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El que ve a Dios obtiene todos los bienes que JESÚS Y LA POBREZA DE CORAZÓN
se pueden concebir” DECIMO MANDAMIENTO
¿Por qué nos exige Jesús la «pobreza de corazón»?
Corresponde, por tanto, al pueblo santo luchar, con la gracia de lo alto, para Jesús exige a sus discípulos que le antepongan
obtener los bienes que Dios promete. Para poseer y contemplar a Dios, los a Él respecto a todo y a todos. El
fieles cristianos mortifican sus concupiscencias y, con la ayuda de Dios, desprendimiento de las riquezas –según el
vencen las seducciones del placer y del poder
espíritu de la pobreza evangélica– y el
abandono a la providencia de Dios, que nos
En este camino hacia la perfección, el Espíritu y la con la ayuda de Dios, libera de la preocupación por el mañana, nos
vencen las seducciones del placer y del poder. Esposa llaman a quien les preparan para la bienaventuranza de «los
escucha ( Ap. 22, 17) a la comunión perfecta con Dios. Además el cristiano
pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
ha de estar siempre dispuesto a ser generoso y a compartir sus bienes con
de los Cielos» (Mt 5, 3).
los necesitados. El amor de la Iglesia t de los cristianos hacia los pobres está
inspirado en el evangelio de las bienaventuranzas 89Lucas 6,20-22), en la «El cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre para enriqueceros con su
pobreza de Jesús (Mt.8,20) y en su atención a los pobres (Mt. 12,41-44)
La pobreza tiene un sentido de desprendimiento pobreza» (2 Cor. 8,9)
La pobreza de espíritu es, también, ámbito de oración. Con esto Todos podemos sentir en algún momento el vacío interior. Pero sentirse así
queremos decir que la humildad nos permite abajarnos ante la misericordia de pobre no es sólo negativo. Sólo necesito buscar con todo el corazón a quien
de Dios, que perdona al que es humilde de corazón, ya que “el corazón es el
puede llenar mi vacío y convertir mi pobreza en riqueza. Por eso dice Jesús:
lugar de la búsqueda y del encuentro en la pobreza y en la fe”.
Las obras de misericordia son acciones de caridad mediante las cuales «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de
ayudamos a nuestros prójimos en sus necesidades corporales y espirituales los cielos» (Mt 5, 3)
No hay entrada para nosotros en el Reino de Dios, si no somos pobres de
espíritu. Porque la pobreza es la primera condición para ser accesible,
permeable a Dios. Ella es el punto de partida de la vida cristiana. Si no somos
pobres espiritualmente, no estamos en la fe.
Sabemos que la pobreza de alma no es una cuestión del dinero, sino una
cuestión del corazón. El hecho de que no se posea dinero, no es de por sí una
virtud. No se puede poseer ni un centavo, pero tener la actitud del rico.
Se puede también - si bien raramente - poseer muchos bienes y tener la actitud
del pobre.