Primera carta: lo pequeño y lo grande El autor en esta primera carta le parece increíble que nos hayamos olvidado de disfrutar de la vida cotidiana por estar inmerso en la televisión o en la computadora y no maravillarnos de todo nuestro entorno simplemente porque ahora lo disfrutamos a través de una pantalla, y lo as raro es que aunque no hay nada bueno o interesante que ver uno sigue perplejo ya que por estar sentados frente a la pantalla nos olvidamos de todo e incluso de saber cómo les fue en su día a nuestros familiares ya que nos hipnotiza, nos hace entrar en un letargo que nos incapacita de hacer algo productivo ya sea para el bien común de la familia o un bien personal. Esta tecnología está haciendo que el ser humano pierda de sus sentidos ya que nos acostumbramos a ver una gran luminosidad para poder apreciar algo hermoso y sordos por acostumbrarnos a escuchar muy alto el volumen que nos olvidamos de escuchar el murmullo de la naturaleza que nos rodea, también estamos perdiendo la forma de socializar ya que con el internet podemos hablar con las personas pero no podemos ver su expresión, no podemos tocarlas, sentirlas y aunque a algunos se les facilita la escritura es mas expresivo y humano cuando daos un abrazo, un fuerte apretón de manos e incluso un gran beso cuando la otra persona con la que platicamos lo necesita puesto que así expresamos lo que sentimos por ellos pero con la tecnología no se puede hacer esto ya que nos esta separando y nos estamos olvidamos de sentir y apreciar a todos y todo lo que nos rodea. Por la tecnología se nos ha olvidado compartir con los verdaderos amigos una taza de café o porque no una buena copa de vino con una amena charla, pero sabemos sus verdaderas intenciones, en lugar de estar con los amigos que nos conocen en persona y no les importan tus aciertos ni tus errores solo te quieren por quien eres y por lo que les haces sentir cuando estas con ellos. Segunda carta: los valores antiguos En esta segunda carta el autor os comenta sobre las sociedades desarrollan que se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquellos que no tienen valor en dinero sino en belleza, en los juegos de los chicos percibo a veces los resabios de rituales y valores que parecen perdidos para siempre, pero que tantas veces descubro en pueblitos alejados e inhóspitos: la dignidad, el desinterés, la grandeza ante la adversidad, las alegrías simples, el coraje físico y la entereza moral. Ha habido épocas buenas y épocas calamitosas, pero dependen de la naturaleza, de las cosechas, el hombre no sentía que debía obrar siempre y en cualquier momento para controlar el acontecer de todo, como lo cree hoy en día, y antes los hombres trabajaban a un nivel mas humano, frecuentemente en oficios y artesanías, y mientras lo hacían conversaban entre ellos, eran mas libres que el hombre de hoy que es incapaz de resistirse a la televisión. Algo notable es el valor que aquella gente daba a las palabras, de ninguna manera era un arma para justificar los hechos, ya que hoy todas las interpretaciones son validas y las palabras sirven más para descargarnos de nuestros actos que para responder por ellos, cundo la cantidad de Manuel Ignacio Galindo De La Cruz cultura relativiza los valores, y la globalización aplasta con su poder y les impone una uniformidad arrogante, el ser humano en su desconcierto pierde el sentido de los valores y de si mismo y ya no sabe en quien o que creer. Trágicamente el mundo esta perdiendo la originalidad de sus pueblos, la riqueza de sus diferencias, en su deseo infernal de clonar al ser humano para dominarlo, así como al desmontarse los cimientos de una casa, la sociedad comienza a precipitarse cuando sus mitos pierden toda su riqueza y su valor. Tercera carta: entre el bien y el mal En esta tercera carta Sábato comienza su escrito recordando a su madre, entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida se abre una cual en el alma que separa el hombre de la felicidad como el exiliado de su tierra, Sábato también nos dice que es urgente encarar una educación diferente, enseñar que vivimos en una tierra que debemos cuidar, que dependiendo del agua, del aire, de los árboles, de los pájaros y de todos los deberes vivientes y que puede llegar a destruirla, para la búsqueda de una vida mas humana debe comenzar con la educación, es por eso que es grave que los niños pasen horas atontados delante de la televisión, asimilando todo tipo de violaciones o dedicados a esos juegos que permiten la destrucción, el niño debe aprender a valorar lo que es bueno y no caer en lo que es inducido por el ambiente y los medios de comunicación. Sábato cree que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque lo enseña como bien, una educación que como base truene el individualismo y la competencia. También dice que la educaion no esta independizado del poder y por lo tanto encauza su tarea hacia la formación de gente adecuada a las demandas del sistema, esto es inevitable porque de lo contrario formaría a magnificar desocupados, pero si esto no se contrabalancea con una educación que muestre lo que esta pasando y a la vez promueva el desarrollo de las facultades que están deteriorándose, lo perdido será el ser humano. Cuarta carta: los valores de la comunidad La globalización no sólo a unido por redes al mundo, sino que estas redes han buscado la manera de homogenizar y masificar a cada uno de los seres humanos; llevándolos al punto de sentir vergüenza de sus propios rasgos porque le han sido impuestos otros que ahora considera como superiores. La libertad se ha convertido en un miedo; el miedo a decir, actuar u opinar sobre un hecho que cambiaría y mejoraría nuestra condición de ser humanos, por el simple temor de quedarnos un proceso que está establecido de otro modo, aunque mediocremente. Sábato pone en manifiesto que cada vez más, aceptamos un, al cual nos acostumbramos y nos alienamos. Un individualista que está atentando contra la vida porque es como una guerra sin armas. El autor propone una salida, un renacer de este agujero en que estamos cayendo: El arte, que toma las fuerzas invisibles que operan en nosotros para lograr preservar en el fondo el alma de la niñez. Quinta carta: la resistencia Sábato exalta que es necesario reconocer que frente a este conflicto aparentemente sin salida en el que nos encontramos, es de vital importancia cruzar el puente y no quedarnos mirando al pasado o al abismo de lo incierto. Pero cruzar este puente significa Manuel Ignacio Galindo De La Cruz humanizarnos y recuperar la característica de humanos en el preocuparnos por el otro, ya que sólo así podremos salvarnos. La resistencia hacia concebir a la libertad con miedo, sólo será posible si el ser humano se desase de las dificultades de la vida moderna y las dramáticas preocupaciones por lo económico. Epilogo: la decisión y la muerte Según Sábato, la verdadera felicidad está en la fidelidad hacia lo que se cree; sin embargo, no es decisivo el decir o pensar que todo seguirá igual, porque es en momentos cruciales de nuestra existencia donde debemos decidir sobre grandes opciones. El encontrar requisitos para volver a crear la vida, tras un aparente fin es rechazar por completo la resignación y la cobardía. De este modo, es necesaria una conversión de la cultura, del espíritu, del ser humano; un tiempo para abandonar los rasgos del pasado para descubrir la verdad oculta tras un velo, un tiempo para morir.
La Primera Carta Del Libro La Resistencia de Ernesto Sabato Llamada Lo Pequeño y Lo Grande Hace Una Evocación y Una Súplica A Pensar en Nuestra Vida Que Poco A Poco Se Ha Transformado en Algo Efímero