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Resumen
Abstract
The purpose of this article is to determine the legal nature of parasocial agreements. It was
applied a descriptive method with documentary design.
It was concluded that parasocial agreements contain corporative government’s rules of
commercial societies and those rules come to regulate relationships between members that
have been accorded in consensus. Parasocial agreements are contracts that can be
celebrated between all the members or just between some of them to complete or change
inner relationships, legal rules and statutory. It was obtained as result that the legal nature
of parasocial agreements is contractual.
Keywords: Parasocial Pacts, society, contracts, shareholders.
* Este artículo Científico fue realizado como Trabajo Especial de Grado para la obtención del Título de
Abogado, de la Escuela de Derecho adscrita a la Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales
de la Universidad Rafael Urdaneta, bajo la supervisión del Abg. Carlos David Atencio Blackman, en la
Ciudad de Maracaibo, estado Zulia, República Bolivariana de Venezuela.
** Abogado Leonardo Tota, egresado de la Universidad Rafael Urdaneta en el año 2020. Dirección de
Correo Electrónico: l.tota7@gmail.com
*** Abogado Carlos David Atencio Blackman, Correo Electrónico: atenciocarlosuru@gmail.com
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Sección I. Introducción:
Debido a que el Derecho Mercantil es un derecho cambiante, donde se crean nuevas pautas
o nuevas regulaciones, nacen los llamados Pactos Parasociales que son aquellos acuerdos
realizados al margen del texto básico de la regulación de una sociedad mercantil (el acta
constitutiva), este pacto a su vez puede realizarse por los accionistas de la sociedad o entre un
grupo de accionistas con un grupo de terceros, siendo este un tipo de contrato entre los socios.
su naturaleza jurídica en nuestro ordenamiento jurídico para determinar de qué tipo contractual
es este acuerdo, y, a su vez tratar de encuadrarlo en las formas de contratos que son conocidas
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1. Negocio Jurídico
“El negocio jurídico está formado en esencia, por una o más declaraciones de
voluntad, el querer del individuo (la voluntad interna) y la declaración, es decir, la
manifestación o exteriorización de aquella. Se trata de una declaración dirigida a
la producción de un efecto determinado que, en cuánto es reconocido o sancionado
jurídicamente, deviene jurídico.”
exteriorización del mismo, que resulta ser de gran relevancia, puesto que, a partir de ello, el
negocio jurídico estipulado comienza a surtir efectos en el mundo del derecho para que se
De lo anterior, es importante aclarar, que en el acuerdo de voluntades con que los particulares
especial tutela, sea en base sólo a la misma declaración o estipulación, o que sea completado con
jurídico es aquella exteriorización de voluntad en dónde los individuos disponen, bien sea
de la cual deviene.
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1.1.Clasificación:
Según Gete, (2001: 530), el negocio jurídico unilateral es aquel en el que interviene una sola
Resulta de gran relevancia acotar, que en este tipo de negocio jurídico se exige solamente la
declaración de voluntad de una de las partes, que es tomada como base para la producción de
sus respectivos efectos jurídicos, en dónde la voluntad no es constitutiva, sino que en su lugar,
resulta ser reguladora; tal es el caso del testamento, en dónde el “llamado” si no manifiesta la
Aunado a ello, Melich (2012: 5), establece, que el negocio jurídico unilateral es el que resulta
de una sola declaración de voluntad y produce efecto “ex uno latere”, independientemente de
la aceptación ajena y aun en contra de la voluntad ajena, en dónde conseguimos como ejemplo
claro la renovación de un mandato, mismo que se encuentra establecido en el artículo 1706 del
Código Civil Venezolano, según el cual el mandante puede revocar el mandato siempre que
quiera.
jurídico, porque hay casos en la que la declaración de voluntad no basta, sino que se exige otra
declaración de voluntad que se combine con ella para que efectivamente se produzca un negocio
jurídico, por ejemplo: la oferta simple de contratar exige la aceptación, dispuesta en el artículo
“El contrato se forma tan pronto como el autor de la oferta tiene conocimiento de
la aceptación de la otra parte.
La aceptación debe ser recibida por el autor de la oferta en el plazo fijado por esta
o en el plazo normal exigido por la naturaleza del negocio.
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El autor de la oferta puede tener por válida la aceptación tardía y considerar el
contrato como perfecto siempre que él lo haga saber inmediatamente a la otra parte.
El autor de la oferta puede revocarla mientras la aceptación no haya llegado a su
conocimiento. La aceptación puede ser revocada entre tanto que ella no haya
llegado a conocimiento del autor de la oferta.
Si el autor de la oferta se ha obligado a mantenerla durante cierto plazo, o si esta
obligación resulta de la naturaleza del negocio, la revocación antes de la expiración
del plazo no es obstáculo para la formación del contrato.
La oferta, la aceptación o la revocación por una cualquiera de las partes, se
presumen conocidas desde el instante en que ellas llegan a la dirección del
destinatario, a menos que éste pruebe haberse hallado, sin su culpa en la
imposibilidad de conocerla.
Una aceptación que modifica la oferta, tendrá únicamente el valor de una nueva
oferta.”
recepticios.
a) Recepticio:
“Es aquel que está dirigido a un destinatario determinado, y, por tanto, solo existe
jurídicamente cuando llega al destinatario, tal como es el despido de un trabajador.
Por eso se explica que tales negocios sean revocables mientras no lleguen a
conocimiento del destinatario y que, por el contrario, a partir de este momento,
resulten irrevocables.”
(Un ejemplo claro de ello, es el legado porque el instituido como legatario debe aceptarlo
b) No recepticio:
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Sin embargo, el testamento, que constituye un negocio unilateral mortis causa no
recepticio, es esencialmente revocable, por cuanto el legislador en tal caso, habida cuenta
de que se trata de una disposición a título gratuito, considera preponderante el interés del
beneficiario.
Con base a lo anterior, se infiere que, el negocio jurídico unilateral recepticio es aquel
voluntad de la otra persona, para que esta misma pueda ser surtir sus determinados efectos
mandato.
virtud del cual el conocimiento por parte de un sujeto sobre la respectiva declaración de
voluntad del otro, resulta irrelevante para los fines de la producción de sus efectos
jurídicos deseados, tomando como base que no va dirigido a un sujeto determinado, por
Con base a Melich (2012: 8), el negocio jurídico bilateral, es aquel que resulta de dos o más
declaraciones de voluntad y que produce efectos para todas las partes. El ejemplo claro de este
voluntad de las partes coincida en el mismo objeto, denominándose este mismo como: un
acuerdo entre partes, en dónde posteriormente surtirá efectos entre los mismos, procurando
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siempre la obtención de ventajas recíprocas en los derechos y obligaciones previamente
En su lugar, Gete (2001: 530), tipifica que: es el que está formado por dos partes y que
De la noción anteriormente expuesta, se define que el negocio jurídico bilateral resulta ser el
que está conformado por la declaración de voluntad de dos o más sujetos, teniendo como base
el acuerdo entre sus consentimientos para la consecución del provecho recíproco en cuánto a los
derechos y obligaciones pactados con unanimidad, que no sería más que obtención del conjunto
de intereses iguales.
2. Contrato
Civil Venezolano, un contrato es una convención entre dos o más personas para constituir,
voluntades cuyo efecto puede constituir, o no, una obligación; es decir, que el contrato sería una
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Con base a lo anterior, resulta acertado establecer que el contrato es un acuerdo de voluntades
entre dos o más personas capacitadas para ello, que permite crear, reglar, modificar y extinguir
derechos y obligaciones que responde a la disposición natural del hombre a establecer a través
Ahora bien, resulta importante acotar que existen diferentes tipos de contratos, y que,
innominados.
Gete (2001: 558), establece que los contratos nominados o típicos son aquellos que
De la opinión dada por Gete, se infiere que, ordinariamente este tipo de contrato son los que
poseen nombre propio según el derecho, es decir, que los mismos cuentan con su nombre
específico en el conjunto de leyes de la cual se trate su regulación. Tal es el caso del contrato de
compraventa, mandato, permuta, entre otros; el cual se encuentran regulados por el Código Civil
Messineo (1979: 450), estipula que los contratos nominados, están dotados de una causa
Por todo ello, resulta acertado estipular que un contrato típico sería el que cuenta con una
regulación específica y nombre establecido dentro del ordenamiento jurídico del cual se trate,
lo cual conlleva al esclarecimiento de los límites de cada uno de estos acuerdos con el fin de
proteger los derechos y fijar las obligaciones de las personas que celebren este tipo de
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Con lo establecido por Melich (2012, 46) de la figura de contratos nominados e innominados
artículo 1140 prevé dicha existencia de los contratos innominados o atípicos haciendo constar
la posibilidad de celebrar aquellos contratos que no tengan denominación especial o que no sean
Según esto, al lado de los contratos que son llamados nominados o típicos (arrendamiento,
prenda, deposito, etc.), existirían otros contratos atípicos cuya organización sería totalmente
dejada al arbitrio de los contratantes, como podría ser el caso de los pactos parasociales.
Cuando se trata de interpretar un concreto y singular contrato que no coincide con ninguno
el caso de que las partes realicen acuerdos que no encajan en ninguno de los tipos contractuales
preestablecidos legalmente, bien porque el intento practico perseguido por ellas no corresponde
a ninguna de las regulaciones de intereses que son habituales en la sociedad que operan tales
tipos para combinar los fines o intentos prácticos que tienden a realizar dichos tipos, no se han
limitado a establecer entre tales elementos vínculos externos que permitan la subsistencia de
cada tipo como contratos distintos separados entre sí, cada uno con su propia causa, sino que los
que han sido fusionados entre sí, formando con todos ellos una sola unidad, un contrato único,
caracterizado por la unidad del intento práctico que se persigue con la íntegra combinación.
La disciplina del contrato innominado varía según cuál sea la forma de vinculación de los
elementos que integran el concreto y singular contrato en cuestión. Cuando el contrato del caso
resulte de la combinación aparente de diversos acuerdos, a cada uno de los cuales hayan dado
las partes calificaciones que corresponden a contratos típicos, estas calificaciones pueden servir
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de auxilio cuando los fines prácticos perseguidos por las partes se identifiquen con el fin
atribuido por el legislador al respectivo contrato típico invocado, pero deberán desecharse en
cada caso que resulten incompatibles con el intento practico de las partes. En algunos casos se
podría todavía disociar el contrato complejo en sus elementos para aplicarles las reglas legales
que corresponden a cada uno de ellos separadamente, pero en otra tal disolución desnaturalizaría
“Los contratos innominados o atípicos son los que no están regulados de modo
particular, al ser fruto del ejercicio de la autonomía privada de las partes. Son
contratos nuevos cuya normación debe indagarse a través de la búsqueda de la
voluntad de las partes y las reglas generales de los contratos. Para su validez es
necesario que en ellos concurran los elementos que delimitan el concepto de
contrato y se respeten los límites del artículo 1255 del Código Civil Venezolano.”
Con base a lo anterior, es importante acotar que se entiende por contrato innominado o
atípico, aquel acuerdo que no se incluye en los tradicionales, es decir, que sin adaptarse a los
que tienen nombre en ley, lo celebran las partes dando uso de su libertad de contratar, y que
situaciones no previstas.
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Sin embargo, estos efectos se pueden tomar en cuenta como válidos si no perjudican a los
ajenos al contrato (como regla general), debido a que estas son personas que no participaron en
dicho acto jurídico o que no se encuentran representados válidamente en el mismo. Por ello,
nadie puede limitar la libertad de otro, ni muchos menos inferir en una esfera jurídica ajena,
imponiéndole obligaciones.
Con base al principio de la relatividad de los contratos, la eficacia del mismo solo produce
efectos entre las partes contratantes, sin embargo, existen algunas excepciones como los casos
de contratos a favor de terceros, en donde una parte conviene que cumplirá la prestación en
favor de un tercero, tomando como ejemplo el contrato de seguro (de vida, específicamente);
otro caso sería el de los acreedores, debido a que el mismo ordinariamente siempre sería una
parte interesada debido a que éste mismo tiene sumo interés en los actos que realice su deudor
en tanto comprometa su patrimonio, ya que es sabido que es la prenda común de los acreedores,
Por ello, nuestro sistema jurídico da la libertad a los particulares para generar sus propias
normas contractuales que regularán relaciones jurídicas específicas entre ellos, y es lógico que
el contrapeso de ese poder jurídico verse sobre la situación a salvo de terceros ajenos al mismo,
a excepción de los supuestos estrictamente previstos en ley en las que estos pueden verse
4. Pactos Parasociales
Los pactos parasociales contienen las reglas del gobierno corporativo de estas sociedades,
que vienen a regular las relaciones entre los socios pactadas por unanimidad. Se trata de un
contrato que puede celebrarse entre todos o algunos de los socios y accionistas de la sociedad,
con el fin de completar, modificar o concretar, en sus relaciones internas, las reglas legales y
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Al respecto, Martínez (2017: 26); establece que:
“Los pactos parasociales pueden definirse como aquellos acuerdos celebrados entre
todos o algunos de los socios entre sí, o entre todos o algunos socios y terceros, con
el fin de integrar, completar o modificar algunos aspectos de la vida social al
margen de lo dispuesto en el contrato fundacional.”
La definición anterior exterioriza que si bien es cierto este tipo de acuerdos puede ser
celebrado entre todos o parte los socios de una empresa, misma premisa que supone que el
mismo se perfecciona a través de la autonomía de la voluntad de las partes con el fin de mejorar
o modificar las normas que rigen la sociedad como tal para llegar al funcionamiento ideal de la
misma.
Según Fernández (2007: 167), los pactos parasociales o acuerdos extraestatutarios son las
operaciones negociales entre los socios o con terceros que buscan integrar o modificar la
disciplina societaria.
“Son aquellos convenios celebrados entre todos o una parte de los socios de una
sociedad, o entre estos y terceros, dirigidos a modificar, concretar o exceptuar, con
un alcance interno, las reglas jurídicas derivadas de los estatutos o del régimen
legal aplicable. Buscan influir en las relaciones sociales y en la marcha de la
sociedad a la que se refieren.”
De lo anterior, se infiere que, los pactos parasociales resultan ser un acuerdo el cual es
celebrado entre todos o algunos de los socios de una empresa, a través de su consentimiento, es
decir, de su propia voluntad, cuya finalidad es la modificación y mejora de las normas que la
reglan, sin ignorar que el mismo no puede ser contrario a los estatutos ya establecidos, a la ley,
1- Por sus elementos subjetivos: Existen pactos suscritos por el total de los socios
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2- Por sus elementos objetivos: Los pactos suelen clasificarse en: pactos de relación, que
regulan las relaciones entre socios, pactos de organización, que son aquellos que
Es importante acotar que con respecto a los pactos parasociales, tomando como base que
son acuerdos celebrados entre todos o una parte de los socios de una sociedad, se evidencia
reconocimiento de un poder de autorregular los propios objetivos e intereses que las partes
Para Melich (2012: 20), por autonomía de la voluntad de las partes se entiende:
“El poder que el artículo 1.159 del Código Civil reconoce a las voluntades
particulares de reglamentar por sí mismas el contenido y modalidades de las
obligaciones que se imponen. En otros términos: las partes contratantes determinan
libremente y sin intervención de la ley, pero con una eficacia que el propio
legislador compara con la de la ley, los contratos que ellas celebran; y lo hacen
según sus intereses particulares, sin tener que sujetarse a las reglas del Código
Civil, ni en cuanto a las normas específicas que éste trae para cada contrato
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particular. En materia contractual, debe tenerse, pues, como un principio, que la
mayor parte de las disposiciones legales son supletorias de la voluntad de las partes,
esto es, dirigidas tan solo a suplir, el silencio o la insuficiencia de previsión de las
partes”.
De la idea del mencionado autor, se destaca que las obligaciones entre los contratantes tendrán
su fundamento en este principio de autonomía de la voluntad, lo que quiere decir que, los individuos
tienen plena libertad de decidir si contratar o no, tienen total libertad de elección del tipo
contractual; en este hilo, las partes también podrán celebrar libremente contratos atípicos y, las
mismas tienen la capacidad para modificar el contenido y alcance de los contratos típicos.
Sobre este punto, Bomnatí (2011: 16), establece que la naturaleza jurídica de los pactos
ámbito contractual. Por ello, es claro resaltar que el ejemplo claro de este principio, sería el de un
contrato, debido a que las partes estipulan el tiempo, modo y lugar en el que serán llevadas a cabo
las obligaciones que derivan del mismo, basándose en reglamentar sus convenios de acuerdo con
Con base a ello, es importante exteriorizar que, con este principio, las partes tienen una libertad
de poder regular sus relaciones económicas para buscar una mejor relación entre ellas, persiguiendo
el perfeccionamiento a largo plazo de sus reglas privadas, atendiendo al alcance y necesidades que
suscitan entre las partes al momento de celebrar su acuerdo, con base a la adquisición de mejoras
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Por último, se puede tratarla sentencia en fecha 27/10/2016, Exp. Nº AA20-C-2016-000042,
dictada por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, con la Magistrada
“…el contrato legalmente perfeccionado tiene fuerza de ley entre las partes
(art.1.159); esto significa que es de obligatorio cumplimiento para las partes, so
pena de incurrir en la correspondiente responsabilidad civil por incumplimiento y
en diversas consecuencias que acarrean para dicho cumplimiento. Los contratantes
están obligados a cumplir el contrato del mismo modo que está obligado a cumplir
la ley.”
De la anterior sentencia, se evidencia que este principio resulta ser el reflejo del consentimiento
de los contratantes, por consiguiente, las obligaciones deben ser cumplidas como han sido
pactadas, ya que está referido a la capacidad que tiene el individuo para dictar sus propias reglas
al realizar sus convenios o acuerdos, siguiendo la norma de que no sean contrarias a la ley, el
Por todo lo anteriormente expuesto, se dice que la naturaleza jurídica de los pactos parasociales
versa alrededor del principio de la autonomía de la voluntad de las partes, debido a que es tomado
como base de las obligaciones pactadas por los contratantes; y es que, haciendo hincapié en el tema
mejore su estructura interna y, por ende, las relaciones entre los socios.
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Conclusiones
De la investigación realizada se demostró que, los pactos parasociales en Venezuela son una
innovación en el derecho mercantil y, por lo tanto, en los tipos de contratos que existen en la
normatividad venezolana, puesto que son un tipo de contrato que no cuentan con una regulación
jurídica, es por ello que se adhieren a los tipos de contratos innominados, a diferencia de España
donde si cuentan con una regulación jurídica y, por lo tanto, normativa, en Venezuela estos solo se
guían por no ser contrarios ni al orden público, ni a las buenas costumbres, ni por ser contrarios a
los documentos estatutarios de las sociedades mercantiles que han optado por estos tipos de
acuerdos, para buscar mejorar las relaciones entre los socios o, a su vez, mejorar las relaciones de
la sociedad con los terceros para así, poder generar mayores ganancias y dividendos para la
Por otra parte, se concluye que, los negocios jurídicos son aquellas manifestaciones de voluntad
de los individuos para poder modificar, transmitir o extinguir una relación jurídica entre ellos, vital
para que se realice un acuerdo entre las personas que hagan parte de estos negocios que pueden ser
tanto unilaterales, como bilaterales. Los unilaterales son aquellos donde solo una de las partes
manifiesta su voluntad, es por ello, que se toma como ejemplo la manifestación de querer aceptar
o repudiar una herencia, puesto que solo se necesita de una manifestación de voluntad para
consumar este tipo de negocio jurídico, por otra parte, los negocios jurídicos bilaterales son
aquellos donde se necesitan dos o más declaraciones de voluntad para que sean eficazmente
válidos, por lo tanto, los contratos forman parte de este tipo de negocios jurídicos, ya que estos
buscan que dos o más personas o individuos busquen para sí mismos, modificar, reglar, trasmitir o
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Es importante acotar que, en Venezuela existen varios tipos de contratos, donde se pueden
denotar los contratos nominados e innominados, siendo los primeros aquellos que están dentro de
las leyes y códigos de la república, teniendo en esos ordenamientos los requisitos necesarios para
que estos sean válidos, no obstante, se deja la vertiente de aquellos contratos que son innominados,
los que no cuentan con una regulación jurídica como tal, pero que tampoco son contrarios a la ley,
o al orden público, ni a las buenas costumbres y por ende, son legales ante el legislador venezolano.
Para que estos contratos sean válidamente eficaces es necesario demostrar que, aunque no estén
costumbres, por ello se reconoce la autonomía de la voluntad de las partes, este principio es
que, los autores lo definen como la base de las obligaciones de los contratantes al momento de
perfeccionar su contrato, es necesario aclarar que, los pactos parasociales buscan perfeccionar y
mejorar las relaciones entre los socios que acuden a él, para así mejorar los dividendos de la
empresa a largo plazo, sin embargo, los pactos parasociales tienen una particularidad, y es que, no
todos los socios que se encuentran en esa sociedad mercantil deben estar dentro de este pacto o
acuerdo, este puede hacerse con un grupo pequeño donde no se agregue al resto, pero, no quiere
decir que no inmiscuya a los que no estén dentro de éstos, ya que si buscan mejorar la relación de
ellos mismos y los ingresos de la empresa de una u otra manera se verán relacionados con el
acuerdo parasocietario, es por ello que, el efecto de este contrato frente a los terceros es sumamente
importante de aclarar, ya que sin este efecto no habría una seguridad para los terceros que no estén
dentro de este acuerdo, pero que de alguna u otra manera les favorece y rara la vez les perjudica
productividad que beneficia a todos, mejora la estructura interna de la sociedad y por ende, las
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relaciones entre los socios, indistintamente estén dentro o no del pacto parasocial o acuerdo
extraestatutario.
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Referencias bibliográficas
LIBROS:
responsabilidad civil, teoría general del contrato”. Editorial Marcial Pons. Madrid, España.
MARTINEZ, Javier. 2017. “Los pactos parasociales”. Editorial Marcial Pons. Buenos aires,
Argentina.
RODRÍGUEZ, Joaquín. 1982. “Curso de derecho mercantil” Tomo I. Editorial Porrua S.A.
México.
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REVISTAS:
19
HENAO, L. "Los pactos parasociales". 2013. Revista de Derecho Privado. Universidad
Externado de Colombia.
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septiembre de 2019.
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tMSbF1jTAAAUMjAzMDtbLUouLM_DxbIwMDCwNzAwuQQGZapUt-
TEXTOS LEGALES:
20
octubre de 2016. Expediente Nº AA20-C-2016-000042. En
diciembre de 2019.
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