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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL

UNIDAD REGIONAL 303

POZA RICA, VER.

Curso de Inducción a la Licenciatura en Educación.

Gestión y Liderazgo.

Agosto 2014.

Asesor académico: Profesor Teodoro Hernández Romero.

Alumna: Yesika Elena Pérez Espinoza.

“EL ROL DEL DOCENTE”.

EQUIPO 5

A diferencia de lo que ocurría hace 100 años, en la sociedad actual resulta


bastante fácil para las personas acceder en cada momento a la
información que requieren (siempre que dispongan de las infraestructuras
necesarias y tengan las adecuadas competencias digitales; en este caso:
estrategias para la búsqueda, valoración y selección de información). No
obstante, y también a diferencia de lo que ocurría antes, ahora la
sociedad está sometida a vertiginosos cambios que plantean
continuamente nuevas problemáticas, exigiendo a las personas múltiples
competencias procedimentales (iniciativa, creatividad, uso de
herramientas , estrategias de resolución de problemas, trabajo en equipo,
entre otras) para crear el conocimiento preciso que les permita afrontarlas
con éxito.

Por ello, hoy en día el papel de los formadores no es tanto “enseñar”


(explicar-examinar) unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada
y estarán siempre accesibles, como ayudar a los estudiantes a “aprender a
aprender” de manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su
desarrollo cognitivo y personal mediante actividades críticas y aplicativas
que, aprovechando la inmensa información disponible y las potentes
herramientas , tengan en cuenta sus características (formación centrada
en el alumno) y les exijan un procesamiento activo e interdisciplinario de la
información para que construyan su propio conocimiento y no se limiten a
realizar una simple recepción pasiva-memorización de la información.
Por otra parte, la diversidad de los estudiantes y de las situaciones
educativas que pueden darse, aconseja que los formadores aprovechen
los múltiples recursos disponibles (que son muchos, especialmente si se
utiliza el ciberespacio) para personalizar la acción docente, y trabajen en
colaboración con otros colegas (superando el tradicional aislamiento,
propiciado por la misma organización de las escuelas y la distribución del
tiempo y del espacio) manteniendo una actitud investigadora en las aulas,
compartiendo recursos (por ejemplo a través de las webs docentes),
observando y reflexionando sobre la propia acción didáctica y buscando
progresivamente mejoras en las actuaciones acordes con las
circunstancias (investigación-acción).

Cada vez se abre más paso su consideración como un mediador de los


aprendizajes de los estudiantes, cuyos rasgos fundamentales son (Tebar,
2003):

 Es un experto que domina los contenidos, planifica (pero es flexible).


 Establece metas: perseverancia, hábitos de estudio, autoestima,
metacognición, entre otras; siendo su principal objetivo que el
mediado construya habilidades para lograr su plena autonomía.
 Regula los aprendizajes, favorece y evalúa los progresos; su tarea
principal es organizar el contexto en el que se ha de desarrollar el
sujeto, facilitando su interacción con los materiales y el trabajo
colaborativo.
 Fomenta el logro de aprendizajes significativos, transferibles.
 Fomenta la búsqueda de la novedad: curiosidad intelectual,
originalidad. pensamiento convergente.
 Potencia el sentimiento de capacidad: autoimagen, interés por
alcanzar nuevas metas.
 Enseña qué hacer, cómo, cuándo y por qué, ayuda a controlar la
impulsividad.
 Comparte las experiencias de aprendizaje con los alumnos: discusión
reflexiva, fomento de la empatía del grupo.
 Atiende las diferencias individuales.
 Desarrolla en los alumnos actitudes positivas: valores.

En este marco, las principales funciones que debemos realizar los docentes
hoy en día son las siguientes: diagnosticar necesidades; preparar las clases;
buscar y preparar materiales para los alumnos, aprovechando todos los
lenguajes; motivar al alumnado; centrar la docencia en el estudiante,
considerando la diversidad; ofrecer tutoría y ejemplos; investigar en el aula
con los estudiantes, desarrollo profesional continuado; y colaborar en la
gestión del centro.
UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL

UNIDAD REGIONAL 303

POZA RICA, VER.

Curso de Inducción a la Licenciatura en Educación.

Gestión y Liderazgo.

Agosto 2014.

Asesor académico: Profesor Teodoro Hernández Romero.

Alumna: Yesika Elena Pérez Espinoza.

“LA DESVALORIZACIÓN DEL ROL DOCENTE”.

EQUIPO 6

La actividad docente implica un compromiso emocional muy intenso, ya que su


situación laboral se da en una institución, la escuela, con sus peculiaridades y estilos de
relación y comunicación, en un determinado contexto y, además, en un ámbito específico,
el aula, con muchas individualidades demandantes y expectantes de las actitudes y
respuestas del docente, con sus aciertos y errores. Eso produce un clima emocional en el
grupo que, dependiendo de la realidad del docente y de cómo percibe éste esa realidad
(cálida/agresiva), serán las conductas que implementará, creando ciclos o cursos de acción,
y, de acuerdo con ellos, corresponderá determinado equilibrio emocional.

Si bien los aspectos enunciados hasta aquí serían similares en los diferentes contextos
investigados, debemos considerar que los problemas se agudizan y difieren en los países en
vías de desarrollo. A modo de ejemplo podemos observar lo que ocurre en Argentina. De
acuerdo con nuestro sistema de ingreso a la actividad laboral docente, los nuevos, para
aumentar las posibilidades de empleo, deben concurrir por lo general a los establecimientos
educativos que están situados en comunidades de mayor conflictividad social. También se
da el caso de docentes que, por sus carencias económicas, deben procurarse más de un
cargo, es decir, se cae en el famoso pluriempleo de nuestro sistema educativo.

Estas situaciones, que están unidas a malas condiciones de trabajo y de medio ambiente
(zonas desfavorables, escuelas distantes de los domicilios, escuelas deficientes en sus
instalaciones o sin recursos para la actividad docente, alumnos provenientes de grupos
familiares de bajos ingresos —muchos de ellos con las necesidades básicas insatisfechas—,
etc.), producen el círculo vicioso del malestar docente: maestros sobreexigidos —alumnos
con problemas psicosociales de consideración (desprotección familiar, familias
desintegradas, violencia escolar y familiar, drogodependencia, etc.)— y aumento de la
carga psíquica de los docentes: malestar.
Debemos tomar conciencia de lo lejos que están nuestros adolescentes de elegir la carrera
docente, que sólo hacen aquellos que tienen una gran vocación, los que no tienen
posibilidad de continuar otros estudios, o los que creen que constituye una salida laboral.

Por lo tanto, es urgente construir estrategias para revertir este ciclo de malestar, pues a
pesar de que algunos docentes desean permanecer en el sistema, debido a la intensidad
vocacional de la profesión, habría que completar los estudios con otras investigaciones y
ver cómo influye en ellos el problema del desempleo. En países donde existen posibilidades
de encontrar otra ocupación, su expresión manifiesta de abandonar el sistema es más
abierta. También debemos considerar el hecho de que desear permanecer no significa
necesariamente ausencia de malestar.

Se deben fomentar acciones de prevención desde las mismas unidades educativas, que
deben ser más abiertas e interactuantes; estimular programas de capacitación más flexibles,
no impuestos sino demandados por los propios docentes de acuerdo con sus necesidades;
mejorar las retribuciones económicas; aumentar su participación en la toma de decisiones
ante los cambios curriculares. En definitiva, se debería devolver al docente el rol de
conducción del proceso de aprendizaje que alguna vez tuvo y del que hoy se siente
despojado.

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