Está en la página 1de 5

Una breve mirada a Ferdinand de Saussure y el origen de la lingüística estructural

Por: Laura Cristina Castañeda Hoyos

Sobre el origen del estructuralismo y de su creador, Ferdinand de Saussure se habla en el capítulo

6 de la Historia de la Lingüística escrito por Jirí Cerny y publicado por el Servicio de

Publicaciones de la Universidad de Extremadura en 1998. En él, se da un breve repaso a la vida

del lingüista y de su teoría lingüística, además cuáles fueron los obstáculos que enfrentó con ella

ante a la opinión popular de otros lingüistas de la época.

Saussure nació en Ginebra, Suiza, el 26 de noviembre de 1857. Ingresó a la universidad a los 17

años y sólo dos años después impartió su primera conferencia en la Sociedad lingüística de Paris.

En 1879 terminó su obra dedicada al sistema de vocales indoeuropeas y en 1881 dio clases sobre

la gramática comparada. En París residió desde 1880 hasta 1891 pero después de no conseguir la

dirección del departamento de la Sociedad lingüista de Paris, decidió dejar el país y regresar a

Ginebra donde vivió el resto de su vida. Entre 1907 y 1911 impartió tres ciclos de conferencias

en donde explicaría su concepción de la lingüística estructural.

Esta corriente de la lingüística considera que la lengua es un sistema donde los elementos que la

integran van relacionados entre sí, también distingue el estudio histórico de la lengua y su

descripción en cierto momento de su desarrollo y además considera la lengua como un fenómeno

social cuya función es la comunicación.

El estructuralismo recoge las teorías de W. Von Humboldt sobre el estudio de la lengua como un

todo y la de Whitney sobre los signos lingüísticos. A pesar de que las usó como base, su teoría

sigue teniendo mérito porque aparte de sólo seleccionar aquellas que eran compatibles,

reinterpretarlas y revalorarlas dándoles un sentido más claro, él pudo crear un sistema


homogéneo con todas ellas añadiéndoles sus propias ideas, con lo que llegó a una concepción

mucho más clara sobre el carácter sistemático de la lengua.

Tiempo después de su muerte, dos de sus estudiantes publicó el «Curso de Lingüística General»

en el que recogen y explican sus ideas. La obra causó gran revuelo entre los lingüistas de la época

porque a falta del propio Saussure en la autoría de la misma, algunas de las partes no son tan

claras y dan cuenta de muchos comentarios repetidos e incluso contradictorios. Sin embargo, su

sentido general prevalece.

Del «Curso» se destacan diversas teorías entre ellas la concepción diacrónica y sincrónica en la

que Saussure da a entender que existen dos posibilidades de interpretar la lengua: el método

diacrónico, en el que se da cuenta de cómo la lengua va cambiando con el tiempo y el método

sincrónico, en que se es posible verificar el estado de una lengua en un momento dado y explicar

los fenómenos lingüísticos que aparecen al mismo tiempo, uno al lado del otro.

La mayor parte de las objeciones frente a esta teoría se concentraban contra la separación radical

de los estudios diacrónicos y sincrónicos dado que no es posible investigar un fenómeno

lingüístico sin conocer la evolución en el tiempo de la lengua. La oposición sausseriana de la

sincronía/diacronía es válida, pero un análisis más fondo da cuenta que es imposible separar los

conceptos por completo, ambos coexisten, uno en la expresión formal de la lengua y otro en la

coloquial, señalando el futuro de la evolución de la lengua.

Otra de las teorías de Saussure es la de langue y parole. Él define la langue, la lengua, como un

sistema abstracto de reglas convencionales seguidas por los hablantes de una misma comunidad,

cuya comunicación es recíproca. La lengua es propiedad de la comunidad y, por tanto, es de

carácter social y no puede ser creada o modificada por una sola persona.
La parole, el habla, por el contrario es de carácter individual, un tipo de “comunicación auténtica

y concreta emitida por un sólo individuo en un momento dado” (CERNY, 1998, pág 142) que

sólo puede darse cuando se conocen y se respetan las reglas ya establecidas de la lengua.

Son dos fenómenos contradictorios, pero al igual que con la sincronía/diacronía, uno no puede

funcionar sin el otro y es imposible separarlos. Vista así, esta teoría es una contestación a las

teorías unilaterales que se dieron sobre la lengua, en las que se le veía como un organismo vivo o

se hablaba del papel exclusivo del individuo en la creación de la misma.

Saussure, así mismo, interpreta a la lengua como un sistema de signos en el que cada término

tiene un valor por su oposición con los otros, y cada fenómeno lingüístico puede explicarse a

través de su función y la relación que lo une con los demás fenómenos.

Respecto a las relaciones, distinguía dos: las sintagmáticas que dan el significado concreto de

una palabra en relación con las que la acompañan y las paradigmáticas en las que las

asociaciones se establecen entre los signos lingüísticos.

A la hora de aclarar la relación de la lingüística con las demás ciencias, Saussure habla de la

semiología a la que define como “la ciencia que estudia la vida de los signos dentro de la

sociedad” (CERNY, 1998, pág 146). Como la sociedad está compuesta por todo tipo de signos y

la lengua es el más importante de todos, entonces, la lingüística es parte de la sociología y, por

tanto, de las ciencias sociales. Aunque ahora resulta obvio, es importante recordar que por la

época se hablaba de la lengua como un organismo vivo, que nacía, evolucionaba y moría, y se

incluía dentro de las ciencias naturales.


A pesar de que Saussure desarrolla la semiología y la identifica como “un todo”, sólo se ocupó de

la lingüística dejando al resto en el olvido. Ciertamente, es una de las teorías que menos interés

despertó a pesar de que en la actualidad es estudiada y utilizada por infinidad de campos.

El signo lingüístico, que ocupa gran parte del «Curso», fue la teoría más criticada de todas porque

exige de mucho pensamiento abstracto para su entendimiento. La concepción idealista tradicional

del signo en esa época era la dada por la biblia y por Platón en la que en un principio existen las

ideas de los objetos a las que luego se le asignan palabras particulares. Saussure plantea que no se

trata de unir unas con otras al azar, sino que los componentes del signo, que se denominaban

como concepto e imagen acústica, son de carácter psíquico y se unen en la mente con ayuda de

asociaciones.

En particular, habla sobre que la imagen acústica no es un sólo un sonido físico sino que es una

especie de “huella” en nuestro cerebro y eso explica por qué se puede “hablar” mentalmente

consigo mismo sin que los órganos articulatorios se muevan. Así mismo, dado que hubo tantas

confusiones con los términos originales, se terminó por cambiarlos de imagen acústica a

significante y de concepto a significado.

De las características del signo lingüístico, la que mayor crítica presentó fue la arbitrariedad. En

ella, Saussure argumenta que no existe una relación previa entre significado y significante y por

eso no tienen mayor razón de ser más que un acuerdo entre los hablantes, lo que llevó a las

personas a decir que no sólo se puede señalar un objeto y darle un nombre cualquiera sino que

éste pertenecía a cada lengua y no era intercambiable, pero Saussure lo descartó trayendo a

colación el hecho de que la relación previa se inválida porque los dos se desarrollan al mismo

tiempo.
Las teorías de Saussure influenciaron sobre todo al estructuralismo, por lo que se le conoce como

su fundador, que a su vez tuvo diversas corrientes bastantes diferentes entre sí. Además, cabe

resaltar que Saussure es fuente de influencia en otras ciencias sociales, como la antropología, la

estética y la filosofía; que su teoría sobre el signo suele ser evaluada y reelaborada dentro de la

semiótica y que sus concepciones lingüísticas fueron parte fundamental del nacimiento de la

lingüística moderna.

También podría gustarte