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CURSO: 3° Año
AÑO 2019
Cap. 3: Transformación del individuo en un ser social y construcción de la realidad
social de Ana María Brígido (Resumen)
Los temas que vamos a desarrollar en este capítulo son fundamentales para iniciar
ese proceso de “desnaturalización”. Ésta nos ayudará a descubrir, en primer lugar que el
hombre se hace social en virtud de procesos que la sociedad pone en funcionamiento con
ese fin; y en segundo lugar, que la sociedad se nos presenta como una realidad dada
(preexiste al individuo y lo sobrevive).
Los elementos constitutivos de la vida social son individuo, cultura y sociedad. El
primer elemento es el individuo que es, entre los seres vivos, el que nace más indefenso y
el más inmaduro desde el punto de vista biológico. Los sociólogos asignan a esta
peculiaridad de la naturaleza biológica del hombre una gran importancia, ya que determina
la dependencia de éste respecto de otros hombres para su desarrollo como persona
humana. El segundo elemento es la sociedad que es indispensable para el desarrollo del
ser humano, la vida social no es posible sin la presencia de individuos socializados, de
personas que ya han incorporado las pautas sociales y desarrollado los hábitos de
conductas que su situación les exige. Y el tercer elemento constitutivo de la realidad social
es la cultura, lo que el hombre aprende como miembro de las diferentes estructuras
sociales en las que participa forma parte de la cultura. El único ser capaz de crear cultura es
el ser humano; el ser humano junto a otros, participando en un proceso de interacción
continuo.la cultura se presenta para el sociólogo como aparato normativo, como un conjunto
de normas que regulan el proceso de interacción social y la conducta individual.
2. Socialización y educación
El proceso de educación constituye el núcleo de la sociología de la educación, nos
permite explicar la forma en que un individuo se incorpora a la sociedad y, también, de qué
manera ésta garantiza su propia existencia.
Hay deferentes respuestas a la pregunta acerca de qué es la socialización que parten
de un acuerdo básico: la socialización es el mecanismo del que se vale la sociedad para
producir y reproducir, de manera continua, su propia existencia: gracias a él la sociedad
fabrica sus miembros. Miembro de la sociedad alude al individuo socializado. El hombre no
nace, sino que se hace, y logra este hacerse social solamente si tiene oportunidad de entrar
en contacto con otros hombres y establecer algún tipo de relación con ellos.
La forma en que la convivencia humana afecta el modo en que el individuo se
comporta, sus actitudes frente a diferentes circunstancia y hechos, su manera de ver las
cosas, su lenguaje, sus preferencias, su modo de vestir, etc. Al nacer somos arrojados, en
un medio social determinado. Este medio lo marca inconfundible para toda su vida y
condiciona nuestras posibilidades objetivas de acceder a todo tipo de bienes sociales y
disponer de mejores oportunidades en la sociedad.
El ser humano es el resultado de una doble transmisión, la biológica, que forma parte
de la herencia genética, y la social, que gracias a la convivencia. Es precisamente mediante
el proceso de socialización que adquirimos la herencia social.
Podemos deducir dos características del proceso de socialización. Una que la
socialización es un proceso social general, que tiene lugar cada vez que interactuamos con
otros y se produce durante toda la vida. Otra, que el principal resultado de este proceso es
una cierta adaptación del individuo a la vida social.
Agulla (1969) sostiene que es importante distinguir el proceso de socialización del
proceso de educción.
La educación como un proceso especial de formación de la “persona social”, dado por
la comunicación de contenidos culturales, de un educador a un educando, con vista a un
logro de un objetivo o un fin determinado. El resultado de este proceso es la transformación
de la “persona social” en un dirección determinada, laque fijan los fines definidos por el
sistema educativo, o lo que se propone la agenda educativa de que se trate.
Para que exista un proceso educativo debe darse determinadas condiciones.
Ejercicio de los roles de educador y educando, identificar quién es el que enseña y
quién es el que aprende.
Quien ejerce el rol de educando es un ser socialmente inmaduro, niños, adolescente
o jóvenes que se disponen a adquirir determinados contenidos culturales que se
consideran necesarios.
Es un proceso institucional donde se da una función de enseñar y aprender.
Agulla distingue la educación de la socialización: una es un proceso especial, la otra
un proceso general. Segundo la sociedad no cumple funciones educativas; como la
educación en un proceso intencional y voluntario, solo educan personas concretas a quienes
se han asignado ese papel en determinas instituciones. La educación no es la acción
ejercida por una generación sobre otra como sostenía Durkheim.
Mannheim distingue entre educación, instrucción y enseñanza. La instrucción
representa únicamente la transmisión de información, se pone énfasis sobre la materia, y se
parte del supuesto de que éste domina el contenido de lo que se propone transmitir.
La enseñanza hace hincapié en la relación entre dos personas: el maestro y el
alumno. Implica que el maestro se interesa por el proceso de aprendizaje de sus alumnos y
la necesidad de que éstos aprendan, que traten de seguir lo que se les enseña, de forma
que el maestro pueda estar seguro de que el contenido ha sido efectivamente entendido y
aprendido.
La educación alude a un proceso en el cual “una personalidad actúa sobre la otra con
el fin de modificar el desarrollo de esta última.
3.1 Perspectiva objetivista: Este punto de vista está representado por el funcionalismo
durkheimiano. Dice Durkheim que la educación es la acción ejercida por las generaciones
adultas sobre las que no están aún maduras para la vida social. En cada uno de nosotros
existe dos seres, uno está hecho de todos los estados mentales que sólo se refieren a
nosotros mismos y a los acontecimientos de nuestra vida personal: es el ser individual. El
otro es un sistema de ideas, de sentimientos y de hábitos que expresan en nosotros, el
grupo o los grupos diferentes de que formamos parte.
Desde el punto de vista de Durkheim, una socialización exitosa implica la
interiorización de las pautas, las normas y los valores que son significativos para la
sociedad. El individuo desempeña un papel pasivo en ese proceso, recibe la acción que
otros ejercen sobre él, es posible gracias a la predisposición que todo ser humano tiene
hacia la socialidad.
El agente encargado de la transmisión de la cultura es la sociedad, a través de las
generaciones. La sociedad es una realidad por sí misma, independiente de los individuos
que la componen, y se impone a éstos de manera inevitable. El individuo se encuentra
siempre subordinado a la sociedad y determinado por ella.
El resultado del proceso de socialización es la adaptación del individuo a la vida del
grupo, o los grupos, de los cuales forma parte. Debe aceptar las pautas de la sociedad y
comportarse de acuerdo a ella, de lo contrario el único que se perjudica es él, ya que debe
sufrir las consecuencias de su conducta antisocial.
La concepción durkheimiana es el determinismo. Si pensamos en nuestra
experiencia social, no podemos dejar de reconocer la enorme influencia que la sociedad
ejerce sobre nuestro comportamiento: la forma en que hablamos, lo que nos gusta, lo que
queremos, lo que pensamos y sentimos, etc. Está condicionado por los grupos (la familia,
los amigos, la escuela, el trabajo, etc.)
3.2 Perspectiva subjetiva: Los principales aportes de George Mead es el punto de
referencia a la hora de abordar esta temática. La importancia de Mead para la formación de
una teoría sociológica del proceso de socialización, se establece en su concepción de la
persona (Self) y el espíritu (mind) como emergentes sociales y la interacción comunicativa
mediante el gesto vocal y el lenguaje.
En el pensamiento de Mead, la persona es una pura abstracción sin la sociedad. Pero
a su vez, la sociedad no puede existir sin las personas. Cuando la persona se ha
desarrollado, se obtiene una base para la evolución de una sociedad distinta en su carácter
de la sociedad animal. El principio básico para la organización social humana es el de la
comunicación que implica participación en el otro. Esto requiere la aparición del otro en la
persona, la identificación del otro con la persona, la obtención de la conciencia a través del
otro.
La característica básica de la persona es la posibilidad de constituirse en objeto de
pensamiento o de reflexión para sí misma.
Mead divide a la persona en dos componentes, el Yo y el Mí. El Yo representa las
características espontaneas, únicas, naturales de cada individuo; es el que genera las
respuestas libres y sin trabas a las conductas de los otros. El Mí es el componente social de
la persona, el encargado de controlar las respuestas del Yo. El Yo se desarrolla primero; el
Mí lleva más tiempo porque supone el aprendizaje de las expectativas y las reglas de la
sociedad.
Para Mead hay una diferencia entre demandas y expectativas. Las primeras son las
demandas del “otro significante”. Y las segundas corresponden a las demandas del “otro
generalizado”. El otro generalizado es un concepto que designa los valores y las reglas
morales reinantes en la cultura en la cual el niño se está desarrollando. El otro significante
es un concepto que alude a una persona concreta, aquella que se ocupa de manera directa
del cuidado del niño y tiene para él una significación afectiva particular (los padres, una
enfermera si un niño esta hospitalizado).
El desarrollo de la persona se produce en etapas. La primera es la etapa de la
imitación: aquí el niño copia, imita lo que hacen los adultos.
La segunda etapa es la del juego: el niño actúa creativamente adoptando los roles de
los otros.
La tercera etapa es la del deporte: corresponde al verdadero desarrollo del Mí. Esto
hace ilusión a una conducta compleja que la participación en un juego organizado, sujeto a
reglas donde el jugador debe ajustar su conducta a las necesidades del equipo y las
situaciones específicas que surge en el juego.
Sobre la base de la persona (Self) emerge el espíritu la inteligencia reflexiva del
animal humano. Esta se define como la capacidad para reflexionar sobre la propia conducta
en términos de sus consecuencias futuras, sobre la base de la experiencia pasada.
Para Mead, el lenguaje juega un papel crucial en la formación de la persona y del
espíritu; es el medio por el cual los individuos pueden indicarse mutuamente como serán sus
reacciones a los objetos y de ahí cuales son las significaciones que se atribuyen a esos
objetos. El lenguaje es el mecanismo por excelencia de la comunicación simbólica; le
permite al individuo señalar a los otros, y a sí mismo, las significaciones de las cosas. La
comunicación simbólica es posible porque el significado de los símbolos es compartido
por los individuos socializados en un mismo contexto cultural.
Del planteo de Mead, el proceso de socialización es un proceso donde el individuo
tiene un papel activo: él interpreta el significado de la situación que se crea por el proceso
de interacción. Al hacerlo, crea activamente sus propios esquemas de respuestas (roles) y
recrea de esta manera la situación. Por lo tanto no hay un determinismo cultural y social de
la conducta como afirma el objetivismo.
Para el subjetivismo, el comportamiento humano es un resultado de la forma en que
el sujeto interpreta la situación y responde a ella.
4.2. El proceso de legitimación: Este mundo institucional creado por las generaciones
pasadas debe ser incorporado por las nuevas generaciones para asegurar la continuidad de
la vida social. Esta internalización se logra mediante el proceso de socialización. Pero junto
a la socialización surge la necesidad de legitimar ese mundo institucional a fin de garantizar
su aceptación por parte de individuos que no han participado en su construcción.
La necesidad de legitimación del orden social se plantea cuando hay que socializar a
los nuevos miembros de la sociedad.
Según Berger y Luckman, la legitimación es un proceso de objetivación de significado
de segundo orden que consiste en la explicación y justificación del orden institucional.
La legitimación comporta, por lo tanto, dos componentes, uno cognitivo y otro
normativo. El primero precede al segundo, antes de aceptar y cumplir una norma, el
individuo debe conocer la estructura a la cual corresponde dicha norma, es decir, los roles
que definen lo que debe o no debe hacerse dentro de esa estructura.
En el proceso de legitimación, Berger y Luckman distinguen analíticamente diferentes
niveles. Estos niveles se superponen empíricamente.
Un primer nivel; se transmite un sistema de objetivaciones lingüísticas de la
experiencia humana. El hecho de dar el nombre a una cosa implica una explicación
legitimadora. Este nivel de legitimación es pre teórico, pero constituye el fundamento
de conocimiento autoevidente sobre el que descansa todas las explicaciones
posteriores.
En el segundo nivel; aparecen explicaciones que contienen proposiciones teóricas en
forma rudimentaria. Aquí podemos hallar diversos esquemas explicativos que se
refieren a grupos de significados objetivados. Se trata de esquemas sumamente
pragmáticos y se relacionan directamente con acciones concretas; se expresan
generalmente, mediante máximas, dichos y cuentos populares.
El tercer nivel, contiene teorías explicitas. En este nivel la legitimación comienza a
trascender el campo de la aplicación pragmática y a perfilarse como teoría pura,
cuya transmisión está a cargo de personal especializado.
El cuarto nivel; constituido por los universos simbólicos. La legitimación se produce
por medio de totalidades simbólicas que no pueden, de ningún modo,
experimentarse en la vida cotidiana.
5.2. La escuela: su importancia es fundamental para la vida social del individuo porque
proporciona conocimientos y competencias técnicas pero además porque en ella se
adquiere elementos reguladores de conducta imprescindibles para su desempeño social. La
transmisión de los dos tipos de contenidos, cognitivos o instruccionales y regulativos de la
conducta se lleva a cabo en un contexto concreto en el que importan los valores y actitudes
de los involucrados más allá del programa oficial a desarrollar.
La escuela constituye una organización especializada, encargada de transmitir la
herencia cultural de la sociedad. La vida escolar de los individuos se prolonga por mucho
tiempo parte del cual corresponde a la escolaridad obligatoria. Transmite de manera latente
un conjunto de normas, actitudes y valores que hacen del individuo una persona social más
compleja y lo prepara para su adaptación a la vida social.
Como organización, la escuela está formalmente estructurada: se rige por normas
contenidas en reglamentos y disposiciones oficiales y posee una clara jerarquía de
autoridad.
Los principales tipos de aprendizajes a que conduce la socialización escolar son las
nuevas conductas de rol y el ajuste a las reglas impersonales y la autoridad formal. Las
nuevas conductas de rol que se adquieren en la escuela están orientadas hacia la sociedad
global ya que en ella, actúa como compañero, como alumno, como miembro de grupo de
trabajo, eventualmente como líder… aprender estas nuevas conductas le permite
comprender las reglas que rigen el comportamiento en la sociedad, el significado de las
normas formales y su importancia para la convivencia. En la evaluación que la escuela hace
del niño se tiene en cuenta la disciplina, la urbanidad, el aseo…
El niño trata de obedecer las reglas más que responder a las demandas de una
persona concreta. En la relación personal con el maestro predomina el respeto y la
obediencia.
Las escuelas reúnen las condiciones necesarias para facilitar cierto tipo de aprendizaje
que exceden el plano cognoscitivo:
La escuela es la encargada de transmitir un conjunto de contenidos que forman parte
del curriculum oficial, esa es la tarea del maestro aunque este inculque otro tipo de
contenidos relacionados con la conducta (normas, actitudes y valores).
En las escuelas se organizan con frecuencia distintos grupos de trabajo en los cuales
los niños tienen la posibilidad de ejercer diferentes roles y desarrollar habilidades sociales
básicas que permiten la resolución de problemas de relación y porque se disfrutan por sí
mismos donde los errores no son severamente sancionados poniendo en funcionamiento
técnicas de interacción.
La actuación del personal de la escuela provee al niño de nuevos modelos de rol:
maestro, preceptor, director… su influencia sobre el niño se ejerce de diferentes formas y
abarca un amplio espectro de conductas que van desde el modo de hablar y vestir hasta la
formación de valores y creencias básicas. El maestro se convierte en un “otro significante”
para el niño.
La escuela utiliza una amplia gama de recompensas y castigos para reforzar la
conducta apropiada siendo la primera vez en que el niño se enfrenta a sanciones de
carácter formal. Las calificaciones, la promoción de grado, los llamados de atención ponen
al niño en contacto con las disposiciones formales de carácter impersonal que lo preparan
para comprender la operación de mecanismos de igual carácter en la sociedad más amplia y
en las diferentes organizaciones sociales en las que participará en un futuro.
5.4. El grupo de amigos: tiene ciertas características estructurales como por ejemplo, está
conformado por personas de aproximadamente la misma edad, se observan actitudes
similares frente a los adultos y figuras de autoridad, un status social semejante, carecen de
organización formal y de funciones manifiestas fijadas desde fuera, poseen carácter
temporario, se encuentran centrados en intereses inmediatos, existe la creación de sus
propias pautas culturales según el género, la edad y el estrato social; y formas lingüísticas
propias incomprensibles para los que no forman parte del grupo.
Durante la adolescencia los grupos de pares constituyen el agente de mayor influencia
sobre el comportamiento individual.
Los aprendizajes que desarrollan los individuos en el grupo de pares son:
Experiencia de relaciones igualitarias, ya que en el grupo el individuo es un igual, ejerce
los mismos roles que los otros, pudiendo tener cierto liderazgo en ocasiones pero sin perder
su rango de igual.
Pautas de conductas relacionadas con el sexo/género, las modas y las formas de
utilización del tiempo libre, ya que con frecuencia estas pautas enfrentan a las de la familia y
también a las de la escuela, sobre todo durante la adolescencia.
Otros modelos de rol y nuevos lazos emocionales, es frecuente que los “ídolos” de los
adolescentes produzcan una reacción francamente negativa en sus padres y representan
los valores opuestos a los que encarnan los sujetos ejemplares que presenta la escuela.
La búsqueda de status se aprende generalmente en el grupo de pares, a través de la
utilización de ciertos símbolos de status se logra un “lugar” en el grupo. Las habilidades
sociales se transfieren luego a otras situaciones de la vida social y facilitan al individuo el
desempeño en ellas.
Gracias a estas oportunidades de aprendizaje que brinda el grupo de pares, el
individuo se convierte en una persona social más compleja, más madura socialmente, con
más herramientas a su disposición para desenvolverse en la vida social lo cual le permite
independizarse paulatinamente de su familia.