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9 Grandes mentiras de RRHH

Llevo ya varios años trabajando en la gestión de personas. En este tiempo, he podido comprobar
que algunas de las metodologías que aportan los grandes "gurús" de los RRHH no funcionan. Han
conseguido llenar páginas y páginas con teoría pero su aplicación práctica tiene, como mínimo,
muchas lagunas. Veamos unas cuantas:

1. "Debemos motivar a nuestra gente". Sinceramente, lo que realmente me preocupa no es


motivar, sino no desmotivar a los empleados. Los "gurús" tienden a trasladar a la empresa toda
la responsabilidad de mantener al empleado motivado, olvidando que la parte más importante
de la motivación es la intrínseca. Sobre este tema, ya hablamos hace un tiempo.
2. "Si queremos trabajadores productivos, paguemos más". Es una de las mentiras más
extendidas socialmente. El salario es un elemento de satisfacción. Todos trabajamos por dinero,
pero una vez cubiertas nuestras necesidades, el dinero no es motivo suficiente para conseguir
empleados motivados y comprometidos.
3. "Para organizar bien el trabajo necesitamos profesiogramas bien definidos". Incluso
algunos los llaman "job description", en ese afán estupido de rebautizar cosas que ya tienen
nombre para que parezcan más cool. Las organizaciones requieren cada vez mayor polivalencia
de sus empleados, por lo que el profesiograma puede llegar a encorsetar a un empleado a
realizar solamente unas funciones muy concretas y definidas.
4. "Encontrar trabajo es tan sencillo como ser diferente a los demás y dar a conocer las
diferencias con una buena marca personal". Crear y mantener una buena marca personal es
de todo menos sencillo. Requiere tiempo y esfuerzo. Lo de ser diferente a los demás y que te
paguen por ello todavía me parece más complicado (o imposible). Por ejemplo, ¿Qué hace
realmente diferente a un candidato a todos los demás? ¿Puede alguien tener una cualidad y
asegurar que nadie más la tiene? Las empresas que contratan lo hacen porque tienen una
necesidad y buscan a alguien que pueda cubrirla. Necesitan gente con experiencia, formación y
actitud apropiadas para el puesto, no bichos raros.

5. "Nuestro objetivo principal es el bienestar de nuestros empleados". El objetivo


principal de cualquier empresa con ánimo de lucro es ganar dinero. Suena fatal y no vende
nada, pero es así. El bienestar de los empleados será, en todo caso, un objetivo secundario que
acercará a la organización a conseguir el primero.
6. "Los portales de empleo ya no funcionan. Ahora hay que estar en el 2.0". El año
pasado, en plena crisis económica, se cerraron, sólo en Infojobs, más de 400.000 contratos de
trabajo. Alguien que busca empleo no debería cerrarse ninguna puerta. Supongo que los
"gurús" también buscan en Linkedin perfiles de mozo de almacén, cajeras de supermercado o
camareros, pero a mi, con este tipo de perfiles, me siguen funcionando más los portales de
empleo de toda la vida.
7. "Si no estás en Twitter y tienes un montón de seguidores, no eres nadie". Con la
burbuja 2.0 (sí, he escrito burbuja), parece que es más importante como vendes lo poco que
haces, que lo que realmente haces. En el mundo real, la cosa funciona justo al revés: primero
hay que conseguir un buen producto y luego ya nos preocuparemos de venderlo. Las redes
sociales roban mucho tiempo y muchos profesionales no disponen de él porque están
trabajando.
8. "La zona de confort es algo negativo y debemos abandonarla en cuanto podamos".
Digo yo que eso dependerá de las expectativas de cada uno, ¿no? Este tipo de afirmaciones
dan por supuesto que todos somos personas ambiciosas y que queremos conseguir grandes
logros a nivel profesional, pero hay muchísimas personas que se conforman con estar
tranquilos, sentir cierta estabilidad y poder pagar la hipoteca a final de mes. ¿Alguien piensa
que es mejor una cosa que la otra? Lo importante es perseguir aquello que realmente nos hace
felices.
9. "Debemos cambiar de forma constante". ¿Por qué? Si el entorno cambia, lo que debe
hacer la empresa es intentar adaptarse a ese nuevo entorno y ser dinámica, pero eso no
significa necesariamente cambiar y reinventarse de forma constante. Todo cambio debe ser
analizado antes de llevarse a cabo y debe suponer una mejora significativa. Por ejemplo, ¿debe
Mercedes Benz comercializar coches más baratos por la crisis económica?

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