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Primeros pasos para la independencia de la Venezuela
A finales del siglo XVIII tienen lugar los primeros
conatos independentistas en Venezuela. La primera de
ellas es una rebelión armada en 1795 con José Leonardo
Chirinos a la cabeza. La otra se trata de
una conspiración por parte de Manuel Gual y José María
España, en 1797, y es la primera de raíces populares.
Ambas intentonas resultan fallidas, con sus respectivos
líderes ejecutados. Francisco de Miranda, por su parte,
intenta dos veces en 1806 invadir el territorio venezolano
por La Vela de Coro con una expedición armada
proveniente de Haití. Sus incursiones terminan en
fracasos por la prédica religiosa en su contra y la
indiferencia de la población.
Independencia de Venezuela
La fecha del 19 de abril de 1810 marca el inicio de
la revolución venezolana. Vicente Emparan, para ese
entonces era el Capitán General de Venezuela, es
destituido de su cargo por el Cabildo de Caracas. Ello da
paso a la formación de la Junta Suprema de Caracas, la
primera forma de gobierno autónomo. La Junta gobierna
hasta el 2 de marzo de 1811, día en que se instala
el Primer Congreso Nacional, ente que nombra un
triunvirato compuesto por Cristóbal Mendoza, Juan
Escalona y Baltasar Padrón. Meses después, el 5 de julio
de ese año, se procede finalmente a firmar la Declaración
de Independencia. Pero esta Primera República colapsa
por la reacción de los realistas. El 25 de julio de 1812
Miranda, Comandante en Jefe del recién creado ejército,
capitula en San Mateo. Simón Bolívar y otros militares
entregan a Miranda a los españoles liderados por
Monteverde, quien les dan carta de salida del país.
Caudillismo y Guerra Federal
El principal jefe político y hombre fuerte de
Venezuela en sus albores como nación independiente
es José Antonio Páez, quien se juramenta
como Presidente el 11 de abril de 1831, y su
Vicepresidente es Diego Bautista Urbaneja. En su persona
se constituye el Partido Conservador, integrado en su
mayoría por militares de alto rango que participaron en la
Guerra de Independencia. En su mandato hay relativa paz
y la economía muestra una recuperación estimulada por
la Ley de Libertad de Contratos de 1834 y la masiva
exportación de café. En 1835 delega el poder en José
María Vargas, el primer civil en dirigir el país. Esto último
no es de gusto para los militares de pensamiento liberal,
encabezados por Santiago Mariño y Julián Castro que se
levantan para exigir la reconstitución de la Gran Colombia
y el fin del poderío de una minoría de comerciantes. Entre
tales oficiales hay bolivarianos sobresalientes, como el
edecán del Libertador, Luis Perú de Lacroix o el
granadino José María Melo, así como también un enemigo
de Bolívar, Pedro Carujo. Obtienen un efímero triunfo y
designan como presidente provisional a Mariño, pero
llaman al general Páez con el fin de que los respaldara;
sin embargo éste restaura a Vargas en el gobierno y
decreta amnistías a los oficiales de la revolución, muchos
de los cuales sin embargo resultan desterrados.
La Familia Palacios
El origen de la familia Palacios se remonta a la zona
de Miranda situada en Castilla de vieja. Los antepasados
Castellanos de Simón Bolívar se dedicaron a la carrera de
las armas y ocuparon puestos importantes. Los Palacios
tuvieron posiciones destacadas en el proceso de
conquista y colonización del territorio venezolano. El
abuelo del Libertador procreó 11 hijos e hijas, una de ellas
era su hija Doña María de la Concepción, dama culta y
refinada.
Familia Blanco
Los Blanco también desempeñaron altos cargos en
el gobierno, como gobernantes y regidores y aportación
sus hombres jóvenes a la lucha por la Independencia. El
Libertador Simón Bolívar heredó hidalguía y la vocación
por las armas
.
Capitulación de Miranda
El 25 de Julio de 1812, luego de numerosas
deserciones del ejercito patriota y ante la presión ejercida
por el ejército español al mando de Monteverde,
El Generalísimo Francisco de Miranda firma
la Capitulación del Ejercito Patriota, en San Mateo, en una
casa la cual fue derrumbada para construir el local donde
ahora se encuentra funcionando el dispensario de la
población.
Apresamiento de Miranda
En horas de la noche del 30 hacia la madrugada del
31 de julio de 1812, un grupo exaltado de jóvenes
patriotas, encabezados por Simón Bolívar y Miguel Peña,
procedieron a detener al Generalísimo Francisco de
Miranda. Su intención era someterlo a un juicio
sumarísimo después del amanecer. La razón: la firma de
la Capitulación de San Mateo, acto que calificaban como
traición a la patria.
Campaña de Magdalena
Luego de la pérdida de la primera República con la
Capitulación de Miranda el 25 de julio de 1812, República
nacida el 5 de julio de 1811, el coronel de 29 años Simón
Bolívar emigrado en Curazao, regresa a finales de octubre
de 1812 hacia Cartagena de Indias, donde emite el 15 de
diciembre su famosa “Memoria dirigida a los ciudadanos
de la Nueva Granada por un caraqueño”, documento
conocido como el “Manifiesto de Cartagena”, donde
mencionaba las causas de la crisis venezolana y a la vez
solicita apoyo para iniciar su expedición redentora; las
autoridades de Cartagena presidido por el general Manuel
Rodríguez Torices le facilitan el apoyo inicial, le reconocen
el grado de coronel y el 21 de diciembre lo asignan a las
ordenes del coronel francés Pedro Labatut como
comandante de guarnición en Barrancas próximo al río
Magdalena, con 70 voluntarios en misiones de seguridad y
vigilancia, sin autorización de emprender ninguna acción
ofensiva. Nuestro futuro Libertador, no se dio por
desmoralizado ante este nombramiento de carácter casi
administrativo y no operativo; por propia iniciativa se
dedicó a buscar mas voluntarios, armas y logística.
Mientras espera respuesta de las autoridades para
avanzar río arriba realiza una apreciación de la situación
sobre la presencia realista a lo largo del majestuoso río
Magdalena, concluye en desarrollar operaciones de corto
alcance. Sin permiso del comandante militar Labatut, inicia
su afán emancipador. El 23 de diciembre ocupa la
fortificación de Tenerife integrada por 500 efectivos del
ejército español; seguirá exitoso el día 24 hasta la
pequeña población de el Plato, el 25 ocupa Zambrano, el
26 y 27 combate en Mompox adonde llega el día 27; su
ejército lo ha triplicado con entusiastas y espontáneos
jóvenes neogranadinos, la capacidad de movilidad para su
creciente ejército, se lo facilita la incorporación de 15
embarcaciones menores para continuar hasta Guamal el
29 de diciembre, Banco y Chiriguaná el 31, continuando
sin encontrar resistencia realista hasta las poblaciones de
Tamalameque, Puente Real, y el Peñón para entrar
victorioso el 8 de enero al importante Puerto Nacional de
Ocaña que por su ubicación estratégica es utilizado como
base logística avanzada con 640 efectivos para apoyar las
fuerzas en Santa Marta. Presionados los realistas se
retiran hacia Villa de Upar, siendo alcanzados por Bolívar
y combatidos con éxito. El ejército libertador dispone de
800 soldados con alta moral y deseos de luchar; desde
Ocaña Bolívar solicita autorización a las autoridades
neogranadinas para avanzar hacia Cúcuta y Mérida. El 27
de febrero recibe en la población de San Cayetano a
orillas del río Zulia, un importante contingente en refuerzo,
entre los que se encontraban brillantes oficiales tales
como: Rafael Urdaneta, Luciano Deluyar, Antonio Ricaurte
y Atanasio Girardot; con tan importante grupo avanza en
la tarde del 27 destrozando las avanzadas realistas que se
retiraban hacia Cúcuta; el 28 de febrero combate en San
José de Cúcuta contra 1400 efectivos del experimentado
general realista Ramón Correa, reforzado con tropas
enviadas de Trujillo, Mérida y Maracaibo, quien derrotado
se retira hacia La Grita, en esa acción se destacó el
coronel José Félix Ribas, realizando un ataque frontal con
fuego y a punta de bayonetas, para destrozar a las fuerzas
oponentes, que al abrir sus flancos fueron atacados por
las unidades de maniobra. El ejército capturó varios
cañones y pertrechos que utilizaría en las operaciones
hacia Venezuela. Bolívar, envía a Cartagena con urgencia
una exposición de motivos exponiendo las ventajas para
perseguir y atacar a las fuerzas realistas; la respuesta
recibida el 7 de mayo, lo autorizaba para emprender
operaciones únicamente hasta Mérida y Trujillo. El 1ro de
marzo ocupa San Antonio del Táchira donde emite una
Proclama dirigida a los soldados y a los ciudadanos de
San Antonio, les diría entre otros aspectos:”…Vosotros
tenéis la dicha de ser los primeros que levantáis la cerviz
sacudiendo el yugo que os abrumaba con mayor crueldad
porque defendisteis vuestros sagrados derechos”. El
Congreso de la Nueva Granada lo asciende a General de
los Ejércitos y designado Ciudadano de la Nueva
Granada. El Libertador regresa a Cúcuta para organizar al
ejército e iniciar el 14 de mayo su magistral Campaña
Admirable.
Campaña Admirable
Con el nombre de la “Campaña Admirable” se
conoce a la acción militar que el brigadier Simón Bolívar
emprendió desde San José de Cúcuta el 14 de mayo de
1813, con el objeto de liberar a Venezuela del poder
español, luego de la pérdida de la Primera República.
Contaba Bolívar con una fuerza de 800 hombres,
organizados en 2 columnas o divisiones: la de vanguardia,
bajo el mando del teniente coronel Atanasio Girardot, con
el apoyo del mayor Luciano D’ Elhuyar como segundo
comandante; mientras que la retaguardia estaba a cargo
del coronel José Félix Ribas como comandante, José
Tejada jefe de artillería y del mayor Rafael Urdaneta como
mayor general. Asimismo, en sustitución del coronel
Manuel del Castillo y Rada había sido nombrado segundo
comandante del Ejército el brigadier Joaquín Ricaurte,
quien no obstante no acompañó al comienzo a Bolívar en
la campaña; incorporándose al año siguiente. Pedro
Briceño Méndez era el secretario general y como
edecanes, fueron nombrados Juan José Pulido, Fermín
Ribón y José Jugo.
El plan inicial de Bolívar para la ejecución de dicha
campaña, consistía en el despliegue sobre el territorio
venezolano de una ofensiva en 2 direcciones: una
columna dirigida por Ribas debía seguir por San Cristóbal-
Selva de San Camilo-Barinas y después de libertar esta
provincia se reuniría con el grueso de las tropas en
Guanare o en Araure; esta columna tenía además la
misión de conseguir en la provincia de Barinas, ganado y
dinero para las fuerzas patriotas.
El 29 de julio Bolívar fue informado de la presencia
del coronel Izquierdo en Tinaquillo, ante lo cual se puso
inmediatamente en marcha hacia ese lugar. En la mañana
del 31 de julio se encontró con la vanguardia enemiga en
la sabana de Pegones. Ante esta situación, Izquierdo
ejecutó un movimiento retrógrado y se replegó en la
sabana de Taguanes. Hacia este lugar enfiló Bolívar su
ataque con su infantería al frente y la caballería en el ala
derecha, con la cual hizo un desbordamiento del flanco
izquierdo realista. En una maniobra desesperada que
buscaba neutralizar el ataque de las fuerzas de Bolívar,
Izquierdo emprendió la retirada, pero durante la ejecución
de la misma fue derrotado por los republicanos.
La victoria de Taguanes dejó expedito a Bolívar el
avance hacia Valencia, pues Monteverde se había retirado
de Puerto Cabello al enterarse en la sabana de Carabobo,
del fracaso de Izquierdo. El 2 de agosto entró el brigadier
Bolívar a Valencia, mientras que el coronel Ribas había
quedado en San Carlos como comandante de dicha plaza.
Días después siguió Bolívar hacia Caracas, hallándose el
día 4 en La Victoria, donde aceptó la capitulación que le
propuso el gobierno español. Finalmente, el 6 de agosto
de 1813 entró triunfalmente a Caracas el pequeño ejército
mandado por el brigadier Simón Bolívar; había culminado
exitosamente la Campaña Admirable y comenzado la
gloria para Bolívar.
Decreto de guerra a muerte
Célebre documento dictado por Simón Bolívar y
dado a conocer en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de
1813. La Proclama de guerra a muerte, fue la respuesta
de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por
Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio
Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz,
José Yánez, Francisco Rosete y otros jefes realistas luego
de la caída de la Primera República. La matanza de los
republicanos por parte de los jefes españoles llegó a
extremos tales de provocar el rechazo de personajes
adictos a la causa monárquica. Uno de ellos fue el
abogado fue el abogado Francisco de Heredia, oidor y
regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en
distintas formas que cesaran las ejecuciones, lo cual no
sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado
en sus Memorias, un fraile capuchino de las misiones de
Apure que actuaba como uno de los partidarios de
Monteverde, exhortó en una ocasión «… en alta voz a los
soldados, de siete años arriba, no dejasen vivo a nadie…»
Bolívar en su Campaña Libertadora de 1813 recibió
información de la consumación de hechos como el
relatado por Heredia, lo que le llevó a expresar el 8 de
junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra
será a muerte».
Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio siguió
la proclama el 15 de junio en Trujillo del Decreto a muerte
el cual termina de la manera siguiente: «…Españoles y
canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si
no obráis activamente en obsequio de la libertad de
Venezuela. Americanos, contad con la vida, aun cuando
seáis culpables». En una primera instancia esta
manifestación fue considerada por Bolívar como ley
fundamental de la República, que luego ampliaría y
ratificaría en el cuartel general de Puerto Cabello,
mediante una proclama del 6 de septiembre del mismo
año 1813, acto que según algunos historiadores puede ser
considerado como un «Segundo Decreto de Guerra a
Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo semestre
de 1813 aparecen en escena José Tomás Boves y
Francisco Tomás Morales, la matanza se hace más
intensa por parte de los realistas y la respuesta de los
republicanos es radicalizar la aplicación de la «guerra a
muerte». Derivado de esto se produjo la ejecución de los
presos españoles y canarios de Caracas y La Guaira
ordenada por Bolívar en febrero de 1814. En este último
año la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose
numerosas vidas de ambos bandos. Asimismo, es en este
contexto de destrucción en el que cae la Segunda
República.
Entre los años 1815, 1816 y 1817 la «guerra a
muerte» se extiende a la Nueva Granada, en donde el
general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad.
Entre las numerosas víctimas de Morillo se pueden
destacar el científico Francisco José de Caldas, los
estadistas neogranadinos Camilo Torres y Manuel
Rodríguez Torices y los patriotas venezolanos Andrés
Linares y Francisco José García de Hevia. A pesar de
haber sido Bolívar el autor del decreto de guerra sin
cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la
derogación de dicho instrumento. En tal sentido, en su
proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816, expresó que:
«…La guerra a muerte que nos han hecho nuestros
enemigos cesará por nuestra parte: perdonamos a los que
se rindan, aunque sean españoles. Ningún español sufrirá
la muerte fuera del campo de batalla»; lo cual obviamente
buscaba humanizar la contienda militar. Finalmente, el 26
de noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo
lugar donde se proclamó la «guerra a muerte», el Tratado
de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el
decreto de 1813.
Título de “Libertador”
En agosto entra en Caracas como General
victorioso y jefe de la nueva situación política. Es ya el
Capitán General de los Ejércitos de Nueva Granada y
Venezuela. La Municipalidad le da el título de Libertador
en octubre de ese año y el empleo de Capitán General,
equivalente a General en Jefe.
Durante 1814 Bolívar enfrenta un año de terribles
pruebas y de inmensas dificultades que lo hacen
abandonar finalmente a Caracas y emigrar hacia el
Oriente del país, seguido por una gran parte de la
población. Esa heroica e infortunada tentativa concluye
cuando Bolívar desde Carúpano sale casi sólo para
Cartagena, dejando alguna fuerza dispersa y mal avenidas
que no tienen esperanza de victoria.
Con las reliquias del ejército que ha logrado llevar
Urdaneta hasta Nueva Granada, el Libertador lucha de
nuevo a las órdenes del Gobierno neogranadino. En ocho
meses de actividad sin tregua libera a Bogotá, baja por el
Magdalena y llega a Cartagena donde le niegan la ayuda
que pide para marchar a libertar a Venezuela. Las
rivalidades y celos obstaculizan la acción.
En medio de sonrisas y consignas de un pueblo que
lo alentaba en su proceder, entró Simón Bolívar a la
Iglesia de San Francisco de Caracas el 14 de octubre de
1813, para recibir de manos del gobernador de la ciudad,
Cristóbal Mendoza, el título de Libertador y Capitán
General de los Ejércitos. La entrega de este título ya se
veía venir, cuando el 23 de mayo de ese mismo año fue
reconocido por el pueblo de Mérida como El Libertador,
tras liderar los caminos y victorias de la Campaña
Admirable, una estrategia con la cual Bolívar consiguió
liberar al occidente del país del yugo español y abrir el
camino para la fundación de la Segunda República.
“Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela
que os dio el ser, a vos, ciudadano general Bolívar. ¡Que
vuestra mano incansable siga victoriosa, destrozando las
cadenas de los redimidos y digan un día, Bolívar vengó
vuestros agravios!”, fueron las palabras que recibió Bolívar
de la asamblea popular merideña, en esa ocasión.
El acto en la Iglesia de San Francisco de Caracas
se llevó a cabo en presencia de civiles y militares, que ya
conocían la labor de Bolívar, el hombre que defendía de
manera ferviente la libertad de los pueblos
latinoamericanos.
“Capitán General de los Ejércitos de Venezuela,
vivo y efectivo, y con el sobrenombre de Libertador. Es un
don que le consagra la patria a un hijo tan benemérito”, le
expresó Mendoza a Bolívar esa tarde de octubre, durante
el desarrollo de la proclamación.
“Me aclaman capitán de todos los imperios de la
tierra. Libertador de Venezuela, título más glorioso y
satisfactorio para mí, que el centro de todos los imperios
del universo”, celebró Simón.
Doscientos años después, el pueblo venezolano
recordará en el Casco Histórico de Caracas el
reconocimiento obtenido por Bolívar, con el fin
compromiso de seguir defendiendo la soberanía nacional.
El honor que se me hace es tan superior a mi
mérito, que no puedo contemplarle sin confusión. El
Congreso de la Nueva Granada confió a mis débiles
esfuerzos el restablecimiento de nuestra República. Yo he
puesto de mi parte el celo; ningún peligro me ha detenido.
Si esto puede darme lugar entre los ciudadanos de
nuestra nación, los felices resultados de la campaña que
han dirigido mis órdenes, es un digno galardón de estos
servicios, que todos los soldados del ejército han prestado
igualmente bajo las banderas republicanas. Penetrado de
gratitud he leído el acta generosa en que me aclaman, sin
embargo, Capitán General de los Ejércitos y Libertador de
Venezuela. Yo sé cuánto debo al carácter de vuestras
señorías, y mucho más a los pueblos, cuya voluntad me
expresan; y la ley del deber, más poderosa para mí que
los sentimientos del corazón, me impone la obediencia a
las instancias de un pueblo libre, y acepto con los más
profundos sentimientos de veneración a mi patria y a
vuestras señorías, que son sus órganos, tan grandes
munificencias: Dios guarde a vuestras señorías muchos
años.”
Publicado el28 octubre, 2018
Perdida de la Segunda República
Simón Bolívar estaba consciente de que fue la falta
de liderazgo de algún patriota entre los esclavos y
trabajadores de los llanos venezolanos lo que motivó que
los realistas se aprovecharan de ellos para alimentar sus
ejércitos, y ésto sucedió porque en las llanuras
venezolanas se encontraba un hombre, español canario,
con mucho carisma de nombre José Tomás Boves, quien
logra sumarlos a la defensa de la causa realista, siendo tal
circunstancia lo que mayormente influyó en la perdida de
la II República de Venezuela. Sin embargo, Bolívar se
declara culpable, pero incluye en el documento de
Carúpano tal análisis. A la antorcha de la libertad, que
nosotros hemos presentado a la América como la guía y el
objeto de nuestros conatos, han opuesto nuestros
enemigos la hacha incendiaria de la discordia, de la
devastación y el grande estímulo de la usurpación de los
honores y de la fortuna a hombres envilecidos por el yugo
de la servidumbre y embrutecidos por la doctrina de la
superstición. ¿Cómo podría preponderar la simple teoría
de la filosofía política sin otros apoyos que la verdad y la
naturaleza, contra el vicio armado con el desenfreno de la
licencia, sin más límites que su alcance y convertido de
repente por un prestigio religioso en virtud política y en
caridad cristiana? No, no son los hombres vulgares los
que pueden calcular el eminente valor del reino de la
libertad para que lo prefieran a la ciega ambición y a la; vil
codicia. De la decisión de esta importante cuestión ha
dependido nuestra suerte, ella estaba en manos de
nuestros compatriotas que pervertidos han fallado contra
nosotros, de resto todo lo demás ha sido consiguiente a
una determinación más deshonrosa que fatal; y que debe
ser más lamentable por su esencia que por sus
resultados. Es una estupidez maligna atribuir a los
hombres públicos las vicisitudes que el orden de las cosas
produce en los Estados, no estando en la esfera de las
facultades de un General o Magistrado contener en un
momento de turbulencia, de choque y de divergencia de
opiniones el torrente de las pasiones humanas; que
agitadas por el movimiento de las revoluciones se
aumentan en razón de la fuerza que las resiste. Y aun
cuando graves errores o pasiones violentas en los jefes
causen frecuentes perjuicios a la República, estos mismos
perjuicios deben, sin embargo, apreciarse con equidad y
buscar su origen en las causas primitivas de todos los
infortunios: la fragilidad de nuestra especie y el imperio de
la suerte en todos los acontecimientos. El hombre es el
débil juguete de la fortuna, sobre la cual suele calcular con
fundamento muchas veces, sin poder contar con ella
jamás, porque nuestra esfera no está en contacto con la
suya; de un orden muy superior a la nuestra. Pretender
que la política y la guerra marchen al grado de nuestros
proyectos, obrando a tientas con sola la pureza de
nuestras intenciones, y auxiliados por los limitados medios
que están a nuestro arbitrio, es querer lograr los efectos
de un poder divino por resortes humanos.
Yo, muy distante de tener la loca presunción de
conceptuarme inculpable de la catástrofe de mi Patria,
sufro al contrario el profundo pesar de creerme el
instrumento infausto de sus espantosas miserias; pero soy
inocente porque mi conciencia no ha participado nunca del
error voluntario o de la malicia; aunque por otra parte haya
obrado mal y sin acierto. La convicción de mi inocencia me
la persuade mi corazón y este testimonio es para mí el
más auténtico, bien que parezca un orgulloso delirio. He
aquí la causa porque desdeñando responder a cada una
de las acusaciones que de buena o mala fe se me puedan
hacer, reservo este acto de justicia, que mi propia vindicta
exige, para ejecutarlo ante un tribunal de sabios, que
juzgarán con rectitud y ciencia de mi conducta en mi
misión a Venezuela. Del Supremo Congreso de la Nueva
Granada hablo, de este augusto cuerpo que me ha
enviado con sus tropas a auxiliaros como lo han hecho
heroicamente hasta expirar todas en el campo del honor.
Es justo y necesario que mi vida pública se examine con
esmero, y se juzgue con imparcialidad. Es justo y
necesario que yo satisfaga a quienes haya ofendido, y que
se me indemnice de los cargos erróneos a que no he sido
acreedor. Este gran juicio debe ser pronunciado por el
soberano a quien he servido; yo os aseguro que será tan
solemne cuanto sea posible, y que mis hechos serán
comprobados por documentos irrefragables. Entonces
sabréis si he sido indigno de vuestra confianza, o si
merezco el nombre de Libertador. Yo os juro, amados
compatriotas, que este augusto título que vuestra gratitud
me tributó cuando os vine a arrancar las cadenas, no será
vano. Yo os juro que Libertador o muerto, mereceré
siempre el honor que me habéis hecho, sin que haya
potestad humana sobre la tierra que detenga el curso que
me he propuesto seguir hasta volver segundamente a
libertaros, por la senda del occidente; regada con tanta
sangre y adornada de tantos laureles. Esperad,
compatriotas, al noble, al virtuoso pueblo granadino que
volará ansioso de recoger nuevos trofeos, a prestaros
nuevos auxilios, y a traeros de nuevo la libertad si antes
vuestro valor no la adquiriere. Sí, sí, vuestras virtudes
solas son capaces de combatir con suceso contra esa
multitud de frenéticos que desconocen su propio interés y
honor; pues jamás la libertad ha sido subyugada por la
tiranía. No comparéis vuestras fuerzas físicas con las
enemigas, porque no es comparable el espíritu con la
materia. Vosotros sois hombres, ellos son bestias,
vosotros sois libres, ellos esclavos. Combatid, pues, y
venceréis. Dios concede la victoria a la constancia.
Publicado el28 octubre, 2018
Campaña militares en nueva Granada
Campaña Libertadora de la Nueva Granada (1819)
este proyecto independentista fue proclamado por Simón
Bolívar a la población de la Nueva Granada, que desde el
periodo de 1810 se encontraba en un proceso
independentista. Para llegar hasta este punto esta colonia
española americana tuvo que afrontar sucesivas batallas,
guerras, conflictos internos y un periodo extenso llamado
la Patria Boba; época de temor a la retaliación de la
monarquía absoluta, periodos de confusión ideológica,
guerras internas y una escaza definición de las
pretensiones como colonia a bordas de un proceso
independentista. El 15 de agosto de 1818 se creó la
proclama llamada El Paso de los Andes esta fue emitida
desde Angostura. Esta fue emitida en un momento donde
los republicanos en Buenos Aires y Chile habían logrado
el éxito. Además internamente, Popayán y otras provincias
del sur de Nueva Granada estaban obteniendo
importantes logros. Por otro lado, el éxito del general
Andrew Jackson en la conquista del fuerte de Pensacola y
la recuperación de las Floridas españolas. Para comenzar
a llevar a cabo la Campaña Libertadora, Bolívar envió al
general de brigada Francisco de Paula Santander a la
provincia de Casanare para que tomara el mando de la
fuerza armada y adiestrara una división que sería la
vanguardia de la campaña en proyecto.
El 26 de mayo de 1819 Bolívar compartió con el
vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea, el
plan que había elaborado para la campaña. El plan era el
siguiente: la mayoría de los soldados entrarían por
Cúcuta; el general Santander entrará por Soatá y se unirá
a las tropas; el ejército de oriente cubrirá el oriente de
Venezuela y asaltar al general Pablo Morillo que se
encuentra en Calabozo. Mientras tanto, la división
Urdaneta marchará hacia Apure y cooperará con el
ejército de oriente; desde el Apure apoyará a Bolívar con
material de guerra. José Antonio Páez se le ordenó dirigir
las fuerzas de occidente en caso de requerir reservas y
seguridad estratégica. El 27 de mayo salió Bolívar por
Guasdualito. Al llegar a esta zona, le anunció a la
población el plan definitivo. Posteriormente, fue a
Casanare con la infantería. Páez, mientras se desplazaba
por los valles de Cúcuta, llamó la atención de los realistas
que comenzaron a llegar al lugar. Los planes de la
campaña se siguieron realizando sin modificación. El 4 de
junio se reanudó la marcha. Al día siguiente se efectuó el
cruce del río Arauca y las tropas entraron en los llanos de
Casanare.
Cuando llegaron a Tame, se incorporó parte de la
división de Santander. En este poblado fue reorganizado
el ejército en 2 divisiones: la vanguardia del general
Santander con los batallones de infantería Cazadores y el
escuadrón de caballería Casanare. En total fueron 1.200
hombres; en la retaguardia se encontraba el general de
brigada José Antonio Anzoátegui con los batallones de
infantería Rifles, Barcelona, Bravos de Páez y la Legión
Británica alcanzaba un total de 2.000 hombres. Bolívar se
encontraba en un gran dilema porque los 3 caminos que
conducían al valle de Sogamoso para continuar con la
operación: el de Salina de Chita, el de Pisba y el de
Labranza Grande. El primero y el último eran transitables
pero estaban cubiertos por fuerzas realistas. El del
páramo de Pisba no tenía mucha seguridad; pero era un
camino poco transitable debido a su fragosidad y a la
altura de las montañas. Bolívar tomó este camino.El 24 de
junio llegó la vanguardia al pueblo de Morcote y, el mismo
día destruyó una avanzada realista de unos 300 hombres
que defendían aquellas posiciones. El 19 de junio, el
batallón Cazadores ocupó a Pueblo Viejo y Las
Quebradas, donde apresaron los integrantes de una
fuerza que cubría el área. Luego de varios días de marcha
los patriotas alcanzaron el pueblo de Socha el 5 de julio y
en 2 días el grueso de las tropas estaba reunido allí.
En el valle de Sogamoso, Bolívar logró un gran
golpe al derrotar la tercera división realista al mando del
coronel José María Barreiro en Gámeza el 11 de julio,
horas antes había destruido sus avanzadas en Corrales
de Bonza. Terminada la acción, los realistas iniciaron la
retirada a la Peña de Tópaga y los patriotas al pueblo de
Gámeza, y desde allí marcharon a Santa Rosa de Viterbo
para intentar tomar posesión de ese territorio; este era un
territorio clave rico en recursos y estratégico para dominar
el valle de Sogamoso. Con este movimiento, Barreiro se
trasladó de sus posiciones de Tópaga hacia los Molinos
de Bonza, ante cuyos atrincheramientos se presentó
Bolívar el 20 de julio y empezó una confrontación militar
en campo abierto, pero fue imposible batir a los realistas.
Por ello, cruzó el río Chicamocha y por el camino del
Salitre de Paipa, atacó la retaguardia de Barreiro.
Para neutralizar el ataque, el jefe realista ordenó a
sus fuerzas que se dirigieran hasta las alturas del Pantano
de Vargas, donde se efectuó la batalla del mismo nombre.
El final de la batalla produjo la victoria para los patriotas.
El mismo día se dirigió Barreiro a Paipa y el siguiente día
lo hizo Bolívar a Corrales de Bonza. El 4 de agosto,
Bolívar desalojó de Paipa a los realistas, gracias a la
ejecución del movimiento conocido como “maniobra sobre
Tunja”, por el camino de Toca y Chivatá. El siguiente acto
era cortar las comunicaciones de Barreiro con Santa Fe de
Bogotá, tarea que ejecutó en la ciudad de Tunja el 5 de
agosto, y para recuperarlas, Barreiro se movió desde
Loma Bonita, por el páramo de Cómbita, para llegar al
pueblo de Motavita.
El 7 de agosto, los 2 contendientes emprendieron el
movimiento rápidamente; Barreiro para ganar el puente de
Boyacá, sobre el río Teatinos, para poder avanzar hasta
Santa Fe; y Bolívar con la intención de impedir esta
operación. Esto originó la Batalla de Boyacá, en la cual fue
derrotado el coronel Barreiro y destruida la división de su
mando. Bolívar victorioso pudo pasar con sus tropas (algo
diezmadas) a Santa Fe de Bogotá, con este evento quedó
concluida la campaña y con ella la liberación de Nueva
Granada. Una vez logrado un ambiente de aceptable
estabilidad en el país, política y administrativamente,
Bolívar regresó a Angostura y dio cuenta de las
operaciones que había realizado. Finalmente, comenzó a
realizar su proyecto de creación de la Gran Colombia.
Desavenencias con autoridades neogranadinas
La Campaña Libertadora de Nueva Granada fue
una campaña militar emprendida por Simón Bolívar a
finales de 1819 para liberar la Nueva Granada (actual
Colombia) del dominio español. La campaña fue un éxito
rotundo y gracias a ella se concreta la idea de la unión de
la Nueva Granada y Venezuela.En el Congreso de
Angostura se decretó la creación de la República de
Colombia, estado que comprendería las antiguas colonias
españolas de la Capitanía General de Venezuela, el
Virreinato de Nueva Granada y la Real Audiencia de
Quito. Todos estos territorios, con excepción del sur y
oriente de Venezuela, se hallaban en poder de los
españoles. Bolívar decidió que tras la retirada de Pablo
Morillo de la campaña de Apure a sus cuarteles de
invierno en Calabozo, que era el momento oportuno para
efectuar la planeada liberación de Nueva Granada El 4 de
agosto la tropa de Bolívar llegó a Tunja; tres día después,
el ejército realista se fortificó para detener su avance en
un sitio 15 kilómetros al sur, sobre el puente del río
Boyacá. El río es poco profundo, pero el valle es angosto y
empinado a lado y lado, por lo cual constituía una línea
natural de defensa. Los españoles tomaron el puente y las
laderas al sur del río. Sin embargo, a pesar de su mejor
posición estratégica, fueron alcanzados por la vanguardia
del ejército republicano antes de poder prepararse para la
batalla; un destacamento del mismo, comandado por
Santander, tomó rápidamente el puente y dividió a las
fuerzas españolas en dos columnas separadas. La
caballería de José Antonio Anzoátegui avanzó para tomar
por la a los batallones, mientras la infantería avanzaba por
el frente.
La batalla fue un desastre para los realistas; Bolívar
tomó 1600 prisioneros, casi la mitad de las fuerzas,
incluyendo al mismo Barreiro y la mayoría de sus oficiales.
Los patriotas perdieron 13 soldados y otros 53 resultaron
heridos. Tres días más tarde, el 10 de agosto de 1819,
Bolívar entró triunfante a Bogotá y fue recibido como un
héroe.
Viaje a Jamaica
Tras los acontecimientos de Carúpano, Bolívar llegó a
Cartagena a finales de 1814 para obtener de nuevo ayuda
de la Nueva Granada, que en esos momentos se
encontraba también en una situación difícil que le impidió
desarrollar nuevos proyectos. Estas circunstancias y el
apoyo que le daba el Gobierno neogranadino hicieron que
fuera reconocido como jefe por todos los venezolanos que
se encontraban en Nueva Granada, el 19 de septiembre
de 1814 Bolívar se encuentra con Camilo Torres Tenorio
quien preside el Congreso de las Provincias Unidas de la
Nueva Granada y admitiendo los argumentos de Bolívar y
ante la derrota sufrida por el General Antonio Nariño en la
campaña del sur en julio de 1814, encarga a Bolívar de la
conducción de la guerra. El 10 de diciembre Bolívar toma
a Santa Fe y obliga así a que Cundinamarca reconozca
como autoridad al Congreso de las Provincias Unidas.
Ante la imposibilidad de desarrollar algún proyecto decidió
abandonar su cargo en la Nueva Granada y partir hacia
Jamaica en el buque La Decouverte, llegando a la isla el
14 de mayo de 1815 y los pocos meses de estar allí
escribió con fecha del 6 de septiembre de 1815 una carta
un destinatario anónimo conocida como la Carta de
Jamaica, un documento que tiene múltiples significados
por su forma, contenido y características materiales como
texto de reflexión y análisis. En dicho documento
describe en general la situación de América
considerándola como un todo unitario y empieza a
exponer el proyecto ya preconcebido antes por Francisco
de Miranda de crear una gran confederación americana
con el nombre de Colombia como una realidad a alcanzar
por las nacientes repúblicas que sería en adelante la base
de su proyecto político. Sin embargo, la situación de
Bolívar en la isla llegó a ser muy tensa ya que se
encontraba allí con escasos medios económicos por lo
que se vio obligado a pasar estrecheces y llegó a sufrir un
intento de asesinato del que salió ileso gracias a que por
no poder pagar la pensión donde vivía se vio obligado a
mudarse el mismo día del atentado. Ante la neutralidad
del Gobierno británico, que no quería comprometerse a
darle un apoyo abierto, y la posibilidad de que los
españoles estuvieran intentando asesinarle, Bolívar
consideró necesario trasladarse a otro país más seguro
donde pudiera organizarse una expedición.
Viaje a Haití
En aquella época Haití se había convertido en una
república independiente de Francia que daba asilo y
respaldaba las causas republicanas en el continente
americano. Por ello Bolívar consideró que Haití era el
lugar adecuado para organizar una expedición militar
hacia Venezuela con la ayuda del presidente de ese país,
el general Alexandre Petion. El 19 de diciembre de 1815,
Bolívar salió de Jamaica para Haití de una manera que él
mismo describió como precipitada y llegó al puerto de Les
Cayes el 24 del mismo mes. Cuando Bolívar salió de
Jamaica ya tenía resueltos los aspectos fundamentales de
la campaña que tenía en mente y cuyos aspectos
requerían un análisis cuidadoso ya que implicaban
conseguir respaldo político, ayuda financiera y
colaboración técnica, naval y Allí con la ayuda encubierta
del Gobierno haitiano y del experimentado Almirante Luís
Brión, Bolívar logró organizar una expedición marítima
conocida como la Expedición de los Cayos que salió el 23
de marzo de 1816 con rumbo a la isla de Margarita, desde
donde empezaría de nuevo sus operaciones militares.
Expedición de los cayos
Se conoce la invasión que desde Haití planeó el
Libertador Simón Bolívar a fines de 1815 con la finalidad
de liberar a Venezuela de las fuerzas españolas.
Posteriormente, tras serle otorgado el poder supremo por
parte de una asamblea de los principales jefes refugiados,
venezolanos y neogranadinos, Bolívar comenzó a afinar
los detalles sobre la expedición contra la costa firme
venezolana; con la ayuda del gobernador militar haitiano
de Los Cayos, el general Ignacio Marión. En cuanto a los
recursos con los que finalmente contó la expedición
gracias a las gestiones de Petión, los mismos consistían
de 6.000 fusiles, municiones, víveres, una imprenta
completa, el flete de algunas goletas y una importante
suma de dinero. Con todo esto Bolívar organizó una
pequeña flota de 7 goletas: Bolívar, General Mariño,
General Piar, Constitución, Brión, Félix y Conejo,
acompañadas de otra de su amigo de Haití, Robert
Sutherland, La Fortune. Finalmente, la expedición zarpó el
31 de marzo de 1816, formando parte de ella Manuel Piar,
Santiago Mariño, Gregor MacGregor, Francisco Antonio
Zea, Pedro María Freites, Bartolomé Salom, Pedro León
Torres, Carlos Soublette, Pedro Briceño Méndez, Manuel
Valdés, Diego Ibarra, Juan Bautista Bideau, Carlos
Chamberlain, Juan Baillío, Carlos Eloy Demarquet, Renato
Beluche, Henry Ducoudray-Holstein y otros. El
recorrido de la flota comandada por Bolívar fue el
siguiente: luego de salir del puerto de Los Cayos, en la
parte occidental de Haití, la misma se detuvo 3 días en la
isla Beata al sur de la frontera entre Haití y Santo
Domingo, para continuar su itinerario en el que los
primeros días de abril de 1816 se encontraban frente a la
costa meridional de la hoy República Dominicana; el 19 de
abril de 1816 llegaban a la isla de Vieques cerca de las
costas de Puerto Rico, hecho que se celebró con salvas
de artillería; el 25 de abril arriban a la islita holandesa de
Saba, distante 20 Km de San Bartolomé, desde donde se
dirigen hacia Margarita, librando el 2 de mayo antes de
llegar a ésta, el combate naval de Los Frailes en la que la
escuadrilla de Luis Brión sale victoriosa y captura el
bergantín español El Intrépido y la goleta Rita. El 3 de
mayo de 1816 tocan suelo venezolano en la isla de
Margarita, en la que el 7 del mismo mes una asamblea
encabezada por el general Juan Bautista Arismendi,
ratifica los poderes especiales conferidos a Bolívar en Los
Cayos. Luego de esta ratificación, las fuerzas
expedicionarias de Bolívar pasan a Carúpano donde
finalmente desembarcan y proclaman la abolición de la
esclavitud para después seguir a Ocumare de la Costa. En
definitiva, a pesar de los reveses sufridos por los
expedicionarios y por el propio Libertador en Ocumare, la
importancia histórica de la Expedición de los Cayos radica
en que la misma permitió que Santiago Mariño, Manuel
Piar y luego José Francisco Bermúdez emprendieran la
liberación del oriente del país, y que MacGregor con
Soublette y otros jefes se internaran definitivamente en
Tierra Firme, para abrir paso al triunfo definitivo de la
República.
Publicado el28 octubre, 2018
TEMA X: Colombia
Campaña de Boyacá
Puente de Boyacá, ubicado a 14 kilómetros de
Tunja y a 110 kilómetros de Bogotá, fue lugar de uno de
los combates más grandes que se han librado en territorio
colombiano por nuestra independencia: La Batalla de
Boyacá. Ocurrida el 7 de agosto de 1819, esta batalla
marcó no sólo el punto final en las disputas guerreristas
por el poder en territorio colombiano, sino que fijó el triunfo
independentista que había trazado el país el 20 de julio de
1810.Todo comenzó con una serie de luchas libradas por
la Campaña Libertadora que —liderada por Simón Bolívar
— hacía resistencia a la reconquista española en 1819.
Después de superar diversos obstáculos, el ejército
patriota salió victorioso en los combates de Gámeza (11
de julio) y el Pantano de Vargas (25 de julio), que fueron
claves en el resultado de la Batalla del Puente de Boyacá.
Tras de 77 días de conformación de la Campaña
Libertadora, ese 7 de agosto fue decisivo. La estrategia de
Bolívar era clara: tomar por sorpresa al ejército realista
que, sin remedio alguno, tenía que pasar por el río
Teatinos para dirigirse a Santafé, donde estaría a salvo de
los ataques patriotas. Bajo el mando de Simón Bolívar,
Francisco de Paula Santander y José Antonio Anzoátegui,
la tropa patriota conformada por 2.850 combatientes
(criollos, mulatos, mestizos, zambos, indígenas y negros)
asaltó al ejército realista que contaba con 2.670 hombres
liderados por el coronel José María Barreiro. En un
combate que duró cerca de seis horas, la tropa libertadora
se llevó la victoria y logró la rendición de los españoles,
que fueron tomados como prisioneros. Tras ser tomado
como prisionero, Barreiro intentó sobornar al soldado de
quince años Pedro Pascacio Martínez, que se negó y lo
entregó a Bolívar. En cuanto se supo de la derrota realista,
el virrey Juan Sámano huyó de Santafé, ciudad que quedó
bajo el mando de los criollos. Esta batalla no sólo marcó
un paso definitivo en nuestra independencia, sino que
influyó en las victorias de Carabobo en Venezuela,
Pichincha en Ecuador y Junín y Ayacucho en Perú. El
puente, que sufrió graves daños, fue reconstruido el 7 de
agosto de 1919 por el presidente Marco Fidel Suárez.
Ahora el puente es uno de los sitios más emblemáticos de
la historia colombiana, y se encuentra rodeado por
monumentos que recuerdan la gesta independentista
como las estatuas de Simón Bolívar, Francisco de Paula
Santander y Pedro Pascasio Martínez. A su lado también
reposan símbolos como la Plaza de Banderas, el Arco del
Triunfo, el Atril de Piedra, la Llama de la Libertad, la
Piedra de la Legión Británica y el Obelisco.
Pasos de los Andes de la nueva Granada
El Libertador partió de Venezuela para iniciar
Bolívar paso de los Andes2el famoso paso de los Andes
desde la ciudad de Mantecal en el estado Apure el 27 de
Mayo de 1.819, un ejército de llaneros, que solo contaban
con su valor y amor patriótico emprendieron la marcha a
unas escarpadas y frías montañas de la cordillera andina.
El Paso de los Andes fue un movimiento militar de valor
estratégico durante la Campaña Libertadora de Nueva
Granada (actual Colombia), en el cual el ejército
independentista al mando de Simón Bolívar remontó la
cordillera de los Andes, específicamente la rama Oriental
de los Andes colombianos para liberar a la Nueva
Granada del dominio español. Es considerada una de sus
acciones militares más destacadas y toda una hazaña
para los medios técnicos de la época. Tres mil hombres
acompañan al Libertador, a través del brumoso y helado
Páramo; la nieve paramera mete sus dentelladas en los
cuerpos semidesnudos de los hombres de las tierras
bajas.
El soroche o mal de páramo, que hace mullidos y
mortales colchones de la tierra helada. A muchos hay que
azotarlos hasta la flagelación para que abandonen aquel
sueño de muerte. Muchos se niegan y se quedan para
siempre yertos en aquellas tierras heladas. Otros se
despeñan con sus caballos por los precipicios. El frío de la
montaña cobra más víctimas que las fiebres de los
pantanos y las balas del enemigo. Bolívar no desmaya
ante la adversidad. En tono conmiserativo heroico o
imperativo apuntala con sus palabras y amenazas la
marcha hacia el otro lado. Al llegar a la cumbre el
sufrimiento y la muerte alcanzan su paroxismo. Pero todos
recuerdan. Antes la muerte y lo que sea, que volver sobre
sus pasos. Ahora tan sólo queda vencer o morir. Bolívar
saca cuentas de los tres mil hombres con los que inició el
ascenso, han muerto mil ochocientos. Con los mil
doscientos que quedan y los patriotas neogranadinos, que
habrán de sumárseles tan pronto lleguen a bajo; tiene
gente más que suficiente como para echar de la Nueva
Granada al Virrey Sámano y a todo el ejército español.
Hubo fuego y escaramuzas en el descenso al altiplano. En
una de ellas pereció O’Rooque el simpático irlandés que
dio su vida por Venezuela. Barreiro, el jefe español, les
presentó batalla en el puente de Boyacá, en las
inmediaciones de Bogotá. Luego de dos horas de intenso
tiroteo y de una veintena de muertos se rindieron los
españoles y el Virrey Sámano huyó de Bogotá disfrazado
de indio.Esta derrota significó la caída del yugo español en
Venezuela, Colombia, Perú y Bolívia.
Creación de Colombia
La Gran Colombia fue un país de América creado
en 1819 por el congreso reunido en la ciudad de
Angostura mediante la Ley Fundamental de la República
(ratificada después por su contraparte reunida en Cúcuta
en 1821) por la unión de Venezuela y la Nueva Granada
en una sola nación bajo el nombre de República de
Colombia,5 6 a la que luego se adhirieron Panamá (1821)
y Ecuador (1822). El término Gran Colombia se emplea
por la historiografía para distinguirla de la actual República
de Colombia.
Esta república existió jurídicamente entre 1821 y
1831 y se configuró a partir de la unión de las anteriores
entidades coloniales del Virreinato de la Nueva Granada,
Capitanía General de Venezuela, Presidencia de Quito y
la Provincia Libre de Guayaquil.8 Su superficie
correspondía a los territorios de las actuales repúblicas de
Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela (incluyendo la
Guayana Esequiba, en reclamación guyano-venezolana);
y otros territorios que pasaron a Brasil, Perú, Nicaragua,
Costa Rica y Honduras por acuerdos internacionales
celebrados entre estos países y las repúblicas surgidas de
la disolución grancolombiana.
Si bien la Gran Colombia fue creada mediante la
Ley Fundamental de la República de Colombia expedida
durante el Congreso de Angostura (1819), el Estado como
fruto de la unión de dichos territorios no vio la luz hasta el
Congreso de Cúcuta (1821), donde se redactó la
Constitución nacional con la cual se implementó y
reglamentó su creación, al igual que la vida política e
institucional del nuevo país. El sistema político-
administrativo adoptado por la república fue el centralismo
unitario.
Por otra parte, el reconocimiento internacional de la
existencia legítima de la Gran Colombia, en tanto que
territorio independiente, soberano y delimitado, se inscribió
en un contexto diplomático que en Europa fue adverso al
reconocimiento formal de la independencia de los países
americanos. Es así que Austria, Francia y Rusia sólo
reconocían las independencias en América si los nuevos
Estados se sometían a un sistema monárquico nombrando
como soberanos a miembros de las dinastías europeas.
Además, Colombia y las potencias internacionales
enfrentaban sus posiciones en cuanto a la extensión del
territorio colombiano y su delimitación fronteriza.
Al momento de su creación la Gran Colombia era el
país hispanoamericano de mayor prestigio en el mundo,
tanto así que varios políticos de Europa y América, entre
ellos John Quincy Adams (por entonces secretario de
estado y futuro presidente de los Estados Unidos), la
llamaron a ser una de las naciones más poderosas del
planeta. Este prestigio, sumado a la figura de Bolívar,
atrayeron hacia la nación ideas unionistas de movimientos
independentistas de Cuba, República Dominicana y
Puerto Rico, que pretendían formar un estado asociado
con la república.
El país se disolvió a finales de la década de 1820 e
inicios de los años 1830, por las diferencias políticas que
existían entre partidarios del federalismo y el centralismo,
así como por las tensiones regionales entre los pueblos
que integraban la república.
Publicado el28 octubre, 2018
Batalla de Carabobo
La Batalla de Carabobo se llevó a cabo el 24 de
junio de 1821, y selló la Independencia de Venezuela. Se
enfrentaron el Ejército Patriota comandado por Simón
Bolívar y el Ejército Realista, a la cabeza de Miguel de la
Torre. La Batalla de Carabobo está considerada la
empresa más importante de la gesta independista. Duró
escasas dos horas en las que se mostró un gran
despliegue militar en el Campo de Carabobo.
La consolidación de la carrera por la independencia
de Venezuela se libró en la Batalla de Carabobo. La
magistral actuación del bando patriota, cuya superioridad
numérica e inteligencia estratégica fue la clave para esta
gran victoria.
Simón Bolívar, designó a José Antonio Páez como
Comandante de la Primera División. Éste conduciría los
batallones Bravos de Apures y Cazadores Británicos,
además la caballería de húsares, lanceros y cazadores.
En la Segunda División se designó a Manuel Cedeño
como su Comandante. Así conduciría los batallones
Tiradores, Boyacá y Vargas; además la caballería. La
Tercera División fue encomendada al Comandante
Ambrosio Plaza, quien llevó los batallones: Rifles,
Granaderos, Vencedor y Anzoátegui. Así como varios
frentes de caballería.
Por su parte, el Ejército Realista –fieles a la Corona
Española– estuvo comandado por el General Miguel de la
Torre. Contó con los Batallones: Valencey, Barbastro,
Burgos, Hostalrich, Infante y Príncipe. Las escuadras de
Caballería: Lancero del Rey, Húsares de Fernando VI,
Guías del General y Dragones Leales. Además del
contingente para la artillería. Tras la derrota de los
realistas en la Batalla de Carabobo, algunos focos de este
ejército de los monarcas se mantuvieron activos. Sin
embargo, pronto serán neutralizados en la zona oriental
de Venezuela.