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¿Sabéis la diferencia entre magia y truco?

Ante la falta de respuesta o el titubeo de los espectadores, sacas de algún bolsillo tres cartas de
dorso. Los espectadores ignoran que son un tres de corazones y dos figuras negras cualesquiera. El
tres se encuentra en medio de las figuras.

Voy a explicároslo con un juego.

A continuación realizas una ambiciosa con tres cartas, donde una carta (en este caso el 3 de
corazones), tras colocarse debajo de los otras dos, sube una y otra vez.

Para ello haces un doble (preferentemente con el push-off de Vernon, aunque también puedes
recurrir a un bucle de la carta inferior), mostrando el tres arriba (cuando en realidad estaba en
segunda posición). Vuelves a voltear el doble por push-off y bajas la carta superior abajo. Giras de
nuevo –ahora lícitamente- la carta de arriba. Se verá de nuevo el tres.

A continuación, volteas de nuevo individualmente el tres y finges colocarlo abajo otra vez. (En
realidad haces otro push-off con las dos cartas superiores y colocas esas dos cartas debajo de la
primera.) Ahora estás en disposición de mostrar de nuevo -con otro doble lift- que el tres ha
vuelto a subir.

Ahora vas a hacer un detallito de Tamariz. Vuelves a voltear de dorso las dos cartas, coges la
superior y haces el amago de introducirla en el centro para luego arrepentirte y colocarla
claramente abajo, todo ello mientras dices:

Fijaros que no coloco el tres en el centro… sino abajo.

Ahora le pides a algún espectador que gire la carta superior. Para gran sorpresa de todos, de
nuevo se verá el tres.

Lógicamente, al cabo de un rato, la mayoría de los espectadores -especialmente los más analíticos-
estarán mirando con una sonrisilla que dará entender que sospechan algo obvio. Y es que las tres
cartas son iguales.
¿Qué estáis pensado?

En ese momento espero que algún de los espectador me confirme la sospecha. Entonces me
dispongo a colocar las cartas una a una en la palma de su mano realizando la siguiente cuenta
múltiple. Parto de las tres cartas de dorso en mi mano izquierda (con el tres enmedio de las
figuras). Primero realizo un doble lift, se ve un tres, vuelvo a voltear el doble y coloco la carta
superior en la palma del espectador de dorso. Luego realizo un volteo normal, se ve otro tres, y, al
ir voltear la última carta con la segunda como pala, aprovecho para hacer un enfile en el preciso
momento en que la segunda carta (que acabo de volver de dorso) voltea la última carta cara
arriba. Tras el cambio que propicia el enfile se ve de nuevo un tres. Realizo todo esto mientras
digo:

Efectivamente, el truco sería que hubiera uno… dos… y tres treses de corazones iguales.

Entonces añado esta frase:

Pero esto no es un truco… sino magia.

Al decir esto, volteo las tres cartas en la mano del espectador mostrando que sólo hay un tres
acompañado por dos reyes.

Cuatro ideas finales con respecto al juego:

1. El haber elegido un “tres” como carta ambiciosa contribuye subliminalmente a transmitir la idea
de que hay “tres” cartas iguales.

2. En ocasiones aprovecho los momentos previos al juego para empalmar dos figuras negras que
me guardo en algún bolsillo. Entonces extraigo el el tres de corazones de la baraja y a continuación
saco de dorso las dos figuras negras del bolsillo . Al ver los espectadores que añado dos cartas
extras a la baraja, estoy transmitiendo subliminalmente la idea de que éstas cartas no pertenecen
a ella, propiciando sutilmente la sospecha posterior de que pueden ser duplicados del tres.

3. El elegir como cartas extra dos figuras negras es para asegurar el máximo contraste con la carta
de puntos roja en la revelación final.
4. Nota como en la frase final se resuelve la pregunta planteada en la frase inicial, cerrándose
cíclicamente el guión.

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