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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE COMUNICACIONES
FILOLOGÍA HISPÁNICA
MEDELLÍN, 2020
La historia de Inglaterra se ha caracterizado por un sólo objetivo compartido por
Este concepto inició con la llegada de los celtas desde la Galia en el 1000 a. de C. y
que para el 300 a. de C. dominaban casi todo el territorio. Esta cultura logró mantenerse
estable, aun cuando en el continente europeo los galos, como eran llamados, luchaban
contra los romanos y los germanos hasta que fueron derrotados por los primeros. La Galia
se romanizó, y la cultura celta fue reemplazada por la latina, dejando a Britania aislada del
Los problemas reales de Britania llegaron cuando los romanos decidieron invadir el
irónico que la idea inicial de los romanos fuera la unificación pero ésta no se diera. Britania
no se sometió del todo, los pictos y los escotos en el Norte resistieron la invasión romana y,
en efecto, nunca pudieron ser conquistados; las mismas tribus celtas ya romanizadas se
sublevaron en diversas ocasiones e incluso adoptaron una religión que era odiada por el
Imperio.
tiempo, como sucedió una vez que se retiraron de Britania y sus habitantes volvieron a
abrazar su cultura, su lengua y su religión. Esos siglos de romanización pasaron por este
Esta paz no duró mucho, en especial con la amenaza del Norte tocando su puerta.
Sin embargo, los intentos de derrotar a los pictos y a los escotos resultaron en una nueva
invasión que dejaría a la cultura celta casi en el olvido. Las tribus germánicas invasoras
salieron de esto, sin contar a Galés, Irlanda y el Norte, cada uno separado por costumbres,
Heptarquía, conformada por Anglia Oriental, Essex, Kent, Sussex, Northumbria, Mercia y
Wessex, pero esto nunca fue posible del todo. Mercia y Wessex fueron quienes más se
acercaron, e incluso el regreso y posterior arraigo del cristianismo en varios de los reinos,
pero todo el progreso que pudieron haber hecho comenzó a derrumbarse con las invasiones
Heptarquía.
Wessex, quien prácticamente gobernaba todos los reinos de la Heptarquía para ese
momento, pudo repeler la amenaza vikinga en dos ocasiones, al menos en parte, y con ello
unificar aún más el territorio, pero eso no significaba que éstos volvieran a su lugar de
mejores oportunidades, habiéndolas encontrado en sus saqueos a todas las costas en las que
pudieran desembarcar. Fueron una constante molestia para toda Europa y una mayor para la
Heptarquía, que fue sometida por los daneses reino por reino. El sueño de unificación
Alfredo el Grande se valió de su astucia para ganar tiempo y armar una estrategia que le
permitiría salir victorioso una y otra vez, y aun cuando parecía que la esperanza estaba
convertirse en un sólo reino. Los daneses compartían más cosas con los sajones de lo que se
creía, con ambos grupos habiendo emigrado del mismo lugar, hablando casi la misma
lengua y teniendo casi la misma herencia cultural. La única gran diferencia entre ambos era
la religión. Los vikingos se habían resistido a todos los intentos del cristianismo por
líder de los daneses, aceptó convertirse, hubo resistencia. No obstante, Alfredo el Grande
Su trabajo pudo haberse ido a la basura después de su muerte, de no ser por sus
hijos que, al tratar de sofocar rebeliones danesas, unificaron a Inglaterra como nunca antes
inminente.
Es seguro afirmar, hasta este punto en la historia, que fue posible para Inglaterra