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Manuel Ignacio

Galindo De La Cruz

ENSAYO LIBRO LA RESISTENCIA


Primera carta: lo pequeño y lo grande
El autor en esta primera carta le parece increíble que nos hayamos olvidado de disfrutar de
la vida cotidiana por estar inmerso en la televisión o en la computadora y no maravillarnos
de todo nuestro entorno simplemente porque ahora lo disfrutamos a través de una pantalla,
y lo as raro es que aunque no hay nada bueno o interesante que ver uno sigue perplejo ya
que por estar sentados frente a la pantalla nos olvidamos de todo e incluso de saber cómo
les fue en su día a nuestros familiares ya que nos hipnotiza, nos hace entrar en un letargo
que nos incapacita de hacer algo productivo ya sea para el bien común de la familia o un
bien personal. Esta tecnología está haciendo que el ser humano pierda de sus sentidos ya
que nos acostumbramos a ver una gran luminosidad para poder apreciar algo hermoso y
sordos por acostumbrarnos a escuchar muy alto el volumen que nos olvidamos de escuchar
el murmullo de la naturaleza que nos rodea, también estamos perdiendo la forma de
socializar ya que con el internet podemos hablar con las personas pero no podemos ver su
expresión, no podemos tocarlas, sentirlas y aunque a algunos se les facilita la escritura es
mas expresivo y humano cuando daos un abrazo, un fuerte apretón de manos e incluso un
gran beso cuando la otra persona con la que platicamos lo necesita puesto que así
expresamos lo que sentimos por ellos pero con la tecnología no se puede hacer esto ya que
nos esta separando y nos estamos olvidamos de sentir y apreciar a todos y todo lo que nos
rodea. Por la tecnología se nos ha olvidado compartir con los verdaderos amigos una taza
de café o porque no una buena copa de vino con una amena charla, pero sabemos sus
verdaderas intenciones, en lugar de estar con los amigos que nos conocen en persona y no
les importan tus aciertos ni tus errores solo te quieren por quien eres y por lo que les haces
sentir cuando estas con ellos.
Segunda carta: los valores antiguos
En esta segunda carta el autor os comenta sobre las sociedades desarrollan que se han
levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquellos
que no tienen valor en dinero sino en belleza, en los juegos de los chicos percibo a veces
los resabios de rituales y valores que parecen perdidos para siempre, pero que tantas veces
descubro en pueblitos alejados e inhóspitos: la dignidad, el desinterés, la grandeza ante la
adversidad, las alegrías simples, el coraje físico y la entereza moral. Ha habido épocas
buenas y épocas calamitosas, pero dependen de la naturaleza, de las cosechas, el hombre no
sentía que debía obrar siempre y en cualquier momento para controlar el acontecer de todo,
como lo cree hoy en día, y antes los hombres trabajaban a un nivel mas humano,
frecuentemente en oficios y artesanías, y mientras lo hacían conversaban entre ellos, eran
mas libres que el hombre de hoy que es incapaz de resistirse a la televisión. Algo notable es
el valor que aquella gente daba a las palabras, de ninguna manera era un arma para
justificar los hechos, ya que hoy todas las interpretaciones son validas y las palabras sirven
más para descargarnos de nuestros actos que para responder por ellos, cundo la cantidad de
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cultura relativiza los valores, y la globalización aplasta con su poder y les impone una
uniformidad arrogante, el ser humano en su desconcierto pierde el sentido de los valores y
de si mismo y ya no sabe en quien o que creer. Trágicamente el mundo esta perdiendo la
originalidad de sus pueblos, la riqueza de sus diferencias, en su deseo infernal de clonar al
ser humano para dominarlo, así como al desmontarse los cimientos de una casa, la sociedad
comienza a precipitarse cuando sus mitos pierden toda su riqueza y su valor.
Tercera carta: entre el bien y el mal
En esta tercera carta Sábato comienza su escrito recordando a su madre, entre lo que
deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida se abre
una cual en el alma que separa el hombre de la felicidad como el exiliado de su tierra,
Sábato también nos dice que es urgente encarar una educación diferente, enseñar que
vivimos en una tierra que debemos cuidar, que dependiendo del agua, del aire, de los
árboles, de los pájaros y de todos los deberes vivientes y que puede llegar a destruirla, para
la búsqueda de una vida mas humana debe comenzar con la educación, es por eso que es
grave que los niños pasen horas atontados delante de la televisión, asimilando todo tipo de
violaciones o dedicados a esos juegos que permiten la destrucción, el niño debe aprender a
valorar lo que es bueno y no caer en lo que es inducido por el ambiente y los medios de
comunicación. Sábato cree que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque lo
enseña como bien, una educación que como base truene el individualismo y la
competencia. También dice que la educaion no esta independizado del poder y por lo tanto
encauza su tarea hacia la formación de gente adecuada a las demandas del sistema, esto es
inevitable porque de lo contrario formaría a magnificar desocupados, pero si esto no se
contrabalancea con una educación que muestre lo que esta pasando y a la vez promueva el
desarrollo de las facultades que están deteriorándose, lo perdido será el ser humano.
Cuarta carta: los valores de la comunidad
La globalización no sólo a unido por redes al mundo, sino que estas redes han buscado la
manera de homogenizar y masificar a cada uno de los seres humanos; llevándolos al punto
de sentir vergüenza de sus propios rasgos porque le han sido impuestos otros que ahora
considera como superiores. La libertad se ha convertido en un miedo; el miedo a decir,
actuar u opinar sobre un hecho que cambiaría y mejoraría nuestra condición de ser
humanos, por el simple temor de quedarnos un proceso que está establecido de otro modo,
aunque mediocremente. Sábato pone en manifiesto que cada vez más, aceptamos un, al cual
nos acostumbramos y nos alienamos. Un individualista que está atentando contra la vida
porque es como una guerra sin armas. El autor propone una salida, un renacer de este
agujero en que estamos cayendo: El arte, que toma las fuerzas invisibles que operan en
nosotros para lograr preservar en el fondo el alma de la niñez.
Quinta carta: la resistencia
Sábato exalta que es necesario reconocer que frente a este conflicto aparentemente sin
salida en el que nos encontramos, es de vital importancia cruzar el puente y no quedarnos
mirando al pasado o al abismo de lo incierto. Pero cruzar este puente significa
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humanizarnos y recuperar la característica de humanos en el preocuparnos por el otro, ya
que sólo así podremos salvarnos. La resistencia hacia concebir a la libertad con miedo, sólo
será posible si el ser humano se desase de las dificultades de la vida moderna y las
dramáticas preocupaciones por lo económico.
Epilogo: la decisión y la muerte
Según Sábato, la verdadera felicidad está en la fidelidad hacia lo que se cree; sin embargo,
no es decisivo el decir o pensar que todo seguirá igual, porque es en momentos cruciales de
nuestra existencia donde debemos decidir sobre grandes opciones. El encontrar requisitos
para volver a crear la vida, tras un aparente fin es rechazar por completo la resignación y la
cobardía. De este modo, es necesaria una conversión de la cultura, del espíritu, del ser
humano; un tiempo para abandonar los rasgos del pasado para descubrir la verdad oculta
tras un velo, un tiempo para morir.

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