Está en la página 1de 11

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA CULTURA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LAS ARTES
CENTRO DE ESTUDIOS Y CREACIÓN ARTÍSTICA DE SARTENEJAS

LA MÚSICA DEL CLASICISMO


“FORMA SONATA”

Alumno:
Hernández Rivero María del Carmen (25.237.859)
Materia:
Historia Crítica de la Música II

Caracas, diciembre de 2019


LA MÚSICA DEL CLASICISMO

El diccionario de la Real Academia Española define el término clasicismo


como “Un estilo literario o artístico fundado en la imitación de los modelos de la
Antigüedad griega o romana” (p. 383). Es decir, el clasicismo se considera como
la época de la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XIX, en la cual, se
pretendió resucitar los ideales de la Antigüedad grecolatina.
Entre los siglos antes mencionados, se desarrolló una nueva sensibilidad
que cambió la forma de percibir y crear el arte que se había tenido durante el
barroco; la racionalidad y los modelos antiguos se unieron para dar lugar a un
nuevo arte, llamado neoclásico.
Durante el período histórico comprendido entre 1750 y 1815 se extendió
una concepción razonada de la belleza, la cual produjo profundas
transformaciones en el significado de la creación artística: se instituyeron los
criterios de juicio que dieron sentido a la historia del arte y, se sientan las bases
del arte contemporáneo. Sin embargo, este período no se corresponde con un
estilo único, entendiéndose como estilo a aquellas características homogéneas de
un período o de uno o varios compositores; debido a la dificultad para establecer
unas normas firmes que caractericen la belleza. No obstante, del esfuerzo por
sistematizar etas normas, nace un modelo dominante, que se sitúa en la
Antigüedad clásica, de esta manera se trajo consigo una voluntad de recuperación
formal del arte grecolatino, el cual se oponía a la complejidad barroca que había
llegado a tener el lenguaje clasicista a mediados del siglo XVIII. Este fenómeno
artístico se conoce con el nombre de neoclasicismo (Hermosilla, 2006).
El Neoclasicismo se conoce como una corriente cultural y artística, la
cual tuvo su origen en Francia, con el fin de reponer la estética, el gusto y las
normas de la Antigüedad clásica. La aparición del Neoclasicismo se propició por
diversos factores, entre ellos: la culminación del barroco, el cual produjo un
rechazo hacia todo exceso ornamental y de adornos, tanto en la literatura como
en las artes y, por otro lado, las excavaciones de Pompeya, Herculano y Olimpia
hicieron que la sociedad mirase hacia la Antigüedad clásica. El arte se popularizó
y empezó a estar al alcance de más personas, tanto en la corte como fuera de esta.
El equilibrio, buen gusto y prudencia que caracterizaron al estilo clásico fueron
reglamentados por las academias y otras instituciones (Fernández, 2006).
Los artistas de la época tomaron como modelo obras de la Antigüedad
clásica, tanto desde el punto de vista de los temas, como de los cánones estéticos
que utilizaban en la realización de sus obras de artes. En la música, a penas
existían referentes de obras grecolatinas, por ende, los compositores trataron de
trasladar a sus partituras los ideales de proporción y equilibrio que se tomaron
como canon en las otras artes (Ibidem).
Es importante resaltar que, la segunda mitad del siglo VXIII se
caracterizó por la Ilustración. Ramos (2005), explica: “La ilustración se conoce
como el movimiento intelectual, científico, filosófico y político europeo y
americano, caracterizado por una gran confianza en la capacidad de la razón
natural para resolver todos los problemas de las vida humana” (p. 6150). Esta va
a fomentar el estudio razonado de la naturaleza, así como de las sociedades
mismas.
Al respecto Fernández (2006) expresa:
La Ilustración fue un activo movimiento cultural que
creía en el papel decisivo de la razón para la consecuencia de
una sociedad más justa, y proponía como ideales la educación
(las luces de la razón contra las tinieblas de la ignorancia), la
libertad política y el dominio de las fuerzas de la naturaleza
gracias al progreso científico. Los filósofos ilustrados, como
los franceses Voltaire, Rousseau y Diderot, y el alemán Kant,
se esforzaban en buscar respuestas racionales a las
dificultades que se les presentaban en la política, la religión,
la vida social y el arte, rechazando las propuestas únicamente
basadas en la fe religiosa o en la tradición histórica. (p. 72)
Los ideales de la ilustración influyeron en la música, la cual se definió
como una música racional, es decir, una composición musical lógica, con una
estructura formal clara y comprensible. El clasicismo musical comprende,
teóricamente, el periodo que va desde 1750 con la muerte de Haendel y Bach,
hasta aproximadamente 1830 con las composiciones de Beethoven; el estilo
clásico musical se fundamenta en el equilibrio, la forma y la proporción
(Martínez, 2005).
En la música, a pesar que se establece teóricamente en los libros de
historia que el clasicismo comenzó en los años de 1750, el estilo clásico ya se
estaba desarrollando en 1720, en la escuela de Mannheim, precursor del estilo
clásico; treinta años antes de la muerte de Bach. Es entonces, donde se establecen
los primeros cambios musicales característicos del clasicismo como el cambio en
la orquestación y el análisis funcional de la armonía.
La música del Clasicismo consideró una depuración formal y equilibrio
de las formas expresivas; además, se inclina hacia un arte vinculado con la
sensibilidad y el universo humano, tal como argumentaba los intelectuales de la
ilustración. Esta tomó como objetivos la sencillez melódica, la claridad, la
proporción y la elegancia. Perdió la afinidad que hasta entonces había mantenido
con la arquitectura y buscó la semejanza con la poesía y el drama, gracia a la
aparición de la forma sonata y el desarrollo dramático de la misma (Fernández,
2006).
Respecto a esto Cooper (1991) menciona que, en este periodo, se vio una
reacción consciente en contra del exceso, grandeza y complejidad del estilo
Barroco y se impulso el movimiento hacia lo más simple y atractivo. A pesar que
hubo diferencias entre los diversos centros o países donde se empezó a
desarrollar este nuevo estilo, ciertas características fueron comunes para todos.
Con la excepción del desarrollo de la ópera, la música instrumental tomó
prioridad sobre la música vocal; la forma sonata y el concierto fueron
intensamente desarrollados, mientras que, la sinfonía y los cuartetos de cuerdas
se fueron estableciendo en el estilo. La característica principal es la simplicidad,
la cual es notable en todos los aspectos musicales como en: la forma, tonalidad,
armonía, melodía, la temática y el tratamiento de los instrumentos.
Aunque en el Clasicismo los músicos continuaron escribiendo misas y
oratorios, tan característico de barroco, se produjo un notable auge en la música
instrumental; además, se sentaron las bases para el posterior desarrollo de la
ópera, debido, sobre todo, a la estrecha relación que se estableció entre la música
y las formas dramáticas. En la música, sobre todo en Francia, las composiciones
serias que se escribían para Dios y para la corte, propias del barroco, quedaron
reducidas a las grandes celebraciones, porque lo remoto e irreal de las situaciones
las alejaba de los gustos del público. Las principales formas que se desarrollaron
durante el Clasicismo fueron la sonata, la sinfonía y el concierto (Fernández,
2006).
Respecto a la forma, las bases del estilo clásico fueron establecidas. El
trio sonata, el contrapunto y la concepción, abrieron el camino a la sonata
acompañada, y el clavicémbalo o la sonata de fortepiano reemplazaron el trabajo
de los teclados polifónicos. La suite orquestal de varios movimientos fue
sustituida por los tres movimientos de una sinfonía, lo cual, progresivamente fue
adoptando la forma sonata como un factor organizador. El concierto mantuvo
elementos del estilo ritornello, pero también empezó a incorporar características
de la forma sonata, cambiando el movimiento de texturas a los principios
armónicos. Las invenciones melódicas, la organización armónica y la nueva
textura, fueron los elementos esenciales del estilo clásico (Cooper, 1991).
La Sonata se conoce como la forma musical más importante de los siglos
XVIII y XIX, es decir, de los períodos clásico y romántico musical. La forma
sonata, desde la segunda mitad del siglo XVIII, dominó la música sustentada en
la estructura tonal. Se consideraba con un lenguaje musical natural, dramático y
expresivo, muy apreciado por el público y con grandes recursos estéticos, los
cuales fueron el motivo continuo de inspiración de los compositores (Fernández,
2006).
Las formas sonatas proporcionaron a la música, además de la expresión
de los sentimientos, el efecto narrativo de la acción dramática, de la intriga y de
la resolución. La sonata posee un punto de máxima tensión o climax, el cual
conduce la primera parte de la obra y que presenta una resolución simétrica. “Se
trata de una forma cerrada, sin el marco estático de la forma ternaria; tiene una
conclusión dinámica, análoga al desenlace del drama del siglo XVIII, en el que
se resuelve todo, […] y la obra realmente se redondea”. La expresividad de las
formas sonatas se manifestaban en su estructura, en sus modulaciones en gran
escala, en las transformaciones de sus temas, así como en el carácter de estos
últimos. Transmitían su significado a través de su estructura sin la necesidad de
adornos musicales. El estilo sonata representó el triunfo de la música
instrumental pura, es decir, una música sin objetivo extramusical, sobre la música
vocal, y consiguió el olvido de la doctrina de los sentimientos del barroco (Rose,
1998).
Rosen (1998) expresa que: “Las formas de sonata son el producto de un
desarrollo estilístico prolongado y radical, constituyen de hecho los vehículos
esenciales de aquel desarrollo” (p.26). Las formas sonatas se desarrollaron
simultáneamente con el creciente establecimiento de los conciertos públicos, esta
simultaneidad generó que la sonata tuviera una función social de gran
importancia. Para ese siglo, para los ejecutantes no profesionales, era importante
y deseable disponer de una música que pudieran tocar con facilidad y que no
exigieran una ornamentación muy elaborada; a su vez, era crucial que esas piezas
musicales estuviesen escritas de forma que llevaran la garantía de una
importancia cultural; por ende, las nuevas formas de sonata eran lo ideal por su
claridad, sencillez y seriedad. Cabe destacar que, para el concierto en público de
música instrumental pura, se necesitaban unos medios propios y adecuados, los
cuales fueron proporcionados por las formas sonatas. La sonata representa una
obra musical con carácter de objeto musical independiente; esta condición de la
sonata permitió la explotación comercial de la música instrumental pura
(Ibidem).
El rol de la orquesta cambió drásticamente desde las prácticas del
Barroco; esta evolucionó hasta convertirse en uno de los medios de expresión
más utilizados por los compositores. En la escuela de Mannheim se formó una
escuela de alto nivel en donde se realizaron una de las aportaciones más
importantes para la música del Clasicismo: el uso de las dinámicas y matices,
crescendo y diminuendo, las cuales ampliaban las posibilidades expresivas
(Álvarez, 2006).
Cooper (1991), expresa que gracias a este cambio orquestal, todas las
partituras contribuyeron igualmente a contenido de contrapunto en la música, y
hubo a menudo intentos de escribir música para instrumentos específicos. En este
estilo, el peso de la línea melódica fue dado a los primeros violines, mientras
tanto, la línea armónica fue establecida en los cellos y bajos, y el interior de las
cuerdas (segundo violines y violas) fue reducido a un simple rol de
acompañamiento. Los instrumentos de viento madera, al principio, simplemente
doblaron todas las partes de la cuerda en pasajes fortes, es decir, en donde los
violines no presentaban una melodía solista y la música tenía que sonar más
fuerte, posteriormente fueron gradualmente utilizados como instrumentos de
sustentación; no fue sino hasta más tarde que estos instrumentos de viento fueron
usados como solistas y sus colores fueron completamente explotados. El órgano
fue cambiado por el clavicémbalo y el fortepiano, donde la melodía fue escrita
para la mano derecha, mientras que la mano izquierda raramente realizaba el
tema o alguna actividad virtuosa, sin embargo, ejecutaba el acompañamiento
armónico.
Debido al gran impacto que tuvo la sonata en las demás formas musicales
y que su técnica se adueño de estas, se produjo un cambio en la estética musical,
esta tuvo una concepción como un sistema independiente portador de su propio
significado en unos términos que no se podían traducir. La capacidad de la
música de contener su propio significado, la convirtió en el arte supremo para las
generaciones románticas de 1790 a 1850 (Rosen, 1998).
Rosen (1998) menciona: “Para Schulz, la sonata constituye una expresión
instrumental pura, una música liberada de toda constricción, tanto social como
profesional. Las diversas formas que adopta son básicamente neutras, y puede
asumir todos los caracteres de cualquier expresión” (p. 28).
Los principales compositores del Clasicismo musical fueron Haydn y
Mozart, en los primeros años; este último fue quien determinó la forma que iba a
adoptar la sonata. Luego Beethoven es quien desarrolla en su máxima expresión
el estilo clásico, este último, se puede considerar también, en muchos aspectos,
como un compositor romántico temprano, por la complejidad que desarrolló en
sus últimas composiciones. Casi con los mismos medios que sus predecesores
(Haydn y Mozart), con la inclusión tan solo de algunos instrumentos de viento
suplementarios en la plantilla orquestal, Beethoven fue capaz de crear un nuevo
estilo y un nuevo sonido sinfónico, mediante la incorporación y el desarrollo de
algunos elementos muy característicos, entre los que podemos destacar su
escritura orquestal basada en bloques sonoros, la utilización de grandes
contrastes dinámicos, la técnica del desarrollo motívico llevada a su máxima
expresión o la inclusión del Scherzo como sustituto del Minuetto en la estructura
de la sinfonía. La estructura y el estilo musical de Beethoven se pueden
considerar como una extensión de los de Haydn y Mozart, las innovaciones de
Beethoven son básicamente una combinación entre los métodos y estilos de estos
dos compositores, lo cual le permitió a Beethoven continuar y extender el estilo
sonata; cabe destacar que las obras del período final de Beethoven son las que
están más fundamentalmente emparentadas con el estilo clásico; (Rosen, 1998).
“Las obras del último período de Beethoven representan con frecuencia, y sin
duda alguna, una contracción, o incluso una destilación del procedimiento
clásico, y no una expansión del mismo” (Ibidem, p.311). Es entonces cuando
empieza a realizarse la transición entre el Clasicismo y el Romanticismo. Según
la musicología alemana el Clasicismo termina en 1803 con la “Heroica” de
Beethoven, y según la francesa, este periodo termina en 1830 con la “Fantástica”
de Berlioz.
En esa transición entre el Clasicismo y el Romanticismo fueron
Beethoven y Schubert los principales compositores en desarrollar las formas de
sonata. En las primeras obras de cámara de Beethoven y posteriormente en las de
Schubert, así como en sus sonatas y sinfonías, existió un intento de agrandar las
formas instrumentales, de aumentar la longitud de las secciones, al tiempo que se
conservan algunas de las proporciones de la frase individual (Ibidem).
Rosen (1998) menciona que durante la vida de Beethoven ocurrieron
grandes cambios para la música, entre ellos el lenguaje tonal; en este, la
subdominante, sobre todo, perdió su antitética función de opositora a la
dominante, para convertirse en otra tonalidad más íntimamente emparentada con
ella. A diferencia de Schubert, Beethoven no emplea la subdominante dentro de
la forma sonata como lo hizo este. “Beethoven conserva, el sentido clásico de la
resolución de una disonancia a gran escala mediante el restablecimiento de un
equilibrio simétrico […] Su cuidadosa resolución de la mediante y la
submediante como sustitutos de la dominante es característica” (Rosen, 1998,
p.310-311). Esta resolución disonante que emplea Beethoven, lo mantiene en sus
obras; esto produce que se ubique aparte entre los compositores contemporáneos
a él. Además, Beethoven también fue el gran maestro de las texturas
heterogéneas; por medio de sus alcances musicales logró elevar el prestigio de la
forma sonata de tal forma que la hicieron el máximo desafío de cualquier
compositor (Ibidem).
Ya en el romanticismo, Schubert, dentro de sus composiciones
instrumentales, incluyendo aquellas con forma de sonata, representa una ruptura
con el procedimiento clásico; sin embargo, nunca perdió la dependencia
clasicista de los modelos. Rosen (1998) menciona que: “Schubert, rompió en
ocasiones con la clásica oposición existente entre la dominante y la
subdominante; en ese aspecto, es el verdadero precursor de la generación
romántica nacida alrededor de 1810” (p. 315). En las formas sonatas, Schubert
empleó innovaciones, las cuales condujeron a un estilo auténtico nuevo; en sus
desarrollos, compone nuevas melodías con los motivos de la exposición (Ibidem)
La gran diferencia entre Beethoven y Schubert es que, Beethoven utilizó
sus fuentes para emplear un objetivo dramático en sus obras y hacer de ellas
grandes composiciones; mientras que las adaptaciones de las fuentes de Schubert
resultaron normalmente un fracaso.
Respecto a esto Rosen (1998) expresa:
Beethoven adaptó sus fuentes (generalmente
mozartianas) a un objetivo más dramático: realzó su efecto,
las hizo más poderosas y aumentó su envergadura. En el caso
de Schubert, cuando la fuente no es irrelevante – una especie
de recuerdo involuntario, un estímulo exterior a su
imaginación creadora – la adaptación suele constituir un
fracaso. (p. 315)
Se puede concluir que las principales características del Clasicismo
musical son las siguientes: composiciones objetivas, que buscan el ideal de la
belleza mediante el equilibrio formal; línea melódica de carácter predominante
sobre la armonía, destacando claramente sobre un acompañamiento armónico de
acordes, y prescindiendo del bajo continuo del Barroco; estilo alegre y brillante;
frases bitemáticas y cuadradas, formadas por dos semifrases melódicas de cuatro
compases cada una, que se presentan primero en forma suspensiva y después
conclusiva, como pregunta-respuesta musical, formando frases simétricas de
ocho compases, muy fáciles de apreciar y recordar; ritmo regular dentro de una
sencillez natural; armonía poco compleja y eminentemente consonante; aparición
de nuevos timbres y matices como consecuencia del mayor perfeccionamiento de
la orquesta; predominio total de la música instrumental; nacimiento de las formas
sonata, sinfonía y concierto, en su concepción actual y, mayor democratización
de la música, al hacerse extensiva a un público más numeroso. La forma más
destacada y con mayor desarrollo que aportó grandes cambios a la música fue la
sonata, mientras que los compositores más reconocidos y con mayor influencia
fueron, en un principio Haydn y Mozart, y posteriormente Beethoven, quien
empezó la transición entre el Clasicismo y Romanticismo.
BIBLIOGRAFÍA

 Fernández, E., (2006), La Enciclopedia del estudiante. Tomo 10:


Música. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Santillana, S.A.

 Cooper, B. (1991), The Beethoven Compendium: Evolution of the


Classical style. London, Inglaterra: Thames and Hudson.

 Hermosilla, C.R., (2006), La Enciclopedia del estudiante. Tomo 9:


Historia del Arte. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Santillana,
S.A.

 Martínez, F.J., (2005), Gran Enciclopedia ESPASA. Tomo 5.


Bogotá, Colombia: Editorial Espasa Calpe, S.A.

 Ramos, J. M., (2005), Gran Enciclopedia ESPASA. Tomo 10.


Bogotá, Colombia: Editorial Espasa Calpe, S.A.

 Real Academia Española (2001), Diccionario de la lengua


española. Tomo 3. Vigésima segunda edición. España: Editorial
Espasa Calpe, S.A.

 Rosen, C., (1998), Formas de Sonata. Edición en lengua


castellana. España: SpanPress Universitaria.

También podría gustarte