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Tener y Mantener 1

MONTANA DANIELS
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Ubicación original

SINOPSIS CAPITULO 5 CAPITULO 10

CAPITULO 1 CAPITULO 6 CAPITULO 11

CAPITULO 2 CAPITULO 7 CAPITULO 12

CAPITULO 3 CAPITULO 8 CAPITULO 13

CAPITULO 4 CAPITULO 9 CAPITULO 14


Tener y Mantener 4
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SINOPSIS

Las visiones del Señor Oscuro están incapacitando a Harry. Snape decide
ayudarlo independientemente de si Harry quiere o no. Cuando su relación se
convierte en más que lujuria, ¿podrán aferrarse a lo que tiene? Contiene un
posesivo Snape, un cínico y sarcástico Harry más una comprobada trama de
“debe matar a Voldemort”.

PRIMERA PARTE DE LA TRILOGIA.


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—¿Has besado a un tío alguna vez, Harry?

La cerveza de mantequilla casi salió disparada de los labios de Harry


Potter cuando éste se atragantó por la sorpresa. Aun tosiendo, levantó su
atónita mirada hacia su mejor amigo, quien estaba sentado al otro lado de la
mesa de un reservado en una esquina de Las Tres Escobas.

Ron Weasley se miró las manos, con las orejas rojas, hasta que por fin
levantó su mirada azul para encontrarse con la de Harry. La cara de Ron se
ruborizó y sus orejas se volvieron, increíblemente, más rojas.

—Eh... Ron —dijo Harry con cautela, limpiándose la boca con la


manga—. No estamos a punto de tener una conversación incómoda y
embarazosa, ¿verdad?

Ron se recuperó lo suficiente para darse cuenta de sus propias


insinuaciones.

—Merlín, Harry, tú no —dijo con rapidez.

Ya habían tenido la un tanto sorprendente conversación, o más bien,


Harry había escuchado la charla, donde Ron le había explicado que, en el
mundo mágico, la orientación o preferencia sexual era un asunto debatible.
Las antiguas familias de sangre limpia se preocupaban del linaje, mientras que
los individuos se preocupaban de encontrar a la pareja para toda la vida. El
equivalente mágico, emocional, intelectual y físico que completaría su alma
podría ser de cualquier género pero, el lazo, una vez creado, sería tan legal y
tan vinculante como cualquier ritual ceremonial muggle.
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Como Harry estaba aliviado de que el interés de su mejor amigo no


estuviera dirigido hacia él, se sintió lo suficientemente seguro como para
bromear. Bajó la mirada, fingiendo dolor.

—Muchas gracias.

Ahora completamente nervioso, Ron balbuceó:

—B-bueno, no es que no quisiera, quiero decir, no que no seas…

Harry se rió, sacándole de su sufrimiento.

Ron le fulminó con la mirada.

—Maldita sea, Harry, disfrutas haciendo eso, ¿verdad?

Harry se encogió de hombros, sonriendo aún.

—Además, sabes que eres uno de los magos más atractivos de Hogwarts.

Harry se puso serio y chasqueó la lengua.

—Eso es una estupidez y lo sabes —dijo Harry—. Es el Síndrome del


Niño Que Vivió.

Ron sacudió la cabeza con una sonrisa de complicidad.

Harry no quería continuar con ese debate en particular, así que desvió la
conversación a la pregunta de Ron.

—Entonces, ¿a quién besaste?

De repente la cerveza de mantequilla de Ron se volvió fascinante otra


vez y las orejas volvieron a tomar el color escarlata.

—En realidad, él me besó a mí.

—¿Quién fue? —dijo Harry, elevando las cejas.

—Prométeme que no te reirás.

—No a menos que sea Crabbe o Goyle —fue todo lo que Harry
prometió, pero Ron se atragantó—. Por favor, dime que no—rogó Harry.
—¡NO! —le aseguró Ron con rapidez.
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Harry se llevó la mano al corazón.

—Gracias a Dios —farfulló—. No me asustes así.

Ron se rió entre dientes.

Harry le miró con severidad.

—No fue Malfoy, ¿verdad?

Ron bufó.

—Por favor, Harry. Dame más crédito que ese. Todos saben que
Malfoy haría cualquier cosa mientras haya un agujero de entrada. —Harry
suspiró de alivio—. Tengo algo de criterio, después de todo.

—Ya, bueno, Malfoy es un regalo autoproclamado para toda la especie


mágica —dijo Harry.

—Sí, autoproclamado —señaló Ron—. No oigo a nadie más diciéndolo.

En realidad, Harry había oído a otros hablando sobre la destreza de


Malfoy, pero no vio la necesidad de ponerse a alabar ninguno de los talentos
de Malfoy dentro o fuera de la cama.

—Bueno, estabas diciéndome quién te besó —apuntó Harry.

—Oh, cierto —Ron estaba rojo otra vez—. Zabini.

Las cejas de Harry se alzaron. Eso sí que le sorprendía.

—¿Zabini? —dijo Harry—. ¿Blaise Zabini? —Ron asintió—. Pensaba


que le gustaba a Hermione.

Ron encontró su vaso fascinante otra vez.

—Bueno, ése es el motivo por el que no vamos a contárselo, ¿verdad?

Harry suspiró.

—Así que estuvo bien, ¿no?

Ron se encogió de hombros.


—Estuvo normal. Nada del otro mundo.
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—Entonces, ¿por qué preocuparse?

—Fue diferente, ya sabes. Besar a un tío —dijo Ron.

—Me lo imagino. Pero si eso va a joderle las cosas a Hermione…

—Lo sé. Lo sé —dijo Ron—. Sólo me preguntaba qué pensabas al


respecto —Ron levantó la mirada otra vez—. Entonces, ¿lo has hecho?

—¿Hacer qué?

Ron puso los ojos en blanco.

—¿Has besado alguna vez a otro hombre?

—Claro, a cientos de ellos —dijo Harry con frivolidad—. Sabes que


tengo un nuevo interés amoroso cada semana. Oí que se esperan dos de mis
“Niños fruto del Amor” para el mes que viene.

Ron sonrió pero sus ojos se endurecieron.

—No estoy hablando de esas chorradas de El Profeta, Harry. La verdad.

Harry le sonrió disculpándose y sacudió la cabeza.

—No —admitió—. Pero he pensado en ello.

—¿De veras? —Ron parecía sorprendido y excitado al mismo tiempo—.


¿Quién?

Harry le miró fijamente durante un minuto. Ron estaba esperando sin


aliento. La verdad, ¿eh? Bueno, ¿por qué no?

—Snape.

Ron parpadeó unas cuantas veces, estudiando la cara de Harry. Éste la


mantuvo completamente inexpresiva pero su labio tembló. Ron lo interpretó
exactamente de la forma en que Harry sabía que haría.

Estalló en carcajadas.

—Snape —balbuceó Ron—. Qué gracioso. Muy buena esa, Harry.


Harry sólo sonrió, sacudiendo la cabeza. Como todo lo demás en su
vida, Harry sabía que podía lanzar la verdad al mundo y, si no la aprobaban,
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simplemente no se lo creerían. Harry usaba esa forma de mecanismo de


defensa todo el tiempo. Ron lo sabía. Suponía en este caso que Ron tenía sus
propias razones para no creerle.

La verdad sea dicha, Harry no estaba seguro de creérselo él mismo.


Tampoco estaba seguro de cómo había ocurrido pero de lo que estaba seguro
era de que estaban involucradas las hormonas de los 17 años. Cierto, a Snape
le era aplicable lo de ser alto, oscuro y misterioso, pero distaba mucho de ser
guapo. Pero cuando Harry empezó a fijarse más, todo excepto lo
extraordinario comenzó a desdibujarse.

Estaba la vez que Snape había arreglado la vista de Harry. Después de


una sesión de entrenamiento bastante brutal, en la que Snape le había
derrotado porque las gafas de Harry habían salido volando, había insistido en
que éste le permitiera arreglarle la vista.

Era una progresión de varios hechizos de tres días realizados


directamente en las pupilas. La primera vez que se había sentado y Snape
sujetó su cabeza, mirándole a los ojos, Harry casi se cayó de la silla. Se había
quedado atrapado por la indescifrable mirada negra, y Voldemort mismo
podría haberse aparecido en la habitación, sacrificando ritualmente
Hufflepuffs, y Harry no lo habría notado. La firme pero gentil presión que
ejercía sobre la mandíbula de Harry le mantenía prisionero, mientras la fuerza
eléctrica de su mirada le mantenía paralizado. Lo único que le hizo apartar la
mirada de esa vorágine de oscuridad fue su boca. De hecho Snape tenía una
boca sensual, había notado Harry con sorpresa. Cuando no era una mueca
despectiva, claro. Pero el carnoso labio inferior parecía definitivamente
succionable.

Después de aquello fue la voz. Harry siempre había admitido que Snape
tenía una voz autoritaria, pero desde que se había incrementado su intenso
entrenamiento en sexto año, oía algo más que instrucciones bruscas y
comentarios irritados salir de la boca de Snape. Al escuchar conversación
normal y, en ocasiones raras, elogios por parte de Snape, Harry notó que el
timbre y resonancia de la voz de Snape podía incluso ponerle duro.

Cuando su entrenamiento en duelo hubo avanzado hasta el punto en que


Snape encontraba a Harry “una pareja de entrenamiento adecuada” más que
“un inepto sujeta-palo estúpido” Snape empezó a quitarse la túnica para tener
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más libertad de movimientos. Fue entonces cuando Harry se fijó en el cuerpo,


grande, delgado y duro. Todo ángulos y planos firmes.

Cierto que aún era un bastardo... vale, un bastardo mezquino y mordaz,


pero Harry notó algo más: era divertido.

Le recordaba a... bueno, a sí mismo a veces. Algunos de los comentarios


de Snape reflejaban pensamientos que Harry deseaba tener las agallas de
expresar en voz alta. Cosas que viniendo de Snape eran aceptables, normales,
propias de Snape, pero que viniendo de Harry... bueno, ciertamente habrían
sorprendido a mucha gente. El valor de la sorpresa en sí mismo habría
merecido la pena a veces. Pero no, no era propio de él. El maldito Harry
Potter no podía decir semejantes cosas.
Aunque Snape sí podía. Snape podía decir cualquier cosa, hacer cualquier
cosa que quisiera y nadie se inmutaba. Harry admiraba y envidiaba eso. Antes
incluso de que los otros sentimientos empezaran a darse a conocer, ya se había
fijado en el hombre.

Ahora el hecho era que algo le atraía hacia Snape. No podía explicarlo y
desde luego no quería analizarlo. Por suerte, Ron no quería discutirlo.

—No, de verdad. ¿Quién? —le urgió Ron.

Harry se estrujó el cerebro en busca de un candidato apropiado.

—Oliver —dijo finalmente. Tenía que felicitarse. Ron parecía


adecuadamente impresionado.

—¿Wood? —dijo Ron, asintiendo efusivamente—. Sí. Tiene algo.

—Sí —También estaba convenientemente lejos como para enfrentarse o


poner a prueba la teoría.

Harry se frotó la cara.

—¿Cansado?

Harry levantó la mirada. Ron le estaba frunciendo el ceño. Pasándose


una mano por el pelo, Harry asintió. Nunca podía esconderle aquello a Ron.
Sus hábitos de comida y sueño eran observados con regularidad por él y
Hermione.
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—Deberías haberte tomado una poción anoche —dijo Ron.

—No me queda —admitió Harry.

—¿No te queda?

—Buena mercancía, no —explicó Harry. La poción para no soñar


habitual no le hacía efecto en las visiones y Voldemort había estado
especialmente ocupado, por no mencionar desagradable, esa semana.

—¿No estarás pensando en hacerte más, verdad?

Harry sonrió impenitente.

—Es eso o arriesgarme a caerme de la escoba durante el próximo


entrenamiento de Quidditch.

—No podemos permitir eso —estuvo de acuerdo Ron.

—Además, si McGonagall nota el glamour…

—¿Otra vez estás usando glamour? —le interrumpió Ron, la con la


mirada dura—. ¿Tan malo ha sido?

Harry miró dentro de su botella vacía.

—Eh... algo así.


—Harry, ¿por qué no nos lo dijiste? —dijo Ron en voz baja—. Te
habríamos conseguido algunas cosas de Pomfrey.

Harry quería mucho a sus mejores amigos, pero los dos sabían que, si
Pomfrey se enteraba, estaría atrapado en la enfermería durante dos semanas si
ella juzgaba que necesitaba dormir.

Se encogió de hombros.

—Lo mío funciona mejor de todas formas.

—Estoy seguro, pero…

—Ron, no pasa nada —dijo Harry—. Me haré un poco más esta noche y
recuperaré el sueño perdido durante el fin de semana. Esto estará tranquilo, ya
que es un fin de semana de Hogsmeade.
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—¿Y si te pillan?

Harry no estaba por decirle a Ron que esperaba secretamente ser pillado
en el laboratorio de Snape. No entendía por qué quería que Snape le pillara,
pero era un enfrentamiento que se moría por tener, incluso si Snape se ponía
hecho un basilisco con él.

Llevaba ocultando algunos de sus talentos mágicos a los profesores


alrededor de un año ya y su recién descubierta destreza en pociones (en su
mayor parte debido a la necesidad) era uno que deseaba que pudiera ser
reconocido.

—Si me pillan —dijo Harry encogiéndose de hombros— me las apañaré.

Ron dio un resoplido.

—Claro. Me aseguraré de recoger los trozos.

La sonrisa de Harry se abrió camino en su cara.

—Gracias, Ron.

~~~~~~~~

—¡Malditos incontrolables e impertinentes mocosos!

Severus Snape echó a un lado las mantas y emergió de su acogedor y


cálido refugio para ser recibido por la fría humedad de sus aposentos en las
mazmorras.

—Elfos incompetentes —masculló, agarrando su varita y enviando


un incendio hacia la chimenea. Las llamas volvieron a la vida y el parpadeo
iluminó la habitación lo suficiente para que Severus pusiera sus pies desnudos
dentro de las zapatillas y encontrara una túnica del colegio para ponérsela
sobre su camisola contra el frío nocturno.

Las alarmas de sus barreras aún le resonaban en los oídos. El laboratorio


en su clase estaba siendo hurtado por esos pequeños ladrones y por Merlín
que iba a coger a los pequeños granujas esta vez.
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—Probablemente sea Potter —masculló, lanzando el hechizo para


silenciar sus alarmas internas.

Oh, eso te encantaría, ¿verdad, Severus?

Severus ignoró su voz interior. Estaba llena de necedad últimamente, de


todas maneras.

Potter, esto, y Potter, aquello. Qué fastidioso. Incluso desde que el mocoso le
había hecho darse de cabeza con la dura realidad de que no era un niño ni
tampoco su padre.

~~~~~~~~

—¡Maldita sea, profesor! —había gritado Potter. —Me has estado


lanzando maleficios y maldiciones y has estado dentro de mi maldita cabeza
durante dos años, al menos podrías llamarme por mi nombre. Y es
Harry, no James o Sirius.

~~~~~~~~

Por supuesto, aceptar el hecho de que no estaba malcriado o mimado era


algo que Severus nunca admitiría a nadie, especialmente al mocoso. Después
de una ronda bastante inmadura de “mi infancia fue peor que la tuya”,
hicieron una tregua silenciosa en esa área en particular y simplemente lo
dejaron estar del todo.

Además, tenía que admitir que el chico era mucho más complejo que su
padre. Parecía vivir detrás de una máscara la mayor parte del tiempo. Severus
había notado esto, fundamentalmente, porque vivía detrás de una propia, y le
irritaba sobremanera que el joven estuviera recordándole más y más a sí
mismo cuanto más mayor se hacía. Eso no lo podía tolerar. Por la evidente
razón de que no estaba demasiado complacido por cómo había salido él
mismo y ni siquiera el chico se merecía ese destino. Y por la no tan evidente
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razón de que Severus no podía soportar el hecho de que Potter fuera capaz de
ocultarle alguna cosa.

Eso iba contra las reglas de la existencia, además de las reglas de


Gryffindor.

Severus aún no había logrado captar el carácter que escondía tras la


máscara, pero confiaba en que lo haría. A Severus le encantaba un buen
puzzle y el reto de desentrañar a Potter era ciertamente atractivo.

Oh, todo él es atractivo, desde luego.

Sí, bueno, y luego estaba eso. Una vez arrancado del horrendo cuidado de
sus parientes muggles e instalado como parte integrante semi permanente de
Grimmauld Place, el chico había florecido. Aunque nunca aspiraría a la altura
o anchura de su padre (si Severus no pudiera mirar por debajo de su nariz al
mocoso, eso también hubiera desafiado el equilibrio de la naturaleza) había
engordado adecuadamente.

¿Adecuadamente? ¿Adecuadamente? Severus, debes replantearte tus adverbios.

Y menos mal que había perdido su parecido con ese réprobo procreador
suyo. Cierto, aún se podía distinguir la herencia pero la distintiva delicadeza
cincelada de su madre se hacía más evidente en sus rasgos últimamente.

Exquisitamente. Maravillosamente.

Había gracia en la figura flexible, lo que le añadía fuerza a su porte. Lo


llevaba con una dignidad humilde que poca gente podía conseguir. Severus lo
atribuía al Quidditch y esas desventuras suyas. No pudo evitar una sonrisa. La
buena forma de Potter, favorecida por el ejercicio, le guiaba invariablemente a
frustrar al Señor Tenebroso, a una estancia en la enfermería y, a la larga, a que
Gryffindor ganara la Copa de las Casas (para deleite de Minerva).

Con todo eso emparejado con la indomable masa de mechones oscuros


del muchacho, sus expresivos ojos verdes y a veces penetrantes y su sonrisa
peculiar, que parecía destellar cerca de Severus en los momentos más
extraños, Harry Potter se había vuelto…

¿Seductor? ¿Delicioso?
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—Esos sí que son adjetivos —gruñó, luego se maldijo por hablar en voz
alta.

El hecho que no podía obviarse era que Potter aún era su alumno y
como tal Severus tenía que restringir cualquier sentimiento de…

¿Atracción? ¿Lujuria?

Severus no era un monstruo.

Potter no es un niño.

Severus había superado la necesidad de pensar con ese músculo en


particular.

El chico es lo bastante mayor para presenciar un asesinato.

A causa de sus impulsos infantiles e ingenuo valor.

Ese niño se enfrentó al Señor Tenebroso más que cualquiera excepto Albus.

Niño.

Punto y contrapunto aparte, era un tema debatible de todas formas. El


chico era el deseo de todos los estudiantes en el castillo, además del niño
mimado del mundo mágico. Desde luego que no estaría interesado en un viejo
grasiento que había tenido como pasatiempo de su vida hacer de su vida un
infierno.

Creía que esa es la ocupación del Señor Tenebroso.

Vale, entonces el bastardo cínico y sarcástico que…

¿Intentando hacerle un hombre? Espléndido trabajo el tuyo también.

No obstante, Potter aún era un alumno. Y Severus no difamaría esa


confianza en particular.

¿Incluso si TÚ eres el único en quien confía especialmente?

Severus dejó de prestar atención a esa discusión. Ignoró el hecho de que


estaba discutiendo con su voz interior y se centró en la tarea entre manos.
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Detuvo sus pasos en la curva del pasillo donde se alojaba su clase, y miró
por la esquina. La puerta de su laboratorio estaba ligeramente entreabierta,
pero no se podía ver a nadie merodeando en el pasillo. Cuando estaba a punto
de entrar en él, el aire de delante de la puerta se arrugó.

Severus frunció el ceño, perplejo, hasta que el espacio se agitó y apareció


Hermione Granger quitándose la capa de invisibilidad de Potter. No pudo
reprimir la sonrisa. Donde hay uno…

Cosa sorprendente, Granger vaciló ante la puerta. Acabó de quitarse la


capa y miró a su alrededor antes de doblarla y meterla detrás de una de las
varias estatuas que había de Salazar Slytherin en el castillo, cercana a la puerta.
Luego abrió lentamente la puerta y miró dentro con cautela.
Mientras entraba, Snape se acercó con rapidez a la puerta, cogió la capa,
se envolvió con ella y la siguió dentro.

—¿Harry? —dijo ella bajito.

—Maldición. —Un suave murmullo de la voz de Potter se oyó por la


habitación—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Ron me dijo que necesitabas hacer más poción y vine para asegurarme
de que estabas bien.

¿Más poción?

¿Poción?

Potter suspiró pesadamente.

—Bueno, cierra la puerta.

Granger se volvió y cerró la puerta y Snape avanzó por la habitación para


conseguir mejor visión. Podía ver a Potter inclinado sobre un caldero con sólo
unas pocas velas en la mesa de trabajo iluminando el espacio.

—Estás loco —le regañó Granger mientras se acercaba a la mesa. Se


paró en seco—. Dios, Harry, te veo fatal.

Snape tuvo que estar de acuerdo. Había visto al chico hacía sólo unas
seis horas en la cena y parecía estar bien entonces. No obstante, ahora, incluso
a la luz tenue, unos anillos oscuros ensombrecían sus ojos.
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—Has estado usando glamour otra vez, ¿verdad?

No era realmente una pregunta, pero Potter dio un resoplido y contestó


de todas maneras.

—Obviamente —respondió—. Voldemort se ha superado a sí mismo


esta semana.

—¿Y qué pasa con la Oclumancia?

—Eso le impide hacer un ataque consciente a mi mente, Hermione —


dijo Potter—. Pero no detiene las visiones. Sabes que esto es lo único que
tengo que me ayude.

—Pero lo que estás haciendo crea adicción.

¿Crea adicción? ¿Qué diablos estaba haciendo el mocoso?

—¿Por qué crees que sólo me lo tomo cuando la cosa se pone peor? —
Potter bajó la mirada al caldero y removió dos veces—. Y está peor.

—¿Necesitas ayuda?

—De hecho…

Potter no llegó a terminar. Se estremeció y dio un paso alejándose de la


mesa de trabajo. Entonces, con un grito de dolor desgarrador, su mano
golpeó la frente y sus rodillas golpearon el suelo.

—¡Harry! —gritó Granger, precipitándose a su lado.

Snape casi tiró la capa para ayudar pero el chico dejó de gritar y comenzó
a tomar bocanadas de aire.

—Estoy bien —dijo. Su mano seguía frotando la cicatriz—. Cge mi


mchila, porfavor, Mne.

Granger miró a su alrededor, descubrió una mochila y la acercó a donde


Potter seguía en el suelo. Éste gritó otra vez y golpeó de lado el suelo,
retorciéndose de dolor.
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Severus observaba horrorizado mientras Potter se movía como si


estuviera bajo la maldición Cruciatus. Varios momentos más tarde se relajó
sobre el suelo, respirando profundamente otra vez.

—Btella zul, Mne —graznó Potter.

Granger buscó en la mochila sacando varios frascos a la vez hasta que


encontró el color correcto. Lo destapó con rapidez y ayudó a Potter a
sentarse. Se bebió el contenido deprisa y suspiró.

—Creo que ya ha terminado —murmuró Potter—. Maldito bastardo.

Tenía que ser una Poción Calmante. Sería la mejor poción para
contrarrestar los efectos inmediatos después de la Cruciatus, pero, ¿dónde la
conseguía Potter? ¿Y por qué la necesitaba?

Granger ayudó a Potter a levantarse y él se tambaleó ligeramente.

—¿Lo siguiente es piedra lunar? —preguntó Granger.

Potter asintió y, para sorpresa de Severus, no se acercó a sus estanterías


sino que alargó la mano hacia la mochila de Potter.

—Sabes que tienes un boticario aquí dentro, ¿no?

—Mmm —murmuró Potter, comprobando la llama bajo su poción.

—¿Haces todos esos?

Aparentemente hacer algunos de ellos no estaba en cuestión.

—Pues claro —dijo Potter rotundamente—. Sabes que si Snape notara


que falta una pizca de sus ingredientes habría una investigación.

Granger se rió.

—A lo mejor, pero si supiera la mitad de las pociones que eres capaz de


hacer con éxito, se quedaría pasmado.

Potter levantó la mirada hacia ella y sonrió.

—Más bien caería muerto por la sorpresa —dijo—. De todas maneras,


sabes que si no las hiciera yo, me pasaría media vida en la enfermería.
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¿Qué diablos le estaba haciendo el Señor Tenebroso al chico? ¿Y por qué


Dumbledore no le había dicho nada a Severus sobre las visiones?

—¿Y si alguno de los profesores descubre el resto de cosas que puedes


hacer…?

—No lo descubrirán —dijo Potter con severidad—. Hasta que esté listo.

—Pero, Harry, a lo mejor pueden ayudarte.

—Pero iría en contra de mi propósito. —Potter era firme—. Es mejor


que todos crean que soy un estudiante mediocre, sin talento mágico
extraordinario alguno. Entonces siempre seré subestimado. La sorpresa es, a
veces, la táctica más exitosa.

Por Merlín, el chico estaba prestándole atención en clase. Severus frunció


el ceño. Pero el idiota no debería estar ocultándoselo a él.

—De todas maneras, si no duermo un poco pronto —continuó Potter—


voy a caerme de cabeza por una de las escaleras móviles y entonces estoy
seguro de que acabaré en la enfermería. —Levantó la mirada hacia Granger—.
Y ya sabes cómo me cuida Pomfrey.

—Vale, vale —dijo Granger—. Entonces, ¿qué puedo hacer?

—La verdad, no necesito…


—Lo sé, lo sé —dijo Granger apaciguadora—. Pero en el estado en el
que estás, odiaría que echaras la cosa equivocada en el momento equivocado.

Potter suspiró pesadamente.

Severus les observó con admiración mientras los dos lo preparaban en


silencio. Cualesquiera que fuera la poción que había creado Potter, era una
versión de la poción para dormir sin soñar con ingredientes (todos de la
mochila de Potter y no del armario de Snape) que entumecería más o menos la
función cerebral activa. Con el hechizo correcto (que Severus descubrió
pronto que Potter sabía) la poción le pondría al que la bebiera en un mini
coma.

—¿Para qué es el cuerno de bicornio? —preguntó Granger,


espolvoreando el polvo recién molido en la mezcla.
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—Incrementa la vida útil de los ingredientes sin alterar los efectos —


respondió Potter con suavidad—. Pero sólo porque hay raíz de jengibre
picada en la poción.

Muy bien, Potter.

Por tercera vez, Severus vio a Granger agarrarle del brazo como si
estuviera a punto de caerse al suelo. El chico estaba obviamente agotado. Y
con los efectos de la maldición…

—Sólo necesita hervir a fuego lento durante 10 minutos ahora antes de


que añada el hígado de dragón —murmuró Potter.

Granger asintió y miró dentro del caldero.

—Se ve bien —dijo. Arrugó la nariz—. Huele horrible, pero parece estar
bien.

Potter dio un resoplido.

—Sabe peor de lo que huele —dijo—. Créeme. Pero vale la pena.

—Supongo que no vendrás con nosotros a Hogsmeade.

Potter sacudió la cabeza, frotándose la cara.

—No, planeo estar comatoso todo el fin de semana —anunció, como si


estuviera aliviado—. Y puede que sea capaz de comer también.

—No has comido mucho últimamente —estuvo de acuerdo Granger.

—Después de la Cruciatus, la comida no permanece en mi estómago —


le explicó.

—Deberías tomar alguna clase de poción de suplemento nutritivo —le


dijo Granger.

No era mala idea. Severus probablemente podría crear una.

—Mañana improvisaré una —murmuró Potter. Era imposible no notar


el sarcasmo, garantizado por el hecho de que era obvio que el chico estaba
aliviado de poder mantenerse en pie.
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Potter la removió una vez y luego miró dentro del caldero. Granger
suspiró y buscó algo en la bolsa.

—¿Harry?

—¿Mmm?

Granger miró su perfil.

—¿De verdad quieres besar al profesor Snape?

Severus suprimió su resoplido. Granger debía tener algún tipo de sentido


del humor crédulo. Potter volvió la cara. Severus habría matado por poder ver
su expresión.

—¿Dónde has oído eso? —Su tono era de sorpresa.

—Ron —le dijo Granger—. Me habló de vuestra conversación y de que


casi le pillas con esa pequeña broma. —Potter no dijo nada, sólo la miró
fijamente—. Y, bueno, a Ron se le olvida a veces, pero a mí no.

—¿Lo que significa...?

—Harry, es conmigo con quién estás hablando —dijo Granger—. Sé


cómo le arrojas la verdad a la gente sabiendo que nunca se la creerá.

Ah, más del puzzle revelado. Severus se preguntó que otras partes de
verdad personal había estado arrojando Potter sabiendo que nadie se lo
creería.

Había un pequeño chisme sobre vivir en una alacena durante 11 años que pensaste
que eran disparates.

Severus ignoró el regaño irritante mientras recuperaba esa información.


¿Era cierto?

—¿Y qué? —masculló por fin Potter, y Severus se preguntó si era en


respuesta a lo de su tendencia a esconderse detrás de una verdad que nadie
creería o a lo de si en realidad quería besar a un profesor.

—Entonces, ¿es cierto?


—¿Qué es cierto?
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—Dios, a veces eres imposible —dijo con exasperación. Severus sentía


que le penetraba esa exasperación profundamente—. Que quieras besar a
Snape.

Potter volvió a mirar el caldero.

—¿Y qué si quiero?

Severus dejó escapar el aliento que no había sido consciente de estar


conteniendo. Mientras su voz interior estaba jubilosa, Severus estaba teniendo
problemas para concentrarse en respirar. Lo primero que le vino a la mente
fue…

—¿Por qué?

Potter levantó la vista hacia su amiga otra vez y se encogió de hombros.

—Me gusta.

¿Oíste eso, Severus? Le gustas al delicioso delincuente.

Granger parecía frustrada otra vez.

—Bueno, sé que vosotros dos lleváis trabajando juntos afablemente un


tiempo ya pero, quiero decir, ¿te gusta de verdad?

—No lo sé —dijo Harry—. Tal vez.

—¿Tal vez?

Potter se frotó la cara otra vez, claramente no deseando tener aquella


discusión en particular en ese momento.

—Mira, Ron me preguntó y se lo dije. No me esperaba una especie de


Inquisición Española.

—Lo siento, Harry. —Sonaba sincera—. Es que nunca mencionaste a


nadie de esta forma antes. Sólo quería ayudar si podía.

—Lo sé. Es sólo que... —Miró a ninguna parte en particular—. Es


inteligente, poderoso, con talento, y Dios sabe que es más maduro que
cualquiera de aquí. Y…
—Y... —le apuntó ella.
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—Me hace reír, Hermione. —Removió la poción—. El otro día se refirió


a McGonagall como una inflexible y entrometida pequeña bola de pelo.

A la chica se le escapó una risita.

—Eso es terrible.

—Lo sé —dijo Potter—. Juro que casi me atravesé el labio al morderme


para evitar reírme. Ella estaba ahí mismo de pie.

—¿Le oyó?

—Sí —asintió Potter, y una sonrisa cansada se extendió por su cara—.


Dijo: “Cuando se me ocurra una réplica inteligente, Severus, me aseguraré de
tomar represalias”.

—¿Y qué dijo él?

—Dijo: “Oh, no te enfades Minerva, estaba bromeando” —continuó


Potter—. Y entonces ella le chascó la lengua y le dijo que no fuera insensible
porque ella fuera demasiado mayor para enfadarse.

Granger sonrió con cariño.

—Suena a pique amistoso.

—Cierto, pero McGonagall no se sintió insultada o enfadada porque era


Snape —dijo Potter—. Él puede permitírselo.

Granger murmuró su acuerdo.

—¿Y qué?

—Bueno… —suspiró Potter y la miró—. ¿Qué harías si te llamara


sabelotodo entrometida con mal pelo?

Severus suprimió una carcajada. No estaba mal.

Granger se quedó con la boca abierta y los ojos como platos.

—¿Acaso…?

—Hermione, eso quería decir —dijo Potter—. No diría eso porque me


golpearías.
Tener y Mantener 24
MONTANA DANIELS

Granger sonrió.

—No te golpearía.

—Golpeaste a Malfoy bastante rápido.

—Malfoy me llamó sangresucia y él no nos gusta, ¿recuerdas?

Potter sonrió débilmente y se frotó la cara.

—Lo sé. Lo siento. No me lo tengas en cuenta. Estoy tan cansado.

—Aunque es cierto, supongo —dijo Granger—. Pero si le dices a


alguien, especialmente a Ron, que lo admití, tendré que matarte.

Potter la miró y sonrió.

—Y has conducido con éxito la conversación lejos del tema, Harry.

Sí, vuelve a la parte del beso.

Sinceramente, Snape no podía estar en desacuerdo con su voz interior.


Estaba aprendiendo mucho más de lo que había imaginado respecto al
mocoso. Sólo tenía que aferrarse a aquella capa.

—¿Y cuál era? —preguntó Potter.

Granger tampoco se tragó la mirada inocente. Chica inteligente.


—Snape, ¿vas a decírselo?

El mocoso se burló.

—Ésa sería una conversación que no tendría precio. Discúlpeme,


profesor, ¿le importaría un morreo?

Me vale.

Severus frunció el ceño. Estaba seguro de que el chico tenía más valentía
que aquella. ¿Dónde estaba el tan anunciado valor Gryffindor?

—Se reiría hasta que le diera un infarto —dijo Potter—. Después de


maldecirme hasta dejarme inconsciente.
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MONTANA DANIELS

—Oh, para —dijo Granger, siendo el vivo retrato de la confianza


femenina—. Estoy segura de que estaría halagado.

Potter parecía incrédulo.

—¿Halagado? Hermione, Snape no suscribe lo que dice el Profeta. Ni le


da importancia a esta cicatriz. Mis varios títulos ilustres no significan nada
para él, lo cual es una de las razones por las que me gusta.

Lo último lo murmuró tan bajo que Severus casi se lo perdió.

—¿Tenemos que pasar por esto otra vez, Harry? —masculló Granger,
molesta—. Eres atractivo.

—Hermione, no los llaman glamour por nada —replicó Potter con


cansancio—. Hay espejos en la torre. Sé cómo estoy sin los glamour.

—¿Lo sabes?

Potter asintió, ignorando su mirada de preocupación.

—Mi pelo es horrible. Está como mágicamente desencantado.

Severus tuvo que estar de acuerdo ahí. Potter padre trabajaba con
diligencia para conseguir que su pelo estuviera exactamente de la forma en que
era natural en Potter. Tenía que ser algún tipo de ironía mágica que Potter hijo
lo odiara.
—Estoy demasiado flaco y…

—No se puede hablar contigo cuando estás cansado. —Había vuelto la


exasperación de Granger.

Potter le envió una de esas sonrisas singulares.

—Por ahora, puedo vivir indirectamente con mi sórdida reputación.

Parece que el chico tiene un pequeño problema de autoestima.

Severus podía acompañarle en el sentimiento de primera mano y casi


tuvo que reírse ante la ironía. James Potter era tan arrogante como el que más.
Más pruebas de que Harry no era su padre.
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MONTANA DANIELS

—Mejor que te vayas ahora —dijo Potter con una mirada a su reloj—.
Puedo ocuparme del resto. Te veré en la sala común.

—No seas tonto. —La mandíbula de Granger se alzó—. No voy a


dejarte solo.

—Hermione...

—¿Y si tienes otra visión? ¿Y si…?

Potter la miró y, fuera la que fuera la expresión de su cara, fue


aparentemente suficiente, porque la chica accedió.

—Si estás seguro... —No parecía ni sonaba complacida.

—Estoy seguro.

Severus observó a Granger irse reacia de la habitación, pero su mente era


un torrente de pensamientos, ya que estaba especulando sobre todo lo que
había escuchado.

¿Potter ocultando sus habilidades mágicas? ¿Sufriendo de primera mano


la tortura de las víctimas de Voldemort? ¿Atraído por él?

Lo último le tenía aún impactado. Ignoró su voz interior, que estaba


burlándose de sus dudas y animándole a saltar sobre el chico antes de que éste
cambiara de opinión, para preguntarse por qué, cómo y cuándo.
Lo oíste de su propia boca. Quiere besarte.

Apartó todos sus pensamientos más bien cuestionables mientras se


enfrentaba con el asunto entre manos. Potter estaba agotado, por no
mencionar recuperándose de varias dosis de Cruciatus. Tendría que ocuparse
él mismo del asunto (claramente el chico no podía cuidar de sí mismo) y
ocuparse de que estuviera descansado como es debido. Si le añadía eléboro a
la mezcla…

—Mierda.

Severus volvió su atención hacia el chico. Potter estaba sujetando un


pequeño frasco contra una vela. Evidentemente estaba casi vacío.
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MONTANA DANIELS

Se inclinó pesadamente contra la mesa del laboratorio, los hombros


hundidos, la cabeza gacha en derrota. Debía de ser el hígado de dragón.
Severus se acercó más. ¿Desde cuándo el alborotador estaba por encima
de cogerle prestado de sus propias provisiones?

Potter parecía tener el mismo pensamiento mientras su cabeza se


levantaba y se volvía hacia el armario lateral que contenía los ingredientes más
valiosos de Snape. Se movió hacia las puertas estudiándolas con una mirada
pensativa que Severus nunca había visto antes.

Mientras Potter empezaba a trabajar en la barrera del armario, Severus


cogió silenciosamente un frasco de un estante, espolvoreó un pellizco en la
burbujeante mezcla y volvió a su sitio para observar al mocoso, quien había
dejado de murmurar hechizos contra la puerta. Ahora estaba mirando con
interés el diseño de ésta.

Para sorpresa de Severus, le habló al armario, con voz cansada…


¿siseante? ¿Pársel? Ah, sí. Había una serpiente en la parte frontal de la puerta.
Otra vez para su sorpresa, la puerta le respondió.

Era fascinante observar y escuchar mientras Potter discutía con su


armario.

—Maldita serpiente terca —masculló Potter—. Sólo Snape podía tener


un armario de pociones leal e incompatible.

Se paseó por delante de las puertas cerradas, lanzando palabras cada


unos pasos. Parecía ser que la serpiente le había informado de que era una
contraseña-cerradura y no un hechizo-cerradura. Varios de los intentos de
Potter para adivinarla eran bastante admirables en realidad, pero Severus se
temía que tendría que abandonar su cobertura y ayudar al chico. Potter
necesitaba su ayuda y Severus estaba ahora deseoso de interactuar con él.

Necesitaba enfrentar al chico con varias de las cosas que había oído.

Y besarle. No olvides que tienes que besarle.

Severus ignoró la voz mientras la cabeza de Potter se levantaba otra vez,


mirándole con los ojos muy abiertos. Por un momento, Severus pensó que
Potter le había visto.
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MONTANA DANIELS

Potter sonrió con satisfacción.

—Te tengo, Severus Snape —dijo, y las suaves palabras y el tono


enviaron un impulso directamente a la ingle de Severus.

Estaba a punto de lanzar la capa y reprender con severidad al granuja


cuando Potter se volvió otra vez hacia el armario.

—Sorbete de limón —dijo Potter y las puertas se abrieron de golpe.

Severus dejó escapar el aliento otra vez. Vale, así que Potter había
descubierto su contraseña.

Potter sacó su bote de hígado de dragón y lo llevó hacia la poción. Sacó


un trozo de tamaño mediano, lo cortó en dados con una medida precisa y
consultó su reloj. Con un suspiro, apagó la llama de debajo del caldero y
sostuvo el último ingrediente sobre la superficie.

Severus decidió que era momento de actuar. Inclinándose entre las


sombras, dejó caer la capa y se acercó más a la mesa. Potter no parecía haberlo
notado.

—Lo siento, profesor —murmuró mientras lo dejaba caer—. Juro que lo


repondré.

—Comprobaré que lo hagas.


Potter giró sobre sus talones, con la sorpresa y el horror en la cara.

—Profesor, yo… eh… no le oí entrar.

—Obviamente —dijo Severus, incapaz de reprimir su sonrisa—. Debería


remover esto, Sr. Potter.

—¿Qué? Oh. —El chico se dio la vuelta y cogió la cuchara. Severus dio
un paso detrás de él para observar por encima de su hombro. Sintió el cuerpo
del chico ponerse tenso al instante—. Lo siento. Yo…

—En el sentido de las agujas del reloj, idiota —dijo bruscamente


Severus. Potter lo removió, con la respiración dificultosa, y Severus tuvo que
preguntarse por qué.

El chico te desea.
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MONTANA DANIELS

Severus ignoró otra vez la voz, abstraído por el cuerpo tembloroso


delante de él. Olía a vainilla y almizcle de colamila.

Dioses, sería tan fácil optar por ella ahora que sabía que era una opción.
Pero eso abriría toda una nueva serie de problemas. Un profesor no iniciaría
cualquier tipo de relación con un alumno, a pesar de la química o
consentimiento mutuo. Se recordó sus obligaciones.

No obstante, era importante mirar por el bienestar del chico.

—Bueno, veamos qué has preparado, Potter —dijo con bastante


suavidad. Potter se movió a un lado, inclinándose pesadamente sobre la
superficie de la mesa.

El color era aceptable, lo que con los componentes adicionales añadidos


y el olor resultaba tan asqueroso como debía ser. Llenó un cáliz con una dosis
y lo colocó sobre la mesa. Luego se puso delante del chico. Este todavía
parecía ser una combinación de estupefacción y aprensión.

Se acercó más, hasta que sus piernas casi se tocaban, y Potter se apartó,
con las manos sobre la mesa de trabajo para sujetarse. Severus estudió su cara,
ahora que estaba bastante cerca. Incluso fatigado, era hermoso.

Potter volvió la cara y Severus levantó con rapidez la mano para cogerle
de la barbilla, sujetándola firmemente para poder verla. Los brillantes ojos
verdes estaban inyectados en sangre y ribeteados con sombras y su ceño
estaba fruncido por la confusión. Sus seductores labios cereza contrastaban
dramáticamente con la palidez de su cara. Esos labios aún estaban
entreabiertos reflejando su sorpresa.

Severus dejó que su mano bajara lentamente de la mandíbula a la


garganta. El pulso palpitaba frenéticamente bajo las yemas de sus dedos.
Merlín, iba a lamentar aquello.

Se inclinó y tocó con los labios aquella boca roja. Con delicadeza al
principio, saboreó la dulzura de los cálidos labios de Potter, luego permitió
que su lengua acariciara el labio inferior entero. Un suave gemido salió de la
garganta del chico y Severus levantó la cabeza.

Los ojos de Potter estaban cerrados, su barbilla levantada, su boca


abierta en ofrecimiento…
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Ilustración de Mavitomo

Obediente, rendido. Severus tuvo el sentimiento intuitivo de que aquello


era sólo la punta del iceberg… por así decirlo. Severus había saboreado el
fruto prohibido…
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Merlín, había quedado reducido a clichés. Estaba en serios problemas.

Bajó la cabeza otra vez, con el brazo moviéndose por la espalda de


Potter mientras aplastaba otra vez sus labios. Potter gimió mientras una mano
se elevaba para agarrarse al hombro de Severus. Éste presionó sus caderas
contra las de Potter para evitar que éste resbalara mientras su boca seguía el
camino de sus dedos alrededor de la mandíbula del chico y bajando por su
garganta. Mordió, chupando la piel para sentir la sedosa textura entre sus
dientes. Potter se arqueó contra él con otro gemido.

Severus movió la boca por el terso cuello, arrastrando la lengua hacia su


oreja. Con un mordisco en la piel detrás del lóbulo, Severus levantó la cabeza
otra vez.
La cara de Potter, privada de la máscara, parecía totalmente vulnerable,
de manera deliciosa. Había algo en aquella impotencia, necesidad, que disolvía
completamente la voluntad de Severus, tan sólida como la consideraba él.
Severus nunca hacía nada a medias. Era todo o nada con él. ¿Estaba
preparado para hacer aquello, aquello, lo que fuera, con un alumno?

Otra vez, alumno era la palabra clave. Potter no era un niño. Eso había
sido decidido. Severus no estaría contemplando semejantes pensamientos si el
mocoso no fuera mentalmente capaz de comprender las complejidades de
tener una relación cuestionable.

Potter era, después de todo, conocido por romper con las normas.

No me tienes que convencer a mí.

También estaba desesperadamente necesitado de alguien que le cuidara


¿Cómo iba a salvar el mundo el chico cuando no podía cuidar de sí mismo?
Esos amigos suyos eran de poca ayuda. ¿Con quién podía contar Potter para
asegurar su bienestar?

Ahí está. Te necesita.

Severus suspiró. A pesar del tema moral, deseaba ferozmente al chico.


No sólo la incomparable figura, sino todo el paquete. Quería la lealtad, la
dependencia, la confianza. Le había dado a Potter su beso, ahora tendría que
ver qué más quería. ¿Cómo de lejos estaba dispuesto a ir? Dependía de él.
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Severus dio un paso atrás, sujetando con firmeza al chico por los brazos.
Potter todavía necesitaba cuidado especial. Levantó el cáliz.

—Bebe.

Potter tomó la copa.

—Pero…

—Bebe —insistió Severus con firmeza. Potter sabía que la poción le


haría efecto casi inmediatamente—. Ahora. —Potter observó el líquido en la
copa y luego miró a Severus—. Bebe, Potter.

El chico se bebió el contenido de la copa y Severus la cogió y la puso


sobre la mesa. Potter se agarró más fuerte al borde de la mesa, pero no apartó
la mirada de la suya en ningún momento. Finalmente los ojos verdes se
pusieron en blanco y Severus le cogió mientras se desplomaba inconsciente.
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Harry recobró el conocimiento e inmediatamente notó la diferencia en


su cuerpo. Se sentía… ¿descansado? No se lo podía creer. Había dormido de
verdad y dormido bien. ¿Durante cuánto tiempo?

Maldición, esa poción había sido…

Sus ojos se abrieron de golpe mientras se despertó de verdad.

¿Poción? ¿Snape?

Todo le volvió de pronto, y por mucho que Harry intentara convencerse


a sí mismo que era un sueño o algún tipo de alucinación debida a la privación
de sueño, sabía que no lo era.

Harry casi podía sentir aún aquellos labios cálidos y húmedos sobre su
boca, aquella lengua exigente conquistando la suya, esos dientes quemando
sobre su mandíbula y bajando por su garganta. El solo recuerdo le hizo gemir.

Y él simplemente se había quedado ahí, como un pequeño chico sumiso,


mientras esa boca se movía sobre su piel, besándole con posesiva urgencia.

Harry gimió otra vez y se sentó, o más bien intentó sentarse. Y fracasó.
Sentía como si su cuerpo fuera de plomo. Tampoco era 100% natural. Tenía
que haber alguna clase de encantamiento de contención manteniéndole en
la…

¿Dónde diablos estaba, de todas maneras?

Miró a su alrededor con un pequeño movimiento de su cabeza. Todo era


una masa de formas borrosas. ¿Sus gafas? No, ya no las necesitaba. ¿Por qué
no podía ver bien?
Tener y Mantener 34
MONTANA DANIELS

Otra vez, intentó abarcar la habitación. Era un salón, si se le podía llamar


así. Era capaz de distinguir una chimenea al otro lado, a poca distancia de
donde estaba tumbado en un sofá, y otra silla cerca. Otros muebles se
desdibujaban más allá dentro de la cámara.

No había movimiento, para alivio de Harry. Estaba solo por el


momento. Realmente debía irse. Su cerebro se bloqueó en la aparentemente
brillante idea de salir corriendo. Pero, ¿cómo, cuando no podía moverse?

Podría intentar contrarrestar cualquier hechizo que le hubieran echado si


pudiera convocar la varita.

—El valiente Gryffindor no estará contemplando de verdad la idea de


huir, ¿no?
Harry cerró los ojos brevemente. Dios, aquella voz era electricidad
recubierta de dulce, que salía con propósito condescendiente.

—¿Qué diría su club de fans?

Tan profunda y tan rica. Vibraba sobre él como una melodía.

—Sr. Potter, sé que puede oírme.

Harry abrió los ojos e hizo un esfuerzo para localizar la forma de Snape.
La gran masa negra rondaba cada vez más cerca. Harry decidió con brillantez
hacerse el tonto.

—Profesor —consiguió Harry—. ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?

Snape se erguía imponente sobre él ahora y se sentó a su lado para


inclinarse por encima de él hasta que su cara empezó a aclararse. Sus ojos
negros relucían con una pequeña luz de conocimiento y la sonrisa era
positivamente burlona.

—Venga, Potter, puedes hacerlo mejor.

Harry decidió que su brillantez estaba tan sobrevalorada como siempre


había dicho Snape.

—Vale —dijo Harry con brusquedad—. Siento haber entrado en su


laboratorio. Prometo que repondré el hígado de dragón. Así que quíteme los
malditos puntos, castígueme y déjeme salir de aquí.
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Las cejas de Snape se alzaron expectantes y Harry frunció el ceño.

—¿Cómo es que no puedo levantarme? —preguntó.

—Porque, Sr. Potter —dijo Snape—, añadí eléboro a su pequeño


brebaje.

—¿Eléboro? —Harry frunció el ceño, repasando los ingredientes en su


cabeza. Era venenoso pero, si se mezclaba con la raíz de jengibre y el cuerno
de bicornio en polvo, dejaba el efecto secundario de casi parálisis, además de
interrumpir la magia aplicada al cuerpo, incluyendo el glamour y el reparador
de ojos—. Eso explica por qué no puedo ver —murmuró, y levantó la mirada
hacia Snape—. ¿Por qué?

Snape pestañeó.

—Porque estás agotado, Potter, y necesitas descansar.

—Puedo descansar jodidamente bien en mi propio dormitorio.

—¿Te atreves a adoptar ese tono conmigo, Potter? —dijo Snape,


frunciendo el ceño aunque su tono parecía más divertido que enfadado—.
¿Un profesor?

La diversión confundió a Harry y éste simplemente le miró.

—Has demostrado que eres completamente incapaz de cuidar de ti


mismo —siguió Snape—. Por lo tanto, lo haré yo por ti.

Ahora Harry estaba parpadeando.

—¿Disculpe?

—Te quedarás donde estás hasta que yo me considere satisfecho con que
tú… no te caigas de cabeza accidentalmente por una de las escaleras móviles.

Harry se perdió completamente la pausa sugestiva de Snape.

—Maldita sea, Snape —refunfuñó, intentando obligar a sus miembros a


cooperar—. Tú, deliberadamente…

La ceja de Snape se alzó otra vez con insinuación y Harry se quedó


inmóvil, al mismo tiempo que su mente comprendía todos los hechos. Para que
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MONTANA DANIELS

Snape añadiera deliberadamente eléboro a la poción, y saber que tendría esos


efectos, tenía que saber lo que estaba haciendo Harry y qué ingredientes había
puesto ya. ¿Caerse de cabeza por una de las escaleras móviles? ¿No había usado Harry
esa frase exacta…?

Harry sintió que se le encogía el estómago.

—¿Cuánto tiempo estuviste en el laboratorio? —preguntó Harry sin


aliento.

Una mano se alzó hacia su cara y unos dedos largos bajaron con
delicadeza por el lado de su mandíbula. Snape observó sus dedos moverse
sobre la mejilla de Harry y luego se encontró otra vez con la mirada de Harry.

—El suficiente.

~~~~~~~~

Por Merlín, el chico no tenía precio. Severus había visto el momento en


que se había despertado, con el cuerpo moviéndose en un reflejo pecaminoso
y sensual mientras asimilaba lo relajado que debía de sentirse. Ah, pociones.

Entonces vio el momento en que el pensamiento consciente volvió a ese


cerebro aturullado suyo. No, aturullado no, si había que creer lo que había
oído. Algo que Severus investigaría, ciertamente.

Sí, debemos explorar esos talentos ocultos suyos. Empieza con el de besar.

Pero mientras los recuerdos completos de la tarde previa transformaban


la expresión del chico, también lo hizo una ráfaga de sentimientos, y se hizo
todo más claro sin la barrera de las gafas. Comprensión, timidez y finalmente
pánico. El primer intento de fingida ignorancia era clásico para él y
brillantemente ejecutado. Era en verdad un maestro de esa mirada en especial
y Severus no pudo evitar preguntarse si había alguna reserva de inocencia que
el chico poseyera, lo que le permitía explotarla tan fácilmente.

Potter dejó caer esa fachada con bastante rapidez, volviendo a ser el
mocoso irritante, insolente y con mal carácter al que Severus estaba
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MONTANA DANIELS

acostumbrado. Pero Severus había visto claramente que esto también era otra
de las varias máscaras del chico que se ponía para protegerse a sí mismo, ¿o
era para preservarse? Aquella también cayó cuando Severus mencionó el
eléboro y éste no pudo evitar darse cuenta de que el conocimiento sobre
pociones de Potter era evidente ya que su expresión reflejaba pensamiento
ante el reconocimiento. Severus vio cómo procesaba la información hasta que
la comprensión lo golpeó otra vez.

Fue ese momento en el que todas las máscaras cayeron y Severus fue
honrado con la oportunidad de ver simplemente a Harry, como le había visto
la noche anterior. Y, otra vez, la delicada belleza masculina de esa cara le
golpeó. Atrajo la mano de Severus en un toque espontáneo.

Si no lo hubiera escuchado él mismo de esos labios carnosos y


exquisitos, si no hubiera sentido la respuesta del ágil cuerpo, nunca habría
creído que semejante criatura pudiera mirarle con algún tipo de interés. Pero
lo había oído y lo había sentido y el conocimiento pasó a través suyo como
una maldición potente, tocando cada órgano vital, cada instinto
subconsciente. Ahora era una necesidad poseer a aquel increíble individuo, en
mente, cuerpo y alma. Harry Potter tenía que ser suyo.

Ya no importaba ningún asunto moral o normas del colegio. En el


tiempo que le había tomado llevar al chico del laboratorio a sus habitaciones,
Severus se había decidido.

Limpiar el laboratorio había sido fácil ya que Potter no había dejado


mucho desorden, y había embotellado la poción. Estaba seguro de que el
chico se habría puesto furioso si le arruinaban ese suministro. De hecho, se
encontraba atónito mientras empaquetaba la mochila del mocoso. Si Potter
realmente había elaborado todas esas pociones, entonces era muy necesario
tener una conversación con el chico y con Albus.

Todo por lo que se estaba esforzando por conseguir por sí mismo.


Hacerse sus propias pociones con coraje, trabajar en sus propias defensas.
Soportar solo el dolor. Sufrir visiones. ¿Qué diablos pasaba con el mocoso?

Obviamente no desea ser una carga.

No debería tener que soportarlo todo a solas. Ser obligado a…


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Pero lo intenta. Y tú admiras eso. Su fortaleza y su perseverancia.

Sí, Severus había tomado una decisión.

Severus también reconocía que el mocoso insolente, quien pensaba que


era su deber y su derecho desafiar a todo y a todos, ofrecería resistencia.

Probablemente con todo excepto con el beso.

No obstante, ahora mismo la expresión del chico manifestaba clara


confusión. Su brazo se movía nerviosamente como si estuviera intentando
moverlo, para tocar a Severus o para apartar la mano de Severus de su cara. El
intento falló, por supuesto, gracias a la poción especial.

La mirada verde de Potter volvió a la suya otra vez y adquirió un brillo


curioso.

—Tú-tú me besaste.

No era una pregunta. Ni una acusación; era más como perplejidad.

—Lo hice —admitió Severus, con los ojos cayendo sin poder evitarlo
hacia aquellos labios. La lengua de Potter salió para humedecérselos y Severus
tuvo que contener la urgencia de estrellar esa boca otra vez contra la suya. Su
cuerpo respondió alegremente ante el mero pensamiento, mientras su voz
interior azuzaba a su cuerpo.
Le recordó a su libido entusiasta que el chico estaba sedado y que no
sería satisfactorio reclamar el cuerpo drogado. Su voz interior lo ignoró todo.

—¿Por qué?

Los ojos de Severus volvieron a aquella mirada que aún reflejaba


perplejidad pero también traicionaba la fatiga de su cuerpo. El chico había
dormido pero no lo suficiente.

—Tú también me lo suplicaste —dijo simplemente Severus.

La confusión le cruzó la cara otra vez, el ceño se frunció y aquellos labios


se separaron en lo que era un silencioso grito de sorpresa.

—¿Lo hice?
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A Severus no le apetecía explicar cómo la sola expresión vulnerable de


Potter había sido una súplica, ni Potter comprendería las sutilezas de su
propio encanto.

—Entonces, ¿lo admites?

Severus deseó poder reírse de su asombro, pero la verdad del asunto era
que el mocoso estaba suplicando otra vez. Esos ojos verdes, abiertos por la
maravilla, le hacían señas.

Su cabeza se acercó más, con los labios hormigueándole de anticipación.


Potter tragó saliva, atrayendo la mirada de Severus a la pálida columna de su
garganta y hacia la marca que le había dejado. Severus deslizó la mano por la
sedosa piel de Potter, desde la cara hasta el cuello, y su pulgar rozó
ligeramente el posesivo moratón que su boca había dejado.

Un gemido ronco atrajo los ojos de Severus otra vez a la cara a tiempo
de ver cerrarse los ojos de Potter e inclinarse hacia atrás su cabeza.

Oh, sí. Definitivamente suplicando.

Severus estampó su boca sobre los labios separados, y su lengua


profundizó en el territorio sólo recientemente explorado. Otro gemido de
bienvenida saludó sus oídos mientras una lengua se encontraba con la suya.

La respuesta consiguió un gemido de respuesta por parte de Severus. A


través del aletargamiento inducido por la droga, Potter estaba devolviéndole el
beso. Aquel fue el recordatorio que necesitaba Severus.

Poniendo la mano en el centro del pecho de Potter, Severus lo sujetó


firmemente mientras se apartaba. El pecho de Potter subió y bajó rápidamente
por los jadeos y su expresión, todavía vulnerable, reflejaba el efecto que había
tenido el beso.

Los labios estaban hinchados, la excitación vidriosa se mezclaba con el


sorprendido asombro en la mirada verde. Si el chico fuera capaz de
movimiento voluntario y le tocara, Severus se habría deshecho.

Por ello Severus tuvo que recordarse que cuando reclamó para sí a Potter
quería más que cooperación. Quería, necesitaba, exigiría la respuesta entusiasta
y apasionada de la que Potter era capaz, demostrada en todo lo que hacía.
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Valdría la pena, dijo a su cuerpo sobreexcitado para consolarlo. Incluso


su voz interior lo admitió al ver que Potter estaba perdiendo la coherencia. Sus
párpados cayeron, pero no por la pasión que acababan de compartir.

—Duerme —le ordenó Severus con severidad.

Potter se mordió el labio inferior y Severus se preguntó otra vez por la


reserva de inocencia.

“Por ahora puedo vivir indirectamente con mi sórdida reputación.”

Severus recordó la afirmación. ¿Podía ser posible, significaba


que había de verdad inocencia? La idea misma era dudosa pero irresistible. No
era probable que fuera virgen pero esa posibilidad, que ahora se agarró a
Severus con ganas, le hizo estremecerse hasta lo más profundo.

—Duerme —dijo otra vez a Potter mientras sus párpados se agitaban


débilmente.

Severus le observó conciliar el sueño y dejó que sus ojos vagaran sobre la
figura relajada. Su mano, aún sobre el pecho del chico, registró la respiración
acompasada del sueño y se moría por recorrer sin obstáculos la carne expuesta
delante de él.

Paciencia.
Su mano volvió a la cara y acarició la tersa mejilla con el dorso, con los
nudillos rozando la bien definida mandíbula.

Pronto, aquel paquete perfectamente envuelto de integridad, valor y


lealtad Gryffindor, aquel que pronto sería el salvador y que era el deseo del
mundo mágico, le pertenecería.

~~~~~~~~

Severus sonrió mientras dos rezagados de Hogsmeade se unían a los


comensales en el Gran Comedor para cenar. Ambos tenían un aspecto un
tanto demacrado y sus expresiones eran particularmente nerviosas.
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MONTANA DANIELS

Como esperaba, ambos caminaron cuidadosamente hacia la mesa del


profesorado y se detuvieron delante del director, esperando pacientemente a
que Albus les prestara atención.

—Ah, Sr. Weasley, Srta. Granger —dijo el director. Severus ni siquiera


tuvo que mirar para saber que los ojos del idiota brillaban—. ¿Qué puedo
hacer por vosotros? ¿Disfrutasteis de la excursión al pueblo?

Weasley asintió y tragó saliva pero Severus notó que los ojos del chico se
movieron rápidamente en su dirección.

—Sí, señor —Granger, siempre la valiente portavoz, habló—. Nos


estábamos preguntando… bueno, si había visto a Harry.

—Echáis de menos a alguien, ¿eh? —Severus no pudo evitarlo, ni


tampoco la expresión de suficiencia que le acompañó.

Ambos pares de ojos se volvieron inmediatamente hacia él, con una


descarada acusación patente.

Severus, si vas a reclamarle, deberías ser más agradable con sus amigos.

Ni hablar, maldición.

—¿Qué le hiciste, maldito…?

Granger puso una mano sobre la boca de Weasley. Era la inteligente del
lote, después de todo.

—Ah, sí —intervino Albus, siempre el diplomático—. Parece que el Sr.


Potter ha estado teniendo pesadillas desagradables y ha pedido a Severus
Snape poción para dormir sin soñar.

Los dos Gryffindor miraron otra vez a Severus como si supieran


exactamente qué había ocurrido y quisieran saber las repercusiones.

¡Oh, diles lo del beso! Me encantaría ver a Weasley teniendo un ataque de apoplejía
por eso.

—Pero, ¿dónde está, señor? —preguntó Granger, volviéndose hacia


Albus—. No está en la torre ni en la enfermería.
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—Sí, bueno, parece —Dumbledore les informó— que la poción hizo


efecto inmediatamente así que el profesor fue lo bastante gentil como para
dejar dormir a Harry donde estaba.

—Y, eh… —Los ojos de Granger se movieron nerviosamente hacia


Severus otra vez—. ¿Dónde estaba?

Severus puso los ojos en blanco.

—Srta. Granger —casi gruñó Snape. Niños idiotas, le creían un


monstruo—. No soy tan cruel como para dejar a un alumno, ni siquiera a
Potter, en el suelo del laboratorio de las mazmorras.

—Entonces, ¿dónde le puso?

Francamente, nada inteligente había salido alguna vez de la boca de un


Weasley.

—Está dormido, Sr. Weasley, —Severus no pudo evitar el tono de


burla—, bastante cómodamente en un sofá en el estudio adyacente a mi
despacho.

Por lo demás conocido como el salón de tus habitaciones de al lado de tu dormitorio.

Cuestiones de semántica.

—Cuando esté descansado, me aseguraré de desalojarlo al momento —


dijo Severus—. Además de descontarle el número apropiado de puntos por
entrar en mi laboratorio y mi armario de ingredientes. Por no mencionar las
demás normas diversas que incumplió la noche anterior.

Como suplicarle a un profesor que le besara. Tener una garganta tan deliciosa. Ser
tan hermoso…

—Estoy seguro de que el señor. Potter estará bien —dijo Albus—.


Marchaos. Ya le veréis más tarde.

Severus observó a la pareja ponerse en marcha hacia la mesa Gryffindor,


susurrándose el uno al otro. Sus pensamientos volvieron al divino delincuente
cautivo por el sueño en su mazmorra.

Severus, qué positivamente gótico suena eso.


Tener y Mantener 43
MONTANA DANIELS

Severus bufó silenciosamente contra su taza de té.

~~~~~~~~

Harry salió con cuidado de las mazmorras. No se le había pasado


completamente la poción y además del hecho de que su vista aún estaba
estropeada, todavía sentía su cuerpo forrado de plomo. No iba a “caerse de
cabeza” por una escalera móvil y terminar en la enfermería después de todo lo
demás que había pasado.

No obstante, era el “todo lo demás” lo que le hacía moverse en primer


lugar. No estaba dispuesto a tener otro enfrentamiento con Snape.

Por el amor de Dios, Snape le había besado. Dos veces. ¡Snape! Y Harry
no era un experto, pero maldición…

Helen o Helena o Helene, o como se llamara, ciertamente no lo hacía


bien porque nunca se había sentido así. Quizá sólo significaba que las
preferencias de Harry iban por un camino diferente.

Ron había dicho que era diferente, nada del otro mundo.
A lo mejor Ron también lo hacía mal. A lo mejor sólo era Snape. A lo
mejor era…

A lo mejor debía dejar de pensar en eso.

Pero, ¿cómo iba a hacerlo cuando aún podía sentir el calor del tacto del
hombre en su cuello y garganta? Se tocó el cuello ausentemente,
estremeciéndose al encontrarlo sensible. Mierda. ¿Cómo diablos se suponía
que iba a explicar el chupetón? Seguramente Hermione…

Doble mierda. Snape debía de haber escuchado toda la maldita


conversación. Incluso había admitido que quería besar a Snape.

Harry se agarró antes de darse contra una columna.


Tener y Mantener 44
MONTANA DANIELS

No le extrañaba que Snape dijera que lo había suplicado. Prácticamente


había pedido ser besado. Harry rodeó la columna y se movió lentamente hacia
delante. Así que eso lo explicaba. Snape le había ayudado con la poción y le
había besado.

Dios, era tan estúpido. Pensar que le había devuelto el beso a Snape la
segunda vez. Snape iba a usar aquello hasta en fin de los tiempos.

Por fin Harry llegó al dormitorio y se tumbó con cansancio sobre la


cama. Su cuerpo estaba agotado pero su mente seguía desviándose hacia los
besos del hombre. Se tocó los labios distraídamente.

¿Qué le habría poseído a Snape para que le besara? De verdad.

Tal vez suplicar no era tan malo como sonaba. Si le hacía conseguir más
besos.

A lo mejor Harry estaba perdiendo la cabeza. Es el agotamiento, se dijo a


sí mismo, mientras sus dedos recorrían el sendero que habían seguido los
labios de Snape, recordando. Su otra mano viajó hacia el sur por voluntad
propia.

Desearía…

El sueño le reclamó por fin y Harry cayó dormido con una sonrisa en sus
labios hinchados.

~~~~~~~~

—¿Harry? ¿Harry?

Harry oyó vagamente la voz de Ron.

—¿Mmm?
—¿Estás bien?
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MONTANA DANIELS

No pudo evitar sonreír. Sus sueños eran tan dulces.

—Sí, estoy bien.

—¿Estás seguro? —Ron sacudió su hombro—. Snape dijo que estuviste


en su laboratorio.

—Me pilló. Y sobremanera —dijo con suavidad—. Deslizó algo en mi


poción. Me obligó a bebérmelo ahí mismo.

—Esa cosa te deja fuera de combate —señaló Ron.

—Mmm. Buena cosa.

—Ron, déjale dormir. —La voz de Hermione era un susurro—.


Hablaremos con él más tarde.

—Sí, de acuerdo —murmuró Ron—. Por lo menos está fuera de las


mazmorras.

~~~~~~~~

Snape miró por sus habitaciones, con la furia creciéndole. ¡El maldito
mocoso se había fugado!

¿Esperabas una aquiescencia dócil?

Severus suspiró. En realidad era típico. Potter no sería Potter si no hacía


gala de alguna forma de rebeldía. No obstante, no habría estado mal un poco
de apreciación, gratitud por la ayuda de Severus, y se aseguraría de reprender
bien al chico por su falta de modales.

No era él quien abusaba de ti mientras tú estabas drogado.

Severus se estremeció ante sus propios pensamientos. Merlín,


probablemente habría intimidado demasiado al chico, demasiado pronto.
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MONTANA DANIELS

¿Potter?

De acuerdo, tal vez intimidar era la palabra equivocada. ¿Asustarle?


¿Trastornarle? ¿Agitarle? Aunque Severus no podía evitarlo. La visión de él
mirándole sin ninguna clase de máscara, de hecho, de manera honesta, no era
sólo emocionante sino un honor. Dudaba que incluso Granger o Weasley
hubieran visto semejante expresión desnuda en él en los últimos años.

Desnudo es bueno.

Por supuesto, Severus ya había decidido abrir aquella caja de Pandora.


Pero si supuestamente Potter era capaz de ocultar todo lo que había estado
escondiendo, entonces, ¿qué era un poco de lujuria recíproca?

Aun así, pensó, tendría que proceder con cautela. Y aún tenía que
descubrir qué sentía Potter.

~~~~~~~~

—Harry, ¿no estarás pensando en serio en volver allí?

—Tengo que reponer el hígado de dragón que usé —dijo Harry,


abriendo su baúl. Sacó un par de frascos y suspiró con alivio. Sabía que tenía
más—. No debería ser demasiado difícil si lo hago rápido. Incluso si ha
cambiado las barreras, debería estar fuera en un abrir y cerrar de ojos. —
Hurgó entre los artículos en su baúl—. ¿Dónde está mi capa?
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MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

Hermione dio un grito ahogado y Harry levantó la mirada. Tenía las dos
manos sobre la boca, con los ojos abiertos.

—¿Qué?

—Oh, Harry. Se me olvidó.

—¿Olvidar el qué?

—Tu capa —dijo apresuradamente—. No quería que supieras que te la


cogí prestada, así que la metí detrás de la estatua fuera del laboratorio de
Snape y…
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MONTANA DANIELS

—¡Y te la olvidaste! —Harry se levantó bruscamente—. ¿Cómo pudiste


olvidarla? —Cayó en la cuenta otra vez—. No me extraña que no le oyera
entrar. Debió cogerla y seguirte. Lo oyó todo.

Por lo menos Harry sabía exactamente qué había oído Snape y cómo.

—Bueno, el hombre es un espía, Harry —dijo Ron razonablemente.

Harry le lanzó una mirada y luego echó una mirada inquisitiva a


Hermione.

—¿Me has oído, Hermione? —dijo Harry.

—Sí, oyó… —Se detuvo, abriendo la boca—. Incluso…

—Incluso eso.

—Oh, Dios, ¿estaba furioso?

—¿Qué? —preguntó Ron, metiéndose en la conversación.

—Eh…

—Harry, lo va a descubrir al final de todas maneras —dijo Hermione.

Harry hizo un gesto de frustración y se pasó una mano por el pelo.


Hermione se lo tomó como un asentimiento.
—Ron —empezó con cuidado—. Harry lo decía en serio cuando dijo
que quería besar a Snape.

—Ja, ja —dijo Ron—. Muy gracioso. —Pero una mirada entre ellos le
hizo fruncir el ceño—. Estáis bromeando, ¿verdad? —Miró a Harry, quien
sacudió la cabeza—. No estáis de broma.

Harry asintió.

—¿Y os oyó a ti y a Hermione discutiéndolo?

Harry asintió otra vez.

—Y él te besó, ¿cierto? —La voz de Ron se hizo más profunda y Harry


no pudo distinguir si era indignación o confusión.

Harry se estremeció y Hermione miró a Ron con sorpresa.


Tener y Mantener 49
MONTANA DANIELS

Para Hermione, Ron dijo:

—Bueno, ¿quién no lo haría?

Para Harry, dijo:

—Lo hizo, ¿no?

Harry simplemente asintió otra vez.

Ahora curioso, Ron preguntó:

—¿Cómo fue?

—¿Ron?

—Ron, estamos pensando lo mismo, ¿no? —preguntó Harry con


preocupación—. Te das cuenta de que estamos hablando de Snape.

Ron asintió.

—Creedlo o no, no soy un idiota total —les dijo—. Comprendí que


podías estar diciéndome la verdad y he tenido algo de tiempo para pensar en
ello. Le conoces mejor que nosotros, todo el tiempo que has estado pasando
con él y todo eso, y he notado que le mirabas algunas veces…

Harry solo podía parpadear.


—¿Y te parece bien?

—Diablos, no —dijo Ron—. El hombre te despellejará vivo. Incluso si


no te odia hasta el punto en que solía, todavía es Snape y a menos que se haya
vuelto loco de remate, va a usarlo. Deberías haber visto lo pagado de sí mismo
que estaba antes.

Harry asintió con gravedad.

—Eso es lo que estoy pensando. Seguro que va a humillarme.

—No creo que lo haga —dijo Hermione.

—¿Cómo podría no hacerlo? —quiso saber Ron.


—Porque es un profesor —insistió ella—. Se aprovechó de Harry
cuando estaba, ehh... no estaba en pleno uso de sus facultades, por así decir.
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MONTANA DANIELS

Quiero decir que tiene que haber alguna clase de norma sobre relaciones
alumno-profesor.

—Tiene razón, tío —dijo Ron.

—¿Por qué no sacaste ese punto anoche? —exigió Harry.

Hermione se ruborizó.

—Perdona, Harry. Nunca pensé que saldría algo de esto. Quiero decir,
tú… tú mismo dijiste que no ibas a hacer nada al respecto.

Harry se lo pensó.

—De acuerdo, entonces, ¿ahora qué? ¿Olvido que ocurrió? —Fingir, tal
vez. ¿Olvidar? No sin un obliviate.

—Sólo espera a ver qué pasa —razonó Hermione—. Apuesto a que


Snape no dirá ni una palabra sobre lo que pasó.

—¿Y qué pasa con mi capa? No voy a permitir que se la quede.

—Te has vuelto loco, ¿no? —Ron estaba mirándole con desconfianza—
No puedes volver allí a hurtadillas. ¿O quieres que te pille otra vez?

—Bueno, fue un beso malditamente bueno —murmuró Harry. ¿Acababa


de decir eso?—. Mira. Lo siento. Todavía estoy muy cansado.

—Obviamente —dijo Ron, como si estuviera intentando echarle la culpa


de toda la terrible experiencia al agotamiento de Harry—. Mira, consúltalo con
la almohada. Puedes pedirle la capa mañana después de clase.

Harry le dio la razón y dieron las buenas noches a Hermione. Se dirigió


hacia su propio dormitorio y Harry cerró su baúl. Era tarde y todos los demás
en su habitación ya estaban en cama, si no dormidos. Se cambiaron de ropa y
subieron a la cama. Ron cayó dormido casi inmediatamente, lo que se
evidenció por los suaves ronquidos que venían de su cama.

Harry daba vueltas, su mente era aún un torbellino de pensamientos


inquietos. Casi no tuvo oportunidad de lanzar un hechizo silenciador cuando
la primera visión le golpeó.
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MONTANA DANIELS

La debilitada mente de Harry sucumbió y se dio cuenta con temor de que


Snape también tenía el resto de su poción. Aquella noche no dormiría.
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MONTANA DANIELS

Harry consiguió terminar sus clases matutinas. Tuvo que echarse otro
glamour esa mañana y se saltó la comida para intentar echarse una siesta.
Aquello había sido un fracaso total, ya que alguien había hecho explotar una
bomba fétida en la sala común y el olor aún no se había disipado.

Así que caminó arrastrando los pies hacia pociones con absoluto terror.
Intentó no mirar para nada a Snape. Aunque era una dura prueba. Sabía que si
miraba al profesor, sus ojos serían atraídos hacia sus labios y recordaría...
bueno, cosas en las que no debería pensar.

Fue bastante difícil intentar concentrarse en la poción mientras Snape


merodeaba por la clase, haciendo comentarios mordaces. Esa maldita voz…

—Sr. Potter, ¿qué está elaborando?

Harry se sobresaltó. Snape estaba encima de él. ¿Cómo hacía eso?


Mirando detenidamente dentro de su caldero, Harry frunció el ceño. No debía
ser rosa, desde luego.

—¿Poción para limpiar heridas?—sugirió Harry, todavía sin levantar la


vista.

—¿De veras? —dijo Snape; su voz destilaba burla—. ¿Se pondría eso en
una de las heridas que adquiere tan frecuentemente?

—Eh... no —admitió.

—Eso pensé. —Snape sonaba tan pagado de sí mismo como siempre—.


Creo que lo adecuado sería un castigo.
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MONTANA DANIELS

Harry exhaló pesadamente mientras Snape se alejaba a zancadas.

—Bueno, no fue tan malo —susurró Ron, mientras empezaba a recoger


su desorden.

—Lo he oído, Weasley —dijo Snape—. Cinco puntos menos para


Gryffindor por impertinencia.

Harry se tapó la boca. Diez minutos más y podría escapar.

Diez minutos parecieron una eternidad mientras limpiaban sus calderos y


guardaban el resto de sus ingredientes. Por fin sonó el timbre.

—Potter, quédese —ordenó Snape—. He decidido que cumplirá con el


castigo inmediatamente.

Harry se encogió interiormente. No estaba preparado para aquello.


¿Estaría Snape enfadado porque Harry se había ido? Ahora sabía que Harry
usaba glamour. ¿Estaría enfadado por eso? ¿Y qué pasaba con los besos? ¿Se
suponía que Harry tenía que actuar como si no hubiera pasado?

Una mirada a Snape no le reveló nada. El hombre ni siquiera le estaba


mirando. Estaba revolviendo pergaminos sobre su mesa mientras la clase
recogía sus pertenencias y se iba.

Harry envió a Ron y Hermione una mirada significativa y siguió


recogiendo sus cosas. El último de los estudiantes se fue y Harry tragó saliva
con esfuerzo mientras oía cerrarse la puerta.

—Sígame.

Definitivamente una orden. A lo mejor un par de besos no cambiaban


nada. Harry tragó saliva otra vez, se lamió los labios y se limpió las palmas
húmedas en su ropa. Snape le precedió por la puerta hacia su despacho, luego
por otra puerta a lo que parecía un estudio. Era acogedor en un sentido
informal, lleno de mobiliario de madera oscura y estanterías. La chimenea
parecía atrayente así que Harry se dirigió hacia ella, mientras Snape se dirigía
hacia el gran escritorio.

Snape lanzó un encantamiento que silenció y cerró con llave la puerta.


Harry se estremeció mientras lo oía. No estaba nada, nada preparado para
aquello.
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MONTANA DANIELS

—Ahora, Sr. Potter… —dijo Snape mientras se inclinaba contra el


escritorio y se cruzaba de brazos—. ¿Exactamente qué parte de “te quedarás
donde estás hasta que yo diga que puedes irte” no entendiste?

Harry apartó la vista de las llamas y miró al profesor de pociones.

—La parte en que me besó, señor. —Harry se estremeció por sus


propias palabras. Obviamente, el cerebro no le funcionaba.

Snape parpadeó y entonces sonrió.

—¿Fue insatisfactorio o no estuvo a tu nivel?

Harry no pudo evitar que su mandíbula se abriera de golpe. Lo cual no


fue nada acertado (o quizás sí), porque su boca estuvo de repente llena con la
lengua de Snape.

Dios, era mejor de lo que recordaba. Rodeó con sus brazos el cuello de
Snape y se aferró a él como si le fuera la vida en ello mientras sucumbía a la
meticulosidad de ser saboreado y explorado por esa lengua experta. Degustó
una combinación de menta, té y chocolate mientras Snape acariciaba su boca
con la suya.

Cuando estaba seriamente necesitado de oxígeno, Snape liberó su boca


para dejar un rastro de mordiscos a lo largo de su mandíbula. Harry gimió sin
poder evitarlo, saboreando la huella persistente de los labios de Snape
mientras se movían.

Se sintió privado cuando Snape levantó la cabeza. Harry abrió los ojos y
se alegró de que los brazos de Snape estuvieran a su alrededor, porque estaba
seguro de que se caería al suelo de no ser por el soporte. La mirada de Snape
danzó sobre su cara hasta encontrarse con la suya y Harry casi jadeó ante su
intensidad.

Algo muy fuerte otorgaba poder a esa mirada y si Snape sentía algo
cercano a lo que Harry estaba sintiendo, era un milagro que los dos no
hubieran ardido hasta convertir en cenizas el lugar donde estaban.

Esperaba que…
—Bebe.
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MONTANA DANIELS

Harry parpadeó. Una copa estaba contra su boca. De cómo había llegado
a la mano de Snape, la cual temblaba ligeramente, no estaba seguro. Harry se
tragó el fluido cuando el borde se inclinó contra sus labios antes de poder
preguntar qué era.

No pasó mucho tiempo antes de saberlo. Los ojos se le cerraron


mientras se hundía en el sueño inducido.

~~~~~~

Severus recogió a Potter y lo tumbó en el sofá.

Esto se está convirtiendo en un hábito bastante agradable.

Severus ignoró la voz. Tenía un par de cosas que hacer, y luego tendría
que ponerse en contacto con Albus.

Una vez se sintió preparado para enfrentarse al director, Severus revisó a


Potter, quien estaba aún dormido, y llamó por la chimenea a Dumbledore.
Después de explicar dónde y por qué Potter estaba otra vez dormido en su
sofá, omitiendo detalles clave, Severus intentó recalcarle al director la
gravedad del estado de Potter.
—El mocoso está agotado, Albus.

—Ya lo sé, Severus, pero…

—Albus... —Severus se inclinó sobre el brazo del sofá y volvió la cara de


Potter hacia la chimenea.

—Parece…

—Finite Obscurus —dijo Severus, retirando el glamour.

—¡Dios mío! —exclamó sorprendido Albus.

—Desde luego. —Severus se enfrentó gravemente al director—. ¿Por


qué no me hablaste de las visiones, Albus?
—Te aseguro que lo hice.
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MONTANA DANIELS

Esa mirada de indignación no funcionó con Severus.

—Me contaste sobre la conexión; que Potter podía ver algunas de las
cosas que hacía el Señor Tenebroso y sentir algunas de sus emociones. —
Severus se puso rígido—. No me dijiste que Potter sentía los efectos de las
maldiciones del Señor Tenebroso mientras las veía.

Dumbledore le estudió en silencio y por un momento Severus pensó que


iba a ser inundado con una sarta de tonterías de Albus. Y entonces lo entendió
de golpe.

—No lo sabías, ¿verdad? —preguntó Severus.

—No, Severus —admitió con voz dolorida—. No me di cuenta de la


extensión de la conexión. No confió en mí. —Dumbledore suspiró
pesadamente, aparentando su edad—. Aunque considerando todo lo que he
ocultado a Harry, no me sorprende.

Severus suspiró y contó lo que sabía de las pociones que Potter había
hecho para sí mismo además de lo que sabía sobre lo que Potter
experimentaba con las visiones.

—Pensaba que era opinión tuya que Harry era malo en pociones.

Oh, dile que estabas equivocado.


—Parece que la necesidad fue una fuerza más fuerte que yo para inspirar
la competencia del mocoso.

—Desde luego —murmuró Albus, estudiando aún la cara ensombrecida


de Potter—. Parece otro rasgo que comparte con su padre.

No saques eso. Estamos discutiendo sobre Harry, no James.

Severus hizo una mueca de desprecio pero contuvo el comentario.

—¿Director? —inquirió con curiosidad.

Dumbledore le prestó atención otra vez. Podría haber parecido que la


mente del loco había estado vagando, pero Severus sabía por ahora que la
mirada reflexiva en Albus significaba que estaban formándose ideas. Severus
se estremeció.
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MONTANA DANIELS

—Ocultarme cosas —explicó Albus—. Los glamour y el talento —


enumeró—. Estaba especulando qué más podría estar ocultando Harry.

Maldición.

—Dudo que Potter sea capaz de ocultarte algo más a ti, Albus —le
aseguró Severus. Éste quería ser el único…

—Quizás —dijo Albus seriamente—. Pero como ya ha confiado en ti


sobre las visiones, a lo mejor se abrirá más a ti.

¿No eras tú la serpiente suave, Severus?

—Albus, hemos trabajado el uno con el otro extensamente durante todo


el curso pasado, pero difícilmente cuento como confidente.

—No descartes tus talentos, Severus —le animó Albus—. Harry ya te


respeta. Podrías conseguir que confíe en ti.

Severus asintió con resignación.

—Lo intentaré.

—Muy bien. Te lo dejo a ti —dijo por fin Dumbledore—. Informaré a


sus amigos de que es necesario algo de aislamiento temporal.

—Eso sería útil.

—¿No crees que Poppy…?

—Necesita descanso, Albus. —El tono de Severus era severo—. No


mimos, ni a todos sus amigos entrando y saliendo de la enfermería.

—Probablemente eso también sea prudente, Severus —dijo Dumbledore


con un suspiro—. Intenta ser agradable.

—¿Agradable? —dijo Severus con indignación—. Mi intención es


hacerle dormir —dijo—. No tengo intención de entretenerle.

¿Besarle no es entretenimiento?

—Y hazme saber cuándo esté lo bastante bien como para volver a clase.

Severus asintió y el director desapareció de la chimenea.


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MONTANA DANIELS

—¿Le has hablado de mí?

Severus se dio la vuelta para ver a Potter mirándole fijamente, con


acusación y traición en sus ojos. Suspiró.

—Potter, solo le conté al director lo necesario —admitió—. Sé que crees


que puedes ocuparte de la situación, pero no puedes. Sin ayuda, terminarás
haciéndote daño. ¿Prefieres pasar unos días con Madame Pomfrey?

Su boca se abrió, luego se cerró otra vez.

—Tal como pensé —dijo Severus con una sonrisa de suficiencia—.


Además, beso mucho mejor que ella.

La mandíbula se le abrió otra vez y el matiz rosado que sonrojó la cara de


Potter fue bastante satisfactorio.

—Ahora que eso está resuelto —anunció Severus mientras se ponía


cómodo en una silla cerca del sofá—, una vez hayas descansado
aceptablemente y tengas más fuerzas, tendremos que trabajar más en la
Oclumancia. Estoy seguro de que se nos podrá ocurrir algo.

—¿Y qué pasa con los-los…?

—¿Los qué exactamente, Potter?

—Los besos.
Severus contempló otra vez al joven tumbado en su sofá. Gracias a
Merlín que había quitado el glamour y su agotamiento era visible. El mocoso
era demasiado tentador.

—Eso depende de ti, Potter.

—¿De mí?

—Cuanto antes estés mejor, más pronto podremos aclarar y explorar


algún tipo de relación.

¿Sobornando al mocoso con besos, Severus? Qué Slytherin.

Potter se sentó, demasiado rápido, y Severus estuvo a su lado al instante.


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—Túmbate, Potter —ordenó con dureza—. No me obligues a tratarte


con pociones otra vez.

—Mira, no sé a qué tipo de juego estás jugando pero…

—¡Túmbate!

—No. —El joven se levantó—. No hasta que me digas a qué estás


jugando.

Severus le sujetó firmemente, tranquilizándole.

—Potter, ¿crees que voy por ahí repartiendo besos a los alumnos? —dijo
con enfado. Potter sacudió la cabeza—. Precisamente. Usa tu cerebro. Si lo
que ocurrió entre nosotros se supiera, los dos perderíamos nuestras posiciones
respectivas aquí en el colegio.

Potter asintió pensativo y permitió a Severus ayudarle a volver a sentarse


cómodamente en el sofá.

—Creo que los dos somos demasiado importantes…

—Incluso con nuestras respectivas posiciones siendo las que son —le
cortó el argumento Severus— el director podría aislarme en algún lugar del
castillo y enviarte a alguna casa segura —le dijo Severus. Potter parecía
desanimado por esa idea. Severus le levantó la barbilla para encontrarse con su
mirada—. ¿Quieres eso? ¿Estar escondido en alguna parte, lejos de tus
amigos?

Sacudió la cabeza.

—No. Pero…

—¿Pero, qué?

—Bueno, obviamente oíste mi conversación con Hermione y... —Potter


giró la cabeza, pero otra vez Severus la devolvió a donde estaba—. Bueno,
sólo asumía que tus acciones eran para humillarme.

Severus agarró con más fuerza la mandíbula de Potter, lo suficiente


firmemente como para conseguir su atención.

—Sr. Potter, ¿de verdad cree que haría eso?


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MONTANA DANIELS

Potter bajó la mirada.

—No —murmuró—. No, la verdad. Pero, —Levantó la mirada otra


vez—, entonces, ¿por qué…? Quiero decir…

—Escúpelo.

—No he entendido por qué estás interesado en mí.

—Tú estás interesado en mí—razonó Severus.

¿A la caza de cumplidos, Severus? ¿Por qué te importa?

—Pero eres atractivo —dijo Potter—. Te mueves con gracia y


determinación, no desgarbado e incómodo. Tu voz es tan sexy que debería ser
ilegal. Eres valiente y honorable… —apartó la mirada tímidamente.

Severus parpadeó. La ferviente opinión de Potter le sacudió hasta el


fondo. ¿Lo decía en serio? Habían pasado ya el momento de las bromas, así
que sí que debía decirlo en serio, y aunque el aspecto físico de su vínculo aún
debía de avanzar, el propósito estaba claramente presente.

—Tan honorable que bajaría mi ética hasta el punto de involucrarme con


un alumno.

—Eso es lo que no pillo —dijo Potter, con expresión confusa—. ¿Por


qué harías eso?
¿Por qué, efectivamente? Te reto a decirle que no puedes evitarlo. Decirle que le
encuentras tan irresistible que el honor no tiene significado. Que incluso la lógica y la razón
desaparecen en cuestiones del corazón.

—Sr. Potter, no habrá olvidado quién es, ¿cierto?

Cobarde.

—Pensaba que no te adherías a mi supuesta fama.

Severus mostró una sonrisa feral.

—Tiene sus ventajas.

La cara de Potter se volvió seria mientras le devolvía la mirada.


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MONTANA DANIELS

—Mmm... Todos quieren un trozo de Harry Potter.

Estúpidos. Todos ellos.

—Desde luego.

Severus no se lo habría creído si no lo hubiera visto. Potter parecía como


si le hubieran estado pegando, los rasgos pálidos se estremecieron y entonces
su expresión se volvió completamente neutral, incluso sin expresión.

Se levantó otra vez y se alejó de Severus para acercarse a uno de los


estantes, e inspeccionó los títulos.

—¿Así que en serio quieres empezar algo conmigo?

¿Qué acababa de pasar? La máscara de Potter estaba en su lugar otra vez.

Deberías haberle dicho la verdad. Ahora te considera uno de los estúpidos.

Se puso detrás de Potter y le rodeó la cintura con los brazos, atrayéndole


contra su pecho. Severus ignoró su voz interior. La verdad era incierta. Lo
único que era seguro era la necesidad de proteger y poseer. Pero no sería
considerado entre los estúpidos.

—Sí, pero habrá reglas —dijo Severus con suavidad contra su oreja—.
La primera regla es sinceridad.

—¿Sí?—la voz de Potter era clara pero definitivamente temblaba.

—Sí. Puedes dejar caer la máscara y contarme qué pasa.

—Nada. ¿Qué te hace pensar…?

Las manos de Severus se movieron sobre su pecho.

—Sr. Potter, ¿cuánto tiempo hace que me conoce?

—Siete años.

—Precisamente. —Severus respiró contra su oreja, con los labios


rozándole el borde—. Y en ese tiempo, ¿me ha importado alguna vez tu fama?

—No, pero nunca quisiste nada de mí antes. En cambio, ahora…


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Severus puso la boca contra el lado de la garganta de Potter. Éste se


derritió contra el pecho de Severus con un gemido exquisito.

Nota para mí mismo: cuello sumamente sensible.

—¿Exactamente qué ve cuando se mira en un espejo, Sr. Potter?

—Hmm... Yo no…

Las manos de Severus encontraron su camino debajo de la camisa de


algodón y se movieron sobre la tentadoramente sedosa piel. Este encontró un
pezón y lo rozó con una uña hasta que se endureció.

—¿Piensas que soy atractivo? —preguntó Potter con voz entrecortada.

—Todo el mundo mágico lo piensa.

—Todo el mundo mágico piensa que El Niño Que Vivió es atractivo.

Severus oyó la amargura y el desprecio en las palabras y en la voz.

—¿Y acaso no eres El Niño Que Vivió?

—Sólo cuando tengo que serlo —afirmó en voz baja.

Mmh.

—Ya veo —dijo Severus.


—¿En serio?

Severus dio la vuelta al cuerpo entre sus brazos y levantó su cara. El


Niño Que Vivió era sólo otra máscara. Lo entendía y asintió.

—Entonces, ¿por qué?

¡¡Díselo!!

Severus estudió la cara de Potter. La abierta curiosidad era evidente, pero


también lo era un indicio de inseguridad. Era una mirada que uno nunca
habría visto en la cara de James y ciertamente no debería estar en la cara de
Potter. A Severus no le gustó. Quería eliminar su existencia.
Bésale.
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Y eso hizo.

La lengua de Severus buscó y se entrelazó con la de Potter otra vez. El


sabor de la poción estaba desvaneciéndose pero Severus podía oler la
camomila otra vez. Debía de ser su champú. Merlín, podría besarle
eternamente. Se sentía tan bien. Tensó sus brazos sobre la figura flexible, con
las manos tocando aún piel mientras mantenía cerca a Potter.

Por fin levantó la cabeza antes de que su cuerpo se quedara demasiado


absorto.

—¿Eso responde a tus preguntas?—preguntó Severus.

Ojos verdes se abrieron, vidriosos por la excitación.

—Guau.

Severus frunció el ceño, era tan delicioso…

—Definitivamente necesitas dormir más, Potter.

—Preferiría tener más besos.

Ahora es adicto a tus besos. ¿No es eso magnifico?

Además está… ¿besándome?

Los brazos de Potter se habían arrastrado alrededor del cuello de Severus


y Harry ahora estaba pegado a él, con la boca explorando la suya.

Aprende rápido… o no es tan inexperto como esperabas.

Su voz interior fue completamente ignorada a favor de las jóvenes curvas


musculosas al tiempo que Severus volvía a tomar control del beso.

Bajando la boca por aquella deliciosa garganta otra vez, Severus encontró
el sitio que había marcado la otra noche y mordió con delicadeza.

Un grito sofocado escapó de los ahora hinchados labios y la cadera de


Harry empujó contra la suya. Severus sonrió alrededor de la piel entre sus
dientes.

Oh, sí. Buen sitio.


Tener y Mantener 64
MONTANA DANIELS

Los dedos de Harry se agarraron a su pelo, tirando desesperadamente, y


Severus levantó la cabeza sólo para que su boca fuera atacada otra vez.

Definitivamente entusiasta.

El cuerpo de Severus estaba algo más que un poco interesado ahora y


sabía que tenía que, o bien tranquilizar a Potter, o bien…

Inclinando el cuerpo flexible contra la parte de atrás del gran sillón,


Severus desabrochó con rapidez la parte delantera de los pantalones de Potter
y deslizó la mano en su interior. Potter jadeó contra su boca mientras la mano
de Severus se curvó alrededor de la palpitante erección.
Tener y Mantener 65
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

Severus no paró de besarle, delineando la dulce boca con su lengua,


mientras acariciaba su polla. Su pulgar se movió sobre la empapada hendidura
y Potter instintivamente embistió contra su mano.

Moviendo la mano firmemente junto con las embestidas de Potter,


Severus llevó la boca hacia su oreja, mordisqueando y lamiendo por el camino.

—Córrete por mí —susurró.


Tener y Mantener 66
MONTANA DANIELS

Potter se arqueó, se tensó y se corrió. Severus observó el juego de


emociones desnudas que atravesaron los rasgos del joven con fascinación
hasta que el labio inferior se colocó entre los dientes, mordiéndoselo para
evitar gritar.

Severus le sujetó con firmeza hasta que cesaron sus estremecimientos y


convocó su varita. Un hechizo rápido limpió su mano, al chico y sus ropas,
mientras Severus sujetaba a Potter por la cintura.

La frente de Potter descansaba cómodamente sobre su hombro, sus


brazos flojos estaban alrededor del cuello de Severus. Este convocó un frasco
y, con un apretón suave en el sedoso pelo de Potter, inclinó hacia atrás su
cabeza. Había una sonrisa soñadora en los bien besados labios y Severus tuvo
que sonreír ante aquello.

Sostuvo el frasco contra los labios de Potter y los ojos se abrieron al


instante.

—No. Por favor, más no...

—Bébetelo —insistió Severus, inclinándolo contra su boca. Era más que


una poción para dormir, también había reconstituyente en ella. Se aseguró de
que Potter se lo tragara todo, luego lanzó el frasco sobre una mesa cercana
mientras Potter se desvanecía. Severus le recogió y le tumbó en el sofá. No
podía esperar a tumbarlo en su cama, rodearlo con las sábanas Slytherin.

Se fue algo más que un poco incómodo hacia la ducha para ocuparse de
su propia necesidad, la cual era extrema. La visión de la expresión embelesada
de Potter era más erótica que cualquier cosa que Severus pudiera recordar ver.
El mocoso era demasiado…

¿Sexy? ¿Receptivo? ¿Atractivo?

Severus no pudo encontrar falta alguna con ninguno de los adjetivos esta
vez.

Y se corre al ordenársele. ¿Crees que aprendió eso de su padrino?

Severus sonrió, abriendo los grifos. Vería si el chico se “quedaba” esta


vez.
Tener y Mantener 67
MONTANA DANIELS

~~~~~~

Harry subió con rapidez las escaleras hacia la torre. Todavía se sentía
cansado, pero su cuerpo se sentía más vivo que en meses. Snape (¿o debería
ser Severus ahora?) era increíble. Y no sólo con los besos o las otras partes.
Harry sonrió sólo de pensarlo. Hacerse una paja era definitivamente mejor
con una pareja.

Snape... eh... Severus parecía muy preocupado por su salud, lo cual era
algo a lo que Harry no estaba acostumbrado. Cierto, Snape siempre había sido
diligente y concienzudo con su entrenamiento, pero ahora estaba mostrando
preocupación verdadera por su cansancio. Y estaba intentando obligar a Harry
a dormir mejor, como si quisiera cuidarle.

Harry tenía que admitirlo, nunca le habían cuidado. Sería agradable no


tener que preocuparse por todo.

¿Podía confiar en Snape, confiar en alguien, hasta semejante extremo?


Tendría que contarle a Snape... bueno, todo. Snape parecía bastante sincero. Y
había embotellado toda la poción de Harry. Había encontrado los frascos,
todos etiquetados y llenos con una dosis precisa cada uno, en uno de los
estantes de Snape.

Harry frunció el ceño. Pero le había dicho a Dumbledore lo de las


visiones.

—¡Harry!

Se volvió mientras Ron y Hermione subían gritando los escalones para


reunirse con él.

—¿Dónde has estado? —exigió Hermione—. Nos dijeron que estabas


indispuesto, pero miramos en la enfermería y no estabas allí.

Harry pudo evitar el calor que inundó su cara.

—Estaba en las mazmorras.


—¿Con Snape? —preguntó Ron con cautela.
Tener y Mantener 68
MONTANA DANIELS

Harry sonrió.

—Sí.

—¿Y te besó otra vez? —exigió Ron.

Harry miró a su alrededor para asegurarse de que no había nadie cerca.


Era la hora de cenar pero tenía que asegurarse. Snape no estaba en la
habitación cuando Harry se despertó y ya que no volvió a aparecer cuando
Harry le llamó, Harry asumió que podía irse.

El pasillo estaba vacío mientras bajaban por él.

—Mantén la voz baja, Ron —le dijo Harry con intensidad.

—Entonces lo hizo —dedujo Ron.

Harry asintió.

—Oh, Harry, esto está mal —dijo Hermione, retorciéndose las manos.

Harry se detuvo y se volvió hacia Hermione.

—Claro que no, maldita sea.

Hermione les arrastró a los dos dentro de una clase vacía cercana.

—Busqué relaciones alumno-profesor en Hogwarts —dijo después de


lanzar un hechizo de privacidad alrededor de ellos.

—¿Y? —dijo Ron.

—Y está prohibido.

Bueno, aquello no sorprendía a Harry.

—La última fue hace 20 años. Un joven llamado Curtis Reed y la


profesora de encantamientos, Florence Rivers, tuvieron una aventura —
continuó Hermione.

—¿Y qué les pasó?—Ron estaba interesado, incluso si Harry no lo


estaba.
De ninguna jodida manera Harry iba a terminar con lo que fuera que
tenía hasta ver a dónde iba. Snape parecía tener todo lo que Harry necesitaba:
Tener y Mantener 69
MONTANA DANIELS

experiencia, discreción, inteligencia, responsabilidad y mostraba preocupación


por Harry, no El Niño Que Vivió.

—Curtis fue expulsado y la profesora fue despedida.

—¿Y? —le animó Harry. Apostaba a que aquella pareja no rompió


tampoco.

—Bueno, no lo decía en “Historia de Hogwarts”, pero…

—Sabemos que lo buscaste —dijo Ron—. Suéltalo.

—Bueno, se casaron y Florence Reed…

—¿No es ella la autora de esos libros de encantamientos para hogar? —


dijo Ron—. Creo que mi madre tiene algunos.

Hermione asintió.

—Sí, y Curtis Reed trabaja en la seguridad en la ciudad donde viven, en


España. Aún están casados, tienen 5 hijos y son muy felices.

Bueno, eso era alentador. El truco estaba en no ser pillado. No debería


ser demasiado difícil con un espía Slytherin y un descendiente en parte
Slytherin de un merodeador que estaba acostumbrado a ocultar cosas. Qué
mala suerte que su forma de animago no fuera un insecto o algo igualmente
autóctono del castillo.
Hermione estaba hablando de que Curtis Reed nunca hizo los ÉXTASIS
y fue pura suerte que encontrara un trabajo.

Harry lo desestimó.

—Así que tendrá que ser un secreto —dijo Harry con un encogimiento
de hombros—. Ni que nadie fuera a creérselo, de todas maneras. Pero
estamos acostumbrados a guardar secretos.

Ron y Hermione estaban mirándole como si le hubiera crecido otra


cabeza.

—¿Qué?
Una cabeza verde con tentáculos brotándole del lateral.
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MONTANA DANIELS

—Harry —dijo Hermione con cuidado—. Hablas en serio sobre


continuar…

—Demonios, sí —dijo Harry con vehemencia—. Está dispuesto a


arriesgarse también. No voy a abandonar una oportunidad con alguien que me
desea. —Se golpeó el pecho—. A mí, Harry, no El Niño Que Vivió.

—Pero podrías conseguir algo mucho mejor, tío —dijo Ron, con su
expresión batallando entre la indignación e incredulidad.

—A lo mejor no quiero —discutió Harry—. Yo empecé esto. Los dos


sabéis como me sentía. Ahora sé que él también lo siente.
Harry no estaba exactamente seguro de lo que sentía Snape, pero sabía que
había algo ahí. El profesor de pociones no era el tipo de persona que deja que
la lujuria gobierne su vida. Snape le quería y era para algo más que sólo sexo.

—¿Qué tiene de malo intentarlo? —preguntó a sus amigos.

—¿Cómo sabes que no está intentando…?

—Ron —le interrumpió Harry—. Ya oíste a Hermione. Tendría tantos


problemas como yo, más incluso. No va a arriesgarse por un capricho.

Harry podía ver por sus expresiones de derrota que había ganado.
Ambos sabían lo terco que era. Sabía que Hermione ya no se oponía a romper
las reglas, él y Ron habían conseguido terminar con ese problema con los
años. Y Ron simplemente estaba intentando hacerse a la idea de que era
Snape.

—Mirad, no es como si fuéramos a casarnos o algo así —dijo Harry—.


Es sólo un poco, un poco…

—¿Sólo un poco qué? —quiso saber Hermione.

—Bueno, todavía no estoy seguro —admitió Harry—. Pero os lo haré


saber. ¿Vale?

Harry consiguió por fin que se movieran y volvieron a la sala común a


estudiar. De camino, Ron se inclinó acercándose a su oreja.

—Sólo os besáis, ¿verdad?


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MONTANA DANIELS

—Bueno, sí, sobre todo —dijo Harry, inseguro sobre si Ron quería
todos los detalles sangrientos.

—¿Sobre todo? —dijo Ron, con el ceño fruncido. ¿Por qué Ron sólo era
así de perspicaz cuando estaba involucrado el sexo?

—Te lo contaré más tarde.

Ron parecía más que apaciguado.

~~~~~~

Severus volvió a sus habitaciones después de la comida, inseguro sobre


si estar contento de que Granger y Weasley no aparecieran en la cena o
preocupado. Cuando encontró su sofá vacío, tuvo su respuesta.

Supongo que no se “queda”.

Severus suspiró. No tenía clase de pociones de ÉXTASIS de séptimo


año otra vez hasta el miércoles y no había posibilidad de que fuera a perseguir
al mocoso. Aunque tenía la capa de Potter…

—¿Severus?

Severus se volvió hacia la chimenea.

—Director —saludó—. ¿Qué puedo hacer por ti?

—¿Cómo está el joven Harry?

Severus frunció el ceño.

—Te lo diría si estuviera aquí, pero el mocoso debió volar cuando se


despertó.

Albus frunció el ceño.

—Ya veo. —Parecía pensativo—. Lo estás intentando, ¿no?

—Pues claro —dijo Severus con indignación—. Pero si no se queda


quieto…
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MONTANA DANIELS

—Entiendo —dijo Albus—. Insistiré en que continúe con sus lecciones


de Oclumancia.

Vaya, vaya. Eso es útil por parte del Director, ¿no?

—Eso sería lo mejor —fue todo lo que pudo decir Severus.

—Hablaré con él por la mañana y reanudarás las lecciones mañana por la


noche.

—Muy bien, Albus.

—Que pases buena noche, Severus.

—Gracias, director. Tú también.

Dumbledore desapareció de la llama y Severus suspiró otra vez, con los


ojos desviándosele hacia el sofá vacío. ¿Qué había en el mocoso que hacía que
Severus quisiera tenerle escondido del resto del mundo?

El resto del mundo no ve su sufrimiento.

Él no permite que el mundo vea su sufrimiento. Pero, ¿cómo podría


ayudarle Severus si el idiota no cooperaba?

—Debería haberle atado —refunfuñó Severus.

Esa idea tiene mérito.

Severus gruñó. La imagen de Potter atado sobre sábanas de raso verde


apareció en su mente. Iba a ser una noche larga.
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MONTANA DANIELS

—¿Qué piensas de Potter?

Draco Malfoy miró al otro lado del campo donde los Gryffindor estaban
reunidos, centrando la atención colectiva en el inútil profesor semigigante.
Entonces se volvió hacia Blaise Zabini.

—Intento no hacerlo —dijo suavemente.

—Lo digo en serio.

Ahora Draco le prestó toda su atención a Blaise.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, sinceramente, creo que está bueno.

Draco no pudo evitar un resoplido.

Blaise puso los ojos en blanco pero su mirada se desvió hacia los
Gryffindor.

—¿Le has mirado últimamente?

Draco le siguió la corriente a su mejor amigo intentando poner una


mirada pensativa. Cierto, Potter tenía rasgos llamativos pero normalmente
parecía cansado y estresado. Cuando no usaba glamour. Draco sabía de ellos.
Draco sabía mucho más de Potter de lo que mencionaría alguna vez a Blaise.
Se encogió de hombros.

—Si te va ese agotado tipo de héroe trágico.

Blaise chasqueó la lengua.


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MONTANA DANIELS

—Más allá de la fatiga —dijo con un suspiro—. Draco, eres el mago más
atractivo en Hogwarts…

—Alguien tiene que serlo.

—Pero eres mi mejor amigo y no puedo pegarte.

Draco se estremeció con dramatismo.

—Y te lo agradezco.

Blaise asintió.

—Dime que no te importaría follar con él.

Draco envió otra mirada al otro lado del césped y luego miró a su amigo.
Zabini era bastante atractivo, tan llamativo como lo era Potter con pelo
oscuro y luminosos ojos azules, pero el reciente desmadre Gryffindor de
Blaise estaba empezando a preocuparle.

—Blaise, ¿de qué estás hablando? —exigió Draco—. Medio colegio


quiere follar con Potter. Claro, que el colegio entero preferiría follar conmigo,
pero supongo que El Niño Que Vivió no sería mal consuelo. —Añadió un
suspiro dramático—. No puedo estar en todas partes a la vez.

—No será porque no lo intentas —bromeó Blaise.

Draco sonrió, luego lo comprendió.

—¿Estás pidiendo mi permiso o algo así? Si lo quieres, ve a por él.

Blaise le dirigió una mirada evaluadora.

—¿Entonces no estás interesado?

—Si lo quisiera, ¿no le habría tenido ya?

—Bueno, supongo que sí —dijo Blaise—. Es sólo que con toda vuestra
historia, pensaba que podrías querer encauzar algo de ese odio apasionado en
una dirección diferente.

Las cejas de Draco se alzaron.


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MONTANA DANIELS

—Un pensamiento interesante. —Lanzó otra mirada hacia el trío


Gryffindor, pero sacudió la cabeza—. Lo siento. No creo que suceda.

Blaise le devolvió una gran sonrisa.

Draco frunció el ceño.

—Pensaba que estabas interesado en tirarte a la comadreja.

—Eso fue un experimento. —Blaise se encogió de hombros—. Para ver


a si a los Gryff les importaba el sexo entre casas.

Draco estaba sorprendido.

—El sexo es sexo.

—Cierto —estuvo de acuerdo Blaise—. Además, Weasley no tiene ni


puta idea de besar.

La mirada de Draco se desvió hacia el trío y sus cejas se alzaron.

—¿Y qué te hace pensar que Potter sí?

—Valdría la pena averiguarlo —dijo Blaise con confianza—. Si no,


entonces diablos, al menos puedo decir que eché un polvo con El Niño Que
Vivió.

Draco parpadeó.

—Eso es bastante frívolo, ¿sabes? —dijo. Blaise siempre había sido una
persona superficial, especialmente con el sexo, pero Draco no creía que fuera
lo bastante estúpido como para subestimar a Potter.

Blaise se encogió de hombros y lanzó una mirada lasciva y predadora


hacia Potter.

—Pregúntame si me importa.

Draco estaba a punto de advertirle cuando sintió que unas manos le


rodeaban un brazo.

—¿Todavía sigue en pie lo de esta noche, Drakie?


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Draco se estremeció ante el nombre. Merlín, a veces odiaba a las chicas.


Dirigió una brillante sonrisa hacia Pansy Parkinson.

—Claro, querida mía —respondió suavemente—. Misma hora, mismo


lugar.

La cara de Pansy se iluminó y le sonrió.

No era fácil ser un dios del sexo.

~~~~~

Potter entró con cautela en el despacho de Severus la tarde siguiente.


Este sólo había visto a Harry en las horas de comer pero, aparte de un ligero
cansancio, parecía estar mejor. Le había escaneado mágicamente en la comida
y no había encontrado glamour. Así que a pesar de la falta de cooperación del
mocoso en la parte de “quedarse”, debía de haber dormido.

Severus se levantó mientras Potter entraba en la habitación y el mocoso


sacó inmediatamente la varita.

—Potter —le avisó Severus.

—Mantén las distancias —dijo Potter—. O juro que te echare un


maleficio.

Intrigado, Severus se cruzó de brazos, apoyándose en el escritorio.

—¿Hay algún problema?

—Sí —dijo Potter—. Cada vez que estoy contigo estás o besándome o
drogándome con pociones.

Tiene razón.

Ahí estaba el problema otra vez. Severus quería cuidar del idiota pero
también violarle.

Y no puedes hacer ambas cosas, ¿por qué, otra vez?


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MONTANA DANIELS

Severus frunció el ceño.

—Lo necesitas.

—Los besos están bien —dijo Potter—. Pero no necesito las pociones
todo el tiempo. No soy un bebé. He estado cuidándome yo mismo desde
que era un bebé y…

—Potter, estoy intentando ayudarte —señaló Severus—. No deberías


hacer todo tú mismo.

Potter asintió ligeramente mientras apartaba la varita.

—Ya lo sé, pero no quiero dormir todo el tiempo.

Severus se enderezó, contento de haber avanzado en esa área. Tal vez


ahora tendrían una conformidad aparente.

—He estado dándote una variedad de pociones, Potter. ¿Cómo te


sientes?

—Me siento bien. Estupendamente, en realidad.

Severus sonrió con suficiencia.

—Exactamente.

Potter le miró de reojo.

—¿Ah, sí? ¿Qué me diste?

—Un derivado simple de la Droga Reconstituyente con dos semillas de


vainilla de viento y una pizca de branquialgas.

Potter le estudió un minuto.

—¿Pueden actuar de esa forma juntos?

Severus casi le contestó mordazmente pero entonces notó el genuino


interés de Harry. Aquello le recordó que había una discusión que tenían que
tener.

—Sí —contestó—. La clorofila de la branquialga…


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—Reacciona con la flor de la vainilla de viento —dijo Potter cayendo en


la cuenta—. Ya lo pillo.

—Eso veo, y ahora me hablarás sobre este milagroso conocimiento tuyo


—dijo Severus.

Potter apartó la vista con nerviosismo.

—Quieres pasar tiempo... de calidad... conmigo, ¿no?

Aquello consiguió algo de definitivo interés mientras los ojos se le


encendían.

—Oh, sí. Quiero.

Severus sonrió.

—No me sonrías —dijo Potter molesto—. Es algo más que simples


hormonas adolescentes.

Perspicaz. Otro buen atributo que añadir a la creciente lista.

—Muy bien —estuvo de acuerdo Severus—. Podemos ver a dónde nos


lleva esta pequeña química mutua nuestra, pero no puedo recalcar lo suficiente
la importancia de la confidencialidad.

—Eso no es un problema —dijo Potter, haciendo un gesto con la mano


mientras se dejaba caer sobre una de las sillas delante del escritorio de Severus.

Severus había visto a Potter dejarse caer sobre esa silla docenas de veces
en el pasado, normalmente después de sesiones agotadoras de entrenamiento,
pero nunca le había visto tan cómodo, como si perteneciera allí.

Un par de besos consiguen eso.

—He escondido bastantes secretos —continuó Potter—. Y con mi capa,


una vez me la devuelvas —destelló una de esas sonrisas peculiares suyas—,
debería ser fácil.

—Eso puede significar más pociones curativas—señaló Severus.

—¿No estoy tomando ya ésas, para Oclumancia? —contestó—. Estoy


aquí, ¿no? Dumbledore fue muy tajante con que continuara.
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—Desde luego. —Severus observó la relajada postura de Potter con


alivio. Ahora que Harry sabía que Severus no iba a obligarle a tomar pociones,
su conducta ya no era tan rígida—. ¿Y puedes confiar en Granger y Weasley?

—¿Cómo sabes que ellos lo saben siquiera?

Severus levantó las cejas.

Potter apartó la mirada.

—Ah, sí. El laboratorio de pociones —murmuró. Volvió a mirarle,


encontrándose con la mirada de Severus con confianza—. Sí, confío en ellos.
Siempre han guardado mis secretos por mí. Y sé que Ron no contará éste.

Severus no quería saber siquiera por qué.

—Y esos otros secretos, ¿tendré que conocerlos también?

—¿Por qué?

Severus suspiró.

—Potter, he sido más o menos tu instructor personal durante un año y


medio. Si tienes habilidades que podrían hacer avanzar más tu entrenamiento,
debería conocerlas.

Potter sonrió casi engreído.

—Por lo menos sabes que sé guardar un secreto.

—Mocoso impertinente —dijo Severus, frunciendo el ceño.

Potter frunció el ceño ante su respuesta y se la devolvió.

—¿Cómo sé que tú sabrás?

Severus parpadeó.

—¿Disculpa? —dijo con indignación.

—Le hablaste a Dumbledore de mis visiones.

—Sr. Potter, ¿se le ocurrió que la razón por la que el Director está
haciéndome todas esas concesiones es porque he sido el que ha encontrado
tus problemas? ¿No sabía ya el director de las visiones?
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MONTANA DANIELS

—Hasta cierto punto. Sí —admitió Harry.

Severus asintió.

—A veces hay que sacrificar pequeñas cantidades de información para


garantizar la seguridad de la necesidad más importante.

Potter le miró fijamente.

—¿Traducción, por favor?

—Le lancé un hueso a Albus para asegurarme de que podría reclamar


para mí tu encantadora compañía.

Potter parpadeó; su expresión estaba ligeramente satisfecha.

Severus sonrió.

—Bien, esos talentos tuyos…

Potter se enderezó.

—Bueno, la habilidad en pociones surgió por necesidad —le explicó—.


No podía dormir, y no podía impedir el dolor.

Severus había presenciado el dolor transferido de las visiones. Asintió.

—Y a pesar del hecho de que tengo una gran tolerancia…


—Oh... —le interrumpió Severus—. ¿Cómo has llegado a esa
conclusión?

—Bueno, no me desmayo por eso y con la extensión en que lo he


sentido…

—¿Ah, sí? ¿Crees que conoces el dolor de primera mano?

Potter se encontró con su mirada fijamente y luego levantó las cejas.

—Voldemort no me invitó al cementerio en mi cuarto año para tomar el


té, profesor.

El labio de Severus se curvó muy ligeramente ante el sarcasmo.


Divertido, también.
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—Por lo que oí, fue para tomar tu sangre.

Harry asintió.

—Eso y para demostrar a sus subordinados que era más fuerte que yo.
Me lanzó las tres Imperdonables ese día. Sólo una de ellas funcionó.

Severus parpadeó.

—Así que usó ésa más de una vez. La primera yo estaba atado. La
segunda, él estaba cabreado porque la Imperius no funcionaba conmigo.

—Tienes un problema para obedecer.

Severus sintió alivio al ver la sonrisa peculiar otra vez. Quería los hechos
pero no quería pasar por alguna clase de terapia traumática. Severus había
oído el relato de cómo se conectaron sus varitas, así que no necesitaba que se
extendiera en eso.

Harry no se molestó en mencionarlo.

—Luego está todo el asunto de la posesión. —Potter también hizo ante


esto un gesto con la mano, como si estuviera seguro de que Severus lo sabía.

—Cuéntamelo —dijo Severus.

Harry frunció el ceño y Severus no estuvo seguro de si era porque no


quería recordarlo de nuevo, o porque no estaba seguro de si podía confiar en
él.

—¿Confías en mí, Potter? —Severus recibió un asentimiento vacilante—


. Puedo protegerte mejor, incluso del Señor Tenebroso, si conozco tu
experiencia anterior con él y cómo él te afecta.

Potter le miró fijamente, como si estuviera evaluándole. Severus volvió a


su escritorio y se sentó, apoyando los brazos sobre la superficie.

Se encontró con la mirada de Harry y la sostuvo.

—Cuando estés preparado.

Después de un profundo suspiro, Potter se lo contó. Todo, desde


cuando el Señor Tenebroso había tocado su cara en el cementerio y él había
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pensado que le iba a explotar la cabeza, hasta ver cosas en la mente de Nagini.
Severus escuchó atento en silencio, alzando las cejas de vez en cuando.

Entonces Harry llegó al punto en que Voldemort le poseyó en su quinto


año en el Ministerio.

—Sólo quería morir para terminar con el dolor. Era peor que la
Cruciatus. Y me sentía como si la muerte fuera lo único capaz de detenerlo.
Voldemort desafió a Dumbledore a matarme allí matándole a él también, pero
Dumbledore no pudo.

Fascinado ahora, Severus le animó:

—Entonces, ¿qué pasó?

—Pensé en Sirius.

Maldito perro. Siempre interfiriendo.

—Y todo lo que intentó hacer por mí. Cómo siempre venía corriendo a
ayudarme. Casi le matan intentando salvarme en el Ministerio hace dos años.
Dumbledore dijo que fue el amor. El amor que yo sentí. Dijo que Voldemort
no pudo soportar estar dentro de mí en ese momento y que por eso dejó mi
cuerpo.

Vale. Podemos reconocer que Harry tiene experiencia con enormes cantidades de
dolor.

—¿No crees al director?

—Supongo que tengo que creerle. —Harry miraba fijamente a ninguna


parte, con expresión seria pero no angustiada—. No tengo mucha experiencia
con el amor —continuó—. Aparte de mis amigos, Sirius es la única persona
que me importa profundamente. Ha sido lo más cercano a un padre que
alguna vez he tenido.

Ése es un pensamiento espantoso. Pero por lo menos no era el propio James Potter.

Severus tuvo que estar de acuerdo. Con todo lo que le había pasado al
chico, era un milagro que no estuviera en San Mungo.

Buena constitución, fuerte, sólida.


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—Muy bien. Esos talentos tuyos aparte de las pociones…

—Nos hemos centrado en su mayor parte en hechizos y encantamientos


que podría utilizar en la batalla. Puedo hacer todos los hechizos del libro de
Aldnton.

—¿En serio?—Una ceja se arqueó en sorpresa. Severus estaba


impresionado a su pesar.

Impresionante, desde luego.

—Sí, y puedo bloquear cualquier cosa que me lance Hermione —dijo


Harry sonriendo.

Severus frunció el ceño ante la manifestación de arrogancia.

—Orgulloso, ¿eh?

La sonrisa desapareció de la cara de Potter y la máscara se puso en su


lugar.

—Pues claro. Me he acostumbrado tanto a que me den palmaditas en la


espalda y me elogien, que me sale de forma natural.

—Potter…

—Ése es el motivo por el que me lo he guardado todo, por miedo a que


mi cabeza se hinchara tanto que…

—¡Potter!

El mocoso detuvo su perorata y le miró fríamente.

—No tienes que ser tan susceptible —le dijo Severus—. Si digo algo que
encuentras ofensivo, di algo.

Las viejas costumbres nunca mueren.

—Creía que es lo que acabo de hacer —replicó Potter, alzando su


barbilla, con expresión ilegible.

—No, te pusiste en modo defensivo.

Harry parpadeó.
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—¿Eso es lo que he hecho?

—Eso diría.

—Pensaba que te gustaba el sarcasmo —dijo con suspicacia.

—Puedo apreciarlo, pero no cuando está enmascarando amargura y


cinismo.

Harry apartó la mirada.

—Lo siento —murmuró—. La historia de mi vida.

Severus se incorporó, y le levantó la cara con los dedos.

—La autocompasión tampoco te queda bien, Potter.

Se encogió de hombros, pero había una brecha en la máscara.

Hora de desviar la conversación.

Por una vez Severus quería discutir con su voz interior. Quería quitarle
de nuevo esa maldita máscara a besos.

Severus vio reflejado en aquella mirada verde lo que estaba pensando.

Los labios de Harry se curvaron en una ligera sonrisa.

—¿Qué sugerirías?

¿Estaba siendo malicioso o sencillamente provocativo?

—¿Qué tal si volvemos al tema entre manos? —sugirió Severus—¿Me


permitirás examinarte de esas habilidades defensivas?

La sonrisa se convirtió en un ceño fruncido y Severus se preguntó si era


porque había soltado la cara de Harry o por la sugerencia de volver al trabajo.

Harry cedió.

—Claro. Eso sería divertido.

—Tengo bastante más experiencia que la Srta. Granger, Potter. Espero


demostrar ser más un desafío que una diversión.
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Severus había querido que fuera una pulla pero recibió aquella peculiar
sonrisa de Potter.

—¿Qué más?—preguntó Severus.

Potter se encogió de hombros.

—Aparte de eso, he practicado encantamientos avanzados y algo de


transformaciones.

Muy bien equilibrado.

—Eso cubre los aspectos importantes de tu educación —murmuró


Severus. Después de un momento, algo más se le ocurrió. Lanzó una mirada
suspicaz a Harry—. Dominas la transformación animágica, ¿verdad?

Harry se iluminó.

—Sí. ¿Quieres verlo?

A Severus no le sorprendió.

—No, no —dijo con rapidez—. Aún estás débil por la fatiga. No querría
arriesgarte a una transformación.

Harry parecía decepcionado.

—No estoy tan débil —dijo, con lo que podía haber sido un puchero.

Te hace querer mordisquearle ese labio inferior.

Severus ignoró la voz, preguntándose si Harry quería fanfarronear, pero


entonces lo reconsideró al tener en cuenta la perorata anterior. Había
mantenido todo aquello encerrado en una botella y un pequeño elogio no
vendría mal.

—Aunque estoy impresionado —dijo Severus, y la expresión de Harry se


iluminó otra vez—. Cuéntamelo —le animó.

—Hermione buscó la mayoría y me ayudó con los encantamientos


correctos de iniciación.

Severus asintió.
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—Y… —le animó.

—Bueno, al principio tenía miedo de terminar como una serpiente, con


lo de Voldemort y Nagini y todo eso. Luego estaba seguro de que sería un
ciervo como mi…

—Una forma animaga no siempre asume la misma forma de un


patronus.

—Eso descubrí.

—Suéltalo ya, Potter.

Harry sonrió.

—Pantera negra.

Severus sonrió.

—No seas absurdo, Potter, no existe semejante cosa.

La sonrisa peculiar se ensanchó entonces.

—Eso es lo que dijo Hermione cuando Ron la llamó así.

—Estoy seguro de que la enciclopedia andante Gryffindor te sacó del


error de ese hecho.
—Sí, bueno, tardamos un par de horas, pero decidimos que era un
jaguar.

—De la variedad de melanismo, imagino —dijo Severus considerando la


información.

—¿Eh?

Severus levantó la mirada y sonrió.

—Negro, Potter, ¿no te explicó eso Granger?

—Oh, sí—volvió la cara tímidamente.

—Aunque es muy interesante.


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—Sí, de acuerdo con lo que averiguamos, podría aplastar la cabeza de


Voldemort con mis mandíbulas si me acercara lo suficiente.

¿No sería eso gracioso?

—Bueno, ahí está el reto, ¿no? —replicó Severus—. No te dejaría


acercarte a menos de un metro antes de transformar tu gran gato en un gatito.
Luego, siendo el malo Señor Maligno que es, en seguida te aplastaría bajo su
talón.

Harry hizo una mueca de dolor ante la vívida imagen.

—Sí, eso lo sé. Aunque es una fantasía agradable.

—Creía que un chico de 17 años tendría fantasías más interesantes —


murmuró Severus y tuvo que admirar el color que cubrió la cara de Harry.

Se sonroja tan bien.

—Bueno, cuando Vold… quiero decir el Señor Tenebroso está en mi


cabeza la mitad del tiempo, es difícil. Pero las he tenido mejores últimamente.
—La sonrisa estaba de vuelta.

Maldita sea.

¿Cómo podía haber olvidado aquello Severus? Si acaso, eso sería lo que
podría mantenerle lejos de su Harry.
Vaya, vaya, ya te has puesto posesivo. ¿Y cuándo se convirtió en Harry?

—¿Qué? —preguntó Potter con curiosidad.

Aparentemente su expresión había traicionado su preocupación.

—Potter, el Señor Tenebroso no puede descubrir nada de lo que hemos


hecho.

—No lo hará.

—¿Cómo puedes estar seguro?

—Porque, cuando estoy despierto, puedo sentirle si intenta entrar —le


dijo Harry—. Sólo cuando estoy dormido o especialmente débil es cuando…
Tener y Mantener 88
MONTANA DANIELS

Severus sacudió la cabeza con tristeza.

—No te pondré en peligro.

Sí, y te convertirías en el cebo de Harry más rápido de lo que puedas decir “Comida
para Nagini”.

—¿Qué?—Harry parecía perplejo.

—A lo mejor esto era una mala idea…

Potter se levantó de un salto, sorprendiendo a Severus.

—Espera un minuto. ¿Estás preparado para arriesgar tu trabajo y todo lo


demás para estar conmigo, pero menciono al Señor Tenebroso y te pones
aprensivo de repente?

—Potter —le avisó Severus.

—No —insistió Harry—. Lo siento, pero Voldemort ha arruinado todo


lo demás en mi vida, no voy a permitir que arruine esto.

—Potter…

—Tendré suerte si vivo hasta la graduación así que no voy a perderme


una porción de vida cuando se me presenta la ocasión. —Hizo una pausa para
respirar y Severus no pudo evitar notar su pecho jadeante—. Y-y, si ya no
estás interesado, bueno, entonces-entonces encontraré otro mortífago con
quien tener sexo.

Bueno, eso es inaceptable.

Harry se cruzó de brazos, mirándole enfurecido sobre el escritorio y


Severus no pudo evitarlo. Estalló en carcajadas. A pesar de que aquella teoría
particular fuese uno de sus mayores miedos, la apasionada diatriba de Harry
era simplemente demasiado adorable.

—Ven aquí —ordenó Severus, y Potter lo hizo sin vacilación o miedo.


De hecho, su barbilla se levantó en desafío.

Severus se levantó y agarró la expresiva cara de Potter. Entonces le besó,


haciéndole olvidarse de todo excepto de él. Para cuando Severus levantó la
cabeza, Harry estaba aferrado a él y jadeaba. Miró los moratones que había
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MONTANA DANIELS

dejado otra vez en la garganta de Harry. Debía ser que al mocoso le salían
moratones fácilmente.

Admítelo. Te gusta que tenga tu marca.

Severus lo ignoró y apartó a Potter por los hombros.


Realmente necesitaban trabajar algo. Severus necesitaba saber cuánto podía
protegerse Harry.

—Vale, vamos a revisar tu Oclumancia.

Potter se estabilizó, un poco desorientado por el repentino cambio de


ambiente. Severus le soltó y puso algo de distancia entre ellos.

—Te lo he dicho —dijo Harry, mirándole con extrañeza—. Yo no…

Severus no le dio oportunidad para acabar. Sacó la varita.

—Legilimens.

Por un momento hubo un flash de algo, podría haber sido un recuerdo,


podría haber sido una emoción. Severus no podía verlo, para entonces ya
había desaparecido. Todo lo que quedaba era nada.

—Muy bien, Potter.

—Como intenté decirle, solo puede entrar cuando estoy cansado o


durmiendo.

Severus asintió.

—Quizás se nos ocurra una poción —dijo Severus, dando varios


pasos—. Algo menos adictivo que la que haces. Más tolerable para uso
frecuente.

Potter se animó.

—Empecé algo, pero nunca pude pasar de cierta etapa.

Severus se volvió hacia él otra vez.

—¿De veras?
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MONTANA DANIELS

—Sí. Empecé con una base de gusamoco y he estado trabajando a partir


de ahí pero no parece mantenerse estable sin hacerlo adictivo.

Severus estuvo de acuerdo.

—Es muy difícil evitar usar gusamocos en una pócima para dormir.

Potter asintió.

—Entonces, ¿me ayudarás?

Había tanta esperanza en esa petición que Severus quiso maldecir a quien
hubiera hecho caso omiso de las necesidades del chico.

Mírate en un espejo.

Severus ignoró la voz, teniendo toda la intención de restituirla. Se puso


delante del chico otra vez y levantó su cara con un toque gentil.

—Potter, ¿no has prestado atención a nada de lo que he dicho? —dijo


Severus con suavidad. Con más convicción, añadió—: Quiero ayudarte. Voy a
ayudarte.

Harry asintió, levantando la vista con ojos verdes sin mascara alguna.

—¿Y me besarás otra vez? —susurró. Potter se agarró a la parte


delantera de la túnica de Severus, con la cabeza inclinada, ofreciendo su dulce
boca.

—Se supone que estamos trabajando, Potter —dijo Severus


bruscamente. Recordar el sabor de esos labios no le ayudaba. Parecía que su
mente no era suya cuando Harry estaba en la habitación. Era arrastrado
continuamente hacia el mocoso.

—¿Un incentivo? —dijo Potter, su aliento contra la boca de Severus.

He oído cosas muy buenas sobre programas de incentivos.

Mientras Severus aplastaba su boca sobre la de Potter, intentó recordar


por qué había pensado que aquello podía estar incluso remotamente mal.
Semejante perfección sólo podía ser un regalo de los dioses. Sintió unas
manos sobre su piel y se apartó. Potter había abierto su túnica y la mitad de
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MONTANA DANIELS

los botones de su camisa. Unos dedos curiosos jugaban sobre su pecho, sobre
sus pezones, que se endurecieron bajo su toque.

Gimiendo, hizo volver a Harry contra el escritorio y casi desgarró la


camiseta de su suave cuerpo. Los músculos cubiertos de satén se tensaron
bajo sus yemas mientras exploraba el pecho de Harry con la mano. Se arqueó
y gimió, y Severus bajó su boca hacia su lugar favorito de la garganta de Harry.

Levantando la cabeza, atrajo a Harry hacia sí, con sus pechos desnudos
frotándose juntos. Potter gimió y le atacó otra vez con la boca, besando
fervorosamente a Severus mientras tiraba torpemente de su túnica.

—Guau —jadeó Severus, apartándose—. Más despacio.

Potter pareció confuso por un momento, y luego alargó la mano hacia la


cara de Severus otra vez.

—En caso de que se te haya escapado ese detalle, Potter, estamos en mi


despacho.

—¿Qué, ninguna perversa fantasía de poseerme sobre tu escritorio?

Severus parpadeó de sorpresa.

—¿No? Oh, a lo mejor te va estar debajo.

Severus parpadeó otra vez y luego sonrió. Le besó de inmediato para


quitarle a los labios hinchados de Potter la expresión de satisfacción.

—Vale. No te va estar debajo —dijo Harry, la voz ronca con pasión—.


Entonces, ¿cuál es el problema? No es como si fuera virgen.

Los ojos de Severus se movieron sobre la cara de Harry, con los dedos
delineando los delicados ángulos de su mandíbula y mejilla. Luego se encontró
con la mirada verde.

—¿No?

Potter apartó la mirada.

—Bueno, no exactamente.
Severus giró la cara.
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—¿Qué quieres decir con “no exactamente”?

—Bueno, he estado con una chica, bueno, mujer.

La ceja de Snape se alzó.

—¿Una de tus varias conquistas?—No pudo evitar la sonrisa.

Potter frunció el ceño.

—Oh, sí. Eso es. Hacen cola por mí, ¿no lo sabías?

Ahí está ese sarcasmo defensivo otra vez.

—Potter, ¿piensas que me creo todo lo que leo?

Severus seguía sujetando la cara de Harry así que éste desvió la mirada.

—No puedo estar a la altura de mi sórdida reputación.

—Sí, lo recuerdo. Así que, ¿cuál es la verdad? —curioseó Severus.


Continuó con la lenta caricia sobre la cara de Harry y él se inclinó ante el
toque—. ¿Cómo se llamaba?

Potter suspiró.

—Helen o Helene o…

—¿No te acuerdas? —dijo Severus con diversión.

Los ojos de Potter se abrieron y su barbilla se alzó, luego suspiró


resignado.

—De hecho, no —admitió—. Sirius no quería que muriera virgen así


que me llevó a un, un...

Severus parpadeó.

—¿Estás diciéndome que te compró una mujer?

—Sólo por un par de horas. —Hizo una pausa—. Bueno, una hora.

Severus dio un resoplido.

—No creo que fuera muy buena —refunfuñó Harry—. Pero tal vez era
yo.
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MONTANA DANIELS

Severus le contempló. Recordaba cómo era cuando sus propias


preferencias no estaban claras.

—¿Se te ocurrió alguna vez que a lo mejor las mujeres no eran de tu


preferencia?

—Bueno, sí, pero no hasta después de que tú... —Harry se cortó y


apartó la mirada; obviamente no quería haber revelado tanto.

—¿Estás insinuando que soy el primer hombre...?

Potter miró ahora.

—Habría ido a un...

—¿Cuándo? —le retó Severus—. ¿Cuándo ese chucho tuyo te llevara a


un gigoló? Eso probablemente te habría cerrado completamente al sexo.

—Podrías no mencionar sexo y Sirius al mismo tiempo, por favor.

No podría estar más de acuerdo.

Severus sonrió.

—Creo que podré conseguirlo.

Harry sonrió otra vez, pareciendo absolutamente libertino, con los labios
rojos por el beso y el pelo despeinado. Medio desnudo en los brazos de
Severus, sería muy fácil para Harry coaccionar a Severus para que estuviera de
acuerdo con cualquier cosa.

—Mientras estés de humor complaciente...

Severus frunció el ceño, preguntándose si Potter había aprendido


Legilimancia cuando él no miraba.

—¿Qué?

—A lo mejor podrías conseguir besarme un poco más —sugirió.

Eres el primer hombre en tocarle. Nadie más ha sentido esas respuestas, oído esos
sonidos exquisitos de deseo.
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MONTANA DANIELS

Los pensamientos captaron casi toda la atención de Severus y su cuerpo


respondió de forma entusiasta. Ofreció poca resistencia mientras Harry
conseguía por fin quitarle la túnica por los hombros. Dispuso de la camisa con
rapidez después de aquello y, luego, la sensación de las manos de Harry por su
espalda y costados acaparó sus sentidos.

Ilustración de Mavitomo
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MONTANA DANIELS

Mientras Severus empezaba a explorar el pecho de Harry con la boca,


sintió unos dedos en el cierre del pantalón. Potter gimió, pero Severus no
sabía si era por la succión del pezón por parte de Severus o de frustración.

—Quiero tocarte —murmuró Harry contra el pelo de Severus.

—Aquí no —dijo Severus, moviendo la boca alrededor del hombro de


Harry.

La cabeza de Potter cayó atrás otra vez mientras Severus movía la lengua
por su garganta de nuevo.

—¿Suelo? ¿Sofá? ¿Cama? ¿Dónde?

Severus levantó la cabeza otra vez, y levantó con las manos de nuevo la
cara de Potter. Recorrió su frente, apartando el flequillo de la cicatriz.

—Estamos ansiosos, ¿eh?

La mirada verde se encontró con la suya y Severus se asustó de la


confianza que había en ellos. Asintió.

—Sí. ¿Tú no quieres?

—No tienes ni idea —dijo Severus sin darse cuenta pero fue
recompensado con una sonrisa—. Pero...

El brazo de Severus ardió y éste gruñó, apartándose de Potter y


apretándose el brazo izquierdo contra el pecho. Sorprendido al ver a Potter en
el suelo, se arrodilló a su lado.

—¿Qué pasa?

Entonces notó que la mano de Harry estaba presionada contra la frente.

—¿Te duele cuando llama a sus mortífagos? —preguntó Severus con


preocupación.

—Nunca estuve seguro —dijo Harry—. Pero a veces parecía dolerme


sin ninguna razón.

Severus asintió. Aquella era la primera vez que estaba en presencia de


Potter cuando le llamaba el Señor Tenebroso, así que era razonable asumir
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que cuando el Señor Tenebroso llamaba a sus seguidores a Potter le dolía la


cicatriz.

Ayudó a Potter a levantarse, y luego recogió su camisa y túnica, que


habían sido desechadas.

—Vístete, Potter —le dijo Severus—. Tengo que irme.

Potter reparó mágicamente su destrozada camiseta y se la puso por la


cabeza.

—¿Estás seguro de que deberías ir?

—Tengo que irme, Potter—dijo Snape con brusquedad—. Nos ha


llamado. —Severus se enderezó la túnica y miró a Potter, quien le miraba en
silencio—. ¿A qué estás esperando?

—Yo, yo, um...

—Escúpelo, Potter.

—Vale. —Harry se dio la vuelta, se movió hacia la puerta y esperó hasta


que Severus desbloqueó la habitación. Se volvió, la cara de un extraño miró a
Severus—. Tenga cuidado, profesor.

Severus vio a Potter irse.

Estaba preocupado por ti.

A Severus le caldeó ese pensamiento mientras cogía un puñado de


polvos flú y lo tiraba a la chimenea.

El director no tardó mucho en contestar.

—Ah, Severus —dijo Albus en tono agradable—. ¿Cómo fue tu sesión


con Harry?

—Tendré que contártelo más tarde, director. He sido convocado.

La cara de Albus se tornó en pesar preocupado.

—Oh, Dios mío. Tendrás cuidado, ¿no?

Lo mismo de todas las veces.


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MONTANA DANIELS

Severus asintió.

—Debo irme.

—Hasta luego.

Severus se apartó de la chimenea, recogió sus cosas y dejó las


mazmorras.

~~~~~

Harry se convenció a sí mismo de que Snape estaba de mal humor


porque Voldemort le había llamado. Habían cubierto tanto terreno que sería
inconcebible que se volviera tan frío tan de repente.

Sí, tenía que ser eso.

Pensó en la tarde. Había sido maravillosa. Y podía confiar en Snape.


Ahora lo sabía. Snape protegería sus secretos y estaría ahí para él. Snape le
ayudaría con las pociones y las defensas, y podría tener todos los besos que
quisiera.

Y más que besos. Harry no podía esperar a aquello. Snape ni siquiera


parecía decepcionado por el hecho de que Harry no tuviera mucha
experiencia. De hecho, parecía encantado.

Y había hecho reír a Snape. Harry sabía que Snape tenía un sentido
extraño del humor, oscuro y sarcástico. ¿Quién sabía que también tenía uno
subido de tono?

Y también había más. Harry estaba seguro. Quería saberlo todo. Quería
saber todo lo que pudiera saberse de Severus Snape.
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Cuanto más avanzaba por las mazmorras, más preocupado estaba. Sus
pensamientos se dirigieron de la reflexión al presente y le golpeó el hecho de
que Voldemort hubiera llamado a sus mortífagos. Y Severus se había ido.

Harry había tenido varias visiones de algunas de las maravillosas cosas que
Voldemort hacía con sus mortífagos y el pensamiento de que Severus estaba
con ellos hizo que le recorriese un terror glacial.

Por supuesto que Severus llevaba siendo espía muchos años y siempre
había conseguido engañar a Voldemort pero ¿y si fallaba su Oclumancia? ¿Y si
Voldemort descubría que él y Severus se habían besado? Que casi habían…

Harry miró a su alrededor.


—Maldición —murmuró. ¿Dónde diablos estaba? Había estado tan
absorto en sus pensamientos que debía haber tomado la curva equivocada.
Volvió sobre sus pasos hasta que reconoció algunas estatuas y tomó la curva
correcta, que le llevaría a las escaleras, fuera de las mazmorras.

Intentó despejar su mente como Severus le había enseñado, pero eso


sólo llevó sus pensamientos hacia él. Cada vez que Snape se reunía con
Voldemort, podría ser la última.

Tal vez si hablaba con Dumbledore…

Pero entonces Dumbledore sospecharía. Después de todo, apenas eran


capaces de tolerarse el uno al otro. Incluso ahora, ninguno le había dicho a
nadie que su odio se había convertido en una especie de respeto mutuo. Y
ahora aquello.
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—Potter.

Un cuerpo se movió para bloquear su camino. Maldición, no le convenía


otra vez.

Harry levantó la vista y reconoció a Blaise Zabini, luego miró


rápidamente a su alrededor para revisar el área. Aliviado al ver que el Slytherin
estaba solo, volvió a prestarle atención.

—Zabini —dijo simplemente.

—¿Qué estás haciendo aquí abajo solito y desamparado por la noche? —


La voz de Zabini era sugestiva y casi alegre. Harry miró a su alrededor otra
vez esperando que varios Slytherin se abalanzaran sobre él.

Harry se obligó a estremecerse y continuó con la excusa preparada.

—Pociones curativas.

Zabini pareció sorprendido por un momento.

—¿Tienes clases de pociones curativas?

—Eh..., sí—admitió Harry.

Zabini parecía confuso.

—Pero estás en la clase de EXTASIS.

Harry pensó rápido.

—Pero necesito ayuda extra. Dumbledore quiere que dé clases de


pociones para que… —Harry se detuvo y fulminó con la mirada a Zabini—.
¿Por qué te estoy dando explicaciones? —murmuró para nadie en particular.
Se movió para dar la vuelta pero Zabini le cogió del brazo.

—Espera —dijo—. Lo siento. Es sólo que me sorprendió. No creía que


Snape fuera a soportar algo así.

Harry no pudo evitar sonreír.

—No he dicho que Snape lo encuentre “agradable”.

Zabini sonrió, lo cual sorprendió a Harry.


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—Apuesto a que no —dijo.

—Bueno, ahora que eso está resuelto —dijo Harry, apartando el brazo—
saldré de aquí ahora.

—Espera.

Harry se volvió.

—¿Qué?—preguntó con exasperación.

Zabini se acercó más.

—¿Qué quieres, Zabini?

Zabini levantó una mano y tocó la cara de Harry, y sus ojos se


iluminaron de repente hambrientos. Harry parpadeó confundido por un
momento y luego cayó en la cuenta.

Dio un resoplido, apartó la mano de Zabini y dio un paso atrás.

—Muy gracioso, Zabini —dijo Harry—. Puedes decirle a Malfoy que no


soy tan estúpido.

Zabini parecía perplejo.

—Esto no tiene nada que ver con Draco.


Harry continuó retrocediendo.

—¿De veras? —dijo Harry sin convicción, manteniendo el contacto


visual. Sabía que no debía darle la espalda a un Slytherin. Entonces recordó a
Ron.

Sus ojos se abrieron como platos.

—Ah, ahora lo veo. Simplemente estás completando tu lista de


Gryffindors.

Zabini sonrió, parecía encantado de que Harry hubiera caído en la


cuenta.

—En cierto modo —dijo—. Sólo allanaba el camino hacia ti, Harry.

Dios, menudo chiste.


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MONTANA DANIELS

Zabini continúo siguiendo a Harry lentamente mientras este retrocedía.

—No tienes nada serio con nadie, ¿verdad? —preguntó Zabini—.


Aunque parece bastante dudoso, ya que todo el colegio lo sabría.

Harry se preguntó si tenía que responder a esa pregunta siquiera. Un giro


más y podría escapar de las mazmorras y de aquella extraña conversación
surrealista.

—No, la verdad —respondió de todas maneras Harry.

—Esa cosa en tu cuello necesita una explicación, entonces —dijo Zabini


con mordacidad.

La mano de Harry fue hacia su garganta y luchó contra la sonrisa que


quería extenderse por su cara. En vez de eso, le frunció el ceño a Zabini.

—No eres mi madre, Zabini. No necesito explicarte mis aventuras.

—No, no lo necesitas. —Zabini apartó la idea a un lado—. Sólo estoy


diciendo que si es serio, entonces, ¿cómo explicarás tu sórdido encuentro
conmigo?

Harry tuvo que reírse. ¿Qué se proponía?

—No tengo ese problema, Zabini —le dijo Harry—. Primero, esto —
Indicó su cuello— no es serio. Segundo, no estoy interesado, así que no,
gracias. —Miró con gratitud las escaleras. Por fin—. Lo siento. —Agitó la
mano—. Tengo que irme.

—Potter... Harry.

—Además —dijo Harry volviendo la cabeza mientras tomaba las


escaleras—, Ron dice que no besas demasiado bien.

Complacido con la pulla como despedida, Harry no vio la expresión de


furia abyecta que pasó por la cara de Blaise Zabini.

Antes de darse cuenta, estaba delante de la Dama Gorda. Era demasiado


esperar que Ron y Hermione se hubieran ido a la cama. Estaban preparados
para abalanzarse cuando Harry entró en la sala común.
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MONTANA DANIELS

La preocupación de Harry por Snape era evidente y sus amigos hicieron


todo lo posible para convencerle de que Snape sabía lo que hacía. No
mencionó el episodio con Zabini. De todas maneras, probablemente era algún
reto raro inducido por Malfoy, así que no tenía sentido.

El problema principal era intentar dormir. Ron y Hermione intentaron


que se tomara una poción. Harry se resistió porque, si Voldemort estaba
tramando algo, entonces quizás lo vería y podría alertar a Dumbledore si era
necesario.

Pero también necesitaba dormir. Si terminaba en un estado de


agotamiento y Severus lo descubría, entonces Harry sería obligado sin duda a
tomar pociones otra vez.
Sin embargo, ganaron sus amigos, como sucedía con frecuencia, al atacar
en grupo. Ron tomó el frasco de la mano de Harry después de que éste se
hubo bebido el brebaje.

Harry sintió los efectos en unos momentos.

—Oh, y Harry —susurró Hermione en su oreja.

—¿Mm? ¿Qué? —dijo, soñoliento.

—Quizá quieras curar ese chupetón por la mañana —le dijo, pero había
diversión en su voz.

Harry tocó distraídamente el lugar en su garganta y sonrió.

—No sé —murmuró—. En cierto modo, me gusta.

Ron y Hermione le ayudaron a ir a su cama. Ron le quitó los zapatos


mientras Hermione le quitaba la túnica.

—Tal vez, pero hace que la gente se pregunte cómo te lo hiciste —


señaló Hermione.

Ron dio un resoplido.

—Sí —estuvo de acuerdo—. Y al tratarse de ti, habrá todo un escándalo


al respecto. Y todos querrán saber quién es la misteriosa persona y…
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—Ya lo pillo —refunfuñó Harry, frunciendo el ceño—. ¿Lo harías tú,


Hermione?

Hermione le tiró de espaldas y Harry sintió que le levantaban sus pies


sobre la cama. Sus ojos se cerraron y sintió un beso sobre la frente. El lugar de
su cuello le cosquilleó mientras el moratón era curado.

—No te preocupes —susurró Hermione contra su oreja otra vez—.


Estoy segura de que Snape te hará otro pronto. Parece que le gusta este lugar
en particular.

Harry sintió que se le formaba una sonrisa en la boca.

—No necesitaba oír eso —murmuró Ron.

~~~~~

—Severus, quédate.

Severus reprimió un estremecimiento y asintió. Los demás mortífagos


salieron en fila de la sala de reuniones, la cual era poco más que un salón vacío
con un trono. El Señor Tenebroso había adquirido un castillo para las
reuniones. Nadie sabía con precisión dónde estaba, ya que todos ellos
aparecían ante él, pero la arquitectura del castillo sugería que estaban en
Inglaterra en vez de Escocia.

—Mi señor —dijo Severus cuando estuvieron solos.

El Señor Tenebroso indicó que se acercara y Severus se aproximó con


inquietud. Sus barreras mentales estaban al máximo, pero no le ayudarían si el
Señor Tenebroso estaba de humor vengativo.

Que hubiera despachado a sus seguidores era una buena indicación de


que Severus no iba a ser torturado. El Señor Tenebroso quería audiencia para
eso.

—¿Potter está muy unido a alguien? —preguntó el Señor Tenebroso sin


preámbulos—. Sospecho que hay alguien por quien tiene sentimientos fuertes.
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—¿Sí? ¿Cómo…?

Agitó la mano ante la pregunta.

—Tengo mis medios.

Severus ocultó una sonrisa. Ahora se hacía una idea. De no haberse


abierto Potter a él, Severus habría estado completamente desconcertado. Se
estremeció sólo de pensar en lo que podría estar planeando el Señor
Tenebroso.

Severus mostró una expresión pensativa.

—Ya es consciente de Black y los amigos de Potter…

—Quiero decir de naturaleza romántica —especificó el Señor Tenebroso


con impaciencia.

Severus suspiró mentalmente.

—No, que yo sepa, mi señor. Él…

—Hay alguien —insistió—. Lo sé. Averigua de quién está enamorado el


chico, Severus. Descubre quién es.

—Como desee. Eh... ¿Un cebo, mi señor?

—Tal vez. Vete.

Severus sabía que no debía presionarle.

—Sí, amo. —Se inclinó y se retiró.

Severus dejó la sala de audiencias mascullando silenciosamente sobre


lunáticos obsesivos.

Aunque tú mismo estás un poco obsesionado respecto a Harry Potter, ¿no?

Severus no sintió la necesidad de señalar a la irritante voz que no estaba


obsesionado, estaba atraído. Y no importaba porque el sentimiento era mutuo.
Sin embargo, estaba complacido con su propia habilidad para la Oclumancia,
porque había mantenido al Señor tenebroso fuera de su mente otra vez. Si
descubría que Harry Potter era su... su…
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¿Qué? ¿Novio? ¿Amante?

Severus no tuvo la oportunidad de pensar una respuesta ya que una


figura se colocó a su lado mientras se alejaba del castillo. La altura y
complexión sugerían que la figura era Lucius Malfoy.

Maravilloso.

—¿Quieres tomar algo? —Era Lucius.

—Es tarde —replicó Severus—. Tengo que volver a Hogwarts.

—No es muy tarde. —Malfoy tomó su brazo y le hizo detenerse—.


Vuelve a la Mansión conmigo. Tómate algo —le instó.

Severus le miró a los ojos, el único rasgo visible a través de la máscara, y


vio determinación, esperanza y un destello de desesperación. Si por algo se
caracterizaba Lucius era por ser persuasivo. También era lo bastante astuto
como para idear cualquier razón necesaria para estar a solas con él.

Podría ser una prueba.

¿Severus estaba bajo sospecha otra vez?

Resignado, Severus estuvo de acuerdo y se centró en Lucius mientras


éste los aparecía a ambos a través de las barreras hacia la Mansión Malfoy.

~~~~~

Severus se relajó en el sofá de piel del estudio de Lucius y tomó la copa


de coñac que se le ofrecía. Lucius tomó un buen trago de su vaso y empezó a
caminar de un lado a otro.

Algo andaba muy mal.

—¿Qué ocurre, Lucius? —preguntó Severus en el acto.

—El amo está preparado para iniciar a Draco.

Sorpresa.
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—¿Tan pronto?—Aquello alarmó a Severus. No quería que Draco fuera


parte de aquel monstruoso culto, pero imaginaba que Lucius estaría
encantado. Lucius parecía lejos de estar complacido.

—Sí. Cree que, de tener a Draco como mortífago, puede tener una
oportunidad mejor de capturar a Potter. —La expresión desdeñosa estuvo
presente mientras Lucius gruñía.

Lo cual era absurdo, por supuesto.

—Pero se desprecian el uno al otro —dijo simplemente Severus—. Eso


lo sabes.

—Claro que lo sé —dijo Lucius con brusquedad—. Pero las


percepciones y opiniones del amo están distorsionadas y son ilógicas cuando
tienen que ver con Potter. Parece pensar que Draco puede tener más de una
oportunidad de acercarse lo suficiente a él, de engañarle.

Potter era demasiado inteligente para eso, afortunadamente.

—¿Y tú qué crees? —preguntó Severus.

—Creo que es ridículo—estuvo de acuerdo Lucius—. Si Potter fuera tan


estúpido o tan crédulo, ya estaría muerto.

—¿Pero? —le animó Severus, al intuir que había uno.


—Pero el amo insiste en que Draco podría... —Lucius hizo una
mueca— seducirle.

Aquello captó la atención de Severus. ¿Draco? ¿Seducir a Harry? Eso


nunca ocurriría, pero el pensamiento de Draco intentándolo, tocando a su
Harry…

Severus controló sus pensamientos y dominó su expresión.

—Es bien sabido que tu hijo es un predador sexual. Puede, y lo hace,


acostarse con cualquiera en el colegio —se atrevió a bromear Severus—.
Deberías estar orgulloso. Incluso ha superado tus hazañas.

Lucius no pudo evitar sonreír pero Severus tuvo la impresión de que


había más. Tenía razón.
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MONTANA DANIELS

—Quiero a mi hijo a salvo, Severus —dijo enfáticamente—. Mi destino


está atado al Señor Tenebroso. Narcisa no ve lo maniáticamente obsesionado
que se ha vuelto el amo con Potter desde lo del Ministerio. —Lucius tomó
otro gran trago de su bebida—. Aceptaré la derrota con nuestro Señor, pero
haré todo lo que esté en mi poder para mantener a mi Dragón fuera de esta
guerra, la cual he empezado a cuestionar.

Severus parpadeó. Habría declarado rotundamente que cuestionaba las


metas del Señor Tenebroso.

—¿Por qué estás diciéndome esto, Lucius?

—Severus, antes éramos amigos —dijo Lucius, volviéndose para


enfrentarse a él—. Éramos íntimos. Eres el padrino de Draco.
—Sabes que haría…

—Ya lo sé, Severus —le interrumpió Lucius con un suspiro—, pero


quiero que le digas a Dumbledore que haré todo lo que pueda para mantener a
salvo a Draco.

Severus se levantó. ¿Lucius estaba considerando la traición al Señor


Tenebroso?

—¿Disculpa?
—La mansión es segura, Severus —dijo Lucius bruscamente, con
impaciencia—. Hablemos con franqueza. Sé que el Señor Tenebroso cree que
eres un agente doble y le he asegurado, en más de una ocasión, tu lealtad.

—¿Lo has hecho?

—Oh, sí. Pero te conozco, Severus, y sé que tú estás a favor del lado de
la luz, y conozco los porqués.

Ahora Severus estaba suspicaz.

—¿Lo sabes? ¿Cómo?

—No deseo discutir, pero digamos que Draco es tan buen espía como
tú.

Oh, estupendo.
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—Eso no importa —dijo de modo tajante—. Lo que importa es Draco.


No quiero que el amo le ponga las manos encima. ¿Entendido?

—Sí, Lucius, lo entiendo. —Así que iba a ser chantajeado. Ayudar a


Lucius o morir cuando éste le hable al Señor Tenebroso de su verdadera
lealtad.

—Esto no es una amenaza, Severus —le aseguró Lucius—. Es un viejo


amigo pidiendo ayuda para su hijo. Un hijo que aún es ingenuo, en muchos
sentidos, y sí, incluso mimado, pero sin embargo su hijo.

Severus estudió a Lucius con intensidad. No parecía haber ningún


subterfugio en su expresión.

—Ya veo.

—Entonces, ¿me ayudarás, Severus? —le imploró Lucius.

Severus asintió.

—Sí, Lucius. Te ayudaré.

~~~~~

Cuando llegó la clase de cuidado de criaturas mágicas a la tarde siguiente,


Harry estaba casi desesperado. No había visto a Severus en todo el día. No
apareció en el desayuno ni en la comida y Harry estaba casi listo para irrumpir
en las mazmorras.

Ron y Hermione le aseguraron otra vez que probablemente Snape estaba


bien porque sus clases no habían sido canceladas y los Slytherin estaban todos
actuando con normalidad. Aquello calmó la mayor parte de los miedos de
Harry pero sabía que no estaría convencido de que todo estaba bien hasta que
Severus estuviera succionándole el cuello otra vez.

Ese pensamiento también provocó que Harry tomara la resolución de


tener sexo con el hombre esa noche incluso si tenía que seducirlo él mismo.
No estaba seguro de lo que eso iba a implicar, pero sabía que se le ocurriría
algo.
Tener y Mantener 109
MONTANA DANIELS

Sabía que Severus le deseaba y Harry supuso que no podía ser demasiado
difícil atraerle a la cama.

Sí, sus nervios estaban definitivamente disparados y el estado de las cosas


en el mundo exigía que Harry entendiera aquellos nuevos sentimientos con los
que había sido asediado y los explorara completamente. Una progresión lenta
estaría bien para la gente normal pero ninguno de los dos era normal y Harry
sabía que estaba preparado para compartir la experiencia con Severus.

El puro horror que había sentido al ver aquel asiento vacío en la mesa
principal esa mañana era revelador.

Definitivamente necesitaba más de Severus, y lo quería ya.

Fuera lo que fuera su relación, necesitaba que avanzara.

~~~~~

Tan pronto como Severus cerró la puerta y se dio la vuelta, sus brazos
estuvieron llenos con un muy entusiasta Harry Potter.

Entre besos, oyó:

—¿Estás bien?

Y:

—Me preocupé tanto cuando no apareciste en ninguna de las comidas...

Y finalmente:

—Le mataré, lo juro.

—Potter. —Severus pudo meter baza por fin. Le apartó por los
hombros—. Estoy bien.

Los intensos ojos verdes estudiaron su cara como si buscara señales de


que no estuviera “bien”.
Tener y Mantener 110
MONTANA DANIELS

Alargó una mano tentativa y apartó un mechón de pelo de los ojos de


Severus. Éste buscó en la expresión de Harry y encontró la máscara hecha
trizas, dejando una abierta preocupación y un sorprendente miedo.

Vaya.

—Estoy bien —repitió Severus, enfatizándolo con un beso.

Cuando levantó la cabeza y lo miró otra vez tenía mejor cara, pero se
estaba mordiendo el labio inferior.

—Lo siento —murmuró Harry, y apartó la mirada.

—Por muy honrado que me sienta por tener al famoso Harry Potter
preocupado por mi bienestar, tenemos trabajo que hacer.

Los ojos verdes reaccionaron para encontrarse con los suyos y Harry
pareció listo tanto para asustarse como para explotar. La sonrisa de Severus
hizo maravillas para evitar ambos acontecimientos.

Una sonrisa apareció en sus labios.

—¿Honrado, eh? —bromeó—. Profesor Snape, estoy sorprendido.

Severus levantó una ceja.

—No esté sorprendido, Sr. Potter —respondió—. Tenga miedo. —


Acercó a Harry otra vez y le besó con fuerza—. Tenga mucho miedo.

—Sí, señor.

Severus casi gimió ante la engañosamente inocente réplica, que fue


acompañada por una sonrisa pícara. ¿Dónde había aprendido el mocoso esas
técnicas? Le apartó otra vez y puso algo de distancia entre ellos, recordándose
a sí mismo que tenían trabajo que hacer.

Cierto, el trabajo primero, el placer después.

Severus hizo pasar a Potter por una serie de pruebas defensivas, que le
complació ver que hizo bien. El repertorio de hechizos de protección y
contrahechizos que conocía Potter estaba cerca del de un Auror en prácticas.
Tener y Mantener 111
MONTANA DANIELS

Trabajaron en perfeccionar algunos de ellos, prestando especial atención


a algunos de los más desagradables que un mortífago podría usar. Mientras
que habían trabajado mucho en los reflejos de Harry el año anterior, para
evitar que nada le sorprendiera, tenían que incrementar el poder y dificultad de
los maleficios ahora que Severus sabía de lo que Potter era capaz.

—¿Entonces, vas a contarme qué pasó? —preguntó Harry mientras


volvían al estudio privado de Severus.

—No —replicó simplemente Severus.

—¿No? —Harry se volvió hacia él—. ¿Qué quieres decir con “no”?

Severus sonrió.

—No significa...

—Ahórrame el sarcasmo —replicó Potter.

—Dumbledore no cree...

—¿Dumbledore? —dijo Harry, sintiendo cómo crecía su enfado—.


Dumbledore sólo me cuenta cosas cuando alguien se muere —añadió con
severidad.

Severus se estremeció.

—Preferiría saltarme esa parte si no te importa —dijo Harry.

Tiene bastante razón.

—Pensaba que eras una de las personas que estaban de mi parte. De las
que creían que debería saber qué estaba pasando. No estar siempre a oscuras.

El fuego ardió en sus ojos verdes con furia y sus emociones tomaron el
completo control de su expresión. Solía gritarle al chico por ir con el corazón
en la mano, pero ahora prefería ver al mocoso encenderse con pasión. Su
máscara estaba muy usada pero le hizo sonreír que Harry la dejara caer tan
fácilmente en su presencia.

—¿Por qué sonríes? —exigió Potter.


Tener y Mantener 112
MONTANA DANIELS

—Estaba admirando la emoción en tu cara sin la máscara —replicó


Severus con naturalidad.

Harry se estremeció.

—¿No te gusta mi máscara Harry Potter? —dijo con sarcasmo—. Viene


con cinco expresiones estándar: enfado básico, vago interés, alegría
deplorable, timidez humilde y embelesada curiosidad, que sirve como inocente
confusión.

Severus se mordió el labio para contener un resoplido.

—Muy bien equilibrado —consiguió—. Y no, no me gusta que se use en


mi presencia.

Potter sonrió.

—Deberías... —Se interrumpió y le fulminó con la mirada—. Muy


injusto —dijo con brusquedad—. Deja de intentar cambiar de tema.

Se da cuenta rápido.

—Muy bien —dijo Severus con un suspiro. Se apoyó en su escritorio—.


El Señor Tenebroso es consciente de que tienes sentimientos románticos por
alguien.

La boca de Harry se abrió.


—¿Cómo puede saber eso? Es imposible. No ha estado dentro de mi
cabeza desde... bueno, desde aquella noche en el laboratorio. No puede
saberlo.

Severus asimiló la información en silencio.

—Quizás pudo leer tus emociones y siente una marcada diferencia —


sugirió son sensatez—. ¿Eso es posible?

—No lo creo —dijo Potter después de pensarlo un momento—. Quiero


decir que no es imposible pero es improbable. Los dos hemos podido
bloquear eso.

—Es posible que tenga información interna —le dijo Severus.


Tener y Mantener 113
MONTANA DANIELS

—¿Qué? ¿Quién? Espera, ¿no creerás que es Malfoy, verdad?

Severus le miró con dureza. Su cara reflejaba abierta curiosidad aunque


no desdén.

—De acuerdo, Potter —dijo Severus—. Pero lo que estoy a punto de


decirte no puede salir de esta habitación. Y esto incluye a tus compañeros
Gryffindor guarda-secretos.

—Vale.

Severus se lo explicó todo. Escuchó con diligencia, y sólo mostró


sorpresa cuando Severus le habló sobre Lucius queriendo proteger a Draco.
Entonces estalló en carcajadas.

Severus se cruzó de brazos y esperó mientras el regocijo seguía su curso.

—Lo siento —farfulló—. Sólo que es tan ridículo... ¿Vold... el Señor


Tenebroso cree que Draco Malfoy podría seducirme? Eso es tan... tan...
bueno, absurdo. No nos soportamos.

Severus frunció el ceño. Por alguna razón, esperaba una reacción mayor
respecto a lo de Lucius, como un padre, protegiendo a su hijo de Potter. Pero
tal vez no se había dado cuenta de esa parte.

—Oh, quizá podríamos usarlo —continuó Potter—. Sí. —Parecía


excitado ahora, como si se le hubiera ocurrido un plan—. Sería la tapadera
perfecta. Finjo estar viéndome con Malfoy mientras nosotros…

El ceño de Severus fue empeorando.

—¿Qué? Me daría una razón más para estar en las mazmorras. Además,
al final siempre puedo decir que estaba protegiendo a Malfoy. Él estaría
cumpliendo órdenes de Vold… quiero decir, del Señor Tenebroso, así que no
podría castigarle a él o a su padre. Y Dumbledore podría contarme suficientes
cosas que decirle a Draco para que se las cuente a Lucius, para que se las diga
a Voldemort. Todos están cubiertos.

—¿Te das cuenta de que cuanta más gente esté involucrada en una
mentira como ésa, más cosas pueden ir mal?
Harry frunció el ceño pensativo.
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MONTANA DANIELS

—Supongo que sí.

—Además de que —Severus se puso delante de Harry—, en el escenario


que estás sugiriendo, tendríais que actuar como una pareja. ¿Cree que es tan
buen actor, Sr. Potter?

Harry parpadeó.

Con bastante franqueza, lo es.

Severus se inclinó, acercándose a él.

—¿Podrías hacer eso? ¿Fingir que no le odias? ¿Tolerar su compañía


constante? —Eso hizo estremecer a Harry—. ¿Ir cogidos de la mano por los
pasillos? —Severus le levantó la cara y sus dedos rozaron su mejilla—.
¿Permitirle que te bese?

—No me gustaría, pero…

Severus sacudió la cabeza.

—No, Sr. Potter —murmuró Severus contra sus labios—. Eso es


inaceptable.

Inaceptable con toda certeza.

Severus bajó la cabeza, aplastando la boca de Harry. Sujetando


firmemente a Harry, su beso posesivo demostró lo inaceptable que encontraba
la idea.

—Bueno, era solo una idea —dijo Harry después de respirar


temblorosamente.

Severus sonrió.

—Déjame a mí las ideas, Potter —dijo y bajó su boca otra vez.

Sus labios reclamaron posesivamente la boca de Harry y sus lenguas


danzaron. Severus no lo interrumpió hasta que Harry estuvo pegado a él y
jadeando.

—¿Podrías no llamarme Potter cuando me estás succionando los


pulmones a través de la boca? —dijo Harry sin aliento.
Tener y Mantener 115
MONTANA DANIELS

Severus sonrió.

—Eso puede arreglarse. —Hizo una pausa breve—. Mocoso.

Harry frunció el ceño pero sus ojos estaban iluminados con humor.

—Eres un bastardo —gruñó, y atacó otra vez los labios de Severus con
los suyos.

Harry presionó su cuerpo fuertemente contra el de Severus y ambas


erecciones se presionaron la una contra la otra entre demasiadas capas de
ropa. Los dedos de Harry estaban trabajando con la parte delantera de la
túnica de Severus.

Aquí no.

Harry debía de haber tenido la misma idea porque giró la cabeza para
mirar a su alrededor. Severus aprovechó la oportunidad y se pegó a su
garganta.

Con un quejido, Harry jadeó:

—Cama.

—Potter... —Severus gruñó el aviso. ¿Debía apresurarlo todo el joven?

—Vale, el suelo entonces.

Severus ciertamente no tenía intención de continuar aquello en el suelo.


Con un suspiro, hizo retroceder a Harry a través del estudio y hacia dentro del
dormitorio, sin quitar los labios de la tersa piel de la garganta de Harry. Para
cuando la parte de atrás de las piernas de Harry golpeó la cama, emitía sonidos
ásperos de necesidad.

Inclinándose sobre él, Severus le tumbó en el colchón, tirándole de la


camiseta. Harry se la quitó ansiosamente por la cabeza. Severus pasó las
manos sobre la tersa piel, por fin desnuda bajo sus dedos. Las palmas de sus
manos memorizaron la carne del estómago plano, subieron por los laterales y
por último dieron vueltas alrededor de los duros pezones.

Harry gimió, tirando de la túnica de Severus por los hombros. Este se la


quitó rápidamente con un movimiento de hombros y se tumbó sobre Harry,
reanudando el asalto con la boca. Lamiendo la garganta de Harry hacia abajo,
Tener y Mantener 116
MONTANA DANIELS

Severus encontró un pezón y jugó con él con la lengua y los dientes. Cuando
succionó, Harry se arqueó contra él con un quejido, y su mano agarró el pelo
de Severus.

Severus se apartó, apoyándose sobre las manos.

Harry abrió los ojos. Estaban vidriosos y llenos de pasión. Sus manos se
movieron para agarrar la camisa medio abierta de Severus.

—Oh, Dios, Severus —graznó—. Te deseo.

Severus nunca había oído frase tan hermosa.

—Quiero que estés seguro —dijo Severus, temblando por su propio


deseo.

Oh, por todo lo que es mágico, por favor, que esté seguro.

Harry se lamió los hinchados labios.

—Estoy seguro —susurró—. Uno de nosotros podría estar muerto


mañana. No quiero perderme esto. Te deseo. No pares, por favor.

Elocuente.

Y dulce Merlín, tan acertado.

—Por favor —susurró Harry otra vez, implorante—. Nos lo


merecemos.

Aquellas palabras fueron mágicas para Severus y se sentó y empezó a


ayudar a Harry con los botones de su camisa. Cuando se la quitó, Harry alargó
la mano y pasó los dedos bajo el ahora desnudo pecho de Severus. Éste
contuvo bruscamente el aliento para recuperar el control y luego agarró las
muñecas de Harry y las sujetó sobre la cama, una a cada lado.

—Quiero tocarte —Fue un suave ruego que casi funcionó.

—No. Si empezaras a tocarme ahora, podría perder el control. No te


haré daño innecesariamente.

Estaba flaqueando. Tener al mocoso, su mocoso, reclinado en su cama,


sin camiseta y rogando, era bastante para empujar incluso al más piadoso a
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MONTANA DANIELS

actos de desenfreno. Alargando la mano con rapidez hacia la mesilla de noche,


cogió un tarro y lo puso cerca, en la cama.

—Pero…

Severus le hizo callar de la forma que mejor funcionaba. El mocoso


hablaba demasiado, de todas maneras. Cuando bajó su boca por la garganta de
Harry a la tersa extensión de raso de su pecho, Harry estaba demasiado
ocupado intentando recordar cómo respirar para discutir. Severus se pegó a
un pezón mientras tiraba hacia abajo los pantalones de Harry. Encontró a este
muy servicial, ya que se quitó los zapatos y se bajó los vaqueros a patadas.

Severus continuó besándole y lamiendo el estómago plano, apartando los


sencillos boxers de algodón de su camino. Su boca tejió un camino alrededor
de la goteante erección, causando que Harry gruñera y se retorciera con
impaciencia. Severus lo ignoró, continuando con su exploración de la tersa
piel de la parte interior de los muslos de Harry. Le separó las rodillas y marcó
un sendero arriba y abajo por la parte interior de las piernas de Harry.

Los deliciosos sonidos que Harry estaba haciendo le volvían loco y cogió
lubricante con los dedos mientras su boca volvía a lamer sus huevos.
Lentamente arrastró la boca y la lengua por la polla de Harry, moviendo sus
dedos aceitosos arriba y abajo por la raja de su culo. El aceite multiusos era
uno de los brebajes de Severus y hacía algo más que lubricar.

—P-por favor. —Oyó el ruego mientras Harry seguía empujando en


busca de más contacto. Ahora en posición, Severus tomó la longitud dentro
de su boca y empujó un dedo dentro del apretado agujero.

Harry emitió un grito sofocado y jadeó mientras Severus metía el dedo


lentamente. Distrayendo a Harry con succiones y haciendo círculos con la
lengua sobre su polla, Severus facilitó la intrusión de sus dedos.

Metiendo la lengua dentro de la hendidura, Severus saboreó la


anticipación de Harry.
Tener y Mantener 118
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

—S-Sev-Severus, por favor.

Los ojos de Severus recorrieron con la mirada la cara de Harry. Los


exquisitos rasgos estaban tensos con una expresión de placer tortuoso; la
cabeza estaba echada hacia atrás, los labios separados y la garganta expuesta
Tener y Mantener 119
MONTANA DANIELS

en toda su amoratada gloria. Severus sonrió alrededor de la polla y entonces


hizo un ruido de placer.

Harry se corrió enérgicamente y Severus se tragó cada gota.

Severus no retiró los dedos cuando besó el camino hacia el pecho


agitado de Harry. Se detuvo para prestarle más atención a la garganta de su
mocoso antes de volver a la boca.

—¿Te gusta? —murmuró Severus, besándole pausadamente para


permitir a Harry saborearse a sí mismo en los besos.

Cuando levantó la cabeza, Potter tenía cara de vicioso pero parecía


perplejo.

—¿Por qué lo has hecho?

—¿El qué?

—Que me corra —dijo—. Todavía tienes puestos los pantalones, por el


amor de Dios. ¿No me deseas?

Por Merlín, ni siquiera tú eres tan inseguro.

—¿Creías que había terminado? —preguntó Severus, levantando una


ceja y girando la mano. Los ojos de Harry se abrieron mientras los tres dedos
dentro de él estiraron el anillo de músculo otra vez. Severus los retiró y se
movió para mirar la cara de Harry—. Créame, Sr. Potter, para cuando haya
terminado con usted, estará bien y realmente complacido.

Harry sonrió, iluminándose de esperanza y maravilla.

—¿Me lo prometes? —Entonces una chispa de malicia iluminó su


expresión. Se estiró lánguidamente—. Entonces a lo mejor debería echarme
una siesta primero.

El pequeño provocador.

Severus levantó una ceja y pasó los dedos por la figura de Harry, desde el
esternón hasta la entrepierna. Presionó suavemente sobre la piel detrás de los
huevos, y luego rodeó con ellos la entrada aún humedecida. La polla de Harry
se movió y éste jadeó suavemente.
Tener y Mantener 120
MONTANA DANIELS

—A lo mejor no —dijo, y luego se sentó—. Pero entonces insisto en que


te los quites —anunció, trabajando con los cierres del pantalón de Severus.

—¿Tú insistes? —dijo Severus con diversión, mientras observaba los


torpes dedos de Harry abriendo por fin sus pantalones—. ¿Quién te crees que
eres para dar órdenes en mi cama?

Harry liberó la abultada polla de Severus, bajó los pantalones tanto como
pudo y entonces envolvió suavemente con su mano la dolorida erección. Miró
a Severus a través de las pestañas y sonrió.

—Soy quien quiere sentir esto muy dentro de mí —dijo roncamente.

¿Quién estaba seduciendo a quién aquí? Por lo menos Harry no parecía


aprensivo o tímido al respecto.

Definitivamente tímido, no.

Severus estaba deseando sin duda alguna enterrarse hasta el fondo en el


dulce y joven trasero y volver a oírle suplicar. Pero iba a hacerlo bien, a
diferencia de la primera vez que Severus había sido tomado.

Con un gruñido, Severus le empujó hacia atrás, despojándose de la ropa


que le quedaba al mismo tiempo. Cuando se estiró encima de Harry otra vez,
el contacto de piel contra piel produjo resonantes gemidos. Severus cubrió
otra vez la boca de Harry con la suya, frotando sus erecciones, y buscó a
tientas el tarro de lubricante.

Las piernas de Harry se abrieron y la cadera de Severus se asentó entre


ellas, con el dolor de su propio deseo creciendo hasta proporciones
desmesuradas.

El beso se intensificó mientras aplastaban sus erecciones y Harry se


agarraba a su espalda.

—Oh, Dios, Severus. Por favor. Ahora —jadeó Harry. Todo su cuerpo
estaba estirado con placer inminente. Cada músculo respondía ansiosamente
al toque de Severus y cada sonido entusiasta era música para sus oídos.

Fue creado para ti. En todos los sentidos.


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MONTANA DANIELS

—No te precipites —imploró Severus, luchando por recuperar el control


otra vez. El mocoso iba a matarle. A lo mejor...

—Ahora, maldita sea. Te quiero ahora.

Joder.

Severus se cubrió rápidamente la polla con lubricante y se posicionó.


Inclinándose sobre Harry, llevó los tobillos de este hacia sus hombros y se
deslizó dentro lentamente.

—Relájate —le instó Severus, mientras Harry empezaba a tensarse. —


Déjame entrar. —Los ojos de Severus se cerraron cuando los músculos le
dieron paso, y entró con dolorosa lentitud en la apretada cavidad.

Tan perfecto.

Severus se mantuvo completamente inmóvil, saboreando la sensación de


estar afianzado en el tibio calor del cuerpo de Harry. Respiró profundamente y
luego bajó la mirada y abrió los ojos.

Harry estaba conteniendo el aliento, con el cuerpo también inmóvil y las


manos agarrando fuertemente las sábanas.

—¿Estás bien?

Harry asintió enérgicamente.


—Tan placentero.

Severus se retiró a medio camino y luego empujó en un ángulo diferente,


rozando el dulce lugar.

Harry contuvo el aliento, gritando al mismo tiempo. Abrió los ojos.

—¿Puedes hacer eso otra vez? —dijo suavemente. Severus sonrió y


embistió otra vez. Harry gimió, echando hacia atrás la cabeza por el placer.

Severus se inclinó y reclamó otra vez la boca de Harry, moviéndose


dentro y fuera con embestidas rítmicas. Harry se retorció contra él, buscando
fricción. Severus accedió ansiosamente, alargando la mano entre ellos para
acariciar la polla de Harry en armonía con sus propias embestidas.
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—Sev-rus —gimió Harry, mordiendo inconscientemente el labio inferior


de Severus—. Me queda tan poco.

Severus aumentó su velocidad, golpeando contra Harry mientras seguía


sacudiendo insistentemente la polla de su mocoso. La respiración de Harry se
volvió errática, y Severus levantó la cabeza y se encontró con la mirada verde
eléctrica.

—Córrete por mí, Harry.

Los ojos de Harry se cerraron y gritó de placer. Severus sintió ceñirse la


cavidad a su alrededor mientras Harry se corría, derramando su semilla entre
los dos.

Hermoso.

—Mío.

Severus embistió una vez más y se corrió, bajando la boca para devorar
la de Harry una vez más en un beso culminante. Harry devolvió el beso
apasionadamente, con las manos agarrando el pelo de Severus mientras éste
cabalgaba hasta el final de su orgasmo.

Cuando Severus respiró normalmente otra vez, levantó la cabeza y miró


a Harry. Sus ojos se abrieron y hubo una suave sonrisa saciada en sus labios.
Severus bajó las piernas de Harry y se retiró suavemente, poniéndose al lado
de Harry para tumbarse.

Harry extendió las piernas pero ya no se movió más que para volver la
cara hacia Severus. Parecía tan deshuesado como Severus se sentía.

—Es imposible que esto mejore, ¿no? —fue su comentario.

Severus dio un resoplido.

—Puede mejorar. Aunque no mucho.

—Ni siquiera me dolió.

Severus suspiró, sintiéndose complacido consigo mismo.

—Ni siquiera hubieras notado si dolía —replicó—. Estabas


condenadamente entusiasmado.
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Harry sonrió soñoliento.

—Bueno, me alegro de hacer algo bien.

—Mocoso —dijo Severus, pero demasiado apaciguado como para


decirlo con veneno.

—¿Puedo estar arriba la próxima vez?

Severus exhaló pesadamente, estrechando los brazos alrededor de su...

Amante.

—Mocoso impertinente —se corrigió.

—¿Eso es un sí? —preguntó Harry colocando la cabeza sobre el hombro


de Severus.

—Duérmete, Harry —le dijo Severus—. Te despertaré cuando sea hora


de que te vayas.

—Era sólo una idea —añadió Harry con suavidad, mientras se quedaba
dormido.

Severus pasó una mano por la cabeza de Harry y el suave pelo se deslizó
entre sus dedos.

—Lo que quieras, Harry —susurró Severus, dejando caer un beso sobre
su frente—. Te enseñaré todo.
Tener y Mantener 124
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Severus observaba dormir a Potter.

Harry.

Sé su maldito nombre.

Entonces úsalo.

Severus sonrió, recordando que cuando lo había usado por primera vez,
Harry había tenido un orgasmo.

Bueno, no podemos dejar que el chico eyacule por todos sitios, ¿verdad?

Severus sonrió al pensarlo. Apartando un mechón perdido del ojo de


Harry, admiró la serena imagen del mocoso.

Su cara estaba relajada, sus labios ligeramente separados.

Aquellos labios le habían suplicado, habían jadeado su nombre,


mutilándolo por la pasión. Habían dicho que deseaban a Severus. Pasó los
dedos muy suavemente alrededor de la terca línea de la mandíbula y sus ojos
fueron atraídos hacia el círculo de moratones alrededor de la garganta de
Harry.

Como un collar...

Severus frunció el ceño mientras trazaba el patrón con un toque suave.


Por mucho que le gustara la imagen, tendría que curarlos. La piel del mocoso
era tan sensible. Sus respuestas eran totalmente instintivas y también
Tener y Mantener 125
MONTANA DANIELS

sensuales, pero él no tenía ni idea de lo seductor que era. La verdad, era


entrañable. Todo el carácter de Harry era una contradicción detrás de otra.

—¿Qué?

Los ojos de Severus se levantaron sobresaltados para encontrarse con los


verdes, que estaban aprensivos.

—¿He hecho algo mal? —Se movió para apartarse de los brazos de
Severus—. Quieres que me vaya.

No había sido una pregunta. Severus tensó al instante el brazo alrededor


de Harry y empujó la figura flexible contra su cuerpo de nuevo.

—No.

—Estabas mirándome con el ceño fruncido —dijo Potter, como si fuera


de prever.

—Deberías saber ya que mis ceños fruncidos tienen muy poco que ver
con la situación del momento.

—Entonces, a lo mejor deberías hacer algo al respecto.

El labio de Severus tembló.

—¿Te estás burlando de mí?

—No —dijo Harry con valor—. De hecho, estaba intentando ser


descarado.

Severus movió el brazo sobre el que estaba apoyado Harry y bajó una
mano por su espalda para dejarla descansar sobre una nalga.

—¿De veras? —Apretó firmemente y la cadera de Harry dio una


sacudida hacia adelante, hacia la suya—. Supongo que tendré que reconocerlo.
Me gustan tus nalgas (1), especialmente cuando están abiertas para mí.

El color inundó su cara y volvió la cabeza. Severus no iba a consentirlo.


Agarró la barbilla de Harry y la giró. El labio inferior de Potter estaba entre los
dientes.
—Te está permitido reírte.
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Harry dio un resoplido.

—Tienes un sentido del humor malvado, travieso y perverso.

—Entre otras cosas —dijo Severus sugestivamente.

—Entonces, eh..., ¿a qué le estabas frunciendo el ceño?

—A mí mismo.

—¿Eh?

—Parece ser que he desarrollado una voz interior muy molesta.

—¿Qué? ¿Un ataque de conciencia?

Difícilmente.

Severus hizo una mueca.

—Más bien lo contrario, en realidad.

Una sonrisa floreció en esos labios de cereza.

—¿De veras?

Severus se movió y se giró para ponerse a horcajadas sobre las caderas de


Harry.

—Y bastante posesiva, también.

—¿De veras?

Severus asintió serio.

—¿Te das cuenta de que no comparto lo que es mío?

Harry parpadeó. Entonces un brillo malicioso iluminó sus ojos otra vez.

—Oh, bueno. Entonces tendré que decirle a Ron que se cancela la


apuesta.

Severus frunció el ceño otra vez mientras apretaba los puños a cada lado
de la cabeza de Potter.

—¿Qué?
Tener y Mantener 127
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—Sí, para ver con cuántos profesores nos podíamos acostar —dijo
Harry con ligereza—. Ron va ganando. Ya lo ha hecho con Flitwick y Hagrid,
así que...

Severus estalló en carcajadas. No admitiría que estuvo preocupado por


un momento. Había temido hasta cierto punto que la atención de Potter fuera
sólo eso, una apuesta. Su alivio era tangible.

¿Volviéndote tan inseguro como Harry?

—No necesitaba esas imágenes, la verdad —dijo Severus, conteniendo


su diversión. Su atención volvió a las manos de Harry, que recorrían arriba y
abajo sus muslos.

Harry sonrió.

—Te he hecho reír.

—A mí también me está permitido reírme, Sr. Potter —dijo Severus.

La sonrisa de Harry se convirtió en un ceño fruncido.

—Lo siento, profesor.

Severus levantó una ceja.

—¿Podemos poner una regla o algo así sobre llamarme Sr. Potter cuando
estoy desnudo en tu cama?

Severus sonrió.

—Mocoso impertinente —dijo, pero pasó sus manos por el pecho de


Harry para reducir la malicia—. Te llamaré lo que me dé la maldita gana
cuando estés desnudo en mi cama.

Harry suspiró, pero su expresión se relajó. Se estiró bajo las manos


errantes de Severus y entonces emitió un grito ahogado y se quedó inmóvil.

—¿Te duele? —preguntó Severus.

—Supongo que un poco —admitió—. Aunque era de esperar, ¿no?


Tener y Mantener 128
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—Indudablemente —dijo Severus, alargando la mano hacia su mesilla de


noche otra vez. Cogió aquello a lo que siempre se refería como “buen
material”—. Date la vuelta.

—¿Qué?

—He dicho que te des la vuelta.

Harry le miró escéptico y observó el tarro en la mano de Severus. Con


un suspiro, accedió y Severus se colocó de rodillas entre las piernas de Harry.
Frotó el aceite entre las palmas de las manos y entonces empezó en los
omóplatos de Harry, aplicando el aceite para masajes.

—Oh, Dios —murmuró Harry—. Debías habérmelo dicho.

Severus se rió entre dientes.

—¿Y estropearte la sorpresa?

~~~~~

Un hormigueo se extendía sobre cada centímetro de piel que tocaba


Severus. Las manos del hombre eran increíbles.

Harry ya lo había descubierto antes, pero ahora se sentía como si su


carne y huesos estuvieran derritiéndose contra el colchón.

Severus siguió frotando el aceite por su espalda, en cada músculo, y


empezó con el culo. Todo lo que podía hacer Harry era suspirar. Estaba
medio duro desde que Severus le había despertado con el suave toque en su
cara pero ahora estaba completamente excitado y sin huesos. Gimió.

Un dedo recorrió la raja de su culo, cubierto con ese aceite milagroso, y


Harry oprimió su polla contra la cama.

Oyó una risita detrás de él.

—Nada de eso —dijo Severus, y apartó las caderas de Harry de la cama


hasta que estuvo de rodillas—. Me dejarás eso a mí.
Tener y Mantener 129
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—Pero…

Un dedo le atravesó, interrumpiendo sus palabras. El aceite empapó el


suave interior, masajeando y aliviando los tensos músculos desde dentro.

—Oh, Dios —dijo Harry con voz ahogada, presionando sus caderas
contra la mano de Severus.

Un quejido llegó de detrás y la otra mano de Severus acarició la espalda


de Harry. Severus giró la mano y los dedos golpearon algo dentro de Harry.
Severus había tocado antes ese lugar y había hecho ver doble a Harry.

Harry vio las estrellas esta vez, gritando:

—S-Sev, ¿qué es eso? —jadeó.

Severus se inclinó sobre él, con su erección frotándose por debajo contra
la de Harry. Le besó el hombro.

—Eso es tu próstata —le dijo Severus, y la tocó otra vez.

Los ojos de Harry se pusieron en blanco y se cerraron mientras Severus


continuaba besando su espalda, mientras sus dedos trabajaban con el aceite
mágico dentro de él.

—Por favor —dijo con voz ahogada—. Haz algo. —Harry no creía que
pudiera sentirse así otra vez en una noche. La necesidad y el deseo ardían
dentro de él, casi hasta dolerle—. Por favor. Te necesito.

Severus gruñó detrás de él, y sus dientes se hundieron en el omóplato de


Harry. Los dedos se retiraron y Harry echó hacia atrás las caderas,
persiguiendo el contacto. Entonces sintió algo grande y romo presionado
contra su entrada. Intentó moverse hacia atrás, pero las manos de Severus le
agarraron de las caderas.

—Sí —rogó Harry. Lentamente, Severus entró. Por más que a Harry le
encantara lo cuidadoso que había sido Severus, estaba a punto de morir de
necesidad. Harry empezó a balancearse y pronto Severus tomó el ritmo.

Cuando Severus estuvo completamente dentro de él, Harry suspiró, con


el cuerpo temblándole. No había una sensación mejor que estar conectado de
aquella manera. Harry se sentía más cerca de Severus que de nadie más en su
Tener y Mantener 130
MONTANA DANIELS

vida. Aquellas magníficas manos continuaron recorriendo la espalda de Harry


mientras se zambullía dentro y fuera, acariciando ocasionalmente ese lugar que
esparcía electricidad por todo su cuerpo.

—Harry. —Su nombre fue susurrado cerca de su oído en un tono


cubierto de dulzura—. Tan hermoso. —Unos labios le tocaron la mandíbula y
la nuca. Las embestidas se hicieron más fuertes y Harry movió la mano hacia
su propia erección pulsante. Severus la apartó.

—Te dije que me dejaras eso a mí.

Harry estaba jadeando para tomar aire.

—Por favor, Sev-rus. Por favor.

Dos brazos le rodearon, una mano llegó a su pecho para acariciar un


pezón y la otra bajo sus huevos. Estos se tensaron bajo la caricia y Severus
presionó la pequeña parcela de piel detrás de ellos.

Ilustración de Mavitomo
Tener y Mantener 131
MONTANA DANIELS

Harry contuvo el aliento mientras la candencia se extendía a través suyo.


La otra mano de Severus le cogió finalmente la polla y, con una caricia, Harry
se corrió.

—Sev —gritó sin aliento, con todo el cuerpo temblándole por el clímax
que le golpeó.

Oyó vagamente su propio nombre siendo pronunciado también mientras


las manos de Severus le asían, encerrado en su propia culminación.

La respiración de Harry se niveló mientras Severus se colocaba a su lado,


atrayéndole hacia sí. Harry se dio la vuelta en sus brazos y se acurrucó bajo la
barbilla de Severus. Un brazo fuerte se tensó alrededor de él y unos dedos se
movieron a través de su pelo, acariciando su cabeza. Harry no creía que se
hubiera sentido tan seguro alguna vez, tan, tan…

No podía nombrarlo. Aunque era maravilloso y daría cualquier cosa por


sentirse así el resto de su vida.

—Deberías irte.

Harry frunció el ceño.

—Está claro que sabes cómo arruinar el momento.


El pecho bajo su mejilla se agitó ligeramente.

—Se arruinará mucho más que eso si alguien descubre que has
desaparecido.

Harry tuvo que sonreír ante la diversión en la voz de Severus.

—Ya lo sé, pero… —Dejó que el pensamiento se fuera apagando


mientras levantaba la cabeza y miraba a Severus.

Los ojos oscuros estaban brillando con una luz comprensiva.

Harry dejó que su mirada se moviera sobre la cara del hombre, la nariz
aguileña y la piel cetrina. Puso la mano encima, apartándole varios mechones
de pelo grasiento. Era perfecto, en lo que concernía a Harry. Aquel hombre
era perfecto y quería a Harry, el Harry real.
Tener y Mantener 132
MONTANA DANIELS

—¿Qué estás mirando, mocoso?

Harry se encontró con esos ojos otra vez y una suave sonrisa apareció en
sus labios. Alisó las líneas de la frente de Severus con sus dedos.

—Deja de fruncirme el ceño —dijo Harry con decisión—. Es malo para


tu apetito sexual.

Severus le cogió del pelo y tiró de él para darle un beso intenso; luego le
apartó con suavidad.

—Ahora, vete.

Harry suspiró y se obligó a salir de la cama. Severus señaló una puerta


abierta al otro lado de la habitación, la cual asumió Harry, correctamente, que
era el baño.

—¿Siempre hace tanto frío aquí abajo?—comentó.

—A veces tengo que recordarme a mí mismo que eres un mago —


murmuró Severus.

Con una risita, Harry hizo un gesto con la mano alrededor de la


habitación sobre la ropa desechada. Su varita saltó de los restos y aterrizó en la
palma de su mano.

~~~~~

¿Has visto eso?

Severus observó con los ojos abiertos mientras Harry lanzaba un hechizo
a la chimenea. Luz y calor llenaron la habitación.

Desapareció dentro del baño, pero Severus aún estaba sobresaltado por
el despliegue inconsciente de magia sin varita.

Severus se apoyó sobre un codo mientras esperaba. Se preguntó si Harry


sabía siquiera que era importante. ¿Cuánto tiempo hacía que tenía la habilidad?
¿Cuánto podía hacer?
Tener y Mantener 133
MONTANA DANIELS

Potter salió y empezó a recoger la ropa desparramada por el suelo. La luz


del fuego danzaba sobre los suaves planos del cuerpo de Harry mientras se
ponía su ropa interior y vaqueros. Era tan dolorosamente…

¿Tentador? ¿Encantador? ¿Riquísimo?

Oh, Merlín. No acababa de pensar la palabra “riquísimo”. Aunque


mientras Harry se inclinaba para recuperar un calcetín…

Severus apartó a un lado los pensamientos.

—Potter —empezó, con la intención de abordar el tema de sus


habilidades sin varita.

Pero Harry se enderezó y le fulminó con la mirada.

—Aún estoy débil por los mejores orgasmos de mi vida, que me


produjiste tú, ¿y aún te diriges a mí por el nombre que comparto con mi padre?

Ay.

—Harry —repitió Severus.

La sonrisa fue muy petulante.

Mocoso taimado.

Harry se sentó sobre la cama, sonriendo aún.

—¿Qué? —preguntó mientras se ponía los calcetines.

—¿Cuánto tiempo llevas pudiendo convocar tu varita? —preguntó


Severus con cuidado.

Se encogió de hombros, inclinándose otra vez para acercarse las


zapatillas deportivas.

—Desde el Torneo de los Tres Magos, puedo convocar casi cualquier


cosa.

—Quiero decir sin varita.

—Yo también —dijo Harry con ligereza. Como demostración, levantó


las manos y habló casi ininteligiblemente. El tarro de lubricante voló de la
Tener y Mantener 134
MONTANA DANIELS

mesilla de noche a su mano. Miró la etiqueta, todavía sonriendo—. Lo has


hecho tú, ¿verdad?

Severus alargó la mano y se lo cogió.

—Sí —dijo, molesto porque Potter no se diera cuenta. Lo volvió a poner


en la mesilla y se dio la vuelta. Potter estaba inclinado sobre él.

—Quizá podrías enseñarme —dijo sugestivamente—. ¿Deberes de


pociones curativas?

—Po… Harry, ¿qué otros hechizos puedes hacer sin varita?

Harry frunció el ceño.

—No lo sé —admitió—. Nunca intenté nada, la verdad.

—¿No se te ocurrió a ti o a tus amigos…?

—No creo que ninguno lo haya notado.

Severus no se lo creía. Granger lo habría notado y habría dicho algo.

—¿Entonces no practicas magia sin varita?

Harry le estudió.

—Mi varita siempre está a mano —dijo —. ¿Por qué?


—Porque es un don, Sr. Potter —le dijo Severus—. Estoy seguro de que
le has visto hacerlo al director, pero de hecho es poco común.

—Oh, genial. —Potter suspiró y se sentó—. Algo más que supongo que
hará que los demás se alejen de mí de nuevo, como hablar pársel.

Hora de desviarse, creo.

Severus agarró a Harry por el brazo y tiró de él hacia la cama. Les dio la
vuelta a los dos para poder mirar la cara de Harry.

—Es algo que investigaremos juntos —dijo Severus—. Pero sería


prudente mantenerlo oculto.
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MONTANA DANIELS

Harry asintió, alargando la mano para sujetar la cabeza de Severus. Éste


no se resistió cuando Harry tiró de él suavemente. Sus bocas se encontraron y
Severus pudo sentir que Harry se interesaba por el beso. Levantó la cabeza.

—De verdad que tienes que irte.

—Ya lo sé.

—¿Y bien? —le animó Severus.

—Mmh... bueno, tienes que moverte primero.

Severus se dio cuenta de que estaba tumbado encima de Harry, con los
dedos acariciando los suaves mechones de pelo negro otra vez. Con un
suspiro sufrido, Severus se movió y observó a Harry rodar fuera de la cama y
enderezarse la ropa.

Harry estaba poniéndose la camiseta, mirando con cautela a Severus.


Tenía el labio inferior entre los dientes otra vez.

—Escúpelo, Potter.

—Vamos a volver a hacerlo, ¿verdad?

Severus se tumbó en la cama, colocando la sábana sobre su pecho.

—Creo que eso puede arreglarse.

Aquella sonrisa floreció otra vez.

—¿Y puedo llamarte Sevvie?

Puaj.

Relajándose contra la almohada, Severus cerró los ojos.

—Sólo si quieres que incluya tu lengua en mi próxima poción —dijo


suavemente.

—Comprobado: Sevvie, no —dijo Harry bastante en serio, aunque había


humor en su voz—. ¿Me voy solo, entonces?

—Sí.

—No te molestes en levantarte.


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MONTANA DANIELS

—Pierde cuidado.

—Tal vez debería…

—Sólo vete —dijo Severus con impaciencia. La puerta de su dormitorio


chirrió mientras se abría y cerraba y Severus oyó chasquear las barreras
mientras Harry dejaba sus habitaciones.

—Mocoso impertinente —murmuró Severus, con el sueño asentándose


en él.

Tu mocoso impertinente.

Severus no se sintió inclinado a discutir mientras una sonrisa se


arrastraba sobre sus labios.

~~~~~

Harry no estaba seguro de si alguna vez iba a dejar de sonreír. Era como
si por fin hubiera conseguido todo lo que quería. Severus era increíble.

Y no era solo el sexo. Harry ahora entendía por qué Severus prefería las
mazmorras. Eran silenciosas y tranquilas y era como vivir en tu pequeño
mundo propio. Así había sido. Cuando estaban solos, podían ser ellos
mismos.

A lo mejor había encontrado por fin a alguien con quien poder estar.

Harry subió las escaleras hacia el dormitorio y sólo entonces se dio


cuenta de que había deambulado por el castillo otra vez sin la capa de
invisibilidad. Había olvidado hacerse con ella otra vez. Cierto que, después del
sexo alucinante, quién necesitaba pensar…

—Lo has hecho, ¿verdad?

Harry se volvió para ver la cabeza de Ron sobresaliendo de sus cortinas.


Miró a su alrededor, asegurándose de que todos los demás estuvieran
dormidos, y entonces se acercó a la cama de Ron. Asintió, incapaz de suprimir
la sonrisa.
Tener y Mantener 137
MONTANA DANIELS

—¿Cómo fue?

Harry le levantó las cejas a su mejor amigo.

—No quiero detalles, tío. Sólo los resultados.

—Impresionante.

—¿De verdad?

—Sí, Severus…

—¿Severus?

—Es su nombre, Ron. No le llamo Snape o profesor o señor en la cama.

Ron dio un resoplido.

—¿Por qué no? Eso podría excitarle.

—Intentaré recordarlo.

Ruborizado y como si lamentara dar ideas a Harry, Ron preguntó:

—Entonces, cuéntame. ¿Te dolió?

—No, la verdad. Me preparó muy bien y no estaba asustado.

Ron asintió pensativo.

—¿Qué? —dijo Harry, luchando contra su irritación. No estaba


preparado para oír comentarios desdeñosos contra Severus en ese momento.

Ron se encogió de hombros.

—Nada. Es sólo que pensaba que yo lo haría primero.

Harry casi se rió. Que fuera Ron el que se preocupara por quién perdería
primero la virginidad. Luego dijo:

—Pensaba que tú y Mandy ibais a hacerlo.

—Nos interrumpieron —refunfuñó Ron.

—A lo mejor la próxima vez.

—A lo mejor.
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MONTANA DANIELS

—Bueno, siempre está Zabini.

Ron se encogió de hombros.

—Aquello no estuvo nada bien. Ya te lo dije. Además, he oído que tiene


la vista puesta en Dean ahora.

Estupendo, pensó Harry. Dean se lo follaría hasta dejarle sin sentido y


luego se iría a otra cosa.

—Pobre Hermione.

Ron se encogió de hombros.

—Nah. Hermione es demasiado inteligente. No quiere un tío así. La he


pillado mirando a ese buscador de Ravenclaw.

Ron era tan predecible. No sabía su nombre pero sabía la posición en la


que jugaba en Quidditch.

—Buenas noches, Ron.

Ron desapareció detrás de su cortina.

—Buenas noches, Harry.

~~~~~

Harry estaba teniendo uno de los mejores días de su vida. Había


dormido profundamente el resto de la noche y despertado con tiempo de
sobra para ducharse y bajar a desayunar, donde le sirvieron todas sus comidas
favoritas.

Severus no miró ni una vez a Harry, pero este casi sonrió una vez a la
mesa de profesores.

Harry había conseguido no ruborizarse en pociones y Severus le había


ignorado durante la mayor parte, sólo haciendo un comentario sobre que su
poción era apenas pasable, en su tono más mordaz, al que Harry sonrió
sarcástico.
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MONTANA DANIELS

Encantamientos había sido pan comido y había ganado 5 puntos para


Gryffindor por dominar el primero El Encantamiento Camaleón.

McGonagall les había hecho un examen sorpresa, que Harry estaba


seguro de que le había salido bien. Estaba hambriento otra vez y no podía
esperar a la comida.

—Estoy hambriento —murmuró Ron a su lado mientras recogían los


libros de transformaciones.

—Yo también —dijo Harry.

—Sr. Potter, quédese un momento, por favor.

Harry miró al otro lado de la habitación, donde McGonagall estaba


sentada en su escritorio, y suspiró.

—Bajo en unos minutos —dijo Harry a Ron.

El resto de la clase se fue y Harry llevó a rastras su mochila hacia el


escritorio de McGonagall y la dejó caer delante mientras esperaba la atención
de la profesora.

Cuando levantó la mirada, se quitó las gafas y saludó a Harry con una
media sonrisa.

—Sr. Potter, estoy muy complacida con tus notas este curso —
empezó—. Has demostrado que has trabajado duro y los resultados han sido
más que aceptables.

—Gracias, señora —dijo Harry con cautela, preguntándose a dónde le


llevaría aquello.

—Pero me ha llamado la atención que tal vez poseas más talento del que
has demostrado en clase.

Harry parpadeó.

—No entiendo lo que…

—Transformación —clarificó ella—. El profesor Snape me ha dicho que


estabas ocultando algunas de tus habilidades.
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MONTANA DANIELS

La mandíbula de Harry se abrió.

—¿Lo dijo el pro-profesor Snape?

McGonagall se levantó de detrás del escritorio.

—Sí, dijo que se había topado con algunas de tus varias habilidades
ocultas y…

McGonagall siguió pero Harry no pudo oírla a través de la sangre que se


le acumulaba en la cabeza(2). ¿Snape se lo había contado? ¿Su secreto estaba
desvelado?

¿Severus le había traicionado?

Harry no quería creerlo, pero McGonagall estaba allí de pie, de brazos


cruzados, esperando expectante a que hiciera algo.

Harry tragó saliva con esfuerzo. Un nudo se le había formado en la


garganta. Se suponía que Snape protegería sus secretos. Severus había dicho…
Harry había confiado en él. Empezó a temblar mientras el dolor y la rabia se
acrecentaban en su interior.

—Así que impresióname, Sr. Potter —le pidió McGonagall.

—Pero…

—Ahora, Sr. Potter.

Harry se calmó, asegurando su máscara. Con un suspiro, se transformó y


anduvo de un lado a otro varias veces delante del escritorio de McGonagall.

Ella jadeó y se llevó una mano al corazón.

—Maravilloso, Sr. Potter. Estoy impresionada. Tu padre estaría tan


orgulloso.

Transformándose otra vez, Harry recogió su mochila.

—¿Puedo irme ya, señora? —preguntó Harry, pasando totalmente del


comentario sobre su padre—. Estoy hambriento. —Aquello era en aquel
momento mentira. Había desaparecido el apetito de Harry y este se sentía más
bien con náuseas.
Tener y Mantener 141
MONTANA DANIELS

McGonagall le dejó salir, con una mirada de sorpresa en su cara, y él


salió corriendo de la clase para no vomitar.

Harry no fue al Gran Comedor a comer. En vez de eso, fue a la


biblioteca, supuestamente para trabajar en su ensayo de historia de la magia,
pero como lo tenía todo terminado, acabó rumiando.

No podía entender cómo Snape podía hacer aquello. Snape era el que
había estado haciendo hincapié en la importancia del secretismo. Actuaba
como si sus vidas dependieran de ello. Snape aseguraba que Harry podía
confiar en él. ¿Por qué…?

—¿Qué pasa, Potter? ¿Enfurruñado porque ya no te persigo?

Harry levantó la vista y vio la sonrisa pagada de Zabini.

—Difícilmente —le contestó con suficiencia Harry antes de volverse


hacia sus libros.

—Thomas está más colado por mí que un centauro.

Aún sin levantar la vista, Harry sonrió.

—Espero que seáis felices juntos.

Oyó lo que podría haber sido un gruñido por parte de Zabini pero
afortunadamente Pince les hizo callar y dijo a Zabini que se fuera.
Zabini lo hizo, pero alargó la mano y la pasó por el pelo de Harry
mientras lo hacía.

Con un movimiento suave, Harry agarró la muñeca de Zabini y le


empujó contra la mesa.

—¿Qué coño estás haciendo, Potter? —siseó Zabini.

—Podría hacerte la misma pregunta —gruñó Harry. La mano de Zabini


todavía estaba agarrada por la suya—. Mejor que no te acerques a mi pelo.

—Qué...—Zabini se interrumpió mientras observaba a Harry quitarle


algunos pelos sueltos de la mano. Entonces se apartó, sujetándose la muñeca
como si Harry se la hubiera roto—. Estás paranoico, ¿lo sabes?
Tener y Mantener 142
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—A lo mejor —dijo Harry—. Pero sé lo que puede hacer la poción


multijugos.

Zabini sonrió.

—Potter, soy un Slytherin —le recordó—. Si quisiera tu pelo para algo


tan tortuoso como eso, no sería tan obvio.

Por el rabillo del ojo, Harry vio a Pince rodeando su pequeño escritorio.

—Sólo mantén las manos quietas, Zabini —masculló Harry—. O te


encontrarás sin ellas.

Harry volvió a sentarse, revolviendo sus libros.

Harry le vio desaparecer por las estanterías y sacudió la cabeza.

Malditos Slytherins. No se podía confiar en ninguno de ellos. Y su Jefe


de Casa era el peor.

Harry intentó convencerse a sí mismo de que todo era para mejor. Por lo
menos ya no era virgen y había sido iniciado en algo de buen sexo. Pero no
podía sacudirse la sensación de unidad que siempre había sentido cuando ellos
dos habían estado solos.

Cuando estaban solos, Harry podía dejar caer su máscara, ser él mismo, y
Snape también. Harry había hecho reír a Severus y había hecho que le deseara.
Harry le había contado a Severus cosas que nunca le habría contado a un
profesor.

Y habían compartido algo. Harry podía haberlo jurado. Más allá del sexo
había habido algo más. Harry no estaba seguro de qué era, pero sabía que era
real, honesto.

El enfado volvió otra vez. No debería haber confiado en Snape. No


debía haber bajado la guardia tan rápidamente o por completo.

¿Y por qué todavía quería al idiota grasiento?

~~~~~
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—¿A qué diablos venía todo eso? —Draco inmovilizó a Blaise en una
esquina oscura de la biblioteca.

Los ojos de Zabini se estrecharon.

—¿Lo has visto?

—Pues claro —dijo Draco con disgusto—. Sabes que tengo que vigilar a
Potter. —Miró a Blaise con suspicacia—. No estabas pensando en usar una
poción en él, ¿verdad?

—No es necesario que lo haga —dijo Blaise con indignación.

—Desde donde yo estaba ése no parecía ser el caso —se mofó Draco—.
No parece que esté interesado.

—Oh, estará interesado —le aseguró Blaise—. Te lo garantizo.

—¿De veras? —Draco se cruzó de brazos—. Yo creo que ya está


interesado en otra persona.

—¿Sí? —Las cejas de Blaise se alzaron—. ¿Qué te hace pensar eso?

—Presto atención —dijo Draco evasivamente—. Creo que deberías


desistir.

—¿Lo haces tú acaso?

Draco asintió.

—Hay mucho más de lo que crees.

—Mira —Los ojos de Blaise centellearon—, dijiste que no te interesaba,


así que pírate.

Draco sonrió.

—No digas que no te avisé.

—Apuntado —masculló Blaise, y se marchó furioso.


Draco suspiró.
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MONTANA DANIELS

—Maldito estúpido—murmuró.

~~~~~

Severus les observó secretamente mientras los tres se dirigían hacia la


mesa de Gryffindor para comer. El maldito mocoso estaba evitándole. No
había otra explicación. Potter no había ido a su lección de Oclumancia la
noche anterior (alegando enfermedad), ni tampoco había acudido a las
mazmorras solo, como Severus había esperado que hiciera.

Se habían separado en términos altamente afables cuando Harry había


dejado sus habitaciones la mañana anterior. ¿Qué podría haber pasado desde
entonces que hubiera asustado al chico?

Potter parecía bastante cansado en aquel momento pero su maldita


máscara estaba firmemente en su lugar, así que Severus podía ver poco más.
La clase de pociones doble con Gryffindor y Slytherin era aquella tarde.
Severus tendría que obligar al mocoso a abrirse otra vez.

A Severus no le gustaba no saber qué estaba pasando, y le gustaba aún


menos que Potter estuviera evitándole.
Después de su noche de pasión, Severus había contado con el hecho de
que Harry era un chico normal de 17 años con hormonas, y que volvería a por
más. ¿Por qué no podía hacer Potter lo que se esperaba de él?

Eso sería demasiado aburrido, Severus. Ya lo sabes. El desafío te sienta bien.

Minerva interrumpió sus pensamientos cuando se estaba poniendo de


pie para dejar la mesa.

—¿Podemos tener unas palabras, Severus, si no te importa?

Severus asintió y caminó en silencio con Minerva a su clase. Mientras ella


cerraba la puerta, Severus se volvió hacia ella, expectante.

—Me alegro de tener la oportunidad de hablar por fin contigo, Severus


—le anunció—. Llevo queriendo hacerlo desde...
Tener y Mantener 145
MONTANA DANIELS

—Por favor ve al grano —dijo Severus con brusquedad.

Minerva asintió.

—Muy bien. Enfrenté al Sr. Potter con sus buenas notas y me quedé
bastante atónita por lo que me mostró.

Severus parpadeó.

—Severus, ¿por qué no me hablaste de la extensión de su habilidad?

Confuso ahora, exigió:

—¿De qué estás hablando, Minerva?

Ella sonrió con orgullo.

—De su forma animaga, por supuesto.

Severus sintió que se le encogía el estómago.

—¿Su qué?

Minerva se ruborizó ligeramente.

—Oh, querido, ¿no lo sabías?

—Yo, eh...—Severus tomó aliento—. ¿Qué le dijiste?

—Simplemente le dije que me habías informado de que tenía bastante


más habilidad en transformación de lo que dejaba entrever. Y le dije que me lo
enseñara.

Maldición.

—¿Y se transformó? —preguntó Severus con cautela.

Minerva le consideró.

—Bueno, parecía bastante disgustado por la petición. Así que insistí. Y


me lo enseñó. Entonces volvió a la forma humana y se excusó. ¿Por qué no
me lo contaste?

Cree que le traicionaste.


Severus pensó con rapidez.
Tener y Mantener 146
MONTANA DANIELS

—Se suponía que nadie lo iba a saber —le dijo—. Por razones de
seguridad, obviamente.

—Bueno, eso explica su disgusto —concluyó Minerva. Envió a un


retrato a buscar a Potter y luego se volvió hacia Severus.

—Me ha sorprendido mucho que te lo enseñara —añadió Severus.

Minerva parecía ofendida.

—Soy la jefa de su casa, Severus —se sorbió la nariz—. Mis alumnos


confían en mí.

Severus podría haber seguido con ese tema en particular pero la entrada
de Potter se lo impidió.

—¿Me llamaba, profesora? —dijo Potter, entrando en la habitación. Se


detuvo bruscamente al ver a Severus. Con su máscara firmemente en su lugar,
asintió y le saludó con un cortante—: Profesor.

—Sí, Harry, entra —le dijo Minerva—. Me temo que te he hecho un


flaco favor.

Harry la miró, claramente confuso.

Mirada nº 5 de las Expresiones estándar de Harry Potter.

—No me di cuenta de que tu habilidad para transformarte era un secreto


—se explicó.

—¿Eh?

Vago interés. Nº 2.

—Sí —admitió Minerva—. El profesor Snape y yo estábamos


discutiéndolo.

Potter parpadeó.

—¿Sí?

Severus podía ver el minúsculo movimiento de la mandíbula de Harry


mientras le rechinaban los dientes.
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MONTANA DANIELS

—Sí, Potter. Me ha hablado de algunas de tus extraordinarias


habilidades. No tenía ni idea para empezar de que eras un animago. El
profesor Snape me había dicho que habías mejorado, no me dijo cuánto. —Se
volvió hacia Severus—. ¿Asumo que el profesor Dumbledore lo sabe?

—Pues...—Harry abrió la boca para contestar.

—Aún no —intervino Severus con rapidez—. Lo he descubierto hace


muy poco y todavía tengo que ver la transformación.

—Pero se lo contarás —presionó Minerva.

Severus inclinó la cabeza.

—El director y yo lo discutiremos.

—Muy bien —dijo Minerva, luego volvió a mirar a Potter—. Bien


hecho, Potter.

Harry asintió.

—Aunque no se lo dirá a nadie más, ¿verdad? —dijo, mirando al suelo.

Timidez humilde. Nº 4.

Minerva sonrió.

—Claro que no, Harry. Semejante habilidad como ésa debería estar
oculta en semejantes tiempos. Especialmente para ti.

Harry asintió resignado y suspiró.

—¿Puedo irme ya, señora?

—Ciertamente. Tienes clase.

Severus abrió la boca para ordenarle a Potter que esperara, pero el


mocoso se había ido como un rayo.

La clase de pociones doble fue un infierno. Su maldita voz interior no


dejaba de insistirle con formas de tranquilizar a su Harry de que no había
traicionado su confianza. Aunque ayudó la pequeña confesión de Minerva,
Severus estaba seguro de que Harry estaría en modo defensivo.
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Consiguieron pasar la clase sin que estallara nada o se derritiera algo o


alguien, así que Severus les dejó salir con gran alivio.

Se movió hacia su escritorio, notando que Potter estaba apresurándose


en recoger sus cosas.

Está intentando escapar.

La necesidad de Severus de corregir el malentendido tenía prioridad


sobre todo lo demás. Ni siquiera las deliciosas imágenes de la noche anterior,
repitiéndose en su mente, haciendo de la clase y la presencia de Potter un
maravilloso tormento, pudieron distraerle de aclarar aquel lío.

Harry casi se escapó. Después de lanzar un hechizo rápido a la mesa de


trabajo de Potter, Severus le llamó.

—Sr. Potter, se quedará y limpiará su desorden.

Estupefacto, Harry se volvió y miró su mesa. Se le abrieron la boca y los


ojos ante el desorden que Severus había creado con magia.

Al menos todavía puedes sorprenderle.

Severus tuvo que coincidir. La máscara de Harry se había ido totalmente.

Potter permaneció de pie, con el cuerpo rígido de ira, los puños


apretados y la mandíbula cerrada de nuevo, pero trabada, mientras los demás
estudiantes salían de la habitación.

Cuando estuvieron solos otra vez, fulminó a Severus con la mirada.

—Eso es jodidamente injusto —dijo en voz alta.

—Muy mal —replicó Severus. Envió un hechizo para cerrar la puerta y,


como idea de último momento, un hechizo silenciador también—. ¿Por qué
no viniste a mí cuando...?

—¿Cómo pudiste decírselo? —gritó Potter.

—No lo hice —dijo Severus con brusquedad—. Ya la oíste.

—Debes haberle dicho algo —insistió.


Tener y Mantener 149
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—Pequeñas concesiones, Potter. Recuerda, pequeñas —gruñó Severus—.


Es posible que sacie la curiosidad con sólo partes de un secreto más grande.
¿No has estado prestando atención?

—¿Por qué tuviste que decirle nada? —exigió Harry.

—Porque, Sr. Potter, —gruñó Severus—, McGonagall no se cree la


excusa de las pociones curativas. Se fue a ver al director y exigió una
explicación de por qué el querido Gryffindor está fuera de su pequeña y
segura torre y abajo en las sombrías mazmorras casi todas las noches.

Severus vio la ira drenarse literalmente del cuerpo de Harry.

—Lo siento.

Pero Severus no había acabado.

—Simplemente asumiste que se lo había contado todo. Debías haber


indagado antes de transformarte confiadamente delante de ella... delante de
cualquiera.

—Lo siento.

—Debes descubrir exactamente cuánta información tiene una persona


primero, antes de darle algo más.

—Tienes razón.
—No tienes excusa —continuó Severus, impertérrito—. Y entonces,
desperdiciaste dos días enfurruñándote cuando deberías haber acudido a mí.

—Lo siento.

—Habrías descubierto la verdad y podríamos haber discutido el control


de daños y futuras acciones preventivas

Severus habría continuado pero fue interrumpido por la boca de Harry


sobre la suya. Entonces aquella lengua sedosa se deslizó entre sus labios y se
olvidó de todo lo relacionado con la reprimenda.

Qué boca tan celestial.


Tener y Mantener 150
MONTANA DANIELS

Cuando Harry se apartó, deslizó una mano desde alrededor del cuello de
Severus hacia su pecho y le miró con aquella expresión inocente. Se lamió los
labios.

—Dije que lo sentía —dijo—. Tienes razón, soy un idiota.

—Desde luego —murmuró Severus, atrayendo el cuerpo obediente hacia


sus brazos—. Mi idiota —murmuró, bajando la cabeza.

Oh, sí. Bésale primero, repréndele más tarde.

_____________

(1) Nota de la Traductora: En inglés hay un juego de palabras entre


descarado (cheeky) y nalgas (cheek) que no se puede reflejar en su versión en
español.Vuelve.

(2) Notas de la Autora: Lo que en realidad Minerva le dijo a Harry sobre


su forma animaga: "Harry, no me di cuenta para nada de que tu
increíblemente genial forma animaga era un secreto. Sev sólo me dijo que eras
bueno, no me dijo lo bueno que eras. Sólo quiero hacerte saber que puedes
contar conmigo, no se lo diré a nadie." Vuelve
Tener y Mantener 151
MONTANA DANIELS

No cabía duda de que había una conmoción en la parte principal del


castillo. Severus reconoció las señales tan pronto como salió de las
mazmorras.

Parecía estar disolviéndose, los niños se dispersaban y Severus agarró a


uno de segundo año por el cuello del uniforme.

—¿Qué ha pasado?

—Alguien se cayó de una de las escaleras móviles —le informó el


Slytherin.

¿De? No por, de. Niño idiota. Espera un minuto.

—¿Quién era?

El chico se encogió de hombros.

—No lo sé. Sólo oí que era un Gryffindor. —Se marchó con rapidez
cuando Severus le liberó.

Maldición.

No sabes si es Harry.

¿Quién más podría ser? Los percances y problemas seguían al mocoso.

Cuando Severus llegó a la enfermería, sus sospechas se confirmaron.


Vislumbrar a Weasley y Granger con aspecto angustiado y retorciéndose las
manos fue suficiente pista, pero el hecho de que Dumbledore y McGonagall
estuvieran presentes eliminó cualquier duda en su mente.
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MONTANA DANIELS

—Ah, profesor Snape.

—¿Ha sido Potter? —Severus intentó mantener el miedo fuera de su


voz.

—Sí, profesor, pero estará bien —le aseguró Albus—. Sólo algunos
huesos rotos y morados. Madame Pomfrey ha dicho que lo tendría arreglado
en un santiamén.

—Me alegro de que estén todos aquí —dijo Poppy Pomfrey acercándose
a ellos—. Potter está bien. Ha pedido verle, director, y también a vosotros dos
—indicó a Severus y Minerva.

Los tres se acercaron a la cama y Potter luchó por sentarse. Los ojos de
Severus le barrieron, inspeccionando la figura. Quería pasar las manos por
todo el mocoso para asegurarse por sí mismo de que estaba de una pieza.

¿Qué podría haber pasado? Severus estaba seguro de que el chico dormía
con regularidad otra vez.

—Harry, mi muchacho, ¿cómo estás? —preguntó el director con todo su


buen humor.

—Estoy bien, profesor Dumbledore, pero…

—Estupendo, estupendo. Cosa desagradable una caída como ésa.


—Sí, pero estoy bien. Mire…

—Un poco de descanso y estarás bien —continuó Dumbledore.

—Ya lo sé, pero…

—Estamos muy contentos de que…

—Director. —Severus casi se lo dijo con brusquedad—. ¿Sería tan


amable de dejar a Potter terminar la frase? —Miró a Harry y no pudo evitar
ver su gratitud—. Bueno, Potter, ¿qué ha pasado?

—Visión.

Esa palabra fue suficiente para conseguir su atención.


Tener y Mantener 153
MONTANA DANIELS

—Fue tan repentino... no tuve oportunidad de bloquearlo —explicó


Potter.

—Sigue, Potter —le urgió Minerva.

—De repente sentí aquella ráfaga de odio, luego… luego…

—¿Qué? —le animó Severus, luchando contra su propia impaciencia.

—Mató a alguien.

Albus se sentó sobre la cama y cogió la mano del chico. Severus hizo
rechinar los dientes, deseando retirar físicamente al director y ocupar su
lugar. Él debería estar consolando a Harry.

—¿Quién era, Harry? —preguntó Dumbledore con suavidad—. ¿Pudiste


verlo?

Harry asintió.

—Era un mortífago —miró a Severus—. Llevaban túnicas. Se suponía


que tenía que conseguir información pero fracasó. Y Voldemort dijo que
estaba cansado de su ineptitud, y le mató.

—¿Quién, Harry?

—Voldemort le llamó Geoffrey.

Severus miró a Albus, quien alzó la vista hacia él.

—Crabbe —dijeron ambos a la vez.

—Oh, Dios mío. Pobre Vincent. —Albus se puso de pie—. Vamos,


debemos ver lo lejos que ha llegado la noticia.

Los demás se alejaron lentamente y Severus le frunció el ceño al mocoso.


Ya se ocuparía de su pequeña serpiente. Vincent apenas conocía a su padre y
sería fácilmente consolado por su madre. No obstante, Potter…

—Estoy bien —le aseguró Harry.

Los ojos de Severus se estrecharon con suspicacia.

—De verdad.
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MONTANA DANIELS

—Me enteraré si no lo estás—Severus no pudo evitar el gruñido.

Harry asintió.

—Ya lo sé. Pero estoy bien.

Severus asintió una vez, luego se dio la vuelta y salió de la habitación.

~~~~~

Lucius miró horrorizado mientras el cadáver de Geoffrey Crabbe era


cargado por elfos domésticos para enviárselo a su mujer. Voldemort no
incineró el cadáver. Oh, no. Sabía que el impacto sería mejor servido si había
un cadáver que enterrar y una familia que fuera vista llorando al muerto.

—Ahora —declaró Voldemort, mientras se volvía hacia los restantes


mortífagos.

Sólo los seguidores que tenían hijos en Hogwarts estaban presentes. El


Señor Tenebroso siguió amonestándoles, explicando su desagrado por castigar
al padre de un alumno que había ido contra sus deseos. Lucius sólo le
escuchaba a medias. Se preguntaba qué se le había ordenado hacer a Vincent.
El chico era un idiota declarado. Ni siquiera el Señor Tenebroso podía haber
esperado mucho de él. Lo que había merecido este... ¿asesinato sin sentido?

—Lucius, quédate.

Lucius miró a su alrededor, viendo a todos los compatriotas dejar la


habitación. Se acercó al trono del Señor Tenebroso y se quitó la máscara.

—¿Mi señor?

—¿A qué está esperando Draco? —Como siempre, el bastardo iba al


grano.

—La animadversión es profunda, mi señor. Tardará mucho en...

—Al parecer el chico es agradable a la vista. Si las fuentes son correctas,


la lujuria debería ser suficiente para ambos. Tiene 17 años.
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Lucius tuvo que preguntarse sobre aquello. ¿Fuentes? Seguramente el


Señor Tenebroso no confiaría en el Profeta, ¿no?

—Sí, mi señor, pero...

—Quiero resultados, Lucius, no excusas —ladró—. Y los quiero ya.

Lucius inclinó la cabeza.

—Sí, amo.

—Le doy una semana. Si no puede hacer que pase algo, lo traerás ante
mí.

Lucius dominó sus rasgos.

—Como desee, mi señor —dijo.

Despedido, Lucius se volvió y dejó la sala de audiencias. Ahora lo


entendía. No era tanto lo que Vincent tenía que hacer, como lo que el Señor
Tenebroso esperaba que hiciera Draco. Los Crabbe eran un ejemplo, y
prescindible. El precedente estaba sentado para que Draco y Lucius supieran
lo que se les deparaba si no producían los resultados deseados.

Lucius salió del castillo, con los pensamientos hechos un lío. Aquello era
insatisfactorio. Era un Malfoy y puede que hubiera tomado unas cuantas
decisiones cuestionables en su pasado, pero había conseguido mantener todo
lo que le era querido. No estaba por la labor de perder nada, especialmente a
su hijo, por los caprichos de un megalómano irracional empeñado en la
venganza.

Necesitaría hablar otra vez con Severus, tan pronto como fuera posible.

~~~~~

Severus terminó sus abluciones nocturnas. Pomfrey iba a mantener a


Harry esa noche en la enfermería así que Severus se resignó a corregir los
horribles ensayos de primer año que había recogido ese día.
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Además estaba formando una lista interna de temas que discutiría con
Potter: la magia sin varita, transformación en batalla y quería ver la forma
animaga del mocoso.

Colgando su toalla, Severus se miró en el espejo. Y se miró otra vez.

¿Por qué sólo te miras en ese espejo cuando hay alguien en tu vida cuya opinión te
importa?

Severus ignoró la pregunta, centrando la atención en su pelo lacio y sin


vida. Este sufría enormemente debido a su profesión. Podía recordar la
sensación del pelo de Harry a través de sus dedos mientras lo acariciaba, o lo
agarraba. Se pasó los dedos por su propio pelo y luego se limpió la mano en la
túnica.
Eso es tan ordinario, Severus.

Hora de preparar algo de ese repelente de vapor para añadir a su


champú. Merlín, ¿cuándo fue la última vez que había usado aquello? Ah, sí,
David. Había sido un bastardo dependiente. También exigente. No le
extrañaba que sólo hubiera durado un mes. David siempre quería “mejorar” a
Severus de alguna forma.

Harry no hacía eso. Harry sabía quién era y le aceptaba. Esa aceptación
hacía que Severus deseara estar lo mejor que pudiera, de todas maneras. No
porque Harry lo pidiera o lo exigiera o lo mencionara siquiera. Sino porque
Harry se merecía lo mejor.

Severus sabía que tenía muchas cosas a su favor: su fuerza, su poder


mágico, su destreza en pociones, su honor...

El cual evidentemente no incluye abusar de los alumnos.

Alumnos que estaban por encima de la mayoría de edad, y Harry


ciertamente consentía.

Sí. Suplica de forma bastante agradable.

Severus sonrió ante el pensamiento pero, aparte de eso, lo ignoró.


Severus era también un hijo de perra desagradable. Había trabajado bastante
duro para conseguir y mantener esa imagen. Le frunció el ceño a su reflejo.
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Pero Harry lo encuentra divertido. Le haces reír.

El ceño fruncido desapareció. Desde luego. Se estremeció un poco al


recordar esas palabras. El mocoso tenía tan poco por lo que sonreír. Que
Severus pudiera hacerle reír era realmente un logro.

Severus frunció el ceño otra vez ante su cara envejecida.


Desafortunadamente, le faltaban atributos físicos. ¿Qué veía Harry en él, en
nombre de Merlín? Su palidez era menos que aceptable. Supuso que podría
salir más. El sol tenía sus ventajas, o eso había oído. Algo sobre absorción de
vitamina A y vitamina D. A lo mejor había una poción...

Había poco que hacer por su nariz. Era la nariz de los Snape y sin el
beneficio de ser un metamorfomago, no podía cambiarla a voluntad. Bueno,
podía. Era un mago.

Se le antojó y cogió la varita y cerró los ojos. Lanzando el hechizo, se


concentró en sus sombríos rasgos. El glamour le hizo sentir un hormigueo y
abrió los ojos para mirarse en el espejo.

Consideró su cara. ¿Se podría decir que era una mejora? Definitivamente.

No eres tú, Severus.

No lo era, tenía que estar de acuerdo. Y tuvo que recordarse a sí mismo


que odiaba cuando Harry usaba los glamour. Aparte de significar que Harry
estaba sufriendo, también ocultaba parte de lo que le hacía ser Harry. Y
Severus tenía que admitir que Harry era igual de hermoso para él cuando tenía
la cara cubierta de fatiga y los ojos ribeteados de agotamiento.

Severus suspiró. Tendría que trabajar con lo que tenía. Reconoció


brevemente su gratitud de que su cuerpo de cuarenta años estuviera
tonificado. Toda la vigilancia durante las noches y sus reflejos, rápidos como
un rayo, para controlar una habitación llena de estudiantes de pociones
peligrosos había valido la pena.

Y luego están las reglas básicas mortífagas.

Sí, luego estaba aquello. Uno debía estar físicamente preparado para
cualquier cosa cuando se estaba al servicio de un Señor Tenebroso. Con la
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MONTANA DANIELS

excepción de la multitud de cicatrices, que estropeaban su cuerpo, estaba por


lo menos aceptablemente en forma y esbelto.

¿Esbelto?

De acuerdo, estaba flaco.

Pero también lo estaba Harry. Sin embargo, el cuerpo de Harry era


también joven y fuerte, y que a Severus le partiese un rayo si no podía ponerse
a su altura.

A Harry no le importaría que fueras terriblemente gordo y plagado de artritis.

Severus le frunció el ceño a su reflejo. Que le partiese un rayo si no era


cierto. ¿Qué pasaba con el mocoso? Debería estar persiguiendo a Zabini o
incluso a Malfoy. No a...

Porque le gustas tú, Severus.

Que le partiese un rayo si eso no le hacía sonreír.

~~~~~

Harry sonrió mientras las barreras de la habitación privada de Severus le


dejaban entrar. Había pensado que era una casualidad la última vez que había
venido para las lecciones, pero ahora estaba seguro de que Severus había
ajustado sus barreras para incluir a Harry.

—Profesor —llamó, mientras entraba en la habitación.

Severus entró dando grandes zancadas, con la túnica ondeando, y Harry


no pudo evitar sonreír. Todo en el hombre atraía la atención de Harry.

Severus se paró a varios metros y se cruzó de brazos.

—¿Y por qué sonríes?

Harry apartó la mirada, preparando su cara. Cuando volvió a mirarle, su


expresión era neutral.
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—Nada, yo...

Las cejas de Severus se levantaron de forma retadora.

Harry se mordió el labio.

—Tú —admitió Harry—. Eres increíble.

Severus sonrió, agitó un brazo y continuó hacia su escritorio.

—Los halagos no harán que te folle antes, Sr. Potter. Te sugiero que lo
recuerdes —Una vez asentado detrás de su escritorio, añadió—: Tenemos
trabajo que hacer.

—No quería... es decir, eso no es lo que... —tartamudeó Harry—. Oh,


diablos, eres imposible. Lo decía en serio.

—Muy bien —dijo Severus—. Continuemos con la misma pauta seria.


Me gustaría verte transformarte.

—Maldito aguafiestas —masculló Harry, quitándose la túnica. La tiró


sobre una silla y se puso frente a Severus—. ¿Aquí mismo?

—La habitación es segura, Potter —le dijo Severus—. Cuando estés


listo.

Harry suspiró y se concentró interiormente. Ahora le resultaba más fácil


provocar la transformación y sintió su magia interna agitarse un momento
antes de sentir el cambio. Magia simple y limpia: sus percepciones cambiaron,
sus sentidos se afinaron, y su cuerpo se convirtió en el elegante jaguar negro.

Caminó silenciosamente por la habitación, oliendo todos los aromas que


asaltaban su sensible nariz. El más predominante era por supuesto Snape, y
Harry se movió silenciosamente alrededor del escritorio y puso sus patas
delanteras en el regazo de Severus.
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—Potter —le avisó Severus, demasiado tarde, mientras Harry empezaba


a lamer su cara—. Para, chico idiota —exigió.

Ilustración de Mavitomo

Harry no lo hizo. Siguió lamiendo la cara de Severus, bajo su barbilla y


alrededor de su oreja. La risa empezó a sonar desde el pecho de Severus, hasta
que fluyó libremente por sus labios.

—Harry, basta —jadeó Severus mientras intentaba empujar al felino de


su regazo. Sin embargo, Harry no era un gatito, y la tarea fue más difícil de lo
esperado—. Lo digo en serio, mocoso insolente, o juro que haré que lo
lamentes.

Harry se detuvo. Volvió a recuperar la forma humana, mientras seguía


inmovilizando a Severus contra el respaldo de la silla, y continuó con el asalto
a su cuello con la boca.
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MONTANA DANIELS

—Me encanta hacerte reír —murmuró Harry contra la piel firme.

—Cuéntaselo a alguien y te convertiré en poción —refunfuñó Severus,


intentando coger los brazos de Harry para apartarle—. Harry...

Harry le hizo callar de la forma en que hacía siempre Severus. Le besó,


profundamente, a fondo, con las manos moviéndose sobre su pecho mientras
abría la túnica y la camisa de debajo.

Severus gimió cuando las manos de Harry hicieron contacto con la piel y
agarró su pelo mientras la boca de este bajaba para unirse a la exploración del
pecho. Harry continuó desabrochando la ropa en su camino hacia abajo,
atendiendo cada área expuesta de carne con su lengua y labios. Lamió y
succionó varias cicatrices, pero Harry volvió la atención a los pezones de
Severus cuando empezó a trabajar en los pantalones.

Harry ya había aprendido el truco de los cierres de Severus y los abrió


con rapidez. Antes de que Severus pensara siquiera en protestar, Harry rodeó
con la mano la creciente excitación, acariciándola persuasivamente mientras la
liberaba de su confinamiento.

—Harry.

Harry se puso de rodillas con rapidez entre las piernas de Severus y bajó
la cabeza. Pasó la lengua sobre la punta y Severus siseó, mientras sus caderas
daban una sacudida. Harry abrió la boca y tomó la punta entre sus labios;
luego bajó la boca, metiéndose más la polla en ella. Rodeando la cabeza con la
lengua, se movió arriba y abajo, rozando con los dientes de vez en cuando la
piel.

Los gemidos de Severus fueron haciéndose más sonoros, así que Harry
supuso que lo estaba haciendo bien. Al no tener mucha experiencia en ese
área, tampoco se había dado cuenta de cuánto disfrutaría haciéndolo. Las
manos de Severus agarraron su pelo y Harry succionó.

—Oh —jadeó Severus.

Harry sonrió alrededor de la polla y siguió lamiendo y succionando,


usando las manos para acariciar lo que no le cabía y la pesada bolsa. Las
caderas de Severus empezaron a dar sacudidas y Harry supo que estaba cerca.
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—Harry, estoy...

Harry levantó la vista, Severus estaba mirándole. Tenía la expresión


embelesada por el placer y casi dolorida por la necesidad. Era hermoso.

—¿Mm? —dijo Harry, pero salió como un “hum” y la cabeza de Severus


cayó hacia atrás y sus ojos se cerraron mientras se corría.

Al no estar preparado, al principio Harry casi tuvo arcadas, pero luego


consiguió coger la mayor parte y tragárselo. Succionando suavemente para
exprimir el placer de Severus, Harry podría haber suspirado por su propio
éxtasis; las manos de Severus le acariciaron la cabeza.

Harry fue de repente puesto en el regazo de Severus e igual de


enérgicamente besado. La lengua de Severus invadió su boca como un
conquistador que pasara arrasando y descubriera y saqueara cada superficie.
Harry se aferró a él mientras Severus se movía, apoyándole contra el
reposabrazos de la silla e inclinándose sobre él.

—S-severus —consiguió decir Harry cuando su boca estuvo libre.

—Silencio —gruñó Severus mientras su boca bajaba por la garganta de


Harry.

Harry apenas notó que le estaban desabrochando la ropa mientras la


maravillosa boca de Severus se movía sobre la piel de su cuello y hombro. La
mano libre de éste se movió sobre su pecho, atormentando la piel y
endureciendo sus pezones.

Gimió mientras sentía que le desabrochaban los vaqueros y sacudió las


caderas. Los largos dedos mágicos de Severus rodearon su longitud y Harry
gimió otra vez.

—Mocoso insolente —murmuró Severus contra la piel, bajo la oreja de


Harry. Tiró del lóbulo con los dientes, mientras su mano tiraba de la
erección—. ¿En qué estabas pensando?

Harry jadeó mientras Severus presionaba firmemente la piel de detrás de


sus huevos. Se preguntó cómo era posible que Severus conociera su cuerpo
mejor que él.
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—Harry —Otro murmullo mientras una lengua delineaba su oreja, y


aquella mano aún seguía alternando entre moverse sobre su erección y jugar
con sus huevos—. Contéstame.

—Yo... yo... —Unos dientes moviéndose por su garganta le


distrajeron—. Quería darte placer.

—Oh, lo has hecho, Harry —susurró Severus—. Lo has hecho, desde


luego. —Un dedo trazó la cabeza de su pene y Harry se estremeció. Entonces
ese dedo se puso entre sus piernas para acariciar su agujero.

—Oh, Dios —jadeó Harry.

—Tócate, Harry.

Harry gimió, echando la cabeza hacia atrás, mientras bajaba la mano para
acariciarse la polla. El dedo volvió hacia la cabeza y se movió sobre la goteante
punta otra vez.

—Adelante, Harry. Quiero mirar.

El dedo volvió a la entrada de Harry y si éste hubiera podido separar más


las piernas, lo habría hecho. El dedo humedecido de Severus entró por fin y
Harry emitió un grito ahogado.

—S-sev, por favor —dijo Harry roncamente. Su mano siguió


moviéndose por su polla, hasta encontrar el ritmo que Severus marcaba
dentro de él—. Oh, Dios —jadeó Harry.

Entonces Severus encontró el lugar y Harry explotó de placer.

Harry fue vagamente consciente de las caricias de Severus mientras se


recuperaba del orgasmo, pero pronto se dio cuenta de que había unos labios
moviéndose gentilmente por su cara.

Cuando Severus levantó por fin la cabeza y miró a Harry, estaba


frunciendo el ceño.

—Pensaba que ibas a ser serio, Sr. Potter —dijo Severus.

Harry se lamió los sensibles labios.

—Mmh. Creía que eso ha sido bastante en serio —replicó.


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—Eso —dijo Severus—, ha sido bastante lascivo.

—Mmh, ¿lo suficiente? —sugirió Harry, mordiéndose el labio otra vez.

Severus sonrió.

—Sea como sea, Sr. Potter —dijo con tono autoritario—, tenemos
trabajo que hacer. Ahora, levántate.

—¿Tenemos que hacerlo? —se quejó Harry suavemente, acariciando con


la boca la mandíbula de Severus.

Con un suspiro, Severus simplemente se levantó, dejando caer a Harry al


suelo.

Severus pasó por encima de Harry y se dio la vuelta, probablemente


arreglándose la ropa, mientras Harry contenía el aliento.

—Oh, muy romántico —masculló Harry, arreglándose a sí mismo, lo


que incluyó un rápido fregotego.

—No hago cosas románticas —dijo Severus.

Harry se puso de pie y se abrochó los vaqueros.

—Eso sí que es una sorpresa —replicó Harry con suavidad, aunque


podía argüir que Severus era muy romántico, para Harry, de todas maneras.
Podía asumir que una mamada y una paja en la silla del escritorio de Severus
podían no ser considerados un interludio romántico, pero las caricias y los
besos de después ciertamente sí se lo parecían.

El pensamiento le hizo sonreír.

Cuando su mirada se volvió hacia Severus, encontró al hombre apoyado


contra su escritorio, mirándole pensativamente.

—¿Qué? —dijo Harry.

Severus frunció el ceño.

—Deberías limpiarte antes de que eso se seque.

—¿Qué? Oh. —Harry sintió que el calor le subía a la cara—. Ya lo he


limpiado. He hecho un encantamiento limpiador.
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—¿De veras?—Aquella ceja se alzó—. ¿Cuándo?

—Hace un minuto —dijo Harry a la defensiva.

—¿Dónde está tu varita?

—¿Qué? —Harry miró a su alrededor. Su varita estaba aún en el bolsillo


de su túnica.

—Tal como pensaba —dijo Severus—. Lo haces sin darte cuenta,


¿verdad?

Harry se mordió el labio otra vez.

—Supongo. A veces.

—¿Y nadie lo ha notado?

Harry pensó con detenimiento pero por su vida que no podía recordar
que nadie hubiera dicho nada de que él hiciera magia sin varita. Así se lo dijo.

Severus asintió.

—Muy bien. Aunque deberías hacer un esfuerzo consciente por llevar la


cuenta.

—De acuerdo —estuvo de acuerdo Harry—. ¿Vamos a trabajar en eso


ahora?

Severus suspiró.

—No lo había planeado —dijo, moviéndose hacia una de las sillas al


lado de la hoguera. Se sentó e indicó hacia la otra silla—. Hemos perdido
mucho tiempo esta tarde —Hizo una pausa para encontrarse con la mirada de
Harry— en otras cosas.

Harry se dio por aludido y se sentó. Hubiera preferido sentarse en el


regazo de Severus pero no creía que hubiera estado de acuerdo.

Inseguro de si eso era una censura o una alabanza, Harry se volvió hacia
el hogar.

—Lo siento, señor —murmuró.


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Severus bufó y la mirada de Harry volvió hacia él. Sonrió.

—No hay necesidad de disculparse, Potter —dijo—. Podría haberte


detenido, de haber querido.

Harry sonrió, sintiéndose pagado de sí mismo.

—No tuviste mucha suerte en detener al jaguar.

—Sí, bueno, dudo que eso sea ventajoso en nuestro futuro inmediato.

Harry suspiró, volviendo la mirada hacia el hogar.

—Lo sé. Al principio pensé que era genial, pero luego me di cuenta de
que no tenía ninguna utilidad real para mí en general.

—Cierto. Un felino de ese tamaño en Gran Bretaña seguro que causaría


revuelo —estuvo de acuerdo Severus—. Lo más probable es que te cazaran y
exhibieran en el zoo.

Harry bufó.

—¿Y ya no estoy en uno todos los días de mi vida? —Aquello provocó


una risa y Harry se volvió a mirar a Severus—. Pero tal vez habría sido mejor
que fuera una rana o algo así.

Severus sonrió.

—No seas melodramático, Potter. Puede que no sea conveniente pero


no se puede elegir la forma. Ella se adapta a ti. Debes esforzarte para hacer
que funcione para ti.

—Ya lo sé —dijo Harry con irritación—. Es sólo que nunca entendí por
qué un jaguar.

—¿Granger repasó las características del jaguar?

—Claro que lo hizo —dijo Harry. La expresión de Severus le animó—.


Velocidad —empezó—. La poderosa mandíbula.

—Desde luego.

Harry oyó la petulancia en el tono de Severus y le replicó.


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—Si vas a burlarte de que hablo demasiado, entonces me voy.

Severus sonrió con maldad.

—Me alegro de no haberlo hecho entonces.

—Vale —dijo Harry de forma remilgada, complacido de repente por la


broma—. Lo recordaré la próxima vez que quieras que suplique.

Severus bufó.

—Sr. Potter, cuando quiera que suplique, dudo que recuerde siquiera su
propio nombre.

Harry se ruborizó, mordiéndose el labio. Eso le pasaba por intentar


bromear con alguien como Severus. Aún no podía acostumbrarse a que
Severus le hablara así.

—Potter —Severus le trajo de vuelta al tema—, lo que quería decir era


más simbólico. Dime, cuando hablas, ¿quién escucha?

—¿La verdad? —preguntó Harry.

—Sí.

—Nadie —replicó Harry—. No importa lo que diga, la gente cree lo que


quiere.

—No desde donde yo lo veo —arguyó Severus—. La gente cree lo que


tú quieres que crean. Si quieres que crean lo que piensan entonces lo permites.
Si quieres que piensen otra cosa entonces tú dices convenientemente otra
cosa.

Harry consideró las palabras, aún un poco perdido.

—¿Qué me estás diciendo?

—Estoy diciendo que tienes el poder de la mera sugestión. Mira lo que


hiciste en quinto año, la entrevista que diste.

—Todos pensaron que estaba loco —dijo Harry con incredulidad.


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—Algunas personas —coincidió Severus—. Pero aún así querían leer lo


que tenías que decir. Después de que las noticias sobre lo del Señor
Tenebroso fueran confirmadas, oí que ese artículo valía una fortuna.

—¿Entonces...? —le animó, aún confuso.

—Entonces —le imitó—, ésa es una parte de tu fama que puedes usar,
Potter. Los medios de comunicación pueden ser manipulados.

Harry asintió.

—Sí, eso es lo que estábamos intentando hacer en quinto año.

—Exactamente.

—¿Pero qué tiene que ver eso con un jaguar? —preguntó Harry.

—La verdad, Potter, es una analogía —explicó Severus—. Ambos sois


poderosos de forma similar. El jaguar puede aplastar un cráneo con sus
mandíbulas, tus palabras pueden destruir.

—Ah —dijo Harry cayendo en la cuenta, mientras recordaba el daño


hecho al Ministerio y a aquellos que identificó como mortífagos—. Como el
caos que causó mi entrevista.

—Sí. Incluso yo me quedé impresionado por aquella jugada ingeniosa


para ganarle la batalla a Umbridge.
Harry sonrió.

—El sombrero seleccionador no quería ponerme en Slytherin por nada.

Severus parpadeó.

—¿Qué?

—¿Eh?

—¿Qué ha sido eso? ¿Sobre el sombrero seleccionador?

Fue el turno de Harry de parpadear.

—¿No lo sabías?

—¿No sabía el qué, exactamente?


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—Estaba seguro de que Dumbledore te lo habría contado —dijo Harry


reflexivamente. El ceño de Severus se amplió y Harry cedió—. El sombrero
seleccionador quería ponerme en Slytherin primero —le contó a Severus—.

Pero yo ya había conocido a Malfoy y me había enterado de que Vold...


el Señor Tenebroso había estado en esa casa, así que le rogué que no me
pusiera allí.

Severus le estudió con intensidad.

—¿Por qué no me lo contaste?

—Pensaba que lo sabías —dijo Harry sinceramente.

—Nunca lo asumas, Sr. Potter.

Harry se levantó y cruzó el pequeño espacio de alfombra entre ellos. Se


dejó caer en el regazo de Severus y le rodeó el cuello con los brazos.

—La última vez que asumí contigo, ¿recuerdas lo que hiciste?

Severus sonrió, colocando los brazos alrededor de la cintura de Harry.

—Creo que te... ¿expuse a un shock traumático?

—Ese primer beso fue bastante traumático —dijo Harry con un suspiro.

—¿Y ahora?

Harry consideró la pregunta.

—Ahora creo que ser el héroe traumatizado me sienta bien.

Severus bufó y sacudió la cabeza.

—No, Sr. Potter. No lo hace. Mis besos te sientan bien.

Harry sonrió, tomando la cara de Severus en sus manos.

—Eres tan inteligente, ¿no, profesor?

—¿Y sólo has tardado siete años en darte cuenta?

Harry suspiró, bajando la cabeza.


Tener y Mantener 170
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—Dios, eres imposible —murmuró, y luego presionó los labios contra


los de Severus.
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—Potter, ¿qué estás haciendo?

Harry estaba estirado a su lado, con toda la longitud de su cuerpo


desnudo pegada contra el suyo mientras la cabeza oscura yacía sobre su pecho
y unos dedos ligeros trazaban dibujos alrededor de su pezón.

Harry levantó la cabeza para mirar a Severus.

—Y si las palabras “abrazar” o “acurrucar” dejan esa tentadora boca


tuya, tendré que echarte un maleficio.

Harry suspiró, volviendo a poner la cabeza sobre el pecho de Severus.

—Sólo tocando —fue la soñolienta réplica. Se restregó como un gato


contra todo el costado de Severus—. Piel sobre piel. Se siente tan bien.

Severus abrió la boca para replicar.

No lo digas. Recibió poco afecto físico mientras creció.

Severus suspiró, pasando su propia mano por la espalda de Harry. Eso


era cierto. Ambos parecían ansiar que el otro le tocara. Sus dedos se
deslizaron otra vez por la elevación de la cadera de Harry.

—¿Dónde te hiciste esto? —preguntó Severus en tono coloquial,


recorriendo con su dedo la longitud de la cicatriz. No quería que Harry se
quedara dormido. Por muy reacio que fuera a ello, Harry tenía que irse pronto.

—Me caí en un arbusto —contestó Harry con suavidad.

Aquello sorprendió a Severus, ya que esperaba oír algo sobre una de las
aventuras previas de Harry.
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—¿Sí? —le animó.

—No me aparté del camino de Dudley lo bastante rápido. —Los dedos


de Harry se movieron hacia el hombro de Severus. Recorrió una cicatriz
alrededor del hombro, luego otra al otro lado de la caja torácica—. ¿Cómo te
hiciste tú ésas?

—No creo que…

La cabeza de Harry se levantó otra vez.

—Empezaste tú.

Lo hiciste.

—Muy bien —dijo Severus con frialdad—. Ésta —Indicó la cicatriz en


su bajo abdomen—, es de mi padre. —Volvió a recostarse contra la
almohada, cerrando los ojos—. La otra es del tuyo.

Harry se puso tenso perceptiblemente.

—¿Es necesario que siga?

Un silencio mortal siguió a la declaración y Severus abrió un ojo para


mirar a Harry. El horror total era nítido en la cara de su mocoso.

Severus casi tuvo tiempo de sonreír antes de que la expresión de Harry


se convirtiera en una de vergüenza y se retirara de sus brazos.

—Oh, Dios —dijo Harry con voz ahogada.

Joder.

—Harry... —dijo Severus con rapidez mientras le agarraba del brazo.


Harry lo apartó y salió de la cama.

—Harry. —Severus le agarró otra vez y de un tirón le puso encima de


él—. Para.

Harry empezó a forcejear y Severus les hizo rodar hasta que le tuvo
debajo de él. Éste seguía sin mirarle y estaba cogiendo grandes bocanadas de
aire.
Tener y Mantener 173
MONTANA DANIELS

—¡Potter! —Fue el tono de mando en su voz lo que atrajo por fin la


mirada de Harry—. Tu nombre es Harry, no James o Sirius —citó Severus
deliberadamente a Harry.

—Lo-lo siento.

Severus frunció el ceño.

—Si estás disculpándote por reaccionar de forma exagerada, lo acepto —


le dijo Severus—. Si estás disculpándote por tu padre, entonces no puedo. No
te corresponde ni tienes el derecho de pedir disculpas o indemnizar por otra
persona.

—Pero fue a causa de él que me odiaras todos esos años.

—Sí, pero puedes ver que fue una equivocación. Lo que podríamos
habernos perdido. Lo que pasó de todas maneras.

¿Fue una equivocación? Ni siquiera puedes decir que tú estabas equivocado, ¿verdad?

Los ojos de Harry cayeron.

—No te culpo por odiarme.

—No te odio.

—Dios, cada vez que me miras, ves a mi padre.

Harry empezó a forcejear otra vez y Severus se movió para contenerle


mejor.

—Error —dijo Severus con brusquedad.

—-Pero...

—En realidad te pareces mucho a tu madre últimamente.

Harry dejó de moverse.

—¿De veras?

Severus asintió.
—Tu padre era también más alto, más ancho y tenía una cara más
cuadrada. —Los ojos de Harry estaban abiertos y curiosos.
Tener y Mantener 174
MONTANA DANIELS

Y suplicando aceptación.

Severus continuó:

—Y puede que hayas heredado algunos de sus rasgos Gryffindor más


molestos, pero en general —Severus hizo una pausa para inclinar sus ojos
sobre la expresión desnuda de Harry—, eres mucho más atractivo de lo que
fue él alguna vez.

¿Distrayendo al mocoso con halagos?

Era la verdad.

Sí. Y se ruboriza de forma tan adorable.

Harry tomó un par de bocanadas de aire mientras reflexionaba sobre las


palabras de Severus. Levantó la mirada hacia Severus, medio avergonzado,
medio aliviado.

—¿Así que estoy siendo un idiota?

—Bastante.

Harry frunció el ceño, intentando liberar las manos, que estaban aún
sujetas por Severus.

—No tienes que estar de acuerdo tan de buena gana.

Severus sonrió.

—¿No?

—Ya puedes soltarme.

Severus estudió la posición de Harry y se maravilló del resultado


asombroso de su poder de forcejeo físico. Desnudo y en su cama. Con las
manos de Harry inmovilizadas sobre su cabeza y su pecho respirando
agitadamente, Severus se colocó entre sus piernas. La polla de Harry pareció
moverse cuando la mirada de Severus cayó sobre ella.

Se encontró con la mirada de Harry.

—No sé, lo encuentro... prometedor.


Tener y Mantener 175
MONTANA DANIELS

Las cejas de Harry se alzaron.

—¿De veras? —dobló una pierna y pasó los dedos del pie por la parte
trasera de la pierna de Severus. Arqueándose, frotó su erección, que crecía
rápidamente, contra la de Severus.

—Mocoso insaciable —murmuró Severus, bajando la cabeza.

~~~~~

Harry tiró débilmente de las ataduras que le sujetaban las muñecas a la


cabecera. No importaba que fueran de seda, o que su posición complaciera sin
fin a Severus. El resultado era el mismo. Harry no podía tocar a Severus.

Y Harry ansiaba tocarle. Quería explorar el cuerpo de Severus tan


minuciosamente como él exploraba siempre el suyo. Quería trazarlo con su
boca, besar y lamer y morder cada centímetro. Harry quería sentir a Severus
alrededor de él, hacerle gemir y suplicar que Harry le tomara.

—Severus —se quejó Harry, pero salió más como un ruego áspero—.
Por favor.

La lengua de Severus recorrió la longitud de la polla de Harry,


obteniendo un siseo por parte de éste.

—¿Por favor, qué?

—Quiero tocarte. —Definitivamente Harry estaba suplicándole—.


¿Cuándo es mi turno?

—Mi cuerpo no es tan fascinante como el tuyo, mi delicioso mocoso —


dijo Severus mientras su lengua hurgaba en el ombligo de Harry y un dedo
recorría la raja sobre su sensible abertura. Las caderas de Harry dieron una
sacudida en respuesta.

Severus siguió besando su camino hacia el pecho de Harry.

—Es viejo y lleno de imperfecciones —dijo contra un pezón.


Tener y Mantener 176
MONTANA DANIELS

—Creo que eres hermoso —insistió Harry, por si servía de algo,


mientras Severus estaba más abstraído en hacerle retorcerse.

Las palabras de Severus hicieron que Harry quisiera consumirse. Severus


veía de verdad a Harry, quería de verdad a Harry.

Severus se movió hacia el otro pezón, continuando con su juego.

—Quizá tenga que revisarte los ojos con un hechizo —murmuró,


avanzando por la garganta de Harry.

—Sev...

Harry se interrumpió mientras Severus mordía suavemente un lugar ya


amoratado.

Severus se incorporó entonces y miró a Harry. Sus ojos estaban brillantes


de deseo y su expresión devoradora.

—Exquisito —susurró.

Harry gimió mientras la voz flotaba sobre él. Levantó las rodillas y las
separó todo lo que pudo.

Con un gruñido, Severus bajó la cabeza y entró en Harry, aún preparado


para su noche. Harry se arqueó contra la plenitud, dándole la bienvenida a la
sensación de culminación.
—Mi Harry —jadeó Severus contra la boca de Harry. Éste gimió,
pegándose a la dulzura de los besos de Severus.

~~~~~

—Harry.

Harry gruñó y se dio la vuelta.

—Vamos, enamorado. Es hora de levantarse.

—Déjame —dijo Harry con irritación.


Tener y Mantener 177
MONTANA DANIELS

—Vamos, Potter. Pociones doble con los Slytherin en 15 minutos. —La


diversión de Ron era evidente en su voz—. O a lo mejor quieres explicarle al
profesor Snape, delante de toda la clase, por qué no pudiste levantarte esta
mañana.

Harry bufó. Eso sería gracioso. “Profesor, lamento llegar tarde. No podía
salir de la cama esta mañana porque estaba dolorido por haber tenido su polla
en mi culo anoche”.

—¿Harry?

—Me he levantado. Me he levantado —gritó a través de las cortinas.

—Bueno, date prisa —gritó Ron—. Te cogeré una salchicha y me


encontraré contigo en las mazmorras.

—Estupendo —dijo Harry. —Gracias.

De vuelta a las mazmorras. Harry nunca pensó que pasaría tanto tiempo
ahí abajo y que lo disfrutaría. Dios, cómo lo disfrutaba.

Harry se obligó a salir de la cama, contento de haberse tomado el tiempo


para ducharse antes de caer en la cama la noche anterior. ¿O fue aquella
mañana? El tiempo por la noche estaba empezando a hacerse borroso.

Sus lecciones progresaban bien, al menos eso parecía pensar


Dumbledore. Severus había informado de los talentos de Harry además de su
competencia al director. Pero sólo de algunos de ellos y no hasta la extensión
de lo que había descubierto Severus.

—Sólo lo que necesita saber, Potter —le había dicho Severus.

Cuando Severus no estaba instruyendo a Harry con información o


poniendo a prueba sus defensas, estaba taladrándole contra el colchón y
poniendo a prueba sus límites sexuales. Francamente, Harry estaba
sorprendido por la resistencia del hombre.

Harry se vistió con rapidez y recogió sus cosas para la clase.

Y estaba aprendiendo tanto sobre Severus, el hombre. Era dominante y


estricto, pero también era ferozmente protector. Si una maldición atravesaba
el escudo de Harry, se preocupaba excesivamente hasta estar convencido de
Tener y Mantener 178
MONTANA DANIELS

que Harry estaba bien, mientras mascullaba al mismo tiempo sobre cómo
Harry podía haber prestado más atención.

Después del sexo, cuando simplemente yacían en silenciosa


contemplación, Severus era también sorprendentemente abierto y receptivo.
Le habló a Harry sobre su padre y algo de su infancia. Tenía una hermana, a la
que Severus parecía considerar una relación fastidiosa, pero Harry podía ver
que en realidad le tenía mucho cariño. Harry también se encontró a sí mismo
hablándole a Severus sobre las cosas más extrañas. Que ya no estaba seguro
de que quisiera ser Auror. No sabía si podría dedicarse a luchar
constantemente contra la oscuridad. Le contó cómo no creía de veras tener
que preocuparse por ello porque no estaba seguro de si iba a vivir en realidad.

Severus se indignó con aquel comentario, acusando a Harry de ser toda


clase de cosas desagradables, incluyendo un mocoso desagradecido, egoísta y
despreciable. Severus se sentía insultado porque Harry pensara que perdía el
tiempo si no creía tener éxito.

Esa admisión, acompañada por el beso más maravilloso, derritió algo


dentro del pecho de Harry. Éste se había sentido más digno que en cualquier
otro momento de su vida.

Y entonces, la noche anterior, Harry descubrió con certeza que Severus


le veía como Harry, no como el hijo de su padre.

Había tantas cosas que amaba en Severus y tantas cosas que le


molestaban tanto de él... Harry tuvo que sonreír.

Sus conversaciones eran siempre inteligentes y retadoras. Habían


empezado a trabajar en una nueva poción para dormir. Aquello había sido muy
estimulante. Con su reconocido conocimiento de pociones, Harry pudo ver
cómo trabajaba la mente de Severus en la creación de una poción y se quedó
sobrecogido.

Harry casi se rió en voz alta. ¿Harry Potter loco por Severus Snape?
¿Quién lo hubiera pensado? Sirius iba a cabrearse, pero Harry se preocuparía
de eso más tarde.

Pociones dobles fue bien. Severus le gritó tres veces por no prestar
atención y perdió 5 puntos por hablar con Hermione. Aquello había sido una
Tener y Mantener 179
MONTANA DANIELS

consulta sobre un ingrediente, lo que Severus eligió no creer, y le castigó


casualmente un viernes por la noche por argüir su caso.

Dejó pociones sintiéndose un tanto pagado de sí mismo, mientras sus


compañeros de clase se condolían de su mala suerte, e ignorando
completamente la sonrisa de complicidad de Hermione.

Estaban a punto de tomar el giro anterior a la escalera cuando la mochila


de Harry se abrió, dejando caer el contenido por el suelo.

—Maldición —refunfuñó Harry, mientras empezaba a reunir sus


cosas—. Sigue, Hermione —le dijo Harry, sacando la varita—. Me reuniré
contigo y con Ron en transformaciones.

—De acuerdo.

Hermione se puso en marcha para reunirse con Ron y Harry reparó


mágicamente su mochila. Estaba metiendo sus pertenencias dentro de ella
cuando dos pies aparecieron delante de él. Como esperaba que fuera Malfoy,
se sorprendió de ver a Zabini cuando levantó la vista.

Levantándose, Harry miró a su alrededor. Estaban solos.

—Hola, Harry —dijo Zabini de forma bastante agradable.

—Hola, Zabini —le devolvió Harry con cautela.


Zabini le frunció el ceño.

—Podrías llamarme Blaise, ¿sabes?

Harry le miró con desconfianza.

—Blaise, entonces.

Una sonrisa amplia adornó los labios de Zabini.

—Me gusta cuando usas mi nombre —dijo, acercándose a Harry. Éste


retrocedió, golpeando la pared. Zabini puso una mano contra la pared al lado
de la cabeza de Harry y se acercó más. Harry apretó la mochila, agarrando aún
la varita.
—Tengo que ir a clase —dijo simplemente Harry.
Tener y Mantener 180
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—Yo también —dijo el Slytherin—. Sólo quería ver si estabas bien.

Harry parpadeó.

—¿Qué?

—Bueno, Snape ha estado bastante desagradable hoy —explicó—. Yo


sólo...

—Llevo años tolerando a Snape —le dijo Harry—. Soy perfectamente


capaz de ocuparme de él.

—Bien dicho —dijo Zabini, inclinando su cabeza—. ¿Sabes? Si quisieras,


probablemente podría conseguir que te dejara un poco en paz.

Las cejas de Harry se alzaron.

—¿Sí? ¿Cómo? —le retó. Aquella debía ser buena.

—Bueno, a lo mejor si supiera que eres más agradable con los Slytherin —
explicó Zabini—, atormentarte podría dejar de ser su misión en la vida.

Harry no pudo reprimir la sonrisa irónica que se deslizó por su cara.

—Lo dudo —dijo Harry—. Parece ser su fuerte.

—No seas tan pesimista —dijo Zabini, devolviéndole una sonrisa.


—Bueno, gracias, pero no —dijo Harry—. Creo que puedo...

La boca de Zabini se aplastó contra la suya, interrumpiéndole, al mismo


tiempo que su cuerpo le aplastó contra la pared. Harry tardó un momento en
recuperarse, y entonces simplemente empujó a Zabini. Éste cayó de culo al
suelo por la fuerza y Harry le apuntó con la varita.

Antes de que Harry pudiera detenerse, un maleficio abandonó sus labios.

Observó a Zabini retorcerse un poco bajo el maleficio y luego le liberó.


Harry le dejó recuperarse un minuto de la sensación de insectos arrastrándose
por toda su piel y luego se inclinó sobre él.

—Tócame otra vez, Zabini —dijo Harry, amenazador—, y el próximo


maleficio que use acabará con tus huevos.
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Los ojos de Zabini se ampliaron mientras retrocedía para sentarse.

Harry convocó entonces el resto de sus pertenencias, dejándolas caer


dentro de su mochila, y la cerró y se alejó caminando.

~~~~~

Severus cerró la puerta del despacho de un portazo, oyendo vibrar todo


por la fuerza. El maldito bastardo. La puerta a su despacho personal se cerró
de un portazo mientras Severus pasaba por ella.

Estoy seguro de que no era nada.

¿Nada? ¿Cómo iba a ser nada? Zabini era un maldito chico atractivo.

Tú le gustas a Harry.

Y de la edad de Harry.

A Harry no le importa.

La imagen de Blaise atrapando a Harry contra la pared, sus labios


aplastándose juntos...
El contenido de la mesa de trabajo de Severus golpeó el suelo cuando
éste la despejó con el brazo.

Ésa era la poción experimental de Harry.

La adorable sonrisa radiante de Harry. Zabini devolviéndole la sonrisa.


El estante fue lo próximo. Se estrelló contra el suelo y los libros se
desparramaron.

—Harry era mío —despotricó Severus.

Harry es tuyo.

No había pasado siquiera un mes y el granuja ya estaba buscando a otro.


Más frascos se hicieron añicos. Severus había creído que lo había hecho todo
bien esta vez.
Tener y Mantener 182
MONTANA DANIELS

Debías haber dejado que Harry te tocara de la forma que quería cuando tuviste la
oportunidad.

Pero Harry ya estaba demasiado cerca de tocar el corazón de Severus.

Un caldero se fue volando al otro lado de la habitación.

Era mejor así, de todas maneras.

¡La sangre de dragón, no!

Severus tomó aliento profundamente. Bajó la mirada hacia su mano,


luego volvió a poner el valioso vaso de precipitados en el estante.

Aún te necesita.

Quizás, pero no lo suficiente. Harry había terminado con él.

¡No!

Dejó que Zabini le tocara. La ira estalló otra vez y el dolor le atravesó.
¿Por qué no conseguía que nada se mantuviera puro y bueno? ¿Por qué se
apartaban todos de él?

Severus colocó las barreras e, ignorando el desorden que había creado, se


volvió hacia su alijo de Whisky de Fuego.

~~~~~

En general había sido una buena noche. Harry estaba medio contento de
no tener que dar parte en las mazmorras aquella noche. De verdad necesitaba
algo de sueño ininterrumpido. Descansaba bastante bien en la cama de
Severus, pero el sueño era esporádico y mezclado con otras cosas.

Además habían hecho muchos deberes y Harry estaba muy contento de


acostarse. Ron intentó provocarle por perderse su sexo nocturno, pero Harry
simplemente se encogió de hombros y sonrió, lo que volvió loco a Ron.
Tener y Mantener 183
MONTANA DANIELS

~~~~~

Lucius estaba de pie delante del trono de Voldemort, esperando las


repercusiones de la conversación que había tenido antes con Draco. Acababa
de transmitírselo al Señor Tenebroso y esperaba lo mejor.

—¿Está Draco seguro? —preguntó el Señor Tenebroso. Era imposible


ver si estaba escéptico, curioso o sólo prolongando la espera antes de maldecir
a Lucius con abundancia de dolor.

—Sí, amo —dijo Lucius directamente—. Está interesado en alguien.


Parece estar ajeno a las insinuaciones de Draco.

—¿Quién?

—No estamos seguros aún —dijo Lucius, y se apresuró en asegurar—:


Draco está haciendo todo lo que está en su poder para averiguarlo.

La mirada del Señor Tenebroso era directa e intensa. Lucius se encontró


con ella sin vacilar.

—Muy bien, Lucius —dijo por fin el Señor Tenebroso con un suspiro—
. Te creo. Draco se ha ganado un indulto. Sin embargo, no estoy complacido.

Qué sorpresa.
—Lo sé, mi señor—Lucius dejó caer su mirada—. Me disculpo por no
tener mejores noticias.

Voldemort se levantó de su trono y apartó con la mano la disculpa.

—Estoy bastante seguro de eso —dijo—. Ven, necesito encontrar una


salida a mi decepción.

Oh, esto es malo.

—¿A dónde, mi señor?

—Creo que deberíamos visitar Surrey.


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~~~~~

Harry sentía satisfacción y una sensación de suficiencia mientras miraba


la fachada de la casa número cuatro. Estaba perplejo, ya que nunca antes había
sentido esas emociones particulares al mirar la casa de sus familiares.

Dos figuras vestidas de negro aparecieron delante de él. También estaban


mirando la casa.

—Proceded —dijo Harry.

¿Proceded?

Las dos personas levantaron los brazos y Harry pudo ver claramente sus
varitas. Una luz salió de las puntas pero parecía rebotar en alguna clase de
perímetro invisible alrededor de la casa. Los dos continuaron lanzando
hechizos y pronto se les unió otro, pero la barrera no dejaba pasar nada.

—Nada, mi señor.

¿Mi señor?

Harry levantó su propia varita y gritó un hechizo que nunca había oído
siquiera. Era una voz fría y aguda que Harry deseó no haber reconocido. Pero
la maldición no hizo nada.
La frustración de Voldemort rugía dentro de Harry y éste empezó a
luchar. Intentó seguir el enlace de su mente hacia Voldemort, decidido a
romper el contacto.

Voldemort lo mantuvo rápidamente.

—Muy bien —dijo Voldemort—. Un breve aplazamiento. Pero ahora


tengo tu atención, Harry, y tengo la intención de aprovecharme.

¡NO! La mente de Harry gritó, pero pudo sentir los tentáculos helados
de los pensamientos de Voldemort mientras éstos le estrechaban más fuerte.

—Nott, McAbe —les llamó Voldemort—. Al segundo sitio,


inmediatamente.
Tener y Mantener 185
MONTANA DANIELS

Harry solo era medio consciente de que habían aparecido en otro lugar
dado que estaba ocupado intentando enfocar sus pensamientos. Intentó dejar
la mente en blanco, pero las punzadas constantes que sentía en la cabeza por
la presencia de Voldemort eran una distracción.

Un hombre fue arrastrado delante de él y empujado al suelo, a sus pies.


Voldemort se dirigió al hombre, pero Harry empezó a dejarse llevar por el
pánico. Harry sabía qué iba a hacer Voldemort y por qué.

Luchando con sus defensas mentales y ahora con la culpa, Harry intentó
implacablemente soltarse del enlace.

Voldemort levantó la varita.

Harry gritó mientras la primera maldición golpeaba a la víctima y se


despertó de golpe. Aunque el dolor no se detuvo. Voldemort mantenía
firmemente el enlace, y ahora Harry no podía hacer nada en absoluto para
arrancárselo.

Dios, aquello era horrible. Tanto dolor. Seguía y seguía. Harry se retorcía
y se arqueaba de dolor. ¿Cómo se había introducido Voldemort? ¿Cuánto sería
obligado a soportar el pobre hombre para hacer sufrir a Harry?

En una pausa, Harry se obligó a salir de la cama e ir tambaleándose hacia


su mochila. Necesitaba pociones, cualquier cosa que lo hiciera parar. Nada en
su mochila servía. ¿Qué debería…?

Severus. Tenía que llegar a Severus.

Poniéndose una túnica, avanzó torpemente por las escaleras y se saltó los
dos últimos escalones cuando otro hechizo le golpeó. Luchó por incorporarse,
y sólo era la pura voluntad lo que hacía seguir adelante a su cuerpo.

Consiguió llegar a las mazmorras, aunque no estaba seguro de cómo. La


puerta de Severus no se abrió para él.

Llamó. No hubo respuesta. Llamó otra vez.

El dolor le golpeó otra vez y Harry se cayó de rodillas. Envolviéndose


con la capa, siguió llamando y arañando la puerta.
¿Dónde estaba Severus?
Tener y Mantener 186
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Oh, Dios. A lo mejor había sido convocado. A lo mejor estaba allí.

Otra oleada de agonía le atravesó, bloqueándole los músculos. Harry lo


aguantó y llamó otra vez.

Siguió aporreando la puerta aunque sus golpes estaban haciéndose más


suaves y sus arañazos más débiles. La madera de la puerta le había roto la piel
y los nudillos empezaron a sangrarle.

Un dolor intenso y punzante le golpeó otra vez y se desplomó contra la


puerta.

¿Dónde estaba Severus? ¿Por qué no podía entrar?

~~~~~

Severus caminó con dificultad, aturdido, hacia su laboratorio. Gracias a


Merlín que no entró en esa habitación cuando estaba furioso. Buscó algo a
tientas al azar hasta que encontró el frasco que buscaba y se tragó rápidamente
el remedio. Bien merecido lo tenía por beber hasta estar en semejante estado.

Estaba disgustado consigo mismo. Sabía que no debía confiar en un


Gryffindor, especialmente un joven e inexperimentado…
Hermoso, leal…

Severus bufó. Leal; sí, claro.

—¿Severus?

Genial.

Severus arregló su aspecto tan bien como pudo y luego volvió a su


estudio para contestar a la chimenea.

—¿Sí, director? —dijo Severus cansinamente.

—Siento molestarte tan pronto, Severus —La expresión del Director era
tan cansada como la de Severus y éste se puso alerta al instante—, pero parece
que Harry ha desaparecido.
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El dolor estalló a través de su pecho otra vez y Severus se tragó el nudo


que se le había hecho en la garganta. No sería la primera vez que Zabini lo
arreglaba para llevarse a un ligue a la habitación de Draco.

Severus suspiró con cansancio.

—Tiene 17 años. Estoy seguro de que simplemente está con…

—Severus —le interrumpió Albus, con tono serio—. La casa de los tíos
de Harry fue atacada anoche.

Por Merlín.

—¿Y? —le animó Severus sin aliento, rezando para que nadie estuviera
herido. No creía que Harry pudiera soportarlo; aunque no fuera querido allí,
sabía que Harry no les deseaba daño alguno.

—Los Dursley no fueron heridos —le informó Albus—. No pudieron


entrar en la casa, pero la firma mágica de Voldemort estuvo presente.

—Lo que significa que estuvo allí y lo intentó.

—Sí. —Dumbledore asintió gravemente—. Además significa que el


intento fue personal. Podría haber intentado establecer el enlace con Harry y
obligarle a mirar.

Severus se estremeció.
—También recibimos un chivatazo anónimo de que hubo un ataque
mortífago anoche.

—¿Sí? —Severus no había oído nada de ningún atentado en la casa de


Harry ni de planes de asesinato—. ¿Quién?

—El Sr. Babbit, del Departamento de Seguros.

—¿El Señor Tenebroso también estaba presente en ese lugar? —


Raramente iba a asesinatos individuales a menos que fueran importantes.

—Sí, y me temo que fue bastante despiadado. La extensión de daño y


magia oscura presente sugiere horas de tortura sobre su víctima.
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Severus trataba de comprenderlo. Babbit ciertamente no


era tan importante. A menos que quisiera…

Atormentar a Harry a través del enlace.

—Y el Sr. Weasley dijo que Harry se fue a la cama con el resto de ellos
alrededor de las 10 de la noche. Pero ahora no está en el dormitorio ni en la
sala común. Se está haciendo una búsqueda amplia en el castillo,
discretamente por supuesto, pero ya que él tiende a encontrarte…

Albus dejó de hablar y a Severus se le encogió el estómago. Sintió que la


sangre le abandonaba la cara. La visión del Señor Tenebroso de la muerte de
Crabbe había traspasado las barreras de Harry. ¿Había éste bajado a él, como
Severus le había dicho, o había acudido a Zabini en busca de consuelo? Blaise
no habría sabido cómo manejar a un Harry gritando y torturado. Blaise habría
ido en busca de ayuda.

—Buscaré en las mazmorras, director —prometió Severus.

—Gracias, Severus.

Albus desapareció de la chimenea y Severus terminó de vestirse con


rapidez. Apresurándose hacia la puerta, la abrió y casi tropezó con el cuerpo
que se deslizó boca abajo a sus pies.

Gran Merlín.

Severus dio la vuelta con cuidado a Harry, estremeciéndose por la sangre


seca en su cara, que provenía evidentemente de su cicatriz. La mano derecha
de Harry también estaba ensangrentada, los nudillos y yemas estaban
rasguñados y en carne viva de llamar y arañar.
Tener y Mantener 189
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

Cuando Severus había puesto las protecciones en su habitación, había

olvidado incluir la admisión a Harry.

Harry no podía entrar.

Severus recogió con cuidado la figura inconsciente y la llevó a sus


habitaciones privadas.
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MONTANA DANIELS

Acudió a ti, tal como le diste la lata para que hiciera, y no le dejaste entrar.

La culpa era una emoción familiar para Severus. A pesar de las parejas
sexuales de Harry, affaires, aún era el deber de Severus preocuparse por él.

Le dijiste que le ayudarías.

Severus luchó por ignorar la voz, que se hacía eco de cada pensamiento
condenatorio que sentía en sus huesos mientras tumbaba a Harry en la cama.
Recuperó con rapidez un trapo mojado y empezó a lavarle la sangre de la cara.

Harry se sobresaltó, tomando grandes bocanadas de aire.

—Shh —le dijo Severus—, todo está bien.

Los ojos verdes se abrieron, mirando a su alrededor con confusión.

—¿Se-Sev-rus?

—Estoy aquí, Harry. Tranquilo.

—No podía entrar —graznó, con voz áspera—. Intenté. No podía


entrar.

—Lo sé, Harry. —Severus tragó saliva dolorosamente—. Lo siento.

Jadeando aún, Harry susurró.


—Tanto dolor. —Sus músculos se relajaron mientras Severus continuaba
limpiando su frente con el trapo caliente—. No pude llegar a ti. —Sus
párpados se agitaron y luego permanecieron cerrados—. Intenté —susurró.

Severus acarició el pelo de Harry mientras este caía dormido otra vez,
maldiciendo su genio y su posesividad sentenciosa. Empujó a Harry contra su
pecho, agarrándole firmemente como si fuera una cuerda de salvamento.

Debería haber estado ahí. Debía haberse controlado.

Es culpa tuya que sufriera.

—Lo siento tanto, Harry —susurró contra los mechones oscuros


enmarañados. Severus siguió acariciando la cabeza de Harry, meciéndole
ligeramente mientras intentaba controlar la respiración. Le ardían los ojos y
sentía la garganta tensa—. Tanto —dijo con voz ahogada.
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MONTANA DANIELS

Es la historia de tu vida, ¿no?


Tener y Mantener 192
MONTANA DANIELS

—¿Crees que yo te debo a ti una explicación? —Severus parecía no sólo


incrédulo sino ofendido.

Severus por fin había dejado salir a Harry de la cama. Incluso le había
ayudado a ir al baño. De acuerdo, Harry nunca se había sentido tan mal en su
vida, pero no era un inválido. Una vez se hubo duchado y cambiado con una
muda fresca de ropa traída por Dobby, Harry ya se sentía lo bastante fuerte
para la confrontación.

—Ya que eres el que sigue disculpándose, sí, lo creo —dijo Harry. De
hecho, después de disculparse varias veces la noche anterior (Harry no estaba
seguro de cuántas ya que había estado inconsciente), Severus se había
disculpado dos veces aquella mañana. Tenía que ser alguna clase de récord.

—Estoy disculpándome por dejarte fuera.

Sí. Eso lo pillaba Harry. Tenía que haber algo más.

—¿Y por qué me dejaste fuera?

Severus se dio la vuelta.

—Me olvidé de abrir las barreras para ti.

—Tú... ¿te olvidaste? —Harry casi se rió. La idea era ridícula. Severus
Snape no se olvidaba simplemente. Harry no era idiota, contrariamente a lo
que insinuaban las pullas sarcásticas de Severus, así que sabía que debía haber
pasado algo.
—Sí. —El tono de Severus aún era serio y seguía sin enfrentarse a Harry.
Tener y Mantener 193
MONTANA DANIELS

—¿Severus? —preguntó Harry, curioso ahora—. ¿Por qué? —Se acercó


más.

Si Severus estaba lo suficientemente enojado o molesto como para cerrar


sus habitaciones a Harry, pero se sentía lo suficientemente culpable como para
disculparse profusamente, entonces...

El silencio se extendió entre ellos.

Oh, Dios. A lo mejor Harry había hecho algo mal. A lo mejor no debía
haber acudido a Severus. Pero Severus le había dicho repetidamente, casi
pesadamente, que siempre debía acudir a él primero. ¿Qué más podía haber
hecho?

Harry estaba confundido otra vez.

Especialmente después de aquella noche. Harry se había despertado un


par de veces, siempre en los brazos de Severus. Cada vez, Severus le obligaba
a tomar pociones o le lavaba la cara con un suave trapo caliente, sosteniéndole
hasta que volvía a dormirse.

Harry nunca se había sentido más cuidado en su vida.

—Se te olvidó mencionar que deseabas terminar tu asociación conmigo.

Harry parpadeó. ¿Asociación? Aquella era una forma fría de decirlo. ¿Y de


qué diablos estaba hablando Severus?

Otra vez confuso, Harry empezó a tartamudear.

—Yo-yo no. Es decir, aún... quiero decir...

Severus se dio la vuelta por fin para mirarle, con expresión inescrutable.

—Sr. Potter, es de cortesía común terminar un affaire antes de empezar


con uno nuevo.

—¿Empezar un...? ¿Qué? No he empezado nada.

Las cejas negras se alzaron en desafío.

—El Sr. Zabini, Potter...


Tener y Mantener 194
MONTANA DANIELS

Los ojos de Harry centellearon mientras recordaba el beso que le había


sido impuesto.

Severus se dio la vuelta otra vez.

—Ah, culpa —dijo, interpretando mal la expresión de Harry.

—No. No fue así —intentó explicarse Harry.

—Estoy bastante familiarizado con lo que vi, Sr. Potter.

—Si lo viste entonces también debiste verme echarle un maleficio. —


Snape se dio la vuelta, con las cejas alzadas otra vez, esta vez interrogantes—.
Le empujé, le eché el maleficio de plaga en la piel y le dije que si me tocaba
otra vez le echaría un maleficio en los hue... eh, le quitaría los genitales.

Aquello provocó una sonrisa.

—¿Lo hiciste?

Harry asintió.

—¿Sus atenciones no eran deseadas?

¿Estaba Severus inseguro? ¿Incluso celoso? Eso era tan adorable. Harry
se acercó más, levantando la mirada hacia la expresión inescrutable del
profesor de pociones.

—Profesor, señor —dijo con el tono bajo y reverente que volvía loco a
Severus—. No tengo tiempo para encaprichamientos de escolares. —Harry
vio volver una chispa a los ojos de Severus pero fue puesta a cubierto con
rapidez.

—Estabas sonriendo.

—Dijo que podía protegerme de ti. —Severus frunció el ceño, así que
Harry continuó—. Dijo que si era más agradablecon los Slytherins entonces
podría conseguir que me dejaras en paz.

Severus parecía divertido ahora, pero no parecía dispuesto a dejar el


tema.
—Te tocó.
Tener y Mantener 195
MONTANA DANIELS

—Yo no se lo permití —le aseguró Harry, alzando la barbilla—. Como si


fuera a dejar que nadie me tocara. —Vaciló y se miró los pies. Luego miró a
través de las pestañas—. Nadie excepto tú, claro.

Harry oyó vagamente un gruñido, que sonó como “mi Harry” antes de
que la boca de Severus aplastara la suya. Harry fue empujado contra la pared,
aplastado por la longitud del cuerpo de Severus mientras la boca de éste
continuaba con su asalto implacable sobre su cara.

Definitivamente había razones por las que valía la pena aguantar la


posesividad y los celos.

~~~~~

Te lo dije.

Severus no dejó de besar a Harry para pensar siquiera en responder a su


maldita molesta voz interior. En verdad, debería haberlo sabido. Sus
Slytherins eran un grupo lascivo y Harry era demasiado delicioso como para
que no lo notaran.

La lengua de Severus volvió a familiarizarse con los contornos de la boca


de Harry, buscando y eliminando cualquier resto del beso que había sido
impuesto a Harry el otro día. La lengua de Harry se reunió con la suya con
igual fervor mientras Severus agarraba su sedoso pelo desordenado.

Harry aún era suyo, aún le necesitaba. Incluso ahora estaba gimoteando
mientras la lengua y dientes de Severus viajaban en mordiscos y lametones
alrededor de su mandíbula. La culpa de Severus se mitigó de alguna manera
por las respuestas de Harry, y su espíritu se deleitó en su pasión compartida.

Harry se agarró a Severus como si todo lo que pudiera hacer fuera


sujetarse en respuesta al asalto de tan devorador ataque.

Nada, nadie, en ninguna parte, sabía completamente igual que Harry.

Porque le amas.
Tener y Mantener 196
MONTANA DANIELS

Severus se apartó de Harry, con los ojos registrando automáticamente su


cara. El mocoso era demasiado tentador con su pelo oscuro despeinado,
labios rosados hinchados y ojos verdes vidriosos.

¿Qué? ¿No puedes admitirlo aún?

—Deberías irte a desayunar. Tienes clases —dijo Severus con severidad,


enderezando la túnica de Harry.

Maldito cobarde. ¿Después de lo de anoche, ya estás apartándole otra vez?

Harry parpadeó mientras su mirada se volvía incrédula.

—¿Quieres que me vaya ahora? —Su voz estaba crispada—. ¿Después de


un beso como ése?

Severus sonrió.

—Sí, Potter —dijo, y se dio la vuelta. Se fue hacia su escritorio y revolvió


algunos pergaminos—. Ya has malgastado suficiente tiempo en la cama.

—Pero...

—Potter. —La palabra era un aviso—. Un día entero es suficiente para


atraer especulación no deseada sobre tu paradero además de sobre el motivo
de tu aislamiento.

Harry se sacudió la cabeza como para aclarársela.

Severus se volvió hacia él, observándole arreglarse.

Era un beso bastante dominante. Quizás...

—¿Te sientes lo suficientemente bien?

Harry levantó la mirada.

—Eh, sí —dijo con un asentimiento—. Estoy bien.

Severus se inclinó contra el escritorio, cruzándose de brazos. Mientras


Harry alargaba la mano hacia la puerta, le detuvo.

—Te espero aquí esta noche para la clase —le dijo.

Harry se volvió, con la mano sobre el pomo. Sus labios temblaron.


Tener y Mantener 197
MONTANA DANIELS

—Sí, profesor —dijo, y entonces se sobresaltó mientras oía cerrarse la


puerta de la habitación exterior.

—¿Profesor?

Una voz llegó desde dentro de la oficina de Severus y éste fue al instante
hacia Harry y le rodeó con los brazos. Una mano cubrió la boca del mocoso,
la otra le sujetó por la cintura, apartándole de la puerta.

—Cállate. Es Draco —siseó Severus contra su oído. Harry asintió, y


Severus pudo jurar que sintió la lengua del mocoso rozándole la palma.

Severus empujó a Harry hacia el dormitorio.

—Quédate aquí —le ordenó—. Y no hagas ruido.

~~~~~

Harry oyó abrirse la puerta exterior y los sonidos de movimiento general.

—Draco, ¿qué puedo hacer por ti?

—Siento molestarle, profesor, pero estoy un poco confuso con los


deberes de anoche.

Mierda, mierda, mierda. Aquello podría ser un problema. Miró a su


alrededor, con la mente dándole vueltas. Tenía que salir de allí. Buscando algo
a tientas, tiró la foto que estaba sobre el aparador de Severus, y se encogió
ante el ruido sordo que hizo. A él le sonó como una explosión.

—¿Qué ha sido eso? —Harry oyó la voz de Draco. Sonaba casi


esperanzada. El maldito cabrón sospechaba algo.

Harry simplemente lo sabía.

—Mi gato —contestó Severus en un tono aburrido.

—¿Gato? ¿Desde cuándo tiene gato?

Harry abrió la puerta del armario. Maldita sea, nunca cabría en...
Tener y Mantener 198
MONTANA DANIELS

¿Qué era aquello?

—Mi hermana me lo dio hace algunas semanas. Es un maldito incordio,


si me lo preguntas.

—¿Cómo está Abigail?

Los ojos de Harry se abrieron y luego sonrió con satisfacción. Su capa


invisible. Qué golpe de suerte.

—Está bien. Draco, creo que podemos hacer esto más tarde. Tengo
mucho trabajo que... ¿Adónde vas?

Harry se giró hacia la puerta.

—Quiero verlo.

Harry lanzó con rapidez la capa alrededor de sí mismo y, ya que estaba


frente a la cama de al lado de la puerta, transformó una almohada en un gato
joven.

—¡NO!

La puerta se abrió de golpe mientras Severus gritaba. Draco entró


tranquilamente y se detuvo cuando vio al gato acicalándose sobre la cama de
Sev.

Severus entró, mirando a su alrededor.

Draco fue hacia la cama y pasó una mano sobre el lomo del gato.

—¿Cómo se llama?

Harry aprovechó esa oportunidad para deslizarse por la puerta abierta y


dejó en silencio las habitaciones.

Ésa había estado cerca.

~~~~~
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MONTANA DANIELS

Harry se movía por los pasillos, metiéndose la capa dentro de la túnica.


Estaba casi fuera de las mazmorras cuando oyó la voz.

—¿No puedes estar lejos de mí, eh, Harry?

Harry se dio la vuelta, sacando la varita. Dios santo. Primero Malfoy y


ahora Zabini.

—No me toques, Zabini.

—Harry —dijo Zabini con rapidez, manteniendo las manos


levantadas—. Cálmate.

—¿Estás siguiéndome? —preguntó Harry, con tono acusador—. Eres


peor que un maldito acosador.

—Vivo aquí abajo —se defendió Zabini—. Me voy a desayunar. ¿Qué


estás haciendo tú aquí abajo otra vez? Y no recuerdo haberte visto ayer.

Harry suspiró. Aquello estaba volviéndose tedioso. Frunció el ceño.

—En realidad, deseo al jefe de tu casa. Estamos teniendo un affaire


caliente y erótico, ¿sabes? Snape es una bola de fuego en la cama.

La expresión de la cara de Blaise no tenía precio. Harry deseó que


Severus estuviera allí para verla.

—Ni siquiera bromees con eso, Potter —dijo Zabini, pareciendo aún
horrorizado—. Está mal.

Harry forzó una expresión herida en su cara.

—No me crees. —Entonces sonrió—. Y nos llamáis Gryffindors


crédulos.

—Dímelo entonces, o llamaré al jefe de nuestra casa para que venga aquí
abajo —dijo Zabini—. Me atrevo a decir que le encantaría cogerte
deambulando por las mazmorras en este momento del día. Desea mucho la
Copa de las Casas este año.

Harry frunció el ceño. No quería para nada meter a Severus en aquello.


Severus despotricaría y le descontaría puntos de su casa y sería el perfecto
Snape indignado delante de Zabini. Pero Harry tendría que escuchar su
Tener y Mantener 200
MONTANA DANIELS

sermón más tarde. ¿Cómo iba Harry a derrotar a Voldemort si no podía


ocuparse de un Slytherin obsesionado con el sexo?

Miró a Zabini, cuyos ojos todavía tenían aquella mirada vidriosa mientras
inspeccionaban a Harry, y le vino la solución. La verdad es que ésta lo
resolvería todo.

—No se lo contarás a nadie, ¿verdad? —preguntó Harry.

Zabini parecía interesado y un poco suspicaz.

—Tienes mi palabra.

Harry casi bufó ante eso.

—Estaba viéndome con Malfoy.

A Zabini se le abrieron la boca y los ojos.

—¿Malfoy?

—Sí —admitió Harry, recurriendo a su expresión estándar. La expresión


nº 4 de Harry Potter debería servir—. Ha sido muy bueno de veras en no
decírselo a nadie.

—¿D-draco?

Harry se encogió de hombros, inclinando la cabeza y tocando


ligeramente el morado de su cuello que estaba siempre allí cuando acababa de
estar con Severus.

—Besa muy bien.

Harry le dio a Zabini una sonrisa benigna y le dejó en su estado


estupefacto, felicitándose por su propia brillantez.

Harry había olvidado que su propia brillantez estaba sobrevalorada.

~~~~~
Tener y Mantener 201
MONTANA DANIELS

Blaise se sentía furioso mientras observaba a Harry irse


despreocupadamente. ¿Malfoy? Pero Draco había dicho que no
estaba interesado en Potter. Claro que uno de ellos podría estar mintiendo.
Sería propio de Draco fingir indiferencia cuando estaba interesado de veras.
¿Y quién podría creer algo que saliera de la boca de Potter, de todas maneras?

Claro que Blaise estaba más interesado en lo que pudiera hacer Potter con
la boca que en lo que dijera. Harry sabía fantástico, sus labios eran suaves y
flexibles. Blaise había querido lanzarle al suelo y follarle hasta dejarle sin
sentido, incluso entonces, en medio del pasillo.

Aunque Potter era rápido con los maleficios, pensó Blaise con el ceño
fruncido. Demasiado rápido, lo que sugería que tenía alguna clase de relación.
Si era Draco, entonces Blaise tendría que cortar de raíz, o al menos llegar a
algún acuerdo para compartir.

Porque Blaise deseaba a Harry Potter más de lo que nunca en su vida


había deseado cualquier cosa, y nada iba a detenerle.

~~~~~

Severus acompañó a Draco afuera de sus habitaciones y tan pronto


como cerró la puerta, volvió a su habitación.

—¿Harry?

El gato maulló.

Impresionante pieza de transformación.

Severus tuvo que estar de acuerdo mientras acariciaba al gato y seguía


mirando a su alrededor.
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MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

Al menos no se transformó él mismo.

Severus dio un resoplido ante la imagen de un gran jaguar negro


tumbado en su cama.

Pero el chico sigue sin quedarse.

Una sonrisa de verdad adornó los labios de Severus.

—Mocoso impertinente —murmuró.

~~~~~

Draco recorrió con la vista el Gran Comedor rápidamente mientras


entraba. Todo parecía normal otra vez. Estaban adulando a Potter en la mesa
Tener y Mantener 203
MONTANA DANIELS

Gryffindor, todos los profesores estaban presentes en la mesa del profesorado


y todos sus pequeños Slytherins le habían dejado libre su sitio.

Con un poco de suerte ese día sería mejor que el anterior, con la llamada
por chimenea de su padre y Potter sin aparecer en todo el día. Sus nervios de
punta.

Había creído que había descubierto algo en las mazmorras. Snape llevaba
semanas comportándose de forma extraña y Draco había estado casi seguro
de que tenía algo que ver con un hombre. El viejo tío Severus mantenía su
vida personal muy privada, pero a Draco le habría encantado pillarle en una
situación comprometedora, una de la que pudiera beneficiarse.

Se dejó caer con gracia en un asiento al lado de Blaise.


—¿No decías que no estabas interesado en Potter?

La pregunta estaba tan fuera de lugar que Draco tuvo una reacción
tardía.

—¿Disculpa?

Blaise repitió la pregunta, con expresión fiera y condenatoria aunque sus


palabras fueran susurradas.

—¿Por qué lo preguntas? —preguntó Draco, ajustándose al tono bajo.


—Bueno, Potter dijo algunas cosas… —Blaise dejó de hablar
sugestivamente.

—¿Potter? ¿Qué dijo?

—Que os estabais viendo en secreto —dijo Blaise con suspicacia.

Siempre oportunista, Draco le siguió la corriente.

—¿Te lo ha contado?

—Sí —dijo Blaise, pareciendo petulante ahora—. Le he pillado andando


a hurtadillas en las mazmorras un par de veces y por fin se lo he sacado.
Tener y Mantener 204
MONTANA DANIELS

Draco parpadeó. Aquello era demasiado jodidamente surreal. Las


palabras de su padre, dichas urgentemente desde la chimenea el día anterior en
la sala común de Slytherin, volvieron a él.

—Tienes que hacer algo pronto, Draco. El Señor Tenebroso se está impacientando.

—Pero si ni siquiera podemos tener una conversación civilizada —había dicho


Draco, defendiéndose.

—Encuentra una forma, Draco —había dicho su padre con urgencia—.


Encuéntrala con rapidez. No querrás ser llamado ante el Señor Tenebroso.

—¿Así que es cierto? —exigió Blaise.

—No estoy diciendo que lo sea, y no estoy diciendo que no lo sea —dijo
Draco.

Blaise frunció el ceño.

—Entonces, ¿qué estás diciendo?

—Tendré que hablar con Potter —murmuró Draco pensativo. Su


mirada se levantó de golpe—. Mientras tanto, mantén la boca cerrada.

—Ya, ya.

—Lo digo en serio, Blaise —le avisó Draco—. Ni una palabra.

La barbilla de Blaise se alzó.

—¿Por quién me tomas?

Draco le evaluó con una mirada. Blaise era un maldito idiota, eso es lo
que era, pero normalmente era demasiado tímido para enfrentarse a Draco.
Mejor que mantuviera cerrada la boca.

Draco se fue, furioso, con la mente acelerada. ¿Cómo diablos iba a


plantearle la cuestión cara a cara a Potter?

Entonces el resto de lo que Blaise había dicho le vino a la mente. ¿Potter


en las mazmorras todo el tiempo? Su mente se bloqueó por la repentina
comprensión.
Tener y Mantener 205
MONTANA DANIELS

Una sonrisa le creció lentamente en la cara. Por Merlín. ¿Quién lo


hubiera pensado?

~~~~~

Para cuando Harry se sentó a cenar, estaba hambriento. Había sido


convocado en el despacho de Dumbledore para una breve discusión sobre
cómo se sentía y sobre los contenidos de su visión. Dumbledore había sido
menos que comunicativo con los resultados de la excursión de Voldemort,
afirmando simplemente que los Dursley estaban bien y que algún tipo del
Ministerio había muerto (ambos, hechos que Harry ya sabía, al haber estado
ahí). Harry le pediría los detalles a Severus más tarde.

Harry estaba tan hambriento que apenas notó que se había adelantado a
Ron y a Hermione hacia el Gran Comedor e ignoró completamente las
extrañas miradas que le lanzaban desde todas partes.

—Harry, ¿sabías que corre el rumor por el colegio de que estás


follándote a Malfoy?

Harry se atragantó con el gran bocado de pastel de carne con patatas y


verduras que acababa de tomar y levantó la vista mientras sus amigos se unían
a él en la mesa. No había pasado ni un día entero y los rumores ya estaban
volando. Ron le aporreó la espalda mientras Harry tosía. Levantó unos ojos
preocupados hacia Ron.

—¿Lo dices en serio? —preguntó a Ron.

Ron asintió gravemente.

De repente, todos los que estaban en su extremo le miraban


extrañamente. Incluso algunos parecían traicionados.

Cierto, demasiado para la brillantez de Harry. Maldito Zabini. Robó una


mirada hacia la mesa principal. Severus estaba sorbiendo su té y conversando
con McGonagall como si no hubiera nada fuera de lo común.
Tener y Mantener 206
MONTANA DANIELS

Se atrevió a mirar a la mesa Slytherin y encontró a Zabini mirándole.


Malfoy, por otra parte, levantó la mirada y… ¿sonrió? Era un tipo de sonrisa
raro, medio pagada de sí misma, medio divertida. Harry ahora estaba en
problemas de verdad.

Volvió su atención hacia sus iguales, expectantes. Vale, disimulo y


control de daños.

Negarlo todo.

—Venga. —Harry puso los ojos en blanco y se dirigió al grupo—.


Venga. También soy el heredero de Slytherin y el próximo Señor Tenebroso y
estoy completamente loco. Lo próximo que sabréis es que también me estoy
acostando con Snape.
Lentamente, sus caras reflejaron comprensión. Por supuesto que nada de
aquello era cierto. Era Harry Potter. Y todos conocían a Harry.

Ron y Hermione tomaron asiento a cada uno de sus lados aunque Ron
parecía como si se hubiera tragado un escreguto de cola explosiva.

Harry se volvió hacia la comida mientras el resto reanudaba su rutina


normal de cena. Como siempre, podía hacer que creyeran lo que quisiera que
creyeran. Maldición, ¿siempre tenía que tener razón Severus?

~~~~~

Severus paseó por su oficina esperando la llegada de Harry. A pesar de


todo lo que había pasado en el último par de días, el mocoso aún era una bala
perdida. Severus tenía que encontrar una forma de recalcarle la importancia de
pensar antes de hacer o decir algo.

Oh, admítelo, Severus. Adoras correr en ayuda de Harry. El desafío y todo eso.

Los ojos y oídos del mundo estaban siempre sobre él. Y con ello llega
una responsabilidad que exige discreción, especialmente si Harry quería tener
alguna clase de intimidad. Y no necesito más malditos desafíos, muchas
gracias.
Tener y Mantener 207
MONTANA DANIELS

Es parte de su naturaleza. Suplica por alguien como tú que esté cerca y le ayude... le
salve de sí mismo. Quieres que dependa de ti.

Necesita controlar…

Te necesita. Eres la pareja perfecta para él. No tendrá que hacerlo todo por sí mismo.
Eso lo dijiste tú mismo.

Las barreras zumbaron mientras Harry entraba en su despacho. Estaba


sonriendo, sonriendo, mientras se acercaba al escritorio. El gato saltó a la
superficie y caminó sobre ella suavemente para investigar la nueva presencia
en la habitación.

Harry acarició el pelo gris y estudió al gato durante un minuto antes de


enviar una mirada interesada a Severus.

Severus siguió frunciendo el ceño. Se había conseguido lo mejor que


había podido un gato parecido al gato transformado de Harry. El joven Maine
Coon, que había adquirido de un comerciante extranjero un tanto turbio, era
un tono más oscuro y un poco más joven, pero tendría que valer.

Harry abrió la boca, pero Severus aún no quería que le distrajeran de


discutir los últimos temas.

—Potter, ¿por qué no haces lo que te dicen? —exigió.


Harry parpadeó.

—¿Disculpa?

—Te dije que te quedaras en mi habitación.

—Malfoy entró en ella.

—No lo habría estimado necesario si no hubieras hecho más ruido que


un hipogrifo furioso.

—Estaba intentando encontrar un lugar donde esconderme.

—Todo lo que tenías que hacer era quedarte quieto —insistió Severus—.
Estaba apañándomelas.
Tener y Mantener 208
MONTANA DANIELS

—¿Lo estabas? ¿Qué hubieras dicho si me hubiera visto… en


tu dormitorio? —le retó Harry—. Si no hubiera encontrado mi capa y
transformado el gato lo bastante rápido…

—Yo…

—Y he notado que justo después has salido a conseguirte un gato de


verdad. —Acarició el pelaje del gato con largas caricias para enfatizar que
tenía razón—. Asegúrate de decirle a tu hermana de que te lo dio ella.

—Otra de tus ideas ingeniosas rápidas que no pensaste que tendría


repercusiones.

—Eres tú el que se lo mencionó a Malfoy en un principio —señaló


Harry.

Tiene razón.

A Severus empezaron a rechinarle los dientes.

—La cuestión es…

—La cuestión es que salimos de ésta… juntos. ¿Por qué no puedes


admitir que no soy un estúpido idiota?

—No pienso que seas un estúpido idiota.

—Pero no crees que pueda cuidar de mí mismo.

—No puedes. No escuchas consejos sensatos. Insistes en tomarte


riesgos innecesarios. Lo has dicho tú mismo, lo hicimos juntos… necesitas
ayuda.

~~~~~

La boca de Harry se abrió para discutir, pero la cerró de golpe, ¿cómo lo


hacía? Harry sabía que Severus no hablaba de aquel incidente específico, sino
de todo lo demás.
—Dios, eres insufrible.
Tener y Mantener 209
MONTANA DANIELS

Severus levantó la barbilla.

—Y tú eres un mocoso insensato que necesita recordar que debe ser


consciente de todo lo que dice.

—¿Qué…?

—El Sr. Zabini, Potter.

Harry frunció el ceño.

—¿Qué pasa con él?

—Asumo que no fuiste tú quien empezó con el rumor sobre ti y el Sr.


Malfoy.

Harry no pudo evitar sonreír.

—Por lo menos el foco está lejos de ti.

—El foco no estaba sobre mí.

—Tenía que decir algo. Zabini estaba poniéndome de los nervios.


Siempre está cerca. Haciéndome preguntas sobre lo que hago aquí abajo.

—¿Por qué no me pediste ayuda?

—¿Qué habrías hecho al respecto? ¿Aparte de sermonearme sobre cómo


no podía siquiera ocuparme de un compañero de clase cachondo?

Severus frunció el ceño.

—Si hubiera sabido que Zabini estaba causando un problema...

—No lo está —dijo Harry con brusquedad e indignación—. No es nada


de lo que no pueda ocuparme yo. Te lo dije, no me tocará otra vez.

—Harry, ya no es sólo Zabini. Ahora está involucrado Malfoy.

—Y qué. Creía que eso es lo que era necesario. —Harry había pensado
que eso también era particularmente brillante.

—Quizás, pero te adelantaste. Una vez más, no previste, no planeaste los


resultados de tus acciones. ¿Lo has discutido siquiera con Malfoy?
Tener y Mantener 210
MONTANA DANIELS

Maldición.

—No —admitió él—. De acuerdo, entonces, ¿qué hacemos?

—Nada. Por ahora —dijo Severus pensativo—. Tendré que ver lo lejos
que llega este pequeño rumor. —Miró a Harry—. ¿Qué dijiste al respecto?

—Lo negué todo —dijo Harry—. Eso es, impliqué negación. —Severus
sonrió con lo que Harry casi podía clasificar como orgullo. Se acercó a
Severus con cautela—. Lo siento —dijo con vacilación.

Severus suspiró.

—Prométeme que serás más cuidadoso. Y que hablarás conmigo. Tienes


que empezar a confiar en mí... en nosotros... más. Sabes que puedes confiar en
mí.

Harry miró los ojos oscuros. Estaban poniéndole a prueba y Harry se


sentía como si Severus pudiera ver dentro de su alma misma.

—Lo sabes, ¿no, Harry?

Con lo que le había llevado a Severus a llamarle por su nombre, el sonido


de este rodando de esa dulce boca en esa voz seductora y profunda fue
suficiente para hacer suspirar a Harry. Y éste lo sabía. Pero había mucho en
juego cuando dependía completamente de alguien. Tenía amigos con los que
contar y siempre había sido bastante autosuficiente. La verdad, no quería un
guardián, quería una pareja.

Harry no estaba seguro de si podía esperar aquello de Severus. No sabia


cómo de preparado estaba Severus para dar. La ayuda y preocupación, como
las que le había ofrecido Severus el día anterior, eran una cosa, pero la
dependencia total hacía sentir indefenso a Harry. Como si estuviera perdiendo
algo de la independencia de la que siempre se había enorgullecido.

Severus levantó la cara de Harry con la palma de su mano.

—¿Harry?

—Lo sé —suspiró entonces Harry—. Pero sigo pensando que...

—Pensaba que habíamos acordado que me dejarías a mí lo de pensar.


Tener y Mantener 211
MONTANA DANIELS

Harry no pudo evitar sonreír mientras rodeaba el cuello de Severus con


los brazos.

—No, estuviste tú de acuerdo. Yo estaba bajo coacción.

Las cejas de Severus se alzaron.

—¿De verdad?

—Bueno, estabas besándome en ese momento así que no puedo


responder por mi estado mental.

Aquello obtuvo una sonrisa.

—Sí, bueno, estás más conforme después de haber sido adecuadamente


besado.

—No puedo decir que esté de acuerdo con eso.

Severus sonrió con maldad y bajó la cabeza. Para cuando levantó la


cabeza, los labios de Harry estaban agradablemente enrojecidos y estaba de
acuerdo de todo corazón.
Tener y Mantener 212
MONTANA DANIELS

Lucius se estremeció mientras su hijo daba un paso adelante para


arrodillarse a los pies del Señor Tenebroso. Draco siguió las detalladas
instrucciones que se le habían dado y las desempeñó impecablemente mientras
besaba la túnica del amo.

Ilustración de Mavitomo
Tener y Mantener 213
MONTANA DANIELS

—Levántate, joven Malfoy —le instruyó el Señor Tenebroso—.


Supongo que has sido informado de tu deber.

Draco se enderezó con gracia; su postura era perfecta aunque mantuvo


los ojos bajos. La mayor parte de su cara estaba en sombras por la capucha de
la capa.

—Lo he sido, mi señor —dijo Draco y, si estaba nervioso, su voz no le


traicionó.

—¿Y?

—Y nos hemos vuelto más íntimos —dijo Draco—. Tenía que haber
alguien más —continuó Draco, pensativo—. Pero creo que está cansado de la
relación y está empezando a buscar en otras partes.

Los ojos de Voldemort brillaron mientras estudiaban a Draco,


creyéndose el lenguaje corporal y el tono pensativo.

—¿Y descubrimos quién era?

Draco levantó la mirada bruscamente, listo para hablar.

Sólo lo que necesita saber, Draco. Lucius intentó fervientemente que las
palabras le llegaran a su hijo.
—Hice algunas especulaciones, mi señor —admitió Draco, y luego bajó
la cabeza—. Pero estaban equivocadas. Potter se ha vuelto más hábil en
esconder sus sentimientos.

—Mmh, sí —estuvo de acuerdo el Señor Tenebroso, mientras empezaba


a caminar por delante de su trono—. Tengo razones para estar de acuerdo
contigo. —Se mantuvo en silencio por un momento.

Draco envió una mirada a Lucius y éste sacudió la cabeza mínimamente


para indicar que el Señor Tenebroso de ninguna manera había acabado con él.

—¿Así que los rumores en el colegio son falsos?

Draco parecía confuso así que Lucius dio un paso adelante.


Tener y Mantener 214
MONTANA DANIELS

—¿A qué rumores se refiere, amo? —Preguntó Lucius—. Hay muchos


dependiendo del momento.

El Señor Tenebroso expulsó lo que sólo podía ser descrito como una
risita, que envió un escalofrío de aprensión por la columna de Lucius.

Paró de caminar delante de Draco otra vez, alargó la mano y le retiró la


capucha de la cabeza de Draco. Mirándole a los ojos, murmuró:

—Los rumores sobre ti y Potter.

Draco tragó saliva perceptiblemente y asintió.

—Estoy seguro de que esos rumores sólo se han incrementado por el


hecho de que hemos estado pasando más tiempo juntos. La imaginación de la
gente...

—Draco —le interrumpió el Señor Tenebroso—. ¿Cuál es el problema?

Lucius admiró la fortaleza de Draco mientras los ojos del Señor


Tenebroso recorrían su cara.

—El sentimiento no está ahí todavía, mi señor —dijo Draco, con un leve
temblor en la voz—. Estoy seguro de que con un poco de tiempo...

—¿Tiempo? —le interrumpió otra vez, mientras su expresión se


oscurecía y su ceño se fruncía—. Estoy seguro de que un chico tan mono
como tú —El Señor Tenebroso hizo una pausa para pasar un dedo por la cara
de Draco— debería tener a todo Hogwarts comiendo de su mano.

Los ojos de Draco estaban abiertos como platos y su cuerpo estaba tenso
hasta casi el punto de temblar. No había ninguna duda en la mente de Lucius
de que Draco reconocía el hambre en los ojos brillantes del Señor Tenebroso.

El Señor Tenebroso no hacía distinciones cuando estaba “de humor”.


Normalmente, Bella, la zorra algo demente e incuestionablemente leal,
prestaba servicio a los caprichos del señor, pero cuando sentía la inclinación,
el Señor Tenebroso tomaba lo que deseara. Lucius había sido muy afortunado
de que el amo no hubiera apelado a él desde su renacimiento.

El solo pensamiento fue suficiente para hacerle estremecer.


El Señor Tenebroso movió la mano desde la mejilla de Draco.
Tener y Mantener 215
MONTANA DANIELS

—Acaba con el trabajo, Draco. Mi paciencia se está agotando.

—Sí, mi señor —susurró Draco mientras hacía una reverencia y


retrocedía desde el trono.

El Señor Tenebroso volvió a su estrado y volvió a sentarse en la silla.


Levantó la mirada brillante hacia Lucius, y su expresión se volvió inquietante.

—No me falles, Lucius —dijo.

Lucius hizo una reverencia baja.

—No lo haré, mi señor.

Fueron despedidos mientras el señor se volvía hacia varios mortífagos de


rango inferior que se acercaron al estrado y Lucius condujo a Draco fuera de
la sala de audiencias. Tampoco se pararon a saludar mientras caminaban a
través de la casa.

Mientras Lucius se alejaba a grandes zancadas, su hijo se apresuró a


ponerse a su lado para caminar junto a él. Lucius ya estaba casi seguro de
dónde estaba la mansión. Simplemente tenía que triangularla con la ciudad
más cercana, que había restringido a tres.

Draco estaba comprensiblemente silencioso.

—¿Ahora lo entiendes? —preguntó Lucius en voz baja.


—Sí, padre —dijo Draco, acompañándolo de un asentimiento
enérgico—. Entonces, ¿qué vamos a hacer?

—Vamos a salir de esta locura —respondió Lucius con ferocidad—. Hay


otras formas. Lo que parecía el camino más sencillo se ha convertido en el
más peligroso.

Draco asintió otra vez.

—Por desgracia, necesitaremos ayuda —admitió Lucius.

—¿Dumbledore?

—Indudablemente, pero para asegurarme el tiempo que necesito,


tendremos que conseguir también a varios otros.
Tener y Mantener 216
MONTANA DANIELS

—¿Potter?

—Por desgracia. —Lucius se detuvo a una distancia adecuada para


aparecerse y se volvió hacia su hijo—. ¿Algo de lo que has contado al Señor
Tenebroso era cierto?

—¿Sobre qué?

—¿Sobre “progresar” con Potter?

Draco se encogió de hombros.

—Eso parece pensar Blaise y nadie ha estado observando a Potter más


que él. Está casi jodidamente obsesionado.
Lucius frunció el ceño.

—¿Prevés algún problema en esa área?

—No —dijo Draco con confianza—. Blaise será muchas cosas, pero no
es estúpido.

Lucius asintió en acuerdo.

—Estupendo. —Miró pensativo a su hijo—. Por cierto, ¿con quién crees


que está liado Potter?

Draco se mordió el labio y miró atrás indeciso.

—Tío Severus —dijo.

No ocurría a menudo que Lucius fuera tomado por sorpresa.

—¿Severus?

—Sí. Todos los indicios...

Lucius no pudo evitarlo, la risa fluyó libremente desde su pecho.


¿Severus Snape y El Niño Que Vivió? Para morirse de risa.

Draco estaba frunciéndole el ceño.

—¿Cómo pudiste pensar en ello siquiera?


—No es tan extraño como puede que creas.
Tener y Mantener 217
MONTANA DANIELS

Lucius se rió con suavidad.

—Severus Snape y Harry Potter —murmuró, aún de buen humor.


Agarró a su hijo—. Vamos, mi dragón, debemos devolverte al colegio.

—Pero...

Se aparecieron fuera de las barreras del colegio y Lucius se volvió hacia


su hijo, serio otra vez.

—Padre...

—Draco —le interrumpió—. Escúchame. Sé que no quieres enfurecer al


Señor Tenebroso. Incluso la decepción provocará su ira. Por ahora, haremos
lo que diga, o al menos aparentar que lo hacemos.

—De acuerdo.

—Debes hablar con Potter sobre aprovechar este rumor —le dijo
Lucius—. Por algún motivo, el destino nos ha dado algo con lo que trabajar.
El rumor y la especulación pueden ser manipulados para nuestra ventaja.
Todo lo que necesitamos es un poco más de tiempo.

—Lo entiendo.

—¿Lo entiendes? —preguntó Lucius—. ¿Lo entiendes de veras?

Draco se estremeció visiblemente.

—Vi cómo me miraba —dijo Draco—. Créeme, lo entiendo.

Lucius asintió gravemente.

—Muy bien. —Cogió a su hijo por la cabeza y se inclinó para besarle la


frente—. Lo superaremos, mi dragón. Estoy orgulloso de ti.

Draco asintió.

—Gracias, padre. No te fallaré.

Lucius inclinó la cabeza.

—Estaremos en contacto. —Una vez más, Draco asintió y Lucius


retrocedió y se apareció a la Mansión.
Tener y Mantener 218
MONTANA DANIELS

Tenía que volver a revisar los mapas otra vez y entonces hablaría con
Severus. No pudo evitar la sonrisa que se extendía por su cara mientras un
elfo doméstico aparecía en la habitación y cogía su capa y guantes.

Severus y Harry Potter. Por Merlín, aquello era demasiado...

Lucius se quedó inmóvil.

El Señor Tenebroso había estado quejándose de que alguien debía haber


estado enseñando Oclumancia al chico. Lucius ya sabía que Severus era un
espía. Dumbledore no podía estar en todas partes, hacerlo todo. ¿Y si...?

Efectivamente, los “y si” daban que pensar. Y Draco había dicho...

—Ah, mi dragón. Nunca debería dudar de ti —murmuró Lucius—.


Eres mi hijo, al fin y al cabo.

Lucius se rió mientras entraba en su estudio. El Profeta yacía en el


escritorio; en la portada había una foto de una joven muy embarazada. En el
pie de foto se leía: Voy a tener al Niño fruto del Amor de Harry Potter.

Lucius dio un resoplido. ¿Otra? El chico necesitaba un agente de


prensa... y un buen abogado.

Aunque para qué molestarse. El público pensaría lo que quisiera, de


todas maneras. Demonios, Potter mismo podía decirles que estaba enamorado
de Fudge y nunca se lo creerían. Potter podía hacer lo que quisiera...

Una actitud muy Slytherin, y además olía a Severus.

Sus propias palabras volvieron para perseguirle.

“El rumor y la especulación pueden ser manipulados para nuestra ventaja.”

Toda la maldita teoría no era tan cómica como lo había sido hacía meros
minutos. La cuestión era, ¿cómo podría usarla Lucius?

~~~~~
Tener y Mantener 219
MONTANA DANIELS

Severus embistió hacia arriba mientras Harry descendía sobre sus


muslos, y se empaló completamente dentro del calor húmedo de Harry. El
hermoso cuerpo de éste se arqueó, con la cabeza echada hacia atrás y la mano
agarrando los hombros de Severus, arrancándolos casi de las articulaciones.

Ilustración de Mavitomo

Severus no sabía qué era mejor, si la imagen de Harry montándole o los


rasgos expresivos de este mientras cada embestida hacía que más placer le
subiera en espirales a través del cuerpo.

Nunca había visto a Harry tan feliz o tan malditamente entusiasta.


Severus había dejado que Harry le tocara. Había sido una tortura. El toque
gentil e inocente, explorando su cuerpo con fascinación, casi le había matado.
Cuando fuera viejo, el solo recuerdo le causaría sin duda un shock catatónico.
Tener y Mantener 220
MONTANA DANIELS

Incapaz de esperar, había agarrado a Harry con toda la intención de


embestirle contra el colchón, pero el maldito mocoso había fruncido el ceño.

—Me lo prometiste —había dicho Harry, acompañado por tal mirada de


decepción que su maldita voz interior le inundó de tanta culpa que no pudo
ignorarla.

—Haz algo —había suplicado Severus, a lo que el pequeño diablillo


tentador procedió a extender el lubricante sobre la polla de Severus y luego se
preparó a sí mismo.

Severus lo encontró más erótico que nada que hubiera hecho antes con
Harry. Y cuando Harry empezó a bajar contra la dolorosamente dura erección
de Severus, éste pensó que perdería la cabeza.
Harry podría haber gritado de agonía y Severus no estaba completamente
seguro de que fuera a notarlo si no fuera por la sangre que le corría a través de
los oídos y, más importante, por la polla. De hecho, Severus podría haber
jurado que había oído...

Definitivamente una risita.

Por fin, enfundado en aquel apretado canal, Severus pudo respirar. Harry
se inclinó sobre él, con la boca serpenteando por el camino alrededor de la
mandíbula de Severus hacia la boca.

—Dios, eres hermoso, Severus —murmuró contra los labios de este.

—Impertinente —murmuró Severus tímidamente, deslizando los dedos


a través de la sedosa masa negra para acercar más a Harry a un beso más
profundo, más dedicado. —Muévete ya, mocoso —dijo Severus, con la voz
áspera por la necesidad—. O echaré un maleficio para que te muevas hasta la
próxima semana.

—¿Hasta la próxima semana?

—Mm, entonces tendrás que esperar a que llegue el momento antes de


que te deje correrte.

Harry se inclinó y bajó la mirada hacia él, con evidente asombro en su


cara, como si quisiera preguntar si Severus podía hacer aquello en realidad.
Por desgracia, Severus no pudo mantener su cara inexpresiva, no con su deseo
Tener y Mantener 221
MONTANA DANIELS

tan acrecentado. Le tembló el labio y los ojos de Harry se hicieron más


redondos por un momento; luego, empezó a reírse profundamente.

Severus cerró los ojos y gruñó mientras la cavidad se convulsionaba a su


alrededor.

—Harry —jadeó—. Estás... matán... dome.

Harry se inclinó otra vez con rapidez y le besó, casi desesperadamente, y


empezó a mecerse contra las caderas de Severus.

Severus suspiró.

—Mejor.

Eso fue un gemido, no un suspiro, y “mejor” es una palabra muy inadecuada.

Los pensamientos de Severus se dispersaron mientras le presentaban a


los poderosos músculos de las piernas del jugador estrella Gryffindor de
Quidditch. Severus casi envidió a aquella Saeta de Fuego hasta que Harry se
sentó, deslizándose hacia atrás.

Ciertamente nunca le vi hacer eso sobre la escoba.

La cabeza de Severus se balanceaba sobre la almohada mientras embestía


de nuevo. Abrió los ojos otra vez y acarició la cara de Harry con la mirada. El
labio inferior de éste estaba cogido entre los dientes, sus ojos estaban cerrados
en concentración mientras montaba a Severus con un ritmo sensual y
constante. El sudor humedecía su pelo, haciendo que se le pegara a la frente, y
su piel estaba bañada con un brillo de humedad que capturaba el resplandor
del fuego y parecía hacerle brillar con luz trémula. Las manos de Harry
agarraron las sábanas que estaban debajo de ellos, a cada lado de Severus.

La imagen era tan excitante como todo el juego previo. Severus estaba
cerca, muy cerca. Quería que Harry se corriera con él. Quería que Harry
supiera...

Alargó la mano y rodeó con ella la tensa polla de Harry. Éste gimió y se
arqueó al primer toque, abriendo los ojos para encontrarse con la mirada de
Severus. Verde se encontró con negro y de repente eso fue todo lo que
importó.
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MONTANA DANIELS

¡Dilo! ¡Dilo!

Severus le acarició ligeramente mientras Harry seguía meciéndoles


juntos.

—S-Sev —jadeó Harry—. Y-yo... —Harry tragó saliva, cerrándosele los


ojos mientras una tensión cubría su expresión. Severus no sabía si estaba
intentando evitar correrse aún, o era otra cosa.

—Está bien, Harry —consiguió decir Severus—. Estaré aquí para ti.

Harry se atragantó y su respiración se volvió errática mientras se


agarrotaban los músculos; luego tuvo un espasmo. La semilla de Harry brotó
entre ellos mientras él se liberó con lo que casi sonó como un sollozo del
nombre de Severus.

La poderosa contracción de músculos alrededor de él y la imagen de los


hermosos rasgos de placer de Harry pusieron a Severus al límite. Gritando el
nombre de Harry, Severus también explotó.

Harry se derrumbó por el agotamiento, con el cuerpo temblándole aún,


contra el pecho de Severus. Mientras se separaban, Severus suspiró. Deseó
poder pasar la eternidad profundamente enterrado dentro de Harry.

—Lo siento —murmuró Harry, quitándose de encima.


Severus le detuvo, rodeando con sus brazos el cuerpo agotado y
sujetándole fuerte. El peso de Harry era de hecho bastante agradable y nada
por lo que disculparse.

—Diez puntos para Gryffindor —murmuró Severus.

Harry dio un resoplido.

—Estupendo. ¿Y cómo voy a explicarlo?

—Por fin elaboraste una poción decente, claro —replicó Severus.

—Claro —refunfuñó Harry, y luego levantó la cabeza—. Eh, ¿DIEZ?


¿Eso es todo?

Severus sonrió, apartando el pelo húmedo de la frente de Harry mientras


se inclinaba y le besaba la cicatriz.
Tener y Mantener 223
MONTANA DANIELS

—Si te diera lo que creo que te mereces, estaríamos en serios problemas.

La sonrisa de Harry resplandeció mientras se inclinaba y besaba a


Severus; luego, se acurrucó contra el amplio pecho de éste.

—Bueno, de acuerdo entonces —dijo soñoliento.

Severus ajustó los brazos alrededor de su joven amante. Aquello era tan
perfecto. Harry siempre era tan perfecto. No quería cometer más errores.

Díselo entonces.

—Harry.

—¿Mmh?

—Yo...

Necesita oírlo.

—Yo...

Harry se incorporó otra vez, mirando a Severus con el ceño fruncido por
la perplejidad.

—¿Qué pasa?

Severus se sintió atraído por aquellas gemas otra vez. Unos dedos suaves
le tocaron la cara, acariciando su mejilla.

—Yo...

—¿SEVERUS?

~~~~~

Ambos se sobresaltaron, incorporándose de un salto y alargando la mano


hacia sus respectivas varitas.

—Shh —dijo Severus—. Hay un hechizo interno silenciador y que cierra


la habitación.
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—Si podemos oír lo de fuera pero no pueden oír lo de dentro, ¿por qué
tengo que...?

—Merlín, Severus. ¿Dónde estás?

—Joder, es Lucius —juró Severus, saltando fuera de la cama y agarrando


su ropa de dormir.

—¿Lucius? ¿Qué es lo que quiere Malfoy? —exigió Harry.

—Estoy a punto de averiguarlo, ¿no?

Harry le frunció el ceño mientras observaba a Severus recobrar la calma


y dirigirse hacia la puerta. Con la mano en el pomo, se volvió con una mirada
intensa.

—Quédate ahí —le ordenó—. Lo digo en serio.

Harry asintió.

—Harry...

Ya que había usado Harry en vez de Potter, Harry cedió.

—Lo haré, te lo juro.

Severus asintió una vez y entonces abrió la puerta lo suficiente para


deslizarse por ella. Una vez Severus estuvo fuera, Harry saltó de la cama y
metió las piernas en los vaqueros, acercándose rápidamente a la puerta para
poder oír.

—¿Por todo lo que es mágico, qué te ha pasado?

—Estaba dormido, Lucius —dijo irritado Severus—. Estamos en mitad


de la noche.

—¿Dormido? —Harry podría jurar que había oído diversión en la


profunda voz—. ¿Malos sueños... o debería decir buenos?

Debía de ser una llamada por la chimenea, decidió Harry por la falta de
movimiento dentro de la habitación.

—¿Había un propósito para esta llamada intempestiva y cada vez más


fastidiosa?
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MONTANA DANIELS

El tono se volvió serio al instante y Harry se inclinó, acercándose más a


la puerta. Oyó vagamente el nombre de Draco.

—¿Qué pasa con él?

—Ha tenido una “audiencia” esta noche.

—¿De verdad?

—Desde luego.

—¿Qué ha pasado?

—La versión larga y la corta es que el Señor Tenebroso nos está


presionando.

—¿Y? —le animó Severus.

—Y parece que hay rumores corriendo por el colegio de que la “misión”


de Draco ya ha tenido éxito parcialmente.

—Mm, sí, he oído esos rumores —admitió Severus.

Harry no podía sacar nada de su voz.

—¿Hay algo de verdad en ellos?

—No que yo sepa —dijo Severus suavemente.


—¿Entonces no lo sabes? —La voz de Lucius sonaba reflexiva—. ¿Hay
alguien más?

Severus suspiró pesadamente.

—Como he dicho anteriormente, difícilmente puedo ser el confidente


del Sr. Potter.

—Mm. Sí, eso ya lo has dicho —Harry no creía que Lucius sonara
convencido.

—¿Cómo va tu otra tarea? —preguntó Severus, probablemente para


cambiar de tema. Eso era lo que hubiera hecho Harry.
—Ya casi está, Severus.
Tener y Mantener 226
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—Ya veo.

—Necesitaré una pequeña cantidad de tiempo, y entonces apoyo, por


supuesto.

—Eso ya está solucionado —le informó Severus—. ¿Es posible que


tenga que informar a Potter?

—¿Por qué?

—Desempeña un pequeño papel en esto.

Harry dio un resoplido. El sarcasmo de Severus era gracioso de veras.

—Me doy cuenta de ello, Severus, pero...

—Su cooperación aumentaría la tapadera.

—Cierto —Lucius sonaba pensativo otra vez—. He informado a Draco


de que tendrá que discutir algunas cosas con Potter.

—Muy prudente.

—Draco no es estúpido. Creo que el Señor Tenebroso le causó la


suficiente impresión como para que Draco entienda el significado de nuestras
acciones.

—Estupendo —dijo Severus, sonando aliviado—. Quizá pueda ponerles


varios castigos juntos.

—Eso podría ser útil.

—Muy bien, Lucius —añadió Severus—. Contactaré contigo si necesito


ayuda.

—Y yo te lo notificaré en cuanto haya completado mi tarea.

Hubo un silencio y Harry se estiró para oír algo que pudiera indicar que
Lucius se hubiera ido. La puerta abriéndose casi en su nariz le sobresaltó.

—¿Harry?

—Aquí mismo —dijo Harry, rodeando la puerta.

Severus levantó una ceja.


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—Pensaba que te había dicho...

—Todavía estoy aquí —se defendió Harry.

Severus frunció el ceño como si quisiera discutir, pero sabía que lo que
debían discutir era la conversación previa.

—¿Lo has escuchado? —preguntó.

Harry asintió.

—La mayor parte.

—Draco tiene que probarse a sí mismo —afirmó lo obvio Severus.

—¿Acercándose más a mí? —preguntó él.

—Sí.

—Oh, diablos.

—Desde luego —dijo Severus—. ¿Hay algún problema?

—¿Qué hago? —preguntó Harry, sintiendo cómo crecía su pánico.


Nunca pensaba en las consecuencias. ¿Fingir que le gustaba Malfoy...?
¿De esa manera?—. No puedo hacerlo, Severus. No soy tan bueno.

—Tendrás que hacerlo —le dijo Severus, con un tono implacable.


—Pero...

—Tú lo empezaste.

Harry se mordió el labio. Y, por supuesto, Severus tuvo que


recordárselo.

—Sé que puedes hacerlo.

Harry levantó la vista y se encontró con la mirada negra y seria.

—¿De verdad?

—Me has demostrado que eres el maestro del engaño.

Sonaba como si Severus estuviera orgulloso de él. Una calidez le inundó.


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—Trabajaremos en ello.

Harry asintió, sin saber bien qué decir. Severus pensaba que podía
hacerlo. A lo mejor podía, entonces.

Harry terminó de vestirse ante la instigación de Severus. De repente,


Harry estaba un poco aturdido. Severus le acompañó por las habitaciones
hacia la puerta.

—Recuerda, Harry.

Harry se dio la vuelta y levantó la mirada.

—¿El qué?

—Eres mío.

Harry sonrió. Había algo cuando Severus lo decía que siempre le


producía un escalofrío.

—Como si fueras a dejar que lo olvidara.

—Muy perspicaz.

—Sí, señor.

Severus se inclinó y besó a Harry en la frente.


—Ahora, vete, mocoso.

Harry sonrió y se fue. No fue hasta que estaba casi en la torre que
recordó que Severus estaba intentando decirle algo antes de que les
interrumpieran.

Harry estaba a punto de jurar por su vida por Severus en aquel momento
y éste parecía tan conmovido como él.
Harry maldijo a Lucius Malfoy. A veces esos momentos no pueden ser
recreados.

~~~~~
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—¿Dónde has...? —Blaise se interrumpió mientras miraba a su amigo—.


Merlín, Draco, estás tan blanco como una sábana.

Con desconfianza, Blaise había buscado por las mazmorras a Draco,


pensando que estaba otra vez con Potter. Ahora se había puesto a esperarle en
el pasillo en que estaban las habitaciones del Premio Anual acondicionadas
para Slytherin.

—He estado con mi padre, Blaise —respondió Draco suavemente—.


Eso debería aclararlo todo.

—Joder —Blaise parpadeó—. ¿Cómo fue?

—Oh, fue jodidamente bien —contestó Draco—. Me dio instrucciones,


mirándome como si fuera algún dulce cubierto de chocolate que fuera a
devorar más tarde.

Blaise se estremeció visiblemente.

—¿Cuáles son tus instrucciones?

Draco le miró ferozmente.

—¿Tú qué crees, gilipollas? —rugió—. Su Señoría Tenebrosa oyó los


rumores, que empezaste tú...

—Yo no...
—No te molestes en negarlo, Blaise —dijo Draco—. Y no importa de
todas maneras. Tengo que acercarme a Potter para poder engañarle y llevarle
al señor. —Draco dijo la palabra con el mayor desagrado.

—Pero yo quería...

—Ya es jodidamente demasiado tarde, ¿no? —se burló Draco.

Blaise hervía a fuego lento mientras Draco se iba, dirigiéndose a su


habitación. ¡No! Aquello era demasiado injusto. Draco Malfoy siempre lo
conseguía todo. Toda la atención, todo el glamour, todo el prestigio. Blaise
gruñó. Todo el respeto.

Y ahora a Harry.
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MONTANA DANIELS

Bueno, Blaise Zabini se merecía algo de reconocimiento propio.


Conseguiría a Harry Potter él mismo. Una vez estuviera hecho, el Señor
Tenebroso podría tenerlo. Entonces el apellido Zabini sería tan influyente
como el Malfoy. El padre de Blaise podría contarse por fin en el círculo
interior, gracias a que se habría ganado el favor del Señor Tenebroso.

Y Blaise tendría el inequívoco honor y placer de follarse a Harry Potter a


su gusto.
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MONTANA DANIELS

Harry miró con terror a su lechuza mientras descendía en picado en el


Gran Comedor con el resto de lechuzas que llevaban el correo durante el
desayuno. Aterrizó en la mesa delante de él y Harry tragó saliva con
nerviosismo.

—¿Qué pasa, Harry? —susurró Hermione.

Hedwig alargó diligentemente la pata, con mirada expectante, casi


retando a Harry a NO coger el pergamino.

—Es de Sirius —se quejó Harry—. Simplemente lo sé.

—¿Y qué? —quiso saber Ron.

Harry fulminó a su mejor amigo con la mirada.

—Sirius lee el Profeta.

Ron dio un resoplido alrededor de un bocado de su salchicha.

—¿Y qué? —dijo otra vez—. Sabe que son paparruchas.

Hermione le dio un codazo en el brazo.

—Cógelo, Harry.

Con un suspiro, Harry retiró la carta y le ofreció a Hedwig algo de bacon.


En cambio, ella metió el pico dentro de su copa y bebió su contenido de
zumo antes de dirigirse de vuelta a la lechucería. Harry la observó marchar
mientras le daba la vuelta a la nota que tenía en las manos.

Hermione le dio un codazo y él saltó. Un vistazo rápido a la mesa


principal le mostró a Severus observándole subrepticiamente. Este levantó
Tener y Mantener 232
MONTANA DANIELS

una ceja en desafío y Harry apartó la mirada con rapidez antes de que le
entrara la risa.

Animado, Harry abrió el rollo de pergamino. Efectivamente, era de su


padrino.

Querido Harry,

Iré directo al grano. He oído que estás saliendo con Draco Malfoy. Hazme saber
inmediatamente si es cierto o simplemente un chismorreo. Si es un chismorreo, no te
preocupes, simplemente ignóralo. Podría ser peor, podrían haberte relacionado con Snape. Si
es cierto, ¿EN QUÉ DIABLOS ESTABAS PENSANDO? Escríbeme tan pronto
como puedas y házmelo saber. Mejor aún, estaré allí tan pronto como pueda.

Sirius

P.D.: ¡NO TE ACERQUES A MALFOY!

—Estupendo, va a venir —dijo Harry, dejando caer la cabeza sobre los


brazos.

—¿Qué tiene de malo eso? —preguntó Ron.

Harry levantó la cabeza para mirar con incredulidad a su mejor amigo.

—¿De verdad te has olvidado de con quién mantengo una relación?

—Bueno, eso no tiene por qué saberlo.

—Por supuesto que no lo sabrá, joder —dijo Harry enérgicamente—.


Vosotros dos habéis jurado mantener el secreto. Lo sabéis, ¿no?

—Bueno, sí —dijo Hermione—. Pero Harry, sin duda puedes contárselo


a Sirius.

—¿Estás loca? —dijo Ron.

Harry agitó la nota.


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MONTANA DANIELS

—¿No habéis leído esto? Se pondría hecho un basilisco. No —resolvió


Harry—. Es un secreto para todos, y quiero decir todos. —Harry miró a sus
amigos—. Por favor, prometedme que no lo contaréis, especialmente ahora.
Dumbledore está tramando un plan y no quiero que nada que se complique.

—Claro, tío —dijo Ron—. Sabes que nunca lo contaría.

Harry asintió y miró a Hermione. Pero ella había elegido la otra parte de
su súplica.

—¿Plan? ¿Qué plan?

Harry suspiró.

—No estoy seguro aún de los detalles, pero os lo contaré cuando sepa
más —dijo—. Lo juro. ¿Vale?

Hermione asintió y luego miró a su alrededor. El comedor estaba casi


vacío.

—¡Oh, no! —gritó—. Mejor que nos demos prisa. Llegaremos tarde a
Encantamientos.

~~~~~

Severus esperó en la parte de dentro de la puerta a su clase. Mataría por


saber quién había enviado la lechuza a Harry, aunque podía hacer una
suposición. El detestable chucho probablemente se habría cabreado ante la
idea misma de su precioso Harry con un Malfoy.

Los estudiantes empezaron a entrar en fila y Severus espió al trío


Gryffindor doblando la esquina hacia la habitación. Un grupo de Slytherins
convergió con ellos. Cuando la multitud se dispersó, dirigiéndose hacia
Severus, sólo dos permanecieron detrás.

Harry y Draco.

La mandíbula de Severus se tensó mientras Draco agarraba con el puño


la túnica de Harry y le empujaba a un lado, hablando enérgicamente. Mientras
Tener y Mantener 234
MONTANA DANIELS

los dos empezaban una conversación seria, los demás estudiantes siguieron
entrando en la habitación, pero Severus no podía quitar los ojos del par de
jóvenes.

Ni siquiera notó el intenso escrutinio que le hizo Granger a su propia


cara mientras arrastraba a Weasley dentro de la clase.

—Son demasiado atractivos para su propio bien.

Aquel comentario consiguió la atención de Severus. Levantó la mirada,


fulminando con la mirada a la adolescente, que sonreía tontamente.

Siguió otro suspiro femenino.

—Lo sé. No es justo.

—Yo creo que se les ve dulces juntos.

Severus podría haberle arrancado la lengua de la boca de la Srta. Brown.

—¿Dulce? ¿Malfoy? —resopló Parvati Patil.

—Tienes que admitir que se les ve bien juntos.

—Bueno, sí —admitió de mala gana—. Pero es más el contraste de su


colorido que otra cosa. —Sonrió soñadora—. Y tútienes que admitir que
cualquiera se vería bien con Harry.

A continuación le siguieron las risitas de las estúpidas.

Severus sonrió con suficiencia. Su Harry tenía ese efecto. La sonrisa se


convirtió en un ceño fruncido. Pero era un recordatorio de que Harry podría
tener a quien quisiera.

Tienes la suerte de que te desee a ti...

Muy afortunado.

~~~~~
Tener y Mantener 235
MONTANA DANIELS

—Mira, Potter. Le he conocido —dijo Draco—. Ahora entiendo que es


retorcido. La simple expresión de sus ojos cuando me mira me asusta
mortalmente. No me imagino qué te haría a ti.

Harry apartó la mirada.

—Me lo creo.

—Así que dime qué está pasando. ¿Por qué diablos has estado aquí abajo
todo el tiempo?

—Os dije a ti y a Zabini...

—Sé lo que dijiste... pociones curativas. No soy tan estúpido... ni


tampoco tú.

Harry asintió con un suspiro.

—Por eso al final le dije a Zabini que éramos pareja.

—Entonces, ¿cuál es el motivo real?

Harry miró a Draco. Era ahora o nunca. Por mucho que quisiera
postergar lo inevitable, sabía que tenía que proceder.

—¿Crees que sería capaz de matar al maníaco sin entrenamiento? —le


ofreció a Draco.

—¿Snape ha estado dándote entrenamiento extra? —Draco parecía


sorprendido.

Harry abrió la boca pero la cerró otra vez, recordando las palabras de
Severus. Sólo lo que necesitan saber.

—En realidad, unos cuantos profesores han estado entrenándome —dijo


Harry—. Ante la insistencia de Dumbledore, claro.

Draco parecía reflexivo.

—Tiene sentido.

Harry le estudió un momento. ¿Cuánto sabía Draco? Harry no iba a


arriesgar la posición de Severus con Voldemort por Draco.
Tener y Mantener 236
MONTANA DANIELS

—Sólo le dije que estaba viéndome contigo para callarle —dijo Harry—.
No esperaba que pasara nada de esto.

Draco le miró con suspicacia.

—¿No sabías que el Señor Tenebroso quería que me acercara a ti?

Harry dio un resoplido.

—¿Cómo podría haberlo sabido? —Harry observó a Draco andar un


poco más. Parecía inseguro. Lo que, además de toda la información que estaba
divulgando, lo decía todo de su lealtad.

—Entonces, ¿crees que ya estás preparado? —quiso saber Draco—.


¿Para, ya sabes, derrotarle?

—No lo sé. —Por lo menos el tema se había desviado de la cantidad de


tiempo que pasaba Harry en las mazmorras.

—Bueno, mi padre está muy cerca de descubrir dónde está el castillo


oculto.

—¿De veras? —¿Más información? O los Malfoy estaban desesperados


o aquello era una trampa de la hostia.

—Sí. Una vez lo averigüe con seguridad, estoy seguro de que va a


decírselo a Dumbledore y entonces tendrán que ponerse en movimiento con
rapidez.

Así que aquella era la tarea de Lucius. Harry sacudió la cabeza.

—Esto es increíble.

—¿El qué?

—Tú, tu padre en nuestro bando.

Draco suspiró.

—Mi padre me dijo una vez que el Señor Tenebroso podría haber sido
grande. Tenía visión, y el potencial de ser un gran líder. Pero, ahora, es sólo la
sombra retorcida de un hombre. Es muy poderoso pero no hay lógica o meta
Tener y Mantener 237
MONTANA DANIELS

en sus aspiraciones. Quiere venganza. Y no sólo contigo. Una vez estés


muerto, todo el mundo va a sufrir.

—¿Y tú?

—¿Yo? —Draco parecía sorprendido—. Ya soy rico, guapo y de una


familia poderosa. ¿Quién necesita que un loco de atar estropee todo eso?

Bien, aquello sí que se lo podía tragar Harry.

—De acuerdo, Malfoy. Así que necesitamos ganar tiempo. ¿Qué


sugieres? —El tiempo era bueno. Harry mismo quería más tiempo. Por ahora
le seguiría el juego.

—Bueno —especuló Draco, y empezó a ir de un lado a otro—. Nada


demasiado drástico. Podríamos montar una discusión de amantes en público,
sólo para confirmar los rumores en todos los frentes. Podemos discutir un
poco. Hemos hecho de eso una ciencia.

Harry estuvo de acuerdo con un asentimiento pensativo.

—Veo por dónde vas. Sí. Es una buena idea. ¿No tienes ninguna...
asociación... en curso a la que pueda no interesarle vernos juntos? —preguntó
Harry.

—¿Asociación? Eso es bastante impersonal, ¿no? Pero no, no estoy


viéndome con nadie ahora mismo, y aunque lo estuviera, no sería exclusivo.

Harry reprimió la risa. No, Draco Malfoy no salía con nadie


exclusivamente.

—Vale, Malfoy, ¿qué quieres que haga?

—Sólo reúnete conmigo fuera del comedor antes de cenar.

~~~~~
Tener y Mantener 238
MONTANA DANIELS

Para cuando llegó Harry al comedor esa tarde, tenía un nudo en el


estómago. Las cosas se sucedían muy rápido ahora, o eso parecía. Estaba
involucrada más gente y había una estrategia real en curso.

Harry había pensado mucho durante el día y había decidido que, entre
Draco consultando las cosas con Harry y Lucius conspirando con Severus, su
situación apremiante tenía que ser auténtica. Él aún no confiaba para nada en
ninguno de ellos, pero Dumbledore era bastante buen juez del carácter. No les
habría considerado merecedores del tiempo de la Orden si no hubiera alguna
clase de beneficio para la causa.

Así que Harry haría su parte. El único problema era que tenía la
sensación de que las cosas iban a empezar a sucederse con rapidez.
Por fin era feliz, tenía a alguien que le importara y tenía que preocuparse
de Voldemort... otra vez. No era justo.

—¿Potter?

Harry se dio la vuelta mientras Malfoy se acercaba a grandes zancadas.


Miró alrededor del vestíbulo, notando que estaban solos. Inclinó la cabeza.

—Malfoy.

—¿Estás listo?
Harry tragó saliva y asintió.

—¿Qué quieres que haga?

—Para empezar, deja de parecer como si hubieras inhalado Poción de


Terror —dijo Malfoy—. Irá bien. Confía en mí.

Harry dio un resoplido. Bueno, supuso que podía intentarlo.

—Claro. Entonces, ¿cuál es el plan?

—Simplemente entra ahí airado como si estuvieras furioso con el


mundo.

—Eso no suena demasiado difícil —dijo Harry, incapaz de ocultar su


amargura.
Tener y Mantener 239
MONTANA DANIELS

De hecho, Malfoy sonrió.

—Sólo sigue mi ejemplo.

Harry asintió.

—¿Eso es todo?

—Sí —dijo Malfoy con confianza—. Ni siquiera tú puedes estropearlo.

—Gracias —replicó Harry.

Malfoy se cruzó de brazos y esperó. Harry le miró y luego se volvió para


ponerse frente a la puerta. Estaba lejos de ser un plan, pero si Malfoy
simplemente iba a meterse con él, suponía que podría improvisar.

Harry preparó su expresión, la nº 2 por supuesto, y entonces irrumpió en


el gran comedor.

Como no estaba seguro de qué esperar, simplemente continuó con su


caminata furiosa hacia la mesa de Gryffindor. No pasó mucho tiempo antes
de que la voz de Malfoy se elevara detrás de él.

—No te vayas, Potter.

Harry se volvió hacia la voz mientras Malfoy se acercaba indignado hacia


él. Draco parecía más cabreado que nunca, con todo el cuerpo reverberándole
de ira. Harry se tomó un momento para recordarse a sí mismo que aquello era
una actuación. De verdad, tenía que felicitar a Malfoy por aquella mirada.

—No había terminado de hablar contigo —gruñó Draco.

Harry frunció el ceño.

—No tengo nada más que decirte —dijo.

—Estupendo. —Malfoy se detuvo delante de él—. Porque sólo queda


una cosa que decir.

Harry dejó caer su mochila y se cruzó de brazos, fulminándolo con la


mirada con todas sus fuerzas.

—¿Y qué es?


Tener y Mantener 240
MONTANA DANIELS

—Eres mío —dijo Draco, enfatizando lo que decía golpeando a Harry


en el pecho.

Harry casi se rió. Puso las manos en las caderas e inclinó la cabeza,
alzando una ceja.

—¿De veras?

Fuese lo que fuese lo que esperara que dijera Draco, no lo hizo. Malfoy
alargó las manos, le agarró firmemente a ambos lados de la cara de Harry y
juntó sus bocas.
Tener y Mantener 241
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

La primera reacción de Harry fue la de empujarle, pero recordó con


rapidez que se suponía que estaban juntos. Un hormigueo no desagradable pasó
a través suyo cuando sintió la lengua de Draco acariciando la suya, y se relajó
en el beso, dejando que Draco le saboreara hasta saciarse.

Cuando Draco le liberó y retrocedió un paso, Harry tuvo que aspirar en


busca de aire.
Tener y Mantener 242
MONTANA DANIELS

Malfoy le golpeó en el pecho otra vez.

—Recuérdalo —declaró; luego, se dio la vuelta y dejó el comedor.

Harry se puso la mano sobre el golpeado pecho y le observó irse,


sintiéndose desconcertado. Como beso que había sido, era digno de mención.
Aunque no había tenido oportunidad de reaccionar.

—¿Qué está pasando, en nombre de Merlín?

Harry se estremeció ante el familiar bramido.

—Venga, Sirius, vamos a ocuparnos de esto en mi despacho, ¿vale? —


dijo Dumbledore.

Harry oyó vagamente que el nivel de ruido del Gran Comedor se


disparaba mientras le sacaban fuera.

Al otro lado del comedor, unos ojos azules furiosos siguieron a Harry.
Los puños de Blaise Zabini estaban apretados y su mandíbula agarrotada
mientras le atravesaban estremecimientos de furia.

—Esta vez no —juró.

~~~~~

Harry estaba sentado en la silla en el despacho de Dumbledore,


silencioso pero echando humo, mientras la discusión avanzaba a su alrededor
y sin él.

Sirius, cuya preocupación por Harry era auténtica y apreciada, era


también abrumador hasta el punto de ser sobreprotector. Y simplemente no
aceptaría el hecho de que los Malfoy (con la excepción de Narcisa) hubieran
decidido cambiar de bando. A pesar de que Dumbledore aseguraba que tenía
“pruebas y garantías absolutas”, Sirius no se convencía de que los Malfoy no
eran nada más que maldad encarnada.
Tener y Mantener 243
MONTANA DANIELS

Harry había dejado que la conversación se volviera borrosa a su


alrededor, regodeándose en el hecho de que Sirius aún le trataba como un
niño a veces.

—Black —La voz de Severus se alzó y capturó inmediatamente la


atención de Harry—, aparte de Malfoy, ¿qué te importa a ti con quién se
acueste Potter?

La barbilla de Sirius se alzó con indignación.

—Es una preocupación primordial para mí, Snape —gruñó—. Resulta


que me importa qué le ocurre a mi ahijado. Por lo que sabemos, esto podría
ser un complot de Voldemort.

Harry no pudo evitar sonreír. Era un complot de Voldemort. Harry se


preguntó si iban a decirle a Sirius que todo era un montaje. Todas esas medias
verdades que estaban volando a su alrededor le estaban mareando.

—Podría ser —admitió Severus—. ¿Pero no crees que es lo


suficientemente mayor para...?

—Tiene 17 años —dijo Sirius con brusquedad—. ¿Recuerdas tener 17


años?

—Así que no crees que Potter tenga la madurez...


—Esto no tiene nada que ver con la madurez —dijo Sirius—. Son las
hormonas.

—¿Y no crees que Potter pueda ver más allá de eso?

Sirius le mandó una mirada de disculpa.

—Sin ofender, Harry, pero recuerdo tener 17 años y quererme follar


todo lo que se moviera —dijo Sirius—. Sólo porque el grasiento canalla no
pudiera echar un polvo, no significa que tú tengas que hacerlo.

Severus se levantó de un salto.

—Te haré saber...

—Caballeros —interpuso el director.


Tener y Mantener 244
MONTANA DANIELS

—La verdad duele, ¿no, Quejicus?

Harry gimió.

—No estamos discutiendo mi vida amorosa, Black —dijo Severus a


través de los dientes.

—No, ésa sería una conversación corta y aburrida, de todas maneras —


bromeó Sirius.

Harry se levantó lentamente. Aquello no les llevaba a ninguna parte.

—Sirius —empezó.

Sirius volvió su atención hacia Harry.

—Lo siento, Harry. Sólo estoy preocupado. —Se volvió hacia Severus—
. Quiero que haga las elecciones correctas.

Severus dio un resoplido.

—¿Elecciones? —se burló—. ¿Cuándo permites que Potter tome sus


propias decisiones?

Sirius se erizó.

—¿Por qué no dejas tu nariz, tan grande que es, fuera de esto? —dijo—.
No es asunto tuyo, de todas maneras.

—Tampoco es asunto tuyo —le replicó—. El mocoso es...

—Soy su padrino.

—Quien está más ausente que...

—Tengo más derecho que tú —insistió Sirius—. Tú, por otro lado...

—Tú le compraste una mujer, lo que casi le deja marcado de por vida —
dijo Severus con expresión desdeñosa—. ¿Cómo puede ser beneficioso de
alguna manera?

Harry gimió. Mierda.


La boca de Sirius estaba abierta.
Tener y Mantener 245
MONTANA DANIELS

—¿Qué?

Harry nunca había visto a Severus nervioso antes.

—¿Cómo lo...? —Sirius se volvió hacia Harry—. ¿Cómo lo sabe?

Harry suspiró, con la mente acelerada.

—Me enseña Oclumancia, ¿recuerdas? —dijo Harry—. ¿Y acaso algo de


esto importa de verdad?

Severus gruñó y se volvió a acomodar en la silla.

—Harry —dijo Sirius.

Harry levantó la mano.

—Mira, me alegro de verdad de que estés preocupado por mí, pero estoy
bien. No me acuesto con Malfoy. No voy a dejarle que me meta en una
trampa.

—¿Y qué pasa con...?

—Es de ese tipo de personas —dijo Harry—. Está usando los rumores
para atraer la atención hacia sí mismo.

Sirius parpadeó.
—Así que ninguno de esos rumores es cierto en realidad.

Harry miró a Severus, cuya expresión era ilegible, y luego a Dumbledore,


quien sacudió la cabeza casi imperceptiblemente. Así que Sirius no iba a estar
incluido en el plan completo. Harry no sabía si estar enfadado o contento.

Se puso la máscara y suspiró.

—No, Sirius, no es cierto.

Sirius dejó salir un gruñido de frustración.

—Bueno, ¡y por qué no lo dijiste!

—Lo hizo, Black —masculló Severus—. Estabas demasiado inmerso en


una de tus despotricaciones idiotas para escuchar.
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MONTANA DANIELS

—Snape, te juro que...

—Sirius —dijo Dumbledore. Se volvió hacia Harry—. ¿Por qué no te


vas a tu sala común ahora? Estoy seguro de que tienes que estudiar. Los
ÉXTASIS estarán aquí antes de que te des cuenta.

Harry miró la expresión inocente de Dumbledore.

—Pero...

—Estoy seguro de que verás pronto a Sirius —dijo Dumbledore—.


Tengo que hablar con él.

Harry asintió y se dirigió hacia su padrino. Sirius le abrazó fuerte.

—Todo saldrá bien —le prometió Sirius, sujetándole por los hombros—
. Ya lo verás.

Harry asintió otra vez y se dio la vuelta, mirando brevemente a Severus.


Éste puso los ojos en blanco y Harry reprimió un resoplido de risa.

Harry subió apresurado por la torre, decidido a sólo una cosa: volver a
las mazmorras para ver a Severus. Por alguna razón, no iba a ser capaz de
rendir bien si no hablaba con Severus, sentía los brazos de éste a su alrededor,
se derretía con sus besos.

Pero cuando entró en la sala común, le rodearon.


—¿Qué ha pasado?

—¿Ha sido terrible, tío?

Harry no detuvo su avance hacia el dormitorio. Por desgracia, sus amigos


le siguieron.

—Dijiste que ibas a contarnos lo del plan. —Hermione estaba


frunciéndole el ceño.

—No discutimos el plan —refunfuñó Harry, guardando su mochila—.


Sólo mi vida sexual.

Ron hizo una mueca.


—Eso suena horrible.
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MONTANA DANIELS

—Lo fue —estuvo de acuerdo Harry.

—Pero dijiste que nos hablarías del plan. —Hermione estaba con aquello
otra vez—. ¿Qué es? —preguntó—. ¿Es para derrotar a Voldemort?

Harry lo desestimó, hurgando en su baúl.

—Algo así.

—Eso es estupendo —dijo Ron—. Que haya un plan, eso es.

—Supongo —Harry se encogió de hombros, sacando la capa.

Ron sonrió.

—La has recuperado —dijo, tocando el suave tejido.

—Sí —dijo Harry, contento por el cambio de tema. No quería pensar en


el plan. No quería pensar en Voldemort o en la profecía. Sólo quería llegar
hasta Severus en aquel momento.

—Entonces, ¿vas a contárnoslo? —Hermione sonaba molesta ahora.

—A lo mejor más tarde —le dijo Harry, poniéndose la capa alrededor de


los hombros—. Tengo que irme a ver a Severus ahora.

—¿Qué pasa con Malfoy? —preguntó Ron, que parecía tan confuso
como sonaba.

—Oh, Ron, no seas burro —le regañó Hermione—. Eso era una
tapadera, ¿verdad Harry?

—Sí —confirmó Harry. No quería explicarlo todo ahora—. Tengo que


irme. Os veré luego, chicos.

Ocultando el resto de su cuerpo con la capa, se fue antes de que


pudieran detenerle. De verdad que también quería pasar tiempo con ellos, sus
amigos, antes del final, pero todo en lo que podía pensar en aquel momento
era en Severus.

Se dirigió con rapidez hacia las mazmorras y circunnavegó un grupo de


Slytherins congregados fuera de la entrada de su sala común. Cuando llegó a la
Tener y Mantener 248
MONTANA DANIELS

oficina de Severus, entró a hurtadillas, sintiendo el hormigueo de las barreras a


su alrededor mientras le permitían la entrada.

Aún le hacía sonreír que Severus confiara en él para ir y venir de sus


habitaciones. Esperaba que Severus hubiera vuelto de la oficina de
Dumbledore preparado. No creía que pudiera esperar...

Harry apenas se había quitado completamente la capa cuando le


agarraron y le abrazaron de manera familiar. Unos labios fuertes descendieron
sobre los suyos y Harry se derritió entre los brazos que le tenían firmemente
agarrado. La lengua de Severus invadió su boca y requisó con rapidez todo
pensamiento sobre cualquier cosa que no fueran sus talentosos labios.

La boca liberó por fin la de Harry, permitiéndole respirar, pero no dejó


su cara. Severus dirigió besos y mordiscos por su mejilla y alrededor de su
mandíbula.

—No me gusta que te bese —dijo Severus contra su garganta.

Un estremecimiento se disparó por el pecho de Harry.

—Fue idea suya —murmuró, aún sin aliento por el beso—. Sólo para
aparentar.

—¿Todo estaba arreglado?


—Sí —jadeó Harry, mientras Severus mordía aquel lugar en su cuello
que le encantaba. El que hacía que a Harry se le doblaran las rodillas—. Creo
que fue bastante realista.

Severus levantó la cabeza para sonreír a Harry.

—Sí, fue muy dramático. Merlín me salve de representaciones teatrales


adolescentes.

—¿No lo sabías?

—No, Draco no consultó conmigo en lo que respecta a sus acciones.

Harry suspiró, pasando los dedos por el pelo de Severus.


Tener y Mantener 249
MONTANA DANIELS

—Bueno, por lo menos conseguimos algo de tiempo. Vol... el Señor


Tenebroso cree que Draco está haciendo su trabajo y su padre tiene tiempo de
hacer lo suyo.

—Entonces, ¿lo sabías?

—Sí, por lo que os escuché a ti y a Lucius Malfoy. Draco me puso al


corriente del resto —dijo Harry, presionando su cuerpo contra el de Severus
para distraerle. No quería hablar del plan en aquel momento.

Severus asintió; sus manos viajaron por la espalda de Harry para abarcar
sus nalgas y acercarle más.

—¿Y te gustó? —le preguntó.

—¿Gustarme el qué? —replicó Harry, restregando la nariz detrás de la


oreja de Severus. Puso un beso sobre la sensible piel—. ¿Por qué estamos
hablando aún?

—Besar a Draco.

Harry se apartó y levantó la mirada hacia él. Oh, sí, celoso y posesivo.

—Bueno, no fue tan malo —admitió, pero continuó para tranquilizar a


Severus—. Ha tenido mucha más práctica que yo. —No pudo evitar la pulla.

Aquello obtuvo una sonrisa.


—¿De veras? Tal vez necesites más práctica.

Harry sonrió.

—¿Sabes de alguien que pueda ayudarme? —Pasó un dedo suavemente


por el lateral de la cara de Severus—. ¿Profesor, señor?

—Desde luego —replicó Severus, con voz áspera, mientras aplastaba


otra vez su boca contra la de Harry.

~~~~~
Tener y Mantener 250
MONTANA DANIELS

De verdad, deberías aprender a contener tu posesividad.

Severus siguió haciendo retroceder a Harry dentro del dormitorio, sin


que su boca dejara nunca la tierna piel de la cara de éste. Entre ellos nunca
había desaparecido la ropa tan rápidamente.

Para cuando Harry estuvo despatarrado debajo de él, Severus pensaba


que moriría si no estaba pronto profundamente enterrado dentro del cuerpo
de su amante. Después de una rápida preparación, Severus se encontró
completamente enfundado en el ajustado canal. Hizo una pausa para respirar y
bajó la mirada hacia la tensa figura de Harry.

La cabeza echada hacia atrás, los puños apretados en las sábanas, los
músculos agarrotados, el pecho agitándose: la perfecta imagen de la pasión.
—Harry —susurró Severus.

Harry abrió los ojos. El fuego los iluminaba.

—Muévete, joder.

Severus cerró los ojos, agradecido por no haber hecho daño a Harry con
las prisas.

Harry es más resistente que eso.

—Sev, por favor —dijo Harry con voz rasposa, intentando coger la cara
de Severus.

Severus gimió y se salió casi del todo, luego entró de golpe otra vez.
Harry jadeó. Severus sujetó las piernas de Harry y le pegó las rodillas al pecho
mientras volvía a empujar de nuevo.

Harry se arqueó y siguió haciendo deliciosos ruidos entusiastas mientras


Severus le embestía. Severus sabía que no duraría mucho tiempo más. Deslizó
una mano entre ellos y cogió la hinchada polla de Harry. Tocó apenas la
punta, el cuerpo de Harry se tensó y este se corrió, gritando su nombre.

Severus se corrió momentos más tarde, gruñendo el nombre de Harry


dentro de la boca de éste entre un fiero beso. Cuando se desplomaron juntos
en una masa entrelazada de miembros saciados, Severus estrechó sus brazos
alrededor de Harry.
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MONTANA DANIELS

—¿Por qué paraste? —Preguntó Harry, cubriendo con un brazo el pecho


de Severus—. Quiero decir, después de que estuvieras dentro. Te quedaste
como inmóvil.

—Perdí el control —admitió Severus—. Creí que te había hecho daño.

—Ah. —Harry estuvo silencioso durante un momento—. Me gustó.

Severus sonrió, pasando una mano sobre el ya despeinado pelo de Harry.

—Fue más duro de lo que estás acostumbrado.

—Aun así me ha gustado. —Harry se incorporó para mirar a Severus—.


Sé que no harías nada para hacerme daño a propósito.

Severus asintió.

—Tampoco quiero hacer nada que te haga daño accidentalmente.

Harry suspiró y bajó la cabeza.

—Soy bastante resistente, ya lo sabes —murmuró.

—Lo sé, Harry —dijo Severus con un suspiro—. Lo sé.

~~~~~

Severus debía haberse dormido, porque mientras se despertaba se volvió


consciente del cuerpo suave que se restregaba contra su costado. Una pierna
estaba enganchada alrededor de su rodilla y una erección muy firme se frotaba
persistentemente contra su muslo.

—Si vas a estar en celo sobre mí, por lo menos córrete un poco para que
yo también pueda disfrutar.

Harry se rió suavemente y se movió hasta que estuvo situado entre los
muslos de Severus, acunado entre sus caderas.

—¿Mejor? —Mientras Harry seguía sacudiéndose, enterró la cara en el


cuello de Severus mientras besaba y mordía la piel suave.
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MONTANA DANIELS

—Eso es menos insoportable.

¿Una doble negativa? ¿Estás intentando confundir al pobre muchacho?

Severus ignoró la voz, relajándose mientras los movimientos sensuales de


Harry sobre su piel le arrastraban al placer. Las manos y la boca de Harry se
movían por su pecho y cuello, enviando oleadas deliciosas de estimulación a
su polla, que revivía lentamente.

—Severus —susurró Harry, lamiendo uno de los ya endurecidos


pezones—. ¿Puedo?

—Me permites —le corrigió Severus.

La cabeza de Harry se alzó y le miró con una sonrisa brillante.

—¿Me permites? —preguntó con esperanza.

Severus miró fijamente a Harry durante un momento, hasta que se dio


cuenta de lo que le estaba pidiendo. Su boca se abrió ligeramente y se cerró,
inseguro de si podría sacar las suficientes fuerzas como para poder confiar
física y mentalmente... para confiar en que Harry estuviera arriba.

—No importa —dijo Harry con un suspiro.

—Harry...

Harry alargó la mano entre ellos y cogió sus hinchadas erecciones en su


mano, eliminando las palabras del cerebro de Severus. Las acarició juntas, con
las pieles frotándose como si fueran una sola contra la encallecida palma de
Harry, causando una fricción pecaminosa.

Severus empujó en vano contra los estrechos confines de su combinado


calor. Harry las apretó y acarició, llevándoles a los dos hacia el perfecto placer.

Por Merlín, ¿dónde aprendió eso?

Haciendo bajar la cabeza de Harry, Severus asaltó sus labios, arrastrando


la lengua dentro de la dulce humedad. El beso se volvió apasionado mientras
embestían juntos contra las manos de Harry hasta que pronto estuvieron
jadeando el uno contra la boca del otro.

Alcanzaron el punto más alto juntos, con un grito de culminación.


Tener y Mantener 253
MONTANA DANIELS

Cuando sus respiraciones volvieron a la normalidad, Harry se acurrucó


otra vez en el pecho de Severus, con los dedos deslizándose por su pelo.
Hacía mucho aquello últimamente.

Ha notado lo limpio que está, estúpido.

Severus sonrió ante el pensamiento. Harry nunca diría nada, pero lo


notaba... y lo apreciaba.

—No confías en mí —dijo Harry en voz baja.

Severus suspiró.

—¿Qué?

—No confías lo bastante en mí como para que te lo haga yo.

Explícaselo.

—La confianza no tiene nada que ver con eso.

—¿Ah, no? —Harry se sentó, sacando las piernas fuera de la cama por
su lado.

—No hay necesidad de dramas —suspiró Severus, girándose para


observar vestirse a Harry.

Harry se levantó y encontró sus calzoncillos.

—¿Por qué no? Si tuviera más experiencia...

Severus frunció el ceño, perplejo.

—¿De qué estás hablando?

—Se lo dijiste a Sirius. Lo de que tuvo que comprarme una mujer.

Y me sentí tan bien...

—¿De eso se trata? ¿Tu padrino? Te aseguro que estaba actuando sin
pensar como tiendo a hacer cerca de él, por la ira. Cubriste mi pérdida de
compostura bastante bien, por cierto.
Eso ha requerido tragarse un poco de orgullo para admitirlo.
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MONTANA DANIELS

—Pero eso te molesta —siguió Harry, cogiendo su camisa—. Mi


inexperiencia. No te culpo.

Pensaba que ya habíamos pasado esta etapa de la fase de inseguridad.

Severus frunció el ceño. Ya la habían pasado. Allí había algo más, algo
que molestaba a Harry hasta el punto de que sentía la necesidad de huir.

Severus alargó la mano, cogió a Harry y le empujó hacia la cama. Movió


a ambos hasta que estuvo inclinado sobre Harry, con las manos recorriendo
instintivamente el pecho de su amante.

—Déjame explicarte algo. No tiene que ver contigo, o con nosotros, lo


que nos concierne. Es simplemente que algunas experiencias de mi pasado
fueron... desagradables.

—¿Alguien te hizo daño?

—Sí. —Ante la mirada horrorizada de Harry, Severus continuó—. Por


eso es por lo que soy especialmente cuidadoso contigo. —Harry asintió,
enmudecido—. Simplemente no estoy preparado para volver a pasar por esa
determinada experiencia. No es personal, Harry.

Harry estaba sin aliento cuando dijo en voz baja:

—Lo siento.
Severus dio un suspiro de exasperación.

—Potter, ¿qué te dije sobre disculparte por los demás?

Harry apartó los ojos.

—Siento ser tan idiota al respecto. Sólo quería...

Severus le levantó la cara.

—Eres joven, inexperto y quieres probarlo todo.

—Sólo contigo —susurró.

Severus sonrió con suavidad.

—Te dije que te lo enseñaría todo. Sólo hemos rozado la superficie.


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—¿De verdad? —Ante el asentimiento de Severus, Harry añadió—. ¿Y


qué pasa con eso?

Severus sonrió.

—Sí, Harry, llegará el momento en que me ponga abajo para ti.

La combinación de inocencia, esperanza y sobrecogimiento de la cara de


Harry, junto con su estado libertino actual, envió otra vez una oleada de
necesidad a través de Severus.

El mocoso es adictivo.

—Idiota —gruñó Severus—. Ahora tengo que desvestirte otra vez.

~~~~~

Severus observó a Harry deambular por la habitación, poniéndose otra


vez la ropa. Era ya muy tarde, más tarde de lo que nunca antes se les había
hecho cuando se entretenían. Severus no veía ningún problema en ello, sin
embargo, pese a que todavía tenía la sospecha de que Harry le ocultaba algo.

No ha preguntado qué pasó en la oficina de Dumbledore después de que se fuera.

No lo había hecho. No había pedido detalles sobre la deserción de


Lucius ni tampoco sobre la participación de Draco. Estaba mostrando una
falta de curiosidad muy poco característica por todo el proceso. ¿No quería
saber...?

—El plan —dijo Severus en voz alta.

La cabeza de Harry se alzó bruscamente.

—¿Qué pasa con él?

—¿No quieres oír más sobre él?

Harry se giró.

—No.
Tener y Mantener 256
MONTANA DANIELS

Definitivamente algo anda mal.

—¿No quieres saberlo? —preguntó Severus, sentándose en la cama y


poniéndose una túnica.

Harry se encogió de hombros.

Severus se levantó, acercó a Harry y le levantó la barbilla.

—Harry, ¿qué es lo que de verdad te preocupa?

—Nada.

Severus alzó una ceja.

—¿No quieres saber qué se espera de ti?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no.

—¿Por qué no?

—Sólo porque no.

¡Por Merlín!

—Harry.

Harry se apartó de los brazos de Severus y se alejó.

—Porque estoy asustado, ¿vale? ¿Ya estás contento?

Severus suspiró.

—Es perfectamente natural estar asustado.

Harry no dijo nada pero sacudió la cabeza lentamente mientras miraba


fijamente el suelo.

—Yo estaré allí y Lucius estará allí.

Harry dio un resoplido.

—Lucius —masculló.
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—Sé que todavía dudas de él, Harry —le aseguró Severus—. Pero es
sincero. Sabes que Dumbledore confía en él. —Harry asintió, pero Severus
continuó—. Y es un mago muy poderoso. Será una buena baza una vez los
Aurores lleguen a la escena con Dumbledore.

—¿Y cómo se supone que voy a matarle? —preguntó Harry, pero


sonaba aburrido, como si sólo estuviera haciendo las preguntas apropiadas.

Severus estudió la tensa postura con cuidado.

—Tenemos varios métodos teóricos que podrían funcionar.

Harry dio un resoplido otra vez.

—Siempre que no me abata tan pronto como me vea.

—Tendrás tus escudos levantados, Harry. Eres lo bastante fuerte para


repeler...

—Ya, ya. Lo pillo.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —Severus intentaba hacer todo lo


posible por sonar paciente. Pero iba a retorcerle el cuello al mocoso como no
lo escupiera pronto.

—Nada. Suena genial.

Se fue hacia la puerta, con el rostro carente de expresión.

Vale. Ahora yo estoy asustado.

Severus le interceptó y le empujó hacia sus brazos.

—¿Qué? ¿No hay beso de despedida?

Harry emitió un sonido ahogado y empezó a temblar. Severus le levantó


la barbilla otra vez y tuvo que contener el aliento.

Tanto dolor, tanto miedo.

—Háblame, Harry —imploró.

—¿No lo entiendes?

—Dímelo.
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—Estoy asustado.

—Lo sé. No pasa nada.

—Sí, sí que pasa.

—Harry...

—No quiero morir.

—Claro que no. Yo tampoco quiero que mueras.

Harry se apartó, frustrado.

—Dímelo, Harry.

—No puedo hacerlo. ¿No lo ves? ¿No lo entiendes? Ya había aceptado


que no sobreviviría a ello. ¡Lo acepté! Pero ahora tengo algo por lo que vivir.
¡Y-no-quiero-morir!

¡Lo has logrado!

Severus sonrió.

—Estupendo.

Harry levantó la mirada y parpadeó.

—¿Qué?

—Potter, ¿no te he enseñado nada? La actitud lo es todo. Si vas a


enfrentarte al Señor Tenebroso esperando morir, entonces ya ha ganado,
aunque le mates. Querer vivir, luchar para vivir, es el margen que necesitas
para derrotarle.

—¿Qué? —Harry parecía estupefacto—. ¿Estás diciendo que tengo más


de una posibilidad de ganarle ahora?

—Claro. La necesidad es la madre de la invención, dicen. La mente que


lucha para sobrevivir proveerá los recursos que necesites para seguir adelante.

—Así que en todos mis pequeños roces con la muerte, ¿no fue la suerte
lo que me salvó?

Severus sonrió.
Tener y Mantener 259
MONTANA DANIELS

—Tienes que admitir que has tenido bastante. Pero, ¿no crees que fuiste
más rápido, más inteligente, que tenías más recursos durante esas veces?

Harry parecía pensativo.

—Supongo.

—¿Supones? —le desafió Severus.

La barbilla de Harry se alzó.

—No. Lo fui.

Severus no pudo evitar sonreír.

—Mejor.

Harry colocó los brazos sobre los hombros de Severus y se inclinó para
besarle.

—Así que, ¿cuál es exactamente el plan?

Eso es más propio de él.

—¿Cuánto oíste y cuánto te contó Draco?

Harry suspiró y se apartó de Severus para pasear.

—Después de que pasáramos de las tonterías de “nos odiamos pero


tenemos que confiar el uno en el otro para que podamos trabajar juntos”, le
dije que estabas entrenándome en defensa contra las artes oscuras.

—¿Qué?

—No se tragó las excusas sobre pociones curativas —le explicó Harry.

—Y... —le animó Severus.

—Parecía sorprendido al principio —le contó Harry—. Pero luego


pareció aceptarlo como si tuviera sentido.

Muy bien. Acallar la teoría de Draco si es que tenía alguna especulación de que
pasaba algo indeseable.
Tener y Mantener 260
MONTANA DANIELS

Lo último que necesitaba Severus era que Lucius lo descubriera. No es


que Severus temiera que Lucius informara al Señor Tenebroso. En aquel
punto, esa posibilidad era infundada, especialmente porque Lucius llevaba
sabiendo que Severus era un espía todo aquel tiempo. No, lo que Severus
temía era lo que Lucius podía hacer con la información si estaba seguro de
que él estaba involucrado con El Niño Que Vivió.

Severus asintió.

—¿Qué más?

Harry se encogió de hombros.

—Eso es todo lo que necesitaba saber —dijo Harry—. No preguntó así


que no le dije nada.

—Estás aprendiendo.

Harry se volvió hacia Severus y le rodeó el cuello con los brazos.

—Tengo un profesor excepcional.

Severus levantó una ceja.

—¿Adulación, Sr. Potter?

—¿Funciona? —preguntó Harry con una sonrisa descarada.

—Tal vez —murmuró Severus—. Depende de tu objetivo.

Pegándose a Severus, Harry alzó la mirada a través de las pestañas.

—¿Más besos? —sugirió.

¿Sabe siquiera lo tentador que es?

Severus ni siquiera intentó resistirse a la tentación mientras bajaba la


cabeza, uniendo sus bocas otra vez en un beso firme y apasionado. Aunque
interrumpió el beso al poco tiempo, sujetándole otra vez por los hombros.

—Por muy deliciosa que sea su boca, Sr. Potter —dijo Severus con
ligereza—, de verdad que debería irse.
Tener y Mantener 261
MONTANA DANIELS

Harry asintió con resignación. Severus le liberó y Harry se dirigió hacia la


puerta. Se dio la vuelta, con una mano sobre el pomo.

—Ah, una cosa más.

—¿Sí? —preguntó Severus.

—¿Sirius sabe acerca del plan?

Severus forzó su expresión para permanecer tranquilo y controlado.

—No. El director decidió no informarle de los detalles hasta que se le


necesite.

Harry asintió reflexivamente.

—Eso probablemente sea lo mejor —murmuró Harry.

Severus observó irse a Harry y no pudo evitar la sonrisa que le creció por
la cara.

Harry estaba convirtiéndose en un individuo muy admirable.

Magnifico.

—Desde luego —murmuró Severus, dirigiéndose al baño para limpiarse


y volver a la cama.

~~~~~

Harry tenía mucho en lo que pensar. Su mente le daba vueltas a los


eventos del día mientras pasaba por las mazmorras. El plan no parecía tan
imponente ahora que se habían disipado sus miedos. La forma en que Severus
lo había pintado hacía más probable que tuviera éxito ahora que tenía algo por
lo que vivir. Ahora que tenía a Severus.

Ahora que tenía amor.

Harry se detuvo. La comprensión se apropió de él tan ferozmente como


lo habían hecho antes los brazos de Severus. Amaba a Severus. Sonrió.
Tener y Mantener 262
MONTANA DANIELS

Quería gritarlo desde la torre de astronomía. Él, el maldito Harry Potter,


El Niño Que Vivió, por fin había encontrado el amor. Amaba a Severus
Snape.

Claro, que no podía hacerlo. Se rió por lo bajo. No, en vez de eso tenía
que ir a hurtadillas por...

Harry se detuvo otra vez. Mierda. Se había olvidado otra vez la capa.
Maldito Severus por distraerle tanto, y por besar tan bien.

El hechizo golpeó a Harry antes de que pudiera dar otro paso. Todos los
músculos se le agarrotaron y se cayó, tan rígido como una tabla.
Tener y Mantener 263
MONTANA DANIELS

—Cógele de las piernas.

Más de uno, entonces. Espera un minuto. Harry reconocía esa voz.


¿Zabini? Oh, no. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Había caído como un
tonto. Severus iba a estar muy decepcionado con él.

—¿Estás seguro de que esto es buena idea? —preguntó alguien, a quien la


voz le temblaba ligeramente. ¿Miedo? A lo mejor Harry podía usar aquello.

—Cállate y haz lo que se te dice —ordenó Zabini; parecía estar sin


aliento. Harry no podía ver si era el orgullo o el esfuerzo lo que le afectaba a la
voz.

Le habían puesto una capucha sobre la cabeza pero consiguió distinguir


tres pares de pies. Se movían silenciosamente y con rapidez, pero Harry no
podría decir adónde le estaban llevando. Al menos no se estaba chocando
contra nada.

Intentó pensar. Aún tenía la varita, y aunque no podía moverse de


momento, al final tendrían que soltarle. Pero ¿y si Zabini le llevaba
directamente ante algunos mortífagos?

¿Su magia sin varita funcionaría aunque estuviera inmovilizado? Tenía


que salir de ésta. Tenía que pensar con lógica. Había tres, pero uno de ellos
estaba probablemente asustado. Además, dado que Zabini estaba a cargo,
probablemente eran más jóvenes que él. Los otros chicos de séptimo año
raramente hacían algo sin Malfoy.
Tener y Mantener 264
MONTANA DANIELS

Le colocaron sobre una alfombra y Harry pudo sentir el calor de una


lumbre. A lo mejor podía usarla para prenderle fuego a la habitación. Después
de unos pocos ruidos más de pies y ruidos raros que Harry no pudo distinguir,
le levantaron mágicamente otra vez y fue a descansar sobre algo suave.

—Aseguraos de ponerlos bien —dijo Zabini con firmeza.

Pusieron restricciones alrededor de las muñecas y tobillos de Harry y el


terror de éste empezó a aumentar. ¿Grilletes? Mierda. Aquello era malo. Se
dijo a sí mismo que respirara.

—¿Cómodo, Harry?

Le quitaron la capucha de la cabeza y Harry abarcó lo que pudo. Estaba


sobre la espalda, atado a una gran cama, con las piernas ligeramente dobladas.
La habitación estaba oscura excepto por la lumbre y algunas velas, que
iluminaban débilmente el área alrededor de la cama.

¿Qué era aquello, alguna fantasía romántica retorcida?

Volvió su mirada hacia Zabini, quien se inclinaba sobre él. Zabini sonrió
y levantó la varita. Después de murmurar algo, el cuerpo de Harry se relajó
cuando sus músculos fueron liberados de la maldición.

Por fin libre del hechizo, forcejeó frenéticamente con las cadenas,
comprobando la fuerza de las restricciones.

—Quítamelos, Zabini —gruñó Harry, tirando inútilmente de los


grilletes.

Zabini se rió con suavidad.

—Ni el mismísimo Señor Tenebroso podría librarse de estas ataduras —


le informó Zabini con engreimiento.

Harry miró las delgadas bandas de hierro y la cadena de aspecto modesto


y consideró que sí, que probablemente estaban encantadas. El corazón ahora
le retumbaba. Sus ideas para conseguir la libertad estaban volviéndose menos
viables. Inspiró. Que siguiera hablando y Harry quizá descubriera algo útil.

—Entonces, ¿dónde los conseguiste?


Maldito Zabini. Harry iba a matarle.
Tener y Mantener 265
MONTANA DANIELS

—Llevaba años en el “cuarto de juguetes” de mi padre —admitió


Zabini—. Por fin investigué cómo funcionaban.

Harry intentó enviar magia hacia sus manos para liberarse de las
abrazaderas.

—¿Papi sabe que estás jugando con sus juguetes?

Zabini sonrió.

—No. Pero lo hará, y estará muy orgulloso de mí.

—¿De veras? —Le retó Harry, distrayéndole con preguntas mientras


trabajaba con la magia—. ¿Por qué? —Averiguar el plan de Zabini. Siempre le
había funcionado antes. Una mirada alrededor le mostró que ahora estaban
solos. Al menos sus probabilidades eran mejores ahora. Si sólo pudiera
quitarse el acero...

—Cuando pueda presentarte ante su amo, será recompensado.

Harry se quedó inmóvil. Mierda. ¿Voldemort? Aquello definitivamente


no era parte del plan. Y tampoco era el plan de Voldemort. Harry se preguntó
si Zabini sabía siquiera del plan de Voldemort.

—Entonces, ¿a qué estás esperando? —Preguntó Harry—. ¿Por qué


no...?
La mano de Zabini sobre su pecho le interrumpió.

—Porque tengo planes para ti primero —dijo Zabini, mientras


observaba sus manos moviéndose por el pecho de Harry. Volvió a mirarle—.
Debiste haber sido más agradable conmigo, Potter. Podríamos haberlo pasado
bien. —Frunció el ceño—. Y no debiste acercarte a Draco.
Tener y Mantener 266
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

—Quítame las malditas manos de encima —le avisó Harry, forcejeando


otra vez. Aquello era increíble. Era el mago más poderoso de su edad. No iba
a dejar que Zabini, de entre toda la gente, le tuviera.

Zabini frunció el ceño.

—Maldito Draco —masculló, ignorando la petición de Harry—. Siempre


consigue lo que quiere. —Volvió la mirada hacia Harry y su sonrisa fue
definitivamente predatoria—. Esta vez no.

¿Iba a violarle? Joder. Forcejeó desesperadamente contra las cadenas otra


vez. Tenía que haber un truco, un hechizo. Sólo era Zabini, por el amor de
Dios.

—Mira, Zabini... Blaise, no hagas esto —dijo Harry, intentando


apaciguarle—. No valgo la pena.
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MONTANA DANIELS

Zabini pasó una mano por su muslo.

—Yo seré el juez de eso.

Harry jadeó, respirando dificultosamente. Zabini empezó a romperle la


ropa con la varita.

—Me estás enfadando, Zabini. Y no quieres cabrearme.

El pánico iba asentándose mientras el frío aire se filtraba sobre su piel.


Aquello no era tan fácil como Harry había pensado que sería. Intentó
convocar una vela, tal vez podría quemar a Zabini en el proceso. Nada.

—Expelliarmus —gritó Harry.

Zabini simplemente se rió de aquello mientras tocaba cada parte de la


piel de Harry que era revelada. Harry estaba temblando de furia y frustración.
Oh, Dios. Aquello no era justo. A pesar de las protestas de Harry y de los
forcejeos inútiles, Zabini no se detuvo hasta que la ropa de Harry estuvo
hecha jirones en un montón de ropa apilado a su alrededor.

¿Qué le haría hacer Severus? Harry se estremeció, helado ahora, y


ahogándose en su propia vulnerabilidad. No cedas.La necesidad es la madre de la
invención. Las palabras de Severus volvieron a él. Tenía que luchar contra
aquello.
Por fin, Zabini se puso de pie y miró a Harry.

—Por Merlín —jadeó—. Eres perfecto.

El pánico y la furia se convirtieron en determinación mientras las bandas


de metal se negaban aún a abrirse.

—Te estoy avisando —gruñó Harry.

—¿Qué vas a hacer? —Sonrió Zabini—. ¿Acabar con mis huevos?

Se inclinó hacia abajo y lamió uno de los pezones de Harry. Éste gruñó
de frustración, tirando un poco más. Las abrazaderas ya le habían roto la piel
de alrededor de las muñecas.

—No luches contra mí, Harry. Quiero que disfrutes de esto.


Tener y Mantener 268
MONTANA DANIELS

—Que te jodan —escupió Harry, con la mirada fija en la cara de Zabini.

Zabini sonrió.

—También podemos hacer eso, si quieres. Sólo di la palabra.

Harry tiró de sus muñecas otra vez y luego fulminó con la mirada a
Blaise.

—¡No-te-deseo! —Se aseguró de hacer énfasis en cada palabra. El


corazón le retumbaba con furia y no podía recuperar el aliento. No tenía que
dejarse llevar por el pánico.

—Lástima. —Zabini hizo chasquear la lengua.

La bilis se le subió a la parte de atrás de la garganta mientras la mano de


Blaise recorría su ahora desnuda carne. Tomó aliento profundamente,
intentando centrarse.

La túnica Slytherin cayó y Blaise empezó a desabrocharse los botones de


su propia camisa; su sonrisa era una mezcla de triunfo y lujuria animal.

Aquello no podía estar pasando. Harry no iba a permitir que ocurriera


aquello. Ahora tenía a Severus. Tomó aliento profundamente, intentando
alcanzar internamente su magia.

Zabini gateó sobre él, con su ahora desnuda piel frotándose contra la de
Harry.

Éste luchó contra su pánico. Respirar. Sólo tenía que respirar. Dejando
que su poder volviera a acumularse, intentó relajarse. Sintió algo sólido en el
pecho, casi como ardor de estómago.

Frunciendo el ceño, Zabini empezó a tocar varios lugares sensibles del


cuello y torso de Harry.

—Estás cubierto de sus marcas. —Levantó la varita y la apuntó hacia


Harry, murmurando un hechizo sanador. Con una sonrisa de satisfacción,
bajó la varita y empezó a tocar otra vez a Harry—. No puedo consentirlo —
murmuró—. Estarás cubierto de mis marcas muy pronto.

Harry intentó desesperadamente centrarse y permanecer tranquilo.


Intentó repetir los ejercicios que Severus le había enseñado pero era difícil
Tener y Mantener 269
MONTANA DANIELS

concentrarse con las manos de Blaise por todas partes, poniéndole la piel de
gallina. Sus instintos le gritaban que corriera pero fue rápidamente retenido.
Harry intentó ignorar otra vez a Blaise, intentando alcanzar el poder, pero este
parecía estar fuera del alcance...

Algo duro se apretó contra el muslo interno de Harry. Zabini estaba muy
duro, excavando con su erección y clavándola contra la ingle de Harry. Cerró
los ojos para bloquear las imágenes y sonidos mientras la boca de Zabini se
movía sobre su pecho. Se centró en las restricciones de alrededor de sus
muñecas, forzando a su magia a repeler la magia del acero.

Nada.

Blaise continuó con sus atenciones, engañado por la falta de resistencia


de Harry. Éste intentó apartar su mente de lo que estaba haciendo Blaise,
concentrándose en usar su magia, empujando el poder desde su pecho...

Algo resbaladizo tocó la abertura de Harry.

—¡NO! —gritó Harry.

Zabini salió disparado de él y aterrizó en el suelo.

Harry miró fijamente a Zabini mientras este se levantaba. El Slytherin


pareció sorprendido por un momento, pero lo disimuló enseguida.
—Buen truco, Potter —dijo, volviéndose a dirigir a la cama—. Pero si
crees que unos pocos escudos defensivos me detendrán, estás...

—Pello pepulli pulsum semen-inis enim vita —salmodió Harry, con los ojos
aún fijos en los de Zabini.

Zabini se rió.

—¿Qué? —Dijo, inclinándose sobre Harry otra vez—. Creo que no lo


he pillado. ¿Estás intentando desvanecerme? —Se rió otra vez mientras Harry
lo salmodiaba una segunda vez—. Ni siquiera tienes una varita.

Se acercó más a Harry, con la intención de hacerle callar con la boca,


pero sus ojos se abrieron cuando la magia explotó alrededor de ellos.

—¿Qué? —Se apartó y se miró a sí mismo.


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MONTANA DANIELS

Harry dio un suspiro de alivio.

—Bastardo —gruñó Zabini, y cuando Harry levantó la mirada, vio a un


Slytherin muy furioso con una varita apuntándole.

—Agonius —rugió Zabini, y el dolor corrió a través de Harry como un


torrente de lava líquida.

Gritó mientras aquello le agarrotaba los músculos en un espasmo. Zabini


saltó sobre él, mientras la maldición terminaba, y empezó a darle una paliza
con los puños.

—¡Puto gilipollas!

Harry sentía los golpes en su cara y cerró los ojos otra vez, intentando
centrarse una vez más. Separándose a sí mismo del dolor, se concentró en
quitarse de encima a Zabini. El agotamiento estaba rodeándole.

Varias partes del cuerpo de Harry daban sacudidas bajo el ataque. Tanto
los puños como los maleficios estaban devastando su estructura.

De repente, Zabini se echó hacia atrás. Harry no sabía si era por su


propia magia o si Zabini simplemente se había cansado de torturarle, pero
entonces oyó el ruido.

Zabini corrió de un lado para otro, recogiendo su ropa, pero Harry se


encontró con que no le importaba. Respirar era suficientemente difícil tal
como estaba.

—Pagarás por esto, Potter. —Fue el último comentario de Zabini antes


de que lanzara un puñado de polvos a la chimenea y desapareciera.

Acojonante. ¿Cómo se suponía que iba a liberarse ahora?

—Relájate, nadie conoce estas habitaciones excepto nosotros, los


Slytherin —dijo una voz desde fuera de la puerta.

Harry se tragó el orgullo.

—Ayúdame —gritó tan alto como pudo. Sus pulmones protestaron, con
un sonido de resuello a través de su garganta. ¿Costillas rotas?

Hubo sonidos de refriega y algunos susurros. Luego la puerta se abrió.


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MONTANA DANIELS

Una figura borrosa se acercó a la cama.

—¡Joder! Potter, ¿estás bien?

Harry cerró los ojos. Malfoy. Aquello iba mejorando por momentos.

—¿Te parece que estoy bien? —dijo con un tono de burla que
probablemente no pareció la mitad de convincente de lo que esperaba—.
¿Has venido a regodearte? —añadió.

—Puede haberte pasado desapercibido, Potter, pero no necesito forzar a


nadie para tener sexo—contestó Malfoy, mirando por encima de las cadenas.

—Lo siento —masculló Harry, haciendo balance de sus achaques. Su


pecho estaba en llamas. Sentía que media cara..., bueno, no podía sentirla, la
verdad. Sentía que algo se deslizaba por su cuello. Le dolían los brazos, pero
supuso que aquello era lo habitual—. Cuando me quites estas cosas, dejaré de
molestarte.

—No seas imbécil —dijo Draco, indignado—. Se supone que somos una
pareja, ¿recuerdas? Además, estás en territorio Slytherin. Seremos muchas
cosas, Potter, pero no somos crueles. Estás hecho un desastre.

—Sólo violadores y asesinos —dijo Harry, y luego suspiró—. Lo siento.

Draco se quedó inmóvil.


—¿Lo has sido? —preguntó—. ¿Violado, quiero decir?

—No —dijo Harry con suavidad.

Mirando a su alrededor, Draco pareció estar sopesando el testimonio.

—¿Estás seguro?

—Malfoy, solo sácame de ésta.

Draco dio un resoplido y puso una manta sobre la figura desnuda de


Harry, luego se volvió hacia las esposas de los postes de la cama.

—¿Y quién ha hecho esto?

Harry suspiró.
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MONTANA DANIELS

—Como si eso importara.

—Vale, que así sea —dijo Draco con brusquedad. Probó con varios
hechizos sobre las abrazaderas de alrededor de las muñecas de Harry—.
Mierda, vamos a necesitar ayuda con ésas.

—No.

—Cállate, Potter —dijo Draco con irritación—. Necesitas ayuda. Estoy


sorprendido de que aún estés consciente. Hazte un favor y desmáyate ya. —
Probó varios hechizos más y luego suspiró—. He visto este tipo de equipo de
bondage pero no tengo idea de cómo abrirlo. Tengo que conseguir ayuda.

Draco se dirigió hacia la chimenea y lanzó un poco de polvos.

—Cualquier profesor en su despacho —gritó Malfoy hacia las llamas.

Por favor, Snape no, cualquiera excepto Snape. No creía que pudiera
soportar enfrentarse a Severus.

—¿Cuál es el problema, Sr. Malfoy? —dijo McGonagall—. Cielo santo.


Potter...

Entre el agotamiento y el dolor, Harry sucumbió por fin a la


inconsciencia.

~~~~~

Severus refunfuñó algo sobre sueño interrumpido mientras se dirigía


hacia su chimenea.

—¿Qué ocurre, director? —dijo Severus. Se envolvió más fuerte en su


túnica contra el frío matutino. Había dormido muy poco.

Te está bien empleado por entretener a invitados en tu dormitorio hasta altas horas.

Severus casi dio un resoplido al pensarlo.

—Siento despertarte, Severus. Sólo necesito saber si viste a Harry anoche


—preguntó Albus.
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MONTANA DANIELS

Oh, Dios mío.

—Yo no…

—Estamos intentando establecer por qué estaba abajo en las mazmorras


tan tarde —expuso Albus.

Debió haberse olvidado otra vez la capa.

—Sí, bajó, por poco tiempo —admitió Severus—. Tenía algunas


preguntas respecto al plan y quería las respuestas, como siempre ocurre,
inmediatamente.

—Mm, sí —dijo Albus—. Y fue en tu busca.

Severus suspiró.

—Tú querías que lo fomentara, Albus —dijo.

—Bueno, sí, pero…

—¿Qué ha pasado ahora? —exigió Severus. Algo no iba bien.

Albus suspiró.

—El Sr. Malfoy le encontró en una de las habitaciones Slytherin ocultas


—le explicó.
¿Un Gryffindor en el corazón mismo del territorio Slytherin? Tus serpientes están
volviéndose descuidadas.

—¿Le encontró? —le animó Severus.

—Harry fue agredido sexualmente —le dijo Dumbledore—. Y temo


que... Bueno, Poppy teme que fuera violado.

El corazón de Severus se paró.

—No —dijo con suavidad.

No, no, no.

—Ella aún sigue con él —continuó Dumbledore—. Sólo quería saber


qué estaba haciendo ahí abajo. El Sr. Malfoy no parecía saberlo.
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MONTANA DANIELS

Severus obligó a su cara a imitar preocupación tranquila.

—¿Sabes quién lo hizo?

—Por desgracia, Harry sólo estuvo consciente poco tiempo y no dijo


quién le atacó.

Severus asintió pensativo, mientras que por dentro estaba furioso.

Alguien tocó a tu Harry. Alguien le hizo daño.

—Había esperado —continuó Albus— que pudieras hablar con Draco


y…

Severus lo entendió.

—Por supuesto —dijo—. Iré enseguida.

Y conseguir las respuestas. Tienes demasiados Slytherins en tu casa, de todas


maneras.

—Gracias, Severus.

Severus giró y se alejó de la chimenea, con la mente borrosa. ¿Harry?


¿Atacado? Tragó saliva, aplacando su furia. Su hermoso Harry, ¿violado?
¿Draco le había encontrado?

Tenía cosas que hacer.

Alguien va a morir.

~~~~~

—¿Qué estabas haciendo allí?

Severus acorraló a Draco en la sala de espera de la enfermería. Al ser tan


pronto, la enfermería estaba desierta en su mayor parte.

—Sólo estaba dirigiéndome de vuelta al dormitorio, profesor —le dijo


Draco.
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MONTANA DANIELS

—¿Sí? —dijo Severus con suspicacia—. ¿En esa zona de las mazmorras?

—Vale, estaba con alguien —admitió Draco—. Todo el mundo sabe que
no puedo estar sólo con una persona. La mocosa creía que necesitaba algo de
variedad —dijo Draco con una sonrisa impenitente.

—¿Y dio la casualidad de que te encontraste a Potter? —Severus apretó


los puños otra vez para evitar retorcerle el cuello a Draco. Quería respuestas,
no un análisis de la vida amorosa de Draco.

—Por favor, Severus. Si hubiera atacado a Potter, ¿crees que sería lo


bastante estúpido para quedarme y ayudarle, y entonces llamar a un profesor?
Se supone que ya me lo estoy follando, ¿recuerdas?

Snape asintió.

—¿Sabes quién ha hecho esto?

Draco sacudió la cabeza.

—Potter no me lo dijo.

—Mm. Sí. También se negó a decírselo a los demás —dijo Severus


pensativo.

Puede que te lo diga a ti.

—¿Por qué les protegería? —se preguntó Draco.

La cabeza de Severus se alzó.

—¿Les?

—Bueno, era evidente que eran más de uno. Potter podría defenderse
contra un atacante con bastante facilidad. No me gusta, pero sé de lo que es
capaz.

Chico listo.

Ése era exactamente el pensamiento de Severus. ¿Quién podría haber


hecho aquello?

—Mi suposición es que está avergonzado —murmuró.


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MONTANA DANIELS

Draco dio un resoplido.

—¿Avergonzado?

Severus se enderezó, volviendo a centrarse en la conversación. No podía


distraerse ahora. Harry le necesitaba.

—La violación es un acto de violencia, Sr. Malfoy.

—Eso ya lo sé —dijo Draco a la defensiva—. Sólo estaba pensando que,


si fuera yo, querría vengarme yo mismo.

—Esa es una actitud Slytherin.

—Bueno, sé de buena fuente que debería haber estado en Slytherin. Y


tienes que admitir que a veces demuestra características Slytherin.

Maldición. Tiene razón.

Y Harry dijo que el Sombrero Seleccionador quería ponerle en Slytherin.

Severus tendría que vigilar de cerca al mocoso.

—Además —continuó Draco—, dijo que no fue violado.

—¿En serio? —Draco asintió, y Severus soltó el aliento. A menos que


Harry no quisiera reconocerlo...
Si no quisiera reconocerlo, Harry no diría nada, más que decir cualquier cosa, y
ciertamente no se lo diría a Draco Malfoy de entre toda la gente.

—Estoy cansado de veras, profesor.

Severus miró otra vez a Draco y asintió.

—Muy bien, Sr. Malfoy —dijo—, si recuerda algo más que pueda ser
útil, infórmeme inmediatamente.

Severus estaba a punto de entrar en la sala cuando vio a Draco


poniéndose cómodo en uno de los sofás de la habitación.

—¿Qué estás haciendo?


—Tumbarme —dijo Draco, arreglando una manta sobre sí mismo.
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MONTANA DANIELS

—Sr. Mal...

—¿No cree que parecería raro si me fuera ahora? —Le desafió Draco—.
Todos van a enterarse de que Potter ha sido atacado. ¿Qué clase de novio
sería si me fuera antes de averiguar cómo está?

Severus parpadeó. ¿Novio?

Tiene razón.

Severus apartó los pensamientos posesivos de su cabeza, recordándose a


sí mismo que era todo una actuación. Lo importante ahora era averiguar qué
había pasado, asegurarse de que Harry estaba a salvo.

Encontró al director y a McGonagall de pie con Madame Pomfrey cerca


de la cama de Harry. Éste parecía dormido, pero Severus bien sabía que no
debía asumir que en realidad el mocoso lo estuviera. Su cara estaba devastada
con cardenales y cortes pero, incluso mientras miraba, podía ver como los
hechizos sanadores hacían efecto lentamente.

Los sentimientos le abrumaron. La negación a la que había intentado


aferrarse se había evaporado con la confirmación a mano de la forma del
cuerpo golpeado de Harry. Severus deseaba poder precipitarse a su lado,
sostenerle y asegurarle que nadie le haría daño otra vez. Quería pasar las
manos sobre cada corte y cardenal y aliviar cualquier dolor persistente. Quería
llevarse a Harry y protegerle.

En cambio, se puso derecho y se acercó a paso ligero.

Contrólate.

Mientras Severus alcanzaba la cama, oyó a la medibruja dando su


diagnóstico.

—Hay indicios de sexo violento pero no de violación —dijo—. Lo cual


es consistente con el hecho de que Potter insiste en que no fue violado. Dice
que estuvo con alguien antes de ser atacado, y que frustró a su agresor. Su
atacante aparentemente fue detenido de violarle pero no de tomarse su
venganza. El atacante evidentemente no estaba impedido y estaba lo bastante
furioso como para descargar su frustración con Potter de todas maneras.

—Y... —le animó Minerva.


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MONTANA DANIELS

—Le lanzaron varias maldiciones dolorosas —les dijo Poppy—,


probablemente para distraerle, y luego fue golpeado físicamente. Una
maldición en particular fue muy desagradable y le dejará dolorido unas horas.
Considerando que no podía presentar pelea, el abuso físico que soportó su
cuerpo podría haber sido peor.

Minerva estuvo de acuerdo:

—Es suposición mía que la presencia del Sr. Malfoy interrumpió la


paliza.

Poppy asintió.

—La mayor parte de los daños físicos han sido curados pero estará un
tanto dolorido durante un par de días.

—Creo que te estás dejando algo, Poppy —dijo Albus—. Debería estar
despierto, ¿no?

—Y también está eso —dijo Poppy con un suspiro—. Le he hecho un


escaneo y su magia está agotada —siguió explicando—. Lo que hiciera Potter
para detener la violación supuso una gran cantidad de magia y sin varita...

—¿Sin varita? —preguntó Severus.

—Su varita fue encontrada en el suelo, al otro lado de la habitación —


explicó Minerva.

—Cierto —continuó Poppy—. Y la tensión le drenó un poco. Aunque


estará bien para mañana —les aseguró ella.

Los ojos de Albus se encontraron con los de Severus y su mirada se


volvió inquisitiva.

—¿Sabías algo sobre la magia sin varita, Severus?

Maldición.

—Hasta cierto grado —admitió Severus—. Le vi convocar su varita una


vez pero aún no hemos investigado cuánto puede hacer.

Albus suspiró y asintió.


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—Muy bien. Cuando Harry se despierte...

—Albus —le interrumpió Severus. Mirando la falsa expresión pacifica de


Harry, sonrió sarcásticamente—. Podría abrir los ojos, Potter. Sé que nos está
escuchando.

El ceño fruncido que reemplazó al instante al aspecto pacifico no


sorprendió a Severus. Aunque quería algunas respuestas.

—Quién podría dormir con este jaleo sobre la cabeza —masculló Harry.

Poppy empezó a preocuparse, comprobando a Harry otra vez y


obligándole a tragar algunas pociones. Severus las reconoció como una poción
calmante suave y una pócima sanadora.

—Esto es muy serio, Harry —dijo Albus—. Tienes que decirnos...

—No —dijo Harry, con aquella expresión terca instalándose en sus


rasgos—. No pasa nada.

—Sí que pasa, Sr. Potter —interrumpió Minerva—. La agresión sexual y


el intento de violación son crímenes graves, castigados con sentencias en
Azkaban.

Harry apartó la mirada del grupo y Severus le vio apretar los puños,
tensándose alrededor de las sábanas. Severus consideró que a lo mejor Draco
había estado en lo correcto. A lo mejor Harry tenía sus planes para el culpable.

Deseando cambiar de tema, se cruzó de brazos.

—¿Y con quién estuvo? —le retó.

La mirada de Harry se volvió disparada hacia la suya, pero su expresión


no dejó entrever nada.

Le enseñaste bien.

—No es asunto suyo.

—Es evidente para mí, Sr. Potter —dijo Poppy, sorbiéndose la nariz —,
que entabló relaciones sexuales anales violentas...
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—¿Y qué? —le interrumpió Harry—. Podría estar muerto en un par de


semanas. ¿Qué importa si entablo tantas relaciones sexuales anales como
quiera? ¿Por qué no debería tener tanto sexo salvaje como pueda?

¿Sexo salvaje?

Severus tuvo que dar crédito a Harry. Había dejado sin habla a los cuatro
adultos.

—¡Sr. Potter! —chilló por fin Minerva.

—La cuestión es, Harry, que este ataque... —intentó otra vez Albus.

—No era algo que de lo que no pudiera ocuparme yo —devolvió


Harry—. Por el amor de Dios, ¿creéis que Voldemort...?

—Harry —le interrumpió otra vez Dumbledore—. No es que seas tú


esta vez. Ése es un comportamiento inaceptable.

Harry suspiró, drenando su ira.

—Ya lo sé. Lo siento.

Le han atacado y Harry está disculpándose otra vez, joder.

—Preferiría no hablar de eso ahora mismo —dijo Harry. Levantó la vista


hacia el director con una mirada de súplica.

Albus suspiró, dando palmaditas en el hombro de Harry.

—Muy bien, Harry —dijo con resignación—. Más tarde hablaremos otra
vez.

Imbécil.

El mocoso tenía de veras al director a su merced. No era sólo que Harry


fuese necesario. A Albus le importaba de verdad. El pensamiento llenó de
orgullo a Severus.

Una buena habilidad.

—Vamos —pidió Albus—. Dejemos que descanse el chico.

—Profesor Snape —dijo Harry—. ¿Puede quedarse un momento?


Tener y Mantener 281
MONTANA DANIELS

Severus se encontró con la mirada de Albus y se sorprendió por lo que


leyó en aquellos ojos azules normalmente chispeantes. Era una mirada
ferozmente protectora que transmitía el deseo de averiguar quién había hecho
aquello. Severus se preguntó si Albus buscaría venganza él mismo.

Severus saludó a Albus con un asentimiento, y se volvió hacia Harry


mientras los demás se alejaban. Tiró de una cortina delante de la cama de
Harry y oyó a éste lanzar un hechizo silenciador alrededor de ellos.

Cuando Severus se volvió hacia Harry, se alegró de que los


encantamientos sanadores hubieran cubierto la mayor parte de las marcas de
su cara.

—Te lo dije, Severus —dijo Harry con una sonrisa amplia—. No dejo
que nadie me toque excepto tú.

Le está quitando importancia.

—¿No estás disgustado? —Severus se sentó sobre la cama, a su lado,


poniéndole una mano en el hombro.

—Claro, pero ya me han lanzado maleficios antes. No me asusté. Le


impedí violarme. Está demostrado que mi magia sin varita es bastante fuerte
—le dijo Harry con orgullo. Se mordió el labio—. No estás decepcionado,
¿verdad?

Severus parpadeó.

—¿Qué?

Harry apartó la mirada.

—Me tendieron una emboscada —admitió—. No estaba prestando


atención y me echaron un petrificus totalus.

Piensa antes de hablar.

Era cierto que Severus debería haber reprendido a Harry seriamente por
no prestar atención pero...

—Harry —dijo Severus, poniendo la otra mano en el otro hombro de


Harry y mirando de modo significativo su cara—. Tienes todo el derecho a
Tener y Mantener 282
MONTANA DANIELS

contar con cierto grado de seguridad aquí, en el castillo. No se puede


considerar un fallo esperar caminar por los pasillos sin ser molestado.

Harry se encogió de hombros y miró a Severus.

—Al final le detuve —añadió.

Severus asintió.

—¿Qué hiciste?

Volvió la sonrisa amplia.

—¿Qué crees que hice?

Sonriendo, Severus se cruzó de brazos.

—Cuéntamelo —dijo Severus; luego recordó la amenaza de Harry—. No


me digas que le quitaste los genitales.

Harry se cruzó de brazos y se apoyó en las almohadas.

—Vale, no te lo diré —dijo, pero aún estaba sonriendo, esa sonrisa


adorable y verdadera de Harry que Severus había temido no ver nunca otra
vez.

Qué gracioso. Muy buena forma de evitar ser violado. Deberías enseñar ese hechizo a
todas las chicas por encima de la edad de 12 años.

—Hiciste ese hechizo...

—También le repelí —dijo Harry—. Y sólo fueron los huevos.

—¿Sin varita?

—Sí.

Admirable.

Severus frunció el ceño y todas las variables se volvieron claras. Merlín,


no podía haber sido tan estúpido...

Zabini.
Tener y Mantener 283
MONTANA DANIELS

—Zabini —gruñó Severus, con un fuego furioso recorriéndole las


venas—. Le mataré.

Harry se sentó con rapidez, agarrando el brazo de Severus.

—No.

Pero Severus no estaba escuchando. Maravillosas imágenes de represalias


brillaban a través de su mente.

—Tengo otros planes para él —dijo Harry con seriedad, sacudiendo el


brazo de Severus.

Severus volvió a centrarse por fin en Harry.

—¿Qué?

—He dicho que tengo otros planes para él.

—He oído lo que has dicho —replicó Severus, con su ira templada por
la expresión de determinación de la cara de Harry—. Expláyate más sobre ese
comentario.

Harry suspiró.

—Simplemente dejaré que Voldemort se ocupe de ello.

Severus intentó no estremecerse ante el nombre.

—¿Sí? —Levantó una ceja.

—Sí —asintió Harry—. Evidentemente no era parte del plan de Vold...


el Señor Tenebroso. Draco puede quejarse de que he estado distante e
indiferente después del ataque. De ese modo ganaremos tiempo y pondrá
furioso a Voldemort porque su plan fue retrasado por el hijo de un mortífago.

Eso es bastante inteligente, la verdad.

Severus sólo podía parpadear.

—¿Qué crees que le hará Vold... el Señor Tenebroso a Zabini? —le


desafió Harry.

—La verdad, no creo que quieras saberlo.


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MONTANA DANIELS

—No, pero...

—¿Tan enfadado estás con Blaise?

La cabeza de Harry se alzó bruscamente.

—Sabía lo que él quería hacer —dijo Harry con severidad—. ¿Querías


que le dejara...?

—Shh —Severus tiró de Harry hacia sus brazos—. No —murmuró—.


Nunca. No quise decir eso. Zabini se merece lo que obtenga.

—No viste su cara —susurró Harry—. Lo cabreado que estaba cuando


le detuve.

—Ya lo sé, Harry —le tranquilizó Severus, acariciando su pelo y


acercándole más.

—Ya no seré una víctima —dijo Harry.

Severus inclinó la cara alzada de Harry, orgulloso por la expresión


resuelta y los ojos secos. Debería sentir lástima por Zabini y por su padre,
pero con Harry en sus brazos, a salvo y relativamente ileso, no podía
desenterrar ninguna simpatía. De alguna manera, Harry había sobrevivido a
otro ataque personal y había salido de ello más fuerte y más resuelto que
nunca.
Parecía que la capacidad de recuperación de Harry no tenía fin.

Magnifico.

—Por cierto, Sr. Potter —dijo Severus remilgadamente—. Yo no tengo


sexo salvaje.

Harry apartó la cabeza del hombro de Severus y parpadeó.

—¿Ah, no?

¿Ah, no?

—Ciertamente no.

—Entonces, ¿qué fue lo que hicimos anoche? —le desafió Harry con
curiosidad.
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Severus recordó el salvaje abandono y su propia pérdida de control.


Apartó el pelo que había caído sobre los ojos de Harry.

—Eso fue copulación de variedad vigorosa.

Harry dio un resoplido.

—Como decía. Sexo salvaje.

La sonrisa de Severus luchó contra las barreras controladas para llegar a


la cara.

—Mocoso —dijo entre dientes.

La cara de Harry se volvió seria.

—No se lo dirás, ¿verdad?

—Sólo lo que necesitan saber, Potter —respondió Severus con sabiduría.

Harry asintió.

—¿QUÉ DIABLOS ESTÁ PASANDO?

Harry se estremeció, enterrando la cara en la túnica de Severus.

—Mierda —susurró.

¡Black!

—Desde luego.

~~~~~

El resto del día progresó sin incidentes. Los estudiantes se habían


enterado de que Harry había sido atacado pero no se habían divulgado
detalles. La especulación era desenfrenada, pero siempre lo había sido cuando
tenía que ver con Harry.

Afortunadamente, Severus no había tenido que ocuparse de Black para


nada. Había dejado con rapidez la enfermería y había oído más tarde, a través
Tener y Mantener 286
MONTANA DANIELS

de Minerva, que a Sirius se le había dado una versión truncada de lo que había
pasado, adornada con elogios respecto a las habilidades de defensa de Harry.
La distracción había sido suficiente para apaciguar el estúpido sentido del
deber de Black y había dejado el castillo seguro en el conocimiento de que
Harry podía protegerse a sí mismo si era necesario.

Severus había sido enviado a la cámara privada Slytherin donde había


ocurrido el ataque. Dumbledore sugirió que echara un vistazo alrededor de la
habitación para ver si podía establecer la identidad del asaltante. Severus no
pudo encontrar ninguna maldita prueba que apuntara hacia Zabini, pero no
quería encontrarla. Satisfacería los deseos de Harry.

Para descargar su ira, había destruido la habitación, eliminando de ese


modo cualquier prueba posible que pudiera ser percibida por el director.
También, al prender fuego a la cama, se había sentido malditamente bien.

Había obtenido mucha satisfacción al observar arder aquellas sábanas y


vigas hasta quedar hechas cenizas.

Nadie había visto a Blaise Zabini. Cuando Severus había preguntado al


director, Albus le había dicho que el padre de Blaise le había recogido aquella
mañana, mencionando una emergencia familiar. Severus habría sacrificado un
riñón para presenciar la cara del Zabini más mayor cuando el chico explicara a
su padre su ausencia de testículos.

Harry fue liberado del cuidado de Pomfrey a la hora de cenar y empezó


inmediatamente con su “artimaña”. La actuación apagada y retraída fue
impecable. Se sentó apartado del resto de su curso, con sus perpetuos
compinches, Weasley y Granger, manteniendo a los demás a raya. Draco se
aproximó una vez. Harry habló brevemente con él pero parecía rehuirle
también. Cualquiera que se atreviera a evaluar su humor, lo que incluiría a la
mayor parte del colegio, pensaría que preferiría estar en cualquier otro lugar,
preferiblemente solo, que era exactamente lo que quería que pensaran.

La actuación continuó al día siguiente y al siguiente. Harry no se atrevió a


visitar a Severus, especialmente sin su capa, por temor a que alguien dudara de
su comportamiento reclusivo. El problema de aquella circunstancia pilló a
Severus por sorpresa. Echaba de menos a Harry.
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Y no sólo el sexo. Severus había sido célibe antes durante largos


períodos de tiempo; podía lidiar con ello. Era la compañía de su adorable
amante.

Vaya, esos adjetivos han cambiado un poco en un par de meses, ¿no?

La naturaleza inquisitiva de Harry, su actitud sin tonterías, su perspectiva


cínica, sus malditos rasgos expresivos ahora que Severus los había visto. La
forma en que se ruborizaba hasta los dedos de los pies cuando no podía estar
a la altura de los comentarios subidos de tono de Severus. La forma en que se
aferraba a él como si no quisiera dejarle ir. La forma en que miraba a Severus,
como si fuera la única cosa en el mundo que le importara.

Severus suspiró y se acomodó en su silla favorita al lado del fuego con


un libro.

Un sustituto muy inadecuado para Harry.

Pero se temía que no sería honrado con la adictiva compañía de Harry


aquella noche. Se tomó un lento sorbo de oporto y dejó caer el vaso,
apretando su antebrazo mientras le ardía la Marca Tenebrosa.

Era un dolor intenso y abrasador, lo que indicaba impaciencia y


desagrado.

—Mierda —masculló Severus, recogiendo su atuendo y dirigiéndose


hacia la chimenea para informar a Albus.

~~~~~

—¿Por qué harías eso, Blaise?

Lucius no pudo evitar su sonrisa de suficiencia mientras observaba


temblar a los Zabini delante del Señor Tenebroso. Según Draco, aquella
pequeña proeza les daría otro par de semanas. Por no mencionar que desviaría
la atención del Señor Tenebroso de ellos mismos.

—Porque lo quería para mí —dijo Blaise con suavidad.


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El pequeño imbécil. ¿No tenía ni una pizca de instinto de preservación?

—Qué actitud tan Slytherin —murmuró pensativo el Señor Tenebroso


mientras paseaba lentamente delante del trono—. ¿Y lo habrías entregado a tu
padre después de hartarte?

—Por supuesto, mi señor.

—Por supuesto —repitió el amo, con un extraño brillo en sus malvados


ojos—. Parece que quizá haya elegido a la persona equivocada para esta
empresa. —Volvió aquellos ojos suspicaces hacia Draco—. El Sr. Zabini
parece mucho más capaz, por no mencionar decidido y ambicioso, de lo que
otros lo han sido para realizar mis planes.

—Más bien obsesionado —dijo Draco entre dientes, pero el Señor


Tenebroso lo oyó.

Cosa sorprendente, se rió.

—Muy parecido a mí, entonces —declaró el Señor Tenebroso—.


Aunque las acciones de Blaise fueron impulsivas y no autorizadas por mí, lo
cual me desagrada mucho, no estoy enfadado. Uno no puede pasar por alto
semejantes trivialidades cuando los beneficios de dichas acciones son tan
prometedores.

¿Trivialidades? Lucius envió una mirada preocupada hacia Severus. Por


supuesto, no podía ver nada detrás de la máscara, pero sabía que el profesor
de pociones también estaría sintiendo el inminente decreto.

—¿Beneficios? —inquirió.

—Efectivamente, Lucius —le honró Voldemort con una respuesta—. El


Sr. Potter está... ¿Cuáles eran las palabras de Draco? Retraído y apagado. Está
afectado por este incidente más de lo que podíamos haber esperado. Es el
momento perfecto para proceder con el plan.

—¿Mi señor? —inquirió Draco. Lucius admiró su falta de vacilación. No


sería bueno para Draco parecer estar poco dispuesto ahora.

—Potter es vulnerable —anunció el Señor Tenebroso—. Será fácilmente


engañado.
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—Creo que él recelaría de confiar...

—Pero ya confía en Draco —interrumpió Voldemort a Lucius—. Draco


le salvó. —Se volvió a sentar en su silla—. Es la oportunidad perfecta.

—Sugiero...

El Señor Tenebroso miró fijamente al mortífago culpable de la


controversia hasta callarle, pero Lucius tomó nota mental del llamamiento de
Severus.

—Potter está emocionalmente dañado —dijo, y luego miró a Draco—.


Tráemelo, Draco. Es el momento.

Draco se inclinó inmediatamente.

—¿Cuándo?

—Mañana —declaró el Señor Tenebroso, con una sonrisa satisfecha—.


Enviaré un traslador. Lo traerás antes de la cena.

—Como desee —dijo Draco.


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—¿Qué quieres decir con que Voldemort no estaba furioso?

—Tranquilízate, Potter —dijo Severus, apoyándose en el escritorio.


Harry estaba caminando de un lado para otro en la pequeña alfombra de su
despacho, bastante furioso por los nuevos acontecimientos.

Severus se había ido con rapidez después de poner al corriente a Albus


de los detalles de la reunión. Severus necesitaba ver a Harry y Dumbledore
había consentido. Harry iba a estar furioso por las alteraciones del plan y
Severus quería ser el que le diera la noticia.

Es una visión fascinante contemplarle en toda su apasionada furia.

Severus ignoró a su maldita voz interior. Por mucho que le gustara


dedicarse a las pasiones de Harry, esperaría si era necesario. Aquella era la
primera vez que había estado solo con Harry desde el ataque. Severus estaba
más que ansioso por tocarle otra vez, pero quería asegurarse de que no había
traumas psicológicos asociados con la agresión sexual. Severus necesitaba
saber que Harry todavía le deseaba, pero no le metería prisa. No, para nada.

Necesita sexo salvaje. Ya le oíste.

Pero había asuntos más importantes que tratar. Severus tenía que estar
seguro de que Harry estaría preparado. Era imperativo que Harry se sintiera
amado antes de ir a enfrentarse al Señor Tenebroso. Su magia y su fuerza
habían vuelto a la normalidad pero, ¿qué pasaba con sus emociones?

Harry dejó de caminar y se volvió hacia Severus.


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—¿Zabini no fue castigado en absoluto?

—No exactamente.

Un ceño fruncido ensombreció los rasgos de Harry. Un número de


expresiones le cruzaron la cara, incluyendo la ira y la frustración, pero fue la
curiosidad la que ganó la batalla.

—¿Qué significa “no exactamente”?

—Bueno —explicó Severus—, el Señor Tenebroso parecía pensar que


Blaise tenía un plan muy verosímil para debilitarte.

—¿Verosímil?

—Sí. Como habíamos planeado, Draco le dijo que el ataque te había


debilitado —continuó Severus—. Así que lo considera un momento oportuno
para proceder.

Harry cayó sobre una silla y dejó caer la cabeza contra las palmas de las
manos, como si lo asimilara por fin.

—Voldemort ha puesto el plan en acción —dijo sombrío—. En vez de


ganar más tiempo, ahora se nos está acabando. —Levantó la mirada, con
expresión seria—. ¿Y Zabini? —preguntó, con los ojos cansados.

—Fue recompensado —le dijo Severus, y sonrió—. Si se le puede llamar


así.

La noticia distrajo a Harry y levantó la cabeza.

—¿Qué quieres decir?

—La obsesión que tiene Blaise contigo era evidente. Con bastante
franqueza, eso excitó al Señor Tenebroso.

—¿Lo que significa...?

—Lo que significa que el Señor Tenebroso decidió recompensar a Blaise


permitiéndole que le diera placer.

La mandíbula de Harry se abrió.


—Quieres decir...
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Severus asintió.

—Oh, sí —dijo—. Blaise tendrá la completa atención del Señor


Tenebroso esta noche.

Harry parpadeó, mirando al suelo como si considerara la imagen. Su


expresión era apropiadamente horrorizada, pero Severus no estaba seguro de
si la revelación complacía a Harry o le perturbaba. Decidió cambiar de tema.

—La buena noticia, si se le puede llamar así, es que no creo que Blaise
mencionara la magia sin varita que llevaste a cabo.

Harry levantó la mirada.

—Ni siquiera lo había pensado —murmuró.

¿Nos sorprende?

—A lo mejor no debería haber...

—¡No! —gritó Severus, y dio un paso hacia Harry. Cogiendo la barbilla


de Harry con la mano, la levantó y miró a los ansiosos ojos verdes—. Te
defendiste de la única manera que pudiste. Incluso si el Señor Tenebroso sabe
de ese talento particular, aún cree que eres una ruina emocional.

Harry asintió y se levantó. Se movió hacia los brazos de Severus, que se


cerraron alrededor de su cintura, y enrolló los brazos alrededor de su cuello.
—No sé si estoy preparado —dijo Harry, examinando la cara de Severus.

Merlín, aún se le siente perfecto en tus brazos.

Severus se inclinó hacia delante y le besó la cicatriz.

—Lo estás —dijo—. Vamos a discutir los detalles mañana por la mañana
con Dumbledore.

No le preocupes ahora.

Severus ya estaba suficientemente preocupado por los dos, pero Harry


necesitaba sentirse confiado y seguro de sí mismo. Severus haría cualquier
cosa para aliviar la carga de Harry. Hubiera preferido llevarse lejos a Harry y
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esconderse por el resto de sus vidas antes que mandarle a enfrentarse otra vez
al Señor Tenebroso.

Harry apretó los ojos cerrados, presionando la cara contra la mejilla de


Severus.

—¿Qué pasa, Harry?

—Te necesito —susurró Harry a través de la garganta.

Gracias a Merlín.

—Te necesito conmigo. —Las palabras eran tan suaves como


desesperadas y Severus luchó contra el temblor de su cuerpo.

—Estaré ahí —le prometió Severus, diciéndole silenciosamente a su voz


interior que se jodiera.

—Necesito... —dijo Harry otra vez, pegando la cara contra el cuello de


Severus—, necesito saber…

Severus se apartó de Harry y luego le cogió la cara con las manos.

—¿Necesitas saber el qué?

Harry se mordió el labio inferior, con los ojos muy abiertos y más
vulnerables de lo que nunca había visto Severus.

—Es sólo que... —Bajó los ojos—, que quería que lo pagara.

—Ya lo sé, Harry —respondió Severus, alzando ligeramente la cara de


Harry hasta que se encontró otra vez con su mirada—. Zabini pagará. Te lo
prometo.

Severus frunció el ceño mientras Harry evitaba una vez más sus ojos.

Aquí viene.

—Es solo que, cuando me tocó... Bueno, yo-yo...

—¿Qué, Harry? —dijo Severus persuasivamente—. Puedes decírmelo.

Oh, ¿y acaso fue fácil para ti hablarlo?


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Severus suspiró y pasó el pulgar sobre los temblorosos labios de Harry,


intentando recordar cómo se sintió.

—Te sentiste sucio —dijo Severus con suavidad, con conocimiento—.


Como si la sensación de sus manos nunca se te fuera a quitar por mucho que
te lavaras. —Los ojos de Harry se abrieron mientras Severus seguía
hablando—. Como si nadie te fuera a desear otra vez porque, de alguna
manera, incluso aunque sepas que no lo fue, crees que podría haber sido culpa
tuya.

Bajando la boca, tocó suavemente los labios de Harry con los suyos.
Harry no se apartó. Levantando la cabeza, Severus miró fijamente los intensos
ojos verdes de su joven amante.
—Nada que él ni nadie hagan podría disminuir ni una pizca tu valor,
Harry —dijo Severus, dejando caer besos sobre su cara—. No como mago, no
como hombre y, ciertamente, no como amante.

Los ojos de Harry brillaron con alivio y gratitud. Unos dedos se


entrelazaron con el pelo de Severus, haciéndole bajar la cabeza otra vez.

Bien dicho, viejo.

~~~~~

Harry suspiró por la perfección del beso de Severus. Dios, Severus era
increíble. Comprendía a Harry mejor que éste a sí mismo. Severus lo había
vivido todo, sabía cómo se sentía. Podía ser de mucho apoyo y guía sin
compadecerle ni juzgarle.

El hombre tenía muchas capas y, con cada descubrimiento, Harry se


enterraba más y más hondo en un hoyo de sobrecogimiento increíble y
adoración.

Entonces, ¿aquello era amor?


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Harry se pegó al cuerpo de Severus, con los brazos apretándose y


aferrándose a su cuerpo. Quería más, pero Severus estaba conteniéndose.
Harry podía sentirlo.

—Severus, te deseo —murmuró contra una oreja—. Por favor, no me


apartes.

Severus le apartó entonces y le miró fijamente con una intensidad que


recordó a Harry a las lecciones de Oclumancia.

—Harry —dijo Severus—. Has pasado por…

—Para —le interrumpió Harry—. Sé mejor que nadie por lo que he


pasado. Soy más fuerte de lo que parezco, ¿sabes?

—Lo sé, Harry, pero…

Harry se lanzó hacia su amante sobreprotector con un beso voraz


mientras su boca se unía a la de Severus. La reacción de éste fue instantánea,
su lengua siguió a la de Harry en una danza sensual. Los dedos de éste
empezaron su misión en los botones de Severus mientras sus bocas seguían
besándose y mordisqueándose.

—Harry —gimió Severus.

—Severus —dijo Harry, con la voz tomando un tono suplicante—. El


Señor Tenebroso, mañana —dijo con otro beso—. Esta noche, sólo nosotros.

Severus hizo un sonido que podría haber sido un gruñido mientras


tomaba control de los besos, dirigiendo a Harry por sus habitaciones. Harry
tuvo que contener el aliento cuando la boca de Severus bajó para mordisquear
y acosar el lugar del cuello que hacía que sus piernas se volvieran de gelatina.
Harry sintió vagamente que le quitaba la ropa de su cuerpo, perdido en la
sensación de los labios de Severus sobre su piel. El colchón estaba suave
debajo de ellos cuando Harry fue tumbado de espaldas.

Harry permaneció sumergido en las sensaciones mientras una boca


ansiosa y unos dedos hábiles continuaron acariciándole y rozándole. Los
dedos reverentes recordaron a Harry lo preocupado que estaba Severus
siempre en sus relaciones sexuales. Lo minuciosamente que le preparaba, lo
cuidadosamente que entraba en él.
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Habían tenido sexo incontables veces, pero nunca lo había sentido así.
Ni siquiera la primera vez, cuando Harry estaba tan impaciente, había sido tan
sensual y lento.

Pronto, la necesidad le sobrepasó. La necesidad de más caricias, más


cercanía, más de todo. Sus manos vagaron sobre cada parte de piel que pudo
alcanzar, pero no fue suficiente. La necesidad le siguió conduciendo hasta que
se halló suplicando.

—S-Sev, te deseo —jadeó Harry—. Te necesito.

La boca de Severus dio vueltas alrededor de un pezón, lamiéndolo y


succionándolo y provocando que Harry se arqueara contra la cálida humedad.
Harry sintió las manos de Severus en su espalda inclinada mientras Severus le
acercaba más, deslizándose sin esfuerzo dentro de él.

Harry gimió ante la plenitud final que sintió al estar lleno de su amante y
rodeó con las piernas la cintura de Severus. Éste se sentó sobre las rodillas,
atrayendo a Harry hacia sí. Harry apretó los hombros de Severus, con la
cabeza echada hacia atrás en respuesta al fuego que sentía en la ingle. La
fricción del estómago de Severus contra su polla y la posición de este dentro
de él, acariciándole la próstata, le llenó de un deseo líquido.

—Sev-rus, oh, Dios —dijo Harry con voz áspera, montando la polla de
Severus con pequeños embates bruscos.

Severus gimió contra la garganta de Harry mientras su boca volvía a


moverse hacia su cara. Por fin, sus bocas se encontraron otra vez y se
devoraron el uno al otro con la intensidad de ambas pasiones, física y
emocional.

Las manos de Severus se movieron otra vez, una hacia la parte baja de la
espalda y la otra hacia la nuca de Harry, acercándole increíblemente,
empalándole más profundamente.

El orgasmo cegó a Harry, y con un jadeo, le llevó al límite, arqueándose


contra el pecho de Severus mientras explotaba.

~~~~~
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Severus le observó mientras el clímax rasgaba a Harry. La cabeza de


Harry estaba otra vez echada hacia atrás en éxtasis, con los rojos labios
hinchados separados en un silencioso grito de plenitud. Incluso la voz interior
de Severus estuvo extrañamente silenciosa mientras Severus bajaba la figura
laxa al colchón.

Demasiado apasionado para quedarse mirando la apariencia hermosa y


libertina de Harry, Severus movió las piernas de Harry y volvió a embestirle;
Harry se arqueó, gimiendo mientras sus manos se aferraban a la cama.

—Lléname, Severus —susurró Harry, abriendo los ojos para observar la


cara de Severus—. Deja una parte de ti conmigo.
Severus cerró los ojos con un gemido y empujó una y otra vez hasta que
su cuerpo tuvo espasmos de liberación, cubriendo el estrecho canal de Harry
con su esencia.

Gastado y agotado, abrazó a Harry y le besó con ternura.

—Ha sido genial —murmuró Harry, soñoliento.

Desde luego.

—Duérmete —susurró Severus, alargando la mano hacia su varita. Los


limpió a los dos con un hechizo, volvió a dejar la varita y entonces apretó los
brazos alrededor de su amante—. Nos esperan en la oficina del director a
primera hora de la mañana.

Oí que América es un buen lugar para ir si quieres desaparecer.

—Ojalá…

Harry susurró incoherentemente y se acurrucó al lado de Severus. Su


respiración se volvió profunda y acompasada. Severus le besó la cabeza.

Es bastante grande, joder.

—Debemos cumplir con nuestro deber.

Por el bien mayor y todas esas tonterías.


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—Mm, sí. —No es que el mundo se mereciera a aquel héroe particular.


Los brazos de Severus se apretaron alrededor de su amante—. Te amo, Harry
—susurró.

Puto cobarde. Deberías haberlo dicho antes.

Severus no se molestó en discutir con su voz interior. Suspiró


profundamente y el olor de la camomila le llenó la nariz. Sus ojos se cerraron
mientras sucumbía al sueño.

No se dio cuenta de que los ojos verdes se habían abierto de golpe,


redondos como platos.

~~~~~

—Disculpe —dijo Harry, agarrándose el pelo—. Todo esto está muy


bien. ¿Pero cómo se supone que voy a matarle?

—Me temo que tendrás que usar la Maldición Asesina —dijo


Dumbledore, con expresión triste.

Harry se levantó de la silla delante del escritorio del director con un gesto
de frustración. Severus le había metido prisa cuando se despertaron y Harry
apenas había tenido tiempo de pensar. Se había apresurado en ducharse,
ponerse la ropa que Dobby había llevado para él y luego había sido conducido
hacia el despacho de Dumbledore.

Draco ya estaba allí. Le habían dicho también a Harry que Lucius Malfoy
había conversado con el director por medio de la red flú la noche anterior, y
aquella mañana también.

—Debido al ritual del cementerio —explicó Dumbledore—, Voldemort


es mortal otra vez. Mientras lances la contención alrededor de vosotros dos,
deberías poder matarle.

—Pero, ¿y si intenta poseerme otra vez? —preguntó Harry.

—Como se demostró la última vez que lo intentó, Harry, hay demasiado


amor dentro de ti para que permanezca allí. Mientras no haya otro cuerpo que
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él pueda poseer dentro del terreno, Voldemort no tendrá elección excepto


volver a su propio cuerpo.

Enfadado ahora de que pudiera ser así de simple, Harry siguió


despotricando.

—Entonces, ¿por qué no lo hiciste tú?

—No pude, Harry —le dijo Dumbledore—. No tengo la fuerza y la


voluntad para matarle de esa forma.

La mandíbula de Harry se abrió de asombro. Pero entonces recordó a


Voldemort burlándose de Dumbledore en el Ministerio, sobre que no estaba
luchando a matar.

—¿Y yo sí? —preguntó Harry.

El director asintió; parecía cansado.

—Sí.

—Después de todo lo que te ha hecho, ¿no quieres verle muerto? —le


retó Draco.

Harry envió una mirada a Draco.

—Claro que sí, pero...

—¿Pero qué? —preguntó Draco como si Harry fuera imbécil.

Evidentemente aquellas personas no habían pensado para nada en abatir


a alguien a sangre fría. Quería sacar a Severus de su silla, donde había estado
sentado tan silenciosamente, y sacudirle hasta que el plan “de verdad” le
saliera de la boca.

—¿Cómo? —preguntó Harry otra vez.

—Avada Kedavra.

Harry fulminó con la mirada a Draco.

—Conozco las malditas palabras, Malfoy. —Volvió a mirar a


Dumbledore—. Nunca me has enseñado cómo lanzar ese hechizo.
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—No hay metodología real para aprenderlo —dijo Severus... por fin—.
Simplemente tienes que tener la intención.

—Entonces, ¿qué, exactamente? —Harry se volvió entonces hacia


Severus—. ¿Sólo tengo que desearlo de verdad?

Severus asintió, pero parecía triste.

—Precisamente.

Harry lanzó las manos al aire.

—¿Sabéis qué? ¡Este plan es una puta mierda!

—Mira, Potter. Es sencillo, de verdad. Te llevo al Señor Tenebroso.


Lanzas el hechizo de contención; yo, mi padre y el profesor Snape ayudamos a
mantenerlo en su lugar e impedir que los demás interfieran, luego lanzas la
maldición y la mantienes hasta que esté muerto.

Harry miró fijamente a Draco como si le hubieran crecido dos cabezas.

—No seas niño, Potter.

—Malfoy, por qué no te callas, joder, no es a por ti a por quien va.

—No, solo a por mi culo —replicó Draco.

—Caballeros, si me hacen el favor —les calmó Albus, a su manera


paternal. Se volvió hacia Malfoy—. Draco, ¿dónde está el traslador?

Draco sacó un pequeño libro del bolsillo de la túnica.

—Muy bien —Dumbledore cogió el libro y levantó la varita.

—Entonces, ¿esa cosa tiene algún tipo de temporizador? —preguntó


Harry. Dumbledore asintió—. ¿Qué vas a hacer entonces? —preguntó Harry.

—Colocaré un encantamiento rastreador en el traslador —le dijo


Dumbledore.

—Pero un encantamiento rastreador no traspasará las barreras de la casa,


señor —dijo Draco con rapidez.

Dumbledore miró a Draco por encima de las gafas.


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—Estoy seguro de que no serás transportado directamente dentro de la


mansión. Sólo asegúrate de dejar caer el traslador fuera antes de entrar.

Harry miraba a uno y otro.

—¿Cómo puedes estar seguro? —preguntó.

—Porque, Harry, requeriría mucho esfuerzo sincronizar el lugar y


momento a los deseos de Voldemort —le dijo Dumbledore —. Es más fácil
dejarte entrar desde fuera, permitiendo que las barreras le alerten de tu llegada.

—Oh —dijo Harry, observando con fascinación cómo Dumbledore


colocaba el hechizo en el libro y se lo devolvía a Draco.

—Ya tenemos una localización por parte del Sr. Malfoy, pero el hechizo
rastreador será más rápido y más fácil de seguir. —Dumbledore se levantó,
apoyándose pesadamente sobre el escritorio—. Escucha con atención, Harry
—dijo—. No vas a estar solo. Ahora sabemos el momento y el lugar. Toda la
Orden estará detrás de ti. Nosotros, yo, estaremos ahí. No puedo enfatizarlo lo
suficiente.

»Draco te llevará al castillo oculto antes de la cena y toda la Orden os


seguirá. Sirius será enviado por delante para vigilar y, tan pronto como entréis
tú y Draco, hará señales a la Orden para llevar a cabo un asalto completo.

Harry estudió a Dumbledore y notó que era El Único Al Que Voldemort


Alguna Vez Temió quien estaba de pie delante de él. Eso le consolaba pero...

—Entonces, todo lo que tengo que hacer es matarle —dijo Harry.

—Sí, Harry —le dijo Dumbledore—. Nos ocuparemos del resto.

Harry aún pensaba que el plan era una mierda. Era demasiado
preconcebido y había demasiadas cosas que podrían ir mal. Sabía que no era
un estratega, pero no le faltaba astucia. Incluso si la mayor parte de sus
propios planes implicaban actuar sin ningún pensamiento real.

Fueron despedidos de la oficina de Dumbledore y Harry bajó por las


escaleras mirando con indecisión detrás de Severus, cuyas zancadas veloces le
habían llevado rápida y furiosamente hacia el Gran Comedor. Harry habría
dado su Saeta de Fuego por unas palabras de consuelo.
Tener y Mantener 302
MONTANA DANIELS

Severus ni siquiera había mirado a Harry, pero éste podía perdonárselo


porque la noche anterior había sido de ellos. La noche anterior Harry se había
enterado de que Severus le amaba.

—Mira, Potter —dijo Draco, agarrando a Harry por el brazo y


arrastrándole al lado de una de las escaleras. Ambos miraron a su alrededor
para asegurarse de que estaban solos—. Sólo quería disculparme.

Harry parpadeó.

—¿Por qué?

—Por Blaise.

Harry frunció el ceño.

—Difícilmente fue culpa tuya —dijo—. No te corresponde ni tienes el


derecho de pedir disculpas o indemnizar por otra persona —Malfoy parecía
sorprendido—. ¿Qué?

—Nada —contestó Draco—. Sólo que suena como algo que diría mi
padre o Severus.

Aquello llamó la atención de Harry.

—¿Severus? —dijo con voz ahogada. Nunca había oído a Malfoy llamar
al profesor por su nombre de pila.
—No es como si fuera un gran secreto —dijo Draco imperativamente—
. Es mi padrino.

—¿Lo es? —farfulló Harry. Bueno, eso ciertamente explicaba mucho.


¿Por qué diablos no le había contado aquello Severus? ¿Harry había estado
mortalmente preocupado por la lealtad de los Malfoy y ahora resultaba que
eran prácticamente familia de Severus?

Draco le miró con curiosidad.

—No es tan mala persona, ¿sabes? —dijo.

—Bueno, ya lo sé —dijo Harry, y casi se puso la mano sobre la boca—.


Quiero decir, con todo el entrenamiento extra, he notado que no es un
completo bastardo.
Tener y Mantener 303
MONTANA DANIELS

Malfoy sonrió benévolamente.

—Cierto —dijo entre dientes—. De todas maneras, sólo quería que


supieras que lo siento, no por él, sino porque Blaise ha estado actuando raro a
causa de ti y debería haber hecho algo más para detenerle, la verdad.

Harry lo consideró.

—No estoy seguro de que pudieras haber hecho nada.

—Probablemente no —dijo Draco—. Pero había cierta cantidad de


celos involucrada. Blaise odiaba tener que estar siempre por detrás de mí. Y
debería haberte avisado.

Harry recordó los comentarios de Zabini durante el ataque y tuvo que


estar de acuerdo.

—Veo lo que quieres decir.

Entraron juntos en el Gran Comedor. Draco susurró un: “Te veré


luego” en la oreja de Harry haciendo que pareciera que le estaba dando un
beso en la mejilla y luego se dirigió a la mesa de Slytherin mientras Harry se
sentaba en la mesa de Gryffindor.

Harry no esperaba ser capaz de comer. Usando un hechizo


distorsionador en su conversación, les habló en voz baja a Ron y Hermione
sobre el presunto plan durante el desayuno. Los dos amigos estaban furiosos
porque no se les permitiera ir y luchar con la Orden.

Hermione se puso en modo conferencia, recitando tanta información


como sabía sobre la Maldición Asesina. Como siempre, su conocimiento era
extenso, pero Harry tenía problemas para concentrarse. Su mente era una
vorágine de pensamientos y sentimientos mezclados.

Severus le amaba.

Tenía que enfrentarse a Voldemort aquella noche.

Severus le amaba.

Tendría que matar a alguien.


Tener y Mantener 304
MONTANA DANIELS

Severus le amaba. Severus le había hecho el amor lenta y


apasionadamente y luego había dicho que le amaba.

Y entonces llegó la hora de las clases.

En aquel día que probablemente terminaría pasando a la historia, la


mañana empezó con tanta normalidad como cualquier otro. Y aun así, aquel
día sería recordado como el día que cambió el mundo. Harry estaba
marcadamente afectado. Después de hacer muy mal su Encantamiento
Proteico en transformaciones, decidió saltarse historia de la magia.

Estaba mirando ociosamente el lago cuando Draco se aproximó.

Harry suspiró.

—¿Estás tan nervioso como yo, Malfoy? —le preguntó.

—No tienes ni idea —dijo Draco, agarrándole del brazo.

—¿Qué…?

Antes de que Harry pudiera terminar, algo le tocó el costado y sintió un


tirón muy familiar bajo el ombligo. Mierda.

Fue uno de sus mejores “aterrizajes” con traslador pero, mientras sacaba
la varita, Draco le agarró del brazo y empezó a arrastrarle hacia el pequeño
castillo.
—¿Qué está pasando, Malfoy? —exigió Harry, tropezándose detrás de
Draco. Se escondió la varita en la manga, imaginando que sería
mejor parecer desarmado. Le sorprendió lo calmado que se sentía.

—Cambio de planes —dijo Draco, empujándole dentro de las puertas.


Harry sintió el crujido de las barreras mientras se cerraban detrás de él y un
dolor agudo en la cicatriz.

Harry se tambaleó un poco y luego se volvió para enfrentar a Draco. Los


ojos de Malfoy estaban vidriosos y había una expresión ausente en su cara.
¿Imperius? Joder. Estaba muy jodido.

Y nadie lo sabía. Harry suponía que no pasaría demasiado tiempo antes


de que alguien notara que él y Malfoy no estaban en los terrenos. Pero, ¿cómo
Tener y Mantener 305
MONTANA DANIELS

podía ganar tiempo si Voldemort simplemente le mataba? Draco le empujó, a


punta de varita, a través del pasillo.

¿Por qué los pasillos de los castillos eran tan largos? Unas puertas dobles
se abrieron delante de ellos y Harry sintió otro crujido de magia moviéndose
alrededor de ellos mientras entraban en una gran sala de audiencias. Parecía
que podría haber sido un salón de baile, pero poco quedaba de cualquier
decoración salvo unos pocos tapices y una enorme araña suspendida en el aire
en medio de la habitación.

Por lo demás, la habitación parecía estar vacía: no había mesas ni sillas, ni


aparadores o cuadros, y no había gente.

—Ah, entra, Draco —dijo Voldemort desde su… ¿eso era un trono?—.
Hola, Sr. Potter. Es un placer verte otra vez.

~~~~~

—Creo que es imperativo que envíes a Black ahora —dijo Severus con
brusquedad—. No creo que debas esperar.

Albus suspiró.
—Ésta es una actitud inusual en ti, Severus.

—¿Tú? —Se burló Minerva—. ¿Tú quieres que Sirius entre?

—Estamos hablando de la vida de Potter, director —insistió Severus—.


Black es la obviamente la persona adecuada para enviar.

—Estoy de acuerdo…

Weasley y Granger entraron de sopetón en la clase de McGonagall,


silenciando a los tres profesores de dentro.

—Srta. Granger, Sr. Wea…

—Harry ha desaparecido —espetaron los dos.


—¿Qué?
Tener y Mantener 306
MONTANA DANIELS

—Hemos buscando por todas partes, no está aquí —dijo Weasley,


jadeando aún.

Granger alcanzó los ojos de Severus.

—Nadie ha visto a Malfoy tampoco.

¡NO! ¡Es demasiado pronto!

El frío que estrujó el corazón de Severus fue diferente a cualquier cosa


que hubiera sentido nunca.

—Severus, ven conmigo a mi oficina —dijo Albus—. Minerva, por


favor, haz las llamadas necesarias.

—Inmediatamente —contestó Minerva y casi voló por la puerta.

Severus solo pudo seguirle, luchando contra la sensación entumecida que


amenazaba con abrumar sus sentidos. Oyó vagamente a Weasley y Granger
ser despedidos pero tenía la concentración en sus pies mientras se dirigían con
rapidez a la oficina del director.

Albus se fue directamente a su mesa de detectores mágicos, observando


diferentes objetos dar vueltas y echar humo.

Por favor, que estén aquí.

—Me temo que han desaparecido —dijo Albus. Se dirigió con rapidez
hacia la chimenea y lanzó un puñado de polvos a la hoguera—. Mansión
Malfoy.

La cabeza de Lucius apareció en las llamas.

—Director, ¿qué...?

—No hay tiempo para cortesías, Lucius. Los chicos han desaparecido.

Severus se alegró de ver la sorpresa de Lucius. Si éste lo hubiera sabido,


que le ayudaran.

—Voy enseguida —dijo Lucius.

—Muy bien —estuvo de acuerdo Albus—. Nos reuniremos contigo allí.


Tener y Mantener 307
MONTANA DANIELS

Lucius desapareció de las llamas y Albus sacó la varita, dibujando un


círculo en el aire delante de ellos. Un brillo extraño emanó del círculo.

—El hechizo rastreador todavía funciona —dijo con alivio.

—Entonces, ¿a qué estamos esperando? —exigió Severus.

Sí. Deberíamos estar en movimiento. Vámonos. ¡Vámonos!

Albus miró a Severus.

—¿Voldemort no te ha llamado?

Severus parpadeó. Lucius tampoco había sido llamado.

Por Merlín.

¿Qué tramaba ahora el Señor Tenebroso?

Deberías haberte ido a América.

~~~~~

La cicatriz de Harry ardía ferozmente mientras se acercaban a la silla de


Voldemort. Luchó por ignorar el miedo, recordando que estaban solos. Y
todavía no estaba muerto, así que a lo mejor podía ganar tiempo. Voldemort
todavía tenía que hacer algún movimiento.

—¿Dónde están tus seguidores? —Dijo Harry con curiosidad—. Pensaba


que querrías que todos te vieran matarme.

Los labios delgados se convirtieron en lo que sólo podía llamarse una


sonrisa.

—Todo a su tiempo, Sr. Potter. —Se volvió hacia Draco—. Puedes


dejarnos, Draco. Recibirás tu recompensa más tarde.

—Gracias, mi señor —dijo Draco inexpresivo.


—¡Fuera!
Tener y Mantener 308
MONTANA DANIELS

Draco retrocedió por la habitación, inclinándose respetuosamente.

—Gracias por nada, Malfoy —gritó Harry, esperando que el hechizo se


debilitara y Draco alertara a la Orden. A menos que su filiación fuera todo
mentira...

No. Harry no creía que fuera mentira. Era Voldemort. Harry observó a
Draco dejar la habitación y oyó a Voldemort decir entre dientes su propio
hechizo de contención sobre la gran habitación. Bueno, por lo menos eso era
parte del plan.

—Bueno —dijo Voldemort—. ¿Qué deberíamos hacer contigo?

—¿No vas a matarme?

—¿Tienes prisa por morir?

—No particularmente.

—Estupendo. —Voldemort se levantó y Harry retrocedió


instintivamente un paso—. Yo tampoco tengo prisa por encontrar mi deceso.
—Dio unos pasos—. Entonces, ¿qué hacer? Está esa irritante profecía con la
que lidiar.

Aquello estaba volviéndose más extraño a cada minuto.

—Trelawney es un viejo fraude —dijo Harry.


—Mm, sí, eso he oído —estuvo de acuerdo—. Aun así, Dumbledore se
ha tomado esta profecía bastante en serio.

—¿Tú no?

—Lo he hecho —dijo—. Admito que estaba muy ansioso por oír los
detalles de la profecía. Cualquier Señor Tenebroso desearía conocer los
detalles de su destrucción predicha. —Dio un paso hacia Harry y la cabeza de
este dio una fuerte punzada de protesta—. Y, aun así, parece que toda la
profecía gira completamente en torno a mí —continuó, mientras daba vueltas
alrededor de Harry—, y a la persona que elijo como mi “igual”. De esta
manera, se podría decir que yo te he hecho lo que eres hoy.
Tener y Mantener 309
MONTANA DANIELS

Voldemort aún sonaba igual que el joven y arrogante Tom Riddle que
había conocido en la Cámara de los Secretos en su segundo año. La confianza
en sí mismo de Voldemort era muy desconcertante.

—Podría decirse —dijo Harry, enervado mientras Voldemort se detenía


delante de él. Intentó separarse del dolor de su cabeza y centrarse en lo que
Voldemort estaba diciendo y haciendo.

—Lo he dicho yo. ¿Qué crees tú?

Harry lo consideró, mirando esos brillantes ojos rojos.

—Veo lo que quieres decir. Podrías haber elegido a Neville.

—¿Neville?

—Longbottom.

—Ah —dijo Voldemort con comprensión, mientras reanudaba su


paseo—. Desde luego. Podría haber cumplido los requisitos de la profecía.
Pero te elegí a ti, ¿no?

Harry asintió esperando que Voldemort se sintiera inclinado a estar


hablador. Secándose las palmas en la túnica, se preguntó cuánto tiempo
pasaría antes de que la Orden viniera corriendo. Debían saberlo ya. Buscó a
tientas su varita, aliviado de que todavía estuviera en el bolsillo.
—Entonces, Sr. Potter… Harry… Me gustaría ofrecerte otra
oportunidad.

Harry parpadeó.

—¿Otra oportunidad para qué? —preguntó con sorpresa.

El Señor Tenebroso le contempló con curiosidad, con la mirada roja


viajando por la cara y la figura de Harry. Aquel examen hizo estremecer a
Harry.

—Te has vuelto muy poderoso —murmuró Voldemort— y también


hablas pársel, por lo que he oído.

—¿Y qué? —Era difícil mantener la sospecha fuera de su tono.


Tener y Mantener 310
MONTANA DANIELS

—Que todo lo que eres lo has recibido de mí.

La ira empezó a acumularse, venciendo al miedo. Igual que cuando Tom


Riddle les había declarado parecidos, la animosidad creció ante cualquier
comparación con la fea criatura tenebrosa delante de él.

—De hecho —continuó Voldemort—, hay más de mí dentro de ti que


de nadie más, incluyendo a tus padres. Compartimos la misma sangre, la
protección de tu madre, el enlace a través de tu cicatriz.

Con impaciencia, Harry dijo:

—¿Qué estás diciendo?

—Si te unieras a mí ahora, podríamos ser completamente invencibles.

Harry se sobresaltó.

—¿Unirme a ti?

—Sí. —Voldemort levantó una mano hacia la cara de Harry y la cicatriz


de éste latió con fuerza como si estuviera a punto de explotar—. El Señor
Tenebroso y El Niño Que vivió... juntos.

Voldemort parecía cautivado por la idea. Harry no lo pillaba.

—Pero la profecía...

—Hecha por un viejo fraude. —Voldemort lo descartó agitando la


mano—. Piensa en eso, Harry. Poder ilimitado, inmortalidad. Miles de
personas inclinándose a cada capricho tuyo.

—Pero soy mestizo.

—Yo también.

Harry echó la cabeza hacia atrás apartándose de la mano sobre su cara.

—¿Y qué hay para mí?

Voldemort miró fijamente sus ojos y Harry bloqueó rápidamente la


mente. Maldición, casi había olvidado el asunto de la Legilimancia.
Tener y Mantener 311
MONTANA DANIELS

—Paz —le dijo Voldemort, bajando la mano—. Nadie que intente


matarte nunca más. Dispondré una casa para ti, toda una ciudad si lo deseas,
donde puedas vivir con cualquiera que te plazca. Todos tus amigos estarán
fuera de peligro.

—¿Y qué tengo que hacer? —preguntó Harry, inseguro de si estaba


fingiendo su interés. El pensamiento de poder vivir en paz y a salvo con
Severus era tentador.

—Lo que quieras —contestó Voldemort—. Habrá algunas exigencias


para ti, por mi parte.

Harry se retiró de sus pensamientos.

—¿A qué coste? —preguntó.

Voldemort parecía estar leyéndole, lo que ponía nervioso a Harry.

—Bueno, ésa es la pregunta, ¿no, Harry? —dijo—. ¿Cuánto te importa


un mundo que te encerró bajo custodia con gente que te odiaba? ¿Un mundo
que te ataca cada dos semanas? ¿Qué te llama loco un minuto y luego brinda
por ti al minuto siguiente?

Voldemort empezó a dar vueltas a su alrededor otra vez, con los ojos
fijos en la figura de Harry.
—Nunca te amaron de verdad, ¿sabes? Una vez hayas cumplido con tu
cometido, ¿qué harás? ¿Alguna vez se han molestado en considerar
qué querrías hacer con el resto de tu vida?

»Te echarán a un lado como al Profeta del día anterior —declaró


Voldemort.

Oh, Dios, es pura maldad. Estaba jugando con la supuesta inestabilidad de


Harry.

—Todo lo que necesitas hacer es vivir tu pequeña vida sencilla y feliz, y


no tendremos que tener más de estos pequeños enfrentamientos dramáticos.

—¿Mientras tú te haces con el poder?

—Incluso tú tienes que admitir que yo sería mejor que Fudge.


Tener y Mantener 312
MONTANA DANIELS

Harry dio un resoplido. No pudo evitarlo.

—Es una decisión sencilla, Harry.

Las palabras de Dumbledore en su cuarto año le llegaron: “Recordadlo si en


algún momento de vuestra vida tenéis que optar entre lo que está bien y lo que es cómodo,
recordad...”.

Harry lo recordaba. Recordaba también las palabras de Severus: “No te


dejaría acercarte a menos de un metro antes de transformar tu gran gato en un gatito.
Luego, siendo el malo Señor Tenebroso que es, en seguida te aplastaría bajo su talón”.

Pero Harry ya estaba a menos de tres metros… A lo mejor su plan original


tenía mérito ahora, especialmente dado que estaban solos.

—Eres muy bueno —dijo Harry.

Voldemort alzó una ceja sin pelo, expectante.

—Has retorcido la verdad para hacerla parecer más horrible de lo que


podría imaginar.

—¿Es retorcido? Yo creo que no.

—Aunque te has olvidado de una pequeña cosa.

—¿Y qué es?

—Has matado o sido responsable de las muertes de toda mi familia y


hecho de mi vida un auténtico infierno.

—Es cierto.

—Si crees que me uniré a ti ahora, eres ingenuo.

Voldemort sacó la varita.

—Un simple “no” habría sido suficiente.

Antes de que Voldemort pudiera abrir la boca, Harry saltó hacia él,
transformándose en mitad del salto.

El odio y un instinto de conservación le guiaron mientras sus garras


empezaban a rasgar y desgarrar cualquier cosa que encontraran. Unas
Tener y Mantener 313
MONTANA DANIELS

mandíbulas poderosas se cerraron alrededor de una garganta escuálida, que


fue fácilmente desgarrada bajo el ataque.

Al sentir el chasquido y saborear la sangre, Harry se apartó de la figura


tumbada y ensangrentada. Se transformó otra vez y miró al cuerpo destrozado
del Señor Tenebroso.

Voldemort respiraba con dificultad. Sus labios vocalizaron la palabra


“no” y cerró los ojos.

Un dolor repentino e intenso dejó a Harry de rodillas y luego le llevó al


suelo. Una agonía integral le rasgó el alma tan completamente como habían
hecho sus dientes y garras con la carne de Voldemort. Un tormento idéntico
al que había sentido en el atrio del Ministerio agarrotó sus músculos.
Dumbledore había dicho que Voldemort no podría poseerle por mucho
tiempo. Ya era demasiado tiempo. Harry quería morir, lo que fuera para
terminar con el dolor.

Sólo entrégate a mí, Harry.


Tener y Mantener 314
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

No, no lo haría. No fallaría ahora. Harry tenía mucho que perder. Luchó
contra el dolor, que estaba intentando invadir sus sentidos.

Tenía a Severus.

¿Severus?

Harry sintió la sorpresa de Voldemort mientras los recuerdos de sus


momentos juntos brotaban de su mente. La satisfacción, el cariño... el amor
envuelto a su alrededor como una manta, protegiéndole de todo lo demás. El
recuerdo de palabras susurradas...
Tener y Mantener 315
MONTANA DANIELS

“Te amo, Harry.”

Entonces se sumió en la oscuridad.


Tener y Mantener 316
MONTANA DANIELS

Lucius se incorporó, sacudiéndose el efecto del aturdimiento de la


cabeza. Se había aparecido directamente en el vestíbulo de entrada, como
podía hacer cualquiera que tuviera la Marca Tenebrosa, pero no pudo pasar
por las barreras hacia la sala de audiencias. El hechizo de contención era uno
poderoso, probablemente del Señor Tenebroso.

Una vez hubo contactado Dumbledore con él y le hubo informado de


que Potter y Draco estaban desaparecidos, Lucius supo lo que debía de haber
pasado. Al Señor Tenebroso le gustaba ese hechizo en particular y Draco
siempre había mostrado poca resistencia a la maldición Imperius. El traslador,
que servía como un dispositivo rastreador para la Orden, debía haber servido
también de portador de la maldición latente, que Voldemort podía activar
cuando le conviniera. Dumbledore no se habría arriesgado a cambiar los
hechizos del libro, incluso si había detectado la magia, por temor a perder la
oportunidad.

Era poco prudente subestimar al Señor Tenebroso. Puede que estuviera


obsesionado con Potter, pero aún era una de las mentes más grandes que
habían pasado por Hogwarts.

Era aproximadamente una hora después del momento estimado en el


que los chicos habían dejado los terrenos del colegio. La Orden había sido
congregada, y siguió el hechizo rastreador de Dumbledore hacia el solitario
castillo. La Marca Tenebrosa había empezado a arder al mismo tiempo,
indicando a los mortífagos que se unieran a Voldemort. A Severus, sabía
Lucius, Dumbledore le había ordenado que se quedara con la Orden. Una
orden que, también sabía Lucius, probablemente enfurecería a Severus.
Tener y Mantener 317
MONTANA DANIELS

Lucius, al tener diferentes instrucciones, por no mencionar su propia


agenda, se había ido directamente al pequeño castillo.

Había encontrado a Draco, deambulando sin rumbo fijo en un pasillo y


había aparecido rápidamente a su hijo a casa a salvo. Cuando volvió al castillo,
le había golpeado la explosión de poder, que le había dejado inconsciente.

El campo de contención de la habitación era entonces débil y se rompió


fácilmente, así que Lucius abrió la puerta y entró lentamente. La magia crujía a
su alrededor por lo que la escena de delante del trono del Señor Tenebroso le
sorprendió. Dos cuerpos yacían en medio de una gran cantidad de sangre.

Lucius se dirigió hacia su señor primero, por si acaso. Lo que vio era...
repugnante. Bueno, más repugnante de lo normal. El Señor Tenebroso era un
revoltijo ensangrentado... literalmente. Parecía como si hubiera sido herido
por un oso, o peor. Lucius, familiarizado con una amplia variedad de
hechizos, no podía pensar en ninguno que produjera aquella clase de daño.

Un jadeo áspero atrajo su atención hacia el chico. Se arrodilló al lado de


la figura tendida boca abajo, sin importarle el charco de sangre que se formaba
al lado de la cabeza de Potter. Alargando la mano hacia un hombro, Lucius le
dio la vuelta suavemente. Un hechizo rápido le limpió la sangre y todo lo
demás de la cara.

Lo primero que notó Lucius fue los delicados rasgos, relajados por la
inconsciencia. Por Merlín, el chico —el hombre— era asombroso. Potter
había crecido y cambiado. Su buena complexión, los labios rojos y llenos.
Había una fuerza sutil en la mandíbula que evitaba que la cara pareciera
femenina, pero los pómulos altos y las pestañas largas y negras eran
positivamente seductores. Lucius se preguntó cómo podría haber omitido
Draco mencionar aquel detalle irresistible.
Tener y Mantener 318
MONTANA DANIELS

Ilustración de Mavitomo

Lo segundo que notó Lucius fue la sangre. Fluía copiosamente de la


famosa cicatriz, dejando una estela en el costado de la cara recién limpiada de
Potter. Sacando la varita otra vez, murmuró un hechizo para restañar la
sangre.

Como no ocurrió nada, miró a su alrededor en busca de algo con que


presionar contra la herida para detener la hemorragia. Lucius sonrió ante la
túnica del Señor Tenebroso. No, estaba asquerosa, consideró mientras cortaba
Tener y Mantener 319
MONTANA DANIELS

el bajo de su propia túnica con la varita. Rodeó fuerte la cabeza de Potter,


haciendo un parche de tela sobre la cicatriz.

Lucius tendría que conseguirle ayuda pronto o Potter podría desangrarse


hasta morir. Sería muy prometedor para él ser el que llevara al salvador a un
lugar seguro, solidificando en consecuencia su posición, ahora que el Señor
Tenebroso había muerto.

Moviendo la figura de Potter, se puso la cabeza envuelta con cuidado en


el pecho, metió las suaves ondas negras debajo de su barbilla, y recogió las
piernas del chico. Lucius se tambaleó un momento para recuperar el
equilibrio. Potter no era tan ligero como parecía. Casi perdió el equilibrio otra
vez cuando todo el edificio se sacudió.
Las barreras del exterior estaban cayendo, se dio cuenta Lucius.
Dumbledore y los Aurores debían haber terminado con los mortífagos que
habían sido convocados y ahora estaban intentando entrar en la mansión. El
castillo se estremeció otra vez como si se sacudiera desde los mismos
cimientos. El Señor Tenebroso tenía medidas de seguridad muy intensas. El
edificio se derrumbaría antes que ceder el paso.

Ajustando la forma en que cogía al Niño Que Vivió, Lucius salió de la


habitación a rápidas zancadas.

Para cuando llegó a la puerta principal, todo desde las vigas hasta las
tablas del suelo estaba crujiendo y estremeciéndose bajo el ataque. Sin tiempo
para mover otra vez a Potter para tener acceso a la varita, Lucius abrió la
puerta de una patada y gritó a aquellos que le esperaban que no le echaran
maleficios.

Dumbledore, Severus y algunos Aurores anónimos se apresuraron a ir a


su lado.

—Dumbledore, Potter necesita atención inmediata —le informó Lucius


con brusquedad—. Su cicatriz no para de sangrar.

—Dámelo a mí, Lucius —dijo Severus, un poco demasiado


ansiosamente—. Le llevaré yo.
Tener y Mantener 320
MONTANA DANIELS

—Severus, ¿sabes cuánto tiempo me llevó conseguir que estuviese


equilibrado? —dijo Lucius con sequedad—. No le queda tiempo. —Se volvió
hacia Dumbledore.

—Severus, vete con ellos a Hogwarts —le instruyó Dumbledore—. Yo


terminaré aquí.

Severus asintió.

Lucius le agarró de su varita, que en aquel momento Snape tenía en la


mano de al lado de Potter, y se apareció en el colegio.

~~~~~

Severus hervía de furia mientras iba detrás de Lucius. Él debería ser el


que llevara a Harry a un lugar seguro. Sus brazos deberían estar acunando a su
amor, el salvador de los demás. Severus quería sentir el latir del corazón de
Harry contra su pecho, quería sentir la calidez de su cuerpo, para así saber que
Harry vivía aún.

Lucius siempre fue un sabueso en busca de gloria.

Sus zancadas les llevaron con rapidez por los terrenos de Hogwarts hacia
la entrada exterior a la enfermería. Afortunadamente, ésta estaba bastante
vacía pero Lucius no dejó de dar a conocer su presencia mientras entraban.

—Madame —llamó Lucius, volviéndose para buscar a la enfermera.

—Cielo santo —gritó Poppy mientras se acercaba—. ¿Qué ha pasado?


—exigió mientras guiaba a Lucius para llevar a Harry a una cama en una
esquina. Estaba bajo una ventana y el sol de última hora de la tarde brillaba,
bañando la pálida y ensangrentada cara de Potter con un resplandor etéreo
que hizo estremecer a Severus.

¿Lucius acaba de decir herido?

Severus volvió la atención hacia Lucius, que estaba describiendo la


escena que había descubierto dentro de la sala de audiencias del Señor
Tenebroso. Mientras Poppy se afanaba sobre el cuerpo de Harry, limpiándole
Tener y Mantener 321
MONTANA DANIELS

y pasándole un hechizo de diagnóstico, Lucius empezó a especular sobre


cómo Harry podía haber causado semejante daño.

Harry había improvisado otra vez.

Eso parecía. El plan, al echarse a perder, obligó a Harry a pensar con los
pies. O en aquel caso... patas.

—Severus, ayúdame —había estado diciendo Poppy—. Necesito que se


trague este reabastecedor de sangre.

Severus se sentó con rapidez al lado de Harry, por fin capaz de rodear
con los brazos a su amante para sostenerlo mientras Poppy echaba la poción
dentro de su boca. Con la varita en la garganta de Harry, Poppy le obligó a
tragar la mayor parte del contenido de la copa.

Una vez terminado, Poppy bajó la copa, se enderezó y frunció el ceño.

—Tendré que ir a por mi libro para esto. —Miró a Severus—. Quédate


con él mientras voy a por él.

Severus asintió mientras ajustaba las vendas alrededor de la cabeza de


Harry, con los dedos ansiando acariciar la perfecta mejilla.

—Exquisito —dijo Lucius—. ¿Verdad?

Los ojos de Severus centellearon con furia mientras alzaba la vista hacia
Lucius.

¿Por qué sigue aquí?

La atención de Lucius estaba ávidamente centrada en la cara de Harry.


Severus ocultó su ira con rapidez.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir —dijo Lucius mientras conjuraba una silla al lado de la


cama y se sentaba. Se inclinó sobre la cabeza de Harry, recorriendo con los
dedos la cara. El mismo sendero que Severus había trazado — que el chico ha
crecido de forma bastante agradable.

Lanzó una mirada a los rasgos pétreos de Severus y sonrió.


Tener y Mantener 322
MONTANA DANIELS

—No es que nunca hayas tenido buen ojo para la belleza, pero esto —
Lucius cogió una de las manos de Harry—, es arte.

¡Deja de tocarle!

Por muy poco amenazadoramente que lo hubiera dicho Lucius, todas las
alarmas de Severus se dispararon. No iba a ser bueno que los pensamientos de
Lucius sobre su Harry fueran en aquel sentido.

—Aún me asombra que Draco pasara tan mal rato cortejándole —


continuó Lucius, quien aparentemente no había acabado con sus
especulaciones—. Mencionó que podría haber alguien especial —consideró
Lucius en voz alta. Volvió una ceja levantada hacia Severus—. ¿Alguna idea de
con quién podría haber tenido una relación?
Severus dominó sus rasgos.

—No tengo ni idea —dijo—. Enseñé varias cosas al mocoso. No era su


secretario social.

La mirada de Lucius era suspicaz e inquisitiva. Severus le devolvió el


escrutinio con una mirada desafiante.

Lucius sonrió.

—Ya veo.

~~~~~

Severus pasó las primeras 24 horas siguientes haciendo poción para


reponer sangre y trabajando en algo que ayudara a detener la hemorragia. Era
una amenaza constante y Pomfrey no podía arriesgarse a revivir a Harry hasta
que cesara el flujo de sangre.

Dumbledore había intentado un número de veces cerrar la herida con


hechizos, esperando que su poder fuera más grande que la oscuridad que no
renunciaba a su posesión. Habían probado hechizos, pociones,
encantamientos, incluso puntos muggles, pero todo en vano.
Tener y Mantener 323
MONTANA DANIELS

Mantenían vivo a Harry con pociones para reponer sangre y nutrientes,


todas metidas a través de la garganta con la ayuda de la magia.

Fue en medio de la noche cuando Severus ideó una teoría para unir la
piel con una poción de injerto de fibra de piel. Funcionaría si aislaba
completamente la cicatriz de la frente de Harry.

Valía la pena intentarlo. Aunque Severus necesitaría varios ingredientes


especializados. Tendría que visitar la enfermería para ver si Poppy tenía
alguno. Dudaba que tuviera alguno de los componentes más raros, pero por
conveniencia, sería beneficioso investigarlo.

Además de que es otra excusa para ver a Harry.

Severus se irritó ante el dolor que el pensamiento le causaba. Siempre se


le contraía el pecho cuando veía el frágil cuerpo de Harry en la cama, con un
trapo ensangrentado sobre la frente como constante compañía.

Por no mencionar a esas personas.

Sí, esos imbéciles ciegos, que acudían en gran número al lado de la cama
de Harry ahora que era efectivamente el salvador del mundo. La prensa había
sido muy amable con todos aquellos vinculados al plan final para destruir al
Señor Tenebroso, que incluía a él mismo y a ambos Malfoy.

Aunque las cuentas de los Malfoy habían sido congeladas y su nombre


mancillado, Lucius y Draco permanecían libres de la prisión, pendientes de
juicio.

A Draco, con el brazo sin estropear por la Marca Tenebrosa, se le


permitió volver al colegio, y a Lucius...

Maldito bastardo.

A Lucius se le dejó libre bajo fianza mientras no dejara el país. Perdió su


posición en la Junta de Gobernadores, además de tener el juicio pendiente, y
sus viajes estaban restringidos al edificio del Ministerio, Hogwarts y su casa.

Y Lucius…

Maldito bastardo.
Tener y Mantener 324
MONTANA DANIELS

... se tomó todo el maldito asunto con calma, con la seguridad de alguien
que sabía que serían absueltos. Severus sabía que Lucius tenía alguna clase de
acuerdo con Dumbledore. Y, por supuesto, estaba esa maldita foto que de
alguna forma había salido en el Profeta, que no hacía ningún daño a la
conservación de Malfoy. La de Lucius llevando al Niño Que Vivió al colegio.

Cierto, si Lucius no hubiera estado en el castillo cuando empezaron a


trabajar con las barreras, todo el edificio podría haberse derrumbado sobre
Harry y alguien más que quedara dentro. Y Lucius estaba explotando todo el
acontecimiento en grado sumo.

Se le pidió repetidamente que volviera a contar la escena de la


destrucción de Voldemort. Como el Mortífago Que Se Volvió Espía que
rescató a Harry del edificio a punto de derrumbarse, Lucius fue acosado por la
prensa y popular entre sus fans.

La familia Malfoy restante estaba desaparecida. Mientras que Lucius hizo


una declaración simbólica sobre la desaparición de su mujer, estaba
exhibiendo claramente más preocupación por Harry. A la prensa le encantó
absolutamente.

Las visitas casi diarias de Lucius al lado de la cama de Harry hacían sentir
náuseas a Severus a veces. Pero ni de lejos tan enfermo como se sintió ante la
afluencia de amor que entró en erupción cuando salió la verdad sobre el falso
affaire entre Harry y Draco.

Una vez fue publicado que había sido una treta para engañar al Señor
Tenebroso, el Niño Que Vivió fue considerado “disponible” otra vez y
comenzó el ataque. No parecía tener fin la multitud de admiradores que
revoloteaban al lado de Harry.

No es que Harry estuviera al corriente de ello.

Gracias a Merlín.

Harry permanecía felizmente inconsciente a todo. No oyó a la rica


heredera jurar su amor inquebrantable y su apoyo. No vio al hermoso
medimago que examinó su cabeza, todo el rato evaluando la cara y figura de
Harry con lujuria no oculta. Severus casi le había echado un maleficio a dicho
mago.
Tener y Mantener 325
MONTANA DANIELS

En verdad, a Severus le costaba horrores no maldecirlos a todos. La


prensa y el público derritiéndose por el Hombre Que Destruyó Al Señor
Tenebroso eran suficientes para poner a prueba incluso el fuerte control del
genio de Severus.

Severus saboreaba su tiempo a solas con Harry a primera hora de la


mañana. Como con su amor, el tranquilo tiempo que Severus pasaba hablando
a la figura inconsciente de su amante fue ocultado de los ojos entrometidos.
Pasaba horas sujetando la mano de Harry, contándole sus progresos con las
pociones, informándole de los sucesos escolares, reprendiéndole por su
pereza, pero en su mayor parte consolándole a él y a sí mismo con su
presencia.

Ahora, con un nuevo fervor, Severus se sumergió en su nueva teoría. La


poción en sí era bastante sencilla, una vez fueran procurados los ingredientes.
Poppy le había asegurado que los requisitos quirúrgicos podían ser
desempeñados sin esfuerzo por su parte.

Así que fue una semana después de la muerte de Voldemort cuando


Poppy volvió a abrir la cicatriz de Harry. Entonces Severus la cubrió con su
poción, observando cómo las fibras de piel se atraían y se unían. Una cicatriz
suturada mágicamente en forma de rayo permaneció después de que la sangre
fuera secada. Permanecería la marca, el mismo recordatorio de la influencia
del Señor Tenebroso en la vida de Harry. Y el mismo foco de atención del
público.

Poppy levantó la varita.

—Ennervate —dijo.

Hubo un silencio en el que se contuvo el aliento en la habitación


mientras todos esperaban que Harry se despertara.

¿Por qué toda esa gente tiene que estar aquí?

Para ser sincero, Dumbledore había intentado mantenerlos fuera, pero el


nuevo Ministro decía que era mejor tener testigos presentes en el primer
regreso de Harry a la consciencia. Varios de las medibrujas y medimagos que
habían examinado a Harry estaban allí, además de dos miembros
seleccionados de la prensa. La mayor parte de la Orden había sido también
Tener y Mantener 326
MONTANA DANIELS

retenida “por si acaso las cosas se descontrolaban” y excluir a cualquier Weasley


hubiera sido nefasto.

Granger estaba cerca, retorciéndose las manos, y el maldito Lucius estaba


colocado delante y en el centro, esperando ser la primera persona que Harry
viera cuando se despertara. Lo que Severus no iba a permitir.

Severus se inclinó sobre su Harry, con las manos apoyadas a cada lado de
la oscura cabeza, observando la expresión de Harry en busca de señales de
consciencia.

—Vamos, Potter —ordenó Severus—. Hora de despertarse.

Los ojos detrás de los párpados se movieron de lado a lado como en un


ciclo REM de sueño, luego los párpados se agitaron; las oscuras pestañas
parecían mantenerlos bajados.

—Potter —llamó Severus, usando un tono severo para forzar una


respuesta además de expresar que no estaban solos.

Por fin, los ojos verdes brumosos se centraron en la cara de Severus y


éste sonrió, sólo porque nadie podía verle.

Ni que alguien estuviera mirándote a ti.

—¿Profesor? —dijo Harry, aunque salió más como un graznido.


La habitación estalló en aclamaciones y Harry se estremeció. Severus se
volvió hacia ellos.

—Silencio, imbéciles —siseó.

Pero no iban a ser silenciados. El Hombre Que Destruyó Al Señor


Tenebroso estaba vivo y despierto y todos querían un trozo de él.

Antes de que Severus supiera lo que estaba pasando, se encontró en los


alrededores de la habitación, empujado hacia atrás por la multitud
convergente.

Bastardos.

Severus se consoló en el hecho de que hubo un destello de luz, seguido


por el aviso de Albus de que nadie se acercara demasiado. Seguido de aquello
Tener y Mantener 327
MONTANA DANIELS

hubo una amenaza más horrible de Poppy sobre impedir que el Sr. Potter
descansara durante demasiado tiempo.

Después de varios minutos, una cabeza marrón salió de la


muchedumbre, en compañía de un alto pelirrojo. Para consternación de
Severus, fueron directamente hacia él.

—Gracias, profesor —dijo Granger.

—¿A qué le debo esta gratitud?

—Sin todo ese entrenamiento, este año y el anterior, Harry seguramente


no lo habría conseguido.

—Estoy seguro de que Potter habría tenido la suerte de seguir


existiendo.

Weasley metió las manos profundamente en los bolsillos y miró a sus


pies como barcos.

Granger miró directamente a Severus.

—Profesor, sabemos todo lo que ha hecho por Harry —dijo con tono
sugestivo.

Malditos Gryffindors.

—Y estamos agradecidos.

—Mm, sí —dijo Weasley. Sus ojos se elevaron hacia los de Severus


brevemente—. Hizo muy feliz a Harry.

No queriendo atraer la atención hacia ellos o hacia la conversación,


Severus inclinó la cabeza.

—Anotado —dijo entre dientes—. Entonces serán tan amables de


decirle a Potter que le veré más tarde —añadió, enviando una mirada mientras
la gente persistente se apiñaba sobre la cama de Harry. Notó que Poppy
parecía a punto de echarles un maleficio a todos.

Poppy tiene demasiada compostura.


—Por supuesto, profesor —dijo Granger sonriendo.
Tener y Mantener 328
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—Muy bien.

Severus hizo lo último que quería hacer. Se volvió y dejó la habitación.

~~~~~

Aquel debía ser el punto más bajo jamás alcanzado.

Cállate y ve hacia allí antes de que el Sr. Lujuria babee sobre tu Harry.

Severus se movió lentamente a lo largo de la pared de la enfermería hasta


que estuvo a la vista la cama de Harry. En efecto, el medimago estaba sobre
Harry, usando una inspección de la cabeza de éste como excusa para poner las
manos sobre la cara de su amante, otra vez.

Échale un maleficio. No. Conviértele en un tritón. Sí. Necesitas más ojos de tritón, de
todas maneras.

Mirando a su alrededor para asegurarse de que Moody no estaba


merodeando por la sala, Severus avanzó lo suficientemente cerca como para
oír sus voces.

¿No se cabrearía James si supiera que estás usando su vieja capa para espiar a su
hijo?

Severus sonrió pero centró su atención en la pareja de magos que


estaban delante de él.

~~~~~

—¿Te duele eso?

—No —mintió Harry.

El sanador levantó la cabeza y miró a Harry con una ceja levantada.

—No me mientas, Sr. Potter. Te he visto estremecerte.


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MONTANA DANIELS

Harry se encogió de hombros.

—Bueno, no me duele demasiado.

El sanador Augustus Pye reanudó su inspección de la frente de Harry.

—Bueno, dejando a un lado la tolerancia al dolor, necesito respuestas


sinceras de verdad.

Harry asintió.

Augustus “llámame Gus” Pye tomó algunas notas en un trozo de


pergamino y luego dejó la pluma. Se sentó en el borde de la cama de Harry y
alargó las manos hacia la cara de Harry de nuevo, pero esta vez sujetó la
barbilla de Harry, pasando un dedo por el lateral de su cara. Harry se encontró
con su mirada, la cual era intensa.

—¿Y bien? —dijo Harry, enervado por la proximidad del otro mago.

Pye suspiró y liberó la cara de Harry.

—Tendré que observarte durante un par de días —dijo a Harry, con su


mirada buscando aún los ojos de éste—. No pareces tener una conmoción
cerebral.

Oh, era eso, se dio cuenta Harry con alivio. La mirada fija de Pye estaba
empezando a incomodarle también. Alivió a Harry de alguna manera que el
medimago sólo hubiera estado revisando sus ojos. Harry deseó que se fuera
también.

Desde que se hizo Sanador en San Mungo, Pye había reforzado su


interés en la “medicina complementaria” y, por consiguiente, estaba muy
interesado en el problema de Harry. Éste aún era un poco escéptico respecto a
sus métodos. No había conseguido ayudar a Arthur Weasley hacía dos años y
parecía un poco más interesado en el propio Harry, más que en sus heridas.
Siempre dejaba caer indirectas de que Harry debería tener un sanador a
tiempo completo entre sus “asociados”. Lo que fuera que eso significara.

Harry se sentía afortunado de que Severus hubiera estado trabajando tan


diligentemente o estaba seguro de que aún estaría inconsciente.
Tener y Mantener 330
MONTANA DANIELS

Había un pequeño conflicto cerca de la puerta y el sanador se levantó.


Harry suspiró con alivio, esperando que Pye le dejara solo ahora. Ni siquiera
Pomfrey le mimaba tanto. Siempre insistía en su descanso, lo que ahora le
vendría bien, la verdad. El cansancio estaba arrastrándose sin cesar sobre él.

No iba a ser posible, sin embargo, ya que la multitud de al lado de la


puerta se movía hacia la cama de Harry. Con un bostezo resignado, Harry se
apoyó en las almohadas de su cama y esperó a que empezaran las preguntas.

Madame Pomfrey lo desaprobó, dando avisos sobre impedir descansar a


Harry y lo que pasaría si alguien le excitaba excesivamente. Dumbledore
también informó al grupo de periodistas de que sólo iban a tener unos
minutos para hacer preguntas después de que hiciera su declaración.
La declaración de Dumbledore consistió en vagos detalles del “plan”
pasándolo por alto un poco para indicar que no hubo desviación real del
mismo. Fue un relato bastante heroico en opinión de Harry, pero ya que era
más que probable que la prensa lo embelleciera de todas maneras, Harry
suponía que no importaba tanto.

Cuando Dumbledore terminó, los periodistas miraron con avidez a


Harry.

—Hay informes de que el Señor Tenebroso fue atacado —dijo un


periodista—. ¿Qué pasó?

Harry miró a Dumbledore, quien sonrió y asintió.

—Bueno, la verdad es que Voldemort... —Hubo un tumulto de


exclamaciones que Harry ignoró— intentó convencerme para que me uniera a
él. Pero cualquiera que me conozca, sabe que nunca haría tal cosa.

Harry esperó una cantidad de tiempo suficiente para dejar que lo


asimilaran.

—Y ya que estaba lo suficientemente cerca, me transformé en mi forma


animaga y... esto... le ataqué.

—¿Eres un animago?
—¿Cuál es tu forma?
Tener y Mantener 331
MONTANA DANIELS

—No estaba registrado por razones obvias, pero lo haré, por supuesto,
registrarme ahora con las autoridades correctas —les dijo Harry, eludiendo la
pregunta directa. Dumbledore le había dicho que no mencionara la posesión y
tampoco la lucha por su cuerpo, y francamente, Harry estaba de acuerdo. Sólo
lo que necesitaban saber—. Entonces, la explosión de poder cuando
Voldemort —Otra exclamación— murió de verdad, me dejó inconsciente.

—¿Es cierto que Lucius Malfoy te llevó fuera del castillo que se
derrumbaba?

—Sí —dijo Harry—. Me han dicho que mientras los Aurores y los
miembros de la Orden del Fénix intentaban entrar, las barreras estaban
destruyendo la mansión.
—¿Y qué pasa con los rumores de que estabas saliendo con Draco
Malfoy?

Harry no se sorprendió de que los periodistas no captaran su mención de


la Orden del Fénix. Por alguna razón, siempre estaban más interesados en su
vida amorosa.

—Había algunas historias muy enrevesadas que permitimos que


circularan para engañar a Voldemort —dijo Harry, casi riéndose ante la tercera
exclamación colectiva. Todo lo que tenía que hacer era mascullar el nombre
de Voldemort y podía cambiar de tema con facilidad.

—Entonces, ¿no tienes una relación con Draco?

—Tenemos una relación laboral profesional —dijo Harry. Habría


añadido: “No le odio tanto como solía”, si hubiera pensado que podría usarlo
más adelante. Era el Slytherin en su interior. Severus estaría tan orgulloso.

~~~~~

Parecía que sólo habían pasado unos minutos desde que los periodistas
habían dejado la enfermería y Harry había cerrado los ojos cuando fue
molestado otra vez. Un grupo de magos de aspecto extraño se acercó a su
cama, guiado por Dumbledore.
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—Tienes más visitas, Sr. Potter —dijo el Director con una sonrisa—.
Les prometí una breve presentación a cambio de su vuelta.

Harry miró al grupo de hombres, que le parecían vagamente familiares.


Si no hubiera sido por la manifiesta reverencia de sus expresiones, habría
supuesto que estaban todos en el lugar equivocado. Sus túnicas negras estaban
rasgadas en varios lugares y todos tenían un pelo largo que hacía parecer al
suyo dócil.

¿Vuelta? Harry se dio cuenta de que eran las Brujas de Macbeth.

—El director nos pidió que viniéramos y tocáramos en el banquete de


celebración esta noche —dijo un hombre de aspecto alegre mientras extendía
la mano a Harry—. Soy Myron Wagtail —informó mientras Harry sacudía
débilmente su mano—. Vocalista.

Uno a uno, se acercaron a él para estrecharle la mano. Todos ellos se


presentaron educadamente, con expresión sobrecogida. Harry esperaba no
estar poniéndose rojo.

En realidad estaba poniéndose blanco y Dumbledore lo notó.

—Creo que ya has tenido demasiada excitación por un día —dijo


Dumbledore.

Harry estuvo de acuerdo, sus ojos estaban empezando ya a cerrarse. Oyó


los sonidos de pies que salían y murmullos silenciosos.

—Ya era hora —gruñó Madame Pomfrey, ayudando a Harry a ponerse


cómodo en su cama—. No debería haber tenido todas esas visitas, director.

—Lo sé, querida, pero deben hacerse concesiones para la ocasión.

Pomfrey carraspeó y se fue airada.

—¿Profesor? —dijo Harry, luchando contra la fatiga. Necesitaba de


verdad ver a Severus.

—¿Sí, Harry?

—¿Dónde está el profesor Snape?

Dumbledore sonrió con ojos chispeantes.


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—Oh, creo que está más cerca de lo que piensas.

Harry no tenía ni idea de lo que se suponía que significaba.

—Me gustaría hablar con él —dijo Harry.

—Necesitas descansar —dijo Dumbledore—. Estoy seguro de que


estará pronto aquí para verte.

—No con toda esa gente alrededor —refunfuñó Harry, y entonces se dio
cuenta de que lo había dicho en voz alta.

Dumbledore simplemente se rió entre dientes.

—Tal vez, mi muchacho, tal vez —estuvo de acuerdo—. Pero es una


persona con muchos recursos y obstinado, como tú. Estoy seguro de que
encontrará una forma.

—Supongo —masculló Harry con un suspiro.

—Duerme, Harry. Has tenido un día ocupado.

Era difícil no dormirse con los dolores y el cansancio tirando de él.


Rodeado por la calidez de las mantas y el silencio de la enfermería, el sueño le
reclamó.

Un roce húmedo contra sus labios le despertó de su cabezada. Al menos,


creía que estaba despierto.

—Bien hecho —susurró una voz contra su mejilla.

—¿Sev-rus? —dijo Harry soñoliento—. ¿Dónde has estado?

—Aquí mismo, Harry.

Harry deseó poder abrir los ojos. Buscó a tientas hasta que encontró un
brazo a su lado. Satisfecho, dejó que su brazo volviera a caer en la cama.

—Tan cansado —dijo.

—Entonces duerme.

—Quería decírtelo.

—¿Decirme el qué? —susurró Severus.


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—Fuiste tú. Me salvaste otra vez. —Harry intentó que su boca dijera lo
que su cerebro estaba pensando.

—Tú salvaste a todos, Harry.

Harry exhaló y por fin consiguió abrir los ojos, aunque protestaron y no
se enfocaron completamente en los ojos de medianoche que le devolvían la
mirada.

—Pero tú me salvaste —dijo Harry.

—Eso no importa.

—Importa —insistió Harry; el esfuerzo le drenaba otra vez. Suspiró otra


vez mientras sus ojos se cerraban—. Tengo que decirte...

—No seas idiota, Harry. Deja de luchar y duérmete.

Harry asintió, sonriendo con cansancio.

—Por fin somos libres.

—Ya lo sé, Harry.

—Te quiero, Sev-rus.

—Se está volviendo incoherente, Potter —dijo Severus, pero Harry pudo
oír la diversión en su voz.

—No —dijo Harry, y abrió la boca para intentarlo otra vez. Unos labios
cálidos sobre los suyos le detuvieron. Una lengua fuerte le invadió la boca,
distrayendo sus pensamientos con lentas caricias degustativas. Harry aspiró la
fragancia de Severus y disfrutó del beso hasta que por fin Severus lo
interrumpió con un tirón final en el labio inferior de Harry.

—Ahora, duérmete, Harry, o iré a por las pociones.

Los labios de Harry se torcieron en una sonrisa, mientras sacaba la


lengua para saborear a Severus en sus labios.

—Sí, señor —murmuró.

Mientras el sueño volvía a reclamarle, Harry sintió los dedos de Severus


dejar un rastro gentil en su mejilla. Harry se dio cuenta adormilado de que ya
Tener y Mantener 335
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no necesitaba las pociones. No tenía por qué tener miedo de las visiones o de
la conexión de Voldemort. Era libre de verdad y tenía un futuro.

Un futuro con Severus en su vida.

Su vida. Harry tendría una vida.

Harry tenía una vida porque Severus le amaba.

Harry tenía amor.

~~~~~

Lucius hizo pasar a Draco a la oficina de Snape y colocó barreras en la


puerta para tener intimidad. Severus había sido lo bastante bueno como para
ofrecer su uso cuando oyó que Lucius tenía noticias de las que necesitaba
informar a su hijo.

—¿Cómo te sientes, Draco?

—Estúpido —replicó Draco, dejándose caer en una gran silla cómoda


delante de la chimenea.

Lucius se posicionó delante de su hijo y se cruzó de brazos.

—¿Por qué?

—Debería haber podido resistirme al Imperius y tener más control...

—Magos más fuertes que tú no pueden resistir esa maldición,


especialmente cuando el Señor Tenebroso es quien la lanza.

—Tú puedes —dijo Draco, y luego refunfuñó—: También puede Potter.

Lucius sonrió.

—Sí. Parece que las aptitudes del Sr. Potter son más extensas de lo que
nosotros o cualquier otro hubiera imaginado.
Draco levantó la mirada.
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—¿Sí?

—Sí —murmuró Lucius mientras empezaba a pasear—. Acabo de dejar


la breve conferencia de prensa que Dumbledore le permitió mantener.

—Y…

—Y parece que el Sr. Potter también es un animago.

La mandíbula de Draco se abrió pero la cerró con rapidez.

—Me lo figuraba.

Lucius se apiadó de su hijo.

—Draco, Potter ha tenido atención individual y entrenamiento intenso.

—Ya lo sé —suspiró Draco, cogiendo una mota invisible de la túnica—.


Es sólo que parece tener todos esos dones. Puede resistirse al Imperius, es un
animago, habla pársel y, no lo olvides, puede sobrevivir a la Maldición
Asesina.

Lucius giró en mitad del paseo.

—¿Potter habla pársel?

Draco dio un resoplido.


—Todos lo saben, padre —dijo.

Lucius se preguntó cómo se le había pasado por alto aquella parte de


información. Por supuesto, el Señor Tenebroso y Narcissa, por no mencionar
su trabajo, le mantenían ocupado, pero se enorgullecía de estar bien
informado. Pero pársel... las posibilidades eran totalmente provocativas.

Lucius solía ponerse duro sólo de escuchar al Señor Tenebroso hablarle


a Nagini.

—¿Le has oído hablarlo? —preguntó Lucius.

Draco levantó la mirada hacia él, con un ceño fruncido de perplejidad en


la cara.

—La mitad del colegio le oyó en nuestro segundo año.


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—Ya veo —dijo Lucius con una pequeña sonrisa. Se aclaró la garganta y
enfrentó otra vez a su hijo—. ¿Preferirías haber sido tú el que tuviera
semejante destino? —le retó Lucius, esperando que su hijo fuera lo
suficientemente prudente para saber que a veces era mejor permitir que otros
fueran el centro de la atención pública.

—No soy estúpido —fue la réplica de Draco.

Lucius sonrió.

—Estupendo.

—Entonces, ¿eso dónde nos deja? —preguntó Draco.

—Dumbledore me ha asegurado que con mi posición previa y nuestra


ayuda al final, debería poder superarlo sin pasar más tiempo en Azkaban.
Habrá sin duda alguna una considerable multa.

—Bueno, eso no debería destrozarnos —dijo Draco.

—Siempre que conservemos nuestros bienes, que supone que varios


testigos nos defiendan.

Draco asintió pensativo y alzó la mirada.

—¿Y qué pasa con madre?

Lucius acercó una silla a la de Draco y se sentó.

—Draco, tu madre ha volado —dijo con suavidad.

Draco parpadeó.

—¿Huyó?

Lucius asintió.

—¿No creía que la fuéramos a ayudar?

—No quería nuestra ayuda —le dijo Lucius—. Era completamente leal
a su familia y por lo tanto al Señor Tenebroso.

—Pero...
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—No oíste la pelea que tuvimos la primera vez que el Señor Tenebroso
fue sometido —dijo Lucius, apartando la mirada y recordando las amargas
palabras de Narcissa—. Estaba encantada cuando se alzó otra vez.

—Sí, de todo de lo que podía hablar últimamente era sobre mi iniciación.

Lucius asintió gravemente.

—¿Estás decepcionado porque yo nos haya puesto a nosotros,


a nuestra familia, por encima del Señor Tenebroso? —preguntó.

Draco pareció reflexivo durante un momento y luego sacudió la cabeza.

—No, padre —dijo finalmente—. Nunca quise hacerle la pelota a él.

—El poder del amo estaba corrompido por su sed de venganza —dijo
Lucius—. Hubo un tiempo en el que tal vez podría haber llegado hasta el
final. Fue reducido a un monstruo empeñado en la venganza. Tu madre, como
su hermana, nos hubiera tenido a nosotros dos sirviendo a sus caprichos.

—¿Te divorciarás de ella?

—¿Dejarías que nos arrastrara con ella? —preguntó Lucius, pero Draco
se quedó callado—. De haber vuelto con nosotros, podríamos haberla
ayudado, pero eligió abandonar a la familia Malfoy.

Draco todavía estaba silencioso.


—Sé que es difícil aceptarlo, Draco. —Lucius le puso una mano en el
hombro—. Pero sus lazos con el Señor Tenebroso eran más fuertes que los
lazos contigo, incluso.

Draco asintió lentamente.

—Es solamente que no me parece justo.

—Ya lo sé, pero en la guerra nada lo es nunca.

—Entonces, ¿qué vas a hacer ahora, padre?

—Ahora, mi dragón, voy a restaurar el nombre de la familia a lo que


debería ser y reclamar nuestra fortuna.
Draco parpadeó.
Tener y Mantener 339
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—¿Cómo?

—Voy a hacerme muy buen amigo de Harry Potter, por supuesto.

Draco tragó saliva.

—¿Vas a hacer eso?

—Sí. —Lucius se levantó y se enderezó la capa—. Puedo contar con tu


completo apoyo, ¿verdad?

—Sí, padre —estuvo de acuerdo Draco de buena gana mientras se


levantaba—. ¿Te gustaría que lo intentara otra vez?

—Creía que incluso la farsa de relación era una penuria para vosotros
dos.

—Sí, bueno, si creyera que tengo en realidad una posibilidad... —Draco


dejó de hablar; parecía avergonzado, pero también un tanto aliviado por que la
responsabilidad no fuera suya.

—Además, sabes que mis preferencias tiran hacia nuestro propio género
—dijo Lucius para aliviar la culpa de su hijo.

Draco asintió.

—Estupendo. —Levantó la barbilla de Draco—. Es por la familia,


Draco.

Draco sonrió.

—Pero no será ninguna penuria para ti.

Lucius sonrió burlonamente.

—Me conoces tan bien...

—Conozco tus preferencias y sé que algunos le consideran atractivo


pero, ¿de verdad le deseas?

—Draco —dijo Lucius. No se metería en un debate sobre los atributos


físicos de Potter en aquel momento—. Harry Potter destruyó al Señor
Tenebroso más poderoso del siglo. Será el mago más poderosos del mundo y
el más influyente... si no lo es ya. ¿Tú que crees?
Tener y Mantener 340
MONTANA DANIELS

—Esa clase de poder es atractivo —estuvo de acuerdo Draco—. ¿Y qué


pasa con esta relación que mantiene supuestamente?

—Deja que yo me preocupe de eso —dijo Lucius con confianza, aunque


tendría que ir con pies de plomo si efectivamente era Severus—. Mientras
tanto, pórtate bien.

Draco suspiró.

—Muy bien.

—Y pórtate bien con sus amigos también.

Aquello provocó una mirada escandalizada hacia Lucius.

—¿Incluso la sangr...?

—Incluso ella —dijo Lucius con severidad—. Si vamos a convencer a


Potter y al mundo de nuestra sinceridad, debemos tratar de forma amigable a
aquellos con los que se asocia.

—De acuerdo, padre —dijo Draco con desgana—. ¿Algo más?

Lucius abrazó a su hijo.

—Vigila las espaldas, mi dragón —le avisó—. Aún están esas lealtades
cuestionables en el castillo.

Draco levantó la mirada hacia él, aunque no tanto como antes. Su hijo
también era un hombre ahora.

—Puedo cuidar de mí mismo aquí, padre.

Lucius asintió.

—Y haz que me enorgullezca cuando salgan los resultados de tus


ÉXTASIS.

Un golpe en la puerta les interrumpió y Lucius bajó las barreras que


Severus le había permitido usar. Severus entró.

—¿Has acabado, Lucius? —preguntó.


Tener y Mantener 341
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—Sí, Severus —dijo Lucius, apartándose de Draco. Se acercó a Severus y


se encontró con su mirada sin alterarse—. Gracias por el uso de tu oficina.

Severus inclinó la cabeza.

—¿Todo está bien, espero?

—Tan bien como puede esperarse —le dijo Lucius mientras Severus
entraba en la habitación. Draco se excusó y dejó la oficina.

Severus le observó ir.

—¿Está bien?

—Su orgullo está un poco magullado, pero estará bien —dijo Lucius.
Severus asintió y Lucius continuó—: ¿Y qué pasa con nuestro Sr. Potter?

Severus se volvió bruscamente y la cara le ardió muy ligeramente por el


vernáculo “nuestro”.

—¿Qué quieres decir?

—Acabas de dejarle, ¿correcto? —Ante el asentimiento de Severus,


Lucius aclaró—: ¿Y su condición?

—Por fin está dormido —se rindió Severus. Revolvió varios trozos de
pergamino en su escritorio—. Malditos idiotas, no le dejarán en paz —
masculló.

—Me temo que sólo es el principio para él. —Severus levantó la mirada
y Lucius levantó las cejas—. La atención sólo va a empeorar —predijo Lucius.
Éste sabía que Severus no podía soportar al “público” y que simplemente
odiaba compartir—. No habrá límites para sus admiradores, tanto grandes
como pequeños.

Severus asintió y tomó asiento detrás del escritorio.

—Todos le querrán —añadió Lucius.

Severus le señaló la puerta.

—Si has acabado, Lucius, tengo trabajos que corregir.


Lucius sonrió y se dirigió hacia la puerta.
Tener y Mantener 342
MONTANA DANIELS

—Y Lucius.

Lucius se dio la vuelta, con la mano sobre el pomo.

—Todos lo quieren. —La mirada oscura de Severus era intensa—. Pero


se merece lo mejor.

Lucius sonrió.

—Y nos aseguraremos de que lo consiga —dijo Lucius—. ¿Verdad?

Severus sonrió y Lucius parpadeó. No había visto sonreír a Severus en...


en... bueno, en mucho tiempo.

—Habrás notado que el Sr. Potter puede cuidar de sí mismo.

Lucius puso los ojos en blanco.

—¿Y qué tiene eso de divertido? —Con aquello, Lucius se dio la vuelta y
salió de la oficina.

~~~~~

El sueño de Harry era profundo y sin pociones, y sus sueños eran dulces
y llenos del amor que tenía.

No obstante, pronto esos sueños se convertirían en pesadillas y


aprendería lo difícil que era mantener ese amor.

Fin de Tener y mantener.

Continuará en No tener.
Tener y Mantener 343
MONTANA DANIELS

Muchas gracias a las lectoras que nos han acompañado durante todas
estas semanas. Muy próximamente, novedades sobre la segunda parte de
"Tener y mantener". Permaneced atentas a este espacio porque la semana que
viene habrá más Snarry de las mejores autoras, y toda la información sobre
esta emocionante historia.

Quiero manifestar mi agradecimiento, muy especialmente, a Solmar y a


Lena por su increíble trabajo, y a Mavitomo, por su colaboración estelar en la
ilustración de esta serie. Gracias a ella hemos tenido una obra de arte en cada
capítulo.

Un millón de gracias a todas ^__________^

Heiko

Dirección y coordinación

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