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Liszt y la Sinestesia

La sinestesia es un fenómeno neurofisiológico, que ha dado lugar a experiencias


aparentemente sobrenaturales, consiste en la transferencia de percepciones de un
sentido a otro. Compositores que ven colores al escuchar música o pintores que oyen
sonidos al contemplar un cuadro han dejado en sus obras la impronta de una
prodigiosa visión del mundo.

Franz Listz a los 31 años dirige un ensayo de la orquesta cuando de repente les
dice a los músicos: “un poco más azul, este tono lo requiere.., aquí un profundo
violeta, por favor...no tan rosa..” sin darse cuenta que los músicos no podían ver en la
música esos colores. Un sinestésico puede escuchar los colores, degustar el tacto o
ver los sonidos. La sinestesia no es una enfermedad sino una habilidad increíble que
posee una de cada cien personas. Los artistas Kandisky, Baudelaire, o Nabokov entre
otros, poseían también ese peculiar “don” sobre el que basaron su obra artística y
Paradójicamente esa “falla” en su desarrollo contribuye a su genialidad.

Aunque Liszt fue una de las celebridades más famosas de su tiempo, también fue
un generoso filántropo que donó gentilmente a organizaciones musicales y
organizaciones benéficas. Incluso se cree que Liszt fue uno de los primeros en
experimentar con la música como terapia para las enfermedades mentales. Ahora, 150
años después, demuestran que, de hecho, la música cargada de emociones libera
dopamina en los centros de placer y recompensa del cerebro, al igual que el sexo, las
drogas y la comida.

Como muchos virtuosos, Franz Liszt tenía lo que se conoce como "tono perfecto":
podía nombrar y recrear el tono de una nota sin una nota de referencia. Esta
capacidad es bastante notable dado que cada nota se compone de muchas
frecuencias vibratorias que varían según el instrumento que se toque. Hace unos
años, un estudio histórico de Bendor y Wang (2005) identificó una población de
neuronas que responden específicamente al "tono" de una nota, ofreciendo
información sobre cómo los humanos reconocen las notas musicales en octavas y
varios instrumentos.

Una serie armónica de ondas generadas cuando se toca una nota en el piano son
como espinas individuales donde las neuronas están sintonizadas con diferentes
frecuencias de sonido. Por ejemplo, cuando un piano golpea la nota "A", la cuerda de
metal genera una serie de ondas sonoras armónicas a 440 Hz, 880 Hz, 1320 Hz, 1760
Hz, etc. (es decir, múltiplos de 440). Pero un oyente percibe el tono basándose en la
frecuencia más baja presente, 440 Hz. Sorprendentemente, incluso cuando falta esta
frecuencia fundamental, la corteza reconstruye la nota de las otras frecuencias y el
oyente todavía percibe el tono como una "A" a 440 Hz. Además del "tono perfecto",
también se pensaba que Liszt tenía sinestesia, una afección neurológica en la que la
estimulación de un módulo sensorial en el cerebro desencadena la actividad en un
segundo módulo no estimulado. Para Liszt, esto significaba ver notas musicales y
acordes como colores. Se cree que la sinestesia surge de la activación cruzada entre
regiones adyacentes del cerebro, pero la manera en que se crea esta virtud sigue
siendo un misterio. 

Entre los poemas sinfónicos de Franz Liszt, Hunnenschlacht (La batalla de los hunos,
1857) y Von der Wiege bis zum Grabe (De la cuna a la tumba, 1883) se inspiraron en las
artes visuales. Con estas obras, Liszt intentó traducir figuraciones pictóricas en
música; esta intención está particularmente encarnada en su transformación sinfónica del
monumental fresco de Wilhelm Kaulbach, Hunnenschlacht. Liszt se sintió atraído por la
idea de la devoción religiosa y al mismo tiempo se identificó con los hunos. Liszt expresó
las formas de la trama narrativa e imitó las cualidades visuales del fresco de
Hunnenschlacht mediante el despliegue de técnicas instrumentales innovadoras y una
estructura formal progresiva. Liszt compartía con los románticos de principios del siglo XIX,
como ETA Hoffmann, un interés por la sinestesia, asociando colores con sonidos. En
Hunnenschlacht, usó la ilustración gráfica del fresco como su fuente principal, pero también
intentó transmitir los diversos colores de tono asociados con las figuras. Este proceso
interpretativo se explica en el prefacio de la partitura, en el que Liszt describe las luces y los
colores asociados con los hunos, los romanos y la cruz. El peculiar trato de la
instrumentación, que incluye el uso de baquetas de madera y esponja, el órgano,
combinaciones inusuales de instrumentos y un audaz tratamiento de la dinámica, retratan
de manera vibrante los distintos colores o luces que envuelven a las principales figuras del
cuadro.

Un estudio llevado a cabo en 2010 por la doctora Daphne Maurer, de la Universidad


de McMaster, Canadá, demostró que los bebés de menos de cuatro meses tienen
fusionados los sentidos, porque el cerebro no ha realizado la especialización de las
distintas áreas ante estímulos sensoriales y las conexiones sinápticas permanecen unidas.
Con el desarrollo sucede una “poda neuronal” en la que las áreas sensoriales se van
especializando en la diferente índole de estímulos. Cuando no se lleva a cabo esta
maduración, la activación simultánea de los distintos estímulos sensoriales dura toda la
vida.

Finalmente concluyo este pequeño ensayo con la confirmación desde mi punto de


vista que la sinestesia es un fenómeno mucho más ventajoso que perjudicial, pues
sirviendo como fuente de creatividad y regla nemotécnica ayuda a la imaginación a
crear y por otra parte ayuda al cerebro a organizar sus ideas mediante los diferentes
colores, formas y sonidos

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