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Informe de lectura “El diseño y el designio

complejos”
El desarrollo de la ciencia no ha encontrado la manera de posicionar al humano en la naturaleza,
este es rechazado como un ruido, como aquello que no cabe en el marco de la observación
científica a modo de un fenómeno ‘digno’. Este desarrollo no logra captar la complejidad del
fenómeno humano. En la historia de occidente hemos encontrado desgarros, separaciones entre la
realidad y nuestras formas de inteligibilidad del mundo, estas separaciones se han convertido en
momentos definitorios para el desarrollo de los caminos que ha seguido la historia intelectual del
humano en occidente, momentos que nos dejan entrever un camino confuso pero distinto. Enfrente
de “La brecha microfisica” y “la brecha macrofisica” se logra entrever uno de estos momentos,
pero un momento que en principio se percibió como lejano. Esta lejanía nos hacía concebir al
humano en un terreno medio, en un punto en donde el suelo no se desvanece ante el infinito. Pero
esta posición se cuestionó: la base empírica simple del mundo se ‘desvanece’, también la base
lógica. En este proceso de conocer más nos damos cuenta que aquello que utilizábamos para
entender el mundo y posicionarnos, la noción de lo simple, no se podía reducir a la base del
conocimiento sino a un “pasaje, un momento entre dos complejidades, la complejidad micro-física
y la complejidad macro-física.” (pg 22)
Encontramos atado a estos cambios a la teoría de sistemas. En el ámbito de esta encontramos tres
facetas: un sistemismo fecundo, un sistemismo vago y plano, y el system analysis. Lo que podemos
decir de cada uno en común es lo que se puede decir de todo sistema o realidad: “toda realidad
conocida, […], puede ser concebida como sistema, es decir, como asociación combinatoria de
elementos diferentes.” (pg 22) La noción de sistemismo fecundo que distingue al sistemismo de
una noción vaga y una reduccionista (como la aparecida en el system analysis) se da en virtud de
haber colocado como fundamento del conocimiento a la multiplicidad o el todo que no se reduce
a la suma de sus elementos y que acepta la ambigüedad. Este entonces pone de relieve una unidad
compleja dispuesta a la ambigüedad. Da, además, una interdisciplinariedad fundamental en
asociación con las relaciones en las que los objetos se asocian y organizan.
Para entender un fenómeno como el del humano nos encontramos en estos desgarros del
conocimiento, por mérito de la segunda ley de la termodinámica, con el sistema abierto, sistemas
que dependen de su exterior para su desarrollo. Esta forma de conocimiento conecta la
termodinámica con los sistemas vivos, generando una nueva noción física del equilibrio y el
desequilibrio, para relacionarlas conteniéndolas. Este sistema se configura por el orden del
desequilibrio, este tiene un desequilibrio en forma de flujo, este desequilibrio que ordena al sistema
abierto se debe relacionar tanto con un cierro como con el ambiente en donde se efectúa aquel
desequilibrio. Un sistema como el humano se cierra para volverse a abrir de modo repetido, esto
con el fin de preservarse con relación a el ambiente: no identificarse con ni separarse de el
ambiente; se debe de ver la inteligibilidad del sistema en su relación con el ambiente y en su
separación de este, el ambiente como constituyente pero como ajeno.
La información se encuentra como mero aspecto común en varios ámbitos de los sistemas, pero
más allá de aspecto, esta se debe ver como punto de partida. La información parte de la teoría de
la comunicación (en relación con su transmisión) para pasar a conectarse con la cibernética y lograr
potenciarse de lado de la organización de tal manera que se llega a formar como una herramienta
de inteligibilizacion masiva. Hay entonces una exigencia enfrente de cómo tratar a los sistemas,
estos requieren de una teoría de la organización: una teoría en donde se encuentren los principios
de evolución de los principios de organización comunes. Hay un lazo entre desorganización y
organización compleja. Este lazo se percibe en la existencia viviente, que está en constante
desorganización y organización. Esta desorganización y organización ejemplifica el orden
informacional en el que nos encontramos, la relación entre la entropía y la neguentropia es aquella
en la que el orden se da por virtud del desorden, “el orden auto-organizado no puede complejizarse
más que a partir del desorden” (pg 32)
La complejidad se extiende sobre la teoría de sistemas. Más allá de las interacción e interferencias
sistémicas de una cantidad alta de elementos se acepta en su seno el elemento de la incertidumbre,
una tensión entre un orden y un desorden que se mezclan de modo íntimo. Este elemento ha sido
constantemente borrado de la visión de la ciencia, ha excluido de manera mutua al sujeto con
relación al objeto en su realidad inseparable, por esto se debe dar la retoma del concepto de ciencia,
una retoma en donde esta se transforma y necesariamente se amplía a otras dimensiones. Se dará
una unidad de la ciencia, esta aparece como la apertura de los conocimientos. Los mecanismos de
la aprehensión de la unidad y la diversidad, de la continuidad y de las rupturas inmiscuyen a los
conocimientos en una teoría de la auto-eco-organización; la física, biología y antropología se
deben abrir manteniendo sus identidades. Ya no se puede dejar a la ciencia quieta mientras trata
con el objeto, esta debe transformarse para el objeto. Se busca conseguir una unidad compleja, la
unidad entre el pensamiento analítico reduccionista y el pensamiento global, en donde la identidad
de estos no se pierde, pero inevitablemente se ven como un momento de desarrollo. La
metodología científica reduce y hace computo con los elementos que reduce para conseguir
información, lo que se debe hacer es cambiar las bases de donde se parte, se trata de cambiar la
organización de los conceptos bases del razonamiento científico.

Bibliografía:
 Morin, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Editorial Gedisa, 1994.

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