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Batalla de Ayacucho

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Batalla de Ayacucho

Parte de la Independencia del Perú y la Guerra de


independencia hispanoamericana

Óleo de la batalla de Ayacucho, una obra de Martín Tovar y


Tovar

Fecha 9 de diciembre de 1824

Lugar Ayacucho, Perú

Coordenadas
13°02′33″S 74°07′54″OCoordenadas:
13°02′33″S 74°07′54″O (mapa)

Resultado Decisiva victoria del Ejército Unido


Libertador.

Consecuencias Firma de la Capitulación de Ayacucho y fin


de las grandes campañas en América del
Sur.

Beligerantes

Gran Colombia Imperio español


República Peruana

Comandantes

Antonio José de Sucre José de la Serna (WIA)


José María Córdova José de Canterac
José de La Mar
Agustín Gamarra

Unidades militares

Ejército Unido Ejército Real del Perú


Peruano Colombiano
libertador del Perú

Fuerzas en combate
5.780123-8.5004 soldados 6.90667-9.310178soldados
1-2 piezas de artillería y 14 piezas de artillería y
servidores135 servidores19

Bajas
370 muertos y 609 heridos10 1.800 muertos,1011 700
heridos1011 y 2.000-3.000
prisioneros1213

[editar datos en Wikidata]

Mapa animado de la revolución hispanoamericana (1808-1825):


Territorios bajo control realista. Territorios bajo control de movimientos independentistas. Territorios
bajo control de la Gran Colombia. España bajo ocupación francesa. España durante la revolución
liberal. Zonas sin un gobierno claro.

La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas


terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el
final definitivo del dominio administrativo español en América del sur. La batalla se
desarrolló en la Pampa de Quinua en Ayacucho,14 Perú, el 9 de diciembre de 1824.
La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente
militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con
una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. No obstante, España no
renunció formalmente a la soberanía de sus posesiones continentales americanas
hasta 1836. El tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de
agosto de 1879 en París.

Índice

 1Antecedentes
o 1.1Los sucesos de 1824
 1.1.1Tregua en Buenos Aires y motín en el Callao
 1.1.2Rebelión de Olañeta
 2La Campaña de Ayacucho
o 2.1Orden de batalla
 2.1.1Ejército Libertador
 2.1.2Ejército Real del Perú
 2.1.2.1Europeos en el ejército del virrey La Serna
o 2.2Desarrollo de las acciones
o 2.3La capitulación de Ayacucho
o 2.4Teorías conspirativas sobre la batalla de Ayacucho
 3El Alto Perú tras la batalla de Ayacucho
o 3.1El nacimiento de Bolivia
o 3.2Declaración de la independencia de Bolivia
 4Reconocimiento a los combatientes
o 4.1Reconocimientos a Sucre
 5Notas al pie
 6Bibliografía
 7Enlaces externos

Antecedentes[editar]
En el año 1820 España entró en una crisis política por el pronunciamiento contra el rey
Fernando VII y la restauración de la Constitución Liberal, apoyada por el general Rafael de
Riego, quien sublevó la expedición de 20.000 soldados para auxiliar a los realistas
de América. Esto acabó para siempre con las expediciones de refuerzos de España, que
desde entonces no se aprestaron para ningún lugar de América, y motivó que los dos
grandes virreinatos, del Perú y de Nueva España, que hasta el momento habían contenido
el avance de la revolución hispanoamericana tomasen caminos opuestos.
En México los monárquicos, afianzados tras destruir a los insurgentes, concluyen su
separación de la España Liberal mediante el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba y el
pacto trigarante. En el Perú, por el contrario, el virrey Pezuela estaba desacreditado por la
derrota de la expedición de Mariano Osorio en Chile y debilitado por la expedición a
Lima de José de San Martín. El virrey absolutista fue derrocado finalmente por el
general José de la Serna el 29 de enero de 1821 en el golpe militar de Aznapuquio, quien
proclamó entonces su adhesión a la Constitución liberal española.
Los independentistas comenzaron en Cerro de Pasco una prometedora campaña para
derrotar al Ejército Real del Perú mandado por el virrey La Serna. Pero los realistas, bajo
una sólida subordinación militar, destruyeron sucesivos ejércitos independientes. El
primero en la batalla de Ica, comandado por los patriotas Domingo Tristán y Agustín
Gamarra. Un año después en las campañas de Torata y Moquegua aniquilaron
la Expedición Libertadora dirigida por Rudecindo Alvarado, retirado José de San Martín
tras la Entrevista de Guayaquil. El año 1823 terminaba con la inesperada destrucción de
otro ejército patriota comandado por Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra, en otra
campaña abierta sobre Puno, que comenzó con la batalla de Zepita, que ocupó la ciudad
de La Paz el 8 de agosto, consiguiendo llegar a Oruro en el Alto Perú. El virrey La Serna
terminó la campaña de Zepita desbandando las tropas aisladas de Santa Cruz
y recuperando Arequipa tras batir a Antonio José de Sucre, quien reembarcó a los
colombianos el 10 de octubre de 1823.
Finalmente, lo que restaba de optimismo se apagaba por las acusaciones de traición
contra los presidentes peruanos José de la Riva Agüero y José Bernardo de Tagle. Riva
Agüero deportó diputados del Congreso del Perú y organizó un congreso paralelo
en Trujillo, y luego de ser declarado reo de alta traición por el Congreso del Perú15 fue
desterrado a Chile. En cambio Torre Tagle buscaba firmar una paz sin batallas con el
virrey La Serna, por lo cual fue a entrevistarse con los realistas. Este acto fue considerado
por Simón Bolívar como traición. Tagle dispuso que todas las fuerzas a su mando
apoyaran a Bolívar para hacer frente al enemigo, mientras éste buscaba capturarlo para
fusilarlo.16 José Bernardo de Tagle encontró refugio con los realistas en la asediada
fortaleza del Callao.
Fue así que al culminar el año de 1823, a pesar de sus contundentes triunfos realistas en
los anteriores hechos de armas y mientras el recién llegado Bolívar escribía solicitando
refuerzos de Colombia, y preparaba activamente la que sería la campaña final contra el
Ejército Real del Perú, la situación empezaba a tornarse crítica para los sostenedores de la
causa del rey:
"..El virrey la Serna por su parte, sin comunicaciones directas con la Península, con las más
melancólicas noticias del estado de la metrópoli... y reducido por lo tanto a sus propios y exclusivos
recursos pero confiando notablemente en la decisión, en la unión, en la lealtad y en la fortuna de sus
subordinados, aceleraba también la reorganización de sus tropas y se aprestaba a la lucha que
miraba próxima con el coloso de Costa-firme. Un triunfo más para las armas españolas en aquella
situación, haría ondear de nuevo el pabellón castellano con inmarcesible gloria hasta el mismo
Ecuador; pero otra suerte muy distinta estaba ya irrevocablemente escrita en los libros del
destino. .."
Gnrl. Andrés García Camba.17

Los sucesos de 1824[editar]


Tregua en Buenos Aires y motín en el Callao[editar]
Artículo principal: Sublevación del Callao

El historiador Rufino Blanco Fombona dice que "Todavía en 1824 Bernardino


Rivadavia pacta con los españoles, estorbando así la campaña de Ayacucho":18 el 4 de
julio de 1823, Buenos Aires concluyó una tregua con los comisionados españoles
(Convención Preliminar de Paz (1823)) que le obligaba a mandar negociadores a los
demás gobiernos sudamericanos para que pueda tener efecto la misma.19 Se estipulaba
que las hostilidades cesarían 60 días después de su ratificación y subsistiría durante un
año y medio, mientras se negociaría un tratado definitivo de paz y amistad. Con este
motivo se reunieron en la ciudad de Salta Juan Gregorio de Las Heras con el
brigadier Baldomero Espartero, sin alcanzar acuerdo alguno. Entre otras medidas tomadas
por el virrey para contener su inminente rebelión, el 10 de enero de 1824 se le ordenó a
Olañeta:
Advierto a V.E. que no debe disponer ninguna expedición en dirección alguna sobre las provincias
de abajo sin expresa orden mía pues además de que en Salta están reunidos para tratar de
negociar, el General Las Heras por parte del Gobierno de Buenos Aires y el Brigadier Espartero por
la de este superior Gobierno (...)20

Rivadavia creía que el proyecto establecería la paz y paralizó el esfuerzo de las


autoridades de Salta sobre el Alto Perú, negando auxilios y retirando los puestos
avanzados,21 dañando la causa del Perú.
Al respecto, el historiador y militar de origen irlandés Daniel Florencio O'Leary opinó que
con esa tregua "Buenos Aires se ha retirado implícitamente de la contienda",22 y que "el
Gobierno de Buenos Aires pacta con los españoles, con perjuicio de la causa
americana".23
El 1 de enero de 1824 Bolívar cayó gravemente enfermo en Pativilca. En esas fechas llegó
a Lima Félix Álzaga, ministro plenipotenciario de las Provincias Unidas del Río de la
Plata para solicitar al Perú su adhesión a la tregua y que fue rechazada por el Congreso
Peruano. Pero asimismo desde el 4 de febrero de 1824 se sublevó el acuartelamiento del
Callao compuesto por el total de la infantería argentina de la Expedición Libertadora, junto
con algunos chilenos, peruanos y colombianos: cerca de 2000 hombres, que además se
pasaron a los realistas,24 enarbolando el pabellón español y entregando las fortalezas del
Callao. El regimiento de granaderos a caballo de los Andes también se amotinó en Lurín el
14 de febrero, dos escuadrones se dirigieron al Callao para unirse a sublevados, pero al
saber que se habían pasado a los realistas, un centenar de ellos con los jefes del
regimiento se dirigieron a Lima para unirse a Bolívar. El cuerpo fue luego reorganizado por
el general Mariano Necochea por orden de Simón Bolívar..
Ante tales sucesos,25 el ministro de Colombia, Joaquín Mosquera, «temiendo la ruina de
nuestro ejército» preguntó:«¿Y qué piensa Ud. hacer ahora?», a lo que Bolívar, con tono
decidido, le respondió:
¡Triunfar!
Simón Bolívar, Pativilca, 1824.

El Sitio de El Callao prolongó la guerra hasta 1826, además inmediatamente desembocó


en la ocupación de Lima por Canterac, y se afirma que en mayo de 1824 con una acción
militar contra Bolívar "habrían dado el último golpe a la independencia de esta parte de
América".26
Rebelión de Olañeta[editar]
Artículo principal: Rebelión de Olañeta

Sorpresivamente, al comenzar el año 1824, todo el ejército realista del Alto Perú se
sublevó junto al caudillo absolutista español Pedro Antonio Olañeta contra el Virrey del
Perú, tras saberse que en España había caído el gobierno Constitucional. Efectivamente,
el monarca Fernando VII de España y sus partidarios absolutistas, recuperaban el
gobierno apoyados por 132.000 soldados franceses del ejército de la Santa Alianza, que
ocupará España hasta 1830. Rafael del Riego moría ahorcado el 7 de
noviembre de 1823 y los propulsores del movimiento liberal fueron ajusticiados,
marginados o exiliados de España. El 1 de octubre de 1823 el monarca decretaba la
abolición de todo lo aprobado durante los tres años de gobierno constitucional, lo que
anulaba el nombramiento de La Serna como Virrey del Perú. El alcance de la purga sobre
los constitucionales de Virreinato del Perú parecía infalible.
El último virrey del Perú, José de la Serna e Hinojosa, Conde de los Andes.

Olañeta ordena el ataque de los realistas altoperuanos contra los constitucionales del
virreinato peruano.27 La Serna cambió sus planes de bajar a la costa para batir a Bolívar, y
mandó a Jerónimo Valdés con una fuerza de 5000 veteranos a cruzar el río Desaguadero,
lo que se llevó a cabo el 22 de enero de 1824, para dirigirlo a Potosí contra su antiguo
subordinado, Las Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú del oficial
peninsular Andrés García Camba (1846) detallan el trastorno que los sucesos del Alto
Perú produjeron en los cálculos defensivos del virrey. Tras una prolongada campaña en
las batallas de Tarabuquillo, Sala, Cotagaita, y finalmente la Lava el día 17 de agosto de
1824, ambas fuerzas realistas, del Virreinato del Perú (liberales) y de las provincias del
Alto Perú (absolutistas), se diezmaron mutuamente.
Bolívar, en comunicación con Olañeta, aprovechó el desmontaje del aparato defensivo
realista para "movernos en todo el mes de mayo contra Jauja", y enfrentarse a José de
Canterac aislado en Junín el 6 de agosto de 1824. Dio comienzo entonces una incesante
persecución con la consecuente deserción de 2.700 realistas, que seguidamente
engrosaban las filas independientes. Finalmente el 7 de octubre de 1824, con sus tropas a
las puertas del Cuzco, Bolívar entregó al general Sucre el mando del nuevo frente de
batalla, que recorría el curso del río Apurímac, y se retiró a Lima para tomar de la capital
más empréstitos para sostener la guerra en el Perú, y recibir una división colombiana de
4.000 hombres despachada por [[Francisco de Paula Santander ]] que no llegaría sino
después de Ayacucho.28

La Campaña de Ayacucho[editar]

El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

La desintegración del cuerpo de observación de Canterac obligó a La Serna a llevar desde


Potosí a Jerónimo Valdés, quien acudió a marchas forzadas con sus soldados. Reunidos
los generales realistas, y a pesar de las muestras de sincera adhesión del Cusco, el virrey
descartó un asalto directo por la falta de instrucción de sus milicias, aumentadas mediante
reclutas masivas de campesinos unas semanas antes. Por el contrario intentó cortar la
retaguardia de Sucre a través de maniobras de marchas y contramarchas, que se
sucedieron desde el Cusco hasta el encuentro en Ayacucho, a lo largo de la cordillera
andina. De esta forma, los realistas buscaron un golpe de mano que obtuvieron el 3 de
diciembre en la batalla de Corpahuaico o Matará, donde a costa de tan solo 30 hombres
ocasionaron al ejército libertador más de 500&nababs;bajas y la pérdida de buena parte
del parque y la artillería. Pero Sucre y su estado mayor lograron mantener la organización
de la tropa e impidieron al virrey explotar ese éxito local. Aún a costa de sensibles pérdidas
en hombres y material Sucre mantuvo al Ejército Unido en repliegue ordenado, y siempre
situado en posiciones aseguradas, de difícil acceso como el campo de Quinua.
Otro libro de memorias, In the service of the Republic of Peru del general Guillermo Miller,
ofrece la visión de los independentistas. Además del talento de Bolívar y el de Sucre,
el Ejército Unido se nutrió de buena parte de la experiencia militar del siglo: el batallón
Rifles del ejército de Colombia, se encontraba compuesto de
tropas mercenarias europeas, que en su mayoría eran voluntarios británicos. Esta unidad
sufrió considerables bajas en Corpahuico. También se encontraban entre sus filas
veteranos de la Independencia española, norteamericana, y Guerras de Independencia
Hispanoamericana hasta casos como el mayor de origen alemán Carlos Sowersby,
veterano de la batalla de Borodino contra Napoleón Bonaparte en Rusia.
Los realistas habían consumido sus recursos en una guerra de movimientos sin haber
logrado obtener una victoria decisiva sobre el ejército libertador. Por la extrema dureza de
las condiciones de una campaña en la cordillera andina, ambos ejércitos quedaron con el
número de sus tropas seriamente reducidas por enfermedad y deserción, que afectó en el
mismo grado a los independientes, y que igualmente se focalizó en milicias carentes de
instrucción militar o la recluta formada de prisioneros enemigos. Los jefes realistas se
habían posicionado en las alturas del cerro Condorcunca (en quechua: cuello de cóndor),
una buena posición defensiva que no podían sostener dado que en menos de cinco días
se verían obligados a retirarse por la hambruna de la tropa, lo que equivalía a la dispersión
de su ejército y una segura derrota por la próxima llegada de refuerzos de Colombia,
motivo por el cual se vieron impulsados a tomar una decisión desesperada: la batalla de
Ayacucho daba comienzo.
Orden de batalla[editar]
Orden de batalla
Patriotas Realistas

Comandante en Jefe Comandante en Jefe

 Antonio José de Sucre  José de La Serna


Oficialidad Oficialidad

 jefe de estado mayor Agustín Gamarra  José de Canterac, jefe de estado mayor
 primer ayudante de campo Francis Burdett
O'Connor
División Valdés

División del Perú (Izquierda), jefe de  Batallón del Centro (ex-Azángaro); jefe: Felipe
división José de La Mar Rivero
 Batallón Cantabria; jefe: Antonio Tur
 Batallón de Línea número 1, jefe Francisco de  Batallón Voluntarios de Castro; jefe: José
Paula Otero Hugue
 Batallón de Línea número 2 (Trujillo), jefe  Batallón 1.º del Imperial Alejandro (ex-
Ramón Gonzales Extremadura); jefe: Francisco Palomares †
 Batallón de Línea número 3 (Callao), jefe
Miguel Benavides
 Batallón de la Legión Peruana, jefe José María
Plaza División González Villalobos

 Batallón 1.º del regimiento del Cuzco;


División 1º de Colombia (Reserva), jefe jefe: Joaquín Rubín de Celis †
de división Jacinto Lara
 Batallón 2.º del Imperial Alejandro; jefe:
Domingo Alonso †
 Batallón Vencedores, jefe Ignacio Luque  Batallones 1.º y 2.º del Gerona; jefe: Domingo
 Batallón Batalla Pantano de Vargas, jefe José Echezarraga
Trinidad Moran  Batallón Fernando VII; jefe: José Carratala
 Batallón Rifles, jefe Arthur Sandes

División Monet
División 2º de Colombia (Derecha), jefe
de división José María Córdova  Batallón Guías del General (del Alto Perú);
jefe: Joaquín Bolívar
 Batallón Bogotá, jefe León Galindo  Batallón 2.º del regimiento del Cusco; jefe:
 Batallón Voltígeros, jefe Pedro Guash Francisco Villabase †
 Batallón Pichincha, jefe Manuel León.  Batallón Burgos; jefe: Juan A. Pardo
 Batallón Caracas, jefe José Leal  Batallón Victoria (ex-Talavera); jefe: Manuel
Sánchez
División de Caballería, jefe de división William  Batallón Infante don Carlos (ex-Real de
Miller Lima); jefe: Mariano Cucalón †

 2 escuadrones de Húsares de
Junín, jefe Isodoro Suárez División Ferraz (caballería)

 1 escuadrón de Granaderos a Caballo de


 Dragones de San Carlos, jefe: Jerónimo
los Andes[29
Villagra
 2 escuadrones de Granaderos  Granaderos de la Guardia; jefe: Valentín
de Colombia, jefe Lucas Carvajal. Ferraz
 Dragones de la Unión; jefe: Ramón Gómez de
 2 escuadrones de Húsares Bedoya
de Colombia, jefe José Laurencio Silva  Húsares de Fernando VII; jefe: Felipe
Fernández
origen de las tropas[mostrar]
 Dragones del Perú; jefe: Dionisio Marcilla
 Alarbaderos del Virrey (cuerpo honorífico de
los virreyes del Perú)

origen de las tropas[mostrar]

Existe un debate en torno a las cifras de combatientes ya que la cifra de realistas del parte
de batalla de Sucre se tomó en realidad del listado militar español capturado con el
número de hombres al salir del Cuzco. Pero hay que tener presente que unos y otros
comenzaron la campaña con un estado inicial de fuerza de ejércitos (8500 independientes
vs. 9310 realistas) que disminuyeron su número en las semanas siguientes de campaña,
hasta el mismo día de la batalla (5780 independientes vs. 6906 leales) por las razones
expuestas anteriormente. En el campo de batalla los realistas sumaban 5876 infantes y
1030 de caballería.

Batalla de Ayacucho

Ejército Libertador[editar]

 Comandante: general Antonio José de Sucre


 Jefe del Estado Mayor - general Agustín Gamarra
 Caballería – general Guillermo Miller
 Primera División - general José María Córdova (2300 hombres)
 Segunda División - general José de La Mar (1580 hombres)
 Reserva - general Jacinto Lara (1700 hombres)
Antes del inicio de la batalla, el general Sucre arengó a sus tropas:
"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a
coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del
Perú!."
Antonio José de Sucre

Nuestra linea formaba un ángulo; la derecha, compuesta de los batallones Bogotá, Boltijeros,
Pichincha y Caracas, de la primera division de Colombia, al mando del señor general Córdova. La
izquierda de los batallones 1.° 2.° 3.° y legion peruana, con los húsares de Junin, bajo el ilustrisimo
señor general La Mar. Al centro, los granaderos y húsares de Colombia, con el señor general Miller;
y en reserva los batallones Rifles, Vencedor y Bargas, de la primera division de Colombia, al mando
del señor general Lara.
Parte de la batalla de Ayacucho

Nótese que el mariscal Sucre omite mencionar en el parte a los Granaderos a Caballo del
Río de la Plata. El general Miller en su Memoirs of General Miller: in the service of the
republic of Peru da la composición completa de las fuerzas al mando de Sucre:
División Cordova (en la derecha): Bogota, Caracas, Voltigeros, Pichincha.
Caballeria, Miller (al centro): Regimientos Hussares de Junin, Granaderos de Colombia, Hussares
de Colombia, Granaderos a Caballo de Buenos Aires.
Division La Mar (flanco izquierdo): Legión, N° 1, N° 2, N° 3.
Division Lara (en reserva): Vargas, Vencedores, Cazadores.40

La afirmación de Miller, respecto de que los Húsares de Junín estaban en su división,41


contradice lo que Sucre dice en el parte.
Ejército Real del Perú[editar]

 Comandante: virrey José de La Serna


 Comandante de Caballería – brigadier Valentín Ferraz
 Jefe del Estado Mayor – teniente general José de Canterac
 División de Vanguardia - general Jerónimo Valdés (2006 hombres)
 Primera División - general Juan Antonio Monet (2000 hombres)
 Segunda División - general Alejandro González Villalobos (1700 hombres)
 División de Reserva - general José Carratalá (1200 hombres)
Los Españoles bajaron velozmente sus columnas, pasando á las quebradas de nuestra izquierda los
batallones Cantabria, Centro, Castro, 1° Imperial y dos escuadrones de húsares con una batería de
seis piezas, formando demasiadamente su ataque por esa parte. Sobre el centro formaban los
batallones Burgos, Infante, Victoria, Guias y 2° del primer Regimiento, apoyando la izquierda de éste
con los tres escuadrones de la Unión, el de San Carlos, los cuatro de los Granaderos de la Guardia
y las cinco piezas de artillería ya situadas; y en la altura de nuestra izquierda los batallones 1 y 2 de
Gerona, 2° Imperial, 1° del primer Regimiento, el de Fernandinos, y el escuadrón de Granaderos de
Alabarderos del Virrey.42

Europeos en el ejército del virrey La Serna[editar]


Véase también: Realistas en América

El número de soldados naturales de España que combatieron en Ayacucho ha sido


acotado por los mismos testimonios posteriores a la contienda. En el año 1824 los
europeos combatiendo en todo el virreinato ascendían a 1.500 según el brigadier García
Camba, mientras que según el comisario regio Diego Cónsul Jove Lacomme el número
total de europeos era de 1.200, y de los que solo 39 hombres formaban en la división del
Alto Perú.43
Para el 9 de diciembre, día en que se libró la batalla de Ayacucho, y de acuerdo a
publicaciones posteriores, los europeos en el ejército del virrey aproximadamente eran 500
hombres según García Camba,44 mientras que Bulnes cita 900 "desde el virrey al último
corneta", apoyándose en el diario del capitán Bernardo F. Escudero y Reguera, oficial del
Estado Mayor de Valdés.45 Pero el testimonio del general Jerónimo Valdés le refuta
corroborando la cifra de 500 hombres "de soldado a jefe".46
Del número referido de prisioneros realistas capturados tras la batalla de Ayacucho, 1.512
eran americanos, mientras que 751 eran españoles, con lo que se deduce que el número
de combatientes peninsulares al mando del virrey La Serna puede estar en torno a esa
cifra.4748
Desarrollo de las acciones[editar]

Croquis de la batalla de Ayacucho.49


A. Posiciones realistas en la noche del 8 al 9
B. Maniobra preparatoria para el ataque realista
C. Marcha de los batallones al mando del coronel Rubín de Celis
D. Maniobra y ataque de la división Monet
E. Ataque de la vanguardia de Valdés sobre la casa ocupada por los independentistas
F. Carga de la caballería realista
M. Avance y dispersión de los batallones de Gerona parte de la reserva realista
K. Batallón Fernando VII, última reserva realista

El dispositivo organizado por los planes de Canterac preveía que la división de vanguardia
de Valdés rodease en solitario la agrupación enemiga, cruzando el río Pampas para fijar
en el terreno a las unidades de la izquierda de Sucre, lo que se realizaba en la primera
fase de la batalla. Mientras, el resto del ejército realista descendía frontalmente desde el
cerro Condorcunca, abandonando sus posiciones defensivas y cargando contra el grueso
del enemigo al que esperaba encontrar desorganizado, quedarían en reserva los
batallones Gerona y Fernando VII dispuestos en segunda línea para ser enviados a donde
fueran requeridos.
Sucre se dio cuenta inmediatamente de la arriesgada maniobra, que resultaba evidente en
la medida que los realistas se encontraban en una pendiente, imposibilitados de camuflar
sus movimientos. El coronel español Joaquín Rubín de Celis, que mandaba el Regimiento
primero del Cuzco, y que debía proteger el emplazamiento de la artillería, que aún se
encontraba despiezada y cargada en sus mulas, se adelantó impetuosamente al llano muy
prematuramente, interpretando defectuosamente órdenes directas del Virrey "se arrojó
solo y del modo más temerario al ataque" donde su unidad fue destrozada y él mismo
muerto en el decisivo contraataque de la división de Córdova, que entonces avanza en
compactas formaciones de línea, y que con un fuego eficaz también empuja atrás a los
dispersos tiradores de la división de Villalobos, acabados de descender en formaciones
de Guerrilla. La división de Córdova, apoyada por la caballería de Miller, acometió
directamente a la masa desorganizada de tropas realistas que sin poder formar para la
batalla descendían en hileras de las montañas, fue en este ataque que el general José
María Córdova pronunció su famosa frase "División, armas a discreción, de frente, paso de
vencedores".

Carga de la caballería llanera venezolana en la batalla de Ayacucho.

Viendo el descalabro que había sufrido su izquierda, el general Monet, sin esperar que su
caballería formara en el llano, cruzó el barranco y a la cabeza de su división se lanzó sobre
la de Córdova logrando formar en batalla a dos de sus batallones pero prontamente
atacado por la división independentista fue envuelto antes que el resto de sus tropas
pudieran formar también en batalla. Durante estas acciones Monet fue herido y tres de sus
jefes muertos. Los dispersos de su línea arrastraron en su retirada a las masas de
milicianos. La caballería realista al mando de Ferraz cargó sobre los escuadrones
enemigos que acosaban la izquierda de Monet, pero que apoyados por el vivo fuego de su
infantería causaron una enorme cantidad de bajas en los jinetes de Ferraz cuyos
sobrevivientes fueron obligados a volver grupas y retirarse del campo de batalla.
En el otro extremo de la línea, la segunda división de José de La Mar apoyada por el
batallón Vargas de la tercera división de Jacinto Lara detuvieron juntas la acometida de los
veteranos de la vanguardia de Valdés que se habían lanzado a tomar la solitaria casa
ocupada por algunas compañías independentistas, las cuales fueron arrolladas en
principio y obligadas a retroceder, y serían reforzadas por la carga de los Húsares de
Junín bajo la dirección de Miller y luego por los granaderos a caballo volvieron al ataque,50
al que se sumaría luego la victoriosa división de Córdova.
El Virrey La Serna y demás oficiales intentaron restablecer la batalla y reorganizar a los
dispersos que huían y el mismo general Canterac dirigió la división de reserva sobre la
llanura. Sin embargo los reclutados de los batallones Gerona no eran los mismos que
habían vencido en las batallas de Torata y Moquegua, pues durante la rebelión de Olañeta
habían perdido a casi todos sus veteranos e incluso a su antiguo comandante Cayetano
Ameller. Esta tropa compuesta por soldados forzados a combatir se dispersó antes de
enfrentar al enemigo siguiéndole luego tras una débil resistencia el disminuido batallón
Fernando VII. A la una de la tarde el virrey había sido herido y hecho prisionero junto a
gran número de sus oficiales, y aunque la división de Valdés seguía combatiendo en la
derecha de su línea, la batalla estaba ganada para los independentistas. Las bajas
confesadas por Sucre fueron 370 muertos y 609 heridos mientras que las realistas fueron
estimadas en 1.800 muertos y 700 heridos, lo que representa una elevada mortandad en
combate.

Denis Auguste Marie Raffet - Memorable y decisiva batalla de Ayacucho en el Perú. 1926
Con los diezmados restos de su división Valdés logró retirarse a las alturas de su
retaguardia donde se unió a 200 jinetes que se habían agrupado en torno al general
Canterac y a algunos pocos dispersos de las derrotadas divisiones realistas cuyos
desmoralizados soldados en fuga llegaron incluso a disparar contra los oficiales que
intentaban reagruparlos. Con el grueso del ejército real destruido, el mismo virrey en poder
de los patriotas, y su enemigo Pedro Antonio Olañeta ocupando la retaguardia, los jefes
realistas optaron por la capitulación tras la batalla.
La capitulación de Ayacucho[editar]
Artículo principal: Capitulación de Ayacucho

Capitulación de Ayacucho (óleo de Daniel Hernández).

"Don José Canterac, teniente general de los reales ejércitos de S. M. C., encargado del mando
superior del Perú por haber sido herido y prisionero en la batalla de este día el excelentísimo señor
virrey don José de La Serna, habiendo oído a los señores generales y jefes que se reunieron
después que, el ejército español, llenando en todos sentidos cuanto ha exigido la reputación de sus
armas en la sangrienta jornada de Ayacucho y en toda la guerra del Perú, ha tenido que ceder el
campo a las tropas independientes; y debiendo conciliar a un tiempo el honor a los restos de estas
fuerzas, con la disminución de los males del país, he creído conveniente proponer y ajustar con el
señor general de división de la República de Colombia, Antonio José de Sucre, comandante en jefe
del ejército unido libertador del Perú".

Es el tratado firmado por el jefe de estado mayor realista, Canterac, y el general Sucre al
concluir la batalla de Ayacucho, el mismo 9 de diciembre de 1824. Sus principales
consecuencias fueron varias:

 El ejército realista bajo el mando del virrey La Serna renunciaba a seguir la lucha.
 La permanencia de los últimos soldados realistas en las fortalezas del Callao.
 La República del Perú debió saldar la deuda económica y política a los países que
contribuyeron militarmente a su independencia.
Bolívar convocó desde Lima al Congreso de Panamá, el 7 de diciembre, para la unidad de
los nuevos países independientes. El proyecto fue ratificado únicamente por la Gran
Colombia. Cuatro años más tarde la Gran Colombia, a causa del deseo personal de
muchos de sus generales y de la ausencia de una visión unitaria, terminaría dividiéndose
en las naciones que forman actualmente.
Se rendían los tenientes generales, virrey José de la Serna y José de Canterac,
mariscales Gerónimo Valdés, José Carratalá, Juan Antonio Monet y Alejandro González
Villalobos, brigadieres Ramón Gómez de Bedoya, Valentín Ferraz, Andrés García
Camba, Martín de Somocurcio, Fernando Cacho, Miguel María Atero, Ignacio
Landazuri, Antonio Vigil, Juan Pardo de Zela y Antonio Tur y Berrueta, 16 coroneles, 68
tenientes coroneles, 484 mayores u otros oficiales y 2.000 soldados.11
Teorías conspirativas sobre la batalla de Ayacucho [editar]
Escudo honorífico otorgado a los oficiales que participaron en la Campaña de Perú en 1823-24.

La capitulación ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como "la
traición de Ayacucho" y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed.
Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El
historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los
protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, solo
podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos” (Pág. 254). Una
capitulación sin batalla se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes
españoles, de ideas liberales, y acusados de pertenecer a la masonería al igual que otros
líderes militares independentistas, no siempre compartían las ideas del rey
español Fernando VII, un monarca firme sostenedor del absolutismo.
Por el contrario el comandante español Andrés García Camba refiere en sus memorias
como, los oficiales españoles apodados más tarde "ayacuchos", fueron injustamente
acusados a su llegada a España: "señores, con aquello se perdió masónicamente" se les
dijo acusatoriamente, -"Aquello se perdió, mi general, como se pierden las batallas",
respondieron los veteranos de la batalla.

El Alto Perú tras la batalla de Ayacucho[editar]


Artículo principal: Campaña de Sucre en el Alto Perú

Vista del Palacio de Congresos de Bolivia.

Luego del triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el general


Sucre entró en territorio del Alto Perú el 25 de febrero de 1825. Su campaña militar sirvió
para dar visos de legalidad a un proceso de independencia que los mismos insurgentes
altoperuanos ya habían puesto en marcha con la guerra de guerrillas del Alto Perú. Sucre
además mantuvo el orden civil en el país y restableció la administración del gobierno en La
Paz. El general realista Pedro Antonio Olañeta permaneció en Potosí, en donde en enero
recibió al batallón "Unión" procedente de Puno al mando del coronel José María Valdez, y
luego convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar la resistencia en nombre de
Fernando VII. Olañeta distribuyó sus tropas entre la fortaleza de Cotagaita con el batallón
"Chichas" al mando del coronel Medinacelli, mientras Valdez con el "Unión" fue enviado
a Chuquisaca y el propio Olañeta marchó a Vitichi, con 60.000 pesos de oro de la Casa de
la Moneda de Potosí.
No obstante, Cochabamba se sublevó, con el Primer Batallón "Fernando VII" el coronel
José Martínez; seguido en Vallegrande, por el Segundo Batallón "Fernando VII",
deponiendo al brigadier realista Francisco Aguilera el 12 de febrero. El coronel
independentista José Manuel Mercado ocupó entonces Santa Cruz de la
Sierra abandonada por Aguilera el 14 de febrero, mientras Chayanta quedó en manos del
teniente coronel Pedro Arraya, con los escuadrones "Santa Victoria" y "Dragones
Americanos" y en Chuquisaca el batallón "Dragones de la Frontera" del coronel Francisco
López se pronunció por los independentistas el 22 de febrero, con lo cual la mayoría de las
tropas realistas del Alto Perú renunciaban a continuar la lucha frente al poderoso ejército
de Sucre. El coronel Medinaceli con trescientos soldados se sublevó también en contra de
Olañeta y el 1 de abril de 1825 se enfrentaron en el combate de Tumusla que culminó con
la derrota de Olañeta y su muerte al día siguiente. Pocos días después, el 7 de abril, el
general José María Valdez se rindió en Chequelte ante el general patriota Urdininea,
poniendo fin a la guerra en el Alto Perú.
El nacimiento de Bolivia[editar]
Simón Bolívar, con la aprobación del congreso peruano el 23 de febrero de 1825 y
del congreso argentino el 9 de mayo de 1825, ratificó la decisión de Antonio José de
Sucre de convocar un congreso soberano del Alto Perú que manifestó en su declaración
de independencia su deseo de no unirse al Perú o a las Provincias Unidas de Río de la
Plata.
Mediante un decreto la Asamblea determinó que el nuevo estado nacido en el Alto Perú
llevaría el nombre de «República Bolívar», en homenaje al Libertador, designado «Padre
de la República». Se le concede también el supremo poder ejecutivo en forma vitalicia, con
los honores de Protector y Presidente.51 Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la
aceptación del cargo, designando al mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
Declaración de la independencia de Bolivia[editar]
Artículo principal: Declaración de Independencia de Bolivia

Acta de la Independencia de Bolivia en la Casa de la Libertad, Sucre.

Convocada nuevamente la Asamblea Deliberante en Chuquisaca por el mariscal Sucre, el


9 de julio de 1825, y concluida se determinó la completa independencia del Alto Perú, bajo
la forma republicana. Finalmente, el presidente de la Asamblea José Mariano Serrano,
junto a una comisión, redactó el "Acta de la Independencia" que lleva fecha del 6 de
agosto de 1825, en honor a la Batalla de Junín ganada por Bolívar. La independencia fue
declarada por 7 representantes de Charcas, 14 de Potosí, 12 por La Paz, 13
por Cochabamba y 2 por Santa Cruz. El acta de independencia, redactada por el
presidente del Congreso, Serrano, en su parte expositiva dice:
El mundo sabe que el Alto Perú ha sido en el continente de América, el ara donde vertió la primera
sangre de los libres y la tierra donde existe la tumba del último de los tiranos. Los departamentos del
Alto Perú, añade en su parte resolutiva, protestan a la faz de la tierra entera, que sus resolución
irrevocable es gobernarse por sí mismos.
Reconocimiento a los combatientes[editar]
En honor y reconocimiento a los combatientes independentistas de la batalla, se construyó
en 1974, en el lugar de los hechos, un obelisco en conmemoración a la batalla, obra del
artista español Aurelio Bernandino Arias.
De estructura de concreto y revestido en mármol travertino blanco, este monumento se
encuentra ubicado en el Santuario histórico de la Pampa de Ayacucho, en el distrito
de Quinua, Provincia de Huamanga. A 37 km. al noreste de la ciudad de Ayacucho, a
3300 msnm.

Obelisco de la Quinua, en las pampas de la Quinua, Ayacucho, Perú

Reconocimientos a Sucre[editar]

Monumento de la Nación a los Próceres venezolanos de la independencia de america. En el Paseo


Los Próceres (Caracas, Venezuela).

Bolívar, quien redactó y publicó en 1825 su resumen sucinto de la vida del general Sucre,
único trabajo en su género realizado por él, no escatimó elogios ante la hazaña culminante
de su fiel lugarteniente:
"La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La
disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina". Las generaciones venideras esperan la
victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los
americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza".

"Usted. está llamado a los más altos destinos, y yo preveo que Usted. es el rival de mi Gloria.
(Bolívar, Carta a Sucre, Nazca, 26 de abril de 1825) ".

"El Congreso de Colombia hizo entonces a Sucre General en Jefe, y el Congreso del Perú le dio el
grado de Gran Mariscal de Ayacucho,".

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