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El Espíritu de Dios nos hace santos [santificados] en la medida que contemplamos (fijar nuestra atención

en) la santidad de Dios en Jesucristo.

Cuando fijamos nuestra atención en la santidad de nuestro Salvador, llegamos a ser como Él —
empezamos a deleitarnos en imitar Su ejemplo santo (ver 1 Tes 4:1-3).

Nuestra santificación es gradual y va en aumento en ésta vida.

La santidad total llega a ser nuestro carácter solo cuando al fin vemos a Jesús (1 Jn 3:2)

¿Cómo deberían los creyentes manifestar el aspecto incomparable de la santidad?

Los cristianos, irrevocablemente, le pertenecen a Dios. Ellos son Su pueblo. Por lo tanto, deberían vivir
en una manera que demuestre una diferencia con las vidas de los no creyentes. El AT y la ley levítica
transmite dicha enseñanza. El pueblo que ha entrado en pacto con Dios se debe comportar en una
forma diferente a los no creyentes. Dicho comportamiento envuelve todas las áreas de la vida, ya sea en
el baño o en la mesa del comedor. Los creyentes del Antiguo Testamento deben comer en forma
diferente, vestirse en forma diferente, hablar en forma diferente, pensar en forma diferente y vivir
diferentemente en todas las áreas de la vida. Sin embargo, el Israel rebelde insistió en tratar de ser más
y más parecido a las naciones no creyentes que los rodeaban. Los creyentes del Nuevo Testamento
poseen un mandato similar de vivir en una manera que cause que los no creyentes pregunten la razón
de la esperanza por la cual viven los creyentes (1 P 3:15) Ningún otro pueblo debiera vivir la vida en la
forma en que ellos lo hacen.

¿Cómo deberían los creyentes manifestar el aspecto incompatible de la santidad?

Ellos deberían evitar y detestar el pecado. Su comportamiento debería mostrar el carácter de Dios en
lugar del [carácter] de la humanidad caída. Demarest recomienda cuatro medios para vencer el pecado
y crecer en semejanza a Cristo: (1) Identificar la parte de Dios y la del cristiano en la santificación, (2) ser
lleno del Espíritu, (3) cultivar el fruto del Espíritu y (4) imitar a Cristo. Eugene Merrill habla de los efectos
de la santificación del creyente en los siguientes términos: «Cuando la santidad de Dios es reconocida y
mostrada tiene el efecto de silenciar las demandas orgullosas de los hombres arrogantes y rebeldes».
Eso es lo que ocurre cuando los creyentes viven una vida santa.

Poniendo en orden los estratos de santificación

Los creyentes deben tener cuidado de esgrimir referencias bíblicas a la santificación inicial como si
fueran textos referidos a la santificación progresiva. A primera vista Efesios 5:26 «…para santificarla,
habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra…», puede referirse a la Palabra de Dios
como el agente santificador para la Iglesia. Sin embargo, un examen cuidadoso del texto demuestra que
la Palabra de Dios lava a la iglesia en salvación y la prepara para su santificación posicional. Este texto de
efesios contiene, dentro del mismo, los debates que plagan el tema referente a la diferencia entre
justificación y santificación. Tres cláusulas de propósito —cada una introducida por la palabra
(ina</span, hina>— siguen a la declaración de que Cristo amó y se dio así mismo en favor de la iglesia (v.
25). El texto identifica los tres propósitos como: (1) Lavar la iglesia por la Palabra (v. 26); (2) presentarse
la iglesia a sí mismo (v. 27a) y (3) a fin de que la iglesia pueda ser santa y sin mancha (v. 27b).
Gramaticalmente “la palabra” se relaciona con el “lavado”, que, a su vez, se relaciona con “limpiado”.
Hoehner hace la observación de que «limpieza tiene que ver con el aspecto negativo, aquel de ser
limpiado del envilecimiento del pecado, mientras que la santificación es el aspecto positivo, aquel de ser
puesto aparte para Dios. Ambas son dos lados de la misma moneda». De tal manera Efesios 5:26 se
refiere a la santificación posicional “que sirve como el fundamento para” la santificación progresiva.

¿A qué se refiere “la palabra” en éste texto? Sólo una vez de los ocho usos que hace Pablo (hrema)
significa otra cosa que no sean palabras, o de Dios o de Cristo. Hoehner argumenta que aquí se refiere a
«la palabra predicada del amor de Cristo por la iglesia». Aunque el apóstol obviamente habla acerca de
una santidad final, para la iglesia, en el futuro «…la aplicación para la iglesia actual no es menos
apropiada, aunque en el futuro la santificación será completa, pero el proceso está en marcha. La
santidad de vida para los creyentes es encarecida.» (4:17-32)

La Primera Epístola de Pedro 1:2 «…según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra
santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Que la gracia y la paz
os sean multiplicadas» (LBLA), contiene una referencia directa a la santificación inicial. Sin embargo, en
el siguiente contexto, Pedro aclara que ésta santificación debe ser expresada o demostrada
exteriormente: «…sino que así como Aquél que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en
toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo» (vv. 15-16; ver Fil
2:12-13).

Conclusión

Al ser invitados a participar en una forma de vida que pertenecía a los días previos a la salvación, los
creyentes necesitan responder: «Lamento no poder asistir porque recientemente morí». Ellos murieron
en Cristo. Ahora su vida es de Él y no de ellos.

La posición que uno ocupe depende de donde uno se siente. Nosotros estamos sentados con Cristo en
los [lugares] celestiales (Ef 2:6). Por ejemplo, cuando el Presidente de los Estados Unidos tiene que dar
su discurso sobre el estado de la Unión, los Republicanos se sientan a un lado y los Demócratas en el
otro. Ellos se sientan en donde está la posición que políticamente ocupan. La posición del creyente
consiste en la santidad de Cristo. Por consiguiente, el debe caminar en esa santidad y ser transformado,
por niveles, a Su imagen gloriosa. La santificación es obra del Dios Triuno —especialmente del Espíritu
Santo, la Palabra de Dios y el creyente. Los creyentes deben manifestar la santidad de Dios en todas las
áreas de la vida y deben crecer en esa santidad desde el momento de la salvación hasta el día en que
tengan que partir de éste mundo.

Nota del traductor

Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, han sido tomadas de la Biblia de las
Américas (LBLA). Copyright ©1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation. Usadas con permiso.

References

1. ↑Ver Eugene H. Merrill, Dominio Eterno: Una Teología del Antiguo Testamento, Nashville: Edit. B
& H, 2006) 56: «Por santo se quiere decir, al menos, dos cosas: (1) que Dios está separado de todo lo
demás que existe… y (2) que su santidad es traducida en perfección ética y moral».

2. ↑C.E.B. Cranfield, Un Comentario Crítico y Exegético sobre la Epístola a los Romanos, 2 vols., ICC
(Londres: T & T Clark, 2004) 2:757. Schreiner refuta el punto de vista de Cranfield de que Pablo asiste a
Cristo (“El sacrificio ofrecido a Dios por Cristo”, 2:757) presentando tres razones por las que el texto
coloca a Pablo desempeñando la función sacerdotal (Thomas R. Schreiner, Romanos, Comentario
Exegético Baker sobre el Nuevo Testamento [Grand Rapids: Baker para Académicos, 1998] 766).

3. ↑La palabra griega para “ocuparse” en Filipenses 2:12 es katergazomai. En Romanos 1:27 el
deseo interno, antinatural resulta en actos indecentes de homosexualidad, y en 7:8 la ley causa que la
naturaleza pecaminosa se manifieste a sí misma en forma de codicia. De la misma manera, la ausencia
de bien interno resulta en la ausencia de una obra exterior de bien en la vida (7:18).

4. ↑Moisés Silva, Santificación, en Enciclopedia Baker de la Biblia, ed. por Walter A. Elwell y Barry J.
Beitzel (Grand Rapids: Baker, 1988) 2:1900. Ver también, Anthony A. Hoekema, La Perspectiva
Reformada, en Cinco Perspectivas de la Santificación, por Melvin E. Dieter et al., Contrapuntos (Grand
Rapids: Zondervan, 1987) 85-86. «Llegamos a la conclusión de que la vida cristiana debe ser una vida
formada por la ley… Por lo tanto, la ley es uno de los medios más importantes por medio de la cual Dios
nos santifica» (ibid. 88).

5. ↑John F. Walvoord, Respuesta a Hoekema, en Cinco Perspectivas de la Santificación 101: «En


general, todos pueden estar de acuerdo en que los cristianos están bajo la ley moral, como está
claramente indicado en el Nuevo Testamento. Aunque la ley moral condena, también demuestra la
santidad de Dios y provee una norma para la vida cristiana». Sobre la falacia de dividir la ley en moral,
civil y ceremonial, véase William D. Barrick “El Pacto Mosaico”, MSJ 10/2 (Otoño 1999) 230-32.
6. ↑Ludwig Koehler y Walter Baumgartner, eds., Léxico Hebreo y Arameo del Antiguo Testamento,
2 vols., revis. por Walter Baumgartner y Johann Jakob Stamm, trad. y ed. por M.E.J. Richardson (Leiden;
Los Países Bajos: E.J. Brill, 2000) 2:1003. El hebreo bíblico posee una cantidad de verbos estativos con
implicaciones causativas en Qal: “vestido” o “ponte ropa” (Sal 93:1); “fuerte” o “fortalecer” (2 Crón
28:20); “secar” (Os 13:15). Aun los fientivos en Qal pueden ser causativos: “destruir”; “causar dolor,
herir”.

7. ↑Ver. Bruce Demarest, La Cruz y la Salvación, Fundamentos de Teología Evangélica (Wheaton,


Ill.: Crossway, 1997) 424-29. Demarest resume el involucramiento de los santos del siguiente modo: «La
Santificación es una empresa cooperativa; el Espíritu bendice a los creyentes con la gracia santificadora,
sin embargo estos últimos deben cooperar fielmente con el primero. La fe sola justifica, pero la fe en
unión con nuestros esfuerzos concertados santifica» (425).

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