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Resúmenes

Luis Eduardo Cardona González


3 de septiembre de 2019

Aspectos moleculares de la determinación del sexo en tortugas

La identidad de las gónadas depende de un proceso de determinación del sexo (que se da por factores
genéticos/cromosómicos o ambientales como la temperatura), y la diferenciación de las gónadas
dependiendo del sexo determinado en el primer proceso.
En mamíferos se encuentran genes relacionados con la determinación del sexo en el cromosoma Y. En
particular, el gen SRY inicia el proceso de diferenciación testicular. Su ausencia da como resultado una
diferenciación en ovario.
El gen Dmrt1 ha sido identificado como un factor de transcripción presente en mamíferos, aves y
reptiles que se requiere para el desarrollo testicular. Al menos en ratones es un gen dominante. El
genotipo homocigo recesivo de este gen no desarrolla una diferenciación testicular normal. Se expresa
también a temperaturas masculinizantes en reptiles.
Dax1 es un receptor hormonal nuclear. Es un gen presente en cromosomas sexuales con probable
origen autosómico. En ratones, se encuentra presente en la cresta urogenital en machos y hembras. A
los 12.5 días post coito (dpc) disminuye mucho su expresión en machos y continua en hembras. Esto y
su posible antagonismo a SRY indica que quizá regula la diferenciación de ovario.
El gen Sox9 se encuentra presente en machos de mamíferos, reptiles y aves. Se encuentra en ambos
sexos en etapas tempranas del desarrollo embrionario y después continúa sólo en las gónadas que
presentan potencialidad de testículos. Por esto se cree que ayuda en la diferenciación de esta gónada.
La tortuga golfina (Lepidochelys olivacea) ha servido como modelo biológico de la determinación del
sexo. A 26-27 °C de temperatura de incubación, los embriones son machos; a 32-33 °C se determinan
como hembras. Se postula que el sistema nervioso central es un termosensor que regula la feminización
mediante la producción de estradiol, pero estudios de diferenciación con gónadas aisladas parecen
indicar que no siempre ocurre así.
Se detectó Dax1, Dmrt1 y Sox 9 en Lepidochelys olivacea mediante RT-PCR con primers de cierta
inespecificidad y se localizaron en etapas de desarrollo embrionario. Los transcritos de Sox9 se
encuentran en las gónadas de ambos sexos al principio pero se pierde en embriones con temperatura
feminizante. Para Dax1 ocurre un proceso similar, pero ahora baja su expresión en embriones
incubados a temperatura masculinizante. La expresión de Dmrt1 presenta una dinámica parecida a
Sox9, pero ocurre antes. Como estos cambios no ocurren en el periodo de determinación sexual, se
piensa que la determinación sexual es pasiva al menos en el caso de los machos. La dinámica de estos
genes indica que Sox9 y Dax1 se relacionan con la diferenciación de gónadas masculinas y Dmrt1 con
las femeninas.

Opinión. Hay millones y millones de investigaciones en las que al silenciar o sobreexpresar un gen se
altera de cierta manera algún aspecto biológico. En este caso, se trata de la determinación del sexo
mediante la temperatura.
El asunto en este tipo de determinación es que no se encuentra del todo LA causa y el mecanismo. No
creo que se trate de una causa puntual, sino de las relaciones entre los elementos involucrados y las
propiedades emergentes que de ello surge, aunque esto lo trataré en la opinión al artículo siguiente.
Ya que las enzimas tienen un rango de temperatura óptimo para su actividad, no sería extraño que el
sensor de temperatura sean las proteínas mismas, en las que su velocidad de catálisis en un gradiente de
temperatura ambiental sea el detonante de diversos grados de modulación de redes de interacción entre
diversos genes y otras enzimas. En pocas palabras, que las mismas propiedades termodinámicas y
cinéticas de las proteínas modulen las vías de determinación del sexo como respuesta a un gradiente de
temperatura. Esto podría explicar a la larga las proporciones entre machos y hembras en este grupo de
animales.

Hormones in male sexual development.

La determinación del sexo en mamíferos se da por la carga cromosómica del espermatozoide: X o Y.


Como la diferenciación de gónadas femeninas se da en ambos sexos genéticos en ausencia de
hormonas masculinas, estas son importantes para la diferenciación de gónadas masculinas. En
particular, se sabe que MIS (o AMH), la testosterona y Insl3 son factores muy importantes para la
diferenciación de gónadas masculinas, o por su ausencia e interrupción de actividad, de gónadas
femeninas. MIS produce cascadas de señalización iniciadas por la unión a los receptores de tipo II de
MIS, localizados en el mesénquima que rodea los conductos de Müller. Una vez que el receptor de tipo
II ha unido a MIS, recluta al receptor de tipo I, fosforilándolo y activando cascadas de señales mediante
vías como la de Smad1 y β-catenina.
Respecto a los androgenos, estas son secretadas por las células de Leydig y Sertoli. En particular, la
testosterona es crucial para la diferenciación del tubo de Wolf en estructuras masculinas. Su rol se
obtuvo al genera ratones mutantes para el gen de la aromatasa y los receptores de estrógeno α y β. El
resultado de este tipo de experimentos es la ausencia de la diferenciación de estructuras masculinas y
un arresto de la espermatognénesis.
Otro factor importante para el desarrollo correcto de las gónadas masculinas es su alojamiento en el
saco escrotal. En este sentido, se ha identificado a Insl3, el cual promueve que los testículos desciendan
al escroto. Cuando esto no ocurre, se genera una condición llamada criptorquidia, pudiendo causar
unfertilidad masculina.
Las gónadas se forman en la superficie ventrolateral del mesonefros: la cresta genital. Se componen de
este tejido y de células germinales. Se sabe de 4 genes que se requieren para su desarrollo: SF1, WT1,
Lhx1 y Lhx9. Una vez iniciada su formación, la activación del gen SRY inicia la diferenciación de
estructuras masculinas, comenzando por las células de Sertoli. A su vez, estas influyen en la
diferenciación de células de Leydig y espermatozoides.

Opinión. Los estudios de identificación de genes u hormonas relacionados con enfermedades o con el
desarrollo normal de estructuras en el cuerpo son importantes para reconocer funciones asociadas y su
efecto. Sin embargo, el enfoque explicativo de estas tiene dejos de reduccionismo. En un extremo está
el creer que un sólo gen u hormona es responsable de cierta patología o del desarrollo correcto de una
estructura en particular. Esto no es así. En el otro extremo estaría pensar que algún factor no tiene más
peso sobre los demás. La testosterona por sí sola no puede explicar la diferenciación de los testículos, a
pesar de que se dice que es “condición suficiente” para iniciar la masculinización. Una molécula de
testosterona en el vacío no es más que un conjunto de átomos. En cambio, esta molécula, junto a su
receptor y su vía de señalización asociada, nos habla ya de un proceso. El enlazar este proceso a otros,
da aún más información.
En cualquier caso, estamos ante un sistema complejo, en el que la formación de estructuras
embrionarias no depende únicamente de 1 o 2 factores (genéticos, por ejemplo), sino de estos junto a
sus receptores y cascadas de señalización asociadas. Es decir, el objeto de estudio explicativo no está en
las partes del todo, aisladas unas de las otras, sino en sus relaciones, las cuales generan propiedades
emergentes que no están contenidas ni explicadas solamente por un factor. Hasta que no tengamos todo
el panorama de interacciones en una célula y dejemos el pensamiento mecanicista no se podrá entender
mejor el papel que tiene un solo factor en el desarrollo embrionario.

The onset of germ cell migration in the mouse embryo.


Las CPGs de ratones se pueden identificar a partir del día 8-9 del desarrollo embrionario, dado que los
marcadores para estas células como SSEA1, EpCAM y la fosfatasa alcalina (AP) no permiten su
identificación en etapas anteriores. Por lo tanto, no se había podido establecer el origen exacto ni la ruta
migratoria de estas células.
La cepa transgénica de ratón Oct4ΔPE:GFP+, en la que se expresa la proteína fluorescente verde (GFP)
exclusivamente en CGPs, fue usada como modelo biológico para investigar el origen y migración de
estas células en etapas tempranas del desarrollo embrionario.
En el día 7.5 del desarrollo embrionario se encontró un pequeño grupo de células GFP+ en la parte
posterior de la hendidura primitiva. Estas células contaban también con una señal positiva para AP, por
lo que se trataba de CGPs. Asimismo, se observó su morfología y movimiento. Se encontró que estas
células presentan proyecciones de la membrana (filopodios) y presentan movilidad. Se identificó que
estas células migraban hacia el endodermo subyacente, así como al alantoides. El primer grupo de
células entraría posteriormente al intestino posterior para después asentarse en las crestas genitales. En
cambio, aquellas que erraron el camino morirán en el lugar que se encuentren.
Con todo lo descrito, se logró encontrar un marcador para CPGs en las primeras etapas del desarrollo,
así como su ruta de migración.

Opinión. Se trata de un proyecto de investigación interesante, sobre todo por el buen aprovechamiento
del fenotipo particular de la cepa de ratones utilizada. De acuerdo a los autores, los marcadores
disponibles hasta entonces presentaban dificultades, como la de no expresarse en etapas tempranas del
desarrollo o no ser altamente específicos durante esas mismas etapas.
El curso de migración de las CGPs identificadas es claro y corresponde con experimentos anteriores
(como el grandiente anteroposterior de AP). Sin embargo, me surgen diversas dudas:
1. Ya que el fenotipo de la cepa es la presencia de GFP en CGPs al día 10, ¿qué nos asegura que está en
todas y cada una de las CGPs? Es decir, ¿qué nos asegura que sea un marcador completamente
específico para CGPs.
2. ¿Debido a qué se encuentran sólo en células germinales?
3. Si no se encuentra en todas las CGPs, ¿qué hay de todas esas otras CGPs potenciales? ¿Migran
igual?
Son detalles que los autores no abordan.

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