La nueva mentalidad se dirigió, naturalmente, contra Galeno y la
medicina árabe, ante todo en la voz de Paracelso, paladín de un cambio radical. En su ataque furioso a la tradición médica llegó a quemar públicamente textos de Galeno, Avicena y Rhazes mientras danzaba alrededor de la hoguera. Sin embargo, como se verá más adelante, la personalidad de Paracelso es una de las más contradictorias en el campo de la historia de la medicina. Vivió del 1493 al 1541, fue, por tanto, contemporáneo de Vesalio. Hay un marcado contraste entre ambos en cuanto a personalidad y carácter de sus obras. El clínico más destacado fue el francés Fernel, que vivió de 1506 a 1588. Era además matemático y astrónomo. Describió la sintomatología de la influenza y consideró la sífilis y la gonorrea como enfermedades diferentes, aunque la distinción definitiva se haría sólo a mediados del siglo XIX. De Fernel viene la denominación de lues venérea. De este período son las primeras descripciones del cuadro clínico de la coqueluche, escarlatina y varicela y la introducción del concepto de reumatismo. A mediados del siglo XVI se introduce en Padua la enseñanza junto a la cama del enfermo. Hacia fines del Renacimiento, por el impulso de los humanistas, se trataron de entender los factores psicológicos de enfermedad. Se retoma la idea de la imaginación o sugestión como factor curativo o perturbador de la mente. Aparece la idea de que las brujas no eran aliadas del demonio sino enfermas de la psiquis y se intenta por primera vez una clasificación de las enfermedades mentales. A fines del siglo XV se propagó la sífilis por Europa tras el sitio infructuoso de Nápoles en 1495 por las tropas francesas de Carlos VIII. La ciudad era defendida por italianos y españoles. Durante el sitio las prostitutas y vivanderas francesas tomaron contacto con los soldados españoles, probablemente contrajeron así la lues, que luego transmitieron a los soldados franceses, pues éstos se retiraron rápidamente abatidos por una misteriosa epidemia. De ahí el nombre de morbo gallico. El nombre de sífilis viene de un poema de Gerolamo Fracastoro, inspirado en una historia de Ovidio en que aparece el nombre de Sipylus. Siguiendo la costumbre de los umanistas de la época, Fracastoro alteró el nombre, y de ahí Syphilis. Fracastoro nació en Verona en 1478; murió los 75 años. Fracastoro estudió en Padua junto con Copérnico. Fracastoro fue un humanista. De Padua se trasladó a vivir en hermosa finca de Verona. Allí recibía amigos, se tenían veladas musicales y se discutían temas científicos. Fracastoro escribió en latín, se dice, en muy buen latín. En lo médico su interés se centró en la investigación de enfermedades transmisibles. Sus dos obras más importantes son el poema en hexámetros Syphilidis sive de morbo Gallico (La sífilis o sobre el mal francés) y su tratado De contagione et contagiosis morbis et eorum curatione (Del contagio, las enfermedades contagiosas y su curación). En este último se exponen ideas geniales acerca de la transmisión de enfermedades epidémicas y , por primera vez, se fundamenta el concepto de contagio. Este se producía, según el autor, por partículas diminutas, que él denominó seminaria contagiorum, capaces de penetrar y multiplicarse en los cuerpos sanos por contacto directo o por medio de material contaminado. Según él, estos gérmenes eran específicos y los responsables de una determinada epidemia, cuyas variaciones se debían a distinto grado de virulencia. Dentro de su teoría analizó la viruela, el sarampión, la lepra, sífilis, tifus exantemático y diversas enfermedades cutáneas. En sus investigaciones comprobó que muchas fiebres tenían caracteres propios, específicos y que, por lo tanto, constituían unidades nosológicas. Así, fue el precursor de Sydenham en cuanto al concepto ontológico de enfermedad. Visión de enfermedades en la edad Contemporánea