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CHARLA SOBRE AUTONOMIA

CONFERENCISTAS: Psi. María Eugenia Reátiga


Profesor José Joaquín Andrade Alvarez
ELABORADO POR: Profesora Mayilin Moreno Torres

En el contexto de la reflexión que se ha desarrollado en el seminario y


particularmente de aquella relacionada con el significado de ser persona,
surge como una inquietud la pregunta sobre la autonomía, es decir, cómo
construir una conciencia autónoma y si esto nos permite realmente ser
persona.

Con la intención entonces de reflexionar al respecto, invitamos al seminario a


los profesores María Eugenia Reátiga y José Joaquín Andrade, ambos
expertos en la temática.

Inició la charla el Profesor Andrade haciendo una breve introducción,


señalando lo que NO es autonomía para luego explicitar lo que sí es. La NO
autonomía explicó, significa dependencia y por ello ausencia de libertad. Ello
significa que el individuo depende de todo lo que no es él mismo en la
medida en que él sólo es incapaz de solucionar los problemas relacionados
con su sobrevivencia.

La autonomía es una problemática de todos los vivientes, en particular de los


animales y por tanto del hombre. Por ejemplo, una planta muy joven debe ser
protegida por su incapacidad de resolver sola los problemas de
supervivencia, mientras que un árbol no necesita igual protección. Esa
problemática es distinta en los seres humanos. Entre ellos, la problemática
es más aguda. En efecto, en los demás animales - distintos al hombre - el
proceso de pasar de la situación inicial de dependencia, propia del recién
nacido, a la de independencia, propia del adulto, es un simple proceso de
crecimiento. Es decir, de desarrollo físico, biológico (desarrollo de la masa
muscular, del tamaño del cuerpo, etc.). Este crecimiento les asegura su
independencia, es decir, su paso de depender inicialmente de los adultos, en
particular de la madre si es un mamífero, a no depender, o sea, a resolver los
problemas básicos de supervivencia sin depender de otros adultos. Esto
explica que la vida de los grandes mamíferos (gorilas, orangutanes) sea tan
solitaria.
Como decíamos, en el hombre el proceso es mucho más complejo. Es decir,
el solo crecimiento o desarrollo biológico no asegura la autonomía o
independencia. Esto se debe a que la particularidad del animal humano
consiste precisamente en no depender de los recursos que le provee la
naturaleza - los instintos - sino de la razón. Es decir, el recurso fundamental
que asegura la independencia entre los humanos, a diferencia de los demás
animales, no es la FUERZA. De hecho ya el animal humano por muy sano
físicamente que sea, no puede tener mucha fuerza (comparado con
mamíferos similares como el orangután, el gorila o el chimpancé, el hombre
resulta débil: menor agudeza sensorial, menor agilidad, menor fuerza
muscular, menor resistencia física). Como el hombre no depende de la fuerza
para resolver los problemas básicos de supervivencia, entonces su sólo
desarrollo, es decir, su sólo crecimiento, no asegurará su independencia. El
instrumento que asegura la autonomía entre los humanos es la RAZON. Pero
la razón no es un producto propiamente natural: no es producto del simple
crecimiento biológico ; la razón no es un producto genético, heredado. De
manera que se produce y reproduce por otros métodos.

Podemos entender la razón como la capacidad de separarnos, de tomar


distancia de lo que nos muestran los sentidos y a partir de allí hacer
asociaciones, es decir, de relacionar cosas que no estén contiguas, que no
necesariamente estén una al lado de la otra. Por ejemplo, un niño pequeño
al que se le esconde una pelota puede darla por perdida o pensar que no
existe porque no la está viendo (sentidos), pero una vez va creciendo en su
proceso de desarrollo del pensamiento, puede, aunque se le esconda la
pelota, no sólo pensar que existe sino hacerla presente a través de la palabra
“pelota”, es decir, asoció la palabra pelota y el objeto pelota. La palabra se
convierte entonces en la manifestación más visible de la razón, y por tanto en
lo que identifica al humano, lo que lo hace diferente de los demás animales.
Mientras que en estos la vida se resuelve por medio del uso de la fuerza, o
sea, de los instintos, en los humanos, a través de la razón, de la palabra y del
uso de ella, es decir, de la capacidad de comunicarnos, de hacer acuerdos
con los otros y cumplirlos.

Podemos preguntarnos ahora entonces cómo se produce y reproduce esa


razón y por ende cómo se construye autonomía, puesto que la razón es el
instrumento de autonomía entre los humanos. En primer lugar podemos decir
que producir autonomía o razón, será enseñar a hablar, a ser dueño de la
palabra y por la palabra, ser dueño de la vida. Y cómo se enseña a hablar ?
Como se enseña el uso de la palabra? El proceso de usar la palabra es la
educación y este proceso en su parte básica y fundamental se lleva a cabo
en la más temprana infancia, como nos reveló Sigmund Freud ( psicoanalista
1856 - 1939). El niño inicia su vida en el útero materno en perfecta unión
simbiótica con su madre, situación que se prolonga por nueve meses, al cabo
de la cual nace. Al nacer inicia el difícil proceso de separación de su madre,
que es el proceso de convertirse en individuo, en persona, en alguien distinto
de la madre, es decir en otro YO y por tanto en sujeto de la palabra, de un
discurso. Esa separación, del niño con su madre, se hace posible por la
intervención del padre que se interpone entre los dos y por tanto los separa.
Con esa separación, comienza el proceso de ser distinto de la madre y por lo
tanto de tener su propio pensamiento, por tanto su propio discurso ( articular
pensamiento, argumentar a través de las palabras algo que se quiere decir).
Si este proceso de separación de la madre por la intervención del padre,
culmina con éxito, el niño llegará a ser un adulto autónomo, es decir, un
individuo que se sirve de su propia razón, de sus propias palabras para
resolver su vida.

Por su parte, la profesora María Eugenia Reátiga se refirió a la autonomía


desde la teoría psicoanalítica. Inició con la figura del cordón umbilical que es
lo que une al bebé con la madre y se constituye en el símbolo de las
sucesivas uniones que el niño deberá romper para conseguir la autonomía
propia del individuo adulto, y que tienen el nombre de cordones psicológicos.
El bebé es alguien en simbiosis con la madre, es decir, donde se conforma
una situación en la que el quehacer del uno es el quehacer del otro. Por ello
el bebé es supremamente narciso, es decir, incapaz de diferenciarse de la
madre, supremamente omnipotente, supremamente mágico. O sea,
totalmente dominado por la parte instintiva, natural, por los deseos. Luego
por la intervención del padre que impone la ley, la norma, lo social, el niño
comienza a separarse de la madre. El primer fruto psicológico entonces es
reconocerse como OTRO distinto de la madre. Se necesita del otro para
poder socializar. Este proceso se debe desarrollar entre los 5 y los 6 años
que es cuando se introyecta la ley, el sentido de lo colectivo, de la realidad.
Entonces el niño de PULSIONAL va pasando a RACIONAL, de PASIVO a
ESFORZARSE, de vivir SIN LEY a vivir CON LEY.

A los 5 años entonces, el niño que ha introyectado la ley que posibilita la


convivencia, idealizará a los padres quienes serán sus mejores amigos, sus
dioses. En la pubertad, habrá un desmoronamiento de los dioses, o sea de
los padres que serán sustituidos por otros, normalmente por los amigos. En
la pubertad los hormonas sexuales suben, hay mayor pulsión sexual y una
imagen derrumbada de los padres. Entonces idealizan a otras personas, es
decir, todavía no hay autonomía sino que se adoran ídolos con lo que se
construye una Identidad Prestada. Posteriormente, en la adolescencia, se
deben producir tres procesos: Identidad, Intimidad e Independencia.
Se llega entonces a la autonomía cuando:

1.- Se derrumben los dioses, se pierde la reverencia y se gana en


camaradería.
2.- Se adquiere la capacidad de ver reflexivamente a los otros, es decir, sin
idealizarlos.
3.- Se construye la conciencia moral, se considera a los otros, lo colectivo.

La autonomía es propia del individuo, es cuando YO me diferencio de mi


entorno, cuando puedo vivir sólo.

La autonomía es entonces, ROMPER CORDONES. Una persona madura,


autónoma, es aquella que ha roto los cordones psicológicos y entonces
puede AMAR con diferenciación, TRABAJAR Y DIVERTIRSE.

PREGUNTAS PARA EVALUAR EN LA CLASE

• ¿Cuál es el título de la lectura? ¿De qué cree que trata la lectura?


• ¿Cuál es la pregunta central que se espera responder a través de la
lectura?
• ¿Desde cuáles perspectivas se analiza la lectura?
• Diga brevemente cómo explica cada perspectiva la “NO
AUTONOMÍA”. (cita textual)
• Escoja el argumento central que cada perspectiva utiliza para explicar
la Autonomía. (cita textual)
• ¿Cuál es su opinión de la lectura?

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