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El comienzo de la prosa literaria se suele situar en el año 1251 con la traducción del árabe al
castellano del "Calila e Dimna" , una colección de cuentos breves de origen oriental e intención
didáctica, cuyo título proviene de los nombres de dos lobos hermanos. Calila y Dimna ,
protagonistas del primer cuento. Calila e Dimna procede en gran parte de una célebre colección
de cuentos indios titulada Panchatantra , de donde pasó al árabe y de éste fue vertido al
castellano a instancias de Alfonso X el Sabio, siendo éste aún infante, en la escuela oficial de
traductores de Toledo.
También en la misma época - 1253 - se traduce el Sendebar o Libro de los engaños e
asayamientos de las mujeres , que es igualmente una colección de cuentos o apólogos de origen
oriental, tal vez indios, traducidos al persa, luego al árabe y posteriormente, por encargo del
infante don Fadrique, hermano de Alfonso X el Sabio, al castellano. El Sendebar trata de las
argucias, malas artes y enredos de las mujeres para conseguir sus propósitos y constituye una de
las primeras manifestaciones de la literatura misógina - desprecio a la mujer - tan frecuente en la
literatura posterior.
Alfonso X el Sabio
Político y hombre de letras, su reinado fue un periodo de intensa actividad científica y literaria
impulsada y dirigida por el propio rey. Su corte se convirtió en centro de cultura y aprendizaje que
atrajo a estudiosos de distintas ramas del saber. El monarca reunió a un importante grupo de
sabios hebreos, musulmanes y cristianos españoles, que, continuando la obra de traducción y
compilación iniciada un siglo antes en la Escuela de Traductores de Toledo, realizaron una
importante tarea científica y trasvase del saber oriental a Occidente. Alfonso X dio tal impulso a la
lengua castellana que la convirtió en lengua oficial, la usó en todos los documentos y en la
redacción de sus obras históricas, jurídicas y científicas. En lengua gallega compuso las Cantigas
de Santa María, poesía lírica del que continúa el tema marial frecuente en la época.
Pero no sólo fue el impulsor de la lengua castellana, sino, en gran parte, su creador. Fijó las grafías
y amplió y flexibilizó la sintaxis con la creación de nuevas conjunciones que aportaron variados
matices a la frase. Debido a la variedad de asuntos que trata, el vocabulario se enriqueció y
capacitó para la exposición en la lengua castellana.