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cios potenciales y del control de riesgo, de escasos industria biotecnológica por oponerse a informar sobre
resultados hasta el momento. el origen transgénico de sus productos provocan incerti-
b. Los productores: su objetivo principal radica en la adap- dumbre y desconfianza. Asimismo, inciden en que no se
tación de especies a suelos pobres y/o rigurosidad ha detectado una apreciable reducción de precios en
climática. La opinión pública los asocia con afinidad y los alimentos transgénicos. En su opinión, mientras esta
simpatía hacia los intereses de la industria biotecnológica, situación se mantenga seguirán teniendo más elemen-
pero también con clara relación de dependencia (mono- tos para decantarse por la cautela y por la compra de
polio sobre semillas, por ejemplo, uso de la tecnología alimentos a estilo tradicional, que por otro lado, están
Terminator). de moda. La opinión del consumidor es un bien preciado
por el que luchan entre sí las otras parte implicadas en
c. Los distribuidores: son las empresas de almacenamien-
el conflicto.
to y transporte, cuyo interés en las variedades transgé-
nicas se centra en su capacidad de mantener intactas b. Movimientos ecologistas, ONGs y detractores de la
las cualidades nutritivas durante más tiempo (como el ingeniería genética: se ha distribuido la imagen de que
tomate ya comercializado, por ejemplo). los OMGs son antinaturales, perjudiciales para la salud
d. Responsables políticos e instituciones públicas: el des- humana o animal y ecológicamente dañinos. Se han
dén hacia las preocupaciones de los consumidores, fun- basado en 4 estrategias:
dadas o no, explica la desconfianza de muchos ciudada- 1.Acciones puntuales de gran repercusión en los medios
nos hacia sus representantes y resta credibilidad a los (protestas ante las sedes de las transnacionales, acti-
mecanismos de control democrático y participación so- vidades paralelas a las grandes cumbres, ante el FMI,
cial existentes. etc.).
Aunque en niveles diferentes, todos ellos destacan el papel 2.Desacreditar a los científicos tecnoentusiastas acu-
de biotecnología en la configuración de las sociedades y de sus sándolos de estar al servicio de las poderosas compa-
individuos. El principal argumento que se maneja en esta ten- ñías agroquímicas transnacionales, que no escatiman
dencia es que los avances en biotecnología obtenidos a partir medios ni influencias políticas o académicas para au-
de la posibilidad de modificar genéticamente un organismo es mentar sus beneficios y cuotas de mercado. 5
un fenómeno revolucionario que tiene gran incidencia política, 3.Otorgar importancia a cualquier estudio que ponga de
económica y social. Se aduce que estas nuevas técnicas permi- manifiesto los riesgos ecológicos o sanitarios de algún
ten que cada vez un número mayor de individuos tengan acceso OMGs o semilla transgénica (el ejemplo más para-
a ella. Asimismo se suele argumentar que la biotecnología pue-
digmático nos lo ofrece el de la mariposa monarca
de ser utilizada en favor del desarrollo de las naciones. Esta
en EE.UU.).
tendencia de visualizar la biotecnología sólo en su aspecto posi-
tivo puede llevar a un análisis sesgado de la realidad. Lo que no 4.Los detractores de la ingeniería genética se afierran a
significa que las ventajas que puedan ofrecer la biotecnología miedos atávicos6 sustentados en mitos propios de la
para nuestras sociedades deban ser minimizadas. cultura occidental (el mito de Franskestein o la pará-
bola del aprendiz de brujo).
Los detractores de la aplicación de la biotecnología Los detractores han intentado propiciar una especie de
para producir alimentos transgénicos fobia a los cambios, lo que en nuestra opinión es un error. Si
En contraposición a una visión exclusivamente positiva, bien no podemos negar que algunos de sus argumentos son
los detractores piensan que de la biotecnología tiene, o tendrá, válidos es importante destacar que las tecnologías de las que
efectos catastróficos para nuestra sociedad. En este sentido, hablamos están aún en un estado emergente de uso. Aunque el
sus partidarios consideran que el discurso con el que se promo- criterio con el que se ha difundido la biotecnología responde a
ciona la Biotecnología ha propiciado el surgimiento de una se- los intereses de la privatización y el libre mercado, antes de
rie de mitos. Surge, además, una dependencia tecnológica que satanizarlas habría que buscar la forma de sacar partido de ella
se da a la par en la esfera individual y estatal. Del mismo modo, incluyendo a un mayor número de grupos sociales entre sus
argumentan que lejos de constituirse en un elemento de lucha beneficiarios.
en contra de las grandes desigualdades sociales que han carac-
terizado a los países subdesarrollados tienden a acrecentar el Sobre la necesidad de un análisis crítico
abismo entre primer y tercer mundo. Por otra parte, se mani- Frente a estas posiciones radicales que presentan una rea-
fiesta temor frente a la posibilidad de que la Bitecnología se lidad bajo una perspectiva maniquea, hay quienes plantean la
convierta en el instrumento de dominación social y económica necesidad de abordar el tema de una manera crítica, pero sin
más eficaz en manos de las grandes corporaciones y Estados. asumir una visión ni apocalíptica ni mesiánica. La figura
Los colectivos que componen este grupo son: que encabeza este posicionamiento es sin duda la de Jeremy
a. Consumidores y organizaciones de consumidores: pesan Rifkin7 . Para este autor la revolución biotecnológica nos afecta-
los referentes del aceite de colza, las popularmente co- rá a todos más directa, irresistible e íntimamente que cualquier
nocidas como vacas locas, los pollos con dioxinas, el otra revolución tecnológica de la historia. Aunque sólo fuese
caso belga de la Coca-Cola, la fiebre aftosa, la fiebre por esta razón, a todos y cada uno de los seres humanos le iría
porcina, etc. Argumentan también que el empeño de la algo, directo, inmediato, en la dirección que la biotecnología
tome en el siglo que viene. En opinión de este autor, hasta relación la percepción pública de los transgénicos y la noción
ahora, en el debate sobre ésta ha participado sólo un reducido de riesgo.
grupo de biólogos moleculares, ejecutivos empresariales, res-
ponsables políticos y críticos. Rifkin propone que ha llegado el La percepción pública de los transgénicos
momento de un debate mucho más amplio sobre los beneficios y el concepto de riesgo
y los riesgos de la nueva ciencia, que vaya mucho más allá de
las autoridades y expertos profesionales de ambos lados que Las percepciones de los problemas alimentarios dependen
abarque a la sociedad entera. de múltiples factores y dimensiones que son motivo de discu-
sión e investigación por parte de las ciencias sociales. Algunos
son los relativos a la incidencia de la cultura o de la ética de
Algunas claves explicativas desde la mirada antropológica
cada individuo, mientras que otros están en relación con aspec-
Es evidente, pues, que nos hallamos ante estas visiones tos más específicos como es el caso de la posición social del
tan enfrentadas sobre el uso de la biotecnología que el diálogo individuo, la influencia de los intereses corporativos o la forma-
parece imposible, o como mínimo muy complicado. Cabría pre- ción profesional del grupo en cuestión.
guntarse: ¿por qué las aplicaciones de la biotecnología suscitan En los últimos años, la investigación social en torno a la
apoyos, rechazos, confianzas y temores?. Para intentar respon- percepción de riesgos ha aportado cinco grandes grupos de
der a esta pregunta, en los dos siguientes apartados aportare- teorías que explican el porqué los individuos perciben o temen
mos algunas claves explicativas desde la óptica de la antropolo- determinados problema y no otros (A. Wildavsky y K. Dake,
gía social. 1990)12. En primer lugar existen las teorías realistas, que afir-
man que un incremento en el nivel de información sobre la
El peso de la tradición gastronómica en la sociedad existencia de un problema o peligro real comportará un incre-
En opinión del antropólogo estadounidense de Marvin mento en la reacción social ante este riesgo. En segundo lugar
Harris8, padre del materialismo cultural: existen las teorías psicológicas que afirman que las diferencias
(...) podemos estar seguros de que en la definición de lo perceptuales se establecen en función de los rasgos personales
que es apto para consumo interviene algo más que la pura de cada individuo. En tercer lugar las teorías de carácter eco-
fisiología de la digestión. Ese algo más son las tradiciones nómico defienden que las clases sociales más bien estantes, al
gastronómicas de cada pueblo, su cultura alimentaria contrario de las más pobres, están más predispuestas a aceptar
Este autor sostiene asimismo que la comida, por así decir- o menos dispuestas a evitar riesgos o problemas ambientales
lo, debe alimentar la mente colectiva antes de poder pasar a un que afecten toda la población (ellos se sienten más protegidos
estómago vacío. Efectivamente, Harris incide en la idea de que por su posición bien estante de las consecuencias negativas
la comida tiene muy poco que ver con la nutrición, ya que derivadas). En cuarto lugar las teorías políticas y sociales, argu-
nuestros alimentos preferidos (a los que él denomina buenos mentan que lo que se teme como riesgo no es otra cosa que la
para comer) son aquellos que presentan una relación de cos- expresión de los conflictos entre intereses y las diferentes posi-
tes y beneficios prácticos más favorables que los alimentos que ciones existentes en el seno de la sociedad. Finalmente, las
se evitan (malos para comer)9. Concluyendo, el peso de la tra- teorías culturalistas mantienen que los individuos eligen temer
dición y de la cultura alimentaria de un pueblo es definitivo a la determinados riesgos porque esta actitud refuerza su integra-
hora de elegir qué comer (esto es plenamente aplicable al caso ción social, sus valores y sus formas de vivir. Este conjunto de
de los transgénicos). En el caso de España, país cuya dieta teorías pretende explicar como los diversos grupos sociales,
mediterránea es paradigma de dieta equilibrada en todo el poblaciones determinadas o sectores económicos ven de forma
mundo, huelga decir que la tradición gastronómica tiene un distinta un mismo problema ambiental en función de su cultura,
peso relevante. condiciones sociales o posición en el mercado.
Alimentos limpios versus alimentos sucios ¿Qué dicen las encuestas sobre la percepción pública
En este mismo sentido Mary Douglas10 sugería que nues- de los transgénicos?
tras ideas de contaminación o profanación tienen conexión con Se estima que sólo en el intervalo comprendido entre los
nuestro sentido del orden y el lugar, especialmente nuestro sen- años 1984 y 1994 se ha entrevistado a más de 70.000 perso-
tido del orden natural; así, el orden mentalmente es asociado nas, sobre todo en Estados Unidos, Japón y Europa, para cono-
con lo limpio y el desorden con lo sucio. Este fenómeno cer su opinión sobre la biotecnología13. Con carácter general,
subyace a la hora de juzgar los OMGs producidos mediante Daniel Ramón (et al.)14 considera que de las encuestas se ex-
inserción de cadenas de DNA de especies evolutivamente aleja- traen dos conclusiones importantes. En general se observa un
das (es decir, se percibe como un desorden natural). También rechazo frontal a todo aquello que implique la modificación
cabe tener en cuenta que, según Douglas11 , la pureza es ene- genética de animales, y más si se manipulan genes provenien-
miga del cambio, de la ambigüedad y del compromiso. Como tes de células humanas. Las variedades vegetales transgénicas
hemos sostenido en este apartado, la imagen mental que se o la producción de levaduras o bacterias lácticas transgénicas
tiene de lo ordenado naturalmente (es decir: cruces sexuales que produzcan respectivamente vino, cerveza o yogurt son me-
entre especies evolutivamente próximas, etc.) versus lo desor- jor aceptadas por el consumidor, sobre todo si la modificación
denado naturalmente es vital para entender el conflicto de los genética afecta positivamente al producto final. No es tan re-
transgénicos, por lo que en el siguiente apartado pondremos en ceptiva la postura si la modificación tan sólo favorece al pro-
ductor. La segunda conclusión es el deseo de los consumidores que había declarado que no eran seguros, se retracta de
a estar informados sobre los alimentos transgénicos. La opinión su opinión y afirma que sí lo son. Cuando los consumido-
de los encuestados varía en función del país y del tiempo. Sin res saben que su uso está más difundido de lo que pen-
pretensiones de hacer una análisis exhaustivo del momento saban, tiende a pensar que son básicamente seguros.
actual, hemos recopilado algunas encuestas recientes que pue- 4.En el grado de preocupación del consumidor, el que
den ayudar a situar el fenómeno. La relación de encuestas es la contengan o no OMGs aparece en 5 lugar, valorándose
siguiente: más la frescura del alimento, su ausencia de toxicidad,
Marzo de 2001: The Mellman Group, Inc. /Public Opi- su ausencia de sustancias químicas, y si ha sido irra-
nión Strategies, Pew Initiative on Food and Bio- diado.
technology and University of Richmond. Public
5.La mayoría de los encuestados (65%) se declaran a
Sentiment About Genetically Modified Food.
favor de que continúe la investigación en biotecnología
Marzo de 2001: IFIC (International Food Information aplicada a la alimentación y sobre todo (75%) de saber
Council Foundation) U.S. Consumer Aattitudes Toward si un producto contiene o no OMGs.
Food Biotechnology. La conclusión final del estudio indica que los consumido-
Julio de 1999: Eurobarómetro del CIS, sobre Hábitos res están preocupados por los alimentos derivados de la
alimentarios. biotecnología, pero que su conocimiento muy limitado de los
mismos hace que su opinión sea muy incierta y maleable. La
Análisis de las encuestas mayoría de los norteamericanos han escuchado hablar muy
The Mellman Group, Inc. /Public Opinión Strategies, Pew poco sobre la biotecnología y no saben qué pensar sobre su
Initiative on Food and Botechnology and University of Richmond. seguridad por falta de información. La incertidumbre está acom-
Public Sentiment About Genetically Modified Food pañada de un deseo de saber más sobre la cuestión y de un
La Pew Initiative on Food and Biotechnology y la Univer- deseo en que siga investigando y de que las agencias guberna-
sidad de Richmond, el pasado mes de marzo hicieron públicos mentales que se encargan del tema (EPA y FDA en EE.UU.) se
los resultados de una encuesta sobre la percepción del ciudada- encarguen de informar más.
no estadounidense sobre los OMGs. Marzo de 2001 (iniciada en Octubre de 1999): IFIC
Los resultados más destacables, en nuestra opinión, son (International Food Information Council Foundation) U.S.
los siguientes: Consumer Aattitudes Toward Food Biotechnology
1.Los consumidores de EE.UU. declaran no recibir gran El dato más relevante de la encuesta llevada a cabo por
información sobre los OMGs. Los consumidores de mayor IFIC es, en nuestra opinión, la respuesta a la pregunta de si
poder adquisitivo afirman haber recibido más informa- necesitan alguna información adicional sobre los etiquetados ya
ción. Pocos consumidores creen que los OMGs se em- existentes: tan sólo el 2% de encuestados respondieron que
pleen ampliamente en los productos corrientes de ali- deseaban la información de si contiene o no OMGs el alimento
mentación. Sólo el 14% de consumidores cree que se adquirido, y el 74% que no deseaban ninguna información adi-
empleen en más de la mitad de los alimentos, el 60% cional (en EE.UU. no existe la obligatoriedad del etiquetado
de consumidores en menos de la mitad y el 38% en para los productos que contengan OMGs.
menos de la cuarta parte. Tan sólo el 19% de los Podríamos poner en relación estos resultados con los obte-
encuestados afirma haber comido OMGs alguna vez. nidos en el Eurobarómetro de Julio de 1999, del CIS, sobre
hábitos alimentarios (Tabla 1).
2.La mayor parte de los encuestados, el 46%, no sabe si Pocas veces podríamos obtener una confrontación tan po-
los productos con ingredientes OMGs son seguros o no, larizada: mientras que en EE.UU. tan sólo un 2% de consumi-
del resto, el 29 % piensa que son seguros y el 25% que dores exigen el mayor información en el etiquetado, en España,
no lo son. si sumamos los porcentajes de las opciones Mucho y Bastante,
3.Tras enterarse de que más del 50% de los productos en alcanzaríamos la cifra de un 85,5% de consumidores que sí
EE.UU. contienen OMGs, uno de cada 5 encuestados exigen mayor información en torno al uso de OMGs.
Tabla 1. Pregunta formulada núm. 11: ¿hasta qué punto: mucho, bastante, poco o nada le parecen a Ud. eficaces cada una
de las siguientes medidas?
Crear una Agencia Nacional de evaluación de alimentos 24,4 49,3 8,8 2,3 14,8 0,4
Dar más información sobre productos transgénicos (manipulación biológica de los alimentos) 38,9 46,6 4,3 0,8 9,2 0,2
Mejorar los controles sanitarios de animales y piensos 55,6 38,3 1,2 0,2 4,5 0,2
Identificación de problemas bioéticos una propuesta de fácil realización, pero creemos que
esta plataforma sería de gran utilidad para poder sol-
Una vez descrita la situación de forma general, creemos
ventar las diferencias suscitadas que han llevado a pola-
estar en disposición de identificar cuáles son los principales
rizar, en el seno de la sociedad en su más amplio senti-
problemas suscitados en torno a los transgénicos desde un pun-
do, la percepción pública del uso de la biotecnología.
to de vista bioético y plantearnos preguntas que ayuden a la
reflexión común. Finalmente, cabe remarcar que el principio de precau-
a. En el ámbito biológico: ción debe imponerse en determinados casos en el cam-
po de los alimentos transgénicos. Si existieran dudas
- Biopiratería: ¿es una amenaza a los Derechos Indíge-
razonables basadas en datos científicos, la industria
nas?
biotecnológica debería sacrificar beneficios inmediatos
- El patrimonio mundial genético: ¿se puede privatizar en aras de una mayor seguridad de los ciudadanos.
y explotar un bien de la humanidad?
- Riesgo medioambiental: ¿existen mecanismos fiables Bibliografía recomendada
para gestionar el riesgo de liberación de OMGs al
medioambiente? Beck U. ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, res-
puestas a la globalización. Barcelona: Paidós, 1998
b. En el ámbito socioeconómico y cultural:
- Segregación de pobres-ricos: tecnología cara de ad- Beck U. Políticas ecológicas en la edad del riesgo. Barcelona: El
quirir. ¿la biotecnología puede polarizar aún más, si Roure, 1998
cabe, la distancia entre el primer y el tercer mundo? Beriain J (comp.), Giddens A, Luhmann ZBN, Beck U. Las con-
- Dependencia tecnológica y económica: ¿se genera ya secuencias perversas de la modernidad. Barcelona: Anthropos,
-o en un futuro próximo- relaciones de dependencia? 1996.
- Oligopolio de transnacionales, en semillas, alimen- Casado M (comp.). Estudios de bioética y derecho. Valencia:
tos y biotecnología. La tendencia aglutinadora de las Tirant lo Blanch, 2000.
transnacionales ¿producirá un oligopolio de poder? Douglas M. Pureza y peligro: un análisis de los conceptos de
- Pérdida de saberes tradicionales: ¿es incompatible contaminación y tabú. Madrid: Siglo XXI, 1991.
el saber tradicional con la aplicación de la biotec- Douglas M. La aceptabilidad del riesgo según las ciencias so-
nología? ciales. Barcelona: Paidós Studio, 1996.
- Desinformación, ética y creencias de la persona: pon- Ferry L. El nuevo orden ecológico: el árbol, el animal y el hom-
gamos por ejemplo un tomate transgénico en el que bre. Barcelona: Tusquets, 1994
intervienen genes de un cerdo y no se informa al res-
Giddens A. Un mundo desbocado: los efectos de la globalización
pecto (etiquetado): ¿qué problemas pueda suscitar en
en nuestras vidas. Madrid: Taurus, 2000.
un vegetariano o en un musulmán?
Giddens A. Consecuencias de la modernidad. Madrid: Alianza
Universidad, 1994.
Conclusiones
Hubbard R, Wald E. El mito del gen. Madrid: Alianza Editorial,
Debemos evitar afrontar el problema bajo la óptica de 1999.
cuestiones absolutas, la realidad vista en blanco y
negro, sin grises, evitando así caer en diálogos de sor- Harris M. Bueno para comer. Madrid: Alianza Editorial, 1993.
dos. El consenso entre las partes implicadas es esen- Ramón D, Calvo MD, Peris J. Los alimentos transgénicos. En:
cial. La tolerancia ante otros posicionamientos es indis- Jornada sobre Los transgénicos: Ciencia y Polémica. Málaga:
pensable para el consenso. Fundación Hefame, Marzo de 2000.
Existe lo que podríamos denominar un déficit cognitivo. Ramón D, Calvo MD. Debate en torno a la comercialización de
Es decir, el consumidor exige su derecho a estar más y los alimentos transgénicos. En: Arbor, 2001;661;171-86.
mejor informado sobre los alimentos transgénicos. El Riechmann J. Cultivos y alimentos transgénicos: una guía prác-
medio elegido por los consumidores para su información tica. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2000.
es el etiquetado del producto.
Rifkin J. El siglo de la biotecnología. Barcelona: Crítica, 1999.
Directamente relacionada con la anterior conclusión,
debemos fomentar el debate social informado. Para Wildavski A, Dake K. Theories of Risk Perception: Who Fears
ello es evidente que se necesita una mayor participa- What and Why? Daedalus 1990;119:41-60.
ción de los científicos y de los consumidores en estas
tareas, en especial a través de las asociaciones de con- Fuentes estadísticas
sumidores, los grupos ecologistas, etc. También es fun-
damental incorporar la participación de organismos pú- CIS. Eurobarómetro sobre Hábitos alimentarios, Julio de 1999.
blicos y privados, de organizaciones procedentes de IFIC (International Food Information Council Foundation) U.S.
movimientos sociales, de las administraciones, de los Consumer Aattitudes Toward Food Biotechnology (Octubre de
actores políticos y económicos. No es, evidentemente, 1999 a marzo de 2001.
Mellman Group, The /Public Opinión Strategies, Pew Initiative tria alimentaria, e investigadores biomédicos, con compa-
on Food and Botechnology and University of Richmond. Public ñías farmacéuticas. Pág. 205.
Sentiment About Genetically Modified Food (marzo 2001).
6. Esto está muy bien descrito por Luc Ferry, El miedo a la técnica
suscita el retorno de los antiguos mitos de la ciencia ficción: en
Notas la historia de Frankestein, como en la del aprendiz de brujo,
asistimos al vuelco por el que la criatura se convierte en amo de
1. Organismos Modificados genéticamente, a partir de ahora en su amo. La ecología profunda disfruta aplicando esta metáfora
este artículo OMGs. a la técnica., en El nuevo orden ecológico: el árbol, el animal y
el hombre, Barcelona: Tusquets, 1994;129.
2. Datos extraídos de la página Web http://www.isaaa.org/
publications/briefs/Brief_21.htm. 7. Jeremy Rifkin, El siglo se la Biotecnología, Crítica. Barcelona,
1999;220.
3. Global Status of Commercialized Transgenic Crops: 2000, by
Clive James, International Service for the Acquisition of Agri- 8. Marvin Harris, Bueno para comer. Madrid: Alianza Editorial,
biotech Applications, 2000;21. 1993;12.
4. Hubbard R, Wald E. El mito del gen, Madrid: Alianza Editorial, 9. Harris, ibid. Pág. 13.
1999;205.
10. Mary Douglas, Pureza y peligro: un análisis de los conceptos de
5. Hubbard R, Wald E. idem. afirman que Al surgir colabora- contaminación y tabú, Madrid: Siglo XXI, 1991;163.
ciones entre el gobierno, universidades y empresas interesa- 11. Ibid. Pág. 191.
das en otras áreas científicas, los científicos se han dado
cuenta de que con frecuencia estaban sirviendo a distintos 12. Wildavski A, Dake K. 1990. Theories of Risk Perception: Who
maestros. Físicos nucleares de elite, identificados por estar Fears What and Why? Daedalus 119;41-60.
afiliados únicamente a la universidad, testificaron en el Con-
13. Ramón D, Calvo MD. Debate en torno a la comercialización de
greso de Diputados sobre la seguridad y eficacia de la energía
los alimentos transgénicos. Arbor 2001;661:171-86.
nuclear, y más se descubrió que la industria de energía nu-
clear les pagaba como consultores. En el área de la biome- 14. Ramón D, Calvo MD, Peris J. Los alimentos transgénicos. En:
dicina, nutricionistas de primera fila de distintas facultades Jornada sobre Los transgénicos: Ciencia y Polémica. Málaga:
universitarias han tenido afiliaciones ocultas con la indus- Fundación Hefame, 2000;30