Está en la página 1de 15

CRISTOLOGÍA

INTRODUCCIÓN

Lectura: Juan 1:1:18. Filipenses 2:5:11.

En la historia de la Iglesia, siempre ha estado presente, explícita o implícitamente, la pregunta


que el mismo Yeshua dirigió a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que Soy Yo?”. “Y
vosotros, ¿quién decís que Soy Yo?”.

Esta pregunta sigue resonando en nuestra historia por el poco conocimiento que tiene la Iglesia
de la persona de Yeshua.

Resulta paradójico que una Iglesia que profesa ser cristiana no conozca a la persona de
Jesucristo.

Cuando interrogas a un cristiano sobre qué es la Cristología, no sabe dar una definición del
término. ¿Cómo puede un creyente seguir los pasos de Yeshua el Cristo si ni siquiera sabe quién
es como persona? esto es: Su carácter, su personalidad, su deidad, sus atributos, sus oficios, su
humillación y exaltación, sus padecimientos, sus muertes, su resurrección; todo lo cual
concierne a la Cristología.

En este estudio trataremos de conocer lo más que nos sea posible, a la persona de Cristo
Yeshua, para así poder tener el mayor fundamento doctrinal en la fe que profesamos en Él y por
Él.

CRISTOLOGÍA – ¿QUE ES?

Rama de la Teología que trata de la persona de Cristo, dado que la Cristología busca
comprender la obra salvadora de Cristo mediante la explicación de la persona de Yeshua.

El término está compuesto de dos frases del griego: Cristo (Ungido) y Logia (Estudio).

En síntesis, la Cristología es la ciencia que se encarga de estudiar todo lo relacionado con Cristo
en la persona de Yeshua.

PREEXISTENCIA DE YESHUA EL CRISTO

El término “Preexistencia” es atribuido a quien tuvo una existencia anticipada antes de su


manifestación. Si partimos del principio que nos dice que todo cuanto se denomina “Carne” es
creado, entonces, la persona de Yeshua no es preexistente.

Por otra parte, si aceptamos que Yeshua el Cristo es preexistente como muchos lo han
enseñado, habría un contraste con Juan 1:14, cuando afirma:
“Y el verbo se hizo carne...”, ¿cómo alguien se puede hacer cuando ya está hecho?
Lo que sí registran las Sagradas Escrituras es la preexistencia del verbo. Este es el pensamiento
paulino. Cuando se hace mención a la preexistencia adjudicándola aparentemente a Yeshua el
Cristo, como Hijo de Dios, lo que no hemos entendido es que el pensamiento de Pablo está
centrado en el verbo, no en la persona de Yeshua; es decir, Pablo está haciendo referencia a un
tiempo antes de que la segunda persona de la deidad (el Verbo), se manifestase en la persona
de Yeshua.

Seguidamente transcribiré algunos pasajes que hacen referencia a la preexistencia del Verbo y
que erradamente se le han atribuido a Yeshua.

>Colosenses 1:15.17.
>Hebreos 1:3.
>Hebreos 2:10.

Yeshua mismo como humano hace mención de la sustancia del Verbo en Él antes de su
manifestación.

>Juan 8:58.
>Juan 17:5.24.

Hay tres (3) términos que voy a conceptualizar para tener mayor comprensión de la existencia
de Yeshua y no adjudicarle la preexistencia como muchos lo han hecho:

Eternidad: Se aplica a quien no tiene principio y no tiene fin. Sólo es atribuida a Dios, al Verbo y
al Espíritu Santo.

Sempiternidad: Se aplica a quien tiene principio y no tiene fin. Es atribuida a los ángeles y a los
hombres como creación de Dios, seres que tienen un origen pero no tendrán fin.

Temporalidad: Es aplicable a todo aquello que tiene principio y tiene fin. Se atribuye a las
plantas y a los animales, y a todo aquello que tiene principio y fin.

Según los conceptos expresados y tomando en cuenta sus valores, Yeshua como Hijo de Dios y
como ser humano, contado entre los vivientes es sempiterno, porque tuvo un principio pero no
tendrá fin.

En Juan 1:14, se nos dice: “Y el Verbo se hizo carne”, mientras que en Hebreos 2:9
encontramos la expresión: “pero vemos a aquél que fue hecho un poco menor que los ángeles,
a Yeshua...”

Los términos “Se hizo carne” y “Fue hecho” que aparecen en Juan 1:14 y en Hebreos 2:9 tienen
que ver con aquello que forma parte de la creación, de lo creado; es el acto hacer existente lo
que no existía. En este caso quien ya era es el Verbo, el Cristo vino a ser.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio
con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene
después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo” Juan 1:1.15

En conclusión a este tópico diremos que Yeshua, como ser creado, en su humanidad, es
sempiterno pero no es eterno; por consiguiente, no se le puede ni debe adjudicar la
preexistencia.

EL ÁNGEL DE JEHOVÁ - TEOFANÍA DEL VERBO

La expresión Ángel de Jehová, aparece cincuenta y ocho (58) veces en el Antiguo Testamento.

En cuanto a la identificación de este ángel, en algunos textos parece ser la de un ángel común
que actúa como mensajero o representante de Jehová, con quien tiene una relación como la
que existe entre un soberano y su embajador (Génesis 24:7. Zacarías 1:12.13) pero hay casos en
los que el Ángel del Señor se identifica con Dios mismo, lo que conduce a pensar que era
una teofanía o aparición de Dios en forma visible y corpórea. Lo cierto del caso es, que
según algunos pasajes, y por ciertas características que se dan en su manifestación, el Ángel
de Jehová tiene que ser una de las tres personas de la deidad.

Según Génesis 16:7.13; 22:11.18; 31:11.13. Y Jueces 13:2.23. El Ángel de Jehová se toma
atribuciones que sólo le son permitidas a Dios.

El Ángel de Jehová tiene atributos y propiedades que sólo le pertenecen a Dios:

>Recibe adoración. Números 22:31. Jueces 13:17.


>Es omnipresente. Salmo 34:7.
>Perdona pecados. Éxodo 23:20.21.

Se descarta que el Ángel de Jehová sea Jehová mismo, porque en Zacarías 1:7.14 se consigue al
Ángel de Jehová teniendo una conversación o diálogo con Jehová Dios.

Por otra parte observamos que, por sí solo, el término “De Jehová” que se consigue en los
pasajes para hacer referencia al Ángel, indica que se trata de una persona que viene en
representación de otra; es decir, si el ángel es de Jehová, significa que viene en representación
de Jehová y no que sea Él mismo.

Ahora bien, se descarta que el Ángel de Jehová sea el Espíritu Santo, ya que Él no toma
forma corpórea; además, en Números 22:22.32 y en Jueces 13:1.25 aparece la manifestación
de las Tres Personas: Jehová Dios, el Ángel de Jehová, y el Espíritu Santo.

Según lo que hemos presentado, el Ángel de Jehová es una teofanía o aparición del
Verbo de Dios; no obstante, no se le debe adjudicar a la persona de Cristo, ya que Cristo en
su humanidad no es preexistente, Él fue creado en la persona de Yeshua.
LA PERSONA DEL VERBO

A continuación, estudiaremos la persona del Verbo para proseguir más adelante con el estudio
de la unión de lo divino y lo humano.

Dar una definición del Verbo, es como tratar de analizar a Dios mismo, ya que el Verbo es Dios.

La Teología, en todas sus extensiones, no ha podido dar un concepto preciso y conciso de la


segunda persona de la deidad, ya que en este aspecto existe muy poca información. Juan fue el
único escritor que se refirió al Verbo a través de sus escritos, y como dato resaltante podemos
señalar que sólo en cinco (5) versículos de sus libros se refieren a este punto. Juan 1:1; 1:14. 1ª
Juan 1:1; 5:7. Apocalipsis 19:13.

Del Verbo se conoce que:

>Es Dios, Juan 1:1.

>Formó parte en la creación. Juan 1:3. Hebreos 1:3. Salmo 33:6.

>Sostiene y sustenta al universo. Colosenses 1:17.

>Es la segunda persona de la deidad desde el punto de vista teológico. 1ª Juan 1:2;
5:7.

>Formó parte de la encarnación. Juan 1:14.

Debemos aclarar que el término “Verbo”, no aparece en los textos originales, el término que
aparece es “Logos”, traducido como “Palabra”, y esta acepción no está expresada en forma
gramatical sino como el contenido o pensamiento transmitido, es decir: Es la expresión de Dios
siendo Dios mismo. El logos es la totalidad de Dios, del Gran Yo Soy.

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

Según lo escrito en Isaías 6:8 y Filipenses 2:5.8. En el Trono de Dios en el Tercer Cielo hubo una
conversación en la que se dieron algunos acuerdos.

Vemos que durante esta conversación, Jehová Dios puso ciertas condiciones que debía cumplir
el Verbo para poder encarnar y hacerse manifiesto en la Persona de Yeshua. La aceptación de
estas condiciones por parte del Verbo está considerada por la alta crítica teológica, como una
humillación por parte de Dios al Verbo.

En Filipenses se nos dice que el Verbo antes de manifestarse en la persona de Yeshua, se


humilló y se despojó a sí mismo para tomar forma de siervo haciéndose hombre. Pasemos a
analizar el pasaje de Filipenses 2:5.10:
“Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Yeshua, el cual siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en
la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz”.

Si analizamos bien el pasaje antes mencionado y hacemos análisis algunos términos, nos
daremos cuenta que, en dicho pasaje, Pablo presenta la humillación del Verbo anterior a la de
Yeshua.

El término “También” que aparece en el pasaje para hacer referencia al sentir de Yeshua
concerniente a su estado de humillación, indica gramaticalmente, que Yeshua como hombre,
está haciendo exactamente lo que anteriormente alguien hizo.

El término “También” viene del griego “kai”, que indica similitud de actitud o de proceder. El
pasaje en cuestión, corrobora lo antes dicho:

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Yeshua,...”

Si continuamos nuestro análisis, nos daremos cuenta que el término “el cual, siendo en forma
de Dios,...” se refiere directamente al Verbo, lo cual se puede corroborar al leer la continuación.
“... no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse.”

El término “Forma”, que aparece en el pasaje, viene del griego “Morfe”, que indica rasgo
distintivo especial, o característico de una persona, que nadie más puede tener a excepción de
alguien que sea Dios mismo.

Además, observemos que el término “Igual a Dios” que aparece en el contexto indica y hace
referencia a alguien que tiene la misma naturaleza de Dios porque también es Dios. En el
versículo 7 del capítulo 2 de Filipenses tomando en cuenta la ilación de pensamiento se le
atribuye el despojo y la humillación al verbo. A continuación citaremos el pasaje.

“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y
estando en la condición de hombre...”

Si analizamos bien el pasaje nos podemos dar cuenta que el Verbo vino en forma voluntaria a
entrar en una condición en la que anteriormente no estaba. Esto es lo que Juan en el capítulo 1
versículo 14 afirma cuando expresa: “Y aquel Verbo se hizo carne...”

Una vez que el Verbo se hace carne nace la figura de Yeshua; entonces es cuando Pablo
presenta la humillación de Yeshua posterior a la del Verbo. Citemos el pasaje:

“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres
(haciendo referencia al Verbo), y estando en la condición de hombre (haciendo referencia a
Yeshua), se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Nota: La obediencia hasta la muerte de cruz, por lógica, se entiende que está haciendo
referencia a Yeshua ya que el Verbo no puede morir.

Lo grande que debemos aprender de esto es que, si Dios en la persona del Verbo no se humilla
no nace la figura de Yeshua, pero por igual con todo y que Dios en el Verbo se haya humillado si
Yeshua como hombre no procede a su humillación la humillación del Verbo pierde su significado
y su objetivo.

La grandeza de la humillación del Verbo consiste en que en dicha humillación se dio todo lo
contrario a lo que Satanás quiso hacer mientras estaba con Dios. Este ser, sin ser Dios quiso ser
igual a Dios, mientras que el Verbo siendo Dios no estimo el ser igual a Dios.

¿EN QUÉ CONSISTE LA HUMILLACIÓN DEL VERBO?

Sabiendo que al Verbo se le dieron condiciones para venir a formar parte de la humanidad en la
vida de un hombre llamado Yeshua, dichas condiciones no lo afectaron como Dios pero sí lo
limitaron en su deidad. Veamos las condiciones:

a) Según 1ª Reyes 8:27. 2ª Crónicas 6:18 los cielos y los cielos de los cielos no sostienen la
grandeza de Dios. No hay espacio en el universo que pueda limitar a Dios en su grandeza,
Él es infinito.

La humillación del Verbo consiste en que siendo lo más inmenso como Dios, viene a morar en
un embrión para estar en el vientre de una mujer, Siendo infinito y no teniendo medidas vino a
formar parte de una figura microscópica científicamente hablando Salmo 139:16.

Dejó la alabanza de los ángeles para venir a recibir el vituperio de los hombres Juan 17:5. Salmo
22:6. Isaías 53:3.

Deja una esfera de gloria para habitar en un mundo corrompido por el pecado Juan 17:5.

Siendo la fuente de la bendición vino a morar en un ser que fue hecho maldición Lucas 1:39.42 y
Gálatas 3:13.

Siendo tres veces Santo vino a habitar en un ser que tomó todo el pecado de la humanidad para
pasar a ser el germen del pecado (esto es Yeshua) Isaías 6:3 2ª Corintios 5:21.

Siendo el que le dio vida a todas las cosas y estando en Él la vida, vino a morar y a formar parte
de un ser (Yeshua) que pasó por las muertes tanto espiritual como física, (el verbo se quedó en
el cuerpo inerte por tres días) Salmo 88:3.5. Hebreos 2:14. Apocalipsis 1:18.

En Hechos 3:15 se nos dice que en Cristo está el autor de la vida haciendo referencia al Verbo.
El conjunto de la deidad por los siglos de los siglos siempre ha permanecido junto y por primera
vez se separan por causa de la muerte de Yeshua, por la unión hipostática que se dio en las dos
naturalezas la divina y la humana, no se podía separar.

Es imposible que el Verbo se separe de la humanidad de Yeshua, esto indica que la separación
que sufrió Yeshua como ser ante Dios por causa de sus muertes, la llevó el Verbo sin que la
muerte lo afectara en lo absoluto Salmo 22:1. Mateo 27:46.

¿CÓMO SE DIO LA ENCARNACIÓN DEL VERBO?

La encarnación del Verbo se conoce desde el punto de vista teológico como la unión hipostática
que indica la única e indivisible personalidad del Hijo de Dios en sus dos naturalezas: la humana
y la divina.

La encarnación significa que la deidad ha venido a unirse con la humanidad, pasando a ser un
individuo. Estas dos naturalezas estaban en completa e indisoluble unidad orgánica, no se dio
lugar a una tercera naturaleza.

Siendo completamente divino es un verdadero representante de Dios ante los hombres; y


siendo completamente humano es un verdadero representante de los hombres ante Dios.

La unión hipostática, significa que el Verbo, haciéndose carne, permanece siendo Dios; esto
indica que Yeshua, con respecto a su humanidad, es consustancial con los hombres, y en cuanto
a su divinidad, es consustancial con Dios.

Debemos tomar en cuenta un misterio que se dio en la unión hipostática que, en las dos
naturalezas, hubo una transferencia de los atributos divinos a los humanos, sin embargo las
propiedades de lo humano no se transfirieron a lo divino, por la sencilla razón que si esto
ocurriera Dios dejaría de ser Dios. No olvidemos que el Verbo se hizo carne, no la carne se hizo
Verbo.

En Yeshua tenemos la figura del theanthropos el Dios hombre, y en esto consiste la humillación
de Yeshua, que pudiendo manifestar las propiedades o virtudes de Dios que le fueron
conferidos en su Ministerio, caminó como un hombre, nunca operó como Dios.

En cuanto a la unión hipostática y su enigma, Pablo dijo: “E indiscutiblemente grande es el


misterio de la piedad, Dios fue manifestado en carne...”; estas expresiones demarcan el misterio
y lo incomprensible que es la encarnación para la mente humana, hasta el punto que para un
hombre como Pablo el Apóstol, quien recibió las más grandes revelaciones, la encarnación pasó
a ser un misterio.

Lo cierto es que la figura de Yeshua nace del Verbo, esto es lo que Pablo quiso decir en
Colosenses 2:9 cuando dijo: “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad”.
La pregunta es: ¿Cómo es que lo divino y lo humano siendo dos naturalezas pasaron a ser
completas en sí mismas tan orgánica e indisolublemente unidas que no dio lugar a una tercera
naturaleza? Este es el gran misterio que hasta el día de hoy no ha tenido respuesta. Lo que no
se puede discutir es que en la encarnación del Verbo nació el Theanthropus - el Dios-hombre.
La doctrina de las dos naturalezas en una persona, es aceptada dentro de la Teología, no porque
se entienda por completo el misterio registrado en las Escrituras acerca de la encarnación, sino
como un acto de fe.

Sólo por fe es que podemos aceptar todo aquello que está registrado en las Escrituras y que
está más allá de la comprensión humana. La encarnación o la unión hipostática es un misterio
que desafía toda explicación humana y así seguirá siendo porque es el milagro de los milagros.

Diversos intentos se han hecho en el curso del tiempo para dar una explicación psicológica de la
encarnación pero todos están destinados al fracaso, por la razón de que una explicación
psicológica de la unión de las dos naturalezas está fuera de toda discusión y comprensión. Sólo
por fe se puede aceptar que dos naturalezas al unirse pasan a ser un individuo sin dar lugar a
una tercera persona o naturaleza.

RAZONES DE LA ENCARNACIÓN

Cuando estudiamos las características de un mediador, del griego “Mesites”, podemos entender
cuál fue la causa o la razón para que se diera la encarnación.

El término mediador es aplicable a uno que va “entre”, se usa en el Nuevo Testamento,


aplicado a uno que media entre dos partes con vistas a conseguir paz 1ª Timoteo 2:5.´

El término mediador, es aplicable a aquel que poseyendo la naturaleza y propiedades de


aquél ante quien él actúa (Dios), y que asimismo participara de la naturaleza de aquellos
a favor de los que él actúa (el hombre). Sólo poseyendo la deidad y la humanidad, podría él
abarcar las demandas de uno y las necesidades del otro.

Además, las demandas y las necesidades podrían hallar su satisfacción sólo en aquél que
siendo él mismo sin pecado se ofreciera a si mismo como sacrificio a favor de los pecadores,
llevando el pecado de ellos.

La encarnación de la deidad con la humanidad proveería un sustituto que representaría a


ambas partes, perfectamente como Dios y como perfecto hombre, para representar a Dios
delante de los hombres y a los hombres ante Dios, y así conciliar ambas partes como sumo
pontífice entre Dios y el hombre. La encarnación era la única solución al problema del hombre.
La divinidad y la humanidad se unieron perfectamente en la persona de Jesucristo, para pagar la
deuda demandada por el Tribunal Supremo Celestial, donde había un acta de decretos en
contra del hombre, la cual él no podría pagar.

Dios se manifestó en carne para representar al hombre ante él mismo y poder legalmente dar al
hombre de su naturaleza divina y liberarlo de la esclavitud satánica. Solamente un ser que
surgiera de la unión de las dos naturalezas (divina y humana) llamado teológicamente el
theantropus que es el Dios-hombre, podía satisfacer la demanda de la justicia celestial y al
mismo tiempo enfrentar al diablo en condición de hombre pero sin pecar.

En la encarnación del Verbo con la humanidad estriba o radica la esencia de la redención del
hombre. Si Yeshua no es Dios encarnado entonces su sacrificio y muerte no tienen ningún
valor o efecto en cuanto a la salvación y redención del hombre, ya que si Él fue sólo hombre y
no Dios-hombre, su sacrificio queda anulado y sin valor alguno, porque era necesario que el
precio fuese pagado por un hombre perfecto sin pecado, sin manchas, sin ser de generación
natural o engendrado por el hombre. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria
de Dios” (Romanos 3:23).

Sólo el Dios-hombre podría cumplir las demandas del tribunal supremo celestial, era
imprescindible que quien muriera por el hombre sacrificando su vida tuviese la naturaleza
divina y la humana simultáneamente para poder representar ambas partes perfectamente. Era
necesario que Dios mismo pagara el precio, sólo Dios mismo podía hacer esto satisfacer su
propia demanda nadie más lo podría hacer.

SU ESTADO DE HUMILLACIÓN

Aunque en el versículo 7 del capítulo 2 de Filipenses, la kenosis o el despojo se le atribuyen al


Verbo, indiscutiblemente en Yeshua hubo una especie de kenosis en su estado de humillación.

Como en la kenosis hay intrínsecamente un estado de humillación, estudiando la kenosis


estaremos estudiando el estado de humillación de Yeshua.

Kenosis: Significa: vaciarse, despojarse.

El término kenosis relacionado a Cristo implica: El vaciarse y despojarse de todas sus


prerrogativas, propiedades, y principios divinos; que siendo Dios tenía que dejar de operar
como Dios. Yeshua nunca dejó de ser Dios, sencillamente se limitó en lo absoluto para llevar a
cabo el plan de salvación no operando en los atributos divinos.

La kenosis está en que Yeshua siendo Dios en el transcurso de su ministerio no podía operar
como Dios, tenía que caminar en la condición humana como un hombre. Hubo etapas en las
que en Yeshua manifestó la divinidad, pero dicho acto no afectó el ministerio de salvación.

>Recibe adoración. Mateo 14:33. Juan 5:23.

>Persona pecado. Marcos 2:1.12. Lucas 7:48.49.

>Se titula Señor del Día de Reposo. Marcos 2:28.

>Se tituló “Yo Soy”, que sólo le pertenece a Dios y a su independencia Juan 6:35; 6:41; 6:48;
6:51; 8:24; 10:7; 14:6.

>Cambio el sentido de la Inspiración de las Escrituras.


Debemos aclarar que todas estas manifestaciones en su divinidad no afectaron el plan de
Salvación que Dios Padre tenía que desarrollar en su
Hijo. Cuando nos referimos a “afectar el Plan de Salvación”, estamos enseñando una verdad
que parte de un principio que no puede ser alterado; si el diablo en el Huerto del Edén venció a
un hombre, tenía que ser un hombre quien venciera al diablo..., no podía ser Dios.

Esto indica que todos los milagros que se dieron en el ministerio de Yeshua, fueron posible por
la intervención del Espíritu Santo que moraba en Él.

Hechos 10:38 dice: “Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Yeshua de Nazaret, y
como éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con Él.”

En Mateo 12:28, Yeshua afirma expulsar los demonios por el Espíritu de Dios: “Pero si Yo por el
Espíritu de Dios hecho fuera los demonios...”

En Lucas 4:14, se nos dice: “Y Yeshua volvió en el poder del Espíritu a Galilea...”, en el comienzo
de su ministerio.

En Yeshua, después de darse la kenosis se dio la plerosis que indica ser llenado o revestido de
alguien o de algo, esto es del Espíritu Santo que vino a morar en Él.

Yeshua nunca apeló a su divinidad, en su ministerio dependió totalmente de la fe en la


Palabra y en el poder del Espíritu que estaba en Él, de aquí radica la promesa que hiciera
a sus discípulos, que “las obras que Él hizo, las hará también y aún mayores hará”. Según el
conocimiento del pasaje, esto es posible por el Espíritu Santo que vendría a morar en los
discípulos Juan 14:12.26.

La humanidad de Yeshua fue tan latente en su ministerio, que nunca operó en la omnisciencia
siendo omnisciente, durante el ejercicio de su Ministerio hubo cosas y casos que Yeshua
ignoraba por completo. A continuación voy a dar los ejemplos:

>Lucas 2:52, nos dice:“Y Yeshua crecía en sabiduría y estatura...”. Observe que el pasaje dice
que Yeshua “crecía”, propiedad que no le es atribuida a Dios.

>Marcos 5:30 dice: “Luego Yeshua, conociendo en sí mismo el poder que había salido de El,
volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?”.

Si Yeshua estuviese operando en la omnisciencia, habría un contraste en su divinidad, porque


conociendo lo interior de Él, no conoce lo que sucede a su alrededor.

El contexto afirma que Yeshua en ese momento no estaba operando en la omnisciencia, al


contrario, estaba en su total humanidad. El versículo 32 dice: “Pero Él miraba alrededor, para
ver quien había hecho esto”. El versículo 33 dice que la mujer se descubre ante Yeshua
diciéndole la verdad, entonces, es cuando Yeshua tiene conocimiento del caso.
>Juan 11:33-34 dice: “Yeshua entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban
también llorando, se estremeció en espíritu y se
conmovió y dijo: ¿Dónde le pusiste? Le dijeron: Señor, ven y ve.”

Observe que Yeshua desconocía, en su totalidad, el lugar donde estaba la tumba de Lázaro, y lo
tuvieron que conducir hasta allá, por la sencilla razón de que no estaba operando en la
omnisciencia.

>Marcos 11:13 dice: “Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba
en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas...”. Según el relato que estamos
presentando, Yeshua no sabía que el árbol no tenía higo; bien dice el texto: “Fue a ver si tal vez,
hallaba en ella algo”.

>Marcos 12:32: “Pero de aquel día y de la hora, nadie nada sabe, ni aún los ángeles que están
en los cielos, ni el Hijo, sólo el Padre”.

A la pregunta que le hicieron sus discípulos acerca de su venida para el establecimiento del
reino, Yeshua afirmó, enfáticamente, que Él no lo sabía; en su estado de humanidad estaba
limitado. Yeshua dijo “…ni el Hijo lo sabe”.

Cuando la Biblia dice que Yeshua conocía lo que los hombres cavilaban en su mente y en su
corazón, no era la omnisciencia operando en Yeshua, eran los dones de revelación que se
manifestaban en Yeshua por el Espíritu Santo que estaba en Él.

En conclusión: Si Adán era omnisciente, Yeshua tenía el derecho de operar en la omnisciencia,


pero como Adán no era omnisciente Yeshua tampoco debía operar en la omnisciencia, ya que Él
es el postrer Adán, semejante a los hombres.

YESHUA TAMPOCO ERA OMNIPRESENTE.

Esto está bien claro en las Escrituras, Yeshua se valía de transporte para llegar y hacer su
traslado a los poblados; se valía de barcas (Mateo 9:1; 14:13; 15:39) y caminaba Juan 4:1.6.

Yeshua no podía estar en varios lugares al mismo tiempo, se valía de un cuerpo que lo limitaba
en el espacio y en el traslado.

En conclusión al tópico de la kenosis en Yeshua, se descarta por completo que Yeshua operó en
su divinidad o deidad en su Ministerio de salvación, Yeshua todo lo hizo como hombre y en esto
está su grandeza, que fue un hombre el que venció al diablo, no fue Dios.

Para tener una mayor comprensión de su humanidad, en este tópico, desarrollaremos y


trataremos acerca de las concupiscencias de Yeshua y su carácter. A continuación vamos a
realizar un estudio etimológico del término concupiscencia para poder entender por qué es
relacionado a Yeshua.
Concupiscencia

Este término define las emociones del alma; la tendencia natural hacia lo bueno o lo malo. La
concupiscencia puede nacer de las cosas externas que perciben los sentidos físicos, o de lo
interno o natural como acto biológico o fisiológico 2ª Timoteo 4:3. Santiago 1:14. 2ª Pedro
3:3.1ª Juan 2:16. Judas 16.

Desde el punto de vista etimológico el término concupiscencia es utilizado en los textos


originales para hacer referencia a lo bueno deseos, esto indica que podemos conceptualizar el
término concupiscencia como todo deseo desenfrenado de cualquier tipo, bueno o malo. La
Biblia hace registro de las buenas concupiscencias.

>Filipenses 1:23: “Porque de ambas cosa estoy puesto en estrecho, teniendo deseos
(concupiscencia) de partir y estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor”.

>1ª Tesalonicenses 2:17: “Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros, por un poco de
tiempo, de vista, pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo (concupiscencia)
ver vuestro rostro”.

>Lucas 22:15, aparece el término concupiscencia, Yeshua se la atribuye en lo personal: “Y les


dijo: ¡Cuánto he deseado (concupiscencia) comer con
vosotros en estas Pascuas, antes que padezca!”

Lo que Yeshua quiso decir fue: “¿Cuánta concupiscencia tengo de comer estas pascuas con
vosotros, ante que padezca!”.

Si observas bien el escrito que registra el deseo de Yeshua, está entre dos signos de admiración,
lo que denota las intensas y desenfrenadas concupiscencias que Yeshua tenía en el momento.

Indiscutiblemente, en Yeshua nacieron concupiscencias no productos de lo malo, sino como


consecuencia de lo natural en lo biológico o fisiológico.

>Tuvo hambre. Mateo 4:2; 21.18 >Tuvo sed. Juan 4:6.14; 19:28.

>Sin lugar a dudas, hacía todas sus necesidades fisiológicas (evacuar, orinar, entre otras).

>Sin lugar a dudas, tuvo deseos sexuales en lo natural.

Esto está demostrado en Mateo, cuando dice: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre
de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que
asimismo se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos, el que sea capaz de recibir
(hacer) esto, que lo reciba (haga)”.

Yeshua, en el relato, nos presenta tres (3) tipos de eunucos:


El que nace siendo eunuco: Éste es el que no tiene, en lo natural, deseos sexuales de cualquier
tipo. Congénitamente nacieron así, es algo connatural en ellos.

El que los hombres hacen eunuco: Se trata del tipo de hombres que eran castrados para
tenerlos al servicio en los palacios, donde cuidaban a las doncellas; de esta manera se evitaba
una violación.

El que se hace eunuco por causa del reino: Todo lo contrario, al primer tipo estudiado en este
punto. Este nació natural y congénitamente completo. Es el tipo de hombre que reprime sus
deseos sexuales con un objetivo; en este caso, es el reino.

Cuando Yeshua hace referencia a los eunucos, podemos entender que, tácitamente Yeshua se
identifica con los del tercer tipo; de no ser así, la tentación sexual no hubiese sido tropiezo para
Yeshua en el avance de su Ministerio.

En la carta a los Hebreos se hace mención a la tentación de Yeshua y la de nosotros en forma


semejante como sus seguidores.

“Pues en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son
tentados” Hebreos 2:18.

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras


debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestras semejanzas, pero sin pecado”
Hebreos 4:15.

A continuación vamos a hacer crítica de algunos términos, para poder tener mayor comprensión
del mensaje que quiere transmitir el autor.

Tentación: El término “Tentado” que aparece en el griego es “peirazo”, que indica: La prueba
que viene de parte de Satanás, como el tentador (Mateo 4:3; Tesalonicenses 3:15). Dicha
tentación siempre viene con la finalidad de sacarte de la voluntad de Dios para acabarte,
matarte, destruirte, devorarte, aniquilarte. Todo este tipo de tentaciones las padeció Yeshua.

Padecer: El término en griego es “Peponthen”, que se lee “Ha padecido”. Este término no sólo
es aplicable al sufrimiento externo que viene sobre el cuerpo físico, sino que también tiene que
ver con el sufrimiento interno que se da en el alma cuando es conmovida por las ofertas que
están implícitas en la tentación.

La tentación para Yeshua fue una experiencia extremadamente penosa, al rechazar todas las
ofertas que Satanás le hizo y que no dejaron de ser apetitosas para su alma. Si todo lo que el
diablo le Presentó a Yeshua como tentación no le llamó la atención y dejó de ser una oferta para
Yeshua, entonces nunca fue tentado.
La tentación está en la seducción que Satanás ejerce sobre ti con la presentación de ofertas que
no dejan de ser apetitosas para el alma. El conflicto y el padecimiento están en no ceder a ellas
por mucho que te atraigan.

Debemos recordar que la tentación nace desde lo externo a lo interno, y desde lo interno a lo
externo.

>Lo externo, es todo aquello que Satanás te ofrece y que a través de los sentidos, logra
cautivar tu alma activando concupiscencias en ella. En su mayoría este fue el caso de Yeshua.
Un gran porcentaje de las tentaciones vinieron de lo externo para tratar de cautivar el ama de
Yeshua, más Él no cedió a ninguna de ellas. 2ª Corintios 5:21. 1ª Pedro 2:22. 1ª Juan 3:5.
>Lo interno, es todo tipo de tentación que viene como producto de nuestras propias
concupiscencias (Santiago 1:13.14). Es decir, son todas las oportunidades que Satanás te
presenta para que ejecutes en las concupiscencias que anticipadamente están en el alma.

En la tentación de Yeshua en el desierto, su inicio fue de lo interno a lo externo, es decir, la


primera etapa de la tentación vino como producto de la concupiscencia que se dieron en
Yeshua por la abstención de alimentos, tuvo hambre.

Semejanza: Traducido del griego “Jomoiotes”, significa: de la misma manera, conforme a otro,
exactamente igual.

Esto indica que, de la misma manera que nosotros somos tentados, fue tentado Yeshua y, en
este caso, no sólo hace mención a la tentación externa como tal, sino a los padecimientos
internos de lucha que tuvo que librar Yeshua en su alma, ante ciertas ofertas que vinieron a
causa de la tentación, y no dejaron de llamar su atención.

Todo lo que nosotros, como humanos, desde el punto de vista biológico, hayamos pasado por
causa de la tentación, Yeshua lo pasó, con la diferencia que Él las libró todas, aun cuando no
estaba exento de haber pecado.

Socorrer: Del griego “Epilambano”, que indica “echar mano de”, “venir en auxilio”. El socorro de
parte de Yeshua en la tentación, tiene que ver con la comprensión que viene de Él por sí mismo
al comprender la lucha interna que se produce en el alma a causa de las ofertas que se dan en la
tentación.

Por causa de haber pasado por lo mismo, nos puede dar asesoría por el Espíritu, a fin de que
seamos libres del momento de la tentación y podamos salir ilesos de ella. Según este texto
Hebreos 2:18, el socorro viene con el fin de evitar que caigamos en la tentación.

“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son
tentados” Hebreo 2:18.

Si analizamos el socorro que se menciona en Hebreos 4:16, es todo lo contrario; éste se da


después de haber caído en la tentación. Lo bueno del caso es que, sea antes o después de la
tentación, tenemos un Sumo Sacerdote que experimentó nuestra situación y es poderoso, en
cuanto a capacidad y moral, para socorrernos en el momento de la tentación, cualquiera sea el
caso.

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Yeshua el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Hebreo 4:14.16.

Compadecer: Del griego “Sumpatheo”, que indica sufrir con otro, es el acto de ser afectado
simultáneamente. En el caso de Cristo, el término compadecer tiene que ver con la solidaridad
que se tiene con otro por causa de haber pasado en similitud por la misma situación.

Compadecer: Es apiadarse, condolerse, conmoverse; a causa de la compasión, vienen el socorro


y el auxilio.

Después de haber hecho un análisis etimológico de los términos: Tentación, padecer,


semejanza, socorro, compadecer, nos podemos dar cuenta que según los valores y las
características de cada término, Yeshua pasó por serias tentaciones que tocaron lo más
profundo de su alma, tentaciones que tuvo que librar en intensa agonía. Su alma fue
confrontada con las más grandes ofertas que no dejaron de ser llamativas para la humanidad
de Yeshua, pero, a causa de la obediencia su alma fue confrontada por la voluntad de Dios,
sufriendo un quebrantamiento en su propia voluntad; por esta causa no cedió a las ofertas
de Satanás y fue obediente hasta la muerte en la cruz Filipenses 2:8; Hebreos 5:7.8.

También podría gustarte