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Universidad Autónoma Metropolitana

Unidad Cuajimalpa
Teorías de la comunicación II
Ramírez Mendoza, Diego Alejandro
Profesor: Ávila, González Rafael
Licenciatura en ciencias de la comunicación
¿Qué me provocaron los metálogos?
21 de enero de 2020

Recordando a la mayéutica

Sin duda alguna, la lectura sobre los metálogos me pareció muy buena, incluso, y,
aunque no está relacionado con el tema, el escrito evocó en mí sentimientos de
ternura. Me pareció, de cierta manera, sublime la relación padre e hija que se
plantea (muy parecido a un maestro y su discípulo).
Por otro lado, me parece que todos los temas del los distintos metálogos exigen
al lector centrar toda la atención en lo que se lee, de lo contrario este perderá
detalles que resultan de suma importancia para el correcto entendimiento, sin
mencionar que sentí que, más que una lectura, era una especie de ejercicio para
ejercitar el razonamiento y la reflexión.
Me parece que cada una de las conversaciones que el padre tiene con su hija
esconden algo más que sólo una simple reflexión o respuesta (que se va revelando
conforme uno se acerca al final de cada diálogo respectivamente), ya que todos
alguna vez nos hemos hecho más de una de las preguntas que a lo largo de los
metálogos aparecen. En mi caso, me he preguntado, por ejemplo, si es que
realmente la escuela sirve para algo como tal, con esto espero que no se me
malentienda, por supuesto que pienso que la adquisición de conocimiento es de vital
importancia para el desarrollo de los seres humanos y que la academia es el eje
central del saber, eso es irrefutable. A lo que yo me refiero es a la escuela y el
método que ocupa para que los alumnos aprendan, en palabras de Paulo Freire, no
que creo que tratar a los educandos como bancos en donde se puede simplemente
depositar la información o los métodos que se ocupan para evaluar los
conocimientos que los alumnos han aprendido a lo largo de un curso.
A lo que quería llegar con lo anterior era que en uno de los metálogos, en el que
se intitula “¿Cuánto es lo que sabes?”, para ser más específicos, en donde la niña le
pregunta a su papá si es que alguna vez alguien había intentado medir cuánto
conocimiento poseía una persona, el le contesta que sí, que la gente mide el
conocimiento de otras personas a través de exámenes. Sin embargo el padre ole da
a entender que esto no es un método muy fiable, pues dependen de varios factores
y de la percepción, incluso.
Justamente, a mi comentario le coloqué el título de “recordando a la mayéutica”
porque justamente es lo que el escrito me recordaba, al método que Sócrates
utilizaba para que las personas pudieran hacer “consciente” el conocimiento, es
decir, que el interlocutor, por medio de preguntas hechas por el emisor, descubra
verdades por sí mismo. Es este método (quizá no completamente) el que se aprecia
que utiliza el padre con su hija al momento en el que ella le hace una pregunta;
siempre tratan de llegar a una conclusión, aunque no siempre lo logran.
Otra cosa que el autor intenta demostrar a través de los metálogos es que lo más
difícil de describir y de explicar, son aquellos conceptos con los que estamos
constantemente en contacto, tal es el caso de definir qué es serio y qué no lo es, o
intentar explicar al conocimiento mismo.
Me agrada que se atreve a criticar los comportamientos y valores morales desde
una postura totalmente ética. Cuestiona a la tolerancia y el cómo es que esta funge
como reguladora de ciertas conductas. Habla de la locura en el sentido de libertad y
de curiosidad cosa que siempre es agradable leer en un autor, que sea atrevido y
que incite al lector a cuestionar su axiología de cierta forma.
Sin duda alguna, son conversaciones muy interesantes en donde hay coherencia
por parte de los actores. Siento que hay una especie de dualidad representada en la
hija y el padre, como si estuvieran representando un intento de las emociones por
amedrentar a la razón y hacerle notar su verdadero lugar.

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