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La Buena Nueva de la familia

Comunidad de vida humana y cristiana


Objetivo: que las familias participantes descubran las tareas de la familia, como comunidad de
vida humana y cristiana, desde el proyecto originario de Dios, es decir, desde la identidad y la
misión de la familia.
Lectura bíblica: Mt 19, 3-8
El fundamento de la familia es el amor conyugal
Cristo remite al Gn 1,27 y 2,24, para hablar de la unidad y la indisolubilidad del matrimonio.
Remite al estado de inocencia original pero también al misterio de la redención.
Soledad originaria (autoconocimiento y conocimiento que le hace salir de sí mismo) (Gn 2,18)
referidas al hombre en cuanto tal y no solo al varón, pues solo después de la creación de la
primera mujer Adam es llamado varón. El es hombres situado frente a Dios y frente a sí mismo
en búsqueda de su propia identidad, toma conciencia de su propia superioridad frente a todas las
especies de la tierra.
Creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26), sujeto de la Alianza, constituido como persona.
Está solo, es decir, queda constituido en una relación única y exclusiva con Dios.
La unidad originaria (Gn 2,24), hunde sus raíces en la creación del hombre como varón y mujer,
pues esta unidad originaria se basa en la masculinidad y la femeidad, dos modos de ser cuerpo del
mismo ser humano creado a imagen y semejanza de Dios.
Esta unidad de dos seres denota la identidad de la naturaleza humana y la dualidad constituye la
masculinidad y la feminidad del hombre creado, esto tiene un significado de valor: ante Dios y
ante los demás.
Estos dos seres forman una comunión de personas, de la doble soledad del hombre y de la mujer,
encuentro en su distinción de las otras criaturas, la ayuda que se prestan significa la reciprocidad.
Tareas de la familia:
En el designio de Dios creador y redentor la familia descubre no solo su “identidad” lo que es,
sino también su misión, lo que puede y debe hacer. Toda familia descubre y encuentra para sí
misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su responsabilidad: ¡familia ser lo
que eres! (FC 17).
Según el designio divino, está constituida como «íntima comunidad de vida y de amor»,(44) la
familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una
tensión que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el
Reino de Dios. En una perspectiva que además llega a las raíces mismas de la realidad, hay que
decir que la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por
esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y
participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su
esposa.
1. Taller de humanidad, comunidad de personas en diálogo con Dios
La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas.
Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante
de desarrollar una auténtica comunidad de personas (comunión conyugal, padres-hijos, entre
hermanos, de los parientes y demás familiares). El principio interior, la fuerza permanente y la
meta última de tal cometido es el amor.
Derechos y obligaciones de la mujer, igual dignidad y responsabilidad respecto al hombre.
En el matrimonio y en la familia se constituye un conjunto de relaciones interpersonales
– relación conyuga, paternidad-maternidad, filiación, fraternidad– mediante las cuales toda
persona humana queda introducida en la familia humana y en la familia de Dios, que es la Iglesia.
El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia: la persona no solo es engendrada e
introducida, mediante la educación en la comunidad humana (momento para construir la
comunión), sino que mediante la regeneración por el bautismo y la educación en la fe es
introducida en la familia de Dios, Iglesia.
La familia humana, disgregada por el pecado, queda reconstituida en su unidad por la fuerza
redentora de la muerte y resurrección de Cristo.
2. Santuario de vida
El amor conyugal fecundo1 se expresa en un servicio a la vida, servicio que no puede limitarse a
la procreación física y natural de los hijos, sino que se extiende a todos los aspectos de la
formación íntegra de la persona humana.
El amor paterno está llamado a ser para los hijos el signo visible del mismo amor de Dios, «del
que proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra».
Optamos por una cultura de la vida. Los padres, al dar vida sus hijos, tienen el derecho y el deber
indeclinable de educarlos en la fe y en la libertada responsable, de modo que lleguen a valerse
como personas por sí mismas. Dos aspectos de este cometido:
a. La familia: el amor y la procreación
- Derecho a la vida. Todo niño debe ser acogido con cariño y bondad.
- Servicio extendido a la vida: enfermos, marginados socialmente por las injusticias, a los
minusválidos, a los drogadictos, a los presos. Otros hijos de otras familias, la adopción y
la acogida de quienes están privados de sus padres, atención a los adultos mayores.
b. Familia y educación:
- Educar es alimentar, nutrir, proteger el cuerpo y el espíritu de los hijos para que puedan
desarrollarse y madurar como personas.
- La educación es ante todo una dadiva de humanidad por parte de ambos padres quienes
son educadores por ser padres.

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- Es insustituible e inalienable por lo que no puede ser totalmente delegada, y nadie puede
pretender usurparla (derecho-deber de los padres FC 36).
- Los padres han de educar en los valores esenciales de la vida humana:
o La vida de fe madura: recibida como don en el bautismo. reconocer a Dios como
Señor y Creador y adherirse a Él.
o El sentido del amor y del don de sí: Amar es un acto de la voluntad y un gesto de
la libertad que se inspira en valores auténticos. Los padres pueden educar a sus
Hijos mediante la fuerza educativa de la Eucaristía.
o La verdad
o La libertad: fundamentada en la Verdad de Dios y proyectada al bien de los
hermanos y hacia el bien supremo que es el Creador. Transmitir las verdades de la
fe en un clima de diálogo y en un ámbito de amor familiar.
o La justicia,
o La laboriosidad y la responsabilidad: responsabiliad es la capacidad de dar razón
del proceder personal. El trabajo es el fundamento de la vida familiar.
o La castidad-educación de verdadero sentido de la sexualidad humana: hecha
posible en un marco de austeridad de costumbres, de oración, de cálida amistad y
de practica sacramental frecuente.
o El descanso y todas las demás virtudes humanas: Es el tiempo del desarrollo de la
vida interior. Es tener un tiempo para sí mismo y para los demás.

3. Familia célula primera y vital de la sociedad


Dios estableció la sociedad conyuga como origen y fundamento de la sociedad humana. La
familia constituye el fundamento y alimento continuo de la sociedad por su servicio a la vida. Se
abre a las demás familias y a la sociedad asumiendo su función social.
El primer aporte a la sociedad es la vida de comunión y participación dentro de la vida familiar.
Relaciones guiadas por la ley de la gratuidad, que respetando la dignidad de cada uno, se vive en
la acogida cordial, en el encuentro, en el diálogo, en la disponibilidad desinteresada, en el
servicio y en la solidaridad profunda.
La comunión familiar se traduce en relaciones con los demás en un clima de respeto, diálogo y
amor.
La familiar es el lugar natural de humanización y de personalización de la sociedad, trasmitiendo
los valores y virtudes.
En el área social la familia debe dedicarse al servicio social, la hospitalidad, en la intervención
política, deben procurar que las leyes, no solo no ofendan sino que sostengan y defiendan
positivamente los derechos y deberes de la familia.
4. La familia Iglesia doméstica
La familia está puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la historia, mediante la
participación en la vida y misión de la Iglesia (FC 49), y mediante las realidades cotidianas que
tocan y distinguen su condición de vida.
Es una imagen viva y una representación histórica del misterio mismo de la Iglesia. Está llamada
a tomar parte en la misión de la Iglesia: poniendo al servicio de la Iglesia y de la sociedad su
propio ser y obrar, en cuanto comunidad intima de vida y amor (FC 50).
El amor conyugal y familiar expresa y realiza la participación de la familia cristiana en la misión
profética, sacerdotal y real de Jesucristo y su Iglesia. El amor y la vida sin el núcleo de la misión
salvífica de la familia cristiana en la Iglesia y para la Iglesia.
El contenido de la misión de la familia cristiana en referencia a Jesucristo profeta, sacerdote y
rey:
1. La familia cristiana,, comunidad creyente y evangelizadora:
a. La fe, descubrimiento y admiración del plan de Dios sobre la familia
o Sacramento del matrimonio, proclamación de la buena nueva sobre el amor
conyugal.
o Continuada en la vida de los esposos y de la familia. Dios viene a ellos en medio
de los hechos, los problemas, las dificultades, revelando las exigencias de su
participación en el amor de Cristo.
o Ser evangelizada para para escuchar y obedecer el plan de Dios. Educación
permanente en la fe.
b. Evangelización en la familia
o Enraizada en el bautismo y la gracia sacramental la refuerza.
o Necesidad de una catequesis familiar.
c. Servicio eclesial
o La familia debe formar a los hijos para que cada uno descubra su vocación.
Seminario de vocaciones la vida consagrada.
o Acompañar a los jóvenes y adolescentes en la fe.
o En comunión con la comunidad diocesana y parroquial

2. La fam. Xtiana: comunidad de diálogo con Dios


a. Santuario doméstico del Iglesia
o El anuncio del evangelio y su acogida por la fe tiene su plenitud en la celebración
sacramental. La Iglesia, comunidad creyente y evangelizadora, es también pueblo
sacerdotal.
o La familia cristiana se inserta en la Iglesia, pueblo sacerdotal, mediante el
sacramento del matrimonio.
o Es invitada al diálogo con Dios mediante la vida sacramental, el ofrecimiento de la
propia vida y la oración.
b. El matrimonio, sacramento de mutua santificación y acto de culto
o Fuente y medio de santificación para los conyugues y la familia.
o En virtud del misterio pascual el amor conyugal es purificado y santificado.
o La vocación a la santidad está dirigida a los conyugues y padres cristianos.
o El deber de santificación de la familiar tiene su raíz en el bautismo y su expresión
en la Eucaristía, la acogida de la conversión mediante la reconciliación, y la
oración familiar.
o Los padres tienen el deber de educar a los hijos en la oración, a través del ejemplo,
del testimonio. y también la participación en la vida litúrgica de la Iglesia.
3. La familia Cristiana, comunidad al servicio del hombre
o El nuevo mandamiento del amor
o Descubrir en cada hermano la imagen de Dios: Vivir en el respeto de la dignidad
de cada hombre, como persona e hijo de Dios.
o Consciente de la propia responsabilidad hacia los otros.

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