoría.

Trento: el Evangelio está contenido “en los libros escritos y en las


tradiciones no escritas”. Dios es autor del AT y NT, y de las tradiciones
transmitidas por Jesús o dictadas por ES. Trento propone el Canon con
deuterocanónicos, siguiendo un criterio litúrgico (que prevalece sobre
uno teológico). No se puede interpretar contra el consenso de los
Padres o contra las definiciones del Magisterio (ej. Última Cena como
institución del sacerdocio y la Eucaristía).

4. Principios hermenéuticos modernos y


contemporáneos

1. Un texto se puede comprender mejor si se comprende su contexto


histórico. Un libro habla del mundo de su autor y sus destinatarios.
Penetrar en el estilo y el contenido del escrito para situarnos en su
contexto histórico. Es útil la comparación lingüística y temática con
otras fuentes antiguas.

2. Un texto se comprende mejor si se comprenden la cultura y las


intuiciones de su autor. Schleiermacher lo desarrolla con el concepto de
círculo hermenéutico. Se invierte el proceso de composición de un
libro. Palabras, sintaxis – ideas – intuición original del autor
(momento de iluminación).

3. Un texto se comprende mejor si el intérprete se compromete


personalmente con la interpretación. Dilthey. Es posible gracias al
continuo entre las distintas culturas en el común espíritu humano. Mi
personalidad se desarrolla cuando comprendo expresiones vitales de
otras culturas.

4. Un texto se comprende mejor si se lo considera como una


experiencia del pasado que sirve para la vida presente del lector.
Heidegger: el horizonte en que se desarrolla el ser es el tiempo. Cómo
comprendió el hombre en el pasado su propia existencia ayuda a
posibilidades futuras de explicarse. El hombre es histórico por
naturaleza.

5. Fusión de horizontes: el del sentido del texto y el del lector. El texto


deja de pertenecer al autor para pertenecer al lector. Se produce una
realidad nueva. El horizonte del lector es una pre-comprensión,
constituido por el hilo conductor de la tradición. Las tesis de Gadamer
llevan a un subjetivismo, pues no hay ningún criterio externo al lector
para verificar la verdad o la falsedad de una interpretación en la que el
lector acaba por sustituir al autor, cayendo en una fragmentación
historicista.
La interpretación de la Biblia en la Iglesia
III. Dimensiones características de la interpretación
católica

La exégesis católica no procura distinguirse por un método científico


particular. Reconoce que los textos bíblicos son obra de autores
humanos, que se han servido de sus propias capacidades de expresión y
de los medios que tenían a su disposición, en su tiempo y su sociedad.
La característica de la exégesis católica es situarse conscientemente en
la Tradición viva de la Iglesia, que busca ser fiel a la Revelación
testimoniada por la Biblia. El exégeta parte, pues, de una pre-
comprensión, que une la cultura moderna científica y la tradición
religiosa de Israel y del cristianismo primitivo.

1. Interpretación en la Tradición Bíblica


La Biblia interpreta las experiencias humanas fundamentales o los
acontecimientos particulares de la historia de Israel. En el interior de la
Biblia misma, hay veces que existe ya una interpretación de otros textos
bíblicos. En la Biblia no hay un gran sistema; hay, más bien, tensiones
dinámicas. La Biblia misma es, desde sus comienzos, interpretación.
1. Relecturas: desarrollan o profundizan sentidos distintos al primitivo.
2. Relaciones entre el AT y el NT: se proclama que AT encuentra
cumplimiento en la vida, enseñanza y Misterio Pascual de Jesús. Hay
una iluminación recíproca: Escrituras revelan el sentido de los
acontecimientos, y viceversa. En cartas de Pablo y Hebreos, se
demuestra que la Torah anuncia su propio fin como sistema legislativo.

Ya que se ha constituido sobre el consenso de las comunidades, toda


interpretación de la Biblia debe ser fuente de consenso sobre los puntos
esenciales para la fe de las comunidades eclesiales. Toda interpretación
debe tener también un aspecto de creatividad y afrontar las cuestiones
nuevas, respondiendo a ellas a partir de la Biblia misma. La
interpretación debe necesariamente ser plural. Debe hacerse en el seno
de la Iglesia: en su pluralidad y su unidad. Los exégetas deben
participar en la vida y la fe de la comunidad creyente. Continuidad con
épocas anteriores y diálogo con la generación presente.

2. Interpretación en la Tradición de la Iglesia

Formación del Canon


La Iglesia, pueblo de Dios, tiene conciencia de ser ayudada por el
Espíritu Santo en su comprensión e interpretación de las Escrituras.
Los primeros discípulos experimentaban una profundización y
explicitación progresiva de la Revelación recibida. Esto se nota, por
ejemplo, en la formación del Canon. Es el punto de llegada de un largo
proceso: los textos dejan de ser expresión de la inspiración de autores
particulares, y se convierten en propiedad común del Pueblo de Dios.

Exégesis patrística
Tienen un papel particular en el proceso de formación del canon,
tienen, de modo semejante, un papel fundador en relación a la tradición
viva, que sin cesar acompaña y guía la lectura y la interpretación que la
Iglesia hace de las Escrituras. La gran contribución de la patrística es
que ella ha sacado del conjunto de la Escritura las orientaciones de
base que han dado forma a la tradición doctrinal de la Iglesia, y ha
proporcionado una rica enseñanza teológica para la instrucción y la
alimentación espiritual de los fieles. La interpretación que proponen es
siempre teológica, pastoral y teologal, al servicio de los fieles. Practican
el método alegórico, según la convicción de que en principio nada es
caduco o está fuera de uso. El mensaje de Dios a su pueblo es siempre
actual. La mayoría se sienten autorizados a tomar una frase fuera de su
contexto para reconocer allí una verdad revelada por Dios. Enseñan a
leer la Biblia en el seno de una tradición viva.

Papel de los diferentes miembros de la Iglesia en la


interpretación
Las Escrituras han ocupado una posición de primer plano en todos los
momentos importantes de renovación en la vida de la Iglesia, desde el
movimiento monástico de los primeros siglos hasta la época reciente
del Concilio Vaticano II. Todos los miembros de la Iglesia tienen un
papel en la interpretación de las Escrituras: los obispos, los sacerdotes
y diáconos…también los cristianos individualmente, de modo que
pueden arder sus corazones dentro de ellos cuando oran y estudian en
la oración las Escrituras, en el contexto de su vida personal. No es
completamente privado, ya que el creyente lee e interpreta siempre la
Escritura en la fe de la Iglesia y aporta a la comunidad el fruto de su
lectura, para enriquecer la fe común. Son oyentes privilegiados de la
palabra de Dios a aquéllos que el mundo considera como gente de
humilde condición. En último término, es el Magisterio quien tiene la
misión de garantizar la auténtica interpretación, y de indicar, cuando
sea necesario, que tal o cual interpretación particular es incompatible
con el evangelio auténtico, siempre en diálogo con teólogos, exégetas y
otros expertos.

3. La tarea del exégeta

Orientaciones principales
Deben considerar seriamente el carácter histórico de la revelación
bíblica. Servirse del método histórico-crítico, sin atribuirle, sin
embargo, la exclusividad. Su tarea común no está terminada cuando
han distinguido fuentes, definido las formas o explicado los
procedimientos literarios, sino solamente cuando han iluminado el
sentido del texto bíblico como actual palabra de Dios. Parte de su tarea
es recordar que todos los libros encuentran su sentido pleno vistos
como parte del conjunto canónico. También deben explicar la relación
que existe entre la Biblia y la Iglesia. Inseparable de la dimensión
eclesial es la apertura ecuménica: atención a otras religiones y
expectativas del mundo actual.

Investigación
Debe haber una división de tareas. Es necesario que la Iglesia consagre
un número suficiente de personas a esta tarea, a pesar de las
necesidades pastorales.

Enseñanza
Los profesores de exégesis deben comunicar a los estudiantes una
profunda estima por la Sagrada Escritura, mostrando cómo ella merece
un estudio atento y objetivo, que permita apreciar mejor su valor
literario, histórico, social y teológico. Dos modos de enseñar: por una
parte, exposiciones sintéticas, que introducen al estudio de libros
bíblicos completos y no dejan de lado ningún sector importante del
Antiguo o del Nuevo Testamento. Por otra, análisis más profundo de
algunos textos bien escogidos, que sean al mismo tiempo una iniciación
a la práctica de la exégesis.

Publicaciones
Los escritos bíblicos no han sido compuestos en lenguaje moderno, ni
en estilo del siglo XX. Las formas de expresión y los géneros literarios
que utilizan en su texto hebreo, arameo o griego, deben ser hechos
inteligibles a los hombres y mujeres de hoy, que, de otro modo, estarían
tentados o a desinteresarse de la Biblia, o a interpretarla de modo
simplista, literalista o fantasioso.

4. Relaciones con otras disciplinas teológicas


Por una parte, la teología sistemática tiene un influjo sobre la pre-
comprensión, con la cual los exegetas abordan los textos bíblicos. Pero
por otra, la exégesis proporciona a las otras disciplinas teológicas datos
que son fundamentales para éstas.

Teología y pre-comprensión
En el caso de la exégesis católica, se trata de una pre-comprensión
basada sobre certezas de fe: la Biblia es un texto inspirado por Dios y
confiado a la Iglesia para suscitar la fe y guiar la vida cristiana. La
exégesis suscita, en particular, una conciencia más viva y más precisa
del carácter histórico de la inspiración bíblica.
Exégesis y teología dogmática
Sin ser el único locus theologicus, la Sagrada Escritura constituye la
base privilegiada de los estudios teológicos. Ayudar a los teólogos a
evitar dos extremos: por una parte el dualismo, que separa
completamente una verdad doctrinal de su expresión lingüística,
considerada como no importante; y por otra el fundamentalismo, que
confundiendo lo humano y lo divino, considera como verdad revelada
aun los aspectos contingentes de las expresiones humanas.

Exégesis y teología moral


Una de las tareas de la exégesis consiste en precisar el alcance de este
abundante material y en preparar así el trabajo de los moralistas. La
Biblia refleja una evolución moral considerable, que encuentra su
perfeccionamiento en el Nuevo Testamento.

Puntos de vista diferentes e interacción necesaria


Entre la exégesis católica y la teología dogmática, no ha habido un
conflicto generalizado, sino solamente momentos de fuerte tensión. La
tarea primera de la exégesis es discernir con precisión los sentidos de
los textos bíblicos en su contexto propio; es decir, primero en su
contexto literario e histórico particular, y luego en el contexto del
canon de las Escrituras. El teólogo dogmático, por otro lado, realiza una
tarea más especulativa y sistemática. Por esta razón, no se interesa sino
por algunos textos y aspectos de la Biblia, y por lo demás, toma en
consideración muchos otros datos que no son bíblicos. Su tarea no es
simplemente interpretar la Biblia, sino intentar una comprensión
plenamente reflexionada de la fe cristiana en todas sus dimensiones, y
especialmente en su relación decisiva con la existencia humana. El
estudio científico de la Biblia no puede aislarse de la investigación
teológica, ni de la experiencia espiritual y del discernimiento de la
Iglesia.

IV. Interpretación de la Biblia en la vida de la Iglesia

Acoger la Biblia como palabra de Dios que se dirige a la Iglesia y al


mundo en el hoy tiene como consecuencia la práctica de la
actualización y de la inculturación del mensaje bíblico, así como los
diversos modos de utilización de los textos inspirados, en la liturgia, la
Lectio divina, el ministerio pastoral, y el movimiento ecuménico.

1. Actualización

Principios
Los principios que fundan la práctica de la actualización son los
siguientes: La actualización es posible, porque la plenitud de sentido
del texto bíblico le otorga valor para todas las épocas y culturas. Es
necesaria porque, aunque el mensaje de la Biblia tenga un valor
duradero, sus textos han sido elaborados en función de circunstancias
pasadas y en un lenguaje condicionado por diversas épocas. Presupone
un esfuerzo hermenéutico que tiende a discernir a través del
condicionamiento histórico los puntos esenciales del mensaje. En la
actualización, la tradición cumple un doble papel: procura, por una
parte, una protección contra las interpretaciones aberrantes, y asegura,
por otra, la trasmisión del dinamismo original. Actualización no
significa, pues, manipulación de los textos. No se trata de proyectar
sobre los textos bíblicos opiniones o ideologías nuevas, sino de buscar
sinceramente la luz que contienen para el tiempo presente. El
Magisterio está aquí al servicio de la Palabra.

Métodos
Hay algunos en la tradición judía. Padres de la Iglesia: alegoría y
tipología. Siempre se presupone una exégesis correcta del texto, que
determina el sentido literal. La interpretación de la Escritura por la
Escritura es el método más seguro y más fecundo, especialmente en el
caso de textos del AT que son releídos en el AT mismo. Hay 3 etapas
hermenéuticas: 1) escuchar la Palabra a partir de la situación presente;
2) discernir los aspectos de la situación presente que el texto bíblico
ilumina o pone en cuestión; 3) sacar de la plenitud de sentido del texto
bíblico los elementos que pueden hacer evolucionar la situación
presente de un modo fecundo, conforme a la voluntad salvífica de Dios
en Cristo. La Biblia ilumina múltiples problemas actuales, por ejemplo:
la cuestión de los ministerios, la dimensión comunitaria de la Iglesia, la
opción preferencial por los pobres; la teología de la liberación; la
condición de la mujer. 

Límites
Eliminar lecturas tendenciosas (ej. Testigos de Jehová), principios
teóricos que están en desacuerdo con la Biblia (materialismo ateo). Las
que están orientadas en un sentido contrario a la justicia y a la caridad
evangélicas, como las que querrían apoyar sobre textos bíblicos la
segregación racial, el antisemitismo o el sexismo, masculino o
femenino.

2. Inculturación
Al esfuerzo de actualización, que permite a la Biblia continuar siendo
fecunda a través de la diversidad de los tiempos, corresponde el
esfuerzo de inculturación, para la diversidad de lugares, que asegura el
enraizamiento del mensaje bíblico en los más diversos terrenos. Su
fundamento teológico es la convicción de fe, que la palabra de Dios
trasciende las culturas en las cuales se expresa, y tiene la capacidad de
propagarse en otras culturas, de modo que pueda llegar a todas las
personas humanas en el contexto cultural donde viven. Una primera
etapa la marca la traducción de la Escritura inspirada (ej. LXX). Escrito
en griego, el Nuevo Testamento está marcado todo él por un dinamismo
de inculturación, ya que traspone en la cultura judío-helenística el
mensaje palestino de Jesús. La traducción no basta: debe asegurarse
una interpretación que ponga el mensaje bíblico en relación más
explícita con los modos de sentir, de pensar, de vivir y de expresarse,
propios de la cultura local. La inculturación siempre supone una mutua
fecundación, que debe evitar dos extremos: la “adaptación” superficial
del mensaje, y la confusión sincretista.

3. Uso de la Biblia

Liturgia
La liturgia, y especialmente la liturgia sacramental, de la cual la
celebración eucarística es su cumbre, realiza la actualización más
perfecta de los textos bíblicos, ya que ella sitúa su proclamación en
medio de la comunidad de los creyentes reunidos alrededor de Cristo
para aproximarse a Dios. Cristo está entonces “presente en su Palabra,
porque es él mismo quien habla cuando las Sagradas Escrituras son
leídas a la Iglesia”. La liturgia de la palabra es un elemento decisivo en
la celebración de cada sacramento de la Iglesia. No consiste en una
simple sucesión de lecturas, sino que debe incluir igualmente tiempos
de silencio y de oración.

Lectio divina
La insistencia sobre la Lectio divina bajo este doble aspecto, individual
y comunitario, ha vuelto a ser actual. La finalidad pretendida es
suscitar y alimentar un amor efectivo y constante a la Sagrada
Escritura, fuente de vida interior y de fecundidad apostólica, favorecer
también una mejor comprensión de la liturgia y asegurar a la Biblia un
lugar más importante en los estudios teológicos y en la oración.

Ministerio pastoral
Tres situaciones principales: la catequesis, la predicación, y el
apostolado bíblico. La catequesis parte del contexto histórico de la
Revelación y muestra los principales personajes y acontecimientos de
AT y NT. La presentación de los evangelios se debe hacer de modo que
provoque un encuentro con Cristo. Lo mismo pasa con la predicación,
especialmente en la homilía: una falta de preparación en este campo
tiene como consecuencias la tentación de renunciar a profundizar las
lecturas bíblicas, contentándose con moralizar o hablar de cuestiones
actuales, sin iluminarlas con la palabra de Dios. El mensaje bíblico debe
conservar su carácter principal de buena noticia de salvación ofrecida
por Dios, no de obligaciones que se imponen a los creyentes.
Apostolado bíblico tiene como objetivo hacer conocer la Biblia como
palabra de Dios y fuente de vida. En primer lugar favorece la
traducción de la Biblia en las diversas lenguas y la difusión de esas
traducciones. Triple objetivo: conocer la Biblia, construir la comunidad
y servir al pueblo.

Ecumenismo
Si el ecumenismo, en cuanto movimiento específico y organizado, es
relativamente reciente, la idea de la unidad del pueblo de Dios, que este
movimiento se propone restaurar, está profundamente enraizada en la
Escritura. Gracias a la adopción de los mismos métodos y de puntos de
vista hermenéuticos análogos, los exegetas de diversas confesiones
cristianas llegan a una gran convergencia en la interpretación de las
Escrituras. Habría que hacer accesible, para esto, al mayor número
posible de cristianos, la adquisición de la Biblia, animar las
traducciones ecuménicas (ya que un texto común ayuda a una lectura y
comprensión comunes), promover grupos de oración ecuménicos, para
contribuir, por un testimonio auténtico y viviente, a la realización de la
unidad en la diversidad

V. Conclusión
1. La exégesis bíblica cumple, en la Iglesia y en el mundo una tarea
indispensable. Dios utilizó todas las posibilidades del lenguaje humano;
pero al mismo tiempo, debió someter su palabra a todos los
condicionamientos de este lenguaje. El verdadero respeto por la
Escritura inspirada exige que se cumplan los esfuerzos necesarios para
que se pueda captar bien su sentido. 

2. La naturaleza misma de los textos bíblicos exige que, para


interpretarlos, se continúe empleando el método histórico-crítico, al
menos en sus operaciones principales. La Biblia, en efecto, no se
presenta como una revelación directa de verdades atemporales, sino
como el testimonio escrito de una serie de intervenciones por las cuales
Dios se revela en la historia humana. Sin monopolizar, ya que
acercamientos sincrónicos (retórico, narrativo, semiótico y otros) son
susceptibles de renovar en parte la exégesis y de aportar una
contribución muy útil.

3. La exégesis católica no tiene el derecho de asemejarse a una


corriente de agua que se pierde en la arena de un análisis hipercrítico.
Tiene que cumplir, en la Iglesia y en el mundo, una función vital, la de
contribuir a una trasmisión más auténtica del contenido de la Escritura
inspirada. A esta finalidad se dirigen sus esfuerzos, en unión con la
renovación de las otras disciplinas teológicas y con el trabajo pastoral
de actualización y de inculturación de la palabra de Dios. 
Verbum Domini
II. Verbum in Ecclesia

La Palabra no nos es originariamente ajena, y la creación ha sido


querida en una relación de familiaridad con la vida divina. Cuando el
hombre, aunque sea frágil y pecador, sale sinceramente al encuentro de
Cristo, comienza una transformación radical. La relación entre Cristo y
la Iglesia no es sólo un acontecimiento pasado, sino que es una relación
vital. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Evangelio, y en el
Evangelio encuentra siempre de nuevo orientación para su camino.

La liturgia, lugar privilegiado de la Palabra


Todo acto litúrgico está empapado de Sagrada Escritura. Allí, la Palabra
de Dios que se proclama va acompañada por la íntima acción del
Espíritu Santo, que la hace operante en el corazón de los fieles. La
hermenéutica de la fe respecto a la Sagrada Escritura debe tener
siempre como punto de referencia la liturgia. La liturgia profundiza
nuestra relación con la Palabra partiendo del hoy; así nos lo muestra el
ritmo del año litúrgico, en la Misa y la LH. Subraya también la relación
entre SE y sacramentos: relacionar la Palabra y el gesto sacramental.
Esto es especialmente cierto en la Eucaristía. El Prólogo de Juan se
profundiza en el discurso de Cafarnaúm (Jn 6): si en el primero el Logos
de Dios se hace carne, en el segundo es «pan» para la vida del mundo.
Emaús también nos muestra la unión entre la escucha de la Palabra y el
partir el pan. Palabra y Eucaristía se pertenecen tan íntimamente que
no se puede comprender la una sin la otra: la Palabra de Dios se hace
sacramentalmente carne en el acontecimiento eucarístico.

Se habla también de la sacramentalidad de la Palabra. El origen de


la sacramentalidad de la Palabra de Dios, está precisamente el misterio
de la encarnación. Analogía entre la Palabra y el Pan y el Vino. De ahí la
importancia del Leccionario y de la proclamación de la Palabra
(ministerio del lectorado). Debe haber una preparación bíblica, litúrgica
y técnica de quienes proclaman. Importancia de la homilía: La
homilía constituye una actualización del mensaje bíblico, de modo que
se lleve a los fieles a descubrir la presencia y la eficacia de la Palabra
de Dios en el hoy de la propia vida. El predicador debe ser el primero
en dejarse interpelar. Resalta la importancia de la Palabra en los
sacramentos de curación. En la Liturgia de las Horas, como oración
pública de la Iglesia, se manifiesta el ideal cristiano de santificar todo el
día, al compás de la escucha de la Palabra de Dios y de la recitación de
los salmos, de manera que toda actividad tenga su punto de referencia
en la alabanza ofrecida a Dios. Difundir la participación de los fieles.

Propuestas concretas para la animación litúrgica:


1. Celebraciones de la Palabra de Dios.
2. La palabra y el silencio. Fomentar los momentos de recogimiento.
Los misterios de Cristo están unidos al silencio, y sólo en él la Palabra
puede encontrar morada en nosotros, como ocurrió en María, mujer de
la Palabra y del silencio inseparablemente.
3. Proclamación solemne de la Palabra. Procesión, evangelio cantado…
4. La Palabra en el templo. Buena acústica, un ambón digno; darle un
lugar de honor en la iglesia.
5. No sustituir nunca la Sagrada Escritura con otras lecturas.
6. Canto litúrgico bíblicamente inspirado
7. Atención a discapacitados de la vista y el oído
La palabra de Dios en la vida eclesial
Fomentar la importancia de conocer y amar la Escritura en la vida
cristiana cotidiana. Buscar una animación bíblica de toda la pastoral.
Lograr que las actividades pastorales habituales se interesen realmente
por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra.
Así también se afronta, p.ej., el problema de las sectas. La catequesis
debe comunicar de manera vital la historia de la salvación y los
contenidos de la fe de la Iglesia, para que todo fiel reconozca que
también su existencia personal pertenece a esta misma historia.
Fomentar la formación bíblica de todos los cristianos.

Palabra y vocaciones. La vida misma es vocación en relación con Dios.


Esto quiere decir que, cuanto más ahondemos en nuestra relación
personal con el Señor Jesús, tanto más nos daremos cuenta de que Él
nos llama a la santidad mediante opciones definitivas, con las cuales
nuestra vida corresponde a su amor, asumiendo tareas y ministerios
para edificar la Iglesia.
1. Ministros ordenados. La Palabra es indispensable para formar el
corazón de un buen pastor. Sus palabras, sus decisiones y sus actitudes
han de ser cada vez más una trasparencia, un anuncio y un testimonio
del Evangelio. Los discípulos son en cierto sentido sumergidos en lo
íntimo de Dios mediante su inmersión en la Palabra de Dios. La Palabra
de Dios es, por decirlo así, el baño que los purifica, el poder creador
que los transforma en el ser de Dios.
2. Candidatos al orden sagrado: están llamados a una profunda relación
personal con la Palabra de Dios, especialmente en la lectio divina,
porque de dicha relación se alimenta la propia vocación: con la luz y la
fuerza de la Palabra de Dios, la propia vocación puede descubrirse,
entenderse, amarse, seguirse, así como cumplir la propia misión,
guardando en el corazón el designio de Dios, de modo que la fe, como
respuesta a la Palabra, se convierta en el nuevo criterio de juicio y
apreciación de los hombres y las cosas, de los acontecimientos y los
problemas. Reciprocidad entre estudio y oración.
3. Vida consagrada. Testimonio de contemplativos: no anteponer nada
al amor de Cristo.
4. Laicos. Viven su vocación a la santidad en realidades temporales y
actividades terrenas. Discernir la voluntad de Dios mediante
familiaridad con su Palabra.
5. Matrimonio y familia. La fidelidad a la Palabra nos ayuda a acentuar
lo sacramental de esta unión inscrita originariamente en la naturaleza
humana. Formación de los hijos: que cada casa tenga su Biblia. Papel
de las mujeres.

Lectura orante. Acercarse de manera personal, pero en comunión


eclesial: evitar el riesgo de un acercamiento individualista, teniendo
presente que la Palabra de Dios se nos da precisamente para construir
comunión, para unirnos en la Verdad en nuestro camino hacia Dios.
Poner en relación lectio y liturgia. Lectio-Meditatio-Oratio-
Contemplatio-Actio.
Palabra y oración mariana. Ej. rezo del Rosario, Angelus, Akathistós.
Tierra Santa como quinto Evangelio.

III. Verbum Mundo

La misión de la Iglesia: anunciar la Palabra al mundo


Paradoja fundamental: a Dios nadie lo ha visto nunca, pero el Hijo es su
exégeta. La Palabra de Dios nos concierne como destinatarios y como
anunciadores. Anunciamos el Logos de la esperanza. Fortalecer en la
Iglesia la conciencia misionera que el Pueblo de Dios ha tenido desde su
origen. El anuncio misionero proviene de la naturaleza misma de la fe:
relevancia universal de Jesús. Redescubrir la belleza y la urgencia de
anunciar la Palabra para que llegue el Reino. Es un llamado a todos los
bautizados, con distintos énfasis según su estado. Missio ad gentes:
La Iglesia no puede limitarse en modo alguno a una pastoral de
«mantenimiento» para los que ya conocen el Evangelio de Cristo. El
impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad
eclesial. Nueva evangelización también a “naciones un tiempo ricas en
fe y vocaciones que han perdido su identidad bajo cultura
secularizada”. La Palabra de Dios llega a los hombres «por el encuentro
con testigos que la hacen presente y viva». Estrecha relación entre la
Palabra que se anuncia y el testimonio de vida de los creyentes.
Gratitud a los que dan testimonio a pesar de las persecuciones.

Palabra de Dios y compromiso en el mundo


El Evangelio nos recuerda que cada momento de nuestra existencia es
importante y debe ser vivido intensamente, sabiendo que todos han de
rendir cuentas de su propia vida. Especialmente se juega en lo que
hacemos ante los más humildes hermanos (cf. Mt 25). El compromiso
por la justicia y la transformación del mundo forma parte de la
evangelización. La difusión de la Palabra de Dios refuerza el respeto de
los Derechos Humanos. Redescubrir la Palabra como fuente de
reconciliación y paz. La religión nunca justifica intolerancia o guerras.
relación que hay entre la escucha amorosa de la Palabra de Dios y el
servicio desinteresado a los hermanos. El amor al prójimo, enraizado en
el amor de Dios, nos debe tener constantemente comprometidos,
personalmente y como comunidad eclesial, local y universal.

Palabra y jóvenes. En la edad de la juventud, surgen de modo


incontenible y sincero preguntas sobre el sentido de la propia vida y
sobre qué dirección dar a la propia existencia. A estos interrogantes,
sólo Dios sabe dar una respuesta verdadera. Que se presente la Palabra
también con sus implicaciones vocacionales. “Quien deja entrar a Cristo
no pierde nada, nada –absolutamente nada– de lo que hace la vida libre,
bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la
vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes
potencialidades de la condición humana”.

Palabra y emigrantes. El kerigma se puede proponer, nunca imponer.


Asistencia pastoral para reforzar la fe. Palabra y los que sufren física,
psíquica o espiritualmente. Surgen de manera más aguda en el
corazón del hombre las preguntas últimas sobre el sentido de la propia
vida. Palabra del hombre enmudece…Palabra de Dios revela que toda
situación es abrazada por la ternura de Dios. Palabra y los pobres. Son
los primeros a quienes hemos de anunciar, y los primeros agentes de
evangelización. Círculo entre pobreza que se elige y la que es preciso
combatir. Palabra y salvaguardia de la Creación. mirar con ojos
nuevos el cosmos que, creado por Dios, lleva en sí la huella del Verbo,
por quien todo fue hecho. Desarrollar una renovada sensibilidad
teológica sobre la bondad de todas las cosas creadas en Cristo;
asombro y reconocer su belleza auténtica.

Palabra de Dios y culturas


Dios no se revela al hombre en abstracto, sino asumiendo lenguajes,
imágenes y expresiones vinculadas a las diferentes culturas. La Palabra
de Dios nunca destruye la verdadera cultura, sino que representa un
estímulo constante en la búsqueda de expresiones humanas cada vez
más apropiadas y significativas. Toda auténtica cultura, si quiere ser
realmente para el hombre, ha de estar abierta a la transcendencia, en
último término, a Dios. Promover la Biblia en escuela y universidad, en
el arte, en medios de comunicación social. Aprovechar la realidad
virtual sólo si llega al contacto personal. Inculturación: no ha de
consistir en procesos de adaptación superficial, ni en la confusión
sincretista, que diluye la originalidad del Evangelio para hacerlo más
fácilmente aceptable. El paradigma es la Encarnación. Importancia de
las traducciones. Palabra de Dios supera los límites de las culturas y
conduce a la comunión: exige siempre que nosotros mismos seamos los
primeros en emprender un renovado éxodo, en dejar nuestros criterios
y nuestra imaginación limitada para dejar espacio en nosotros a la
presencia de Cristo.

Palabra y diálogo interreligioso


El Sínodo, a la vez que promueve la colaboración entre los exponentes
de las diversas religiones, recuerda también «la necesidad de que se
asegure de manera efectiva a todos los creyentes la libertad de profesar
su propia religión en privado y en público, además de la libertad de
conciencia».

IV. Conclusión
1. Tener cada vez más familiaridad con la Sagrada Escritura. Nunca
hemos de olvidar que el fundamento de toda espiritualidad cristiana
auténtica y viva es la Palabra de Dios anunciada, acogida, celebrada y
meditada en la Iglesia.

2. Nueva escucha implica nueva evangelización: continuar la missio ad


gentes y emprender con todas las fuerzas la nueva evangelización,
sobre todo en aquellas naciones donde el Evangelio se ha olvidado o
padece la indiferencia de cierta mayoría a causa de una difundida
secularización.

3. El anuncio de la Palabra crea comunión y es fuente de alegría. No


una superficial y efímera, sino aquella que brota de saber que sólo
Jesús tiene palabras de vida eterna.

4. Esta íntima relación entre la Palabra de Dios y la alegría se


manifiesta claramente en la Madre de Dios.

5. Que cada jornada nuestra esté marcada por el encuentro renovado


con Cristo, Verbo del Padre hecho carne.

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