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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE

FACULTAD DE DERECHO: “DR. ALBERTO TRUEBA URBINA”

CONTRATOS MERCANTILES

Alumnos:
HERNANDEZ CRISTINA
ACEVEDO RODÍGUEZ ÁLVARO EMMANUEL
CABRERA CANCHÉ GERARDO ANTONIO
MARTÍNEZ CHABLE JHONADAN
SAMUDIO SOLIS ANA LAURA

Docente:
CEH REYNA MODESTO MARCIAL

“CONTRATOS DE GARANTÍA”

QUINTO SEMESTRE GRUPO: “B”

SAN FRANCISCO DE CAMPECHE, CAMPECHE A 20 DE NOVIEMBRE DEL


2019
FUNCIÓN.

Los contratos de garantía sirven para asegurar al acreedor el pago de su crédito


o el cumplimiento de una obligación a su favor, de ahí que se trate de contratos
accesorios al principal del cual dimana la obligación garantizada, lo que significa
que la validez del contrato de garantía depende de la validez del contrato
principal.
CLASES DE GARANTÍAS.

En términos generales, podemos decir que existen dos grandes clases de


garantías: las personales y las reales, ambas con una doble función: a) fortalecen
la función crediticia respecto del patrimonio del deudor, ya que la prenda, por lo
general, priva al deudor de la posesión de uno o varios de sus bienes; la hipoteca
llega a un resultado análogo, ya que impide sin más la enajenación de la cosa
por parte del deudor. La importancia de dichas garantías estriba en que llevan a
la consecución del fin, independientemente de la insolvencia del deudor o de la
amenaza de esta, lo que las distingue del embargo y otras formas de garantía; y
b) los bienes dados en garantía se encuentran en forma exclusiva en esa calidad
respecto del acreedor y puede cobrarse con ellos preferentemente a los demás
acreedores (prelación de crédito) y aun con exclusión de ellos.
CONCEPTO DE FIANZA.

El contrato de fianza es un contrato de garantía personal por el que un tercero


garantiza al acreedor, con todo su patrimonio, el pago de una obligación ajena
para el caso de que el deudor no la cumpla, constituyéndose así el fiador en un
responsable sin deuda; el fiador no es deudor del acreedor, pero asume la
responsabilidad del pago para el caso de que el deudor no cumpla con la
obligación garantizada, obligación que subsiste aun sin consentimiento o en
contra del deudor.
La fianza puede ser convencional, legal o judicial.
NATURALEZA DE LA OBLIGACIÓN DEL FIADOR.
El CCF establece que el contrato de fianza es aquel por el cual una persona
(fiador), distinta del deudor (fiado) y del acreedor, se obliga con este a pagar por
el deudor, si este no lo hace (art. 2794, CCF), de donde Arturo Díaz Bravo
sostiene que en materia civil, el carácter del fiador es subsidiario a la obligación
principal, pero advierte que en la fianza mercantil “de empresa”, el hecho de que
los fiadores no gocen de los beneficios de orden y excusión hace que el fiador
sea un obligado solidario.

Para que a un fiador se le pueda predicar la solidaridad será menester que exista
pluralidad de fiadores respecto del mismo fiado, a fin de que así el acreedor de
este pueda exigir la totalidad de la fianza de cualesquiera de los fiadores
solidarios. Las consideraciones anteriores quedan todavía más claras si se toma
en cuenta la naturaleza jurídica del contrato de fianza, que como los demás de
garantía tiene un carácter accesorio en relación con el contrato principal al que
siempre va subordinado. El fiador es únicamente sustituto del deudor, pero no
es el deudor; es decir, es un responsable sin deuda (sin ser deudor) para el caso
de que el deudor no cumpla con su obligación, y ni el CCF ni los códigos de los
estados consideran al fiador como el deudor.

De conformidad con lo dispuesto por el art. 2854 del CCF, el fiador no es deudor,
sino responsable sin deuda, y por ello no está obligado a conservar su patrimonio
como garantía del acreedor, como sí lo debe hacer el deudor bajo pena de
incurrir en actos en fraude de acreedores; de ahí que el fiador, como garante del
deudor frente al acreedor, es totalmente libre de disponer de sus bienes cuando
y como le plazca, sin que por ello cometa ilícito civil o penal alguno y sin que esté
obligado a hacerle saber dicho acto de disposición al acreedor de su fiado, y
menos aún pedirle permiso o autorización, ya que cuando la ley ha querido
impedir dicha enajenación o libre disposición del fiador, así lo hace en forma
expresa, como ocurre únicamente en las fianzas judiciales y legales, en las que
la ley señala de manera expresa que los fiadores no pueden enajenar sus bienes,
pero no así en las voluntarias, como es el caso de la fianza otorgada por el
suscrito, en la que el fiador no tiene tales limitaciones.

A mayor abundamiento, si conforme al contrato principal o el de fianza el fiador


tiene el carácter de garante en grado de “fiador u obligado solidario”, es
concluyente que puesto que dichos conceptos son antitéticos, si no se especifica
en el contrato cuál de ambas calidades asume el fiador respecto del fiado frente
a su acreedor, debe tenerse por indicada la menos gravosa, es decir,
simplemente la de fiador, según el art. 20 del CCF, siendo por tanto el fiador
obligado solo en sustitución del deudor, pero no deudor; de ahí que en todo caso
su responsabilidad será subsidiaria y contingente, ya que no es el deudor, sino
simplemente responsable sin deuda.
FIANZA MERCANTIL.

La fianza de empresa, que es la fianza típicamente mercantil y por la cual una


institución de fianzas se obliga frente al acreedor para el caso de que el fiado no
cumpla con la obligación principal, también puede existir fianza mercantil, en la
cual el fiador no sea una institución de fianzas, en los casos en que el objeto de
la fianza sea garantizar el pago de obligaciones derivadas de un acto mercantil,
dado el carácter accesorio de esta y la analogía prevista por el art. 75, fracc.
XXV, del CCo, como también cuando la fianza es otorgada por o entre
comerciantes.

En efecto, la LISF califica de mercantil la fianza de empresa, pero en ningún


momento señala que dicha fianza sea la única que tenga o pueda tener el
carácter de mercantil. No existe prohibición alguna que impida a una persona
física o moral distinta de una institución de fianzas celebrar contratos de fianza
onerosa, con tal de que lo haga en forma accidental o esporádica, ya que la ley
limita la celebración habitual de estos negocios jurídicos a las citadas
instituciones de fianzas y a las organizaciones auxiliares de fianzas respecto de
las actividades auxiliares. Así, de acuerdo con la libertad contractual y la
autonomía de la voluntad, es perfectamente válido que una persona física o
moral, sin que precise autorización de la SHCP, pueda otorgar una o varias
fianzas onerosas accidentales, sin que con ello vulnere las disposiciones de la
ley o incurra en alguna infracción o delito, y si dicha fianza tiene por objeto
obligaciones mercantiles o se otorga entre o por comerciantes, será mercantil.
FIANZA DE EMPRESA.

La fianza será mercantil cuando el fiador garantice una obligación de carácter


mercantil o cuando dicho fiador sea un comerciante y haga de la fianza su
ocupación habitual (una institución de fianzas). A esta suele calificarse como
fianza de empresa, en función del sujeto, un empresario dedicado al
otorgamiento de fianzas onerosas.
El CCF señala que el contrato de fianza es aquel por el cual una persona (fiador),
distinta del deudor (fiado) y del acreedor, se obliga con este a pagar por el
deudor, si este no lo hace (art. 2794, CCF). La fianza de empresa constituye un
contrato por el cual una institución de fianzas (fiador) se obliga con un tercero
(acreedor) a pagar por el deudor (fiado) si este no lo hace, a cambio de una
contraprestación denominada prima, que se obliga a pagar el tomador o
contratante. En la definición anterior se observa la existencia de los elementos
siguientes: el fiador, el acreedor, el fiado y el contratante.
ELEMENTOS FORMALES.
El contrato de fianza de empresa es un contrato de carácter formal, debe constar
por escrito y debe expedirse la póliza de fianza respectiva.

Las instituciones de fianzas solo pueden asumir obligaciones como fiadoras


mediante pólizas numeradas y documentos adicionales a las mismas, como de
ampliación, disminución, prórroga y otros documentos de modificación.

El contrato de fianza debe constar por escrito, para lo cual, con anterioridad a su
celebración, las instituciones de fianzas deben tener elaborados los documentos
relacionados con la oferta, la solicitud y los contratos de fianzas, así como la
derivada de ellas, para ser presentada a revisión a las autoridades por lo menos
30 días antes de su utilización o puesta en operación. Asimismo, las instituciones
de fianzas deben incluir en los contratos respectivos las cláusulas invariables
que administrativamente se señalen y el contenido de los artículos exigidos por
la LISF.
ELEMENTOS REALES.
En el contrato de fianza, la póliza constituye el elemento objetivo o real del
contrato, en el que constan los derechos y las obligaciones de la institución de
fianza y del beneficiario. La ley exige que dichas pólizas sean expedidas en
forma numerada por la institución de fianzas. Se trata del documento expedido
por una institución de fianzas en el cual se consignan los nombres o las
denominaciones sociales del beneficiario, fiado, solicitante e institución fiadora,
la obligación garantizada, el monto por el cual responde la institución de fianzas,
la vigencia de la fianza y los derechos y las obligaciones de la institución garante
y del beneficiario.
ELEMENTOS PERSONALES.

Los elementos personales del contrato de fianza son cuatro: el fiador, el


contratante, el fiado o deudor, y el beneficiario o acreedor, aun cuando el carácter
de contratante puede ser asumido por el propio deudor, o bien el contrato puede
celebrarse aun en contra de la voluntad del fiado o deudor, no obstante lo cual
aparece como elemento de la fianza en virtud de que es su obligación el objeto
de la garantía del fiador.
FIADOR.

Por definición y exigencia legal, solo pueden tener el carácter de fiadores o


afianzadoras las instituciones de fianzas, sociedades anónimas autorizadas por
la SHCP para otorgar garantías personales de fianza en forma onerosa, así como
los consorcios formados por instituciones de fianzas, quienes realizan en forma
profesional actividades complementarias y de apoyo que son propias de las
fianzas, operación de la que hacen su ocupación ordinaria.
Obligaciones.

1. Garantizar al beneficiario el pago de la totalidad o de una parte de la


deuda del fiado.
2. Expedir la poliza.
3. Hacer del conocimiento del fiado, o en su caso del contratante, obligados
solidarios o contrafiadores, la reclamación de la obligación garantizada
que haya recibido por parte del beneficiario.

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