Está en la página 1de 1

Species as family resemblance concepts: the (dis-)solution of the species problem?

Luis Eduardo Cardona González

El artículo de Pigliucci es totalmente acertado en el sentido de que la biología, como ciencia, parecía no
estar llegando a ningún lado respecto al concepto de especie. Es interesante cómo reconoce que tanto la
biología como la filosofía, cada una por su parte, no llegan a un consenso en cuanto al problema.
Queda la duda de, si de actuar en conjunto, se pueda llegar a una solución (o al menos a una conclusión
satisfactoria). En cualquier caso, Pigliucci, fuera de la discusión acerca del concepto de especie, da al
clavo al mencionar que no hay problema científico que esté exento de la mano de la filosofía, cosa que
no es aceptada (o siquiera concebida) por muchos científicos. Por ejemplo, al decir que “biologists
often do wonder what exactly philosophers write about biology anyway”, deja en claro que esto es algo
común.
Asimismo, creo que expresa de manera implícita un problema gravísimo de la biología al intentar
definir especie: caemos en la vieja trampa del positivismo lógico al creer que entre más evidencia
empírica se tenga, más cerca se estará de definir aquello que es La especie. Sin embargo, veo una falla
muy grande en la propuesta de Pigliucci. Él menciona que el conjunto de las especies (me imagino que
hace referencia a los grupos de forma abstracta, suponiendo que las especies son entes reales) es uno
heterogéneo, unido por “hilos”. Teóricamente esto me parece correcto: la naturaleza es extremadamente
compleja y una visión esencialista/holística de esto o no existe o simplemente no somos capaces de
concebirla. Pero, en la práctica, ¿cómo podemos asegurar que una especie propuesta con el conjunto de
características que elijamos del concepto familiar de especie, en realidad lo es? En pocas palabras, no
hay un umbral de características suficiente y necesario para que un grupo de organismos sea catalogado
como especie o que, por el contrario, sea rechazado como una. Incluso no hay un conjunto de
características suficiente y necesario para que un concepto propuesto de especie lo sea o no.
Por ejemplo, la cohesión ecológica puede ser un criterio para definir a una especie. Según los diferentes
conceptos de especie (al menos los que conozco) esto no es un criterio suficiente de demarcación: es
obvio que una cohesión ecológica es compartida por organismos muy diferentes. Sin embargo, por
mera conveniencia (o “pluralidad” que menciona Pigliucci), uno podría catalogar como especie a un
grupo de organismos totalmente no “emparentados” (no en el sentido filogenético, sino que no sean en
teoría una especie “en realidad”), simplemente por el hecho de que tienen esta característica y no hay
nada que me impida hacerlo, según el concepto de Pigliucci. En pocas palabras, se podrían generar
“falsos positivos” bajo este mecanismo: supongamos que existe un conjunto de conceptos de especie
que sí lo son y otros que no lo son. No hay forma de saber, únicamente bajo la idea de Pigliucci, si un
concepto propuesto pertenece o no al conjunto de aquellos que sí son especie.
Esto último en un sentido ontológico, suponiendo que nunca pudiéramos saber si estamos en lo
correcto o no al definir un grupo como especie, no está del todo mal. A fin de cuentas, la restricción de
no saber probablemente incentivaría más el uso de esta forma “familiar” de definir una especie y
llevaría a un consenso a la hora de trabajar con este tipo de asuntos. Sin embargo, como menciono
anteriormente, puede llevar a consecuencias prácticas al poder generar falsos positivos. O en el otro
sentido, tomando de nuevo el aspecto ontológico de todo este problema, daría lo mismo buscar qué es
una especie, aún bajo la idea de Pigliucci.

También podría gustarte