HISTORIA En un sentido doble las historias de los pue- blos indios de México no son todavía historia. No lo son, en primer lugar, porque están· por escribirse; lo que hasta ahora se ha escrito sobre esas historias es ante todo un discurso del poder a partir de la visión del coloniza- dor, para justificar su dominación y raciona- lizarla. No son todavía historias, en otro sentido, porque no son historias concluidas, ciclos terminados de pueblos que cumplieron su destino y "pasaron a la historia", sino his- torias abiertas, en proceso, que reclaman un futuro propio.
Una historia colonizada
La primera mirada europea sobre la realidad de lo que hoy es América, a fines del siglo xv, no fue la mirada virgen que se asoma a lo ignoto. Fue una visión filtrada -¿ cuál no?- a través de preconcepcíones, convicciones y prejuicios de un mundo que salía apenas de la Edad Media. e iniciaba la aventura de su expansión más allá de los límites conocidos. Pero no sólo había ignorancia y descubri- miento; también necesidad histórica de en- cuadrar las nuevas realidades en el marco de un proyecto de dominación colonial. Cuales- quiera que fuesen los pueblos por descubrir, estaban ya de alguna manera ubicados en el contexto de como _lamarginales, excéntricos, historia europea: paganos e in- ingresarían [229) www.esnips.com/web/Linotip 230 GUILLERMO BONFIL BATALLA
trínsecamente inferiores. Otra previsión no
hubiera sido compatible con el impulso ex- pansionista del desarrollo económico europeo ni con el "espíritu de la época" que lo ex- presaba. En España, la reconquista y la uní- ficación aportaban, además, los antecedentes inmediatos para consolidar la convicción de que al nuevo Estado le había sido asignada una misión redentora, reservada sólo a los pueblos elegidos y, en consecuencia, supe- riores. Toda empresa colonial requiere una justi- ficación ideológica, por precaria y endeble que sea. La dominación pasa siempre por una razón de superioridad que la transforma en una obligación moral, tanto para el domi- nado como para el dominante. No basta la coerción ni el predominio de la fuerza: es necesaria la hegemonía, la convicción de que los respectivos papeles no podrían ser otros ni estar a cargo de otros protagonistas. Es bien sabido que la invasión y conquista europea de América se racionalizó a partir de una definición del indio como inferior, como naturalmente destinado a ser redimido y elevado gracias a la acción del colonizador, su superior -también por definición- en todos los órdenes de la vida. Su propia huma- nidad estuvo formalmente en entredicho cuan- do se cuestionó la existencia de su alma, el atributo distintivo del hombre en la concep- ción cristiana. Esta naturaleza subalterna ads- crita al indio exigía una historia que explicara convincentemente y sin fracturas su trayec- toria anterior, hasta el momento de su arribo a la verdadera y única historia, es decir, la del Occidente europeo. La visión de la histo- ria india, más allá o al margen de cualquier HISTORIAS QUE NO SON TODAVfA HISTORIA 231
evidencia, debía ser comprensible y conse-
cuente en términos de la ideología del con- quistador, que expresaba las premisas nece- sarias del orden colonial. Tales premisas fueron, entre otras: a] Los antiguos habitantes del continente forman una sola categoría social (humana, tal vez) , por encima de sus especificidades y diferencias concretas. Son los indios, cuya ca· racterística esencial es no ser europeos. No ser europeo significa no ser cristiano ni civi- lizado, es decir, no poseer la verdad y, en consecuencia, no disponer de las capacidades para guiarse y realizarse por sí mismos. La unicidad de los indios se establece por con- traste, por oposición global con el coloniza- dor: ustedes son todo lo que no soy yo, por eso son lo mismo. Las historias de los diver- sos pueblos serán, en consecuencia, la histo- ria del indio: una sola historia en su carácter esencial (el error), cuyos pormenores, por divergentes que sean, nunca alcanzan a con- tradecir su unidad básica. A los ojos del con- quistador la historia india es una sola, porque los indios. finalmente, tienen un solo destino: ser o llegar a ser colonizados. A igual destino ineludible corresponde igual historia que lo justifica.' I Esta premisa no implica que los europeos no hayan reconocido las diferencias entre los pueblos indios. La táctica de la colonización echó mano constantemente de esas diferencias y las acentuó en su propio beneficio, estimulando pugnas y riva- lidades entre los pueblos para impedir su unión y facilitar su control y explotación. Sin embargo, este nivel de reconocimiento de la diversidad no niega la conceptualización categoría única por global de loscon contraste indios los como una coloniza· dores. www.esnips.com/web/Linotipo
Actividades Significativas para El Aprendizaje de La Suma en El Grado de Transicion Del Nivel Preescolar en La Institucion Juan Bautista Migani de La Ciudad de Floren