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Staff
Moderador de Traducción
Yolit

Traductores
Alessandra Kass sarahatway
Ana Lilo Withney Morgan
belbarra Mireia Yolit
EsteVas purycordine Zoe

Correctores
Angie Salgado Missaki silbari
Estevas Withney Morgan Yolit

Recopilación
Estevas

Revisión
Yolit

Diseño
Yolit

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Índice
Créditos ................................................................................................................. 3
Índice ..................................................................................................................... 4
Sinopsis ................................................................................................................. 6
Capítulo 1 .............................................................................................................. 7
Capítulo 2 ............................................................................................................ 16
Capítulo 3 ............................................................................................................ 24
Capítulo 4 ............................................................................................................ 34
Capítulo 5 ............................................................................................................ 43
Capítulo 6 ............................................................................................................ 52
Capítulo 7 ............................................................................................................ 58
Capítulo 8 ............................................................................................................ 70
Capítulo 9 ............................................................................................................ 75
Capítulo 10 .......................................................................................................... 86
Capítulo 11 .......................................................................................................... 95
Capítulo 12 ........................................................................................................ 105
Capítulo 13 ........................................................................................................ 110
Capítulo 14 ........................................................................................................ 117
Capítulo 15 ........................................................................................................ 123
Capítulo 16 ........................................................................................................ 134
Capítulo 17 ........................................................................................................ 147
Capítulo 18 ........................................................................................................ 150
Capítulo 19 ........................................................................................................ 160

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Capítulo 20 ........................................................................................................ 168
Capítulo 21 ........................................................................................................ 178
Capítulo 22 ........................................................................................................ 187
Capítulo 23 ........................................................................................................ 199
Capítulo 24 ........................................................................................................ 204
Capítulo 25 ........................................................................................................ 212
Capítulo 26 ........................................................................................................ 217
Capítulo 27 ........................................................................................................ 225
Capítulo 28 ........................................................................................................ 232
Capítulo 29 ........................................................................................................ 241
Capítulo 30 ........................................................................................................ 250
Capítulo 31 ........................................................................................................ 255
Capítulo 32 ........................................................................................................ 265
Capítulo 33 ........................................................................................................ 276
Capítulo 34 ........................................................................................................ 292
Capítulo 35 ........................................................................................................ 296
Capítulo 36 ........................................................................................................ 303
Capítulo 37 ........................................................................................................ 309
Capítulo 38 ........................................................................................................ 314
Epilogo .............................................................................................................. 318
Próximo Libro .................................................................................................. 321
Sobre la Autora ................................................................................................ 322

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Sinopsis
E L ETERNO COMPROMISO NO ESTABA EN SU

AGENDA…

Despreciada por la comunidad vampírica por su falta de poder,


Isabel Anthony vive una existencia despreocupada entre los humanos,
aunque, alrededor de la vida nocturna y libertina, a quien prefiere
llamar cliente de sangres para otros placeres. Pero cuando se encuentra
con el rey de los vampiros la vida de la chica de fiestas se vuelve oscura
y peligrosa.

PERP EL TIEMPO SE LE ESTA ACABANDO AL REY DE LOS


VAMPIROS…

Empeñado en buscar a su pareja profetizada que liberara sus


ardientes poderes, Thad Morgan debe de encontrar a su reina antes de
que su camino sea destruido. Sus enemigos están ganando terreno, y
Thad necesita sus poderes para unirse a sus súbditos. Pero cuando su
búsqueda lo lleva hasta una desafiante Isabel, se pregunta si el destino
no le estará jugando una mala pasada.

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Capítulo 1
— J esús T. ¿Qué es este lugar?

Thad Morgan escudriño el interior del edificio industrial, en el


gran almacén, que fue convertido en un club de baile. Justo desde la
puerta, pasó su visión sobrenatural a través de la multitud de seres
humanos que se retorcían. La mayoría de los que estaban, se removían a
ritmo con el bass-heavy de la música techno, deteniéndose sólo para
examinar a su vecino más cercano. Algunos miraban hacia arriba con
asombro, a una plataforma elevada, donde estaba un tragafuegos y
adorado DJ de pie, frente a la entrada, como si fuera un altar. Un
anuncio se desplazaba en la parte de arriba anunciando algo llamado
Crystal Method. Los seres humanos festejan con abandono y
aparentemente con poco respeto a sus tímpanos.

—Yo creo que lo llaman desvaríos —murmuro Thad a su amigo.

Y al parecer, a las 3:00am, la noche aún era joven para los chicos
de la parte de Orlando.

Thad apretó y soltó sus manos. ¿Cómo iban a hacerlo? El maldito


club era enorme y estaba lleno hasta los topes, atestado de gente, de
bailarines con poca ropa, de balcones iluminados, repletos, donde las
parejas e incluso grupos estaban involucrados en actos más íntimos,
tales como masajes y… lo que sea. Era difícil de imaginar cómo
demonios iba a encontrar a la compañera, que estaba buscando en este
lugar.

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Ya se estaba calentando, Thad se subió la manga de su chaqueta
de cuero y tocó la cicatriz en su antebrazo, trazando lentamente las dos
líneas cruzadas, que se unían como una « Y » en cada extremo, como
una cruz Armenia. El pequeño parche de piel era aún más caliente que
el resto de su cuerpo y latía al compás de la música electrónica, que le
estaba perforando un agujero en el cráneo. Casi podría decir; que la
cicatriz era brillante, pero la neblina de luces laser y el humo de
cigarrillos le hacía difícil ver para estar seguro.

—Ella está aquí, Lee. Puedo sentirlo —dijo con firmeza.

Pero, ¿Qué estaría haciendo su reina, en esté… antro de maldad?

Habían estado viajando durante semanas, buscando a la mujer


que sería, según la profecía, de ayuda para gobernar a la raza de los
vampiros. Por último, sus sentidos le dijeron que se estaban acercando.
Alguna tenía que ser. Toda su especie lo necesitaba para encontrarla.
Siguió mirando a la multitud, esperando una señal para saltar hacia ella
en medio de todo los sudorosos, golpeándolos y deshaciéndolos.

Junto a él, Lee Goram también examinaba los rincones del club,
sin molestarse en ocultar su disgusto ante la casi orgia que tenía en
frente de él. No parecía tener sentido: Thad había estado seguro de que
esta misión podría llevarlos a buscar una aguja en un pajar, pero nunca
había esperado un lugar como esté.

Tal vez, simplemente no salía lo suficiente.

—No lo sé, tío —se quejó Lee—. Esto no se siente bien. Huelo a
por lo menos, cuatro tipos de drogas. Veo a los seres humanos todos
sudorosos, pero follando en la pista de baile. No parece exactamente el
tipo de lugar en donde vas a encontrar tu destino.

El picor en Thad empeoró y se volvió hacia Lee, para quedar casi


nariz con nariz.

—Lo sé, pero ya te lo dije, Lee, esta cosa en mi brazo esta como un
carbón caliente. Eso tiene que significar algo.

Lee lentamente se encogió de hombros con un gesto vago.

—Tal vez esos Oráculos están un poco locos. Quiero decir: Quién
sabe lo que les pasa con ese incienso que se fuman, ¿verdad? He oído
que es una especie de alucinógeno.

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Thad dirigió una mirada hacia él.

—¿Sabes?, me doy cuenta de que nos va a tomar su tiempo para


adaptarnos a nuestros roles que están invertidos, pero mis nervios están
bastantes fritos y toda tu negatividad no ayuda. Sabes tan bien como yo,
lo que está en juego aquí. Así que, ¿serías tan amable de dejar la mierda
y ayudarme a mirar alrededor?

Una respiración profunda no pudo desenredar el gran nudo de su


estómago. La putada de todo era, que el consejo de su padre habría
significado el mundo justo ahora, pero él y Lee no podrían haber estado
aquí, incluso si sus padres aún estuvieran vivos.

Lee gruño y despidió a un joven con un gesto con los ojos


vidriosos, brillantes que parecían decidido a treparlo para que le diera
un masaje en la espalda. Le dio una palmada en el hombro a Thad.

—Está bien. Te cubro la espalda, bastardo malhumorado. Nadie


de aquí lleva casi nada de todos modos, por lo que debe de ser fácil
mirar alrededor. Hemos de tener los ojos bien abiertos. No siento
ningún peligro, pero sería muy fácil de ocultar un hechicero aquí,
encontrar a tu reina no significa que sus pollas se queden muertas.

***
Isabel Anthony se relajaba en un sillón de terciopelo rojo, en un
rincón oscuro de la sección VIP del Club Insomniac. Su mirada se
encontró con los ojos grises de Milano, la mujer rubia que se sentaba a
horcajadas sobre su regazo, mirando cada pedacito encantador como
descripción de la Venus de Bottecelli.

Ella era el DJ del último set. DJ…algo…

Isabel era terrible con los nombres. Genial con los humanos, sin
embargo. El aire frio de una respiración sobre su piel, dejó un rastro de
hormigueo en su estela. Estaba muy bien acompañado de la sensación
de los dedos hábiles de la mujer, ya que amasaba los músculos
sobreexcitados en los hombros de Isabel. Muy relajante, de hecho, el
vaso medio lleno de vino rojo que colgaba de los dedos de Isabel, casi
cayó al suelo.

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Los chicos humanos tenían sus drogas de club a favor: sus
malezas y sus metanfetaminas y sus pastillas moradas pequeñas. Para
los vampiros, la esencia dulce de vino tinto producía ese amor
empalagoso, un gran zumbido. El vino le hacía desear una conexión con
los demás.

Llevó una mano a la mejilla de la Venus, deslizando el pulgar


sobre una lagrima.

—¿Qué está pasa, cariño?

La rubia no respondió, sino que simplemente echó su cabeza hacia


atrás y lanzó un suspiro.

Esto era por lo general la mejor parte de la noche de Isabel. En el


que ella tomaba un poco del infinitesimal de su suministro de toda la
vida de culpa por todo el daño que había hecho al compartir la
comodidad. Escucho las historias de aflicción y en respuesta le masajeó
la espalda. Siendo una amiga que no recordaría por la mañana. Debido a
la música o a la mucha droga, o a el arte performance malvado—cool,
todo el mundo estaba en ese club porque necesitaban pertenecer a algo
desesperadamente.

Pero estaba inquieta esta noche, a pesar del efecto del vino tinto.
La distracción era su segundo nombre, y un extraño dolor en la parte
baja de su espalda se intensificaba con cada minuto que pasaba, a pesar
de la frotación del masaje en el hombro de la Venus. Isabel disipo la
incomodidad y volvió su atención a la humana en su regazo.
Ciertamente, el dolor disminuiría pronto, sea por lo que fuera. Ella
sanaba rápido, como todos los de su especie, incluso lo hacía si se
alimentaba exclusivamente de los humanos.

Hasta entonces… Isabel dejó la copa en el suelo y empujó


suavemente a la DJ de su regazo para que pudieran cambiar de lugar.

—Me toca a mí, cariño— dijo en voz baja.

La rubia sonrió dulcemente cuando las manos de Isabel trabajaron


su camino bajando por todo su cabello para llegar a los músculos debajo
de su cabeza. En cuestión de minutos el cuerpo de la Venus se relajo,
cabeza y cuello cayendo sobre los hombros, para exponer totalmente
una columna cremosa de su garganta. Sus caninos se extendieron, Isabel

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pasó la lengua por los labios y hundió la cara en el hueco del cuello
delicado de la mujer. Al mismo tiempo, sus manos dieron un vuelco.

***

Lee pasó junto a un nudo gordiano de hembras, aparentemente


desnutridas discutiblemente, ninguna de los cuales parecía saber que
tenían que tirar de sus pantalones hasta cubrir la ropa interior. Maldita
sea, él estaba listo para terminar esta noche. Por otra parte, había estado
a punto de dejarlo varias noches la semana anterior.

Como antiguo amigo de Thad y ahora su guardaespaldas,


mantendría su promesa de servirle fielmente, pero estaba comenzando a
cuestionar la cordura de su misión. Incluso si la compañera que Thad
buscaba en realidad estuvieran en algún lugar aquí, había demasiada
multitud y rincones oscuros, y hasta ahora él y Thad no habían
encontrado exactamente nada.

El riesgo de peligro lo hizo ponerse nervioso. El aura indicaba un


mal emitido por sus enemigos que fácilmente podía faltar en este tipo de
ambiente. Los altavoces sonaban sobre él a unos pocos metros, y estaban
arrancando hacia una clase de núcleo vibrante que parecía producido
generalmente por un equipo de construcción.

Según la opinión de Lee, Thad estaba poniendo demasiado peso


en esta profecía. Thad sentía que no podía gobernar correctamente sino
encontraba a su reina, pero era igual de jodido si alguien se enteraba de
que el rey recién ascendido estaba fuera en una persecución
salvajemente inútil y técnicamente no había nadie al mando en este
momento.

Se habían tomado todas las precauciones posibles para asegurar


una salida segura. Habían sido teletransportados incluso fuera de la
zona más conocida y habitada de hechiceros y vampiros, para evitar la
detección. Florida estaba lejos de casa por lo que el riesgo era mínimo,
pero aún así la incertidumbre le molestaba. Mientras él y Thad se
trasladaban a lo largo de un oscuro y estrecho balcón de hierro forjado,
lentamente, para comprobar a una chica, que estaba inconsciente en la

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parte derecha encima de la barandilla, las manos de Lee quedaron
suspendidas en caso de que necesitara un arma. Los de seguridad en la
puerta habían sido fácilmente de manipulados, como para dejarlos pasar
sin que los buscaran.

—Último piso —dijo Thad al oído de Lee, sacándolo de sus


pensamientos. El balcón era un callejón sin salida, con una empinada
escalera enrollada. Thad miró hacia arriba en la oscuridad y luego dio
un paso casualmente sobre la frágil barrera de terciopelo. Lee hizo lo
mismo.

—Me agradas mucho. Y escucha, hombre, si nos detenemos aquí,


hay algunos restaurantes y hoteles en el bloque, podemos comprobarlos.

Thad asintió solemnemente, ya que tropezaron con unas escaleras


que llevaban más allá a un lugar que parecía ser una especie de zona
VIP.

Santa…madre. Esta zona tenía un ambiente totalmente diferente.


Una música más suave, y una pista de baile que ni hablar, pero con un
montón de alcobas oscuras, una selección de licores de primera, y una
vista sobre la conducta humana que hizo que la actividad de la planta
principal se viera prácticamente descomunal. A su alrededor, en los
sofás, las sillas y tramos de alfombras habían seres humanos en
diferentes estados de depravación. A la izquierda de Lee, una chica
gótica estaba siendo atada hacia arriba en una mesa de billar por un
hombre con pantalones brillantes, un vinil negro que obviamente sabía
que caminaría alrededor de la punta de una cuerda.

Psicópatas.

Lo único que faltaba era un nervioso repartidor de pizza


preguntando que debía de hacer con su salchicha extra. Los únicos seres
humanos que estaban completamente vestidos eran los barman y los
porteros, todos los cuales parecía ajenos al espectáculo porno que
sucedía a su alrededor.

Thad se detuvo en seco. Hizo un lento giro de trescientos sesenta


grados con la boca abierta.

—Esto no puede estar bien. No sé, Lee. Estoy empezando a pensar


en todo esto. Creo que estoy a punto de seguir adelante. Lee… ¿Lee?

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Lee apenas lo escucho. De espaldas a Thad, se quedó en silencio
aturdido, incapaz de moverse. Su mandíbula se abrió mientras trataba
de determinar si sus ojos le estaban jugando una mala broma. O si tal
vez, el lugar estaba distribuyendo drogas psicodélicas a través de las
rejillas de ventilación. Santo cielos….

—Lee… ¿Estás bien, amigo?

—No creo que vayas a querer salir todavía, Thad— hizo un gesto
hacia una silla llena de chicas contra chicas en un rincón oscuro de la
habitación. Sin duda, la mujer de cabello oscuro en el asiento principal
estaba en el cuello de la rubia como si fuera hora de comer y se muriera
de hambre. Mierda, eso finalmente se llevaría el oro. Lee soltó una
carcajada. Sin poder evitarlo.

—Está bien, hombre. Sé que esto no se supone que sea gracioso


pero amigo… de todos los lugares…

Thad movió sus ojos hacia la dirección que Lee le indicaba,


claramente sin encontrarla.

—Un poco caliente, supongo, pero no veo la parte divertida.

Lee dejo de reírse y se aclaro la garganta.

—No. En serio, hombre. Mira.

Thad arrasó con la mirada sobre la escena que Lee había señalado.
A pesar de haber conseguido una instantánea de un suave hombre en el
bar que llevaba una tanga de cuero nada más y un collar de perro, con
su polla excitada, se dio cuenta cuando su mirada se fijo en un par de
largas piernas de color melocotón y crema que desaparecían bajo una
falda a cuadros deteniéndose a penas por debajo de emitir su marca
preferida de ropa interior. Las manos recorrían, los dedos de los pies
descalzos pintados de rojo de la hembra curvándose con fuerza.
Mientras la rubia con cara de ángel arqueaba su espalda abriendo los
labios ante el éxtasis, la morena lamia su cuello. Y… ah, estaría
condenado si ella no se estaba alimentado.

La realidad pateo a Thad acelerándole el pulso. ¿Cómo diablos se


le había escapado antes? Por supuesto, él no la habría relacionado con
un vampiro en un principio. Su propia piel era de un tono canela oscuro,
y al contrario de las películas populares que los queridos seres humanos

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asustaban con una piel blanca haciendo de la suya una especia de
anomalía. Thad estaba arraigado—hipnotizado, mientras las uñas de la
rubia se clavaban con fuerza en la piel de la colegiala traviesa.
Empujando hacia arriba la parte superior de su falda, y de repente el
ambiente pareció quedarse sin oxigeno.

Ella tenía la marca.

Situada justo por encima de la cintura en la parte baja de la


espalda, rodeara por un remolino de tatuajes, era una cicatriz idéntica a
la que tenía en su antebrazo. No había duda: era la misma cruz que
Thad crudamente había estado viendo grabada en su propia piel
durante casi un siglo. La marca que en ese momento latía como si
tuviera pulso propio.

—Mierda, Lee —Thad trato de inclinarse contra la pared más


cercana y sé pregunto por qué la hija de puta se estaba moviendo. No,
espera… la habitación entera se estaba moviendo—. Lee… esto no
puede estar pasando. Todo el tiempo que he estado buscando… he
imaginado que este momento pasaría de mil maneras diferentes…

Lee sofoco otra sonrisa, el muy cabrón.

—¿No te gusta?

—No. Siquiera. Un Poco.

—T, hombre, tengo que estar de acuerdo que no es lo que yo


podría haber pensado que iba a encontrar. Y estoy seguro que no es
donde yo habría esperado que la encuentres. ¿Así qué los Oráculos no sé
molestaron en mencionar en su destino en atraer a las mujeres?

Imbécil. El futuro de Thad estaba colgando de un hilo ahora, y su


amigo estaba bromeando.

—Sabes, una vez que termine de recoger mi mandíbula del piso,


voy a patearte el culo ó morir en el intento por ese comentario.

—Lo siento, amigo, pero tienes que admitir que es bastante


surrealista. Hablando en serio, ¿cuál será tu siguiente movimiento?

—Yo… no tengo ni idea— Thad se frotó la cara con las manos y


parpadeo rápidamente a la mujer, cuya cicatriz, la marcaba como su
destinada compañera de vida, por el amor de Dios, pero la escena estaba

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fuera de lugar. Ninguna de las formas de acercamiento que Thad pensó
podría encajar con el escenario que le habían entregado. Sólo podía
esperar un balance en ambos sentidos. ¿Y cómo demonios trataría con
esto?

—Quiero decir… Mierda, Lee… no tengo ni puta idea.

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Capítulo 2
L a oscuridad rodeó a Anton mientras esperaba su sentencia.

Su padre, el grandioso, poderoso y enloquecido Maestro de los


hechiceros, finalmente se había cansado de esperarlo para capturar a la
tardía hija medio humana del rey. Por ese fracaso, en el mejor de los
casos, Anton estaba mirando hacia abajo al cañón de una sentencia de
muerte. Porque ninguno le había fallado a El Maestro, y vivía para
contarlo. Y la muerte podría ser sustituida por una tortura si el Maestro
sospechaba que Antón era el traidor que era.

¿Sospechaba? Por supuesto que el Maestro sabía.

La cosa era, que Anton había atraído mucha mierda a su vida.


Nacido en un clan de hombres cuyo único propósito era aniquilar la
competencia de especies supernaturales, había esperado poder hacerle
la oferta a su padre y ser gratificado —quizás hasta lo habría
disfrutado— como los otros lo habían hecho. Él no era como los otros,
pensó.

Nunca lo seria.

Oh, claro, había tratado. ¿Quién no lo había hecho, en un


escenario de matar o morir? Pero nunca tuvo el valor para hacerlo.
Apenas podía vivir con el mismo. Y cuando había sido mandado a
capturar a Tyra Morgan, una criatura tan encantadora y tan buena que
con solo mirarla desde la distancia había hecho a Anton querer ser mejor
de alguna manera… bien, su camino estaba más claro. Mientras
esperaba su destino en su caja húmeda, estuvo cerca de ser tentado a
rezar.

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No para salvarse el mismo, por supuesto. No podía hacer eso. La
mujer que había llegado a amar estaría muerta, de todos modos, si el
fallaba en convencer al Maestro de que ella no lo estaba usando.

Anton se enderezo contra la pared de piedra de su celda cuando


escucho fuertes pisadas acercándose. La puerta se abrió con un fuerte
gemido, y la luz cayó a través del pequeño espacio.

Para añadir otra ofensa, el Maestro había enviado al propio medio


hermano de Antón para ir a buscarlo. Petros gruño con una voz baja, —
Él está listo para verte.

Pensando en un reporte modificado de su última misión en su


mente, Antón camino con determinación hacia su carcelero.

—¿Tú me pondrás los grilletes, Petros?

El hechicero de ojos verdes se burló.

—El Maestro dice que cooperarías —dijo—. Pero ten la


seguridad, de que estoy preparado en caso de necesitarlo, hermano —
era gracioso que Petros se refiriera a Anton como su hermano pero
nunca al Maestro como su padre.

—Estoy seguro de que lo estas, hermano —Anton se burló de


vuelta. Era muy duro de creer que ellos fueran de la misma sangre.
Claramente, solo uno de ellos había tomado la personalidad de su
padre. Y el odio irradiaba desde Petros rompiendo el aire como si
tuviera electricidad. —Estoy listo para irme Petros. Cuando quieras.

Petros camino detrás de Anton, empujándolo un poco por los


hombros.

—Muy bien, pues. Hagamos esto.

***

—¿Puedo, umm, ayudarlos con algo?

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Thad bajo la cabeza para seguir a la voz que había penetrado sus
pensamientos contradictorios. Parada directamente en frente de él
estaba una diminuta mujer humana, de un metro cincuenta, más o
menos. Vistiendo una camiseta con alas de ángel y pantalones de cintura
baja, ella era como todas las otras chicas que revoloteaban sobre el club,
salvo por la mirada de sospecha que se asomaba por debajo de sus
pestañas cubiertas de brillo.

¿Cómo demonios los había notado? Ellos no eran invisibles,


hablando técnicamente, pero el promedio humano no podría detectar un
vampiro oculto en las sombras.

Lee tuvo que haber pensado lo mismo. Entro en el modo protector


entre Thad y la joven mujer, agarrando su muñeca de manera un poco
ruda. Como ella podía ser una amenaza para cualquiera de ellos estaba
más allá de su comprensión, pero Lee era una máquina y el movimiento
fue automático.

—¿Quién eres tú? —Lee demandó en voz baja.

—Calma, chico grande. —Su mano libre salió en un gesto de


rendición antes de colocarla en su cadera. —Mira, no estoy aquí para
darles problemas, pero nosotros no tenemos muchos de su especie
alrededor y ustedes parecen un poco fuera de lugar entonces pensé que
tal vez podría ayudarlos.

—¿Nuestra especie?

—Sí, tú sabes… "tu especie". —Ella enfatizó la frase con un par de


comillas en el aire y volteando los ojos—. No tienen que hacerse los
tontos. Yo sé lo que son —hizo un gesto con sus dedos para que se
acercara en dirección de Lee. Cuando él titubeo, ella extendió su mano y
agarro la parte de atrás de su cuello, estirando sus pies hasta que fue
capaz de hablar en su oído. Hombre, esta chica sí que era valiente.

—Mira, ya he visto toda la rutina del camuflaje con las sombras


antes, y si no lo habían notado, este piso es privado. El hecho de que
lograran pasar a los guardias de allá y que estén claramente embalados
me sugiere que ustedes probablemente pusieron alguna clase de vudú
de manipulación mental. —Ella se movió alrededor—. Como el hecho
de que nadie más haya notado su presencia, a pesar de que ustedes
podrían tener sus propios códigos postales.

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La chica le dio a Lee un apreciativo vistazo. —Además ustedes
están todos marcados, y los únicos chicos humanos que he visto que
lucen como ustedes no estarían en un lugar como este porque ellos
viven 24/7 en el gimnasio. Ahora, estoy tratando de ser de ayuda
porque ustedes parecen estar un poco fuera de lugar. Quieren ir por ahí
libres, y estoy segura como el infierno que no los puedo detener. Puede
ser que quieran trabajar en sus modales, sin embargo.

Después de apuntar otra mirada directamente a Lee, la mujer se


zafó de su torcido y flojo agarre y se dio la vuelta. Era probablemente la
primera vez que Lee había sido dejado sin palabras. Segundos después,
ella se volvió.

—Soy Alexia, por cierto. Mucho gusto en conocerlos… caballeros.


—Una rápida vuelta sobre sus talones y los había dejado mirando las
alas de ángel en su espalda de nuevo mientras ella empezaba a caminar.
¿Cuál era el asunto con todas las alas de ángel en este lugar?

—Espera —Thad aclaro su garganta. Asintió con la cabeza hacia la


esquina opuesta—. La, uh, colegiala… Necesito hablar con ella. ¿La
conoces?

Alexia retrocedió un paso y estrecho sus ojos.

—¿Qué quieren ustedes con Isabel?

Thad exhalo fuerte. Bueno Dios, es simple. Estoy aquí para decirle a
ella que por el resto de su vida fue prometida a mí, un completo desconocido,
hace cientos de años por algún viejo murciélago chiflado. Y oh, por cierto, el
futuro de nuestra raza puede estar bien asegurado o no dependiendo de si ella
escoge venir conmigo. Así que no hay presión ni nada.

Si, perfecto.

Thad aclaro su garganta.

—Yo, uh, solo necesito hablar con ella. Es personal. Tal vez
podrías decirle de mi parte que estoy aquí…

—Oye, mama, ¿tienes Blow Pops ahí, nena? Estoy molido,


diablos, no puedo sacar mis colmillos —Detrás de Alexia estaba un
vampiro de un metro ochenta de alto con un largo, oscuro y muy rizado
cabello que caía en cascada sobre su hombro mientras él se inclinaba
para acariciar la oreja de ella y hurgar en sus bolsillos. El hombre

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apestaba a Cabernet barato, un signo revelador de que había estado
bebiendo vino. El hombre ebrio murmuró un gracias, metió una
manzana agria entre sus dientes, y esbozó un saludo burlón a Thad y a
Lee. Camino lejos sacudiendo su cabeza como si necesitara despegar
algo que estaba alojado en su interior. A través de toda la transacción, la
única reacción de la humana fue sonreír dulcemente al hombre y mirar
cómo se iba.

¿Que. Carajos? Estaba muy lejos de ser común conocer un


humano que sabía de su especie, punto. Esta era al parecer el santo
patrono de la entrega de Blow Pops a los vampiros juerguistas. ¿Quizás
ella y el hombre eran íntimos? Seguro, citas ocasionales eran comunes,
pero usualmente los humanos salían sin enterarse de quien o que era
realmente con lo que se habían involucrado. Esta humana… Alexia…
ella sabía. Por otra parte, su padre había tenido una vez una relación con
una humana. Tal vez no era del todo loco.

Thad estaba ocupado pensando en todas las formas en que su


percepción de la realidad había sido mandada a la mierda en la pasada
hora cuando se dio cuenta que Lee estaba hablando. A la chica humana.

—¿Amigos tuyos o algo? —Thad estaba sorprendido de ver un


toque de ira brillando en los verdes azulados ojos de Lee, pero Lee
nunca había sido aficionado de la relación con los humanos.
Ciertamente él se molestó por el hecho de que el hombre que acababa de
marcharse parecía tener una conexión con ella. O tal vez era el vino. En
todo el tiempo que Thad llevaba conociendo a Lee, él nunca había visto
a su amigo beber tanto como una cerveza, por no hablar de algo más
fuerte.

Alexia no se había perdido de la reacción de Lee, tampoco. Ella


dio un paso atrás, como si tal vez hubiera cambiado su idea sobre ser de
ayuda.

Uh, sí. Thad aclaro su garganta.

—Mira. Solo dile a Isabel… —Las palabras eran gruesas y raras y


no querían salir de su garganta—. Soy su rey. Y necesito hablar con ella.

Los ojos de la muchacha se abrieron como platos, pero luego


asintió con la cabeza de una manera que era demasiado alegre para las

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primeras horas de la mañana e hizo una vuelta de ciento ochenta grados
para irse.

Alexia se dirigió hacia la esquina opuesta mientras las pocas


palabras de Thad hacia ella se sacudían en su cabeza.

—Joder, ¿de verdad? —el exploto, de repente irritado por su


propia estúpida inmadurez—. ¿Tal vez podrías hablar con ella por mí?
¿Podría ser el cobarde más grande ahora mismo? —El se paso sus
manos por su cara por lo que parecía ser la décima vez desde que ellos
habían entrado al club. A este punto el estaría completamente exfoliado
antes de que la noche pasara.

Lee se relajó contra la pared y cruzó sus brazos por encima de su


gran pecho.

—Nah, —dijo sacudiendo su cabeza ligeramente—. Fue una


buena jugada. Es menos probable que ella se escude si viene de alguien
que ella conoce.

—Tal vez debería haber pasado una nota en la jodida clase del
gimnasio.

El hombre mayor sacudió la cabeza.

—Estas siendo muy duro contigo mismo. Es una situación muy


dura.

—Eso es muy conmovedor, hombre. Gracias.

—Púdrete.

Thad dejo salir una risa baja. Lee se calló y continuo mirando a
través del salón. Los dos observaron mientras Alexia se inclinaba
ligeramente sobre su cintura y hablaba al oído de Isabel. Inclusive para
una humana la chica era diminuta. Más pequeña vista a través del
camino.

La reacción de Isabel fue casi imperceptible. Por un segundo Thad


se preguntó si quizás ella decidiría solo ignorarlos. No la culpaba, pero
su mejor plan B era echársela al hombro al mejor estilo cavernícola. No
era una opción en la que se deleitara, pero no había hecho todo el
camino solo para irse sin hablar con ella.

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Ella se levantó lentamente, aunque, pasando suavemente la
lengua por todo el cuello de la rubia y murmurando algunas clases de
dulces palabras de amor a la oreja de la humana mientras dejaba su
regazo. Probablemente limpiando la memoria de la mujer de toda la
experiencia erótica. La rubia se levantó de la silla sin una palabra y se
encamino hacia las escaleras.

Más palabras se intercambiaron a través del camino. Isabel fue la


primera en detenerse, ahora que estaba fuera de la silla. Su espalda
estaba mayormente hacia ellos, dándoles una fantástica vista de sus
piernas y un vistazo de su curvilíneo culo que estaba debajo de su falda.
Lanzo una rápida mirada en su dirección. Frunció el ceño. Otra rápida
mirada. Más fruncimiento. Más charla. Esa frente fruncida estaba
empezando a parecerse a un mapa de relieve. Todavía más charla.
Alguna ceja levantándose. Un gesto de "¿Qué demonios?".

Abruptamente, Isabel volvió su rostro hacia ellos. Su intenso ceño


cambio a algo más intenso mientras inclinaba su cabeza hacia un lado y
se dirigía hacia ellos.

Dios. Maldición. Olvidándose de la velocidad con que su especie


era capaz de moverse, ella avanzo lentamente a propósito. El pene de
Thad palpitaba y su estomago se apretaba con cada caída que sus botas
daban en el suelo. Las oscuras sombras acariciaban sus largas piernas y
su bien proporcionado cuerpo, y su rostro quedo a la vista
completamente, el notó una ligera sonrisa apareciendo en las esquinas
de una generosa boca. Jesús… tan dulce y angelical… pero ella estaba
vestida con un atuendo semejante al de colegiala traviesa. La
combinación era tan vertiginosa como la inexplicable aceptación que
había llegado directo a su alma: Esta era su compañera.

No podía empezar a explicarlo, pero mientras ella se acercaba,


Thad fue atrapado en su gravitacional empuje. Eso era, hasta que ella de
repente cambio bruscamente de dirección y se dirigió hacia los baños.

—¡Mierda!

Estaba a punto de irse detrás de ella cuando su guardia le agarro


del hombro.

~ 22 ~
—Hazlo, y tendríamos que limpiar las memorias de todos en este
piso —Lee giró su cabeza a través del pasillo—. Además, la tenemos.
Dejo a su amiga.

Thad asintió con la cabeza y empezó a caminar hacia Alexia,


quien tenía el aspecto de una persona que sabía que había sido jodida. Él
tenía que darle la mano a la chica: ella mantuvo la cabeza erguida con
orgullo. Pero su postura defensiva y el pequeño temblor en su barbilla le
dijo que estaba inquieta. Pobre cosa. Algunas veces no valía la pena ser
de ayuda.

~ 23 ~
Capítulo 3
A pesar del mejor esfuerzo de Antón, su cuerpo se volvió

frío y su presión arterial se disparo mientras era conducido por una


larga habitación con poca luz. Las paredes eran de bloques de hormigón
al descubierto, y el techo era muy bajo, solo unos pocos centímetros por
encima de su cabeza. Era uno de los lugares usados para los rituales de
sacrificios, y el aire estaba mezclado con el hedor de sangre seca y
miedo.

En un extremo de la habitación, encima de un humilde,


toscamente tallado trono, se sentaba el Maestro, sus oscuras vestiduras
mezclándose en las sombras, sus ojos negros brillaban en la oscuridad.
Él era el más viejo y fuerte de los hechiceros. Su creador, por lo que lo
reclamaba.

El hombre era el mayor mal que Antón haya conocido, crecer en


su cargo había sido completamente desgarrador para su alma. Era
necesario alguien realmente jodido de la cabeza para cortar y abrir todos
esos vampiros día tras día, año tras año. Antón siempre medio esperaba
ver un viejo conjunto de garras retorcidas asomándose por la túnica del
hombre en lugar de manos.

Flanqueando al Maestro en ambos lados había otros dos grupos


de hechiceros en oscuras y encapuchadas túnicas, eran una docena en
total. Sus cabezas estaban afeitadas como la de Antón y sus rostros
oscurecidos. Solo el de Petros era visible, sus crueles ojos jade brillaban
con un destello de satisfacción mientras cruzaba sus brazos en frente de

~ 24 ~
su pecho y caminaba dentro del grupo. Si no fuera por ese destello de
maldad, él y Antón tendrían un gran parecido.

Sin duda, su medio hermano había querido verlo muerto por


algún tiempo. Tal vez todos ellos habían querido. Para Antón ser el hijo
del gran poderoso Maestro lo había mantenido en un estado semejante a
la mierda de perro en la parte inferior de un zapato.

—¿Qué tienes que decir en tu defensa hijo?

Antón se inclinó ante él. Era un acto de hábito, no de reverencia.

—Maestro…

—¿Pensaste que te salvarías a ti mismo inclinándote ante mi


ahora?

—No, Maestro —se enderezó—. Le he fallado. Estoy listo para


aceptar las consecuencias.

—Y lo harás hijo mío. Ciertamente lo harás. Aunque primero,


¿qué explicación tienes para ofrecerme?

Antón se aclaró la garganta y se esforzó por respirar a través de su


tráquea que trataba de cerrarse. Deseando que su corazón calmara un
poco el infierno. Iba a morir. Él sabía eso. Pero el instinto básico de todo
ser vivo es sobrevivir, y un repentino pánico trato de tirar de él hacia
abajo. Si tenía alguna oportunidad de proteger a Tyra, esto necesitaba
ser creíble. No sería débil. No mostraría miedo.

Aquí va.

—Niños, mi señor. Había niños pequeños alrededor… no podía


ejercer violencia en su presencia. Y creo que no podemos reclamar el
poder de Tyra Morgan, por lo que el esfuerzo habría sido en vano. El
esfuerzo y el daño colateral no habrían valido la pena. Ella no es de
utilidad para usted.

La risa del Maestro era un estruendo aparentemente cordial.

—Tú siempre has sido débil, hijo. Un sangrado corazón.


Demasiado parecido al de tu madre. De haberlo sabido, te habría
matado yo mismo cuando naciste. Tal vez incluso antes.

Hijo de puta.

~ 25 ~
—Lo siento, mi señor —Antón no podía entender qué más podía
decir en respuesta. Nunca hubo amor entre ellos, pero ¿su padre lo
hubiera matado antes de nacer si hubiese tenido la oportunidad? ¿O
qué? ¿Habría matado a su madre mientras estaba embarazada? Se le
revolvió el estomago.

El Maestro lo estaba usando como cebo. Ninguno de los


hechiceross sabía de dónde venían. El Maestro se aseguro de eso. Le
ayudaba a garantizar el control total.

Como para demostrar ese control, el Maestro levantó una mano.


Fue un gesto casual. Si el hombre hubiese estado parado en la esquina
de una calle, podría haber sido confundido con el intento para detener
un taxi o un saludo poco entusiasta a un amigo. Pero con la elevación de
la mano, la túnica de Antón se abrió y fue arrastrada fuera de él.
Aterrizó con un susurro a sus espaldas. Así que no era suficiente con
que Antón muriera, sino que tendría que hacerlo desnudo.

Tendría que haberlo visto venir.

Los ojos negros como el carbón de su padre se clavaron en él. Ahí


había un reto o un desafío pero Antón no podía realmente pensar en eso
porque la mano del Maestro permaneció suspendida en el aire, quieta
como la muerte misma. Antón no lo habría creído posible, pero su
corazón latía incluso más rápido. Los segundos pasaron, resonando
fuertemente en su cabeza mientras esperaba un indicio de movimiento
de su mano. Un movimiento podría terminar todo para Antón.

La mano, como se decía, era más rápida que el ojo. Cuando Antón
registró la rareza de los labios del Maestro y la flexión simultánea de los
dedos, un abrasador dolor incandescente cruzó su lado y haciéndolo
caer de rodillas. Miró hacia abajo para encontrar un corte profundo
cruzando su torso y costillas. La sangre brotó de la herida por su piel.

—Me estás mintiendo, hijo. ¿Tal vez te gustaría reconsiderar tu


respuesta?

Antón apretó sus dientes y se enderezó.

—No. No miento, Maestro.

~ 26 ~
Otro movimiento de la mano de su padre. Otro corte en su piel,
esta desde su muslo superior. Algunos gritos. Suyos, al parecer.

—Ella era una prostituta, sabes. Tu madre.

El dedo del Maestro giro en el aire como la batuta de un director


de orquesta, y dos cortes más ardientes fueron hechos sobre el pecho de
Antón. Otra peligrosamente cerca donde Antón creía que estaba su
yugular. Un nuevo grito áspero salió de su garganta. Se concentró en
mantenerse alejado del piso, pero el dolor y el frío hicieron su cuerpo
temblar.

—No… me importa. Acerca de mi madre. Maestro. Usted me


educó lo suficiente.

No podía creer por su vida de que el Maestro creyera esa mentira,


pero no había indicios de cualquier forma.

—Entonces. —Su padre se levanto y se dirigió hacia el—. No


quisiste dañar a los pobres pequeños niños, y no creíste que hubiera
utilidad en la adquisición de la mujer porque es "demasiado humana".
¿Entendí bien?

Antón continuó jadeando. Tragó un poco de bilis que se le había


disparado en la garganta e intentó no hacer una mueca ante la
quemadura.

—Admito… que nunca ha estado dentro de mi matar… mi


señor… los niños… era demasiado.

—Ah, pero no se te pidió que mataras. Se te pidió que trajeras a


Tyra Morgan a mí. Ella tiene habilidades únicas, y yo quería estudiarlas.
Ella es una llave para promover nuestra causa.

¿Y cuál es exactamente nuestra causa, cabrón? ¿Abrir vampiros solo


para oírlos gritar? Por lo que Antón sabía, el Maestro no tenía el poder de
leer sus pensamientos pero la sonrisa sutil en el rostro del viejo hombre,
parecía estar contestándole.

—Yo… solo fui capaz de encontrarla en el refugio… daño


colateral… muy probablemente —Estúpido, estúpido. Él ya había dicho
eso. Antón le permitió a su cuerpo ceder solo un poco. La capa de
sangre y el sudor hacían difícil mantener sus manos apoyadas sobre sus

~ 27 ~
muslos—. Además, ni siquiera sabemos con certeza que ella tenga
múltiples poderes. No presencié ninguno cuando la estaba siguiendo.

Su padre dio un paso más cerca, y Antón fue golpeado por cuán
más pequeño era aquel hombre. Tal vez era por la forma en que ejercía
sus poderes, pero Antón siempre había visto a su padre más grande.
¿Pero ahora? El Maestro estaba unos buenos centímetros más abajo del
metro ochenta de Antón, y estaba mucho más delgado. Casi esquelético.
¿Este hombre alguna vez comía?

—Seguro que lo hiciste. De otra forma ¿cómo se las arregló para


deslizarse dentro y fuera del refugio sin que fueras capas de rastrearla?

Antón consiguió levantarse un poco más derecho. Por el más


breve segundo se preguntó si acaso podría vencer a su padre
físicamente. Miró sobre el hombro del hombre al pelotón inquieto de los
subordinados y desechó la idea rápidamente.

—Un poder, mi señor. Hemos establecido que es capaz de


transportarse de algún modo sin ser detectada. Un solo poder no es
nada inusual.

—Pero su padre tenía el poder del fuego.

Sip, el tenía la esperanza de que el Maestro no supiera sobre eso.


Si ella no había heredado el poder de teletransportarse de su padre y su
madre había sido humana, eso sin duda dejaba un enorme agujero en su
argumento.

Pero si…

—Pudo ser de su madre.

—Debes pensar que soy idiota, hijo.

—Yo…

—Silencio— La orden salió como un gruñido silencioso.

—No, espera —El Maestro se irguió en toda su altura, casi


vibrando con ira.

—Maestro, ¿realmente estas tan seguro que no hay otros seres


sobrenaturales en el planeta además de nosotros y los vampiros? Gran

~ 28 ~
parte de nuestra información sobre Tyra Morgan son rumores sin
confirmar.

Dio un paso adelante, con la cabeza en alto a pesar del hecho de


que estaba desnudo y la sangre le corría por el cuerpo. Dio una mirada
mordaz a Petros, que los había puesto en el camino de Tyra, para
empezar.

—Maestro, usted ha vivido una larga vida. Ha viajado mucho.


Seguramente usted ha encontrado otras especies de seres poderosos.
Hemos… —¡Oh, Jesús!—. Hemos llevado a cabo el ritual de mestizos
antes. La mayoría de ellos son más débiles que sus contrapartes de pura
sangre. Ellos ni siquiera tienen un poder. ¿Cómo podemos descartar la
idea de la hija del rey, siendo algo más? ¿Algo diferente?

Un fuerte susurro se formo retumbando en el otro extremo de la


habitación. Antón levantó la barbilla lo más alto que fue capaz. Trató de
ser tan imponente como pudo, dadas las circunstancias, y haciendo que
su padre encontrara su mirada. El Maestro chasqueó la lengua y rodeó a
Antón… muy... lentamente. Su cráneo palpitaba. Cuando el Maestro lo
miró de nuevo, había un breve destello de, no miedo exactamente, pero
algo.

¿Dudas?

Si. Antón lo tenía. Esta vez, la esperanza se abrió paso con un


fuerte golpe en su pecho. Volvió al punto de origen.

—En interés de su seguridad, señor, me permito sugerir que usted


esté muy seguro de que Tyra Morgan realmente es sólo mitad humano
antes de tratar de capturarla.

Su padre se quedó en silencio. Pensativo. Sus labios crueles


apretados en una fina línea.

—Dime si te ofrezco la oportunidad de redimirte, ¿crees que


tendrás una mejor oportunidad de capturar a la hija del difunto rey?

—Agradecería la oportunidad de probarme a mí mismo, Maestro.

El Maestro comenzó a dar vueltas de nuevo. Una mano fría cayó


sobre el hombro de Antón. Un susurro revoloteaba en su oído.

~ 29 ~
—Entenderás si dudo de tu sinceridad.

El calor abrasador del otro lado de su padre era sorprendente, y


un imposible pequeño empujón envió a Antón arriba y hacia atrás,
cayendo contra la pared de piedra con un golpe sordo. El dolor estalló
en su cráneo e irradiaba en todas partes, su cuerpo cayó bruscamente al
suelo. La humedad y el calor se extendieron debajo de su cabeza.
Pesados pasos se alejaron de Antón.

—Petros. Llévalo al bosque y elimínalo.

Paz llenó a Antón desde adentro hacia afuera. No era mucho pero
tenía la esperanza de haber plantado una semilla de incertidumbre en la
mente de su padre. Tal vez con eso ganara un poco de tiempo para Tyra,
el suficiente para darse cuenta de que estaba siendo cazada. Para
ponerse a salvo. Un nuevo conjunto de pasos se acercaron… y luego la
oscuridad cayó sobre él.

***

¿Qué mierda? ¿Dónde estás?

Isabel estaba dolorosamente consiente del frío y mojado


mostrador del baño contra su piel. Ella odiaba el helado mármol debajo
de su trasero. Sin embargo amaba la autoflagelación, por lo que el
malestar fue bienvenido. Levantó las rodillas contra su pecho, dejó caer
la cabeza en sus manos, y escuchó durante algunos latidos la tortura
sonora que era un incesante goteo, goteo, goteo del grifo del lavabo mal
cerrado. ¿Qué demonios estaba mal con ella?

El móvil sonó nuevamente. En realidad no creíste que


simplemente iban a irse, ¿cierto?

—Mierda. —Sus manos se sacudían con cada pulsación de botón


mientras tecleaba:

¿Estás bien?

~ 30 ~
Isabel contempló el móvil. ¿Por qué Lexi no respondía? No podía
creer que haya sido tan estúpida. Al principio había sonado como que
Lexi le estaba jugando una extraña broma. La vista de Isabel no había
sido buena desde el accidente y era difícil ver en el club con todas esas
luces parpadeantes.

Para el momento en que consiguió una buena vista de los dos


enormes hombre, ella solo… bueno, no recordaba exactamente, pero lo
próximo que supo era que se había acurrucado en la esquina de la repisa
del baño como una especie de refugio. ¿Por qué demonios no se había
quedado para ayudar a Lexi? Dios, ella ni siquiera sabía a donde
podrían haberse llevado a su amiga y —el móvil sonó:

Estoy bien pero estos chicos están sobre mí como los pumas sobre Adam
Lambert. ¡Necesitas hablar con ellos! Sal o los enviaré detrás de ti.

Isabel no sabía si reír o llorar, por lo que hizo ambas. Entonces


envió una orden mental para bloquear el pestillo en la puerta del baño.

Las resbaladizas suelas de las botas de tacón de Isabel perdieron


tracción y sus pies resonaron en el lavabo. Su cabeza descansó en las
amarillentas cerámicas de azulejos de la pared y se recostó a un costado,
obteniendo una mirada de sí misma en el gran espejo sobre el
mostrador.

Devolviéndole la mirada detrás de las manchas de lápiz labial y


números para llamar, por un buen momento era una decepcionante, y
triste perdedora. Una falla. Un jodido desastre.

Alguien que estaba vestida como una desnudista barata y cuyo


cuerpo estaba cansado por décadas de enfiestarse y beber nada más que
sangre humana. Alguien cuyo maquillaje comenzaba a sudarse,
revelando la fea telaraña de furiosas cicatrices por el cuello y la
mandíbula. Alguien que había acumulado suficiente inteligencia
callejera como para sobrevivir por cuarenta y tres años por sí misma,
pero cuando la presión venia a empujar huía, presa de un pánico ciego,
como una niña, otra vez.

Y había dejado a Lexi en la estacada.

Lo lamento Lex. Joder, lo siento. Solo saca tu culo de aquí.

Se lamió una errante lágrima de la esquina de su boca.

~ 31 ~
¿Está bien si me cambio?

La respuesta de Lexi llegó más rápido esta vez:

Bien. Muero de hambre. Los llevo al churro. ¡Apresúrate!

La respiración de Isabel era temblorosa. El resto de ella no era


demasiado estable tampoco.

Otro sonido:

Trae mi sudadera. A fuera está más frío que la teta de una bruja.

Alivio total inundó a Isabel, dejándola floja. Lexi estaba cabreada,


pero no se sentía amenazada. Ellos no la habían lastimado. Gracias a
Dios.

Muy bien. Lexi estaba bien. Esa era una parte importante. Isabel
respiro profundamente. La adrenalina de antes la había dejado débil
sobre sus rodillas. Otra respiración profunda. Muy bien. Bien. Le hizo
una mueca a la desaliñada chica fiestera del espejo.

—Esto es por lo que no nos apegamos. Solo sobrevives bien por


décadas, y tan pronto como bajas la guardia y haces amigos, los metes
en problemas. —Por si fuera poco, agitó un dedo acusatorio.

Tanto Isabel como su reflejo, desagradecido para el sabio te—lo—


dije—, sisearon y se dieron uno al otro con el dedo. Ella suspiró y saltó
del mostrador. Un banco de armarios metálicos se alineaba en la pared
del fondo del cuarto de baño VIP. Estaban un poco abollados y sucios.
Para los de clase alta, el lugar había visto días mejores. Pasó la entrada
del cuarto de baño mientras se dirigía hacia ellos, miró hacia la puerta, y
luego tiró los candados de cada una de las dos taquillas más a la
derecha.

No sabía la combinación de ninguna de ellas, pero incluso sin sus


padres alrededor para enseñarle, con los años Isabel se las había
arreglado para aprender algunos trucos de salón de los vampiros. El
aroma de la sudadera de Lexi cuando la sacó del casillero, sugería que
su reciente esfuerzo por dejar el cigarrillo no estaba yendo muy bien.

Isabel cambió su recortada falda escocesa con botones por unos


vaqueros y un jersey de cuello alto. Se calzaba su par favorito de Luckys
mientras cavaba en lo más profundo de su mente. ¿Por qué diablos iba a

~ 32 ~
aparecer un vampiro diciendo ser el rey y pedir hablar con ella? ¿Habían
hecho algo sus padres en sus días? Pero si así fuera, no solo la hubieran
localizado.

¿Se había metido en problemas por beber sangre humana? Incluso


si eso iba en contra de la ley ¿Quién demonios la había reportado? Y
¿enviarían al rey en persona? Nada podía ser tan malo. ¿Estaban los dos
hombres mintiendo acerca de su identidad? Y si era así, ¿Quiénes eran
en realidad?

Oh Dios. A menos que… ¿Podrían, de alguna forma, haberse


enterado acerca de esa chica que ella…?

—Joder —dijo a nadie en particular. Ellos no habían lastimado a


Lexi. No habían venido detrás de ella ni la habían arrastrado fuera del
baño. Probablemente no eran malos. ¿Y si lo eran? Una vez que
descubriera cómo alejar a Lexi de ellos, no habría nada que pudieran
hacer para asustarla. Había visto muchas cosas en su vida que haría que
incluso a un par de machos de gran tamaño se le pusieran los pelos de
punta.

—Puedes hacer esto… Puedes hacer esto…

Isabel abrió su teléfono para un último mensaje:

Voy en camino.

Sus pies todavía estaban descalzos, y su mirada se disputaba hacia


adelante y atrás entre las botas de desnudista y los zapatos Ryka color
rosa para correr que ella usaba cuando regresaba a lo de Lexi. Luego de
algunos latidos, cogió las botas y tiró de ellas. Siempre la hacían parecer
más alta.

~ 33 ~
Capítulo 4
D espués de dos crujientes tacos de carne, Thad se sentó en el

frío de la madrugada en un patio de un lugar llamado El Churro. Era un


interesante jardín pequeño al estilo oasis, cercado y sembrado de
palmeras, como si eso pudiera bloquear el resplandor del neón áspero
de las tiendas de los alrededores que vendían camisetas turísticas, gafas
lascivas y chicles de agua salada. El restaurante en sí era poco más que
una choza pequeña de tablas de madera, con apenas espacio suficiente
para ponerse de pie y ordenar. Obviamente, Orlando no estaba
acostumbrado al frío de la manera que Thad habría definido.

Unos pocos humanos se quedaron merodeando, pero la mayoría


de los clientes ya se habían ido a los clubes y pedido lo que habían
ordenado para llevar. Todo este asunto había sido divertido de ver,
como un enjambre de langostas que descienden a devorar la carne y el
queso graso que era necesario para su supervivencia.

A lo largo de toda la cuestión de "Vamos a tener una comida como


gente educada", Isabel había estado evitando el contacto visual con Thad
como si fuera su trabajo. Se aclaró la garganta para llamar su atención.
Al segundo sus ojos se encontraron, la masa de grasa en su estómago
comenzó a revolverse, al estilo de una mezcladora de cemento. El
necesitaba una fuerza de voluntad casi más grande que él mismo para
mantener a sus piernas nerviosas tranquilas. No sería bueno parecer
inseguro de sí mismo con esta mujer.

~ 34 ~
Cada músculo se encontraba en tensión y apenas podía respirar a
través de la bola que obstruía su garganta. Este sería su primer trabajo
importante como rey, y había realizado en su cabeza la conversación con
una mujer sin rostro decenas de veces, si no cientos. Ahora que estaba
allí en carne y hueso, no estaba muy seguro de cómo empezar.

Thad se irguió y absorbió un montón de aire invernal en sus


pulmones. Olía a salsas picantes y grasas para cocinar. Iba a tener que
acostumbrarse al problema de proporciones gigantescas del cual no
tenía ni idea de cómo manejar y por lo tanto estaba cagado de miedo,
porque esto era sólo el comienzo. Su padre habría sopesado las opciones
cuidadosamente y luego habría actuado como un ninja con velocidad y
precisión. Thad se sentía menos como un ninja y más como el proverbial
toro en una cacharrería.

—¿Podemos hablar en privado? —a ellos más les valdría terminar


con esto, sino podría ser mucho peor. Echó un vistazo a Alexia. La
pequeña humana estaba muy incómoda con la pregunta.

Isabel agitó una mano con desdén.

—No oculto nada sobre ella —Genial. Simplemente genial.

Detrás de él, Lee se movió y se quejó de sus reservas, pero fue lo


suficientemente sabio como para no entrometerse. Thad a menudo opto
por deferir el avance de los años y la experiencia de su amigo, pero este
particular campo de minas era uno que tenía que navegar por su cuenta.
Incluso si su culo era demolido en el proceso. Y las perspectivas en las
que se encuentra actualmente no eran bastante buenas.

—Muy bien. —dijo Thad finalmente. Se echó hacia atrás en su


asiento, abrió su chaqueta de cuero, y lentamente comenzó a
desabrocharse la camisa. El frío aire de diciembre patinó sobre su piel y
sus pezones se endurecieron al instante, al parecer en convivencia con
su todavía semierecto pene. Porque después de todo, frente a la
aplastante responsabilidad de vida o muerte, y a una mujer caliente que
podría no tener en absoluto ningún interés en él, era importante tener
prioridades.

—Sólo para que no se efectúen más preguntas, quiero ofrecerte


una prueba de que yo soy quien digo que soy. —Sus dedos estaban
inesperadamente firmes mientras se deslizaban sobre cada botón. Se

~ 35 ~
detuvo justo por encima de su ombligo y deslizó su mirada alrededor
con cuidado antes de tirar de la camisa a un lado. El brillo del oro bajo la
luz de la luna provocó un jadeo de Isabel y Alexia.

El medallón era impresionante, Thad se había asombrado cuando


se lo había visto a su padre, mientras era aun un niño. Incrustado en su
esternón había un grueso disco de oro que era más o menos del tamaño
de una moneda de medio dólar, llevaba el emblema real y el antiguo
nombre de la familia: "Yavn"

—Déjame ver —Isabel se acercó y empujó la camisa más lejos de


su camino. Sus dedos eran cálidos y firmes contra su piel.

—Mierda —quedo sin aliento cuando el ser humano también se


inclinó hacia delante. — ¿Eso es como... en tu piel?

Thad asintió con seriedad, pero mantuvo su mirada en Isabel,


quien se inclinó y tocó con su dedo suavemente la pieza de oro,
tocándola sólo con la mínima presión. Sus labios se separaron un poco y
se le escapó una risa nerviosa. Bueno, no había dejado un rastro de
polvo mientras se escapaba de nuevo. Ese era un comienzo.

—¿Eso es el medallón del rey? —Isabel abrió mucho mas sus ojos,
dándole un rostro casi infantil. Las luces decorativas de Navidad que
adornaban el perímetro del espacio para comer al aire libre, añadía un
brillo agradable a sus ojos verde esmeralda. Había algo extraño en el
izquierdo. Estaba oscuro, y... un poco nublado, ¿tal vez? Añadiendo a su
mirada un toque sexy como si fuera de otro mundo.

—Así es —la acidez y la salsa se arremolinaban en su estómago


como si estuvieran en una misión personal para hacerlo vomitar. ¿Cómo
podía estar encendido y con náuseas al mismo tiempo?

—Así que. —Ella se aclaró la garganta—. ¿Tengo que llamarte... su


alteza?

El casi se desmorono cuando el alivio inundó sus entrañas. Ella le


creyó, o por lo menos estaba dispuesta a seguirle la corriente, gracias a
Dios. Había tantas cosas que tenía que decir. Primero, sin embargo...

—Mi nombre es Thad. Llámame Thad.

~ 36 ~
Isabel apretó los labios, mordiéndolos nerviosamente mientras lo
miraba con los ojos entornados en aparente concentración.

—Está bien, Thad —su suspiro fue reflexivo y entrecortado,


formándose una profunda arruga en la frente. Tampoco parecía ocultar
su preocupación—. Entonces, ¿qué está pasando aquí, exactamente?
¿Qué es lo que quieres conmigo?

Aquí vamos. Thad se aclaró la garganta y se inclinó hacia ella.

—En la familia real, por cada nacimiento, un Oráculo es traído


para bendecir al niño y, no sé, predecir su futuro o alguna mierda de
esas. Cuando nací, el Oráculo predijo que yo estaba destinado a
satisfacer a una compañera que llegaría a mí un siglo más tarde. Y hasta
entonces, no conseguiría mi poder. El Oráculo me marcó para que
supiera cómo encontrar a mi compañera. —Él puso su brazo hacia
delante, deslizando la manga para revelar la solitaria cicatriz—. Es la
misma cicatriz que tienes en tu espalda. Yo creo que... —tragó saliva—.
Tú eres mi compañera destinada.

Alexia se echó a reír. Isabel, cuyos labios estaban entreabiertos en


una mueca comprensible de incredulidad, lanzó una mirada asesina en
dirección a su amiga.

—No puedes estar hablando en serio.

No tienes ni idea de lo serio que soy, y lo mucho que deseo que no lo


fuera.

—Mira, sé que este tipo de especie de gran bomba que he dejado


caer…

—Espera. No. Esto no es sólo "una especie de bomba" —Isabel


bajó la voz un poco, a pesar del hecho de que la multitud de fuera casi
había despejado la calle—. En primer lugar, estoy cerca de la mitad de tu
edad, por lo que ni siquiera existía cuando se supone que la cosa del
destino sucedió. Esa marca en la espalda es una marca de ganado. Lo
conseguí por una apuesta, como, hace una eternidad. Es probable que
sea sólo una coincidencia.

»¿Cómo sabes que simplemente nunca conseguirás tu poder?


Algunos de nosotros no conseguimos tener uno. Sólo porque eres de la

~ 37 ~
realeza no te hace inmune la escoger la pajita corta —las risitas de Alexia
continuaron culminando el alegato de Isabel.

Thad se volvió hacia Lee y Alexia.

—Lo siento, ¿pero ustedes podrían darnos un minuto? Esto sería


más fácil sin una audiencia —Y sin las quejas de desagrado de Lee y las
risas de colegiala de Alexia.

—Por supuesto, amigo. —Lee se giro a Alexia—. Vamos, te invito


a una copa o algo así.

—¡Qué dulce! —Alexia saltó de su asiento y agarró el brazo de


Lee, tirando de él lejos. Lee miró como si estuviera siendo llevado a la
horca.

—Sólo estoy justo ahí si necesitas algo, T…

A pesar de sí mismo, Thad se rió de su retirada.

—No creo que Lee nunca haya sido arrastrado por una mujer así.

—Sí, Lexi es realmente otra cosa.

—Entonces, ¿cuál es el trato entre tú y ella? ¿Cómo terminaste


siendo tan cercana con un ser humano?

Isabel sonrió.

—Sólo lo hice. Una forma de conseguir cambiar de tema, ¿no


crees?.

Ellos lo hicieron. Thad se inclinó más, con las piernas separadas y


los codos en sus muslos.

—Mira —dijo—. Sé que esto suena bastante loco, pero créeme


cuando te digo que tengo cosas mejores que hacer con mi tiempo que
inventar este tipo de cosas. Si yo creyera que no hubiese algo que hacer,
yo no hubiera estado peinando la mitad del país buscándote.

»Pensé que todo era un disparate de mierda, ¿sabes? —Él se echó


hacia atrás y estudió su rostro por un segundo. Su expresión estaba en
blanco y la boca floja de nuevo, como si no pudiera procesar lo que
estaba diciendo. Sin embargo, su mandíbula estaba apretada y su sangre

~ 38 ~
latía en sus oídos con la urgencia de lo que aún quedaba por decir. Así
que siguió adelante.

»El Oráculo al que le preguntaron acerca de esto murió hace


mucho tiempo. Mis padres, ambos también están muertos. Yo estoy
cerca de un siglo de antigüedad, y no tengo ningún poder. Cuando se
corra la voz acerca de este hecho, van a poner una grieta en el hielo. Mi
experiencia y la formación hasta el momento han sido completamente
teóricas. Me estoy quedando sin tiempo para anunciar oficialmente mi
ascensión, y nuestra raza tiene que tener fe en su líder.

»Estamos por debajo de decenas de miles, Isabel. Miles. En un


planeta de miles de millones de seres humanos. Trabajamos muy duro
para mantener a las comunidades protegidas de los ataques de los
hechiceros, pero si la gente se asusta, se podría esparcir. Y si se
dispersan... —Cerró los ojos y sacudió la cabeza lentamente. Metió los
dedos en su cabello. Su estomago empezó a retorcerse de nuevo.

»Si se dispersan, los hechiceros van a ser capaces de escogerlos de


la forma más fácil como un psicópata portando una escopeta en la parte
superior de una torre de reloj. No vamos a ser capaces de protegerlos. —
En el momento en que se detuvo por aire, su rostro estaba ardiendo y su
cabeza amenazaba con dividirse en dos.

Isabel permaneció en silencio, con una expresión invariable. ¿No


había conseguido nada de esto a través de ella? Thad apretó los labios
por un momento, luego acerco su silla más cerca y estaba justo en su
cara por lo que ella no tendría más remedio que escuchar. Realmente
escucharlo.

»No te estoy pidiendo que me creas, Isabel. Sólo te estoy pidiendo


que no me descartes todavía. Sólo dame una oportunidad. ¿Estás
dispuesta a hacer eso, Isabel?

***

— ¡Selena! ¿Qué estabas haciendo fuera de la habitación?

~ 39 ~
Tyra dio su sonrisa más tranquilizadora a la pequeña mujer
hispana que había hablado. La mujer que ahora estaba ante Tyra, con la
mano sobre el corazón y con el cabello desordenado por el sueño que
estaba disparado en todas direcciones como un científico loco, en la
puerta de la pequeña habitación que era su residencia temporal en Ash
Falls Interfaith Shelter.

Tyra soltó la pequeña mano de la hija de la mujer, con quien se


había encontrado deambulando por los pasillos. Una vez más. La niña
se adelantó a regañadientes con la sonrisa inocente de un niño de
segundo grado que sabía que había sido sorprendido haciendo algo
malo, pero no tenía reconocimiento del peligro que sus acciones habían
tenido.

Selena estaba repentinamente muy interesada en la gastada


alfombra de color rojizo que se alineaba en el otro lado del pasillo vacio
de la sección de la mujer.

—Me sentía rara. No podía dormir.

—Tienes que quedarte conmigo, Selena. ¡Me estaba volviendo loca


cuando me enteré que te habías ido! —Los ojos de la madre se volvieron
hacia Tyra. Alivio brillaba en ellos, a pesar de la débil iluminación—.
Muchas gracias por traerla de vuelta.

—No hay problema, Lisa. Estaba saliendo cuando la encontré. —


Tyra se agachó para encontrarse con una mirada de ocho años en frente
de ella—. Escucha a tu madre, Selena. Es muy peligroso que salgas tu
sola. Nunca se sabe con quién te puedes encontrar.

O qué. Había estado un poco aterrorizada al descubrir a la niña


vagando fuera de su oficina. Desde hace varias semanas, Tyra había
sentido un cosquilleo incómodo en la base del cabeza. Alguien o algo
estaban vigilando el refugio. Ella no se sentía distinta por el terror
visceral y las nauseas generalmente causadas por las vibraciones de los
hechiceros, pero aún así esas sensaciones la estaban preocupando.
Cualquier cosa, desde un hechicero a un ex enojado o un distribuidor
buscando para recibir el pago podía estar allá afuera, y Selena acababa
de dar vueltas descalza, sin vigilancia, y ajena por completo.

—Usted está haciendo todo por sí misma, señorita Tyra.

Tyra se puso de pie y sonrió.

~ 40 ~
—Pero yo tengo poderes mágicos para protegerme de las cosas
malas que asustan en la noche, Selena. —Ella le guiñó un ojo a la chica.

La niña sonrió.

—¿Voy a tener poderes mágicos algún día, Señorita Tyra?

Tyra se encogió de hombros en un gesto exagerado.

—Tal vez algún día. ¿Quién sabe? —La madre de la niña sonrió y
condujo a su hija vestida con un camisón a su habitación.

—Gracias, señorita Tyra. Debería dormir un poco, ¿eh? Es casi ya


de mañana.

Tyra dio un pequeño gesto de despedida con su mano y se dirigió


a su oficina, haciendo una rápida comprobación para asegurarse de que
el mugriento pasillo estaba por lo demás vacío. Ellos tenían a un mínimo
de personal en la noche, pero la relativa seguridad no detuvo su ritmo
cardíaco. Siempre era bueno estar segura. Extendió sus sentidos,
sintiendo alrededor un mojo malo, pero por extraño que parezca, todo
parecía tranquilo esta noche.

Abrió la puerta de su oficina, que estaba a oscuras excepto por el


cálido resplandor ámbar de la pantalla del teléfono celular. Cogió el
teléfono del torpemente antiguo escritorio de maestra de escuela,
zumbaba alegremente en su mano indicando un nuevo mensaje de
texto:

Creo que nosotros la encontramos. Te dejaremos saberlo lo antes posible.


Lee.

—Oh, gracias, gracias, gracias —Tyra abrazó el teléfono contra su


pecho. Ya había rumores en la comunidad. La gente quería saber por
qué Thad no había anunciado oficialmente su ascensión.

Debido a un reciente aumento en los avistamientos de hechiceros,


muchos de los mayores conservadores estaban presionando por una
prohibición de interactuar con los seres humanos o rompiendo las
comunidades de vampiros y saliendo de la zona en grupos más
pequeños. Algunos civiles incluso habían hablado de tomar las armas en
contra de los propios hechiceros, al estilo de Michigan Militia. Toda la

~ 41 ~
situación era una "inminente tormenta de mierda" escrito por todas
partes.

Una gota de humedad se escapó de los ojos de Tyra. Su medio


hermano podría ser inexperto, pero si él no conseguía el desafío de ser
rey, la raza de los vampiros estaría en problemas. Si se las había
arreglado para localizar a la pareja que supuestamente había sido
profetizada para él, entonces podría finalmente regresar de nuevo al
infierno de donde estaba y ponerse a trabajar. Todavía había esperanzas.
Suspiró y limpió a toda prisa su mejilla húmeda, cerro la cerradura de la
puerta de su oficina, y se fue a casa en una dispersión de pequeñas
moléculas.

~ 42 ~
Capítulo 5
T had paseó por la habitación de Isabel. Los escasos muebles

de la funcional mesilla Ikea y la explosión de panfletos de una fiesta en


las paredes, a la cama vestida con sábanas de tema espacial. Todo
gritaba una chica tipo universitaria. Él la comparó con su propio hogar.
Su vida.

Nada acerca de los dos era similar.

Descansando en la cama, Thad corrió sus manos sobre una suave


almohada, qué pudo haber estado hecha de la piel del personaje Wookie
de Star Wars. Él se podía imaginar el rostro de Isabel descansando en
esa superficie peluda durante el día. Su pecho se tensó con ese
pensamiento. Había pegatinas en las paredes y el techo también.
Pequeñas, blancas estrellas y planetas que brillan en la oscuridad,
dispersos en el techo como su propio sistema solar.

Un tablón de anuncios sobre el escritorio estaba lleno de


fotografías de Isabel y su amiga humana, Alexia, con sus lenguas fuera y
sus brazos colgados alrededor una de la otra. La mayoría fueron
tomadas en clubes, como en el que él la encontró. Ella tenía una vida ahí,
aunque no precisamente una muy próspera, acorde con los estándares
de Thad, ella se notaba feliz.

¿Cómo lograría qué esto funcionara?

Los pensamientos de Thad se desvanecieron tan pronto como


Isabel salió del baño, habiéndose cambiado de nuevo, con unos

~ 43 ~
pantalones negros de yoga y una sencilla playera blanca, ajustada. La
piel de ella era más pálida que la de él, color durazno, y recientemente
limpiada de su abundante maquillaje para el club. Una pequeña serie de
cicatrices, qué antes no eran visibles, atravesaban su cuello y mejilla.
Mientras él sufría por saber más acerca de ella, su instinto le dijo: No
preguntar. No todavía. Los vampiros no cicatrizan fácilmente, así qué lo
que haya causado las de ella… bueno, él e Isabel probablemente no
estaban «ahí» todavía.

Que ella le haya permitido a él, regresar a su departamento, era


una enorme victoria, incluso si él hubiera tenido que presionar una
invitación insinuándole que él y Lee iban a estar atascados sin un lugar
para ocultarse del sol. Un indicio de limón flotó en el aire cuando ella
pasó, y Thad no pudo hacer nada más que conservar el olor en su nariz
con gusto. Su pecho se tensó de nuevo, incluso su pene se hinchó con
aprecio. Ya sea por deseo o la profecía o sólo un intenso anhelo de hacer
lo correcto por su especie, maldición, él quería encontrarse con Isabel y
abrazarla hasta que no hubiera manera de decir; dónde ella empezaba y
él terminaba.

Maldición. Él había planeado y había hecho estrategias, pero cada


vez que él la miraba, su mente se ponía completamente en blanco. Él
simplemente no esperaba eso. ¿Cómo podría? Él esperaba que su pareja
destinada fuera como las otras compañeras que él conocía: desesperadas
por el estatus de convertirse en una reina. Y sí, lo admitía, alguien bien
educado. No es qué fuera pretencioso; es solo qué no contaba en una
compañera potencial, que lo mirara como si le hubieran brotado cuernos
cuando él le sugirió la idea de estar juntos, los dos.

—¿Te importa si pongo algo de música? —Ella se aproximó hacia


la mesilla.

Él negó con la cabeza.

— No para nada.

Mientras ella se inclinaba hacia adelante, para levantar un


reproductor MP3 en su computadora, Thad tuvo una buena mirada, a
qué tan bien los pantalones de yoga abrazaban su parte posterior. El
trasero de ella prácticamente suplicaba por su atención, mientras ella
doblaba su cintura, mientras recorría su lista de reproducción. Después
de unos cuantos clicks, algo que él asumió, que era techno empezó a

~ 44 ~
sonar desde las bocinas de la computadora, pero era algo diferente de lo
que estuvo sonando en el club. Él se aclaró la garganta e hizo lo mejor
para actuar casual mientras ella se enderezaba y se sentaba en una silla
cerca de la mesilla con una pierna doblada debajo de ella.

—Así que, ¿Qué es lo que estamos escuchando?

—Es un arreglo de Anthony Pappa. Él es, eh, uno de mis DJ’s


techno favoritos. Esta es una vieja grabación de un concierto en vivo en
México, quisiera decir qué… —Sus ojos se clavaron en los de Thad. Él no
tenía ni idea de lo que ella estaba hablando, y eso se debió haber notado.

»Tengo el presentimiento de qué esto, no es en realidad algo que


te guste. Podría poner otra cosa.

—No, no. Suena bien. Es solo que nunca había escuchado algo
como esto. Soy más como un hombre de jazz.

—Ah. —Ella se mordió el labio y miró hacia su regazo, recogiendo


una pelusa invisible de su pierna. Un silencio incómodo se hizo
presente, porqué sí… era una maldita extraña situación. Thad no parecía
adivinar cuándo era el momento preciso para decir lo sexy qué pensaba,
qué ella era, o qué tan aterrado estaba de ser un rey de mierda si ella no
le salvaba el trasero.

—Tú sabes, siento qué te debo una disculpa —Isabel dejó escapar.

Thad frunció el seño. En todo caso, él le debía una a ella.

—Creo que no te entendí.

—Más temprano, fui un poco grosera contigo. Sólo quería


disculparme por eso. Creo que todavía estaba sintiendo el vino que
tomé, y estaba en un lugar extraño. Y francamente, me asustaste con
todo ese… —Ella se inclinó hacia atrás y exhaló.

—Sí. Lo entiendo. Y no tienes por qué disculparte. Me refiero a


qué todavía estoy yo mismo bastante desconcertado por todo este
asunto, y eso qué lo conozco desde hace mucho tiempo. Si alguien se
hubiera acercado a mí de la manera en la qué yo lo hice contigo, también
hubiera pensado que estaba loco.

Isabel sonrió y ladeó su cabeza.

~ 45 ~
—El asunto es qué no veo como yo, se supone, que yo sea. Yo…
Yo no puedo ni siquiera imaginarme eso. —Ella se movió
incómodamente en su asiento—. Me refiero a qué ya te habrás dado
cuenta, tú mismo, de qué no soy precisamente un material de la realeza.
Ni por asomo.

Él golpeó su pulgar contra su mejilla.

—Voy a ser sincero contigo. No estoy seguro de lo qué esperaba,


pero tú no lo eras. Ya sabes, cuando mis padres me hablaron de la
profecía, yo solo asentí y sonreí. Y después lo olvidé. —Él frotó su brazo,
en donde la cicatriz continuaba pulsando insistentemente—. Y fue
entonces cuando mis padres murieron, cuándo finalmente decidí qué tal
vez necesitaba averiguar qué era lo qué pasaba.

Él estuvo en silencio por un segundo, pero Isabel siguió sin decir


nada. Sin preguntas, sin comentarios. Ella continuó viéndolo fijamente.
Sus ojos verdes estaban muy abiertos y fijos en él, pero no hizo ningún
movimiento para contestar. Era como estar en el puesto de tacos de
nuevo.

Basándose en una respiración profunda, Thad continuó.

»Mira, hace un año, comencé a sentir cosas en dónde está esta


cicatriz. Punzantes, hormigueantes, sensaciones. Empezaron a hacerse
más fuertes, más intensas. Ahora mismo, en realidad duele. Palpitos. Se
siente como si mi brazo tuviera un dolor de cabeza. ¿Nada similar te ha
pasado a ti?

Su respuesta fue encogerse de hombros sin comprometerse


bastante, pero su mano fue hacia su espalda baja, casi
inconscientemente. Eso lo tomó como una afirmación.

»Mira, todo lo qué tengo que seguir está ahora enfrente de


nosotros. El hecho de qué te encontré en dónde estábamos esta noche.
Luego está la cicatriz que combina en tu espalda. No conozco más que
tú de lo que llevamos hasta ahora.

»Lo que sí sé, es qué, más y más vampiros han sido atacados por
los hechiceros. Mis amigos se están poniendo nerviosos. Yo me estoy
poniendo nervioso. Yo he ascendido como el sucesor de mi padre, pero
si sale a la luz que no tengo poder, me verán como débil. Así que siento,
que tengo que intentar cualquier cosa que pueda, incluso si parece

~ 46 ~
completamente una locura. Y lo es. Lo sé. Con el riesgo de sonar
dramático: por el bien de toda nuestra raza entera, necesito que
mantengas tu mente abierta.

Ella parpadeó.

—Pero eres el rey, ya sea si tienes poder o no. Ser capaz de hacer
rayos y truenos o lo que sea, no te hace un dirigente más listo.

En un mundo perfecto. El rió un poco.

—Puedes pensar eso, pero estás equivocada.

Isabel se quejó suavemente y frotó sus sienes. Pensó acerca de sus


padres y las razones por las que se habían mudado a Florida décadas
atrás.

—De hecho, no, no puedo. Sé que nuestra especie puede estar un


poco atorada en cuanto a habilidades.

Él alzó las cejas.

—¿Oh?

—Es por eso qué siempre he vivido en el mundo humano. —Ella


gesticuló vagamente—. Ninguno de mis padres consiguió su poder.
Ellos siempre me mantuvieron alejada del resto de nuestra clase, para
qué no tuviera que enfrentar el mismo tipo de discriminación, que ellos
tuvieron.

—Ah… Me preguntaba… —parpadeó, lo qué pareció resaltar lo


increíblemente azules que eran sus ojos.

Él no parecía el tipo de rey, cómo ella pensaría que se vería. Ella


había visto muchas de las familias reales humanas en la televisión y él
no se veía como ninguno de ellos. Honestamente, él era una mezcla
entre un fisicoculturista y un chico de una fraternidad. Señor, sabía que
Lexi había traído mucho de ambas especies para Isabel para que ella
supiera de lo qué estaba hablando. Él estaba vestido en una mezcla y
cuero, y ella estaba apenas segura que traía un arma. Él no daba miedo,
pero irradiaba fortaleza y un toque de peligro. Muy sexy.

—Tú sabes. —dijo ella delicadamente—. Incluso si no estoy en


esto, tú eres el rey. Puedes hacer todo lo que quieras, ¿cierto? —Un

~ 47 ~
escalofrío pasó por su cuerpo con el simple pensamiento sobre eso. Él
era apuesto, sí. Pero… bueno, había un montón de horribles peros.

—No voy a revolver tu mente y arrastrarte fuera de aquí. —Él


sonrió, haciendo más cálida su sobria expresión—. Supongo qué estoy
deseando qué tal vez mi humor y encanto sean suficientemente
convincentes.

Iba a ser muy difícil qué no lo quisiera si seguía diciendo cosas así.
En contra de toda lógica, ella se encontró queriendo tocarlo. O lamerlo
por todas partes. Pero ya había tenido su diversión en el club, y estaba
mucho más sobria ahora, así que en realidad no sabía qué hacer. Él era
el rey. El rey. La enormidad de eso prácticamente hizo que su cerebro se
apagara.

Él se aclaró la garganta.

—He estado pensando en algo, así qué sólo seguiré adelante, y lo


soltare sin más. ¿Te atraen los hombres?

¿Qué?

—Por supuesto —oh, cierto. La mujer de la que se había


alimentado. Ella podía ver cómo eso podría haberse visto como un
transeúnte. Ella se rió de nuevo. Inexplicablemente, un pequeño apretón
en su corazón se aflojó un poco—. ¿Supongo qué lo estás preguntando
por el humano en el club?

—Parecías un poco adentrada en ella.

Isabel se revolvió en su asiento de nuevo.

—Tenía un poco de rojo, necesitaba alimentarme —un calor pasó


por su cara—. Y además, ella estaba en un mal lugar. Yo lo podría decir.
A veces cuando encuentro un anfitrión, trato de regresarles un poco
cuando tomo su sangre ofreciéndoles un consuelo. —Ella tomó un
profundo respiro. La última parte, bueno, no se la había contado ni
siquiera a Lexi. El porqué parecía un misterio incluso para ella.

Thad frunció el ceño.

—¿Cómo sabes? Acerca de la mujer estando en un mal lugar.

Isabel resistió esa intensa urgencia de soltar algo más. Era una
larga historia, y una qué no quería contar.

~ 48 ~
—He estado en muchas cosas malas, las he ido resolviendo a
través de los años. Lenguaje corporal, cosas por el estilo. A veces
simplemente lo sabes. Me imagino qué si voy a beber su sangre, yo
debería proporcionar una pequeña comodidad antes, ¿no es cierto?
Prestar un oído, frotar sus hombros… esa clase de cosas.

Ahora él la miraba a ella como si fuera un cubo Rubik.

—¿Y tú bebiste de ella?

¿Qué no habían dejado claro eso ya?

—Sí bueno, nunca he tenido una pareja en mi vida o alguien más


consistente para beber de él. Estar en un ambiente de fiesta lo hace más
fácil porque hay una grande multitud, cientos de anfitriones, y
usualmente esquinas oscuras en dónde puedo hacer lo que necesito sin
que nadie lo note —estaba asombrada por su compulsión a ser tan
abierta, pero ella continuó. Mentirle al rey parecía algo malo.

»Beber vino empieza como una manera de conocer personas y


bajar las inhibiciones, pero supongo qué empiezo a entrar en el
ambiente y todo lo qué tiene que ofrecer. Me encanta la música. El hecho
de que las cosas no comiencen hasta tarde por la noche es un bonus.

—Así que, ¿Qué es lo qué el vino tinto ocasiona? ¿Disminuye tus


inhibiciones? Yo sólo pruebo una pequeña cantidad, y nunca sabes con
certeza de las historias qué alguien cuenta. —sus ojos se abrieron con
aparente interés.

Ella asintió despacio, escogiendo sus palabras.

—Hace muchas cosas, pero eso es algo de las grandes. Eso, uh, se
siente realmente sorprendente, en realidad. Me refiero a qué, la eficacia
de cada quien varía pero en general te sientes un poco eufórico y
atontado; tus sentidos se amplían. Realza la intimidad física y
emocional. Incluso si estás hablando con un completo extraño, es como
si estuvieras conectado con él. Es por eso qué se me hace tan fácil
sentirme cómoda con un humano extraño y beber de él. Siempre se
siente realmente natural en el momento. No es sólo tu variedad del
jardín, inducida por el suave alcohol, sino una experiencia muy sensual.
—Estrechó sus ojos hacia Thad, quien había dibujado sus cejas hacia
abajo, pensando profundamente.

~ 49 ~
—Me estoy haciendo parecer rara, ¿No es así? — Su cara se relajó
y soltó una risita ahogada

—Un poco. Me refiero a qué ese tipo de cosas ya quedaron atrás,


desde qué era más joven, y no es como que haya tenido mucho tiempo
para andar de fiesta. Es un poco extraño para mí.

Su cara se volvió aun más caliente.

—Sí lo siento, yo…

Él mantuvo su enorme mano en alto. Sus dedos eran gruesos y


fuertes. Duros. Él podría ser de la realeza, pero no le daba miedo un
poco de trabajo duro.

—No, espera. No te disculpes.

Isabel tragó el gruñido qué había burbujeado en su garganta. Ella


no podía soportar ser callada. Por nadie.

Thad movió sus hombros unas pocas veces y aclaró su garganta


de nuevo. Dios mío, él hacía eso mucho. ¿No es cierto?

—¿Qué hay acerca de los efectos negativos?

Los brazos de Isabel se cruzaron sobre su pecho. ¿Hacia dónde se


dirigía? ¿Él creía eso por la supuesta cosa del destino, él podía
reclamarle por un poco de bebida recreativa? Rey o no, ¿de dónde salía
ese derecho a juzgarla? No es como si fuera la primera vez qué un
vampiro bebiera sangre de un humano desconocido, qué también estaba
intoxicado, y ella nunca los había lastimado o algo.

Las cejas de Thad siguieron elevadas. Bien, él quería una


respuesta, así que ella le daría una.

—Para los humanos, mucho vino puede ponerlos enfermos o


darles dolor de cabeza. Para nosotros, no en realidad. A veces rechinas
los dientes, y eso puede ser muy rudo para los colmillos, especialmente
si están agrandados para alimentarse. Siempre he sido muy cuidadosa
sobre eso ya qué no puedo ir con cualquier dentista a qué me los arregle
si me rompo uno. He escuchado eso en raras ocasiones, qué hombres
han tenido malos momentos por un tiempo, pero como he dicho,
usualmente es un gran afrodisiaco.

Thad se encogió.

~ 50 ~
—Hay algo que me hace sentir frío y húmedo. ¿Qué tan raro es el,
uh, problema del desempeño?

Ella ladeó su cabeza.

—No creo qué pase muy a menudo. Esta área no está repleta de
vampiros, y en realidad no he tomado una encuesta.

—Huh

La mirada lejana de Thad hizo qué ella hiciera una pausa. Arrugó
su nariz y lo estudió arduamente.

—Thad, ¿por qué me estás preguntando por estas cosas?

Thad frotó sus ojos y nuca, y tomó un par de respiraciones


profundas a través de su nariz. Las miradas pensativas de Myriad
parecieron cruzarse por su cara, pero entonces encontró la mirada de
Isabel. Dios, esos ojos eran azules.

Él tosió nerviosamente.

— Sí, bueno, he estado pensando esto mientras hablabas. Y me


gustaría probar un poco de eso. Contigo.

~ 51 ~
Capitulo 6
I sabel miro a Thad como si acabara de sugerir que corrieran

desnudos. A través de un grupo de hechiceros. Al amanecer.

—No puedes estar hablando en serio.

Si, absolutamente, cien por ciento seriamente loco.

—¿Tienes más disponible? —De repente se dio cuenta de que,


vino rojo no es la clase de materia prima que uno tiene dando vueltas en
su casa como pasta dental o harina.

—Seguro que tengo. Pero estoy sorprendida de que tú quieras


probarlo. Acabas de decir que era desaprobado.

Se escabullo más cerca en el borde de la cama para que sus


rodillas estuvieran casi rozándose. Era el más leve de los roces pero lo
suficiente como para provocarle una agradable sensación de silbido en
todo su cuerpo, que lo tenía un poco más excitado. La idea de consumir
la bebida ligeramente ilícita era loca, pero un sentimiento de emoción la
reemplazó. La idea de hacerse más íntimo con ella, la forma en que lo
describía…su pulso se aceleró solo con pensarlo.

Thad apretó sus manos juntas y descansó sus codos en sus muslos
entre abiertos, de la misma manera en que lo hizo durante su
conversación afuera del local de tacos.

—¿Tu dijiste, o no, que estas cosas reducen las inhibiciones?


¿Fomenta la intimidad?

~ 52 ~
Ella asintió sin hacer ningún comentario, todavía mirándolo hacia
abajo como si perteneciera a un zoológico.

—Por lo que me parece que para nosotros y nuestra situación


excepcional, sería una herramienta útil llegar a conocernos mejor.
Incluso para hacernos más íntimos… considerando la manera en que te
dije que estábamos destinados a ser compañeros. —El esbozó una
sonrisa. Las mujeres suelen amar esta sonrisa.

Las comisuras de los labios de Isabel se alzaron ligeramente.


Bingo.

—Me sorprende que tengas sentido del humor con respecto a esto.

Seh, era una manera de decirlo. Thad se inclino hacia la cabecera


de la cama y estiró sus piernas sobre el edredón con cohetes de estilo
marinos de Isabel. Para ganar un poco de tiempo para responder, aflojó
los cordones de sus pesadas botas y las pateo fuera. Así podría ponerse
cómodo.

—Mira, es así. Cuanto más pienso en esto, más me convenzo de


que tiene que haber algo con todo este asunto de la profecía. He pasado
las últimas semanas, y Dios sabe cuantas millas jugando una absurda
versión de frío y calor, y de alguna manera eso me llevó a donde te
encontré. Ahora, aquí estamos. Es apenas pasado el amanecer, por lo
que no iremos a ninguna parte pronto. ¿Por qué no sacamos el máximo
provecho de esto y vemos a dónde van las cosas?

»A no ser que planees derribarme, en cuyo caso estamos atascados


aquí jugando a las veinte preguntas, o tal vez vayamos a pescar. Y en
cuanto a mi sentido del humor, he recorrido toda la gama de emociones
esta noche, desde cabreado hasta asustado y todo lo que está en el
medio, así que por ahora, enfocarme en lo que es divertido de todo este
asunto parece ser la mejor manera de evitar que mi cerebro reviente.

Ella sonrió. Sus colmillos no tenían la misma forma que los de él,
pero su sonrisa seguía siendo increíble. Sexy. Su rostro se iluminó,
incluso cuando ella entrecerró sus ojos en él.

—¿No crees que se vería muy mal en sociedad si se corriera la voz


de que el rey estaba bebiendo Merlot?

~ 53 ~
Thad cruzó los brazos sobre el pecho y barrió con la mirada
intencionadamente alrededor del pequeño espacio.

—Solo estamos tú y yo en esta habitación. —É le devolvió la


sonrisa—. Vamos, no quieres decirle que no a esto. Lo veo en tu rostro.

Ella lo estudio, profundamente.

—¿Estas realmente seguro de esto?

Demonios, no.

—Absolutamente.

Isabel continuó levantando una ceja dudosa, pero después de lo


que pareció una eternidad, se levantó de su silla y desapareció de la
habitación. Cuando regresó momentos más tarde, ella llevaba un gran
vaso de agua y dos grandes vasos. Una botella con un líquido de color
oscuro debajo del brazo. Después de colocar los vasos en la mesilla,
evocó un sacacorchos como de la nada. Un barman no lo podría haber
abierto tan rápido. Extrañamente, su experiencia le resultaba
reconfortante.

—Mmm… —se inclinó cerca de los vasos cuando el líquido


aterciopelado fluyó, dibujando el aroma en sus pulmones—. Beaujolais.
Uno de mis favoritos. Bajo en taninos, también. Va será uno bueno para
tu primera vez —Un toque de picardía se reflejo en su sonrisa.

Muy bien, el odiaba verse estúpido, pero…

—No tengo idea de lo que eso significa.

Después de que Isabel bebiera un pequeño sorbo de una copa, una


risita aniñada canturreó de su encantadora garganta.

—Se piensa que los taninos y las antocianinas en el vino rojo,


junto con la propia edad de la botella, son los que causan un efecto
similar al de las drogas, en los vampiros. Así que creo que iremos con un
vino de niveles de taninos más bajos esta—. ¿Qué?

Ni un solo sorbo de vino, pero las palabras de Isabel ya lo tenían


medio duro y mirando de reojo inapropiadamente. Maldición. Maldición.
Ella era inteligente, también. Nada lo encendía como una mujer
inteligente.

~ 54 ~
Sacudió la cabeza.

—Simplemente disfrutando de la lección.

Un rubor se deslizo a través de su rostro.

—Está bien. Aquí vamos.

Le ofreció un vaso lleno, manteniendo uno solo por la mitad para


ella.

—Lo siento, no tenemos vasos de vino reales.

El elevó una ceja.

—¿Más para mí?

—Yo ya tome algunos en el club, no quiero exagerar, o soy capaz


de olvidarme de mi misma y tratar de aprovecharme de ti —los ojos de
Isabel se arrugaron en las esquinas.

—¿Ahora quién tiene sentido del humor?

Ella sonrió de nuevo, no tan ampliamente, pero fue increíble cómo


su pecho se hinchó ante su cambio de expresión.

—Aquí. Guardaré el resto. Dame un segundo.

Thad la vio irse y entonces centro su atención en lo que tenía en la


mano. Antes de que pudiera cuestionarse a sí mismo, engulló la sabrosa
bebida, similar a la ciruela.

A medida que la roja bebida descendía sin esfuerzo por su


garganta, una ola de frío y pánico barrió a través de su torrente
sanguíneo. ¿Qué carajo estoy haciendo?

Isabel reapareció justo a tiempo para ver a Thad cernirse


verticalmente en la cama, succionando aire como si acabara de correr
una maratón.

—Whoa… whoa, tranquilo… tranquilo —corrió hacia él y puso su


mano sobre su espalda, frotando perezosos círculos. Su mano era sólida
y satisfactoria sobre la tela de su camisa—. ¿Estás un poco enloquecido?

Sus ojos encontraron los de ella, pero no respondió. No necesitaba


hacerlo.

~ 55 ~
—Muy bien. No hay problema. Totalmente normal. Todo está
bien. Respira profundo por mí.

Thad dejó caer su cabeza ligeramente y obedeció, observando que


su ritmo cardíaco disminuyó en señal de su orden. Algunas
respiraciones más. Incluso mejor. Sonrió en gratitud.

—Gracias.

—No hay problema. —retiró la mano de su espalda. Él no se había


dado cuenta de lo cálido que era, hasta que desapareció.

—Escucha, no sucederá nada malo ¿De acuerdo? Bebo esto todo el


tiempo. —Un dedo elegante recorrió el borde del vaso vació de Thad—.
Además solo bebiste un vaso. Eso no puede causar demasiados daños.
Ya lo tomaste, así que mejor toma asiento y disfruta el viaje. Terminara
antes de que lo quieras. Te lo garantizo.

Thad asintió. Bien. Ella tenía razón. Era un flameante idiota. El


había pedido esto, después de todo.

En algún punto Isabel debió haberse tragado el de ella también,


porque el otro vaso había pasado de medio lleno a completamente
vacío. El realmente no se dio cuenta cuándo, porque a pesar de la
promesa tranquilizadora de Isabel, su corazón todavía estaba golpeando
locamente. Qué mierda estás haciendo, cómo pudiste pensar que esto era una
buena idea, eres el rey por el amor de Dios, de verdad creíste que un estúpido
vaso de vino te pondría en el camino a tu destino, tu padre estaría tan
avergonzado y ninguna cantidad de respiraciones profundas haría callar a
su corazón.

Gracias a Dios, Isabel lo rescató de su monologo interno.

—Todo arreglado, Su Alteza. Espero que disfrute su viaje al País


de las Maravillas —Thad no pudo evitar reírse. El País de las Maravillas.
Hombre, ¿No sonaba gracioso? Cuando su lengua atrapó una gota
errante de Beaujolais y se lamió la plenitud de sus labios, se las arreglo
para olvidar su miedo por completo.

El se apoyó contra la cabecera de la cama, estirando sus piernas


como lo había hecho anteriormente.

—¿Y ahora qué? —Isabel se reclinó en la cama y le dirigió otra


sonrisa angelical.

~ 56 ~
—Ahora, esperamos.

~ 57 ~
Capítulo 7
L as jodidas seis de la mañana. Después de más o menos una

hora intermitente de sueño, Tyra estaba en el gimnasio trabajando en


sus frustraciones y incrementando su adrenalina. Se había levantado
antes de que la alarma sonara, como había predicho, y en poco tiempo
estaría de vuelta en el refugio. Pero necesitaba hacer ejercicio para su
salud mental, ya que no había salido a cazar hechiceros. Y eso no
sucedería hasta que Thad regresara. Era imperativo que ella fuera capaz
de ir a él si la necesitaba.

Aire caliente se agitó, y ella se quedó tiesa en el medio de una


posición de cuclillas antes de pararse para acumular la barra. Sus ojos
rodaron mientras dejaba escapar un suspiro.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí, Siddoh?

El reflejo de un hombre corpulento apareció detrás de ella. Tenía


el cabello castaño corto y revuelto, de esa manera —demasiado—sexy—
para—usar—un—peine, y sus ojos color avellana ardían en deseo.

—Oh, vamos, Tyra. ¿Es esa la manera de recibir a un amigo?

Miró alrededor de la habitación, su mirada yendo de la puerta a


las paredes de espejos, a la banca que estaba junto a Siddoh.

—No me digas que has estado merodeando por aquí desde que
aparecí. —Dio un pequeño chasquido con su lengua—. Eso parece muy
poco convincente.

~ 58 ~
Él arqueó una ceja y lanzó una sonrisa maliciosa en su dirección
mientras se acariciaba la barbilla. Dios, que sonrisa tan sexy. No
importaba cómo él la había cabreado, esa sonrisa siempre había llegado
a ella. Fue probablemente por eso que toda la cosa entre ellos había
durado tanto tiempo después de su fecha de vencimiento. Las puntas de
sus perlados colmillos blancos se asomaron coquetamente detrás de su
labio superior lleno.

—Tal vez solo quería ver cuánto peso podías levantar en cuclillas.
—Miró la barra que había acumulado—. Quinientos, no está mal.

—Son cinco de veinticinco, idiota. —Ella sonrió a su reflejo en el


espejo—. Me quedo con el peso ligero así puedo mantener mi figura de
niña. Ahora ¿qué pasa contigo sentado todo invisible mientras hago mi
entrenamiento?

Dio unos pasos lentos y cautelosos hacia ella. Con su metro


cincuenta y siete ella era alta y fuerte, como lo eran la mayoría de su
especie, sobre todo las mujeres. Sin embargo, mientras él se acercaba sus
rodillas tambalearon un poco, recordándole lo inmenso y musculoso
que era. Cómo su mirada sugerente podía hacer que ella lo deseara
incluso cuando estaba enojada. Cómo podía ocupar tanto espacio con su
oscura, malhumorada, pero juguetona personalidad.

—Creo que sabes por qué estoy aquí, Tyra.

—Siddoh, mi padre está muerto, no tienes que dormir conmigo


para vengarte de él nunca más. —Se acercó a una banca de pesas y se
sentó, destapando una botella de agua. Se habían convertido en amantes
hace mucho tiempo. La relación había nacido de la necesidad de Tyra de
rebelarse y el deseo de Siddoh de pegarse a la hija del rey como una
manera de expresar sus sentimientos acerca de ser pasado por alto como
segundo al mando.

De alguna manera, lo que había comenzado como una aventura


de una sola noche, se convirtió en una relación por conveniencia, de
años de duración.

Algo así como amigos con beneficios, pero contrariamente a la


afirmación anterior de Siddoh, ellos nunca habían sido exactamente
amigos. Eran dinamita en la cama, pero por lo demás no podían

~ 59 ~
soportarse el uno al otro. Más como ¿combatientes antagónicos con
derechos?

Su rostro se contorsionó en una mueca fingida y caminó en


semicírculo hacia ella, todavía avanzando, todavía rondando hacia ella
con propósitos lujuriosos en su mirada.

—¿Crees que mi pequeña contrariedad con tu padre es la única


razón por la que me gusta acostarme contigo? —Más cerca. Oh, nene—.
Me gusta acostarme contigo porque vuelas mi mente, mujer. Y ha
pasado un tiempo.

Tyra rodó los ojos.

—Ha pasado un tiempo, Siddoh, porque sólo me quieres en tus


términos. Y estoy terriblemente cansada de eso.

Sin embargo, continuó, cerrando el espacio entre ellos.


Arrodillándose a sus pies, lentamente le quitó los zapatos y comenzó a
masajear sus arcos cansados. El placentero masaje la hizo gemir. Sus
fuertes manos le frotaron los tobillos y pantorrillas, y había comenzado
a arrastrarse más lejos, cuando ella posó una mano firme sobre la de él.

Siddoh era una muleta. Una que realmente necesitaba dejar de


usar... comenzando ahora. Tyra dejó escapar otro suspiro exasperado.

—Siddoh, detente.

Su mano se calmó y permaneció agachado para que estuvieran


cara a cara, pero él se balanceó sobre los talones. Las gruesas cejas
oscuras, se unieron en un ceño.

—¿Hablas en serio?

Ella necesito tomar una respiración lenta y dar marcha atrás antes
de poder encontrar su voz y responder.

—Sí. Si, lo hago. —Un pequeño temblor de debilidad la atravesó.


¿Por qué era tan difícil de decir? No era como si estuvieran enamorados,
ni nada.

Oh.

Los ojos de Tyra se abrieron como platos.

~ 60 ~
—Necesitas alimentarte, sin embargo, ¿No es así?

La sonrisa de Siddoh fue casi cruel. Enojado. Pero debajo de los


temblores de hambre que no solo fluían del toque de su mano desnuda,
sino también de los rastros de sangre de él en sus propias venas, había
una punzada de algo inesperado.

¿Dolor?

Un sutil movimiento de cabeza, una palmadita en el pie y él se


levantó

—Gracias, mi amor, pero no gracias.

El hábito la tenía alcanzándolo, pero se detuvo justo antes del


contacto. No había manera de que el saliera al campo de esta manera.

—Siddoh, puedo sentir tu hambre. Todavía podemos


alimentarnos el uno al otro, ya sabes incluso si no somos amantes. —Ella
sonrió—. Creo que los dos somos lo suficientemente adultos para eso.

Siddoh volvió a sonreír mientras retrocedía hacia la puerta, todo


rastro de tristeza desapareció.

—Generosa oferta, nena, pero creo que voy a llamar al servicio de


sangre.

Ella hizo una mueca y se frotó la frente con la mano. Apenas tenía
sentido que él pagara a alguien de servicios de sangre cuando ella ya
estaba allí, pero por otra parte tal vez sería mejor para ellos hacer una
limpieza.

La puerta del gimnasio se cerró de golpe y, con ella, su tren de


pensamiento se detuvo en seco. Entonces, eso fue todo, ¿no?

***

Thad Morgan estaba completamente colocado. Estaba flotando a


la deriva a través de la galaxia artificial que brillaba en la oscuridad en
las paredes y el techo de la habitación de Isabel, completamente relajado
y zumbando con energía. Con necesidad. Su piel zumbaba con

~ 61 ~
acentuada sensibilidad, sus dedos le dolían con el deseo de tocar y
explorar. Algo. Lo que sea. Incluso los peludos cojines de Isabel parecían
hacerle señas, tentando a Thad a pasar los dedos por el cabello sedoso.

Isabel tenía razón. Esto estaba más allá de lo increíble. Ella había
tratado de aliviar su ansiedad frotando la parte posterior de su cuello, y
de repente había pasado de preguntarse cuando el vino lo iba a golpear
a preguntarse si sería de mala educación enroscarse en su regazo y
ronronear.

No me jodas, ¿qué diablos le pasaba? No es que el no supiera la


respuesta, pero no podía sacudirse la sensación de desconcierto.

Isabel estaba apoyada contra la cabecera, con sus piernas


cruzadas. Thad se sentó entre sus muslos perfectos, con la cabeza
inclinada, dejándola trabajar en los músculos de los hombros con sus
dedos hábiles. Unos últimos fragmentos de lógica gritaron en la cabeza
de Thad, cómo él era estúpido, estúpido, estúpido por estar sentado en
una posición tan vulnerable con un extraño cerca, pero no podía prestar
atención.

Con o sin vino, su instinto le decía que estaba a salvo con Isabel, y
el siempre había tenido unos malditamente buenos instintos. Y madre
santa, Isabel tenía buenas manos. Suspiró profundamente mientras su
cuerpo se deshacía bajo su toque.

—Así que —el caluroso respirar de Isabel le abanicó la oreja—.


¿Nos estamos sintiendo más relajados?

Un gruñido bajo retumbó en la garganta de Thad, y se inclinó un


poco más en sus manos. Si ella fuera a dejarlo ir, solo el señor sabría
dónde aterrizaría.

—Tomaré eso como un sí. —Se echó a reír, una tranquila risa
entrecortada que lo hizo volar incluso más alto que antes.

—Sí.

Sus manos se movían sobre sus hombros, dejando un hormigueo


cálido a su paso. Se abrieron camino lentamente desde su espina a la
parte baja de la espalda, donde se detuvo y soltó un suspiro leve.

Thad se puso rígido cuando Isabel sacó la Khar P9 de la funda de


su cintura. No era su pieza de costumbre, pero infierno santo, esto era

~ 62 ~
una cagada para los libros de récords. Gracias a Dios que estaban solos.
Lee nunca le dejaría escuchar el final de algo así. Su malestar con el
hallazgo era evidente. Ella manejaba el arma como si fuera un oloroso
calcetín de gimnasio.

—Yo sólo voy a poner esto aquí. —Lo tranquilizó desde atrás y
puso la pistola con cuidado sobre la mesilla—. ¿Alguna otra de la que yo
deba saber?

Thad se levantó la pernera del pantalón y en silencio retiró un


cuchillo de la funda del tobillo y se lo entregó.

—El resto está en mi chaqueta. —Dijo, asintiendo hacia donde la


había dejado, con fácil acceso a la cama. Estaba seguro esta vez. Maldita
sea. Por lo menos sabía con seguridad que no lo iba a matar.

—Está bien, entonces. —Sonrió y se metió de nuevo en la cama,


deslizándose hacia él con una perezosa gracia felina—. Ahora, ¿Dónde
estábamos?

Thad se inclinó hacia adelante. No podía ignorar el repentino


impulso de tocarla. Acariciarla. Él no podía negar que el impulso de
intimidad estaba allí, justo como Isabel lo había dicho. Su mano
izquierda se deslizó a través de la cama para tocar la de ella.

—Tú eres… tan jodidamente sexy —suspiró.

Isabel se inclinó hacia Thad y le sonrió. Un gruñido inesperado


retumbó en la parte posterior de su garganta. Esa sonrisa era como un
premio para ser ganado, y fue sorprendido por un deseo abrumador de
tumbarse y jurarle su lealtad inquebrantable en ese momento. Apretó la
mandíbula tan fuerte que le dolieron los dientes. No estaba tan lejos
como para saber que si lo hacía podría realmente matar al zumbido.

—No estás tan mal, ya sabes. —Ella se acercó más, frotando su


nariz con la suya como en un beso esquimal. ¡Y hombre, tomaría eso en
cuenta! Evidentemente él no tenía problemas en ponerse duro—. ¿Vas a
besarme ahora, Thad?

El gruñó en silencio, un sonido extrañamente alegre que no podía


recordar haber hecho antes. Inclinó su cabeza ligeramente y apoyo su
boca en la de ella. Tenía la intención de ir por la ruta lenta y suave, pero
su lengua decidió entrometerse en la boca exuberante de ella,

~ 63 ~
acariciando… explorando. Él gimió y apretó su cuerpo contra el suyo,
haciendo el beso más duro y más profundo.

Su boca era tan dulce que era como besar un pedazo de caramelo.
Más de ese exquisito hormigueo apareció en toda su piel,
concentrándose donde sus cuerpos se encontraban. Cada respiración
frenética parecía traer más de la misma deliciosa sensación,
intensificándose exponencialmente con cada jadeo, hasta que Thad
estaba envuelto en alucinantes—vibraciones—por—todo—el—cuerpo.

Algo en la parte posterior de su cabeza le advirtió que


retrocediera, tal vez frenar esto un poco para que pudieran hablar, pero
antes de que pudiera pensar un poco más sobre esto, sintió los dientes
de Isabel... y oh Dios sus colmillos... rasparon sobre su lengua,
extrayendo sólo un poquito de sangre.

Su fuerte gemido de satisfacción resonó en el interior de su boca, y


ella empujó contra él mientras se arrastraba hacia adelante a horcajadas
sobre su regazo. Su lengua bailó y acarició, como si quisiera probar la
sangre que había extraído.

Thad apretó el agarre sobre su cabello, y el tirón solo la estimuló a


presionarse más duro, moliendo contra la erección que estaba gritando
por ser liberada de sus pantalones. Ella chupó su lengua y le
mordisqueó el labio inferior, haciendo que su respiración y su corazón
corrieran al unísono. Él podía sentir su latido danzando contra el suyo.

—¿Ves?—su voz era baja y sensual—, no hay absolutamente


ningún problema con ponerse duro. —¿Y no es bueno saber que estaban
en la misma página? Trazó un camino en la parte delantera de su
camisa, llegó a sus pantalones, y buscó una manera de desabrocharlos.

—Isabel.

—Shhhh —ella continuó besándolo pero respaldó la mitad


inferior de su cuerpo lejos. A continuación, el beso se detuvo también.
¿Por qué se detiene? ¿Y por qué de repente siento como si estuviera de
pie en el sol del mediodía?

—Isabel, estoy ardiendo —y sediento. Su lengua había dejado de


sangrar, pero ahora estaba muy, muy seca.

~ 64 ~
—Probablemente es sólo el vino. Puede elevar tu temperatura
corporal. Aquí, déjame ayudarte. —Después de alcanzarle el vaso, Isabel
se inclinó hacia adelante y comenzó a desabrochar su camisa. Dedos
ágiles acariciaban su piel mientras ella empujaba la tela fuera. Con
firmeza, pero sensualmente, pasó la mano por su estómago, sus
pectorales... se estremeció cuando sus dedos rozaron una vez, luego dos
veces por encima de sus pezones. Pellizcando suavemente, y luego no
tan suavemente. Oh, Dios. Su toque luego flotó hacia el medallón que se
fundía en el esternón y vaciló, insegura.

—Está bien, puedes tocarlo. —Sí, ella definitivamente podía. El


gimió y dejó caer su cabeza hacia atrás, deseando que esos dedos lo
siguieran acariciando todo lo que pudieran. La mayor parte de su piel
alrededor de ese disco estaba entumecida, pero de alguna manera sentía
todos los roces de Isabel. Estuvo a punto de tirar el vaso de agua
mientras se lo devolvía.

—Por favor, tómalo.

Lo colocó gentilmente sobre el suelo y entonces hizo círculos con


su dedo alrededor de la carne que rodeaba medallón. Más escalofríos
deliciosos pincharon la piel de Thad debido a su mano.

—¿Te dolió?

Él exhaló una risa ahogada. Nadie le había preguntado eso.

—Eso creo. Perdí el conocimiento.

Isabel pareció considerar esto por un segundo y luego barrió su


mano más abajo, abarcando sus abdominales con sus dedos
nuevamente. Parecían untarse y flexionarse por sí solos, como si cada
fibra tratara de clamar por la atención de sus dedos. Finalmente regresó
a la bragueta de sus jeans. El zumbido de todo su cuerpo crecía,
imposiblemente, más intenso.

Todo su cuerpo vibraba al suave ritmo de la música tecno que le


susurraba al oído. Mierda, se iba a avergonzar a este ritmo. Unos pocos
tirones firmes y Thad estaba libre de sus vaqueros. Se quedó sin aliento
cuando el aire fresco de la sala estalló seductoramente sobre la punta de
su erección. Seguido muy de cerca por la sensación de esos
encantadores, encantadores dedos de nuevo. Si no la conociera mejor,
habría pensado que ella tenía, como, veinte de ellos. Primero rodeando

~ 65 ~
la punta, luego cepillando a lo largo hacia abajo, golpes demasiado
suaves.

—Isabel… joder…

Su mano libre se acercó a su hombro, empujándolo suavemente de


nuevo a la cama.

—Relájate Thad, déjame dirigir.

Incapaz de poner las palabras juntas en su cabeza, se echó hacia


atrás mientras ella ordenaba. Por un momento, o tal vez muchos
momentos sus ojos se cerraron. Usualmente asumía el control en la
cama, pero ahora estaba inundado por la sensación. Sus dedos
continuaron gentilmente hacia arriba y abajo, enviando escalofríos
gloriosos a través de él. El calor que se había comenzado asentirse
devorador disminuyó sólo un poco, pero Dios, era bueno. Tan bueno.

La oscuridad se envolvía alrededor de Thad, y por primera vez en


mucho tiempo, se permitió sólo... ser. Es curioso cómo incluso con los
párpados cerrados, las estrellas en el cielo de Isabel brillaban y bailaban
en su campo de visión. Cada roce de las manos de Isabel, cada bocanada
de aire aumentaba su euforia hasta que estuvo casi a punto de jurar que
él realmente avanzaba por el espacio, completamente fuera de control.

O, mejor dicho, bajo el control de Isabel.

Pero, de repente, fue alcanzado por un frío casi doloroso. Sus ojos
se abrieron.

—Isabel, qué...

Oh. Oh. Ni un sonido se hizo cuando su ropa cayó al suelo. Su


pulso martilleaba al doble de tiempo cuando esos ojos verdes lo
encontraron, acercándose más y más.

—Oh, sí —carne cremosa se deslizó sobre la suya. Pechos suaves,


voluptuosos y pezones puntiagudos se apretaron contra su pecho,
raspando sensualmente su piel. Sus miradas sostenidas y trabadas. Sus
ojos eran cautivadores, oscuros y brillantes como las estrellas en el
techo, uno intensamente tormentoso y sensual. Estaba sintiendo como si
pudiera perderse en esos ojos por siempre cuando...—. Oh, demonios sí.

~ 66 ~
Calor húmedo se apoderó de su eje. Isabel fluía a su alrededor
como el agua. Cada una de sus piernas enganchadas con cada una de las
de él, y cada uno de sus brazos se deslizaron entre la espalda de él y el
colchón mientras sus caderas ondulaban y el sudor alisaba sus cuerpos.

Como si hubiera sido escrito para marcar su acto de amor, la


música en la habitación comenzó a fortalecerse e intensificarse. Los
tambores golpearon más duro, y se mezclaron con una especie de canto
etéreo justo cuando sus manos se apoderaron de dos puñados del
perfecto culo de Isabel.

Un exhalado Thad gruñó y empujó con fuerza, satisfaciendo


todas las diapositivas de su sexo con la bomba de la suya. Ya no se
alegraba con dejarle la conducción a ella, la agarró de la cintura y la
levantó, moviéndose hasta que se sentó a horcajadas sobre su pene.

—Santo infierno. —Un estómago femenino que lleva ese pecho


exuberante del cual el ya era tan aficionado, un pecho que se lanzaba
dentro y fuera con cada respiración entrecortada. Un mechón de cabello
de Isabel o dos se aferraban posesivamente a su mejilla. El resto caía en
cascada en ondas oscuras por la espalda. Sin duda, ella era la mujer más
increíble que jamás había visto.

Intensos latidos tribales succionaron a Thad en el tiempo unos mil


años atrás, hasta la parte más salvaje de su naturaleza interna,
estimulándolo a que la follara duro. Isabel se quedó con la cabeza sobre
los hombros, las manos plantadas en sus muslos. Las uñas se clavaron
en su piel, y siseó ante el dolor y el placer de esto. Con suerte dejaría
una marca, al menos por un rato.

Ella lo montó rápidamente, subiendo y bajando al compás de un


ritmo primitivo que parecía que los llevaba en un viaje, para elevarlos
más y más alto, ambos jadeando y jadeando mientras los sonidos de la
piel contra la piel se unieron a los palmadas y golpes y choques que
llenaban el aire a su alrededor.

Una gota de sudor se abría paso por la cara de ella desde la sien...
Carreras a trompicones por el pecho y el cuello. Las manos de Thad le
rozaron el estomago y las costillas, y atrapó la gota errante con el pulgar
justo cuando entraba en el valle entre sus dos deliciosos pechos. Esto
facilitó el camino del pulgar para extenderse por el capullo apretado de

~ 67 ~
un pezón, provocando un grito de asombro y un estremecimiento
celestial.

Isabel gimió y apretó su núcleo, ordeñando el de él. Una mano


juguetona se deslizó por su pierna para masajear suavemente sus
testículos. De repente, el orgasmo de Thad se abalanzó como un
remolque de tractor fuera de control sin frenos.

—Isabel... no puedo contenerme. —La música continuaba


creciendo, y gracias a la luna y a las estrellas, los gritos guturales de ella
y los espasmos de los músculos anunciaron su liberación.

Anudando las manos en las sábanas, agarró con todas sus fuerzas
para evitar lanzarse del colchón mientras explotaba dentro de ella. Una
ola incandescente del placer y el dolor se extendió por él,
concentrándose en la cicatriz en su antebrazo. No había control en su
cuerpo, ya que tembló y se sacudió con cada temblor culminante.

El destino le ayudara. Nunca había sido así con nadie antes.

Cuando por fin Thad flotó hacia abajo desde el techo—cielo de


Isabel, ella se había arrastrado hasta su encuentro. Su cabello estaba
húmedo sobre su hombro mientras ella apoyaba la cabeza en él. Así
estaba su piel. Su sudor prácticamente flotaba en el aire, había mucho de
él.

Isabel trazó un camino a lo largo un lado de la mandíbula de Thad


con su dedo.

—Así que conozcámonos mutuamente, ¿De acuerdo? —Sus ojos


verdes brillaban en la broma—. Háblame de tú familia o algo así.

Thad seguía trabajando para recuperar el aliento. Se dio vuelta


sobre su costado para enfrentarla, cuando finalmente encontró su voz.

—Lo sé… esto va a sonar loco… pero...

Sus labios encontraron los suyos, y ellos eran dulces y suaves,


pero ¿Por qué demonios le impedía hablar?

—Cariño, me siento muy bien en este momento, también —dijo—,


pero confía en mí, lo hago todo el tiempo. Es el vino que te hace sentir
todo cálido y difuso, y va a desaparecer.

~ 68 ~
Ella se acomodó sobre su espalda y se quedó mirando el techo,
entrelazando sus dedos con los de él.

—Ahora —dijo, dándole un empujón con el hombro—. En serio.


Hagamos algo más que conocernos mutuamente.

Thad se quedó mirando el techo. El brillo de las estrellas parecía


haber desaparecido con su buen humor. Soñoliento y saciado hizo
bastante rápido la transición de caliente, ha enojado por vergüenza.

Su mano se apretó en frustración.

Sólo era por el vino de mierda. ¿En serio?

~ 69 ~
Capitulo 8
P oco después del mediodía, Lee se encontró mirando

fijamente a Alexia a través de la habitación.

—Bueno, buenos soleados días —ella arrastró las palabras cuando


Lee sacó de su mano una MK23—. Eso que tienes ahí es una
impresionante pieza de equipo.

—Te has levantado temprano. —Él la estudio por detrás mientras


ella entraba en la pequeña zona de la cocina estirándose para tomar la
botella de agua de un armario envejecido con bisagras
desagradablemente rechinantes. Llevaba unos pantalones cortos y una
camiseta, y él no podía dejar de notar la definición de sus muslos y las
armas que no habían sido evidentes con los pantalones holgados que
había estado usando en el camino a casa desde el Club.

Un tatuaje tribal de algún tipo cubría su bíceps izquierdo y se


extendía a lo largo de su hombro, desapareciendo por debajo de la parte
trasera de su camisa. Se había lavado su cabello con algo que olía a té
verde y los restos de su maquillaje habían desaparecido, dejando a la
vista una suave y aceitunada piel. Tenía que admitir que era bastante
atractiva para ser un humano.

Miró el reloj encima de la cocina.

—En realidad, estoy despierta desde hace rato. La mayoría de los


humanos en este mundo están fuera de casa horas antes. Me voy al

~ 70 ~
gimnasio, y después de eso, voy a comprar algo para comer. ¿Quieres
algo en especial?

Las esquinas de su boca se curvaron.

—¿Ofreces servicio de entrega?

Ella subió un delgado hombro hasta la oreja. —Ustedes no pueden


salir y estamos escasos de alimentos. Así que sí, estoy haciendo servicio
de entrega.

—Gracias, pero no es necesario que te preocuparse por nada


especial para nosotros —no quería estar en deuda con una humana a
cambio de favores especiales.

—Haz lo que quieras. —Ella estaba ocupada recogiendo su bolso


de deporte, llenando su botella de agua, atándose los zapatos. Parecía
comprobar una y otra vez su bolso por algo, inclinándose varias veces.
Después de un rato, la satisfacción en su rostro y el tintineo de las llaves
anuncio que había encontrado lo que estaba buscando.

Lee se aclaró la garganta.

—Entonces, ¿Cómo es que eres tan fuerte como Isabel?

Se inclinó sobre el mostrador que separaba la cocina de la sala de


estar.

—¿Quieres decir cómo es que soy parte de los amigos de Isabel, o


cómo estoy de cerca de sus amigos vampiros?

—Es una buena pregunta. En nuestro mundo, el contacto con los


seres humanos es por lo general de forma muy limitada. Relaciones a
largo plazo, románticas o de lo que sea, no se ven muy a menudo.

—¿Por qué no?

—Simplemente porque no funcionan, en términos generales. Se


corre el riesgo de exposición, y en realidad no es seguro para ambos.
Tenemos enemigos que estarían encantados de escucharte gritar
mientras te arrancan el corazón, si saben que te asocias con nosotros.

En realidad, él no creía que los hechiceros se tomaran la molestia


de arrancarle el corazón a un humano, pero podía ver que si se
involucrarían en una tortura recreativa por el bien de recopilar

~ 71 ~
información. Y era un bastardo cabrón, pero dedujo cierta sensación de
satisfacción en la sutil broma hacia Alexia. Se recostó contra el
desmoronado, verdoso sofá y la miro pensativamente. —Además, la
sangre humana no tiene las mismas propiedades, por lo que la
alimentación puede ser un problema.

—¿Cómo es eso? —su rostro reflejo un gesto de confusión—.


Isabel bebe de los humanos todo el tiempo.

—No es exactamente lo mismo. No es tan bueno. Para alguien


como yo, que necesita fuerza para la batalla, nunca funcionaria. La
sangre de vampiro es más deliciosa. Más fuerte. Lo mejor es que nos
quedemos con nuestra propia especie.

—Hmm. —Se mordió el labio mientras parecía considerar sus


palabras—. No es tan bueno… lo he pillado. —Suspiró, tapo la parte
superior de la botella de agua y agarró sus llaves—. Bueno, creo que me
voy.

—Nunca me respondiste.

—¿Sobre qué?

— ¿Cómo es que tú e Isabel consiguen ser tan fuertes?

— ¿Por qué te importa?

Enarcó las cejas. Aunque sólo sea para sí mismo, admitió que no
quería pensar demasiado en la respuesta.

—Tengo curiosidad. He estado alrededor por un largo tiempo, y


esta es la primera vez que he visto a un humano patear en su sala a uno
de los míos como si sucediera cada día.

—Sucede todos los días. Vivo aquí, ¿recuerdas?

Sí.

—Ya me di cuenta de eso —dijo. Esta hembra era exasperante—.


¿Me vas a responder?

—Eh —inclinó su cabeza a medias mientras caminaba hacia la


puerta—. Es una larga historia —hizo una pausa justo cuando entraba
en el pasillo exterior del edificio. La delgadez de su espalda y la
naturaleza reveladora de su ropa daba una imagen casi perfecta de su

~ 72 ~
columna cuando se dio la vuelta lentamente para mirarlo. Se volvió con
una gracia elegante—. En realidad, no lo es tanto. Simplemente no tengo
ganas de decírtelo.

Se dio la vuelta y cerró la puerta tras de sí antes de pensar una


buena respuesta.

Perra.

Después de haber vivido en los días en que los seres humanos


tendían a perseguir a los de su clases con horcas y antorchas, Lee
justificaba su opinión de ellos. ¿De dónde diablos había salido esa
actitud tan superior?

Su cuerpo respondía a ella como lo haría con cualquier otra mujer


atractiva que acababa de hacer su sangre hervir. Tomar a seres humanos
como amantes de vez en cuando era bastante común entre los de su
clase, pero él había escogido nunca hacerlo. Ciertamente, él nunca había
querido alimentarse de uno. No es que no quisiera ahora.

Era curiosidad. La novedad. Nunca había deseado lo que querían


los de su propia clase, pero él y Thad habían estado viajando durante un
largo tiempo. La misión lo estaba haciendo pensar con su polla.

Se entregó un segundo a la fantasía de lo que el menudo cuerpo


de Alexia parecía llevar sin ropa y cómo, o incluso si sus cuerpos
encajaban entre sí, dada su diferencia de tamaño. Tenía que estar arriba.
Era tan pequeña que era difícil de imaginar que no la aplastaba. Su
mente conjuró una imagen de ella montándolo, sus manos acariciaban
su pecho y respiraba con dificultad como estaría después de su
entrenamiento. Un gruñido de placer escapo de sus labios.

No podía negar que era tentador, ella no parecía ser del tipo
empalagosa, y tal vez podría practicar un experimento sin compromiso
para ver si follar a un ser humano era lo que todos los chicos del
vestuario habían dicho que podría ser antes de que él y Thad llegaran a
la ciudad.

La furiosa erección entre sus piernas estaba a favor de ese plan tan
imprudente. Todavía estaba de nuevo en la parte donde veía a Alexia en
la cama. Desnuda. Esa ropa de gimnasia diminuta estaba olvidada en el
piso. Cristo. Gruño de nuevo y deslizo una mano sobre la dura longitud

~ 73 ~
que se apretaba contra su uniforme, y luego se apartó la mano con un
gruñido.

No. Él y Thad se irían a casa pronto, con o sin Isabel. Él no veía la


hora de encontrar una conexión a su regreso, o al menos conseguir algo
de entrenamiento con Tyra o Siddoh para llegar al límite. Se forzó a
mirar la puerta del dormitorio de Isabel. Incluso sin compromiso, el sexo
con un ser humano era una distracción que no necesitaba.

~ 74 ~
Capítulo 9
É l se enojaría con ella.

La repentina declaración de amor floreciente de Thad fue,


inevitable, le dolería un poco. Esta no era la primera vez que Isabel
había tenido que dejar a alguien cuidadosamente. Tal vez estaba un
poco decepcionada, pero lo que había sentido no era real. Era la bebida.
¿No era lo suficientemente inteligente como para entenderlo? Él estaba
tratando de ocultarlo, pero por el color de su cuello y el ovillo de su
puño hablaba de un hombre que estaba unido con la agresión. Y eso
molestaba mucho a Isabel mucho más de lo que debería.

Con el paso del tiempo era difícil de comprender en su estado


actual, pero parecía haber estado allí mucho tiempo, miraba en silencio
hacia el techo con la mandíbula apretada y los ojos entrecerrados,
agarrando su mano y esperando. Ella no sabía qué hacer con la
inseguridad que la llenaba y eso la hacía ponerse nerviosa.

Rara vez se deprimía cuando estaba bebiendo. Eso era una gran
parte por la atracción. Pasaba las noches revoloteando en vino tinto, no
siempre necesito estar sola con todos sus detestables pensamientos. De
repente, sin embargo, una fuente de emoción oculta surgió en el centro
de este incómodo silencio que compartían. Maldijo el escozor de las
lágrimas en sus ojos y parpadeo rápidamente para evitar derramarlas.
Lo que la molesto, se hizo un nudo en el estomago y el pecho se le puso
tenso, y ella no entendía por qué.

~ 75 ~
Al diablo con él si no podía manejar la situación. ¿Cierto?

Había desenredado los dedos de él y empezó a alejarse cuando él


extendió su mano y empezó a acariciar su brazo con movimientos largos
y lentos. Su piel vibraba y vibraba a su toque.

—¿Está bien si hago esto?

Ella gimió en voz baja a través de sus labios cerrados y asintió


lentamente.

—Mmm. Se siente bien —murmuró. Demasiado bien, de hecho.


No estaba acostumbrada a estar en el extraño receptor de un placer tan
sencillo pero decadente.

Se volvió más atrevido, trazando sus venas a través de la muñeca


con los dedos y luego viajando con la palma de la mano por su brazo de
nuevo, y finalmente a través de su clavícula. Sus dedos rozaron la red
levantada de cicatrices, deteniéndose en la más larga en su cuello. Una
profunda e interminable inhalación le hizo preguntarse si tal vez él
estaba tratando de sacar la esencia de su sangre, ya que su madre le
había hablado sobre eso una vez. O tal vez el hecho de que las dos
marcas se cruzaban justo en donde su pulso se desvanecía.

¿Y por qué demonios le importaba? Se estaba engañando si


pensaba por un minuto que esta idea del destino del rey era aún una
posibilidad remota. Cosas como esa no le ocurrían a ella. No era seguro
para ella o cualquier otra persona si ella se acercaba demasiado. Ella
había puesto en peligro a Lexi antes esa noche recordó dolorosamente.

El húmedo calor de la lengua de Thad recorrió su garganta.

—Nunca he dejado que nadie me toque ahí —susurró Isabel. Oh,


Dios. ¿Qué estaba diciendo? ¿Cuántas veces había derramado la sangre
de sus anfitriones y sus almas en ella? No llamaban vino tinto a la droga
"unión a un vampiro" para nada. Lo hizo dos veces en una noche en la
que había actuado sin pensar.

—Me alegro de que me lo permitas —una especie de hormigueo


se esparció por toda su mandíbula cuando Thad froto la gran cicatriz de
nuevo. La más gruesa, una más fea que iba a través de su lóbulo de la
oreja hasta la base de su cuello—. Quiero que me digas sobre ellas —
murmuró, mientras suavemente trazaba su mejilla con una uña parecía

~ 76 ~
imposible pero los pinceles de plumas de su piel contra la de ella no
eran molestos. Eran…. agradables. Placenteros.

Y de la nada, quiso contarle todo a Thad. No quería. Tenía que


hacerlo.

—Ese… —Isabel tragó contra la suave presión de su mano—. Un


pedazo de cristal se quedo atascado en ella.

Él asintió con la cabeza y siguió con un suave masaje con una


mano sobre la mandíbula, el cuello y el hombro. Hizo que todo su
cuerpo se derritiera.

—¿Fue en algún tipo de accidente?

Isabel se volvió sobre su espalda, y miro hacia el techo, dibujando


la Osa Mayor. Era la única constelación que sabía, y estuvo a punto de
ponerla sobre la cama cuando ella y Alexia habían cubierto el techo de
estrellas. La versión de Isabel tenía una semejanza verdosa
resplandeciente de Han Solo alzado sobre un hechicero. Listo para la
batalla.

Era agradable, pero desconcertante, por el momento, estaba más o


menos en paz.

—Mis padres y yo estábamos conduciendo a través de un puente


—ella tomó una muy lenta respiración profunda. Cuando la dejo
escapar, un suave temblor se extendió por su cuerpo, a la vez que se
relajaba y energizaba—. El tráfico se detuvo. Había niebla… hubo un
accidente. El grupo entero de coches y camiones salían del puente, y
estábamos justo en medio de ello.

Los dedos de Thad se apretaron alrededor de los suyos.

Ella continúo.

—Las ventanas se destrozaron, y fuimos golpeados por una


cantidad de vidrios que volaban. Yo… —Sólo respira—. Me di cuenta de
que mis padres estaban muertos. Salí por la ventana trasera, pero no
recuerdo nada más después de que nos sumergiéramos en el agua. En el
hospital supongo que pensaron que estaba muerta. Había pedazos
pegados en mi cuello y en mi ojo. Alguien estaba quitando los pedazos
de mi cabello cuando me desperté.

~ 77 ~
—Lo siento mucho, Isabel.

Isabel sacudió la cabeza lentamente.

—No lo hagas. Es lo que es, sino que es parte de lo que soy. No se


puede cambiar ya —no es que lo hubiese intentado antes. Las últimas
décadas habían sido un tipo de negociación y culpa. Se culpaba a si
misma por discutir con sus padres desde el asiento trasero, a su padre
por golpear el coche frente a ellos, a el camión de atrás de ellos por no
detenerse a tiempo, y así sucesivamente. Todo con la esperanza de no
sucumbir a señalar con el dedo lo suficiente, igual de alguna manera no
podría cambiar el resultado del pasado.

—Es difícil no hacerlo —dijo.

Si, ella supuso que probablemente lo haría. No estaba preparada


para hablarle de lo humano.

La mayoría de los días, las emociones la ahogaban si se permitía


pensar en eso, y ella pasaba mucho tiempo esforzándose por mantener
los recuerdos a raya. Aun podía ver los cuerpos pálidos ordenados en
un piso blanco y rígido cuando cerró los ojos. El color rojo brillante de la
sangre goteaba desde su cuello. Todavía podía sentir la cera de un
lápiz... y... el papel de dibujo que había doblado y había metido en el
bolsillo de su bata de laboratorio. Por una vez, permitió que el dolor la
envolviera sin paralizarse por completo. Isabel suspiro. Había hecho lo
que había tenido que hacer para su supervivencia. ¿Por qué no había
ayudado alguna vez?

Thad apoyó la cabeza en su mano.

—¿Cuántos años tenías?

—No lo recuerdo exactamente. Quiero decir fue en 1966. Tal vez,


1967. Supongo que tenía trece años. Recuerdo que los Monkees sonaban
en la radio. No me gusta escuchar desde entonces sus canciones —
siempre la llevaban de vuelta a esos recuerdos desagradables.

Thad sonrió un poco, lo suficiente para mostrar la punta de un


colmillo.

—Nunca me gusto mucho escuchar a los Monkees de todos


modos.

~ 78 ~
Isabel no estaba segura de si había reído alguna vez de la forma
en que se echo a reír en ese momento. No porque fuera la más grande o
más fuerte carcajada, en realidad, era apenas una sonrisa. Pero era pura,
algo que ella había hecho porque se sentía cómoda y segura como jamás
se había sentido antes.

—Así que, escucha. Mi padre comenzó su reinado en la Edad


Media. Casi al final de ellos, supongo —él dejó escapar un suspiró—. De
todos modos, no se mucho acerca de su vida antes de que estuviera con
mi madre, aparte del hecho de que él se enamoro de un humano y ella
dio a luz a mi hermana, Tyra. Eso fue un gran escándalo.

Isabel arrugo el entrecejo.

—¿Se convirtió en reina?

¿Puede una humana ser reina? No es que ella supiera mucho


sobre eso, pero eso parecía improbable.

—No sé la historia completa. —Él sacudió la cabeza y se lamió los


labios, pensativo. Trayéndome un recuerdo de como su lengua se había
deslizado contra la de ella. Ella tomó su mano entre las suyas y comenzó
a masajear un poco su palma—. Aparentemente, ella desapareció y
luego se mostro protectora con Tyra, luego volvió a desaparecer. En
realidad, nadie sabe lo que le pasó después de eso. Papá amaba a Ty,
pero era bastante hermético sobre su madre. Como ya te he dicho. Fue
un escándalo. Lo que le estás haciendo a mi mano se siente realmente
bien, por cierto.

—Le da un nuevo significado a la frase "trabajo manual", ¿no es


así? —Isabel sonrió y lo miro a los ojos por un segundo. Hacer el amor le
sentó bien. Su risa fue ronca y sensual al responder.

—Así es.

—Tú hermana.

—Sí. Así que… mi hermana nació unos veinte años antes que yo.
En algún lugar en ese momento, supongo que mi padre y mi madre
tuvieron relaciones, y entonces nací yo —por un momento, no hablo de
ellos. Su pecho subía y bajaba por su respiración—. Y luego mi padre se
fue a una finca de la familia solo una noche y fue asesinado. Mi madre
sintió que su fuerza vital moría para ella, se cortó las venas ella misma.

~ 79 ~
Isabel se quedó sin aliento.

—Oh, mierda, Thad. Lo siento mucho.

—No, está bien. En serio —agregó. Su duda debe de haber sido


obvia—. Mis padres se amaban tanto que mi madre no podía vivir sin él.
Los echo de menos a los dos, pero es un ejemplo asombroso de la clase
de amor que espero tener.

—Hablando de dar un giro positivo —murmuró ella.

Sonrió un poco ante eso.

—Es lo que intento.

Thad cerró los ojos pareciendo deleitarse con el movimiento de


sus dedos en su mano, o tal vez estaba tratando de aferrarse a algo que
ella sabía que se estaba desvaneciendo para ambos. En silencio, una
pregunta significativa le vino a la mente.

—¿Thad?

—¿Hmm?

—¿Tú dijiste que tu padre se convirtió en rey en la Edad Media?


¿Cómo hizo para pasar tanto tiempo sin una compañera?

Maldijo por lo bajo.

—Técnicamente hablando —dijo lentamente—, nuestra ley no


exige que el rey tenga una compañera.

—¿Técnicamente?

—Técnicamente.

—¿Pero se necesita una compañera para ser rey? —Thad abrió los
ojos para mirarla de nuevo. Él era realmente bastante encantador. Lexi
tenía un cartel en su habitación de una puesta de sol en la costa de Fiji.
Era el mismo tipo de azul de sus ojos. Rico y profundo, con un brillo que
parecía venir del mismísimo cielo.

Se volvió hacia su lado, de frente a ella otra vez.

—No necesito a una compañera. Necesito a una compañera en


específico —dijo lenta y precisamente, al parece, era su manera de

~ 80 ~
asegurarse de que ella lo tomaba en serio. O tal vez pensó que ella era
indecisa, pero ella preferiría pensar lo primero.

—Yo —dijo, por fin.

Su respuesta hizo que tomara su mano libre, ronzando los dedos


ligeramente sobre su espalda y encontrando el pedazo de piel que
llevaba su cicatriz. Cada golpe la hacía arrugar la piel y levantarse para
acercarse mientras la acariciaba suavemente de forma demasiado
familiar. Una sensación caliente, palpitante se extendió desde el centro
hacia el resto de su cuerpo.

—Eso parece, sí y apostaría a que el trozo de piel donde está la


marca es dolorosa y palpitante como la mía.

Isabel abrió la boca pero no pudo decir nada.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—murmuró.

—Por supuesto.

—Sobre Alexia. En realidad nunca me respondiste.

—Nosotras, uh, se unió al ambiente de fiesta.

—¿Te importaría explicar eso?

Ella sonrió. Su miedo se desvanecía y el lado travieso salía a jugar.

—Puedo, pero no estoy segura de que te vaya a gustar.

—¿Has bebido de ella?

Ella asintió con la cabeza.

—¿Aún..?

—No —dijo ella rápidamente—. No desde hace un tiempo.

—Así que… ¿Por qué no borras su memoria?

Esa era una excelente pregunta.

—Lo intente. No funciono. Terminamos haciéndonos amigas.

Su boca formo un silencioso "Oh". No estaba claro si tenía algo


más que decir, pero un fuerte golpe en la puerta puso fin a la
conversación. A decir verdad, Isabel le dio la bienvenida a la

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interrupción. El peso de la conversación la estaba poniendo nerviosa
ahora que estaba sobria.

—Soy yo, Izzy, ¡Tengo donuts! ¡Del signo "Caliente"!

Mmm. Un murmullo de expectación salió del estomago de Isabel.


No quería nada más que unos dulces donuts glaseados.

Ella saltó de la cama para abrir la puerta. De acuerdo con el reloj,


habían estado juntos en la habitación en penumbra durante muchas
horas. De alguna manera, parecía como si solo hubiesen sido minutos. El
tiempo realmente volaba a veces.

—Hey, Lex, ¿Tienes café también? —era media tarde, e Isabel no


había dormido aun. Algo le dijo que no tendría la oportunidad hasta
que Thad y su guardaespaldas salieran de la ciudad.

—Por supuesto—dijo Lexi mientras se dirigía a la cocina.

—Oh, podría besarte. Vamos en un segundo.

—¿Cuál es el signo caliente?

¿Qué? Isabel se dio la vuelta.

—Hola, ¿el signo "Caliente" del letrero de Krispy Kreme? No me


digas que nunca has tenido un Krispy Keme.

Él levanto las manos hacia arriba.

—Lo siento. No es un alimento básico ni importante de mi dieta.

Bien. Tendría que dejar todo esto a un lado, tenía que introducir a
este hombre en los placeres de un agradable donut caliente.

Al llegar de vuelta a donde ahora estaba sentado en la cama, ella


tiro de su brazo y lo condujo hacia la puerta.

***

Anton recupero la conciencia, consciente de una pequeña


combinación insoportable de una punzante agonía y un frio que le

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entumecía los huesos y le envolvía su cuerpo. Los sonidos que le
rodearon indicaron que estaba en el bosque. ¿No estaba donde el
Maestro le había dicho que lo dejara? Se preguntó por qué le había sido
permitido vivir, o si tal vez había asumido que él no lo haría. ¿Por qué
no lo habían desangrado para asegurarse que su cuerpo se convertía en
polvo? Tal vez quería que sufriera antes de patearlo.

A través de la niebla del dolor trató de hacer un cálculo de sus


heridas. Su cabeza palpitaba, su piel había sido despojada en muchos
lugares de su cuerpo, y por alguna razón no podía abrir los ojos. Y eso
sólo era lo bueno. El hecho de que fuera golpeado y probablemente
luciendo unos huesos rotos era el menor de sus problemas. Su estomago
estaba lleno de acido, y él no estaba seguro de que pudiera moverse. La
humedad en la piel le indico que estaba cubierto con una gran cantidad
de sangre fresca, y si sus antiguos compañeros no volvieron para
matarlo, sería solo cuestión de tiempo antes de que algún animal
depredador lo hiciera.

Se imagino la cara de Tyra en su mente y ardientes lágrimas


comenzaron a rodar por sus mejillas. Había sido enviado para capturar
a la mujer para su padre y se había enamorado en su lugar. El dolor de
la humillación al no poder advertirle con el tiempo era más terrible que
cualquier dolor físico que pudiera soportar. Sólo podía esperar que
hubiese ganado algo de tiempo.

Sin lugar a dudas, si Petros ponía sus manos sobre ella, la


capturaría. A lo sumo, la matarían. En el peor de los casos… no podía
soportar pensar en eso. Tenía que largarse de aquí. Tenía que
encontrarla. De alguna manera, tenía que advertirle. Provocarla a
escucharlo. Provocar incluso que saliera de esta tierra. Esto último se
veía muy dudoso.

Movió ligeramente el brazo derecho y gimió de dolor. Su muñeca


estaba rota, lo apostaría. Y —gaaah— sus costillas, también. Todavía
estaba desnudo. Los trozos de piel eran rígidos y pegajosos. La capa de
sangre pronto se secaría o se congelaría por todas partes. La hipotermia
seria una clara posibilidad. Era invierno, después de todo.

Por mucho que Anton se despreciara por ello, ahora era el


momento en el que tenía que utilizar el único poder que nunca había
utilizado. Si es que podía. La agonía se disparó a través de él mientras
alzaba su brazo por encima de su cuerpo con la mano hacia arriba de un

~ 83 ~
lado. El de la izquierda ya estaba levantado. Excelente. Las cosas se
veían mejor ya.

Una ola de nauseas cubrió el estomago de Anton hasta la


garganta. Las estrellas detrás de sus parpados le dieron a entender que
podría desmayarse otra vez, y entonces sería un cien por ciento jodido.
Se obligo a concentrarse, a animarse de una puta vez solo un poco por lo
que tal vez podría salvarse de desangrarse o perder la materia gris en el
suelo del bosque.

Vio el rostro de Tyra en su mente, la protección y el cuidado de las


almas sin hogar en ese refugio donde le había rastreado. Ella era todo lo
que él no era: hermosa, pura… buena. Incluso si él lograba salir de aquí
en una sola pieza, incluso si él la salvaba, no había ninguna posibilidad
de que alguna vez volviera a tener su afecto.

Aún cuando deberían de ser enemigos mortales, probablemente lo


tendría como algún tipo de psicópata. Esa caída de amor... a distancia de
mierda era un tema para películas de Hallmark, no para el hijo de la
encarnación del mal que buscaba reformarse a sí mismo y a un vampiro
mitad humano que probablemente podría usurarlo como un arma. Si no
hubiera sabido que ella estaba aun en un peligro extremo, se habría
sentido inclinado a simplemente darse por vencido y morir aquí en…
dondequiera que estuviese.

Céntrate, imbécil. El pánico causó que el corazón de Anton se


acelerase. Tenía que salir de aquí. Tenía que largarse. Tyra estaba en
peligro, y con dolor o sin dolor, tenía que conseguir actuar rápido si no
tuviera tanta oportunidad como una bola de nieve para salvarla.

Respiro profundamente provocándole un ataque de tos, y una


candente agonía se disparo en el pecho y el brazo. ¿Un pulmón
perforado tal vez? Concentro todo el poder que su cabeza pudo, hasta
que… ¡Aleluya!... sentía la sensación de electricidad estática en sus
manos. Su cuerpo empezó a entrar en calor. Estaba trabajando.

—Gracias a Dios —murmuro Anton. No importa que Dios


probablemente lo estuviera esperando para herirlo. Dios va a tener que
hacer fila.

Un arco de energía se comenzó a generar al comienzo de una


mano y otra, pero era tan débil como el resto de él. Afortunadamente,

~ 84 ~
los insoportables golpes en la cabeza parecían estarse marcando a un
latido agonizante simplemente. Una especie de pulso comenzó a fluir
entre sus manos, pero después de unos segundos, la energía se
desvaneció otra vez. ¡Dios, joder, maldición!

En medio de su confusión mental, registro un movimiento distinto


de pasos. Hojas y ramas crujían rompiéndose, y Anton sabía que era
demasiado esperar que alguna amable criatura del bosque hubiese
venido con analgésicos y una muda de ropa para él.

—No —dijo profundamente. Una comprensión le llego. Ellos no


habían, de hecho, decidido dejarlo con vida. Su padre le dio un último
beso al hijo que tanto había despreciado había sido ofrecerle la ilusión
de un indulto cuando no había ninguno. Venían de regreso a acabar con
él. Con lo que él sabía que era uno de sus últimos alientos restantes, rezó
para que tal vez su amada Tyra aun pudiera salvarse. Claro, Dios
probablemente estaría enojado, pero era por todo lo que Anton podría
rezar.

Los pasos pesados de antes se detuvieron justo antes de pisar la


cabeza de Anton, y un puñado de figuras borrosas se reunieron
alrededor de él. Entonces, no hubo nada más que oscuridad.

~ 85 ~
Capítulo 10
U n movimiento detuvo a Thad justo cuando estaba

abrochándose los pantalones. Isabel estaba detrás de él. Su aroma cítrico


llenó sus fosas nasales, y con sólo recordar lo que había ocurrido
después de que él la oliera la primera vez, casi podía sentir el calor de su
boca sobre él. Demonios, nunca sería el mismo otra vez.

Ella no parecía saber que era consciente de su presencia, por lo


que aprovechó la oportunidad para hacer lo que los machos de todas las
especies hacen en presencia de una compañera deseada desde el
principio de los tiempos: mostrar sus virtudes.

Dejó el botón desabrochado y empujó sus pantalones


deslizándolos hacia abajo discretamente con el pretexto de descansar sus
manos sobre sus caderas mientras él estudiaba unos folletos de varias
fiestas. La mayoría de ellos parecían ser de Insomniac, el club en el que
la había "conocido".

Luego apretó los hombros un poco y se estiró como haría al


despertarse, con un gemido bajo, antes de doblar y llegar en un arco
exagerado para agarrar la camisa de la cama. Todo parecía
increíblemente tonto, pero cuando sus sensibles oídos escucharon la
pequeña dificultad para respirar de ella, sonrió con satisfacción.

—Hola —dijo, dirigiéndose a ella mientras se encogía de hombros


y se abotonaba la camisa.

~ 86 ~
Ella se volvió y paso la mirada por encima de Thad y se lamio un
poco los labios. Una o dos veces volvió la mirada al medallón antes de
hablar.

—No fue mi intención mirarte. Yo pensé que ya estarías vestido.

Dado que Alexia había interrumpido primero con los donuts, las
cosas habían tomado un giro decididamente incómodo. El inicio, la
energía apasionada, la conexión que había fluido entre ellos unas horas
antes en esta misma habitación parecía haberse evaporado con la última
chispa del efecto del vino que habían tomado juntos.

La discusión de regreso a su casa con él había sido recibida con un


triste "no puedo", y a pesar del pequeño tamaño del apartamento, ella y
Alexia tenían tanto que arreglar durante un buen rato, mientras él y Lee
discutían estrategias para después regresar a casa.

Estaba nerviosa e inquieta ahora. Distante. Sin embargo, dijo: —


No has visto nada. Gracias por dejarme utilizar la ducha, por cierto —la
sugerente sonrisa que le dio sólo la hizo retroceder un poco.

Maldita Sea.

—Veo que dejaste tu número —dijo en voz baja—. Así que, yo te


llamaré.

Él asintió con la cabeza.

—Bien. Espero que lo hagas. —Una pequeña sonrisa se asomó en


sus labios cuando él se acercó y metió un mechón sedoso de su cabello
castaño detrás de su oreja. Sus ojos, sin embargo, permanecieron
extrañamente vacíos. Al igual que en su mente se habían dicho adiós.

Sin embargo, se negó a dejarla con demasiada facilidad. Mantuvo


el contacto visual mientras se ajustaba la bragueta y la camisa
abotonada. Esto, también, lo hizo más lentamente de lo necesario. Isabel
podría estar tratando de escapar, pero es evidente que el deseo todavía
estaba allí para los dos. Sus ojos se movieron varias veces para seguir
sus dedos, diciéndole que él tenía razón en eso. Él no tenía la intención
de dejar que lo olvidará. Se colocó su chaqueta de cuero y se quedaron
mirándose el uno al otro, un incómodo silencio se extendió entre ellos.

~ 87 ~
Suavemente, Thad se adelantó y entrelazó sus dedos con los de
ella. Al igual que ella había hecho con él, antes mientras yacían juntos en
la cama. Hubo un ruido sordo en su voz.

—Gracias por lo de hoy. Realmente lo disfruté —hizo un guiño


sugerente—. En más de un sentido. Espero que reflexiones en lo que
discutimos. Tal vez sólo puedes venir a visitarnos. Quedarte unos
cuantos días. Sin presión.

—Lo haré definitivamente.

Estaban mintiéndose el uno al otro. El nerviosismo de sus ojos, el


rubor repentino de su cuello… ella no tenía la intención de llamar.
¿Estaba esperando que él simplemente se olvidara de la seguridad de su
raza y linaje? ¿De qué un meteorito mal ubicado golpeara la tierra y
acabara con todos sus enemigos hechiceros de un solo golpe?

Por su parte, Thad le había asegurado que podía tomar todo el


tiempo que necesitara para pensar las cosas, pero eso no era cierto,
tampoco. El tiempo se le estaba agotando. Su conversación anterior con
Tyra reveló que un miembro conservador del Consejo de Mayores
estuvo presionando para que la sociedad estuviera a cargo del comité, y
que la presentación efectiva de la posición de Thad se anulará. Tener a
esa pandilla de cabrones al mando enviaría a su sociedad de nuevo a la
Edad Media.

Y dejando todas las cosas políticas a un lado, entre Isabel y él


había una atracción que ni el mismo podría ignorar. Que no parecía
capaz de ignorar, pero estaba luchando realmente duro. Sospechaba que
ella se había abierto mucho acerca de la horrible muerte de sus padres.
Había reconocido las siguientes preguntas de ella cuando se había
desplazado desde hace algún tiempo, alimentándose de los seres
humanos y escondiéndose del sol en los edificios abandonados y
similares antes de tropezar y desvariar.

Fue desgarrador saber que ella había estado sola desde tan
temprana edad. Él no era un experto cuando se trataba de las emociones
de las mujeres, pero apostaría que al principio debería de haberse
sentido muy vulnerable.

Así que sí, él le daría un poco de espacio. Lo suficiente para


organizarse y trazarun plan para convencerla de estar a su lado. ¿Y si no

~ 88 ~
podía convencerla? Bueno, él era el rey, por el amor de Dios. Haría que
esto ocurriera de una manera u otra. Después de todo, él sabía ahora
donde vivía. Incluso si se iba a otro lugar para esconderse, él podría
encontrarla como lo había hecho antes. Ella no tenía que saber eso.

Esto era solo el comienzo.

El momento se rompió cuando Lee golpeo la puerta y dijo en voz


alta.

—Soy yo, T. Tu hermana está aquí.

Thad sonrió, apretó la mano de Isabel de nuevo, y se volvió para


irse.

—Vamos.

***

Lee estaba en alerta. La hermana de Thad se paseaba por el


pequeño salón con una bolsa de lona negra colgando de su hombro. Era
una de las bolsas de Thad que ella había recuperado del alquiler del
SUV antes. Lee había tomado la suya y la había transformado en una
limpia camiseta. Ahora estaba comparando y verificando el reloj,
sintiéndose inquieta como parecía.

—Algo se acerca, Lee —dijo Tyra.

Ya había comenzado a enroscar su silenciador en su H & K MK23.

—Sí.

El hedor oscuro como la tinta en que los hechiceros andaban


envueltos se impregnaban en sus sentidos. Para la mayoría de los
vampiros, era una clara señal para correr lo más lejos posible. Cuanto
más se acercaban los hechiceros, más fuerte era el deseo de marcharse.
Lee había gastado una gran cantidad de aire corriendo hacia su lugar.

—Es mejor estar listos —dijo Tyra—. Thad, quédate con Isabel. —
dijo por encima del hombro. Tyra negó con la cabeza, pero sacó su arma

~ 89 ~
de todos modos, manteniéndola inclinada y resguardada—. No lo
entiendo. ¿Cómo iban a encontrarnos aquí?

—No importa cómo, el asunto es que tenemos que sacar a todos


de aquí. —Él levanto una mano pidiendo silencio expandiendo sus
sentidos a tal punto de averiguar a lo que se enfrentaban. A pesar de sus
siglos de experiencia, siempre era algo difícil de determinar. Un aura
malévola variaba según la cantidad de hechiceros que había, lo
poderosos que eran, y como se acercaban. Con una claridad
escalofriante, se dio cuenta de que había una buena posibilidad de que
no pudieran conseguir una dirección debido a que los bastardos estaban
en cierta parte del infierno y eran superiores a ellos.

La puerta de uno de los dormitorios se abrió silenciosamente, y


Thad salió con un gran cuchillo en su mano, con un brazo hacia atrás
para mantener a Isabel detrás de él. Lo había sentido, también.

—No lo entiendo. Todo estaba tranquilo. ¿Cómo es que aparecen


tan de repente?

—Creo que los traje —dijo Tyra—. Pero yo no sé cómo. No sentí


nada hasta justo después de llegar aquí.

Lee se dirigió hacia la puerta de Alexia.

—Tyra, cubre a Thad e Isabel. Yo voy a proteger a la humana.

Tyra levantó sus cejas.

—No hay un humano…

Un grito ahogado y un fuerte golpe la cortó.

Lee entro en la habitación de Alexia, justo a tiempo para ver a un


cuerpo acurrucado sobre una alfombra de flores. Unos donuts de
chocolates destrozados, un incongruente festín coloreado
permanecieron aferrados en su mano. Su oído extrasensorial capto su
respiración, pero seguro que no se veía bien. Tenía la piel pálida y una
herida en la frente, él iba a patear el maldito culo del hechicero por el
corte en su labio.

Sólo había uno, pero era más grande que la mayoría. Los soldados
como Lee eran criados por su fuerza y tamaño, pero los hechiceros

~ 90 ~
utilizaban generalmente su robo de los poderes de vampiros para
compensar su falta de destreza física.

—No tan rápido, vampiro. Acabaré en un segundo —el hechicero


señaló con un largo dedo. Preparando en la punta una esfera pequeña
de luz—. Bonita humana que tenemos aquí. —Él bastardo presumido
sonrió y movió las cejas y Lee maldijo—. Bueno, no es tan bonita, la
verdad. La perra intentó atacarme. Con un pequeño petardo. Ahora,
mantente allí. Todavía está viva, pero no por mucho.

Lee apretó la mandíbula.

—Ella no es nada para nosotros. —Su atención se mantuvo


enfocada en el proyectil mágico del extremo del dedo del hechicero. No
podía decir que tipo de poder de fuego estaba recogiéndose en la esfera,
pero él no quería correr riesgos. Extendió su brazo hacia abajo, con la
palma hacia afuera. Un aura invisible de la energía radiaba caliente
primero en su mano y luego hacia afuera de su cuerpo, cuando él
mantuvo su arma apuntando al enemigo delante de él.

El hechicero dejó escapar una oscura sonrisa.

—Me imagino que algo será, o de lo contrario no estaría aquí en


medio de ustedes. Ahora, ¿Esa es la hermosa Tyra a la que veo por
encima de tu hombro? —Lee no se movió. Se necesitaría muchísimo más
que eso para distraerlo.

Los tendones en el cuello de Lee se tensaron cuando él se enfocó


en el escudo que irradiaba a su alrededor hasta que llenó el umbral.

—Ty —gruñó por lo bajo—. Consigan salir de aquí.

Hubo un movimiento y un susurro. Thad murmuró palabras


tranquilizadoras a su hembra.

—Vas a estar bien, Isabel. Sólo cierra los ojos —no cabía duda de
que esta mujer había recibido mucho más de lo que esperaba para esta
noche.

El hechicero aprovechó la oportunidad para atacar, lanzando un


torrente de luz concentrada justo por encima del hombro de Lee en un
intento de golpear a Ty o Thad antes de desaparecer. Los proyectiles de
aura brillante golpearon enérgicamente a Lee y explotaron con el
impacto. La fuerza derribo a Lee y sacudió su hombro locamente, pero

~ 91 ~
por lo menos no le hicieron mucho daño. El brillo superior en los ojos
del hechicero desapareció.

El aire detrás de Lee se agito cuando Tyra desapareció con los


otros dos, y el mago gritó de rabia: —Ese es un poder interesante el que
tienen ahí, vampiro. —Corrió hacia Lee, pero Lee se lanzó hacia
adelante, gruñendo y con las manos en la daga justo antes de que los
dos cuerpos chocaran en el aire. Más rápido de lo que el mago pudiera
parpadear, Lee metió su brazo hacia arriba y hacia los lados, cortando
limpiamente a través de su garganta. Fue un corte bajo, cerca de la
clavícula, Lee apenas se estremeció cuando un flujo caliente y acre de
sangre del mago golpeo su frente.

Las acciones del mago fueron las mismas de siempre: sus manos a
tientas desesperadamente para detener la hemorragia, pero continuo
fluyendo constantemente a través de las grietas de sus dedos. Su
esfuerzo no fue muy efectivo para detener las grandes inundaciones con
una servilleta de papel. Pero siempre lo intentaban. Todos los seres
vivos lo intentaban.

Hubo un jadeo y un gorgoteo cuando el tío trató de respirar. Un


barrido de la pierna de Lee lo tendió en el suelo, a unos metros del
cuerpo de Alexia. El mago agarró y la sacudió, pero él se estaba
desvaneciendo rápidamente. La ira se extendió por toda su cara. Más
gorgoteo y escupió, arañando más, y finalmente, la figura con túnica se
quedó inmóvil.

—Por Dios, Lee. Lo mataste —Lee se volvió para ver a Tyra de pie
en la puerta.

El gruñó.

—Siempre funciona. Si se está prestando atención a la pistola


haces que no se piense en otra parte. Estúpidos hijos de puta —negó con
la cabeza y toco su cuerpo, dándole la vuelta buscando algún signo de
vida. Esto no le hace mal a nadie verificar dos veces.

—Ya, pero mataste a nuestra única oportunidad de saber cómo


me encontraron —lo dijo con paciencia, como si fuera algo simple—.
Ningún mago ha logrado nunca antes seguirme, y estamos como a un
millar de kilómetros de casa.

~ 92 ~
Ochocientos kilómetros más cerca, pero era lo suficientemente
inteligente como para no corregir su hipérbole.

—Cómo no importa ahora. Matar a esa cosa fue condenadamente


demasiado fácil, lo que significa dos cosas o era un cowboy estúpido o
hay más en camino, y es mejor que no te quedes para averiguarlo.
Además, vamos a tener otra oportunidad. Si fuiste seguida, van a
encontrarte de nuevo. —Hizo un gesto con la cabeza hacia Alexia, Tyra
puso los ojos en blanco ignorando su respuesta—. Está muy mal herida.

Tyra asintió.

—Agárrala.

Primero, Lee se puso de rodillas y miró por encima del mago


muerto. Normalmente, los vampiros vencían a un mago haciéndolo
picadillo, y después le quitaban al bastardo su estúpido traje. Una vez
que el cuerpo estaba agotado, se desmoronaba como polvo, como
cuando un vampiro esta fuera en el día. Como tenían poco tiempo, Lee
se conformó con una rebanada rápida vertical en cada muñeca y
esperaba que fuera suficiente.

Un tirón en el dedo del mago mostro un anillo como un sello, con


un pequeño corazón grabado. Lee se lo guardo en el bolsillo antes de
continuar hacia Alexia. Ella sin duda todavía respiraba, y él le detecto el
pulso, pero era muy débil. Estaría en shock, tal vez.

Mientras pasaba el peso muerto de la chica que podría haber


parecido de diez años, la levanto como si fuera un juego de niños.

—Espera. —Tomó un paño grueso y suave que tiro de un estante


cercano y lo pasó sobre ella antes de apoyar su cara sobre su hombro. De
ninguna endemoniada manera iba a dejar sangre de mago sobre ella.

Tyra se quedó sin aliento. Mientras veía como Alexia no había


estado mintiendo haciéndose pasar por un muñeco de trapo en la
alfombra, una herida profunda, inflamada cruzaba su espalda y
hombro. Sea con lo que sea que el mago la hubiese golpeado parecía
haber cauterizado en el impacto, así que al menos no había perdido un
montón de sangre. Pero eso no explicaba por qué estaba inconsciente, y
esa era una preocupación muy grande.

~ 93 ~
—Está bien —gruñó Lee—. Vamos a llevarla a casa —quería sacar
a Alexia de ahí tan pronto como fuera posible. Esa sangre asquerosa,
fétida del mago se filtraba en la manta.

Tyra agarró el hombro de Lee suavemente, envolviendo su brazo


alrededor del cuerpo opuesto de Alexia. Miro alrededor, a los pocos
muebles. Paredes blancas, estantes rojos. Una pequeña mesilla con una
de esas pequeñas cosas de netbook en ella. El único mueble más o
menos grande era la estantería llena de libro que la chica nunca volvería
a leer.

Lee se preparó para la inevitable pérdida de control cuando Tyra


convirtió a todos sus cuerpo en nada más que vapor. Maldita sea, pero
odiaba viajar de esta manera. Tyra cerró los ojos y respiro
profundamente, reuniendo el poder y la fuerza que se necesitaba para
mover a tanto peso por segunda vez. El cabello rubio de Alexia se
desvaneció ante sus ojos.

Entonces se fueron.

~ 94 ~
Capítulo 11
T had se sentó junto a Isabel en una inmaculada banca

acolchada blanca en el inmaculado recibidor del frente en la que ahora


era su inmaculada casa, preguntándose en cómo las cosas se habían
vuelto tan complicadas tan rápidamente. El gran candelabro del
recibidor era tan elegante como alguno que se espera ver en una cena de
gala, y Thad no se podía imaginar como la luz podía ser tan brillante
cuando el humor de ambos era tan oscuro.

Probablemente era la primera vez que Isabel había visto un


hechicero. Eso simplemente era impresionante, eso sin quitar la mierda
de ver a su compañera de cuarto en una pila sobre la alfombra y
después teletransportarse a través de la costa este.

Los ojos de ella estaban muy abiertos y su mandíbula se


encontraba suelta, con una saludable dosis de —esto no está pasando—
en toda su cara.

Thad tomó la palma de su mano y suavemente entrelazó sus


dedos con los de ella. Sus manos eran las cosas más suaves que alguna
vez él había tocado, y lo volvían loco. Él batalló con el pensamiento de
buscar la mejor manera para cuidar de ella. ¿Cómo podría asegurarle
algo si él mismo no estaba seguro de cómo iban a resultar las cosas?
Cuando ellos se fueron, no habían estado seguros si Alexia estaba viva o
muerta.

~ 95 ~
—Escucha, sé que probablemente estás perturbada ahora mismo.
Solo quiero que sepas que voy a hacer todo lo posible por ti, ¿Está bien?
—Ella asintió ligeramente. —Está bien —tomó una gran respiración—.
Ahora, tal vez debas descansar un poco, puedo tener una habitación
preparada.

—No. —Ella apretó su mano. Un buen signo—. No, no quiero. No


quiero que te vayas a ningún lado hasta saber que Lexi está bien. —Sus
ojos esmeraldas se ampliaron y se fijaron sobre los de Thad—. ¿Ella
estará bien?

El no tenía, por supuesto, ni idea.

—Haremos lo mejor que podamos. Lee y Tyra no la dejarán. Ellos


regresarán en cualquier momento.

Thad miró hacia arriba, y cómo si fuera una señal, los tres se
materializaron el vestíbulo.

—¡Brayden! ¡Ivy! —Lee llamó. Y como si estuvieran esperando


por las órdenes de Lee, la ama de llaves de la casa de Thad vino
corriendo a una gran velocidad con su largo y negro cabello flotando
detrás de ella.

—Lo siento, Thad. Estaba en mi oficina tratando con unos asuntos


de desarrollo y no tenía idea que tú… Oh mi dios —dijo Ivy. Ella se
detuvo en seco y miró el cuerpo de Alexia mientras Lee la acostaba
gentilmente en una alfombra con un patrón de diamantes verdes y
azules.

El alivio empujó el aire fuera de los pulmones de Thad. Lee llamó


por el doctor, así que Alexia seguía viva.

Thad sacudió su mano, olvidando la disculpa.

—Ivy, quiero que vayas por Brayden, pronto. Después quiero que
prepares un par de habitaciones de invitados para Isabel aquí…—Su
cabeza se movió de lado a lado.— Y su amiga, para cuando ella se sienta
mejor —Él puso un poco de tensión sobre la palabra "cuando".

Ivy desapareció por el pasillo, su cabello froto en la brisa una vez


más.

~ 96 ~
Isabel se quedó quieta, aún presionando la mano de Thad. Él
odiaba las circunstancias pero amaba que ella se aferrara a él para tener
apoyo. Parándose un paso alejada de la pequeña forma de Alexia, Isabel
se inclinó hacia adelante.

—Ella va a estar bien —dijo de nuevo—. ¿Verdad?

Thad apretó su mano de nuevo.

—Ellos cuidarán muy bien de ella.

—Thad. Hey. —Grey Brayden se acercó rápidamente, y por el


aspecto de sus pantalones de algodón y su arrugada camiseta, venía
salido de su cama—. Lo siento. Ivy me despertó; dormí de más esta
tarde.

¿Por qué todos se estaban disculpando con él? ¡Caramba! Cuando


su padre estaba vivo, nadie se había disculpado con él por tonterías.
Recibir disculpas lo hacía retorcerse.

—Sólo cuida de ella. —Murmuró, señalando hacia el cuerpo de


Alexia. Tiró gentilmente del brazo de Isabel, instándola a alejarse para
que Brayden pudiera echarle un vistazo a su amiga.

Thad resistió la urgencia de frotar el dolor en su pecho. Él


necesitaba hacer lo mejor por Isabel, y el estaba completamente,
totalmente y absolutamente incapaz de hacer otra cosa que esperar a la
evaluación de Brayden.

Arrodillándose cerca del cuerpo, el doctor hizo lo suyo. La


examino completamente, le tomó el pulso, pasó una linterna de bolsillo
en sus ojos y otras cosas. Thad se preguntó si Brayden dormía con la
linterna de bolsillo en su pijama, dada la manera en que la sacó tan
rápidamente. Isabel se sobresaltó junto a él cuando el cuerpo de Alexia
fue rodado hacia adelante, dejando expuesta la asquerosa herida debajo
de su hombro. Brayden la pinchó gentilmente y después se puso de
nuevo sobre sus talones.

—Bueno la buena noticia es que en realidad no se ve nada mal. —


Dijo, pasando su mano sobre su cabeza—. No responde, pero el shock y
el trauma pueden causar eso. Tiene algunos moretones alrededor de su
sien. La herida en su espalda es profunda, pero no tocó nada
importante. Podría arruinar un poco su juego de tenis.

~ 97 ~
—¿Qué causó la herida? —Lee espetó.

—Es difícil de decir, pero la piel alrededor está rosa e inflamada


como una quemadura de sol. Pudo haber sido algún concentrador de
rayos ultravioleta. Por suerte es humana, supongo.

Eso era algo que no escuchabas todos los días.

Isabel dio un paso hacia adelante, aun tomando la mano de Thad.

—¿Qué pueden hacer por ella?

La ceja de Brayden se frunció.

—Le podemos administrar sangre para acelerar la sanación.


Podría ser sólo esperar y ver, supongo. Le tomare una radiografía de la
cabeza, pero no tenemos el equipo aquí y odiaría transportarla a través
de la ciudad justo ahora. Necesitaremos tomar la radiografía de todas
formas, si no podemos despertarla pronto.

—Yo lo haré —Isabel dijo inmediatamente—. Ella puede tener mi


sangre.

Thad apretó su mano de nuevo.

—Es mejor si alguien más lo hace —dijo gentilmente.

—Ella es mi amiga. —Isabel soltó su mano del agarre de Thad y


sus ojos brillaron con lágrimas sin derramar—. Quiero hacerlo.

—Entre mayor sea el vampiro, la sangre es más potente. Debes


saber eso. —Dejo caer sus hombros, y él miró hacia el doctor—. Es mejor
si Brayden lo hace por sí mismo. O Lee.

Brayden asintió rápidamente.

—Yo proveeré con gusto para ella si tú quieres.

—Yo lo haré —Lee dijo abruptamente—. Sólo dime como quieres


que lo haga, doc. ¿Debemos moverla primero?

—Mejor le damos primero la sangre. La instalaremos en otro lugar


cuando hayamos terminado con eso. —Hizo una pausa para mirar a
Lee—. ¿Quieres un bisturí?

~ 98 ~
Thad se dio cuenta de Brayden estaba alcanzando su maletín
médico que estaba entre sus pies. Eso era demasiado sobre la teoría de él
durmiendo con una lámpara de bolsillo.

Lee sacó un innecesariamente largo cuchillo de su bota.

—Lo tengo cubierto, doc.

Lee mantuvo su muñeca sobre la boca de Alexia y puso la punta


hacia abajo mientras Brayden ponía su cabeza hacia atrás y gentilmente
tiró su mentón hacia abajo. Después de que un poco de sangre entró,
Brayden masajeó su garganta para forzar a que tragara y después alzó
su mano.

—Creo que eso es suficiente por ahora.

Lee juntó sus cejas.

—No fue mucho, para nada.

—Eres uno de los viejos, Lee. Tu sangre es tan fuerte que no


necesitamos mucha, y ella no está consciente así que no quiero correr el
riesgo de ahogarla. Vamos y movámosla. Si recupera pronto la
consciencia, puedes darle un poco más. Si no, puedo intentar una
transfusión.

Lee lamió el arañazo en su brazo y dio un paso hacia atrás,


girando hacia Thad.

—Voy a limpiarme un poco y después me reporto con Siddoh.


Para ver cómo van las cosas desde que nos fuimos.

—Suena bien. Sólo encuéntrate conmigo antes del atardecer si


puedes.

Lee asintió de nuevo con cortesía y caminó sobre el vestíbulo oeste


hacia su habitación.

Thad miró hacia Tyra, quien había sido hasta ahora una silenciosa
observadora.

—Has estado terriblemente callada.

—Supongo que estoy intentando analizar todo el asunto, ¿sabes?


—Tyra movió su cabeza hacia un lado—. Sólo no tiene sentido… no sé.

~ 99 ~
—Ondeó su mano—. No importa, tal vez aparezca más tarde cuando
tengas tu reunión con Lee. Podemos hablar sobre eso entonces. —Sonrió
gentilmente hacia Isabel—. Siento mucho habernos conocido en tan
difíciles términos, cariño. Estoy segura que hablaremos después.

Regresando hacia Brayden, Tyra frotó sus manos.

—Está bien, doc, déjame ayudarte para llevarla por el pasillo antes
de que me vaya.

Brayden gesticuló hacia el corredor del este de donde había


venido originalmente.

—Creo que Ivy usualmente pone a los invitados en las


habitaciones junto a la suya. Podemos acomodarla en una de esas.

Mientras los veía irse, Thad alcanzó de nuevo la mano de Isabel.


Él quería ayudarle a darle sentido a las cosas, para quitar la confusión.
Thad dijo que tenía un montón de preguntas sin respuesta.

—Anda, vamos a acomodarte. Podemos hablar más si quieres, o


tal vez quieras descansar un poco. Te pondré justo junto a la puerta de
Alexia.

Ella mordió su labio y asintió. Su cara tenía una expresión vacía


de alguien que era muy perturbado como para procesar algo.

—Sí, claro… eso sería… bueno.

Isabel flotó a través del largo corredor, sin propósito y torpemente


pero con el agarré de Thad en su mano, como uno de esos enormes
globos de un desfile que siempre salían en televisión. Ella estaba
temblando mucho y su cabeza nadaba en confusión.

¿Quién podría pensar que las cosas se iban a poner peor después
que le dijeron que estaba destinada a ser la reina de una raza que no
conocía?

Invitar a Thad y a Lee a su hogar había sido un gran error. Alexia


podría nunca haber sido herida, y las dos, ella e Isabel podrían volver a
su aburrida pero seguras vidas para este momento.

Ellos se detuvieron en una puerta abierta, mientras la mujer Ivy


salía de la habitación. Con su hermoso cabello negro y su piel

~ 100 ~
bronceada, ella lucia como el tipo de las que podían ser reinas. No
Isabel, con su máscara de halloween por cara.

—Ahí toallas limpias y una bata, si dejas tu ropa ahí afuera cerca
de la puerta, alguien vendrá para lavarlas por ti. —La mujer se estiró y
tocó gentilmente el brazo de Isabel—. Brayden sigue con ella, y ahora
tiene un poco de color ya luce mejor.

Isabel apenas pudo arreglárselas para ordenarle a su lengua.

—Gracias.

Ivy se giró hacia Thad.

—¿Qué más puedo hacer por usted señor? —Señor. Era tan
surreal. Thad no era un "señor". Él era un tipo que Isabel había conocido
en una fiesta.

Thad negó con la cabeza.

—Ve y haz lo que sea que tengas que hacer, Ivy. Yo me encargaré
a partir de aquí.

—Brayden me pidió que lo ayudará para mantener vigilada a la


humana, así que estaré en la puerta de al lado si necesitan algo.

—Genial. Gracias.

Ella inclinó la cabeza y se fue.

Thad abrió la puerta un poco para tener una vista más amplia de
la habitación. Era más grande que la de Isabel, pero de alguna manera
no austera ni fría. Hermosas pequeñas mesas flanqueaban la cama de
tamaño grande, y las paredes eran de un color beige, acentuadas por un
atractivo borde café y cerceta que combinaban con el edredón. Una
cómoda silla para sentarse a leer estaba en la esquina a su izquierda, y
uno de esos elegantes pero toscos grandes vestidores dominaba la
esquina de su derecha. Suaves luces brillaban, y la cama ya estaba
hecha. Isabel tenía que admitir que era muy apetecible.

La mano de Thad estaba en su brazo.

—Sé que aún es temprano, pero no dormiste nada durante el día,


y sé que esto ha sido mucho para manejar. Me imagino que tal vez
quieres descansar un poco.

~ 101 ~
Isabel mordió su labio. Mirando hacia atrás y hacia adelante entre
las dos habitaciones, la indecisión la invadía. Dejar a Alexia sola era algo
no se sentía bien, pero maldición si la adrenalina no la había golpeado y
dejado cansada. No sabía con certeza cuanto más podría permanecer de
pie.

Thad apretó su mano, como si lo hubiera entendido.

—Te lo prometo, ella está en buenas manos.

Isabel mordió su labio de nuevo.

—Estoy realmente cansada. —Como si fuera una señal, sus


párpados cayeron hasta la mitad.

—Ve y descansa. Yo me aseguraré de que sepas en cuanto ella


tenga algún cambio.

Llevando a Isabel a la habitación, Thad tomó una bata de felpa del


baño y la puso sobre la cama.

—En caso de que quieras tomar una ducha o cambiarte de ropa.

Ella asintió pero permaneció anclada al lugar en donde se había


detenido, justo dentro de la habitación. Era gracioso como los diferentes
tipos de estrés podían dejarte ya sea inquieta y en acción o dejarte
congelada en un lugar. Cuando sus padres murieron, ella no tenía otro
opción más que el de huir. De sobrevivir. Ahora, ella estaba a la deriva e
insegura. Vacía. Algo tan simple como la acción de ir y ponerte una bata
o ir directamente a la cama era una decisión monumental que ella no
podía arreglárselas para tomar.

Thad decidió por ella. Sus grandes y tranquilizadoras manos


pusieron a un lado los cobertores y guiaron a Isabel gentilmente por los
hombros hacia la cama. Ella comenzó a entender y dudó una vez más.

—¿Thad?

—¿Hay algo más que necesites? —él chasqueó sus dedos y


apuntaron hacia ella—. Debería traerte algo que comer. Todo lo que has
comido hoy han sido donas y café. —Comenzó a dirigirse a la puerta—.
Correré a la cocina yo mismo.

—No. —Isabel dudó, moviendo su cabeza lentamente. Ella se


odiaría un poco por lo que estaba a punto de pedirle. Justo ahoras ella

~ 102 ~
estaba entumecida y asustada lo suficiente como para admitir la
realidad de que ella necesitaba consuelo. De que ella no podía estar
sola0

—No, Thad. Yo solo, me preguntaba si tal vez podrías quedarte


un poco conmigo —cuando él se detuvo y se giró para verla, ella se
congeló. No debió haber preguntado—. O no. Me refiero a que tú
tienes… cosas que hacer probablemente. Así que escucha, ya no
importa. —Se sentó en la cama y se fijó en las uñas de los pies pintadas
con un color semejante al atardecer del Gran Cañón. Mirándolas desde
el suelo. Dios, ni siquiera se había puesto zapatos.

Las luces en la habitación se atenuaron. Thad se quitó su chaqueta


y fue hacía ella. Empujó la puerta con su bota para que se cerrara.

—Estaré encantado de quedarme contigo.

El alivió de Isabel fue enorme, y la puso al borde del cansancio.


Ella tranquilamente balanceó sus piernas en el colchón y las dobló hacia
un lado. Las botas de Thad tocaron el piso y el colchón se movió
mientras se acostaba junto a ella y ponía los cobertores sobre los dos.

Y luego… ahí estaba. Descansar con el calor de su cuerpo contra el


de ella era incluso mejor de lo que lo recordaba. Cómodo. Seguro. Un
musculoso brazo la rodeó para que descansara sobre él. Isabel suspiró
profundamente, débil pero apreciativa.

Mientras ella puso tentativamente una mano sobre la de Thad,


Isabel intentó tener una agarradera en la salvaje vuelta a lo que antes
solía saber que era su mundo. De alguna manera había pasado de otra
noche en el club escuchando que era la pareja destinada del rey y siendo
invitada a mudarse con él, a ser atacada en su apartamento por alguien
que solo había escuchado en cuentos de su niñez. Todo eso antes de
teletransportarse con su cuñada hacia una enorme mansión de la cual no
sabía su ubicación. No, no. La hermana de Thad. Dios, estaba aun más
cansada de lo que pensó.

Preocuparse por Lex la estaba volviendo loca. En la cima de todo


lo que había venido antes, la idea de perder a su mejor amiga en un
ataque que había sido su culpa… era algo con lo que no podría vivir.
Ella acarició con su pulgar la mano de Thad, pero si él estaba despierto
no se movió. No habló.

~ 103 ~
Ella tenía mucho en lo que pensar, pero últimamente las únicas
cosas que podía hacer era regresar al principio y esperar hasta que Lexi
estuviera mejor. Lo demás podía esperar. Permitiéndose adentrarse un
poco más en la paz que el toque de Thad le daba, cerró sus dedos
alrededor de los de él y dejó que el cansancio la llevara hacia el sueño.

~ 104 ~
Capítulo 12
S e suponía que una larga ducha con agua caliente sería

relajante. No obstante, Lee se encontró dejando su baño incluso más


tenso y herido de lo que estaba cuando entró. Se esforzó a medias en
ignorar el peso frío sobre su pecho mientras sacaba un par de bermudas
militares y una camiseta limpia de su gaveta.

El tema de darle su sangre a Alexia lo molestaba. Dejando la


menor atracción física a un lado, ella era humana, y a él no le gustaban
los humanos. Sintió cierta preocupación, mientras se lavaba la sangre
seca del hechicero, al notar que él había deseado hacerlo, y por razones
que iban más allá de su deber para con Thad. Tenía que cortar esa
mierda desde la raíz. Ya había pasado un cuarto de siglo desde su
separación de Agnessa y aún seguía sin estar bien de la cabeza. Lee no
saldría de su camino por ninguna mujer. No de nuevo.

Sin ninguna delicadeza tiro su ropa, y estaba colocándose sus


botas cuando un toqueteo en la puerta llamo su atención.

—¿Lee? —Tyra.

La puerta se abrió, y ella entro en la habitación sin esperar una


invitación.

—Necesito hablar contigo —murmuró, sentándose en el largo


sillón de cuero.

~ 105 ~
—¿Cómo te va, Tyra? ¿Te gustaría pasar? Por favor, toma asiento.
—dijo categóricamente, ignorando su rodar de ojos; gesto que repartía
como golosinas en Halloween. Después de cerrar la puerta se sentó en el
borde de la cama matrimonial, frente a ella—. ¿Qué hay de nuevo?

—Necesito hablarte sobre esa cosa de los hechiceros. Ha estado


molestando el infierno fuera de mí. —Hizo una pausa embarazosa y se
froto un poco las sienes—. Y yo, uh, estaba esperando encontrarte antes
de que fueras a hablar con Siddoh.

La frustración provoco que la barbilla de Lee cayera hasta su


pecho.

—Jesús, Tyra. ¿Qué demonios está mal contigo?—estaba sintiendo


la urgencia de rodar sus propios ojos, aún con lo infantil que era el
gesto—. Tengo que ser honesto. No entiendo cómo ustedes dos pueden
follar como conejos y aun así ser incapaces de tolerarse mutuamente.
Trabajan juntos, por el amor de Dios. Tienes que ser capaz de tratar con
él.

—Actualmente prefiero como analogía al mono bonobo.

Lee se enderezó en la cama.

—¿De qué demonios estás hablando?

Ella sonrió.

—Es una de las pocas especies animales que tienen sexo por
razones distintas a la procreación. Cómo la resolución de conflictos, por
ejemplo. Y estoy segura de que ellos practican el sexo incluso más que
los conejos.

¡Oh, por el amor de…!

—Ty, no quiero saber cómo sabes eso, y definitivamente no quiero


escuchar más de esto.

—¿Qué? Me gusta la trivia. De todas formas, no sé qué es tan


malo con eso. —Ella inclinó la cabeza hacia un lado y le dio una sonrisa
de suficiencia—. ¿Nunca has estado atraído físicamente por alguien que
no te gusta en especial? ¿Ni siquiera, digamos, muy recientemente?

Él se puso de pie con los puños apretados.

~ 106 ~
—Deja de leerme, Tyra. Sabes que eso me saca de mis casillas.

Ella cambió de posición en la silla y se encontró con su mirada. La


diversión brillaba en sus ojos marrones.

—No estaba tratando de fisgonear, pero todo ese conflicto interno


estaba saliendo de ti cuando nos traía de vuelta con la humana antes. Lo
siento, no sacare ese tema a colación de nuevo.

—Dios.

Ella se carcajeó.

—Todo lo que digo es que esto no es tan corto y seco como


piensas. De todos modos, ya le dije que esto se ha terminado.

¿De nuevo?

—¿Cuántas veces lo harás?

Ah, sí. Ahora su diversión se desvanecía.

—Lo sé, lo sé. Me lo digo todo el tiempo que debería ser más
inteligente que esto. Piensa, tú sabes que a mí no me van mucho las
relaciones. Comenzó para molestar a papá, Entonces se volvió una
conveniencia, y eventualmente era solo un mal hábito que me costaba
romper. Finalmente he acabado hartándome de esto.

—Sólo odio ver que te están follando alrededor, corazón —Tyra


era lo más cercano que tenía a una hermana. Era una mujer madura y
capaz. Pero Lee todavía sentía la necesidad de protegerla. Y nunca llego
a gustarle mucho Siddoh.

Tyra se enderezó en la silla y echó los hombros hacia atrás como si


tuviera algo que demostrar. Ella levanto la barbilla.

—No necesitas preocuparte por mí. Puedo manejarlo yo sola. Te


diré algo: no me molestes con lo de Siddoh, y yo no te molestaré nunca
más acerca de esa pequeña chica humana que está por el pasillo hacia el
este.

—Ya habías dicho que no lo harías.

—Sí, bueno, ahora estoy atando cabos. Hazte cargo de tus asuntos
y déjame a mí encargarme de los míos.

~ 107 ~
—Bien, pero si Siddoh hace alguna estupidez, me reservo el
derecho de manejarlo.

—No si yo lo hago primero.

—Sólo lo suficiente. —éÉ asintió con la cabeza—. Ahora el asunto


de los hechiceros…—Se sentó en la cama y junto los dedos—. Aquí está
el problema. He estado matando a esos idiotas la mayor parte de un
milenio, y soy bueno en eso… pero tengo que decirte, ese chico no
parecía muy aplicado en la pelea. Digo, él lo hizo, pero parecía como
una especie de esfuerzo innecesario. ¿sabes?

—Quizá sólo era nuevo.

—Quizá. Excepto por su aura, era muy fuerte. Y ahí está la


pregunta acerca de cómo demonios logro encontrarnos. Nunca hemos
sabido de ninguna habilidad para rastrear un telepuerto, y puedes
apostar a que el descubrimiento no fue al azar.

Tyra arrugo la cara, frustrada.

—Lo sé. Eso ha estado preocupándome a mí también.


Especialmente porque si es legitimo, una de mis mejores tácticas
evasivas quedaría desperdiciada en el baño.

Él asintió con gravedad.

—No, mierda. Tendrás que ser condenadamente más cuidadosa.


Podrías tener que mentir en tus cosas de voluntariado por un tiempo.

—Ugh, sí. —Golpeó sus manos contra los brazos del sillón y se
levanto de un salto—. Bien, lo haré. Después de esta noche.

Lee levantó una ceja.

—Están faltos de personal esta noche. Recibí una llamada cuando


bajaba, acerca de uno de nuestros consejeros teniendo un ataque o algo,
tenemos a un chico nuevo chequeándolo. Me dirigiré allá en unos pocos
minutos.

Ella miró el reloj y frunció el ceño.

—¿Conseguiste a un chico nuevo que lo chequeara en medio de la


noche?

~ 108 ~
—Pasa más seguido de lo que piensas. El local de sala de
emergencia no puede rechazar a un paciente sin seguro, pero una vez
que vuelve a estar estable lo quieren afuera cuanto antes. Entiendo que
administrativamente su día termina a la media noche, así que tratan de
sacar al paciente antes de eso —ella suspiró.— No es el mejor sistema.
Los humanos no cuidan mucho de los suyos cuando hay dinero en
medio.

—Otra marca en la columna para la carrera profesional de tú


madre ¿eh? —dijo Lee con ironía.

Los ojos de Tyra se estrecharon, y una pequeña punzada de culpa


atravesó el pecho de Lee. La madre de Tyra era un tema delicado, y él
era un bastardo desconsiderado a veces. Más que a veces.

—De cualquier forma, me voy de aquí. Levántame de un golpe si


necesitas algo. De lo contrario, trataré de encontrarme con Thad y tú al
final de la noche. —Le dedicó un lindo gesto con su dedo meñique y
desapareció de su vista.

Con las manos en las caderas, Lee levantó su rostro hacia el techo
y dejo escapar una bocanada de aire. Mirando el lado positivo, él no
podía ver cómo la noche podría volverse mucho peor. Agarro sus cosas
de la cama y se dirigió a la puerta.

~ 109 ~
Capítulo 13
U na sensación extraña sacó a Thad de su sueño. Un temblor.

Isabel. Inmediatamente el temor por su bienestar le apretó el estomago y


respirar se volvía una lucha. Inquietantemente, también se había
despertado dolorosamente duro, y encenderse en esas circunstancias lo
hizo sentirse como un verdadero imbécil. Era sólo que el precioso
trasero de Isabel apoyado contra su pelvis de esa manera se sentía tan…
bien. Se esforzó por conciliar las dos emociones básicas.

—Isabel. —Sus dedos aún estaban enroscados en los suyos.


Separó su mano y alcanzó a sacudirle el hombro—. Isabel, ¿Estás bien?
—Jesús, ¿Qué tan estúpida era esa pregunta? Ella estaba bien, sólo
estaba practicando danza interpretativa.

Ella mascullo algo descontentamente en su sueño y se movió más


cerca de él, presionando sus suaves curvas con más fuerza contra él. Él
gimió volviendo frustración un poco más fuerte.

—Isabel... despierta... —Empezó a sacudirla de nuevo, pero antes


de que su mano pudiera moverse, ella se despertó respirando
ruidosamente y se volvió hacia él.

—Oh, Dios ¿Thad? —su respiración era trabajosa, y su corazón


latía con fuerza contra su pecho. Todavía temblaba como una hoja—.
¿Qué está pasando? —Comenzó a mirar a su alrededor, incluso mientras
sus finos dedos agarraron sus brazos para acercarlo más—. ¿Qué hora
es?

~ 110 ~
—No lo sé —dijo, con voz ronca. La respiración de ella se hizo
más pesada, y sopló suavemente contra su cuello.

El pene de Thad tembló, y él suspiro. Aquí estaba Isabel,


confundida y probablemente ida con su miedo, y sin embargo, él estaba
preparado y listo para hacer el mambo horizontal otra vez. Realmente
no quería ser ese hombre. Consiente qué era, más que probable, de qué
sintiera su erección, comenzó a alejarse. La mano de Isabel voló a su
espalda.

—No… por favor… no vayas a ninguna parte. —Mantuvo la


presión, impulsándolo hacia ella, retorciéndose y arrastrándose hasta
que sus cuerpos estaban a la par nuevamente—. Estoy muy fría, Thad.
Por favor, déjame estar cerca de ti.

Bueno, ¿Cómo podía decir que no, cuando ella lo decía de esa
manera? Pero algo estaba muy mal. Él estaba hirviendo. ¿Cómo podía
estar fría y temblando? Sacudió su cabeza, preguntándose si debería ir
por más mantas, tomar una ducha caliente. Tal vez debería buscar un
doctor. Sí. Debería buscar a Bray.

La repentina presión de los labios de Isabel contra Thad le hizo


abrir los ojos ampliamente. Alejo la mitad baja de su cuerpo
ligeramente, y entonces su mano estaba empujando su hombro. Estaba
tratando de empujarlo encima de ella.

Oh, esta era una idea tan mala. Había sido una noche terrorífica y
emocional para Isabel. Estaba preocupada por su amiga. Ella estaba…
¡Piensa Thad, piensa! Tal vez necesitaba atención médica. Eso era
importante. La verdadera razón es que esto ya era más que una profecía
para Thad. Si él quería que esto fuera lo mismo para Isabel, necesitaban
tiempo para llegar a conocerse más antes de que hicieran el amor de
nuevo. Tiempo para que esto llegara a ser algo real.

Él necesitaba ser más que sólo uno de sus enchufes del club.

Pero cuando se resistió, ella tiró más fuerte de él, abriendo sus
labios para deslizar su lengua dentro de su boca y enterrando sus dedos
en su espalda. Su pierna se enganchó alrededor de la espalda de él, y su
pelvis se alzo hacia arriba para presionarse un poco más contra su
erección.

~ 111 ~
—Isabel —murmuró contra su boca—, realmente no
deberíamos… no así. —Pero incluso mientras decía esto, sus labios se
presionaron más fuerte contra los de ella, su pene palpitando y
estirándose como si estuviera insistiendo a gritos que cerrara la boca y
siguiera con el programa. Demonios, el tenía alrededor de diez
segundos para controlarse antes de que perdiera toda su concentración.

Nada bueno vendrá de esto.

Pero había más fricción, y Thad se movió de modo que quedó más
o menos recostado sobre Isabel. Él no tenía la intención de hacer eso, ¿o
sí? Infiernos, ya había perdido su concentración, después de todo.

—Thad —susurró contra él. Dios, amaba escucharla decir su


nombre—, por favor…

Unos pocos tirones rápidos y su camisa ya estaba en el suelo.


Simultáneamente, sus mordisqueadores dientes y colmillos comenzaron
un erótico asalto en el lóbulo de su oreja que envió escalofríos rectos por
su espina dorsal, Thad sabía que eso era el fin del juego. Quería ser un
caballero, pero no era un maldito santo.

Un interruptor se encendió, y la naturaleza salvaje de Thad volvió


a la vida con fuerza de una manera que nunca había experimentado con
ninguna otra mujer. Él gruñó y gimió, mordisqueándole el cuello. Una
mano áspera acarició su mandíbula mientras que la otra se movía hacia
el sur hasta la curva de su cintura y luego por la parte trasera para
sumergirse en el interior de la cintura de los increíbles pantalones
elásticos de ella.

Su lengua trazó el labio inferior de Isabel antes de sumergirse en


el interior su boca. Sus caderas comenzaron a moverse por su propia
voluntad, su dura erección presionándose insistentemente contra su
centro. Isabel, también, gimió profundamente en su garganta mientras
su pelvis comenzaba a ondular, el ascenso y la caída de su cadera al
compas con la suya, al igual que antes.

Dedos deliciosamente fríos rozaban su pecho y sus pectorales, y


luego se deslizó a pellizcar su pezón.

—Oh, sí… mierda… —respiró dejando un rastro de besos


ardientes en la garganta de Isabel. Incapaz de detenerse, Thad movió su
lengua por la piel que cubría la arteria carótida, amando el ritmo

~ 112 ~
frenético de su pulso debajo de ella. Jesús… él juraría que su sangre era
tan dulce. Sus colmillos se empujaron largos dentro de su boca.

—Thad, —ella dijo apremiantemente—. Thad. Por favor...

No podía soportarlo más. Thad contuvo el aliento y se empujó


fuera de la cama.

***

Los pezones de Isabel se tensaron por el frío en el aire. Los


temblores eran tan fuertes que ni siquiera una pistola en la cabeza la
habría hecho capaz de quedarse quieta. Luchó contra el impulso de
trepar fuera de la cama e ir tras él, para tirar de su caliente cuerpo contra
el suyo, para envolverse alrededor de él tan completamente que no
había manera de que pudiera dejarla ir.

Ellos realmente no debían. Él tenía razón sobre esto. No cuando


apenas unas horas antes había decidido que no podía hacer lo que le
pedía, profecía o no. Después de su breve conexión en su habitación,
había quedado claro que este hombre quería algo que ella no sería capaz
de dar. Pero Dios, su cuerpo vibraba de necesidad.

Alexia podría haber muerto aquella noche. Cualquiera de ellos


podría. La vida podía ser demasiado incierta para siempre, pero
aferrándose a Thad permitiéndose sentirse viva por un tiempo, ella
necesitaba eso. ¿Qué demonios estaba haciendo fuera de la cama, de
todos modos?

—Thad… por favor no te vayas…

Isabel sólo pudo mirar por debajo de los párpados entrecerrados


cómo se desabotonó la camisa y casi se arranca los pantalones y bóxers.
Su cabeza se hundió en la cama con un suspiro de alivio. Mientras
estaba de pie frente a ella, las sombras de la habitación en penumbra
jugaban sobre todo ese músculo duro. Era absolutamente el más
hermoso espécimen masculino que había visto en su vida. Incluso el
medallón real incrustado en su pecho parecía erótico, la forma en que

~ 113 ~
jugaba con la escasa luz y lanzaba calientes manchas de oro en sus ojos
azules.

Dios, ella sufría por él. Necesitaba más del calor, la química que
fluía entre ellos con tanta fuerza que su cuerpo y el aire a su alrededor
parecía latir con él.

Su erección sobresalía, sonrosadamente y ya con unas gotas


mientras merodeaba hacia a ella. Para el momento en que la rodilla de
Thad hundió el colchón nuevamente, Isabel se había sacado la camisa y
había comenzado a acariciar sus pechos.

Aunque sus manos estaban frías, delicioso calor serpenteó a través


de ella en el auto—toque, más aún cuando el tirón del pecho de Thad
reveló su necesidad.

A él le gustaba mirarla, y estaba al borde de perder el control. Que


magnífico.

La cama se movió cuando su peso cayó completamente. Sus


muslos se abrieron para acomodar su inmensa presencia. Lento y suave
hizo la transición a una urgencia más salvaje, y estaba más que
preparada para él en el momento en que fuertes dedos agarraron sus
caderas y arrancaron sus pantalones en un movimiento fluido.

Cuando Thad se lanzó hacia adelante para besarla, Isabel estaba


preparada para lo salvaje. Frenético. Duro y rápido ahora, ahora, ahora,
justo como la última vez. Pero el beso era dulce y gentil. Tentativas,
bromas de prueba de su lengua fueron acompañadas por el susurro de
ligeras caricias mientras sus dedos recorrían su rostro, sus hombros… su
cuello. Su cuerpo entero suspiraba ante su toque.

En un gesto casi inconsciente, la barbilla de Isabel se alzó para


revelar su garganta. La anticipación encendió un fuego en su centro.
Nunca había ofrecido su sangre a nadie y, hasta ese momento, no tenía
idea de que quisiera hacerlo. Cada lamedura, cada mordisco, cada
bocanada de aire sobre la vulnerable columna de su carne incrementaba
la maravillosa tensión en su cuerpo y el repiqueteo ya demasiado rápido
de su pulso la hizo pensar que literalmente podría explotar.

Pero él siguió adelante, arrastrando más besos sobre su clavícula y


su pecho. Sus labios envolvieron primero un pezón y luego el otro,
delicadamente, pero la afilada punta de un colmillo apenas la raspó. El

~ 114 ~
pellizco dio paso al placer mientras su saliva cerraba el corte, dejando
una chispa de deseo detrás.

Él gruñó, y con una larga mano extendió sus dedos a lo ancho


antes de comenzar un suave deslizamiento sobre su estómago. Oh, sí.
Uno, luego dos dedos se deslizaron dentro de ella, arrancando un fuerte
gemido de su garganta.

—¿Te gusta? —su voz era un gruñido suave en su oído.

Isabel puede haber respondido, puede que no. Era difícil de decir,
porque el movimiento circular del pulgar de Thad en su clítoris
mientras sus dedos se movían dentro y fuera de ella iluminó sus nervios
y venas, como un árbol del navidad. Mil problemas y preguntas
golpearon a la puerta de su cerebro, pero se perdieron en el blanco ruido
mientras Thad aceleraba el ritmo con los dedos y le murmuraba cosas
sucias al oído. Al mismo tiempo, su cuerpo se precipitó a lo que parecía
ser la más perfecta de las caídas libres.

—Oh, Dios… Thad. —un gemido totalmente indignado salió


cuando dio marcha atrás, frenando el ritmo lo suficiente para
mantenerla viajando al borde pero sin pasarse. Los dedos de Isabel se
movieron a través de la corta maleza de su cabello rubio sucio de corte
militar y luego se fueron a la parte posterior de su cuello para agarrarle
el brazo y poder instarlo a retomar el ritmo. Los músculos de su brazo se
hincharon y flexionaron deliciosamente bajo sus dedos.

Firmes labios de terciopelo acariciaron su mejilla. El calor de la


lengua de Thad parecía trazar todas y cada una de las cicatrices de su
cuello y cara, dándoles la especie de bondad amorosa con las que ni
siquiera ella las había honrado. El calor y el frío oscilaron a través de
ella.

La cima de un hombro musculoso se movía lo suficientemente


cerca para que ella probara un poco por su cuenta. La piel de Thad era
almizclada, salada y toda masculina, y mientras el ritmo de sus dedos se
aceleraban una vez más, las encías de Isabel palpitaban con el
alargamiento de sus colmillos. Cuando hizo una pausa de sus atenciones
y sus ojos azules se encontraron con los suyos, el trago y un movimiento
brusco de su nuez de Adán, tiró su mirada al frenético tictac de su pulso,
como un misil buscador de calor.

~ 115 ~
Antes de darse cuenta de lo que había hecho, Isabel ya lo había
mordido.

Ella se apartó en el momento en que su dulce, picante sangre


estalló en su lengua. Al igual que antes, una explosión de intenso dolor
apareció en la espalda baja, aunque se disipó rápidamente y la dejó con
una vibración agradable en el vértice de sus muslos. Thad lanzó un
silbido, sí, y se retorció contra sus labios, pero de alguna manera siguió
follándola con sus dedos mientras ella cabalgaba oleada tras oleada del
orgasmo más intenso de su vida. Ella se aferraba con su vida mientras
succionaba, arañando con sus uñas su espalda. A él parecía gustarle
bastante.

Aduras penas, se las arregló para pasar su lengua por las


punciones en su piel antes de que su cabeza cayera sobre la almohada.
Su frente estaba apoyada contra la suya. Una mano caliente se posó
sobre su cadera, tan caliente contra su piel fría. Justo cuando comenzaba
a flotar en una suave nube de somnolencia, un severo escalofrío de
shock la trajo de vuelta a la realidad.

Ella acababa de probar la sangre de Thad. La sangre del rey. ¿Qué


demonios estaba pensando? Sólo unas horas antes, ella había tenido la
intención de poner distancia entre ellos, y ahora había ayudado a
atarlos.

Bonito, Isabel.

Y lo peor, si ella estuviera siendo sincera consigo misma, era que


nunca había estado más contenta en su vida. No importaba cómo se
movieran, sus cuerpos se fusionaban perfectamente como un océano
contra la costa.

Su dorada piel calentaba la suya, ahuyentando el frío. El aliento


de él cayó en una cálida, dulce bruma en su boca. Si se lo permitía, casi
podía verse quedándose para siempre de esta manera. Al menos hasta
que él habló nuevamente:

—Lo siento —susurró.

~ 116 ~
Capítulo 14
B ien, Thad, revisemos el plan. El plan era darle un poco de espacio y

luego encontrar la manera de convencerla de estar a tu lado. Para hablar. Para


alentarla. No… no para entrar de lleno en el sexo otra vez, necesitaba una mano
amiga que no la lastimara, ni hiciera daño con esta conexión al azar. No era al
contrario el plan, ¿verdad Thad?

Claramente, necesitaba un nuevo plan. Al menos ella no podía


irse por los efectos del vino en esta ocasión, ¿verdad?

Coloco su frente contra la suya.

—No lo sientas —dijo—. No te atrevas a sentirlo.

Thad se apoyó sobre sus codos para satisfacerse mirando a Isabel.


Ella era tan hermosa con la piel enrojecida y su cabello húmedo castaño
contra la almohada. Sus párpados estaban pesados, pero sus ojos eran
fríos y evaluadores. Fiereza. En otra vida, podría haber sido una
guerrera. Ella alcanzó a acariciar su mandíbula. Cerró los ojos y se
inclino ante su tacto.

—Isabel, no deberíamos…

La fuerte bofetada que cayó al otro lado de la boca de Thad casi lo


hizo tambalearse. ¿Qué? La sangre brotaba de su labio inferior,
escociéndole, gracias a un gran anillo de su mano derecha. ¿Cómo no se
había dado cuenta de ese accesorio hasta ahora? Joder, nadie jamás lo
había abofeteado antes. Jamás.

~ 117 ~
Isabel lo apunto con un dedo acusador en su rostro, sosteniéndole
la mirada, estrecha e inflexible. El brillo esmeralda que había notado
hasta ahora tuvo un cariz más oscuro, sobre todo en el ojo lleno de
cicatrices. Sus fosas nasales se dilataron, y su pecho subía y bajaba
visiblemente con cada respiración profunda y dura que daba. Seguro
que ella no se veía como si estuviera a punto de disculparse.

—No te arrepientas, Thad. Es demasiado tarde para eso.

Thad endureció la mandíbula, pero no estaba seguro de cómo


responder. Estaba un poco enojado. Y, de acuerdo con la mitad de su
interior, todavía más que un poco caliente. Ese lado fogoso, apasionado
de ella era emocionante. Mientras la consideraba, su lengua se asomó a
lamer la pequeña gota de sangre en el labio.

Era esa misma mirada de fuego que había visto en ella desde el
otro lado de la sala VIP, justo antes de que se conocieran. Amaba esa
disposición de no tomar una mierda para enfrentarse a él, incluso frente
a todo lo que estaban tratando. Su reina tendría esto.

Con una mano se froto la mandíbula, deslizando el pulgar


suavemente por encima de su labio cortado.

—¿Tienes alguna idea de que yo era un participante involuntario


en lo que acabas de hacer?

—No —de repente, su garganta estaba en carne viva, y su voz era


ronca.

—Bien.

Las esquinas de la boca de Isabel se curvaron un poco. Le pareció


ablandarse. Thad fue golpeado de nuevo por la forma increíblemente
hermosa de ella cuando sonreía. Si pudiera, la haría sonreír todos los
días de la eternidad.

—Poco aconsejable o no, es lo que es. Y, por mi parte, estaba muy


dispuesta. Por lo que pude ver, tu no.

Él asintió con la cabeza.

—Dispuesto —eso era un eufemismo.

—Así que no lo arruines con un montón de incomodidad y pena.


Mira… —levantó la cabeza y la mano sin soltar la mandíbula tirando

~ 118 ~
hacia abajo hasta que sus labios estaban separados por sólo unas pocas
moléculas de aire—. Estabas muy frio, pero te siento mucho mejor
ahora. —capturó su labio inferior entre los suyos, succionando
suavemente en el corte ya casi curado—. Mucho…—lamió el interior de
su boca, yendo más y más profundo—, mejor.

Oh, infiernos, sí. Thad hundió la confusión y la culpa, y acabo de


empujar su lengua para jugar y bailar con la de Isabel. Su piel estaba
cubierta con el sudor de su primera vuelta, lo que hacía más fácil el
trabajo de deslizarse por la longitud de su cuerpo. Se detuvo para besar
y acariciar la piel cremosa alrededor de su perfecto ombligo,
deslizándose hasta sus caderas, el muslo, la rodilla, y luego su
pantorrilla.

Entremetiéndose sobre sí mismo, él se movió hacia abajo un poco


más lejos para besar la parte superior de su pie. Isabel tenía los pies tan
sexy, sus uñas pulidas a la perfección con un sensual color malva que
parecía muy de "ella". Después de tomar un momento para besar y
adorar sus dedos de los pies, levantó cada pierna sobre sus hombros y se
deslizó entre sus piernas.

Su lengua se movió un par de veces en su clítoris en un gesto


juguetón antes de profundizar con movimientos más largos en la parte
plana de la misma. Saboreándolo, adorándolo. Sus muslos se apretaron
a los lados de su cabeza, pero a pesar de que sus orejas estaban
parcialmente cubiertas, Thad podía oír sus gemidos de placer alto y
claro. Un murmullo de satisfacción salió de su garganta cuando sus
manos agarraron la parte posterior de su cabeza, presionando y
guiándolo hasta que sus gemidos se convirtieron en lamentos y
quejidos, y finalmente, en un grito gutural de otro orgasmo.

Los dos estaban sudando efusivamente ahora, tan mojados como


si ambos hubieran acabado de salir de la ducha. Acarició con el dedo
medio sobre el brillo de la humedad en su abdomen. Habían estado
bastante duro, pero aún así. Wow.

Isabel se movió debajo de él, con lo que sus piernas estaban en sus
hombros y en su cama. Thad se deslizó hacia sus labios, pero antes de
que terminara el viaje, se había colocado encima de él. Besando su
pecho, presionando hasta mantenerlo quieto en la cama. Giro su lengua
alrededor de su pezón. Hizo un sendero de mordiscos traviesos hasta su
ingle. Rozo suavemente la mata de pelo en la base de su pene todavía

~ 119 ~
estaba más duro que sus pezones y —oh, sí— su boca envolvió un
testículo a la vez, seguido por más pequeños mordiscos en la parte
interna del muslo.

—Mi turno.

¡Hija de puta!

Thad gimió cuando la boca de Isabel se cerró alrededor. Lo llevó


hasta el fondo de su garganta y otra vez, deslizo su lengua a lo largo de
su longitud, mientras ella hacia un lento y constante descenso. La
succión caliente de su boca era suave pero firme, y joder si no parecía
que tenía un lado sensible cuando se trataba de esta mujer, porque
estaba ya a punto de nuevo y luchando por contenerse.

—Demonios —suspiró.

Ella agitó su lengua alrededor de la cabeza de su polla y aruñó


con sus colmillos a lo largo de su longitud. ¿Le había sacado sangre? La
sola idea consiguió ponerlo más caliente. Más Duro. ¿Y cómo no se
había dado cuenta nunca de esa manía antes?

—Isabel —las vibraciones del murmuró de "mm—hmm" alrededor


de su polla fue directo a sus testículos. Estaba tan, tan cerca—. Isabel, es
posible que desee que te detengas.

Se apartó el tiempo suficiente para preguntar.

—¿Quieres que me detenga?

Mierda, ¿esa no era una opción, no? La mayoría de las mujeres


con la que había estado no le hicieron…

Oh, infiernos, si. Isabel pareció haber tomado su falta de respuesta


como una invitación a continuar. Además ella deseaba continuar. Thad
cerró los puños fuertemente sobre la cama. Sus testículos se pusieron a
la espera del orgasmo que estaba por llegar. Metió las manos en su
cabello, masajeando y guiando su cabeza como lo había hecho con él
hace unos momentos. Su columna se estremeció.

—Oh, maldita sea. —Rozó sus dedos sobre el tejido de la cicatriz


cerca de su cráneo, y por un breve segundo perdió el control.

Conseguir que se corriera no fue difícil.

~ 120 ~
Segundos más tarde, ella lo llevó hasta el fondo de su garganta y
tragó saliva. Su grito ronco rebotó alrededor de la habitación, su polla
explotó y parte de su cuerpo se levanto de la cama casi por su propia
cuenta. Sus colmillos llenaron su boca y vio de su brazo al otro lado de
su exquisita cadera, no podía detenerse. Antes de que su polla dejara de
dar espasmos, Thad tenía su mano entre las suyas, y sus colmillos
profundamente clavados en su muñeca. Algo caliente y agudo lo quemo
en el antebrazo al igual que la última vez que habían estado juntos, pero
el primer sabor de su sangre arraso con cualquier pregunta que pudiera
tener al respecto.

Su sangre era incluso mejor de lo que había imaginado. Rica,


florida y dulce. Al igual que las cerezas oscuras y la madreselva. Fue tan
intenso que su mente casi podía ver un caleidoscopio de colores
fluyendo por la parte posterior de su garganta. Con el primer trago, un
cálido resplandor llenó su cuerpo y se expandió a lo largo de sus
extremidades. Hace un centenar de años y quien sabe cuántos ejércitos,
y ahora de repente no podía recordar una sola cosa de cómo había
llegado antes.

Pero él nunca se olvidaría del sabor de Isabel.

Aunque parecía que podía beber para siempre, Thad se obligó a


cesar. Después de que él lamio la herida y bajo de la cama, su
respiración comenzó a nivelarse otra vez. Cerró los ojos y se relajo
contra la almohada, acariciando sus dedos por el cabello húmedo de
Isabel. No podía recordar el momento en el que se había sentido más
satisfecho o más retorcido, no podía pensar en nada, la verdad, en ese
momento.

—Dios, Isabel, creo que literalmente volaste mi mente.

***

Isabel cerró los ojos y suspiró, apoyando la cabeza en la parte


superior del grueso muslo de Thad. Toda su decisión de alejarse de
Thad, iba exactamente en la dirección equivocada. Pero estaba contenta
y tenía grandes problemas por el momento, comenzando por la

~ 121 ~
recuperación de Alexia que estaba bien. Se preocuparía por el resto más
tarde.

—Isabel.

—¿Hmm?

—Isabel —dijo de nuevo, con más insistencia—. Abre los ojos.

—¿Qué tiene de malo? —ella parpadeo y enfoco su ojo bueno—.


Santo cielos… ¿Thad?

Una fina bruma flotaba en la habitación, casi como una niebla. Un


cosquilleo extraño en los dedos de Isabel la llevó a mirar hacia abajo.
Una especie de resplandor la iluminó cuando su mano se posó en la
pierna de Thad, y —whoa, ¿Qué era esa bruma que venía de ellos? Ella se
echó hacia atrás para mirar a Thad, cuyos ojos azules se encontraron con
los suyos.

—Sí, esto está bastante jodido —suspiró.

—¿Qué demonios está pasando, Thad? —todo fue de repente muy


surrealista y brumoso.

Se pasó la mano por el cabello, colocándose de pie. Volviendo la


mano hacia arriba, se centró en silencio hasta que una pequeña esfera
borrosa, cálida de color naranja se formo en su mano.

—Creo —dijo con una lenta sonrisa—, que tengo un poder. Una
especie de fuego. Al igual que mi padre —el orgullo brillaba en todo su
rostro.

Isabel se sentó sobre sus talones, mirando ese brillo con una
pequeña profunda concentración.

—Wow… eso es… —ella forzó una sonrisa. Porque santa, santa,
maldita mierda. Esto marcaba un sólido diez en su forma de
mantenerse—malditamente—alejada.

—Dios, eso es increíble, Thad —de repente su piel le picaba por


todo el cuerpo. No podía quedarse quieta—. Sabes, yo voy a ir a tomar
una ducha. ¿Hablaremos más tarde? —su corazón golpeaba contra sus
costillas, velozmente entro en el cuarto de baño y cerró la puerta sin
esperar respuesta.

~ 122 ~
Capítulo 15
L a noche era extremadamente fría, Lee dejó escapar un

suspiro, mientras cruzaba rápidamente el terreno a pie. El terreno


estaba dividido aproximadamente en cuatro cuadrantes: la granja
trabajadora en uno, la casa de Thad en otro, el centro de entrenamiento
y los cuarteles en un tercero. El último albergaba las casas de otros
residentes del estado, y ahí es a donde se dirigía.

Como el guardia principal de Thad, Lee era el único miembro de


la rama militar que no tenía permitido poseer una casa propia.

Siddoh vivía en una cómoda pero peculiarmente banal casa de


estilo colonial con ladrillos rojos, muy cerca del área de entrenamiento.
Lee encontró al hombre desaliñado en su oficina de estantes de
biblioteca, con un par de lentes de abuela posados sobre su nariz e
inclinado curiosamente sobre una masa de papeles esparcidos en lo que
probablemente era un escritorio de nogal demasiado caro. Se volvió
hacia Lee con una sonrisa arrogante y puso los pies sobre el escritorio.
Luego, se reclinó sobre su silla giratoria de cuero con las manos juntas
detrás de su cabeza.

Siddoh tenía la misma arrogancia que el padre de Lee una vez


tuvo, y Lee no podía soportar al hijo de puta.

—Hey, tío, bienvenido. ¿Cómo estuvo la gran aventura? —


Siddoh había estado entre los muchos que pensaban que el viaje era un

~ 123 ~
total desperdicio y no le importaba compartir su opinión. Nunca hubo
un filtro entre el cerebro del hombre más joven y su boca.

—En realidad… —Lee se detuvo con sus brazos cruzados,


mirando abajo hacia Siddoh a través del largo escritorio—, encontramos
a la compañera —no pudo esconder su satisfacción cuando las cejas de
Siddoh se alzaron.

—¿No mientes, Eh? —Siddoh se enderezó en la silla—. Bueno,


eso es ciertamente interesante. —Se acarició la barbilla pensativamente.

—Así es. ¿Así que quieres darme una actualización de estado? —


Señaló hacia los papeles en el escritorio de Siddoh—. ¿Qué es todo eso?
¿Y qué diablos haces con esos lentes? —Siddoh le lanzó una mirada, se
quitó los lentes, y frotó la marca roja que tenía en el puente de la nariz.

—¿El estado? Todo ha estado tranquilo; demasiado tranquilo.


Ningún reporte de desaparecidos en las últimas dos semanas y nuestros
muchachos no han hecho mucho. Excepto Xander, que está
convaleciente en el cuartel después de que su hombro tuvo un feo
encuentro con el enorme cuchillo de un hechicero. El cuchillo era
grande, no el hechicero. El hechicero era apenas normal, en realidad.
Como sea. —Se detuvo para estudiar a Lee, quien mantenía su distancia
y no decía nada. Entonces Siddoh señaló los papeles en su escritorio—.
¿Esto?; investigación demográfica. He estado pensando que podemos
empezar a dividirnos para patrullar no sólo las áreas residenciales de los
de nuestra raza, sino también algunas de las áreas de alto crimen de los
humanos, donde los hechiceros les gustan recoger sus incubadoras. No
sólo seremos capaces de terminar con más de ellos de esa manera, pero
también podemos evitar que se reproduzcan, y así mantenemos sus
números abajo. ¿Y los lentes?; me gustan. Me hacen ver inteligente, así
que jódete.

—Va a tomar mucho más que los lentes para eso, hermano —se
quejó Lee.

Siddoh clavó las gafas en su dirección.

—Tienes que aclararte, hombre. Ahora escucha. Estoy pensando


que podemos utilizar las conexiones de servicios sociales de Tyra para
obtener un mejor manejo de las jóvenes que vienen desapareciendo y los
jóvenes desaparecidos que pueden ser los hechiceros…

~ 124 ~
—Estamos manteniendo a Tyra fuera de esto. Yo ya le dije que
después de esta noche la quiero fuera de la rotación por un tiempo.
Tuvimos un problema cuando no recogió en Orlando. No es seguro para
ella estar fuera del estado hasta que no sepamos cómo es que el
hechicero la encontró.

Siddoh levantó una mano

—Corta la mierda, Lee, ella es una buena luchadora. Ella puede


manejarlo. —Tiró los lentes sobre la mesa y se inclinó hacia atrás—. Esa
mujer tiene más poder en su dedo meñique que tú y yo tenemos
combinado.

—Me gustaría pensar que te preocupas por asegurarte de que se


mantiene a salvo.

—Me importa. Es sólo que no estoy preocupado.

Lee volvió a gruñir.

—Ella no es invencible, Siddoh. ¿Me estás diciendo que las cosas


han sido demasiado tranquilas? Tal vez eso significa que están
planeando algo. Ellos la siguieron hasta Orlando; y lo más probable es
que rastrearan su teletransportación. Incluso podrían estar cazándola
específicamente. No te puedes sentar allí y decirme que es seguro.

Siddoh le dirigió una mueca fingida en la que se leía: debes—


estar—bromeando.

—Lo que estoy diciendo es que ella conoce los riesgos y quiere
acabar con estos hijos de puta tanto como el resto de nosotros, así que
¿Por qué no usarla? Ésta es una buena idea y lo sabes.

Lee lo sabía, y odiaba eso. Si los hechiceros se habían enterado de


los múltiples poderes de Tyra y habían ido tras ella, sería una mala
noticia. Sin embargo, el engreído hijo de puta estaba en lo cierto. Ella era
una buena luchadora. Podría cuidarse ella misma.

—Bien —murmuró en un pesado suspiro—. Muéstrame lo que


tienes.

—Genial. Aquí vamos. —Siddoh volvió a colocarse los ridículos


lentes sobre el rostro y sacó un gran mapa de la zona, colocandolo bajo
el montón de papeles que tenía enfrente. Hizo un gesto con una pluma,

~ 125 ~
como si fuera un puntero—. Sabemos que tienden a reproducirse
atrapando drogadictos, fugitivos, prostitutas y similares, y a la
descendencia resultante por lo general terminan entrando en el sistema
de crianza temporal y desaparecen con el tiempo. Así que en el pasado
hemos deducido que: Bueno, a nadie le importa un comino acerca de
ellos, y es por eso que son difíciles de rastrear; pero si… —movió la
pluma en el aire, en dirección a Lee—, si tienen a alguien en el sistema
de bienestar infantil, o peor, muchos infiltrados o tal vez incluso en la
policía o lo que sea… quizá es así como se están deslizando por debajo
del radar.

Lee consideró las palabras de Siddoh.

—No estoy seguro de creerlo. Hemos considerado teorías


similares en el pasado, pero nunca se han analizado detalladamente.

—Pero —dijo Siddoh, ondeando su pluma en el aire otra vez—,


creo que las cosas son diferentes ahora. Mira esto. —Señaló un área en
el mapa—. Aquí es donde Xander tuvo un encuentro con un grupo de
novatos. No es gran cosa, excepto que estos chicos realmente sabían
cómo luchar. Estamos hablando de difíciles habilidades mano a mano.
Eso es inusual.

Lee asintió. Los hechiceros dependían del sigilo para evitar


patrullas de seguridad y se basaban estrictamente en "tomar para llevar"
cuando se trataba de los civiles. Las habilidades de lucha nunca
aparecían tan altas en su lista de tareas por realizar, así como su
capacidad para tomar y salir.

—Nuestros chicos tienen formación en artes marciales. Xander


debería haber sido capaz de derribarlos.

—Bueno, lo hizo, pero no fácilmente. Supongo que nuestros


chicos se han vuelto un poco perezosos y los hechiceros han redoblado
sus esfuerzos para encontrarnos con la guardia baja, por decirlo así. Y
Xander ha estado distraído desde hace meses, desde el funeral. He
tenido algunas conversaciones con él sobre ello.

—Entiendo. ¿Qué más?

Siddoh señaló otra área en el mapa.

~ 126 ~
—Así que aquí es donde la gente obtiene sus drogas y dónde
hemos visto un montón de mujeres humanas desaparecer en el pasado,
y por este lado —dijo él señalando un tercer lugar —, es un barrio de
bajos ingresos; en donde hemos visto un montón de adolescentes
desaparecer, posiblemente de las familias que adquieren a los niños de
hogares especiales. Algunas de las familias pueden hacerlo con el único
propósito de obtener más ingresos, o incluso podrían estar en acuerdo
con los hechiceros de alguna manera. —Se echó hacia atrás y permitió a
Lee a estudiar el mapa—. Así que, ¿ves lo que tenemos en el centro de
ese triángulo?

Bueno, mierda.

—El refugio de Tyra —Siddoh asintió con la cabeza, esta vez más
sombrío—. Así que ya está perfectamente posicionada. Quiero ver si ella
puede hacer algún reconocimiento de día, tal vez incluso mirar en uno
de los hogares especiales.

Durante el día.

—De ninguna manera. Digamos que tu teoría es correcta y que


tienen un hechicero enmascarado como un trabajador social por ahí, y
están mejor organizados, con mejores habilidades. ¿Quieres enviar a
Tyra por ahí durante el día sin respaldo? Estás loco.

—Ya hemos pasado por esto. Ella puede manejarlo.

—Si en el peor de los casos ocurre y no puede, nadie será capaz de


llegar a ella. Todo el mundo necesita un respaldo de vez en cuando.

— ¿Incluso tú, Lee?

Lee no dignificó la pregunta con una respuesta.

La pluma de Siddoh ondeó hacia él de nuevo. Esta vez la mano de


Lee salió disparada y agarró al joven en un apretón aplastante.

—Eso está volviéndose realmente irritante.

Las cejas de Siddoh se arquearon.

—¿Qué fue lo que se te arrastró por el culo y murió?

Estaría condenado antes de que Siddoh diera una respuesta


directa a eso. En cambio, él se encogió de hombros.

~ 127 ~
—Esta cosa de los hechiceros. El ataque que tuvimos antes de esta
noche no era nada como lo que estás describiendo. Fue una de mis más
fáciles muertes. Algo no encaja.

Siddoh apartó la mano, sacudiéndola un poco para sentir la


sangre fluir de nuevo.

—¿Qué tal esto?; limitamos las actividades de reconocimiento de


Tyra a la tarde o al anochecer. De esta manera, si algo sale mal, podemos
estar por su puerta poco después. La noche cae temprano en esta época
del año.

—Quiero estar seguro de que ella está de acuerdo con esto.

Siddoh se frotó las manos.

—Por supuesto.

—Entonces, es un trato. —Dijo Lee, sacudiendo los hombros un


par de veces. Sus músculos estarían más sueltos después de tomar una
ducha. Tocando su barbilla, torció su cabeza ferozmente por encima de
su hombro izquierdo, luego a su derecha, hasta que hubo un estallido
satisfactorio en la base del cráneo—. Voy a hablar con Tyra más tarde.
¿Algo más que deba saber?

Siddoh se encogió de hombros.

—Aparecieron un par de cadáveres humanos durante el fin de


semana en esa parte de la ciudad, lo que ahora estamos investigando.
Ellos parecen haber sido electrocutados, pero el "cómo" no está claro.
Estamos pensando que existe la posibilidad de una participación "no
humana", pero no es suficientemente obvio, así que se lo dejamos a los
policías humanos. Sería bueno mantener un ojo en el exterior, por si
acaso. Además de eso... los equipos C y D están afuera patrullando y
haciendo lo suyo. Nadie se ha reportado por el momento. En general no
tener noticias es una buena noticia. El equipo A tiene la noche libre, y
me dirijo al centro de entrenamiento en breve para poner al equipo B a
prueba después de que termine el combate. ¿Quieres venir conmigo?

—Gracias, pero quiero ver cómo lo está llevando Xander. Después


de eso, si me necesitas, estaré en la casa principal. Tenemos una mujer
inconsciente y una reina enloquecida; suficiente para manejar por allá.
—Ondeó su mano en un adiós a medias y se dirigió a la puerta.

~ 128 ~
—Maldita sea, amigo. Tú obtienes toda la diversión.

Si.

***

Tyra hizo una mueca. Sus botas resonaron por el pasillo del ala
masculina del refugio; un recordatorio de que con las prisas que había
dejado la habitación de Lee no se tomo la molestia de ir y ponerse algo
casual. Menos mal que iba a ser una noche corta. Registrar al nuevo
residente y luego regresar enseguida.

Quería una oportunidad de hablar con la compañera de Thad.


Había visto una gran cantidad de emociones encontradas en ella, y se
moría de las ganas de ayudarla siendo una especie de casamentera.
Después de pasar las últimas décadas soportando su mal carácter, Thad
merecía establecerse con una buena mujer. Tyra no podía verlo gobernar
solo como a su padre durante tanto tiempo.

Marcó un código en el teclado de seguridad que custodiaba el


vestíbulo principal del refugio. Por razones de seguridad, todos los
dormitorios estaban bajo llave electrónica, incluso durante la noche.
Tyra asintió con la cabeza a la oficial de policía y a "Anton Smith," quien
estaba de pie en el mostrador esperando.

—Señor Smith, soy Tyra Morgan. —Le tendió la mano. Él la


estrechó torpemente, como si estuviera seguro que hacer con ella. El
hombre irradiaba una abrumadora sensación de pérdida y confusión—.
Tengo una habitación preparada para usted. Se la mostraré tan pronto
como estén todos registrados.

El oficial le entregó un expediente que contenía datos que ya


sabía. Hombre blanco, treinta y cinco años, tratado por laceraciones
múltiples y traumatismo craneal. Pérdida de memoria, lo que sin duda
explica la confusión. Sin identificación o efectos personales estaban en el
cuerpo, había sido traído a la sala de emergencia por una pareja de
cazadores que lo encontraron en los bosques, desnudo y ensangrentado

~ 129 ~
con solo una pulgada de vida. El hombre recordó su primer nombre
pero no su apellido. "Smith" había sido añadido por el hospital para
fines administrativos.

Ella negó con la cabeza, dándole la mayor cantidad de sutileza


como le era posible. Sus holgados pantalones vaqueros y una camisa de
franela, que obviamente eran donaciones, al igual que los tenis que tenía
en los pies. Mientras que su vestimenta gritaba "vagabundo", su cuerpo
no lo hacía. Estaba tonificado y sus manos eran callosas, cómo si se
hubieran utilizado para el trabajo duro. Tenía la cabeza afeitada con
esmero y aún vendada.

¿Tal vez había sido policía o militar? Podía ver a un agente


encubierto que había recibido una paliza y dado por muerto. O tal vez a
un traficante de drogas que había jodido al proveedor equivocado.

Y luego estaba la forma en que la miraba. Ya tenía que haber


hablado, pero él parecía estar estudiándola de la misma manera que ella
lo estaba evaluando; con los ojos astutos, encapuchados mirando con
cauteloso interés.

Terminó la evaluación, le dijo adiós al oficial, y le indicó al señor


Smith que caminara delante de ella hacia la puerta del ala masculina. El
procedimiento estándar en tales circunstancias era que el oficial
acompañara al nuevo residente a su habitación, pero Tyra nunca vio la
necesidad, ya que ella era más fuerte y más rápida incluso que el más
duro hombre humano. Además, el residente promedio sólo quería una
cama caliente.

El señor Smith caminaba delante de ella y fue capaz de evaluar


sus anchos hombros, su andar seguro, y el hecho de que sus brazos
parecían oscilar libremente, pero sus manos estaban todavía listas para
la acción. Había visto el caminar de cada soldado con el que había
entrenado. Ex-militar, entonces.

Tyra se detuvo y abrió la puerta de la habitación que había


reservado para él.

—Aquí tiene. Tiene toda la amplitud y comodidad de una caja de


zapatos, pero espero que puedas arreglártelas para sentirte como en
casa.

~ 130 ~
La simple habitación de ocho por doce contenía una cama, una
silla y una mesa pequeña, todo de metal y difícil de romper. Había una
lámpara, pero algo que no estuviera atornillado desaparecía con el
tiempo. Un reloj en la pared estaba cubierto por tela metálica para que la
cubierta no pudiera ser dañada, y hacía clic y zumbaba incesantemente
de una manera que la habría conducido a la locura, si alguna vez
hubiera tenido que dormir en la misma habitación. Siempre dejaba al
último esta habitación por esa situación.

Inclinó la cabeza ligeramente y echó un vistazo más de cerca a la


cara del señor Smith. Tenía unos ojos amables, suaves y grises. Sin
embargo, ni una palabra había salido de esa firme boca; al menos no
todavía.

—Gracias. —Dijo finalmente, mientras se sentaba tentativamente


en el borde de la cama. Su voz era baja y rica. Tranquilizadora.

—¿Hay algo que pueda hacer por usted, señor Smith?

—Por favor, llámame... Anton... supongo —frunció el ceño—. Me


gustaría poder recordar por lo menos mi apellido.

—Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero trate de no dejar
que le afecte —dijo ella efusivamente—. De acuerdo con su archivo, hay
una muy buena posibilidad de que sea sólo a corto plazo. Una vez que
sus heridas cicatricen más, todo volverá a usted. La habitación es suya
por las próximas seis semanas, por lo que tiene un poco de tiempo para
averiguar las cosas. Si ayuda, he leído que la pérdida de memoria a
menudo es psicosomática. Probablemente recuerdes cuando usted sea
más capaz de hacerlo. —Ella encontró su mirada, que reflejaba parte
confusión y parte fascinación. Del mismo modo en que un gato miraba
un tanque de peces.

—Entonces, ¿Está bien, señor Smith?

Él sacudió la cabeza como si deseara aclararla.

—Lo siento. Supongo que estaba pensando que algo en ti me


parecía familiar. —Se rió con tristeza—. Tal vez estoy tan desesperado
por recordar algo que todo parece familiar

Ella dio un paso adelante y le dio a su hombro un apretón rápido


y tranquilizador. Una exploración de seguimiento de sus emociones

~ 131 ~
reveló ansiedad, confusión, tristeza, y ¡whoooo-hoa-hoa…! ¡¿Lujuria?!
Tyra se estremeció.

Sin decepción, sin embargo. Sin engaños. Se alejó rápidamente,


volviéndose hacia la puerta para ocultar el rubor que se esparcía por sus
mejillas. Se aclaró la garganta para cubrir su repentino malestar.

—Uh, el desayuno es a las siete. Ya es tarde, así probablemente


debería tratar de descansar un poco.

Él asintió con la cabeza y tragó, sin dejar de mirarla de forma


intensa. Su mano estaba en el pomo de la puerta cuando volvió a hablar.

—¿Ha estado en el hospital recientemente, por alguna razón?

La negación con la cabeza de Tyra fue probablemente un poco


más enfática de lo necesario.

—Nope. Lo siento. Yo realmente no creo que nos conozcamos.

—Estoy seguro de que tiene razón —su ceño profundo demostró


que él no se sentía tan seguro como decía, pero parecía lo
suficientemente satisfecho como para dejar pasar el tema por el
momento. Gracias a Dios—. Bueno, gracias por su ayuda. Yo supongo
que nos veremos… ¿Pronto?

Tyra asintió en una despedida, giró el pomo, y avanzó para salir


de la pequeña habitación. El deseo de ser educada estaba en guerra con
su necesidad de acelerar su caminar lo más lejos posible del hombre sin
hogar que aparentemente estaba deseándola. Tal vez si le decía que no
iba a estar cerca podría ayudar a bajarle los humos.

—De hecho, estoy planeando tomar unas pequeñas vacaciones


después de esta noche, tan pronto como me asegure de que esté
acomodado. Voy a salir ahora, de hecho.

Pero no esperaba que saltara de la cama como si su culo estuviera


en llamas.

—Yo podría acompañarla a su coche, si lo desea. Es tarde, y este


no es un buen vecindario.

Bendito sea, él parecía genuinamente preocupado por su


seguridad. Apenas podía imaginarse…

~ 132 ~
—Voy a estar bien, pero muchas gracias por su preocupación.
Bríndese la oportunidad de descansar, ¿está bien? —Con un rápido paso
hacia atrás logró su salida hacia el pasillo, y cerró la puerta detrás de
ella.

Puso los ojos en blanco y se dio un golpe en la frente antes de


girar sobre sus talones y dirigirse de nuevo hacia su oficina. Antón
"desconocido", o Antón Smith, o el que demonios fuera su verdadero
nombre la hizo sentir extremadamente incómoda.

Estaba completamente absorta en el momento en el que había


acelerado hacia su despacho y cerró la puerta detrás de ella para poder
teletransportarse a casa donde tenían problemas reales: hechiceros,
seres humanos y profecías.

Oh, Dios.

~ 133 ~
Capítulo 16
M ierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda,

mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda… ¡mierda! La


mano mojada de Isabel golpeó contra el suelo.

Mientras el agua caliente con vapor se deslizaba a través de su


cuerpo, intentó poner en perspectiva los acontecimientos recientes pero
sólo se mezclaban en su cabeza. Cuando estar de rodillas fue demasiado,
decidió sentarse pero acabó golpeándose la cabeza con el travesaño de la
bañera. ¡Por Dios, qué torpe! Luego el agua se enfrió y tuvo que subir la
temperatura. Demonios, ni siquiera podía caer con gracia. Al fin, se
apoyó en el suelo.

La cerámica fría en su espalda le hizo darse cuenta de algo más: la


cicatriz ya no le dolía. Si, huh. Bueno, el dolor persistente que había
sentido durante días ya no estaba. ¿Había pasado en algún momento
mientras estaban haciendo el amor, igual que el poder de Thad? No, no.
No. No hacían el amor. Sólo era sexo sin que hubiera sentimientos en
todo aquello.

Hombre, Alexia dejaría salir por completo a su perra interior por


esto. La pobre Isabel tenía un pervertido y rico rey detrás de ella y que la
llevaría a la cama el próximo martes, y ahhhhhh supuestamente ella
estaba destinada a ser su compañera.

—¡Aaargh! —a lo mejor había peores aprietos en los que estar


involucrada, pero maldición. Ella no tenia experiencia para ser reina, de

~ 134 ~
esto estaba segura. Y estaba segura como el infierno de que el sexo con
Thad no sería la rueda que hiciera girar la profecía. Pero tenía que serlo,
¿no? De alguna forma, el sexo había desbloqueado el poder de Thad. O
la alimentación. ¿O ambas?

Aunque ahora que lo pensaba, a lo mejor era algo bueno. Ahora


Thad tenía su poder, quizá la parte juntos—por—la—eternidad no iba a
suceder. La relación romántica más larga que había tenido había sido de
unas dos horas, por el amor de Dios. Nunca había tenido relaciones a
largo plazo; no sabría cómo hacerlo. Aunque lo intentara, alguien
tendría que salir herido. De esta forma, Thad podría encontrar una
pareja mejor y ella podría volver a casa.

Tan pronto como cerró el grifo, sus temblores empezaron de


nuevo con más fuerza. Isabel se sintió de ambas maneras físicamente
débil y completamente psicótica a la vez. Todavía no podía creer que le
hubiera pegado a Thad mientras hacían el am… follaban.

Mierda. La bata estaba fuera de la habitación con Thad. Y ella


estaba helada. Isabel cogió una toalla y se envolvió con ella, todavía
temblando a pesar de la calidez y suavidad de las lujosas fibras de
bambú. Wow, realmente le encantaban estas toallas. Lástima que por sí
solas no eran la base de una relación.

Cogió un vaso de la encimera y lo llenó, mirando alrededor del


elegante baño con sus espejos grabados en oro y sus encimeras de
mármol. No podía verse viviendo en un lugar como este.

Isabel inclinó el vaso para beber un sorbo, pero no salió nada.


Debe haber estado más distraída de lo que había imaginado. Podría
haber jurado que había llenado el vaso. Isabel cogió el grifo de nuevo y
dejó caer el vaso.

El vaso de aspecto caro se rompió en mil pedazos cuando golpeó


el lavabo, junto con el hielo que contenía. Una repentina sensación de
mareo se abalanzó sobre ella como los monos con alas del Mago de Oz, y
retrocedió hacia la puerta.

Tenía que encontrar a Thad.

Isabel entró en la habitación y se le encogió el corazón. La cama


revuelta estaba vacía. Su ropa había desaparecido. Caminó hacia la

~ 135 ~
cama, se dejó caer entre las sábanas y se dio la vuelta, encogiéndose
como una bola. Ahora no podía lidiar con esto.

Necesitaba dormir más. Tan pronto como Alexia se encontrara


mejor tenían que encontrar la forma de marcharse. No podía soportarlo
más, y estaba malditamente segura que no podía soportar el hecho que
su única relación con el mundo exterior la había dejado sola.

***

Thad irrumpió en el pasillo enfurecido. Sus pasos golpeaban


fuertemente la alfombra de rombos. Un diluvio de emociones se vertió
sobre él, pero prevaleció la rabia. En ese momento estaba tan furioso que
su visión estaba borrosa y estaba listo para saltar por la ventana. Sus
puños se abrían y se cerraban, desesperado por coger algo lo
suficientemente largo para lanzarlo al otro lado de la habitación.

De acuerdo. Él había puesto el mundo de Isabel patas arriba con


su destino, pero había pensado que la pasión entre ambos significaría
algo. Tenía que ser él. Mierda, incluso aunque esto no significara nada
más para Isabel que lo que ella había hecho con los humanos en el club,
por lo menos ella podría tener el coraje suficiente para quedarse, no
escabullirse al baño como un conejo asustado. El hecho de que su poder
se desarrollara mientras estaban juntos significaba algo, caray. Lo
significaba todo. ¿Ella no lo había visto? Era la prueba de que estaban
hechos el uno para el otro.

Thad se detuvo cerca de la entrada principal para recomponerse,


pero la frustración inundó sus sentidos hasta que de repente su puño
golpeó la pared y se hundió profundamente en el yeso. Mierda. Un
retumbo de risas en la puerta principal hizo que se girara, y le clavó a
Lee su mirada de no—digas—nada—si—sabes—lo—que—es—bueno—
para—ti. Pero resultó que Lee no sabía lo que era bueno para él. Y si lo
sabía, no le importaba.

—Por Dios, amigo, ¿qué haces? —Los ojos risueños de Lee


miraron a Thad, claramente no afectado por las oleadas de maldad que
él había intentado proyectar al hombre mayor.

~ 136 ~
Thad jadeó, sacudiendo el polvo de su mano y antebrazo. Huh. La
cicatriz de su brazo ya no le dolía. Más bien, ahora casi ya no sentía
nada. Quizá es lo que le convenía.

—¡Ivy! —Bramó Thad hacia el pasillo oeste, esperando que ella


estuviera en su oficina. Él se sorprendió cuando la respuesta de sus
pisadas provenía de la dirección de la que él acababa de venir, pero
luego recordó que Brayden le había encomendado cuidarse de Alexia.

—¿Qué pasa, Thad?

—¿Cómo está la humana? —Ivy pareció estremecerse. El personal


no estaba acostumbrado a verlo de este modo. Francamente, estaba un
poco desilusionado.

—Ella ahora está bien. Está consciente pero muy confundida.


Brayden le ha dado un sedante, y probablemente pronto necesitará más
sangre. Bueno, eso y que alguien le explique lo que está pasando.
Cuando volvió en sí le entró el pánico —Ivy tragó saliva.

—Cuidaré de ella —interrumpió Lee—. Avísame cuando se


despierte. Hablaré con ella. —El asentimiento de Ivy le recordó a Thad
la muñeca cabezona. Había sido criada en una vieja escuela y era
demasiado agradable para su propio bien.

Thad sacudió su puño.

—¿Estás seguro que eres la persona idónea para esto, Lee? No eres
conocido por ser una persona tierna y cariñosa.

—Jódete.

—De nuevo con el jódete. —Murmuró Thad señalando la pared—.


Consigue algo para repararlo —le dijo a Ivy—. Y ve a buscar ropa limpia
para nuestros invitados. También zapatos —recordó que Isabel estaba
descalza cuando hicieron el viaje a Florida.

Ivy se quedó, mirándolo como un perro que espera que le tiraran


una pelota de tenis.

—Eso es todo —dijo secamente. Ella asintió una vez más y se


escabulló.

~ 137 ~
No se molestó en disculparse. Ahora era el rey. Necesitaba crear
un equipo y acostumbrarse a dar órdenes.

Dios, estaba realmente cansado de sí mismo.

Se limpió el yeso de su mano en sus pantalones y caminó junto a


Lee.

—Ven conmigo. —Gruñó y se dirigió hacia el ascensor de la parte


trasera de la mansión. Bajaron hacia el viejo estudio de su padre en
silencio. Cuando cerró la doble puerta de caoba y cristal detrás de sí,
Thad notó que la cara de Lee tenía un punto de humor.

—¿Qué?

—Nada. —Dijo Lee mientras se dejaba caer en un sillón junto a la


chimenea vacía. Su tono fingía inocencia—. Sólo es que cuando huelo a
sangre y sexo a mí alrededor, la persona del otro lado está mejor de
ánimo.

Thad le apuntó con un dedo.

—No empieces.

—De acuerdo. Entonces, ¿qué sucede?

Thad hizo un gesto alrededor de las paredes llenas de estanterías


y cajones. Las fotografías pastel de flores de fondo.

—Quiero seguir adelante y quitar todo lo de mi padre.


Convertirlo en mi propio espacio. —Examinó la habitación con las
manos en las caderas. La decoración era de lejos demasiado delicada.
Nunca había pensado en ello demasiado, pero seguramente la hizo su
madre—.Tal vez conseguir muebles nuevos.

—¿Así que finalmente te trasladas?

Thad miró la esponjosa alfombra beige durante un momento antes


de asentir. Con o sin Isabel, llegó el momento de encontrar la manera de
seguir adelante.

—Es hora que me mueva. Todavía estoy actuando como un


invitado en esta casa, pese a que mi padre murió hace meses.

~ 138 ~
Reclinándose en la silla, Lee cruzó el tobillo izquierdo sobre la
rodilla derecha.

—Es difícil dejarlo ir, amigo.

—Sí, bueno… —Thad extendió el brazo con desdén—. Es


necesario.

Lee suspiró y descruzó las piernas para levantarse.

—Sólo dime lo que necesitas. —Volteó el cuello un par de veces


sobre sus hombros antes de levantarse—. Bueno, ¿quieres hablar de
ello?

Thad frunció el ceño.

—¿Sobre qué? —Bueno, esa era la pregunta más estúpida del año,
¿no?

—Vamos —se burló Lee—. ¿Crees que quiero saber lo que sientes?
¿Lo que hay entre tú y tu mujer que te tiene muy cabreado?

—No creo que sea así, y no quiero hablar de ello.

—¿Seguro?

—Segurísimo.

Lee encogió los hombros.

—De acuerdo. —Se levantó y cruzó los brazos—. ¿Entonces esto


es todo, para anunciar que estás trabajando como decorador de
interiores?

Thad caminó hacia el escritorio de estilo victoriano de su padre,


sentándose encima de él. El sonido de protesta debajo de su trasero
confirmó que necesitaba muebles más resistentes.

—Hablaste con Siddoh, ¿verdad? Hazme un informe.

Lee gruñó y se sentó de nuevo en la silla.

—Al parecer, no tener noticias son buenas noticias. Dice que ha


estado bastante tranquilo las últimas semanas, a parte de un par de
sospechosas muertes humanas. Sin embargo, no se ha llegado a ninguna
conclusión. Lo que pasa es que él también cree que a lo mejor los

~ 139 ~
hechiceros han hecho nuevos movimientos, y cree que se están
reorganizando a lo mejor utilizando tácticas encubiertas. Quiere enviar a
Tyra a olfatear un poco durante el día.

Thad movió la cabeza y sus ojos buscaron los de su mejor amigo.

—Le dijiste que no, ¿verdad?

Lee hizo una mueca.

—Al principio. La verdad es que ella puede ser realmente de


ayuda. Su teoría consiste en detener el suministro de sangre nueva
golpeándolos donde cogen las mujeres y sus hijos. Es… —Suspiró,
pasándose las manos por su cabello cortado al estilo militar.

»Odio decir esto pero es una idea bastante buena, si podemos


trabajar con cuidado. Nunca hemos conocido cómo se reproducen, pero
un reconocimiento podría ser bueno. Le dije que hablaría con Ty sobre
ello. Nos pusimos de acuerdo para quedar allí a primera hora de la
noche así ella no estará sola mucho tiempo.

Thad apretó los labios.

—Una hora. Saldrá, máximo, una hora antes del anochecer. No


antes. Puede cambiar su horario voluntario. De todos modos,
últimamente ella está allí todas las noches. Déjala fuera de los servicios
de patrulla un tiempo. Si se encuentra un hechicero durante el día, no
queremos que la reconozcan como uno de nosotros.

—En realidad estoy un poco preocupado de que ya sepan quién


es, teniendo en cuenta nuestro encuentro con ese hechicero en Florida.

—Sea como sea, prefiero no correr riesgos. No sabemos si sólo es


el chico al que quitaste el polvo, o si todo el clan lo sabe. Son lo
suficientemente egoístas y sigilosos, con lo que todo es posible.

—Cierto. De todas formas, hablaré con ella cuando llegue. —Una


pequeña vibración en su cadera hizo que Lee escribiera un mensaje y
sujetara su móvil unos segundos—. Hablando del demonio, ella está en
camino.

Thad esbozó una sonrisa, recuperándose un poco de su enfado.

—Sabes, eres rápido con el móvil. Nunca te habría hecho por un


tipo de nuevas tecnologías.

~ 140 ~
Lee echó la cabeza atrás y se rió de verdad.

—Cuando recuerdas los días de bañarse en un lago helado y leer a


la luz de la vela, aprendes a aceptar la tecnología.

Thad sonrió.

—De acuerdo. —Dijo, apretando sus manos—. ¿Algo más que


necesitemos cubrir en las patrullas? ¿O eso es todo?

—Otro asunto. Xander tuvo un gran problema con el manejo de


los cuchillos del hechicero, hace un par de días. No parece estar
haciéndolo muy bien. Acabo de volver a verlo.

—¿Tenemos suficientes hombres para echarlo?

—Este no es el problema.

Thad frunció el ceño.

—Entonces, ¿cuál es el problema?

—Se niega a comer.

—Ah. Mierda… —. Thad dejó escapar un largo suspiro.

Eso era duro. Alexander —Xander, tal como lo conoce el equipo—


acababa de perder el amor de su vida. Para muchos, la alimentación era
una cosa personal y privada, particularmente entre parejas. Thad podía
compadecerse de él, pero Xander era un soldado y no podía permitirse
el lujo de no comer.

—¿Qué hay sobre ese nuevo médico en el cuartel. Abel. ¿O


Brayden? A veces los médicos hacen este tipo de cosas, ¿verdad? O tal
vez es mejor si conseguimos una mujer. ¿Qué tal Ivy? ¿Tal vez podemos
conseguir una transfusión?

—No sé. A mi entender, los métodos alternativos sólo funcionan


en pequeñas cantidades. Él necesita mucha sangre. Tanto Ivy como
Brayden están ocupadas con tu humana. Estoy seguro que Abel lo haría,
pero no podemos forzar a Xander para que coma, no importa quién se
ofrezca.

—A lo mejor tenemos que llamar al servicio de sangre —El


servicio de sangre existía para los vampiros que no tenían un

~ 141 ~
compañero para beber, pero muchos lo utilizan como una pequeña
prostitución. En lo que a Thad respecta, lo ayudaba a mantener su
población, y eso estuvo bien.

—Todavía necesitamos un acuerdo con Xander.

—Bueno, encontraremos la manera. Por su propio bien no


podemos tenerlo así. No quiero obligarlo a nada, pero no quiero que
luche hasta que no esté al cien por cien. Así que ahora depende de él.

—Entendido. —Lee se levantó de nuevo y se dirigió lentamente


hacia la puerta de la oficina—. ¿Necesitas algo más de mí esta noche?
No estoy seguro porque Tyra todavía no está aquí, pero quiero tener
una charla rápida con ella y luego ver a la humana antes de que lo llame
una noche.

—Creo que estoy bien. Hazme saber cómo está. La humana,


quiero decir —Tyra nunca ha sido de las que ocultan lo que está
haciendo. Ella es muy mala en lo que se refiere a lo estoico pero nadie
tiene agallas para decírselo.

—De acuerdo. —contestó Lee saliendo.

Un poco de dolor de nuevo en la palma de la mano de Thad y el


olor de madera quemada le sobresaltó. Cuando miró hacia abajo, vio las
cenizas de un trozo de papel y la marca donde los dedos de su mano
derecha habían quemado la madera de la mesa. Casi se había olvidado
de su nuevo poder a raíz de su conversación con Lee.

—¡Mierda! —Un chirrido de goma en el vestíbulo indicó que Lee


había cambiado de dirección. Thad levantó la vista para ver la cara de
duda asomando la puerta.

—¿Pasa algo, amigo?

—Ven, después de todo necesito algo más de ti. —Levantó la


mano. Su palma y la punta de sus dedos brillaban un poco—. Necesito
que me ayudes a mantener esto bajo control.

—Huh. —Lee se apoyó contra el marco de la puerta y sonrió—.


Bueno, está bien. Nos ocuparemos de esto más adelante. Intenta no tocar
nada importante. —Los ojos grandes del hombre brillaron con humor
cuando se enderezó y salió de la habitación.

~ 142 ~
***

—Muchas gracias, Ivy.

Alexia entregó al vampiro de cabello negro una taza de té e hizo


una mueca mientras se acomodaba en la cabecera de la cama. Su
hombro le dolía mucho. Por otra parte, eso no era ni la mitad de las
sensaciones desagradables que notaba. Le dolía la cabeza, su labio
estaba hinchado y estaba total y completamente desorientada.

Ivy aceptó la taza y se sentó en la cama.

—¿Estás segura de que no puedo hacer nada más por ti?

—Ya has hecho bastante. Realmente te doy las gracias por el té y


la ropa limpia. No creo que pueda tolerar nada que se parezca a comida.
—Respiró hondo y sonrió a la cara amable que se encontró cuando se
despertó—. Agradezco que me hayas explicado lo que pasó. Lo siento,
antes me puse hecha una fiera contigo y con el doctor.

Ivy puso la mano en el antebrazo de Alexia y lo presionó


levemente con sus largos dedos. Tenía unas manos muy bonitas.
Doradas. Suaves. Bien cuidadas. Las uñas de Alexia estaban mordidas
así que siempre había envidiado las manos bonitas.

—Has tenido una experiencia confusa y aterradora. Todo el


mundo habría perdido los papeles.

—Todavía me siento mal.

—De verdad, no lo digas. —Ivy se inclino hacia adelante, con sus


largos mechones oscuros cayendo suavemente sobre su hombro
derecho. Sus ojos dorados eran grandes e inocentes. Ingenuos—. ¿Puedo
preguntarte cómo era? Siempre oigo a los soldados hablar sobre los
hechiceros, pero nunca he visto uno de cerca.

Esto probablemente fue algo muy bueno. Alexia estaba teniendo


la sensación que estaba de buena suerte, ya que realmente no estaba
muerta.

~ 143 ~
—No recuerdo mucho. Él era intimidante. Alto, probablemente
tan alto como Thad o Lee, pero no soy muy buena con la altura. Tenía la
cabeza rapada, como, totalmente calvo…

Buscó a través de su vaga memoria algo más.

»Oh, y tenía puesta esa estúpida túnica. Y estar cerca de él me


hacía sentir… no lo sé… repugnancia. Supongo. Nauseas. ¿Esto tiene
sentido? —De hecho, sólo mencionar esto hizo que su estómago se
revolviera como sucedía cuando se montaba en la montaña rusa.

Ivy asintió con tanta energía que hizo que Alexia pareciera
catatónica incluso ahora.

—Así es. He oído decir que son tan malos porque tienen como
una aura repugnante a su alrededor. Puedes sentirlo a una milla de
distancia.

Alexia asintió, echando un vistazo a su alrededor. La habitación


era preciosa. Como la habitación cara de hotel en la que había estado
cuando asistió a la fiesta, sólo que entonces la había compartido con diez
personas a la vez. El recuerdo aún la hacía sonreír: el chico con el que
había conectado terminó yéndose a casa con otro chico con el que había
compartido la cama matrimonial.

Había llegado a casa con un bombón llamado Darren que


conducía un Audi TT. Había dicho que había estado en los Marines,
pero que lo había dejado porque no le gustaban los militares. Un
recuerdo del guardaespaldas de Thad, todo vestido de cuero y
amenazante, le vino a la cabeza. Es curioso cómo cambian las cosas.

Alexia se sacó de encima esos recuerdos y se centró en Ivy.

—¿Entonces aquí estamos a salvo de los hechiceros?

—Oh, cielos. Definitivamente —¿Cielos?—Quiero decir que la


finca está muy bien camuflada. Nunca podrán encontrarnos. Y aunque
lo hicieran, está protegida con todo tipo de seguridad de última
tecnología. La he instalado yo misma. —Sonrió con orgullo pero luego
se desvaneció un poco—. Bueno, quiero decir que contraté a alguien
para el rey… bueno, para el padre de Thad. También hay seguridad
mágica. —El precioso vampiro sonrió de nuevo, pero esta vez su sonrisa
no alcanzó sus ojos.

~ 144 ~
Uau. ¿Alguien tiene problemas de autoestima?

Sin embargo, Alexia estaba encantada de tener a alguien tan


amable haciéndole compañía. Ya sabía que los vampiros existían pero
todo el tinglado que Thad había traído a su puerta era una especie de
pesadilla, y todavía estaba conmocionada por ello. Tenía la impresión,
pero, que Ivy había llevado una vida muy protegida. Era un cambio
extraño de lo que Alexia estaba acostumbrada. No sabía muy bien cómo
actuar alrededor de esta chica hermosa. La torpeza hizo que se tensara
un poco.

Y lo que había sido un rugido sordo en su cabeza al despertar,


ahora era una sensación mucho más parecida a pequeños mineros
perforando en el interior de su cerebro. Alexia se frotó las sienes. Había
demasiadas cosas que resolver.

—En realidad, Ivy, ¿sería mucho problema conseguir un Tylenol o


algo? —Ella mataría por un Percocet o dos, pero no se atrevía a pedirlo.

—No hay problema, por supuesto que no. Por cierto, enviaré un
mensaje a Lee para hacerle saber que ya te has despertado. Él te traerá
más sangre. Te hará sentir mucho mejor.

Alexia parpadeó rápidamente y sacudió la cabeza.

—Perdona… ¿más sangre?

Ivy se paralizó.

—Lo siento. Creo que debería dejar que él te lo explicara.

Alexia frunció el ceño. No, quería una explicación ahora.

—Por favor. Explícamelo ahora.

—Es como la medida de triaje estándar entre nosotros, para


ayudar a acelerar la curación. Te dieron un poco de la sangre de Lee
cuando llegaste, pero creen que necesitas más. —Miró a Alexia con
incertidumbre.

Entonces, eso era raro. Ella e Isabel habían sido compañeras de


habitación durante dos años, pero Alexia nunca había participado en
esas cosas.

—Creo que lo entiendo. Sólo ha sido una sorpresa, eso es todo.

~ 145 ~
Ivy dio unas palmaditas a la rodilla de Alexia a través de la
manta.

—Déjame ir y traerte un Tylenol.

Un golpe tranquilo en la puerta y el chasquido del cerrojo atrajo


su atención. Lee apareció en el umbral. Curiosamente, esperaba que Lee
tuviera un golpe poderoso, estridente, fuerte, si los golpes tienen
personalidad.

—Ivy, ¿nos disculpas, por favor? —la voz de Lee era baja y
tranquila, pero el trasfondo de mando hizo temblar a Alexia. Tanto de
buena como mala manera.

Ivy dio unas palmaditas en la pierna de Alexia por última vez.

—No te preocupes, estás en buenas manos. Volveré con el


Tylenol.

Ivy se levantó de la cama, se volvió para sonreír a Lee y luego


salió de la habitación. Tan pronto como Ivy desapareció, Lee cerró la
puerta detrás de ella ruidosamente.

~ 146 ~
Capítulo 17
— T yra, Tyra, Tyra... Morgan... Tyra Morgan... Tyra Morgan...

¡mierda!

Nada. Prácticamente los últimos días de la vida de Anton Smith


habían sido borrados, arropado en una gran bola borrosa en la
oscuridad. Incapaz de estarse quieto, paseaba por la pequeña habitación,
la cual era ahora su residencia temporal. Había pasado demasiado
tiempo en la cama, demasiado tiempo pensando. Preocupándose.

¿Qué había hecho en su vida para ser golpeado y dado por


muerto? Las preguntas pesaban como una piedra en el centro de su
pecho, y acostarse a dormir en un lugar nuevo sin el beneficio del goteo
de morfina no era algo que él podía manejar.

Él había pensado que tener un lugar estable en la tierra y sentar la


cabeza haría una diferencia, pero hasta ahora él sólo estaba más ansioso.
Por alguna razón, los pensamientos de esa trabajadora social de piel
aceitunada pasaban a través de su cerebro en un bucle continuo y no
podía hacer que se detuvieran. Algún instinto visceral profundo le dijo
que ella era alguien que conocía. Alguien especial. Pero no importaba
cuántas veces él dijera su nombre o viera su cara, no le sonaba o le
evocaba algún recuerdo.

—Maldita sea. —Anton Smith se sentó en el delgado y duro


colchón que hacía parecer a su antigua cama de hospital un alojamiento
de lujo. Se encogió de hombros y golpeó los nudillos de sus manos

~ 147 ~
unidas contra su barbilla. Tyra Tyra... si es que no la conocía, entonces
¿cuál fue el problema? Ella desde luego no había mostrado ninguna
chispa de reconocimiento. De hecho, ella había sido firme en que nunca
lo había conocido.

Era una mujer hermosa, bien parecida con rizos oscuros, ojos
cálidos y firmes, pero un cuerpo sensual. ¿Tal vez él estaba
confundiendo deseo con algo más? O tal vez esta fue una de las señales
de Dios de las que el capellán del hospital había hablado.

Él tenía un deseo muy fuerte y totalmente inexplicable de


proteger la mierda fuera de ella. Al igual que en acompañarla a su casa y
estar al lado de su cama para vigilar mientras dormía. ¿Podría ser sólo
su naturaleza? Tal vez había sido policía o algo así en su "antigua" vida,
pero los agentes de policía que lo habían conocido en el hospital no le
habían reconocido, tampoco. De todos modos, él parecía tener una
fuerte resistencia a la autoridad. Bombero, ¿tal vez? Los bomberos eran
protectores.

—¡Uuuggh! —Él dejó caer sus manos y se echo hacia atrás en la


cama mientras que su cabeza colgaba entre sus rodillas. ¿Quién diablos
lo sabía? Siempre se decía eso a sí mismo para poner el asunto a un lado
y dormir un poco, pero se encontraba volviendo al asunto como un
drogadicto con un mal hábito. ¿Tenía una hermana pequeña en algún
lugar que se parecía bastante a la trabajadora social y el sentido de
familiaridad fue sólo transferencia? El psiquiatra del hospital le había
enseñado eso.

El estaba desesperadamente vacio por dentro. No tenía ni idea de


quién era, y sólo un puñado de semanas para darse cuenta de eso antes
de que lo echaran del refugio. ¿Quién sabía siquiera si la vida que había
tenido antes valía la pena para volver a ella?

Él movió su pierna y golpeó una silla envejecida que estaba cerca.


Se tambaleo en el suelo con un ruido satisfactorio antes de caer a un
lado y descansar sobre el suelo. Un golpe inesperado, bang, bang sonó
desde la pared izquierda.

—!Hey, hombre, estamos intentando dormir por aquí!

—Lo siento. —murmuró. Suspirando, Anton apagó la luz y se


tendió en la pequeña cama. Intentó realizar algunas respiraciones

~ 148 ~
profundas que le habían enseñado en el hospital. Se supone que las
emociones fuertes, como el estrés y la ansiedad pueden afectar a sus
recuerdos, por lo que le habían enseñado la meditación. Pero, ¿cómo
alguien podía esperar que él se relajara con ninguna pista sobre donde
debía estar en el universo? Recibir la noticia de que todo iba a volver "a
la larga" no estaba ayudando a su perspectiva.

La cabeza de Anton zumbaba como si se quejara. Las migrañas le


habían perseguido desde que se despertó en el hospital. Era común por
las lesiones en la cabeza, eso le habían dicho. Supuso que era
afortunado. El tipo de la cama junto a él tenía la cabeza más hecha
mierda que Anton. Puede que él no tenga memoria a largo plazo, pero
por lo menos él no balbucea palabras o tiene problemas para recoger
cosas.

Mientras Anton tamborileaba sus dedos sobre su pecho, su


cerebro se agitaba lo suficiente para hacer humo. El a regañadientes se
tumbo como un "cadáver", postura que había aprendido de la OT del
hospital. Se quedó con los brazos extendidos hacia los lados, y pronto su
respiración se volvió lenta y su cuerpo se puso pesado. El dio un tirón
cuando sus manos y sus pies comenzaron a temblar. El terapeuta
ocupacional le había explicado que se trataba de una respuesta normal a
la respiración profunda que estaba llevando más oxígeno a sus
extremidades, pero maldita sea, se sentía extraño.

Estúpida biología. Lo estaba jodiendo a él en todo momento.

A medida que su respiración se movía lentamente dentro y fuera,


disminuía el dolor de cabeza y finalmente logro dormirse. Sin previo
aviso, sus ojos ardían y un hilo húmedo se deslizó por el costado de su
rostro hacia su oreja izquierda.

—No de nuevo —murmuró para absolutamente nadie.

Las emociones seguían apareciendo sin referencia alguna para


atarlo. Solo... sentimientos. Esta vez, la tristeza, ¿pero sobre qué? Tal vez
los recuerdos empiezan a buscar a las emociones. Tal vez él solo se había
perdido para siempre. O tal vez, sólo tal vez, él se enterara de que había
sido alguien genial, alguien que podría ser digno de una mujer como
Tyra Morgan.

~ 149 ~
Capítulo 18
—¿ Q ué estás haciendo aquí? —

El cuerpo de Isabel se quedó inmóvil, mitad dentro y mitad fuera


del enorme refrigerador de acero inoxidable. O al menos lo más quieta
que pudo, considerando que hurgar dentro de la cosa le había dado un
nuevo caso de temblores. Alimentarse sin permiso era seriamente
grosero, pero la hermana de Thad se había detenido para charlar un rato,
después de lo cual Isabel había dormido más tiempo, y ahora estaba lista
para roer su propio brazo. Ella se enderezó lentamente, se volvió hacia
Thad, y cerró la puerta del refrigerador presionándola con su espalda.

—Estoy buscando algo para comer. ¿Qué estás haciendo aquí?

Sus tormentosos ojos azules parecían evaluarla mientras se


apoyaba en una extensión del mostrador de granito, con los brazos y
tobillos cruzados. La postura era de alguna manera casual y defensiva.

—Yo… vivo aquí. Puedo hacer lo que quiera. —Él levantó las
cejas—. O al menos voy a estar viviendo aquí pronto.

El pecho de Isabel se levantó y sintió un amistoso silbido dispararse


a través de ella al mero sonido de su voz. Su cerebro pudo haber estado
tratando de olvidarse de su interludio de antes, pero su cuerpo
ciertamente no lo estaba. Ella tragó saliva.

—Pensé que ya vivías aquí .

~ 150 ~
—Es mi casa ahora que mis padres se han ido. Mudarme está en mi
lista de tareas pendientes. Es importante volver al trabajo ¿no te parece?
—¿Era eso algún tipo de insinuación? Thad dio un paso hacia ella
mientras hablaba. La caída de su bota parecía resonar con fuerza en el
azulejo suelo blanco bajo sus pies. Algo que no podía reconocer brilló en
sus ojos. Él era diferente, de alguna manera.

Más difícil.

—¿Esta… estás bien Thad? No luces exactamente como tú mismo.


—Ella se apretó un poco más contra la puerta del refrigerador mientras él
seguía avanzando hacia ella. Como si eso importara.

—Estoy bien, Isabel. —Su sonrisa era sensual y perversa,


mostrando un indicio de colmillo. Misericordia, esos labios de él eran
suaves y llenos—. Además, ¿cómo lo sabes? Apenas nos conocemos el
uno al otro, ¿cierto?

Ouch

—Supongo que simplemente no te vez como antes. —Él sólo seguía


merodeando hacia ella, como un león acechando a una gacela, y
maldición si sus pies no estaban pegados al suelo. El temblor en todo su
cuerpo ganó intensidad.

—¿Quieres decir antes cuando estábamos follando? —Más cerca—.


¿O cuando te estabas yendo sobre mí? —Más cerca aún—. ¿O aquella
noche cuando estabas bailando alrededor con ese traje de colegiala? —
Thad se detuvo delante de ella—. Porque tengo que decírtelo, Isabel.
Luces diferente ahora, también.

Santa mierda, ¿podrían unos ojos azules realmente arder así?

—Umm… —Ella se abrazó. Se dijo a sí misma que debía alejarse,


pero el latido no tan suave entre sus piernas estaba fuertemente en
desacuerdo. Sólo alcanzarlo y tocarlo sería tan fácil… Apretó los puños
para evitar la tentación.

Y luego Thad se inclinó, enjaulándola con eficacia con un brazo a


cada lado de ella. Demasiado para evitar la tentación. Su pecho estaba
apretado contra el suyo con tanta fuerza que no sabía de quien eran los
latidos que sentía.

—Estás helada otra vez —no era una pregunta.

~ 151 ~
No había forma de negarlo. Escalofríos continuaron atravesando a
su cuerpo a pesar de las capas de ropa. Ivy había traído una bolsa de
ropa, e Isabel se había puesto cada maldito pedazo. ¿Y se suponía que
debía ser capaz de controlar esto de alguna manera?

—Thad, yo sólo no creo…

—Mira, ese es tú problema, Isabel. Estás pensando demasiado. —


Dijo oscuramente. Alcanzó su alrededor y tomó el mango de la puerta del
refrigerador—. ¿Tienes hambre?

—Un poco.

—No, debes estar muy hambrienta —corrigió. Bien, infiernos—. No


has tenido más que donas recientemente. —Thad se inclinó, su aliento
deliciosamente caliente en su cuello. El golpeó juguetonamente su propia
arteria palpitante. Arqueando una ceja—. Además, puedo sentirlo.

Isabel cerró los ojos. No tuvo un gesto rápido. Sin duda, él podía
sentir su deseo, también. Toda esta situación era un desastre. Estar cerca
de Thad era como estar a dieta y luego tropezar en uno de esos lugares de
buffet donde todo—lo—puedas—comer. Había algo en él, sobre todo
cuando él estaba tan caliente y ella estaba tan fría. Su cuerpo, su libido,
todo su ser lo buscaba. Dios, quería acurrucarse justo en el hueco de su
brazo por alrededor de un siglo, y ¿cómo estaba eso para una mujer
independiente?

—Aquí —dijo él—. Déjame ayudarte a encontrar algo. —Empujó la


puerta del refrigerador detrás de ella. Isabel no podía dejar de jadear
cuando el movimiento la trajo hacia adelante y la cadera de Thad se frotó
contra la de ella. Su erección era evidente. El calor se filtraba dentro de
ella mientras se quedaba ahí, deliciosamente intercalada entre Thad y la
puerta.

Metiendo la mano en las profundidades, él saco un cartón de leche,


luego se inclinó hacia un lado y sacó un vaso del armario más cercano.
Todo el tiempo su cuerpo se frotaba con el de ella y sus ojos tenían un
cierto humo sugerente. La deseaba de nuevo, y sabía muy bien que ella lo
deseaba. De nuevo. Todavía.

¡Mierda!

~ 152 ~
Por un largo interminable de tiempo él alcanzo, palpito, y rozó
contra ella hasta que había evocado un emparedado con la leche y la guío
a una silla cerca de una pequeña mesa de cristal con tapa de bistró. Él se
inclinó para susurrarle al oído.

—¿Vas a comer? ¿O quieres que te alimente?

—Thad, ¿no crees que deberíamos hablar…?

— Shh —Ooh, ella no podía soportar que la callaran. Su mandíbula


se puso dura, preparándose para dar una respuesta desagradable, pero la
mano de Thad alisó su brazo por detrás y empujó el vaso y el plato hacia
ella. Sus dedos se quedaron en los de ella mientras su mano guiaba la de
ella para envolverla alrededor de la copa.

—Puedo comer sola Thad.

—Por todo lo que significa, entonces. Sé que no es una comida


gourmet, pero el chef está en la cama durante el día, y es buena proteína.
No se puede vivir de donas y café, y no es adecuado que mi reina tenga
hambre.

Su reina. Bien, enloquecido Señor, ¿qué iban a hacer con eso? Su


estómago se contrajo y volvió a gruñir, como si quisiera recordarle que
este no era el momento de ser petulante y terca. Cogió la leche, tomó un
gran trago y dejó el vaso de nuevo. No quería una repetición del
incidente de agua congelada de antes. Su garganta le dolía al tragar la
leche, pero se negaba a demostrarlo.

—Ya está. ¿Feliz?

—Feliz —Isabel capturó el ceño fruncido de Thad—. Yo no diría


que feliz, exactamente. Pero es bueno ver que estas comiendo.

—¿Vas a pararte detrás de mí todo el tiempo? —Sus nervios no


podían aguantar su cercanía mucho más. Tampoco estaba segura de
poder manejar el dejarlo. Él frotó la parte de atrás de su cuello,
masajeando suavemente la base de su cráneo mientras ella masticaba. Se
estremeció un poco cuando las yemas de sus dedos rozaron la cicatriz
debajo de su cabello.

—Sólo te hago compañía —Dios, no podía soportarlo. El gruñido


ronco de su voz fue suficiente para deshacerla por completo—. Además
—su enorme pecho apretado contra sus hombros mientras se inclinaba

~ 153 ~
hacia ella un poco más—, tienes frío. Yo estoy aquí para mantenerte el
calor. —Sus brazos envolvieron la parte superior de sus hombros.

El calor de Thad era bonito, no podía discutir eso. Mejor que


bonito. Reconfortante. Lujoso. No estaba temblando más. Y toda la cosa
del alimento era dulce, si estuviera siendo sincera consigo misma.

Isabel masticó el emparedado incómodamente y lo empujó hacia


abajo con la leche. Todo el lío se estableció como plomo en su estómago.
Giró la cabeza para mirarlo, su pulso acelerándose mientras su mejilla
rozaba la suya.

—¿Bien? —Sabía que iba a venir el beso pero era incapaz, o tal vez
simplemente no estaba dispuesta a detenerlo. Su voz era ronca mientras
su boca reclamaba la de ella.

— Bien.

***

Lee reprimió una serie de sus improperios favoritos. ¿Qué


demonios estaba haciendo allí? Alexia se veía pequeña y pálida sentada
en el medio de la gran cama doble, apoyada sobre una excesiva
formación de almohadas de estilo hotel. Mierda. Nunca había llegado a
eso. La única razón por la que tenía dos de ellos en su cama era para
mantener a la sirvienta ansiosa pensando acerca de dónde poner las otras
fundas de almohadas.

Las piernas de la humana se recogieron contra su pecho, con sus


manos apoyadas en la cima de las rodillas en un gesto nervioso. Su
ansiedad vibraba en el aire alrededor de ella. Retrocedió un poco cuando
él se acercó a la cama y se sentó a su lado en el colchón. Como si tuviera
miedo de él. ¿Y si lo tuviera? No importaba. Sólo… no importaba.

Pero entonces ocurrió una transformación. Sus hombros se


aflojaron y sonrió levemente con una ceja interrogante elevada. Ya no
estaba ataviada con varios kilos de masilla y polvo de hadas, pero la
insolente muchacha fiestera que había bailado hacia él y Thad en ese club
de Orlando estaba de vuelta.

~ 154 ~
—Así que, ¿Estás aquí para darme sangre?

Lee se río entre dientes. Y pensar que había estado trabajando en


una forma de decírselo suavemente. Probablemente era mejor así, ya que
"suavemente" no era su término de su favorito.

—Sí.

—¿Por qué? —Ella frunció el ceño y negó con la cabeza un poco—.


Quiero decir, sé que se supone que me ayude a sanar o lo que sea, pero…
como que tengo la impresión de que no te gusto mucho.

Sí. Ese es el problema. Lee le dio su mejor encogimiento de hombros


casual.

—Eres importante para Isabel. Isabel es importante para Thad. Mi


trabajo es cuidar de Thad, que por extensión significa cuidar de ti.

— Ya veo.

Su rostro se ensombreció un poco, pero Lee continuo como si no se


hubiera dado cuenta. Involucrarse con esta chica era malo de ocho
maneras distintas, y haría bien en no perder eso de vista. Metió una mano
en su chaqueta para sacar una cuchilla similar a la que había usado antes.

—Es más limpio —Él se encontró con su mirada curiosa—.


Cortarme con esto. En lugar de usar mis colmillos. No es que te pueda
hacer daño de cualquier manera… —Mierda. Esto era demasiado extraño.
Se inclinó un poco más sobre su cadera. La verdad era que no iba a
morder su propia vena para ella. Era demasiado íntimo—. Vivías con
Isabel. ¿Nunca has hecho esto antes?

—No. Nunca. —La expresión de su cara y el movimiento vigoroso


de su cabeza le dieron la seguridad de la sinceridad de su respuesta. No
sólo no lo había hecho, pero él bien podría haberle preguntado si había
luchado en el barro con el Hada de los Dientes.

—Thad mencionó que Isabel bebió de ti.

—Eso fue estrictamente en un solo sentido. Y en mi defensa, la


primera vez ella exactamente no pidió mi permiso.

Lee apretó los dientes

~ 155 ~
—¿Estas tratando de decirme que de alguna manera te ofende todo
este asunto?

—¡No! —Ella puso las manos sobre su cara—. Escucha, yo… yo


todavía estoy realmente fuera de esto. Es que… No me importaba que
Isabel bebiera de mí. En realidad era un poco… agradable. —La mención
de esto hizo que el rostro de Alexia tomara una lejana expresión de
melancolía. Un músculo saltó en la mandíbula de Lee—. Es solo… —Ella
suspiró y relajó los brazos—. No estaba segura de lo que me haría a mí.
Eso es todo.

Ella parecía buscar su rostro, pero para qué, Lee no estaba seguro.
Resultó que sus ojos eran marrones. Y comparando su cabello rubio
dorado con la oscuridad de sus cejas le dijo que las cortinas
definitivamente no coincidían con la alfombra. Razón de más para
alejarse de ella. No iba por las mujeres con alto mantenimiento de belleza,
ya no.

—Crees que es poco convincente, ¿verdad?

Él negó con la cabeza.

—Nah.

Ella no le creyó. La mirada de confianza que había arrojado al


entrar en la habitación resbaló un poco antes de que ella retirara su
mirada.

Extendió la mano para agarrar suavemente su barbilla, con una


mínima presión para volver su mirada hacia él.

—Mira —dijo en voz baja—. No tienes que preocuparte de mi


opinión sobre ti. —Puso el puñal con cuidado sobre la mesa de noche—.
No es necesario beber de mí si no lo deseas. La cosa es ésta: nuestra
sangre acelera la curación y la regeneración celular, incluso en los seres
humanos, por lo que ayudara a curar tu herida. Sería complicado llevarte
a un médico humano, porque la herida fue hecha por algo sobrenatural.
Algún tipo de mutación o energía secuestrada. Ahora, Brayden
probablemente pueda conseguirte antibióticos o cualquier cosa que
puedas necesitar, así que si no quieres la sangre, tenemos otras opciones.
Se supone que esto va a ayudarte, no a asustarte.

~ 156 ~
Su pequeño discurso había salido con una mayor porción de
impaciencia y molestia de lo que había previsto, pero no podía evitarlo.
Mucho estaba pasando en él como para consentirla y sostener sus manos
a través de todo el asunto.

Sus ojos se cerraron de golpe. Eran más profundos que antes


cuando los abrió y lo estudió. Jesús, se sentía como un bicho en un
invernadero, por la manera en que seguía haciendo eso.

—Está bien —dijo finalmente.

Puso su mano en la empuñadura de la cuchilla una vez más.

—¿Estás segura? —Él busco su rostro, las cejas levantadas.

Ella asintió con la cabeza.

—Estoy tan segura como lo puedo estar.

Antes de que Alexia pudiera cambiar de opinión, Lee marcó su


muñeca y la acercó a ella. Una línea de color carmesí se precipitó a la
superficie y corrió por su brazo. La vista pareció aturdirla.

—Alexia —dijo en voz baja—. No me hagas sangrar por toda la


cama. Si has cambiado de opinión, dímelo ahora.

Rápidamente, agarró el antebrazo de Lee y colocó lo plano de su


lengua por debajo del arroyo que fluía, trazando hacia arriba hasta la
fuente de la hemorragia, como si estuviera lamiendo el goteo de un cono
de helado.

Eso realmente no era necesario, pero… oh, diablos… El rastro


caliente de su lengua se convirtió en suaves lamidas y succiones de su
muñeca y luego rápidamente se convirtió en extracciones más urgentes.
La succión de la boca de Alexia colocó la piel de Lee entre sus dientes, lo
que lo puso inmediato, doloroso e increíblemente duro.

No hay nada más caliente que ser mordido por una hembra.

Algunos de su especie eran capaces de separar el intercambio de


sangre de los impulsos sexuales, pero él no era uno de ellos. Dada su
atracción no deseada hacia Alexia, él probablemente debería haberse
rehusado a realizar esta tarea, pero siempre había sido masoquista. Y
verdaderamente, no esperaba reaccionar de esta manera.

~ 157 ~
Alexia comenzó a retorcerse un poco también. Las yemas de sus
dedos se volvieron blancas mientras se clavaban con más urgencia en la
carne de su brazo. Un diminuto gemido sonó desde el fondo de su
garganta mientras continuaba succionando de su brazo con más fuerza.
El pálido oliva de su piel se sonrojó a través de su pecho, y las manchas se
extendieron desde el cuello hasta las mejillas. No era difícil imaginarla
recostada en todas esas almohadas, sin ropa.

La respiración de Lee se aceleró, y su corazón trató malditamente


de escapar de las paredes de su pecho. Sus colmillos ya llenaban su boca,
y el impulso biológico de empujar a Alexia sobre su espalda y salirse con
la suya antes de morder esa vena de aspecto delicado se estaba aferrando
tenazmente a la base de su cráneo.

Toda esta situación estaba a punto de ir directamente de cero a


TOTALMENTE JODIDO.

A punto de romperse por completo, Lee puso una de sus manos


sobre la de ella.

—Tranquila, ahí. —Sus ojos se elevaron hacia él, una súplica


desesperada brillaba en ellos. Su rostro estaba rojo de deseo, y maldito
sea directamente el infierno, él quería dárselo.

En cambio, dijo: —Es hora de tomar un descanso. Ya has tenido


suficiente. Confía en mí.

Alexia se retiró, pero mantuvo la posesión del brazo de Lee. Su


respiración lo golpeó en la piel con soplos cálidos.

—Oh, hombre. Me siento como si hubiera bebido demasiados


martinis. —Ella hizo una pausa, con la lengua colgando floja. Su lengua
exploro tentativamente el labio inferior, deslizándose fuera para degustar
los rastros de sangre que quedaron allí. Lee casi le ayudó a lamer los
restos.

Dios, despreciaba lo mucho que la deseaba.

Determinado a no demostrar lo que sucedía en sus pantalones, Lee


se desplazó sutilmente sobre la cama. Él asintió con la cabeza mientras
lamía la herida en su muñeca. Su saliva sabía a chocolate y al té Earl
Grey. Saber esto sólo hizo que su polla latiera más fuerte.

—Incluso para nosotros, se siente como un buen zumbido.

~ 158 ~
—Santa madre de… no tenía idea de que sería así.

El implícito "o de lo contrario lo habría hecho antes" quedó


colgando en el aire.

Que hijo de puta que era, Lee no podía negar un perverso placer en
darle esa primera experiencia. Y luego se enfureció al pensar en ella
teniendo una segunda.

—Sí, bueno, prepárate. Acabas de poner aceite de alta calidad en un


motor que está acostumbrado a correr con el que se usa en las máquinas
de cortar césped. Deberías sentirte mejor en poco tiempo. —La analogía
era insultante, pero cabrearla era lo mejor ahora. Seriamente. Comenzó a
levantarse de la cama.

Su mano salió disparada para agarrarlo antes de que terminara de


pararse.

— Espera.

~ 159 ~
Capítulo 19
— T engo algunas preguntas —dijo Alexia suavemente. Vaya,

eso fue una excavadora en vez de un cóctel. Sus párpados estaban


pesados, y tenía miedo de cerrarlos. Cuando ella bebía demasiado, era
por lo general cuando la habitación empezaba a girar. Se obligó a
concentrarse en el rostro de Lee. Eso la mantuvo en tierra, mientras
observaba cualquier otra parte de él que sólo estimulaba su deseo de
trepar en él y darle un baile en el regazo.

Ella siempre había sido una borracha afectuosa.

Lee regresó a su asiento en la cama, pasándose las manos por la


cara.

—De acuerdo. Preguntas. Acabo de pensar, sabes, que a lo mejor te


gustaría descansar primero. Déjate recuperarte. Tu cuerpo va a necesitar
algo de tiempo para ajustarse a la sangre.

—Prefiero hacerlo ahora. —Hizo una pausa, se rió un poco ante lo


absurdo del momento, y luego trató de poner una expresión seria en su
rostro de nuevo—. Hombre, la verdad es que estoy borracha.

—Uh, sí —aclaró la garganta—. De todos modos... ¿qué quieres


saber?

—Vamos a empezar con, ¿en qué lugar estoy? Ivy dijo que estoy en
la finca del rey, lo que no me dice mucho. Hasta el momento tengo a un
tío raro… con túnicas, por el amor de Dios… que viene detrás de mí en

~ 160 ~
mi propio dormitorio, despierto en un lugar extraño, me alimentan de
sangre, y la Sra. Peacock en la biblioteca con un candelabro. —Ella puso
los ojos en blanco a su mirada interrogante y continuó. Ella tenía que
haber adivinado que no sabía sobre la cultura pop—. De todos modos,
todo esto se suma a un montón de "mierda santa" en mi libro.

—Está bien. —Se inclinó hacia adelante mientras él se pasó la mano


por la cara, barba y barbilla. Algunos chicos se veían descuidados
cuando no se afeitaban. Lee no lo hacía. Por supuesto que no. Juntó las
manos—. Así que. El hechicero, que era el tipo raro con las túnicas te
atacó. —Hizo una pausa, dando golpecitos con el dedo índice
pensativamente contra el fondo de su labio por un momento—. ¿Dices
que vino detrás de ti?

—Sí, yo estaba de pie delante de mi armario, y, de repente ¡blammo!


—Ella aplaudió con sus manos para ilustrar—. Él estaba allí. Como de la
nada. —Ella se enderezó en la cama, mientras que la niebla mental ya
empezaba a despejarse. Gracias a Dios.

—¿Intentaste atacarlo?

¿Cómo él…?

—Sí bueno. Intentar es la palabra correcta. —La vergüenza la


inundó. Ella había tomado clases de defensa personal, malita sea; ella
debía haber sido capaz de hacerle algún daño a ese estúpido bastardo.

La esquina de la boca de Lee se curvó.

—Eso fue valiente... pero estúpido.

—Bueno, no hubo manera de conseguir ningún resultado, así que


supongo que tienes razón sobre la parte estúpida.

Lo que tuvo que haber adivinado Alexia fue un gesto muy raro, Lee
puso su mano sobre la de ella. Fue lindo. Grande, cálida y reconfortante.

—Hey, escucha por un segundo. Esos tipos no son realmente más


humanos que yo. Estamos hablando de hombres malos que manejan la
magia negra y roban poderes supernaturales por diversión y risas. No
quiero decir que esto haya servido de nada, pero no habrías tenido
ninguna oportunidad.

Alexia intentó darle sentido a eso.

~ 161 ~
—Así que, ¿cuál es el problema con estos tipos, ellos roban los
poderes de ti? —Él parecía asombrado.

—Bueno, no personalmente de mí, pero sí. Pero sí, es básicamente


lo que hacen.

—Tienes un enfermo sentido del humor.

—Gracias —él sonrió. Dios, él era muy caliente. La sonrisa mostró


sus colmillos, que parecían sorprendentemente largos y prominentes.
Mucho más que los de Isabel o incluso los de Ivy.

Es suficiente, Lex.

—Así que, ¿Por qué lo hacen? —Ella no podía creer lo extraño que
este tema era. ¿Por qué Isabel nunca le había contado nada acerca de
esto?

—Estoy muy seguro que el poder solo por el poder es


generalmente una muy buena razón.

—¿Y cómo? —Oh, dulce y piadoso Dios, su mano había dejado la


de ella. Señor, ella era toda una perdedora. Una pequeña migaja de afecto
y ella habría corrido a las Vegas con él si se lo pedía.

Actúa casual. ¡Maldita sea!

—¿Cómo roban tus poderes?

La cabeza de Lee dio un meneo de lado a lado, como si estuviera


vacilando un poco en su respuesta.

—Bueno, nosotros no sabemos todos los detalles. Hay una especie


de magia negra involucrada. Lo que sí sabemos al menos, es que
involucra comer el corazón.

Oh. Asqueroso.

Alexia se tapó la boca.

—No estás hablando en serio.

Oh, pero lo estaba. Ella no sabía mucho sobre Lee, pero estaba tan
segura como que vivía y respiraba, que él no mentiría sobre ese tipo de
cosas. Aún así, ella buscó en su cara desesperadamente por un signo de
que estaba bromeando con ella.

~ 162 ~
De acuerdo con su estado de embriaguez, su intestino se revolvió
con la urgencia de vomitar. Ella lo suprimió, no dispuesta a arruinar todo
el momento del agarre de manos con Lee con ponerse enferma en su
regazo.

—Desearía estar bromeando —dijo con gravedad—. Si lo que hacen


fuera tan simple como robarle la bolsa de una anciana mi trabajo sería
mucho más fácil.

—Mierda, eso es…oh, dios mío… es tan desagradable. —Alexia


tosió un poco, tratando de taparse la boca de paso. Ella siempre había
sido muy quisquillosa con la sangre y esas cosas. De niña quería ir a la
escuela de veterinaria hasta que se dio cuenta que el trabajo requería de
muchas desagradables responsabilidades que solo acariciar cachorritos y
gatitos todo el día.

—Sí. Bueno… —Se encogió de hombros. Un escalofrío viajó por el


brazo de Alexia cuando su mano se levantó de la de ella, y aterrizó de
nuevo en su muslo. Una sombra de emoción brilló momentáneamente a
través de su cara pero no pudo nombrarla.

—Sí, así es, de todas maneras —él continuó. Un pequeño indicio de


lo que sea que haya sido, desapareció tan rápido como había aparecido.

—En cuanto al lugar en donde estamos, estamos en Ash Falls,


Virginia. Al menos una hora a las afueras de Washington D.C. en el país
del caballo ni más ni menos.

—¿El país del caballo?

—Sip

—No puedo creer que haya un país del caballo a las afueras de
Washington. Siempre creí que era, tú sabes, como una gran ciudad. —
Quería golpearse por el número de veces que se había escuchado decir
"como" en el trascurso de la conversación. Debía sonar como una maldita
idiota.

—Aquí hay de hecho, mucha tierra alrededor si sabes dónde mirar.

Un país granjero. Yikes. Ella tragó.

~ 163 ~
—Bueno —de todas formas, ellas probablemente no estarían aquí
mucho tiempo, ¿cierto? Eso la impulso a preguntar lo que realmente
quería—. Así que, ¿cuándo podré ir a casa?

Lee respondiendo aclarándose la garganta hizo que no se ilusionara


con cálidas esperanzas, no de la manera en que él cruzó sus brazos y se
enderezó lejos de ella. Era una postura de defensa. Pero ¡Hey! Allí estaba
ella, finalmente utilizando ese grado en psicología por el que había
trabajado tanto para lograr.

—Sí, Tengo que hablar con Thad de la manera en cómo vamos a


manejar eso.

—¿Cómo van a manejar qué? ¿A mí? —Él estaba hablando de cómo


manejarla como si fuera alguna especie de golden retriever. Y no se le
había escapado notar que la había comparado con un cortacésped
anteriormente en la conversación. ¿Qué le pasaba a este tipo? Y por qué
demonios ella quería lanzarse sobre él tan desesperadamente a pesar del
completo imbécil que él era.

Otro aclarar de garganta.

—Así está el asunto: fuiste atacada por un peligroso enemigo, y no


sabemos cómo nos pudo encontrar, o a ti. No sabemos exactamente
cuáles eran sus intenciones, o si uno de sus compañeros pudiera intentar
regresar al lugar en donde lo maté. Estamos en guerra con estos
hechiceros, y no estamos acostumbrados a tener humanos involucrados
de esta manera.

—Tú lo mataste. Cierto. —La callada voz que ella manejó para que
saliera por sus labios era un poco más alta que un susurro. Su cabeza
comenzó a nadar de nuevo. Lo mató. Lee… mató al hombre que la atacó.

Duh. Eso tenía sentido. Por supuesto que sí. Enorme vampiro,
construido como una pared de ladrillo y cargando cualquier clase de
armas en contra de un adicto a la magia negra que salió para eliminar a
toda la raza de los vampiros. Por supuesto que él… lo… mató. Ella había
asumido que ese fue el resultado, pero la realidad no la había golpeado
hasta que lo dijo.

Hablando de salir con el chico malo.

Santa mierda.

~ 164 ~
Lee se encogió de hombros.

—Es una especie de "nosotros o ellos".

—Supongo que sí —dijo asintiendo como una idiota.

—De todas formas —él continuó, y esta vez su voz tenía un rasgo
más suave en ella—, aun si supiéramos que estas a salvo de futuros
ataques de hechiceros, y eso es un gran "aun si" dado que has sido vista
asociándote con nosotros por nuestro enemigo, volver a ese lugar podría
traerte un gran número de problemas. Es un riesgo de seguridad para ti y
para nosotros. Así que no intento ser un imbécil, pero no hay manera de
que te dejemos ir a casa en este momento.

Alexia parpadeó.

—¿No habías dicho antes que era una mala idea que yo estuviera
aquí?

—Lo dije.

—¿Qué cambió?

Lee frotó su mano sobre la parte trasera de su cuello como si


estuviera tenso. Dios. Debido a las nuevas noticias de que a ella no le
estaba permitido volver a su casa, la habían sacado de sus cálidas
ensoñaciones de borracha tan rápidamente que hizo que su cabeza girara,
y ahora también ella estaba tensa. Bueno al menos se compartía el
sentimiento.

—Nada cambió en realidad. Es aún una mala idea el que estés aquí.
Como sea, es igualmente una mala idea, o posiblemente una peor idea,
dejarte ir. Es un arma de doble filo tomar una decisión, y no la haremos
hasta discutir las opciones primero con Thad.

De repente el cuerpo de Alexia estaba caliente. Su sangre estaba


hirviendo. Estaba malditamente cansada del juego del insulto al humano
de Lee.

—¿Qué diablos? Primero comparas mi sangre con un maldito aceite


para motor, y ¿ahora soy un problema que manejar? ¿Arma de doble filo?
Mira, entiendo que no estimas mucho a los humanos, pero no he hecho ni
una maldita cosa para merecer tu ira así que mejor lárgate. ¡No puedes
hacerme una prisionera aquí!

~ 165 ~
Su aliento salía y entraba duramente. Estaba segura que sus
orificios nasales estaban dilatados. Lee no hizo nada, no dijo nada, pero
siguió observándola con la misma fresca, e impasible actitud. En ese
momento ella quería solo mostrarle su arrogante trasero, bien formado
fuera de la cama.

El embriagador zumbido en sus venas después de haber tomado su


sangre la hacía preguntarse si ella podría ser realmente fuerte para
hacerlo. No que de hecho lo intentara. Su famoso temperamento le había
causado suficiente vergüenza. Pero ella por nada del mundo era inútil ni
débil. Ella no esperaba por la piedad de otros.

Finalmente él dijo: —Yo no dije que tu… —Su voz se rompió y su


irritación era clara. Su mandíbula estaba dura. Él la miró fijamente, como
tratando de intimidar a Alexia con su enorme tamaño. Ella se vio forzada
a elevar su cuello para ver su cara, y no podía decir que apreciaba eso,
tampoco. ¿Cómo era posible que minutos antes ella estuviera dispuesta a
desnudarse para él?—. Mira, piensa lo que quieras, pero esto es para la
seguridad de todos. Le diré a Isabel que te sientes mejor.

Iba a necesitar más para intimidarla, y estaba acostumbrada a ir por


la vida con un cuello rígido.

—Así que, estoy cerca de Washington, ¿y cómo llegué aquí desde


Florida? ¿Por cuánto tiempo estuve inconsciente?

—No mucho. Unas cuantas horas —. Él se encogió de hombros —.


Tyra te trajo aquí, por teletransportación.

—Tele… transportación… —Claro, eso debió haber sido su primera


idea.

—¿Cómo…?

—Ella desaparece y reaparece en otro lugar. Del tipo Star Trek. A


veces ella puede llevar cosas con ella. Como pequeñas mujeres humanas
—La sonrisa había vuelto. Dios, él se veía muy bien con esa sonrisa.
Mierda. ¡Mierda! ¡Detente!

—Oy —Su cabeza se dejó caer contra la bandada de almohadas


detrás de ella. En la última hora se había despertado, bebido sangre,
luego se le dijo que no podía volver a casa, y ella deseaba a un vampiro

~ 166 ~
asesino gigante. Ah, y que había sido llevada a una mansión enorme en
Virginia por medio de una maldita teletransportación.

Eso pasaba todos los días.

—Así que… si no puedo ir a casa, ¿qué es lo que voy a hacer?

—Solo andar por ahí. Ya lo averiguaremos. Por ahora, eres una


invitada aquí. —Él se dio la vuelta para irse.

Invitada.

—Eso es reconfortante.

Él pareció considerar algo por un momento, luego asintió


cortésmente. La temperatura de la habitación pareció caer unos 20
grados. Alexia apoyó los codos en las rodillas aún dobladas, frotándose
los ojos muy duro. Todo era demasiado jodido.

—Muy bien, y... —Su voz se desvaneció mientras sus ojos se


abrieron de nuevo.

No había oído la puerta, pero él ya se había ido.

~ 167 ~
Capítulo 20
— T had —. El movimiento de los labios de Isabel contra los

suyos y las vibraciones mientras murmuraba su nombre sólo lo


impulsaron a besarla más fuerte. Sin duda, estos eran los labios más
impresionantes que había besado. Nunca.

—¡Thad!

Su mano empujana con insistencia contra sus pectorales.

—¿Hmm? —Él siguió besándola. No se podía detener. No podía


dejar de masajear sus brazos y sus hombros mientras lo hacía. O de pasar
sus dedos a lo largo de su columna vertebral. Casi podría jurar que el
sabor de su sangre se quedó en su boca, y maldición, eso era algo sexy de
una forma extraña, y de paso, perversa.

—Thad, detente. Por favor. —Ella empujo los brazos de él,


rompiendo su abrazo—. Tenemos que hablar. —Esas eran las palabras
que golpeaban como un pico de hielo, astillando el miedo en el centro del
pecho de cualquier hombre, incluso en un día bueno.

Thad gruñó mientras daba un paso atrás, pero sólo unos pocos
centímetros. Todavía podía oler el aroma limpio y húmedo del cabello de
Isabel, cuando él bajó la cabeza hasta su oreja.

—He estado haciendo todo lo posible por hablar —susurró—. Tú


eres la que no dice mucho.

~ 168 ~
La necesidad de tocarla era compulsiva. Casi dolorosa. Él apoyó su
peso contra la mesa y cruzó los brazos sobre su pecho, juntándolos con
firmeza para protegerse contra la tentación de coger un mechón de su
cabello sedoso o rozar su mejilla. ¿Cómo podía ella negar la conexión
entre ellos? Ellos habían compartido algo especial cuando habían hecho el
amor. Algo significativo. Ira mezclada con agonía mezclada con
confusión, y el rostro de ella lastimado por el esfuerzo de mantener de
manera retorcida las emociones que eran evidentes.

—Así que adelante, Isabel. Habla.

La fuerte respiración que ella soltó le revolvió el cabello un poco.


Los largos dedos frotaron sus ojos cansados. Podría aventurar una
conjetura en cuanto a lo que ella estaba tratando de decir, y él no quería
oírlo.

—Thad, no puedo hacer esto. —Ella hizo un gesto de ida y vuelta


entre ellos—. Sea lo que sea que está pasando aquí.

Allí estaba. Sus entrañas hervían. No podía morderla de nuevo y


retuvo lo que se aproximaba en su boca. Sus colmillos ocuparon el
interior de su boca, y él sólo tenía que abrir la maldita cosa.

—¿Y qué es exactamente lo que está pasando aquí, Isabel? Todavía


estoy tratando de averiguarlo por mí mismo. —Sus puños se abrían y
cerraban—. Aparte de ti corriendo caliente y fría en mí.

Isabel se llevó las manos delante de su pecho, con las palmas hacia
adelante. Era difícil saber si se trataba de un gesto de rendición o si ella
estaba en guardia por un ataque.

—Mira, lo siento. Yo realmente lo siento. Pero para ser honesta


contigo, las cosas están demasiado extrañas para mí aquí. En los últimos
días he tenido mi vida patas arriba. Mi mejor amiga ha sido atacada por
algo que sólo he oído hablar en historias, y de alguna manera me traslade
a través del espacio por tu hermana. Luego nos acostamos y de repente,
¿yo tengo un poder? ¿Cómo esperas que maneje todo eso? He sido una
candidata para el manicomio si no me estuviera volviendo loca ahora
mismo.

¿Qué?...

—Espera. —Él se enderezó—. ¿Tú tienes un poder?

~ 169 ~
Ella asintió con la cabeza, envolviendo sus brazos alrededor de ella.

—Congele un vaso de agua en forma de hielo. Tu hermana dijo que


probablemente ocurrió después de que nos alimentáramos el uno del otro
o después de que estuviéramos en la intimidad, o tal vez ambas cosas. Y
probablemente por eso he estado tan fría.

—¿Hablaste con Tyra acerca de esto? —¡Agh! Él y Tyra siempre


habían sido cercanos, pero discutir sobre su vida sexual era algo que
Thad nunca había hecho con Ty, ni siquiera bajo coacción. En lo que a él
concernía, su hermana no tuvo relaciones sexuales en absoluto, y todo el
asunto de ella y Siddoh eran sólo rumores y conjeturas.

—Ella pasó por mi habitación. Me trajo algo de ropa. Parece


agradable.

—Sí, Tyra es impresionante —se aclaró la garganta—. De todos


modos. ¿Qué es lo que quieres decirme? Que a pesar de todo acerca de
que tu y yo estamos destinados el uno para otro, y que parece estar
totalmente a la altura aquí, ¿tú vas a acobardarte y dejarme?

—No exactamente. Es que... bueno, ya no me necesitas más, ¿no?


Tuvimos sexo, y tú tienes un poder ahora para que puedas hacer todo, eh,
lo de realeza. Si tú tienes tu poder, no hay realmente ninguna razón por la
que yo tengo que quedarme, ¿no?

Thad echó un vistazo alrededor de la cocina como si alguien más


estuviera presente para ver su expresión de incredulidad absoluta.

—No te puedes ir a casa, Isabel. Es demasiado peligroso. Y además,


¿qué hay de tu poder? —Thad dio un paso más cerca de nuevo. De
ninguna manera iba a dejar que lo dejara con esa facilidad. Él la
necesitaba, por el amor de Dios, aunque ella no quería verlo de esa
manera. Y él la quería. Desde el principio, había estado atraído hacia ella
con una pasión que desafiaba toda lógica.

Ella se encogió de hombros, viéndose claramente incómoda.

—No lo sé. Estoy segura de que voy a conseguir controlarlo de


alguna manera. Tu hermana me podría ayudar, o tal vez Lucas.

—Lucas.

~ 170 ~
—Nuestro amigo de Orlando. Obtuvo su poder hace mucho
tiempo, y parece que lo maneja bastante bien…

—Espera un minuto, ¿te refieres al tipo con el cabello ese? ¿El


vampiro borracho que estaba manoseando a Alexia por piruletas? ¿Tú
esperas que él te ayude a dominar tu poder?

Sus ojos se estrecharon.

—Escucha, la mayoría de nosotros no somos soldados o de la


realeza. Algunos de nosotros simplemente quieren que los dejen solos.

—¿Es eso lo que quieres? ¿Qué te deje en paz? —La mandíbula de


él y su cuello estaban rígidos. El malestar comenzó a deslizarse por su
espalda. ¿Por qué estaba discutiendo tan duro?

—¿Por qué demonios estás enojado conmigo? —Ahora era ella la


que se inclinaba, con exasperación por toda su cara.

»Nos lo pasamos muy bien juntos, y tienes tu poder. Tú no puedes


pensar que tengo que ser tu reina. No sabría qué hacer. Soy una chica
profesional de fiestas, por el amor de Dios. Además, ¿cómo puedes tu
honestamente creer que yo pueda ponerme en pie como una
representante de una raza que rechazó a mi familia?

Thad agarró la muñeca de Isabel y la atrajo hacia él. Tal vez un


poco más fuerte de lo previsto, pero estaba demasiado cabreado para
disculpas.

—Calma, joder, cariño. Tú no puedes basar tu perspectiva entera en


el hecho de que tus padres se sintieron rechazados por la sociedad.

—Yo no sé ni cómo vivir entre nuestra especie, Thad. Nunca lo he


hecho.

—¿Así que ni siquiera estás dispuesta a intentarlo?

Isabel soltó un suspiro. Todo su cuerpo parecía decaer.

—Esto no va a ninguna parte, así que ¿podemos dejarlo? Es


demasiado abrumador. —Ella tiró de su brazo hacia atrás—. Y me duele
la muñeca.

—Bien —gruñó—. Pero esto no ha terminado.

~ 171 ~
No por un largo jodido tiempo.

—¿Por qué te importa todo esto? Tienes tu poder. —La irritación


estaba en el borde de su voz. Únete al club, nena.

—¡Gah! —Cerró su mano sobre la mesa, haciendo sonar la copa y el


plato de su comida y ambos se detuvieron un instante para ver si el vaso
pesado caería encima—. Sigues diciendo eso. ¿Eso es realmente todo lo
que me importa? ¿Crees que estaba usándote para conseguir mi poder?

Ella parpadeó.

—Bueno, en realidad, no. Al principio pensé que solo me querías


usar para el sexo —Por Dios—. Lo que no me importó porque tú sabes
muy bien que eres un hombre muy deseable. La cosa del poder me
asusto, sin embargo. No voy a mentir. Quiero decir, vamos, Thad.
Aunque yo pensaba que la profecía era cierta, no sabía que iba a suceder
de esa manera.

—¿Y la parte de ser mi reina? —Thad consiguió poner una voz


dulce. Demasiado dulce. Él no había querido preguntar de nuevo, porque
el tono y la pregunta misma demostraba su vulnerabilidad más de lo que
quería mostrar. No esperaba una respuesta diferente. El solo tenía
esperanza.

—Thad, no soy de la realeza. Te mereces a alguien mucho mejor.


Una persona de clase alta que viene de una antigua familia, que conoce
las costumbres y tradiciones mejor que yo. Alguien bueno para tu
imagen. Puedo ver que tienes un aprendizaje muy elevado sobre ti, pero
yo no dudo ni por un segundo que lo vas a manejar muy bien sin mí
arrastrándote hacia abajo.

¿Arrastrándole hacia abajo? ¿Buena para su imagen?

¡Oh, por el amor de Dios!

—Isabel, me preocupo por ti. Me importa una mierda mi imagen.


También deberías hacerlo tú. Puedo ver que nosotros tenemos un futuro,
¿no lo puedes ver? No quiero a alguien más.

—Thad, apenas nos conocemos el uno al otro.

Él la agarró del cabello con su mano, tiró suavemente hacia un


lado, y se inclinó para acariciar su cuello. Ah, era tan suave y tersa.

~ 172 ~
—Yo sé todo lo que necesito, Isabel. Ya tenemos una química
increíble, y tú me ayudas a ganar mi poder. Eso significa que está
destinada a ser mi compañera. El resto... —La besó en la mandíbula,
luego su cuello. Quería ir más lejos, pero la sudadera estaba en el camino.
Se conformó con pasar una mano entre sus hombros y presionarla hacia
adelante para que sus pechos chocaran contra él mientras ella respiraba.
Levantó la barbilla para besarla en los labios de nuevo—. El resto lo
averiguaremos a medida que avanzamos —murmuró.

—Thad —ella gritó—. Nunca he estado en una relación a largo


plazo. Nunca he tenido ningún tipo de responsabilidad. Nunca tanto
como devolver un libro de la biblioteca a tiempo. ¿Tú quieres una
compañera? ¿Una reina? Necesitas encontrar a alguien que sea digno de
ti. De lo que estás pidiendo. Yo no soy esa chica.

El dio un paso atrás y le acarició la mejilla con suavidad.

—Tú puedes —gruñó—. Y tú lo harás. —Demoró su mirada en la


de ella, y sabía que su deseo se proyectaba fuerte y claro por todos los
poros de su cuerpo. El grosor de su erección era evidente incluso detrás
de los vaqueros pesados, y ella estaba tomando todo esto con los ojos
muy abiertos.

El dio otro paso atrás. ¿Ella quería alejarse? Dos podían jugar este
juego.

—Ponte cómoda, Isabel. Vas a estar aquí un rato. —Sin esperar


respuesta, se volvió y se dirigió hacia la puerta.

***

Hombres raros con su mierda machista.

Isabel se quedó mirando la forma en que se retiro Thad, hasta que


dobló la esquina. Ella hervía de ira y frío y de rabia por estar fría y un
montón de otras emociones confusas. Esta experiencia estaba arruinando
su cabeza. Por no hablar, ella no tomó amablemente que le dijera qué
hacer o cómo sentirse.

¿El no podía ver el miedo que le causaba esto a ella?

~ 173 ~
Tomó una respiración profunda. La cosa era... sólo podía admitir
para sí misma que cuando Thad estaba cerca, no era más que el simple
hecho de que él ahuyentaba el frío. Él tenía razón. Ellos estaban
conectados. Eso parecía una cosa positiva, pero las ramificaciones y el
equipaje que vienen junto con la admisión de eso, eran demasiado
difíciles de controlar.

Otro temblor golpeo todo su cuerpo, causando que sus dientes


castañearan en voz alta. Lo que necesitaba era una manera de ganar algo
de perspectiva. No es una tarea fácil, ya que estar en este lugar significaba
estar rodeada de todo lo que era Thad.

Lo que necesitaba era un reality show.

Lexi la había enganchado, empezando por los terribles espectáculos


de citas y cosas eventuales como Acaparadores y Project Runway. Cada
vez que se sentía abrumada, uno o dos episodios de Survivor le
recordaba que su vida podría ser mucho, mucho peor. El cielo sabía que
no iba a durar dos minutos en una isla bañada por el sol del desierto con
nada más que un pollo y un taparrabos.

Es difícil decir si el sol o el aburrimiento la matarían a ella primero.

Isabel se dirigió a través de la puerta de la cocina en busca de una


habitación con una televisión. El sonido de un murmullo enojado le llamó
la atención. Ella levantó la vista del patrón repetitivo del piso para ver a
Lee abajo en el pasillo, fuera de la habitación de Lexi y alrededor de la
esquina. Le llamó la atención por la gracia con que se movía, para un
macho de gran tamaño. Por los años en los que había sido un luchador,
probablemente. Lexi siempre iba por los chicos malos.

Por un momento lo comparó con Thad, quien era mucho más joven
y ciertamente menos maduro... más duro, incluso. Eran similares en
muchos aspectos, sin embargo. Thad tenía el mismo ángulo recto en sus
hombros y mantenía la cabeza tan alta. Ambos emitían poder. Ambos
eran enormes, musculosos, y calientes por completo.

Thad tenía una inocencia brillante, sin embargo. Lee tenía un lado
duro, impasible de un tipo que había visto demasiado y probablemente
mantuvo a todos en condiciones de mercado. Era triste, la verdad, y sin
embargo, otra buena razón para preocuparse. El corazón de Isabel se
rompió cuando pensaba en lo que a esa pobre chica le había pasado en su

~ 174 ~
corta vida. El que ella fuera detrás de Lee sólo haría que el corazón de
Alexia fuese pisoteado. Con suerte, ella no lo intentaría.

Cuando Isabel llegó por primera vez a la mansión, ella no había


mirado de cerca a su alrededor. Su enfoque ha sido bastante estrecho.
Ahora, ella estaba asombrada. Las paredes eran de un elegante color
crema, adornado con un arte igualmente elegante..., impresionista ¿tal
vez? Lexi lo sabría. Sofisticada moldura recorría el perímetro de todas las
paredes, y los mini candelabros que colgaban en el pasillo eran como lo
que podrían ser colgados en un hotel caro.

Cerca de la sala principal había un par de dobles puertas que no


había visto antes. Sonidos de un juego de deporte y voces venían de
dentro. Bueno, deportes humanos eran como una especie de reality show,
¿no? Y a veces los jugadores eran muy agradables a la vista.

Tomó una gran cantidad de auto—control para Isabel no caerse


descompuesta en si cuando ella entró en la habitación. Ella no había
contado con ver a una docena de vampiros, algunos de los cuales
parecían bastante enfadados. No había mucho espacio para sentarse, así
que se dirigió a una zona de bar en el otro extremo del espacio.

Un corto espacio hacia el bar... que ella podía hacer totalmente.


Mantuvo los hombros hacia atrás y la cabeza en alto, igual que en el club,
aunque ella hubiera estado mucho más cómoda con botas y ropa de fiesta
que en sus pantalones vaqueros y una sudadera que había conseguido de
Tyra. Nadie parecía darse cuenta en gran parte de ella, por lo menos.

Ivy, esa hermosa mujer de cabello negro, bullía con un plato de


fruta y queso. Isabel la tomó del brazo.

—Ivy, ¿hay algún tipo de fiesta o algo... pasando aquí?

El cabello largo de la mujer brillaba cuando ella negó con la cabeza.

—Esta es la sala de usos múltiples. La usamos para fiestas y


recepciones a veces. Mayormente, sin embargo, es sólo que todo el
mundo está esperando.

—¿Esperando que?

—Por Thad. Cuando su padre estaba vivo, era quien recibía las
visitas. Ahora que Thad regreso, están esperando para verlo. Sólo estaba
trayendo algunos bocadillos para todos. Por favor. —Ella hizo un gesto

~ 175 ~
con la bandeja de la fruta en el que parecía ser el único asiento disponible.
Era un sillón un poco esculpido, tapizado con terciopelo burdeos y visible
ya que no coincidía con los otros muebles de la habitación—. Toma
asiento. ¿Puedo conseguirte un poco de café?

El extraño estado de ánimo en la habitación fastidiaba a Isabel, pero


ella no había dormido mucho, y el café sonaba fantástico. Además, se
negó a actuar como si un grupo de desconocidos le harían escapar.

—Eso sería genial. Gracias, Ivy.

Tan pronto como Isabel se sentó en la silla, una mujer que había
estado parada junto a la puerta se acerco. Ella era... bueno, su piel era
extrañamente pálida. No como la de Isabel, que era de oro y menos
pálida que la de muchos de su especie, pero pálida. Dado el cabello
platino de la mujer y su ropa totalmente blanca, Isabel podría haberla
confundido con una especie de aparición fantasmal, a excepción de la
gargantilla de diamantes y sus tacones de aguja rojos de Louboutin.
Isabel no estaba segura de si los fantasmas existían, pero si lo hicieran,
probablemente no usaban zapatos que cuestan mil por par.

El aroma de invitación envolvió a Isabel cuando la mujer estrechó


su mano calurosamente, al igual que si fueran viejas amigas.

—Bienvenida. Soy Agnessa.

Umm.

—Gracias. Isabel. Hola.

Agnessa sonrió. Ella, al parecer, tiene colmillos. Así que tiene que
ser un vampiro. Tal vez había más variedad en la especies de lo que
Isabel se había dado cuenta.

—Sí, y es maravilloso conocerte al fin. —La mujer de hielo hizo


una pequeña y elegante reverencia—. No te entretendré, yo sólo quería
presentarme a la nueva reina y ofrecerte mis servicios como asesora
espiritual, por si necesitas cualquier asistencia.

Oh. Mierda. Tan pronto como Agnessa soltó la palabra con R, una
oleada de murmullos y movimientos sonaron entre los otros visitantes.
En un abrir y cerrar de ojos, se había formado una fila detrás de Agnessa,
como si Isabel fuera un parque de atracciones recién inaugurado y todos
estuvieran esperando para entrar en él.

~ 176 ~
Esto fue, no tan bueno...

~ 177 ~
Capítulo 21
— T e estás convirtiendo en algo horrible, hermano.

Thad se detuvo a la mitad de una repetición para brindarle a Tyra


una mordaz mirada antes de continuar con las repeticiones en la barra.

—¿Qué diablos estás haciendo aquí?

Ella levantó las cejas.

—Bueno, alguien está irritable esta mañana, ¿Eh? —Dio un paso


dentro del gimnasio, cerrando la puerta detrás de ella—. Estaba
buscándote. Quería asegurarme de que estuvieras bien.

—Oh, diablos sí. Estoy estupendamente —apretó los dientes y haló


de la barra con un poco más de fuerza.

—Tu forma está mal.

—Hazme un favor y cierra la boca, ¿De acuerdo?

—Lo que digas, pero no lo estás haciendo correctamente. Lo vas a


lamentar.

Él la ignoró. Había tenido que ir allí para trabajar en su ira apenas


contentible, y Tyra había llegado para apretar sus botones de nuevo.

Los hermanos eran un dolor en el culo.

~ 178 ~
En la siguiente repetición, Thad haló de la barra con la suficiente
fuerza para que ésta se deslizara y se estrellara dolorosamente contra su
clavícula.

—¡Mierda! —su filosa maldición rebotó en las paredes del


gimnasio.

—Te dije que lo ibas a lamentar —la presunción en su voz le causó


escalofríos. No del tipo de escalofríos de "Oh Dios", pero aquellos en los
que necesitaba un poco del autocontrol que poseía para no sucumbir ante
la tentación de los hermosos insultos, los jalones de cabello y los apodos.

—Sí, lo que sea. —Soltó la barra lentamente, y luego tomó una


toalla para limpiarse el rostro. Había estado trabajando con la barra
bastante duro. Sus bíceps y pectorales le ardían. Aún así, las bolas de sus
pies rebotaban a la velocidad de un colibrí en el piso de madera y sus
puños emitían un calor que solo podía ser apaciguado al hacer contacto
con algo.

Tal vez era hora de saltar a la corredora.

—Con cuidado, hermanito —él le proporcionó otra horrible


mirada.

Thad se vertió un poco de agua en la cara, agradecido por la fría


sensación que le traía a su piel sobrecalentada. Tan pronto como la noche
hubiera terminado, iba a arrastrar el trasero de Lee fuera de la cama para
que el viejo hombre pudiera ayudarlo a controlar sus poderes.

—Soy el maldito rey ahora, Ty. No me vengas con "hermanito". En


serio, ¿Has venido tan solo para molestarme?

—Realmente estás de mal humor —dijo—. ¿Quieres hablar de lo


que ocurre contigo y tu "amiguita"?

Él saltó sobre la corredora, la colocó a diez millas por horas, y


programó la inclinación hasta que sus tibias rogaron por la piedad que él
no les concedería.

—No hay nada de qué hablar —respiró—. Ella quiere ir a casa; y yo


no la voy a dejar.

La risa que Tyra dio por respuesta era divertida. Maldita ella.

—Así de simple, ¿Eh?

~ 179 ~
Él le subió un poco a la velocidad, de alguna manera hipnotizado
por el movimiento del cinturón bajo sus pies.

—¿Por qué rayos no? Ella no puede irse a ninguna parte, después
de todo. Eventualmente tendrá que admitir que somos buenos juntos.

Gracias a la combinación de ejercicio y conversación, exhaló en


pequeños jadeos. Dentro de su piel estaba más caliente que el infierno
mismo.

»Y tú sabes… todo esto de la profecía… estoy convencido ahora


más que nunca. Ella está destinada a estar conmigo. Sólo necesita tiempo
para darse cuenta.

La emoción de Tyra desapareció. Ella giró la cabeza hacia un lado y


lo reprendió seriamente.

—Fui a verla hace poco, tú sabes. Ella está confundida de todas las
formas posibles. Y no estoy segura de que encerrarla en una armería sea
la mejor forma de continuar con esto.

—No la estoy… encerrando en una… armería. Ella simplemente no


tiene otra opción. Punto… y deja… de ponerme… los ojos… en blanco —
él no tenía la necesidad de mirar. Poner los ojos en blanco era su
movimiento característico de cuando estaba molesta, y definitivamente lo
estaba haciendo ahora.

—Sabes, Thad, este no eres tú. Estoy pensando que quizá estés
haciendo un sobreesfuerzo aquí. Tal vez deberías, eh, ¿Tomar un
descanso?

—Estoy bien —él debería ser capaz de entrenar con más fuerza sin
sentirse tan exhausto, pero descartó ese pensamiento. Claro, se sentía un
poco como si fuera a derretirse y su corazón estaba latiendo como su
alguien lo hubiera programado en "automático" pero no era para tanto,
¿Cierto?

El punto era que Isabel no era la única que estaba abrumada por
todo esto. Thad estaba entrando en pánico de diez maneras diferentes
hasta el martes. Pero él iba a dejar de ser un cobarde y simplemente hacer
que pasara, tan pronto como se librara del exceso de energía. Mantuvo su
cabeza baja, y los pasos de Tyra se volvieron más fuertes mientras se
acercaba a él.

~ 180 ~
—¿Estás seguro de que estás bien, Thad? Hablo en serio. No te ves
bien. Estás todo colorado, y… uh.. ¿Cariño? ¿Thad?

La habitación comenzó a desvanecerse y a girar alrededor de él, y


finalmente tuvo que admitir la derrota. La bilis se elevó por su garganta
al mismo tiempo que su cuerpo comenzaba a alentarse. Intentó presionar
el botón de "stop" de la corredora con un torpe movimiento, pero falló
por mucho. El dolor se disparó por cada uno de sus nervios. La última
cosa que observó fue la parte trasera de la corredora caminando hacia el
lado opuesto, mientras el gran agujero de la nada cubría su vista.

***

Cuando Thad volvió en sí, Brayden estaba de pie sobre él. Y Tyra. Y
Lee. Por el amor de Dios, ¿Tenía a toda la casa sobre él porque se había
caído de la corredora? Brayden se inclinó a su lado y apuntó una linterna
hacia sus ojos.

—Hey, Thad. Es bueno tenerte de vuelta.

Thad gruñó y trató de hablar, pero su lengua no quería cooperar y


no salió más que gruñidos.

—Hombre, eres un estúpido hijo de puta. —Tyra. Él intentó volver


la cabeza hacia ella, pero hizo una mueca ante el ardor de su cerebro al
tratar de comprender su propia estupidez—. Traté de decirle que te
tranquilizaras.

Thad parpadeó, respirando lentamente mientras buscaba su voz.


Cuando finalmente pudo sacarla a la luz, los sonidos de su garganta eran
apenas audibles.

—En mi defensa… no estaba de acuerdo contigo.

Ella le dio la mirada de "Dios, ayúdame" y cruzó los brazos, a la


defensiva.

—Tan pronto como dejes de estar recostado sobre tu trasero, vamos


a tener una charla seria. Levántate, estás siendo un idiota. —Inclinó su
cabeza hacia un lado—. Lee está de acuerdo conmigo.

~ 181 ~
Lee apareció en el campo de visión de Thad, asintiendo.

—Un idiota, hijo de puta. Puedes apostarlo.

—¿Qué diablos estás haciendo aquí?

Lee se encogió de hombros.

—Me encontré con el doctor y Ty en el pasillo, escaleras arriba.


Pensé que podía venir a darte un vistazo mientras estabas sobre tu
espalda —sonrió.

—Jódete. Ayúdame a levantarme —Thad gruñó. Aparentemente,


mientras estaba desmayado, alguien había atravesado una viga en su
cráneo para sujetarlo a la alfombra del suelo.

—No tan rápido —Brayden sostuvo la muñeca de Thad para


tomarle el pulso—. Tienes hipertermia, tu presión arterial está demasiado
alta para mi gusto, y eres malditamente afortunado de no haber sufrido
un ataque, así que voy a pedirte que te quedes malditamente quieto
durante un minuto.

Whoa. O era realmente algo serio, o a Brayden de pronto le habían


crecido un par.

Mientras Thad se negaba a que le dijeran que hacer, tan solo podía
quejarse mientras la oportunidad de hacer una indignante salida aún lo
eludiera.

—¿Hipertermia?

—Un ataque de calor. Cuando la temperatura corporal se vuelve


loca, no hay manera de bajarla. —Bajó la mirada hacia Thad mientras le
colocaba un trapo húmedo sobre la frente—. Si fueras humano, te
hubieras matado. Incluso pudiste haber caído en coma, tonto bastardo.

—¿Qué mierdas? Ayer todo el mundo me estaba besando el


trasero, ¿y ahora me están llamando un tonto bastardo? Se supone que en
momentos como este, deberías besar mi trasero aún más.

—Lo siento —Brayden murmuró—. Sólo… estoy saltando con esto.

~ 182 ~
Bueno, de todas formas, no soy humano, así que no me importa. Eso
parecía ser demasiado infantil para decirlo en voz alta, pero le permitió a
su labio inferior abrirse un poco.

—¿Puedo preguntarte qué diablos estás haciendo? —Lee había


asumido una postura similar a la de Tyra: piernas abiertas, brazos
cruzados, frente arrugada y los labios presionados con fuerza. Mierda.

—Trato de solucionar mis frustraciones, hombre.

—Hermano, tienes una onda de calor corriendo


descontroladamente por tu cuerpo, ¿y decides saltar en la corredora por
una carrera? ¿Estás perdidamente loco?

—Ugh. —Thad finalmente se empujó entre el dolor y logró


sentarse, descansando un codo sobre una de sus rodillas—. Dijiste que era
importante mantener la mente en blanco, así que estaba intentando de
mantener mi maldita cabeza en blanco. Mierda. —Se pasó una mano por
los cabellos—. La cabeza me está matando, doc.

Brayden asintió, concordando con él.

—Sí, eso pasará. Necesita descansar, señor. Y necesita mantenerse


hidratado. No sería una mala idea que comiera algo, mientras lo hace.

—Yo, uh… —tosió. Realmente no quería decirlo en voz alta; sobre


su trasero, rodeado por su hermana y su personal cercano. De alguna
manera, hacia que todo el asunto con Isabel fuera menos sagrado. —
Acabo de hacerlo… hace unas horas.

—Suficientemente justo. Vamos a llevarte a la cama, entonces. —


dijo el doctor y lo ayudó a ponerse de pie.

Thad se sacudió para alejarse.

—En realidad, ya me estoy sintiendo mejor. Mi cabeza aún me


duele, pero ya no estoy caliente. —Había logrado levantarse del suelo,
pero caminar iba a ser un gran esfuerzo. Esto debía ser de lo que los
demás de su especie hablaban. Un drenaje de poderes. Vampiros que no
utilizaban sus poderes de forma juiciosa que se arriesgaban a la
posibilidad de causar grandes daños sobre ellos mismos.

~ 183 ~
—Probablemente tu poder se disparó antes de que te desmayaras.
Relájate un rato, hasta que te recargues, así estarás fresco durante un
momento. —Lee también le ofreció una mano.

Mientras Lee y Brayden le halaban los brazos, Thad dio un


empujón final para colocarse en vertical. Tyra continuaba mirándolo con
desaprobación.

—Tyra, vamos. No me veas así.

Aún así, puso los ojos en blanco de nuevo.

—Lo siento, hermanito, pero de alguna manera has logrado pasar


de un buen chico a un completo idiota, y directo a un estúpido en tiempo
récord.

Probablemente hubiera tenido una réplica ágil si no hubiera habido


dos hombres sosteniéndole los brazos como si fuera un tonto borracho
siendo escoltado fuera de un bar. Tiró sus brazos hacia arriba.

—Me llevaré a mi mismo a la cama, gracias —apuntó un dedo


hacia Tyra—. Tú y yo hablaremos luego.

Con toda la energía que pudo conseguir, intentó caminar


elegantemente y abrió la puerta del gimnasio, dejándolos a todos a sus
espaldas. Había sido un idiota y un estúpido, y lo sabía, pero tendría que
lidiar con eso luego.

Mientras Thad lentamente trazaba su camino escaleras arriba,


pensó en las opciones que tenía para descansar. Técnicamente, él todavía
no era el dueño de esta casa. Desde que sus padres habían fallecido, había
continuado viviendo en su casa en la propiedad, sin haberse mudado
oficialmente en la mansión que había sido su casa. A decir verdad,
todavía no estaba listo. Pero se estaba quedando sin razones para
posponerlo.

Había bastantes habitaciones de huéspedes. Y por más que odiara


admitirlo, tenía que reconocer que todo lo que quería era encontrar la
habitación de Isabel y rogarle que calmara sus dolores como ella se lo
había pedido hace poco.

Finalmente se detuvo frente a su puerta, pero su confianza se había


ido. Tal vez Tyra había estado en lo correcto. Quizá en lugar de utilizar la

~ 184 ~
armadura pesada, debía alejarse un poco. Darle algo de espacio. Tratar
las cosas con un poco más de… finura.

Oh, ¿A quién mierdas estaba intentando engañar? No sabía una


mierda de finura. Estaba acostumbrado a que las hembras se inclinaran a
sus pies tan pronto como él chasqueara los dedos; hembras interesadas en
nada menos que en su título. Estaba seguro que nunca habían vuelto a
ver un perno de la habitación después de haber dormido con ellas. Pero
de nuevo, no podía decir con certeza que alguna vez le hubiera
importado que lo hicieran.

Con una mano sobre la perilla, recostó la cabeza contra la puerta


mientras otra ola de náuseas lo atacaba. Bien podía aceptar los hechos
como eran: con profecía o sin la maldita profecía, se sentía arrastrado
hacia ella de maneras que ni siquiera podía explicar con palabras. Ella era
como ninguna otra chica o chico que él hubiera conocido antes —
hermosa, independiente… asombrosa.

Y el sexo… arriba del cielo, él jamás había tenido ese tipo de


química con ninguna otra hembra. Sonrió a medias, pensando en cómo
ella lo había golpeado. Nadie en la historia de su especia hubiera tenido
las agallas para golpear al rey en la boca como si fuera un irrespetuoso
niño de escuela. Él no estaba interesado en aquellas mierdas pervertidas,
pero tenía que admitir que había amado el hecho de que hubiera tenido
las agallas para enfrentarlo de esa manera.

Ya había admitido que se estaba enamorando de Isabel. En una


gran manera. Parecía nombrarlo equivocadamente, en realidad. No es
que tuviera demasiada experiencia con este tipo de cosas, pero una vez
que te das cuenta que te estás enamorando de alguien ¿No es demasiado
tarde? Meneó la cabeza lentamente contra la puerta. Si, tal vez debía
admitirlo.

Thad Morgan estaba enamorado.

El admitirlo, incluso aunque fuese para sí mismo, lo elevó. El


perdió el apretón alrededor de su corazón que había aparecido al conocer
a Isabel y lo había hecho más fuerte. De alguna manera, él encontraría la
forma de hacer que las cosas funcionaran. Hacer que resistiera hasta que
pudiera cortejarla apropiadamente. Enseñarle lo bueno que podía ser
estar con él y como podría cuidar de ella. Claramente, su vida había sido

~ 185 ~
muy solitaria, exceptuando su amistad con Alexia, y él quería cuidar de
ella.

Era algo que necesitaba de forma desesperada. Simplemente no lo


sabía, hasta ahora.

—Maldición —le suspiró a las moléculas de aire en el silencioso


pasillo—. ¿Y ahora qué?

Desde el momento de su nacimiento, Thad había sido entrenado


para aceptar el puesto que estaba a punto de aceptar, y aún así, siempre
se había sentido abrumado por la enormidad del papel como para
tomarlo en serio. Estaba avergonzado de admitir que había escondido su
cabeza entre la arena y había esperado ingenuamente que su padre
continuaría reinando hasta que se retirara del Consejo de Mayores en su
cumpleaños número mil. En teoría, Thad debería haber tenido otro siglo
para acostumbrarse a la responsabilidad que ahora tenía sobre sus
hombros.

Una parte de él aún se sentía como el chico de diez años que había
estado rebotando por las paredes de la casa, nadando en las botas de su
padre. Ahora era el tiempo de colocarse los pantalones de hombrecito y
que le crecieran un par. Si no lo hacía, Isabel nunca confiaría en que podía
cuidar de ella. Tampoco lo haría el resto de su especie. Entonces sería
cuestión de tiempo antes de que toda la raza cayera en manos de sus
enemigos.

Se incorporó de la puerta. Isabel probablemente estaba hablando


con Alexia. Podía esperar, pero aún se sentía un poco mareado, y a pesar
de que era muy macho, dudaba que pudiera permanecer de pie por más
tiempo. Si alguien hubiera abierto la puerta de Isabel mientras se estaba
apoyando sobre ella, se hubiera comido a la alfombra.

Giró la perilla. Él entraría y esperaría, y tal vez dormiría una siesta


mientras estaba en ello. Sí, eso sería bueno.

~ 186 ~
Capítulo 22
I sabel sonrió con su mejor sonrisa a los dos machos agitados

que se cernían sobre ella, a pesar de que desesperadamente quería huir


para llegar al baño más cercano. Una vez más. Debido a que cuando uno
está en duda, lo estropea. El más grande era casi tan grande como Thad,
pero con los músculos más robustos y la cara de un bulldog. Agarró una
caja de cartón de tamaño mediano y la llevo hacia su pecho. El otro
hombre era más pequeño, con el aspecto elegante de un muñeco Ken
vampiro y una sonrisa temblorosa. Esperaba locamente que estuviera
haciendo un mejor trabajo que este hombre en ocultar sus nervios.

El muñeco Ken se adelantó.

—Su Majestad.

Isabel levantó una mano.

—Whoa, allí. Yo no soy —está bien, probablemente era mejor no


corregir a todo el mundo en este momento, en especial, con el enojado
hombre bulldog justo en frente de ella—. Isabel está bien. Por favor.

El muñeco Ken asintió con entusiasmo.

—Sí, señora, muchas gracias.

Señora. Supuso que podría vivir con eso.

—Le pedimos disculpas por robar su tiempo, señora. En realidad,


todo esto es sólo un malentendido —el muñeco Ken continuó.

~ 187 ~
—¿Malentendido? —El hombre con cara de perro dio un paso
adelante, proyectando una sombra pesada sobre Isabel—. ¡Es su culpa
que mi Lucy haya quedado embarazada!

—Accidente entonces —, dijo el muñeco Ken.

Isabel tragó saliva.

—Y Lucy es su... —No digas compañera. Por favor no digas que


ella es tu compañera...

El hombre con cara de perro se enderezó.

—Yo crio y vendo cachorros Beagle. —Un dedo tembloroso señaló


al muñeco Ken—. Su bruto rottweiler dejó a mi Lucy embarazada, y
ahora tengo estos cachorros de raza mixta con los que no puedo hacer
nada.

Isabel puso una mano sobre su boca. Esos pobres beagles.

El hombre con cara de perro colocó la caja en su regazo. Dentro


había un montón de adormiladas ternuras aterciopeladas color negro con
marrón.

El muñeco Ken estaba inquieto, y la razón era clara: Isabel podía


exprimir todo su conocimiento sobre perros con la punta de la nariz, pero
incluso ella podía ver que por las marcas que esos cachorros eran parte
rottweiler.

Pero en realidad, ¿esto era para lo que querían ver a su rey? Ella
frunció el ceño.

—¿Y usted necesita ver a Tha… al rey por esto?

El hombre con cara de perro farfulló.

—Mis cachorros se venden por 400 dólares cada uno. Tendré suerte
si consigo 100 por cada una de estas cosas. ¡Todo porque no puede
mantener a su perro en el interior durante el día!

El muñeco Ken bajó la cabeza con un suspiro.

—Me he disculpado. Rufus tiene una puerta para perros por si


tiene que salir durante el día. Hubo un punto débil en la cerca...

~ 188 ~
Isabel no pudo evitar fruncir el ceño de su cara. Esto parecía tan
trivial en el gran esquema de las cosas. Casi habría sido divertido si no
hubiera sido por los dos hombres que parecían que podrían bloquear los
cuernos proverbiales en cualquier momento.

Isabel se volvió hacia el muñeco Ken.

—¿No puedes permitirte el lujo de pagarle la diferencia?

Todo quedó en silencio. El enojo del hombre con cara de perro


cambió de un pie a otro y cesó, se volvió hacía el muñeco Ken
esperanzado.

—¿Podrías?

¿No le había preguntado?

La cabeza del muñeco Ken se balanceó.

—Claro, sí. Yo podría hacer eso.

—Y, — Isabel indicó—. ¿Asumo que además vas a arreglar la cerca?

—Por supuesto, señora. Es sólo que, bueno, yo no sabía a ciencia


cierta que mi Rufus tenía la culpa hasta el otro día.

Isabel volvió la mirada hacia el hombre con la cara de perro.

—Así que si él paga lo que habrías ganado si fueran cachorros de


raza pura, ¿eso funcionaría?

El hombre con cara de perro asintió.

—Supongo que sí, sí.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —Los machos tenían la decencia,


por lo menos, de mirarla mortificados. Ella le devolvió la caja de
cachorros—. Escuchen, chicos. Yo realmente no entiendo por qué tenían
que ver al rey para algo como esto. Los dos parecen hombres inteligentes.
Seguramente podría haber resuelto esto por su cuenta.

El hombre con cara perro se encogió de hombros.

—El rey siempre maneja las disputas.

~ 189 ~
Dios santo. Isabel suspiró. Visiones de los ojos azules de Thad,
amplios con preocupación de la primera vez que hablaron, bailaron en su
cabeza. Estamos cayendo en picada, Isabel.

—Sin ánimo de ofender, chicos, pero creo que la energía del rey
sería mejor gastada manteniendo viva a nuestra raza, no preocupándose
con cosas como esta. Todo lo que tenías que hacer… —, señaló al hombre
con cara de perro a al muñeco Ken—. Era pedirle el dinero.

— Sí, señora —murmuraron ambos.

Señora. Cuarenta y ocho horas antes, Isabel habría reído en la cara


de alguien que se atreviera a llamarla así. Los dos la dejaron en medio de
un aluvión de disculpas y más —Sí, señora —, y con cada señora Isabel se
estremeció un poco menos. Unos pocos individuos en la línea susurraron,
gruñeron, y se fueron, también. Su columna vertebral se enderezó y
levantó los hombros. ¿Era esto lo que significa ser reina? No parece tan
difícil.

Una mujer menuda se acercó tímidamente. Ella era preciosa, con


rasgos delicados y cabello color arena hasta los hombros, pero ella tenía la
cara más triste que Isabel hubiera visto nunca. Y teniendo en cuenta el
número de almas perdidas que Isabel había conocido en la escena de las
fiestas, eso significaba algo.

La mujer le tendió la mano.

—Soy Diana. Siento mucho estar robándole tiempo, señora. Yo no


estaba segura de a quién acudir con un problema como este. Mire, yo
quiero tener un bebé.

La cabeza de Isabel daba vueltas. Claramente, ella había sido un


poco demasiado rápida en el gatillo con todos estos asuntos fáciles.

—No estoy segura... — En serio, ¿qué podía decir con algo así?

Diana apretó la mano.

—Mi pareja es uno de sus soldados.

¿Uno de sus soldados? Siiii.

La mujer continuó. —Sé que nuestros números son bajos porque él


está ahí luchando y entrenando seis noches a la semana. Quiero ser una
madre, y quiero ayudar a continuar con nuestra raza. Birad está

~ 190 ~
demasiado cansado para intentarlo, incluso en su noche libre. Sólo
duerme. Sé que la batalla en curso está deprimiéndolo, pero él no lo
quiere admitir. Yo esperaba que tal vez Thad pudiera hablar con él,
soldado a soldado. Macho a macho. Tal vez sería capaz de ayudarlo a
pasar esta situación.

Bien. Isabel puso su labio inferior entre los dientes. Ella ni siquiera
sabía dónde estaba Thad en este momento. Por no hablar de que las cosas
estaban todavía un poco extrañas, y buscarlo fuera no parecía una buena
idea.

Justo en ese momento, Ivy regresó

—Aquí está su café, Isabel. Voy a ponerlo aquí en el bar hasta que
esté lista para beberlo.

El bar. Isabel apretó la mano de Diana.

—Ivy, de casualidad no tendrán vino tinto allá atrás, ¿verdad?

Ivy desapareció detrás del mostrador de mármol y después de


algunos ruidos tintineantes y un deslizamiento, resurgió mostrando lo
que probablemente era una botella muy cara de Reserva Robert Mondavi
Cabernet Sauvignon.

—¿Esto sirve?

Serviría siempre. Era de un rojo intenso.

—Perfecto. —Isabel agarró la botella de la mano extendida de Ivy y


la puso en la Diana—. Una copa. Solo una, ¿de acuerdo? —La mujer
asintió lentamente y miró la botella como si Isabel le hubiera entregado
una bomba.

—Confía en mí, esto va a funcionar. Espera hasta la próxima luna


llena y dale un vaso con la comida. Toma una tú misma, cuando sea el
momento. Tal vez incluso puedes servírselo a él usando nada más que tus
mejores perlas y unos stilettos de tiras. Después de la cena, pon algo de
música sexy, dale un empujón en la cama, y golpéalo como el mal, mal
chico que es —Diana retrocedió un poco—. O, ya sabes, todo lo que
sientas que debas hacer.

Los ojos de la pobre mujer estaban muy abiertos como platos.

—¿Estás segura de eso?

~ 191 ~
Isabel sonrió. Ella no podía estar segura de mucho, pero tenía
experiencia con eso.

—En serio. Se va a sentir muy bien. Y si no funciona, voy a enviar a


Thad allí mismo a hablar con él. —Diana le agradeció profundamente y
se fue. Isabel hizo a un lado el hecho de que ella tenía, más o menos, que
darle un seguimiento a la mujer en otra ocasión.

Las cosas se volvieron un poco borrosas después de eso. La


mayoría de los problemas, desde entonces, parecieron mundanos y
frívolos para la forma de pensar de Isabel. Los desacuerdos con respecto a
las propiedades personales eran fáciles de resolver, solamente diciéndoles
que dividan la maldita diferencia, y una joven hembra había sido
desheredada por sus padres luego de rechazar un emparejamiento
arreglado fue enviada con Ivy para que la ayudara a buscar un trabajo y
un lugar donde quedarse. Cuando Ivy regreso, Isabel estaba cambiando
canales y sorbiendo su café, el cual afortunadamente estaba todavía un
poco caliente.

—¿Se fueron todos?

Isabel miro alrededor de la habitación y murmuro.

—Así parece.

—¿Fuiste capaz de ayudar a la hembra que te envié?

Ivy asintió

—Ella cocina y limpia. Nosotros siempre necesitamos ayuda con


ese tipo de cosas aquí. Fue muy amable de tu parte ayudarla de esa
manera.

—Tú eres la única que la ayudo Ivy. No yo —honestamente ella no


había hecho mucho, ¿o no?

***

Isabel encontró a Alexia recostada en la cama, con las manos sobre


la cara.

~ 192 ~
—¿Quieres que apague las luces, Lex?

Alexia miró a Isabel entre sus dedos antes de mover las manos a los
lados. La pobre chica estaba aturdida, con los ojos vidriosos y una mirada
de confusión exhausta que tan a menudo adornaba las caras de los niños
del club de fiesta en la madrugada temprana cuando las cosas estaban
llegando a su fin.

—Izzy, hey. Gracias a Dios que eres tú. Esta habitación ha sido
como el Central Grand. Con todo el mundo ¡Hey, ven echa un vistazo a la
humana! —Dicho esto Alexia agitó las manos cómicamente.

Isabel se echó a reír.

—Estoy segura de que en realidad no es así.

—No, en gran parte estoy bromeando. Es que ha sido mucho,


¿sabes? El despertar en un lugar extraño, luego, la visita del doctor,
entonces esa chica Ivy, entonces Lee... —Una extraña mirada pensativa
apareció en el rostro de Alexia por un momento antes de que ella volviera
de nuevo a prestar atención—. De todos modos, estoy tan contenta de que
estés aquí.

—¿Estás segura? —Isabel la miró con curiosidad—. Todavía se te


ve cansada y un poco... oh... bien... Lee estuvo aquí... —La comprensión
surgió, y la razón del aspecto brumoso de Alexia de repente se hizo
evidente.

Isabel se inclinó hacia delante, ansiosa por saber.

—Entonces, ¿cómo fue? Quiero decir, sé lo que es para mí, pero yo


no sé lo que es para un ser humano.

Alexia se movió y removió, mordiéndose el labio inferior, como lo


hacía cuando estaba pensando mucho.

—Fue... raro. Interesante. Un poco como ese momento en que tuve


diez shots de tequila en Breakstone y terminé subiéndome sobre el DJ en
el baño. Ya sabes, sólo que sin la toda la desnudez.

—Sin desnudez, ¿eh? —Isabel se burló, pero honestamente dos


segundos con Lee le había dicho que él había sido completamente sincero
y formal.

—¿Me estás tomando el pelo? Por supuesto que no.

~ 193 ~
Oh, pobre Lex.

—De verdad lo quieres, ¿no?

—¿Cómo no quererlo? —Alexia alzó un puño, enumeró con los


dedos—. Él está en forma, es magnífico, hay toda esa cosa antigua y
misteriosa, como... que él exuda poder.

—Es completamente inaccesible —advirtió Isabel.

Alexia suspiró y golpeó su mano contra su mejilla.

—Sí, esa es probablemente la parte más atractiva.

Isabel le hizo un guiño.

—Sí, bueno. Es un poco de tu tipo. En todo el tiempo que te


conozco, nunca te he visto ir detrás de alguien con quien podrías tener
algo significativo y de largo plazo.

Lexi respondió con un sonido chasquido fuerte de su lengua.

—Mira quién habla.

—Sí, bueno... —Isabel se encogió de hombros—. ¿Qué puedo decir?


Soy una hipócrita —Sonrió un poco—. Si te ayuda, te quiere, también.

Alexia se burló.

—Lo que sea.

—No estoy bromeando, Lex. Lo vi irse, y él se sentía frustrado


como el infierno.

—Probablemente sólo porque le hice un montón de preguntas


patéticas —murmuró Alexia.

—Nah. Él te quiere. Beber puede ser muy erótico, y él es muy


masculino. Desafortunadamente, él también es un hombre de la vieja
escuela. No hay forma de que confiese sentirse atraído por un ser
humano.

—Sí —se quejó Alexia—. Ya lo pensé mucho. Lo puso casi tan claro
como pudo que sólo me dejó beber de él porque tú eres muy importante
para Thad. —Ella agitó su mano con desdén hacia el rostro de

~ 194 ~
preocupación de Isabel—. Lo que sea, no te preocupes por mí. Háblame
de ti y la sexy realeza.

Isabel se echó a reír.

—Hmm. Bueno, supongo que se podría decir que es una historia


muy larga.

Alexia suspiro de nuevo un suspiro dramático.

—¡Oh, hombre! ¿Cómo fue?

—Muy extraño —dijo Isabel, arrugando la nariz un poco.

Alexia frunció el ceño.

—¿Es algo realmente retorcido?

Dejo a Lex ir allí.

—No es así. El sexo en sí fue genial, la verdad. Nunca he


experimentado nada igual.

—Entonces, ¿qué es?

—Mi poder se desarrolló. Al parecer, puedo congelar las cosas


ahora. Sucedió durante, creo. O después, cuando tomamos el uno del
otro. Todavía no estoy segura.

—¿Qué demonios? —Se sentó Alexia y se inclinó hacia delante lo


suficiente para que el flequillo rozara la frente de Isabel—. ¿Cómo
funciona eso?

—No tengo idea. Fue por dormir con él o por alimentarme de él, o
tal vez ambas cosas. Al parecer puedo congelar cosas. Estoy muy fría
todo el tiempo. —La sola mención de ello le envió un intenso escalofrío.

Alexia miró hacia abajo, donde la mano de Isabel había estado


descansando en su pierna a través de las sábanas. Ella se sobresaltó y
rápidamente golpeó con fuerza la mano de ella.

—Lo siento, pero dijiste que podrías congelar cosas y prefiero no


correr riesgos.

~ 195 ~
—Por favor —se burló Isabel—. Eso no pasaría... probablemente —
todavía no tenía ni idea de cómo controlar o ejercer su poder, por lo que
no exactamente podría hacer esa promesa, ¿podría hacerlo?

—¿Y qué pasa con esto? Quiero decir, tienes un poder... ¿y ahora
qué?

Isabel lo pensó por un segundo.

—Sabes, no estoy segura si significa algo —una línea de confusión


apareció en la frente de Lexi—. Honestamente, supongo que no sé mucho
sobre eso ya que he estado tan lejos de nuestra raza, pero lo que sé de mis
padres es que las habilidades especiales evolucionan junto con nuestra
especie. Ya sabes, algunos las tenían, entonces comenzaron a cruzarse con
otros específicamente para tenerlos, y ahora la mayoría de todos los
nuestros tienen poderes. Siempre tuve la impresión por mis padres, que
tener un poder es más un símbolo de status que otra cosa.

Sintiendo un escalofrío, se frotó los brazos un poco a través de la


sudadera.

»Quiero decir, tienes a Lee, que utiliza lo que él puede hacer para
proteger a Thad, pero me pregunto si el resto de la población en general
en realidad siquiera utilizan los suyos. Pero el mero hecho de que
tenemos estos poderes nos convierte en un objetivo para esos hechiceros,
supongo.

—¿Qué clase de poder tiene Lee ? —Claramente, un mayor


esfuerzo se necesitaría para desviar la atención de Lexi sobre Lee. Isabel
sonrió.

—No lo sé, una especie de campo de fuerza. Sólo lo sé porque lo vi


usarlo cuando ese mago atacó de nuevo en nuestro apartamento.

Lexi inclinó la cabeza hacia un lado y abrió la boca como si fuera a


hacer otra pregunta, pero se detuvo. La rutina de abrir y cerrar la boca
pasó un par de veces más antes de que ella suspirara, relajándose en la
cama de nuevo.

—Uf, sólo dispárame. No sé lo que estoy incluso pensando,


muriendo por él como una puta colegiala. Esto es deprimente. Y patético.
Y deprimente.

~ 196 ~
—De todos modos, ¿cuál es el plan aquí? ¿Han tomado una
decisión sobre cómo 'manejarme' a mí? Porque por mucho que disfruto
de esta jaula dorada, no me puedo quedar atrapada en una habitación de
lujo para siempre.

Isabel suspiró de nuevo, jugando con el edredón de la cama. Lexi


era digna de confianza; Isabel nunca había dudado de eso. Para Thad, la
percepción del riesgo era mayor. Lo mejor, lo más probable, sería enviar a
Lexi a casa o a algún lugar igualmente lejano. A Isabel le dio un vuelco el
corazón. Si ella decidía quedarse con Thad, iba a perder a su mejor amiga.

—No lo sé. Thad no ha dicho nada al respecto. Supongo que


quieres volver a la arena y el sol tan pronto como puedas, ¿no?

Alexia se mordió el labio, lo bastante fuerte para casi hacerlo


sangrar. Es curioso como eso no despertó el interés de Isabel como lo
había hecho antes.

—No sé. Creo que probablemente lo haría, pero ya me conoces. El


hogar es donde cuelgas tu cepillo de dientes —Su amiga frunció el ceño—
. Yo te extrañaría si te quedas aquí, ya sabes, pero mereces ser feliz.

Los ojos de Isabel ardieron repentinamente. Aw, Lex...

—Yo también te extrañaría cariño.

—Así que, ¿vas a…? ¿Quedarte? quiero decir.

Un pequeño latido apareció en la sien derecha de Isabel. Todo lo


que había pasado en los últimos días era demasiado como para entender.

—Thad me quiere también, creo. Lo cual es agradable.

—¿Me estás tomando el pelo? Eso es impresionante.

—Lo es, supongo —dijo Isabel lentamente—. Me gusta la manera


en que me siento con él, ¿sabes? Yo... yo solo no tengo conocimiento de
cómo ser reina, Lex.

—¿Qué constituye conocimiento de cómo ser reina? —preguntó


Lexi—. ¿Qué es lo que tendrías que hacer?

Isabel se había preguntado eso ella misma. La respuesta no podía


ser más que sentarse alrededor de la gente tomando café mientras
hablaban sobre sus problemas.

~ 197 ~
—No tengo ni idea, para ser honesta. Sólo sé lo que realmente es, y
yo no lo soy. Quiero decir, ¿has visto esa reina que siempre sale en
televisión? Todo lo de vestirse formal, y la pompa y las circunstancias. Ni
remotamente loca.

—Podrías estar equivocada —murmuró Alexia—. Nunca se sabe.

—Tal vez —todo se había vuelto tan irrevocablemente al revés y al


contrario Isabel no sabía mucho de nada—. Necesito un poco de aire
fresco. ¿Te importa si voy a dar una vuelta? Tal vez me ayude a tener la
cabeza despejada.

—Te entristecerás más con tu lado malo amiga. —Alexia ahogó un


bostezo—. De todas maneras, todavía estoy ridículamente cansada. —
Como para probar el punto, los párpados de la rubia empezaron a
cerrarse.

Isabel dio unas palmaditas en la pierna de su amiga suavemente y


salió de la habitación.

~ 198 ~
Capítulo 23
T had golpeaba la puerta de la habitación de huéspedes de la

humana fuertemente y rápido, lo suficiente como para dejarla marcada


por los puños. No, de verdad, había dejado marcas de puños. Si no
contenía su mierda rápido, tendría que reparar un montón de madera.

Cuándo despertó de su siesta y observo que Isabel no había


regresado, inmediatamente ordenó revisar por completo el lugar. Los
resultados demostraron que una imagen borrosa de Isabel había dejado el
lugar a pie, tomando dirección hacia la ruta 9. En qué demonios estaba
ella pensando, tendría que adivinarlo, pero la iba a estrangular en cuanto
la encontrara. Si la encontraba. Alexia abrió la puerta abierta con el rostro
enrojecido, con sueño y confusión y un gran cabello revuelto.

—¿Dónde demonios esta?

—¿Qué? —parpadeó Alexia—. ¿Quién?

Thad se abrió paso y caminó hacia la habitación. No tenía tiempo


para este maldito juego de silencios.

—Isabel, ¿dónde está?

—No lo sé… ¿se fue? —Alexia sacudió su cabeza suavemente.

Thad apretó los puños y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—No me vengas con esa mierda. Ustedes dos son tan unidas como
dos malditos ladrones. Ella no se hubiese ido sin decirte a donde.

~ 199 ~
Alexia le devolvió la misma dura y sospechosa mirada, como la
noche que él conoció a Isabel, evaluándolo durante un minuto antes de
ceder. Su pequeño cuerpo se desinflo como un globo y se dejo caer al
borde de la cama con su cabeza entre sus manos.

Ella sacudió la cabeza, esta vez más enfáticamente.

—Me dijo que necesitaba salir a caminar para aclarar su cabeza,


pero de verdad, no tengo idea a donde fue. Ni cuándo. ¿Qué hora es?

Thad miró su reloj.

—Casi medianoche, hace horas que está oscuro. Me quede dormido


mientras la esperaba en su habitación para poder hablar con ella. Cuando
desperté, me di cuenta que nunca apareció. —Tomó aire y exhaló. El
dolor continuaba a fuego lento justo debajo de su piel, pero el exhalar
fuerte parecía hacerlo desaparecer un poco—. En verdad si sabes algo, es
el momento de decírmelo Lex. Ella no tiene idea de lo peligroso que es
allá afuera.

Alexia deslizó sus manos por su pelo corto y lo miró. Él se dejo caer
en la butaca verde que había en un costado, así ella no tendría que
acercarse para mirarlo a los ojos, pero no pudo detener el nervioso rebote
de sus piernas. Cada minuto que no tenía a Isabel, sus chances de
sobrevivir allá afuera disminuían. No estaba acostumbrada a las medidas
de protección que un vampiro debe tomar en ese lugar del mundo.

—Si no te molesta que pregunte Thad, ¿de verdad tienes


sentimientos por ella?

¿Cómo podía Alexia estar ahí sentada y actuar como si no


escuchara la forma en que el corazón de Thad estaba latiendo? En su
cabeza sonaba como esos malditos grandes timbales que solían tener los
vikingos en sus barcos. Frotándose la frente, Thad maldijo y la observó
solemnemente.

—Sí, es cierto. Nosotros… —Él cambió de postura rápidamente,


apoyándose en el silla y separo sus piernas para adoptar una posición
más cómoda. Quizá si se mostraba más distendido, ella se relajara y
hablara—. Al demonio toda la profecía, ¿sabes? Yo solo quiero estar con
ella. Parecemos encajar, ¿sabes? Pero escucha Lex, realmente no tenemos
tiempo para discutir esto. Tengo a chicos buscándola, pero quisiera
unirme a ellos.

~ 200 ~
Alexia presionó sus labios en una fina línea. Su rostro expresaba
una mezcla de disculpas y preocupación, y había un indicio de
protección que claramente tenia por su amiga. Bien por ella, pero estaban
del mismo lado en esto.

—Perdona, desearía que hubiese algo más que pueda decirte.


Hemos estado conversando un poco acerca de irnos o quedarnos, y ella
me dijo que necesitaba pensar un poco las cosas. Me quede dormida
después de eso.

Thad asintió lentamente. Un poco de tensión se alivió de su cara.

—Se supone que va a regresar, ¿no? —Isabel no se iría sin su amiga.


Por otra parte, ella ya había utilizado esa manera de desaparecer en el
club, por lo que no podía estar seguro.

Quizá ella había decidido irse. Alexia asintió.

—También lo creo, pero no pensé en preguntarle nada ni a donde.


Perdóname.

—Tú aún estas ocupada sanándote. Nadie espera que estés fuerte
aun. —Thad se levantó, apoyándose sobre sus piernas—. Plan A, vamos a
estar observando fuera por si aparece en la propiedad y patrullar los
alrededores esperando algún indicio de ella.

—¿Cuál es el plan B?

—Voy a ir a buscarla. Me alimente de ella por lo que debería ser


capaz de detectar si esta cerca. —Él estaba de pie y dispuesto a irse. La
creciente ansiedad de Alexia era evidente, y él hizo una nota para saber si
Ivy podía traerle algo para comer. Quizá también para que tenga
compañía—. Siento tener que molestarte.

—Está bien —Alexia se mordió el labio—. Um y, ¿cómo es eso? ¿Tú


bebiste su sangre y así puedes encontrarla?

Thad hizo un gesto con su mano.

—Eso es en pocas palabras. La alimentación crea un tipo de


vínculo. Solo una vez no es mucho, pero si estoy lo suficientemente cerca,
debería poder sentirla.

Alexia asintió silenciosamente.

~ 201 ~
—En verdad, espero que la encuentres. No tenía idea que fuera tan
peligroso para ella irse o le hubiese pedido que se quede.

—Sí, el problema es que ella tampoco tenía idea. No es igual que el


sitio de donde ustedes vienen.

—Se que estas furioso y todo eso, pero trata de no darle toda la
pelota cuando la encuentres, ¿está bien? A veces ella se equivoca pero
tiene un gran corazón. La muerte de sus padres realmente la ha afectado.

—Sí, me lo dijo. —Se dirigió hacia la puerta. Alexia se aclaró la


garganta y continuó.

—Ella, um, mató a alguien aquella noche, ¿lo sabías? —Los ojos de
Thad parecieron ampliarse antes ese comentario—. Si, ella entró al
hospital cuando algún camillero o algo así sacaba un vidrio de su cabello
en la morgue. Ella, uh, tomó mucho. De su sangre. Tuvo que dejarlo y
escaparse del hospital entre los arbustos. No creo que tuviese la intención
de contarme. En cierto modo, se le escapó una noche en la que había
tomado mucho vino.

Thad asintió tranquilamente. El quería y deseaba transmitir


comprensiva tranquilidad. Porque dentro su corazón se quebraba y
desbordaba. Estaba sorprendido por la fortaleza de Isabel de haber
sobrevivido por su cuenta a todo eso. Las lágrimas que se negaba a
derramar pincharon sus ojos, y fingió inspeccionar algo en el techo hasta
que se aclaró su nublosa visión.

—Es por eso que tiene miedo, ¿lo sabes?

Él volvió a mirar a Alexia.

—Perdona, ¿Qué?

—Es difícil creer en un felices por siempre cuando tú tienes que


luchar solo para sobrevivir por tanto tiempo. Y cuando tienes miedo de
hacerle daño a cualquiera que se acerque demasiado.

Alexia hablo de una manera tan segura sugiriendo que su


conocimiento personal era más de lo que Isabel pudo haberle contado. No
lo era.

Thad dudó en preguntar.

~ 202 ~
—Disculpa otra vez por despertarte. Espero que puedas descansar
un poco más. No te preocupes. La encontraré .—Ya no sabía que mas
decir al respecto. No hubo una buena respuesta, excepto quizá por alguna
variación en las palabras "santa" y "mierda".

Alexia se abrazó a sí misma como si tuviese frio.

—Thad —dijo con precaución—, ¿ella realmente corre peligro?

Mucho. Y estoy muerto de miedo de perderla incluso antes de que


tengamos la oportunidad de haber empezado. Ella no tenía idea lo que es por aquí,
cuan peligroso podía llegar a ser estar allá afuera, sola. Tendrá suerte si no está
muerta por la mañana.

Ellos tampoco debían ir por ahí. No sería bueno asustarla, incluso


más de lo que ya estaba. Así que mintió.

—Esperemos que no.

Las lágrimas aparecieron en los ojos de Alexia. A medida que se


acumulaban y corrían por su rostro, Thad fingió no darse cuenta y se
volvió, cerrando la puerta tras él.

~ 203 ~
Capítulo 24
¿ Y ahora qué?

Otro golpe en la puerta, y Alexia se detuvo en medio con


salpicaduras de agua en la cara. Su estomago gruño y ella esperaba que
quizás Ivy hubiera llegado con más comida, que Thad con más malas
noticias. Se paso una mano húmeda por el pelo hecho un desastre. Se
apartó del espejo antes de que pudiera distraerse jugando con algo que
nunca se vería perfecto. Sin importar lo que hiciera.

—Entre.

La puerta se abrió para mostrar lo que sólo podría describirse como


un gran, vampiro interpretando a Hugh Jackman. Pero acercándose más
a la versión desaliñada de Wolverine de Hugh Jackman, deduciéndose a
un pedazo de chuleta de cordero. No como el de Kate y Leopold quienes
son menos aficionados y más pulcro.

—Servicio de entrega —dijo, con una bandeja. Su sonrisa era total y


amplia, y mostraba una intrigante mezcla de misterio oscuro y encanto
juvenil cuando destello letalmente—. Me encontré con Ivy en la sala, y
pensé que te traería estas cosas a ti. ¿Te importa si entro? —Entro por la
puerta, en realidad no se molesto por esperar una respuesta.

Maldita sea, ella había estado haciendo eso de tener su mandíbula


en el suelo, escandalizada como los ojos de un ciervo iluminado por faros,
¿o no?

~ 204 ~
—Lo siento. Pensé que eras Thad o Ivy. Uh, ¿Quién eres?

Él le tendió la mano.

—Siddoh. Trabajo para Thad. Uno de sus generales, supongo que


podría decirse así —Alexia le estrecho la mano tentativamente. Que Dios
la ayudara, él era más pequeño, pero un poco más ancho que Lee. Se
pregunto si podría levantar su enorme brazo, pero aún así se dio la
oportunidad de la vieja universidad y se sorprendió al encontrar era más
fácil de lo que había previsto. Y su hombro apenas sintió dolor. El gran
hombre hizo un gesto hacia una silla en la esquina—. ¿Te importa si me
siento?

Ella asintió en aprobación.

—Adelante. Esa silla ha visto más de un trasero de estrella de rock


últimamente. —Ella se dejo caer en la cama frente a él, resistente a
preguntarle el por qué había venido. Si era cualquier otra mala noticia
ella podría ahogarse.

Puso la bandeja de sándwich sobre la cómoda y se sentó en el


asiento rápidamente, aterrizando de una forma algo perezosa. Su sonrisa
se amplió, por lo que la noticia no podía ser tan mala. ¿Cierto?

—Lo siento mucho si estoy siendo indiscreto. Estoy seguro de que


esto para ti ha sido demasiado para manejar. —Él sonrió de nuevo, esta
vez más contenido—. Tenía la esperanza de poder hacerte algunas
preguntas sobre el hechicero que te atacó.

—Sí, claro. No estoy segura de poder decirte nada que no supieras


ya por Lee, de todos modos. Todo sucedió muy rápido.

Él frunció el ceño por un momento.

—Por supuesto —dijo suavemente—. Solo da lo mejor de ti. Eso es


todo lo que te pido. ¿Podrías describirlo?

—Ugh —se frotó los ojos con fuerza. Los puntos de sueño de
porquería parecían estar en todas partes—. En realidad no. Quiero decir,
era más alto que yo, pero así son todos los demás en el mundo —la
esquina de la boca de Siddoh se contrajo.

»Creo que tenía unos dos metros, pero estaría tan mal juzgarlo
porque no estoy segura. Tenía la cabeza rapada, pero parecía que su

~ 205 ~
cabello probablemente era oscuro. Tenía un vestido largo de color marrón
oscuro, como el de un monje o algo así. —Se quedó callada un momento,
mientras una imagen borrosa se formaba en su cabeza—. Ojos castaños.
Ah, y hablaba gracioso. Como una especie de personaje de dibujos
animados con acento británico.

—Eso es nuevo —Siddoh se movió, como si fuera a estar más


cómodo en la silla—. Creo que no he oído hablar de uno que tuviera un
acento británico, pero hay una primera vez para todo. Me pregunto si
podría ser por el reclutamiento —murmuro—. Las implicaciones de esto
podrían ser catastróficas si fueran capaces de inicializar una campaña
exitosa. Especialmente si el conocimiento de su existencia se filtra en el
mundo humano.

Umm.

—¿Reclutamiento?

La cabeza de Siddoh se giró. Se pasó la mano con desdén.

—Oh, lo siento. A veces pienso en voz alta. No te preocupes por


eso. Sólo parece extraño, esta cosa sobre el acento. La mayoría de los
hechiceros son nacidos y criados localmente, por lo que un acento
europeo sería difícil de conseguir en ellos. No te preocupes, simplemente
es algo que tengo que mirar —Él sonrió de nuevo—. ¿Cualquier otra cosa
que se te ocurra?

Alexia negó con la cabeza rápidamente. Sinceramente, ella


preferiría no pesar en ello.

—No creo. —Se inclino hacia adelante en la cama, apoyando su


barbilla en la palma de su mano—. A él no parecía importarle el dolor.
Usé todos mis mejores movimientos de defensa personal en él, pero
apenas si se movió.

Él soltó una carcajada.

—¿Lo atacaste? Eso es fantástico.

—Quieres decir estúpido —recordó el comentario de Lee antes de


que la golpearan en la parte posterior de la cabeza—. ¿Cierto?

—Eh. —Se levanto de la silla y tomo la bandeja de sándwiches—. Si


vas a golpear, golpea con estilo, es lo que siempre me digo. Aquí. —Trajo

~ 206 ~
la bandeja hasta el pie de la cama y se sentó a su lado, sosteniendo un
sándwich de pavo—. Come. Es necesario conservar las fuerzas.

—¿Quieres comer conmigo? —Ella sonrió ligeramente—. No me


gusta comer sola.

—Seguro —Tomó otro sándwich. Pastrami de pavo—. Salud —dijo


a la ligera, pretendiendo tintinear su bocadillo contra el de ella.

Al igual que Ivy, este vampiro era fácil de tratar. Ahora que lo
pensaba, el único que no era fácil era Lee.

—Gracias —ella le dio un pequeño mordisco—. Mmm. Es tan


bueno. —Le dio un mordisco más grande, esta vez masticaría bien antes
de tragar y hablar de nuevo—. Tienes razón. No me di cuenta de que
tenía hambre.

—Estrés —dijo con simpatía. Él señalo hacia su brazo—. Ese tatuaje


es fantástico. ¿Significa algo?

Ella rio.

—No realmente, no, um —se aclaro la garganta—. Me preguntan


eso muy seguido —No estaba segura si refiriéndose a un vampiro como
una persona era un gran paso en falso. Ellos no eran personas realmente.
¿O lo eran?—. Es algo que dibujé. Suelo garabatear cuando me pongo
nerviosa pequeños patrones al azar. Pensé que se veía genial.

—Y lo hace —asintió él—. ¿Y recorre toda tu espalda?

—Sip. —Ella se volteo, levantado su camisa para revelar el resto del


diseño en su espalda. Remolinos de tinta negra brotaban de su hombro a
su espalda, terminando justo por encima de la cintura de sus shorts. Las
salpicaduras de color acentuaban el diseño aquí y allá. La pieza había
tomado horas, y era de la que mas orgullosa estaba. Amaba presumirla

—Es preciosa. —murmuro él. Se detuvo para mirar más de cerca


pero era lo suficientemente respetuoso para no tocar. Ella se dio la vuelta,
dejando la parte de atrás de la camisa fuera del short, mientras regresaba
a su sándwich— Yo también tengo unos. —El desabotono su camisa a la
mitad, tirando la parte de arriba a los lados para revelar su tatuaje de un
león rugiendo en su pectoral izquierdo y un tierno cachorro en el
derecho.

~ 207 ~
—Eso es asombroso, ¿lo puedo tocar? —se inclino hacia adelante
mientras el daba un pequeño asentimiento con la cabeza, recorriendo sus
dedos a lo largo de las sombras de la cabeza del león. Los detalles eran
preciosos. Hechos con una sola aguja, tal vez—. El sombreado es
fantástico. ¿Quién hizo el trabajo?

El cerró sus ojos y respiro profundamente.

—Un viejo amigo. Murió no hace mucho, algo trágicamente.


Ataque de un hechicero.

—Lo lamento tanto. —Retiro su mano torpemente. Tan sin sentido


y poco convincente fue la condolencia, pero ¿que más podía decir ella a
algo como eso?—. ¿Por qué leones?

—Hmm —él rio—. Me gusta ser feroz… y también juguetón —Su


sonrisa se volvió tímida.

—Apuesto que si —Él estaba coqueteando con ella, y mientras ella


no podía decir exactamente que estaba interesada, se sentía bien un
descanso de todo el pesado y extraño miedo que tenía desde que Thad y
Lee se habían aparecido en Insomniac buscando a Isabel.

—Sí, bueno… —Él puso el resto de su sándwich en su boca y


mastico continuamente hasta que pudo tragar—. ¿Qué puedo decir? Soy
un hombre a quien le gusta hacer todo a lo grande —Alexia no tenia duda
de eso. Siddoh se levanto, y ella tuvo que ahogar un bostezo—.
¿Cansada?

Ella rodo los ojos.

—Sabes, yo de hecho lo estoy. No tiene sentido. No he hecho nada


más que dormir desde que llegue aquí.

—Hey, no te preocupes. Has pasado por bastante. —Camino


lentamente hacia la puerta—. La herida en tu hombro, esta sanando bien,
pero necesitaras tiempo para estar al cien por ciento de nuevo. Eres
afortunada, de que no dañara tu tatuaje —dijo con un guiño—. Bueno
voy a dejarte para que puedas descansar.

Ella asintió, siguiéndole a la puerta

—Gracias, Siddoh, por pasar. Fue bueno conocerte.

~ 208 ~
El sonrió de nuevo. Era una brillante y encantadora sonrisa. Ella no
tuvo duda que le abría un montón de puertas. Y piernas.

—No te preocupes. —señaló la bolsa de compras junto a la


puerta—. Por cierto, Ivy mando eso. Ropa limpia, en caso de que te
quieras cambiar a algo más cálido.

Ella se sonrojó, mirando sus shorts y la playera sin mangas que


vestía.

—Sí, buena idea. Gracias. De nuevo.

La mano de Siddoh alcanzo el pomo de la puerta. Pasos en el


pasillo llamaron su atención y vio la espalda de lo que debe haber sido un
vampiro absolutamente magnifico retirándose por el pasillo. Alexia
habría matado por tener una melena sedosa como la que la mujer tenía.
Por no hablar de la ropa de alta costura y los zapatos de diseñador.
Alexia suspiro con nostalgia. Ella gastaría hasta su última moneda por
un par de Manolos si tuviera un lugar donde utilizarlos.

Siddoh entrecerró los ojos en la dirección de la mujer, pero su


sonrisa jovial regreso en segundos.

—Bueno, gracias a Ivy. Ella maneja todo por aquí. Sin ella todo
estaría perdido —dijo él con un brillo en la mirada—. Escucha —le dijo él,
poniéndose serio—. Quiero que estés segura de que vamos a encontrar a
tu amiga. Nuestros chicos de la patrullan están sobre eso, y Lee, Thad, y
yo vamos a ir también. Thad solía pelear por mí antes de que su padre
muriera. Él es muy bueno, y está empeñado en traerla a salvo. Lee y yo
hemos estado haciendo esto prácticamente desde antes de Dios —dijo
orgulloso.

Alexia se recostó en el marco de la puerta, estudiándolo.

—¿No tendrás problemas de autoestima verdad, Siddoh?

—No los tengo. Enserio. Descansa. La encontraremos.

Ella asintió lentamente.

—K. Umm… —Ella lo apunto incómodamente—. No estoy segura


si te importa, pero tu camisa está abierta, y parece que tienes como un
millón de migas en la esquina de tu boca.

El se rio a carcajadas mientras empezaba a abotonarse la camisa.

~ 209 ~
—Ves a lo que me refiero —dijo con un guiño. Limpio su boca con
el dorso de su mano y termino de abrocharse la camisa—. Ahora, trata de
dormir un poco. No te preocupes por nada.

—Gracias otra vez, Siddoh. En serio —Alexia sonrió con tristeza. Él


asintió una vez más mientras ella abría la puerta cerrada. Por el rabillo
del ojo, ella vio como Lee se acercaba hacia ellos, pero fingió no haberlo
hecho.

—Oye, amigo —La voz de Siddoh le llego a través de la puerta—.


¿Thad estará listo para salir?

***

Era casi navidad, no es que eso significara algo más, demonios.

Para algunos residentes del refugio, era claramente un momento de


tristeza casi suicida. Anton lo encontraba relativo, pero sobre todo le
preocupaba que él no estuviera tan preocupado como probablemente
debería de estar. Otros aún se encontraban alegres, aunque silenciados
por su escasa existencia. Anton lo había experimentado por lo que lo
sabía, era algo parecido a una furia asesina. Pero maldito si sabía quién o
qué era lo que deseaba si algo de sangre caliente o patearle el culo a
alguien se dirigió hacia afuera aun más molesto.

—Mierda —parecía tener la costumbre de golpear con el puño en la


mano cuando se sentía frustrado. Por desgracia, su muñeca, le habían
informado en el hospital que se había roto en tres lugares, no apreciaba el
gesto. Él lo hizo de todos modos, golpeando y murmurando para sí
mismo como una persona loca con su amigo imaginario, zapatillas de
deportes gastados chillaron por el pasillo del ala de los hombres.

Le ayudo a quitarse de la cabeza la oscuridad que se le


arremolinaba en sus entrañas. Algo pequeño y fuera de su alcance había
estado creciendo constantemente y ahora era tan frecuente en él que
incluso la saliva de su boca era amarga y vil. Era el peor tipo de
desplazamiento: sin casa, sin dinero, sin identidad, y Anton Smith era
aun un desconocido para sí mismo. Tenía miedo, no podía admitirlo
dentro de su propio cuerpo.

~ 210 ~
Pero Tyra Morgan de alguna manera lo arruinaba todo. Ella le
había dicho que iba a salir de vacaciones, en cambio había estado allí
sirviéndole la cena de esta noche, un suceso inesperado. De pie junto a
ella enviando luces de miles de velas a través de la oscuridad para hacer
que él se sintiera casi humano otra vez. Aunque solo sea por un
momento.

Al regresar a su habitación, Anton Smith rápidamente consiguió


desplazarse y se hundió agradecido en el colchón de la cama, que era
apenas mejor que el suelo. La cena se le había pasado rápido, pero no se
quejaba. Cualquier comida era mejor que ninguna, seguro. Incluso si todo
estaba manchando por el sabor amargo en la boca.

Volteándose en la luz, él consiguió moverse con incomodidad,


luego tiró de su camisa, desabrocho los vaqueros y sintió su erección que
se esforzaba por desafiar los límites de su cremallera. Maldita sea, esa
mujer le encendía desde adentro hacia afuera. E insistir en ella era sin
duda lo mejor para su pobre cordura que cualquier otra cosa que
posiblemente podría optar por mantener en su materia gris.

Anton Smith cerró los ojos. Se imagino en su mente, la figura


escultural de Tyra extendida, con la cabeza hacia atrás, los labios
separados… sus delgados dedos le acariciaban, mientras sus manos se
deslizaban sobre su estomago desnudo… todo el camino hasta envolver
un pecho perfecto y luego otro con sus manos.

La respiración de Anton Smith se volvió difícil incluso cuando la


oscuridad en su interior comenzó a retroceder.

~ 211 ~
Capítulo 25
I sabel dio las gracias al gerente de la gasolinera y salió por la

puerta hacia el frío nocturno. Abrió la bolsa en la mano e inhaló con


avidez los deliciosos aromas de la canela y las nueces que le había dado
encantado su nuevo amigo Joe.

Su agudo sentido del olfato había captado a esos chicos malos,


mientras ella estaba fuera caminando por las instalaciones de la finca de
Thad, y ella nunca había sido capaz de decir que no al delicioso sabor
dulce—salado de las nueces con especias. A pesar de que no había
comido desde hacía mucho tiempo, su estomago retumbó en cuanto puso
la primera en los labios.

—Oh, hombre, eso está bien —murmuró para sí misma mientras


masticaba.

El aire frío le picaba en la nariz mientras hacía el pequeño trabajo


con la bolsa de nueces. Temblando, Isabel se maldijo por no pensar en
coger un abrigo de alguna parte antes de irse. Maldita sea, no podía
esperar a llegar y tomar una ducha de agua caliente. No es que ella
tuviera unas epifanías importantes con la naturaleza, pero ya era hora de
volver a la finca. Una pistola en la cabeza, sería un consuelo para volver a
Thad, también.

Isabel se mantuvo en las sombras, mientras se deslizaba alrededor


de la tienda, y una vez que estuvo fuera de la vista de la carretera
principal, se tomo lo que le gustaba llamar "velocidad de la luz".

~ 212 ~
Esta no era la mejor parte del pueblo, eso era seguro. El masivo
fardo de heno que acaba de pasar le dijo eso mismo. Ella no era la mejor
juez de dirección del mundo, pero se había pasado una señal de la ruta 9
en su camino a la tienda, por lo que si seguía por ese camino, estaría bien.

Cerca de allí, un susurro de la hierba hizo que se le pusieran los


pelos de punta en la nuca y puso toda su atención. Apunto de un infarto,
le faltaba el aliento y deslumbrada, el pánico la golpeó como una tonelada
de ladrillos.

Dios, era tan estúpida. Esta no era su casa. Aquí estaba, en los
alrededores de un lugar extraño donde los enemigos realmente podrían
estar en cualquier esquina. Mierda, ella no había pensado en ello. De
vuelta a casa en Orlando, la población de vampiros era pequeña; todos se
mantenían a sí mismos y los hechiceros no estaban en ninguna parte,
mierda.

De vuelta a casa, la cosa más difícil fue vagar por las calles de
noche. No sería así, nunca más. ¿Cómo se había tomado todo este tiempo
para caer en cuenta? Dios, estúpida ni siquiera empezaba a cubrirla.

Un caballo cubierto con una manta de lana, resopló en una valla


cercana. Parecía estar preguntándose lo que estaba haciendo, y en ese
momento no estaba segura de cuál sería su respuesta. La explosión
frenética del corazón de Isabel apenas se desaceleró. Era el caballo que
había oído. Tenía que ser. Su cuerpo se desinfló como si alguien hubiera
sacado un tapón de su pecho, la tensión le salía como el agua. Hombre,
realmente necesitaba obtener un control. Después de todo había
sobrevivido por su cuenta durante un montón de años antes de que Thad
entrara en su vida.

Isabel se dio un gracioso chasquido en la cabeza y se apoyó en un


fardo de heno. Ella y el caballo divisándose el uno al otro, mientras que el
heno la pinchaba a través de su ropa. Tal vez esto era una prueba más de
que ella y Thad no podían estar juntos. Se había quedado fuera porque no
estaba acostumbrada a considerar que no podía. Y ella no sería capaz de
quedarse en la mansión en la que fue secuestrada. Eso la haría
descabellada.

Claramente.

~ 213 ~
En este momento, no tenía ni idea de donde los hechiceros podrían
estar o como sentirlos. Había oído cuentos de sentir una presencia
maligna, pero antes en su apartamento cuando no sabía lo que pasaba
había sido demasiado tarde. Es mejor salir del Dogde, mientras
consiguiera estar bien.

Ella extrañaba a Thad un poco. Si realmente pensó que podía


confiar en ella misma estando con él, su calor y su fuerza —la absoluta
comodidad y seguridad que había tenido sólo por estar cerca de él— era
un apoyo. Él quería cuidar de ella y una parte de ella quería dejarle.

Pero, ¿cuándo fue la última vez que alguien se había ocupado de


ella? Había estado sola desde que sus padres murieron cuando tenía
quince años.

Caramba. Estuvo en muchos sitios, y lo odiaba. Estaba segura de


que tenía que echar a correr, su alarma previa no se había desvanecido
por completo e inexplicablemente sus pies estaban clavados en el suelo.

Tal vez sería más seguro pedir prestado un coche para que pudiera
ir a la mansión más rápido. A parte de la alimentación clandestina de
seres humanos inocentes y la recreación de beber vino, ella había
intentado llevar una vida razonablemente moral. Sus padres le habían
enseñado la importancia del karma, y aunque su propio código moral no
siempre iba por el buen camino, generalmente había trabajado por hacer
más cosas buenas que malas.

Ella se arrepentiría por lo que estaba a punto de hacer después.


Ahora mismo, mientras escuchaba los sonidos de la naturaleza a su
alrededor vio grandes nubes cerca de la luna, el deseo de Isabel a
sincerarse totalmente conseguía castigarla por su deseo de no terminar
muerta.

Cada crujido, cada roce, cada ruido de motor a lo lejos atrajo su


atención en una dirección diferente. Cada resoplido de ese maldito
caballo, ¿esas cosas no duermen de noche?

Isabel exploraba el paisaje en la oscuridad. Temblaba peor con cada


minuto que pasaba. Por no hablar de que su nueva comprensión del
peligro potencial de los hechiceros, que aumentaba por la noche y la hacía
aún más aprensiva acerca de continuar en comuna con la naturaleza.

~ 214 ~
Por último, su visión se volvió aguada cuando miro la respuesta
que había estado buscando. Una gran casa a no más de la mitad de una
milla de distancia, con una plata brillante y un reluciente SUV
estacionado afuera.

—Bingo —susurró. Era tan perfecto que podía imaginarse el lazo


rojo gigante en la parte superior, al igual que en los anuncios de coches
para personas ricas.

Su corazón se acelero con anticipación, Isabel volvió a volar. Para el


observador normal, no había tal cosa en un lugar como esté, no era más
que una mancha borrosa en la oscuridad mientras aceleraba hacía la casa.

Isabel dio una palmada en silencio a su buena fortuna cuando se


deslizo hacia arriba en el hibrido Lexus. A pesar de que no había hecho
algo así en algún momento, no era difícil de usar su mente para abrir la
puerta y deslizarse en el interior.

Con el coche en punto muerto, Isabel soltó el freno y retrocedió en


silencio por la carretera, comprobando el tiempo que se iba. Llegó hasta
encender el motor y partir hacia alrededor de una curva que parecía ser
una vía de servicio, cuando el maldito murió.

—Maldición —murmuró Isabel. No es que ella supiera algo de


coches, pero tal vez la cosa hibrida significaba que tenía que hacer algo
raro para que siguiera funcionando. Estúpida tecnología moderna.

Una rápida mirada hacia la casa le aviso que no había ningún ruido
o movimiento, por lo que probablemente los residentes seguían sin
enterarse. Se mordió su labio inferior mientras repasaba sus opciones,
estudiar las luces en el tablero podrían ser las pistas sobre el problema.
Reflexiono mentalmente para tratar de arrancar el coche otra vez. Nada
maldita sea. Era como si hubiese muerto del todo.

Dio unos golpecitos con los dedos nerviosamente sobre el volante.


Se aseguro de que las puertas estuvieran cerradas con llave. Más
golpecitos, más mordidas de labio. Más golpecitos. Mierda, mierda,
mierda. Está bien. Intento encender de nuevo el estúpido pedazo de lujo
antes que verse obligada a reconocer que tendría que deshacerse de la
cosa y probar con algo diferente.

No logro hacerlo encender.

~ 215 ~
Resignada, Isabel abrió la puerta y salió, avanzando hacia el capó
del coche, como si mirándolo consiguiera algo. Necesitaba un mecánico y
ella definitivamente no era uno. Gimió y apoyo las manos en el coche por
un momento antes de darle al neumático una patada y alejarse buscando
otra opción.

Una rama se quebró a su espalda e impulso a Isabel a salir como un


rayo pero antes de que pudiera haber hecho unos pocos pasos, un
destello de luz brillante estalló detrás de ella. Sabía con total certeza que
todo lo que estaba sucediendo era terriblemente mal y que no podía hacer
nada para detenerlo. Había reconocido la alerta de alarma, pero también
era malditamente tarde.

Su cuerpo se desmorono y el dolor pasó a través de ella como un


rayo. Si no lo supiera mejor, Isabel habría pensando que había tropezado
con una toma eléctrica. Se estaba cayendo, pero no podía moverse, no
podía ponerse en pie sobre sí misma. Su cerebro y sus miembros se
negaron a entrar en la misma maldita sintonía.

A medida de que su visión se volvía borrosa, vio una figura oscura,


mirándola, riendo. El aire alrededor de él crujió como si estuviera
cargado de electricidad estática. Podría haber jurado que vio un destello
de colmillos por el destello de la luna, pero eso no tendría sentido.
Después de eso, ella no sabía nada de nada, porque el mundo se
oscureció, su cerebro se apago como si alguien hubiera presionado el
botón de apagado de una computadora.

Justo antes de que Isabel perdiera el conocimiento por completo,


pensó que de alguna manera su corazón había dejado de latir.

~ 216 ~
Capítulo 26
T had estaba empezando a creer que esa sería la peor noche de

su vida, y eso incluía a aquella en la que su padre desapareció y en la que


su madre se había suicidado. ¡Joder!

—Pero hombre, ¿Qué estabas haciendo en la habitación de Alexia?


—Lee y Siddoh acompañaban a Thad mientras patrullaban en aquel
oscuro campo.

—¿Qué? —Siddoh giró su cabeza arqueando las cejas—. Oh si, solo


estaba preguntándole acerca de los hechiceros.

Lee se disgustó ante esa respuesta.

—Deberías haber hablado conmigo. Si lo hubieses hecho, sabrías


que eso ya lo había hecho.

Siddoh se encogió de hombros.

—No ha sido nada. Podemos intercambiar información más tarde.


No hay problema.

—Entonces, ¿por qué te estabas abrochando la camisa al salir, si


solo habían estado conversando?

¡Oh no! Thad no sabía a dónde pensaba llegar con todo eso, ni
quería saberlo, ni hablar de nada si no se trataba sobre encontrar a Isabel.
¡Maldita sea! Ellos no tenían tiempo para ningún tipo de "interrogatorio a la
humana", quiso contestar molesto.

~ 217 ~
Siddoh movió su mano despectivamente.

—No era nada relevante. De todos modos, ¿por qué te importa?

Lee apretó los puños

—Que tengas una historia de un comportamiento inadecuado es lo


que me preocupa Sid. Esa humana…

—No me llames Sid, hijo de puta, sabes que me molesta —Thad se


detuvo en seco y tendió sus brazos de par en par entre los dos hombres.
Ya era suficiente.

Ahí era donde ponerse los pantalones en el asunto podría llegar a


ser útil. Thad se giró hacia Siddoh y Lee con demasiada impaciencia, y
con un pequeño deseo de asesinarlos. Thad dependía de ellos para saber
cómo se llevaría a cabo esa noche.

—Ok mujeres. —Los señaló a cada uno con un dedo en el pecho—.


Tú y tú —miró a Siddoh luego a Lee y continuó—, cierren la maldita
boca. Si no se trata de la búsqueda de Isabel, no quiero saberlo. Dejen su
puta pelea para más tarde. —Se giró y continuó caminando.

Si no lo conociera mejor, podría haber jurado que oyó un silbido


inmediatamente después, pero no, no lo había escuchado.
Definitivamente no, porque Siddoh era bastante listo como para saber
que no debería jugar con los nervios de un colega en esas circunstancias.
Menos cuando Thad estaba lo suficientemente nervioso como para
continuar la discusión y hacer estallar al maldito cabrón. En especial,
porque mientras pelearan, tendría que darle unos golpes extra a Siddoh
por haberse pasado con la hermana de Thad.

Lee se aclaró la garganta.

—Bueno, hemos armado un área de búsqueda basándonos en la


velocidad con la que podría haber llegado a pie o en un vehículo. Desvié
a los chicos con una patrulla para buscar en esa zona; con excepción de
Xander y algunos otros que no estaban al cien por cien, he utilizado todas
las reservas. Me enfoque, principalmente, en el área que creemos que
pudo haber hecho a pie, ya que parece ser lo más probable.

—Creemos que no recogió nada de la estancia, aunque más tarde


podría haber secuestrado un auto. Pienso que si su idea era tratar de

~ 218 ~
regresar a casa, deberíamos concentrarnos en estaciones de servicios,
alquileres de coches, hoteles, aeropuertos…

—Ella no habría ido al aeropuerto. —Thad lo detuvo, sacudiendo la


cabeza enérgicamente—. De ninguna manera. No dejaría a Alexia atrás.

—Lo hizo cuando se fue sola de la mansión —dijo Lee. Maldito sea
por sugerir que Isabel haría tal cosa. Aunque Thad lo había considerado
en un principio. Pero estaría asustada y seguramente no lo había pensado
con claridad; igualmente no habría cruzado la ciudad dejando atrás a su
mejor amiga.

—No, no. Isabel le dijo a Alexia que volvería por ella. Creo que hizo
eso.

Lee asintió. Si el hombre seguía en desacuerdo, por lo menos era lo


bastante listo como para mantener su boca cerrada.

—Entonces, está bien.

Los tres retomaron la caminata.

—Tengo una patrulla buscándola, desde lo más lejano a lo más


cercano. Creo que de esa manera tendremos más chances de encontrarla.
Además, Tyra se reunirá con nosotros después, si tú aún no has percibido
nada de ella. Le voy a pedir que traiga un coche para ponernos en
marcha.

Thad bajó ligeramente la cabeza en señal de afirmación. Caminaba


lentamente, deteniéndose a propósito cada pocos pasos, para tomar aire y
quedarse en silencio. La esperanza de sentir su olor o la agitación en sus
venas lo hacían continuar, a pesar de la continua frustración, que
comenzaban a provocarle una erupción en su piel.

Incapaz de contenerse por más tiempo, Thad se detuvo en seco y


plantó la suela de su bota contra un árbol. Al momento que la corteza
salió despedida echó su cabeza hacia atrás para soltar un grito ronco, las
palmas de sus manos pudieron oler esos trozos de árbol, lastimándolo. El
calor de su poder, le hervía a través de sus manos, dejando marcas en el
tronco que había golpeado. Una luna menguante se burlaba de él desde
arriba.

—Hey, tranquilo. —La mano se Siddoh se posó firme sobre el


hombro de Thad, ayudándolo a volver a la realidad. ¿Qué demonios

~ 219 ~
estaba haciendo? Nunca la encontraría si él escapaba al bosque sin pensar
debidamente las cosas. Hasta ahora, compartir sus mierdas no estaba
dando resultado.

Escuchó un zumbido silencioso detrás de él. Lee habló brevemente


con alguien por teléfono y colgó a la brevedad, con una expresión en su
rostro que le transmitió a Thad que tenía información.

—Un empleado de una estación de servicio, a más de un kilometro


por esa ruta, le dio una bolsa gratis de nueces tostadas a una mujer que
coincide con la descripción de Isabel. —Lee señalo hacia la ruta 9.

Thad asintió y dio una palmada a ambos en los hombros.

—Entonces, vamos.

Sus botas crujían sobre el césped congelado como si lo estuviesen


masticando, llegando más allá de la penetrante vegetación y de los
establos. Era difícil tomar aire, cuando este estaba cargado de estiércol. A
medida que llegaban a la estación de servicio, Thad se retrasó confuso.

—No veo a los chicos. ¿No se suponía que nos encontraríamos


aquí? —Siddoh recorrió el lugar mientras Lee tomaba su celular para
revisarlo. Paseándose impacientemente, Lee maldijo y tomó devuelta el
teléfono—. No responde.

Thad estaba de pie en la parte oscura del estacionamiento, al lado


de un aire acondicionado, antiguo y de dudoso funcionamiento. Con las
manos en los bolsillos, murmuró unas cuantas maldiciones, mientras
reflexionaba como seguirían.

—Lee, ¿quién habló con el empleado?

—Gary.

—Llámalo otra vez. —Las fosas nasales de Thad se dilataron.


Estaba percibiendo el aroma de Isabel. Continuó en trance, con ese olor, a
lo largo del costado del edificio hacia la propiedad vecina.

Con un poco de irritación, miró sus brazos y se frotó la cicatriz que


hacia tanto tiempo lo había estado molestando. Y ahora nada, ni un
cosquilleo, ni una punzada, ni una mierda. ¿Qué diablos era ahora esa
mejora?

~ 220 ~
Una ráfaga de viento se arremolinó a su alrededor. Siddoh lo
detuvo.

—Hey, ¿amigo, quieres esperar?

Thad olfateó otra vez, llenándose los pulmones con el aire de


campo. Se filtró, una vez más, un débil aroma de Isabel; se giró hacia el
campo para seguirlo.

—Hey amigo, ¿quieres quitarte, por un momento el camuflaje?

Siddoh rió. Su risa generó un efecto en el lugar.

—Espera. Lee estaba siguiéndola, ¿tienen algo que apunte hacia


ella?

—Su aroma es débil, pero estoy tratando de conseguirlo. —Se le


frunció el ceño, e incómodamente comenzó a darse cuenta—. Pero… no
estoy siento nada, ¿sabes?

—¿Te alimentaste de ella? —Lee elevó un poco su ceja derecha al


estar de acuerdo, otra vez, con Thad—. Si puedes olerla desde aquí,
deberías poder sentirla.

—No precisamente, si ella estuvo aquí y luego se marchó, su olor


podría persistir. —Thad comprendió lo que Lee le estaba insinuando. Si
su aroma perduraba, pero no era capaz de sentirla en su sangre, entonces
existía la posibilidad de que no estuviese viva.

Thad había estado sosteniendo su optimismo, que pendía de un


hilo, y aún luchaba por mantener esa actitud positiva.

Por el amor de Dios, él solo hubiese podido encontrarla. No podía


perderla.

—Bien —Lee parecía haber entendido el oculto mensaje de Thad


con la esquiva respuesta—. Déjalo.

El viento sopló y Thad hizo otra pausa para inspirar


profundamente. El fresco aire de la noche silbaba por sus narices. Estaba
siendo demasiado cauteloso, pero era demasiado importante no perder
su pista.

~ 221 ~
—Se dirigió hacia allá. —Hizo un gesto firme con la mano, lo que
fue una gran hazaña teniendo en cuenta lo mucho que estaba temblando
por dentro.

Entre que hervía de rabia literalmente, y la preocupación por la


seguridad de Isabel, estaba hecho un verdadero lio. Le había dicho a
Alexia que la traería de regreso, y lo decía enserio. No iba a considerar
otra posibilidad. No lo haría.

—Voy a ir delante de ti. Retrocede un poco, ¿sí? —Cuando Thad


asintió, la silueta de Siddoh se desvaneció otra vez en la oscuridad. El frío
césped crujía debajo de las botas de Siddoh.

—El poder de este tipo podría ser fenomenal si lograra hacer


desaparecer sus huellas también —ironizó Lee. A pesar de la tensión.

Thad rió en ese instante.

—¿Nunca van a poder llevarse bien ustedes dos?.

—Es una posibilidad. Sinceramente, no entiendo cómo puedes estar


tan optimista cuando ha estado con tu hermana los últimos veinticinco
años sin promesas de comprometerse con ella.

Thad tensó su mandíbula. No podía pensar en eso ahora.

—Mi hermana no tiene sexo. Así es como llevo el asunto.

—Como sea que lo hagas, funciona —Lee sonrió, pero se tensó


segundos después—. Mierda, mira hacia arriba Thad.

—Sí, lo siento —Un vago estremecimiento de inquietud se instaló


en las entrañas de Thad, hechiceros, al menos uno, en algún lugar
cercano—. Por eso debe de ser que Siddoh iba adelante. Siempre perece
tener un buen radar con ellos.

De pronto, la noche estalló en un torrente de luz brillante y humo.

—Mierda, vamos. —Thad dio unos golpes en los hombros de Lee,


pero este ya estaba en marcha, con los escudos preparados y las manos
listas.

Sus botas fueron quebrando el césped que había por debajo de


ellos, a medida que corrían a lo largo de la fina cerca del campo que
estaban atravesando, acercándose al extremo más estéril de la carretera.

~ 222 ~
El pecho de Thad quedo con una mezcla de miedo y malas vibraciones
hechizadas. Parpadeó rápidamente, cerrándolos luego por completo,
concentrándose en la batalla que tenía por delante. Había sido entrenado
por Lee antes de la muerte de su padre, pero nunca había encontrado la
fuerza. Necesitaría toda su concentración, ahora más que nunca.

A continuación, corrió a toda prisa hacia un SUV. Tenía el


parabrisas agrietado y un farol quemado, y a juzgar por el olor a goma
quemada, los neumáticos no durarían mucho más tiempo. Destrozando la
carretera a su paso, estaba Gareth. Más conocido como Gary. El hombre
mostraba graves manchas, como si estuviese a punto de caer de
agotamiento. Gary tenía el poder de mover cosas con su mente, y Thad
supuso que había estado tratando de detener al auto, una hazaña casi
imposible.

No importa cuán poderoso eres, tú no puedes detener un vehículo


de cinco mil libras cuando se dirige en sentido contrario. Thad estaba
completamente sorprendido que Gary haya estado intentándolo. Y lo que
era aún más asombroso que pareciera haber funcionado, aunque sea un
poco.

El brazo de Thad se disparó, apuntando hacia el vehículo fuera de


control. En un increíble instante, el calor que se había desatado por todo
su cuerpo, se enroscó en sus entrañas y salió disparado de él, formando
en su mano una esfera del tamaño de una sandia.

Bueno, ¿qué te parece?

Un conjunto de agujeros rompió la ventana oscura, cortesía de la


MK23 silenciada de Lee, y en el mismo instante, una serie de dagas se
disparo hacia su objetivo en movimiento desde la oscuridad en donde
estaba Siddoh. Dos cuchillos alcanzaron la llanta trasera, pinchando su
cara lateral, mientras la bola de fuego de Thad alcanzó el chasis,
sacudiendo lateralmente el coche. Saltaron chispas. Solo quedó su llanta,
pero el conductor no se detuvo, incluso aceleró, al tiempo que Gary caía
al suelo, completamente exhausto.

Por un instante, Siddoh salió a la luz, silbó y levantó el mentón


hacia el auto.

—Hey Thad, llama a Tyra. —Después, derribó todas las señales de


detención, a toda velocidad, corriendo hacia el auto destrozado,

~ 223 ~
desvaneciéndose otra vez. Un inconfundible golpe podía escucharse a la
distancia. Siddoh debía de haberlo atrapado.

—Maldito loco hijo de puta —Lee chilló en voz baja—. Supongo


que se agarró del portaequipaje.

Thad sacudió su cabeza.

—No lo sé, pero espero que se haya agarrado. Apostaría cada


centavo que tengo que Isabel viaja de acompañante en esa cosa. Y por el
rápido vistazo que tuve, no estaba consciente.

El rostro de Lee estaba serio mientras sacaba su teléfono celular e


hizo una marcación rápida.

—Ty —dijo serenamente—, te necesitamos.

~ 224 ~
Capítulo 27
—¡ E se estúpido hijo de puta! Voy a matarlo cuando lo

encuentre —El corazón de Tyra dio un vuelco en su pecho y el pánico le


provocó un frio sudor que le corrió por la nuca. Algún día, el engreído
culo de Siddoh iba a acabar con ella.

—Estoy empezando a entender porque Lee me pasó el móvil —


Thad dijo ásperamente—. Oye, puedes decirle más tarde, todo lo que
quieras Ty, pero ahora debes traerlo a él y a Isabel de regreso.

—Jesús Thad —protestó al móvil, cerrando tras ella, la puerta de su


oficina, y así tener más privacidad—. ¿En qué estaba pensando?

—¿Me estas jodiendo? ¡Es brillante! Quizá no solo tengamos de


vuelta a Isabel, sino que además logremos encontrar donde está la
maldita guarida. Todo lo que tienes que hacer es rastrearlo. ¡Es perfecto!
—la irritación de Thad era evidente.

Tyra presionó su espalda contra la puerta, respirando


profundamente.

—Escucha, solo estoy preocupada por él.

—Ty, sabemos lo que está haciendo. Mientras siga camuflado, las


posibilidades de que lo capturen son pocas —la voz de Thad llego a
duras penas al otro lado de la línea—. Es la mejor manera de encontrar a
Isabel.

Tyra suspiró.

~ 225 ~
—Por supuesto que ayudaré. Solo estoy asustada, ¿sabes?

—Lo sé.

—¿Tienes alguna idea a donde se dirigieron? —Se frotó la frente.


De golpe, el cansancio de hacía días y semanas estaban haciéndose
presentes en su cuerpo. Ahora, ir a casa a descansar no era una
posibilidad, no había forma de que eso sucediera. No, al menos que ella
esté muerta.

La voz de Thad irrumpió sus pensamientos.

—Pareciera ser que fueron por la ruta 9, hacia el centro.

—Bueno, puede que se estén dirigiendose hacia nuestro encuentro.


No te preocupes, Thad. Voy a ubicarlos.

—Gracias Ty. Te quiero.

—Y yo a ti, pequeño hermano. Te llamaré pronto. —Ella comenzó a


retirar el móvil de su oído.

—Espera. Necesitamos ayuda. Deberíamos ir y reunirnos.

—De ninguna manera. Me retrasarías. Además, me parece que


tienes asuntos que ordenar por ahí.

—Si —le dijo en una ruidosa exhalación—. Es una cagada. Aún no


estamos seguros hacia donde fueron. Gary estaba completamente fuera
de sí, y no podemos encontrar al resto de la patrulla.

—Está bien, ten cuidado con eso. Te haré una llamada en cuanto
pueda. —Ella intento colgar otra vez.

—Hey, Ty.

—¿Thad?

—Mm, ¿lo quieres?

Ella esbozó una sonrisa. Por todo…

—¿Thad?

—Si, Ty.

—Ahora sí, voy a colgar.

~ 226 ~
Aquello no era algo para profundizar con su hermano. Tampoco
era el momento, definitivamente.

Él se aclaró la garganta.

—Bueno, está bien, cuídate.

Ella volvió a sonreír.

—Por supuesto, tú también, adiós. —Cerró el móvil antes de que


Thad pudiese hacer más preguntas.

Tyra se tomó un momento para tranquilizarse y pensar por donde


empezaría a buscar a Siddoh. Si ellos estuviesen cerca, ella lo sentiría,
pues había estado alimentándose de él por mucho tiempo. ¡Hurra por las
relaciones duraderas que no llegaban a su fin!

No había ninguna posibilidad de que se sentara a esperar a que él


se acercara. Hayan terminado o no, aunque sea un arrogante, irritante y
estúpido, Siddoh era importante para ella e iba a traer su trasero de
vuelta. Saldría y se pondría en marcha, dirigiéndose hacia donde Thad le
había indicado que se había conducido el coche. Si tenía suerte, se
tendrían frente a frente, y que divertido seria eso.

Pero antes que eso, no llevaba nada consigo, a excepción de su


móvil. Se había dejado su abrigo en la cocina, al salir hacia la cafetería, y
afuera estaba helado, como dice el proverbio, como "teta de bruja" ¿Y por
qué la teta de una bruja? ¿Por qué no se decía nada de la temperatura de
los testículos de un brujo? ¿Y de los hechiceros? Tyra podía apostar que
cada parte de su cuerpo se iba a congelar.

¡Dios!, siempre tuvo esa capacidad para pensar las cosas más
estúpidas en los momentos menos oportunos. Murmuró y maldijo en voz
baja mientras cerraba su oficina y corría por el pasillo hacia la cocina. Las
baldosas de linóleo iban desapareciendo bajo sus pies, mientras seguía
maldiciendo dándose cuenta que tampoco tenía un arma, aparte del
pequeño cuchillo enfundado en su tobillo.

Lo bueno es que generalmente no lo necesitaba.

Tyra sentía que sincronizaba su torrente sanguíneo a medida que


corría a toda prisa. Sus pasos resonaban en el lugar que, afortunadamente
estaba sin seres humanos a esas horas. Aquella distracción podría costarle
valiosos segundos. Iban tan preocupada en sus pensamientos qué no vio

~ 227 ~
que ahí estaba Anton Smith o como fuese que se llamaba, hasta que casi
lo atropella.

—¡Santo cielo! —logró retroceder a tiempo de arrollarlo pero no lo


suficientemente rápido como para no presionarse sobre él y quedar como
dos mitades de sándwich tostado de queso.

—Disculpa —le murmuró con esa dulce voz—. No quise


tropezarte.

—No, no has… —Poso sus manos sobre sus hombros con la


intención de sacarlo de ahí, pero lo encontró con más dominio de sí
mismo del que esperaba. ¿Qué demonios sucedía?—. Yo era la que venía
distraída.

Frunció el entrecejo. Venia retrasada. Él no debería estar aquí a


estas horas, fuera de su habitación.

—¿Qué estás haciendo aquí tan tarde? Quizá deberías volver al


sector de hombres antes de que cierren. —Retrocedió solo unos pasos y
dejó caer las manos a sus lados, torpemente.

—En este momento, estaba buscándote —le dijo relajadamente. Ella


ni siquiera trato de disimular su expresión de desconcierto.

—Perdona. Lo sé. No debería. Francamente —me siento atraído por


ti. No sé cómo explicarlo. —Él se ruborizó, y en otras circunstancias eso
hubiese sido la cosa más dulce—. No puedo parar de pensar en ti. Siento
unas profundas ganas de protegerte… —A medida que se iba apagando
su voz, su intensa mirada se encontró con la de ella, ruborizándose aún
más—. Lo siento. Es estúpido…

Oh , ella no tanto tiempo para eso.

—Sr Smith… mmmm, lo que sea… escucha. Tú apenas me conoces,


y aunque sea algo muy tierno de tu parte, no necesitas protegerme —
Demonios, no me conocía ni la mitad.

—Lo sé, disculpa. —Cambió de postura, apoyándose contra la


pared pero manteniendo la distancia entre ellos. Distraídamente, se rozó
el brazo y se frotó la nuca. Sus gestos eran nerviosos, pero le sostenía la
mirada.

~ 228 ~
—La cuestión es, estoy tratando de recordar algo de lo que me
sucedió. Mi pasado, más que nada. Todo lo que tengo es una leve
sensación de oscuridad. Todo esto me hace mal y me asusta y… me siento
realmente solo, ¿sabes? Cuando trato de seguir esos recuerdos, para ver
hacia donde me conducen, solo obtengo más de lo mismo. O peor, me
dan ganas de vomitar.

Puaj.

»Pero cuando te veo, me ilumino. Me siento tan bien, de una forma


que no puedo explicarlo —tosió—. Lo siento, sé que esto probablemente
suene extraño y sea inapropiado, pero honestamente si este fuera otro
momento y lugar, te preguntaría si quisieras cenar conmigo… o lo que
sea, en un impulso. —Se detuvo a recuperar aliento, sus ojos grises como
el acero seguían observándola.

Desafiándola a qué le dé una respuesta.

A pesar de todo lo que tenía que hacer, Tyra no podía ayudarlo


pero si darle su apoyo por haber tenido el coraje de plantarse así ante ella.
Estaba realmente agradecida. De verdad. No se tenía una propuesta de
esas todos los días. O quizá ni en décadas.

Tyra le devolvió una leve sonrisa. Debía callarlo rápido pero


amablemente.

—Me siento realmente halagada, gracias. Pero tienes razón, es


inapropiada. No puedo involucrarme con un cliente. Además, tú mismo
lo dijiste, aún no recuperaste la memoria, ¿cómo puedes continuar con tu
vida sin saber de dónde perteneces? Deberías concentrarte en ti primero y
encontrar esas piezas que te faltan antes de intentar una relación.

Su rostro decayó, pero se recuperó rápidamente y asintió en


silencio.

—Tienes razón, otra vez… lo siento.

Tomó su hombro gentilmente, empleando ese gesto que utilizaba a


menudo con sus residentes. Inmediatamente, sus sentimientos de tristeza,
desesperación e incluso de deseo se trasladaron hacia ella. Pobre, ¿cómo
podía quererla tanto? La desesperación era mayor. Algo penetrante.
Molesto. Su olvidado pasado, quizá.

~ 229 ~
—Volveré. No te preocupes. Ahora, vamos a llevarte de vuelta al
ala de hombres antes de que te cierren las puertas y te quedes atrapado,
durmiendo en una silla de la cafetería.

El asintió de vuelta pero no se movió.

—Es frustrante, tú lo sabes, ver esas sombras en mi mente, quisiera


llegar a ellas, sacarlas de allí, para poder verlas más de cerca y
descifrarlas. Pero no puedo. —Dio unos pasos mientras buscaba en uno
de sus bolsillos; su rostro estaba lleno de frustración—. Por ejemplo, mira
esto. En el hospital me dijeron que los objetos significativos podrían
ayudar a recuperar la memoria, y era lo único que tenía cuando ingresé, y
hasta el momento no me ayudó en nada. Pienso que quizá es demasiado
grande como para que haya pertenecido a una hermana o una novia, pero
realmente no lo sé. Pareciera que me provoca algún tipo de sensación
desagradable, pero aún no pude descubrirlo.

Cuando Tyra observó la palma abierta, se quedo helada. Sus labios


se separaron, el corazón se le aceleró, quedándose estática en su lugar sin
poder moverse. Nada podría haberla preparado para algo así, ni en un
millón de años.

En el medio de la palma de Anton Smith había un anillo dorado de


sello, con un relieve de corazón en él.

Un anillo de hechicero.

Anton Smith... O cual fuese su nombre… era un maldito hechicero.


Y él no tenía idea de eso.

Encerró el anillo con su mano y lo volvió a guardar en su bolsillo.

—Perdona, tienes razón. Debo irme. Esto no es asunto tuyo.

Dios mío, si eso no era la declaración del año…

Antes de que pudiese hacer otra cosa que quedarse atrapada


boquiabierta, la atravesó la adrenalina tan intensamente que le encendió
cada vena de su cuerpo.

Siddoh.

Sus ojos encontraron los de Anton, mm, o quien fuese.

~ 230 ~
—Tengo que irme. Lo siento. —Todo ese otro asunto debería
esperar. Sin aguardar una respuesta, giro sobre sus talones y se dirigió a
la cafetería para tomar su abrigo. Dentro de la cocina, Tyra aferró su
chaqueta al pecho y cerró la puerta. Presionó sus ojos. Luchaba por
mantenerse bajo control, para así poder tener en mente a Siddoh, cuando
su corazón y su respiración se aceleraron, y el hedor de carne y repollo
permaneció en el aire como residuos tóxicos.

Se deslizó por la mente de la manera en que había escapado de


Anton Smith sin siquiera molestarse en ocultar su anormal urgencia, y
maldición, eso había sido estúpido de su parte. En fin, tenía mayores y
desagradables problemas de que ocuparse. Como sea, si recuperaba la
memoria, ese pequeño caramelito sería lo último de sus problemas.

Estaba agitada como si estuviese corriendo una olimpiada, Tyra


lucho por calmar sus nervios. Tenía que encontrar a Siddoh, y para
hacerlo iba a necesitar de toda su concentración. Teletransportarse hacia
él no presentaba un problema pero debía ir camuflada. Intentar utilizar
dos poderes al mismo tiempo generaba un gran gasto de energía, tanto
física como mental.

La vitalidad de Siddoh en su sangre, se sentía como si corriesen ríos


bajo su piel. Era inquieto pero enérgico. Alarmante. Estaba fastidioso por
una pelea. Después de todo, esas eran buenas noticias.

Cuando Tyra obtuvo un vistazo de él, lo escondió mezclándolo


entre las latas de salsa de tomate y el puré de calabaza. Después de
algunas inspiraciones profundas, dijo una plegaria y se transformó en
una dispersión de moléculas.

~ 231 ~
Capítulo 28
— D ios, como pesa —Thad se levantó para permitirle a Lee

ponerse en los hombros el peso muerto de Gareth. El gran esfuerzo que


Gary había hecho intentando detener el coche le había dejado sin fuerzas.
Pobre bastardo, ahora no podía ni con su propia alma. Mientras tanto,
todos continuaron caminando hacia la dirección desde donde había
venido el SUV.

—Si quieres te ayudo a llevarlo —Lee diría que no, pero de todas
formas Thad se ofreció. La cara del hombre mayor tenía una expresión
seria pero sus ojos eran penetrantes mientras seguía adelante, vigilando
constantemente la carretera y el campo delante de él.

Finalmente, Lee sacudió un poco la cabeza.

—No, puedo con él. —Seguro que podía arreglárselas, pero un saco
de más de doscientas libras de músculo era un peso muerto. Por otra
parte, Lee preferiría besar a Siddoh en los antes de reconocer que necesita
ayuda.

Thad inclinó la barbilla.

—Nos quedaremos aquí entre las sombras, pero al lado de la


carretera. Ellos vinieron de aquí así que quiero ver el camino de acceso a
la Ruta 9.

Lee asintió y siguió adelante. No necesitaba instrucciones pero


Thad necesitaba dárselas. Mucho tiempo antes que su padre muriera,

~ 232 ~
Thad había sido un soldado como cualquier otro, y aunque eran
verdaderos amigos, Lee había sido su superior al mando. Para Thad,
haber cambiado los roles seguía siendo raro.

Ambos hombres dijeron palabrotas cuando subieron a una pequeña


colina detrás de una comunidad de casas de lujo y se encontraron con
una visión espantosa: habían encontrado el resto de la patrulla de Gary.

En el foso que franqueaba cada lado de los accesos a la carretera


que conduce a la comunidad de lujo, yacían los cuerpos de Levon y
Eamon.

—Lee, llama por teléfono y dile a Brayden que venga por aquí, y
llama las otras patrullas y dile a quien esté más cerca que traiga un coche
—ladró Thad—. Y échale un vistazo a Eamon.

Levon yacía en un charco de su propia sangre, goteando de una


gran herida en su cuello. La extensión de la mancha cubría la hierba, que
con la luz de la luna brillaba como si fuera aceite de motor. Thad se dejó
caer a su lado en la hierba mientras Lee pasaba rápidamente, estirando
rápidamente a Gary en un trozo de yerba.

—Lo siento, amigo.

Lee ya estaba al teléfono.

—Sí, necesitamos que nos recojas en la comunidad Fox Hill State,


pronto. Gary está agotado, y Levon y Eamon han sido derribados.
Consigue un médico y, si puedes, trae a sus compañeras. Rápido. —
Colgó y se arrodilló al lado de Eamon.

Thad arrancó el un trozo de la parte baja de la camiseta de Levon,


usándolo para contener la sangre. Lee ya había empezado la reanimación
cardiopulmonar con Eamon. Al mismo tiempo, Thad y Lee estaban
atentos por si llegaban más enemigos, a pesar que el aire de la noche era
fresco y tranquilo. Quien fuese que se había llevado a Isabel se había ido
y tenía sus manos llenas de las diabluras de Siddoh.

—¡Mierda! —Después de unos cuantos minutos de reanimación,


Lee gruñó—. No hay latido.

El sonido de llegada de cochess llegó justo cuando Lee estaba


enseñando sus colmillos, preparado para abrirse las venas. El doctor Abel
había llegado y seguía con la reanimación cardiopulmonar mientras la

~ 233 ~
compañera de Eamon, Theresa, se había hecho un corte en la muñeca
para darle sangre. Su cabello rubio caía delante de su cara cuando se
inclinó, cayendo en cascada en el hombro del camisón azul floreado que
cubría un gran vientre de embarazada.

Una punzada de culpabilidad golpeó a Thad. Dios, había sido un


estúpido. Había olvidado que Theresa estaba a punto de dar a luz. Eso
explicaba porque estaba vestida con camisón en mitad de la noche. Ella
no tenía que haber venido; el estrés no es bueno. En ese momento, no
había pensado en decirle nada sobre el embarazo a Lee. Había metido la
pata en esto.

Thad cerró los puños con tanta fuerza que los nudillos gritaron
pidiendo misericordia y sus cortas uñas mordían sus palmas. A la mierda
la misericordia. No por sí mismo, no ahora. El murmuro de "lo siento" de
Abel y luego los sollozos de Theresa flotaron en la fría brisa. Maldita sea.
¡Mierda!

A Thad se le encogió el estómago cuando se dio cuenta que


acababa de perder a un luchador y a un amigo. Las bajas eran la parte
inevitable de su trabajo, pero nunca lo había llevado bien. No con el
estoicismo con el que otros lo hacían. Por lo menos logró no vomitar
delante de todos.

Vaya, eso sería excelente. ¿Sabes el nuevo rey? Ha vomitado en


presencia de la muerte. ¡Qué líder!

Miró hacia arriba para ver a la compañera de Levon con los ojos
llenos de lágrimas y de preguntas. Esperando que él le diera
instrucciones. Rápidamente, guió a Ani a conseguir sangre de la boca de
su compañero. A pesar que era débil, Levon empezó a beber, y hubo un
suspiro colectivo de alivio. Probablemente estaría bien. Thad miró hacia
donde Eamon estaba siendo cargado en la parte trasera de un Land
Rover.

No debería ser Eamon.

Thad se quedó quieto, pese a que la ansiedad lo llenaba de la


necesidad casi insoportable de pasearse como un león enjaulado. Tener
mujeres civiles en el campo no era bueno. Tenerlas tenía más sentido que
perder unos minutos preciosos llevando los hombres heridos a casa, pero
era muy peligroso. Rezó para que los instintos de Lee fueran sólidos esta

~ 234 ~
vez.

Cuando Levon terminó de alimentarse, Thad se aproximó para


guiar a Ani a la parte de atrás de uno de los SUV. Lloró en silencio pero
incontroladamente mientras subía, con sus pálidas mejillas llenas de
lágrimas. ¿Y él le estaba pidiendo a Isabel aceptar esto? La posición de
Thad le impidió llorar abiertamente y transmitir su temor por ella, tal
como las compañeras de Eamon y Levon habían hecho. Se vio obligado a
admitir que no sabía como la compañera de un soldado había
sobrevivido a esta incertidumbre noche tras noche.

Como en tantas otras cosas, tampoco había pensado en esto antes.

—Venga, Theresa, los vamos a llevar a casa —la compañera de


Eamon veía con impotencia como su cuerpo era asegurado en el asiento
trasero de otro vehículo. Thad la instó a ir al asiento delantero y le dijo a
Lee que pusiera a Gary —que estaba débil pero se movía, gracias a
Dios— en el otro Land Rover que se había detenido.

—¡No, quiero quedarme con él! —La pequeña mujer le dio un


codazo y se metió, primero la barriga, en el asiento trasero donde yacía el
cuerpo de su compañero. No era hora de discutir, así que Thad ayudó a
Theresa a subirse. Cuando él empezó a cerrar la puerta, hubo un jadeo
urgente—. Oh, Dios, ¡respira!

Abel volvió a la puerta con su estetoscopio para echar un vistazo.

—Puede ser solamente aire atrapado en sus pulmones que está


saliendo. —dijo prudentemente. El estetoscopio se movió lentamente por
debajo la camiseta de Eamon, y luego se puso los auriculares y echó otro
vistazo—. Creo que estaba equivocado. ¡Parece que ha regresado!

Inmediatamente cogió a Theresa que había soltado un sollozo de


gratitud y estaba intentando abrazar el cuerpo de su marido.

—Con calma, vamos a llévalos a los dos a la cama. —Cerró


suavemente las puertas y dio la vuelta hacia el asiento del conductor para
llevarlos de nuevo a la finca.

Thad examino el área una vez más antes de dirigirse al SUV que
quedaba. Se giró hacia los tres hombres que habían conducido el segundo
coche. De nuevo, alguien esperaba sus instrucciones.

—Llevare a estos chicos de regreso a la finca. Ustedes tres vuelvan

~ 235 ~
atrás y asegúrense que no hay más hechiceros alrededor de la propiedad,
luego tomen otro coche y vuelvan. Siddoh está fuera de momento y
también lo está Tyra, por lo que si necesitan ayuda, los llamare como
refuerzo.

Los tres asintieron y se fueron en la dirección donde Lee y Thad


habían venido andando.

Lee se metió en el asiento del conductor y arrancó antes de girarse


para mirar la situación en el asiento trasero. Gary se había desplomado
sobre su pecho, así que Thad lo había metido en el maletero.

—¿Cómo vamos a volver allí?

Thad dio una ojeada. Levon parecía estar estable, pero no fuera de
peligro. La compañera de Levon, Ani, acariciaba el rostro de su marido
que tenía en su regazo. Había dejado de llorar. Su respiración era
uniforme y profunda, sus ojos borrosos. Debía estar en estado de shock.

—Creo que estamos bien —dijo Thad—. Vamos a salir de aquí.

—Está bien —dijo Lee mientras cerraba la puerta del coche—.


Vamos allá.

***

Hay momentos en la vida cuando te das cuenta de lo ridícula que


es la situación. Tyra tomaba forma en una habitación oscura, todavía
aturdida por los acontecimientos de la noche anterior. La mujer de Thad
y Tyra, la antigua amante, estaban en peligro. El hombre que le había
dicho las palabras más dulces, el único hombre con el que había hablado
era su peor enemigo; su cuerpo fue tirado intentando teletransportarse
mientras era invisible; y estaba conteniendo la respiración mientras se
inclinaba en un estante de… ¿vibradores resistentes al agua?

—¿Recuerdas los buenos tiempos que hemos pasado?

—¡Dios santo! —La cabeza de Tyra se giró hacia donde provenía la


voz. Siddoh se había materializado, su sonrisa arrogante parecía la del
gato de Alicia en el País de las Maravillas. Ella había estado tan ocupada

~ 236 ~
pensando que no había notado su presencia.

—Siddoh, ¿qué diablos está pasando? —susurró.

Él movió las cejas mientras levantaba uno de los paquetes para


echarle un vistazo. Casi era como si no la hubiera oído.

Casi.

—Sin embargo, no parece justo. Aquí estás inclinada contra


consoladores, y aquí estoy, de pie junto a una caja de dilatadores anales.

—A lo mejor deberías ponerte uno en la boca —dijo ella con ironía.

Siddoh se burló y luego hizo un pequeño mohín. Era el mismo


mohín que le había hecho tantas veces en la cama. Extrañamente, ahora
no le afectaba.

—Está bien —dijo, aplaudiendo—. Vamos a hablar de estrategias.

Un peso que Tyra no había notado estaba sentado sobre su pecho.


Había tomado la decisión correcta al romper con él. Siddoh había
confiado más en ella que nadie más, pero eso nunca habría sido suficiente
para sostener algo real. Ella necesitaba esa conexión que él nunca le había
podido dar. Ojalá no le hubiera tomado un cuarto de siglo darse cuenta
de esto.

—Bien —dijo ella aclarándose la garganta—. Me gustaría saber


porqué estoy perdiendo el tiempo en una habitación llena de juguetes
sexuales.

—Pues… —Hizo un gesto con el brazo alrededor del pequeño


espacio—. En caso que no lo hayas adivinado, estamos en la antigua
tienda de adultos en Eight Street.

—¿No podíamos hacer esto en la tienda de tatuajes de al lado?

—Demasiada actividad. Por fin este sitio parece estar cerrado. Creo
que todavía tienen existencias. —Siddoh echó un vistazo a la pequeña
habitación—. Voy a tener que recordarlo para más tarde —dijo con una
sonrisa.

—Sea como sea —dijo Tyra molesta.

—Sea como sea —dijo él—. Isabel está encerrada arriba en uno de

~ 237 ~
los apartamentos abandonados —Levantó las manos gesticulando la
palabra—. Parece que hay dos personas más en la habitación con ella. Los
tres están atados y aparentemente sedados, junto con, como mínimo, tres
hechiceros, incluyendo el cabrón que la trajo aquí. Una especie de polvo,
en forma de círculo esta fuera de la habitación principal, supongo que
han estado utilizando este sitio con fines ceremoniales, y el lavabo no
funciona.

¿Qué?

—¿Has intentado usar el baño?

Él rió.

—No, he ensombrecido uno de ellos para poder salir de allí sin ser
detectado. Al salir, uno se detuvo a orinar en la bañera. Fue divertido,
pero eso es todo.

Sólo Siddoh puede encontrar divertida una situación como esta.

De repente tuvo un pensamiento.

—Espera. ¿Están usando un apartamento abandonado en medio


del centro de la ciudad para celebrar sus ceremonias? Esta no puede ser la
base de sus operaciones, ¿no?

—No sé. Quiero decir, hemos teorizado que se mueven por aquí,
así que a lo mejor tienen lugares disponibles, por decirlo así. Si me lo
preguntas, encajaría.

—Supongo que sí. —Dijo cruzándose de brazos—. ¿Ahora nos


podemos ir?

—¡Oh! —Siddoh chasqueó los dedos—. Casi lo olvido. Uno de los


chicos de ese apartamento se parece a nosotros.

—¿Qué? —Tyra parpadeó confusa—. ¿Qué demonios significa


esto?

—Tiene colmillos.

—¿En serio? ¿Cómo?

Siddoh se encogió de hombros.

—Regístrame. Pero es raro

~ 238 ~
—¿No suficientemente raro para ser lo primero que me has dicho?

De nuevo se encogió de hombros.

—Me distraje cuando te vi al lado de todos los masajeadores


personales.

—Eres un cerdo—suspiró Tyra.

—Una parte de mi encanto, ¿no?

—No. —Ella entrecerró los ojos—. Ahora, ¿por qué dices que
todavía no nos podemos ir? Me parece que tenemos que subir allí y hacer
un robo relámpago, ¿no?

Él negó con la cabeza.

—De ninguna manera. Primero, Thad quiere un poco de acción.


Ahora él está a cargo con lo que no es negociable. Además, uno de los dos
chicos es realmente fuerte, Ty. Estamos hablando de demonios que te
hacen vomitar si te acercas demasiado. No estoy bromeando. No sabemos
en qué están trabajando o cuántos más podrían venir. Ahora sé que tú y
yo somos buenos —dijo guiñando el ojo sugestivamente—, pero Thad me
dará una patada en el culo si no espero refuerzos.

Tyra estaba de vuelta con el hechicero con colmillos. ¿Habían


contratado a un vampiro? Si es así, ¿sus casas estaban en peligro? De
repente, un pensamiento alarmante la detuvo en seco.

—Oh Dios, Siddoh, ¡espera! Has dicho que arriba había un círculo
ceremonial, así que seguramente están reteniendo a Isabel y a los otros
para hacerles un ritual. Mierda, no podemos esperar. ¡Tenemos que subir!

La mano fuerte de él salió disparada para agarrarle la muñeca.

—No tan rápido, cariño. Sé lo que estás pensando, pero tenemos


que esperar. No estaban preparando a nadie mientras yo he estado allí.
Tenemos tiempo.

Sacudió la cabeza con fuerza.

—No, no. No es una buena idea, no podemos arriesgarnos.

—Buena idea Tyra —dijo Siddoh con los dientes apretados—. ¡No
me desafíes! Es una situación peligrosa y no nos podemos permitir

~ 239 ~
errores. Tenemos que esperar los refuerzos.

—Ah ah —dijo tranquilamente, girando la muñeca para que dejara


de agarrarla. Ella podía estar cansada, pero todavía era más fuerte que
Siddoh. Y no estaba dispuesta a arriesgar la espera—. A la mierda.

—Tyra —dijo él con una advertencia en la voz—, no lo hagas.

—Sigue adelante y detenme, Siddoh. —Su rostro se retorció de


rabia mientras se desvanecía. Sí, iba a oír hablar de ello más tarde.

—¡Maldita sea, Tyra! —La mano de Siddoh se movió para agarrar


donde ella había estado, pero era demasiado rápida para él. Ella apostaba
que él estaba muy enfadado porque había sido capaz de absorber su
poder de invisibilidad. Estaba segura que lo parecía. Sonriendo para sí
misma, se teletransportó a los apartamentos del piso de arriba.

~ 240 ~
Capítulo 29
—¡ J oder, corre! —Thad golpeó el marco de la puerta del

vestíbulo de la mansión, donde había venido a coger más equipo antes de


salir de nuevo. Se frotó las sienes que le palpitaban y metió el móvil en el
bolsillo de su chaqueta.

—¿Jefe? —Lee acababa de acercarse a la puerta, con aspecto


sombrío.

—Tenemos que salir de aquí. Siddoh ha llamado y parece que Tyra


se nos ha adelantado como el llanero solitario.

—Mierda—murmuró Lee—. Bien, tengo más malas noticias. Eamon


no lo ha logrado.

—¿Qué? —Thad abrió la boca—. ¿Qué ha pasado?

—Su corazón se ha parado otra vez. Abel lo está mirando.

—¡Mierda! —Thad se puso las manos en las caderas, la barbilla


contra el pecho con frustración y derrota. Quería ir a consolar a Theresa
pero ahora no tenían tiempo. Tenían que ayudar a Tyra y a Siddoh antes
que todo se complicara. Necesitaban tener a Isabel. Las únicas buenas
noticias de la llamada de Siddoh había sido que Isabel estaba, de verdad,
viva. Sedada pero viva.

—Dios. Está bien. Iré a ver a Theresa tan pronto volvamos.


Mientras, envía a Ivy a ver si necesita algo.

~ 241 ~
—Ya lo he hecho —por supuesto que sí—. Gary está descansando.
Rena está cuidando de él. Sabes cómo lo hace Levon. Tengo el coche listo
para irnos.

Thad asintió secamente.

—Entonces vayámonos de aquí antes de que mi hermana haga


alguna estupidez.

—¡Thad! —Ivy estaba corriendo hacia él. Definitivamente ahora no


podía tratar con su carácter alegre.

—Ivy, ahora no.

Movió la cabeza.

—Lo siento, sé que te vas. —sostuvo un montón de notas Post-it—.


Sólo es que… estoy recibiendo muchas llamadas de gente que está
intentando obtener una cita para ver a Isabel. No estoy segura de qué
debo decirles.

¿Isabel?

—Ivy, todavía no estamos prometidos —Dios, esperaba que fuera


todavía no—. Su presencia aquí todavía no ha sido anunciada.

Ivy asintió e hizo un gesto hacia el final del pasillo.

—Antes ya se había encargado de tus horas de oficina. Limpió la


habitación rápidamente. Parece que le gusta a todo el mundo. Creo que
las palabras corren rápido.

Thad maldijo. En toda esta confusión, había olvidado que se


suponía que debía estar recibiendo cadáveres a primera hora de la noche.
¿Isabel se había encargado de las citas? Era difícil no estar impresionado;
había estado temiendo esta parte de asumir el trono tanto como había
temido tener que tratar con el Consejo de Mayores

Negó con la cabeza.

—Lo siento, Ivy, pero tendrás que decirles que esperen un poco. Si
tienes que decir algo, diles que está enferma. No quiero que se sepa que
ha desaparecido. ¿Lo entiendes?

~ 242 ~
Ivy se escabulló y Lee y Thad salieron a la noche. No dijeron una
palabra mientras se dirigían a la dirección del centro de la ciudad que
Siddoh les había proporcionado, ambos estaban sumidos en sus
pensamientos sobre los acontecimientos de la noche y tristes por la
pérdida de Eamon. Las luces del centro de la ciudad eran un borrón al
pasar a través de la singularidad de Old Town y dirigirse hacia el lado
más sórdido de Ash Falls. Lee se detuvo en el callejón de detrás del salón
de tatuajes Dick Ink y apagó las luces.

Lee miró el edificio que tenían delante.

—¿Es este?

—Sí. Contacta con el equipo C y diles que estamos aquí. Diles que
se queden escondidos, en caso que necesitemos refuerzos. También, llama
a Brayden y dile que esté preparado por si alguien más resulta herido.
Dile que traiga material de la clínica si es necesario. Voy a asumir que Ty
y Siddoh ya están dentro, así que tenemos que entrar y despejar la
habitación lo más rápido posible, si no lo han hecho ya. —Cuando se
desabrochó el cinturón de seguridad, se giró hacia Lee un momento—. Y
Lee… gracias, tío. De verdad.

—De nada. Y ahora…—El hombre mayor salió pitando de detrás


del volante.

Se detuvo bruscamente junto a Thad y tensó los brazos a los lados,


concentrando su poder hasta que se creó un escudo protector alrededor
de ambos.

—Intenta quedarte cerca de mí, así tu culo no volará por los aires,
¿de acuerdo?

Las fosas nasales de Thad se quemaron con los olores que habían
dejado los habitantes que habían pasado a través de la oscuridad del
edificio, la escalera húmeda delante de ellos. Fluidos corporales, drogas,
alcohol, e incluso muerte asaltaron sus sentidos. Apretó la mandíbula.
Isabel no tenía sitio en un lugar como este.

Afortunadamente, no había actividad en el hueco de la escalera.


Los apartamentos habían estado declarados en ruina, y probablemente
los únicos habitantes que merodeaban buscaban sexo o drogas, o

~ 243 ~
intercambiar sexo por drogas, o involucrarse en Dios sabe qué
relacionado con esto. Las escaleras gruñeron y chirriaron protestando
bajo el inmenso peso de ambos así que se movieron rápido pero
cuidadosamente, recogiendo las armas.

Se pararon para escuchar cuando alcanzaron el rellano del segundo


piso. Nada. Ni lucha ni explosiones. Podía ser bueno o muy, muy malo.
Finalmente, oyeron el sonido de unos pasos, y los dos dieron un paso
atrás en la sombra cuando la puerta se abrió.

—Oh bueno. Aquí están —susurró Tyra en el pasillo. Gracias a


Dios. Ahora que Thad sabía que ella estaba bien, iba a matarla.

Entraron en el apartamento y cerraron la puerta, cerrándola con


llave detrás de ellos. El lugar tenía unos diez años antes de ser condenado
y así lo parecía. Los pocos muebles, incluyendo una pequeña mesa y un
sillón, parecían sacados de un contenedor de basura.

Tyra se materializó delante de él.

—Buenas noticias, Isabel está bien, creo. Está en la otra habitación,


inconsciente pero viva. Hay otros… otra mujer que está realmente mal y
un hombre que ha sido apaleado. Ninguno de ellos son lo
suficientemente conscientes para hablar, con lo que no nos podrán decir
nada. —Ella hizo un gesto para indicar la habitación contigua.

Thad gruñó cuando pasó a su lado.

—Tú y yo tenemos que hablar seriamente.

—Sí, sí. —Cruzó los brazo desafiante cuando Lee pasó de largo.

Thad gruñó por lo bajo. Podía ser su hermana, pero él era el rey, y
ella tenía que empezar a ser más respetuosa.

Thad abrió la puerta de la única habitación del apartamento y vio


los cadáveres de tres hechiceros y vampiros inconscientes. Por un
momento, en su cabeza, parecían equipos de baloncesto.

Siddoh estaba arrodillado en el suelo junto a la mujer rubia,


vigilándola mientras daba instrucciones por el móvil que sujetaba entre la
oreja y el hombro. Asintió en la dirección de Isabel.

—Creo que está bien. Estoy llamando al transporte.

~ 244 ~
Llegar al lado de Isabel suponía pasar por encima de dos cadáveres
ensangrentados de hechiceros a lado y lado. Thad notó con
agradecimiento que definitivamente Isabel estaba viva —respiración,
latidos, y todas esas cosas buenas.

—Isabel —dijo en voz baja. Deslizó las manos sobre su cuerpo


buscando heridas.

—Estoy aquí, ¿de acuerdo? Voy a cuidar de ti.

Ella necesitaba sangre, y se negó a perder el tiempo esperando que


la chequearan. Sus colmillos perforaron sus encías en un tiempo récord y
se atravesó la muñeca, mientras tiraba de su barbilla hacia abajo para que
la sangre goteara entre sus labios.

—Vamos, Isabel.

***

Lee permaneció junto a la puerta, con un ojo hacia la entrada de la


habitación principal. Se giró hacia Tyra.

—Dime, ¿qué ha pasado?

—Hizo como un kamikaze, esto es lo que ha pasado —dijo Siddoh


secamente, rompiendo su móvil.

Tyra suspiró.

—Me he transportado aquí y he eliminado a estos dos. —Dijo


haciendo un gesto hacia el suelo—. Cortándole el cuello a uno,
apuñalando por la espalda al otro, y este otro… —Su voz de desvaneció,
haciendo un gesto al que había a la izquierda detrás de ella—. Siddoh le
rompió el cuello.

Lee asintió, todavía con los ojos desorbitados.

—Debemos asumir que pueden haber más.

—Lo sé. Siddoh dijo que otro se ha marchado antes. —Ella pareció
hundirse en la pared.

~ 245 ~
—¿Cómo estás? ¿Necesitas un descanso?

—No, no —insistió ella—. Estoy bien, de verdad.

Lee no intentó disimular su desaprobación.

—Estaría bien que descansara —murmuró Siddoh desde el otro


lado de la habitación—. Ha acabado sus reservas transportándose dos
veces mientras era invisible.

Lee frunció el ceño, mirando a Tyra con frustración.

—No es un problema que estés cansada, Ty. Nos pasa a los


mejores, y si no puedes estar a la altura, no intentes ser un héroe.

Enderezó la espalda, y endureció sus rasgos faciales. Bien, iba a


tomarlo como un reto.

—Si se me acaba la batería te lo haré saber. Ahora déjalo.

—Está bien —dijo Lee dudosamente, pero no era momento de


discutir.

Además, era importante que fuera capaz de confiar en sus


luchadores, Tyra incluida. Había muchas posibilidades que vinieran más
hechiceros y necesitaban estar preparados para lo que pudiera suceder. Si
era lo suficientemente fuerte para ayudar, no podía justificar enviarla a
casa.

El móvil de Siddoh vibró.

—La recogida ha llegado. Vamos a llevarnos estos chicos de aquí.

—Coge primero los otros dos —instruyó Thad—. Isabel acaba de


empezar a beber.

Lee se permitió un rápido vistazo hacia donde Thad sostenía su


muñeca sobre la boca de Isabel. No se había dado cuenta que ella había
vuelto, pero gracias a Dios. Lee entró en la habitación de al lado para
mirar alrededor.

—Hay una escalera de incendios fuera de esa ventana. Haz que los
chicos vengan y los cojan por allí. Asegúrate que alguien vigila la parte de
abajo.

Siddoh acababa de empezar a levantar la mujer rubia cuando se

~ 246 ~
paró y se enderezó. Lee también notó una inminente sensación repulsa, y
Tyra estaba justo detrás de ellos.

—Tenemos compañía —murmuró Lee.

Tyra se movió hacia el otro lado de la habitación.

—Siddoh, déjala en el suelo. —Ella se inclinó y enroscó uno de sus


largos brazos alrededor de la cintura de la mujer rubia y el otro alrededor
del hombre, pareciendo una hamburguesa.

—Tyra, no puedes —dijo Siddoh suavemente—. No has recargado


suficiente energía. Se te freirán los circuitos.

—Ty… —Desde su posición de cuclillas Thad tenía los ojos al


mismo nivel que ella. Tenía la cara llena de preocupación.

—Thad —dijo Tyra urgentemente—. Cállate y déjame ir. Tenemos


que sacar a estos chicos de aquí. —Como si fuera una señal, las cabezas
de todos se giraron cuando una llave empezó a sacudirse en la puerta
principal del apartamento—. Thad —dijo ella de nuevo—. Sólo cuída de
tu reina. Puede que no pueda volver de inmediato, pero estaré bien. Te
prometo que tendré cuidado.

El pomo empezó a girar, y ella no podía perder más tiempo. Tyra


abrazó ambos cuerpos, y los tres desaparecieron.

Lee permaneció en la puerta, con los ojos fijos en el pomo. Sacó la


MK23 y rápidamente le puso el silenciador. Tenía el arma en la mano
derecha y una espada en la mano izquierda. Había dejado que el escudo
protector se apagara pero ahora lo usaría de nuevo al ponerse en la
puerta para bloquear al resto del ataque.

Vamos allá.

La adrenalina empezó a circular por el cuerpo de Lee mientras se


preparaba para la batalla. Eso era diferente de lo que habían hecho contra
él en Orlando. Sea lo que sea lo que estuviera a punto de entrar por esa
puerta estaba preparado para una gran cantidad de energía. Una especie
de extraña excitación recorrió su cuerpo. La promesa de una buena
batalla siempre le había puesto a cien.

—Espera, hombre —Siddoh estaba camuflado y se movía para


apretarse contra él. Lee discurrió su escudo un poco, y cuando la puerta

~ 247 ~
chirrió se abrió, un pequeño sonido le indicó que Siddoh había tomado
posiciones en la otra habitación.

Lee se centró en llenar la puerta con su escudo, así Thad e Isabel


estarían protegidos. Vagamente, oyó a Thad golpear las teclas de su
móvil. Bien, está pidiendo refuerzos. Cuando la puerta se abrió, Lee se
sorprendió con lo que vio al otro lado: el tío parecía un hombre normal y
corriente. No llevaba túnica, ni la cabeza rapada, ni un anillo con un
corazón en relieve. Sólo un hombre en tejanos y con una camisa
abotonada.

Pero no puedes esconder al diablo sólo cambiándole la ropa. ¿Y


este tipo? Lee no se había encontrado a un hechicero tan poderoso en
siglos. Las malas vibraciones eran tan fuertes que podías asfixiarte con
ellas, y pese a su fortaleza y experiencia, Lee sintió sus extremidades
helarse y su sangre retroceder hasta el centro de su cuerpo.

—Bien, ¿qué tenemos aquí? —El hombre sonrió a Lee, lanzando


una especie de carpeta junto a la puerta mientras cerraba la puerta de una
patada—. ¿Compañía? No he preparado té y galletas —dijo con voz
burlona.

Lee permaneció inmóvil. Mirando fijamente. A la espera.

Quería que el hechicero atacara primero, para que enseñara como


mínimo uno de sus poderes, así sabrían mejor a qué se enfrentaban. Lee
podría sacar el ataque de la duda y luego Siddoh podría atacarlo por
detrás.

—Así que… —El hechicero caminó lentamente hacia Lee,


desabrochándose los puños y arremangándose las mangas. Como si se
estuviera preparando para sentarse ante una buena comida y no quisiera
mojarse las mangas en la salsa. Las acciones del hombre demostraban que
no tenía miedo.

»¿A qué debo este placer? —Unos pasos más—. Veo que te has
llevado a mis prisioneros. Y has matado a mis hombres. Esto no es justo
porque yo no vengo a tu casa a matar ni a robar cosas.

El hechicero se aclaró la garganta.

»Por otra parte, si supiera donde vives, podría. Pero ¡eh! Hay agua
bajo el puente, ¿no? Podemos declarar una tregua. —Se acercó a Lee con

~ 248 ~
la mano extendida—. Me llamo Petros —Lee esperó—. ¿Qué? ¿No quieres
ser un civilizado, vampiro? —De repente una sonrisa maliciosa apareció
en la cara del hechicero mientras se preparaba para atacar.

Lee tuvo que reprimir su sorpresa cuando de repente un hombre se


convirtió en dos. Luego otro, y otro. En un instante, la habitación se llenó
con media docena de réplicas del hechicero, todas en la misma posición
de combate. ¿Cómo carajo el mago había hecho esto? Lee no tenía ni idea.

Se sabía que los magos podían mutar los poderes adquiridos en


algo mucho más siniestro, pero sin duda esto era la cosa más loca que Lee
había tenido nunca en contra.

Cuadró los hombros y se preparó para el impacto.

~ 249 ~
Capítulo 30
T yra se materializó en el callejón detrás del edificio de

apartamentos en ruinas, se hundió bajo el peso muerto de dos cuerpos


inconscientes. Frunció los labios y sonó un agudo silbido, el tono era tan
alto que solo sería escuchado por su propia especie o por cualquier perro
que pudiese estar perdido en el barrio. Desde las sombras surgieron dos
de sus compañeros soldados, Zarek y Flay. Cada uno de ellos cogió un
cuerpo y los cargaron con tanta suavidad como pudieron hasta cerca de
Land Rover. Tyra suspiró agradecida.

—Gracias chicos.

—No hay problema, Tyra —el rostro de Flay era duro y solemne.

—Es una lástima. —dijo Zarek. Con mucho cuidado colocando a la


mujer rubia en el asiento, para asegurarse de que la puerta no le cogiera
el cabello al cerrarla.

—¿Estás bien Tyra?

—Lo estaré. —Se enderezó y cuadró los hombros de la mejor


manera que pudo—. ¿Dónde está todo el mundo?

Zarek señaló con el pulgar en dirección a la construcción que estaba


detrás de ellos.

—Thad envió un mensaje de texto pidiendo la refuerzos.

Tyra asintió. Jesús, estaba muy cansada.

~ 250 ~
—Está bien, esto es lo que quiero que hagas aquí. Uno de ustedes se
queda de guardia, y el otro necesita ir a la finca y transportar a estos dos
para que los vea un doctor. Asegúrate de comprobar sus identificaciones,
sus familias deben ser notificadas —los dos asintieron.

Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que sólo habían un par de


vehículos cercanos. Los otros probablemente habían venido a pie.

—¿ Donde está Xander? ¿Sigue de comisión?

Zarek asintió con una afirmación.

—Sus heridas se curarán, pero según dijo Siddoh estara fuera de


servicio un poco más de tiempo.

Tyra dejó escapar un suspiro. Probablemente ella iba a ir al infierno


después de esto, pero no importaba en ese momento. Además, ser la
hermana de Thad generalmente le había concedido un poco de margen.

—Quiero que lo saques de aquí. —Ella levantó las manos en


respuesta a sus dudas—. No para luchar, sólo para tener refuerzos. Él
puede tener una extra en el coche, por si acaso, se pone de pie. No sé lo
que estarían haciendo en contra, pero lo de allí es muy desagradable y
prefiero prevenir que lamentar.

—Sí. Tú lo puedes sentir incluso aquí abajo —Flay se acordaba.

—Dios —ella suspiró—. Ahora, me voy de aquí, he utilizado la


mayor parte de mi energía, y tengo que salir cuanto antes. Soy
responsable. El albergue no está lejos, así que voy a descansar en mi
oficina hasta que me sienta lo suficientemente bien como para ir a casa.

—¿Estás segura de que no quieres un escolta? —miró alrededor de


la zona, con el ceño fruncido por la preocupación.

¡Qué dulzura!

—Puedo conducir perfectamente bien para llegar a donde voy .Es


sólo que no quiero agotar mis reservas. —Ella le dio una palmada a Zarek
en la espalda, saludó a Flay y se encamino por el callejón hacia la calle
Broad. Tyra serpenteaba a través de la noche de inverno. Mantuvo la
cabeza baja y se fue tan rápido como pudo, no queriendo ser asaltada por
dinero, drogas o favores sexuales. Por suerte, había poca actividad, dado

~ 251 ~
el tiempo y el día de fiesta. No había muchas luces encendidas, y los
pocos adornos navideños hacían más sombría la ciudad.

Tyra pensó en Thad y rezó una pequeña oración para que todo el
mundo estuviese a salvo esta noche, especialmente él e Isabel. Por todos
los problemas que pudiera tener, su padre estaba demasiado ocupado y
su madre completamente ausente, tenía que admitir un poco de alivio por
ser mitad humana. La responsabilidad de Thad era no apartarse de su
lado. Tenía un largo trecho por recorrer, empezando por sacar a su mujer
de de ese ruinoso apartamento y lejos de las manos del hechicero.

Luego tenñia que convencerla para que fuera su compañera, su


reina, y por supuesto todavía tenía que encontrar la manera de ser el líder
que su padre llevaba deseando tantos años.

Maldita sea. Dios, qué asquerosa manera de pasar la Navidad.


Rechazaba ampliamente la idea que recorrió su cabeza bajo el
tempestuoso viento helado, volviendo su atención al otro dilema: el
hechicero aparentemente sin hogar que se quedaba en el refugio con toda
su locura. Oh sí, y ella se iluminó por el fuerte amor que sentía. Pero
podría haber una explicación alternativa. Él podría haber encontrado el
anillo, o pudo haber sido atacado por los hechiceros y tomado el anillo en
la pelea. Cuando Tyra subió los escalones de la puerta de la entrada, tuvo
que pensar en el código de seguridad para entrar. Su cerebro estaba tan
cansado que ella no veía la hora de llegar a su oficina. Con un suspiro de
alivio cuando la cerradura se abrió, entró en silencio. El vestíbulo estaba
vacío, los residentes estaban encerrados. No provenía ningún sonido de
la pareja de voluntarios que estaban allí o del tipo de seguridad. Perfecto.
Fue rápidamente a su oficina. Una vez dentro, Tyra cerró la puerta con
llave y se dejó caer en la antigua silla del escritorio. Respiró
profundamente para sí misma de manera constante, y de repente se
encontró cansada por todo lo que había luchado desde que se alejó de
Thad. Su visión comenzó a desdibujarse. La sola idea de apoyar la cabeza
era inmensa. Sonrió suavemente. Siempre estaba asombrada de cómo su
carrera podría ser dotada de tal poder y fuerza, pero si abusaba de ella,
de repente se iría en un click. Sólo pensar en ello le hacía temblar los
músculos. La amplia extensión de su escritorio le parecía como una cama
de un hotel de cinco estrellas. Tal vez si cerrara los ojos un poco….

—¿Te das cuenta de que todavía utilizas la red para el cabello?

~ 252 ~
—¡Mierda! —Tyra se levantó de su silla y se giró hacia atrás. Anton
Smith—. ¿Cómo demonios has entrado aquí? —Mientras las palabras
salían de su boca, se quitó la redecilla y la tiró al cubo de basura que
estaba debajo de su escritorio.

Por qué nadie me lo dijo.

—Antes de entrar —dijo sombríamente—. Llamé pero no me oíste.


¿Estás bien? —Él dio un paso hacia ella.

Tyra frunció el ceño.

—Cerré con llave.

—No estaba cerrada con llave. —Una voz en su cabeza le recordó


que debía mantenerse alejado de él. Ya sea por agotamiento o por otra
cosa, ella no podía actuar en consecuencia.

Mierda. Extendió la mano hacia adelante. Sí. Parada en el nombre del


amor y porque él no sabe lo que es, aquí estoy, así que me olvide de encerrarme en
el despacho. También, por favor no me mates ni nada. Aunque si eso era lo mejor
que podía decir en su defensa, estuvo a punto de decir que merecía comer, ¿no es
así?

—Probablemente es mejor que no te acerques más. Tienes razón, no


me encuentro bien —parecía realmente preocupado, pero ella se sentía
confusa de si él lo estaba.

Averiguar su relación con los hechiceros tendría que esperar a no


sentirse como si la hubiera aplastado un camión. Jesús, ella sólo quería
que se fuera.

Él se acercó a la esquina más alejada de la mesa y se apoyo allí,


como si tuviera miedo de acercarse más. Sus músculos del cuello estaban
tensos y su cuerpo irradiaba una tensión nerviosa, y Tyra no necesitaba
poderes para saber que, gracias a Dios, se estaba desvaneciendo
rápidamente.

—Yo quería pedir disculpas por molestarte antes. —Él tragó saliva,
la estudió por un momento, y luego continuó—. Fue…inapropiado
acercarme como lo hice. Lo siento.

Levantó sus dedos perezosamente desde el brazo de su silla,


rechazando la disculpa. Sólo tienes que irte…estoy cansada.

~ 253 ~
—No tienes por qué disculparte.

—Creo que sí. Tú sabes, que yo seguí luchando por estos recuerdos
que sentía. —Exhaló una sonrisa temblorosa.

»Me di cuenta en el momento en el que tal vez si pasamos un


tiempo, juntos me gustaría recordar algo. Pero en realidad yo sólo quería
estar cerca de ti, porque me sentía bien. Era egoísta de mi parte asustarte
así. Realmente lo siento.

Tyra suspiró de cansancio. Dios, Dios. No puedo hacer esto ahora.


Pero allí estaba él, mirándola con ojos de cachorrito y parecía
verdaderamente preocupado por ella.

Su visión se nubló un poco más. Aunque estaba débil, ella era algo
más que oscuridad. Si él fuera un hechicero, ¿por qué no había sentido
ningún aura de malicia? Su radar de largo alcance nunca había sido tan
fuerte como en otros de su especie, pero seguramente ella había logrado
leer algo. Y si no era uno de ellos, ¿de dónde diablos había sacado ese
anillo? Tyra se aclaró la garganta y reunió fuerzas para mirarlo a los ojos.
Podría verlo todo lo que había sucedido aún estando semilúcida. Tal vez
fue su fatigante conversación, pero no creía que la fuera a matar. Tal vez,
sólo tal vez, sería suficiente para abrumarlo. Hizo algo de tiempo para
pensar mientras finalmente consiguió un poco de descanso.

—Creo que sé poco de ti en realidad —a sus propios oídos su voz


sonaba entrecortada, un poco torpe incluso. Sus cejas se movieron un
poco, pero ella esperaba mucho más que esa reacción.

—Eh. —Dejó caer su cabeza contra su pecho un momento. Con los


ojos cerrados, su pecho subía y bajaba con cada profunda inhalación.
Finalmente, asintió—. Lo sé. No sabes que decirme, yo sé quién soy. Lo
que soy —murmuró.

~ 254 ~
Capítulo 31
— O h Dios mío, ¿dónde estoy? —el susurro de Isabel estaba

profundamente atado con ansiedad.

—Shh —El cuerpo de Thad cubría la mayor parte el de ella. El cielo


impedía que quien quiera de allí logre pasar más allá de Siddoh y Lee,
todavía tendrían que pasar a través de él.

Y no conseguirían pasar a través de él.

Se acerco a su oído, hablando tan suavemente como pudo.

—Cierra los ojos y trata de no moverte. Vamos a salir de esta.

—¿Cómo? —bueno, esa era una condenadamente buena pregunta,


¿no?

—Solo no te preocupes. Nosotros manejaremos esto. Ahora por


favor cállate —susurró.

Thad miró furtivamente por encima de su hombro, tratando de dar


sentido a la locura sucediendo tras de él. Parecía ser un cuarto exacto
lleno de los mismos monstruosos hechiceros, y Lee estaba mirando bajo la
gran cantidad de ellos. No estaba claro cuál era el verdadero trato hasta
que uno de ellos dejo salir un débil "uh" cuando su cabeza fue empujada
a un lado por una fuerza invisible. Siddoh debió apalearlo
favorablemente.

~ 255 ~
Aquella replica con la que fue golpeado giró en dirección del golpe
y plantó su pie izquierdo en el suelo, su pierna derecha balanceándose en
un arco para conectar con alguna parte del cuerpo de Siddoh con un duro
"golpe". De inmediato las otras réplicas volvieron y descendieron sobre
Siddoh, pateando y aterrizando golpes donde sea que quisieran. Thad
desaprobó como Siddoh se hizo visible otra vez para poder centrar su
energía en pelear.

El extraño se hizo aún más extraño cuando otro grupo de copias se


separaron. El nuevo se volvió avanzando hacía Lee con lo que parecía
insoportable lentitud. El sutil apretón y puños cerrados de Lee dijo a
Thad todo lo que necesitaba saber. La paciente compostura de ataque en
la cara del hombre de más edad siempre había impresionado a Thad.

Casi inconscientemente Thad le dio a la mano de Isabel un apretón


tranquilizador. Se inclinó de nuevo, mirándola para asegurarse de que
ella estaba bastante bien. Pensó en Eamon, quien había muerto tan
abruptamente después de que todos habían pensado que estaría bien.
Thad necesitaba estar seguro esta vez.

—Escucha, quiero que juegues al muerto por un poco más de


tiempo. Crees en realidad podrías moverte si tuvieras que hacerlo, ¿lo
harías?

Él tomo la sutil presión de su pulgar en su palma como una


afirmación. En realidad no tenían mucha elección. Tiraría de ella por
encima de su hombro y haría una pausa, si llegara necesitarlo.

—Este es el trato. Cuando haga la señal, quiero que te levantes lo


más rápido que puedas, y quiero que te pegues a mí como adhesivo si o
si. Aprieta de nuevo mi mano si me entiendes.

Cuando Isabel apretó la mano de Thad, firmemente esta vez, una


mezcla embriagadora de alivio y adrenalina surgió a través de él. Se puso
de pie cuidadosamente y se acercó a Lee, tocándole con rapidez en medio
de los omóplatos para indicar que iba a tratar de conseguir por Lee
cuando fuera el momento adecuado. Lee asintió con fuerza.

Thad cayó hacia atrás mientras que Lee saco su arma con el
silenciador unido. Un rápido "click, click" sonaban pero las balas pasaron
a través de los seis hechiceros, incrustándose en la pared detrás. Lee
entonces se dirigió rápidamente al grupo atacando a Siddoh, disparando

~ 256 ~
con cuidado para evitar golpear a su hombre. Finalmente uno recibió el
impacto. Ahí ellos tenían que asegurarse del original esta vez. Lee
disparó a la pierna del hechicero dos veces más.

La parte realmente desconcertante es que el tipo apenas se


estremeció. De hecho, las balas parecían expulsarse del cuerpo del
hechicero casi de inmediato. El fenómeno era bastante común en un
vampiro lo bastante fuerte, pero no en los humanos o hechiceros. Thad
tuvo que preguntarse cuánta sangre de vampiro se había tragado este hijo
de puta.

Pensándolo bien, no quería saberlo.

Esto podría ser un verdadero problema. "el hombre múltiple"


siguió avanzando ansioso, los rostros colectivos de los hechiceros todavía
se veían amenazantes. Thad recordó un poco de la vez que había visto a
un viejo juego de "Space Invaders" con polvo en una pizzería. Por extraño
que todo fuera, él no se habría sorprendido si las copias habrían
empezado a tararear la música del juego.

El hechicero rió efusivamente y saltó hacia atrás desde donde


Siddoh estaba enroscado en una posición defensiva contra las copias que
todavía tenía sobre él. Los brazos del hechicero original, estaban cruzados
sobre su pecho, y Thad deseaba borrar la sonrisa satisfecha de la cara del
bastardo. El hombre miró por todo el lugar como si estuviera viendo un
partido deportivo en lugar en vez de estar participando en una batalla.

La piel de Thad ardió con la ira que surgió a la superficie ante la


arrogancia del hechicero, junto con una ráfaga de fuego. Lucho para
atacarlo. Si lo dejaba libre ahora, golpearía el escudo de Lee y no
conseguirían llegar a ninguna parte.

Sin embargo, algo no encajaba: no era como que Siddoh solamente


estuviera acurrucándose y aceptando una paliza. Thad sólo podría
esperar que Siddoh estuviera tratando de tirar un señuelo.

Volvió a mirar a Isabel. La baja subida y caída de su pecho era


apenas notable. Si el mago era consciente de que estaba despierta, no lo
demostraba. Estaba demasiado ocupado en su regodeo para prestar
atención.

Lee sonó dos cortos silbidos altos para llamar al apoyo desde el
exterior. En ese momento, Siddoh volteó sobre su espalda, plantando sus

~ 257 ~
pies en la parte trasera de un asqueroso sillón viejo en el medio de la
habitación y enviándolo con la esquina hacia el hechicero original. El tipo
se cortó la pierna y cayó lo más lento posible, aunque sólo sea por un
momento. Siddoh planto sus manos en el suelo detrás y saltó en sus pies,
frente a frente con el hombre, que tenía su cara roja y enojada.

Gracias, joder.

***

Fue tan solo un juego de su mente.

Tenía que serlo.

Lee mantuvo un ojo en el hechicero y en Siddoh, y el otro en la


jodida línea defensiva, en frente de él. Un estruendo y un retumbar
hicieron eco desde fuera del apartamento, y luego le siguió otro. El
respaldo estaba enredado con algo. Sus fosas nasales se dilataron. Y una
tormenta se estaba avecinando, y... sip... mas hechiceros.

Su adrenalina llego al tope. Pronto, Siddoh no sería el único en


obtener un pedazo. La espera era una jodida metedura de pata, pero
siempre valía la pena.

Un estruendo vino desde arriba así cuando las tablas del piso se
astillaron y cedieron. Uno de sus muchachos cayó a través del techo
cabalgando la espalda de otro hechicero como si fuera un caballo salvaje.

Y el maldito tenía colmillos. Ahora eso si era una jodida locura.

Franklin estaba forcejeando con el hechicero de colmillos desde la


parte de atrás, manteniendo sus brazos sujetos.

Ese fue un movimiento muy inteligente. Tal y como un vampiro,


un hechicero puede canalizar su poder a través de otras partes del cuerpo
pero las manos eran la forma más sencilla.

Mas hechiceros se balancearon a través de la ventanilla de


incendios, y como si fuera una señal, unos cuantos luchadores más de Lee

~ 258 ~
irrumpieron a través de la puerta del apartamento. Las réplicas del
primer hechicero estaban ahora extrañamente inactivos, estando ante él
en una postura de ataque y frunciendo el ceño pero de todas formas
haciendo como un montón de golpes en un tronco. Lee estaba aún más
confiado ahora en su evaluación más reciente.

En realidad, no habían replicas. Toda esta situación era un


verdadero dolor de cabeza.

De una sacudida volteó la cabeza para hablar con Thad, quien aún
estaba parado detrás de él esperando por una apertura.

—Estos sujetos son una ilusión. Si nosotros conseguimos que


flexione otro poder, ellos podrían bien irse o el agotaría su energía.
Ahora, que aún está entretenido con Siddoh, sería el mejor momento.
Dejemos que ustedes chicos vayan primero.

Lee observo por encima para estar seguro de que los dos machos
aun estuvieran envueltos en un combate vicioso mano—a—mano a través
del cuarto.

—De acuerdo. A la cuenta de tres. —Thad respiro profundo y se


preparó para la acción—. Uno... —Él avanzo de nuevo hacia Isabel—.
Dos... —Lee hecho un vistazo por la esquina de su ojo para ver a Thad
descendiendo y posicionándose casi en cuclillas a la par de Isabel. El
abandonaría su escudo en tres.

—¡Tres!

En un cerrar de ojos, Thad había recogido a Isabel, quien estaba


comprensiblemente con los ojos muy abiertos y temblando.

—Por aquí. —Thad ladro en su oído. Él se movió para que así su


espalda quedara de frente a ella, una mano agarro su muñeca para así
proteger su cuerpo de la mejor manera posible mientras ellos se
deslizaban entre Lee y a lo largo del perímetro del cuarto.

Lee cerro de un portazo la puerta detrás de ellos y activo sus


escudos de nuevo. Justo cuando Lee estaba a punto de lanzar una daga al
hechicero que estaña luchando con Siddoh, cuando una pequeña y
ardiente bola fue disparada a través de la habitación como un cometa.

Fallo en darle al hechicero por poco, haciéndolo perder el balance y


dándole a Siddoh la oportunidad de tomar ventaja.

~ 259 ~
Lee sonrió ligeramente con aprobación. Thad estaría extasiado de
emoción con su poder tan pronto lo entrenaran para controlarlo. No le
ayudaría mucho el enfriar su talón en los bienes, pero uno nunca sabe lo
que pueda pasar en el futuro.

Aparentemente apareció un principiante de la manada y fue a


atacar a Thad sin siquiera pensarlo. Antes de que el hechicero siquiera
hubiere movido un pie, el brazo de Lee barrio al chico, y una bota aterrizo
de lleno en la parta baja de la espalda del hechicero. Lee levanto un
cuchillo y lo apuñalo rápidamente, arrebatándole la vida de una forma
mucho más misericordiosa de como hubiese ocurrido si estuvieran en su
lugar.

Al mismo tiempo, el chico de colmillos logro zafarse del agarre de


Franklin dejando así una mano libre. En un destello y una gran grieta, el
hechicero canalizo un rayo de relámpago de la tormenta de afuera… justo
hacia Thad e Isabel. Lee dejo a un lado el cuerpo en el cual estaba
sentado, listo para moverse en cualquier distracción o desvió.

El chillido perforador de oídos que Isabel soltó fue nada


comparado con la explosión masiva de hielo que salió disparado de sus
manos como un gesto defensivo a ambos lados de Thad. Con una gran
cantidad de efervescencia y crepitar y una gran jodida cantidad de vapor,
el rayo se extinguió antes de siquiera haber hecho una plegaria hacia
Thad. Y ella lo había conseguido con su cara plantada en el hombro de
Thad. Bueno, ¿quién lo hubiese imaginado?

Gracias a Isabel, Thad no necesitaba un escudo después de todo.

Y ahora, que los dos se separaron, una nube de vapor se formó


entre ellos. Ese sí que era un buen truco. No solo se miraban
intensamente, pero a juzgando por el calor que irradiaban sus cuerpos,
este era un tipo de vapor que podría hervir a un humano o hacer de un
volcán erupción.

Parece ser que hasta después de setecientos años, Lee aún podía ver
cosas nuevas.

Ellos estaban casi en la ventana.

—Thad, ese con los colmillos. Él fue el que me trajo aquí.

—Lee —gruño Thad.

~ 260 ~
No fue necesaria ninguna instrucción. Lee asintió.

—Estoy en ello. —Tan pronto se aseguró de que Thad e Isabel


estuviesen bien, el giro hacia adelante... un momento demasiado tarde. El
hechicero de colmillos quedo libre y golpeo a Franklin con una chispa en
el pecho, dejándolo caer como a un montón de ladrillos.

Era claro con solo darle un vistazo a Franklin que ya estaba muerto.
El jodido mal nacido iba a sufrir por esta.

Lee se detuvo, notando ese malévolo destello en los ojos del


enemigo. Este cabeza de mierda era un arrogante, lo cual podría ser una
ventaja para Lee. El espero un latido para que el chico colmillos se
acercara, luego levanto su rodilla izquierda y quebró su pierna, tomando
al sujeto de la barbilla.

La cabeza del hombre voló hacia atrás y perdió el equilibrio, Lee


aprovecho la oportunidad para seguir adelante. Rápidamente mantuvo el
mismo pie en el suelo y le dio una patada de lado en el centro del pecho
del hechicero. Fue suficiente para tumbarlo hacia atrás en el suelo al
tiempo que Thad estaba ayudando a Isabel por la escalera de incendios.

Lee levanto una de sus grandes botas para golpear al hijo de puta
en su vientre, y puso el mismo pie en un ángulo recto en el cuello del
chico. Con un movimiento rápido del otro pie de Lee, las manos del
hechiero fueron arrancadas por debajo de su propio cuerpo. Lee levanto
el otro pie que ahora estaba descansando en su media espalda.
Equilibrando su cuerpo como un surfista.

No con frecuencia llegaba tan lejos.

El hechicero gruño ante su malestar.

—Sí, apuesto a que duele un poco —murmuró Lee. Saltó un par de


veces por si acaso y luego sacó su arma de nuevo, disparando
limpiamente en la parte posterior de la cabeza del otro mago, mientras se
preparaba para atacar a uno de los camarada de Lee.

Miró a Franklin. Según los cálculos de Lee, el corazón de Franklin


se había detenido por un buen momento, y por mucho que Lee quería
pasar tiempo haciéndole pagar a este hijo de puta, sabía que no había
tiempo que perder. Se le ocurrió una idea. Era arriesgada, pero podía
funcionar.

~ 261 ~
Lee dio un salto definitivo en la parte superior del chico colmillo
antes de saltar a horcajadas sobre él. Lee coloco su bota en una nueva
posición en la base de la columna del hombre cuando Lee tiró y tomo uno
de los brazos del mago para darle la vuelta con su rodilla mientras giraba
al otro para lado colocar su mano herida en el pecho de Franklin.

El aullido de dolor cuando le arranco el hombro al hechicero era


música para los oídos de Lee. Hey, tal vez podría torturar y hacer
progresos positivos al mismo tiempo.

—Hazlo —gruño al oído del hechicero.

—Tiene que ser una jodida broma —dijo el chico colmillos con la
respiración entrecortada y pesada—. Estas a punto de arrancar mi brazo,
¿y ahora quieres que le dé un shock a tu amigo y lo traiga de vuelta?
Joder yo no pensaría en hacerlo.

—Hazlo —Lee volvió a gruñir. Todavía tenía una mano libre para
sacar un puñal, que deslizaría entre la garganta del hechicero y el suelo—
. Hazlo, o estás muerto, hijo de puta. —Aplico un poco de presión al
brazo derecho torcido del hechicero para endulzar el trato.

Una respuesta confusa provino de la boca del hechiero. Lee no


podía entenderlo, pero un tirón del cuerpo de Franklin le dijo que había
obtenido los resultados deseados. Lee estudio a Franklin durante unos
segundos, asegurándose por el mismo que podía verlo respirar antes de
que su mano izquierda se moviera hacia atrás con rapidez y eficacia para
cortar la garganta del hechiero.

Supongo que había olvidado mencionarle al tipo que estaba muerto


de cualquier manera.

En el momento en que Lee había terminando de cortar las muñecas


del hechicero muerto su cuerpo comenzó a sangrar y desintegrarse, el
humo casi ya había desaparecido. Alrededor de la mitad de una docena
de magos yacían muertos en el suelo, pero la mayoría de los chicos de Lee
estaban bien con la excepción de los golpes y arañazos normales. Excepto
por Franklin, por supuesto, había empezado a jadear y respirar con
dificultad mientras miraba el piso resbaladizo de sangre.

La lucha se redujo y Siddoh termino con varios hombres,


demasiados. Lee avanzo lentamente en caso de que Siddoh necesitara una
mano, pero Siddoh los estaba acorralando. Después de una patada en el

~ 262 ~
estomago y otro en la cabeza, el chico malo se hundió en la unión de las
dos pobres excusas de paredes. El Sid FS estaba libre y listo para terminar
su trabajo.

Arqueando el brazo, Siddoh lo detuvo y el cuchillo cayó al suelo.


Siddoh estaba con la cara roja y un aullido de rabia sonó como él
probablemente nunca había gritado antes.

El hechicero de había ido. Solo… ido.

—¿Qué carajo? —los brazos de Siddoh se abrieron de par en par—.


¡Vuelve aquí y pelea como si tuvieras algunas pelotas, hijo de la
grandísima puta!

Las vibraciones desagradables y nauseabundas se habían ido. Elvis


había dejado el edificio. Lee le coloco una mano sobre el hombre de
Siddoh. —Sid. Cálmate. Se han ido.

Lee miró alrededor. Un hechicero quedaba con vida, tendido en el


suelo como un cerdo pateado por el equipo de Lee. El hombre era
claramente un novato. Inferno, él era claramente inútil. Los hechiceros se
hacían más fuertes y ganaban forma física con el tiempo, en virtud de la
sangre que bebían. Este era uno con la apariencia física de Pillsbury
Doughboy1.

Hizo un gesto a los dos hombres que sostenían a Doughboy.

—Tráiganlo.

Siddoh había dado un paso hacia atrás en la pared y seguía


gritando en las sombras.

—Se que todavía estas aquí, hijo de puta, ¡y no he jodidamente


terminado contigo! —Dio una patada al sillón ahora destruido que había
estado cerca de una esquina de la habitación, enviándolo contra la pared
una vez más.

—Siddoh —Lee apretó sus dientes. Se volvió hacia Franklin—.


Tenemos que largarnos de aquí. Franklin necesita tratamientos —hizo un
gesto hacia el grupo de soldados que esperaban sus órdenes—. Ustedes
.—dijo, cortando una línea imaginaria con su mano—. Tomen a Franklin
1
El Pillsbury Doughboy, popularmente llamado Poppy Fresco (Poppin' Fresh en inglés), es un
logotipo y a su vez la mascota de la empresa de dulces y repostería Pillsbury Company. Fue
creado por Leo Burnett.

~ 263 ~
y vengan con nosotros. El resto de ustedes, desangren los cadáveres,
verifiquen que el lugar esta vacio, y luego enciendan al hijo de puta.

Se detuvo otra vez, extendiendo sus sentidos hacia afuera.


Definitivamente había una fuente restante del mal en el aire, por lo que la
apreciación de Siddoh de que el hechicero aun estaba todavía en algún
lugar probablemente era cierta. O habian otros. Normalmente él confiaba
en su equipo para manejarlo ellos mismos, pero no podía empezar a
adivinar que más tenía ese tipo en su bolsa de trucos.

—En realidad, me quedare aquí. Siddoh puede manejar y


supervisar el transporte y cuestionar nuestro regreso a casa.

—De ninguna manera —Siddoh se detuvo y señalo con el dedo a


Lee—. Me quedare.

Ahora no era el momento para un juego de poder. Ellos necesitaban


controlar las cosas de nuevo en la finca, redistribuir las patrullas, hacer
que todo el mundo tuviera un tratamiento médico, y manejar una larga
lista de otras cosas que no incluía tener un concurso de tonterías. El
señalo con el dedo hacia Siddoh

—¿Crees que puedas manejar tu mierda, amigo?

Las fosas nasales de Siddoh se dilataron, sus manos se cerraron en


puños, con sus brazos en jarras.

—¿Qué piensas tu, amigo?

—Está bien. Te quedas, pero mantente tranquilo. Este chico se ha


ido así que puede quedarse así. No es que no vamos a tener otra
oportunidad con él —Lee apostaría su dinero en ello. No sabía quién era
este Jerkward, pero definitivamente se cruzarían de nuevo.

—Está bien. Vamos a salir de aquí —dijo Lee a su equipo que ya


estaba llevándose a Franklin hacia la ventana—. Los veré muy pronto.

Lee esperó a que el resto del grupo que se transporto hubiera


llegado a salvo a tierra antes de bajar por la ventana el mismo. Se fijo en
Siddoh con una mirada de que—no—se—te—salga—el—tornillo—hasta
el final, antes de saltar hacia abajo sobre la barandilla oxidada de la
escalera de incendios que daba hacia el callejón.

~ 264 ~
Capitulo 32
I sabel debería haber sabido que Thad se enojaría, pero él no la

había vuelto a mirar desde que se habían subido al coche. Aun cuando
ella había esperado esta reacción. La volvía loca.

Ella se sentó rígida a su lado con sus manos en su regazo, insegura


de que decir. Sus manos se veían igual que el día anterior: esmalte rosa
ligeramente descarapelado, dedos que deseaba fueran más largos,
nudillos que deseaba fueran más pequeños. Ella miro la pequeña
mordedura de la cigüeña entre el pulgar y el índice que nadie jamás había
notado más que ella.

Como algo tan inofensivo como el aspecto de esa mano se las había
arreglado para desenmascarar ese truco de magia. ¿Y qué le hubiera
podido pasarle a Thad si ella no roseaba accidentalmente el hielo sobre
cerrojo? El pensamiento la hizo estremecerse. Thad mantuvo un apretón
de hierro alrededor de sus hombros. Después de que él le ordenara unas
cosas al gran hombre que apareció de entre las sombras en el callejón. Él
no había hablado, ni tampoco dejado más de un milímetro de espacio
entre ellos. Quizás porque creía que ella correría de nuevo.

Ella no tenía ninguna intención de hacer eso de nuevo. La decisión


de salir corriendo había sido un loco impulso, y aunque había sabido que
era un poco estúpido, no se había dado cuenta cuan estúpido podía ser
hasta que ya era demasiado tarde. Ella se estaba maldiciendo por el lio
que había hecho.

~ 265 ~
La mala noticia era que ella se estaba empezando a preocupar
realmente por Thad. En la pelea ahí atrás. Ella jamás se había imaginado
tal cosa, ella y Thad habían compartido algo especial, el modo en que sus
poderes habían venido juntos.

Hombre, aun en su cabeza el pensamiento sonaba como una locura.

El corazón de Isabel revoloteó un poco, saltó un latido, y luego


latió realmente con fuerza en su pecho. Como si hubiera estado corriendo
para alcanzar algo y había tropezado un poco. Se sintió extremadamente
ansiosa. Aun sabiendo que merecía el cien por ciento del enojo, no estaba
segura de poder enfrentar a Thad enojado con ella de nuevo. ¿Y que
había de los otros? Había muchos de los soldados de Thad en ese edificio
¿Qué si todos estaban enojados?

¿Y qué le había hecho ese extraño hechicero—vampiro? Isabel


estaba completamente segura de que el confuso recuerdo de su corazón
habiéndose parado era real, pero honestamente, ¿podía siquiera confiar
en su memoria? También estaba absolutamente segura de recordar
haberle hablado a un caballo.

Si tan solo pudiera hacer lo que usualmente hacia en medio de una


crisis: refugiarse debajo de las mantas con una caja de galletas pequeñas
de chicas exploradoras y no salir hasta que todo hubiera pasado. Joder,
una caja de galletas no sería suficiente en esta situación. Ella necesitaba
algo más grande, como una tarta de queso. O un camión de reparto de
Krispy Kreme.

¡Oh Dios, Alexia! Isabel casi se olvida de ella. Diablos, había sido
cercana a una amiga.

¿Podría Alexia perdonar a Isabel por darle la espalda en la mansión


aun cuando ella estaba curándose de una herida? Seguro que podía.
Alexia siempre se ha visto comprensiva aun cuando no debería.

Isabel se consoló sabiendo que ella había terminado mordiendo al


grandote ahí atrás en ese asqueroso apartamento. Alexia definitivamente
había sido bien cuidada. ¿Y quién sabía? Tal vez que el Sr. Tall Dark y la
sociópata de Alexia tenían su ojo puesto en finalmente a arrojar un poco
de su amor por el camino.

~ 266 ~
Exacto, probablemente lo alargaran. Ese hombre era tan cálido y
encantador como un refrigerador, Isabel se dio cuenta que en algún punto
durante su fiestecita de autocompasión, Thad había comenzado a hablar,
no a ella, sino al conductor, que se veía terrible. El hombre murmuro
amargamente "Si, señor" a Thad, pero el por qué ella no estaba segura.

Por la forma en la que él estaba vestido ella podía decir que era
parte de los soldados, pero su piel era como pastosa, y su cuerpo estaba
encorvado, como si ir en posición fetal iba a mantener el coche en el
camino. Le faltaba esa actitud creída que todos los otros hombre que
había visto esta noche tenían. ¿Tal vez el había sido herido más antes?

Isabel se estremeció, pensando en el daño que podría haberle


sucedido a cualquiera de su intento fallido de Houdini. Por cómo se
veían las cosas, los hombres de Thad se habían defendido solos cuando
ella y Thad escaparon de la revuelta, y se habían puesto en peligro por
traerla a ella de regreso, y no podía perdonarse por eso

Casi pensó que podía ser reprimida por eso, Isabel suspiro y se
permitió acomodarse contra el calor solido de Thad. El olía a sudor, humo
y cuero, era la combinación de aromas más reconfortante que ella nunca
había olido. Un estremecimiento —agradable esta vez— vibro a través de
ella, y quería quedarse debajo de su barbilla para siempre.

¿Oh Dios, realmente lo quería, verdad que si?

Si. Si, ella lo quería. Pero aun si sus sentimientos habían cambiado,
la realidad no lo había hecho. Un cuchillo invisible se había clavado
profundamente en su corazón, girando hasta que unas cuantas lágrimas
se deslizaron silenciosamente por su mejilla. Gracias a Dios estaba oscuro.

***

—Apreciamos el aventón, amigo, pero quieres explicarme ¿porque


estas fuera de la hacienda cuando te habían dado instrucciones de que te
quedaras hasta que estuvieras bien?

—Tyra me envió. Me quería disponible para ayudar a manejar,


señor. —Aun el más leve movimiento indicaba que Xander no estaba

~ 267 ~
solo nervioso sino que estaba lidiando con un gran dolor. El hombre más
joven se acomodo con cuidado y la tensión de su cuerpo desapareció.

Thad maldijo a Tyra por crear otra tediosa situación. Era una
locura, aunque Thad tenía que reconocer que en este caso el plan había
funcionado. Con Xander imposibilitado a luchar, el era una buena opción
para ser el chofer. Dejaba a un hombre extra para ayudar a Lee y Siddoh
con las cosas mientras Thad e Isabel llegaban a casa.

Casa. Era una interesante elección de palabras para la mansión


desde que ni él, ni Isabel estaban viviendo en ella actualmente. Thad
vivía en una de las casas más pequeñas de la hacienda, y hasta que hace
pocos días la idea de mudarse a la casa principal se había visto
improbable. Ahora, estaba resuelta. Era simplemente algo que necesitaba
que pasara.

Para Isabel, después de todo lo que se habían dicho y hecho,


¿podría ella llamar a la hacienda su hogar también? ¿O estaba decidida
como nunca regresar a Florida?

Thad cambio de posición y apretó su agarre alrededor de sus


hombros. Si él pudiera vivir con lo cerca que estuvo de perderla esta
noche y como eso lo relámete lo asusto… La otra noche… él no necesitaba
desmoronarse en frente de Xander. O Isabel, por lo que importara. El
necesitaba permanecer fuerte en frente de ella.

El no lo había anticipado, pero Thad estaba llegando a la


conclusión que la parte más difícil de este liderazgo era no tener el lujo
de desmoronarse. Aun en este momento, una gran parte de su energía se
estaba yendo en sostener su fachada de fuerza y calma que podría
romperse en un instante.

Thad froto su frente. Incluso su cara estaba caliente y tensa. Toda la


jodida cosa era una locura. Seguro, el nunca había estado tan relajado
como Siddoh, quien francamente se vía como si le faltaran unos cuantos
tornillos, pero él nunca se preocupaba lo suficiente por nadie, ni por
nada. Toda la situación lo tenía preguntándose acerca de su cordura.

Él no quería nada más que aplastar el cuerpo de Isabel contra el de


él, pero no quería que ella se sintiera como atrapada. Él no había podido
mirarla a los ojos desde que habían dejado el apartamento en el edificio.
Si la veía, tal vez podría perder el control. Así que en lugar de eso

~ 268 ~
mantuvo su concentración en Xander, no como si supiera que quería
hacer con ese pobre bastardo exactamente tampoco.

—¿Cómo estas sanando, amigo?

Xander suspiro un poco.

—Perfectamente, señor.

Mentiros, mentiroso…

—Xander —Thad dijo lentamente. Tratando de decir con su tono de


voz lo que no quería decir con palabras. El vendaje aun adornaba el
cuello de Xander, haciendo claramente que él no lo estaba haciendo. Un
vampiro completo y alimentado podía sanar rápidamente incluso en
minutos u horas. De ninguna jodida manera debía seguir vendado una
cuantas noches después. Debería haber solo un rasguño para ahora.

El suspiro al responder fue más ruidoso esta vez.

—Lo siento señor —Xander tomo unos cuantos respiros mas como
calmando sus nervios. El corazón de Thad se rompió por el soldado. El
sabia que el latido del corazón, lo tuvo retorciéndose en la agonía que
anteriormente lo había puesto de rodillas cuando Isabel desapareció.
Pero gracias a Dios había sido por poco tiempo. Para Xander, no había fin
en sus reparaciones. No había manera de calmar el dolor excepto el
tiempo.

—Escucha, hombre. Sé que ha sido difícil desde que Tam murió, y


entiendo porque no te quieres alimentar. Realmente lo hago. No puedo ni
imaginar lo difícil que debe ser eso. —Maldita sea, él no quería golpear
en las bolas a Xander por esto. Aun, por el bien de todos, no había forma
de evitar la dura realidad

»Y es peligroso para ti y el resto del equipo tenerte fuera en el


campo mientras no estés completamente fuerte.

Xander trago audiblemente y asistió.

—Lo sé, Lee y Siddoh ya han hablado conmigo.

Bueno eso lo hacía más fácil.

—Bien. Así que comprendes que tenemos que sacarte del trabajo
pesado hasta que… recuperes tu fuerza.”

~ 269 ~
Xander asintió de nuevo y dijo: —Lo sé.

Thad suspiro.

—Puedes ayudar con el entrenamiento si quieres, o puedes ir y


hablar con Ivy acerca de la seguridad dentro de la casa. Pero te quiero
fuera del frente hasta que estés en forma de nuevo.”

—¿Qué hay de los establos? — La pregunta estaba llena de


esperanza. Desde que la parte frontal de la hacienda era una granja de
caballos, alguien del equipo tenía que estar siempre ahí, pretendiendo ser
el vecino amigable, solo por si acaso.

Thad negó con la cabeza.

—Lo siento amigo. Sé que en ese lugar no hay acción, y que el cielo
prohíba que la allá. Esa es nuestra primer línea de defensa, y quien quiera
que la este manejado tiene que estar cien por ciento en forma.

Xander tosió un poco. Eso pudo haber sido un signo de su voz


quebrándose, pero Thad escogió pensar que era solo tos.

—Entendido, señor.

Ellos estaba casi de regreso, y Thad aun estaba con la gran pérdida
de Isabel.

Parte de él quería llevarla a un lugar privado y sostenerla a ella y


decirle cuan asustado había estado. Como no podía respirar con el
pensamiento de perderla. Pero otra parte de él estada furiosos con toda la
cosa que quería gritar hasta que perdiera la voz y sus oídos sangraran por
cuan jodidamente estúpida había sido ella al correr sola en la noche en un
lugar extraño y casi hacer que la mataran.

El recuerdo de su escape del asqueroso apartamento donde la


encontró y la cortina de humo que sus cuerpos habían creado con una
gran nube de vapor entre ellos .Justo donde sus cuerpo se encontraban,
había sido tan perfecto.

Pero... Isabel se había mantenido bastante evasiva al respecto de


como se sentía junto a él. No, evasiva, ni siquiera se acercaba. Desde que
ellos habían hecho el amor, Isabel lo había empujado conscientemente
lejos. Thad se recostó en el asiento, sintiéndose de pronto cansado.

¿Qué si ella realmente había huido?

~ 270 ~
Él era un bastardo estúpido.

Mientras hacía planes en su cabeza de cómo hacer que Isabel se


mejorará, él convenientemente ignoro el hecho de que ella en realidad no
le había dado ninguna señal que eso significara algo para ella, aparte del
hecho de que había sido gran sexo.

Thad miro hacia abajo a la cicatriz en su hombro que seguía estado


extrañamente tranquila después de todo este tiempo. Después de
semanas de que la cosa llamara por su atención, el había esperado una
guía o algo de ella.

Un audible suspiro de Isabel le aclaro la mente a él. Dejo de lado su


enojo y machismo, él no podía hacerla quedarse en contra de su voluntad.
Y tampoco quería. El solo tenía que recordar lo que había sucedido
cuando lo había intentado. Lo que él sentía por ella no significaba nada si
ella no sentía lo mismo. El no quería un compromiso con alguien que
estaba fingiendo por el bien de sus carreras. Aparte ella había dejado en
claro que no quería ser parte de ser reina.

—Escucha —le dijo a ella mientras se estacionaban enfrente de la


mansión1. Quiero que regreses a tu habitación y descanses. Iré a buscar a
Brayden o a cualquiera del equipo de medicina. Necesitas ser revisada.

Ella arrugo su frente. Sí, amaba incluso las gigantes arrugas en su


frente.

—¿Luego qué?

No podía obligar sus labios a moverse. Tan pronto como pensó


eso, sus labios se apretaron en una dura línea y las palabras obstruyeron
su garganta así que apenas podía respirar o tragar.

—Si te quieres ir, no te obligare a quedarte, lo único que te pido es


que esperes lo suficiente para que te podamos encontrar un lugar seguro
al que puedas ir.

Isabel asintió mudamente. El ceño permaneció en ella y sus ojos


perdieron el enfoque confundida

Eso fue más o menos todo, sin embargo. Si él esperaba que ella
saltara en sus brazos y le hiciera una declaración de amor eterno,
claramente se había engañando así mismo. Thad abrió la puerta y ayudó
a Isabel a salir fuera del coche. Si él no conseguía ponerla dentro y fuera

~ 271 ~
de su vista pronto, iba a empezar a decir cosas que él lamentaría más
tarde.

—Yo… uh, me gustaría pasar a ver a Lexi, para ver como esta. ¿Eso
está bien, verdad? —Su tono de voz era extraño. Había casi… debilidad
en el. Thad dio un leve asentimiento. El había sido testigo de los cambios
de humor de Isabel desde la primera vez que se conocieron. Ella era sexy
y fría, confiada y segura, fría y caliente, agresiva y tranquila. Tan loco
como sonaba, le gustaba como eso lo tenia de cabeza de buena manera.

—Sí, seguro —dijo él. Estaba tan cansado que podía acostarse
donde estaban parados—. Ella probablemente este preocupada por ti.
Mandare al doctor a que te revise ahí.

El obligo a sus pies a quedarse en su lugar mientras ella caminaba


por el pasillo hacia la habitación de Alexia. Así que ya era un hecho.
Isabel regresaría al mundo humano, y Thad sería el hijo de puta más
miserable que la sociedad vampírica jamás conoció. Porque no había
manera que el encontrara otra pareja. No cuando su maldito destino
estaba por caminar fuera de su puerta.

Su interior le dolía, y sus intestinos se sentían como un nudo.


Grandes, y complicados como los que Houdini nunca pudo liberarse.
Sintió una inquietante sensación de vértigo. Si él hubiera podido haber
dado hasta el último centavo que tenia por quedarse en cama, llorar y
gritar como una niña hasta que muriera de deshidratación, lo hubiera
hecho con gusto. En su lugar se dio vuelta para regresar por la puerta
detrás de él. Necesitaba encontrar al doctor que había revisado a la viuda
de Eamon, y quien sabia que mas jodidos. Por segunda vez esa noche, el
apenas se podía arrastrar hasta Lee en el pasillo.

El regreso de Lee fue una buena señal. No se hubiera marchado sin


acabar el trabajo.

—Buenas noticias, malas noticias, lo usual —se quejo Lee.

Él era un desastre pero lo suficientemente amable para sacudir sus


botas antes de entrar por la puerta.

—Las buenas noticias primero. Me vendrían bien. —Thad se dejó


caer contra la pared a unos metros de distancia. Era la primera
oportunidad que tenía, de descansar durante toda la semana.

~ 272 ~
Lee asintió.

—Tú problema ya está siendo atendido. Siddoh me envió un


mensaje. El edificio está limpio, y se evacuó al salón de tatuajes antes de
que se incendiara el lugar. Es un mal barrio así que es probable que nadie
se lo vaya a pensar dos veces. Revisó los dientes de un hechicero en un
trabajo dental extraño. Así que ahora tenemos que averiguar por qué
diablos un hechicero puede salir corriendo con solo chasquear los dedos.

Thad se frotó la parte posterior de su cuello.

—Tal vez quieren mezclarse, ¿hacerse pasar como uno de nosotros?

Lee hizo una mueca como si tuviera un mal sabor en la boca.

—Sí, he pensado en eso también. La pregunta es: ¿Qué tan bien


funcionaría? La mayor parte de nuestra clase sabría la diferencia.

—Tal vez ni siquiera de cerca, sin embargo —Thad especulo—. No


hasta que sea demasiado tarde. O tal vez ninguno de los de nuestra
especie haya visto a un hechicero antes. Piénsalo, si estamos haciendo
bien nuestro trabajo no deben acercarse a la población.

—Es cierto. —Lee cruzó los brazos sobre el pecho—. Tenemos que
averiguar cuántos más de estos hijos de puta que están ahí fuera y lo que
están haciendo. Podríamos estar ante un problema grave si se las arreglan
para infiltrarse en nuestras comunidades.

—Lo sé. —Sí, esta noche seguía mejorando. Thad se enderezó, y el


dolor en el cuello le arrastró a través de la mandíbula para instalarse en la
parte delantera derecha de su cabeza—. Mierda, no quiero ni pensar en
ello.

—Un poco más de malas noticias. —La voz de Lee sonó


inusualmente baja—. No he sabido nada de Tyra. La vieron por última
vez en el callejón y dijo que se dirigía a su oficina para relajarse, pero ha
sido un par de horas desde eso. Siddoh y yo le hemos intentado llamar, y
ella no contesta.

Thad respiró hondo y soltó el aire lentamente.

—Vamos a tratar de no asumir lo peor. Se exigió bastante a sí


misma esta noche así que sólo puede ser que necesite algo más de tiempo.

~ 273 ~
—Él miró su reloj. Se estaba acercando de la madrugada—.
Probablemente regrese a su casa al mediodía. Sigue tratando de
localizarla, de todos modos.

—Por supuesto. —Lee dio unos pasos hacia el pasillo—. Tengo que
Hablar con Xander, acerca de lo que sucede.

—Sí, hablamos un poco en el camino de regreso. Al parecer, Tyra le


había enviado para ayudar en el transporte.

Lee negó con la cabeza, riendo levemente.

—Wow, ella es una mierda con eso de cruzar las líneas, ¿no?

Thad esbozó una leve sonrisa.

—Es parte de su encanto. Hey, escucha. Hazme un favor. Cuando


sea posible, no hay prisa.

—¿Qué pasa? —Deteniéndose a mitad del camino, Lee se volvió


hacia el vestíbulo.

—Quiero empezar la limpieza de la oficina de mi padre, como dije.


Me gustaría que me ayudaras a empacar todo, si no te importa. Me
pregunto quien más podría hacerlo, pero no sé lo que podría encontrar
ahí que pueda ser sensible. Sé que Ty pasó por mucho ahí, pero me
imagino que es mejor prevenir que lamentar. Nunca se sabe si puede
haber perdido algo. —Thad cogió el pomo de la puerta principal, más que
listo para ver a Theresa. La viuda de Eamon.

Mierda.

Este era el tipo de cosa que su padre hubiera manejado bien. Con la
sabiduría y la compasión. Ni en el mejor día de Thad podía aspirar a ser
la mitad del hombre que su padre había sido aun estado en su peor
momento.

Lee asintió de nuevo.

—Sí, no hay problema. Escucha, voy a mi habitación y tomar una


ducha, y luego lo voy a agregar a mi lista de cosas por hacer.

~ 274 ~
Thad estaba eternamente agradecido de tener a Lee cuidándole la
espalda. Incluso para las cosas pequeñas.

—Te lo agradezco, amigo, de verdad.

Lee ya había empezado a caminar de nuevo, su chaqueta de cuero


ensangrentada colgada sobre un hombro. Echó la mano hacia arriba en
un pequeño gesto mientras se retiraba.

—No hay problema, amigo.

Los hombros de Thad se desplomaron. No estaba seguro de que


tuviera alguna idea de lo que se esperaban de él. En realidad no. Podía
pasar el próximo siglo asustado de su mente y no podía decírselo a nadie.
El quería creer que podría habérselo dicho a Isabel, pero eso no importa
exactamente ahora. ¿O sí?

Su mano temblaba un poco en la manija de la puerta de bronce. La


indecisión lo mantuvo suspendido por un momento, mientras que el
tambor de un vikingo sonaba en su pecho. Por último, corrió por el
pasillo.

Tenía que ver a Isabel por última vez.

~ 275 ~
Capítulo 33
A nton Smith, o sólo Anton —como él se llamara a sí mismo

no tenía importancia. Lo único que le importaba era explicarse, aquí y


ahora. Eso… y si Tyra le creía o decidía darle una patada en las pelotas
como se merecía. Demonios, había una gran probabilidad que, durante
un par de minutos, sus pelotas fueran la menor de sus preocupaciones.

Algo sobre el momento en que ella lo dejó de pie en el pasillo,


sosteniendo aquél maldito anillo, le hizo recuperar a la memoria de
nuevo. Bueno… casi toda. Había espacios en blanco alrededor de la parte
en el que su padre había intentado golpearlo hasta la muerte delante del
ejército, y francamente era bueno el no recordar los detalles de esa
experiencia tan particular.

Él era un imbécil egoísta por hacer esto ahora. Tyra estaba


claramente débil y vulnerable. Pero el momento tenía sentido cuando él
entró en la habitación por primera vez. No podía intentar
inmediatamente tomarla con él sin escuchar su punto de vista, y si Dios
quiere, se daría cuenta que no era el monstruo que eran el resto de
hechiceros. Luego se fue con las cosas de Dios. A lo mejor se había
convertido en creyente.

De nuevo tenía dolor de cabeza, y se frotó cuidadosamente el punto


de dolor encima de su ceja. Por el bien de ambos, necesitaba acabar con
esto rápidamente. Le sería difícil pensar con migraña, así que era ahora o
nunca.

~ 276 ~
Por no hablar que ella lo miraba con una expresión de incredulidad
que podría ser que acabara de confesar haber matado a su madre. Por lo
que sabía, alguien de su clan lo había hecho. Él exhaló lentamente.

Dios, odiaba asustarla de esta forma.

—Por… lo que más quieras —dijo cuidadosamente—. No tengo


intención de herirte, nunca lo he hecho… nunca he tenido ninguna
intención de hacerte daño. —Hizo algo importante manteniendo el
contacto visual y diciéndolo claramente. No quería parecer un debilucho,
y tampoco quería que hubiera malentendidos—. No voy a hacerte ningún
daño. Espero que puedas creerme.

Hizo una pequeña pausa. Sus ojos color chocolate estaban muy
abiertos, con la cara carente de expresión. No hubo respuesta.

»Yo, sabes…, antes casi sales literalmente volando de aquí. Después


que me dejaras aquí en el pasillo, he ido a buscarte a la cafetería. Las
puertas… —Él se arriesgó y se acercó un poco más. No había
absolutamente ninguna manera de sentirse bien porque todo había
empezado muy mal.

»Las puertas del otro lado de la habitación estaban cerradas con


cadenas. Así que sólo te podías haber ido por donde habías llegado, pero
no estabas allí. De repente, me di cuenta que sabía a dónde habías ido…
bueno, no donde —corrigió—, pero sí como.

La boca de Tyra se cerró ligeramente. Una pequeña marca apareció


en su frente, justo encima de su nariz. Estaba intentando entenderlo todo;
él podía ver sus engranajes encajando. Incluso en su débil estado, ella
todavía era muy fuerte. Anton anhelaba hacer lo correcto por ella, pero
no era remotamente posible. La quemadura de las lágrimas en el fondo
de sus ojos todavía era un shock. No era como si decirle la verdad iba a
hacerle perder algo que actualmente no tenía.

Continuó. Siguió adelante, si decía el resto lo suficientemente duro


y rápido, en un momento habría ganado tanta velocidad que no podría
pararlo. Se frotó un poco la parte de atrás de su cuello.

»Mi padre era… es… el líder del clan de los hechiceros —Ya está.
Ya lo había dicho—. Me envió a buscarte. Se suponía que tenía que
llevarte a él. Sabe sobre tu única capacidad, que puedes adquirir

~ 277 ~
múltiples poderes sin… asesinar. —Tragó saliva—. Me negué, así que me
mató. O al menos lo intentó.

Tyra abrió los ojos como platos, y casi imperceptiblemente apretó


los dedos alrededor del brazo de la silla. Se hizo el silencio, llenado sólo
por el rápido correr de la sangre de Anton en sus propios oídos. Di algo.
Por favor.

Temiendo que el más mínimo movimiento pudiera asustarla,


Anton lucho por mantenerse inmóvil. Pero cada segundo que pasaba era
más difícil, con la bandada de pájaros en su pecho intentando escapar y el
hecho que estaba luchando por respirar con jadeos cortos y dolorosos,
como si alguien le hubiera perforado el pulmón. Si tan solo hubiera
podido cortarse el corazón y presentárselo a ella, lo hubiera hecho.
Habría sido menos doloroso, menos terrorífico, que divulgar la verdad
más terrible a esa mujer que el amaba ante todo —y ella no hacía nada
más que mirarlo en silencio.

El movimiento de la silla de escritorio de Tyra llenó la habitación


con un chirrido ensordecedor mientras se desplazaba a un lado,
apoyando la barbilla en su mano. Todavía en silencio, le estaba
estudiando como si fuera un problema matemático difícil: con intensidad,
una mezcla de desafío y frustración… y fatiga. Parecía agotada.

Realmente era un bastardo.

Finalmente ella abrió la boca para responder. Su respirción parecía


llevarle mucho esfuerzo. Mierda, ella era más débil de lo que parecía.

—Tu padre… tu padre es….

—El líder de los hechiceros. El "Dark Master" como le gusta que le


llamen. Mira, no tenemos que hacer esto ahora. No sé qué te ha pasado
por ahí esta noche, pero puedo ver que no…

Ella levantó una mano temblorosa para silenciarlo.

—Lo haremos ahora.

De—acuerdo. Wow. Incluso al borde del colapso era luchadora.


También adoraba esto.

—Mira, Tyra. Juro que nunca he sido como él. Nunca he querido
serlo. Le seguí el juego porque era esto o morir. No me importa en qué

~ 278 ~
situación estás viviendo, lo esencial es la supervivencia. —Se paró para
coger aliento. Su cuerpo tembló un poco, y tuvo que apretar los labios con
fuerza para evitar que sus dientes castañearan.

»Cuando te vi, Tyra, supe que no podía seguir con esto. No sabía
exactamente qué te había hecho, pero podría haber sido la muerte o algo
mucho peor. Puedes no creerme, pero estoy dispuesto a morir para
protegerte.

Ella bajó la mirada hacia el suelo, y él se agachó delante de ella.


Necesitaba que Tyra viera sus ojos para lo que ahora tenía que decirle.
Necesitaba que supiera que iba en serio.

—Todavía lo haría, sabes… moriría por protegerte.

Inclino su cabeza hacia un lado, dejó caer la mano. A lo mejor esta


última parte había sido demasiado. Cuando su cuerpo empezó a
desplomarse, él se lanzó adelante para sujetarla, atrayéndola hacia sí.

Cuando aspiró el aroma de su piel, la respuesta de su cuerpo le


confirmó que había sido un perfecto idiota. Ella estaba enferma y
exhausta, y acababa de recibir el shock de su vida. Sin embargo él estaba
excitado —estimulado incluso— que finalmente, después de querer y
desear, la estaba abrazando.

El satén fresco de su mejilla contra él era mejor que cualquier cosa


que hubiera podido imaginar.

—¿Por qué? —la pregunta era tranquila y entrecortada, el


murmullo de sus labios era tan cerca que casi los podía saborear.

—Me enamoré de ti —dijo en voz baja—. Probablemente no me


creas, pero es la pura verdad.

Tyra cerró fuertemente los ojos y los abrió de nuevo. Sus pupilas
estaban dilatadas, borrosas. Su boca se movió como si quisiera hablar,
pero no salió nada a parte de un pequeño temblor de respiración. Anton
no sabía mucho sobre esto, pero era como si estuviera en shock. Casi
parecía como si su cuerpo se estuviera apagando.

Sólo por un momento pensó en su poder de curación antes de


decidir que esa sería su último recurso. Todavía no sabía cómo manejarlo,
y no estaba seguro si funcionaría con ella. Si lo intentaba y fracasaba,
perdería momentos preciosos. También, egoístamente, no estaba

~ 279 ~
preparado para mostrar que obviamente había participado en el ritual.
Por supuesto, había algo más que podía hacer por ella…

—Tyra —susurró Anton—. Necesitas sangre, ¿verdad? Puedes


alimentarte de mí. No voy a hacerte daño, te lo juro —No sabía si ella le
estaba escuchando o si se preocupaba por sus palabras tranquilizadoras,
pero lo diría tantas veces como fuera necesario.

Anton inclinó la cabeza hacia atrás para dejar al descubierto su


garganta. El tiempo se ralentizó y luego llegó a un punto muerto, y él era
consciente de sus corazones latiendo contra el otro y del calor de su
aliento contra su piel. Apretó ligeramente su abrazo, sintiendo los suaves
rizos elásticos de su cabello con sus dedos cuando intentó orientarla hacia
adelante. Su piel era fría y olía deliciosamente.

— Por favor, Tyra-, dijo con voz áspera. —Por favor, aliméntate de
mí.

***

Mierda, mierda y más mierda.

Lee se detuvo ante la puerta de su habitación. El delicado olor de


las gardenias se quedó en el pasillo, y de repente no le importaba mucho
que necesitara una ducha. El dulce olor que una vez encontró placentero
ahora llenaba sus fosas nasales de una manera casi nauseabunda.

Agnessa.

El impulso de dar media vuelta y correr era considerable, pero su


estilo no era alejarse de la confrontación. Pero Dios, ¿Agnessa? Si Lee no
la volvía a ver nunca más, sería demasiado pronto. El hecho que ella vivía
al otro lado de la finca aseguraba que la viera más a menudo,
desafortunadamente.

Armándose de valor, abrió la puerta y entró lentamente en la


habitación. El fuerte latido de su corazón le irritó. Debería estar mucho
más allá de tener esta… cobardía… basándose en su reacción hacia ella.

~ 280 ~
La parte trasera de su silla de escritorio se giró hacia la puerta, y
una cascada de cabello platino cayó sobre ella en ondas. Unos brazos
ágiles envolvían los reposabrazos, estrechándose con unas manos
delicadas y unas uñas de color rojo rubí. Las uñas estaban golpeando
tranquilamente los reposabrazos. Para Lee, sonaba como una banda de
música tocando en su cabeza. Sus labios temblaron e hicieron una mueca
de desdén.

Triple mierda.

Lee se aclaró la garganta. No es que fuera necesario para atraer su


atención. Ella sabía lo que iba a venir.

—Agnessa. Vete. Ahora —no hubo movimiento ni respuesta—. Por


favor —no sabía porque se había molestado en decir eso. No estaba
intentando ser educado, y estaba seguro que no iba a hacer que ella se
fuera más rápido.

Un enjoyado tacón de aguja de Louboutin golpeó el suelo y


zarandeó la silla para encararse a él. Lee no sabía mucho de zapatos, pero
ella se había asegurado que él conocía sus marcas favoritas de todo. No
comprarle la marca correcta habría sido un gran problema.

Un par de piernas bien torneadas guiaron hacia una elegante falda


blanca, un top blanco sin mangas, y una gargantilla de diamantes
incrustados que adornaban su cuello. Luego había la línea finamente
cincelada de su barbilla y los labios más rojos que había visto. No quería
mirarle los labios, pero era eso o sus ojos carmesí.

Una vez, había pensado que ella era tan hermosa. Ser visto con ella
había sido un privilegio. Pero después de haber sido tomado por tonto
una y mil veces, todo ese brillo y ese flash no eran nada para Lee. Era un
escaparate caro para una puta barata.

Esos ojos habían sido atractivos para él. Sexy. Fascinante. Ahora le
ponía la piel de gallina. Se forzó en mirar fijamente esos ojos iris de color
demoníaco sin casi parpadear. No le iba a dar la satisfacción de que estar
cerca de ella le daba náuseas, y no tenía tiempo ni paciencia para tratar
con sus juegos de ingenio. No esta noche, y tampoco ninguna otra noche.

Esos brillantes labios rojos se curvaron en una sonrisa gatuna con


tres dedos de la mano derecha extendidos provocativamente bajo la
barbilla.

~ 281 ~
—Madre mía, Leeland. ¿Esta es tu manera de saludar a una amiga?

Lee reprimió los modales tan fuerte que podría haber exprimido
diamantes entre ellos.

—No somos amigos, Agnessa. Ahora lárgate de aquí antes que te


eche.

—Bueno —murmuró ella—, mira quién era y quien es ahora —por


el amor de Dios, ella sabía cómo sacarlo de sus casillas.

Dejó caer su chaqueta ensangrentada en la cama y se dispuso a


quitarse la funda de la pistola, los cuchillos y las otras armas, y dejarlas
caer encima de la cama como si no le importara que ella estuviera en la
habitación. A ella le molestaría mucho ser ignorada. El montón de armas
también desgarraron la cama ineficaz para cualquier uso recreativo que
ella pudiera tener en mente.

Él se enderezó y cruzó los brazos a la altura del pecho,


encontrándose de nuevo con sus ojos de color rubí.

—Lo digo en serio, Agnessa. No eres bienvenida en mi habitación.


Creo que te lo dejé lo suficientemente claro hace algún tiempo —su voz
era baja y tranquila, pero a ella no se le escapaba la furia que fluía de ella.

Agnessa se levantó y se dirigió hacia él. Él apenas parpadeó cuando


la forma que caminaba hacia él de repente se transformó en una gran
leona albina. El collar de diamantes seguía estando en su cuello. Sólo Dios
sabía cómo lo había hecho. O el diablo.

Él se agarró al suelo, incluso ahora que su cabeza peluda golpeaba


la parte exterior de su muslo, frotándolo cariñosamente.

—Vamos, Lee —ronroneó ella—. ¿No me has echado de menos?

¡Dios!

—No. Y no te lo voy a repetir, Agnessa. Por favor, vete —estaba


decidido a no permitirle que le sacara de sus casillas. Pero Dios, si ella
seguía caminando provocativamente y frotando su cuerpo contra el de él,
iba a tener que echarla de una manera poco ortodoxa.

Una decisión errónea, y esto le perseguiría incluso siglos después.

~ 282 ~
—Mmm, ¿pasa algo, Leeland? —Se sentó en sus patas traseras y se
lamió su pata delicadamente. Inclinó la cabeza a un lado mientras le
estudiaba, esos ojos encendidos perforaban su cabeza—. Estas muy tenso.
¿Es esa humana en la que estabas pensando antes? Sabes que puedo
cuidar de ti mucho mejor que ella.

Señaló con su dedo a la leona que tenía delante.

—Sal de mi cabeza, Agnessa. No te quiero allí, y no te quiero aquí.


Ahora me voy, y espero que cuando regrese ya te hayas ido, o te aseguro
que te arrepentirás.

Agarró a ciegas algo detrás de él, aliviado cuando su mano


contactó con el pomo de la puerta. Lo giró con furia, giró sobre sus
propios talones y salió de la habitación. La puerta se cerró detrás de él.

De todos los esqueletos de su pasado, este era el peor que había


levantado la cabeza, especialmente esta noche. Y maldita sea el infierno,
¿por qué había salido hecho una furia cuando su intención era darle una
patada en el trasero? Ahora era demasiado tarde. De momento su única
preocupación era poner distancia entre él y la mujer que había en su
habitación.

Lee recordó que Thad le había pedido limpiar la oficina. Parecía


una racionalización fantástica para esconderse mientras esperaba que
Agnessa se fuera. Se dirigió al sótano y entró por la puerta de la oficina.
Se paseó por la habitación, lentamente al principio, pero no pasó mucho
tiempo antes de que su coordinación le fallara.

—Jodida Agnessa —gruñó. ¿Por qué diablos esa perra había


elegido esta noche para aparecer? Se había quedado mucho tiempo en el
otro lado de la finca, y le gustaba así. Ella había mencionado a Lexi.
¿Podría haber aparecido por la humana? Podría añadir esto a la lista de
razones para permanecer lejos de la chica. Se estremeció al pensar lo que
Agnessa podría hacer de un sentimiento equivocado de celos.

Que ella había notado antes su excitación era alarmante.


Inquietante en un par de niveles diferentes. Eso indicaba a Lee que ella
tenía suficiente sangre de él dentro que ella todavía podía sentirlo,
incluso después de todos estos años separados. Además, eso significaba
que ella había estado sincronizada con sus emociones durante todos estos
años y él nunca lo había sabido.

~ 283 ~
Desde que él y Agnessa habían roto, Lee se había atiborrado lo
suficiente con sangre de otras mujeres para efectivamente eliminar su
conocimiento de ella. Le permitió hacerse la ilusión que era libre cuando
claramente no lo era. Mirando atrás, no era sensato, pero las decisiones
tomadas con rabia raramente lo eran.

Necesitaba dar un paso atrás. De Agnessa. De Alexia. La forma en


que Siddoh había paseado tranquilamente fuera de la habitación de la
chica, riéndose y…

Los celos eran un lujo que no podía permitirse.

Cambio el ritmo, pero caminar más rápido parecía enfurecerle más


en lugar de calmarle. Finalizó su camino después de los sillones de orejas
y el escritorio de estilo victoriano, y luego dio la vuelta de nuevo hacia la
doble puerta.

Alexia… Siddoh… perder a Eamon esta noche… estar Tyra


desaparecida en acto de servicio… encontrar a Agnessa acampada en su
habitación era la gota que colmó el vaso. Prometerse con Agnessa le había
enviado al infierno por el resto de la eternidad.

Todo esto era demasiado.

El zumbido de la sangre en sus oídos y el sabor amargo de su


propio odio se abalanzó sobre él. El disfraz impasible de hierro que había
mantenido estaba al borde del fracaso total. Incluso antes de que
finalmente se hubiera dado cuenta y hubiera dejado a Agnessa, nunca
había estado tan fuera de sí.

Su cuerpo se sacudió hasta que no pudo sostenerlo más. Cuando se


giró sobre sus talones, Lee dejó escapar un grito que ahogó los sonidos
astillados y agrietados de la madera debajo de su puño. El pobre
escritorio frufrú nunca supo qué lo golpeó. Se dobló sobre sí mismo, y sin
ninguna comprensión, hundió su brazo y su pierna repetidamente hasta
que su sangre empezó a salpicar la alfombra y los fragmentos de madera.

Observó con curiosa indiferencia mientras su puño ensangrentado


aterrizó finalmente en una pila de notas. Pese a que el pobre estaba fuera
de combate, Lee sintió que necesitaba empezar a dar patadas por toda la
habitación hasta que su ira hubiera desaparecido.

Pero todavía estaba allí. Siempre lo estaría.

~ 284 ~
Con un gemido, Lee se dejó caer en uno de los sillones y flexionó la
mano. La sacudió y la puso encima de su cabeza. Los trozos rotos del
escritorio ahora estaban esparcidos delante de él y dio una última patada
a uno de ellos con la punta de su bota.

Lo que parecía ser el fondo de un cajón se deslizó lejos de él.


Aunque era reacio a hacerlo, Lee se arrodilló en el suelo para recoger los
pedazos de la mesa y las grandes astillas que habían quedado incrustadas
en la alfombra. Apiló la mayoría y las tiró a la papelera más cercana.

Las piezas más largas las rompió eficientemente por encima de la


rodilla antes de tirarlas en la papelera ahora llena. Cuando se preparó
para hacer lo mismo con el cajón, un pequeño trozo de papel se asomaba
entre dos tableros prensados.

El sobre que salió no parecía muy antiguo. El papel de color crema


estaba inmaculado, sin olores a humedad o polvo. El sello se veía y olía a
casi nuevo. La tinta —con el nombre de Lee escrito en caligrafía real—
era oscura y en negrita.

Lo que vio en la primera página casi lo derribó. La carta explicaba


mucho y lo cambiaba todo. Tenía que encontrar a Tyra y asegurarse que
estaba bien, lo antes posible.

Quedaba muy poco tiempo hasta el amanecer, pero podía moverse


lo suficientemente rápido para llegar a su oficina antes que el sol hubiera
salido. Tenía que hablar con ella y asegurarse que estaba a salvo.
Agnessa, Alexia, y su ataque anterior de ira no eran nada.

Golpeó impacientemente el pie en el ascensor. Tenía muchas cosas


con las que lidiar ahora mismo. Lee sabía que podía solucionarlo y dejar
el papeleo más importante a Thad. De todos modos, meter a su amigo en
esto sería demasiado peligroso. Había muchas posibilidades que eso
fuera lo que mató a su padre.

Escribió rápidamente un mensaje en su móvil, pulsando "Enviar"


tan pronto como salió del ascensor. Todo estaría bajo control. No había
problema.

—Mierda —murmuró Lee. Se detuvo en el patio exterior de la


puerta trasera de la mansión. No tenía abrigo ni armas. Lo había dejado
todo en la cama antes de salir corriendo de la habitación, lejos de Agnessa

~ 285 ~
como un cobarde. Negó con la cabeza y se metió la nota en el bolsillo
trasero y dio un giro de ciento ochenta grados.

Gracias a Dios, Agnessa se había ido cuando él llegó. Cogió su


arma y su chaqueta ensangrentada en un tiempo récord y salió
rápidamente fuera de la mansión. Un estruendo de voces sonaba en la
entrada principal pero él estaba fuera antes que alguien lo hubiera visto.

Tal vez, después de todo, esta noche no mataría a nadie.

***

Mientras había estado fuera le habían hecho la cama. También


habían limpiado el vaso roto del baño y habían cambiado las toallas y la
bata.

El servicio de habitaciones había trabajado rápido.

Isabel se preparaba para acostarse en la cama recién hecha cuando


oyó un golpe firme en la puerta. Su sangre corrió un poco más rápido. No
tenía que abrir la puerta para saber que Thad estaba en el otro lado.

Él estaba en la puerta, como si hubiera envejecido un siglo o dos en


los últimos minutos. ¿Qué debería decir? Que estaba dolido era tan claro
como el agua y era evidente por sus bolsas negras debajo de los ojos y la
angustia que había brotado en su interior justo cuando la alimentó, ella
pudo sentir un nudo en el estómago, que se apretaba más y más.

—Puedo entrar. —Era más una afirmación que una pregunta,


planteada categóricamente y sin emociones. Se apartó para permitirle
entrar, cerrando la puerta detrás de él. Entró y se paseó tranquilamente
de un lado a otro con las manos en las caderas.

—Thad? —ella se acercó lentamente. ¿Qué podía hacer para aliviar


lo que sentía? Lo que ella estaba ahora sintiendo.

Sus fosas nasales se dilataron mientras permaneció de pie frente a


ella, siguiéndola con la mirada. Por debajo de la superficie de toda esa
agonía había algo completamente distinto. Él la quería.

~ 286 ~
Una gran esperanza brilló en lo más profundo de Isabel. Después
de todo, a lo mejor no era demasiado tarde. Ella cerró los ojos mientras él
le pasó la mano por la mandíbula. Cada célula de su cuerpo se rompió en
respuesta al calor de sus dedos. ¿Cómo diablos se le había ocurrido que
podía vivir sin esto?

—He venido a despedirme.

Oh. Isabel levantó rápidamente la cabeza. Su corazón y su alma


habían empezado a hincharse y a flotar como globos de helio cuando vio
a Thad de pie en su puerta, pero ahora se habían pinchado y caído al
suelo.

—¿Qué?

—Si quieres tengo un coche preparado. Si lo prefieres, Ivy te puede


conseguir billetes de avión. —Su mano seguía acariciándole la cara
lentamente arriba y abajo—. No quiero forzarte a nada —dijo en voz
baja—. Además, es lo mejor. No es seguro para ti. No puedo garantizarte
que lo que ha pasado esta noche no pueda volver a suceder. No sin
hacerte prisionera en esta casa, y yo no quiero esto para ti.

Era impresionante, el nivel de decepción que sentía por la pérdida


de algo que ni siquiera había querido. El dolor repentino en el pecho por
perder algo que realmente nunca había tenido. Su respiración se hizo más
profunda en un esfuerzo por aplacar las lágrimas que brotaron.

En pocas palabras, Isabel había metido la pata. Antes había tenido


razón: probablemente él estaba enfadado porque ella había salido de la
finca. Porque había sido capturada. O a lo mejor había hecho mal las
cosas antes en esta habitación llena de vampiros. Había excedido sus
límites o a lo mejor había sido demasiado dura con ellos. Suspiró. A lo
mejor ni siquiera importa por qué.

Como ha dicho, es lo mejor. Después de todo, las razones por la


que había dudado al principio no habían cambiado.

—Thad, yo…

Antes de que se diera cuenta, la boca y el cuerpo de Thad estaban


encima de ella. Su respiración era succionada fuera de sus pulmones.
Pese a la sorpresa y a que con él encima le costaba respirar, se deleitaba
en la comodidad de su poderoso abrazo.

~ 287 ~
Su cuerpo se fundió en el de Thad. Se aferró a él para salvar su vida
cuando sus cuerpos cayeron juntos en la cama. No había la urgencia
caliente de antes. Su beso era lento y profundo, mientras sus manos
vagaban por debajo de su ropa y la exploraban de manera pausada.

Donde fuera que sus manos vagaban, la piel de Isabel hervía.


Desde el trozo de piel debajo de su ombligo hasta el valle entre sus
pechos. Su mano permaneció allí, y su corazón latía con fuerza. Duro. A
lo mejor lo echaría de menos tanto como el resto de ella lo haría.

—¿Todo bien?

No.

—Parece que está latiendo bien —y esa era lo único que podía decir
con certeza.

Thad asintió y la besó de nuevo brevemente. Sus dedos recorrieron,


rozando ligeramente sus pezones dejándolos calientes y duros.

Doloroso.

Esta vez, ella se echo atrás y bebió en su cuerpo duro y su piel


caliente. Si era la despedida, maldita sea, estaba decidida a saborear la
experiencia.

Isabel se encontró con la mirada de Thad cuando se apartó lo


suficiente para despojarse de su ropa. Sus ojos apenas se apartaron de los
de ella mientras se quitaba los vaqueros y luego se sacaba la camiseta por
la cabeza. Una combinación de desesperación y deseo en su mirada azul
casi parten a Isabel en pedazos.

Hagas lo que hagas, no llores… lo matarías.

Se estremeció un poco cuando el frío ya familiar volvió a su cuerpo,


pero fue inmediatamente ahuyentado por la acogedora manta del cuerpo
de Thad sobre el de ella.

Isabel cerró los ojos y suspiró. Sus brazos rodearon su espalda, y


envolvió sus piernas alrededor de las suyas. Por un momento, estaba en
el cielo. Se permitió pensar que podían estar así toda la eternidad.

—Thad —jadeó ella, y él la penetró rápidamente. Sus cuerpos se


fundieron juntos, como una ola mientras él le hacía el amor, lenta y
profundamente. Y esta vez, era realmente hacer el amor. Cada suspiro y

~ 288 ~
cada caricia estaban llenas de emoción, y en este momento, ambos se
dejaron llevar.

Increíblemente, incluso sin la ayuda del vino o de cualquier otra


cosa que intensificara sus sentidos, era mejor que antes. Cada nervio de
su cuerpo y cada receptor de su cerebro parecían estar abiertos y
configurados sólo para recibir placer. El placer de Thad. Por momentos su
piel se bañó en sudor —o a lo mejor vapor, gracias a la combinación de su
propio fuego interior y el hielo interior de ella. Hizo que su cuerpo
deslizara sobre el de ella suavemente y sin esfuerzo.

Los ojos azules de Thad se clavaron en su rostro. Sus pupilas,


dilatadas de deseo, eran muy profundas e hipnóticas. Isabel no podía
mirar hacia otro lado, incluso aunque hubiera querido. Con cada
embestida, cada latido, ella proyectaba silenciosamente todo lo que no
podía decir en voz alta en esos fondos oscuros, como susurrando deseos
en un pozo. Te echaré de menos. Lo siento… me gustaría que me preguntaras de
nuevo si quisiera.

Sus caderas se ondulaban, elevándose para encontrar las suyas


mientras él bombeaba dentro de ella. Ella se aferró desesperadamente a
su espalda. Los músculos poderosos se ondulaban y tensaban debajo de
sus manos con cada movimiento. Sus gruñidos tranquilos en su oído
parecían hacer promesas en un lenguaje que sólo su cuerpo podía
entender.

Isabel rodeó sus piernas alrededor de su cintura, haciéndolo


todavía más profundo. El cambio de ángulo hizo que golpeara todos los
puntos de placer. Esa presión deliciosa hizo que rápidamente y casi
enojada tuviera un orgasmo. Si sólo hubiera una manera de prolongarlo,
hacer que durara para siempre.

Isabel movió la cabeza hacia adelante para descansar sobre el


hombro de Thad. Su respiración era caliente, pesada e irregular en su
oído, y ella susurró su nombre una y otra vez mientras se aproximaba al
clímax. El repiqueteo de la sangre resonó en los oídos de Isabel, y ella ni
siquiera trató de evitarlo. Cuando él echó la cabeza hacia atrás y gritó su
liberación, ella hundió sus colmillos en su garganta expuesta.

—Sí. —Después de un instante de tensión, las caderas de Thad se


sacudieron todavía más fuerte. Oleada tras oleada de placer recorrió su

~ 289 ~
cuerpo. La sangre caliente de Thad golpeó su lengua al mismo tiempo
que ella alcanzó el orgasmo.

Después de jadear contra el hombro de Thad unos instantes, Isabel


lamió el lugar donde lo había mordido y apoyó silenciosamente la cabeza
contra el colchón. Por increíble que fuera, lo cierto es que había terminado
demasiado pronto.

Los ojos azules de Thad la estaban mirando intensamente cuando


finalmente Isabel abrió los ojos. De repente se sonrojó. Beber de él había
sido bastante presuntuoso teniendo en cuenta que él le había dejado claro
que esto era el final del camino para ellos.

—Lo siento. Supongo que primero te lo debería haber preguntado.

Otro beso la hizo callar. Era dulce y tierno, y cuando la levantó en


sus brazos para mirarla de nuevo, su mirada se había suavizado
considerablemente.

—Nunca tienes que pedir permiso.

Dios, la forma en que lo dijo le había hecho olvidar que acababa de


decirle que se fuera.

De repente se sintió agotada. Los horrores de la noche anterior, la


montaña rusa de emociones, y el orgasmo monstruoso que había tenido
había dejado a Isabel nerviosa y agotada. Sin embargo, todavía no quería
ir a dormir, no cuando podía no verlo de nuevo.

Así que tal vez era cierto lo que dicen de que no aprecias algo hasta
que lo has perdido. Apenas doce horas antes, se había mordido las uñas
para irse. Ahora que Thad la había liberado, estaba luchando en silencio
contra el impulso de lanzarse a sus brazos y llorar copiosamente hasta
que él estuviera de acuerdo en que ella se quedara. Pero ninguno de los
dos parecía hablar mucho. A lo mejor no había nada más que decir.

Cuidado con lo que deseas. Hey, al parecer todos esos refranes existen
por alguna razón.

Aún así… era mejor para ambos seguir por caminos separados.
Realmente lo era.

—Thad, ha sido realmente agradable conocerte. Yo… te voy a echar


de menos —santo cielo, qué poco convincente sonó esto.

~ 290 ~
Mierda, a lo mejor ha sido la peor forma de decirlo. Él se apartó de
ella y recogió su ropa como si llegara tarde a algún sitio. Se abrochó los
pantalones, con la frente arrugada y la mandíbula apretada. Ella se
preguntaba si había alguna forma de volver atrás cuando él finalmente
asintió ligeramente con la cabeza.

—Lo mismo digo.

Entonces sí que era esto. Deslizándose lentamente fuera de la cama,


Isabel caminó hacia la puerta del baño para coger la bata que habían
colgado allí. Luego se sentó en el borde de la cama con la cabeza entre las
manos.

—¿Thad?

—Tengo que ir a ver a la viuda de Eamon. Está embarazada y tiene


que drenar la sangre de su cuerpo. Antes… —su voz se apago—, antes
que se estanque. —Presionó sus labios que formaron una línea delgada y
tenas—. Nunca había imaginado tener que hacer algo así.

Ella suspiró, intentando mantener a raya las lágrimas y todos los


otros sentimientos. Decir adiós a Thad era lo bastante difícil. Tener que
beber del cuerpo muerto de tu pareja… esperaba no tener que saber
nunca lo que era. Unos dedos helados invisibles se apoderaron de su
corazón. Su pecho se apretó y casi no podía respirar. Un estremecimiento
de pánico la recorrió. Thad. No podía dejarle hacer esto solo.

—Iré contigo.

Abrió los ojos.

—¿Por qué quieres hacer esto?.

Porque a lo mejor yo también quiero cuidar de ti. Mientras pueda.

—Podría ayudarte tener otra mujer presente, ¿sabes? Además,


estamos muy cerca del día para viajar, así que no voy a ir a ningún sitio
esta noche.

Él asintió en silencio, lo que ella tomó como una señal de


conformidad, así que se quitó la túnica y rápidamente se puso la ropa.
Las manos de él no eran tan cálidas como deberían haber sido cuando ella
pasó sus dedos a través de él.

—Vamos—, dijo en voz baja.

~ 291 ~
Capítulo 34
L os gemidos de Theresa por el dolor que sentía por ver a su

compañero muerto, hacían que a Thad le dolieran las rodillas. De alguna


manera, tan pronto como la puerta se cerró detrás de él, perdió el control
sobre su cuerpo. El sudor y temblor pesaban, a pesar de las mejoras
recientes en su interior, se deslizó hasta el suelo de una manera
extremadamente anti natural. El no podía hacer esto.

Literalmente, no podía. Su espalda estaba pegada firmemente


contra la parte interior de la puerta principal, y sus pies y piernas se
negaban a trabajar. Incluso si lo hicieran, el suelo delante de él estaba
borroso y se tambaleaba, haciéndolo inseguro de si él podía bajar por el
pasillo antes de vomitar o desmayarse.

¿Cómo iba a ir allí y mirar a Theresa a los ojos? Cualquier día de


estos, ella se iba a ver obligada a dejar a un lado su dolor para atender a
una nueva vida. Una que crecería sin un padre. Y eso sería totalmente
culpa de Thad.

Trató de pensar en algo, cualquier cosa, que pudiera decir o hacer


para ayudarla, pero él no tenía absolutamente nada. Nada. Su vías
respiratorias se estrechaban hasta que respirar era casi imposible, y oh,
dulce Jesús, ¿si hubiera sido un sufrimiento fetal? Él lo habría hecho.

Sí, señoras y señores, el rey estaba teniendo un ataque de pánico.

~ 292 ~
—Thad. —La mano de Isabel era fresca y reconfortante contra su
piel, la cual estaba demasiado caliente y demasiado tensa para su
cuerpo—. Tú tienes que levantarte.

Trató de responder. Honestamente, lo hizo. Pero él no pudo


ordenar a sus labios que se movieran. Le tomo todo su esfuerzo respirar,
lentamente y profundamente, a través de una tráquea que tenía oprimida
como un diámetro de una pajita para beber.

Isabel se agachó delante de él, con su frente lisa apretada contra la


suya. Sus manos acariciaban sus brazos, sus hombros y su cuello. Sus
dedos con seguridad hicieron pequeños círculos en la base de su cráneo.
Su palma froto entre sus hombros. De alguna manera, se las arregló para
que coincidieran con su prolongada inhalación y exhalación.

—Thad, escucha. Sé que esto es duro, pero tú eres el rey y tú


necesitas mantenerte firme. Esa mujer ahí abajo necesita que tú seas
fuerte para ella.

Esta vez fue capaz de hacer contacto visual. Desde el pasillo de la


casa de Eamon y Theresa, los gritos se habían tranquilizado en ruidos
entrecortados, ruidos de hipar que indicaban que alguien estaba llorando.
Isabel tenía razón. Le debía a Eamon y Theresa más que estar encogido en
el vestíbulo.

Tenía que moverse.

—Lo sé. Ya voy.

Apoyó los pies y se esforzó en ponerse en pie. El médico volvió a


hablar en voz baja, y Thad casi se perdió de nuevo cuando se dio cuenta
de que el médico preparaba a Theresa para que bebiera de su pareja por
última vez antes de que la sangre ya no fuera buena. Se le revolvió el
estómago, pero él dio un paso adelante de todos modos.

Maldita sea. Bueno, el necesitaba por lo menos aparecer, aunque no


sabía qué hacer ni qué decir. Él no podía hacer mucho. Pero haría mucho.
No había otra opción. Al igual que Isabel le había dicho, él era el rey. Se
limpio una lágrima errante que estaba en el rabillo de su ojo mientras se
tambaleaba por el pasillo, agarrando la mano de Isabel.

Un pie delante del otro.

~ 293 ~
Isabel se hizo cargo de inmediato, y por eso, Thad no sólo estaba
agradecido y atemorizado. Consoló a Theresa frotando los hombros de la
mujer mientras que ella sentía por él. Murmurándole y recordándole que
Theresa tenía que pensar en el futuro de sus hijos. Que esto era lo que su
compañero hubiera querido para ella. Sostuvo el cabello negro de la
mujer embarazada mientras ella bebía.

Cuando todo estaba dicho y hecho, y el médico había quitado el


cuerpo de Eamon, Isabel sentó a Theresa en la cama y le secó las lágrimas
de su rostro. Y paso sus dedos por el cabello de Theresa, consolándola
hasta que la respiración de la mujer se ralentizo.

Thad se adelantó y puso una mano en el hombro de Isabel. No


podía irse sin decir algo primero. Tomando el lugar de Isabel en el lado
de la cama, se arrodilló con cuidado y tomó una de las manos de Theresa.
A pesar de que hizo todo lo posible por mantener la compostura, había
lágrimas en sus ojos en combinación. Las dejó salir. Era importante que
Theresa supiera que su compañero había sido querido por sus
compañeros.

—Theresa —se aclaró la garganta y se esforzó por encontrar las


palabras adecuadas—. Quiero que sepas que estoy muy agradecido por el
servicio de Eamon. Cómo siento su pérdida. Y la tuya. Espero que vengas
a mí si hay cualquier cosa que tú necesites.

Theresa asintió lentamente.

—Gracias, Thad. —Apretó los dedos alrededor de él, y respiró


temblorosamente—. Murió haciendo lo que amaba. La protección de
nuestra especie lo era todo para él. Estoy muy agradecida, por lo menos,
por eso. —Una suave mano tocó un lado de su cara en un gesto casi
maternal—. Siento que no esté aquí para ver a su hijo. O para verte a ti
gobernar. Puedo decir que vas a ser un buen rey.

Sus palabras casi lo destruyeron. Él sólo pudo dar un movimiento


de cabeza y murmuró un "gracias" antes de que él e Isabel salieran para
dejar reposar a Theresa.

Isabel sonrió y me frotó el brazo.

—Estuviste genial ahí.

Thad se burló.

~ 294 ~
—¿Yo? No. —Él no tenía las palabras adecuadas para decirle cómo
observarla allí había hecho que casi su corazón explotara. Como ella
seguía sorprendiéndole—. Tú fuiste la única que la ayudaste.

Isabel se burló.

—Yo no hice mucho. —Ella ladeó la cabeza hacia la puerta del


dormitorio—. Probablemente no debería estar sola en estos momentos.

—Sí, voy a conseguir a alguien para que le haga guardia.

—¿Qué pasa con Xander? Él perdió a su compañera recientemente


también, ¿verdad? Tal vez ellos puedan ayudarse mutuamente.

Si no fuera un momento tan grave, Thad se habría reído de su


propia estupidez. ¿Cómo no había pensado él en eso? Abrió su móvil y
marcó.

—Xander. Tengo un trabajo para ti, amigo.

~ 295 ~
Capítulo 35
— H ombre, te voy a decir algo. La mierda en este lugar se está

poniendo más rara de lo que la he visto nunca, y eso ya es mucho decir.

Thad miró a Siddoh, con las manos en las caderas. Su cuerpo le


ardía; estaba completamente devastado, tanto mentalmente como
físicamente, y su irritación hacia el hilo de eventos que habían ocurrido
durante la última noche lo había incitado a regresar a la pared que había
golpeado anteriormente y a terminar de redecorarla. Pero, su lado
amable estaba desesperado por encontrar un lugar silencioso en el que
pudiera sumirse en su autocompasión. Peor aún, se moría de ganas de
volver a la habitación de Isabel y decir cosas que nunca debía decir.

Ahora, Siddoh había aparecido para darle más malas noticias, y


Thad no estaba seguro de ser capaz de permanecer de pie después de
escucharlas. Dejó caer sus brazos y suspiró profundamente.

—Está bien, Sid. Sólo déjalo sobre mis hombros.

Siddoh gruñó ante el apodo que odiaba, pero continuó con su


comentario.

—Bueno, no puedo localizar a Ty.

Thad asintió.

—Sí, hablé con Lee hace poco. Probablemente se encuentra


descansando en su oficina.

~ 296 ~
Siddoh se golpeó la mandíbula pensativamente y asintió

—Sí, eso probablemente sea verdad… —dejó escapar un poco de


aire mientras continuaba—. Pero no lo sé. Es sólo que… algo no se siente
bien. Odio tener que hablar de esto contigo, pero ella y yo no nos hemos
alimentado desde hace un buen rato.

El estómago de Thad se contrajo y dio un paso hacia atrás.

—Amigo…

Siddoh puso las manos al aire en un gesto de rendición.

—Lo sé, lo sé. Sólo Escúchame. —Se pasó una mano por los
cabellos, nervioso—. En fin ha sido un buen rato, pero… simplemente
siento en mi interior de que algo está mal.

Thad frunció el ceño.

—¿Crees que esté en peligro? ¿Herida?

Meneando la cabeza, Siddoh se cruzó de brazos.

—No de esa forma. Es sólo… eh, es difícil de explicar. Simplemente


siento como que algo está mal. Como si tal vez estuviera enferma, o algo
así. —Hizo una pausa y luego continuó, pasándose de nuevo la mano por
los cabellos—. ¿Sabes? Para toda la fuerza que tiene, se drena rápido. Se
esforzó bastante esta noche. A todos nos gusta pensar en ella como
alguien invencible, pero…

Thad asintió, mirando hacia el suelo, pensativo. Quería deshacerse


de la especulación de Siddoh; necesitaba de algo positivo, por el amor de
Dios. Aún así, tenía que admitir que la idea probablemente tenía validez.
Siddoh aún mantenía una conexión con su hermana, le gustara a Thad o
no. Incluso aunque fuera una muy poca.

—Tenemos que asumir que está a salvo ahora porque es después


del amanecer y no hay demasiado que podamos hacer. Si tenemos suerte,
se sentirá mejor dentro de unas horas, y podremos saber de ella pronto.
Mantén tus sentimientos alerta. Si presientes que está en problemas,
házmelo saber inmediatamente.

—Podríamos enviar a Alexia —sugirió Siddoh.

~ 297 ~
—Diablos, no —Thad meneó la cabeza con fuerza—. No hay
manera de que podamos hacerlo. Ella es humana, no tiene ningún
entrenamiento, y no podemos enviar a ningún respaldo si llega a meterse
en problemas. No puedo creer que si quiera hayas pensado en eso.

Siddoh asintió silenciosamente, de pronto luciendo incómodo.

—Lo sé —sus ojos miel se encontraron con los de Thad—. Mira, lo


que sea que pienses de mí… sólo quiero estar completamente seguro de
que está bien.

Thad estudió a su amigo por un momento. Era el peor momento


para preguntar, pero su autocontrol había salido volando por la ventana.

—Entonces por qué no te comprometiste con ella, ¿eh?

Siddoh se encogió de hombros. Sus ojos estaban llenos de tristeza y


Thad realmente no estaba preparado para eso. Engreído y a la defensiva
eran las características comunes de Siddoh.

—Honestamente, fue algo mutuo. Creo que lo hubiera hecho si


hubiera creído que ella lo quería. No quiero hablar de más, pero ella tenía
algunos problemas, tú sabes, al crecer con su madre y todo esto.

Apretando los dientes, Thad asintió una vez más. Tyra y él nunca
habían discutido ese tema a fondo, pero siempre había sido una lucha
para ella. Ella había sido la primogénita que siempre se había sentido
como la segundona porque era mitad humana y porque su madre la
había dejado abandonada en la puerta de la mansión como una huérfana
indeseada. Thad no podía imaginar haber crecido de esa forma.

Dejando caer sus manos de sus caderas, Thad miró a Siddoh de


nuevo y cruzó los brazos sobre sus pechos.

—Entonces, ¿Qué más hay aquí, eh? Ya sabía que Tyra era MIA, así
que asumo que existe algo más.

Los ojos miel de Siddoh lo engancharon de nuevo.

—Lee se ha ido.

~ 298 ~
Jesús.

—¿Ido a dónde? Acabo de hablar con él hace un par de horas.

—Me envió un texto críptico antes del amanecer, diciendo que


tenía que marcharse y que yo estaba a cargo de toda esta mierda hasta
que regresara —Siddoh mantuvo sus manos a los lados, con las palmas
hacia arriba—. No tengo idea de donde está.

Thad se frotó las sienes.

—¿Qué lo haría marcharse de esa forma, sin avisar?

—Bueno, cuando yo salí del túnel, pasé por su habitación. Podía


oler el perfume de gardenias desde una milla de distancia.

Thad apretó la mandíbula con fuerza.

—Cristo, ¿Agnessa? —suspiró ante la obvia implicación de


Siddoh—. ¿Qué diablos podría estar haciendo en su habitación?

Siddoh volvió a encogerse de hombros.

—Mierda si lo sabré, pero si algo podría obligar a un macho a salir


huyendo con el amanecer, es esa perra.

Y Thad no lo sabía. No había conocido a Agnessa demasiado bien,


y Lee siempre había sido muy privado sobre su relación, pero Agnessa
había hecho un gran trabajo con el pobre chico, y había estado
encabezando la lista de los problemas de mierda que Lee había adquirido
gracias a su padre.

La perra incluso había preparado una fiesta sin invitación para


Thad una vez. A Thad siempre le había parecido un misterio como es que
Lee se veía tan normal, dadas las circunstancias. También era un misterio
como es que no había tratado de golpearlo.

Thad se pasó una mano sobre el rostro con fuerza, como si pudiera
sacar las imágenes de "¿santa—mierda—realmente—no—quería—
hacer—eso—o—si?" de su cabeza.

—Está bien. —Thad apoyó su cabeza contra la pared detrás de él—.


¿Así que asumo que has intentado llamarlo?

Siddoh sacó un móvil de uno de sus bolsillos.

~ 299 ~
—Encontré esto en su habitación. Asumo que lo olvido —Se lo
lanzó a Thad, quien lo atrapó a pesar de lo exhausto que estaba—. Le di
un vistazo. La buena noticia es que parece que varias de sus municiones
han desaparecido, así que podemos asumir que está armado. La cama
estaba un poco arrugada, pero no habían dormido sobre ella. Con suerte
eso no significa que Agnessa quiso un rapidito por los viejos tiempos. —
Ambos machos se estremecieron ante el pensamiento.

»Así que —Siddoh continuó—. Puse a las tropas en formación antes


de venir aquí. Franklin está aguantando, pero apenas. Escuché sobre
Eamon. ¿Cómo lo está tomando Theresa?

Thad meneó la cabeza.

—No está nada bien, te diré eso. Brayden hizo que drenara la
sangre de su cuerpo antes de que ya no fuera buena. —Miró las sombras
que se formaban en el piso.

—Mierda —Siddoh murmuró.

Thad movió la cabeza un poco, concordando con él, y continuó


mirando el piso.

—Ni siquiera puedo imaginarme lo que debe haber sido. Mirr


aquello…

—Sí. Al menos ella dará a luz muy pronto —Siddoh dijo en un


suspiro—. ¿Crees que lo logrará?

Thad meneó la cabeza.

—Eso espero —cuando una hembra vampiro estaba con un crío,


necesitaba sangre extra para sustentar su embarazo, y sólo la sangre de su
compañero podría servir. Perder Eamon era un gran riesgo para Theresa,
así como para su hijo que aún no nacía.

Tener que beber de la sangre de su compañero muerto era la única


solución, por horrible que fuera.

—Brayden va a mantener sus ojos en ella. En el peor de los casos,


ella tendrá un parto prematuro y necesitara una cesárea para que el bebé
no la ponga en riesgo también. Tendría que ser transferida al St. Marys
para que el bebé pueda entrar en la VNICU.

~ 300 ~
St Marys era un hospital privado a cargo del vampiro cerca del
pueblo. Estaba enmascarada como una clínica privada por parte de la
iglesia, dándoles la habilidad de administrar cuidadosamente quién
recibía el tratamiento allí.

—¿Sabes lo que necesitas? Una de esas duchas. Las hembras las


aman. Tal vez te ayude a sentirte un poco menos solo, ¿Sabes?

Thad consideró la idea por un minuto. Era fácil olvidar que Siddoh
era en su mayoría más perspicaz de lo que demostraba.

—Sabes, tengo que reconocer que esa es en efecto, una sugerencia


decente.

—Las tengo algunas veces —Siddoh dijo claramente—. Así que,


¿cómo te está yendo con tu compañera?

Thad gruño.

—Ella se irá muy pronto.

Las cejas de Siddoh se alzaron con sorpresa.

—¿Se va a ir? Yo creí que…

—No me interesa lo que hayas pensado, dije que se va a ir —Thad


espetó impacientemente. El tema estaba cerrado. No estaba listo para
tener esa conversación con nadie. Ya había sido demasiado difícil decirle
adiós.

Siddoh asintió.

—Claro, camarada. ¿Asumo que la humana se va a ir también?


Debería ir a despedirme.

Thad inclinó la cabeza hacia un lado. De acuerdo, el bastardo era


perspicaz, pero iba a coquetear con cualquier cosa que se moviera.

—¿Por qué? ¿Enrollarte con mi hermana no fue suficiente para ti?

—Ahh —Siddoh dijo, restándole importancia. Como lo usual, no le


prestaba atención al tono insultante de Thad—. Ella es bastante genial.
Agradable. Nunca había sido amigo de una humana en el pasado.

~ 301 ~
Frotándose la frente, Thad resopló.

—Lo siento, hombre. Estoy siendo un imbécil.

—Nah. —Siddoh se recostó en la pared opuesta, meneando la


cabeza lentamente—. Va a ser un duro camino, mi amigo. Estás obligado
a ser un imbécil de vez en cuando. —Comenzó a caminar por el pasillo,
hablando sobre su hombro—. Además, hermano, eres el rey. Puedes
actuar como jodidamente quieras, y todos debemos inclinarnos a
aceptarlo, ¿cierto?

—No me lo recuerdes. —Thad le murmuró a la silueta de Siddoh,


que desaparecía.

Santo infierno, ¿podía irse a cualquier lugar de esta casa y nadie lo


escucharía gritar? Su hermana y su mano derecha se habían ido, uno de
sus soldados estaba muerto, y otro en mal estado. Tenía una embarazada
en duelo de quién encargarse, y su supuesta pareja destinada estaba a
punto de marcharse del pueblo. Eso, claro, estaba en la lista de todas las
cosas que debía apresurar.

Y, por la madre de Dios, estaba exhausto.

Los temblores y la repentina inhabilidad de respirar lo golpearon


de nuevo, justo allí en el pasillo. Seguro, era de día, pero nadie en la casa
podía caminar de día y estaba tan, tan jodido si alguien se enteraba que el
rey se había quebrado. Se arrastró hacia la habitación vacía más cercana.
No podía hablar con nadie sobre esto.

Nunca había estado más sólo.

No quería hacer nada de esto sin Isabel. La profecía decía que ella
estaría allí para ayudarlo a dirigir, por el amor de Dios. ¿Por qué estaría
destinado a alguien que simplemente no quería estar con él?

Una lágrima corrió por su mejilla, y trató de limpiarla casualmente


mientras buscaba por señales de vida. Era tan malditamente patético que
daba pena.

El destino era un gran y jodido estafador.

~ 302 ~
Capítulo 36
— E ntonces, estás emocionada porque la vida volverá a la

normalidad —Alexia lanzó un paquete de las famosas galletas Amos


dentro del carrito y siguió deambulando por el pasillo de las boquitas.
Ningún viaje en carretera podía comenzar, hasta donde ella supiera, sin
recoger primero la "comida de coche".

Después de un día lleno de descanso, finalmente habían tomado la


decisión de irse en carretera en lugar de tomar un vuelo, lo que estaba
bien para Isabel. Sus emociones le pesaban en el estómago como cemento
mojado, y hacían de la idea de turbulencia algo insoportable.

Isabel colocó las manos sobre la barra del carrito.

—Creo que sí.

La simpática sonrisa de Alexia le provocó escalofríos.

—Te ves miserable, cariño.

—No, estoy bien. En Serio. Es sólo que todo ha sido muy extraño.
No estoy segura de que hacer con mi vida ahora, pero no quiero volver a
ser simplemente la chica de las fiestas.

Alexia alzó ambas cejas y tomó una bolsa abierta de pretzels de su


mano.

—¿No estás hambrienta? Asumí que después de todo por lo que


has pasado, estarías famélica.

~ 303 ~
Si. Isabel escaneó la cornucopia de antojitos, pero ninguno la
entusiasmaba. Era de lo más extraño. Había estado famélica cuando
llegaron, y prácticamente destrozando bolsas de papitas y cajas de
pastelitos Little Debbie del estante.

Suspiró.

—Tal vez luego.

Alexia le sonrió a medias.

—Está bien dulzura. Es la dieta del rompimiento. Engulles


chucherías por un rato y luego no quieres comer nada. Creo que
alcanzaste esa etapa bastante rápido. Con suerte para ti —Alexia rió.

—No lo sé —suerte no es la palabra que Isabel hubiera utilizado—.


Detesto sonar como un disco rayado, pero simplemente me siento tan
confundida.

—Tomará algún tiempo conseguir la aclararte y dejar que todo se


vaya. Sólo necesitas algo de distancia.

—O una lobotomía —Isabel gruñó.

—¡Hey, ahora! —Alexia le lanzó un paquete de Twizzlers en la


cara. —Esas cosas no son lo que parecen ser. Conocí a un chico de la
secundaria que se hizo una, y todo el mundo pensaba que estaba ebrio
todo el tiempo. Realmente destruye tu coordinación.

Contra todas las posibilidades, Isabel se las arregló para soltar una
débil risita.

—Creo que simplemente no debí permitir que me apegara tanto


hacia él. No traté lo suficiente de mantener la distancia.

—O tal vez lo intentaste demasiado. Es de naturaleza humana


apegarse a las cosas —Alexia bajó su tono de voz hasta que se trató de un
simple susurro—. Y, uh, tu sabes, lo mismo ocurre con otras especies.
Piénsalo. No habrías llegado muy lejos sin haber contado con el amor y la
protección de otros, ¿Cierto?

Isabel puso los ojos en blanco. Maldita Alexia por ser tan
inteligente y razonable. Creo que ese es un buen punto.

Alexia continuó.

~ 304 ~
—A decir verdad, se han hecho estudios, ¿Sabes?. Los bebés
necesitan del contacto de otro para sobrevivir. Otras especies también,
como dije. Los monos, por ejemplo. —Monos. Eso incitó a Isabel a
lanzarle una bolsa de Lays tostadas hacia su rostro—. De acuerdo,
lamento lo del comentario sobre los monos, pero, ¿entiendes lo que estoy
tratando de decir?

Ella lo hacía.

—Simplemente no estoy segura de cómo es que esto es de alguna


ayuda.

Alexia se encogió de hombros

—Creo que simplemente estoy tratando de decir que no deberías


ser tan dura contigo misma por finalmente permitirte enamorarte de
alguien y apegarte. Yo, me enamoro todo el tiempo. Simplemente vuelvo
a subirme al caballo cuando me muerde en el trasero. Hace la vida
interesante —dijo con una risita.

—Cómo aquel pequeño enamoramiento que tuviste con un alto,


oscuro, como se llamaba… ¿Lee? —Isabel le devolvió el golpe con una
sonrisa. De alguna manera, se había deslizado dentro de su modo "perra"
sin haberlo notado. Pero Lexi se lo merecía después de su comparación de
mono—vampiro.

—Touché —Alexia rodeó la esquina y tomó un pack de seis de cola


dietética—. Como eso. ¿Lo ves? Y ahora él no se interesa en lo más
mínimo en mí, pero golpearía a mi propia abuela para estar con él.
Eventualmente, pasará, pero hasta que ocurra, simplemente tengo que
soportarlo. Al menos con Thad tú sabías que el sentimiento era mutuo.

Isabel se frotó la cabeza y el cuello. Si no lo supiera mejor, habría


pensado que estaba a punto de atrapar uno de esos resfriados que Lexi
sufría cada año.

—Sí, no estoy tan segura.

Mierda, amaba a Lexi hasta la muerte y apreciaba su preocupación,


pero esta conversación era mucho más de lo que podía manejar.

Alexia frunció el ceño, preocupada.

—¿Te sientes bien, cariño? Sigues frotándote la cabeza.

~ 305 ~
—Sí, tú sabes… —Isabel cerró los ojos—. La verdad no me siento
bien. Pensé que se trataba tan sólo de los nervios, pero simplemente está
empeorando.

—Bueno, escucha —Alexia la palmeó la mano—. ¿Por qué no nos


quedamos en el pueblo durante un día más? Estoy segura que Thad
estaría dispuesto a dejarnos quedar por otro rato si no te estás sintiendo
bien.

—Hmmm —Algo definitivamente estaba mal con su estómago.


Muy mal.

—¿Izzy? —Alexia trató de hacer contacto visual, pero de pronto


Isabel no era capaz de concentrarse.

—Tengo que irme. —Abruptamente, Isabel golpeó las manos en el


carrito y corrió haciendo un giro de ciento ochenta grados hacia el
estacionamiento.

Nunca había vomitado en su vida, excepto la noche en que sus


padres murieron. Miedo, disgusto ante el cuerpo que había sido forzada a
dejar en el suelo de la morgue, y el oscuro conocimiento de saber que ella
había estado a segundos de ser la persona con la incisión en forma de Y
habían volcado su estómago de adentro hacia afuera apenas había dejado
el hospital. Tan molesta como estaba, ella realmente no pensó que iba a
hacerlo esta vez. Sólo necesitaba un poco de aire fresco, ¿cierto?

Hasta que se encontró dando arcadas como si fuera su trabajo en


una esquina oscura en el estacionamiento de Food Lion, junto a una
brillante Land Rover.

—¿Izzy?

La cabeza de Isabel había comenzado a martillarle.

—Es…estoy bien, Lex. Creo que me estoy sintiendo mejor. —Isabel


dijo débilmente. De acuerdo, era una mentirosa descarada. Realmente,
era la menor de sus preocupaciones por el momento.

—Cariño, sin ofender, pero estás lejos de verte bien. Debería…


intentar llamar…

—¡No! —No, no podía tener a Thad corriendo a su rescate de


nuevo. No después de todos los problemas que ya le había causado—.

~ 306 ~
Estaré bien… realmente me estoy sintiendo mejor ahora. Creo que tal vez
lo que fuera que estuviera ocurriendo, ha pasa…

De acuerdo, no lo había hecho.

El hecho de que Alexia estuviera sentada justo al lado frotándole la


espalda era bastante embarazoso, pero estaba feliz de no encontrarse
completamente sola.

—¿Izzy, puedo traerte algo? ¿Como una gran toalla de papel o una
menta? —La joven hembra le proporcionó una lata de Canadá Dry.

—No —Isabel dijo débilmente—. Espera… ¿Pagaste por eso?

—Más bien creo que le lancé uno de veinte al cajero y corrí hasta
aquí. Oye, ¿Izzy?

Isabel arrastró sus rodillas hacia su pecho y se recostó contra el frío


metal de la SUV. Respiraciones lentas y profundas parecían ser la clave
de todo.

—¿Mmm?

—Estás… tú sabes… ¿hambrienta?

Por Dios, no. Su ahora vacío estómago se contrajo de nuevo.

—Sin ofender, Lex, pero el simple hecho de pensar en comida me


hace sentir aún peor.

La ceja de Alexia se levantó en cuestionamiento.

—Trataré de no tomarlo personalmente, desde que estás enferma y


todo eso.

—Bien.

—Hey, Izzy, creo que es mejor si no nos vamos a ningún lado esta
noche.

Isabel no podía encontrar la energía para responder, y Alexia no


esperó por una respuesta. Permitió que su amiga la llevara al coche. La
oferta de Lexi era dulce, pero Isabel ni siquiera podía pensar en
alimentarse. Dios, eso era muy extraño. ¿Cuando en su vida había
pensado en la idea de sangre como algo asqueroso?

~ 307 ~
Pero eso no era del todo cierto, ¿Lo era? Ella recordaba haber hecho
el amor con Thad esa mañana, y el dulce sabor de su sangre estaba en su
lengua. Oh, sí, tan sólo pensar en ello la hacía sentir mejor. Había sido
como aquel Té Chai de Starbuks, completamente dulce y acaramelado. Si
tan sólo pudiera tener un chorrito de eso con un poco de leche caliente.

Oh. No…

Ella quería la sangre de Thad.

Sólo la sangre de Thad.

Sólo…la…sangre…de…Thad.

—Mierda —Cuando Isabel era joven, su madre le había contado


algunas cosas sobre el romance con su padre. Sobre su amor, su unión…
y de cómo una vez que habían concebido a Isabel, sólo podía alimentarse
de la sangre de su padre. Y luego Isabel había pensado en eso hace varias
horas, cuando el guerrero de Thad había muerto y su esposa embarazada
necesitaba la sangre hasta el final de su embarazo.

Oh, no. No, no, no, nononononono

La tierra se salió de su eje de pronto y un sollozo se escapó de su


garganta.

~ 308 ~
Capítulo 37
I sabel descansaba pacíficamente, con el cabello desparramado en

la almohada, las pestañas contra sus pálidas mejillas, y su respiración aún


estable. Parecía una pena tener que despertarla, pero si no lo hacía por su
cuenta pronto, Thad iba a tener que hacerlo.

Ella necesitaba su sangre.

Su hembra. Su pareja. Su reina. Necesitaba su sangre. Todas las


cosas que había tenido que decirle antes, acerca de cómo él no quería
atarla o mantenerla junto a él contra su voluntad se habían ido por la
ventana cuando Siddoh había aparecido para decirle que Alexia estaba
conduciendo de vuelta al estado. Se trataba de algo más grande que los
dos ahora, ¿cierto?

Thad se arrepintió de todas las cosas horribles que le había dicho a


Siddoh acerca de hacerse amigo de Alexia. El hecho de que la humana
hubiera llamado antes le había permitido a Thad prepararse, alertar a
Brayden, y entrar en pánico. No necesariamente en ese orden.

Se sentó en la orilla de la cama. Su aliento se escapaba de sus labios,


y no pudo contenerse de tocar una de sus mejillas. Era casi como un
milagro, a decir verdad. Los vampiros tan sólo eran fértiles durante la
luna llena. Y aún así, de alguna forma, Isabel estaba embarazada. Tal vez
realmente era su destino, después de todo.

—Isabel —Thad la meneó con suavidad. Cuando no hizo nada más


que murmurar y apretar los labios, él intentó de nuevo—. Isabel,
necesitas despertar.

~ 309 ~
Está bien, entonces el plan B. Thad se deshizo rápidamente de los
botones de su camisa. La dejó caer gentilmente sobre el suelo, y la apretó
contra él. Por un momento, sólo pudo mantener su cuerpo contra el de él,
con los ojos y la boca presionada con fuerza mientras intentaba mantener
sus emociones bajo control. Nunca se había imaginado que ser rey iba a
ser una tarea fácil, pero los últimos días le habían dado un nuevo
significado a la frase "juicio por fuego".

Pero todo sería mucho más simple con Isabel a su lado. Y ahora
tenía una razón para quedarse. Thad tendría tiempo para cortejarla como
se debía. Tal vez incluso podía hacer que ella descubriera dentro de su
corazón que lo amaba.

—Isabel —aumentó el volumen de su voz. Esta vez, puso un poco


más de fuerza al menearla. Brayden le había advertido que quizá sería un
poco difícil de despertar. Que su cuerpo se apagaría para conservar la
energía necesaria para el bebé.

El bebé de Thad.

Entonces decidió golpearle la cara con gentileza. Suavemente, pero


lo suficiente para que finalmente comenzara a entrar en razón. Él se
acomodó sobre la cama, recostándose contra la cabecera para que su
cuerpo estuviera estirado a través del de él y su rostro descansara en su
cuello.

—¿Thad? —suaves labios rozaron su pulso. Su voz era débil por el


sueño—. ¿Thad, realmente eres tú?

—Soy yo —susurró sobre su cabeza y la sacudió un poco más. Ella


comenzó a temblar en sus brazos y su piel estaba muy pálida y fría ante el
tacto—. Necesito que te despiertes para poderte alimentar.

Al mismo tiempo, Isabel finalmente estaba alerta y definitivamente


hambrienta. Ella echó la cabeza hacia atrás y luego succionó con fuerza.
La tensión dejó su cuerpo junto con su sangre mientras ella daba largos y
codiciosos tragos. Nunca se había sentido tan aliviado al ser mordido.

Demasiado pronto, ella comenzó a alejarse, pero él la atrajo de


vuelta con la presión de su mano.

—No, toma más. —No estaba dispuesto a dejarla ir hasta que


estuviera seguro de que ella estaba satisfecha.

~ 310 ~
Con una profunda exhalación, Thad cerró los ojos y dejó que su
cabeza cayera. Permitió que la calidez del cuerpo de Isabel y la succión
delicada de su vena lo relajaran. Tan incierto como fuera su futuro —su
futuro juntos— tal vez esa era la forma en que debía ser. De eso estaba
seguro.

—¿Thad?

Forzó a sus párpados para que se abrieran. ¿Cuándo había dejado


de beber?

—¿Ha sido suficiente?

—Thad, necesitamos hablar —eso, definitivamente debían hacerlo.

—¿Sobre el bebé?

Ella parpadeó.

—¿Lo sabías?

Él frunció el ceño.

—Por supuesto que lo sabía.

—Yo no… —permaneció en silencio por un par de latidos y luego


meneó la cabeza—. No recuerdo nada después de haber estado en el
estacionamiento.

—Alexia llamó para darnos los detalles. Estabas enferma en el


estacionamiento, así que te trajo de vuelta, y en el camino empezaste a
murmurar que sólo mi sangre podría funcionar. Las piezas comenzaron a
encajar.

—Lo siento —ella murmuró.

—¿Lo sientes? —Thad se sentó sobre la cama y la atrajo hacia él.


Ahora que ella estaba mejor, no podía evitar notar la piel expuesta de su
muslo a través de su bata. Le sonrió—. Voy a tener un heredero. Es
maravilloso. —Le retiró un cabello de la frente—. Y voy a tener siete
meses y medio para convencerte de que te quedes conmigo para siempre.

Un par de ojos verdes, uno nebuloso y otro claro, se abrieron de


pronto. El ojo derecho brillaba como la más fina joyo, y él se juró a si

~ 311 ~
mismo que le encontraría las más bellas esmeraldas del planeta para
complementar su belleza.

—¿Quieres que me quede?

—Por supuesto que quiero que te quedes. —Tomando la barbilla de


Isabel, Thad la obligó a encontrarse con sus ojos—. Siempre quise que lo
hicieras. Te lo dije, bastantes veces, si lo recuerdo bien.

Ella sonrió levemente.

—Pero luego me dijiste que me fuera. Después de que los


hechiceros me tomaron. Creí que estabas molesto. Realmente parecía que
lo estuvieras.

—Por supuesto que estaba molesto. Casi te había perdido. Estaba


molesto conmigo, más que todo, por haberte acorralado hasta el punto
que creíste que no tenías más opción que huir. —Tomó su quijada con
ambas manos—. Decidí, por tu seguridad, que debía dejar que te fueras.
Pero tenemos un niño en el que pensar ahora, Isabel. Si aquella no era la
única razón por la que te marchaste, necesito que lo reconsideres.

De la nada, ella lo besó. Cuando lo alejó, sus mejillas estaban


mojadas con lágrimas.

—Yo quería quedarme Thad. Y quería decírtelo, pero luego el


hechicero me atacó, y luego pensé que estabas molesto0 —Se mordió el
labio—. Me fui esa noche porque estaba aturdida por mis pensamientos
hacia ti. Cometí el error de vagar por la propiedad porque olí almendras
con canela.

—La estación de gasolina —él casi se había olvidado de ello.

—No huí. Me dio hambre. Estaba intentando regresar cuando…


bueno, tú sabes el resto. Lo siento.

Thad la miró, con los ojos fijos en sus labios. Su corazón casi se le
salía del pecho, y rezó con todas sus fuerzas para haberlo entendido todo
correctamente. Si ella no se encontrara en una delicada condición física, la
habría levantado del suelo y la habría besado hasta que ambos se
quedaran sin aliento. La empujó cerca de él y le besó la frente.

—Simplemente estoy feliz de que estés aquí, a salvo.

~ 312 ~
Sus ojos casi volvieron a nublarse cuando ella hundió su cabeza
entre sus brazos.

—Yo también estoy feliz. Yo… te amo Thad.

Su corazón se volcó de todas las maneras inhumanas posibles.

—Yo también te amo, Isabel. —Mientras se acomodaba, tuvo un


recordatorio, y se volvió hacia ella—. Casi lo olvidaba. La luna.

—¿La luna?

—Estamos entrando hacia una luna nueva, Isabel. No hay manera


de que hubieras podido concebir cuando la luna no estaba llena, pero lo
hiciste.

Sus párpados cayeron, e incluso su sonrisa era somnolienta. Pero,


joder, como amaba esa sonrisa. Le juraría lealtad a verla brillar en su
rostro tanto como le fuera posible.

—Tal vez fue el destino, después de todo.

Tal vez lo había sido.

—Vamos, necesitas descansar. —Gradualmente, se hizo a un lado,


llevándose a Isabel consigo. Se acurrucaron juntos, tanto como lo habían
hecho durante su primera noche juntos. Profecía, destino, o una simple
coincidencia. No importaba. Isabel estaba con él y tenía todo lo que
necesitaba. Pero su corazón se contrajo en el segundo en el que el
pensamiento llegó a su mente.

Casi todo.

~ 313 ~
Capítulo 38
T had la amaba. Él quería que se quedara. Las cosas deberían

estar bien, ¿no? Pero un temblor de inquietud se deslizó a través de las


venas de Isabel.

—¿Thad?

—¿Sí?

—¿Me dirás lo que te preocupa, por favor? —Isabel contoneó un


poco y se volvió de espaldas. Sus ojos azules miraron hacia abajo a ella—.
Puedo sentir que estás preocupado por algo. No somos nosotros o el
bebé, ¿verdad? —No, ella podía sentir que estaba en paz con eso.

Abrió la boca, pero ella lo interrumpió.

»Tiene que haber algo más. Quiero decir, si vamos a hacer esto,
Thad, ya sabes, estar juntos... tienes que confiar en mí con lo que está en
tu mente. Y confiar en que voy a ser capaz de manejar la situación.

Thad se quejó.

—No quería estropear las cosas tocando el tema ahora, pero mi


hermana parece estar perdida. Ella se está recuperando de una lucha y no
hemos conseguido encontrarla desde entonces. Y Lee... desapareció un
par de horas más tarde, justo antes del amanecer. Se fue sin su teléfono.
Ty no está contestando. Tengo chicos a buscándola, pero todavía no hay
noticias.

~ 314 ~
—Oh Dios, Thad, lo siento mucho. Viniste aquí cuando deberías
haber estado fuera en busca de ellos. —Él levantó una mano para hacerla
callar, y luego se inclinó para darle un beso.

No había más que decir, pero él no parecía querer dejarla. Cuando


ella dejó de tratar de hablar, tiró hacia atrás, su boca todavía flotando
justo por encima de la de ella.

—Nada es más importante que venir a verte, Isabel. Nada —su voz
sonaba diferente. Feroz y llena de convicción.

Justo como se suponía que debería ser. Como él se supone que debe
ser. El orgullo hinchaba su pecho un poco. Este era su hombre.

Él suspiró y rodó sobre su costado, con la cabeza en una mano.

—No te voy a mentir. Estoy muy preocupado. El es común en ellos


ausentarse sin permiso y no tengo ni idea de por qué podrían hacerlo.
Estoy especialmente preocupado por Tyra porque se habían agotado casi
por completo sus poderes la última vez que la vi. No sé si podría haber
sido atacada en algún lugar y sido incapaz de defenderse a sí misma, o...
Pero los dos están bien entrenados y son inteligentes. Tengo que confiar
en eso. En el fondo, creo que estarán bien.

—Pero, sí. Es lo primero y lo que me preocupa en este momento,


junto con hacer una mujer honesta de ti. —Él la atrajo hacia sí de nuevo,
encajando sus cuerpos muy juntos. Ella tomó una respiración lenta y
profunda. Qué increíble que podía quedarse para siempre en estos brazos
cuando ella nunca había estado cerca de sentirme así por nadie antes.

Hacer una mujer honesta de ella.

—Wow. Nunca pensé que tendría mi propio matrimonio a prueba.


—Ella levantó la mano izquierda, y se frotó sobre la parte superior de la
muñeca donde se colocó un tatuaje para significar la unión—. O un
tatuaje de apareamiento.

—Mierda.

Se levantó un poco.

—¿Qué tiene de malo?

Él sacudió la cabeza con tristeza.

~ 315 ~
—No es nada de lo que necesites preocuparte, pero voy a tener que
encontrar un artista del tatuaje. El que solía trabajar para la familia murió
hace unos meses. Un hechicero lo ataco.

—Lo siento —murmuró—. ¡Oh! —Rebotando un poco se sentó en


la cama—. Pero tengo una solución. Quiero decir que no sé a ciencia
cierta si él querría hacerlo, o si tú quieres, pero Lucas, nuestro amigo
volvió a casa. Él hace tatuajes. Es muy bueno, en realidad. Hizo todos los
míos y algunos de Lexi.

—¿Ese hombre flaco con todo ese cabello? ¿El del club?

Ella asintió con la cabeza.

—Sí, ese sería él. De todos modos, él es uno de nosotros, ya sabes,


así que tiene la tinta y el equipo y otras cosas. Él es realmente bueno. Y él
es una especie de vagabundo, así que dudo que le importe la reubicación.

Él le dedicó una cálida sonrisa.

—Vamos a hablar con él, entonces.

—Entonces —susurró—. No sé si tal vez fue tu sangre pero tengo


esta súbita explosión de un poco de energía. Y... —Ella se ríe un poco.
Suspiro profundamente y volvió a acostarse junto a él, metiéndose a sí
misma en el hueco de su brazo. Conforme—. Para alguien que pensó que
no quería un compromiso, o un bebé, de repente estoy emocionada por
todo. Y se siente extraño que no se sienta extraño, en cualquier grado tiene
sentido.

—Bien. —Él sonrió hacia ella—. Estoy muy emocionado, Isabel. —


Él la besó lentamente. Ella suspiró con satisfacción. Quería dormir y
despertar en los brazos de su hombre. Su rey. Suyo.

Él gruñó alegremente.

—Sabes, creo que me enamoré de ti la primera vez que te vi.

No era tan gracioso, floto, en la ola maravillosa de su pecho otra


vez.

—Bueno, lo siento, yo era un poco lento para ponerme arriba —,


dijo en voz baja, mientras sus labios descendieron sobre los de ella otra
vez.

~ 316 ~
Se estremeció un poco, y se agachó para tirar de las cubiertas sobre
los dos. Ojalá ella pudiera mantener su poder bajo control o se iba a
congelar todo el tiempo cuando no estuviera pegada a Thad. Aunque ese
pensamiento era encantador.

—Me alegro de que llegaras ahí.

—Yo también —murmuró. Esa pequeña explosión de energía se


desvaneció tan rápido como había llegado, dejándola pesada y
soñolienta—. Dios, estoy cansada de repente otra vez. —se apretó un
poco más cerca, mezclando sus cuerpos juntos—. Estoy tan contenta de
que estés aquí, Thad. No creo que nunca me haya sentido mejor.

—Lo mismo digo. —El toque del dedo índice de Thad contra la
parte superior de la nariz de Isabel hizo que sus ojos se fueran a la
deriva—. Ahora, descansa un poco. Hablaremos más tarde.

~ 317 ~
Epilogo
I sabel tocó la frente de Thad. El estruendo de voces a su alrededor

le recordaba a estar de vuelta en el club, pero con menos iluminación


atractiva.

—Concéntrate en mí por un segundo —susurró ella.

Inclinó la cabeza contra la de ella.

—Estoy bien.

—Lo sé —Ella sonrió—. Yo sólo quería ser toda tuya por un


segundo.

Los dedos de la mano izquierda pasaron a través de su derecha.


Con las palmas de sus manos juntas, sus tatuajes coincidentes creado
imágenes perfectas como espejo. Tinta negra oscura representaban los
símbolos que los habían unido: Lucas había recreado las cruces armenias
elegantemente y adornadas con arcos arremolinados y florituras. Los
delgados remolinos se entrelazaban con gruesas líneas geométricas para
crear una obra de arte verdaderamente impresionante.

—Yo siempre soy todo tuyo —Thad se empujó atrás lo suficiente


como para mirarla a los ojos. Las líneas alrededor de sus ojos explicando
lo cansado que estaba, pero consiguió una sonrisa maliciosa,
completando con ese destello de colmillos que era muy, muy sexy—. Te
ves tan hermosa.

~ 318 ~
Isabel paso una mano con timidez sobre el vestido de terciopelo
color burdeos de talle imperial, que fue cortado de alguna manera
perfecta para aumentar sus pechos recién rediseñados del embarazo. La
idea, según ella creía, era distraer a las camisas de peluche en el Consejo
de Mayores de la protuberancia visible ya de su vientre. El primero del
amplio elenco que, con toda claridad, Thad la había conseguido mucho
antes de su ceremonia de apareamiento.

Lo habían mantenido a raya durante todo el tiempo que pudieron,


con la esperanza de que Lee y Tyra llegaran a casa, pero...

Las pesadas puertas de caoba se abrieron bruscamente, lo que


aumento el nivel de ruido en la sala por mil.

—Están listos para usted, señor.

Cuando empezó a alejarse, Thad apretó su agarre en ella

—Thad.

—Pueden esperar. —Tomó una respiración profunda —. Tengo que


decir algo primero.

Sus dedos apretaron con más fuerza.

—Está bien —murmuró.

—Sabes. —dijo mientras tiraba de ella hacía sí—. Yo no sé lo que


haría sin ti ahora mismo. Siento como que hay tanta oscuridad que nos
rodea, y me das la fuerza para seguir adelante. Tú eres mi fuerza. Mi luz.
Tú y este pequeño que vamos a tener. —Su mejilla apretada contra la
suya. Suaves labios firmes, rozaron su oreja—. No creo que podría haber
hecho esto sin ti.

—Sé que podrías —susurró—. Sé que tú podrías hacerlo. Pero tú no


tienes que hacerlo solo—El cuerpo grande de Siddoh invadió su pequeño
círculo íntimo.

—Creo que realmente deberías entrar ahí, jefe. Son malas maneras
para mantener a los ancianos del Consejo esperando.

Thad suspiró y se alejó lo suficiente como para enlazar su brazo con


el de ella.

—Sí, está bien. Vamos a hacer esto.

~ 319 ~
Santa madre, la habitación era luminosa. Era una de esas grandes
cosas del tipo anfiteatro, lleno de largas mesas y sillas donde estaban
sentados todos los miembros de la comunidad vampiro local sobre la
edad de un millar. Algunos de los no locales, también. Había muchos más
de lo que Isabel se había dado cuenta. Algunos apenas miraron su edad,
algunos lo hicieron. Huh. Tendría que preguntarle a Thad sobre eso.

Guardias flanqueaban a Thad mientras se acercaban a un podio al


frente de la sala oval. Una mujer escultural con una gruesa trenza de
cabello plateado estaba delante de ellos, sonriendo ampliamente. Oh,
Dios, Isabel debería recordar su nombre. Algo que sonaba, a juguetona
pero no era...

—Miembros del Consejo de Mayores, tengo el placer de presentar,


en su primera aparición oficial como rey y reina, el Rey Thaddeus Yavn
Morgan y la Reina Isabel Morgan Anthony.

Aplausos

En medio de los aplausos corteses, Thad le guiñó un ojo y apretó la


mano de Isabel mientras tomaba el podio. Su corazón se disparó. Parecía
hacer eso mucho últimamente en torno a él.

A pesar de su propia duda, estaba claro que pertenecía allí.

—Gracias a todos —. Su voz era tan fuerte y dominante que ella no


hubiera sabido que estaba siempre seguro de sí mismo—. Gracias a todos.
Quiero obtener el derecho a trabajar, así que vamos a comenzar con el
primer punto del orden del día, la votación sobre la interacción
humano—vampiro. Quiero ser claro en esto: la ley propuesta, tal y como
está ahora, no va a pasar. No se puede firmar una ley que haría que un
miembro de mi propia familia se convierta en un paria...

Murmullos de interés y unos pocos seis enojados sonaron desde la


galería de gente, y Thad se detuvo para esperar toda la atención del
Consejo cuando el nivel de ruido se levantó de nuevo. Los dos estaban
oficialmente adentro sobre la cabeza, pero Thad estaba sintiendo su
camino a través de la maravilla. Él se las arreglaría. Los dos lo harían.
Juntos.

Y la vida continuaría.

~ 320 ~
Próximo Libro
Prince Of POwer
La Lucha era personal…

Los hechiceros y vampiros han


sido enemigos mortales desde el
principio. Ahora Anton hijo del Maestro
hechicero, tiene una última oportunidad
para robarle los poderes a la única bella
hermana del rey vampiro, Tyra… y luego
matarla. Pero encontrarse cara a cara con
Tyra, lo cambia todo…

Tyra no se detendría ante nada


para derrotar a los hechiceros, hasta que
Anton le salva la vida y de repente ve
una oportunidad que jamás podria
haberse imaginado…

Cuando las chispas entre ellos se


encienden, juntos podrian ponerle fin a la guerra que esta acabando con
su población, pero sólo si pueden encontrar una manera de confiar en
los demás…

~ 321 ~
Sobre el Autor
Elisabeth Staab comenzó a cazar
zombie de nuevo en 1842… Uy información
equivocada… Elizabeth Staab aún vive con
su nariz en un libro y por lo menos un pie
en un mundo imaginario. Cree que todos
los tipos de amor estables y sanos debes de
celebrarse. Vive en el norte de Virginia con
su familia y un gran gato miedoso, donde a
ella le encanta pasar tiempo con buenos
amigos, buena música, buenas bebidas y
buenos libros (es decir, cuando no está
creando un personaje del que enamorarse).

~ 322 ~
Traducido, Corregido y
Diseñado en:

http://readisdream.foroactivo.com.es/

~ 323 ~

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