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Universidad Autónoma de Coahuila

Escuela Superior de Ingeniería


Lic. Adolfo López Mateos

Principio de procesamiento de minerales

Reporte del libro:


“Cazadores de microbios”
Autor: Paul de Kruif

Alumna: Danay Alexandra Charles

Quinto Semestre
Ingeniero en Recursos Minerales y Energéticos
Profesora Titular: Dra. Gloria Ivone Dávila Pulido

Nueva Rosita, Coahuila


Mayo 2018
El libro de cazadores de microbios de autor Paul de Kruif consta de doce capítulos
cada capítulo habla de uno o dos investigadores, describe su carácter, cualidades,
defectos y los tropiezos que tuvieron que enfrentar para poder llegar a contribuir
con descubrimientos que hoy en día utilizamos y que además gracias a ellos
vivimos de cierta forma.
En el primer capitulo nos encontramos con el primer cazador de microbios un
holandés llamado Antonio Van Leeuwenhoek, considerado por sus conocidos
como un hombre ignorante y extraño, sin embargo, cuando broto en él, la idea o
deseo de hacer investigación, en esa época “la investigación científica” aún no era
considerada una “profesión”. A pesar de esa ignorancia que lo caracterizaba, fue
esa misma la que lo llevo a estar aislado de falsos ideales de aquel tiempo. Él
tenía únicamente su propio criterio, un día pensó que sería divertido observar
atraves de un lente, pero al ser un hombre sumamente desconfiado decidió
aprender a pulir lentes y así empezó a probarlos viendo viseras, ojos e intestinos
de res que conseguía en la carnicería, también observaba moscas y hasta el
aguijón de una abeja, pasaba horas y horas observando y asombrándose de un
mundo nuevo, algo que se ignoraba. Sin embargo, el jamás escribió nada de lo
que observaba, nunca hizo un dibujo, el solo trabajaba para sí mismo durante
veinte años. Y aunque todo el pueblo lo juzgaba de loco, en Inglaterra existía un
grupo de investigadores llamado “la real Sociedad” y ellos al enterarse de lo que
estaba pasado con Leeuwenhoek no dudaron en pedirle que informara sus
descubrimientos, de esta forma Leeuwenhoek comenzó a enviar cartas que
describían sus observaciones, un día observo que algo se movía en el agua de
una cubeta y se sorprendió al ver que en una sola gota de agua en su lente
existían unos “bichitos”, días más tarde se percató de que tenía algo blanco en los
dientes y al verlo al lente observo de nuevo unos bichejos, era un descubrimiento
increíble pero también se dio cuenta que al tomar café hirviendo estos bichejos
desaparecían, su cabeza se llenó de cuestionamientos que no lo dejaban dormir
se preguntaba si el café los mataba y si era así ¿tendría cadáveres de bichos en
sus dientes?.
Fue así como Leeuwenhoek descubrió la existencia de los microbios.
En mi opinión este hombre es un ejemplo de “querer es poder”, aun sin tener los
recursos, aun sin tener el apoyo de nadie, el hizo lo que le llamo la atención,
busco sus intereses y busco los caminos que lo llevaran a hacer lo que le gustaba.
El abrió un mundo nuevo, hizo un aporte a la ciencia, gracias a él dieron paso a
las investigaciones posteriores como lo hizo Lazzaro Spallanzani quien, a
diferencia de Leeuwenhoek, provenía de una familia de abogados y por ende se
esperaba que el continuará con el negocio familiar, y se vio obligado a estudiar
leyes, pero esto no detuvo el deseo de llegar más lejos y Spallanzani empezó a
estudiar a escondidas matemáticas, francés, griego, etc.
A sus treinta años fue nombrado profesor en una universidad y fue ahí donde
continuo con las investigaciones de Leeuwenhoek, bueno si él había descubierto
la existencia de estos animalitos, ¿de donde provenían?, ¿de donde nacen?,
¿Dios los crea? La teoría de aquel tiempo era la “aparición espontanea”, pero esto
no dejaba satisfecho a Spallanzani, aunque no pudo llegar a conclusiones
satisfactorias, sobre todo no pudo explicar el por qué no sucedía lo mismo en el
humano y en otros animales.
En 1831, pasados treinta y dos años de la muerte de Spallanzani, el tema de los
bichejos estaba en el olvido y nadie se veía interesado de demostrar al mundo que
estos animalillos eran capaces de realizar una labor útil.
En ese año, cierto día un niño de nueve años corría confundido al ver como un
lobo rabioso con espuma chorreando de la boca acababa de desgarrar la pierna
de una persona y todo el pueblo corría con pavor, y a las pocas semanas ya había
ocho víctimas de aquel lobo, y estas personas murieron. Estos hechos
despertaron la inquietud de saber por qué de Pasteur, tiempo después puso fin a
la teoría de la generación espontánea al demostrar que el contenido de matraces
de cuello de cisne abiertos al aire se mantenía estéril con el paso del tiempo. En
1881 desarrollo vacunas como la de la rabia que demostraron la teoría microbiana
de las enfermedades infecciosas con algunas especies bacterianas, además
descubrió los agentes responsables de enfermedades como la tuberculosis y el
cólera con las que termino en 1885 al vacunar por primera vez a su hijo contra la
rabia. En 1866 Pasteur comenzó con el procedimiento de saneamiento de
alimentos, pasteurización, que contribuyo al desarrollo de la microbiología.
Y mientras Pasteur se dedicaba a salvar la industria del vinagre y a descubrir las
causas de las enfermedades de los gusanos de seda, un alemán estudiaba
medicina llamado Roberto Koch quien soñaba con cacerías de tigres. Sus sueños
eran ser explorador o médico militar y así inició una serie de investigaciones
bacteriológicas que andando el tiempo habrían de hacerle famoso, y no sólo por la
importancia de sus descubrimientos sino también a causa de las notables mejoras
por él introducidas en la técnica de la bacteriología, tan importantes que permiten
considerar hasta cierto punto a Robert Koch fundador de la bacteriología. En 1882
descubrió el bacilo de la tuberculosis, que fue denominado "bacilo de Koch";
además, llevó a cabo importantes estudios respecto al cólera. Años más tarde
impartió la materia de Higiene de la Universidad de Berlín; durante este curso de
universitario realizó el descubrimiento de un primer producto eficaz para la
curación de la tuberculosis: la tuberculina.
En el capítulo cinco volvemos a ver a Pasteur esta vez con cincuenta y tantos
años, pero seguía siendo tan impulsivo y apasionado como a sus veinticinco años.
No había químico igual, tras un nuevo experimento y después de que varias vacas
murieran, Pasteur se dio cuenta de que el carbunco era una enfermedad mortal,
pero se dio cuenta de que, al ser inyectado esta bacteria a otra vaca, esta se haría
inmune contra la enfermedad.

Experimento también con ovejas, de las cuales hizo dos grupos a 25 les inyecto la
bacteria y después a esta mismas las volvió a inyectar y a otras 25 más, a las
cuales no les dio tratamiento, también dijo que 25 de estas ovejas iban a morir,
teniendo así éxito.
Pasteur dedico un buen tiempo de su vida buscando las vacunas para prevenir
enfermedades como la tuberculosis, la viruela, cólera y la difteria. Y hay que
recordar su estudio de prevención de rabia, pues si recordamos, desde muy chico
tuvo una experiencia con un lobo rabioso la cual nunca pudo olvidar.

después de tanto experimentar con animales, un día una mujer afligida llevo a su
hijo con Pasteur para que lo sanara de la mordida de un perro rabioso, esta sería
la primera vez que el experimentara con personas, inyecto al niño con el virus y
satisfactoriamente este se hizo inmune y fue curado.
Trabajando al lado de Pasteur, Emile Roux fue un gran científico, y estuvo ahí
hasta que Louis Pasteur, murió. Al poco tiempo descubrió la toxina diftérica, junto
a otro científico, pero por su cuenta propia, descubrió el bacilo que causa la
difteria, y se dio cuenta de que cuanto este se coloca en la garganta, suelta un
veneno que es mortal y es tan poderoso este veneno que podría matar hasta 500
perros. Dándose cuenta de que el suero antidiftérico era un éxito, la gente
aclamaba que se empezara a fabricar. Con el entusiasmo creado por la curación
de la difteria, muchos de los que habían perdido seres queridos a consecuencia de
las primeras inyecciones de tubeculina, olvidaron su pena y le perdonaron a Koch,
en gracia a Bering, su discípulo genial.

Hay que reconocer la persistencia a estos hombres, que no se dejaron caer y que
ahora sus investigaciones revolucionaron el mundo de la bacteriología pues este
fue un gran paso a la humanidad.
Así como estos científicos o investigadores, también están en la historia como
personas que desarrollaron investigaciones como Elías Metchnikoff quien entrego
un trabajo sobre unos microbios que digerían a otros y a los que llamaron
fagocitos, estos fagocitos trabajan como los glóbulos blancos, no permitiendo que
ataque cualquier tipo de bacteria, eran como un sistema inmune que trabajaba a la
perfección. Trabajo también con la sífilis e hizo experimentos en monos, para
después curarlos con invento que creo al lado del investigador Roux.
Teobaldo Smith conocido por su investigación de las garrapatas y la “fiebre de
Texas”, llego a la conclusión de que no era la garrapata quien era el causante de
la muerte del ganado, si no el huevecillo de la garrapata, que se incrustaba en la
piel de la vaca para que después se hicieran garrapatas que penetraban en la piel
y se movían en la piel de la res, matándola repentinamente.
Cada persona describía en este libro tiene un papel inicial en el mundo en el que
vivimos y para las personas que ignoran la ardua labor que es realizar una
investigación de esta magnitud, es una lástima que prefieran admirar a un
cantante o un político que, en lugar de contribuir con el país, lo deja peor.
Bruce, Walter Reed y Pablo Ehrlich no por estar en los últimos capítulos son
menos importantes cada uno de ellos al igual que los antes ya mencionados
pusieron su granito de arena para luchar contra enfermedades mortales, igual
cometieron errores, gente inocente murió en el intento de salvarse. Pero gracias a
estos experimentos hoy en día hay información y medios de prevención, y como
transcurra el tiempo nuevas cosas se conocerán, cada vez hay más enfermedades
“nuevas” y así también nuevas formas de curar, en este siglo nos toca a nosotros
seguir poniendo nuestro granito para las próximas generaciones.

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