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1. Exponga de manera sucinta los hechos o historia que trata la película.

“En el nombre del padre”, Película de Jim Sheridan

En tema a tratar en este comentario será aquel que gira en torno de la prisión
preventiva como aquella medida coercitiva con la que cuenta el Estado a los
efectos de garantizar los fines del proceso penal, traducidos éstos como la
averiguación de la verdad real y la aplicación de la ley penal. No obstante ello, nos
hemos abocado más que a volcar todas las características propias y principios de
dicho instituto, nuestra idea se orienta a puntualizar las aquellos derechos y
garantías constitucionales que posee toda persona imputada de algún delito
durante la tramitación de un proceso penal y que pugnan en forma permanente
con la prisión preventiva, en atención que los mismos resultan ser límites
impuestos al poder coercitivo del Estado.

Esta película, basada en los casos conocidos como los “cuatro de Guildford” y los
“siete de Maguire”, muestra la importancia de respetar la integridad personal y las
reglas del debido proceso para el efectivo acceso a la justicia. También, pone en
evidencia la relevancia de la presunción de inocencia, del derecho a la tutela
judicial efectiva, del principio de legalidad, del principio de independencia judicial,
del principio de no autoincriminación, principio de igualdad de armas, entre otros.
Es por esto que analizar cada una de esas garantías y su violación por los
órganos del Estado, y su impacto en la vida de la víctima a través de esta película
contribuye, en mi opinión, a la apreciación del daño causado a ciudadanos
inocentes, solo por la inobservancia y quebrantamiento, de las garantías mínimas
que goza un ciudadano, por parte de los órganos del Estado, los que nos lleva a
comprender porque dichas garantías son necesarias en un Estado democrático y
de derecho.

Es por estas razones que en este texto analizaremos las violaciones de las
garantías del debido proceso, en las cuales incurrieron los órganos de Estado que
intervinieron en el caso (policías, detectives, ministerio público y órganos
jurisdiccionales), así como las violaciones a los principios fundamentales que
engloba el debido proceso.

En este marco es donde se ubica la historia de la película “En el nombre del


padre”, que describe la odisea de Gerry Conlon, su familia y un grupo de amigos
en las cárceles británicas acusados de hechos que no cometieron, que jamás
pudieron haber cometido, y cuya detención y posterior condena se produjo sobre
la base de una de esas leyes antiterroristas que permitían la detención y custodia
de los detenidos sin ser pasados a disposición judicial durante nada menos que
diecinueve días.

La historia da cuenta de que en las décadas de los sesenta y setenta proliferaron


en Europa una serie de grupos terroristas de diversa índole en los que se hallaba
el IRA, que si bien consolidaron mucho antes su actividad también incrementaron
notablemente su escalada de atentados durante esta época. En aquellas décadas,
como respuesta a este fenómeno creciente, muchos estados europeos idearon
auténticas aberraciones jurídicas llamadas en general con el apelativo de leyes
especiales contra el terrorismo. En este caso, el Reino Unido aprobó leyes en las
cuales, en aras de la protección contra el terrorismo, se permitían actos de dudosa
legalidad en una democracia, tales como la anulación absoluta de cualquier
mínimo de derechos básicos para quienes eran investigados y arrestados en
acogimiento a las mencionadas leyes. Entre los actos que sin ningún tipo de
control judicial permitían aquellas leyes hablamos de registros, de escuchas
telefónicas, de grabación de conversaciones, de seguimientos, de toma de
fotografías, de investigaciones en los lugares de trabajo, la apertura de correo
privado, las detenciones preventivas y los interrogatorios sin presencia de
abogados.

Uno de los aspectos más destacados y condenables de aquellas leyes eran las
detenciones preventivas.
Hechos o historia que trata la película. Gerry Conlon es un irlandés que
se presenta de esta manera:

Quien viaja a Londres, llevado por la situación que se vivía en Belfast. Al mismo
tiempo de su estancia, el IRA perpetra un atentado con bomba en un bar, el que
tuvo como resultado cinco muertos. Es así que por su origen irlandés, será
detenido durante una visita que realiza en Belfast a sus padres, acusado de “Los
atentados de Guildford”. La detención se produce porque su nombre aparece en
las declaraciones de sus amigos, que han sido detenidos previamente en Londres.

A partir de ahí comenzará para los detenidos un interminable proceso de


interrogatorios, presiones, torturas, agresiones, encaminadas a la obtención de
confesiones en las que, más que el conocimiento de la verdad, se buscan
responsables confesos para ser “entregados” a las altas jerarquías políticas, a la
prensa y a una sociedad atemorizada ante la proliferación del terrorismo irlandés
en Inglaterra. De hecho, la coartada esgrimida por Gerry, el hecho de que a la
hora de las explosiones se encontraba con un vagabundo en un parque, ni
siquiera será investigada por la policía.

La continuación de tan estrafalario montaje policial y de tan delirante investigación,


dirigida por un inspector sin escrúpulos, lleva a la detención de la tía de Gerry, sus
primos, y de su padre, que ha acudido a su casa de Londres para estar cerca de
su hijo. En el expediente policial se incluyen pruebas manipuladas que incluyen
restos de nitroglicerina en los guantes de fregar de la tía de Gerry, e incluso el
hallazgo de restos del mismo explosivo en las manos y la ropa de sus primos,
unos adolescentes con total desconocimiento del IRA.

La culminación de toda la farsa tendrá lugar en un juicio espectáculo, que


terminará con la condena de todos los implicados a penas elevadísimas y hasta
cadena perpetua para Gerry y sus consortes de causa. Su padre, sentenciado con
30 años, es prácticamente condenado a morir en prisión. Estas penas no se
conmutarán ni cuando el auténtico responsable de los atentados se declara
culpable de los mismos, al momento de ser detenido por la policía. Quienes
entendiendo el error cometido, deciden callar para evitar el escándalo.

Luego de años de lucha legal, Gerry y su abogada lograrán reabrir el caso y


revertir la injusta situación en un final más que emotivo, el cual pueden disfrutar
aquí.

Revisando todo este argumento llegamos a la conclusión de que se le violaron


varios principios constituidos en el Código Penal Dominicano y a su vez
establecido a través de la declaración Universal de los Derechos humanos como
es el derecho a la libertad como lo establece Art. 15.- Estatuto de libertad.
Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personal. Las
medidas de coerción, restrictivas de la libertad personal o de otros
derechos, tienen carácter excepcional y su aplicación debe ser proporcional
al peligro que trata de resguardar. Toda persona que se encuentre privada de
su libertad o amenazada de ello, de manera arbitraria o irrazonable tiene
derecho a recurrir ante cualquier juez o tribunal a fin de que éste conozca y
decida sobre la legalidad de tal privación o amenaza, en los términos que lo
establece este código)

En este caso podemos precisar que se le violó ese derecho al imputado Gerry
Conlon ya que no existía ningún elemento probatorio de su culpabilidad sin
embargo se le retuvo en prisión bajo el alegato de “leyes especiales contra el
terrorismo”, que permitían actos de dudosa legalidad en una democracia, tales
como la anulación absoluta de las garantías procesales y derechos
fundamentales, para quienes eran investigados y arrestados en acogimiento a las
mencionadas leyes.

Uno de los aspectos más destacados y condenables de aquellas leyes eran las
detenciones preventivas, donde las fuerzas de seguridad del Estado podían
retener a sospechosos durante largos períodos de días e incluso semanas, para
ser investigados e interrogados sin la presencia de abogado violentando el
principio de Art. 16.- Límite razonable de la prisión preventiva. La prisión
preventiva está sometida a un límite temporal razonable a los fines de evitar
que se convierta en una pena anticipada.

Es por eso que argumentamos que había una total ausencia de las mínimas
garantías de habeas corpus ni respetando las garantías del Debido Proceso
sometiendo a los detenidos a torturas, maltratos físicos y psicológicos
monstruosos, hasta conseguir, una confesión admitiendo haber cometido los actos
de terrorismo, que no cometieron. Para luego, acusarlos ante un tribunal
presionado políticamente por los miembros de la Corona Inglesa. Violando en
estos casos Art. 10.- Dignidad de la persona.Toda persona tiene derecho a
que se respete su dignidad personal y su integridad física, psíquica y moral.
Nadie puede ser sometido a torturas ni a tratos crueles, inhumanos o
degradantes.

Así también se violó el principio de Art. 14.- Presunción de inocencia.Toda


persona se presume inocente y debe ser tratada como tal hasta tanto una
sentencia irrevocable declare su responsabilidad. Corresponde a la
acusación destruir dicha presunción. En la aplicación de la ley penal son
inadmisibles las presunciones de culpabilidad.

En esto se nota una franca violación al principio de presunción de inocencia que


goza todo imputado ante una acusación, que no es más que una protección
creada a favor de los imputados de crímenes y delitos para la salvaguarda de sus
derechos fundamentales, como lo es su integridad física o personal, que surge
como una limitante impuesta al poder coercitivo del Estado. En este sentido, no se
toma en cuenta bajo ningún contexto los fines mismos del proceso, ni siquiera la
finalidad que tiene la prisión preventiva (no entorpecimiento de la investigación y el
peligro de fuga), violando así esas garantías mínimas protegidas universalmente,
como lo es el Debido Proceso. De igual forma se viola el principio de la no
autoincriminación, cuando los imputados son obligados, por medio de torturas, ha
confesar un delito que no cometieron en una acta policial que estaba en blanco.

Argumentamos esto ya que en todo momento se buscó la forma de inculparlo en


el hecho y no la búsqueda de la verdad ya que nunca se revisó la coartada o el
argumento de Gerry Conlon de que había pasado la noche en el parque

Entonces, si el imputado es inocente hasta el momentos de demostrarse su


culpabilidad mediante una sentencia firme, no deben tenerse en cuenta los
alcances de una ley por la cual se vulnera el principio de inocencia, estableciendo
como regla la prisión preventiva para delitos que el legislador busca
arbitrariamente excluir de una eventual excarcelación. Esto, por el sólo hecho de
encontrarse la pena en expectativa de la conducta reprochada, dentro de la escala
penal que obsta al imputado de una eventual excarcelación.

De igual forma fue violado el Derecho de Defensa de los inculpados, como


también innumerables derechos contenidos en este, como lo es el derecho de
acceso a la justicia o a ser oído dentro de un plazo razonable y por una
jurisdicción competente, independiente e imparcial, ya que se observa durante el
juicio tal manipulación y parcialidad del órgano instructor, acompañando de una
notable discriminación hacia los ciudadanos Escocés, es lo que fundamenta las
violaciones de los derechos y libertades fundamentales que contiene el debido
proceso. En el caso en ocasión al trato judicial brindado a los menores de edad a
quienes se les imputo de colaboradores para la construcción de armas explosivas,
fueron objeto de humillaciones, tratos crueles ante su dignidad, fue un juicio, no se
permitió la defensa de los menores, con garantías mínimas y ante un tribunal
competente, independiente e imparcial, violando así elementos fundamentales del
derecho de defensa y en consecuencia del debido proceso.
Otras de las irregularidades y violaciones cometidas durante el proceso
consistieron en que se les negó el conocimiento oportuno y completo de los
hechos que se les imputaba y se les limitó el acceso al acervo probatorio Art. 18.-
Derecho de defensa. Todo imputado tiene el derecho irrenunciable a
defenderse personalmente y a ser asistido por un defensor de su elección. Si
no lo hace, el Estado le designa uno. El imputado puede comunicarse libre y
privadamente con su defensor desde el inicio de los actos de procedimiento
y siempre con anterioridad a la primera declaración sobre el hecho. El
defensor debe estar presente durante la declaración del imputado. El Estado
tiene la obligación de proporcionar un intérprete al imputado para que le
asista en todos los actos necesarios para su defensa, si éste muestra
incomprensión o poco dominio del idioma español.

Cabe destacar las actuaciones probatorias estuvieron a cargo del órgano


instructor, violentando con ello el principio a la presunción de inocencia, que trajo
como consecuencia el impedimento de ejercer el derecho de defensa de los
acusados, al impedir que las pruebas que fueron promovidas ante el Jurado hayan
podido ser conocidas o controvertidas por los letrados que ejercían la defensa.
Todo esto trae como consecuencias la inobservancia del derecho a la prueba
violando con este el principio de contradicción y de igualdad de armas en el
proceso, ya que se ocultaron pruebas que no fueron presentadas por lo que el
letrado no pudo ejercer una efectiva y real defensa de los imputado, debido a que
al abogado se le debe proporcionar todos los medios necesarios y oportunas para
que el inculpado no caiga en un estado de indefensión.

Cabe destacar, que el acceso a las actas del expedientes, fueron custodiadas por
el órgano instructor que manejo el acervo probatorio, quien oculto pruebas para el
descargo de los hechos imputados a favor de los inculpados, impidiendo con ello
preparar una defensa dentro de un plazo razonable, que permitiese promover los
medios procesales adecuados, impidiendo ejercer eficazmente el derecho a la
defensa. Debido a que si existe evidencia para decir que alguien ha cometido un
delito que debe ser presentado al tribunal, su abogado debe tener acceso a ella y
las acusaciones se debe hacer pública y abierta.

Por último, el desenlace del caso tendrá lugar cuando una nueva abogada decide
reabrir el proceso demostrando que las condenas fueron injustas y que el proceso,
en su instrucción, estuvo plagado de multitud de irregularidades, en el cual hubo
abogados incompetentes, jueces predispuestos y policías perjuros y que terminará
con la condena de todos los implicados.

En conclusión la importancia que reviste el debido proceso surge cuando en este


los derechos fundamentales adquieren una dimensión procedimental, en la
medida que todos ellos deben ser respetados en el proceso judicial, lo que debe
afirmarse de modo especial en el procedimiento penal, ya que en él actúa el poder
del Estado en la forma más extrema en la defensa social frente al crimen, a través
de la pena, produciendo una profunda injerencia en uno de los derechos más
preciados de la persona, su libertad personal.

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