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El psicoanálisis, como aporte epistemológico y práctico en los ámbitos juridicos

Palabras clave: Psicoanálisis, malestar, sujeto, clínica analítica

La psicología ha sido construida desde diferentes perspectivas epistemológicas y

teóricas, en las cuales se ha intentado comprender la naturaleza del comportamiento

humano, delimitando ésta a diferentes esferas intrínsecas en el sujeto; como aspectos

cognitivos, biológicos, existencialistas, ambientales, sociales y desde la perspectiva del

enfoque psicoanalista, psíquicos. En ésta última esfera se atribuye la naturaleza del

comportamiento humano a conflictos internos inconscientes derivados de las relaciones

objétales implantadas en la infancia y constituye la visión singularizada del ser humano,

complejo, psíquico, donde se da menos relevancia a los comportamientos observables ya

que constituyen sólo una pequeña esfera del sujeto y más bien son entendidos estos como

síntomas.

Es importante mencionar que desde el psicoanálisis se tiene en cuenta la

singularidad del sujeto como eje trasversal de investigación e intervención, por lo anterior

se considera que el individuo marca su actuar de acuerdo a unos deseos específicos

consagrados en el inconsciente, el cual hace referencia a una instancia psíquica planteada

por Sigmund Freud, que posteriormente será retomada por diferentes autores psicoanalistas

que comparten o refutan los postulados teóricos de Freud.

Haciendo énfasis en los aspectos culturales, en todo ser humano existe un

sentimiento oceánico de eternidad, infinitud y unión con el universo, y por ese solo hecho

es el hombre un ser religioso (Freud, 1981), teniendo en cuenta que la religión no

constituye un deseo natural humano, sino un aspecto cultural. Se entiende entonces el Yo


como algo definido e intrínsecamente influenciado por el exterior, en el lactante que como

se hace mención en la teoría psicoanalítica solo está constituido por el “ello”, entonces este

no tendría esa concepción marcada de las exigencias culturales, entonces funciona con base

a la búsqueda del placer y evitando el displacer, quedando éste último fuera de él.

Entender lo anteriormente mencionado, permite adentrarse en el aporte analítico en

campos prácticos como el ámbito jurídico, para ello es fundamental comprender aquello

que se nos es demandado como psicólogos. Cuando la demanda no proviene de un sujeto,

sino que es institucional, se torna indispensable preguntarnos qué se nos demanda e

interpretar esa demanda antes de responderla (Gresier, 2012), esto pensado desde el objeto

social que se tiene como psicólogos, por ello, Foucault, en su obra vigilar y castigar; éste

hace especial mención a las herramientas de poder, el castigo físico y mental; pero sobre

todo y muy relacionado con la temática antes expuesta, la vigilancia como una herramienta

de control y disciplina; el panóptico no solo como una vigilancia sistematizada, sino como

todas esas instituciones y cultura influye en el sujeto, lo controlan, ejercen una fuerza

intangible pero efectiva en él, la inoculación de una idea, de la cual él no se puede desatar

porque sería aislado culturalmente. Y la psicología empieza a ejercer un elemento

mediático para dar luz a ese control social.

Para ello, es fundamental dilucidar que la clínica analítica es la clínica del sujeto

(Gresier, 2012). Así, El mundo interior y exterior de un sujeto, es algo que siempre ha sido

un significante fundamental para el desarrollo de una forma de vida; la comunicación

mediante el habla, es la herramienta intermediaria entre lo interno y lo externo; entre lo

esencial y el afuera; ese afuera que es cultural, mediante el habla el sujeto pierde una

identidad cuando se vuelve el objeto del afuera; El pensamiento nos llevaba a nuestro
interior, en cambio el habla nos lleva hacia afuera, esto nos hace perder la identidad en el

otro, la representación subjetiva de lo interior se vuelve un “miento” a nivel personal.

Por tanto, en el ámbito jurídico y analítico el habla y la comunicación verbal

empiezan a constituir un valor determinante en el proceso, sin embargo, éste mecanismo de

expresión va a estar ligado al entorno cultural. La necesidad de comunicación e integración

de lo interno y lo externo, hace que el sujeto requiera de la comunicación como herramienta

de adaptación, no obstante, también puede ser el artefacto de desintegración como sujeto

perteneciente a una cultura, ya que éste puede manifestar cosas que no sean adaptables a un

grupo social determinado.

Del mismo modo, el entendimiento del ser humano, ha constituido para los

estudiosos de la psicología un desafío del cual emergen consecuente a ello las múltiples

teorías epistemológicas de la psicología, una de ellas constituye la visión singularista del

ser humano, complejo, psíquico, donde se da menos relevancia a los comportamientos

observables ya que constituyen sólo una pequeña esfera del sujeto y más bien son

entendidos estos como síntomas.

El síntoma es nuestra herramienta de trabajo, no lo que buscamos eliminar, puesto

que no hay sujeto sin síntoma (Gresier, 2012), para ello es importante conceptualizar el

síntoma Entonces, desde la teoría freudiana se constituyen los mecanismos de defensa

haciendo parte de ciertos elementos mediáticos dentro del esquema de liberación de energía

pulsional hacia el objeto, éstos salvaguardan la relación inconsciente- exigencias culturales,

como la represión y el desplazamiento de la energía, de ésta manera se podría afirmar que

estos procesos constituyen “mecanismos de formación del síntoma”. Teniendo en cuenta lo

anterior, la histeria resulta caracterizada por Freud fundamentalmente por una modalidad
específica de la represión, modalidad que se define por el concepto de “conversión”:

proceso por el cual la magnitud de estímulo de la representación intolerable resulta

transformada en excitación somática. Nasio (1966)

De acuerdo a lo anterior la insatisfacción humana esta mediada principalmente por

la cultura ya que esta controla de forma constante los impulsos eróticos y agresivos, puesto

que los deseos innatos e inconscientes pueden desintegrar y afectar la sociedad. Entonces la

cultura ejerce el control sobre la agresividad generando una internalización bajo la esencia

de “super yo” y ésta a su vez se dirige contra el “yo”, tornándose un constructo masoquista

o autodestructivo. Maleval (1981).

De ésta manera se puede decir que un sujeto roba por necesidad, pero un

psicoanalista no, y ello va más allá de las connotaciones morales, ideológicas o

asistenciales (Gresier, 2012), si bien es cierto no se trata de justificar los actos delictivos,

pero si, entender la naturaleza de los mismos. Si bien es cierto, no hay amo que represente

mejor la ley que el contexto jurídico (Gresier, 2012), sin embargo, el analista le constituye

observar más allá de la conducta punible.

Para ello, se puede entrar en una discusión epistemológica de dos cuerpos teóricos

como lo son el derecho y la psicología, puesto que, si la condición para el acto analítico es

que el analista crea en el inconsciente, la condición para el acto jurídico es que el juez no

crea en la justicia. (Gresier, 2012).

De ésta forma como se menciona en el texto los “psi” los confronta con discursos

que, adolecen de una falta total de rigor conceptual. Puesto que para el discurso psi, todo es

traumático. (Gresier, 2012), es fundamental dar validez y rigurosidad al concepto emitido


por los analistas dentro de un proceso jurídico. Así, la respuesta del analista a esa demanda

de evaluación y de disciplina quizá no logre la adaptación a la sociedad, pero si da lugar a

una clínica del sujeto que no debe confundirse con una clínica del control social como ya se

mencionó anteriormente. (Gresier, 2012)

En este sentido, Lo social para el psicoanálisis se configura a partir del vínculo entre

el sujeto y el Otro, asimismo, éste no es un idealismo creyente en la armonía de las

relaciones entre el sujeto y el Otro (Gresier, 2012). Por lo tanto, este proceso donde emerge

el deseo se evidencia mediante la observación del Otro y de su deseo; Hegel (como se citó

en Kojève, 1960), refiere como los seres humanos anhelan lo que desean los otros, en éste

caso poder cometer actos delictivos, incluso con intereses económicos se convierte en un

deseo que puede ser transferido incluso por la visión cultural.

En relación a ello Lacan como se citó en (Gresier, 2012) ubica al Otro materno

como condición fundamental de un esbozo de lo simbólico. Ese simbolismo social puede

ser entendido como los universos o instituciones que rodean las practicas humanas, por

ello, Berger y Luckman en su obra la sociedad como una realidad subjetiva; dieron el

nombre de universos simbólicos y universos significantes, en los cuales el sujeto se

institucionaliza, y empieza a legitimar una serie de principios, normas, creencias, vivencias,

sentimientos que incluso nacen en lo cultural; conjunto de todo ello, en el cual el sujeto

cree sentirse conforme y con un bienestar, si infringe esas normas sentirá culpa y un estado

de angustia, sin embargo no por cometer ese acto que va en contra de lo legitimado, sino

más bien por la presión cultural que sabe cae sobre sus hombros.

Para concluir, es importante tener en cuenta, que los analistas deben ir más allá de la

pericia, entender la clínica del sujeto e ir más allá de las generalidades que se puedan dar en
un contexto jurídico, que, con una invitación a reflexionar, permita pararse en el reverso de

los sistemas burocráticos impuestos por la sociedad moderna. Esto no quiere decir que el

analista tenga potestad para representar la ley, ni mucho menos que pueda asumir una

posición de defensor, sino poder permitirles a los sujetos una readaptación no a la sociedad

sino a la humanidad.

Referencias

Nasio, J. (1996). El Placer de Leer a Freud. Barcelona, España. Gedisa, S.A.

Freud S. (1981), El malestar en la cultura, primera Edición, México D.F. Siglo XXI

editores. ISBN 968-23-1048-2

Maleval, J-C. (1981) Locuras histéricas y psicosis disociativas, Paidós, Buenos Aires, 1996

Kojéve A. (1960). La Dialéctica Del Amo Y Del Esclavo, En Hegel, Comentada Por

Kojève.

Greiser I. B. (2012), Psicoanálisis sin diván. Editorial Paidos. Buenos Aires Argentina,

ISBN: 978-950-12-4295-9

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